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Cuadro cronológico desde fines del siglo XVII al siglo XX. No se analiza una teoría de la
Historia, sino como a través de una serie de herramientas conceptuales los historiadores
pueden producir determinadas cosas. Es por eso que se estudian actores que no están
vinculados directamente con la Historia pero que sus reflexiones interactúan con ella. No se los
estudia a ellos directamente sino desde la mirada que los historiadores formulan. Los
historiadores han tenido un dialogo implícito o explicito con la filosofía y con las ciencias.
Ranke, era un historiador empírico que se atenía a los hechos. Escribió una Historia desde una
perspectiva filosófica. Uno de los que influyeron en él (y en Humboldt) fue Hegel, que por
relación o contraposición le permitió a Ranke definir en qué consiste la Historia y el oficio del
historiador.
Este cuadro cronológico se inicia con el S. XVIII ya que va a existir unas diferencias entre la
historiografía antigua y la moderna.
En la historiografía antigua, los historiadores antiguos (Heródoto, Polibio, Tito Livio, Tucidides)
no tenían una filosofía de la historia ni técnicas. La Historia más segura para un historiador de
ese tiempo, era el tiempo presente, es decir, lo que interpretaban eran los hechos
contemporáneos, ya que en ese tiempo encontraban las fuentes más seguras: los testimonios
(historia oral). Por lo tanto, la premisa de la historiografía antigua es inversa a la moderna, ya
que esta última entiende que el pasado es más confiable que el estudio del presente, por la
existencia de documentos que son más creíbles que los testimonios de las personas. El
historiador moderno cree que se puede colocar en una posición neutral ante ese pasado
mediado a través de las fuentes.
El ¨modo¨ de hacer historia de la historiografía perduró hasta el Siglo XVIII (incluso XIX). En el
Siglo XVIII se da una transformación de la disciplina histórica. Se da una confluencia original
entre dos operaciones. Por un lado, la construcción de un método erudito para trabajar con
fuentes, para extraer lo verdadero de las mismas, para diferenciar lo verdadero de lo falso en
las fuentes. Por otro lado, la ampliación de las fuentes, ya no solo son las fuentes escritas o las
literarias. En este momento nacen las ciencias auxiliares de la Historia, es decir, una serie de
técnicas e instrumentos que a partir de este momento establecen una relación distinta entre el
historiador y el pasado, diferente a la existente con los historiadores antiguos. Este es el
núcleo erudito de la profesión. A su vez, se construyen esquemas intelecticos (esquemas
relacionados a entender) sobre la relación con el pasado, que no presupone una idea de
progreso en la relación pasado-presente, sino que presupone una filosofía que da sentido a la
narración histórica. Esto es posible gracias a la filosofía de la ilustración: filosofía de la historia
(Voltaire). Entonces es la combinación de esquemas interpretativos y de las técnicas de
erudición lo que marca el surgimiento de la historiografía moderna como una práctica
especifica.
Otro autor fundamental de este período fue Gibbon. Él estableció una relación entre los
esquemas interpretativos y la incorporación de hechos.