Está en la página 1de 46

FONDO 2000 ofrece una selección de

los grandes temas y los gral/des Cl/I/ores


de la cultura universal

Semblanza
de Aristóteles
WERNER ] AEGER

Aristóteles fue discípulo de Platón,


maestro y amigo de Alejandro Magno, o

y una de las inteligencias más lúcidas



E
o
'"'o"
que registra la historia de la humanidad. N
,E
o
Su pensamiento filosófico llegó a ejercer
una gran influencia en el desarrollo de las
ideas en el mundo Occidental.

www.fce .com .mx oo1 OO;

I ¡('l:! tX.'ltIIIII 9 789681 653033


@jjlJJJriJfjX«JrJJ ~
WERNERJAEGER

Semblanza
de Aristóteles

. . . . ....
(1.
,
.
. :

:
:

I ~tW tIt'¡.l.It.
@ilJJJJwfjXJJJlJJfilxfJ:lr>'I

FONDO DE CULTImA ECONÓMICA


MÉXIco
de
Fra .. ll1enro
"
Arist6teles
1

l'rimeu edición, 1997


Primera reimpresión, 2000
II
D. Il.. © 1997, fo;,J)() DE erll.TUIIA ECON6\IJCA I
Carreler:1 I'iclcho-Aju.,co, 227; 14200 México, D. F. AUNQUE la palabra peripatético ha caído en un
J
\vww.fce.com.mx.
I uso peyorativo, es preciso subrayar que su sentido
ISBN 968-16-5303-3 original proviene de la palabra griega peripatos,
1
que significa paseo, Con paseos enseñaba Aristó-
Impreso en México I teles, y la escuela peripatética que él fundó se con-
I virtió en -la escuela filosófica que mayor influencia
) ha tenido en el mundo occidental posterior a su
i época . De hecho, Aristóteles se ha convertido en la
I personificación ideal del espíritu filosófico, e inclu-
so del pensamiento científico,
I
Nacido en Estagira, Macedonia, en el año 384
I a. c., Aristótelesfue maestro y amigo de Alejandro
J
Magno y una de las inteligencias más lúcidas que
I registra la historia de la humanidad. Su obra quedó
!

plasmada en una larga lista de escritos, donde des-
tacan Ética Eudemia y Ética Nicomaquea, la Meta-
) física y el tratado de Eudemo o del Alma,
) Murió en Calcis, isla del Mar Egeo, 322 años
COmC¡ilarios y sugerenCIas: antes de que naciera Cristo, El conjunto de sus
correo electrónico: editor@I'ce.col11.mx J ideas y sus obras lo convertirían en el filósofo grie- 3
go que más influencia ha ejercido en el pensa-
miento occidental posterior a su muerte. A lo largo
de la llamada Edad Media, Aristóteles fue el faro de La academia por el tiempo
teólogos escolásticos y filósofos de todas partes.
I
de la entrada de Aristóteles
Francis Bacon, Guillermo de Occam y Santo To-
más de Aquino se cuentan entre sus distinguidos !
seguidores. Pero al margen de la idolatría escolás-
tica, Aristóteles se volvió una abstracción desco-
¡
I
nocida.
FONDO 2000 presenta aquí una semblanza de Aris-
tóteles, tomada de la dedicada y exhaustiva inves-
tigación que realizara Werner jaeger. El texto de
este gran helenista alemán no es un recorrido es-
trictamente biográfico, sino uná inteligente lectura I Según t~stimonio
el de su biógrafo, que es
digno de fe, Aristóteles escribió al rey Fili-
de los escritos del filósofo estagirita a partir de la
cual se nos revela el espíritu de su pensamiento I po de Macedonia que había pasado veinte
años con Platón. Dado que fue miembro
filosófico. Es, en el sentido perípatético, un paseo a
través del desarrollo intelectual de Aristóteles que
se inició cuando ingresó, a los 17 años, a la Aca-
I
1
de la Academia hasta la fecha de la muerte
del último (348-347 a. C.), tiene que haber
entrado en ella durante el 368-367 a. C.
!
demia de Platón. Por aquel tiempo era un joven de unos 17
I años. 1 Al partir se acercaba a los cuarenta.
I
-1 Estos conocidos hechos han llamado de-
¡ masiado poco la atención. Que un hombre
i
~ de un talento tan profundamente original
I haya permanecido durante un periodo tan
¡
i
I
I La carta se menciona en la Vita Marciaru;¡ (Rose,
Aristotelis Fragmenta, p. 427, 1. 18; cf. también Ps.-
Aman., ibid., p. 438, 1.13, Yla trad. latina, p. 443, 1.
. ,
12). La cifra 17 no aparece en el pasaje, pero se la
4 relacionó con él por lo menos desde la época de los
L biógrafos alejandrinos; cf. Dionis, Ha!., Fp. ad Amm.,
5~nID. 5
largo bajo la influencia de un extraordinario genio sofar dieron naturalmente lugar a la sospecha de
de naturaleza totalmente distinta, y se haya des- que Aristóteles no había acertado a entender a su
arrollado enteramente a su sombra, es un hecho sin arquetipo. Se supuso que había pasado por alto lo
paralelo en la historia de los grandes pensadores, y que había en Platón de mítico, plástico e intuitivo;
quizá de todas las personalidades independientes y que por haber hecho caso omiso de estos funda-
y creadoras. No hay signo más seguro del poder de mentales aspectos, sus críticas parecen errar casi
asimilación de un discípulo, ni al mismo tiempo siempre el blanco. Siendo exclusivamente abstrac-
de lo fuerte y lo seguro de su instinto creador, que tas , entrañaban en realidad un tránsito a otro géne-
su relación con un gran maestro a quien dedica su ro (!lE'tá~a.ms d s CiUo yÉvos)·
juvenil afecto. La fuerza espiritual e impersonal ¡Qué acusaciones más miopes y mezquinas! Evi-
que opera a través de un maestro semejante pone dente es por más de un pasaje que Aristóteles se ha-
en libertad, refrenándolos, los talentos del dis- :. bía dado perfecta cuenta de dichos rasgos del pen-
cípulo y hace madurar a éste hasta que es capaz samiento de Platón antes de empezar a criticarlo.
de pisar sobre sus propios pies. Tal fue el des- . ¿Cómo sería posible que los hubiese ignorado el
arrollo intelectual de Aristóteles. Fue su experiencia fundador de la psicología y de su aplicación a los
del mundo de Platón lo que le capacitó para partir procesos in,telectuales y estéticos? Fue, precisam~nte
hacia el suyo propio. Fue la unión · de ambos lo Aristóteles el primero que caractenzo, en conCisas
que dio a su intelecto la maravillosa fuerza, agili- pero expresivas palabras, los elementos poéticos
dad y elasticidad con que alcanzó un nivel más y proféticos que los modernos creen haber Sido los
alto que el de Platón, a pesar de la neta diferencia primeros en descubrir en Platón; y su definición de
existente entre el genio ilimitado de su maestro y • la índole estética de los diálogos es mejor que la
la limitación del suyo propio. Descender de aquel mayoría de las de los últimos. Ni por un momento
nivel hubiera sido, por consiguiente, hacer girar ha- . se imaginó jamás Aristóteles que al exponer las di-
cia atrás la rueda del destino. ficultades lógicas y ontológicas de la teoría de Pla-
Hasta el mismo día de hoy, se ha considerado tón había juzgado ni de su significación histórica,
frecuentemente la relación filosófica de Aristóteles ni del valor absoluto de su contenido. No es nece-
con Platón semejante a la de un moderno filósofo sario apoyar esta afirmación con citas. Es evidente
universitario con Kant. Esto equivale a decir que de suyo para todo el que sabe que Aristóteles no se
de una manera mecánica aceptó ciertas partes de la acercó a las maneras de ver de Platón con un frío
doctrina de su maestro y rechazó otras. La excep- espíritu de crítica, sino que empezó por experimen-
6 tar durante muchos años el hechizo de la abruma- 7
cionalidad de Platón y su modo pintoresco de filo-
dora impresión personal que en conjunto ejercie- relación con ellas llenó su vida entera y es la clave
ron sobre él. del desarrollo de su espíritu. Es posible distinguir un
Una cosa es, sin embargo, entender, y otra com- progreso gradual, en cuyos diversos estadios pode-
pletamente distinta querer reproducir y perpetuar mos percibir claramente el despliegue de su propia
en su integridad un mundo tan complicado como el naturaleza esencial. Hasta sus últimas producciones
de Platón, tan complejo por sus tendencias intelec- conservan algún vestigio dei espíritu platónico, aun-
~uales y tan individual por su forma de presentarse. que más débil qué los que se encuentran en las
Este es el punto donde se separan el platonismo primeras. Su propia idea de desarrollo puede apli-
fecundo y el infecundo. Es infecundo el cultivar cársele: por fuerte que sea la individualidad de la
una "estética" e insincera imitación simiesca del es- "materia", la nueva forma acaba por vencer su re-
píritu de Platón, haciendo gran ruido con sus imá- sistencia. La forma crece hasta que ha configurado
genes y expresiones favoritas. Es fecundo trabajar la materia desde dentro de acuerdo con su propia
sobre sus problemas; y este trabajo, que el propio ley, e impuesto su propia configuración sobre ella.
Platón declara lo más importante, lleva necesaria- Exactamente como la tragedia alcanza su especial
mente más allá de él. Es también fecundo compren- naturaleza propia (EcrXE TItv tami\¡; qnímv) "partien-
der lo que tiene de unilateral nuestro pensar mo- do del ditirambo" y llevando a éste a través de varias
derno, inevitable y todo como ello es, oteando con formas, así Aristóteles se hizo a sí mismo partiendo
Aristóteles el contraste entre nuestras ciencias y la de la filosofía platónica. La historia del desarrollo de
irrecuperable unidad del espíritu de Platón. La ac- su espíritu -y el orden de los documentos proba-
titud de Aristóteles frente a este problema cambió torios puede determinarse con certeza- representa
con el tiempo. Habiendo empezado por tratar de una escala precisa de progreso gradual en tal direc-
imitar y continuar ingenuamente la manera de Pla- ción, aunque en algunas materias nunca fue más
tón, acabó por distinguir entre la esencia durable y allá de un compromiso. En tales materias le enten-
la formulación externa, la segunda de las cuales o dieron con suma frecuencia sus discípulos mejor de
depende de accidentes de la edad, o es algo único lo que él se había entendido a sí mismo, es decir,
y, por ende, inimitable. Entonces trató de separar la eliminaron el elemento platónico que había en él y
forma conservando la esencia. De ser una forma trataron de conservar exclusivamente lo que era
perfecta vino la filosofía platónica a ser para él la puro Aristóteles. El Aristóteles específico tan sólo
materia o ÜAT] con que hacer algo nuevo y más alto. es, sin embargo, la rnitad del Aristóteles real. Es lo
Había aceptado las doctrinas de Platón con toda su que no acertaron a comprender sus discípulos,
8 alma, y el esfuerzo hecho para descubrir su propia pero él mismo siempre fue consciente de ello. 9
La Academia en que entró Aristóteles en 367 ha- do, sobre el alma y la virtud, no eran en absoluto in-
cía mucho que no era la del tiempo del Simposio, violables santuarios en las discusiones de los estu-
alrededor de cuya mesa había imaginado Platón en diantes. Estas doctrinas eran objeto de un cons-
la pleamar de su entusiasmo reunidos a los prínci- tante examen, defensa y modificación, a la luz de
pes del arte y de la ciencia y a los representantes penetrantes distinciones y laboriosos escrutinios
. de la juventud helénica, para oír de los labios de de su validez lógica. El rasgo distintivo era que los
la profetisa el gran misterio del nacimiento del inte- estudiantes mismos tomaban parte en e! común es-
lecto salido del seno de Eros. Hacía mucho que la fuerzo. Las imágenes y los mitos de los diálogos
esencia de la filosofía de Platón había dejado de re- seguían siendo la obra más característica e irre-
sidir en la figura creada por él en sus primeras obras, producible de Platón; mas, por otra parte, la discu-
la figura central del filósofo Sócrates. En contenido sión de conceptos vino a ser el principio esencial de
y método hallábase entonces muy más allá de! cam- la Academia juntamente con la tendencia religiosa
po de los problemas socráticos. Fue solamente por de la escuela. Eran éstos los dos únicos elementos
medio de la lectura, y no de la viva presencia del es- transferibles del pensamierito de Platón, en quien
píritu socrático en la Academia de la década del iban preponderando tanto más sobre el lado artísti-
370 al 360 como Aristóteles aprendió lo que había co de su naturaleza cuantos más estudiantes atraía.
significado SÓCíates para Platón y sus primeros dis- Siempre que las antagónicas fuerzas de la poesía y
cípulos. El Fedón y el Gorgias, la República y e! la dialéctica se mezclan en un mismo espíritu, es na-
Simposio eran entonces los testimonios ya clásicos tural que la primera sea progresivamente sofocada
de un capítulo cerrado en la vida del maestro, y des- por la última, pero en el caso de Platón arrastrába-
collaban por encima ele las afanosas actividades de le la escuela irresistiblemente en esa dirección.
la escuela como dioses inmóviles. A buen seguro El sesgo de! espíritu de Aristóte!es quedó decidi-
que todo aquel a quien estos diálogos trajeran des- . do por el hecho de haber entrado en la Academia
de lugares distantes a gozar de la presencia real de justo cuando estaba empezando a desarrollarse este
Platón se quedaría sorprendido de no encontrar ya importante cambio, el desenvolvimiento de la dia-
celebrados los misterios entre los filósofos. Cierta- léctica del último periodo de Platón. Gracias a los re-
mente que irradiaban una fuerza revolucionaria y cientes progresos de la investigación podemos se-
una nueva gravedad, y que éstas las encontró Aris- guir el proceso con cronológica precisión en los
tóteles también en la Academia; pero sus clásicas grandes diálogos metodológicos escritos por Pla-
doctrinas sobre las Ideas, sobre la unidad y la mul- tón dUíante aquellos años, e! Teeteto, e! Sofista, e!
!O II
tiplicidad, sobre el placer y el dolor, sobre el 'esta- Político, el Pannénidesy e! Filebo. El primer diálo-
tender a Aristóteles y su relación con Platón es im-
go del grupo, el Teeteto, se escribió poco después de portante no partir de la vaga idea de "Platón" como
la muerte en 369 del famoso matemático cuya me- un todo, sino remplazarla por el concepto preciso
moria honra 2 Tal es lo más característico de la . de su último periodo, el periodo abstr~cto y me-
Academia por el tiempo de la entrada de Aristóteles, todológico que comenzó por el 369. Este dio a
ya que en él y los diálogos siguientes (el Sofista y el Aristóteles una dirección definida y le abrió un cam-
Político) empieza la obra de la escuela, que había po de trabajo adecuado a su talento particular.
quedado casi oculta en los escritos dei periodo clá- El pensamiento socrático siempre se había man-
sico, a arrastrar a su servicio la entera actividad lite- tenido cercano a la vida real y el primer Platón ha-
raria de Platón, dejando así una pintura de sí misma bía sido un reformador y un artista. En contraste con
a la que no falta ningún rasgo esenciaP Para en- esto, era el de Aristóteles un pensamiento abstracto,
, Sobre las razones externas de esta fecha cf. los concluyen- y su actitud la del puro hombre de ciencia. Pero es-
tes argumentos de Eva Sachs, De tbeaeteto Atbeniensi Matbe- tos rasgos no eran de su propiedad privada; eran
matico, Berlín, 1914, pp. 18 Yss. La principal prueba procede, comunes a la Academia entera durante el tiempo en
naturalmente, de los análisis estilístico y filosófico del diálogo,
que confirman ambos los argumentos externos a favor de la
que perteneció a ella. En el Teeteto tenemos la apo-
fecha tardía. El Sofista, que es el desarrollo positivo del problema teosis del filósofo antisocrático de los últimos días
del .Teeteto, continúa el plan de éste, como hace también el Polí- de Platón. El mecanismo del diálogo encomienda el
tico; nadie considera hoy el Sqfista como un diálogo "elemental" dibujo del tipo a Sócrates, pero el retrato que traza
de los comienzos de la (Juera de Piatón, según hacía Zeller y los
que le precedierOn. Las fundamentales investigaciones de Camp-
no se parece nada a él, si hacemos caso de su pro-
bell tardaron algún tiempo en penetrar en Alemania, pero desde pia y fidedigna caracterización en la Apología, sino
entonces las h~n confirmado en todas sus partes las investigacio- al prisionero de la matemática; y patente es que a
nes posteriores. El toque final lo ha dado la historia del des- precisar sus rasgos ayudó el nuevo concepto de la
arrollo de la dialéctica de Platón, que es una adición tardía; cf. vida "teorética". Sócrates se había ocupado exclu-
especialmente los Sludien zur Entwicklung der platoniscben
Dialektik, de J Stenzel CBreslau, 1917), a los que debo mucho. sivamente con el hombre y no con lo que existe en
, Desde la aparición de la edición alemana de este libro ha el cielo y bajo tierra. El Teeteto, en cambio, habla del
tratado Friedrich Solmsen de detenninar más exactamente hasta alma filosófica como de un alma que "geometriza"
qué punto coincide el cuadro que presentan los diálogos dialéc- y ·'astronomiza".4 Es un alma indiferente a lo qu:
ticos con las efectivas actividades filosóficas de la Academia y
basta qué punto se queda a distancia de ellas. Cf. su libro "Die esta a mano; que desprecia precisamente las actI-
Entwicklung der aristoteliochen Logik und Rhetorik" (Neue vidades prácticas que habían llenado las vidas de
Phi!ologlscbe Untersuc}]ungen, ed. por Werner Jaeger, vol. IV,
Berlín, 1929). p 240. Sus observaciones constituyen un valioso 4 Teet., 173 E-174 A. 13
12
complemento de lo dicho más arriba.
los oyentes favoritos de Sócrates; y que se cierne . que no quiere saber de ella, aunque son expertos
en las alturas, según la solemne cita de Píndaro. en su propia materia. No fue accidental que las re-
El Teeteto hace una' inequívoca referencia a la laciones de Platón con famosos matemáticos en-
próxima aparición del Parménides. Este último se contraran su expresión en un diálogo justamente
escribió, con bastante seguridad, antes de las con- por aquel tiempo. Por el año 367 Eudoxo de Cízico
tinuaciones del primero, el Sofista y el Político; por trasladó su escuela a Atenas, a fin de discutir con
consiguiente, estaba probablemente acabado al en- Platón y sus secuaces los problemas que interesa-
trar Aristóteles en la escuela, o no puede en ningún ban a ambas partes. 5
caso ser muy posterior. Quienes insinúan que fue El acontecimiento llamó fuertemente la atención,
Aristóteles el autor de las objeciones que hace este y desde aquel momento encontramos constante-
diálogo a la teoría de las Ideas, hacen la improba- mente a miembros de aquella escuela de matemáti-
ble suposición de que tomara la iniciativa de una cos y astrónomos en comunicación con la Acade-
actitud revolucionaria cuando aún era extremada- mia. Ejemplos de ello son Helicón y Ateneo. Ya en
mente joven y acababa de entrar en el grupo. El diá- la República podemos observar los efectos del des-
logo muestra que ya antes de Aristóteles había ido cubrimiento de la geometría del espacio por Teete-
lejos la Academia en la crítica del híbrido carácter too Desde su trato con Eudoxo tomaron Platón y sus
de las Ideas, a medias sustancias y a medias abstrac- secuaces un gran interés por los ensayos hechos
ciones. No podía pasar mucho tiempo sin que se por la escuela de Cízico para explicar los movimien-
separasen ambas cosas. Platón mismo pensaba real- tos irregulares de los planetas mediante simples su-
mente ser capaz de superar las dificultades; sin em- posiciones matemáticas. Pero no fue ésta la única
bargo, preparó el camino para lo que sobrevino, al manera en que los estimuló Eudoxo. Ensanchó
reconocer justo en principio el llevar a cabo un labo- enormemente sus conocimientos de geografía y
rioso examen lógico y ontológico de las Ideas, de la cultura humana, aportando precisas informa-
corno el que se hace en este diálogo y en los poste- ciones de Asia y de Egipto y describiendo a base
riores. Las especulaciones de Aristóteles no pueden 5 La conjetura de Tannery (Histoire de l'astronomie, p. 296, n.
ponerse en relación con el Fedón o la República, ni 4) resulta confirmada por la Vilo (Rose, p. 429, 1.1), según la
con la teoría de las Ideas tal como se presenta en cual Aristóteles entró en'la Academia "bajo Eudoxo". Alguno
ellos. de los autores de extractos debe de haber entendido mal la
áfirmación y tomó a Eudoxo por un arconte. Lo que su autori-
En el Teeteto son Teeteto y Teodoro tipos opues- dad le decía era simplemente que la entrada de Aristóteles ha-
tos. El uno representa la joven generación de mate- bía coincidido con la presencia de Eudoxo. Cf. Eva Sachs (que
14 máticos, imeresados por la filosofía', el otro , la vieJ'a , sigue a F. Jacohy), op. cit., p. 17, n. 2. . 15
de su extensa experiencia personal la situación de
la astronomía en aquellos territorios. También fue el mismo tiempo la escuela médica de Filistión.
importante su contribución a las cuestiones éticas. P!a:tón debe de haber tenido relaciones con Filis-
El problema de la naturaleza y significación del pla- tión. El autor de la apócrifa carta segunda parece sa-
cer y el dolor, que había de ser tan céntrico en la ber que Platón visitó a Filistión y hasta, al parecer,
ética de Aristóteles, condujo en la Academia a un que este último fue invitado a ir a Atenas. Si no
gran debate durante los últimos años de Platón. Filistión mismo, es en todo caso un efectivo miem-
)enócrates, Espeusipo y Aristóteles participaron en bro de su escuela el personaje oculto tras del anóni-
él con sendas obras Del Placer; Platón participó con mo "doctor siciliano" que se impacienta ante las
el Filebo. Muchos años después aún hablaba Aris- sutilezas lógicas de la Academia, según lo pinta un
tóteles, que había conocido a Eudoxo en los co- poeta cómico contemporáneo? Dicho sea de paso,
mienzos mismos de su propia estancia en la Acade- este caso muestra que aunque Platón estaba acos-
mia, con verdadero calor de su impresión personal, tumbrado a cambiar ideas con especialistas de to-
al recordar los estímulos debidos a Eudoxo. Tam- 7 Epícrdtes, frg. 287 (Kock). Cf. tambi~n M. Wellmann, Frag-
bién éste suscitó dificultades acerca de las Ideas y mente der sikelischen Aerzle (Berlin, 1901), p. 68, y mi artículo
sugirió una modificación de la teoría. 6 "Das Pneuma im Lykeion", Hermes, XLVIII, p. 51, n. 3. En las edi-
ciones anteriores de este libro, seguía yo aún la teorta de Well-
En todos los campos había empezado h escuela mann, que hasta hace poco aceptaban en general los cultivadores
de Platón a atraer cada vez más extranjeros, de los de la filología clásica y los historiadores de la medicina griega, la
más diversos tipos. Sus viajes habían puesto a Pla- teoría de que también Diocles de Caristo (en la isla de Eubea), el
tón en estrecho contacto con los pitagóricos reuni- famoso escritor médico a quien los antiguos solían llamar "el se-
gundo Hipócrates", pertenecía a la escuela siciliana de medicina,
dos en Tarento en tomo a Arquitas. La influencia de- y debía de ser un lazo de unión entre Filistión y Platón. Desde
éstos llegaba hasta Sicilia, y en Sicilia florecía por entonces publiqué mi libro Diokles ron Karystos, en que pruebo
que este gran representante de la medicina posthipocrática vivió
.(, ~obre el carácter de Eudoxo y su teoría del placer según mucho más tarde de lo que habían supuesto los investigadores,
Aflstoteles, cf. El. Nic., x, 2. Sobre la nueva formulación de la debiendo ponerse su jlornit por el año 300 a. C. En mi libro
teoría de las Ideas propuesta por el primero, cf. Melaj., A 9, reúno fuertes pruebas de que Diocles era un miembro de la es-
1
99 ' 17; Y con mayor extensión en el segundo libro De las cuela de Aristóteles, cuya terminología y pensamiento reflejan
Ideas (Rose, frg. 189), conservado por Alejandro en su comen- los fragmentos conservados de Diocles. Como convincente ejem-
tario del pasaje. Eudoxo propone ver en la participación la in- plo de la iÍúluencia de Aristóteles sobre la ciencia de sus días,
manencia de las Ideas a las cosas, a lo que se opone Aristóteles pertenece Diocles al capítulo de este libro que trata de la organi-
con toda energía. Que la participación erJ el problema más de- zación de las ciencias en la escuela peripatética. Cf. el breve re-
batido en aquel momento, resulta claro por los últimos diálo- sumen de los resultados de mi libro que doy en mi artíc..'ulo "Dio-
gos de Platón. cles de Caristo, un nuevo discípulo de Aristóteles", agregado
como apéndice a esta traducción española. 17
dos los campos, el frecuente resultado se redu- griego, surgieron cada cual por sí, aunque a veces
cía simplemente a poner de manifiesto el abismo se juntaran varios de ellos en una persona, y siguió
infranqueable existente entre la ciencia jónica o cada cual, imperturbable, su propio camino. A un
siciliana y lo que él entendía por la misma pala- Teodbro o un Teeteto les habría parecido una idea
bra. El hecho de que haga un abundante uso de realmente extraña la de combinar en un sistema
las últimas investigaciones en materia de medicina, científico universal su matemática y las investigacio-
matemáticas y astronomía para construir su relato nes sohre la cúltura o la arqueología griega que ha-
de la creación en el Timeo, no debe cegarnos para cían algunos sofistas. También andaban por su lado
la forma personal con que maneja este material. los médicos. Demócrito y tras él Eudoxo, anticipa-
La Academia de los últimos días de Platón anda- . ción hasta cierto punto del tipo representado por
ba, en efecto, a vueltas con una gran masa de mate- Aristóteles, son fenómenos anormales. Eudoxo era
rial, y no cabe duda de que tal ambiente hizo po- maravillosamente multiforme. A la matemática y
sible a un Aristóteles aprender por sus propios , la astronomía sumaba la geografía, la antropolo-
meQios la signific,!ción de los hechos empíricos, I
l.
I
gía, la medicina y la filosofía, siendo creador él mis-
que llegaron a formar una parte tan importante de mo en los cuatro primeros campos.
sus propias investigaciones. Pero la costumbre ge- Platón se interesaba exclusivamente por el "Ser".
neralizada hoy de hablar de una "organización de Si queremos darle su lugar en la historia del pensa-
las ciencias" en la Academia es un puro error. 8 Las miento griego, debemos decir que es uno de los re-
modernas academias y universidades no pueden presentantes de la especulación sobre la sustancia
ver en Platón a su modelo. La idea de una unidad (oucr{a). Con su teoría de las Ideas le dio un nuevo
sistemática de todas las ciencias le fue totalmente giro; en realidad, le devolvió la vida. Partiendo de
extraña, y más aún su realización en una organiza- las Ideas e interesándose solamente por la unidad
ción enciclopédica de todas las materias con fines y lo suprasensible, empieza por no tocar en punto
de enseñanza e investigación. Medicina, matemá- alguno la multiplicidad del mundo empírico. Sus in-
tica, astronomía, geografía y antropología, el siste- dagaciones se desvían de los fenómenos para diri-
ma entero de las ciencias históricas y el de las artes girse a algo "más alto". Las forzosas exigencias de su
retórica y dialéctica, para no hablar sino de los prin- especular sobre conceptos tenían que conducirle
cipales canales por donde discurrió el pensamiento a desarrollar el método de la división, que más tar-
" <fetieralizada desde el ahora famoso artículo de H. Usener de resultó de tan enorme importancia para el inten-
en el vol. 53 (1884) de los Preussische Jahrbücher, reimpreso en to aristotélico de hacer un estudio empírico de biS
r8 l'ortrtige und Aujs¿ltze, p. 69. plantas y los animales, así como del mundo del es-
píritu. Pero Platón mismo no se interesó por redu- No hay gran distancia desde semejantes clasifi-
cir los individuos a un sistema. Yacían éstos por caciones de lo real hasta la idea de una sola ciencia
debajo del reino de las Ideas; y siendo literalmente que abrace tantos sectores científicos cuantos son
infinitos Ca.1tEt(lov), eran incognoscibles. Su con- los sectores de la realidad Cov). Y aunque la articu-
cepto del individuo Ca.'t0IlOV) era el de la Forma ín- lación de las ciencias positivas no se efectuó hasta
fima, que ya no es divisible y reside en el límite de que la idea aristotélica de realidad remplazó al
los fenómenos y la ciencia y realidad platónicas. ser trascendental de Platón, 10 siempre sigue siendo
Las muchas clasificaciones de plantas, ete., de que un hecho digno de nota el de que la idea de una sis-
habla Epícrates y que se consideraban en general tematización de las ciencias especiales, q.da una
como la ocupación peculiar y más característica de las cuales había surgido independientemente,
de la Academia (hasta la grande obra Semejanzas de fuese una consecuencia de la filosofía ática de los
Espeusipo no trataban evidentemente de otra cosa), conceptos y de su entusiasmo por la clasificación.
no se llevaban a cabo por obra de un interés por Es ya demasiado tarde para apreciar las ventajas y
los objetos mismos, sino a fin de aprender las rela- desventajas de haber llevado a cabo tal sistemati-
ciones lógicas entre lós conceptos; es lo que prueba zación en detalle. Cabe presumir que fueron bas-
la gran cantidad de libros producidos por la escuela tante numerosas unas y otras. En ninguno de los
en aquel tiempo con el título de Clasificaciones. periodos de verdadero florecimiento de la investi-
Al clasificar plantas no aspiraban los miembros de gación penetró íntegramente todas las ciencias el
la escuela a crear un verdadero sistema botánico I
nEQl yae qníaE~ acpoQI~óIlEVOI
en mayor grado de aquel en que aspira Platón, en el I IilEXCÍJQI~OV ~!Íl<iJv ~E Píov
Sofista, a hacer un estudio histórico de los efectivos I IiÉVIiQúlV't€ cp1Í<JlV )"UXÚVúlV ~E yÉVT],
sofistas 9 xat' Év 't01ÍtOI~ t~V X0),,0xVv'tT\V
ÉI;~'tu~oV ~ívo~ Éan yÉvou~.

9 En el fragmento citado anterionnente no quiere decir Epícra- Aquí pío~ no significa las costumbres de los animales, que
tes que los platónicos llevaran a cabo esu¡dios botánicos con un se dirían liíUI'tU. Es lo mismo que "naturaleza" y "género", y és-
espíritu positivo. Lo que ridiculiza es su entusiasmo por clasi- tos son realmente términos de la dialéctica de Platón, corno lo
ficar, que los llevó a considerar las relaciones entre los conceptos son "definición" , "división" y "examen". de los conceptos.. Los
más importantes que las cosas mismas. "Estaban definiendo el fragmentos de los "Oll0ta de Espeusipo los ha reuntdo P.
mundo de la naturdleza y dividiendo la vida (~(ov) de los anima- Lang, De Speusippi Academici scriptis (Bonn, 1911, tesis). Ya
les y b naturaleza de los árboles y las especies de los vegetales; el títuJ'o indica cuál era la finalidad del libro.
y entre estas últimas estaban examinando cuál es la especie de 10 "Hay tantas partes de la filosofía corno clases de sustan-
20 la calabaza." cias", Aris!., Meta!, r 2, 1004' 2. 21
espíritu general de una determinada fIlosofía; y es especialmente para las Leyes, un extenso material
natural, puesto que cada ciencia tiene su propio de derecho penal e histOíia de la civilización. Fue,
espíritu y sus propios principios. Únicamente bajo pues, durante el periodo en que Aristóteles perte-
la influencia de naturalezas duales, o allí donde la neció a la escuela como miembro, cuando Platón
filosofía tomó por guías a hombres de ciencia fa- volvió su atención a las cosas particulares, y el es-
mosos, que le imbuyeron el espíritu de ramas espe- tímulo que su colección de nuevos materiales histó-
ciales de investigación, tuvo lugar una penetración ricos y políticos representó para Aristóteles resulta
parcial. Aristóteles, Leibniz y Hegel, tipos muy dife- claro por las numerosas coincidencias entre las Le-
rentes, son los ejemplos más importantes. yes y la Política. Por otro lado, Aristóteles carecía
Platón tenía cierto conocimiento especializado del temperamento y de la capacidad necesaria para
de las cuestiones matemáticas, que le permitió se- cuanto fuese más que un trato elemental con .la
guir los importantes descubrimientos de la ciencia principal preocupación de la Academia, la mate-
de su tiempo. También se interesaba por la astro- mática; mientras que la Academia, por el contrario,
nomía hasta donde podía ésta tratarse entonces ma- no podía estimularle en el campo de la ciencia bio-
temáticamente. En la última parte de su vida se . lógica, en que residía su verdadero y propio genio.
dedicó seriamente a la física de los elementos, en Dé acuerdo con éste como estaba, y fecunda
la esperanza de llegar a ser capaz de deducir mate- como fue la experiencia juvenil que Aristóteles hizo
máticamente las diferencias cualitativas entre los del proceder riguroso y metódico de las diversas
llamados elementos de Empédocles, que miraba ciencias, la impresión hecha sobre él por la per-
como simples fases. Fuera de esto, su interés por los sonalidad de Platón fue la más fuerte de todas. Pla-
fenómenos se reducía a la esfera de la medicina ll tón oteaba todas aquellas fértiles llanuras desde la
y a la de la ética y política. En esta última recogió, alta cima de su propio espíritu creador e íntima vi-
sión, y Aristóteles fue enteramente presa de él.
11 eL ahora, sobre el interés de Platón por la medicina como
un modelo metódico para la filosofía, mi libro Paideia, Los Idea-
No es aquí nuestro propósito discutir la influen-
les de la Cultura Griega, vol. 3 (México, 1945), pp. 34 Yss. En el cia de la personalidad de Platón sobre sus contem-
segundo volumen de la misma obra (México, 1944) he aplicado poráneos, ni traducir a una fórmula su posición en
~istemáticamente las indicaciones de Platón en este respecto a la historia del conocimiento, aunque para un hom-
la interpretación de sus obras. En el Gorgias, donde desarrolla bre como Aristóteles fuese naturalmente esta última
por primera vez su concepto de la filosofía como una "tecbne
que se. cuida del alma humana", explica esta idea por la analogía cuestión el meollo de toda su actitud respecto a
con la medicina, la "tecbne que se cuida del cuerpo". Un parale- cuya composición y método están determinados en amplia
22 lo completo de medicina y filosofía se hace en la República, medida por esta analogía. 23
él. Los elementos de que surgió su obra no com- cultura corriente la impresión de una mezcla de
prendían ni la icr'toQía (indagación) jónica, ni la poeta, reformador, pensador critico y profeta. (El ri-
ilustración racionalizante de los sofistas, aunque es- gor con que se impuso a sí mismo su nuevo método
tas dos cosas constituyesen juntamente, a pesar de no habría alterado en un principio esta impresión.)
su disparidad, las formas del conocimiento por ex- No es sorprendente, pues, que en vista del abismo
celencia a la sazón. El primero de los verdaderos existente entre él y el resto entero de la ciencia,
elementos era 1) la pbrónesis o sabiduría de Sócra- tanto antigua como moderna, se le haya tachado de
tes, que presentaba sólo una semejanza superficial místico y expulsado de la historia del pensamiento.
con el racionalismo de los sofistas, pero que esen- Pero si tan sencilla solución fuese acertada, sería .
cialmente estaba arraigada en el reino de una con- bastante difícil de entender por qué ha tenido tan
ciencia ética de normas absolutas, no descubierto gran influencia sobre los destinos'del conocimiento
hasta entonces por la ciencia ni la filosofía griega, humano; y el hecho de ser el sol en tomo al cual gi-
y que requeria un concepto nuevo y supraempírico raban personalidades como las de Teeteto, Eudoxo
de la intuición intelectual. El segundo y el tercer y Aristóteles, es decir, los adelantados de más ta-
elementos, también extraños al pensamiento de la lento en el campo de la investigación científica
época, eran dos adiciónes nuevas a la filosofía so- que produjo el siglo IV a. c., es bastante para conde-
crática, productos de dar a la pbrónesis un objeto nar la filosofía barata cuya idea de la complejidad de
suprasensible y de hacer de éste una "forma". las corrientes de la vida intelectual es tan inadecua-
Tales eran 2) la Idea, resultado de un largo proceso da, que quema borrar de la historia del conocimien-
de desarrollo visual y estético del espíritu griego, y to al más revolucionario de todos los filósofos, por
3) el estudio, descuidado durante largo tiempo, de no haber descubierto simplemente nuevos hechos,'
la o'Úcría o sustancia, al que proporcionó Platón un sino también nuevas dimensiones.
nuevo material con el problema de la unidad y la Aristóteles vio tan claramente como Eudoxo que
pluralidad, y un contenido viviente y tangible con Platón había soldado en su obra filosófica descu-
la invención de las Ideas. El último elemento era 4) brimientos científicos, elementos míticos y misterio-
el dualismo del mito órfico del alma, a aceptar el sos reinos del espíritu en que no había penetrado
cual le inclinaba toda su idiosincrasia, y que regado jamás la mirada del conocimiento. Esta soldadura
por su fuerte imaginación, echó firmes raíces en la no era en modo alguno el simple resultado de las
nueva concepción del ser. inclinaciones subjetivas del creador; era la conse-
i
Bien mirados estos cuatro elementos, no es difí- cuencia necesaria de la situación histórica, cuyos
24 cil suponer que harían sobre las personas de una f elementos analizó más tarde Aristóteles con una 25
profunda comprensión tanto de la creación como que a la afirmación de que el alma puede conocer
del creador. En un principio, no obstante, se aban- lo que es justo sin ser justaY Esto, y no la sistema-
donó sin reservas a aquel incomparable e indivisi- tización del conocimiento, fue su finalidad al fundar
ble mundo, como lo muestran los fragmentos de la Academia y siguió siéndolo hasta el fin, como
sus primeros escritos, y fueron precisamente los muestra esta carta, escrita en su senectud. Hágase
elementos no científicos de la filosofía de Piatón, ,una comunión (<nJ~~v) de elegidos, de aquellos
esto es, sus partes metafísicas y religiosas, lo que que, una vez que sus almas han crecido en la at-
dejó la huella más duradera en su espíritu. Aristóte- mósfera del bien, son capaces, en virtud de sus
les ha de haber sido insólitamente sensible para superiores dotes, de participar al cabo en el co~o­
tales impresiones. Fue el conflicto entre éstas y sus cimiento que es "como luz que proyecta un VIVO
propias tendencias científicas y metódicas lo que fuego". A él le parece, dice Platón, que la busca
suscitó más tarde la mayoría de sus problemas; y de este conocimiento no es cosa para la masa de los
la fuerza de las impresiones queda bellamente de- humanos, sino sólo para los pocos a quienes un~
mostrada por el hecho de no haberlas sacrificado lige~a señal basta para que lo encuentren por SI
nunca, a pesar de haber ido en materia científica mismos. 13
más allá de Platón en todos los puntos. En Platón
buscó y encontró un hombre que le guiara hasta
una nueva vida, exactamente como en su diálogo
Nennto presenta al sencillo labrador de Corinto
cautivado por el Gorgias hasta el punto de dejar su
arado por buscar y seguir al maestro.
Platón explica en su carta séptima las relaciones
entre conocer el bien y perseguirlo. El conocimien-
to que según Sócrates hace buenos a los hombres
y el llamado comúnmente conocimiento científico
son distintos. El primero es creador y sólo puede
ser alcanzado por almas que tengan una funda-
mental afinidad con el objeto que se trata de co-
nocer, o sea con lo bueno, lo justo y lo bello. No
hay nada a que se haya opuesto Platón más apa- 12 Carta VII, 344 A.
sionadamente hasta el término mismo de su vida 13 ¡bid., 341, e-E. 27
Primeras obras to que los tratados se reducen a ser las bases es-
critas de sus vastas actividades como profesor y con-
ferenciante). Hay, en efecto, excepciones a esta
afirmación. Alejandro o De la Colonización debe
de haber sido, a juzgar por el título, un diálogo del
momento en que la política racial de Alejandro en
Asia indujo a Aristóteles a hacer pública su des-
aprobación ante el mundo de lengua griega. El
rezagado que es este diálogo tuvo, por tanto, una
especial razón de ser en la posición política de Aris-
tóteles. Mutatis mutandis, lo mismo pasa con la
AristóteleS escribió una serie de obras en colección de 158 Constituciones, destinadas a la pu-
forma de diálogo. Los fragmentos que de blicidad y escritas en un estilo vivo y claro, como
ellas quedan no están tan estudiados como podemos ver por el de la Constitución de Atenas.
debían, en parte porque es más grato de- . A pesar de estas excepciones, sigue siendo exacto
jar a los filólogos un trabajo tan enojoso, decir que en el curso de su desarrollo intelectual
pero también debido a la convicción, siem- Aristóteles cambió radicalmente de ideas en punto
pre imperante en la escuela peripatética, a la necesidad de presentar la ciencia en forma lite-
de que al verdadero Aristóteles hay que raria y a la relación entre la obra literaria y la ver- .
buscarlo en los tratados. Pero incluso si de- daderamente creadora.
seamos entender solamente los tratados,
pueden enseñarnos muchas cosas los frag-
mentos de los diálogos perdidos. Aunque
no supiésemos nada más acerca de la re-
lación entre las dos clases de escritos ,
resulta de suma importancia ser capaz de
precisar que los diálogos, modelados so-
bre los de Platón, pertenecen casi íntegra-
mente a los primeros años de Aristóteles,
y que éste abandonó prácticamente en su
.28 último periodo la actividad literaria Cpu es-
El lugar de Aristóteles haya tomado la forma de una lucha de quinientos
años contra él. Mirado bajo el moderno punto de
en la historia vista, sin embargo, sólo es ahora el representante
de la tradición, y no un símbolo de nuestros pro-
pios problemas o del libre y creador progreso del
conocimiento. Únicamente logramos entrar en una
fecunda relación con él por medio de un rodeo,
por medio del conocimiento histórico de lo que sig-
nificó para la filosofía y la cultura griegas, y de la
labor especial que llevó a taba en su siglo. El mis-

E nombre de Aristóteles sugiere la idea de


algo impersonal, sin tiempo, intelectual-
mo destino alcanza a todo gran espíritu que consi-
gue la supervivencia histórica. Necesita que se le
arranque a sus raíces históricas y se le neutralice
mente soberano sobre el mundo entero antes de que pueda hacerse accesible a la posteri-
del pensamiento abstracto durante largos dad. Únicamente la historia puede entonces respon-
trechos de la historia y objeto de idolatría der a la cuestión ulterior de cuándo se alcanzó el
escolástica. Para poder asimilarle íntegra- punto en que esta influencia "viva" cambió en la
mente a su propio mundo borró la Edad opuesta, de tal manera que nada sino un regreso
Media sus características individuales y le desde la tradición hasta las fuentes y hasta la ver-
hizo el representante de la filosofía. La dadera significación histórica de su vida puede
grandeza de semejante actitud frente a la salvarle de la muerte intelectual. Ni siquiera hoy
causa que representa es innegable, y el pro- podemos decidir con facilidad si Aristóteles alcan-
pio Aristóteles apuntaba a la causa y no a zó este punto, puesto que la filosofía escolástica
la persona, a la verdad eterna y no a la eru- sigue viviendo entre nosotros como todo un mun-
dición histórica; pero los días en que se le do. El presente libro nace, en todo caso, de una
identificaba con la verdad misma son días actitud histórica frente a él, lo cual, sin embargo,
pasados. Su importancia histórica como no lo hace necesariamente inservible para aque-
el guía intelectual de Occidente no resul- llos que piensan radicalmente de otra manera,
tI c~ertamente menoscabada por el hecho pues sin ahondar nuestra inteligencia de Aristóte-
de que la evolución de la filosofía inde- les como una personalidad histórica, no podemos
3° pendiente dentro de la cultura europea lograr una plena comprensión justamente de la es- 31
pecial naturaleza y profundidad de su influencia so- disciplinas, y concentrando la atención exclusiva-
bre la posteridad. mente en la naturaleza histórica del problema que
Voy, pues, a concluir mi estudio aplicando los ocupó al filósofo y de las fQrmas intelectuales reves-
resultados históricos de este libro a puntualizar el tidas por este problema.
lugar de Aristóteles dentro del movimiento intelec-
tual de su siglo. Hasta el presente, la conexión in-
terna entre la forma de su filosofar y el gran proble- PENSAMIENTO ANAlÍTICO
ma planteado por Platón a la intelectualidad griega
se había puesto principalmente de manifiesto en su Los grandes logros de Aristóteles en la ciencia ló-
crítica de las Ideas y en la evolución de conceptos gica sólo se tocarán aquí en la medida en que ca-
particuiares. Este examen de conceptos particu- racterizan el espíritu entero de su filosofía. En ellos
lares es la incumbencia especial de la interpreta- consiguió darse una expresión clásica de la capaci-
ción filosófica de Platón y Aristóteles. La historia fi- dad analítica de su pensamiento. Les habían prepa-
lológica del desarrollo, en cambio, si bien exige y rado el camino ciertos descubrimientos de lógica
fomenta esta interpretación filosófica, no encuentra elemental contenidos en la teoría de las Ideas y lo
su última meta en la historia de los problemas como que había de epistemológico y metódico en Platón;
tales, sino que sólo ve en ella la especial forma to- pero los Analíticos y las Categorías brotaron de una
mada por el progreso intelectual entero de la na- raíz distinta del pensamiento invariablemente con-
ción en la esfera filosófica. Ocioso es preguntar has- . creto y objetivo de este último. La moderna investi-
ta dónde la filosofía fue dirigente o dirigida en este gación ha tratado con éxito de mostrar que un gran
progreso. Difícilmente podrá decidirse la cuestión, número de proposiciones lógicas que se encuen-
ni aun tomando en cuenta la cultura entera de un tran en obras indudablemente tempranas como los
periodo, porque se supone con error que en reali- Tópicos y las Categorías (supra, p. 60) surgieron
dad. sólo importa el contenido de la conciencia , en la Academia, habiéndolas Aristóteles simplemen-
mIentras que se deja de ver la significación de la te recogido, y un análisis comparado de la lógica
manera que tiene la filosofía de formular este con- elemental de los diálogos de Platón llevado hasta
tenido. Lo que sigue trata de entender la significa- los menores detalles, confirmaría y ampliaría este
ción orgánica de la filosofía de Aristóteles dentro resultado , como lo mostró nuestro examen del Eu-
de la cultura griega puramente por medio de ella demo; pero Aristóteles es el primer hombre en
misma y de sus circunstancias históricas, haciendo guien encontramos una verdadera abstracción . .
abstracción del contenido material de las distintas Esta tomó posesión de todo su pensamiento. No es 33
éste el lugar de estudiar la primera aparición de lo así se hizo por medio del concepto de causa for:
abstracto y su emergencia gradual en el pensa- mal, la cual fue desde el primer momento concepto
miento griego, ni de mostrar cómo se fue desple- y cosa, razón de ser y razón de conocer. Esta sol~­
gando más y más claramente a partir de la Idea de ción puede no parecer satisfactoria ~staba h~st~­
Platón. Estaba reservado a las capacidades de ob- ricamente condicionada por el realismo de Arlsto~
servación de Aristóteles el hacerse dueño de lo teles-, pero está muy lejos de la proyección del
abstracto en sí y en su integridad con sus propias. concepto, el juicio y el raciocinio lógicos dentro de
y peculiares leyes. En su infatigable indagar las pro- lo real enseñada por Hegel.
piedades y relaciones lógicas de las categorías y de Es necesario comprender la enorme influencia
las formas y presuposiciones de la inferencia cien- de la actitud analítica sobre la forma intelectual de
tífica, podemos descubrir al investigador de años la filosofía de Aristóteles, pues ella decide de cada
posteriores, que trata de abarcar eh su totalidad el paso que éste da. En sus obras todo es del más per-
reino del, hecho lógico. Aristóteles construye su fecto y pulido arte lógico, y no de! pronto y tosco
,nueva disciplina como una actividad puramente for- estilo de los modernos pensadores o mvestlgado-
mal, hasta decirnos expresamente que para' él la res, que confunden frecuentemente la observación
lógica, como la retórica, no es teoría de objetos, ni, con la inferencia y son tan pobres en matICes cons-
por ende, ciencia (<jll.A.ocroepía), sino una facultad cientes de precisión lógica. Porque ya no tenemos
COúva¡l.lC;) y una técnica. La distingue rigurosamen- e! sentido de este arte o tiempo para él, y porque
te de la cuestión del origen de los conceptos y pen- somos más o menos ignorantes del fino cultivo de!
samientos del alma, y así de la psicología, viendo pensamiento tal como lo enten~ía la dia.léctica a~­
en elJa puramente un instrumento del conocimien- tigua, no despliegan una excesiva cantld~d de e!
to; pero por esta misma razón junta su doctrina del en sus comentarios nuestros modernos mterpretes
silogismo a su teoría de los objetos para hacer una de Aristóteles. En este aspecto podríamos aprender
teoría del conocimiento que se baste a sí misma y no poco de los expositores antiguos, quienes -por
cuya hase es el estudio de los llamados axiomas. lo menos aquellos que no pertenecen a la deca-
Esto no nos autoriza a hablar de una lógica meta- dencia- siguen cada paso del método con el in-
física. Aristóteles fragmentó de una vez para todas terés consciente de! artista del pensar. El hecho es
la vieja ontología -la Única forma de lógica cono- que e! pensamiento del siglo IV está en el mismo
cida de la filosofía anterior a él- en los elementos caso que su oratoria; los dos son mund~s cerra~os
Palabra (Aóyos) y Cosa (ov). Pero había que resta- para el hombre corriente de hoy; tan solo e! pali-
34 blecer de alguna manera el vínculo entre ellos, y do resplandor de una idea de ellos penetra la con- 35
ciencia de éste. Cualquiera que sea la actitud que y jamás habría sido posible sino para el análisis
tomemos frente a este consciente cultivo técnico te- conceptual de Aristóteles, que proveyó a éste de
, ' una teoría de la significación, basada en el lengua-
nemos en el una parte de la esencia del siglo IV,
del que sIempre nos sentimos intelectualmente muy je, de la que pudo partir su "simpatética" compren-
cerca por la significación directa que para noso- sión psicológica.
tros tienen los nombres de Platón y Aristóteles. El ejemplo muestra también con toda claridad
Pero de esto a una verdadera comprensión hay lar- que cuando se examinan así los "conceptos" de
go trecho. Platón se disuelven en el acto en sus partes com-
. La significaci?o de este carácter analítico del espí- ponentes y se pierden irremisiblemente. Cuanto
ntu en el manejo de los problemas puede seguirse según él incluía la phróneiis-la Idea como objeto
paso a paso, por ejemplo, en la ÉHca, donde las y la contemplación de la Idea como el proceso del
fecundas, pero problemáticas ecuaciones en que conocimiento, el recurrir teoréticamente al conoci-
había hecho entrar por la fuerza los conceptos la miento del Bien y el henchir prácticamente el sen-
especulación anterior (tales como "virtud =conoci- timiento y la acción por medio de esta visión, en
miento") dieron paso por primera vez a un verda- suma, la "vida filosófica" entera- lo reduce Aris-
dero análisis del desarrollo de los motivos éticos y tóteles a la significación correspondiente en el len-
de las formas de la voluntad y la acción éticas. guaje vulgar; la phrónesis se vuelve así "prudencia
E~to no es en modo alguno simple ética "psieolo- ética" y un elemento tan sólo entre los muchos
glZa~te"; el ~~nto de partida es siempre una rigu- que descubre el análisis del ethas moral. De la mis-
rosa IOdagaclOn lógica de la significación de con- ma manera distingue el pensamiento de Aristóteles
ceptos y términos palticulares, juntamente con una entre la teoría del ser y la teoría del conocimiento
precisa fijación de su campo de aplicación. Como de Platón. La Idea, la palpable unidad inteligible de
ejemplo podemos tomar los análisis de la sabiduría lo múltiple, que fue desde el primer momento ideal
filosófica, la phrónesis, el Nus, el conocimiento ético, forma estética, concepto lógico y ser esencial,
científico, el arte, la comprensión, la acertada deli- en una unidad indivisa hasta entonces, se fragmen-
beración y la agudeza de ingenio, en Ética Nica- ta en "universal", "sustancia", "forma", "lo que algo '
maquea, ~. ~ delicadeza psicológica con que aquí había de ser", "definición" y "fin", conceptos de
separa .Arlstoteles la enredada masa de conceptos los cuales ninguno se acerca a ella, ni de lejos, en
contel1ldos en la phrónesis de Platón es un avance comprensión. La "forma" (dc509 de Aristóteles es
muy grande-por el camino que va de la simple Idea la Idea CiMa) intelectualizada, y gUJ{da con ésta
del BIen a una ética de la voluntad y la intención; exactamente la misma relación que su phrónesis 37
con la de Platón. Cosa que haya tocado el espíritu nística y se prolongó hasta la escolástica; pero el
de Platón tiene cierta rotundidad plástica que resis- espíritu analítico de Aristóteles, lejos ~e d~scen~er
te con más energía que nada el apremio analítico sobre ella, encontró su pábulo en la CienCia pO~ltl­
del pensamiento de Aristóteles, que es respecto al va. La fundación de la filosofía científica resulto la
de Platón como el diagrama anatómico a la plástica causa directa de la separaéión final de la ciencia res-
forma humana. Quizá ello hiera al hombre estético pecto de la filosofía, porque a la larga n? pud~ero~
y al religioso. Como quiera que sea, es caracterís- los griegos soportar la intrusión del esplfltu Clent~­
tico de Aristóteles. fico en sus esfuerzos por trazar un cuadro del Uni-
La aplicación de este principio fue el nacimiento verso.
de la ciencia en sentido moderno. No debemos ol- La forma peculiar a través de la cual se hizo el
vidar, naturalmente, que el fenómeno no posee pensamiento analítico de la filosofía científica due-
sólo esta significación esotérica, sino que es tam- ño así del mundo real como de su propia herencia
biér¡. un síntoma del curso entero del pensamiento. intelectual fue el método de división, inferencia y
Dentro de la historia del griego figura resueltamen- dialéctica. Las hipótesis desempeñaron tan sólo un
te Aristóteles en un momento de transición. Después papel subordinado, y sólo se usa~on regular~ente
de ia obra grandiosa de la filosofía de Platón, en en conexión con la división. La CienCIa helenlstlca
que el viejo poder de crear mitos se imbuyó de la no conoció los prerrequisitos prácticos para hacer
fecunda inteligencia lógica hasta un grado sin pre- un uso fecundo de este método, en especial el ex-
cedentes, la creadora capacidad de pintar mundos perimento. Toda división ordena, lo mismo que
de los viejos días empezó notoriamente a fallar y a distingue; señala el rango y desltnda el contenido
sucumbir ante la preponderancia de la actitud cien- de los conceptos y precisa la aplicabilidad de los
tífica y conceptual. El hombre que puso su remate métodos, con lo que llevan indirectamente a esa
a este inevitable proceso histórico fue Aristóteles, disposición conceptual y general de las cosas que
el fundador de la filosofía científica. Es caracterís- llamamos sistema. A Aristóteles se le ha contado
tico de la filosofía, o en todo caso de la filosofía siempre como sistematizadar por excelencia: ~o::
griega, que esta obra no resultara el punto de par- que bajo la influencia. de su pe?samie?to se dlvldlo
tida de un nuevo y fecundo despliegue de la mis- la filosofía en una sene de dlsClpltnas mdependlen-
ma, sino que fuera simplemente una altura por la tes combinadas en una unidad po!, su común finali-
que pasó y que quedó vinculada al nombre de Aris- • dad intelectual. Los primeros intentos, sin embargo,
tóteles. La forma mecánica, externa, de su arte de de hacer sistemática en esta forma la filosofía se en-
cuentran en la Academia, en la doctrina última de 39
los Analíticos la recogió en verdad la filosofía hele-
Platón, cuando en el Filebo distingue la física como una clasificación conceptual. Al nivel de su des-
"filosofía segunda" del estudio de las Ideas, lo que arrollo en que escribió tales palabras, significaba
llamó posteriormente Aristóteles "filosofía primera". simplemente un locus geométrico del papel direc-
Que también la ética había afirmado ya su inde- tivo desempeñado por la metafísica dentro de la
pendencia dentro de la Academia lo muestra la ce- filosofía. Más aún, las disciplinas especiales en
lebrada tricotomía de ]enócrates: lógica , física , ética , cuanto tales opusieron siempre las mayores difi-
que hizo época en la filosofía helenística. cultades al intento de lograr una sistematización
Esos verdaderos sistemas estoico y epicúreo perfecta, como no es sino demasiado comprensi-
claramente enseñan, sin embargo, que los "sis- ble ahora que sabemos cómo alcanzaron su forma
temas" de Aristóteles y Platón carecían del princi- los escritos de Aristóteles. Surgiendo de un infati-
pal rasgo del tipo -no ser cerrados-o No es un gable trabajo sobre problemas especiales, siempre
accidente que no les sea familiar el término técni- ofrecen un cuadro disparejo, si examinamos su
co mícrTIlfLu, que designa tan adecuadamente el estructura sistemática en detalle. En este respecto
carácter constructivo de lbs cuadros helenísticos es lo mismo la Historia de los Animales que la
de! mundo, autosuficientes, expresamente totali- Metafísica o la política. Los planes de sistemati-
tarios y tan alejados de la investigación viva. El zación, insertos frecuentemente tan sólo durante
alma del pensamiento de Aristóteles no es el jun- el trabajo ulterior de soldar unas partes con otras,
tar (cruvtcr'távm), sino el dividir (otmQEiv), y esto no se llevan a cabo más que a medias o quedan
no como principio de construcción, sino como ins- enteramente por cumplir. Exhibir una arquitectura
trumento de investigación viva. Por eso su "sis- .externa no era la idea original de este constructor
tema" resulta provisional y abierto en toda direc- y, por tanto, no puede "reconstruirse" ninguna,
ción. No se puede citar un solo pasaje en que como tampoco puede hacerse de los tratados con
Aristóteles señale siquiera los límites de las princi- sus capas superpuestas un todo pulidamente lite-
pales disciplinas sin ambigüedad y definitivamen- rario.
te, y aquellos que se maravillan de la articulación Si dejamos aparte el sistema en este sentido, es
sistemática de su filosofía no son capaces de decir decir, el edificio dogmático, sólo qued~ el P?~er
ni siquiera en qué partes se divide. La famosa analítico de separar y ordenar, que es slstematlco
división en teorética, práctica y productiva, con la en un sentido muy distinto. Sistema significa ahora,
subdivisión de la primera en teología, matemática no la fachada visible desde el exterior, la const.ruc-
y física, no se encuentra realizada en parte alguna, ción de una totalidad del conocimiento, sin vida y
1
nI encarna su sistema efectivo; es simplemente dogmática, a base de la multiplicidad de descubri- 4
mientos y disciplinas especiales, l sino la interna es- dad no brota de ninguna asimilación deliberada de
t~atificación de conceptos fundamentales, que Aris- las partes una a otra; es el núcleo original desde
toteles fue el primero en sacar a la luz. Cuando donde se ha desplegado la multiplicidad. La Idea
Aristóteles arroja la red de las categorías sobre la de Platón era ética, ontología y teoría del conoci-
realidad, :ntresaca de ellas el "este algo" (ró/)E n) miento, todo en uno. El método de la división la
mdependle~te, lo declara la "sustancia" del pensa- disolvió en varias disciplinas; pero en consonancia
mIento filosofico y desciende así hasta el fondo de con la pugna de Platón por la unidad, edificó Aristó-
este concepto, a fin de -dejar al descubierto en él teles por debajo de ellas un concepto correspon-
una tras otra .las capas de la materia, la forma, la diente a la Idea, un concepto común a la realidad
esenCIa, lo unIversal, la potencia y el acto, lo que es y al conocimiento, que unificara la multiplicidad ya
cIertamente pensamiento sistemático. Con este aná- en la raíz.
lisis queda el simple "este algo" diferenciado en la No obstante, cada esfera ~special conserva su ca-
forma que determina la materia y en que el pen- rácter de tentativa e indagación, que no encuentra
samIento conceptual universal ápresa la esenCia jamás satisfacción en la forma externa de la cons-
de lo real, estando esto último en la misma relación trucción perfecta e impecable, que siempre se co-
con la materia que el acto con la potencia. Los mis- rrige y mejora, derribando lo levantado anterior-
mos conceptos fundamentales persisten como es- mente, buscando nuevos caminos. Si hay alguna
tra!os subterráneos a través de varias disciplinas. totalidad por la que pugne Aristóteles, es la totali-
~Sl,. el concepto de forma penetra la psicología y la dad, no del conocimiento acabado, sino de los pro-
loglc~, y todas las ciencias especiales, a la vez que blemas. Es lo que se puede ilustrar con nuestras
tamblen pertenece a la física y a la metafísica, esto conclusiones acerca de su ética. Según la manera
es, a la filosofía teorética. La doctrina de! Nus corre de plantear Platón el problema, consistía la felici-
a tr~vés de la metafísica, la ética, la psicología y la dad, bien en la virtud, bien en el placer, bien en la
analttlca. Estos temas intelectuales comunes mantie- phrónesis. El Filebo muestra cómo el problema del
nen íntimamente unidas las disciplinas, pero la uni- placer, por ejemplo, se hizo independiente dentro
de las investigaciones filosóficas de Platón hasta for-
1 Esta idea helenística de la sistemática se ~ncuentra notable-
.
mar un reino por sí solo, que únicamente toca de
m:nte desarrolIad3 por Sexto Empírico (Adver.iUS Logicos, 1, 198,
3 ) ss) a base de sus fuentes -principalmente estoicas-o Aquí
un modo tangencial las cuestiones de la phrónesis,
se COl:Cl~): la verdad_como un siste';la científico "fijado" (Ól<; á.v la virtud y la felicidad. Lo mismo pasó con los rei-
t1tl<ITTj¡iT¡ Xa Ot:<ITTj1("UUX 01J<Y11]¡iatlX1]) y se caracteriza este últi- nos de la phrónesis, la virtud, la amistad y la felici-
. mo como un cúmulo de muchas cosas (adQ<M¡ia 1tA.ElÓVOOV). tx dad. Todos ellos aparecieron frecuentemente en la 43
Academia, y siempre como temas de investigación, can refugio en este somero cascarón contra las tor-
relativamente independientes, según muestran los mentas de la vida.
títulos de las obras de los miembros. Los diálogos
de Platón trazan un cuadro fiel de los grupos de
problemas que se independizaron así. Aristóteles CIENCIA Y METAFÍSICA
recoge todos los problemas concernientes a la ética
. (tU ~1'hXá), y sin restringir el libre juego de los dis- Todas las líneas de la filosofía de Aristóteles conver-
tintos grupos, los somete gradualmente a todos a gen en su metafísica, mientr:s q~e. ésta se expande
un yugo metódico más riguroso dentro de la arma- a su vez por todas las de mas dlsClplm~s: La meta-
zón de esta unidad originalmente un tanto floja: La física da expresión a los últimos propOSltOS del. fi-
unificación nunca prosperó lo suficiente, sin embar- lósofo, y todo estudio de los detalles de s~.d?ctnna
go, para permitir una justificación "sistemática" de que no pa rta de este órgano central omltlra
. . . nece-to
la aparición de los problemas De la Amistad en los sariamente lo principal. Formarse un J~I~IO exac
libros octavo y noveno de la Ética Nicomaquea, de su naturaleza y resultados no es faClI, aunque
por ejemplo, o para hacer explicable por conside- sólo sea por el obstáculo que representan los pre-
raciones distintas de las editoriales la doble discu- jUiCi~S ligados a su nombre. El perio?o dura.nt~ el
sión del problema del Placer en los libros VII y x. cual tuvo imperio dogmático la filosofla ~e Aristote-
Allí donde podemos ver algo más hondo en el ori- les terminó haciéndose pedazos la metaf¡s~ca como
gen de las obras, como en la Metafisica y en la Físi- rama del conocimiento Y demoliendo aSI.la crea-
ca, observamos hacia el término del proceso un ción del filósofo. Desde entonces vemos ~~volun­
creciente esfuerzo por alcanzar semejante estruc- tariamente en él al caudillo de los dogmatlcos, al
tura unificada, aunque nunca llega a tener un éxito antípoda vencido por Kant, y creemo~ ~restarle
completo. Tan sólo la historia del desarrollo inte- un servicio prefiriendo la parte no metaflslc~ d~ su
lectual de Arist6teles puede revelar claramente las filosofiay colocindole a una luz m~s ~OSltlv~sta.
raíces y el sentido de lo que cabría llamar su "sis- Sin embargo, no fue nunca un p~SltlVlsta.' ni s~­
tema". Los sistemas helenísticos están enlazados quiera en los díasde prep~nderanCla de la,l~vestl­
con el trabajo de sus últimos días, pero toman su gación. La significación vital de su ~etafls!Ca n~
punto de partida de la impresión externa y con- puede apreciarse·bajo el punto ,de vista de. ~a mo
vierten en primario lo que era secundario para él. derna filosofía crítica, sino tan solo en relaClo~ con
Construyen dogmáticamente un cuadro fijo del los problemas de su propio tiempo. Cuando fijamos
45
44 mundo partiendo de "proposiciones válidas", y bus- nuestra vista en ella de esta última manera, encon-
tramos que está realmente fundada en un propó- pensamiento filosófico, mientras que anteriormen-
sito crítico. Su objetivo era purgar la conciencia fi- te se habían insinuado sin que los percibiesen. Hay
losófica de sus elementos míticos y metafóricos, y alguna mayor justificación para emplear la expre-
echar los cimientos estrictamente científicos de una sión con referencia al mundo de las Ideas de Platón.
visión metafísica del mundo, que en sus principa- Aquí indica la entrada en la conciencia filosófica de
les líneas tomó Aristóteles de Platón. En otras pala- lo invisible e inteligible, y especialmente el lado
bras, fue el interés de Aristóteles por un método objetivo de las Ideas como una especie más alta
particular lo que condujo a tan influyente cons- de realidad no aprehensible por la experiencia. Con
trucción. esto se enlaza en la última fase del desarrollo de
Su metafísica brota de esa interna tensión entre Platón el problema religioso de la teología teleoló-
conciencia intelectual y anhelo de una visión reli- gica, que vino a ser el punto de partida de la me-
giosa del mundo que constituye lo que hay de nUe- tafísica de Aristóteles. Pero hasta este empleo del
vo y problemático en su personalidad filosófica. concepto moderno es, hablando estrictamente, ahis-
En las antiguas cosmologías de los físicos griegos tórico -aunque continuamente volvemos a caer
se penetraban mutuamente el elemento mítico y el en él contra nuestra voluntad- , e impide la verda-
racional en una unidad hasta entonces indivisa. dera comprensión de la obra efectiva de Aristóteles.
Bajo el punto de vista histórico es un abuso del len- La metafísica nació en su espíritu, nació del conflic-
guaje, éuya frecuencia no lo excusa en lo más mí- to .de las convicciones religiosas y cosmológicas que
nimo, llamar a estas filosofías sistemas metafísicos debía a Platón con su propio modo de pensar cien-
por contener elementos que son metafísicos en tífico y analítico. Esta íntima desunión fue descono-
nuestro sentido. En este sentido , naturalmente
. , ha- cida de Platón. Fue una consecuencia del colapso
bría que llamar también metafísica a la Física de del procedimiento en que había basado Platón el
Aristóteles, y, sin embargo, precisamente este ejem- conocimiento de su nueva realidad suprasensible,
plo vuelve el absurdo histórico de esta caracteri- y en que por un instante habían parecido coinci-
zación anacrónica tan claro como la luz del día. Su dir sin reservas la ciencia exacta y el más extático
aplicación a los presocráticos sólo sería sensata si goce de lo incognoscible por experiencia. Cuando
entendiese expresar que, al fundar la metafísica cayó hecha pedazos esta unidad concreta de mito y
. como una ciencia independiente, había sido el ob- lógica, se llevó Aristóteles consigo, como un depo-
jetivo de Aristóteles justamente el de hacer de estos situm fidei, la inquebrantable confianza en que el
elementos dogmáticos y míticos de las cosmolo- núcleo íntimo del credo platónico de su juventud
gías de sus predecesores el centro consciente del tenía que ser verdad en una forma u otra. La Meta- 47
física es su gran esfuerzo por hacer accesible al directamente sus raíces en el conocifIÚento de lo
intelecto crítico ese Algo que trasciende de los lí- invisible e inteligible, la metafísica de Aristóteles
mites de la experiencia humana. Debido a su pro- está construída sobre la base de la física, tomando
funda y anteriormente no reconocida comunidad así la dirección opuesta. La mónada suprema, des-
de problemas con ·los filósofos de la religión del pués de haber sido para Platón la más exacta nor-
Cristianismo medieval, el Judaísmo y el Islam, y no ma y el objeto más cierto del espíritu, vino a ser
por obra de un simple accidente de la tradición, para Aristóteles el último y más difícil de todos los
vino a ser el caudillo intelectual de los siglos que si- problemas. Corrientemente pasamos por alto el he-
guieron a Agustín, cuyo mundo interior se ensan- cho de que la manera má~ común que tiene el fi-
chó mucho más allá de los límites del alma griega lósofo de designar la nueva disciplina es "la ciencia
por obra de la tensión entre la fe y el conocifIÚento. que andamos buscando". En contraste con todas las
La historia del desarrollo intelectual de Aristóteles demás ciencias, parte ésta no de un objeto dado,
muestra cómo detrás de su metafísica está, tam- sino de la cuestión de si su objeto existe. Así, tiene
bién, el credo ut intelligam. que empezar por demostrar su propia posibilidad
El estudio de su desarrollo intelectual nos per- como ciencia, y esta cuestión "introductoria" agota
mite, asimismo, ver más claramente el nuevo con- realmente su naturaleza entera.
cepto del método en que descansaba esta filosofía. Desde el COfIÚenzo fIÚsmo está Aristóteles seguro
Hasta ahora ha sido la opinión reinante la de que de que la ciencia que andamos buscando sólo es
la palahra "metafísica" debe su origen simplemen- posible si hay, o Ideas, o alguna realidad inteligi-
te al orden dado por accidente a los escritos del ble y "separada" correspondiente a ellas. A pesar de
filósofo en alguna edición completa de la edad he- su actitud critica, no escapa, por tanto, 'más que Pla-
lenística -<:orrientemente se sugiere la de Andróni- tón a la idea de que todo verdadero conocer re-
co-, pero que no expresa la manera aristotélica quiere un objeto situado fuera de la conciencia (fI;Ol
de ver la verdadera situación. La verdad es, sin em- ov XUt XOl(lHltÓV), al que en alguna forma toca, re-
bargo, que esta palabra, acuñada seguramente por presenta o espeja. Como dijimos, este realismo no
algún peripatético anterior a Andrónico, da una es nada específicamente aristotélico, sino univer-
idea perfectamente justa del objetivo fundamental sal entre los griegos. El pensamien.to antiguo no
de la "filosofía primera" en su sentido original. rebasó jamás la confusa idea de la relación entre
Mientras que Platón había fijado desde el primer el conocimiento y su objeto que tiene su expre-
momento su vista en el pico más alto del mundo sión en tales térfIÚnos figurados. Dentro de estos
de las Ideas, creyendo que toda certidumbre tenía límites históricos representa, sin embargo, la Meta- 49
física de Aristóteles un estado de los problemas sistema físico, juntamente con un análisis crítico que
cuya relación con la ontología de Platón correspon- parte de los objetos de la experiencia, del concepto
de con bastante exactitud a la de Kant con e! ra- de! ser.
cionalismo dogmático del siglo XVIII. La cuestión La metafísica está basada en la física, según Aris-
"¿es posible la ciencia que andamos buscando?" tóteles, en primer lugar porque no es nada más que
tiene para Aristóteles el sentido objetivo "¿existe el complemento conceptualmente necesario del sis-
esta presunta realidad suprasensible?", mientras que .tema empíricamente conocido de la naturaleza mó-
para Kant tiene el sentido metodológico "¿hay jui- vil. La primera incumbencia de la física es explicar
cios sintéticos a priori?", sin ·los cuales era incon- el movimiento, y una de las principales objeciones
cebible la metafísica tradicional. El hecho de que de Aristóteles a la teoría de las Ideas es que ésta
el criticismo antiguo --sit venia verbo--- lleve el no lo hace así. Al hacer esta objeción, erige Aris-
sello del realismo, mientras que el moderno lleva tóteles en modelo clásico un tipo definido de cien-
el del idealismo, no debe impedirnos el descubrir cia natural, a saber, el método de construcción de
la semejanza interna de las situaciones históricas. hipótesis inventado por Eudoxo, que explica un
Ambos pensadores representan puntos extremos en complicado grupo de hechos refiriéndolos a los
bs cadenas de desarrollo de que forman parte, por . principios más simples -en el presente caso, a la
lo que no han tenido posteridad, si se exceptúa una construcción matemática de todos los movimien-
resurrección que siguió a una larga incompren- . tos planetarios a base de simples círculos-o "Salvar
sión y que terminó en formalismo. La evolución los fenómenos" es el ideal metodológico de la me-
realmente viva pasa por encima o se queda por tafísica. Esta debe extraer las últimas razones de
detrás del aspecto metafísico de Kant o de Aristó- ser de la experiencia de los hechos mismos y de su
teles, desviando la vista, con una parcialidad que ley interna. A este fin debe realmente rebasar los
unas veces es sensualista y otras racionalista o mís- límites de la experiencia inmediata en un punto,
tica, de la precisión científica y el refinamiento que pero no debe esperar más que sacar a luz los su-
dieron a los problemas ambos pensadores. Por eso puestos implícitos en los hechos mismos recta-
es Aristóteles el único pensador de Grecia con mente interpretados. La referencia del movimien-
quien podía hablar Kant de igual a igual y a quien to animal al eterno movimiento cósmico, y de este
podía tratar de superar. Por lo demás, mientras la último al movimiento del círculo más externo, era
posición de Kant está basada exclusivamente en para Aristóteles un hecho colocado más allá de toda
su crítica trascendental de la conciencia aprehenso- duda por la ciencia natural de Eudoxo. Represen-
5° ra, la base de! realismo crítico de Atistóteles es su taba un grado de conocimiento empírico matemáti- 51
camente riguroso jamás alcanzado antes en el mis- dialéctico de la división, desde el género más uni-
mo orden de cosas. A base de los supuestos de la versal hasta la especie ínfima y ya no divisible
física aristotélica debía este sistema de movimien- (a:to¡.tov doo~; pero todo lo que residía del lado
tos encontrar su clave de bóveda en alguna causa de acá del mundo ideal, por el que éste confinaba
última. La inferencia de un primer motor resultaba con el de la experiencia, era indeterminado (atrel-
así sugerida por la naturaleza misma. QOv), objeto de simple opinión y nada verdadera-
Aristóteles ancla esta rama del conocimiento to- mente real. Lo indivisible de Platón todavía no es
davía más firmemente en la física por medio de su el individuo de Aristóteles, una forma inmanente
análisis del concepto de sustancia. Con él da a la ligada a la materia (~V'UAOV dOo~. Por seriamente
idea de una última causa de todo movimiento una que pugnara Platón con la cuestión de la opinión
forma más definida, al concebirla como la forma eh su último periodo, no pudo pasar de la Idea a
suprema y final dentro del reino de las formas natu- apresar el ser individual de la experiencia. La física .
rales. El punto de partida de su teoría del ser es el era simplemente para él un montón de "mitos pro-
mundo de las apariencias perceptibles, la cosa indi- bables".
vidual de la conciencia ingenuamente realista. ¿Ha- Éste es el punto en que empieza la crítica de Aris-
bía alguna manera de aprehender este ser indivi- tóteles. Su objetivo es en todo momento hacer de
dual? la física anterior no había poseído de hecho la Idea algo capaz de producir, el conocimiento
semejantes medios. Su teoría de los elementos brin- de las apariencias. Esto era para él sinónimo de pe-
daba muchas noticias sobre los componentes de dir que las cosas de los sentidos fuesen accesibles
"todas las cosas" y de las fuerzas activas en el inte- a los conceptos, pues como platónico que era pen-
rior de éstas, pero obtenía sus noticias de la pura saba que sólo por medio de lo universal son posi-
especulación. El análisis técnico de una cosa indi- bles el conocimiento y la ciencia. Aristóteles se en-
vidual en sus elementos materiales, como lo entien- cuentra en mitad del cambio sufrido por la teoría
de la modema ciencia natural, era exactamente tan de las Ideas en los últimos años de Platón, que tra-
imposible para Demócnto con su teoría atómica jo consigo la primera elucidación completa del lado
tan altamente desarrollada como lo había sido para lógico de la Idea, como el universal y el concepto,
los físicos anteriores y aun para los más primiti- y de su importancia para el conocimiento. El mismo
vos. En el último y más alto estadio de su desarrollo proceso volvió problemático el lado ontológico de
había abrazado la filosofía de Platón como objeto la Idea, Aristóteles consideraba axiomático que nada
del conocimiento científico (bncrnU1T]) la jerarquía universal posee existencia independiente, Bajo su
52 entera de las Ideas tal como la desplegaba el arte punto de vista se presentaba la teoría de las ideas 53
del último periodo de Platón como una hipostata- da en sí misma está ya informada de alguna mane-
ción de lo universal, a la que opuso su doctrina de ra. Nada absolutamente informe e indeterminado
la determinación de la materia por la forma. Esta "es" en manera alguna. El concepto de materia últi-
doctrina equivale realmente a abolir las "cosas" del ma, absolutamente informe e indetetminada, si bien
realismo ingenuo haciéndolas conceptuales. El obje- es un concepto límite de nuestro pensar, no corres-
to de la experiencia sensible sólo puede venir a ponde a ninguna realidad sustancial. Todo es for-
conocimiento del sujeto pensante en la medida en ma, pero la forma misma resulta la materia de una
que se vuelve una forma conceptual; por otro lado, forma más alta. Así nos lleva la visión del ser que
sólo es en la medida en que es forma. La acabada tiene Aristóteles hasta una última Forma que deter-
determinación de la realidad por medio de las for- mina todo lo demás, sin estar ella determinada.por
mas del entendimiento y de la multiplicidad cate- nada. La física de las formas inmanentes de Aristó-
gorial de su estratificación conceptual no tiene sus teles sólo alcanza su meta en la Forma trascen- '
raíces en las leyes trascendentales de la conciencia dente de su metafísica.
cognoscente, sino en la estructura de la realidad De esta manera viene la forma a explicar también
misma. Aquí se oculta un serio problema, que no el movimiento, del que ni Demócrito ni Platón ha-
debemos pasar por alto, pero todo lo que se pro- bían sido capaces de dar una explicación científica
pone Aristóteles es adueñarse del individuo por me- bajo sus respectivos puntos de vista. La finalidad de
dio de la Idea, proceder que, sin embargo, sólo era ~a teoría del movimiento de Aristóteles es inventar
concebible para él suponiendo que por medio de una lógica del mismo. Aristóteles trata de hacerlo
la Idea cabía hacerse dueño de aquello de la cosa accesible al pensamiento conceptual, exactamente
que ésta era realmente (-tO 'tí ijv EÍvm). La materia como procede con las cosas materiales particulares,
es el residuo, lo no existente, de suyo incognosci- descubriendo en él alguna forma o determinación
ble y ajeno a la razón, que queda después de este por medio de la cual pueda explicarse. Lo confi-
proceso de clarificación de la cosa, convirtiéndola na, por consiguiente, dentro de una armazón fija,
en una forma y un concepto. En cuanto no exis- pues allí donde todo es movimiento y flujo, y nada
tente, ni es, ni no es; "todavía no" es, es decir, sólo fijo ni duradero, pierde la ciencia sus derechos. Se-
alcanza la realidad en la medida en que se toma el gún su física, se encuentra este elemento duradero
vehículo de alguna determinación conceptual. Por en la cualidad y en la forma con fin del movimien-
eso no hay materia que sea justamente la materia, to, no en la cantidad misma. En primer lugar care-
como suponían los físicos; es materia para esta for- cía Aristóteles de los medios técnicos para hacer
54 ma definida, pero aparte de esta forma y considera- mediciones cuantitativas exactas, o determinar las 55
condiciones cuantitativas de las cualidades, así que esta ordenación o OtaxóO'¡.tll(J1.~ anaxagórica por obra
la investigación no podía avanzar en esta direc- del Pensamiento, al declarar a los cuerpos celestes
ción. Pero por encima de todo veía Aristóte!es que y al cielo mismo eternos e increados y derivar su
en el cosmos tenía lugar e! movimiento en formas movimiento de internas causas formales o finales.
fijas y dentro de límites fijos. El aparente capricho Con referencia al movimiento es la forma la en-
y falta de ley de los movimientos de la vida sobre . teiequia Cev'tEA,-éXwx), en la medida en que en su
la tierra, que es muy pequeña en comparación con forma posee cada cosa el fin de! movimiento que
e! mundo en su totalidad, no podía menoscabar en se realiza en su interior. Para los cuerpos celestes es
modo alguno al magnífico cuadro de la parte su- ella su revolución circular eterna, pero Aristóteles
perior e imperecedera de! universo. Una vez más transporta e! principio también a las cosas terrenas,
cobró aquí la teona de las esferas de Eudoxo una infundiendo así la teleología de Platón en cada par-
importancia fundamental para -la visión de! mundo te de su mundo de formas. El movimiento de las co-
de Aristóteles. En e! concierto y continuidad de la sas terrenas parece ser desordenado o li'tax'to~, para
revolución eterna de los astros, tal como lo admi- decirlo en lenguaje platónico, pero un examen
tía aquella hipótesis para dar cuenta de las aparien- más detallado descubre que e! principio fundamen-
cias visibles en el firmamento, había algo dotado tal del cambio del mundo orgánico es el mismo que
de una finalidad e impulsado por una forma que no el de los cielos, a saber, la locomoción, a la cual de-
era posible derivar de los supuestos mecánicos de ben reducirse todas las clases de! movimiento. La
la vigente teona de la gravedad. Por la mayor parte, locomoción está aquí al servicio de las leyes espe-
habían recurrido los físicos a la idea de un vórtice ciales de la generación y la corrupción orgánicas,
cosmogónico que ponía el mundo en movimiento, que a su vez dependen de la forma. La entelequia
pero al desarrollarse e! conocimiento de! orden in- de los seres que se generan y corrompen es la
variable de los fenómenos , la idea de una cosmo- cima de este desarrollo orgánico. En ellos se pre-
gonía mecánica pasó cada vez más a segundo tér- senta la forma como orden y determinación que
mino, pareciendo de hecho ser algo sin sentido. construye desde dentro, desplegándose desde la
Aristóteles fue incluso más allá que Platón en este materia como desde una simiente.
punto. El último había tratado en todo caso de con- Se ha supuesto siempre que este último sentido
cebir lo que debía haber sido la creación del mundo de "entelequia" es el original, y que el concepto se
a base de la astronomía de Eudoxo, al hacer de! desarrolló por primera vez en e! caso de la vida
principio, no e! caos, sino la razón que ordena las orgánica y de aquí se transportó a otras esferas
cosas. Pero Aristóte!es rompe completamente con por medio de una generalización -lo que significa, 57
por consiguiente, algo vitalista o biológico, como activa (E(>'Y 0V), alcanzando su fin (entelequia) tan
la moderna "fuerza vital"-. Esto implica que Aris- sólo en esta actividad (tV€Q'YEta). Es todavía más
tóteles poseyera desde un principio la acabada ahistórico ver en las almas de los astros una conse-
maestría en zoología y biología que despliega en la cuencia de extender al conjunto de la realidad la
Historia de los Animales, y que viera más o me- . presuntamente vitalista o incluso animista forma
nos este principio en el objeto durante sus investi- substantialis, como lo hacen aquellos intérpretes
gaciones. Recientemente hemos venido a creer que que consecuentemente llegan a suponer que Aristó-
la verdadera obra de Aristóteles fue el concepto del teles atribuía un alma incluso a lo inorgánico y ha-
desarrollo biológico, lo que es una modernización cen así de él un pampsiquista.
enteramente viciosa. El significado de "entelequia" Cuanto más alto ascendemos en e! cosmos, tanto
no es biológico; es lógico y ontológico. En toda cla- más puramente expresa e! movimiento la forma que
se de movimiento está la mirada de Aristóteles fija es su fin. En conjunto es el moviiniento de! mun-
sobre el fin. Lo que le interesa no es el hecho de do el efecto y la expresión de una forma absoluta
que se genere algo, sino de que algo se genere, y libre de toda materia. Esta forma lleva a su térmi-
de que se abra camino hasta la existencia algo fijo no la reacción contra la física preplatónica, en que
y normativo: la forma. el mundo nacía de una materia caótica y se expli-
caba por medio de causas mecánicas. La realidad
¡Oh, PC!der creador, que produces formas eternas, es en su determinación y en su esencia nécesaria-
Cíñete en lazos de amor que no se suelten mente lo que es. No puede explicarse por la sim-
jamás, ple posibilidad y azar, pues entonces lo mismo pue-
y lo que en vacilante aparición brilla de no ser o ser de otra manera. Tiene que haber
Fíjalo en su lugar con pensamientos que .duren una forma al frente del movimiento, y la forma su-
por siempre! prema tiene que ser acto puro, detenninación y pen-
samiento de un cabo a otro. Este pensamiento no
Las ideas de potencia y acto, que también se de- puede pensar nada más perfecto que él mismo,
rivan corrientemente del proceso de la vida orgáni- pues en el término de! movimiento del mundo en-
ca, las ilustra realmente en ocasiones Aristóteles con tero está necesariamente la más perfecta cosa exis-
el ejemplo de la simiente y el organismo desarrolla- tente, puesto que todas las demás se dirigen a ella.
do, pero no pueden proceder realmente de esta es- No obstante, e! pensamiento que se piensa a sí mis-
fera. Debieron tomarse de la capacidad o I)úvaJlt~ mo no es una conciencia de sí simplemente for-
humana, que ya permanece latente, ya se vuelve mal, desprovista de contenido, un yo absoluto en 59
el sentido de Fichte. En la teleología de Aristóteles procede según una idea y plan interno. La necesi-
son una cosa la sustancia y el fin, y el fin supremo dad natural tal como la entendían los atomistas es
es la realidad más determinada que existe. Este pen- evidentemente la condición indispensable de la acti-
samiento sustancial posee de una y la misma vez vidad de la naturaleza como de las técnicas del hom-
la suprema idealidad, tal como la concebía Platón, bre, mas para el intérprete de la naturaleza no pasa
y la rica determinación del individuo y, por tanto, de ser una simple causa secundaria (cruvaínov),
vida y una perdurable beatitud. Dios es una cosa como ya había enseñado Platón. Cuanto más se
con el mundo, no porque lo penetre, ni porque dio Aristóteles a la investigación positiva en el cur-
albergue en su propio seno la totalidad de las for- so de su vida, tanto más profundamente hubo de
mas del mundo como un mundo inteligible, sino , penetrar en el estudio de la especial constitución
porque el mundo "pende" (~Q'tl]'tat) de él; él es su material de las cosas individuales. Mientras, por lo
unidad, aunque no es en él. Como cada cosa pugna demás, permaneció su física dentro de la esfera de
por realizar su propia forma, realiza por su parte la discusión conceptual, le ofreció pocas dificulta-
. esa infinita perfección que en conjunto es Dios. des la relación entre la causa secundaria y la final.
El intento de Aristóteles de hacer producir frutos El espurio libro cuarto de la Meteorología, que con-
en el conocimiento del mundo sensible al pensa- tiene el primer ensayo antiguo de una química,
miento exacto descubierto por Platón, el concepto y ilustra la forma en que tal relación se torna proble-
la forma, sólo podía consistir en una aprehensión mática para un seguidor de Aristóteles tan pronto
conceptual de la naturaleza y de su esencia; no po- como éste se vuelve hacia la cuestión de la constitu-
día en un principio servirnos para ver en el interior ción de la materia. La teoría atómica de Demócrito·
de las causas materiales. El intento creó así una fi- y su concepción del vacío reaparecen instantánea-
losofía de la naturaleza que descansaba en una base mente como hipótesis de trabajo que en un princi-
"metafísica" en nuestro sentido moderno. La inten- pio no daña el carácter fundamentalmente teleoló-
ción del propio Aristóteles fue la opuesta. El filósofo gico de la física. El autor del libro cuarto de la
creía que su explicación teleológica de la naturale- Meteorología pertenece a este estadio de transi-
za había acabado con la física anterior, que derivaba ción. 2 Estratón va más allá y abandona la teleolo-
todo lo que acáece de causas materiales y mecáni- gía y la metafísica junto con ella, reconstruyendo
cas. Sin dejar de reconocer estas causas inferiores, la física de Aristóteles sobre una base democritiana.
las subordinaba a las causas formales y finales. Ma-
teda y fuerza no son "naturaleza". Son los operarios 2 Sobre lo que sigue ver J. Hammer-Jensen, Hermes, vol. 1,
60 de la naturaleza; esta misma es el constructor que pp. 113 Yss. 61
Traslada la "artesanía" de la naturaleza a la mate- vuelve ahora un estudio de la naturaleza en cuanto
ria y sus cualidades. Se ha sugerido ser él autor de ser, del mismo objeto que la física considera bajo
este libro, que sería entonces una obra tempmna el punto de vista del movimiento. Así, los dos ob-
en que lucha 1;1 doctrina de su maestro con las con- jetos fundamentales de la metafísica original -el
cepciones atomistas; pero no necesitamos de un objeto físico del primer motor y el objeto metafísi-
nombre famoso para comprender la dirección del co qe lo suprasensible- pasan a segundo término
proceso que se revela en esta interesante obra. La y en su lugar aparece el nuevo objeto de la morfo-
física teleológica había penetrado desde los últimos logía del ser. Cabe descubrir en ello las carcterísti-
días de Platón en el primer periodo de Aristóteles, cas de la ciencia universal de la realidad del último
y venido a ser el fundamento de la filosofía del úl- · periodo de Aristóteles, que empieza a hacer su efec-
timo. Encontró un terreno fértil para su principio to sobre la metafísica y recibe aquí una fundamenta-
en la investigación de los reinos animal y vegetal. ción ontológica y axiomática. El abandono de la
Cuando pasó a examinar la materia inorgánica, en especulación en favor de la investigación empírica
cambio, fracasó a la larga el principio de la forma también dejó sus huellas, según vimos, en la mane-
y reapareció por su propia virtud el punto de vista ra de tratar últimamente la cuestión del primer mo-
atomista . tor. El complemento conceptualmente necesario del
. El interés de Aristóteles por el método impera cuerpo de la doctrina físiCa, el principio de que
también en su desarrollo ulterior, como cuando , depende todo, se vuelve ahora muy semejante a
más tarde, inserta entre la Física y la Metafísica, una simple hipótesis cosmológica por su carácter, '
como un miembro de enlace, una investigación es- y la imposibilidad de confirmarlo como otras hipó-
pecial de la continuidad y eternidad del movimien- tesis por medio de la experiencia se siente inme-
to del mundo y del movimiento circular, que nos diatamente como un defecto incurable.
lleva hasta los umbrales mismos de la metafísica, y Este interés por el método tendía a reprimir el
muestra que la física sin la metafísica es un tronco interés de Aristóteles por trazar el cuadro de su fi-
sin cabeza. La idea fundamental de la metafísica losofía. No le fue dado crear potentes símbolos del
de su último periodo es también una idea sobre e! contenido de su visión del mundo, como los mi-
método, a ~aber, lá"de anteponer a la teología una tos y alegorías de Platón. Él mismo debió de sen-
doctrina de la sustancia en general, ampliando así tirlo así; una vez, en su primera exposición de su
la metafísica hasta hacer de ella un estudio de los propia filosofía, el manifiesto De la Filosofía, trató
varios sentidos del ser. La teoría de! ser suprasen- de dar forma plástica a su nueva actitud frente a
62 sible, cuyo objeto era distinto de! de la física, se las cosas con una variante .de la alegoría de la Ca- 63
verna de la República de Platón (supra, p. 190). La clitiano de todas las cosas, en que hacen su apari-
imagen de la ascensión de los hombres subterrá- ción ciertas islas duraderas. Aristóteles no veía la na-
neos hasta la visión de los eternos órdenes y for- turaleza así; para él era un cosmos en el que todo
mas del cosmos nos impresiona como una fina y movimiento giraba en torno a los centros fijos de las
personal versión del original platónico, pero depen- formas perdurables. Sin embargo, no impuso, como
diente de éste hasta el extremo; y la relación entre cabía temer, a la realidad viva la rígida jerarquía
su actitud frente al mundo y la de Platón deja la mis- de un mundo de conceptos abstractos: sus formas
ma impresión. Es como si Aristóteles la diese abso- operan como las leyes constmctivas de todo proce-
lutamente por supuesta, para volverse en el acto a so. Pero lo que en ellas más percibimos de todo es
su propio método de argumentación y análisis. Sólo la distinción propia de unidades lógicas. rigurosa-
en pasajes aislados nos damos de pronto cuenta, mente determinadas. La imagen con que Aristóte-
casi con asombro, de la viviente presencia de una les pinta su mundo es la de 'tá~t~ u orden, no la de
sentida totalidad por detrás de la sutil red de con- <nJ~!(p(f)vía o armonía. Lo que Aristóteles ambiciona
ceptos. Permanece latente como la fuerza reli- no es una sonora concordancia polifónica, por na-
giosa impulsiva que hay por detrás de la Metaftsi- tural que. pudiera ser este sentimiento a un griego
ca, sin que pase jamás a primer término ni se helenístico, sino la organizada cooperación de to-
confiese directamente. Ésta es la razón de que só- das las formas a la realización de un Pensamiento
lo se revelen ambas cosas en las formas indirectas superior a ellas. Para dar expresión a esta visión del ,
del pensamiento conceptual y en el método que mundo inventó por una vez una imagen feliz -el
emplea Aristóteles para luchar con ellas, y la ra- movimiento táctico de los guerreros de un ejército .
zón de que la fuerza de su filosofía como religión con que se ejecuta el plan del general invisible-o
y visión del mundo sólo haya revivido en la histo- Comparado con el "aliento que penetra todas las
ria allí donde los hombres no han buscado sim- cosas" de! monismo estoico, se trata de un mundo
plemente intuiciones estéticas, sino que han co- clásico de plásticas formas y contornos. Los miem-
nocido ellos mismos algo de esta grave lucha. bros de este reino carecen de contacto, de reacción
Intentemos, no obstante, hacernos plásticamente dinámica el uno sobre e! otro. Este rasgo, extraño al
visible su mundo. mundo "armoniosamente unificado" de la filosofía
Aristóteles introdujo la discontinuidad lógica que imperial, es lo que tenía presente Plotino cuando
caracterizaba, asimismo, el mundo ideal de Platón deseaba algún contacto entre el primer motor y
I
en e! mundo visible. Según Platón, es la imagen las formas de los motores de las esferas. Otro tanto
64 , más feliz el mundo de las apariencias el flujo hera- cabe decir de! reino entero de las formas del cos- 65
mas de Aristóteles, aunque su ley esté encarnada gún día será también todo nuestro conocimiento
más pura y bellamente en e! de las esferas. tan sólo un canoso mito. El filósofo, alzándose so-
"Las cosas que cambian imitan a las que son im- bre la tierra en e! centro del universo, abraza dentro
perecederas." La generación y corrupción de las co- de los límites del pensamiento un cosmos apresado
sas terrenas es una revolución estacionaria exacta- él mismo por límites fijos y encerrado en la etérea
mente en la misma medjda que e! movimiento de esfera del cielo extremo. El Nus filosófico, al fijar la
los astros. A pesar de su cambiar sin interrupción vista desde la cumbre del conocimiento humano en
no tiene historia la naturaleza, según Aristóteles, e! ritmo eterno del todo, adivina algo de la pura fe-
pues la constancia de las formas de! proceso de la licidad sin mancha del espíritu del mundo, que per-
vida orgánica mantiene a éste sujeto a un ritmo que dura inmóvil, entregado al pensamiento contem-
permanece eternamente e! mismo. Análogamente plativo.
se le presenta e! mundo humano del estado, la so- El viejo cosmos geométrico de los griegos quedó
ciedad y el espíritu, no como preso de la imprevi- diferenciado, pero no roto por el cuadro del mundo
sible movilidad de un destino histórico que no que traza Aristóteles. Dentro de sus líneas típicas
retoma jamás, lo mismo si consideramos la vida indi- quedaron insertas las nuevas ideas del siglo N. Aho-
vidual que la de las naciones y culturas, sino como ra se ve la realidad desde dentro; ya no es sólida,
sólidamente fundado en la inmutable persistencia sino transparente hasta cierto punto. Aristóteles lle-
de las formas, que si cambian dentro de ciertos lí- va a su término la recepción de! platonismo dentro
mites, siguen siendo idénticas por su esencia y fina- del cuadro griego tradicional del mundo. La pers-
lidad. Este sentido de la vida lo simboliza e! Gran pectiva se ha extendido indefinidamente, así en e!
Año, al térrnino del cual han vuelto todos los astros espacio como en el tiempo, por obra de las inves-
a su posición originaria, para empezar de nuevo su tigaciones astronómicas e históíÍcas de la centuria.
carrera. Del mismo modo crecen y perecen las cul- En su finitud es el mundo de Aristóteles idéntico al
turas de la tierra, según Aristóte!es, bajo la acción de de Platón; pero ha desaparecido e! contraste entre
grandes catástrofes naturales, que a su vez están los dos reinos que daban al último de los nombra-
en relación causal con los cambios regulares de los dos su especial carácter y espiritual ímpetu, y ahora
cielos. Lo que acaba de descubrir Aristóteles en este brilla con colores platónicos el mismo cosmos visi-
instante se vio mil veces antes, se perderá de nuevo ble. El cuadro griego del mundo ha alcanzado su
y volverá a verse un día. Los mitos son los perdidos máximo de unificada armonía y plenitud. Sin em-
ecos que nos hablan de la filosofía de las edades bargo, nada de ello mueve al espíritu del filósofo
66 perdidas, igual en valía a la nuestra propia; y al- por el lado estético y emocional, sino tan sólo en 67
la medida en que puede establecerlo conceptual-
lugar ohjetivo del elemento ético dentro de la tota-
mente la ciencia exacta. Aunque este cuadro sin-
lidad del universo, Sócrates no fue en realidad un
gularmente bello se desvaneció hace mucho, sigue
teorizante de la ética; buscaba simplemente el ca-
la CIenCIa luchando con los problemas y los méto-
mino capaz de conducirle a la virtud y sacarle de
dos que se desarrollaron gracias a él. En ellos, y no
su aporía de ignorancia; pero ya este punto de par-
en el cuadro como tal, reside la verdadera EVÉQynu
tIda contiene el germen de la conclusión hacia
o actividad de su genio.
la que h,abía de tender ei proceso iniciado por él, la
fundaClon de la "ética". La cuestión "¿qué es lo
bueno o lo justo?" no es la cuestión deun profeta
ANÁliSIS DEL HOMBRE .
SIllO la de un pensador. Con todo y afirmar tan
apasionadamente el bien, lo que pone en primer
La fundación de la ética como ciencia resultó pro-
término esta cuestión es el descubrimiento de la
fundamente afectada por el hecho de haber puesto
naturaleza de lo que llamamos bien; yel ignorarlo
Sócrates en primer término la cuestión del conoci-
es la verdadera desgracia a que da expresión. El
miento moral y de haber continuado Platón en esta
hecho de que el más grande guía moral de Grecia
dirección. Estamos acostumbrados a considerar
se interese tanto por la objetivación y la aprehen-
como el problema esencial la intención y la con-
si,ón de lo justo, muestra que los griegos sólo po-
ciencia personal, y por eso tendemos a ver en la
dlan lograr su más alto triunfo moral mediante la
distinta forma de plantear Sócrates la cuestión una
creación de una filosofía de la moralidad. Esta es .
condición histórica de su pensamiento, que oculta
la razón de que la cuestión de la intención subjeti-
lo que era en realidad una cuestión, no de con-
va y la "realización", de la educación de la volun-
ciencia psicológica, sino de conciencia moral. Por
tad, ocupe un segundo término en Sócrates y éste
justificable que sea el aclararnos a nosotros mismos
la trate en una forma que -por mucho que hable-
lo~ grandes fenómenos de la historia del espíritu
mos en torno a ella- no puede satisfacernos. Para
gnego traduciéndolos a las correspondientes cate-
él, como para Platón, no era esta cuestión tanto la
gorías de nuestro tiempo, envuelve ello el peligro
única finalidad directiva, cuanto simplemente el su-
de pasar por alto los verdaderos logros de Grecia.
puesto de la cuestión que ellos sentían con verda~
Estos logros no residen en la orofecía religiosa ni
. 1 .L ,
dera .intensidad, a saber, cuál es la esencia del bien.
Slmp,emente en ,el extremo radicalismo con que
El camino del conocimiento era largo para ellos; en
a~J¡caro~ la moralidad a la vida, sino en su aprehen-
68 cambio, que el conocimiento aseguraba el acierto.
slon de la objetividad de los valores éticos y del
de la acción parecía casi evidente de suyo. 69
El proceso que va desde Sócrates hasta Aristóte- posesión ya del propio espíritu, para servirse de él
les se ha presentado como un proceso de crecien- simplemente a fin de enriquecer los propios mate-
te distanciamiento respecto del primero, en el cur- riales, pero sin hacerse dueños del núcleo de su
so del cual su enseñanza moral práctica se redujo problema en su significación suprapersonal, o que
gradualmente a forma teorética, y así es como se reconociendo el nuevo y revelador elemento
presenta realmente si se ve en Sócrates al investi- que había en él, como hizo Platón, se aferraran a
gador de la naturaleza de la conciencia y al predica- este punto, para desarrollarlo con fuerza original.
dor de un evangelio de libertad moral; en otras Los investigadOíes consideran comúnmente como
palabras, si se le atribuye la moderna actitud pro- otro simple accidente histórico el que Platón hicie-
testante y kantiana. 3 Bajo nuestro punto de vista, ra su gran descubrimiento del Deber moral-para .
sin embargo, el verdadero curso de los aconteci- emplear ténninos modernos- o bajo la forma de la
mientos fue el inevitable proceso de progresiva Idea, esto es, de una esencia suprasensible dotada-
objetivación de lo moralmente justo, debido a la de una superior realidad; y excusamos el empleo de
esencial naturaleza del espíritu griego y no al azar este método extraviado señalando las artísticas exi-
de personaiídades particulares. Tan sólo este pro- , gencias del espíritu griego. Pero una vez más no es
ceso podía superar la vieja moralidad tradicional, bastante presumir simplemente de un conocimien- .
que se desintegraba sin cesar a la vez que e! aca- to superior, ni imponer precipitadamente nuestro
bado subjetivismo que acompañaba a la desinte- propio punto de vista "más avaniado". El mismo
gración. La lucha por la objetividad había nacido, rasgo que nos parece extraviado o erróneo fue e!
ciertamente, de la aporía práctica de una podero- necesario supuesto histórico de! reconocimiento
sa y militante personalidad moral, pero la propia de la verdadera naturaleza de la cosa misma. El des-
naturaleza de ella la forzó a desenvolverse alián- cubrir los valores objetivos del espíritu, sean mo-
dose al pensamiento filosófico, en que encontró rales, estéticos o lógicos, y e! abstraerlos en forma
el instrumento con que alcanzar su fin, o, más exac- purificada del enmarañado caos de las ideas mora-
tamente, llamando a la vida a un nuevo movimien- les, estéticas y lógicas que ocupan constantemente
to filosófico, que creó nuevos instrumentos para las almas humanas, sólo fue posible gracias a la vi-
ello. El movimiento tomó un camino diferente con sión objetivadora, configuradoia, fonnativa con que
cada socratico, según que se acercarán externa- se aproximaban los griegos a todas las cosas, in-
mente a Sócrates con los problemas sofísticos en cluso las intelectuales, y a la que deben su filoso-
3 Cf. Hcinrich Maier, Sokrates, seine Werk und seine gescbi- fía y arte específicos. Otros pueblos han conocido
70 (.'Jt/iebe Slellung, pp. 516 Yss Y577 Yss. por experiencia una gran elevación moral, mas para 71
dar cuenta filosófICa de la moralidad como un valor do, y por eso únicamente para él son bienes en e!
en su forma pura tuvieron que venir al mundo los verdadero sentido de medios para el Bien. El ser
griegos y Platón. La Idea, en el momento de su humano, es, sin embargo, independiente de ellos
aurora en e! espíritu griego, pareció ser por natu- y líeva la felicidad en su propio interior. Así des-
ral necesidad una realidad objetiva, independiente tierra Plat6n el eudemonismo y la ética de bienes,
de la conciencia en que se refleja. Y puesto que las bases de toda visión popular griega de la vida.
había sobrevenido corno respuesta a la cuestión Mas como verdadero griego vuelve a llamarlos en
socrática "¿qué es de tal manera?", poseía también el mismo instante, aunque en nueva y más alta for-
los atributos del objeto de la lógica, del concepto. ma. La visión del Bien en sí es el fnito de toda una
Tal es el único camino por e! cual fue posible reco- vida de fervoroso trabajo. Supone la gradual fami-
nocer, a ",quel nivel no abstracto del pensamiento, liarización del alma con e! "bien mismo"; éste sólo
dos de las propiedades esenciales del Deber moral, . se revela a aquel que busca realmente la sabidu-
su indisputabiiidad y su incondicionalidad. Platón ría y, por tanto, sólo al término de un penoso ca·
debió de pensar, ai descubrir la Idea, que alcanzaba mino intelectual que pasa por todos los métodos
por primera vez una verdadera comprensión de la de argumentación (~.I.É'¡'}o&)l AÓyroV) . A diferencia de
esencia de la obra toda de Sócrates: la erección de un conocimiento mecánico, no puede trasmitirse
un superior mundo intelectual de inconmovibles de una persona a otra. La vida mejor es, por consi-
fines y términos ('LÉAOS, oQoc;). En la visión trascen- guiente, la vida "filosófica", y e! Bien supremo es
dental del Bien en sí, que no cabe derivar de ex- la interna feiicidad de aquel que aprehende ver-
periencia sensible alguna, encuentra ahora lo que daderamente el Bien.
la satisface la busca socrática. Así vino a ser Platón no sólo e! descubridor teo-
A Platón le entusiasma el presentar su descubri·· rético de la moralidad, sino también e! creador de
I
miento filosófico de que e! único motivo moralmen- . un nuevo ideal de vida, aunque admite la morali-
te válido de la actividad humana es el puro Bien, dad común como un nivel inferior al lado de la
en la forma popular en que buscaba el griego el virtud filosófica. En el curso de su desarrollo ulte-
bien supremo o la vida mejor. A las numerosas rior se tornó la vida filosófica de un carácter cada
sugerencias que ya se habían hecho, y abarcaban vez más religioso, igual que el concepto de Dios
más o menos todos los bienes de! mundo, opuso tomó e! lugar de la Idea del Bien como medida de
la suya propia, de que "un ser humano se torna todas las medidas. Pero a través de todas las fases
feliz cuando se torna bueno". Sólo el hombre bu e- de su desarrollo, siguió siendo e! centro de su inte-
72 no puede emplear rectamente los bienes de! mun- rés el problema de los valores y las normas objeti- 73
vas. La vida "en referencia ai fin" entrañaba el im- cuela empezó el movimiento que culminó en la éti-
pulso de luchar por conseguirlo. A Platón le había ca de Aristóteles, y hasta los diálogos de éste dela-
causado de hecho una sobrecogedora impresión tan algo del penetrante análisis de conceptos que
el mundo recién descubierto de los puros valores lo trajo a la existencia. Aquellos hombres querían
objetivos y la nueva seguridad que daba a la vida. entender el alto ideal de la vida filosófica por me-
Los primeros diálogos de Aristóteles están llenos dio de la naturaleza del mismo espíritu humano, y
de un enorme fervor por la vida filosófica de Pla- al hacerlo así, aunque debido a la falta de una psi-
tón, pero al mismo tiempo hasta un libro tan tem- cología analítica pudo al pronto parecerles que en-
prano como el Protréptico señala claramente los contrahan confirmada su fe en la primacía del es-
límites de la influencia que podía ejercer sobre la píritu cognoscente sobre las otras partes del alma,
realidad cívica este ideal exclusivo de aristocracia tropezaron en todo caso con el problema de las
intelectual. El intento de imponerlo a la vida entee diferentes "partes" del alma y con la cuestión de ha-
ra de la nación sólo podía conducir a una completa cer justicia a las partes irracionales también, es decir,
renuncia a la realidad, puesto que la realidad se de incluirlas en el proceso de asimilación del espí-
mostraba incapaz de adoptarlo. La tendencia a re- ritu a Dios. Lo mismo en el Fílebo que en el Protrép-
nunciar al mundo, junto con un negro pesimismo tico aparecen otras "vidas" además de la filosófica, y
acerca de sus bienes y una crítica implacable de se hace un intento para ponerlas en relación. Una
su sociedad no intelectual, es harto patente en las cuestión como la del papel desempeñado por el
primeras obras de Aristóteles. Frente a este desáni- placer en la pura vida filosófica conduce a la in-
mo resalta con la mayor claridad su optimismo me- vestigación de los motivos de la acción moral; y la
tafísico-religioso, que brilla sobre toda la pobreza idea pedagógica de la vejez de Platón, que había
y toda la miseria de este mundo, y pugna por lle- que educar a los jóvenes para el bien, acostumbrán-
gar con el puro intelecto, a tmvés de este reino de dolos desde e! primer momento a sentir placer en
las apariencias, hasta la meta que nos hace señas el bien y desplacer en el mal, está ya cerca de la
desde la vida inmortal. La duradera impresión re- ética de Aristóteles, según la cual un acto sólo es
cibida por Aristóteles de esta mancm platónica de bueno cuando va acompañado de la alegría en el
ver las cosas no puede ponerla en duda nadie que bien. También debió de trabajarse en la Academia
haya seguido la influencia de la misma a través de! sobre e! problema del carácter, puesto que Jenó-
desarrollo ulterior del filósofo, pero también debe- crates dividía la filosofía en lógica, física y ética o
mos tener presente el fondo que nos oculta esta estudio del carácter. Los últimos diálogos de Pla-
74 manera de ver típicamente académica. En esta es- tón presentan señales de una teoría de la voluntad 75
y de la r~sponsabilidad mOíal, que prueba que no orgulloso, del liberal y del magnificente por me-
fue Anstoteles la primera persona que alcanzó la dio de un solo concepto formal de la viItud, el prin-
maestría filosófica en esta cuestión tan discutida cipio del justo término medio, y aunque no des-
en el derecho penal griego. Cuando Aristóteles exa- arrolla sus tipos mediante una pura descripción,
mina y rechaza definiciones de tales ténninos como sino mediante una construcción dialéctica en que
elección, felicidad y placer, probablemente las toma cada rasgo está lógicamente enlazado con los de-
todas de las discusiones de la Academia. La inte- más, su contenido está tomado de la experiencia,
lectualizac:ión de las viejas metáforas de Platón y y los tipos mismos brotan de ¡elaciones de hecho
la func1aClon de la ética como ciencia aparte estaban tales como se dan realmente. La discusión inicial
ya en plena marcha en aquella escuela. Aristóteles de la naturaleza fundamental de la virtud está orien-
es simplemente el platónico que siguió estas ten- tada con vistas a la cuestión de la intención moral y
dencias con la mayOí resolución. de su cultivo. Esto era un decisivo paso adelante;
No era él un legislador moral a la manera de la esencia del valor moral se saca ahora del yo sub-
Platón. Ni ello entraba en los límites de su propia jetivo y se acota la esfera de la voluntad como el
naturaleza, ni lo permitía el progreso de los proble- dominio peculiar de ese valor. Esto da realmente
mas. Aunque su ética empezó pOí estar saturada a la virtud del carácter la preeminencia sobre la del
de la idea de la norma divina, y por considerar toda intelecto, y por eso se le dedica la mayor parte de lá
vIda como el ~ervicio y conocimiento de Dios , has- discusión, aunque Aristóteles está todavía lejos de
ta en sus más antiguas obras denota el nuevo ele- trazar una división fundamental entre ambas. La
mento otra dirección, a saber, el análisis de las for- teoría de la virtud ética se vuelve ahora hasta cierto
mas de la vida moral tales como son realmente. punto una ética dentro de la ética, y determina el
Aristóteles abandona la teoría de la virtud de Pla- • nombre del conjunto. A base de Aristóteles solo
tón por una teoría de tipos vivientes, adaptada a la ya no veríamos por qué la teoría de la virtud in-
rica realidad de la vida moral en todas las mani- telectual entra en cualquier forma que sea en la éti-
festaciones concebibles, incluyendo la economía, ca, si no supiéramos que para Platón (y para Aris-
!a sOCIedad, las relaciones de clase, el derecho y tó.teles en su juventud) había· sido el verdadero
los negoCIOS. Entre este estudio realista de la vida centro, la ciencia de! más alto valor objetivo. Hasta
cívica y las elevadas ideas recibidas de la filosofía en sus últimos días siguió vinculando Aristóteles
religiosa de Piatón que forman la amlazón del con- el más alto fin de la vida humana con e! fin divino
ju~to, hay una gran tensión. Aunque Aristóteles ex- del mundo, haciendo culminar la ética en metafí-
plica los tipos del hombre justo, del valiente, del sica teorética, pero el acento ya no cae principal- 77
mente sobre la aprehensión de esta norma eterna, Aristóteles acabó por abandonar totalmente el
sino sobre la cuestión de cómo puedan los indi- intento de trasladar la primacía de la razón teorética
viduos humanos realizar esta norma en su volun- de Platón a la esfera de la ética cotidiana. Claro que
tad y actividad. Así como en ontología hizo dar a había rebajado la "sabiduría" y el Nus de Platón al
la Idea de Platón frutos en la aprehensión del mun- nivel de una simple "razón teorética", y que la ne-
do de las apariencias, de igual manera hizo en la cesidad de una rigurosa distinción entre la ética
ética adoptar a la voluntad del individuo moral cívica y la ética metafísica esun directo resultado
la norma trascendental, objetivándose a sí misma de la intelectualización de estos conceptos, que para
en esta forma. Naturalmente que una vez interiori- Platón significaban a la vez el conocimiento del
zada así la norma pierde su carácter de validez bien y la bondad efectiva del alma. Así conservó
universal, pues no hay imperativo alguno que sea Aristóteles también en la ética el carácter funda-
igualmente obligatorio para todos los hombres, si mentalmente crítico de su filosofía. El resultado fue
se exceptúa una generalización puramente forma! un enorme ensanchamiento y refinamiento en la
.o desprovista de todo contenido. La finalidad de comprensión psicológica del yo moral, y la com- .
Aristóteles es la de unir la idea de la completa obe- presión del "inte1ectualismo" y del elemento me-
diencia a la norma con la mayor variedad indivi- tafísico en un espacio sumamente pequeño. Pero
dual. La personalidad moral es "una ley para sí mis- lo mismo que en metafísica, también en ética si-
ma". De esta manera entra la idea de la autonomía gue siendo en último término un platónico, allí al
moral de la persona, que había sido extraña a Pla- explicar teleológicamente el mundo de la experien-
tón, por primera vez en la conciencia griega. cia por relación a su sumo fin inexperimentable,
Las dos partes principales de la ética de Aristó- aqúí al reconocer, más allá de la moralidad cívica
teles, la doctrina ética de la moralidad basada en corriente y del reino de la voluntad y de la acción
la buena voluntad y la doctrina metafísica de la práctica, una vida que se pasa en la cont~mpla­
contemplación de Dios como norma nuestra, ma- ción de lo eterno, que en su estimación merece
nifiestan una tendencia a separarse cada vez más incondicionalmente la palma y que está a un nivel
la una de la otra, en el curso del desarrollo intelec- más alto incluso bajo el punto de vista ético. En la
tual del filósofo. La verdadera "ética" o teoría del Ética Nicomaquea hace, sin embargo, independien-
carácter, que en la Ética original estaba estrecha- te de esta teología la moralidad de la vida cívica.
mente enlazada con la culminación teológica, se Son dos distintos mundos de diferente rango. La
I
hace más tarde independiente, encontrando un aparición de la "vid~ teorética" al final de la obra
78 principio propio en la prudencia moral práctica. I no significa ahora que deba "hacerse inmortal" en 79
I
la medida de lo posible todo cambio terrenal, sino En política, la que sólo rozaremos brevemente
que por encima del mundo de la moralidad práctica aquí, la estratificación interna es la misma que en
hay otro más alto. Así inserta Aristóteles el mundo ética y metafísica. De hecho, eS el desarrollo histó-
platónico de su juventud en el mundo real, dán- rico particularmente claro en este campo. Bajo el
dole el puesto más alto dentro de él, el lugar desde • punto de vista de la historia del espíritu, reside
el cual brilla sobre este mundo la luz de lo eterno. el problema decisivo de la política de Platón en
Esta yuxtaposición de las dos "vidas" se ha sentido aquella estricta e incondicional subordinación del
siempre ser en alguna forma personal y dependien- individuo al estado con que "restauraba" la vieja y
te de la propia experiencia del filósofo. No posee la auténtica vida griega. En el siglo IV hacía mucho
radica! coherencia ni de Platón, que sólo encuentra que esta vida había quedado quebrantada por la
digna de vivirse la vida fIlosófica, ni de Kant, que preponderancia de las fuerzas e intereses comer-
rompe de una vez por lodas con la primacía de la ciales en el estado y en los partidos políticos, y por
razón teorética y declara ser la voluntad moral el individualismo intelectual que se había hecho
la cosa más alta del mundo. Tanto en ética como en general durante el periodo. Probablemente veía con
metafísica hace Aristóteles una pequeña parte del claridad toda persona inteligente que el estado no
camino con Kant, pero hay algo en él que le hace tenía salvación a menos qu'e se superase tal indi-
retroceder antes de la conclusión final. Ni la autosu- vidualismo, o siquiera la forma más cruda de él, e!
ficiencia de la pura ciencia natural, ni la confianza desenfrenado egoísmo de cada persona; pero era
de la simple voluntad en sí misma para cumplir las difícil desembarazarse de él cuando hasta el estado
propias obligaciones morales, satisfacían su sentido estaba inspirado por el mismo espíritu -había he-
de la realidad y de la vida. El mundo trascenden- cho realmente de él ei principio de sus actos-o La
te de Platón no le dejaría escapar y él tenía concien- política predatoria de finales de! siglo v había em-
cia de que al acogerlo había añadido una nueva pujado gradualmente a los ciudadanos a rodar por
porción de la realidad a la vieja estructLlra griega del estos nuevos caminos del pensamiento, y ahora el
mundo. Sólo así pocIemos explicar por qué su Nus estado sucumbía víctima de la idea egoísta, tan im-
toma un fulgor casi místico en las artes teológicas de presionantemente descrita por Tucídides, que él
su metafísica y ética. Esta cima de la contemplación mismo había convertido en principio. El viejo es-
humana pasa directamente del reino intelectual de tado con sus leyes había representado para sus ciu-
Platón al mundo de hechos de Aristóteles, dando a dadanos la totalidad de las normas "consuetudina-
la visión de la vida de éste su peculiar y moderna rias". Vivir de acuerdo con las leyes era la más alta
80 tensión y bilateralidad. ley no escrita en la antigua Grecia, como Platón lo 81
recuerda tristemente por última vez en su Critón.
Este diálogo presenta el trágico conflicto del siglo hasta el final mismo, significa que el estado debe
IV agudizado hasta el absurdo consciente; el estado
volverse ético de un extremo al otro. Revela que
es ahora tal, que de acuerdo con sus leyes tiene las personas que estaban más arriba en la escala in-
que bener la cicuta el hombre más justo y más telectual ya habían abandonado la verdadera nave
puro de la nación griega. La muerte de Sócrates es del estado, pues un estado como el de Platón no
una reductio ad absurdum del estado entero, no hubi:ra podido vivir en sus propios días, ni quizás
simplemente de los dignatarios contemporáneos. en nmgunos otros.
En el Gorgias mide Platón el estado de Pericles y Aristóteles conserva la subordinación externa de
sus débiles sucesores con el patrón de la ley moral la ética a la política de Platón, pero también en él
radical, y llega a una condenación absoluta del es- está la verdadera fuerza en la píimeni, y de ella de-
tado histórico. Cuando en la República va hasta sa- riva el filósofo la norma del estado mejor y el con-
crificar-completamente la vida del individuo al esta- tenido de la "vida mejor". Mas este punto de p'artida
do, con un rigor tan unilateral como intolerable presenta a su sentido de la realidad insolubles di-
para los sentimientos naturales de su siglo, su jus- fic)Jltades, que conducen desde los comienzos mis-
tificación está en el distinto espíritu de su nuevo mos del más antiguo esbozo del estado idea! a la
estado. El sol que brilla sobre él es la Idea del Bien, primera formulación clara del profundo conflicto
que ilurnina hasta sus rincones más obscuros. Así, la ~s.condido e~ e! estado de Platón. Tampoco en po-
subordinación de todos los individuos a él , la con- htlca vIve Aristoteles en el mundo ideal, sino en la
versión de las personas emancipadas en verdade- tensión entre la Idea y la experiencia. Pero la vida
ros "ciudadanos" de nuevo, sólo es, después de política real de su tiempo no le permite encontrar
todo, otía manera de expresar el hecho histórico forma alguna de aflojar esta tensión. En metafísica
de que la moralidad había acabado por separar- y ética deja abierta la puerta que da paso al mundo
se de la política y de las leyes o las costumbres del de Platón, a pesar de su propio punto de vista in-
estado histórico, y de que, por ende, es la con- manente, pero si puede hacefJo así es porque ese
-ciencia independiente del individuo el tribunal su- mundo es real dentro de él mismo. En política, en
premo incluso para las cuestiones públicas. Había cam~lO, el "estado mejor" se reduce a una simple
habido conflictos de esta índole ;ntes; lo que es mopla, que no muestra sino con demasiada claridad
nuevo es la proclamación de la existencia de un que lo más a que cabe llegar por tal camino es a
conflicto permanente. La exigencia de Platón de un.a s,imple institución educativa. Dicho sea de paso,
que los filósofos sean reyes, que mantuvo en pie Anstoteles formuló reaimente con claridad el pro-
blema del poder -que agrega a la idea del estado 83
de Plafón como una especie de signo de ínterro- que siendo éste un hombre sin estado, vivió como
gación--, explicando también cómo no toda "domi- observador objetivo en un gran estado en los es-
nación" es radicalmente maia; pero no alcanzó una tertores de [la] disolución, y se había hecho dueño
solución satisfactoria, y en aquel estadio avanzado de la enOffile riqueza de formas y posibilidades. La
de ia cultura griega generai era, sin duda alguna, única comunidad efectiva que seguía teniendo una
una solución práctica absolutamente imposible. fuerte influencia sobre los griegos de su época era
El problema de! estado era enteramente indomi·· la sociedad civi! con sus firmes ideas sobre educa-
nable. El conocimiento teorético de su propia vida ción, conducta y urbanidad. Significativamente no
política que tuvieron bs griegos alcanzó su punto la cuenta Aristóteles como una fuerza política, sino
culminante, como el consciente y nervioso nacio- corno palte de la permanente formación ética de
naíismo del partido demosténico, en un momento la personalidad, y por eso la discusión que hace
en que habla empezado a declinar el estado-ciu- de ella aparece en la Ética bajo la forma de "virtu-
dad griego. Era éste una fOnTla que ya había vivido des" especiales. El sostén externo e interno de la
su vida y que sucumbía ahora ante sociedades de vieja moralidad habían sido las leyes del estado; el
una índole mis ruda, pero que aún conservaban de la moderna eran las formas objetivas de la so-
su vigor. En su esbozo del estado ideal se vuelve ciedad. No hay ningún individualismo ético abs-
inmediat1mente Aristóteles hacia la impOltante tracto en Aristóteles -hasta los estoico,s y epicú~
cuestión de si no será el único objetivo posible el reos se mantuvieron lejos de tal extremo, a pesar
de escapar al estado, y empieza su análisis de la del cosmopolitismo de los primeros y de la amis-
vida política real declarando que por lo que res- tad ideal de los últimos-, pero su Política mues-
pecta a la realidad no hay nada que hacer para el tra con un crudo realismo que la sociedad misma
filósofo, sino aporrar su superior conocimiento de sólo es un pequeño gmpo de personas favoreci-
las condiciones de cada constitc!ción particular al das arrastradas de aquí para allá y llevando una
adecuado tratamiento de los desórdenes políticos existencia precaria en medio de la lucha universal
según se producen. Esta actitud de resignación es por el dinero y el poder. Finalmente, la ética hele-
típica de las persoilalidades intelectuales de la épo- rlÍstica vino a descansar en la idea de la libertad in-
ca, incluso de los poiíticos prácticos, que se acerca- terior, que sólo ocasionalmente aparece en Aristóte-
han al estado todos y cada uno con un cierto des- les, y que sentó, de una vez para siempre la
pego, y cuya política no pasó nunca de ser una independencia del individuo respecto del estado y
especie de experimento. Este despego y la con- la sociedad. Dentro de la ética de Aristóteles sólo
ciencia de éi fueron más allá con Aristóteles, por- existe esta autosuficiencia para el hombre que par- 85
ticipa en la "vida teorética", e incluso para él sólo
a base de ciertas condiciones; pero esta acrecenta-
da sensibilidad para la dependencia del hombre
respecto de la "fortuna" y las circunstancias exter-
nas, es ella misma justamente una expresión de
aquel anhelo de libertad interior y de aquel sentido
de la dignidad moral de la personalidad que son
característicos de toda la edad.

LECIllRAS COMPLEMENTARIAS

Werner Jaeger, La teología de los primeros filósofos grie-


gos, FCE, 1993.
- -., Cristianismo primitivo y Paideia griega, FCE, 1993-
- - , Aristóteles, FCE, 1992.
- -, Paideia. Los ideales de la cultura griega, FCE,
1992.
- - , Demóstenes. La agonía de.Grecia, FCE, 1986.
William K. C. Guthrie, Los filósofos griegos de Tales a Aris-
tóteles, FCE, 1992.

86 87
t"DlCE

La academia por el tiempo de la entrada de


Aristóteles . . . . . . . . . . . . . 5 1
Primeras obras . . . . . . . . . . . . 28 i
!
El lugar de Aristóteles en la historia. 30 J
Pensamiento analítico .
,
33 ,
' i
Ciencia y metafísica 45 1
1
Análisis del hombre 68 ,1
I
J
I
1
"I
,I
1

:/
,I
I

.:j¡
,
I•
Este libro se terminó de imprimir y encuader- 1
. i
nar en el mes ele noviembre de 2000 en Im- -1
presora y Encuadernadora Progreso, S. A. de .

~
C. V. (IEPSA), Calzo de San Lorenzo, 244; 09830
88 México, D. f. Se tiraron 2 000 ejemplares.

También podría gustarte