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3. Los derechos de propiedad sobre la tierra y los hombres.

Se explicita con más precisión la explicación teórica de los capítulos anteriores. La


presión para que se produzca un cambio en los derechos de propiedad se produce
solamente en la medida en que un recurso se hace progresivamente escaso en relación
con las necesidades de la sociedad. En el s. X la tierra era abundante pero en la medida
en que fue escaseando las regulaciones señoriales se hicieron más restrictivas. Para los
autores desde le comienzo del sistema señorial, aunque se pudieran ocupar otras tierras
estas nunca constituyeron. Además de la tierra había otros dos elementos que
constituían la economía señorial: la función de protección (el señor y los caballeros
especializados en producción y justicia que dependían de los siervos en términos de lo
que consumían) y la mano de obra. Se puede preguntar por qué no se recurrió a la
esclavitud: porque los costos necesarios para imponerla y los de supervisión eran
elevados en relación con el sistema alternativo: la servidumbre. Los señores exigían
prestaciones laborales, la corvea, en vez de apropiarse simplemente de una parte de la
producción del siervo porque no existía un mercado organizado de bienes y servicios.
En ausencia de un mercado organizado que proporcionase información acerca de los
precios ambas partes salían beneficiadas poniéndose de acuerdo para conseguir la
producción de los bienes deseados mediante del intercambio de los servicios del
campesino por los del señor.
El crecimiento demográfico alteró este sistema. Cuando los niños eran un activo, las
tasas de fertilidad eran elevadas, eso pasaba cuando las tierras eran abundantes y
entonces los beneficios y los costos privados y sociales eran aproximadamente iguales.
En cambio, cuando las tierras de calidad se ocuparon, empezaron a surgir diferencias.
Con la superpoblación excedente se trasladó las zonas vírgenes. En sus desplazamientos
al noroeste de Europa, la diferenciación entre regiones empezó a incrementar la
rentabilidad del comercio y se alteraron las condiciones económicas que habían hecho
del señorío un marco institucional eficaz. El hecho de que se pudiera utilizar un
mercado para intercambiar bienes y que el dinero sirviera para cuantificar los productos
implicó unos costos de transacción inferiores para establecer un sistema de salarios,
arrendamientos y aparcerías por contrato. Al estar ocupadas las mejores tierras y al
verse obligados a cultivarlas de manera intensa o desplazarse a otras de inferior calidad
la importancia relativa de la tierra y el trabajo cambió. Respecto del trabajo este se
volvió menos productivo. Y el derecho señorial no permitía modificar los plazos del
contrato por eso los señores al ver la posición del campesino debilitada cambiaron a su
favor los acuerdos contractuales (más horas de trabajo, bienes u otro tipo de
suplementos). Al ser la tierra un bien cada vez más escaso, su propiedad exclusiva
ofrecía expectativas de beneficios superiores a los que se conocían hasta entonces (39).
Aumentaron las presiones para limitar el uso común de la propiedad pero los señores se
resistieron a cambiar el derecho consuetudinarios que les daba acceso a la propiedad.
Pero con la crisis del s. XIV mueren personas y falta mano de obra, entonces se torna
urgente obtener un derecho de propiedad sobre el hombre y su trabajo. Y la
fragmentación política limitaba esta posibilidad. El descenso de la población también
provocó una contracción en los mercados de intercambio y que se levantaran barreras
contra la competencia exterior, aumentó el poder de los gremios para controlar y
fiscalizar la entrada en los oficios y evitar la competencia exterior (41).
U. 4 Feudalismo europeo y transición
Dobb, M. Estudios sobre el desarrollo del capitalismo. Cap 2. La declinación del
feudalismo y el crecimiento de las ciudades.
Aunque Inglaterra no permaneció ajena a las discusiones sobre el feudalismo, la
definición del mismo no se ligó a como en Rusia (Dobb discute con Perenne que es
discípulo de Schmoller que es citado en el debate sobre el feudalismo en Rusia allí los
discípulos de este representante de la escuela histórica alemana definen al feudalismo
como una economía natural autosuficiente no orientada al mercado, lo que no es
consistente con la existencia de mercados en la edad media p.52)
Luego a contracorriente del espíritu inglés de dejar de lado las definiciones, va a dar una
definición de feudalismo no a partir de la relación jurídica vasallo señor o de la relación
entre la producción y el destino del producto sino a partir de la relación entre el
productor directo (sea un artesano en un taller o un campesino que labre la tierra) y su
superior inmediato o señor y el contenido económico social de la obligación que los
liga. Es decir se define al feudalismo como un modo de producción, por ello el eje
estará en la servidumbre: una obligación impuesta al productor por la fuerza e
independiente a su voluntad a cumplir las exigencias del señor ya se cobren estas en la
forma de servicios, dinero o especie. Para hacerla cumplir está la fuerza coercitiva que
puede ser el poder militar del señor feudal o la fuerza de la ley. No es esclavitud porque
el productor posee sus medios de trabajo y efectúa el trabajo por su propia cuenta (54).
Este sistema que de relaciones sociales que se califican como “servidumbre feudal” está
asociado a un bajo nivel técnico y a una división del trabajo muy rudimentaria (casi que
se puede trabajar solo). También se vinculó con la satisfacción de las necesidades
inmediatas de una familia o de una comunidad aldeana, pero esto no es necesario
porque también se desarrollaron mercados. Lo que insiste el autor que lo característico
del feudalismo como sistema económica es la servidumbre y no tanto la posesión de la
tierra en calidad de feudo.
Si bien acuerda en que el crecimiento del comercio tuvo un efecto disruptivo en el
sistema feudal, rechaza la explicación de que se trate de una fuerza externa, como si
economía natural y economía de intercambio fueran dos órdenes que no pueden
mezclarse. La comparación de diferentes zonas de Europa sirve para poner en duda en
esta lectura. En Inglaterra, las zonas más próximas a los mercados de Londres eran las
que más mantenían las prestaciones personales, mientras que las más atrasadas las
abolieron primero. En Europa oriental por su parte, la orientación de la economía hacia
el mercado, incrementó o restauró las relaciones serviles (el segundo feudalismo del s.
XV del que habla Engels). Así pues, en el s. XIII cuando crecía el comercio se producía
la reacción feudal y no en el siglo XII cuando se encuentra una tendencia a la
conmutación. Polonia del s. XV y Rusia del s. XVIII son dos ejemplos de cómo la
orientación de una economía hacia el mercado (por ejemplo la exportación de granos)
recrudece la servidumbre y que en el caso de la ilustrada Rusia de Pedro el grande y
Catalina se aproxima como nunca a la esclavitud. El desarrollo de la economía
monetaria no lleva al señor feudal a cancelar o a aliviar las relaciones de servidumbre
para transformarlas en contractuales. Por eso el autor critica que las discusiones
anteriores sobre la declinación del feudalismo se haya enfatizado demasiado que la
producción de bienes para el mercado implica la producción sobre la base de trabajo
asalariado (60). Lo que falta a la interpretación tradicional es analizar cómo las
relaciones internas del feudalismo desempeñaron un papel en la desintegración o
supervivencia del sistema (60-1). Aunque haya pocos estudios y testimonios, los
testimonios que hay muestran cómo el feudalismo empezó a ser ineficaz por las
necesidades crecientes de renta de la clase dominante (el lujo feudal). A esto se suma el
desprecio del villano y la baja productividad del trabajo por los métodos empleados y
por un sistema de cultivo que agotaba los suelos. El tamaño de las familias y las
cruzadas drenaron las rentas feudales. Y el crecimiento del comercio intensificó las
presión sobre el campesinado como se ve en el s- XIII. El resultado de esta presión no
sólo fue matar a la gallina que ponía los huevos de oro para el castillo sino fomentar por
la desesperación la emigración ilegal de los señoríos (65). En Inglaterra esta no sólo
favoreció el crecimiento demográfico de las ciudades sino la aparición de bandas de
salteadores. Fue tal el problema de la huida y la hambruna de la mano de obra, que
empezó a desarrollarse una efectiva competencia de los señores para atraer a los siervos
de los dominios vecinos haciendo ciertas concesiones. El aumento de la población hasta
el 1300 solo alivió la situación en aquellos regiones donde se pudo aumentar la tierra
cultivable a disposición de los campesinos. Pero en términos generales esto implicó más
presión sobre la tierra y quienes la trabajaban. En el s. XIV la población empezó a bajar
seguramente por la combinación del crecimiento demográfico de los siglos anteriores y
el incremento de las cargas feudales. No fueron las guerras y la peste la única causa de
la baja de la población y de las rentas feudales. La reacción de la nobleza frente a esta
situación (ligada a la constante amenaza de perder población en sus tierras) no fue
homogénea. En Francia relajaron las cargas serviles y hasta la reemplazaron por una
relación contractual corporizada en el intercambio de dinero, en Inglaterra las reforzaron
(70). También en Europa oriental se produjo una reacción feudal que reimplantó cargas
que habían sido abolidas. La fuerza de resistencia campesina y el poder político y
militar de los señores locales que permitía dominarla más o menos fácilmente así como
si la realeza intervenía a favor de uno u otro sector ejercieron influencia en el
debilitamiento o reforzamiento de las cargas. Por ejemplo en Francia la monarquía
absoluta triunfó cuando limitó la reacción feudal pero en Europa oriental el poder
central favoreció a los señores.
Aunque los factores políticos son importantes no alcanzan para explicar las diferencias
entre el curso de los acontecimientos en distintas partes de Europa (72 diferencia con
Brenner). Aunque el tipo prevaleciente de cultivo sea un factor a considerar, tampoco es
suficiente. También puede ser que las corvées resultaban poco rentables para el señor y
que fuera más conveniente reemplazarlas por obligaciones en especie o dinero. En todo
caso, aunque estos elementos se coadyuvantes, no alcanzan por sí solos. La
consideración fundamental debe haber sido la abundancia o escasez, la baratura o
carestía del trabajo asalariado en cuanto a determinar si el señor estaba dispuesto a
conmutar las corvées por pagos en dinero y le resultaba beneficioso hacerlo (74) Esto
era especialmente importante donde el interés de la economía feudal no era meramente
producir para mantener la casa sino para el mercado. Para que este nuevo tipo cultivo
del dominio resultara ventajo, es decir incrementara el excedente como renta feudal bajo
los métodos tradicionales, no bastaba con que el trabajo asalariado fuera más eficiente
que el servil compulsivo. La productividad necesitaba alcanzar cierto nivel mínimo.
Para que esto sucediera se necesitaban dos precondiciones: la existencia de una reserva
de trabajadores (sin tierras o con tierras insuficientes para proporcionarles sustento
como los cotters) y que el nivel de productividad del trabajo asalariado fuera
considerablemente mayor a los salarios. Pero hay casos (como las fincas que siempre
habían experimentado escasez de trabajo servil) en que nos encontramos con la
situación en que el trabajo asalariado puede haber sido menos eficiente que el servil
resultando empero ventajoso su empleo. El trabajo debe ser barato, o excepcionalmente
productivo, pero también encontrarse en abundancia. Por ende, la transición al trabajo
asalariado es más probable en tipos de cultivo donde el producto neto del trabajo era
elevado y el servil se mantuviera en los menos productivos. Y se nos presenta la
siguiente paradoja, que cuando hay miseria se aligeren las cargas señoriales, y cuando el
trabajo es escaso y caro, se aumenten como Inglaterra en el siglo XIV. Lo mismas
consideraciones que se aplican al trabajo asalariado se pueden aplicar al arriendo. Sin
duda, un elemento coadyuvante para decidirse por el arriendo es el surgimiento de un
estrato de campesinos más acomodados ansiosos de agregar parcela sobre parcela como
medio de mejorar el cultivo (79). Pero en términos generales, cuando la tierra era escasa
convenían y había muchos trabajadores convenían los arriendos, y cuando había mucha
tierra y pocos trabajadores, cultivar el señorío con trabajo gratuito. No sólo importa la
cantidad sino también la explotabilidad. Hay que evitar las simplificaciones incorrectas
y tener cuenta la situación económica o la actividad de los aldeanos ambiciosos. Es
difícil saber cuál tuvo mayor peso pero es claro que la creciente diferenciación
económica entre los campesinos y el surgimiento de un sector de campesinos
arrendatarios acomodados por esa época incentivó los arriendos. Se los compara con los
Kulak rusos del s. XIX (ver la diferencia con Chayanov que dice que los kulaks no
siempre eran tan ricos, p. 81)
Sin embargo, la opinión bastante difundida de que la declinación de los trabajos
obligatorios se asimila con la disolución de la servidumbre feudal es falsa. De hecho
incluso la conmutación del trabajo obligatorio puede haber coincidido con un aumento
de las cargas feudales (p. 86, cita de Kominsky).
En relación con las obligaciones feudales existen dos cuestiones analíticamente distintas
que se tienen a confundir: la naturaleza de la obligación provista por el siervo (por
ejemplo si el excedente se extrae en al forma de trabajo directa en las reservas
señoriales) o bajo la forma de productos o dinero una vez que la producción fue
vendida; el grado de subordinación impuesta al siervo en relación con el señor, es decir
el grado de explotación (este tema es importante y aparece en otros textos como Banaji
o Haldon para el caso del modo de producción tributarios)
En la medida en que el desarrollo del mercado ejerció una influencia desintegradota
sobre la estructura del capitalismo y preparó el terreno de las fuerzas que iba a
debilitarlo, la historia de esta influencia puede asociarse al ascenso de las ciudades (92).
Pero si estas ciudades eran cuerpos externos que ayudaban a la desintegración del orden
feudal, no pueden ser consideradas, en esta etapa, como un microcosmos capitalista (93)
Se necesitaba otros elementos para la acumulación del capital. El origen de las ciudades
no del todo claro y sigue suscitando controversias: viejas ciudades imperiales, origen
rural, caravanas de mercaderes (esta es la explicación de Perenne p. 96), derecho de
inmunidad o asilo concedido por la autoridad feudal o la cercanía a un castillo o
guarnición. Como no hay elementos para decidir qué explicación es mejor hay que
contentarse con el eclecticismo. Respecto del motivo del resurgimiento, Perenne
enfatiza el peso del comercio en el Mediterráneo, que se habría reanudado en el si XI
luego de verse interrumpido por las invasiones islámicas. Aunque esta explicación
parece ser verosímil como también la distinción entre las ciudades que surgieron como
concesión feudal y las que lo hicieron “libremente”, hay que evitar caer en el error de
concebir a la época feudal como si el dinero no hubiera existido y el comercio hubiera
desaparecido por entero. El hecho de que los establecimientos feudales se dedicaran al
comercio y mantuvieran un mercado local explica por qué las exigencias de autonomía
de los burgueses fueron tan resistidas.
Brennan

Esptein Libertad y crecimiento. El desarrollo de los Estados y los mercados en Europa,


1300-1700. Cap 3 La crisis medieval como crisis de integración
Hoy en día se cuestiona tesis de un conjunto de historiadores de la década de 1950 y
1960 (esta tesis fue consagrada posteriormente en el debate Brenner, ver el texto de
Brenner) de que las sociedades premodernas no lograron ningún incremento de los
ingresos per cápita por falta de innovación tecnológica. Hoy se la cuestiona porque
había tecnología disponible y era productiva y porque también existía protoindutrii y
mejoras en la organización del mercado y del comercio que no se habían tenido en
cuenta El aspecto más significativo del revisionismo actual es que las sociedades
premoderna actuaban por debajo de su potencial tecnológico y productivo, es decir la
tecnología no era la limitación como se creía antes.
Su tesis es que las decisiones sobre la innovación no se tomaron como una alternativa
entre innovación sí o no sino que la variable fue la intensidad (62) No es correcto como
suponen marxistas y maltusiano que las economías premodernas fueran todas
estancadas. El estudio de la diversidad regional permite estudiar la transición entre el
feudalismo y el capitalismo no por causas exógenas (idem Dobb) sino a partir del
desarrollo endógeno en el cual el crecimiento intensivo de larga duración es una de las
distintas consecuencias alternativas y luego se detiene en las causas del lento
crecimiento demográfico europeo a partir del s. XIII.
Se propone estudiar los cambios a largo plazo y no las contracciones o expansiones
cíclicas.
A pesar de sus diferencias ideológicas y teóricas los historiadores posteriores a la
segunda guerra mundial coinciden que entre 1280 y 1340 se produjo un giro radical en
la economía europea y que se trataba de una crisis general. Hasta entonces la economía
feudal era una buena economía ricardiana que se dedicaba a la producción de cereal
para subsistencia con pocas alternativas agrarias o manufactureas. En torno al 1330 la
tesis ricardiano maltusiana sostiene que la población superaba a los recursos
disponibles. Esta afirmación se basa en 3 presupuestos: la productividad marginal de la
tierra decrecía a largo plazo, había mortalidad por las bajas cosechas que habían
reducido el consumo de alimentos, no había controles preventivos de la natalidad y la
nupcialidad. Los dos primeros son falsos, el segundo se puede interpretar
diferentemente: la prueba principal de los cambios en el modelo productivo de
alimentos (rendimientos) y de consumo (población) es ambigua. También hay pruebas
escasas del aumento de la mortalidad, por eso los pesimistas ricardianos maltusianos
fueron a buscar en otra parte pruebas de la pérdida de población (66) Por ejemplo, a
volatilidad de los precios, aumentaba la mortalidad a causa del hambre en las ciudades,
pero no es una prueba contundentes. El aumento de la volatilidad del precio del trigo en
los años 1260 reflejaba limitaciones en la distribución no en la producción de los
alimentos (67), sus causas eran económicas y sociales y no climáticas o ecológicas. Así
pues la volatilidad del precio se debe más ineficiencias organizativas que productivas.
El modelo ricardiano maltusiano tiene limitaciones generales no sólo para el caso en
particular de la crisis del s. XIV. Recordemos que se basa en tres proclamas: la
población que supera a los recursos es controlada por la mortandad, la tecnología
disponible no puede aumentar la producción al mismo ritmo que la población; el sector
agrario se dedicaba en su totalidad a producir cereales para el consumo humano. No es
cierto que los campesinos medievales desconocieran toda forma de control de natalidad
y también usaron la emigración para combatir las limitaciones ambientales. El problema
no era ese sino el subdesarrollo del mercado y de las instituciones de bienestar que
pudieran paliar el impacto de los golpes externos, tanto producidos por la naturaleza
como por el hombre. Esto en relación con la primera proclama. Respecto de la segunda,
se demostró que la falta de un cambio técnico hasta 1750 no implicó una limitación de
la producción en relación con la población. Los índices de innovación de los
campesinos y señores estuvieron determinados por la tasa de interés y los costes de los
intercambios que definían los costes de oportunidad del comercio. Los desincentivos a
la inversión provenían de los altos costos de los intercambis que se debían a los fallos de
coordinación y la falta de inversión en bienes públicos producidos por la fragmentación
política y la guerra (neoinstitucionalismo). Ninguna de estas críticas puede invocarse
para negar que existieran cuellos de botella que llevaran a la desaceleración
demográfica como la que se vivió a fines del s. XIII. Pero estas críticas desplazan la
atención de la explicación de la relación entre población y recursos (modelo ricardiano
maltusiano) o estructura de la propiedad de la tierra (modelo Brennner) a las compleja
relación entre producción y mercados agrarios.
A los ricardiano maltusianos se les puede objetar el énfasis excesivo en la producción de
cereales. Y no haber prestado atención a la importancia de los mercados y del comercio
doméstico. Para ellos, los campesinos solo recurren al mercado por razones
extraeconómicas. Los mercados eran omnipresentes en el feudalismo y los campesinos
accedían a ellos. Lo que más influyó en la tasa de innovación fue el coste del comercio.
La facilidad al acceso a mercados estructurados y estables y competitivos: esta es la
precondición del crecimiento (p. 74 acá se parece a Thomas aunque luego lo critica).
En el modo de producción tributario-feudal (junta los dos conceptos) la mayoría de sus
productores vendía un parte de sus productos al mercados y poseía sus medios de
producción. Las elites se apropiaban del excedente mediante un sistema descentralizado.
La principal amenaza al feudalismo no venía del comercio, el feudalismo se desarrolló
con él. Los señores feudales no rechazaban los mercados, los regulaban e imponía tasas
de ingreso. Así pues el principal obstáculo del crecimiento feudal fue el coste del
comercio que dependía de las regulaciones y tarifas institucionales, de la estabilidad
político y militar. Una jurisdicción feudal y urbana fuerte era incompatible con el
crecimiento a largo plazo: las limitaciones de la economía feudal procedieron no de la
falta de innovación sino de los monopolios o fallas del mercados causadas por la
fragmentación política y jurisdiccional (acá se ve el rol diferente que le da el Estado en
relación con Thomas y ). La formación del Estado fue la causa principal y la fuerza
motriz de integración de los mercados y del crecimiento smithiano del siglo XIX. En
síntesis, el desarrollo económico en el sistema feudal fue el resultado de dos fuerzas
encontradas, una que presionaba por la descentralización militar y jurisdiccional, y otra
que lo empujaba hacia la centralización política y legal. En el largo plazo se impuso esta
última, lo que significó la reducción de los costos del comercio, la estimulación del
mercado y de la especialización. En las relaciones entre señores y campesinos,
mercados y estados son el primer motor y la contradicción del modo de producción
feudal (crítica a Brennan p. 78).
Se sigue cuestionando el modelo maltusiano ricardiano mostrando que donde las
condiciones institucionales y del mercado fueron más estables la población siguió
creciendo. De hecho, en Castilla la falta de población fue una limitación económica y en
otras partes la desaceleración económica se debió al enfrentamiento por la búsqueda de
rentas. En resumen, la acumulación de exacciones reales, señoriales y urbanas y la
guerra aumentaron el umbral de riesgo y especialización desincentivando la innovación
(80). Luego de criticar a Brennan por decir que el desarrollo del capitalismo requerían
de la expulsión de los campesinos autosuficientes y contrarios al mercados de sus
tierras, a Braudel y a Wallerstein por insistir en el peso de los descubrimientos de
ultramar para sacar a la economía medieval de su estancamiento, a Dobb por no ser
claro con su modelo endógeno, reafirma su tesis de que la dinámica del feudalismo se
explica mejor en términos de dos fuerzas positivas: la producción para el mercado y la
centralización política (81). La peste Negra no es más que un elemento exógeno que
puede haber contribuido al proceso que incluso si ella se hubiera producido. En la
medida en que la integración regional determinaba las estructuras básicas que
incentivaban la especialización y el comercio, la crisis bajo medieval produjo una gran
integración económica en el interior de regiones delimitadas políticamente al tiempo
que definías los parámetros institucionales para la posterior diferencia entre regiones
(82). A pesar de que a posterior de la peste negra hubo cierto bienestar y mejora del
nivel de vida, no es cierto que la baja edad media fuera una edad de oro para
campesinos y trabajadores. Lo que se produjo fue una profundización (más mercancías
y de más calidad) e intensificación (tamaño geográfico) del mercado. Y eso implicaba
aumento del consumo per capita, aumento de la proporción comercializada de la
producción en relación con el total e incremento de la gama de bienes comercializados.
También la demanda aumentó porque se redujo la población en subempleo y aumentó la
participación del trabajo. El control señorial más débil hizo que los campesinos y los
mercados de la tierra respondieran más a los estímulos del mercado. La baja edad media
fue testigo de algunos de los intentos más amplios por parte del Estado antes del siglo
XVIII para superar los problemas de coordinación mediante la integración, la acuñación
de monedas y la estandarización de medidas en el ámbito regional y nacional.
Los costes comerciales más bajo y la capacidad del estado para hacer cumplir los
contratos, por los cambios institucionales, favorecieron el aumento de las ferias
estacionales. También las crisis demográficas localizados estimularon el desarrollo de
mercados de trabajo más integrados para la mano de obra no calificada (por ejemplo a
través de la emigración estacional). También se establecieron exenciones de peajes.
La prueba de que los mercados estaban más integrados y eran más seguros es la
reducción de la volatilidad del proceso de los cereales. También se produjo una
convergencia financiera en los Estados del continente como consecuencia de la
rivalidad militar. Aumentó la cantidad de capital disponible por persona. Creció la
urbanización, y con la centralización política se desarrollaron los primeros sistemas
nacionales urbanos rudimentarios, como es el caso de Inglaterra, que establecía
jerarquías de ciudades. La profundización y ampliación de los mercados también
intensificó la especialización ricardiana basada en la ventaja relativa (pan mercadodo
bovino europeo) pero en general la integración política orientó el comercio hacia los
mercados domésticos (92) También creció la manufactura rural (lo que provocó
conflictos con las comunidades urbanas), se estimuló la tasa de invención y la difusión
tecnológica: bancos, molinos, vasos de cristal, máquina de tejer, mercado internacional
de préstamos estatales en Nuremberg, etc. Mejoraron los transportes, los florentinos y
los venecianos inventaron las patentes tecnológicas, y aunque de manera más lenta,
también hubo innovaciones tecnológicas en la agricultura. Surgieron las lenguas francas
regionales que permitían que las elites y las clases populares se comunicaran.
La crisis tardo medieval fue un punto de inflexión. Quebró los límites tecnológicos y
dio lugar a un nuevo equilibrio dinámico. Se trató del avance más decisivo de la larga
trayectoria del continente al capitalismo y la hegemonía mundial. Desarrollo, cambio
estructural, se combinó con crecimiento, aumento del ingreso per capita. Pero el efecto
más importante del trauma demográfico aceleración de la centralización política. La
razón por la cual se creció pese al colapso fue el Estado (99). Pero este poder fue
contestado por los señores y las ciudades, por consiguiente la extensión de la
integración dependió del equilibrio de poder entre las cuatro coaliciones políticas más
importante: soberanos centrale, señores feudales y las elites urbanas y rurales. El
comercio ultramarino y los descubrimientos no son tan importantes como se creen, el
volumen del comercio a distancia siguió siendo minúsculo en contraste con el interior
(esto sirve para poner en duda la hipótesis de Wallerstein y Braudel sobre el surgimiento
del apitalismo). Lo que dio ventaja a Holanda sobre Toscaza no fue su cercanía al mar
sino la flexibilidad institucional por la debilidad de los poderes jurisdiccionales
señoriales y urbanos. Y termina criticando a Brenner: no son los derechos de propiedad
sino la estructura del mercado los que determinaron el camino del crecimiento regional
y estas son el resultado institucional de complejos enfrentamientos entre señores
feudales, soberanos, ciudades y comunidades rurales que fueron distintos entre regiones
(102)

U5. Dinámica de la acumulación. ¿qué es una mercancía? Nieto Fernández y Hayeck

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