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Michalowski. Mapas mentales e ideología.

El autor examina el discurso geográfico, los problemas en el estudio de los antiguos nombres de países y
ciudades Mesopotámicos, y el caso particular del término Subir/Subartu y sus consecuencias históricas.
Con respecto a la terminología geográfica aclara que los nombres de lugar pueden ser parte del lenguaje
figurativo de una comunidad y pueden ser usados artísticamente para definir las creencias de una cultura.
Importante es el concepto de cronotopo, es decir, las relaciones espaciales y temporales fusionadas en un
todo concreto, en una unidad indisoluble, en la literatura.

Uno de los problemas es la cuestión de los mapas mentales o cognitivos, esto es las ideas del espacio que
hombres y mujeres llevan en sus cabezas. Estos mapas mentales incluyen nociones de preferencias, así como
ideas vagas y juicios de valor sobre lugares que los hablantes o autores nunca vieron. A menudo los "mapas
mentales" consisten en confusas conceptualizaciones del espacio que rodea al territorio conocido en el cual
vive cada uno, un territorio que en algunos casos puede incluir lugares que aún no existen.

Casi todo el uso del espacio y la geografía en la literatura Súmera y Acadia es figurativo y revela mapeos
cognitivos. En la Antigua Mesopotamia los cronotopos están tanto en textos literarios como históricos.
Es imposible separar la conceptualización metafórica y literal de ciertos lugares. Las mejores ilustraciones de
esto en los textos súmeros están en pasajes literarios que describen extranjeros. Da un ejemplo en donde no
estamos ante una descripción "etnográfica" sino ante metáforas. Es una metáfora negativa que poco dice
realmente de los extranjeros pero refleja valores culturales de los escritores.

Los mapas mentales de preferencias y prejuicios se hallan en una variedad de textos antiguos y en una amplia
dispersión de tipos textuales. Por ejemplo, en poemas súmeros aparece una ciudad llamada Aratta de la cual
solo hay testimonios en textos literarios, es que en realidad nunca existió, es una invención mitológica. Como
este hay otros tantos ejemplos que han de ser construcciones mentales en textos literarios, nombres sin
conexión necesaria con la topografía de un lugar en particular.

Esto es un verdadero dilema para el historiador, ya que fuentes de la Antigua Mesopotamia sobre nombres de
lugares son considerados textos administrativos, inscripciones reales y textos literarios. Pareciera no haber
alternativa, los libros de historia contienen demasiados argumentos imaginarios construidos sobre malas
evidencias y peores análisis. Soluciones alternativas a la larga pueden que proporcionen una comprensión más
profundizada y menos dependientes de las expectativas y prejuicios contemporáneos.

El autor da como ejemplo al territorio de Subir-Subartu, del cual hay escasas referencias pero en distintos
períodos (pre-Sargónico, Sargónico, período de Ur III, Paleobabilónico). En todos los períodos el concepto de
Subartu fluctuó y fue imposible especificar una ubicación transhistórica para este territorio.

Las descripciones funcionaban como delimitadoras de la relación aquí -afuera y fueron utilizadas para definir
la civilización Mesopotámica.
El estudio de las estrategias de representación acarrea cuestiones sobre las distinciones entre ficción y no
ficción, sobre la autenticidad y la validez del concepto. Cada nueva estructura imperial tuvo que crear su
propia burocracia, su propia propaganda y su propia geografía definiéndose a sí misma en el tiempo son sus
territorios propios, en el mundo de sus imaginarios logros, así como en el eterno hostil de los enemigos que lo
rodeaban.
Los escribas compusieron textos de propaganda usando el medio geográfico como parte de la metáfora para
definir y perpetuar nociones de Realeza y Estado.

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