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BOLILLA 1

COMUNIDAD Y SOCIEDAD INTERNACIONAL

Si bien buena parte de la Doctrina distingue los términos y significados de los conceptos de Comunidad y Sociedad
Internacional, ambos términos son usados indistintamente por Doctrina y Jurisprudencia, para hacer referencia a todo el
ámbito mundial en que se desarrollan las relaciones Internacionales.

Se considera a la Comunidad Internacional como una unidad natural y espontánea, y a la Sociedad Internacional como
una formación artificial. Los Sujetos Internacionales, especialmente los Estados y las Organizaciones Internacionales
mantienen relaciones, fruto de la coexistencia, convivencia y cooperación en esa comunidad, que se manifiesta en
múltiples formas.

La Comunidad Internacional, es de formación espontánea y está constituida por todos los entes dotados de subjetividad
Internacional que mantienen relaciones en el ámbito Internacional. De allí que se la caracteriza como de naturaleza
espontánea y universal. La espontaneidad la distingue de la Sociedad Internacional.

Presenta además otros caracteres:

1. Atemporal: en el sentido de que su vida no se encuentra acotada en el tiempo sino que se desarrolla en forma
natural y permanente sin límite de duración.

2. Heterogénea: por la diversidad de sujetos que la componen: Estados, Organizaciones Internacionales, Persona
Humana, Pueblos sujetos a dominación colonial, y otros entes dotados de una particular subjetividad.

3. Inorgánica: porque carece de órganos a semejanza de las comunidades que componen los Estados: son sus
propios sujetos los que crean y aplican las normas jurídicas, no habiendo instancias superiores que las apliquen
coactivamente, salvo que se cuente con el consentimiento de los propios Estados.

4. Descentralización: está muy vinculada con la anterior, ya que la soberanía estatal sigue condicionando la
creación y aplicación del ordenamiento jurídico internacional.

La Sociedad Internacional, es producto de la decisión de los sujetos Internacionales, normalmente expresada a través de
Tratados; es decir, se trata de un grado de perfeccionamiento de la comunidad por la vía de su institucionalización. Por
eso se dice que la Sociedad Internacional es temporal, voluntaria, reglada y orgánica. Es universal porque comprende a
la totalidad de los Estados existentes como así también a los otros sujetos Internacionales reconocidos como tales.

- Evolución

Históricamente se sitúa al nacimiento de la Comunidad Internacional y con ella el nacimiento del Derecho Internacional,
en el Siglo XVII, concretamente en 1648, con el Tratado de Westfalia, ya que a partir de allí se dan los supuestos básicos
para la existencia de un sistema como el que funciona en la actualidad: una pluralidad de Estados Nacionales que se
reconocen como jurídicamente iguales, que se atribuyen en exclusividad el atributo de la soberanía y que están
dispuestos a regular sus relaciones por normas jurídicas sin menoscabar su carácter de soberanos.

Algunos autores sostienen que la comunidad reconoce antecedentes más remotos, como la República Cristiana formada
por agrupaciones políticas europeas que tenían intereses comunes, instituciones internacionales como la diplomacia, las
represalias, el arbitraje, etc., cuyos gérmenes se remontan al Edad Media. Pero lo cierto es que el sistema europeo de
Estados se produce con la desintegración de la República Cristiana Medieval.

A partir de la Paz de Westfalia en 1648, se instauran importantes principios Internacionales, que sirvieron para el
desarrollo de la comunidad internacional, como los de Igualdad jurídica entre Estados, libertad de los mares, libertad de
comercio, libertad religiosa, equilibrio político, utilización de procedimiento de conferencias y tratados internacionales
como medio de regir las relaciones entres los Estados, etc.

Ésta etapa, en la que se consolida el sistema de Estados soberanos e independientes, se conoce como la de derecho
público europeo, porque rigió exclusivamente dentro del ámbito del continente europeo, extendiéndose hasta principios
de Siglo XIX.
Factores externos ocurridos a fines del S. XVIII y S. XIX como la independencia de Norteamérica (1776) y otras
circunstancias propias del continente europeo, como la Revolución Francesa (1789), y el Congreso de Viena de 1815,
producen cambios importantes en la comunidad internacional.

A partir de la finalización de la 1ra Guerra Mundial (1914 - 1918) varios factores concurren para ir conformando la
comunidad internacional en su estructura actual:

A. Un incremento de su institucionalización a través de las Organizaciones Internacionales, a nivel mundial y


regional;

B. El proceso de descolonización, que aumenta cuantitativamente en forma significativa el numero de Estados de


la ONU (de los 51 Estados originarios a los aproximadamente 200 miembros que posee en la actualidad);

C. El principio de Autodeterminación de los Pueblos y creación de nuevos Estados;

D. La aparición de nuevos valores que requieren respuestas (respeto por los derechos humanos, protección del
medio ambiente, terrorismo, etc.).

El proceso de cambio da como resultado que en la actualidad, la comunidad internacional se encuentra frente a lo que se
ha caracterizado como un estado de globalización o mundialización, que impacta fuertemente en todos los mercados del
planeta, desbordando las fronteras de los Estados, y en consecuencia, limitando la capacidad de éstos para regular
individualmente los efectos producidos por éste fenómeno.

DERECHO INTERNACIONAL PÚBLICO

La propia existencia de la comunidad internacional o sociedad internacional, determina la necesidad de regular las
relaciones que se producen en su seno por medio del derecho; el conjunto de esas normas jurídicas forman el
“Ordenamiento Jurídico Internacional”.

Según los romanos el derecho es una manifestación de la vida social, un producto de las relaciones sociales y del
comercio. En consecuencia, es atributo característico de toda sociedad, el tener un sistema normativo.

Si el derecho interno posibilita al hombre la vida en sociedad y con ella, la compatibilización de sus intereses y el ejercicio
de sus libertades, el derecho internacional, a su vez, permite a los Estados y demás sujetos Internacionales actuar como
tales en la comunidad internacional precisando y regulando sus derechos y obligaciones.

- Presupuestos históricos sociológicos

La existencia del derecho internacional depende de una serie de factores o presupuestos históricos y sociológicos que le
imprimen una imagen determinada. El Derecho Internacional Público responde a los siguientes presupuestos históricos y
sociológicos:

A. Pluralidad de Estados: no podría darse derecho internacional alguno si existiera un único Estado mundial (el
derecho internacional solo puede aparecer donde coexistieran varios Estados independientes).

B. Coexistencia y relaciones entre Estados: los Estados tienen ciertos valores comunes (convicciones jurídicas
coincidentes). La comunidad internacional es más fuerte mientras mayor sea el número de valores comunes
universalmente reconocidos. La existencia de una normatividad supone el respeto de ciertos cánones, la
convicción de que no todo es posible y lícito. La coexistencia de los Estados da lugar a una serie de relaciones
propias de la sociedad internacional y que dan sustento al derecho internacional público, entre ellas, las
relaciones de cooperación, es decir, de coordinación de esfuerzos para objetivos comunes.

C. Soberanía estatal: constituyó la cristalización de un hecho: la superación del sistema medieval. El Estado al
calificarse de soberano hizo valer su suprema competencia dentro de un orden territorial delimitado.
La nueva forma política que desembocaría en el Estado, se constituye, no solo no reconociendo ningún poder
superior en el exterior, sino también, centralizando poderes antes dispersos en el interior del territorio hasta
concluir en el monopolio del poder legítimo (será Bodin quien explique la condición de los Estados
independientes, en cuanto define la soberanía estatal como el poder supremo del Estado sobre los ciudadanos y
los súbditos. Considera que el verdadero signo de la soberanía es el poder de dar y anular la ley).

En consecuencia, el Estado es la instancia temporal suprema en el orden interno y adquiere la condición de


“independencia” respecto de cualquier otro orden jurídico político. La soberanía implica por lo tanto la idea de
una comunidad política independiente, lo que no excluye el sometimiento de tales entidades a las normas del
Derecho Internacional.

- Transformación del derecho Internacional

El derecho internacional público constituye una categoría histórica. Es un producto cultural de un determinado momento
histórico de la humanidad, que adecúa a sus normas a los caracteres propios del medio social que rige. Esto hace
necesario junto con la evolución y cambios operados en la comunidad internacional, que su ordenamiento jurídico se
transforme amoldándose a esa realidad social cambiante, lo que exige una creciente especialización de sus normas que
da lugar a nuevas ramas de él.

El nacimiento de la comunidad internacional va de la mano con el del derecho internacional a partir del Tratado de
Westfalia que consolida el núcleo inicial de ambos. Hasta el Siglo XVIII se aplicó lo que se denominó “derecho público
europeo”, basado en el equilibrio de poder entre Estados soberanos, la licitud de la fuerza armada, el tratado como
instrumento jurídico para regular las relaciones internacionales, la costumbre internacional considerada como pacto
tácito, el principio de libertad de los mares, el de neutralidad y el de inmunidad y privilegios diplomáticos.

Los aportes más importantes del derecho internacional en el S. XIX, pueden resumirse en los siguientes:
a) Congreso de Viena 1815
b) Tratado de parís, Declaración de París de 1856
c) Convenio de Ginebra de 1864 (trató de heridos en tiempo de guerra)
d) La Declaración de San Petersburgo de 1868 (prohibió la utilización de determinadas armas)
e) Conferencia de Berlín de 1885 (condeno el tráfico de esclavos, estableció reglas en materia de
adquisición de territorios en el continente africano)
f) Convenciones de La Haya de 1899 y 1907 (instituyó o medios pacíficos de solución de controversias)

Todos los supuestos que hicieron posible el nacimiento, extensión y consolidación del derecho internacional clásico,
entraron en crisis en el Siglo XX, y provocaron modificaciones sustanciales en el derecho internacional público que buscó
amoldarse a las exigencias del momento. Se hace referencia a la “desintegración y reconstrucción de la comunidad
universal de los Estados”.

El derecho internacional público surgido en la comunidad cristiana en occidente fue ampliando el ámbito su vigencia
hasta extenderse a la totalidad del mundo. Esa conversión del derecho internacional europeo en derecho internacional
global sólo fue posible por cuanto América, con Australia y África del Sur, habían sido poblados por inmigrantes europeos
que transmitieron los principios jurídicos de la cultura cristiana europea.

La 1ra G.M. constituyó por primera vez un conflicto generalizado, generando el surgimiento de nuevos Estados. Otro
factor gravitante en éste período, fue la creación de la Liga o Sociedad de las Naciones (1919), primer intento de
institucionalizar la comunidad internacional con el objetivo de asegurar y mantener la paz Internacional mediante una
centralización orgánica (el Consejo y la Asamblea). Los Estados quedaron obligados por el pacto a solucionar las
controversias recurriendo al arbitraje o ante la Corte Permanente de Justicia Internacional; de no ser posible esta
soluciones debían someter el conflicto a la decisión del Consejo. Pero, en caso de fracasar estos procedimientos, el
recurso la guerra seguía siendo lícito.

La Liga tuvo logros importantes: el establecimiento del régimen de mandatos; la protección de minorías; la creación de la
Corte Permanente de Justicia Internacional y la Organización Internacional del Trabajo.
El pacto de la Sociedad de las Naciones significó un intento de injertar un régimen de subordinación, bien que
rudimentario, al viejo régimen de coordinación del derecho internacional público.

Como el pacto no estableció imperativamente la prohibición del recurso de la fuerza armada en las relaciones
Internacionales, los Estados se esforzaron para cubrir esa laguna conformando el Pacto Briand-Kellog (Pacto de París de
1828), en principio tratado bilateral (entre Francia y EE.UU) y luego multilateral por adhesión de la mayoría de los
Estados, marcando el punto de partida para convertir el uso o amenaza de la fuerza armada en el derecho internacional
como norma imperativa.

El fracaso de dicho pacto, se cristalizó en la 2da G.M. (1939 - 1945), que trajo como consecuencia la decadencia de los
países europeos en contraste con el surgimiento de dos nuevas potencias EE.UU y URSS, tiñendo a la comunidad
internacional con el llamado bipolarismo que motivó lo que se denominó el período de la guerra fría, situación que
perduró hasta 1960, dando comienzo el estado de coexistencia pacífica.

La creación de Naciones Unidas (1945) constituye hasta la actualidad el intento más serio de institucionalizar la
comunidad internacional, ya que significa adoptar un régimen de subordinación vinculado estrechamente en el derecho
internacional público.

Los cambios producidos en la comunidad internacional, especialmente a partir de la segunda mitad del S. XX, requirieron
una necesaria evolución de las normas internacionales para adaptarse a la nueva realidad social provocando una
marcada ampliación del contenido del derecho internacional. Así de un derecho internacional clásico se pasó al
denominado derecho internacional contemporáneo.

Se destacan entre los cambios los siguientes:

A. De ser un ordenamiento jurídico estrictamente interestatal, se amplió admitiendo nuevos sujetos, como las
organizaciones Internacionales y otras entidades, y en determinados casos a la persona humana;

B. En cuanto a su contenido y alcance, cuestiones que antes pertenecían al dominio reservado de los Estados, pasaron
a ser reglados por el derecho internacional limitando así las competencias estatales;

C. El clásico era un derecho individualista (concebido para proteger intereses nacionales), el actual tiende a proteger
además a los intereses comunes de la comunidad internacional en su conjunto (paz y seguridad, protección a los
derechos humanos);

D. El clásico era un derecho carente de un marco institucional adecuado, ha pasado a estar dotado de cierta estructura
Internacional que le da más eficacia en la aplicación de sus normas y una evidente importancia en el ámbito de la
cooperación Internacional.

E. Debe destacarse la importancia para la consolidación del derecho internacional, el proceso de codificación y
desarrollo progresivo llevado a cabo especialmente a nivel universal por la ONU.

- Concepto

El derecho internacional público ha recibido diferentes denominaciones, sea teniendo en cuenta la especialidad de los
sujetos, o la forma de producción de las normas jurídicas, o atendiendo a la configuración sociológica de la vida
Internacional.

En el primer sentido (especialidad de los sujetos) se trataría del conjunto de normas que rigen las relaciones de los
Estados, y la de otros entes que poseen personalidad jurídica Internacional. El derecho internacional estaría constituido
por todas las normas que trascienden el ámbito propiamente estatal y que específicamente regulan las relaciones entre
los Estados entre sí y de éstos con otras entidades que poseen subjetividad Internacional.
Para la segunda postura (forma de producción de las normas jurídicas), el derecho internacional está basado en los
procedimientos de creación de normas Internacionales, es decir, en las fuentes de Derecho Internacional (óptica formal).
Estaría constituido por los principios generales del derecho, y las normas emanadas de la voluntad de los Estados
expresadas en Tratados, costumbres o actos unilaterales propiamente dichos. Esta concepción tiene en cuenta el
problema de las fuentes y el problema de la fundamentación del derecho internacional (porque si el consenso de los
estados constituye la causa principal de la creación de derechos y obligaciones internacionales convencionales,
consuetudinarias y unilaterales, el fundamento del derecho radica en esa voluntad común o individual).

Los autores que parten de un criterio histórico sociológico, lo definen como “el derecho de la comunidad Internacional”,
atendiendo a los caracteres, componente e intereses de esa comunidad, al ámbito espacial de aplicación de sus normas,
y a las materias que regula.

Tanto desde la perspectiva histórica sociológica, como desde el enfoque de su estructura jurídica, el derecho
internacional posee caracteres especiales que lo distinguen de los ordenamientos jurídicos particulares, lo que permite
definirlo como “el conjunto de principios y normas jurídicas que regulan las relaciones entre los sujetos de la
comunidad Internacional” (definición predominante).

- Naturaleza

En la sociedad internacional también se habla de normas morales y de normas de cortesía, al lado de las normas jurídicas
(se ha de distinguir entre moral y derecho). Se distinguen por el hecho de que sólo a los deberes jurídicos se contraponen
derechos subjetivos de otras personas, y estas pueden hacer valer sus derechos por todos los medios lícitos que les
acuerdan las normas. La moral internacional forma un conjunto de deberes éticos al lado de los deberes jurídicos y de los
deberes de cortesía. Ella ha influido para que muchos acuerdos internacionales se encuentren inspirados en sentimientos
humanitarios.

La cortesía internacional se distingue del derecho internacional en que las reglas que la constituyen no son exigibles.
Pero la importancia de los actos de mera cortesía es grande, porque ayudan a crear un ambiente de amistad y de
confianza entre los Estados.
Mientras los actos jurídicos internacionales implican acuerdos de voluntades expresos o tácitos, los actos de cortesía
dependen de la voluntad unilateral del estado. Además, mientras las normas jurídicas son coercibles, los usos
internacionales carecen de sanción. Ambos tienen en común el elemento de la repetición de actos permanentes y
uniformes.

El problema del fundamento en que se basa la obligatoriedad del derecho internacional (causas de la validez de las
normas internacionales), presupone aceptar que existen autores que niegan el carácter jurídico que las normas
internacionales poseen (no la existencia):

A. Uno de los argumentos radica en la comparación del derecho internacional con los derechos internos, alegando en
el primer caso la carencia de un legislador permanente, de un tribunal propiamente dicho y de un poder coercitivo
central. Cabe señalar que estos autores parten de una perspectiva equivocada porque toman como medida los
elementos propios de los derechos internos estatales, olvidando que todo ordenamiento jurídico responde a los
caracteres y necesidades de la comunidad que regula. Existen diferencias marcadas entre la comunidad
internacional y las comunidades estatales.
Hay que partir de la base de que el derecho internacional es distinto de los derechos nacionales (el poder está
centralizado y existe una subordinación entre el poder que emite la norma y los sujetos a los cuales está dirigida),
teniendo en cuenta las características de la sociedad que rige. La comunidad internacional es de carácter horizontal
escasamente institucionalizada y está constituida por estados soberanos e independientes, que cumplen las distintas
funciones acerca de la creación y aplicación del derecho.

B. El otro argumento a está basado en la discutida eficacia de las normas internacionales, vinculada con la falta de
coercibilidad y a la falta de capacidad para la imposición coactiva de sus normas (característica propia de los
derechos internos). Los que sostienen esta posición reiteran los argumentos de falta de positividad (carencia de un
órgano central de donde emanen las normas), falta de aplicabilidad (carencia de un órgano central encargado de la
aplicación del derecho), falta de coactividad (carencia de un órgano encargado de aplicar por la fuerza las normas).
Sin embargo estos autores, no niegan en forma absoluta el carácter jurídico de las normas del derecho internacional,
sino que se limitan a señalar sus diferencias con respecto de las normas del derecho interno, de ahí la denominación
del derecho internacional como imperfecto. La sociedad internacional por su carácter heterogéneo es distinta que la
de los Estados nacionales, por lo tanto, el derecho que la rige, también es diferente.

- Funciones

La función del derecho internación público está vinculado al objeto y a la finalidad del derecho. Se considera que los fines
del derecho son la seguridad y la justicia: es decir, que el derecho en general y el derecho internacional en particular
cumplen la función de asegurar la pacífica convivencia en un orden justo. El DIP cumple un fin social propio de todo
ordenamiento jurídico que es el de contribuir al progreso moral y material de los sujetos.

El derecho internacional ha de cumplir ante todo con esa misión pacificadora ya que un sistema jurídico es un
mecanismo de paz social. En consecuencia, dentro de la finalidad de asegurar la paz, la función de carácter general del
derecho internación público es la de reglamentar las relaciones entre los sujetos de la comunidad internacional que sean
susceptibles de una normatividad de carácter jurídico. Por otra parte, sirve como un delimitador de las competencias
estatales (ejerce la función de ordenar los ámbitos de validez de dichas competencias).

La ampliación de las funciones del DIP clásico al contemporáneo se traduce en la cooperación Internacional y su
correlato, la institucionalización de la comunidad. En este proceso - función de cooperación y desarrollo, juegan un papel
significativo las organizaciones internacionales, consideradas como el paso necesario en la institucionalización de la
comunidad internacional. El principio asociativo en las organizaciones internacionales es la igualdad jurídica de sus
miembros: los Estados preservan de este modo el principio de soberanía, aunque limitándolo por su propia voluntad a
materias específicas.

El DIP a medida que se perfecciona técnicamente, amplia y perfecciona su campo de actuación a fin de brindar una
protección eficaz a los sujetos del ordenamiento jurídico internacional, no solo de los Estados que constituyen sus
principales sujetos, sino también de los hombres individualmente considerados (en las últimas décadas se ha
internacionalizado la protección de los derechos humanos).

El otro objetivo del derecho se refiere a la Justicia, ésta se respeta en cuanto existe un criterio básico de igualdad. Si bien
se reconoce en la Carta de la ONU el Principio de Igualdad Jurídica de los Estados, no constituye un aspecto suficiente
porque la desigualdad real de los Estados determina en los hechos situaciones de injusticia que todavía no han podido
superar. Lo mismo ocurre con otras dimensiones de la justicia como son las relativas a la proporcionalidad en el trato
(justicia distributiva) y a la compensación adecuada la violación cometida (justicia correctiva).

Una posible ley universal dentro del marco de una constitución mundial parece estar de acuerdo con la progresiva
comprensión de la tarea que el derecho, como realización de la justicia, ponente la humanidad. Sólo así se podrán
manejar de manera adecuada y justa los intereses comunes a la humanidad que crecen constantemente conforme los
hombres y los pueblos se acercan.

- Caracteres

Son notas distintivas del DIP, la falta de órganos centrales; es un derecho de coordinación y de subordinación, que posee
normas generales y particulares de carácter dispositivo (la mayoría) y otras imperativas o inderogables. En este
ordenamiento jurídico subsisten elementos de una concepción predominantemente individualista (relativismo) y tiene
vigencia el principio de efectividad.

1) La relativa FALTA DE ÓRGANOS CENTRALES

El derecho internacional público es un sistema jurídico descentralizado, distinguiéndose de los sistemas centralizados
estatales en los que se diferencia claramente la elaboración de normas (órgano legislativo), aplicación e interpretación
(judicial) y ejecución (ejecutivo).
El DIP no proviene de un órgano común de creación de normas Internacionales; éstas derivan principalmente del
acuerdo entre los Estados, siendo los formadores del derecho Internacional, y a su vez, los destinatarios de las normas
por ellos creadas, con la particularidad, de que generalmente sólo obligan a quienes las han aceptado (principio de libre
consentimiento). Por ello se dice que el derecho internacional es relativo y difícilmente modificable.
El principio de la soberanía del estado conduce a un relativismo de los derechos y obligaciones internacionales, lo que se
traduce en una incertidumbre en cuanto a la aplicación de la norma internacional al caso concreto, ya que se debe
determinar, en cada caso, si ha existido o no consentimiento del estado afectado para obligarse por la norma en
cuestión. Esto conduce a considerar que las normas internacionales, sean generales o particulares, en cuanto a su
aplicación a situaciones determinadas, debe hacerse siempre con relación a un sujeto determinado.

Lo mismo sucede en el ámbito de las controversias Internacionales, por cuanto no existe un órgano de decisión judicial
común universal con jurisdicción obligatoria para todos los sujetos Internacionales. Por ello, el ordenamiento
internacional establece como principio fundamental, la obligación de recurrir a medios pacíficos para solucionar
controversias, dejando a salvo la libertad y discrecionalidad para elegir tales medios.
Si bien existe en el plano jurisdiccional en el ámbito de la ONU la Corte Internacional de Justicia, su jurisdicción en
principio no es obligatoria y comprende sólo a los Estados.

Por último, no existe un órgano común de ejecución que haga cumplir las normas Internacionales. En definitiva, son los
propios creadores e intérpretes de las normas los encargados de ésta función. Por ello, la autotutela constituye un
derecho fundamental de los Estados para sancionar el incumplimiento de las reglas del derecho.
La autotutela puede ejercerse por el Estado directamente lesionado, por cualquier Estado en el caso de violación de
obligaciones erga omnes, o infracción grave de normas imperativas, o por medio de sanciones institucionalizadas,
atribución reservada a las organizaciones Internacionales.

La eficacia en la aplicación del derecho internacional depende en gran medida de la operatividad que dichas normas
tengan en los ordenamientos internos de los Estados. El derecho internacional requiere la colaboración constante y
activa del derecho interno. La participación de los Estados en la creación y ejecución del derecho internacional se hace
confiando éste cometido a órganos determinados instituidos por los ordenamientos jurídicos estatales, con la
característica de que éstos funcionan al a vez como órganos Internacionales.
Esta doble función de los órganos estatales, que domina la relación entre derecho internacional y el derecho interno
(denominada desdoblamiento funcional), permite comprender el funcionamiento descentralizado de la comunidad
internacional y del ordenamiento jurídico que la rige.

2) Derecho de COORDINACIÓN y SUBORDINACIÓN

El derecho internacional tiene una naturaleza compleja, ya que es a la vez, un derecho de coordinación y subordinación.
Posee estructura coordinadora debido al carácter descentralizado de su proceso de creación, por lo que la mayoría de
sus normas procede del acuerdo de voluntades de los Estados; pero siempre existe un momento de subordinación al
ordenamiento jurídico, sea éste interno o Internacional.

El mismo derecho Internacional convencional no depende sólo de la norma pacta sunt servanda sino también de otras
reglas y principios que determinan los requisitos necesarios para que exista un pacto, y que una vez prestado el
consentimiento crea una norma jurídica que no puede ser rechazada por los Estados separadamente.

Existen normas Internacionales que no dependen exclusivamente de la voluntad de los Estados (principios y normas
imperativas).
Por otra parte, los Estados han considerado que el derecho internacional tiene un carácter objetivo “que tiene fuerza
compulsiva porque es una ley”, y no porque los Estados consideren conveniente cumplirla. En la actualidad los sujetos de
la comunidad internacional, en forma unánime, aceptan las normas del derecho internacional con la convicción de su
carácter obligatorio.

La distinción entre un derecho coordinado y uno subordinado se basa en el mayor o menor grado de descentralización o
centralización de los mecanismos propios a todo ordenamiento jurídico para la creación y aplicación de sus normas.
De ser un derecho esencialmente coordinador de conductas, pasó a regular relaciones de cooperación y, con la
existencia de normas imperativas o ius cogens y obligaciones erga omnes, se perfila como una relación de subordinación,
tomando la forma de un sistema jurídico ordenado jerárquicamente.
3) Existencia de NORMAS GENERALES y PARTICULARES

Una de las peculiaridades de este ordenamiento es la coexistencia de un derecho internacional común o general con
ordenamientos internacionales particulares, parciales o especiales que, cuantitativamente, son muy superiores a los
generales.
Se denomina derecho general Internacional, al conjunto de normas y principios jurídicos que es válido para todos los
sujetos de la comunidad internacional (normas básicas en materia de fuentes: subjetividad, representación,
responsabilidad, y reglas que establecen los principios fundamentales del derecho internacional).

Mientras que la denominación de derecho internacional particular, queda reservada para aquellas normas jurídicas que
obligan sólo a cierto número de Estados o sujetos internacionales, es decir, que no tiene validez universal.

Como la mayor parte del derecho internacional es de naturaleza dispositiva, los acuerdos especiales o particulares
pueden dejarlo sin efecto, o bien, es posible y admisible jurídicamente, apartarse del derecho general.

Siendo el Tratado una fuente primordial del derecho internacional, tanto los convenios bilaterales como los
multilaterales, pueden crear éste derecho particular para regir sus mutuas relaciones. Se trata de normas
convencionales, pero también existen normas particulares de derecho internacional consuetudinario.

Ciertas normas particulares, al ser desarrolladas y aceptadas por todos los Estados de una región geográfica, han sido
denominadas normas jurídicas regionales, por ejemplo como el denominado derecho internacional americano. Una
norma regional es una norma del derecho internacional cuyo ámbito de aplicación queda limitado a las relaciones entre
los sujetos de un área geográfica determinada.

Una norma puede ser especial o particular no sólo con relación al número de Estados a los que se aplica, sino también
por la extensión y contenido de la materia que trata (normas específicas referidas a los derechos de la persona humana,
derecho humanitario, derecho del desarrollo, derecho del mar y fluvial, derecho espacial, etc.)

A través del derecho internacional particular se va ampliando el derecho internacional general, provocando su
diversificación y expansión, lo que suscitado se denomina proceso de fragmentación del derecho internacional.

El derecho internacional particular presupone el derecho internacional general. La existencia del derecho internacional
particular no significa que sus normas estén aisladas del general. Los acuerdos parciales reciben su fuerza obligatoria por
referencia a normas generales, exteriores a él y que son de aplicación supletoria. El derecho internacional general se
encuentra subyacente tras las normas y regímenes particulares, no quedando excluido sino manteniendo sus efectos y
aplicación en un segundo plano.

En las relaciones entre ambos ordenamiento jurídico, general y particular, es muy importante el principio de la lex
specialis, que se relaciona con la idea del derecho internacional como sistema jurídico. Este principio tiene como objeto
armonizar las normas en conflicto mediante el establecimiento entre ellas, de relaciones de primacía definidas (el
principio es una excepción al derecho general. Es un principio tradicional y aceptado como regla de interpretación
jurídica y técnica de solución de conflictos de normas).

Existen dos maneras de examinar la relación entre una norma particular con una general:
A. La norma especial como aplicación, profundización o actualización de una norma general;
B. La norma especial como modificación, reformulación o exclusión de la norma general.

Una norma nunca es especial o general en abstracto, sino en su relación con otra norma. Si bien no existe una jerarquía
formal entre las fuentes del derecho, si existe una informal, que se sirve de un razonamiento jurídico: antepone la norma
especial a la más general. La norma especial regula la materia de que trata de forma más eficaz y eficiente, y refleja
mejor la voluntad de las partes.

El principio de ley especial, no menoscaba la seguridad ni la previsibilidad jurídica del orden internacional. Estos
regímenes especiales son la expresión de preocupaciones legítimas sobre el desarrollo económico, la protección de los
derechos humanos, del medio ambiente, etc. La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969
constituye un instrumento idóneo para hacer frente a la colisión de normas generales y regímenes particulares.
4) Coexistencia de NORMAS DISPOSITIVAS e IMPERATIVAS:

En la actualidad se encuentra admitido que el derecho internacional no es estrictamente dispositivo, ya que reconoce la
existencia de un conjunto de normas que excluyen toda posibilidad de modificación o derogación por parte de los
Estados a las que se denomina “normas imperativas o de ius cogens”.
Éstas, limitativas de la soberanía estatal, responden y se justifican porque protegen intereses esenciales de la comunidad
internacional en su conjunto, significando la subordinación de los intereses particulares de los Estados a los intereses
fundamentales de la comunidad internacional. La existencia de normas imperativas de derecho internacional público hoy
no se discute.

Existe una dicotomía normativa entre normas dispositivas y normas imperativas. Un marco referencial para diferenciarlas
quizá esté en el objeto regulado por la norma, ya sea, consuetudinaria o convencional: la limitación de la voluntad de los
Estados está centrada en la licitud del objeto regulado.

El reconocimiento Internacional de su existencia, alcance y efectos se ha reflejado en su inclusión en la Convención de


Viena sobre el derecho de los Tratados de 1969, en los arts. 53, 64, 71:

El art. 53 establece la sanción de nulidad para todo Tratado que en el momento de su celebración se oponga a una
norma imperativa de derecho Internacional general. Luego define lo que debe entenderse como norma ius cogens:
norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto como norma que no admite
acuerdo en contrario que sólo puede ser modificada por una norma ulterior de derecho Internacional general que
tenga el mismo carácter.

El art. 64 dispone que si surge una nueva norma imperativa que esté en oposición con un Tratado vigente, éste se
considerado nulo y terminará;

El art. 71 reglamenta las consecuencias de la nulidad de un Tratado que esté en oposición con una norma imperativa de
derecho internacional general.

Los caracteres de las normas imperativas son:


1) Constituyen un orden público Internacional
2) Son de derecho Internacional general, por ende, universales
3) Protegen el interés común de la comunidad Internacional
4) Constituyen derecho coactivo, perentorio, imperativo
5) Sancionan con nulidad toda norma derogatoria
6) Son supremas
7) Introducen una seria limitación a la autonomía de voluntad de los Estados
8) Son modificables (surge de su definición)

Las normas imperativas son generadas por los principios del derecho y la costumbre Internacional; difícilmente por vía
convencional, ya que se tendría que poner de acuerdo todos los Estados en la celebración y aprobación de un Tratado
que la contenga.
A consecuencia de esto es que los actos particulares de los Estados NO pueden crear normas imperativas, porque de
aceptarse esto no sólo se iría en contra del concepto y naturaleza de la norma imperativa, sino que también podría ser
un pretexto de incumplimiento de un tratado, lo que violaría el principio de la pacta sunt servanda (CV69 no admite esa
posibilidad).

En cuanto a la jerarquía de las fuentes, esta clase de normas están en el escalón más alto, e implícitamente incorporadas
en el art. 38 del estatuto de la Corte, ya sea vía principios o costumbre (no le es oponible al ius cogens la regla del objetor
persistente). Violaciones graves a normas jurídicas internacionales constituyen normas de ius cogens aceptadas
universalmente (como el genocidio o la agresión, crímenes de guerra y de Lesa humanidad, esclavitud, etc.).
Son consideradas normas imperativas aquellas que condenan el genocidio, la violación del denominado núcleo duro de
los derechos humanos (a la vida, esclavitud, trata de blancas, etc.), la protección del medio ambiente, etc.

Por último, es necesario precisar las diferencias en cuanto a la legitimidad para reclamar por una infracción a normas
dispositivas o imperativas. En las primeras (normas dispositivas), sólo lo puede hacer el Estado lesionado, mientas que
en relación a las segundas (normas imperativas) su cumplimiento es exigible por cualquier Estado de la comunidad
internacional aunque no sea directamente el perjudicado.

5) Vigencia del PRINCIPIO DE EFECTIVIDAD

El derecho internacional no es un ordenamiento fundado en un poder central, el elemento de conservación está en él


especialmente acentuado. De ahí el importante papel que en él juega el principio de efectividad. Para el derecho
internacional tiene particular relevancia la pura efectividad de muchas situaciones, hasta el punto de que la noción de
efectividad ha sido elevada por cierta doctrina a la categoría de principio de derecho.

La función de éste principio en el derecho internacional es “servir de factor de corrección de criterios de validez
eminentemente subjetivos, propios de un ordenamiento jurídico escasamente institucionalizado”, “más que un principio
jurídico en sentido estricto, la efectividad es un principio informador del derecho internacional”.

El principio de efectividad en el derecho internacional cumple tres funciones:

1) Constitutiva: la efectividad es tenida en cuenta por el DI en cuanto supuesto para la producción de


determinadas consecuencias:
a) Existe Estado para el DI cuando una autoridad ejerce poder efectivo sobre personas y un territorio;
b) Existe un gobierno cuando efectivamente impera sobre un territorio y la población de un Estado;
c) Un Estado extiende su autoridad sobre un territorio si se ejerce sobre él autoridad efectiva.
d) El derecho de guerra se aplica en virtud de las hostilidades efectivas (no de la declaración de guerra)
e) Un bloqueo, en la guerra marítima, es admitido por el derecho internacional cuando es efectivo.

2) Modificativa: (o función revisionista) ha servido para la transformación del derecho internacional formulando
nuevas normas de derecho.

3) Adjudicativa: puede detectarse como principio de solución de conflictos entre títulos jurídicos, por ejemplo, en
materia de nacionalidad o de controversias territoriales.

Sin embargo, este principio es relativo. Hay que atenerse a la regla de que ningún acto jurídico por sí solo crea una
situación de derecho. Por lo tanto, cada situación podrá justificarse, mediante la evaluación de otras circunstancias,
especialmente, el transcurso del tiempo y el reconocimiento de los demás Estados.

La Corte Internacional de Justicia en opinión consultiva sobre Namibia de 1971, dictaminó:

A. El carácter radicalmente ilícito de una situación (efectividad), excluye toda posibilidad de consolidación jurídica;

B. En consecuencia, implica para el autor de la violación (efectividad) la obligación de poner fin a ella;

C. Los terceros Estados quedan obligados a no reconocer tal situación (efectividad) en sus mutuas relaciones.

Esta posición de la Corte ha venido así a puntualizar los límites a que queda sometido éste principio en el DI, afirmando
que el principio de efectividad no alcanza a legitimar las situaciones radicalmente antijurídicas, es decir, aquellas que se
han establecido en abierta violación del derecho internacional.
FUNDAMENTOS DEL DERECHO INTERNACIONAL

Cuando se refiere al fundamento se alude a la razón por la cual las normas internacionales son “obligatorias”, es decir, se
refiere al carácter de juridicidad que tienen éstas.

Existen dos corrientes doctrinarias: las que basan el fundamento del derecho internacional en la voluntad estatal en sus
distintas formas (teorías subjetivas o voluntaristas), y las que lo hacen buscando su juridicidad en un elemento externo y
distinto a tal consentimiento (teorías objetivas).

Las TEORÍAS SUBJETIVAS entienden que es la voluntad de los Estados la que le da contenido jurídico a las normas
Internacionales. En ésta corriente se destacan:

a) Teoría de la Autolimitación: sostiene que el Estado sólo por su voluntad soberana se obliga frente a otros Estados,
por un acto unilateral y discrecional; de la misma forma y con el mismo fundamento puede desobligarse, porque
esta decisión hace a su potestad soberana.

b) Teoría Voluntad Común: sostiene que no basta la voluntad unilateral de un Estado, sino que es necesario la
concurrencia de por lo menos dos voluntades coincidentes para que exista una norma jurídica internacional. Ésta
voluntad coincidente puede ser expresada a través de actos expresos (tratados) como por un consentimiento tácito
(costumbre). Por lo tanto los Estados no pueden desobligarse unilateralmente de sus obligaciones, pues, en tal caso,
incurrirían en responsabilidad internacional.

Las TEORÍAS OBJETIVAS indagan sobre el fundamento del derecho internacional en causas ajenas a la voluntad de los
Estados. Para ellos existen principios jurídicos que están por encima del derecho positivo productos de esa conciencia
internacional común y, con esa idea central, sostienen que la norma fundamental del derecho internacional es aquella
que establece que los sujetos internacionales deben comportarse conforme esos principios jurídicos, que a su vez son el
fundamento del derecho internacional convencional y consuetudinario.

La cuestión de la fundamentación de la obligatoriedad del derecho internacional debe buscarse en una combinación
entre ambas posturas, porque una visión subjetivista será autodestructora al conceder un margen de actuación excesivo
a la voluntad de los Estados, mientras que una postura objetivista constituiría una peligrosa ilusión alejada de la realidad
internacional.

El carácter descentralizado de la comunidad internacional da como resultado que los propios sujetos de esa comunidad,
preferentemente los Estados, son los creadores y destinatarios de la norma jurídica que formulan. En consecuencia, el
proceso de creación del derecho está basado en el principio de libre consentimiento, sea manifestado en forma
individual (actos unilaterales) o plural (costumbre y tratados), con particulares excepciones como son los principio
generales del derecho o las normas imperativas que escapan a esta regla..

Otro problema es el de la aceptación de las normas, que está estrechamente vinculado a la cuestión de las fuentes del
derecho internacional y al rol del consentimiento estatal en la formación y en su acatamiento: “el consentimiento de los
Estados es inexcusable no sólo en el momento de su creación jurídica, sino también al decidir las reglas aplicables en el
caso concreto, forzar su revisión o buscar la solución pacífica de las diferencias que por una u otra causa pueda
originarse”.

El derecho internacional público constituye un ordenamiento jurídico obligatorio. Está reconocido por todos los Estados
del mundo, y sus normas se invocan permanentemente en las relaciones entre ellos y dentro de la sociedad Internacional
institucionalizada. Además se destaca la aplicación y cumplimiento espontáneo de las normas del derecho internacional.

El derecho internacional es un ordenamiento jurídico peculiar por las características que posee. Es simplemente un
ordenamiento diferente al ordenamiento interno.

El derecho internacional es la expresión jurídica de la regulación de la sociedad internacional y contiene un conjunto de


reglas jurídicas admitidas por todos los Estados.
BOLILLA 2

FUENTES PRINCIPALES: Tratados, Costumbres y Principios generales del Derecho

- Concepto

La expresión “fuentes del derecho” tiene varias acepciones. Se distinguen entre: fuentes materiales y fuentes formales.

Las Fuentes Materiales son los factores y elementos que determinan el contenido de la norma jurídica. Son las
necesidades o problemas de diversa índole (cultural, económica, etc.) que las normas jurídicas deben regular o resolver.

Este tipo de fuentes están determinadas por el asentimiento jurídico; se encuentran subyacentes de las fuentes positivas
y son extrajurídicas, ya que surgen de la filosofía del derecho pero no del derecho positivo.

En la actual sociedad internacional descentralizada, la voluntad o consentimiento del Estado es el punto inicial y
necesario del proceso de creación de normas, pero aunque este consentimiento individual del Estado es relevante, no es
definitivo; para la creación de una norma jurídica Internacional es necesario que el consentimiento de cada Estado
cristalice en el consentimiento del grupo social de Estados.

Las Fuentes Formales son aquellas que poseen naturaleza jurídica y tienen un carácter obligatorio per se (de por sí, por sí
mismo). Fuentes son aquellos hechos que el ordenamiento jurídico internacional atribuye el efecto de crear reglas que
quedan integradas a la normativa jurídica Internacional. Son los procedimientos o medios a través de los cuales nace,
surge, se manifiesta el derecho internacional.

Otros autores sostienen, que la única fuente material del derecho internacional es la voluntad del Estado, como
consecuencia las fuentes formales sólo serían aquellos diferentes procedimientos mediante los cuales se manifiesta la
voluntad del estado. Es decir, las fuentes formales expresan los hechos, actos o cauces a través de los cuales se
manifiesta la fuente material o voluntad de los Estados.

Las fuentes formales pueden ser consideradas en:


 Sentido amplio: hacen referencia a los modos en que se verifica una norma jurídica.

 Sentido restringido: se refieren a los procesos de creación de dicha norma. Estas también pueden ser
consideradas como fuentes formales en sentido amplio, ya que por intermedio de ellas no solo se crea la norma
jurídica, sino que también se verifica su existencia.

Las fuentes formales que solo cumplen el rol de verificación, sirven para patentizar la existencia de una norma jurídica
anterior, es decir, desempeñan un doble papel: como elemento de interpretación y como medio de prueba.

Esta distinción facilitará la comprensión de las FUENTES que enumera el ART. 38 DEL ESTATUTO DE LA CORTE
INTERNACIONAL DE JUSTICIA (ECIJ) y su clasificación en: fuentes principales o directas y fuentes secundarias o indirectas
o auxiliares.

1) Las FUENTES PRINCIPALES formales en sentido restringido como creadoras de normas internacional son:
a) Los Tratados,
b) La costumbre y
c) Los principios generales del derecho.

2) Las FUENTES SECUNDARIAS formales en sentido amplio como verificadoras de normas internacional preexistentes
son:
a) La Jurisprudencia y
b) La Doctrina
Si bien la enumeración del art. 38 del ECIJ no establece un orden jerárquico (en lo referente a las fuentes principales), la
Corte está obligada a recurrir necesariamente a ellas para resolver una controversia internacional, no pudiendo
prescindir de éstas ni acudir a otras que las expresamente enunciadas en la citada norma.

No sucede lo mismo con los Estados, ya que éstos, al no tratarse de una norma imperativa (ius cogens), no tienen
impedimento jurídico para acordar resolver sus conflictos creando o adoptando un criterio diferente al establecido en el
art. 38.

- Clasificación de las fuentes formales:

La mayoría de los juristas adopta la clasificación establecida por el art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de
Justicia, que expresa textualmente:

1) La Corte, cuya función es decidir conforme al derecho internacional las controversias que le sean
sometidas, deberá aplicar:

a) Las convenciones internacionales, sean generales o particulares, que establecen reglas


expresamente reconocidas por los Estados litigantes;

b) La costumbre internacional como prueba de una práctica generalmente aceptada como derecho;

c) Los principios generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas;

d) Las decisiones judiciales y las doctrinas de los publicistas de mayor competencia de las
distintas naciones, como medio auxiliar para la determinación de las reglas de derecho, sin
perjuicio de lo dispuesto en el Artículo 59. (Art. 59: La decisión de la Corte no es obligatoria sino para las
partes en litigio y respecto del caso que ha sido decidido ).

2) La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para decidir un litigio ex aequo et bono, si las
partes así lo convinieren.

Este artículo no debe ser considerado como una enumeración acabada de las fuentes formales del derecho internacional
público, ya que el criterio para determinar las fuentes formales que se emplean en derecho interno, es diferente en
derecho internacional porque éste necesita siempre la aceptación de los sujetos hacia los cuales se dirige la norma o, por
lo menos, que no sea rechazada (es decir, para que un obligación vincule jurídicamente a un Estado soberano, es preciso
que dicho Estado haya participado en su proceso de elaboración o la haya aceptado).

Esta parece haber sido la opinión de la Corte Permanente de Justicia Internacional en el caso “Lotus”: “Las reglas de
derecho que vinculan a los Estados proceden, pues, de la voluntad de éstos, voluntad manifestada en convenciones, o en
usos que se aceptan generalmente como consagradores de principios de derecho y establecidos con el fin de regular la
coexistencia de estas comunidades independientes o con el objeto de prosecución de fines comunes”.

Otros autores consideran como fuentes realmente autónomas del derecho internacional público a los tratados y a la
costumbre, porque sostienen que los principios generales del derecho son una categoría normativa común tanto al
derecho interno como al derecho internacional y que la jurisprudencia solo tiene valor como “costumbre” judicial.

Existen OTRAS FUENTES que no se encuentran contempladas en la enumeración del art. 38. Son dos tipos de actos
jurídicos a los que la doctrina reconoce ese carácter: la Legislación Internacional y el Acto Unilateral.

Con relación a los actos unilaterales de los Estados, algunos solo tiene carácter jurídico cuando se vinculan a otros actos,
o son preparativos de la creación de otra fuente del derecho. Es decir, no poseen de manera independiente, el carácter
de generadores de derecho (por ejemplo, actos preparatorios para la elaboración de un tratado o para la formación de la
costumbre internacional).
Existen otros actos unilaterales que por su naturaleza tienen el efecto de ser generadores de derecho, tienen la facultad
de producir efectos jurídicos con independencia de otro acto (de estos actos surgen obligaciones particulares para el
Estado del que emanan). Los actos unilaterales a los cuales se refiere son: la promesa, la renuncia y el reconocimiento.

Con respecto a las resoluciones de las organizaciones internacionales (legislación internacional), deben ser definidas, en
cuanto a su naturaleza, como actos de derecho y como tales, traen aparejados efectos jurídicos. Sus consecuencias y
alcances, están directamente relacionados con los instrumentos constitutivos de dichas organizaciones.

En principio se pude afirmar que son fuente creadora de derecho para los Estados parte de la organización, si así lo
establece expresamente su tratado fundacional, pero, además, los autores las consideran, como de importancia decisiva
para el perfeccionamiento de otra fuente principal de derecho internacional: la costumbre internacional. En efecto, el
cúmulo de resoluciones, declaraciones, recomendaciones, etc., de las organizaciones internacionales constituye un paso
decisivo en la formación del elemento subjetivo o psicológico que debe mediar necesariamente para que un acto o
conducta repetida adquiera la fuerza de costumbre internacional.

LAS FUENTES PRINCIPALES

1) LOS TRATADOS (son manifestaciones de la voluntad realizadas por sujetos internacionales, tendientes al
establecimiento de una norma jurídica de derecho internacional regidos por el DIP).

Son el derecho escrito y la fuente más directa, clara y comprobable del DIP. Sin embargo esta comprobabilidad y claridad
tiene como contraposición, el ámbito más restringido de la aplicación de la costumbre Internacional, ya que las
convenciones escritas entre los Estados solo crean obligaciones para con sus partes, es decir, para aquellos Estados que
han manifestado su voluntad en obligarse por el tratado, y para las cuales dicho tratado ha entrado en vigor.

Hay que señalar que los tratados no vinculan a todos los Estados de la comunidad Internacional, aunque también hay
que reconocer que los acuerdos escritos logrados en importantes conferencias a nivel Internacional, que son adoptados
o a los cuales se adhiere la gran mayoría de los miembros de la comunidad Internacional, persiguen una tendencia
manifiesta a convertirse en reglas de derecho internacional general, e incluso alcanzan la categoría de norma imperativas
del Derecho Internacional.

Para la doctrina y jurisprudencia contemporáneas las dos fuentes principales del derecho internacional (tratado y
costumbre) aparecen como separadas e independientes e incluso, contrapuestas. En efecto,”unas de las principales
conclusiones que puede derivarse de la jurisprudencia de Corte Internacional de Justicia relativa al tema de las fuentes
durante la última década es que dicha contraposición o diferenciación entre el derecho convencional y el derecho
consuetudinario no debe formularse, o aplicarse, demasiado rígidamente, dado que una norma contenida en un tratado
puede ser, o llegar a ser, una norma consuetudinaria. En este sentido, una distinción rígida entre ambas, como si
existieran en compartimientos estancos, sería incorrecta.”

2) LA COSTUMBRE (manifestación de la voluntad de los Estados, que se manifiesta a través de una práctica
constante, general y reiterada, seguida por los Estados y sujetos del DIP, con el convencimiento de que se trata
de una norma de derecho).

La costumbre internacional resulta de la actitud tomada por un Estado en sus relaciones con otro, determinada por una
convicción de derecho y aceptada con el mismo espíritu por el Estado respecto al cual fue aceptada.

Se caracteriza por ser una práctica común (resultante de la repetición de actos similares), obligatoria (se acepta como
respondiendo a una necesidad jurídica) y evolutiva.

En la estructura de la costumbre se encuentra un elemento material y otro espiritual o psicológico:


 El elemento material consiste en la repetición prolongada y constante de determinados actos.
 El elemento subjetivo es la opinio juris sive necesitatis, y consiste en la creencia que se trata de una obligación
jurídica.
Si falta el elemento subjetivo, es decir esa convicción, la norma carece de carácter jurídico y será tan sólo un
convencionalismo social.

Tanto el elemento material como el subjetivo tienen relevancia y son indispensables para la creación y comprobación de
la costumbre como fuente del derecho internacional. El contenido del derecho internacional consuetudinario hay que
buscarlo fundamentalmente en la práctica actual y la opinio iuris de los Estados.

Si bien la costumbre es la expresión de la voluntad de los Estados, la jurisprudencia Internacional ha adoptado en los
últimos años un enfoque menos voluntarista al concebir a la costumbre como una generalización de una práctica de los
Estados, que sirve de prueba de un consenso general en una determinada conducta que se considera como derecho.

Es decir, que si bien la costumbre puede surgir como una práctica ejecutada, aceptada y consentida por algunos Estados,
una vez que ésta se ha generado es obligatoria para todos los Estados, hayan o no participado en su creación (así lo ha
entendido la jurisprudencia internacional en los diferentes casos en que ha debido interpretar la existencia de la
costumbre como fuente de derecho internacional).

Caso de la plataforma continental del mar del norte: las reglas y obligaciones de derecho internacional general o
consuetudinario, que por su naturaleza deban aplicarse en condiciones iguales a todos los miembros de la Comunidad
Internacional, no pueden quedar subordinadas a la voluntad de uno de los miembros de la Comunidad Internacional.

Sin embargo, hay que analizar el supuesto de que un Estado en particular, haya rechazado desde sus comienzos y de
manera inequívoca, una costumbre como norma obligatoria. La Corte Internacional en un asunto que resolvió admitió,
que el estado que ha procedido de tal manera, es decir, rechazando persistentemente una costumbre (objetor
persistente), no le es oponible ésta pero a él le corresponde la carga de la prueba.
En estos casos, la objeción o rechazo debe ser efectuada desde el comienzo del nacimiento de la costumbre y ser
mantenida en el tiempo en forma permanente y sostenida.

- El alcance espacial de la costumbre

Las costumbres pueden ser:


a) Universales o generales: obliga a todos los Estados, hayan tomado o no parte en su formación, atento a una
recta interpretación de Art. 38 del ECIJ. Las normas consuetudinarias gozan de una presunción de universalidad
y poseen un alcance general, aun cuando no tengan consenso unánime.

b) Particulares o regionales o locales: la carga de prueba corre por cuenta del Estado que la alega y donde es
requisito ineludible, que el Estado demandado haya aceptado dicha costumbre para obligarse jurídicamente (la
Corte deja sentada la necesidad del asentimiento del Estado demandado para que quede obligado por una
costumbre regional, y de que el Estado demandante pruebe su existencia).

- El elemento material de la costumbre

Está constituido por actos unilaterales de los Estados, realizados por sus órganos dotados de representatividad
Internacional a través del tiempo en forma repetida, constante y uniforme.

Con relación a este elemento la jurisprudencia y la doctrina han efectuado distintos cuestionamientos. En primer lugar,
se plantea si una costumbre Internacional se puede formar solo en virtud de acciones o también por omisiones o
abstenciones; es decir si pueden existir costumbres internacionales que obliguen a un no hacer como norma obligatoria.

Según lo resuelto por la Corte en el caso Lotus, la respuesta es afirmativa ya que ésta acepta la formación de una
costumbre por medio de omisiones, siempre que los Estados en cuestión se hayan abstenido de obrar con la convicción
de que cumplían con una norma de derecho.

La fundamentación de esta clase de costumbre no está dada solamente por el abstenerse de obrar, sino que la corte
introduce como requisito el elemento psicológico, cuál es la conciencia por parte del estado del deber de abstenerse.
La doctrina tradicional ha señalado el valor del tiempo en la formación de la costumbre, haciendo alusión a un tiempo
prolongado como necesario para su formación.
Si bien el requisito del tiempo es necesario en la formación de la costumbre, lo esencial es que la práctica se haya dado
en forma constante y uniforme. La Corte ha aceptado prácticas de muy pocos años de duración como costumbre
internacional, porque el requisito tradicional de la duración no es un fin en sí mismo, sino únicamente un medio para
demostrar la generalidad y uniformidad de determinada práctica estatal. El transcurso de un corto espacio de tiempo no
es necesariamente por sí mismo un impedimento para la formación de una nueva norma jurídica consuetudinaria.

La clasificación de la práctica como constante y uniforme, se encuentra ligada a la repetición de los actos que van a dar
origen a la costumbre:

 Constante: hace referencia a la continuidad de la costumbre, es decir que se haya dado en forma permanente e
interrumpida en el tiempo, que tenga un cierto grado de intensidad.

 Uniforme: significa que ante circunstancias semejantes, los Estados han adoptado comportamientos análogos
(no necesariamente iguales).

El profesor Barberis dice que: “una norma consuetudinaria no es creada necesariamente por la repetición de actos
idénticos, sino por actos que si bien difieren en algunos aspectos, guardan una semejanza entre sí. Lo que es esencial
para la formación de la costumbre es que de la serie de hechos que se suceden puedan deducirse claramente ciertas
pautas comunes a todos ellos.”

Para deducir la existencia de normas consuetudinarias, la Corte considera suficiente que la conducta de los Estados sea
consistente en general con la norma y, que en los supuestos en que los Estados se comportan en contradicción con la
norma de que se trate, sean considerados como violaciones de la norma y no como indicios de reconocimiento de una
nueva norma.

- El elemento psicológico. La opinio juris.

Ni la frecuencia, ni la repetición constante y uniforme de actos bastan para darle validez como costumbre jurídica que
obliga a los Estados. Es necesario que estos actúen con el convencimiento de que se ajustan a una norma de derecho
vigente, es decir que demuestren la creencia de que dicha práctica se estima obligatoria en virtud de una norma que la
prescribe. La necesidad de tal creencia, la existencia de un elemento subjetivo, se halla implícito en el propio concepto
de opinio juris sive necesitatis. El Estado interesado debe sentir lo que supone una obligación jurídica.

La doctrina soviética, por su parte considera a la opinio juris como una acepción tacita por parte del Estado de una
determinada práctica; para esta concepción la costumbre constituiría un tratado tácito.

Barberis sostiene que la opinio juris “es la conciencia adquirida por la Comunidad Internacional de que el no
cumplimiento de un uso o práctica, trae como consecuencia una sanción; es decir que un determinado uso adquiere el
valor de norma jurídica consuetudinaria desde el momento en que las consecuencias de su incumpliendo son
equivalentes a las que regularmente se siguen a la violación de una norma jurídica”.

La jurisprudencia ha resaltado la necesidad del elemento subjetivo en numerosos fallos. La frecuencia y la habitualidad
de los actos no son suficientes para constituir la costumbre Internacional.
Los actos considerados no solo deben representar una práctica constante, sino que además deben atestiguar, por su
naturaleza o la manera que se realizan, la convicción de que esta práctica se ha convertido en obligatoria por la
existencia de una regla de derecho. La existencia de un elemento subjetivo, está implícita en la noción misma de opinio
juris sive necesitatis. Los estados interesados deben tener el sentimiento de que se conforman a lo que equivale a una
convicción jurídica.

La presencia de la opinio juris en la práctica de los Estados, se prueba mediante la inducción, partiendo del análisis de
una práctica suficientemente consolidada, y no por deducción partiendo de ideas preconcebidas a priori.
INTERACCIÓN ENTRE LAS DIVERSAS FUENTES

- La costumbre y la codificación

Según la opinión de reconocidos juristas, la codificación progresiva del derecho internacional tiene los siguientes efectos:

1. Declarativo de una costumbre ya existente: significa que al codificarse una materia del derecho internacional se
convierten en normas escritas costumbres preexistentes, es decir que el tratado no hace más que recoger una
norma consuetudinaria en ese momento vigente en la Comunidad Internacional; vigencia que se mantendrá
para aquellos Estados que no son parte en el tratado.
El efecto declarativo de la norma convencional con respecto a una consuetudinaria, no menoscaba la vigencia
de esta, ya que el resultado que produce es más bien una ratificación de la norma consuetudinaria preexistente.

2. Cristalizador de una costumbre que ha comenzado a vislumbrarse: se da cuando en un tratado se recepta una
costumbre que se encuentra en formación. En tal supuesto, como resultado de su incorporación a un tratado,
esa norma consuetudinaria en vías de formación queda cristalizada en un cuerpo orgánico como norma
obligatoria para los Estados partes.
Sin embargo, la norma convencional no se transforma en consuetudinaria, ni tiene el defecto de poner en
vigencia una norma consuetudinaria no arraigada.

3. Generador de una nueva costumbre: en el tratado se establece una norma u obligación jurídica que solo tiene
carácter obligatorio para los Estados partes (res inter alios acta). Pero, como resultado de la interacción
existente en la Comunidad Internacional, otros Estados que no son partes de dicho tratado (terceros Estados) la
cumplen, transformándola en una norma de carácter consuetudinario.
Este es un ejemplo en el que normas de un tratado que obligan solo las partes, terminan obligando también a
terceros estados ya no por vía contractual, sino porque la norma establecida se transforma en una norma
consuetudinaria de carácter general, cuyo carácter obligatorio se fundamenta no en el tratado que le dio origen
sino en la costumbre como fuente del derecho internacional.

Se plantea la cuestión acerca de la coexistencia de normas consuetudinarias y convencionales que poseen el


mismo contenido. Los Estados partes deberán continuar observando la norma consuetudinaria con respecto a
los demás Estados en general y, en particular, con los otros Estados partes en los aspectos o materias en que la
norma convencional no haya modificado la norma consuetudinaria general.

3) LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO

De acuerdo al art. 38 punto 1 inciso c) del ECIJ, el Tribunal Internacional cuya función es decidir conforme al derecho
internacional las controversias que le sean sometidas, deberá aplicar “los principios generales del derecho reconocidos
por las naciones civilizadas”.

Los principios generales del derecho constituyen las pautas de toda normativa jurídica, resultando, las primeras,
consecuencias de la intención de hacer efectiva la justicia en la realidad social.

La noción de “principio” reconoce dos acepciones: la primera, como elemento originario de las cosas que existen
realmente como consecuencia de su evolución, desarrollo y trasformación real; la segunda, entiende que principio es la
razón o causa por la cual las cosas son lo que son. Es decir, como fundamento o razón de ser que sostiene la existencia o
validez de sus consecuencias.
Ambas concepciones no son excluyentes entre sí, por lo que ambas se funden y es esta noción unificadora la que resulta
aplicable en el campo de las ciencias sociales y en el derecho. Principio seria, por consiguiente, el elemento originario y
la causa, razón o fundamento de la existencia de sus derivaciones y consecuencias.

La interpretación de esta disposición ha producido discrepancias en la doctrina acerca de su aplicación, ya que parte de
ella niega que los principios generales del derecho constituyan una fuente autónoma del derecho internacional.
Sin embargo, la mayoría de los tratadistas afirman la calidad de los principios generales como fuente principal del
derecho internacional, en la convicción de que la admisión y positivización de los principios generales del derecho
efectuada por el art. 38 del ECIJ, supone un gran avance en la perfección del ordenamiento jurídico Internacional, y su
incorporación ha supuesto el abandono de un punto de vista estrictamente positivista.

Los principios generales del derecho sirven para interpretar preceptos jurídicos internacionales dudosos. En
consecuencia, iluminan todo el ordenamiento jurídico internacional.

Otro punto de discusión estriba en la interpretación de la naturaleza jurídica de los principios generales a que se refiere
la norma en cuestión. La mayoría de la doctrina sostiene que los principios a que se refiere la disposición, son los que
constituyen la base del derecho interno, que en definitiva responden a la misma idea del derecho en la que todo
ordenamiento jurídico encuentra su fundamento.
En consecuencia “los principios en cuestión deben buscarse en el derecho interno, puesto que los sistemas de él, en
muchos casos, se encuentran más desarrollados que el internacional. Los que tiene más importancia son los principios de
derecho privado, y de procedimiento, las ramas más antiguas y técnicamente más desarrolladas en casi todos los
Estados.”

La historia del arbitraje Internacional nos revela que los tribunales arbitrales han fundado siempre sus sentencias no solo
en normas de derecho convencional o consuetudinario, sino también en principios que no habían sido recogidos en
tratados ni tampoco expresado en costumbres.

Ha de tenerse en cuenta que el art. 38 habla solo de “principios de derecho” y no de “reglas de derecho”, es decir se
refiere única y exclusivamente a aquellos principios fundados en ideas jurídicas generales, aplicables a las relaciones
entre los Estados (entre tales principios pueden mencionarse: principio de la buena fe y prohibición del abuso de
derecho, el de cosa juzgada, el de que la ley especial deroga la ley general, la obligación de reparar el daño causado.

Estos principios generales, derivados de los ordenamientos jurídicos internos, pasan a categoría de internacional cuando
son incorporados al derecho Internacional en un tratado o en una costumbre, o bien cuando son empleados por un juez
internacional.

En materia de interpretación de la disposición bajo análisis, corresponde establecer cuál es el criterio aplicable para
discernir cuales son “naciones civilizadas” y cuál es el grado de “reconocimiento” que se exige de estos principios.

En lo referido a naciones civilizadas, queda cumplido por “los sistemas jurídicos de los Estados, independientemente de
su ideología, de su sistema o de su grado de desarrollo económico.

En cuanto al reconocimiento de estos principios, se ha dicho que el único medio valido es el del derecho comparado,
aunque con sentido negativo, es decir, “como correlativo de las tendencias eventuales de los juristas internacional de
recurrir a concepciones o reglas que pertenecen exclusivamente a un solo sistema jurídico, o se encuentran en un
pequeño número de sistemas”.

En opinión de Fridemann son dos los motivos de la limitada aplicación de los principios generales del derecho: “Primero,
el derecho internacional tradicional, que se ocupaba de la regulación formal de las relaciones diplomáticas entre Estados,
no necesitaba gran cosa de esta fuente. Segundo, las instituciones judiciales internacional requieren el consentimiento
de los Estados para que su jurisdicción, decisión y opiniones sean aceptadas. Por tanto, deben usar con mucha cautela y
mesura los principios generales, pues si no correrían el riesgo de que se les acusaran de aplicar indebidamente la
legislación internacional.”

Los principios del derecho internacional son principios propios de la disciplina relacionados con los principios generales
del derecho con base en la particular naturaleza de la realidad social internacional considerada.

En conclusión, la noción de principio se basa en las ideas del elemento esencial y condición imprescindible de sus
derivaciones normativas, origen y causa de su existencia. Los principios son reglas superiores a las positivas que se
concretan mediante la expresión de voluntades subjetivas a las que sirven de fuente y fundamento.
LAS FUENTES AUXILIARES

Las fuentes secundarias o auxiliares, formales, en sentido amplio verificadoras de normas internacional preexistentes son
la jurisprudencia y la doctrina.

Al referirnos a las fuentes del derecho internacional hay que distinguir entre fuentes materiales y fuentes formales.

Las fuentes formales son propiamente los medios a través de los que se manifiesta el derecho internacional. Son las que
poseen naturaleza jurídica y tienen fuerza obligatoria per se, y pueden considerarse en sentido restringido (creadoras de
normas jurídicas) o en sentido amplio (verificadoras de normas de naturaleza jurídica ya existentes).

En virtud de ello, las fuentes enumeradas en el art 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia se calcifican:

1. Fuentes principales o autónomas (formales en sentido restringido, creadoras de normas Internacional) son: los
tratados, la costumbre y los principios generales de derecho;

2. Fuentes auxiliares o indirectas (formales en sentido amplio, verificadoras de normas internacional


preexistentes) son: la jurisprudencia y la doctrina.

Algunos autores califican a la jurisprudencia y la doctrina como fuentes “subsidiarias”, podría inducirse que se trata de
autenticas fuentes autónomas, aplicables en ausencia de las fuentes principales. Sin embargo, esta interpretación no
parece compadecerse con el dispositivo legal pertinente (art. 38 del ECIJ).

En efecto, el propio Estatuto califica como medios auxiliares, es decir, instrumentos que sirven para descubrir la
existencia de las fuentes autónomas, y determinar su alcance en la dimensión temporal, espacial, y sobre todo,
sustancial. Una sentencia no puede apoyarse única y exclusivamente en un precedente jurisprudencial o en la doctrina.
Solo las utilizara para verificar una norma de derecho internacional cuya existencia no conste con suficiente claridad.

1) LA JURISPRUDENCIA

El tema de la jurisprudencia como fuente del Derecho Internacional ha originado en la doctrina numerosas polémicas.
Las controversias se centran en los siguientes aspectos:

A. Al aludir el art. 38 del ECIJ a “decisiones judiciales“: ¿hace referencia exclusivamente a la jurisprudencia de la
corte? ¿Incluye decisiones de otros tribunales Internacional o arbitrales?

A la luz del art. 38 y en concordancia del art. 59 a que hace referencia expresa el citado precepto legal, la respuesta inicial
seria que el término designa las resoluciones emanadas de la misma Corte.

En efecto, el art. 59 dispone: “La decisión de la Corte no es obligatoria sino para las partes en litigio y respecto del caso
que ha sido decidido”. Esta disposición consagra el principio de la cosa juzgada; en consecuencia, las sentencias de la
Corte solo tienen fuerza obligatoria para los Estados litigantes, y para el caso que demandó el fallo.

Sin embargo, un análisis de la práctica Internacional nos demuestra que la Corte decidió, en algunas oportunidades,
invocando resoluciones de otros tribunales Internacional, aunque siempre de naturaleza arbitral.

Algunos autores llegan a la conclusión de que en la expresión “decisiones judiciales” se encuentran incluidas las
decisiones de los tribunales internos de los Estados, ya que, en determinados supuestos, la jurisprudencia interna tiene
relevancia y efecto en el plano Internacional.

En opinión de Pagliari las “decisiones judiciales” a que se refiere el dispositivo en cuestión son las decisiones emanadas
de la propia Corte y, con carácter excepcional, las de otros tribunales judiciales o arbitrales internacional, pero nunca
podrían considerase como fuentes auxiliares del Derecho Internacional Público las resoluciones de tribunales judiciales
internos de los Estados de la Comunidad Internacional.
B. ¿Cuál es el valor normativo de la jurisprudencia en el espectro de las fuentes del Derecho Internacional? ¿Qué
merito tiene y qué función desempeña la jurisprudencia en el Derecho Internacional?

También se encuentra dividida la doctrina acerca del valor normativo de la jurisprudencia en el ámbito de las fuentes del
derecho internacional, es decir, si la jurisprudencia constituye una fuente autónoma del derecho, o bien, si ésta es un
medio auxiliar para verificar o interpretar una fuente autónoma.

Parte de la doctrina se inclina por darle valor de fuente autónoma a la jurisprudencia, comparando los precedentes
judiciales con el proceso de formación de la costumbre internacional. Si ésta se basa en la repetición constante y
uniforme de los actos con la convicción de que constituyen una norma de derecho a la cual deben ajustar sus conductas
los sujetos del derecho internacional, “la jurisprudencia se establece en el proceso de actuación forzoso del derecho a
través de una repetición de resoluciones extraídas también de los principios superiores. La jurisprudencia es al
cumplimento forzoso del derecho, lo que es la costumbre a su observancia espontanea” (Pastor Ridruejo). “Además de la
costumbre y los tratados, las decisiones de los órganos internacionales, especialmente los fallos de los tribunales
internacionales, son fuente del derecho internacional” (Hans Kelsen).

Esta es la tesis que comparte Barberis después de un análisis de la labor desarrollada por la Corte de La Haya,
efectuando una crítica a la redacción del art 38, 1. d) en cuanto califica a la jurisprudencia como “fuente auxiliar” del
Derecho Internacional: “Parece que esta disposición, no describe fielmente el valor, como fuente de derecho, que, en la
práctica, la Corte atribuye a sus propios precedentes.”

Conforme esta corriente doctrinaria, la Corte, a través de varios fallos y dictámenes, ha consagrado el valor de
jurisprudencia como fuente autónoma del Derecho Internacional, en virtud de que ha invocado y aplicado reglas
originadas en sus propios precedentes, dándoles valor no como principios generales del derecho, ni como costumbres o
tratados, sino como su privativa jurisprudencia. Esta interpretación, no es compatible con el tenor literal del art 38, 1 d)
del ECIJ. En efecto esta disposición le da a las decisiones judiciales como a la doctrina de los publicistas, el valor de medio
auxiliar para la determinación de las reglas del derecho, con la limitación del art 59.

Es decir, que no sólo la jurisprudencia constituye un medio auxiliar de interpretación de las fuentes autónomas, sino que
incluso la decisión adoptada en un caso particular es aplicable exclusivamente para las partes en litigio y respecto del
caso que ha sido decidido.

La remisión efectuada por los arts. 38 al 59 limita la posibilidad de considerar a la jurisprudencia del tribunal como fuente
autónoma creadora de normas internacionales. Cuando la Corte hace alusión expresa a sus sentencias anteriores no les
da a éstas jerarquía de fuentes creadoras, sino que las invoca como medios por los cuales es posible verificar la existencia
de normas jurídicas internacionales (las decisiones judiciales no son por sí mismas normas jurídicas internacionales con el
alcance de fuentes creadoras de derecho, sino la prueba fehaciente y directa del existencia de una norma jurídica
preexistente).

Por lo tanto, la jurisprudencia solo constituye un medio o fuente auxiliar, pero nunca puede ser considerada como fuente
autónoma de producción de normas jurídicas.

De acuerdo con esta postura, planteado un caso particular ante la Corte para su resolución, en caso de no existir para
dirimirlo un tratado, una costumbre o un principio general del derecho, el tribunal debería abstenerse de hacerlo, a
menos que las partes hubieran convenido y aceptado expresamente la clausula decisoria ex aequo et bono, en cuyo
caso, la laguna jurídica podría ser zanjada, no por aplicación de la jurisprudencia como fuente autónoma, sino por la obra
de lo dispuesto por el apartado dos del artículo 38, que faculta la Corte en tal sentido expresamente.

Visscher ha expresado “tal tendencia (se refiere a la individualización de normas por parte de la jurisprudencia del
tribunal) aparece siempre acompañada de un mayor perfeccionamiento del derecho, de su aplicación más regular y
frecuente y por tato, más matizada y más fácilmente adaptable a la diversidad de la situaciones de hecho”.
La función interpretativa y probatoria de la jurisprudencia internacional ha tenido la gran virtud de aplicar reglas jurídicas
deduciéndolas de los principios generales del derecho y de las prácticas estatales convencionales o consuetudinarias,
explicándolas y otorgándoles una certeza de las que carecían, permitiendo de este modo lograr verdaderos y
significativos avances el desarrollo del Derecho Internacional. Es decir, que la jurisprudencia en muchos casos sirve para
determinar el alcance y la existencia misma de una norma de derecho, constituyendo un medio auxiliar para ese fin.

Concluyendo, la jurisprudencia no constituye una fuente autónoma del derecho internacional como productora o
creadora de normas, ni la corte internacional de justicia, ni los otros tribunales judiciales o arbitrales internacionales,
crean derecho.
La función esencial de la corte internacional es determinar el derecho aplicable a un caso concreto, aclarando,
interpretando y verificando el sentido y alcance de las normas jurídicas internacionales.

2) LA DOCTRINA

El art. 38, 1. d) del estatuto de la corte, establece junto con la jurisprudencia, como medio auxiliar para la determinación
de las reglas de derecho, a “las doctrinas de los publicistas de mayor competencia de las distintas naciones”. Parecería
que a la doctrina la colocan en el mismo grado de importancia que a la jurisprudencia, lo que según autores
contemporáneos de ninguna manera puede justificarse la actualidad. La reacción de este artículo en cuanto el valor de la
doctrina, equiparándola con la jurisprudencia, tiene un fundamento histórico, porque aquella ha sido un factor
importantísimo en la elaboración y desarrollo del concepto del derecho internacional.

En efecto, se produjo doctrinariamente, una revisión histórica de las instituciones y conceptos del orden internacional,
proyectando nuevos principios jurídicos sobre situaciones históricas en la medida necesaria para utilizar conceptos
compatibles con los principios fundamentales del derecho internacional contemporáneo.

La función de la doctrina se realiza a través de una labor de análisis, interpretación, explicación y valoración crítica de las
normas internacionales que previamente requiere un proceso de localización e identificación de las normas vigentes,
mediante la utilización del método inductivo como procedimiento de análisis tendiente a la determinación de las normas
a partir de la manifestaciones del consentimiento de los Estados de la Comunidad Internacional.

Esta tarea adquirir mayor importancia cuando el opinión doctrinaria es coincidente entre publicistas de la mayoría de los
países del mundo, en cuyo caso, su función excede los fines interpretativos y se convierte en un medio de prueba
judicial, adaptándose al tenor del mencionado artículo, sirviendo como un instrumento auxiliar de importancia para la
determinación de una norma vigente de derecho internacional de aplicación judicial.

Rodriguez Iglesias destaca el enorme valor de la doctrina como factor decisivo del proceso de formación consuetudinaria
de normas Internacional, en virtud de su función de selección, elaboración y sistematización de las prácticas de los
Estados en sus relaciones internacionales y los precedentes de la jurisprudencia internacional.
“Ciertamente la evolución del derecho no es obra de la doctrina ni su contribución a esa evolución puede ser valorada
como factor autónomo independientemente de las fuerzas que operan en la sociedad Internacional, pero esa
contribución es indudable y constituye una de tareas más importantes de la doctrina internacional”.

LA EQUIDAD Y LA CLAUSULA EX AEQUO ET BONO

La Corte Internacional de Justicia puede solucionar un litigio ex aequo et bono únicamente cuando las partes lo
convienen:
Art. 38 - 2º Párrafo: “La presente disposición no restringe la facultad de la Corte para decidir un litigio ex aequo
et bono, si las partes así lo convinieran.”

Este párrafo ha motivado controversias en la doctrina vinculadas con el concepto de equidad y las funciones que ésta
cumpliría en el marco del derecho internacional.
- Concepto

El concepto de equidad va unido a la idea de justicia: es la justicia aplicada a un caso concreto con la finalidad de suavizar
el excesivo rigor de la ley. La función de la equidad es corregir la injusticia que puede derivar de la aplicación de una
norma a una determinada situación. En consecuencia, la equidad es una modalidad de la justicia (no es algo
ontológicamente distinto a la justicia).

Por lo que se puede conceptualizar a la equidad como el sentimiento de lo que exige la justicia en el caso concreto,
teniendo en cuenta todos los elementos específicos y haciendo abstracción de las exigencias técnicas del derecho
positivo.
Esta aplicación de la equidad al caso particular tiene un ingrediente subjetivo: la valoración personal del juez sobre lo
equitativo o inequitativo de la situación planteada para su resolución.

La equidad es subjetiva y concreta:


 Subjetiva porque se encuentra en la conciencia del juez
 Concreta porque consiste en la reacción del juez ante el caso individual que se le presente.

- Funciones

La equidad cumple una función esencial en la aplicación del derecho internacional (el cual debe ser aplicado con
equidad). Esto significa que el juez debe adecuar la norma al caso concreto con un sentido de justicia, atemperando su
excesivo rigor o adaptándola, conforme el criterio valorativo de las circunstancias del caso, cuando ésta sea imprecisa o
injusta.

De tal modo, el concepto de equidad adquiere legitimidad por su carácter de razonable y conveniente. Por lo que la
facultad que tiene el juzgador de hacer uso de la equidad aparece necesariamente unida a cualquier resolución de una
cuestión de derecho, sin que sea imprescindible una autorización expresa de las partes. Esta función interpretativa de la
norma jurídica atribuida a la equidad, es la que se llaman doctrina infra legem o infra ius o secundum legem.

La mayoría de los autores coinciden en que los jueces pueden considerar razones de equidad en el sentido de que entre
varias interpretaciones o aplicaciones posibles de una regla positiva, se escoja aquella que tenga mejor en cuenta la
situación individual de las partes en litigio y el conjunto de sus derechos y deberes.

Otra función atribuida a la equidad es la de instrumento para llegar una laguna del derecho, es decir la aplicación de
reglas de equidad a un caso concreto por no existir una norma aplicable a él. Esta función podría llamarse supletoria o
complementaria de la regla jurídica, es la denominada praeter legem; donde la equidad actúa como medio para
satisfacer la resolución judicial por inexistencia o insuficiencia de la norma jurídica. Así la equidad constituiría una norma
subsidiaria del derecho internacional.

La tercera función de la equidad (la más discutible) es la llamada contra legem o eliminadora de la norma jurídica. El
hecho de que el juez en el caso particular puede dejar de lado la aplicación de una norma por razones de equidad no es
aceptado por la doctrina, con la única excepción del acuerdo expreso de las partes.

- La equidad y la cláusula ex aequo et bono

Según las consideraciones efectuadas hay que discernir cuál de las funciones de la equidad es la que autoriza el art. 38
del ECIJ.

a) Para la mayoría de los autores la clausula ex aequo et bono no puede ser interpretada como la aplicación infra legem
de la equidad, al no constituir ésta un requisito independiente de la decisión judicial, y no requerir, por ende,
autorización expresa para su utilización. Se entiende que esta interpretación constituye una vía normal de aplicación
del derecho positivo, siendo su finalidad atemperar la aplicación rigurosa de la norma.
b) Más discutible es la aplicación de la equidad praeter legem (como medio de llenar una laguna del derecho). La
doctrina se encuentra dividida con relación a esta aplicación supletoria de la equidad, en tanto la Corte se ha
pronunciado en contra de ésta de no mediar acuerdo previo de las partes. Esto está en un todo de acuerdo con lo
dispuesto en el art. 38 párrafo 2°, afirmando además que la Corte no es un órgano legislativo.

Esa norma hace referencia a la función praeter legem de la equidad al requerir para su aplicación, el consentimiento
expreso de las partes. En efecto, en caso de que se efectuara un planteo ante la Corte en el que no estuviera
contemplada para su resolución la aplicación de una fuente autónoma (tratado, costumbre o principio general del
derecho) el tribunal debería abstenerse de resolver, a menos que las partes hubieran convenido y aceptado
expresamente la aplicación de la cláusula ex aequo et bono.

c) Con relación a la equidad contra legem, es indudable que para que el juez deje de lado en su resolución una norma
de derecho positivo, ha de requerirse el consentimiento previo y expreso de las partes en tal sentido (la Corte nunca
ha dejado de lado la aplicación de una regla de derecho positivo para sustituirla por una norma de equidad).
Los efectos de esta aplicación de la equidad, previa la conformidad de las partes, más que una aplicación contraria a
la norma lo que el juez efectuaría sería una valoración equitativa dejando de lado el derecho positivo; es decir,
arribaría a una solución del conflicto al margen de las reglas del derecho positivo (el límite de la equidad contra
legem para su aplicación, son las normas imperativas de derecho internacional o ius cogens)

En conclusión el párrafo 2° del art. 38 al establecer la cláusula ex aequo et bono permite la aplicación de la equidad en
dos sentidos: praeter legem y contra legem.

- La equidad y las fuentes del derecho

La idea de la equidad como fuente del Derecho Internacional no tiene una apoyatura sólida ni un fundamento preciso
hasta el presente; los autores que han defendido esta concepción no demuestran una postura clara al respecto y si bien
algunos esgrimen argumentos respetables, se trata finalmente de innovaciones verbales que no alcanzan a replantear la
estructura existente en derecho internacional.

La equidad no puede ser considerada como fuente formal del derecho internacional público porque, en definitiva,
constituye un elemento más en la aplicación del derecho a un caso concreto: “Por definición, las decisiones ex aequo et
bono no admiten generalización alguna y no pueden contribuir a la formación de normas del Derecho Internacional”.

Algunos autores han tratado de ver a la equidad como fuente material del derecho internacional. Para esta corriente la
equidad cumpliría una misión renovadora de los conceptos tradicionales del Derecho Internacional, flexibilizándolos y
adaptándolos a la nueva realidad política y económica de la sociedad mundial. Esta nueva concepción será válida en
tanto sirva a una conveniente adecuación del derecho a las modificaciones de la sociedad.

Se ha intentado utilizar la equidad como elemento para cuestionar la legitimidad o aplicabilidad de una norma vigente,
haciendo funcionar aquella en forma análoga a la de la aplicación de la clausula rebuc sic stantibus (alegando la equidad
o iniquidad de la situación, como producto de un cambio fundamental de las circunstancias que dieron origen a una
norma determinada).

En cualquiera de estas alternativas, resulta claro que cuando una norma ha caído en desuso o es inaplicable, la
comunidad internacional ya tiene establecidos los mecanismos formales (tratado, costumbre, principio general) para
dejarla sin efecto o para crear otra que contemple la nueva realidad jurídica.

La equidad no constituye en sí misma una fuente formal del derecho, ni tan siquiera un principio general de derecho.
Estos y las normas jurídicas no son en sí mismos equitativas o inequitativas; tal cualidad quedará patentizada con la
apreciación subjetiva que se efectué en la aplicación del principio o de la norma. Por ello, la utilización de los medios
aparentemente equitativos pueden llevar a soluciones injustas o, a la inversa, un medio aparentemente injusto puede
permitir arribar a una solución equitativa.
En la opinión de Pagliari, la equidad no constituye fuente normativa del derecho, ni un principio general y tampoco una
regla consuetudinaria. En el derecho internacional, la equidad es un concepto jurídico que se encuentra ínsito en toda
norma de derecho; es decir, constituye “un referente jurídico que, sin embargo, no está integrado en la formación de la
regla misma”. Desde este punto de vista, el rol fundamental de la equidad esta dado en la aplicación del derecho
internacional.

Es ilustrativo el fallo del Tribunal Internacional de Justicia en el asunto de la Plataforma Continental (Túnez c/ Jainahiriya
Arabe Libia - Febrero de 1982) por los conceptos vertidos.

Al resolver el tribunal sobre la base de principios equitativos la delimitación de la plataforma continental entre ambos
Estados, efectuó una serie de precisiones sobre la equidad:

1. La aplicación de principios equitativos debe conducir a un resultado equitativo.

2. El adjetivo equitativo cualifica tanto resultado como los medios. En materia de equidad, los principios están
subordinados al objetivo que se quiere lograr: el resultado es lo que importa.

3. La equidad de un principio debe ser evaluada de acuerdo con la utilidad que tenga para el logro de un resultado
equitativo: todos los principios no son en sí mismos equitativos, es la equidad de la solución la que les confiere
esa cualidad.

4. La expresión principios equitativos no puede ser interpretada en abstracto, debe serlo para un caso concreto y
de acuerdo con las circunstancias de él, mediante un reenvío a las reglas que permitan lograr un resultado
equitativo.

5. La equidad como concepto jurídico procede directamente de la idea de justicia.

6. La idea de que la equidad se opone a la rigidez de las reglas del derecho positivo no se compadece con la
evolución del derecho internacional público: la noción jurídica de equidad es un principio general directamente
aplicable en tanto que derecho.

La Corte también distingue entre la aplicación de principios equitativos como mecanismo normal en la aplicación del
derecho, y el hecho de pronunciar una decisión ex aequo et bono. Y expresa:

a) Debe existir voluntad previa, coincidente y expresa de las partes en solicitar una decisión en tal sentido;

b) El tribunal no puede aplicar estrictamente de reglas jurídicas;

c) La emisión del tribunal es lograr un acuerdo apropiado, conciliando a las partes mediante el ejercicio de un
poder discrecional que puede llegar incluso a la aplicación de un principio de justicia distributivo.

En cambio, en los supuestos generales de aplicación de principios equitativos exprese el tribunal que su función es
completamente diferente.

Debe aplicar a principios equitativos como parte integrante del derecho internacional, valorando que lo razonable y
equitativo en un caso concreto, depende de las circunstancias, de suerte que se pueda llegar a un resultado equitativo.

LAS FUENTES NO ENUMERADAS

En la actualidad no se discute la fundamental importancia que tiene la voluntad del Estado en la creación, formación y
elaboración de las normas jurídicas internacionales. Los tratados, la costumbre y los principios generales del derecho son
considerados fuentes autónomas y principales del derecho internacional.
El art. 38 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia establece cuáles son las fuentes reconocidas por el tribunal
como aplicables a los litigios que se le presenten: tratados, costumbres, principios generales del derecho, doctrina y
jurisprudencia.

La propia conducta de los Estados, la doctrina y la jurisprudencia, han ampliado la enumeración del citado precepto legal,
incorporando a la estructura del derecho internacional nuevas fuentes: los actos unilaterales de los Estados y las
resoluciones de las organizaciones internacionales.
Los actos unilaterales propiamente dichos, sea que se consideren como fuente del derecho internacional o como fuente
obligaciones internacionales, constituyen un modo o procedimiento de creación del derecho internacional.

Los autores tradicionales han considerado a los actos unilaterales como elementos integrantes de la etapa inicial en el
proceso de elaboración de las normas internacionales, quedando condicionados a la conclusión final que cristalizará el
consentimiento múltiple manifestado en una costumbre o un tratado.

En la actualidad la teoría de los actos unilaterales ocupa un lugar importante en el marco de las fuentes del derecho
internacional, esto es producto de cuatro factores preponderantes:

- La adopción de instituciones del derecho privado por parte del derecho internacional.

- La superación del positivismo voluntarista basándolas en el consentimiento de los Estados.

- La importancia creciente que adquirido en la comunidad internacional la manifestación de voluntad de las


organizaciones internacionales.

- La importancia y significación que han tenido los actos unilaterales de los Estados en determinadas materias del
derecho internacional (especialmente en derecho internacional marítimo).

A estos cabe agregar uno que ha contribuido decisivamente a otorgarle al acto unilateral un lugar propio dentro de las
fuentes del derecho internacional:

- La jurisprudencia internacional, especialmente la derivada de la resolución de la Corte Internacional de Justicia


en el asunto de los Ensayos Nucleares - Australia c/ Francia de 1974 - donde el alto tribunal puntualiza el
concepto, la forma y los efectos jurídicos de los actos unilaterales de los Estados.

1) ACTOS UNILATERALES

Hay que distinguir:

 Aquellos actos unilaterales que podrían llamarse dependientes, porque tienen la particularidad de producir
efectos jurídicos cuando están relacionados a otro acto (sea por su subordinación a un acuerdo bilateral o
multilateral, o al procedimiento de elaboración de una norma consuetudinaria);

 De aquellos otros en los que la producción de efectos jurídicos no resulta condicionada a la conducta ulterior de
otros sujetos internacionales. Estos actos tienen un significado jurídico independiente, son actos unilaterales en
sentido propio y estricto: producen, cambian o extingan una relación particular en cuanto al Estado.

Entonces, el acto unilateral constituye una declaración de voluntad que emana de un Estado con el fin de producir
efectos jurídicos, es decir, genera obligaciones para el Estado que la realiza y otorga derechos a terceros Estados.

El requisito esencial del acto unilateral es la auto obligación, lo cual significa que el acto unilateral no crea normas
generales sino obligaciones particulares para el Estado que lo efectúa. Estos actos siempre constituyen la expresión lisa y
llana de la voluntad estatal.
- Concepto

El acto unilateral constituye la expresión de voluntad pública y precisa de un Estado, relacionada con una situación de
hecho o de derecho, efectuada con la intención de obligarse, que no necesita aceptación ulterior por parte de otro u
otros Estados para producir tal efecto jurídico obligatorio.

Se pone el acento en la manifestación de voluntad destinada a producir efectos jurídicos por sí sola, con independencia
de otros actos jurídicos.

- Elementos

Los elementos que caracterizan al acto unilateral como factor de creación de normas jurídicas internacionales son:

1) Unilateralidad: el acto debe ser particular, es decir, debe mandar de un solo Estado. No puede ser un acto
conjunto, ni bilateral, porque proviene de un solo sujeto.

2) Autonomía: ésta está relacionada a la independencia del acto. Los actos unilaterales en sentido estricto no
necesitan de otros actos complementarios para que tengan eficacia jurídica, se bastan a sí mismos, no
dependen de otro u otros actos para producir efectos jurídicos.

3) Auto obligatoriedad: el acto jurídico unilateral propiamente dicho no es un generador de normas jurídicas
generales, ni siquiera creador de obligaciones para terceros estados, sólo genera derechos con respecto a estos.
Los efectos jurídicos derivados del acto unilateral únicamente son obligatorios y exigibles para el estado que los
produce.

- Fundamentos

Según el Tribunal Internacional de Justicia en el Asunto de los Ensayos Nucleares, el acto jurídico unilateral creador de
normas internacionales se apoyen el principio general de la buena fe, precisando la Corte:

 La buena fe está caracterizada como la confianza recíproca, condición inherente a la cooperación


internacional.

 Así como la pacta sunt servanda, norma fundamental que rige el derecho de los tratados, se basa en la
buena fe, también el acto unilateral descansa en el mismo principio que le otorga carácter obligatorio a
dicho compromiso internacional.

 Por lo tanto, si los Estados interesados tienen en cuenta un acto unilateral y le tienen confianza, poseen
el derecho de exigir que la obligación así creada sea respetada.

- Requisitos

No toda manifestación de voluntad de un Estado reviste el carácter de acto unilateral generador de efectos obligatorios
para quien lo produce. Para ello deberá reunir los siguientes requisitos:

1) Capacidad

Para que un acto pueda obligar internacionalmente al Estado, debe mandar de un órgano con capacidad suficiente. No
todo funcionario, reviste la suficiente autoridad como para que sus declaraciones obliguen al Estado.
Para deslindar con precisión cuáles son los órganos aptos, para que internacionalmente no queden dudas de que sus
actos se reputan como pertenecientes al estado mismo, cabe la aplicación analógica de lo establecido en CV69 - Art. 7
ap. 2º, en la parte referida a los agentes que por la naturaleza de sus funciones se considera que representan al estado
sin necesidad exhibir plenos poderes, tales son:

a. Los jefes de Estado, jefes de gobierno y ministros de relaciones exteriores;

b. Los jefes de misión diplomática, para las relaciones entre el Estado acreditante y el Estado ante el
cual se encuentran acreditados;

c. Los representantes acreditados por los Estados ante una conferencia internacional o ante una
organización internacional o uno de sus órganos, para la adopción del texto de un tratado en tal
conferencia, organización u órgano.

Los órganos competentes en el manejo de las relaciones internacionales de un estado lo obligan con sus declaraciones en
tanto sean efectuadas públicamente y dentro del ámbito de su competencia, invirtiéndose la carga de la prueba para
desvirtuarlas; es decir, las manifestaciones de estos funcionarios llevan en sí mismas la apariencia de legalidad y
obligatoriedad que compromete internacionalmente al Estado que representan y la prueba de lo contrario, correría por
cuenta del propio Estado autor de dichas manifestaciones, en base a las excepciones legales que pueden alegarse para
descalificarla.

2) Forma

El derecho internacional no exige una forma determinada par el acto unilateral, la declaración puede ser escrita o verbal,
y en este caso, puede ser expresada en una conferencia internacional, en manifestaciones a la prensa o de cualquier otro
modo.
El único requisito en cuanto a la forma está dado en que la declaración debe ser oficial, pública, y efectuada por el
representante del Estado con clara intención de obligar a éste.

En el caso del Templo Preah Vihear la Corte estableció, basada en el principio de efectividad que impregna al derecho
internacional, que las partes, a falta de prescripción en contrario, pueden escoger las formas que estimen convenientes,
siempre que de ellas resulte claramente su intención de obligarse.

3) Requisitos de Fondo

Los requisitos que le otorgan al acto unilateral fuerza vinculante y obligatoria para el Estado del que emanan son:

1. Objeto preciso: las declaraciones unilaterales deben ser claras, concretas y precisas, no deben arrojar dudas sobre el
objeto al que se refieren. Deben tener un objeto preciso. Por lo tanto es necesario que no se trate de
manifestaciones ambiguas o vagas que puedan dar lugar a diferentes interpretaciones (la manifestación de la
voluntad de un Estado debe ser clara y precisa, sin dejar lugar a dudas, entorno el sentido de sus términos).

2. Intención de obligarse: por definición, el acto unilateral es una manifestación de voluntad de un Estado efectuada
con la intención de obligarse. Configuración del acto unilateral como fuente del derecho internacional: de la
intención de obligarse que surge de la declaración y del sentido de sus términos emana el compromiso exigible al
Estado.
Porque esa intención manifiesta de obligarse tiene la naturaleza de un compromiso jurídico, y por lo tanto el autor
de la declaración debe conducirse a partir de ella, como cumpliendo una norma de derecho. En contrapartida, los
otros estados tienen el derecho de exigir a quien asumió el compromiso, que cumpla con él.
3. Licitud: el acto unilateral debe ajustarse a las reglas generales que prescribe el derecho internacional. Puede darse el
caso que el acto unilateral contradiga una normas dispositivas o imperativas del derecho.

En el caso de tratarse de una violación de una norma de ius cogens, el acto unilateral sería nulo de nulidad absoluta
careciendo de todo efecto jurídico, tanto respecto del autor de la declaración como a terceros estados. El propio
contenido del acto unilateral debe ser lícito, para que constituya un acto jurídico internacional.

Si el acto unilateral contraviene una norma de carácter dispositivo, en este caso se está frente un acto que es lícito
en sí mismo pero que se encuentra en pugna con otros compromisos o acuerdos vigentes, asumidos previamente
por el Estado autor de la declaración. Como el acto unilateral obliga también el estado será responsable
internacionalmente tantos si no lo cumple como si lo hace contraviniendo normas dispositivas y deberá responder
por los perjuicios derivados de su falta de cumplimiento.

- Interpretación

Dada la importancia que reviste el acto unilateral, al limitar la acción futura del Estado por la propia obligación asumida,
es necesario interpretar sus términos y precisar si hubo verdadera intención del autor de asumir un compromiso.

Reglas de interpretación establecidas Jurisprudencialmente en materia de actos unilaterales:

 Por el hecho de constituir una obligación, la interpretación debe ser restrictiva (no cabe una interpretación que
le dé ser y sentido a cada uno de los términos de la declaración).

 La interpretación de un acto unilateral debe ser natural y razonable con respecto al contenido de la declaración,
y no basarse en una interpretación puramente gramatical del texto.

 Todo acto unilateral debe ser interpretado en el sentido de que produzca efectos jurídicos de acuerdo con el
derecho existente y no contra el mismo.

- Revocabilidad

La tendencia tradicional fue la de a admitir la facultad del Estado , autor del acto de revocarlo o anularlo, ante la
inexistencia de una norma de derecho internacional que dispusiera lo contrario. Por ello se aceptaba como definitivo e
irrevocable un acto unilateral cuando los derechos conferidos por él hubiesen sido aceptados o ejercidos por los Estados
interesados.

Pagliari no está de acurdo con esa posición de la doctrina. El acto unilateral en sentido propio, creador de normas
jurídicas internacionales, es irrevocable. Las únicas excepciones admisibles serían el de la ineficacia o nulidad del propio
acto, esto es, que el acto unilateral careciera de eficacia jurídica por oponerse a una norma de ius cogens, o que
significara la modificación de una norma contractual, porque en este supuesto, no puede prevalecer sobre las
disposiciones de un tratado.

El acto unilateral no necesita de ninguna contrapartida para suple ineficaz y validez, no precisa que los terceros lo
acepten o lo consientan de alguna forma, para que produzca efectos jurídicos. Queda conformado por sí solo, por la
simple declaración sobre un objeto preciso efectuada por el Estado con la clara e inequívoca intención de obligarse. Por
lo tanto, la posibilidad de que sea revocado unilateralmente es tan antijurídica como la de que un Estado pueda
obligarse unilateralmente de las disposiciones de un tratado. Si bien en los hechos podrá hacerlo, será
internacionalmente responsable de las consecuencias de su conducta.

El emisor del acto unilateral debe abstenerse de realizar actos que pueden frustrar el contenido de su compromiso y la
finalidad de su declaración. Fundamento es similar a lo establecido en el art. 18 de la CV69, el cual es el de establecer un
equilibrio entre la libertad de acción de los Estados por una parte y la necesidad de mantener y fortalecer la seguridad
jurídica en la relación internacionales, por la otra.
Es inadmisible aceptar que un Estado que ha reconocido una situación de hecho o de derecho, puede revocar
arbitrariamente esa decisión.
- Efectos

A. Efectos respecto al Estado emisor

El primer efecto jurídico que produce el acto unilateral es que el Estado autor de éste queda obligado en todos los
términos de su declaración.

Como es una manifestación de voluntad creadora de obligaciones para el estado que la ha efectuado, debe ajustarse en
un todo al contenido de la declaración y ésta le es oponible en todos sus términos. Esto está basado en la buena fe y en
el principio de la inadmisibilidad de las retractaciones en derecho internacional que avalan la posición de la
irrevocabilidad de los actos unilaterales.

Efectivamente si los actos unilaterales encuentran su fundamento la buena fe, mediante la cual los estados interesados
pueden confiar en ellos y tienen derecho exigir que la obligación así creada sea respetada, y son oponibles a su autor, de
manera alguna se puede admitir jurídicamente que dichos actos sean revocables.

La oponibilidad del acto, producto de su irrevocabilidad, ha sido objeto de consideraciones doctrinarias y


jurisprudenciales a través de la teoría del estopel.
Los actos unilaterales tienen como finalidad a crear normas jurídicas, por vía del estopel, en cambio, los estados oponen
como excepción a una determinada pretensión, la existencia de un determinado comportamiento de un estado, para
hacer valer sus propias pretensiones o para dejar las ajenas sin efecto.

El estopel, a diferencia del acto unilateral, no es creador, ni modificado, ni extintivo de normas jurídicas, puede funcionar
como institución procedimental en cualquier supuesto, no sólo para el caso de actos unilaterales, para que por vía de
excepción, sea rechazada o declarada inadmisible una determinada alegación.

La institución del estopel como fundamento de la oponibilidad de los actos unilaterales e incluso, de comportamientos
que no constituyen manifestaciones de voluntad, ha sido explicada de la siguiente forma: cuando una persona, con sus
palabras o conducta, produce voluntariamente a otra la creencia de la existencia de un determinado estado de cosas y la
induce a actuar de manera que altere su previa posición jurídica, el primero no puede alegar 30 el segundo que en
realidad existía un estado de cosas diferentes (Diez Picaso).

La relación entre el acto unilateral y la institución procedimental del estopel, es que por esta última, sólo aplicable por
vía judicial o arbitral, queda planteado como excepción, que un estado no puede revocar sus propios actos cuando con
exactitud lesiona derechos o expectativas de otros estados que han sido generados por su comportamiento.

El estopel tiene por tanto, carácter de límite, de restricción, cumple realmente una función de privación o pérdida de
derechos. Este es un rasgo diferencial importante respecto los actos unilaterales en sentido propio, que aún basados
como el estopel en la buena fe, implican manifestaciones de voluntad creadoras de nuevas obligaciones y derechos.

El estopel se compone de tres elementos:

1º. Una situación creada por la actitud de un estado (actitud primaria).

2º. Una conducta seguida por otro estado (actitud secundaria), que está basada directamente en la primera actitud.

3º. La imposibilidad por parte del estado que adoptó la actitud primaria de hacer alegaciones contra la misma o de
manifestarse en sentido contrario

La institución del estopel de manera alguna comprende la totalidad de la problemática de los actos unilaterales en
sentido propio, siendo sólo aplicable en el ámbito procesal, relacionada con la inadmisibilidad de una determinada
reclamación o pretensión.
Es interesante la opinión individual de un juez al comentar el rol del principio del estopel en el ámbito internacional:

 La esencia es siempre la misma: la contradicción entre las reclamaciones de un estado y su conducta previa

 El propósito siempre es el mismo: un estado no puede beneficiarse en sus propias contradicciones en perjuicio
de otro

 El efecto jurídico que produce es siempre el mismo: la inadmisibilidad de la reclamación de un derecho cuando
la parte que lo alega ha mantenido en actitud manifiestamente contraria a esa delegación, ya sea por
declaración previa, reconocimiento, conducta o silencio.

B. Efectos respecto a terceros Estado

El acto concede derechos en favor de terceros estados, porque a toda obligación le corresponde, correlativamente como
un derecho (contracara de la moneda del acto unilateral).

El acto unilateral por sí mismo, no es oponible a terceros estados ya que no trae aparejado para ellos obligación alguna,
el efecto es el inverso.

Hay que distinguir los efectos jurídicos que producen los actos unilaterales, en sentido general y propiamente dicho.
Clasificación efectuada por Rousseau:

a) Actos condición (notificación): no son actos unilaterales en sentido propio, porque son actos que dependen de
otros para tener validez.

b) Actos ratificadores de derechos (la protesta): no crean nada, se limitan a ratificar o impugnar un derecho ya
existente.

c) Actos tácitos (el silencio)

d) Actos creadores de obligaciones (el reconocimiento y la promesa) Son actos unilaterales propiamente
dichos, de ellos surge el requisito
e) Actos de abandono de derechos (la renuncia) esencial de la intención de obligarse
por parte del estado que los produce.

Los actos tácitos merecen una mención especial, es decir, el valor y alcance que el derecho internacional otorga al
silencio, el consentimiento tácito o, la aquiescencia.

El silencio, entendido como la adopción de una conducta o comportamiento pasivo, no es un auténtico acto unilateral,
sino una modalidad de la expresión de la voluntad unilateral de un estado. Esto es, equivale a una manifestación tácita
de voluntad, salvo aquellos casos en que una norma de derecho internacional impone una manifestación expresa.

El consentimiento tácito puede derivar tanto de actos positivos de los que se deduce tal asentimiento, como de una
inactividad o pasividad de un sujeto respecto de una situación determinada, o bien por el silencio o ausencia de protesta
en circunstancias que exige una reacción positiva (lo que constituye la aquiescencia propiamente dicha).

En cualquiera de estos supuestos, el problema fundamental es la prueba de tal aceptación tácita o aquiescencia, lo que
vincula nuevamente el tema del acto unilateral con la doctrina del estopel.

La Corte en una sentencia del año 1984 admitió que las nociones de aquiescencia y estopel son aspectos distintos de una
misma institución: la doctrina de la oponibilidad de los propios actos.
La Corte consideró que las nociones de aquiescencia y estopel derivan de los principios fundamentales de buena fe y
equidad: “sin embargo, procedente razonamientos diferentes: la aquiescencia equivale a un reconocimiento tácito,
manifestado mediante un comportamiento unilateral que la otra parte puede interpretar como un consentimiento; el
estopel por su parte, está vinculado a la idea de los propios actos, éstos constituyen el aspecto procesal y el estopel, el
aspecto de fondo del mismo principio”.

- Clases de actos unilaterales

A. El reconocimiento

El reconocimiento constituye una expresión de voluntad de un estado por la cual éste toma conocimiento de una
determinada situación y manifiesta su intención de considerarla legal. Esta declaración puede ser explícita o implícita,
oral o escrita y afecta los derechos y obligaciones del estado que reconoce.

Se define como la manifestación de voluntad de un sujeto de derecho internacional traducida en la aceptación de un


título, hecho o circunstancia emanado de otro sujeto, que produce consecuencias jurídicas.

B. La promesa

Es la obligación asumida por un estado, de adoptar un determinado comportamiento, por acción u omisión, respecto de
una situación concreta.
Lo característico es que el estado emisor no subordina su conducta a una contraprestación del o los beneficiarios de tal
promesa - obligación (es uno de los actos unilaterales auténticos por excelencia).

C. La renuncia

Es el acto unilateral por el que un Estado desiste de un derecho o pretensión, voluntariamente hace abandono de un
derecho o bien, de la facultad de ejercitarlo en un caso concreto.
En principio, la renuncia de un estado a un derecho o pretensión jurídica no se presume. El silencio o la aquiescencia no
son suficientes para considerar que una renuncia puede efectivamente producir efectos jurídicos. Para que una renuncia
tacita pueda ser admitida, es necesario que resulte de actos inequívocos.

D. La notificación

Es el medio por el cual un estado pone en conocimiento de otro u otros, un acto, una resolución, un hecho o una
situación, que él estima pueden producir consecuencias jurídicas.

E. La protesta

Es el acto unilateral por el cual un estado manifiesta su voluntad de no aceptar un determinado hecho que,
eventualmente, le puede traer aparejadas consecuencias jurídicas perjudiciales para sus derechos. Surte el efecto
contrario al reconocimiento, mediante ella, un estado manifiesta no reconocer como legítima una pretensión o hecho de
otro estado.
Es de gran importancia en el derecho internacional, porque la pasividad de un sujeto internacional ante la pretensión de
otro estado, puede considerarse una aquiescencia a tal conducta, con todos los efectos jurídicos que ello trae aparejado
(la ausencia de protesta en tiempo oportuno puede llevar aparejada la oponibilidad de situaciones).

Notificación Existe una manifestación de voluntad por parte del estado,


NO SON ACTOS
Protesta pero no existe la intención de este de obligarse ni tampoco,
UNILATERALES
la concesión de un derecho correlativo a terceros estados.

Reconocimiento Emanan de un sujeto de derecho internacional en forma


Promesa ACTOS UNILATERALES unilateral, no requieren de otro acto para tener eficacia
EN SENTIDO AUTENTICO jurídica, constituyen una manifestación clara y fehaciente de
Renuncia una inequívoca intención de obligarse jurídicamente y generan
derechos con respecto a terceros estados
2) RESOLUCIONES DE LAS ORGANIZACIONES INTERNACIONALES

El art. 38 del ECIJ no hace ninguna mención de los actos de las organizaciones internacionales como fuente de derecho
internacional. Por lo que corresponde analizar cuál es el papel que desempeñan las organizaciones internacionales en la
elaboración de las normas de derecho internacional y el valor jurídico que tienen sus actos, es decir, si éstos constituyen
una fuente autónoma en la generación de normas internacionales, o bien si sólo coadyuvan a su elaboración y
concreción.

El punto de partida será siempre el tratado fundamental o base de la organización, porque en él se plasma la voluntad
colectiva de los estados que ha sido el factor decisivo de su nacimiento. Este tratado es el que se limitará las funciones,
competencias, atribuciones, tanto de la organización en sí misma, como de los órganos encargados de cumplir con sus
fines y objetivos, y quedarán explicitados los efectos y obligatoriedad o no de sus resoluciones y declaraciones.

Por lo tanto todo dependerá de lo que dispongan tratado fundacional de cada organización.

Por otro lado, hay que destacar la subjetividad internacional de las organizaciones internacionales, como persona
internacional, diferentes de los estados miembros que la componen, titular de una voluntad propia, distinta y separada
de la de ellos.
Si bien es creciente la importancia que han adquirido los actos de las organizaciones internacionales, como elemento de
institucionalización en la elaboración de normas internacionales por su función de impulso en la adopción de tratados, su
contribución a la cristalización de una práctica generalmente aceptada como derecho y por su relevancia en el proceso
de codificación y desarrollo progresivo del derecho internacional, lo cierto es que las organizaciones no constituyen una
instancia superior jurídico política de los estados miembros que la componen, y a sus competencias siempre que
interpretarlas de acuerdo al instrumento convencional creativo.

- La potestad normativa de las organizaciones internacionales

Se divide la potestad de las organizaciones internacionales en una potestad normativa interna (ad intra) y una potestad
externa (ad extra).
Se engloba dentro la potestad normativa interna toda la actividad relacionada con la mecánica de funcionamiento de la
organización, y dentro de la potestad normativa externa lo referente a las resoluciones propiamente dichas y a las
relaciones con otros sujetos del derecho internacional, sean estados u otras organizaciones.

La mayoría de los autores, si bien reconocen carácter jurídico obligatorio a las normas derivadas de la potestad interna,
les niegan la factibilidad de que puedan crear normas generales. En cambio, las de la potestad externan, si bien son más
aptas para producir regla generales (y por lo tanto constituir fuente del derecho internacional), en su gran mayoría no
son obligatorias cuando sumen el carácter de resoluciones o declaraciones, y en otros casos son de naturaleza
convencional.

Por ello hay que analizar la naturaleza de los actos de las organizaciones internacionales y su valor jurídico, para sí
dilucidar la cuestión de si dichos actos constituyan una fuente formal del derecho internacional.

La naturaleza de los actos


El marco jurídico de las organizaciones internacionales está dado por el tratado constitutivo, producto de la voluntad de
los estados que han participado en su creación, que constituye su normativa jurídica base, define los objetivos y fines y
establece los órganos y su competencia. Constituye pues el derecho primario u originario de toda organización.

El tratado fundacional otorga los medios y mecanismos para que la organización elabore un denominado derecho
derivado o secundario, a través de los propios órganos de la institución, y así poder cumplir sus fines y objetivos.
Este derecho derivado está constituido por una serie de normas que poseen un distinto valor jurídico, según sea su
naturaleza, la materia que regulen y su grado de eficacia y obligatoriedad.

Por lo tanto según sea la naturaleza del acto, será la naturaleza de la norma que produzca, y en consecuencia se podrá
determinar su valor jurídico.
Existen actos que tienden a producir normas que regulan aspectos institucionales de la organización, que son
obligatorias tanto para sus órganos como para los funcionarios; constituyen lo que se denomina el derecho interno de la
organización (ad intra), que incluso llegar a ser obligatorias para los estados miembros.
Internamente, estos actos constituyen una fuente autoritaria de derecho internacional, pero sus efectos son limitados,
porque no trascienden el ámbito interno de la organización en cuestión.

Los actos producto del derecho derivado de las organizaciones que generan normas cuyos efectos jurídicos trascienden
el ámbito de la organización (ad extra) se clasifican en:
 Actos jurídicos de carácter recomendatorio (basados en el tratado constitutivo)
 Actos jurídicos que imponen un comportamiento formal
 Actos jurídicos de contenido obligatorio pero de aplicación formal facultativa
 Actos jurídicos de contenido y forma obligatoria

El valor jurídico de los actos


La mayoría de la doctrina niega que los actos de las organizaciones internacionales, tengan relevancia suficiente como
para ser generadores de normas jurídicas obligatorias de carácter general. Esto sin desconocer que las decisiones de las
organizaciones se adoptan por sus órganos de acuerdo con lo establecido en su tratado fundacional y en consecuencia
son actos jurídicos que producen efectos jurídicos obligatorios. Estos efectos tienen como consecuencia crear
obligaciones individuales, no generales y sólo afectan a los estados vinculados por el tratado originario.

Se sostiene que las organizaciones no son instancias de autoridad política superior a los estados soberanos: sus
competencias son siempre derivadas y hay que interpretarlas en función del tratado constitutivo de cada organización
internacional.

Una parte de la doctrina, sin embargo, le asigna a los actos de las organizaciones internacionales un cierto valor jurídico
cuando van acompañados de una obligación de comportamiento, pero no es admisible hacer tal suerte de
generalizaciones. Lo más indicado es analizar cada acto en sí mismo, para determinar si se trata de un principio jurídico,
cuál es su contenido y alcance, y en definitiva la forma en que dicho acto ha sido adoptado, por mayoría o por
unanimidad, porque en uno u otro caso el nivel de aceptación y consenso serán diferentes.

- El valor de las resoluciones y declaraciones de las Naciones Unidas

Si bien la mayoría de la doctrina se niega a reconocer obligatoriedad a las resoluciones de las organizaciones
internacionales, porque no existe disposición en general en los tratados base que así lo establezca, y por lo tanto tales
resoluciones no constituyen una fuente autónoma del derecho internacional, es preciso realizar un análisis con respecto
a las resoluciones o declaraciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas que contienen principios jurídico
generales.

Una primera conclusión, según lo dispuesto en la carta de San Francisco, sería negarles también valor jurídico a tales
declaraciones, porque éstas carecen de fuerza obligatoria con relación a sus miembros. No existen dudas de que si un
estado que no ha aceptado no queda obligado con lo dispuesto en una recomendación o declaración.

La mayoría de los autores se inclina por considerar que las resoluciones del Asamblea General no son por sí mismas
obligatorias para los estados miembros, porque la propia carta de la organización no prevé esa obligatoriedad y la
Asamblea General no constituye un órgano legislativo mundial según lo dispuesto en su tratado fundacional. Por lo
tanto, tales resoluciones carecen de obligatoriedad jurídica y no son fuentes independientes creadoras de norma
jurídicas internacional.

Sin embargo, esto no significa restar todo valor jurídico a las resoluciones de la Asamblea General, en efecto, ellas
poseen un importante valor jurídico que depende de que reflejen y expresen un consenso general de los de estados, sea
porque recojan derechos preexistentes o porque sean aceptadas generalmente.
Esto lleva a comprobar que las resoluciones de la Asamblea General necesariamente influyen en la creación de normas
internacionales a través de una influencia que ejercen sobre otras fuentes del derecho: los tratados, la costumbre y los
principios generales del derecho.

Con respecto a los tratados, es innegable la importancia que tienen los actos de las organizaciones internacionales en la
codificación y desarrollo progresivo del derecho internacional, constituyendo las declaraciones del Asamblea General el
punto de partida del desarrollo y consolidación de numerosos principios jurídicos, que luego se ven plasmados a través
de tratados multilaterales.

Con relación a la costumbre, la influencia que ejercen los actos de las organizaciones internacionales, puede ser
analizada desde tres punto de vista:

A. Actos que crean una costumbre interna de la organización: se van desarrollando en virtud de la inexistencia de
previsiones en el tratado fundacional sobre determinados temas, o disposiciones deficientes, e incluso con prácticas
reiteradas que van en contra de dispositivos del tratado base.

B. Actos que establecen una costumbre entre la organización y los estados: ha significado que por vía consuetudinaria,
se han resuelto problemas tales como la responsabilidad internacional de las organizaciones o la inmunidad de ellas
y sus agentes con relación a los estados, todo ello teniendo en cuenta el carácter de sujeto de derecho internacional
que ostentan instituciones de esta naturaleza.

C. Actos que posibilitan el esclarecimiento y desarrollo o nacimiento de una costumbre de carácter general (es de
aplicación la interacción entre la codificación y la costumbre): los actos de las organizaciones internacionales
también producen un triple efecto:
 Declarativos de una costumbre ya existente
 Cristalizadores de una costumbre que ha comenzado a vislumbrarse
 Generadores de una nueva costumbre

Lo que se destaca de todo esto es que si bien los actos de las organizaciones internacionales no son por sí mismos
obligatorios, desempeñan un papel muy importante en el desarrollo progresivo del derecho internacional, especialmente
porque sirven para patentizar el consenso de la comunidad internacional.

Salcedo ha expresado que la delicada pero importante función que tienen las resoluciones de contenido normativo del
Asamblea General de las Naciones Unidas es la de “acelerar el proceso de formación de la norma consuetudinaria,
fijando una opinio iuris y contribuyendo a la cristalización de prácticas consuetudinarias que se impondrán al conjunto de
los estados miembros en las condiciones generales de formación de la costumbre”.

Es necesario aceptar que los actos de las organizaciones internacionales constituyen uno de los pilares del cambio y
transformación del derecho internacional contemporáneo, desplazando la generación del derecho por la voluntad del
estado, hacia el logro de un consenso general, colectivo y progresivamente institucionalizado de elaboración de normas
jurídicas generales.

Esto significa acentuar la importancia que tienen las resoluciones de la ONU en el sentido de que expresan una
convicción jurídica común de todo los miembros de la comunidad internacional.
Se concluye afirmando que las organizaciones internacionales se encuentran capacitadas para ser generadoras de
normas internacionales y encontrar un lugar en el cuadro de las fuentes del derecho internacional. En efecto, si bien las
organizaciones internacionales actuales no son órganos legislativos, nada les impide que lo sean, y como éstas tienen
una voluntad propia, puede el tratado fundacional otorgarle una autonomía necesaria para crear normas de derecho
obligatorias para todos sus miembros. El proceso de creación pasaría por la propia voluntad (fuente formal) de la
organización mediante un proceso establecido y delineado en su tratado base (no por la voluntad de los estados – funete
material).

De la misma forma, los actos unilaterales de las organizaciones entrarían dentro el proceso de creación de normas del
derecho internacional con los mismos efectos que los actos unilaterales de los estados.

Por esto, Pagliari entiende que los actos de las organizaciones internacionales pueden ser fuentes del derecho
internacional, como así también sus actos unilaterales, dentro del actual esquema y estructura de la sociedad
internacional. Negar tal posibilidad sería como negar la propia existencia de las organizaciones internacionales como
sujetos del derecho internacional.
BOLILLA 3

TRATADOS INTERNACIONALES

Los tratados constituyen un instrumento jurídico que tienen como base y fundamento la voluntad de las partes que
intervienen en ellos. Son una de las fuentes formales más importantes del derecho Internacional. Sirven como
mecanismos de elaboración de normas jurídicas internacionales, mediante los cuales, los Estados pueden regular
interese comunes particulares o temas de interés general para la comunidad internacional en su conjunto.

A diferencia de la costumbre y de los principios generales del derecho, los tratados sobresalen por la claridad y precisión
de sus términos.

El tema del derecho de los tratados fue regido por mucho tiempo por normas consuetudinarias hasta que se concretaros
los trabajos de la CDI en la codificación de dos instrumentos: CV69 sobre el Derecho de los tratados entre Estados y la
CV86 sobre tratados celebrados entre Estado y Organizaciones Internacionales o entre estas entre sí, que es similar al
del 69.

El derecho de los tratados está basado en el consentimiento de los Estados. De allí nacen una serie de instituciones y
principios.

Consecuencia directa del principio del consentimiento (autonomía de la voluntad) como base fundamental de la
obligación jurídica convencional, es el principio establecido en el art. 34 de la CV69: “Un tratado no crea obligaciones ni
derechos para un tercer Estado sin su consentimiento”.

Una vez prestado el consentimiento los tratados obligan a los Estados Partes y deben ser cumplidos por ellos de buena
fe, principio fundamental del derecho intencional “pacta sunt servanda” (Art. 26 - CV69). Tiene como condición que el
tratado se encuentre en vigor y y produce como efecto que los Estados no pueden alegar disposiciones de su derecho
interno para desligarse de las obligaciones de un tratado.

Los tratados deben observar determinados requisitos de validez para su entrada en vigor:
1. Capacidad del agente
2. Objeto lícito
3. Consentimiento no viciado
4. Manifestación del Estado de su voluntad de obligarse por el tratado
5. Canje o depósito de los instrumentos de ratificación, registro y publicidad

- CONCEPTO

Tradicional: acuerdo de voluntades entre Estados por el cual se crearan, modificaran o extinguieran derechos u
obligaciones internacionales. El derecho internacional no imponía ninguna forma para celebrar los tratados, siempre que
los instrumentyos respectivos reflejaran la clara intención de las partes de crear derecho u obligaciones, es decir,
producir efectos jurídicos.

La CV69 ha limitado y precisado sus disposiciones sobre tratados, en cuanto a su ámbito de validez, a su aplicación entre
Estados (Art. 1), y ha introducido una forma solemne para su celebración.

Para ella el término Tratado hace referencia a un acuerdo internacional celebrado por escrito entre Estados, regido por
el derecho Internacional, ya conste en un documento único o en varios conexos entre sí, cualquiera sea su
denominación (Art. 2).
La Convención deja a salvo el valor jurídico de otros acuerdos celebrados entre otros sujetos del derecho internacional,
aunque no hayan sido celebrados por escrito, cuando éstos hayan sido realizados de acuerdo al derecho internacional
independientemente de las normas de la Convención (Art. 3)

De acuerdo a la CV69 existen 4 requisitos para la conformación de un tratado:

1) Acuerdo Internacional: hace referencia al libre consentimiento (no viciado) expresado por dos o más Estados,
como expresión de una voluntad concordante para un objeto determinado.

2) Entre Estados: (ámbito de validez personal) las disposiciones de la Convención solo se aplican a tratados
realizados entre Estados.

3) Celebrado por escrito: hace referencia a la forma solemne (escrita) prescripta, que cristaliza la voluntad común
en un documento autentico. La Convención dispone la forma escrita como condición de su aplicación a los
acuerdos entre Estados que denomina tratados (que pueden constar en un documento único o en varios
conexos entre sí).

4) Regido por el derecho Internacional: ciertos acuerdo que se celebren a la luz de otras normas distintas no
entran dentro de las disposiciones de la Convención. Tambien excluye los acuerdos celebrados por Estados cpn
particulares. Esta expresión “regido por el derecho Internacional” comprende de acuerdo con el Comité de
redacción de la Conferencia de Viena de 1969 la necesidad de que estos acuerdos produzcan efectos jurídicos
en el sentido de que deban crear, modificar o extinguir derechos u obligaciones.
Algunos acuerdos entre Estados no son creadores de normas jurídicas y por ende su incumplimiento no es un
hecho ilícito que genere responsabilidad internacional, ejemplo de ello son las pactos de caballeros o el Acta
Final de Helsinki (crean obligaciones de carácter moral o político, son acuerdos informales).

- CLASIFICACIÓN

A. Forma

En buena y debida forma: son aquellos concretados a través del proceso completo de formación, es decir, se ha
negociado, adoptado el texto y prestado el consentimiento para obligarse por el tratado.

Simplificados o ejecutivos: generalmente son bilaterales, se diferencian de los anteriores por la forma en que concluyen,
ratifican y entran en vigor. Caracteres:

 Se concluyen sin la intervención expresa del jefe de Estado, los terminan los Ministro de Relaciones Exteriores o
agentes diplomáticos con capacidad para ello.

 Son de conclusión inmediata por cuanto las distintas etapas de celebración se unifican en un solo acto, que es la
firma por parte de los intervinientes.

 Generalmente se hacen varios instrumentos jurídicos.

La ratificación no existe en esta clase de tratados. Sin embargo parte de la doctrina discrepa y afirma que la
ratificación se encuentra presente aunque de manera distinta a la forma tradicional, ya que en estos casos ella se
opera mediante la firma., la cual en tales circunstancias tiene la virtud de amalgamar en un único acto cuatro
operaciones distintas: fijación del texto, aceptación, ratificación e intercambio o canje de las mismas, con lo que los
tratados así concertados inmediatamente entran en vigor (explica su denominación).

B. Sujetos: por la cantidad de partes intervinientes (lo importante de la distinción no lo constituye el numero de
partes en sí mismo, sino la distinta función que ambas clases de tratados tienen):
Bilaterales: participan solo dos sujetos. Se asemeja al contrato.

Multilaterales: participan una pluralidad de Estados. Se asemeja a la ley. Alguno de ellos son generales y abiertos a la
adhesión de todos los Estados debido a que su objeto y fin interesa a la comunidad internacional en su conjunto; otros
son restringidos porque solo tienen por objeto temas de interés para los Estados partes.

C. Efectos

Tratados leyes: tratan temas de interés para la Comunidad Internacional, generalidad de partes, principios generales y
abstractos, eran calificados como verdaderas fuentes del derecho Internacional. Los Estados no tienen intereses propios
sino comunes (para la comunidad internacional en su conjunto). Ejemplo: CV69 es tipo tratado ley.

Tratados contratos: generalmente son bilaterales o tienen un número reducido de partes, tratan temas que atañen solo
a los Estados partes o establecen prestaciones recíprocas entre ellos.

D. Modalidades de adhesión

Abiertos: posibilitan la futura incorporación ilimitada de terceros Estados que no han participado en la celebración.

Cerrados: no permiten adhesión de terceros Estados.

Semicerrados: admiten adhesión de ciertos Estados determinados o solo de aquellos que reúnan determinados
requisitos.

- CELEBRACIÓN - ETAPAS (Art. 6 a 18 de la CV69)

Comprende cuatro etapas. Las diferentes formas en que se desarrolle la negociación de un tratado concluye en dos
clases de actos jurídicos distintos: unos referidos a la fijación del texto del tratado (adopción y autenticación), el otro, a la
manifestación del consentimiento de los Estados en obligarse por el tratado.

1º. Negociación

Esta etapa no ha sido legislada por la CV69. La constituyen las negociaciones previas, discusiones, análisis, propuestas
que formulan los Estados para redactar, en definitiva, un tratado.

Puede realizarse de Estado a Estado por vía diplomática (generalmente así se negocian los tratados bilaterales) bien en el
seno de una conferencia u organización Internacional (mayoría de los tratados multilaterales).

Si las negociaciones prosperan esta etapa puede desembocar en la adopción del texto de un tratado.

A los Estados que participan en estas operaciones se los llama “negociadores” (Art. 2).

2º. Adopción del texto (art. 9)

Redacción del texto del tratado: es el acto jurídico por el cual los Estados manifiestan su acuerdo respecto de las
cláusulas del tratado (contenido y forma).

La CV69 distingue, si el tratado es negociado en una conferencia internacional, salvo acuerdo en contrario, la adopción
del texto requiere para su aprobación una mayoría calificada de los dos tercios de los Estados presentes y votantes. Para
casos distintos o negociaciones directas se requiere el consentimiento unánime de todos los participantes en la
elaboración del tratado.

El texto aprobado generalmente está estructurado: preámbulo inicial, texto articulado y puede contener anexos finales,
reglamentando cláusulas del tratado.
3º. Autenticación del texto (art. 10)

La autenticación del texto de un tratado (ya negociado y adoptado) implica que el texto adoptado queda establecido
como fidedigno, legítimo y definitivo, concretándose esta etapa por el procedimiento que convengan los Estados o que
se encuentre prescripto en el tratado.

A falta de disposiciones sobre el particular, la autenticación la realizan los representantes de los Estados, mediante la
firma ad referéndum (sujeta a confirmación) o la rúbrica (firma abreviada) en el texto del tratado o en el acta final de la
conferencia donde figure el texto.

La fecha de autenticación determina la instancia a partir de la cual puede aplicarse el procedimiento establecido en la
CV69 para la corrección de errores en el texto del tratado (Arts.79 y 80).

ESTAS TRES ETAPAS no comprometen a los Estados para el cumplimiento del tratado ya que éste no se considera
técnicamente perfeccionado.

4º. Manifestación del consentimiento en obligarse por el tratado

Los Estados quedan obligados por las disposiciones del tratado solo cuando han manifestado, en cualquiera de las formas
que prevé la Convención, su voluntad (consentimiento) en obligarse por el tratado.

La CV69 establece las formas para que los Estados manifiesten su consentimiento en obligarse por un tratado: firma,
ratificación, aceptación, aprobación, adhesión, canje y depósito (art. 11).

La sección primera culmina con tres disposiciones de contenido y alcance diferente:

1) Art. 16: se refiere a la prueba o forma de acreditar el consentimiento prestado por los Estados en obligarse por el
tratado, estableciendo como medios idóneos (salvo que le tratado disponga otra cosa) el canje o depósito de los
instrumentos de ratificación.

Canje: procedimiento por el cual se intercambian los Estados los instrumentos de ratificación dejando
constancia de ello en documento auténtico y es generalmente realizado cuando es reducido el número de
Estados contratantes.

Depósito: es la obligación que tienen los Estados contratantes de remitir sus instrumentos de ratificación o
aprobación a un tercer Estado u órgano de una organización Internacional, que actúa como depositario o
custodio de tales instrumentos, controla la fecha y el número de ratificaciones recibidas, informa a los Estados
estas circunstancias y la entrada en vigor del tratado (Arts. 76 y 77).

2) Art. 17.1: es una excepción al principio de integridad de los tratados, permitiendo a un Estado a prestar su
consentimiento en obligarse solo respecto a parte de un tratado, solo si el tratado así lo dispone o lo permiten la
totalidad de Estados contratantes.

3) Art. 18: establece la obligación que tiene los Estados contratantes de no frustrar el objeto y fin de un tratado antes
de su entrada en vigencia. Está fundado en dos principios: pacta sunt servando y buena fe.

La obligación se traduce en un deber de abstención de realizar cualquier clase de actos en virtud de los cuales se
puede impedir la consecución del objeto o fin de un tratado.

Esta obligación se mantiene vigente desde la fecha en que los Estados han firmado o canjeado los instrumentos de
un tratado a condición de ratificación, o han prestado su consentimiento en obligarse por el tratado, hasta la fecha
de su entrada en vigor (salvo que se retarde indebidamente).
- REQUISITOS DE VALIDEZ

1) Capacidad

La capacidad es un requisito necesario en el proceso de celebración de los tratados. La CV69 sienta el principio de que
todo Estado tiene capacidad para celebrar tratados en el art. 6.

En cuanto a la capacidad de los representantes de los Estados que intervienen en la elaboración y celebración del tratado
en todas sus etapas, distingue:

1) Los que tienen capacidad particular otorgada por el Estado para el caso concreto, es decir, los plenos poderes
(art. 7.1.a)

2) De aquellos que no necesitan plenos poderes en virtud de que revisten una capacidad funcional, ya sea:

i) Deducida de la practica que induce a considerar que la intención ha sido considerar a esa persona como
representante del Estado a esos efectos (art. 7.1.b)

ii) O bien que su capacidad funcional resulta de la propia organización estatal (capacidad funcional por la
investidura que reviste el representante) art. 7.2

(a) Aquellos funcionarios que pueden representar al Estado para celebrar cualquier tipo de tratado en
cualquier lugar y que tienen capacidad para la ejecución de todos los actos relativos a la
celebración de un tratado, son:

1. Jefes de Estado
2. Jefes de Gobierno
3. Ministros de relaciones exteriores

(b) Aquellos que tienen capacidad para hacerlo solo en un Estado determinado u organización
internacional y limitada su capacidad solo a la adopción del texto del tratado, son:

1. Jefes de misión diplomática para los tratados celebrados entre el Estado acreditante y el
estado receptor.

2. Representantes de un estado ante una conferencia Internacional u organización


Internacional cuando el tratado se celebre en dicha conferencia u organización.

Cualquier acto realizado por una persona o representante del Estado en las diferentes etapas de celebración de un
tratado que no sea de las señaladas en el art. 7, no surtirá efectos jurídicos con relación a éste Estado, salvo que sea
ulteriormente confirmado por ese Estado (Art. 8).

2) Objeto lícito

Todo tratado debe tener un objeto lícito para su validez. El objeto es lícito cuando no contiene una finalidad que
contravenga una norma imperativa de derecho internacional. La CV69 establece la nulidad absoluta de todo tratado que
en el momento de su celebración esté en oposición a una norma imperativa de derecho Internacional.

Norma imperativa: Toda norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional en su conjunto, como norma que
no admite acuerdo en contrario y que solo puede ser modificada por una norma posterior de derecho internacional
general que posea el mismo carácter y naturaleza (Art. 53)
3) Consentimiento no viciado

El consentimiento tanto del Estado como de su representante debe ser prestado libre y voluntariamente. En caso de
existir vicios en la manifestación del consentimiento estos pueden ocasionar la nulidad absoluta o relativa de él, según
las características y magnitud del vicio de que se trate.

Anomalías del consentimiento previstas en la CV69 - Art. 46 a 53 son:

1. Error

El error de derecho no es excusable. La convención solo regula el error de hecho. Establece que un Estado solo podrá
alegar un error como vicio del consentimiento si:

a) Se refiere a un hecho o situación cuya existencia el Estado haya dado por supuesta en el momento de
celebrarse el tratado.

b) Dicha situación constituyera una base esencial en obligarse por el tratado.

El error no puede ser alegado por el Estado cuando:

a) El haya contribuido con su conducta a provocarlo.

b) Se comprobara que el Estado hubiera quedado advertido de la posibilidad de cometer el error.

Un error en la redacción del texto del tratado no afecta su validez, porque este supuesto está previsto en el art. 79 de la
CV69, donde estipula las diversas formas de enmendar el error.

2. Dolo

Si un Estado ha sido inducido a celebrar un tratado por la conducta fraudulenta de otro Estado negociador, podrá alegar
el dolo como vicio de su consentimiento en obligarse por el tratado.

El dolo está referido a una conducta fraudulenta que significa la comisión de un hecho ilícito por parte de orto Estado
negociador en la celebración de un tratado y vulnera el principio de buena fe que impregna toda la CV69.

El Estado afectado puede alegar esa conducta como vicio de su consentimiento en obligarse facultándolo a declarar el
dolo sea para invalidar todo el tratado, o bien para solicitar la invalidez solo de las clausulas afectadas por el vicio.

Al Estado responsable de la conducta fraudulenta le esta negada la posibilidad de solicitar protección para los actos
realizados en cumplimiento del tratado antes de la invocación del dolo (art. 69.3)

3. Corrupción del agente - Art. 50

a) Que la manifestación del consentimiento del Estado haya sido obtenida mediante la corrupción de su representante
b) El cohecho puede haber sido efectuado directa o indirectamente por otro Estado negociador
c) Faculta al Estado víctima del cohecho a alegar esa corrupción como vicio de su consentimiento
d) El acto de corromper constituye un acto ilícito Internacional que viola el principio de buena fe
e) No existen precedentes en la práctica internacional

4. Coacción sobre el representante

La coacción tanto del representante como del Estado tiene como efecto la nulidad absoluta del tratado.

El art. 51 estipula que la manifestación del consentimiento de un Estado en obligarse por un tratado que haya sido
obtenida por coacción sobre su representante mediante actos o amenazas dirigidas contra él carecerá de todo efecto
jurídico.
La invalidez solo afecta al acto de expresión del consentimiento del Estado, no así a los otros actos que puedan estar
relacionados con la celebración del tratado (el acto ilícito puede haber sido realizado por cualquier Estado o persona, a
diferencia del dolo y corrupción).
5. Coacción sobre el Estado

El art. 52 establece que es nulo todo tratado cuya celebración se haya obtenido por la amenaza o el uso de la fuerza en
violación a los principios de derecho internacional incorporados en la Carta de las Naciones Unidas.

a) La amenaza o uso de la fuerza se refiere solo a la fuerza armada, y no a otra clase de presiones de distinta
naturaleza.

b) Que la fuerza se haya utilizado en violación de los principios de derecho internacional. La convención recoge el
principio general de la prohibición de la amenaza o uso de la fuerza en las relaciones internacionales. Debe tratarse
de una violación a tal principio, por lo tanto, debe ser un recurso ilícito, ya que en ciertas ocasiones la amenaza o uso
de la fuerza no se encuentran prohibidos (por disposiciones de derecho internacional general, la legítima defensa,
como por disposiciones expresas en la Carta de San Francisco).

c) Este principio está en la Carta de las Naciones Unidas en el art. 2.4: Los miembros de la Organización, en sus
relaciones internacionales, se abstendrán de recurrir a la amenaza o uso de la fuerza contra la integridad territorial o
independencia política de cualquier Estado, o en cualquier forma incompatible con los propósitos de las Naciones
Unidas.

d) La sanción establecida en caso que se opere este vicio del consentimiento es la nulidad absoluta y total del tratado.

4) Manifestación del Estado en obligarse por el tratado (Arts. 12, 13 y 14)

La CV69 ha previsto las formas simplificadas de manifestación del consentimiento del Estado para obligarse por un
tratado:

a) Firma del representante del Estado: puede cumplir una doble función: como medio de autenticación del texto o
como forma de manifestación del consentimiento en obligarse por un tratado.

La firma del representante produce el efecto jurídico de la manifestación de voluntad de un Estado en obligarse
por el tratado cuando:

 Así lo disponga el tratado.


 Conste fehacientemente que los Estados negociadores han convenido que la firma tenga tal efecto.
 Se desprenda de los plenos poderes que el Estado otorgante le ha querido dar ese efecto.

También la CV69 contempla la firma ad referéndum, es decir, la firma del tratado por el representante a
condición de su ratificación o aprobación por el Estado (se perfecciona con la confirmación por parte del Estado
de la firma de su agente).

b) Rúbrica del tratado por el representante, constituye una forma idónea como expresión de la voluntad del
Estado de obligarse cuando los Estados negociadores así lo han convenido.

c) Canje de los instrumentos que constituyen un tratado como forma de manifestación del consentimiento en
obligarse por el mismo producirá ese efecto jurídico cuando los instrumentos dispongan que dicho canje tendrá
ese efecto o cuando conste de otro modo que los Estados han convenido que el canje de los instrumentos tenga
esa finalidad (generalmente en tratados bilaterales).

La ratificación, clásico procedimiento de aprobación de los tratados (CV69 - Art. 14), asimilando esta forma de
manifestar el consentimiento a las de aceptación o aprobación del tratado.
La CV69 expresa en el art. 2, se entiende por ratificación, aceptación, aprobación o adhesión, según el caso, al acto
internacional por el cual un Estado hace constar en el ámbito internacional su consentimiento en obligarse por un
tratado.

 La ratificación constituye un acto jurídico internacional ad hoc, mientras que el procedimiento interno para
obtenerlo (aprobación legislativa) pertenece a la órbita del derecho interno de cada Estado.

 Es un acto formal, escrito, realizado por el órgano competente en materia internacional del Estado y debe ser
notificado a las otras partes o al depositario.

 Se produce cuando el tratado ha sido firmado previamente por el representante de Estado (el Estado
negociador se convierte en Estado contratante).

 Es exigida cuando así lo disponga el tratado expresamente o las partes hayan previsto que este procedimiento
es idóneo o cuando el representante haya firmado el tratado a condición de que sea ratificado por su Estado o
se desprenda tal exigencia de los plenos poderes.

La aceptación y aprobación (menor grado de solemnidad) se utilizan en los tratados simplificados y son firmados por los
ministros de relaciones exteriores.

Son términos utilizables para dejar constancia de la manifestación del consentimiento en obligarse por el tratado que
pueden tener otra manera de manifestarse o utilizarse. La utilización de estos términos por la CV69 tuvo una doble
finalidad: evitar la referencia a la ratificación (exigencia de la aprobación parlamentaria interna); reservarse por parte del
Estado la posibilidad de revisar el tratado antes de obligarse definitivamente.

Aprobación, se utiliza este vocablo para señalar la manifestación del consentimiento del Estado respecto de tratados
elaborados en el seno de organizaciones internacionales.

Otro de los medios de obligarse los Estados convencionalmente es la adhesión, la cual se utiliza en los tratados
semicerrados o abiertos. Este medio es factible cuando el tratado así lo disponga expresamente o los Estados
negociadores lo han previsto de otra forma o cuando luego de la aprobación del tratado las partes en forma unánime
consientan esta forma de obligarse (Art. 15).

5) Canje o depósito de los instrumentos de aprobación

La manifestación de voluntad de los Estados en obligarse por el tratado en cualquiera de sus formas necesita ser
constatada fehacientemente. En este sentido cumplen una importante función el canje, el depósito o la notificación de
los instrumentos de ratificación, aceptación o adhesión (formas adecuadas para perfeccionar el consentimiento
efectuado por los Estados).

El canje de los instrumentos de ratificación del tratado por parte de los Estados que lo han celebrado, también es un
medio idóneo de manifestación del consentimiento en obligarse cuando el propio tratado, o de otra forma o medio, los
Estados hayan dispuesto que dicho procedimiento tendrá ese efecto.

Por ello, la fecha del canje de los instrumentos de ratificación determina el momento en que nace la obligación para los
Estados con relación al tratado. En los tratados multilaterales se designa a un Estado o persona como depositario que se
encarga de la guarda del texto original, custodia de los plenos poderes de los representantes, etc.

La fecha de recepción de tales instrumentos por el depositario, es la fecha de entrada en vigor para los Estados
respectivos (si el tratado se encuentra en vigor), o de lo contrario (no se encuentra vigente) la fecha a partir de la cual los
Estados quedan obligados de no frustrar el objeto y fin de un tratado hasta su entrada en vigor (Art. 18).
6) Registro. Publicación (Art. 80)

Al principio la inscripción y publicidad de los tratados eran consideradas como condición de obligatoriedad, en la
actualidad se transformaron en un requisito de invocabilidad ante los órganos de la Comunidad Internacional.

El fundamento de estos actos radica en la oponibilidad de lo acordado a quienes no han intervenido en la concertación ni
fueron notificados personalmente de su ocurrencia y de la posterior entrada en vigor (principio de buena fe y debido
respeto que deben tener los Estados de las relaciones jurídicas que surjan de los tratados internacionales).

El acto del registro y de la posterior publicación de los tratados, señala la fecha a partir de la cual la Comunidad
Internacional reconoce lo acordado por las partes.

El registro de los tratados en la Secretaria General de las Naciones Unidas, cumple una triple función:
a) Evita los tratados secretos
b) Centraliza toda la información en materia de tratados en vigor
c) Facilita y condiciona la publicación posterior de los tratados

CV69 en su art. 80 dispone que los tratados después de su entrada en vigor se transmitirán la Secretaria General de las
Naciones Unidas para su registro y publicación (Art. 102 de la Carta de las Naciones Unidas).

Aun cuando los tratados entre las partes no se encuentren registrados y publicados obligan a las partes. En caso de
incumplimiento de tales obligaciones no podrán ser invocadas frente a las organizaciones internacionales, ni en sus
relaciones con terceros Estados.

Si bien cualquiera de las partes puede solicitar su registro, la CV69 impone esta función a los depositarios: la designación
de un depositario constituirá la autorización para que éste realice el registro, o archivo e inscripción, y publicación del
tratado (Arts. 80, 76 y 77).

- RESERVAS

La CV69 en su art. 2 entiende por reserva a una declaración unilateral, cualquiera sea su denominación o enunciado,
efectuada por un Estado al firmar, ratificar, aprobar, aceptar o adherirse a un tratado con el objeto de excluir o modificar
los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación con respecto a ese Estado. (Art. 19)

- Naturaleza. Requisitos

Originariamente las reservas no eran admitidas salvo que fueran aceptadas por todos los Estados partes en el tratado.
Los caracteres de la reserva tuvieron como antecedente la “regla panamericana mínima” aplicada en el ámbito de las
relaciones Internacionales americanas con relación a los tratados multilaterales. Esta regla permitía la entrada en vigor
de un tratado entre el Estado que formulaba la reserva y el que la aceptaba, no así con respecto a los Estados que la
objetaban.

La necesidad de ampliar el número de Estados contratantes en los tratados multilaterales que tienen un objeto que
interesa a la Comunidad Internacional en su conjunto admitiendo el instituto de la reserva (que produce la divisibilidad y
relativismo de loes efectos jurídicos del tratado), choca con el principio de que las reservas no pueden ser impuestas en
contra de la voluntad de los demás Estados Partes en un tratado y de los caracteres de unidad e integridad de los
tratados.

Si bien la reserva es un acto jurídico internacional unilateral no es un acto unilateral autónomo, ya que los efectos
jurídicos que produce derivan de otros actos jurídicos que permiten su formulación, o bien, su validez se encuentra
condicionada a su aceptación por los otros Estados.
Las reservas encuentran su origen en el tratado con respecto del cual el estado que la formula va a presentar su
consentimiento en obligarse por el y, además, aun cuando el tratado permita la formulación de reservas, estas una vez
formuladas, debe notificar se a los restantes estados contratantes o partes, para que las acepten u objeten. La
formulación conjunta de una reserva por varios Estados no afecta su carácter unilateral.

Tanto la reserva, su confirmación, aceptación, objeción y retiro deben hacerse por escrito (Art. 23).

Todos los actos jurídicos vinculados con la reserva deben comunicarse por escrito a los Estados contratantes y a los
demás Estados facultados para llegar a ser partes en el tratado. Si existe un depositario designado en el tratado la
formulación de la reserva debe presentarse al mismo, quien deberá notificarla lo antes posible a los Estados a que esté
destinada.

Las reservas deben ser realizadas por un representante del Estado con capacidad para efectuarlas. El hecho de que una
reserva haya sido formulada en violación de una disposición del derecho interno de un Estado concerniente a la
competencia y procedimiento para la formulación de reservas, no puede ser alegado por ese Estado como vicio de la
reserva efectuada.

- Formulación. Oportunidad

La reserva debe ser formulada en el acto en que el Estado presta su consentimiento en obligarse por el tratado (art. 19).

Si un Estado formula una reserva en la etapa de adopción o autenticación del texto del Tratado, para ser válida, debe
confirmarse en el acto de prestar el consentimiento en obligarse por el tratado.

Si la reserva se hace en el momento de la firma no debe ser luego confirmada, si ese Estado manifiesta mediante esa
firma su voluntad en obligarse por el tratado.

Las reservas formuladas luego de haber prestado su consentimiento en obligarse no son válidas salvo que ninguna de las
demás partes contratantes se oponga a la formulación de esa reserva tardía.

- Reservas permitidas

La regla general es que todo Estado que resuelva vincularse jurídicamente a un tratado Internacional, en ejercicio de su
soberanía, puede formular reservas siempre que no estén prohibidas.

Se entiendo vigente esta facultad:


 Cuando esté expresamente contemplado en el tratado la posibilidad de formularlas.
 Cuando el tratado nada dice sobre la prohibición de hacerlas.

- Reservas prohibidas

Según el art. 19 de la CV69, un Estado podrá formular una reserva a menos que:

a) La reserva este prohibida por el tratado

b) El tratado disponga que únicamente pueden hacerse determinadas reservas, entre las que no figure la
reserva de que se trate

c) En los casos no previstos en los otros dos apartados, la reserva sea incompatible con el objeto y fin del
tratado.
Con respecto al punto c), la compatibilidad de la reserva con el objeto y fin del tratado es considerada como el criterio
fundamental para apreciar la admisibilidad de las reservas.

Existen tratados que por su propia naturaleza no admiten la formulación de reservas. La doctrina y jurisprudencia dicen
que el objeto y fin del tratado tiene una íntima vinculación con la naturaleza de la convención, ya que la finalidad de la
prohibición tiende a preservar los aspectos esenciales del tratado.

- Clases

El objeto de las reservas es el de excluir determinada clausulas o modificar los efectos jurídicos de ciertos dispositivos del
tratado en cuanto su aplicación al estado que la fórmula.

1. Exclutorias de cláusulas

Aquí hay que hacer mención a la reserva de alcance territorial que buscan excluir la aplicación del tratado o modificar el
efecto de todo o de ciertas disposiciones del tratado en su aplicación a un territorio en el que ese tratado sería aplicable
de no mediar tal declaración.

Argentina formuló 2 reservas de este tipo a la CV69:

 Al art. 45 apartado b: disposición que considera no aplicable por cuanto consagra la renuncia anticipada de
derechos;
 Al art. 62: ya que manifestó que no aceptaba que un cambio fundamental en las circunstancias puede
alegarse como causa de terminación de un tratado o retirarse de él.

2. Modificatoria de cláusulas

Es la realizada por un Estado con el objeto de limitar las obligaciones que el tratado le impone, no así la manifestación
que tenga por finalidad aumentar sus obligaciones (porque no son reservas sino compromisos unilaterales, y se rigen por
las normas aplicables a esta clase de actos jurídicos).

La declaración efectuada por un estado tendiente a modificar una cláusula con el objeto de cumplir un obligación
impuesta por el tratado por otros medios equivalentes o similares, será considerada una reserva según la propuesta
alternativa que proponga: si esta significa asumir una obligación menor que la prevista en el tratado, será considerado
una reserva; si es un obligación mayor, constituye una declaración unilateral y no una reserva.

Puede considerarse una reserva modificatoria de un tratado, la efectuada por Argentina al art. 21 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos, que consagra el derecho a la propiedad privada así: el gobierno argentino
establece que no quedarán sujetas a la revisión de un tribunal internacional cuestiones inherentes a la política
económica del gobierno. Tampoco considera revisable lo que los tribunales nacionales determinen como causas de
utilidad pública e interés social, ni lo que éstos entiendan por indemnización justa (reserva que excluye de la
competencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos para entender en esas cuestiones).

La CV69 nada dice sobre la posibilidad de formular reservas a disposiciones convencionales que codifican normas
consuetudinarias. Se ha afirmado la facultad de los Estados contratantes para reservar por vía convencional la aplicación
de normas de derecho internacional general.

No pueden ser objeto de reservas las disposiciones convencionales que recepten normas imperativas, porque no es
admisible que un estado pueda desvincularse de esas obligaciones puesto que la norma que las contiene no admite
acuerdo en contrario, según lo establecido en el art. 53 de la CV69. Dichas reservas serían consideradas como
incompatibles con el objeto y fin del tratado.
- Reservas, declaraciones interpretativas y otras declaraciones

La reserva es toda declaración que tiene por objeto excluir o modificar el efecto jurídico de un tratado en su aplicación al
Estado. La declaración interpretativa tiene por objeto precisar y aclarar el sentido o el alcance que un Estado u
organización Internacional atribuye a un tratado o a alguna de sus disposiciones, es decir, es una declaración que se
limita a exponer la manera en que un estado interpreta una disposición, pero no excluye ni modificar dicha disposición, a
pesar de que se formule, como la reserva, en el momento de manifestar su consentimiento en obligarse por el tratado.

Muchas veces estos conceptos se confunden, por lo que debe buscarse la distinción en el efecto jurídico que la
declaración tenga por efecto producir (si su objetivo es excluir o modificar, o si es simplemente precisar o aclarar).

- Aceptación

La admisibilidad o licitud de una reserva depende exclusivamente de su aceptación por otro estado contratante. Esto se
funda en que no existe un mecanismo objetivo para determinar la admisibilidad de las reservas, porque su aceptación u
objeción dependen de la estimación subjetiva de cada estado contratante.

Regla general: cuando un tratado autoriza expresamente determinadas reservas, las que efectúen los Estados de esa
naturaleza, no exige la aceptación ulterior de los contratantes (Art. 20.1).

Desde otro punto de vista, toda aceptación de un tratado efectuado con reservas surte efectos jurídicos en cuanto la
reserva sea aceptada al menos por otro Estado contratante (Art. 20.4.c).

Únicamente una reserva exigirá la aceptación de todas las partes, cuando se trate de un tratado con un número reducido
de Estados y del objeto y fin de éste se desprenda que la aplicación del tratado en su integridad ha sido condición
esencial del consentimiento de las partes en obligarse por el tratado (Art. 20.2).

En los casos de tratados constitutivos de organizaciones Internacionales las reservas formuladas deben ser aceptadas por
el órgano competente de la organización (Art. 20.3).

La objeción hecha por un Estado a una reserva no impide la entrada en vigor del tratado entre ambos, a menos que el
autor de la objeción manifieste inequívocamente la intención contraria.

Si el tratado nada dice sobre la posibilidad de formular reservas, se considera que la reserva ha sido aceptada por un
Estado parte en el tratado, si éste no ha realizado ninguna objeción a ella en el plazo de 12 meses de serle notificada.

Las reservas y objeciones pueden ser retiradas en cualquier momento, exigiéndose solo la notificación con relación al
autor de la reserva u objeción.

Efectos jurídicos

 En las relaciones entre el autor de la reserva con otra parte del tratado, la reserva en la medida y alcance
determinada en ella modifica las disposiciones del tratado en las relaciones entre esas partes.

 En relación a las otras partes, la reserva no modifica las disposiciones del tratado en lo que respecta a las otras
partes en sus relaciones inter se.
- ENTRADA EN VIGOR

La entrada en vigor es la fecha en que el tratado se convierte obligatorio para los Estados. Prevista en el art. 24, que
establece que un tratado entrará en vigor:

 De la manera y la fecha en que el tratado disponga o


 Que acuerden los Estados negociadores

A falta de disposición, la regla general es que los tratados entran en vigor en el momento que exista constancia del
consentimiento de todos los Estados negociadores en obligarse por el tratado. Es necesaria la constancia no basta solo
con el mero consentimiento (no es suficiente entonces que los estados hayan manifestado su consentimiento en
obligarse, es necesario que haya constancia de tal consentimiento, la cual está dada por el canje o depósito de los
instrumentos de aprobación).

En los casos de tratados bilaterales, la fecha de entrada en vigor del tratado es la misma; en cambio, en los tratados
multilaterales, para los estados que han manifestado su consentimiento en obligarse con posterioridad a la fecha de
entrada en vigor del tratado, su vigencia comienza a partir de la constancia de tal hecho, sin efecto retroactivo.
Puede ocurrir asimismo que el tratado contenga disposiciones que condicionen su entrada en vigor a un número
determinado de ratificaciones o aprobaciones.

Puede suceder que el tratado se encuentre en vigor pero todavía no sea aplicable, es decir, la aplicación del tratado
quede postergada para el futuro. Por ello es que no hay que confundir vigencia con aplicación del tratado. Ambas
situaciones pueden o no coincidir en el tiempo.

La CV69 distingue entre:


 Estados negociadores: son los que han participado en la elaboración y adopción del texto del tratado.
 Estados contratantes: son los que han consentido en obligarse por el tratado haya o no éste entrado en vigor.
 Estados Partes: son los que han consentido en obligarse por el tratado y con respecto a los cuales el tratado está
en vigor.

Aun cuando los Estados negociadores no hayan dado su consentimiento en obligarse en el tratado o el tratado no haya
entrado en vigor, algunas de sus disposiciones deben aplicarse y observarse por los Estados desde la fecha de adopción
del texto, por ejemplo cláusulas referidas a la autenticidad del texto, reservas, etc. (Art. 24)

Hay supuestos en que del tratado no vigente derivan obligaciones para los Estados negociadores o se aplican todas o
partes de sus disposiciones:
 La obligación previa de no frustrar el objeto y fin por los Estados negociadores y contratantes.
 La aplicación provisional, si consta en el tratado o si los Estados negociadores así lo han convenido.

- OBSERVANCIA

El art. 26 establece una norma fundamental del derecho internacional, la pacta sunt servanda, que establece que todo
tratado en vigor obliga a las partes y debe ser cumplido por ellas de buena fe (la vigencia del tratado es la condición para
tal obligatoriedad de lo cortado).

Este artículo también remarca otro de los principios que es el de buena fe. La buena fe constituye una verdadera
obligación jurídica para los estados que forma parte.

El art. 27 establece que una parte no podrá invocar disposiciones de su derecho interno como justificación del
incumplimiento de las disposiciones de un tratado.
- APLICACIÓN

En materia de aplicación de los tratados la CV69 contiene principios referidos al ámbito temporal, al espacial y a la
aplicación de las disposiciones de tratados sucesivos referidos a la misma materia (Art. 28, 29 y 30).

Con respecto al ámbito temporal reafirma el principio de la irretroactividad al establecer que las disposiciones de un
tratado no obligan a las partes con respecto a ningún acto, hecho o situación que haya tenido lugar o dejado de existir,
con anterioridad a la fecha de entrada en vigor del tratado para la parte de que se trate.

La fecha de irretroactividad está señalada por la fecha de entrada en vigor del tratado con relación a cada uno de los
estados que forman parte de él. Siguiendo este principio, en el art. 4 dispone su irretroactividad aplicándose
exclusivamente a los tratados celebrados por estados después de la entrada en vigor con respecto a tales estados

En materia del ámbito espacial establece el ámbito territorial de los tratados, definiendo la regla de que todo tratado es
obligatorio para las partes por lo que respecta a la totalidad de su territorio.
Esta disposición se aplica cuando el tratado no contiene otras normas restrictivas en esta materia o las partes convienen
en acotar la aplicación a partes específicas del territorio o cuando se formule una reserva de carácter territorial.

Art. 30: Aplicación de tratados sucesivos concernientes a la misma materia.

1. Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 103 de la Carta de las Naciones Unidas, los derechos y las obligaciones de los
Estados partes en tratados sucesivos concernientes a la misma materia se determinaran conforme a los párrafos
siguientes.

 Este párrafo, consagra el principio de jerarquía al establecer la primacía de lo dispuesto por el art. 103 de la
Carta de las Naciones Unidas con relación a cualquier tratado: “en caso de conflicto entre las obligaciones
contraídas por los miembros de las Naciones Unidas en virtud de la presente carta y sus obligaciones
contraídas en virtud de cualquier otro convenio internacional, prevalecerán las obligaciones impuestas por
la presente carta”.

2. Cuando un tratado especifique que está subordinado a un tratado anterior o posterior o que no debe ser considerado
incompatible con ese otro tratado prevalecerán las disposiciones de este úitimo.

 Afirma el principio de la lex prior, remitiéndose a lo establecido en cada tratado, ya se encuentre


subordinado a otro (anterior o posterior), o bien que lo establecido en ese tratado no sea incompatible con
lo dispuesto en otro. El principio de la lex posterior está confirmado para los supuestos del párrafo 3 y el
apartado a) del párrafo 4 del art 30.

3. Cuando todas las partes en el tratado anterior sean también partes en el tratado posterior, pero el tratado anterior no
quede terminado ni su aplicación suspendida conforme al articulo 59, el tratado anterior se aplicara únicamente en la
medida en que sus disposiciones sean compatibles con las del tratado posterior.

 Establece que cuando todas las partes en un tratado anterior sean las mismas que en un tratado posterior,
solo se aplican las disposiciones del tratado anterior en cuanto no sean incompatibles con el tratado
posterior.

4. Cuando las partes en el tratado anterior no sean todas ellas partes en el tratado posterior:
a) en las relaciones entre los Estados partes en ambos tratados se aplicará la norma enunciada en el párrafo 3:

 En el caso de dos tratados sucesivos en que las partes no sean las mismas, las relaciones entre los
estados partes que lo sean en ambos tratados, se regirán por lo dispuesto por el tratado posterior,
aplicándose las normas del tratado anterior sólo en el supuesto que no sean incompatibles con el
posterior.

b) en las relaciones entre un Estado que sea parte en ambos tratados y un Estado que sólo lo sea en uno de ellos,
los derechos y obligaciones recíprocos se regirán por el tratado en el que los dos Estados sean partes.
5. El párrafo 4 se aplicará sin perjuicio de lo dispuesto en el articulo 41 y no prejuzgará ninguna cuestión de terminación o
suspensión de la aplicación de un tratado conforme al artículo 60 ni ninguna cuestión de responsabilidad en que pueda
incurrir un Estado por la celebración o aplicación de un tratado cuyas disposiciones sean incompatibles con las
obligaciones contraídas con respecto a otro Estado en virtud de otro tratado.

Párrafo 4° apartado b): El problema más grave en la aplicación de tratados sucesivos sobre la misma materia se
manifiesta en las relaciones entre un estado que sea parte en ambos tratados y un estado que solo sea en solo uno de
ellos. En este caso ambos estados se regirán por el tratado en el que ambos son partes.

Sobre este particular cabe lo siguiente.


1) En materia de responsabilidad. La mera celebración de un tratado posterior incompatible con uno anterior, no da
lugar a una violación del derecho Internacional. Esta violación solo se producirá en el supuesto de aplicación del
tratado posterior.

2) El apartado b) del párrafo 4 no regula una cuestión de validez de los tratados incompatibles, sino solo una cuestión
de prioridad entre los tratados.

3) Las disposiciones del art. 30 tienen carácter supletorio, no imperativo.

4) Para interpretar esta disposición deben toarse en cuenta dos principios.


a) Un tratado no puede crear obligaciones ni derechos para un tercero sin su consentimiento (art. 34)
b) Quien es primero en el tiempo es primero en el derecho

La disposición del art. 30 debe ser relacionada con lo dispuesto por los arts. 41 y 31 de la CV69.

El art. 41 regula los acuerdos para modificar tratados multilaterales entre algunas de las partes únicamente. Esta clase de
acuerdos da lugar a dos clases de relaciones jurídicas: relaciones generales (aplicables a todas las partes en el tratado
multilateral) y relaciones especiales (aplicables sólo a dos o más partes en el acuerdo, el cual modifica la aplicación del
tratado anterior original sin enmendarlo).
La relación entre el acuerdo general anterior y el particular, posterior, es análoga a la que existe entre la ley general y la
ley especial.

Los acuerdos particulares entre dos o más Estados que son partes en un tratado multilateral, si bien están permitidos,
deben respetar la coherencia del tratado original anterior.

En este sentido, las condiciones para celebrar un tratado posterior son:

a) preservación de los derechos e intereses de las demás partes y el objeto y fin del tratado original
b) la no imposición de obligaciones adicionales a las partes del acuerdo original
c) el deber de notificación del acuerdo particular a las demás partes del tratado original

- INTERPRETACIÓN

La CV69 se dedica a la interpretación de los tratados determinado la regla de interpretación (art. 31), los medios de
interpretación complementarios (ar.t 32) y la interpretación de los tratados autenticados en dos o más idiomas (art. 33).

La interpretación de los tratados es fundamental para determinar el sentido, alcance y aplicación de las normas
convencionales.

Los métodos más generalizados a los fines de la interpretación particularmente de los tratados internacionales, son:
a) Método objetivo, textual o gramatical (se basa en el texto del tratado)
b) Método teleológico (consideración del objeto o fin del tratado)
c) Método subjetivo (verificar la verdadera intención de las partes)
Todos estos métodos están reflejados en la CV69. Si bien tiene primacía la interpretación objetiva, esta debe estar
relacionada con el objetivo y fin del tratado (interpretación teleológica). La interpretación subjetiva ha sido aceptada
como medio de interpretación complementario.

Art 31. Regla general de interpretación.

1) Un tratado deberá interpretarse de buena fe conforme la sentido corriente que haya de atribuirse a los
términos del tratado en el contexto de estos y teniendo en cuenta su objeto y fin.

2) Para la interpretación el contexto comprenderá, adema del texto, incluidos su preámbulo u anexos:

a) Todo acuerdo que se refiera al tratado y haya sido concertado entre las partes con motivo de la
celebración del tratado.

b) Todo instrumento formulado por una o más partes con el motivo de la celebración del tratado y
aceptado por las demás como instrumento referente al tratado…”

3) Juntamente con el contexto habrá de tenerse en cuenta:

a) Todo acuerdo posterior celebrado entre las partes acerca de la interpretación o de la a aplicación de
sus disposiciones.
b) Toda practica posterior seguida en la aplicaron del tratado por la cual conste el acuerdo de las partes
acerca de la interpretación del tratado.
c) Toda norma de derecho inter aplicable en las relaciones entre partes.

4) Se dará a un término un sentido especial si consta que tal fue la intención de las partes.

Del párrafo 1 se destacan las siguientes pautas de interpretación.

A. El principio de buena fe: implica una actitud de honradez, lealtad, rectitud en el cumplimiento de las obligaciones
reciprocas. Denota la confianza que una de las partes del tratado espera de la otra. La buena fe es un principio
general del derecho y un principio general del derecho internacional.
Tanto en materia de cumplimiento como en su interpretación indispensable para una correcta aplicación, las
disposiciones de los tratados deben interpretarse de buena fe.

B. El sentido corriente de los términos: los términos de un tratado deben interpretarse con el significado usual, normal,
natural y espontaneo que poseen en el lenguaje corriente relacionado con el contexto en que se encuentran
utilizados y teniendo en cuenta el objeto y fin del tratado.
Esta es la regla General que debe utilizarse, a menos que la interpretación de esa forma efectuada conduzca a
resultados y razonables o absurdos.
Debe conjugarse con lo establecido en el art. 31 párrafo 4º, el cual dispone que se dará a un término un sentido
especial si consta que tal fue la intención de las partes.

C. Los términos del tratado en el contexto de estos. Los términos de las disposiciones de un tratado no deben ser
interpretadas en forma separada sino considerando al tratado como un todo. Debe entenderse por contexto de un
tratado, a) el texto del tratado propiamente dicho b) el preámbulo c) los anexos d) todo acuerdo celebrado entre
todas las partes con el motivo de la celebración del tratado e) todo instrumento formulado por una o más partes y
aceptado por la demás con motivo de la celebración del tratado, como instrumento referente al tratado.

D. Teniendo presente el objeto y fin: estos significan finalidad, propósito, objetivo o intención. El objeto y el fin
generalmente se encuentran consignados en su preámbulo sin perjuicios de ubicarlos en cláusulas particulares.
La consideración del objeto y fin del tratado respondería al método de interpretación textual. Sin embargo, como
gramaticalmente significan finalidad, propósito, es indudable que sería de aplicación el método teleológico, ya que
estaría íntimamente vinculado al propósito o fin que guió a las partes a celebrar el tratado (el objeto y fin del tratado
son los elementos esenciales que las partes han tenido en cuenta para celebrarlo).
Los apartados a) y b) del PUNTO 3, consignan lo que se denomina una interpretación autentica del tratado, es decir
aquellas que realizan las propias partes del tratado para su interpretación y aplicación.

La práctica o ulterior o cuando es uniforme, coherente y seguida por la mayoría de las partes, constituye un elemento
decisivo para determinar el sentido y alcance de los términos del contrato. El consentimiento colectivo para que
equivalga a una verdadera interpretación autentica del tratado, puede manifestarse no solamente mediante un obrar
positivo, sino también manifestarse tácitamente (aquiescencia o ausencia de protesta ante la conducta seguida por la
mayoría de las partes).

El apartado c) no descarta la aplicación de otras fuentes de derecho internacional, como el derecho consuetudinario y los
principios generales del derecho. Por lo que la interpretación de un tratado debe tomar en cuenta todas las normas
pertinentes de derecho internacional vigentes entre las partes en el momento en que haya que interpretarse el tratado.
La aplicación de la disposición es intemporal en su relación con la determinación del momento en que puede proceder a
aplicar otras normas de derecho internacional.
El criterio de esta regla es que debe interpretarse el texto de un tratado en el sentido de que busca producir efectos de
conformidad con el derecho existente y no violándolo.

Medios de interpretación complementarios

El art. 32 estipula los medios de interpretación complementarios, que además de ser complementarios, son
condicionados a que se compruebe la imposibilidad de conciliar los términos del tratado dentro su contexto, ya sea por
oscuridad de sus expresiones o porque su aplicación textual conduzca a resultados absurdos. Estos medios citados
(trabajos preparatorios y circunstancias de su celebración) no son taxativos, porque la propia redacción de la disposición
refleja que existen otros medios aparte de los expresamente señalados (al decir medios de interpretación
complementarios en particular).

Únicamente se podrá acudir a ellos cuando después de interpretar los términos del tratado con las pautas del art. 31
todavía persisten dudas ciertas sobre su sentido y alcance. Por lo tanto, los medios complementarios constituyen una
excepción a las reglas de interpretación de los tratados (deben ser de utilización restrictiva).

Interpretación de tratados autenticados en dos o más idiomas

Art. 33. Interpretación de tratados autenticados en dos o más idiomas.

1. Cuando un tratado haya sido autenticado en dos o más idiomas, el texto hará igualmente fe en cada idioma, a
menos que el tratado disponga o las partes convengan que en caso de discrepancia prevalecerá uno de los
textos.

2. Una versión del tratado en idioma distinto de aquel en que haya sido autenticado el texto será considerada
como texto auténtico únicamente si el tratado así lo dispone o las partes así lo convienen.

3. Se presumirá que los términos del tratado tienen en cada texto auténtico igual sentido. Principio de igualdad

4. Salvo en el caso en que prevalezca un texto determinado conforme a lo previsto en el párrafo 1,. cuando la
comparación de los textos autenticas revele una diferencia de sentido que no pueda resolverse con la aplicación
de los artículos 31 y 32, se adoptará el sentido que mejor concilie esos textos, habida cuenta del objeto y fin del
tratado.
- LOS TRATADOS Y LOS TERCEROS ESTADOS.

Una regla básica basada en el principio del libre consentimiento se encuentra en el art 34: “Un tratado no crea
obligaciones ni derechos para un tercer Estado sin su consentimiento”.

Sin embargo la CV69 deja a salvo los efectos que pueda traer aparejados la interacción entre las diferentes fuentes del
derecho internacional en este caso, entre tratados y costumbre, y establece que la normas de un tratado con relación a
terceros pueden llegar a ser obligatorias para este aun sin su consentimiento expreso, si tales normas llegan a ser
obligatorias para esos terceros estados en virtud de constituirse en normas consuetudinarias de derecho internacional
reconocidas como tal (art. 38).

La CV69 trata de distinta forma los casos de derechos y obligaciones enunciados en un tratado con respecto a terceros
Estados:

En el caso de los derechos, sienta las siguientes reglas (art. 36):


a) Si el tratado tiene la intención de conferir un derecho a un tercer estado
b) Si el tercer estado asiente con respecto a esa concesión
c) Que el asentimiento del tercero se presumen si no hay indicación en contrario
d) Que los derechos conferidos a terceros no pueden ser modificados ni revocados sin el consentimiento de
estos últimos (art 37.2).

En el caso de las obligaciones establece los siguientes principios (art 35):


a) Si las partes tienen la intención de crear una obligación
b) Si el tercer estado acepta por escrito expresamente esa obligación y
c) Que tal obligación no puede ser revocada ni modificada sino con el consentimiento de las partes y del tercer
estado (art 37).

En ambos casos (derechos y obligaciones) la fuerza obligatoria de estos no tiene su origen en el tratado que los
establece, sino en el acuerdo colateral entre las partes del tratado y los terceros por medio de su aceptación; expresa o
tacita para los derechos y necesariamente expresa por escrito para los casos de las obligaciones.

- ENMIENDA Y MODIFICACIÓN

Generalmente en los tratado sin plazo de duración o que no prevean la posibilidad de denuncia, surge la necesidad por el
correr del tiempo de introducir reformas o revisar su contenido. Estos casos están previstos en la CV69 en normas que
contienen un determinado procedimiento en tales casos distinguiendo entre tratados bilaterales y multilaterales, y en
estos últimos, sean que integran todas las partes o bien alguna de ellas.

Los principios son:


Se aplican para las enmiendas o modificaciones las mismas reglas que para la celebración del tratado.
El principio general es el libre consentimiento de las partes.
En consecuencia, todo tratado puede ser enmendado o modificado.

Si bien existen diferencias entre modificación, enmienda y revisión (art. 41), las dos primeras pueden englobarse dentro
del término genérico revisión. La distinción se refiere a sus efectos en relación a las partes. En la enmienda la alteración
del régimen convencional es susceptible de afectar a todas ellas; en el acuerdo de modificar un tratado multilateral, a
alguna de las partes únicamente.

En los tratados bilaterales el acuerdo de voluntades para la enmienda o modificaron no registra problemas.
Para los multilaterales la enmienda, en principio debe ser aceptada por todas las partes, pero el consenso unánime no es
necesario cuando opera el procedimiento previsto en el art. 40:

a) Toda propuesta de enmienda o modificación debe ser notificada a las restantes partes del tratado.

b) Los estados no partes en el tratado original pero que pueden llegar a serlo, se encuentran facultados para
ser parte en el tratado enmendado.

c) Todo estado que llegue a ser parte después de que se encuentre en vigor la enmienda del mismo, queda
obligado por los dos.

d) Las enmiendas no aceptadas no obligan a los estados que sean partes en el tratado original.

Distinto es el caso cuando dos o más partes de un tratado multilateral deciden modificar alguna cláusula del tratado
entre ellas. La posibilidad de estos acuerdos exigen las siguientes condiciones:

1. Que esas modificaciones se encuentren previstas en el tratado


2. Que no afecten ni derechos ni obligaciones de las partes del tratado original
3. Que las modificaciones no menoscaben el objeto y fin del tratado

- NULIDAD, TERMINACIÓN Y SUSPENSIÓN.

La regla general es que la validez, terminación o suspensión de un tratado solo puede ser alegada como resultado de:
 La aplicación de las disposiciones del tratado.
 La aplicación de la CV69

Sin embargo, tal posibilidad, deja subsistente el deber de los estados partes de seguir cumpliendo las obligaciones
emergentes del tratado a la que estén sometidos por las normas del derecho internacional independientemente de ese
tratado (art. 43)

Según el principio de integridad de los tratados, la CV69 en su art. 44 establece las siguientes reglas:

1. El derecho para alegar una causa de nulidad, terminación o suspensión, solo puede ejercerse con respecto a la
totalidad del tratado.

2. La impugnación parcial puede alegarse:

a) Si tales cláusulas impugnadas pueden ser separables de las restantes en cuanto a su aplicación

b) Si las cláusulas impugnadas no han constituido una base esencial del tratado en su conjunto

c) Si la no aplicación de dichas cláusulas deriven en un cumplimento injusto del resto de las disposiciones
del tratado.

d) No rige la divisibilidad del tratado en cuanto a su impugnación, en los casos de coacción sobre el agente
o el estado o en el supuesto de que el tratado se encuentre en oposición a una norma imperativa de
derecho Internacional.

El art. 45 prevé la pérdida del derecho del estado a alegar causas de nulidad o terminación; si después de haber tomado
conocimiento de los hechos que motivaron tales causas:

 Las partes convienen que el tratado es válido.


 El estado respectivo ha prestado aquiescencia a la validez o continuación del tratado.
NULIDAD

Existen causas de nulidades relativas y absolutas:

 Relativas: solo pueden ser alegada por el estado afectado y subsanada por un acuerdo expreso o aquiescencia
posterior.

 Absolutas: no pueden subsanarse por ninguna conducta posterior y producen como consecuencia que el tratado
en su totalidad carezca de todo efecto jurídico.

Violación de normas de derecho interno


Restricción de los plenos poderes del agente
TRATADOS ANULABLES Causas Error
Dolo
Corrupción

Coacción sobre el representante


NULIDAD ABSOLUTA Causas Coacción sobre el Estado
Oposición a una norma ius cohens

- Violación de una norma de derecho interno

La regla general establece que el hecho de que un estado haya manifestado su consentimiento en violación a una norma
de derecho interno relativa a la competencia para celebrar tratados, no puede ser alegada por ese estado como causa
para desobligarse.

La excepción a esta regla debe reunir los siguientes requisitos:

a) Que la violación a una disposición de su derecho interno sea manifiesta (que dicha violación sea
objetivamente evidente para cualquier estado conforme la práctica usual y de buena fe)

b) Que la violación afecte a una norma fundamental de su derecho interno (art. 46)

- Extralimitación de los poderes del agente

El exceso cometido por el representante con relación a los poderes conferidos por su estado en obligarse por el tratado,
cuando estos poderes han sido conferidos con una restricción especifica en tal sentido, no puede alegarse como vicio del
consentimiento, salvo que tal restricción en sus plenos poderes haya sido notificada a los estados negociadores con
anterioridad a la manifestación del consentimiento (art 47).
Las consecuencias de la declaración de nulidad son (art 69):

1. El tratado carece de fuerza jurídica.

2. Los estados partes tiene derecho a exigir que las relaciones entre ellos vuelvan al estado anterior a la
declaración de nulidad.

3. Los actos ejecutados de buena fe, antes de la alegación de nulidad, no se consideran ilícitos por el mero hecho
de la nulidad, con excepción de la nulidad prevista en el art. 53 (oposición a una norma imperativa) en cuyo
caso, las consecuencias de la nulidad son eliminar los efectos de todo acto realizado en virtud del tratado y
ajustar sus relaciones futuras a lo dispuesto por la norma imperativa

TERMINACIÓN (art. 54)

Los tratados terminan como consecuencia de la voluntad de las partes o hechos imputables a ellas, y por hechos
imprevistos ajenos a su voluntad.

- Terminación por voluntad de las partes, se encuentran:

1) Las que establecen las propias disposiciones del tratado.

2) En cualquier momento, por consentimiento (unanimidad) de todas las partes.

3) Por la celebración por todas las partes de un tratado posterior sobre la misma materia, siempre que de este ultimo
tratado se desprenda que tal ha sido la intención de las partes o si las disposiciones del nuevo tratado son tan
incompatibles con las del anterior que impidan la aplicación simultanea de ambos tratados.

4) Por denuncia (art 56): en el caso de los tratados bilaterales la denuncia o el retito unilateral de una parte de un
tratado de un estado parte produce la terminación del tratado, mientras que en los multilaterales, el tratado sigue
vigente para las demás partes.

La denuncia es viable en aquellos tratados que no contengan disposiciones en cuanto a su terminación y tampoco en
materia de denuncia o retiro por una de las partes, siempre que:

a) conste la intención de las partes que puedan hacer uso de tal facultad, o bien

b) tal derecho pueda inferirse de la naturaleza del tratado.


.

 En el supuesto de poder ejercer tal derecho, la parte debe notificar su voluntad en tal
sentido a las restantes, surtiendo efecto su retiro o denuncia transcurridos 12 meses a
contar de las notificaciones respectivas.

5) Por violación grave del Tratado (art. 60): en el caso de tratados bilaterales, la violación faculta a la otra parte a dar
por terminado el tratado; en los tratados multilaterales, la violación faculta a las otras partes, por acuerdo unánime,
a darlo por terminado: a) entre ellas y el autor de la violación; b) entre todas las partes.

Es considerada una violación grave de un tratado: un rechazo del tratado no admitido por la CV69 y una violación
de una disposición esencial del tratado para la consecución de su objeto o fin.

6) Por ruptura de la relaciones diplomáticas (art. 63)


 Regla general: la ruptura de las relaciones diplomáticas no son causa válida para dar por terminado un
tratado.

 Excepción: salvo si el mantenimiento de esas relaciones constituye una base indispensable para la
aplicación del tratado.
La disminución del número de partes: un tratado multilateral no termina por el solo hecho de que en forma posterior a su
entrada en vigor el número de partes se convierta en inferior (art. 55). En numerosos tratados multilaterales la entrada
en vigor queda fijada una vez logrado un número determinado de ratificaciones.

- Terminación por causas ajenas a la voluntad de las partes

1) Por imposibilidad de cumplimiento (art. 61). Solo puede alegarse si:


 Existe una destrucción o desaparición definitiva
 De un modo indispensable
 Para el cumplimiento del tratado.

No podrá alegarse esta causal si tal destrucción o desaparición es el resultado de una violación de la parte que la
alega de: una obligación impuesta en el tratado, o una violación de toda otra obligación internacional con respecto a
cualquier otra parte en el tratado.

2) Por un cambio fundamental de las circunstancias respecto de las existentes en el momento de la celebración de un
tratado (art. 62): como regla general no puede alegarse como causa de terminación.

La excepción a esta regla, aplicable a los llamados tratados perpetuos y a los que no contienen clausulas sobre su
terminación, debe reunir las siguientes condiciones:

a) Que el cambio de las circunstancia sea fundamental (de tal naturaleza que incluso tales cambios
puedan poner en peligro la existencia del mismo estado).

b) Que el cambio de las circunstancias deba darse en relación a las existentes en el momero de
celebración del tratado (cambio en las circunstancias de hecho o jurídicas).

c) Que esas circunstancias hayan constituido una base esencial del consentimiento de las partes por el
tratado.

d) Que el cambio no haya sido previsto por las partes.

e) Que el cambio tenga por efecto modificar radicalmente el alcance de las obligaciones que todavía
deban cumplirse en virtud del tratado (el cambio de las circusntancias debe significar una
transformación radical del alcance de las obligaciones todavía a ser cumplidas).

Aun cuando se dieran estas condiciones que admiten la excepcionalidad a la regla general, esta causa no pude
alegarse:
a) En los casos de tratados que establecen una frontera.

b) Si el cambio de las circunstancias se hubiera producido por la violación de la parte que la alega de una
obligación del tratado o de otra obligación internacional respecto de cualquiera de las partes del
tratado.

c) Por la aplicación de una nueva norma ius cogens que se encuentre en oposición con tratado.

Consecuencias de la terminación son:

A. Las partes quedan eximidas de seguir cumpliendo con las disposiciones del tratado.

B. La terminación no afecta derechos, obligaciones o situaciones jurídicas por la ejecución de las disposiciones del
tratado con anterioridad a la fecha de su terminación, salvo si la terminación se hubiera producido como resultado
de la causal del art. 64 (aparición de una nueva norma de derecho internacional imperativa). En este supuesto, los
derechos obligaciones generados durante del cumplimiento del tratado, se mantendrán únicamente en la medida en
que no se encuentren en oposición con lo dispuesto por la nueva norma ius cogens.
SUSPENSIÓN (art. 57)

Regla general: la suspensión (de la aplicación de un tratado o de algunas de sus disposiciones) puede operar de
conformidad a lo preceptuado por las propias disposiciones del tratado o porque así lo convengan libremente todas las
partes.

También la suspensión puede producirse, solo entre alguna de las partes un tratado multilateral (art. 58), si la suspensión
esta prevista en el tratado con la condición de que tal suspensión sea solo temporal y exclusivamente en sus mutuas
relaciones.

En caso de que la suspensión no esté prevista, pero no se encuentre prohibida en el tratado, a condición de que no
afecte derechos y obligaciones de otras partes en el tratado, y que no afecte el cumplimiento del objeto y fin del tratado.

En todos estos casos rige la obligación de los estados de notificar a las restantes partes su intención de celebrar el
acuerdo en este sentido y destacar las disposiciones cuya aplicación se proponen suspendes.

Otras causas que permiten suspender la aplicación de un tratado son:

a) Violación grave del tratado: una violación grave en los tratados bilaterales faculta a la otra parte para alegar tal
hecho para suspender su aplicación total o parcialmente. En el caso de los tratados multilaterales, un estado parte
tiene derecho a alegar dicha causa:

 Si es el estado especialmente perjudicado por la violación, para suspender la aplicación del tratado entre
ella y la parte autora de la violación

 A cualquier parte, que no sea autor de la violación, para suspender la aplicación del tratado con respecto a
sí misma, si la infracción modifica radicalmente la situación de cada parte con respecto a la situación
ulterior de su obligaciones en virtud del tratado.

b) Imposibilidad de cumplimiento transitorio. En el supuesto de que la destrucción o desaparición de un objeto


indispensable para el cumplimiento del tratado sea solo temporal, la partes tienen la facultad para solicitar la
suspensión de la aplicación del tratado (art 61 in fine).

c) Cambio fundamental de las circunstancias. Una parte puede alegar un cambio fundamental de las circunstancias
como causa para suspender el tratado.

Consecuencias de la suspensión (art. 72)

A. Exime a las partes de cumplir el tratado en sus relaciones mutuas durante el periodo que dure la suspensión.

B. Durante el lapso de la suspensión, las partes deben abstenerse de todo acto que pueda obstaculizar la
reanudación de la aplicación del tratado.
PROCEDIMIENTO PARA ALEGAR LA NULIDAD - TERMINACIÓN - SUSPENSIÓN (arts. 65, 66, 67 y 68).

A. El estado interesado debe notificar por escrito a las restantes partes su intención en tal sentido indicando la medida
que se proponga adoptar y las razonas en que esta se funda.

B. Si transcurridos 3 meses sin haber recibido objeciones a la notificación, la parte interesada puede adoptar la medida
propuesta.

C. Si han existido objeciones, las partes tienen la obligación de buscar una solución por los medios establecidos en el
art. 33 de la Carta de las Naciones Unidas (negociación, investigación, mediación, conciliación, arbitraje, arreglo
judicial, recursos a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos).

D. Si transcurridos 12 meses no se ha llegado a una solución por los medios mencionados se debe seguir el siguiente
procedimiento:

a) En los casos de controversias que se funden en la aplicación de los arts. 53 y 64 (tratado celebrado en
oposición a una norma ius cogens o aparición de una nueva obligación de tal naturaleza con posterioridad
al tratado) cualquiera de las partes, mediante solicitud escrita, podrá someter la controversia a la Corte
Internacional de Justicia.

b) En cualquier otro caso relativo a la interpretación o aplicación del tratado, la controversia será sometida a
un tribunal arbitral o, en su caso a una comisión de conciliación (art. 66) y Anexo a la Convención que
instrumenta el procedimiento de arbitraje y conciliación establecidos en aplicación de este articulo.

LAS RELACIONES ENTRE EL DERECHO INTERNACIONAL Y EL DERECHO INTERNO DE LOS ESTADOS

El análisis versará sobre la vinculación existente entre el derecho internacional y los derechos internos de los estados. En
el actual estado de la comunidad internacional y el derecho que la rige, es innegable la obligación de los estados de
ajustar sus acciones en el ámbito internacional a las reglas del derecho internacional.

La doctrina internacional se ocupa de las relaciones del derecho internacional con el derecho interno de los estados
desde fines del siglo XIX, en clásica la distinción entre las posiciones sostenidas por la escuela monista (solo admite la
existencia de un único sistema jurídico que comprende el derecho internacional y el derecho de los estados) y los
sostenedores del dualismo (existen órdenes jurídicos diferentes: el ordenamiento jurídico internacional y los
ordenamientos jurídicos estatales).
Aquellos afiliados a la posición objetivista sobre el fundamento del derecho internacional adhieren a la teoría monista, y
los subjetivistas, voluntarismo jurídico, son los que asumen la teoría dualista.

A. Teoría monista

El más destacado expositor de esta teoría ha sido Hans Kelsen que funda la validez del ordenamiento jurídico en una
norma hipotética fundamental que le sirve de base. Sostiene que las acciones de los estados son equiparables a acciones
de los individuos que los componen como elemento esencial de dicha entidad y que quienes manifiestan su voluntad lo
hacen como sus representantes o mandatarios, por lo que toda norma jurídica tiene como destinatarios a los mismos
efectos.

Al referirse a los contenidos materiales de las normas internacionales e internas niega la existencia de diferencias
esenciales, ya que sostiene la temporalidad de las competencias que se reconocen al derecho internacional o al derecho
interno.
Agrega que la base del fundamento positivo de la validez de un ordenamiento jurídico estatal es su constitución
originaria, la que debe regular la estructura del estado, las relaciones internas en forma efectiva y asegurar el respeto de
las normas iusinternacionales porque el reconocimiento de la personalidad jurídica internacional de los estados depende
de que su derecho interno satisfaga las exigencias del derecho internacional.

Además la comunidad internacional se asienta en dos principios fundamentales: los de igualdad y soberanía. Las reglas
que determinan el contenido y el alcance de las competencias nacionales es el derecho internacional lo que en
consecuencia, da unidad a un sistema único e implica la supremacía de la norma iusinternacional.

B. Teoría dualista

Los más destacados representantes son: Triepel y Anzilotti. Sostiene la existencia la existencia de dos órdenes jurídicos
diferentes, el derecho internacional por una parte y los derechos internos de los estados, por la otra. La diversidad de
dichos sistemas se encontraría en sus diferencias en cuanto a fundamentos, sujetos y materia legislada.

Respecto a los fundamentos: en el caso del derecho interno, la validez del ordenamiento proviene de la voluntad
exclusiva del estado de que se trate y, en el caso del derecho internacional, esta deviene de la voluntad común de los
estados que es la que se expresa en la norma iusinternacional. En un caso se trataría de un derecho de subordinación y
en el otro, de uno de coordinación.

La diferente naturaleza de los sujetos destinatarios de cada uno de los ordenamientos jurídicos cuya existencia sostienen
es importante, ya que en el caso del derecho estatal se trata de las personas privadas, súbditos del estado y, en el
derecho internacional se trata de los propios estados.

Con respecto a las materias regladas, el derecho interno regula las relaciones interindividuales, y las que pueden existir
entre las personas privadas y el estado, sus reparticiones y entidades descentralizadas del derecho público. El derecho
internacional tiene como destinatario a los estados y sus mutuas relaciones y las relaciones de los individuos con los
estados (como en materia de derechos humanos).

- Enfoque internacionalista acerca de las relaciones derecho internacional y derecho interno de los estados.

Existe un creciente desarrollo del contenido material del derecho internacional.

Derecho Internacional: en el campo jurídico normativo, tanto en las reglas consuetudinarias como convencionales las
reglas de derecho consagran como la superior jerarquía del derecho internacional.

 En el campo del derecho consuetudinario, en lo relativo a los derechos de la persona humana son numerosos los
tratados internacionales que los sancionan y la práctica internacional, les ha reconocido, su primacía sobre las
reglas internas de los estados y el carácter de normas ius cogens en algunos casos.

 En el campo del derecho internacional convencional, la comunidad internacional lo ha hecho en la Convención


de las Naciones Unidas sobre el Derecho de los Tratados de Viena 1969.

Jurisprudencia Internacional: la Corte Permanente de Justicia Internacional se pronunció sobre el caso de los intereses
alemanes en la Alta Silesia polaca expresando que “desde el punto de vista del derecho Internacional… Las leyes internas
son simples hechos… de la misma manera que sus resoluciones judiciales o disposiciones administrativas….”

El Tribunal Arbitral en un caso sostiene que: “de acuerdo a los principios jurídico generales, un estado no puede alegar
contra otro su constitución para dejar de satisfacer obligaciones que le correspondan según el derecho internacional”.

Por su parte la Corte Internacional de Justicia, en el caso de las pesquerías alglo- noruegas sostuvo que un estado nunca
puede alegar su derecho interno como defensa en caso de violación del derecho Internacional.

Derecho de los estados: en el estudio de los derechos públicos estatales se plantea la diferente situación según se trate
de sistemas de derecho consuetudinario (common law: el derecho internacional forma parte del derecho interno de los
estados, y como excepción se requiere la sanción de una ley que incorpore el tratado) o de los codificados de base
romanista (en general se admite la vigencia interna de las reglas del derecho internacional consuetudinario). También
existen diferencias en relación a su vinculación con el derecho internacional consuetudinario (principista) y el derecho
internacional convencional por la otra.
- Teorías y práctica internacional vigente

Los marcos teóricos resultan insuficientes e inadecuados para dar solución a las cuestiones que se plantean en la
comunidad internacional.

Es necesario considerar que en toda relación regulada por el derecho internacional se encuentran comprometidos el
interés particular de los estados, el de la comunidad ínter en su conjunto y el de los individuos.

Un estado ahora no puede establecer su derecho interno sin consideración a las normas de derecho internacional y de
las obligaciones que éste le impone, ya que el derecho, sea interno o internacional no es creación arbitraria del estado
sino producto de la visa social.

La práctica internacional reconoce la necesidad del equilibrio entre las particularidades de los derechos internos
estatales y los requerimientos de la comunidad internacional. Esto no contradice la existencia de las normas y
iusinternacionales de reglas obligatorias de validez universal (ius cogens).

- CONCLUSIONES

1. Es conveniente destacar el distinto tratamiento que los derechos nacionales otorgan al derecho internacional, según
sea de origen consuetudinario o convencional (éste es considerado en forma expresa por los ordenamientos
internos).

2. La progresiva incorporación a las materias reguladas por el derecho Internacional de temas que originariamente
correspondían a la jurisdicción exclusiva de los estados.

3. Inexistencia de sistemas puros, monistas o dualistas en la legislación y práctica estatal.

4. Desde el enfoque uisinternacional existe conformidad en el reconocimiento de la primacía del derecho internacional
sobre los derechos internos, situación que no se presenta de la misma manera en las soluciones dadas por los
derechos estatales.

5. Es posible sostener que el desarrollo del derecho internacional particular, manifestado en el desarrollo de las
organizaciones internacionales constituye un factor que incide en la aplicación directa de normas emanadas de
órganos no estatales en el ámbito interno de los estados, particularmente, en el caso de las organizaciones
supranacionales de integración.

6. En el caso de América Latina los procesos de integración, han motivado la necesidad de que los estados miembros
adecúen sus normas constitucionales reconociendo la superior jerarquía del derecho internacional.

EL SISTEMA CONSTITUCIONAL ARGENTINO

El derecho internacional remite al ordenamiento jurídico interno de cada estado la decisión acerca de cómo habrán de
incorporarse las normas del derecho internacional en el derecho interno.

Las normas de un estado podrían disponer la aplicación automática y directa de las normas internacionales en el ámbito
interno, o podrían exigir que cada norma internacional tuviera que ser receptada por otra norma interna.

Por otra parte, y de acuerdo con las regla de derecho internacional público, también corresponde al orden jurídico
interno resolver las relaciones de jerarquía normativa entre las normas internacionales y las internas.
Según parte de la doctrina y jurisprudencia, la CN argentina ha optado por la directa aplicación de las normas
internacionales en el ámbito interno. Ello significa que las normas internacionales no precisan ser incorporadas al
derecho interno a través de la sanción de una ley que las recepte, sino que ellas mismas son fuente autónoma del
derecho interno junto con la CN y las leyes de la nación.
Esta interpretación tiene base en el art. 31 de la CN, que enumera expresamente a los tratados con potencia extranjeras
como fuente autónoma de derecho positivo interno y en lo que hace a la costumbre internacional y a los principios
generales del derecho, en los dispuesto por el art. 118, que dispone la directa aplicación del derecho de gentes como
fundamento de las sentencias de la Corte. Por lo tanto, las normas de derecho internacional (tanto los tratados, normas
consuetudinarias y los principios generales del derecho) revisten un doble carácter de normas internacionales y normas
del ordenamiento jurídico interno.

La Corte Suprema de Justicia, en numeroso fallos ha considerado que las normas ius cogens del derecho internacional
también forman parte del derecho interno.

- Los tratados internacionales (art. 75 Inc. 22 - CN). La CN distingue 3 clases:

a) Los tratados sobre derechos humanos y los de esa naturaleza que se incorporan en el futuro, gozan de jerarquía
constitucional (art. 75 inc. 22, 2ª parte, incorpora con jerarquía constitucional a once instrumentos internacionales
de los derechos humanos): estos tratados además de ser jerárquicamente superiores a las leyes, se encuentran en
un mismo plano que la CN. Aunque no se encuentren insertados en ella integran el bloque de constitucionalidad
(que puede agrandarse o achicarse según la última parte del inc. 22 del art. 75, que por esta potestad se han
incorporado dos convenciones - Convención sobre la desaparición forzada de personas y Convención sobre la
imprescriptibilidad de los crímenes de guerra y de los crímenes de Lesa humanidad).
El inciso establece pautas: tienen jerarquía constitucional en las condiciones de su vigencia; no derogan articulo
alguno de la primera parte de la CN; son complementarios de los derechos y garantías reconocidos por la CN.

b) Los tratados en general y los concordatos que tiene jerarquía superior a las leyes (art. 75 inc. 22, 1ª parte): a partir
del precedente de 1992 “Ekmekdjian c/ Sofovich” la Corte Suprema reelaboro su postura retornando a la
interpretación del art. 31, según la cual los tratados internacionales poseen jerarquía superior a las leyes nacionales
y cualquier otra norma interna de jerarquía inferior a la CN. Esta línea interpretativa fue un antecedente para la
reforma constitucional de 1994, que dejó sentada la supremacía de los tratados por sobre las leyes nacionales.

c) Tratados de integración también tienen jerarquía superior a las leyes (art 75 inc. 24). Este artículo establece como
atribución del congreso: “aprobar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdicción a
organizaciones supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad, y que respeten el orden democrático y los
derechos humanos. Las normas dictadas en consecuencia tiene jerarquía superior a la leyes…”. Este dispositivo está
referido a los tratados de integración.
Lo importante es que le otorga jerarquía superior a las leyes no solo al tratado, sino también a las decisiones o
resoluciones adoptadas por los órganos competentes de tales organizaciones supraestatales (según el artículo tiene
fuerza obligatoria). La segunda parte del inciso 24 prescribe sobre el procedimiento de su aprobación.

- La costumbre y los principios generales del derecho

Otras fuentes principales del derecho internacional (cómo se integran en el orden jurídico interno y referencia con la
Constitución): en el sistema constitucional argentino, la costumbre internacional y los principios generales del derecho
integran directamente su orden jurídico positivo. Esto se fundamenta en el hecho de que le corresponden a la Corte
Suprema y a los Tribunales Inferiores Nacionales el conocimiento y decisión sobre los tratados internacionales y las
causas concernientes a embajadores y cónsules (art. 116 y 117), y también el art. 118 al referirse a los juicios criminales
cometidos fuera de los límites de la nación contra el derecho de gentes.

La jurisprudencia de la Corte Suprema ha hecho referencia en numerosos casos a la costumbre internacional y a los
principios del derecho.

Con respecto a las normas imperativas, la Corte ha expresado que también forman parte del derecho interno, no
importando que las normas de ius cogens se encuentren fijadas por el derecho consuetudinario o se hayan cristalizados
en tratados.
- CONCLUSIONES

1) Las normas internacionales integran el derecho interno (criterio receptado por el art. 75 inc. 22), es decir que impera
en jurisprudencia de la Corte el llamado criterio del derecho único.

2) Son de aplicación en el orden interno las normas internacionales tanto convencionales, como consuetudinarias
reconocidas por la practica pertinente y la jurisprudencia internacional.

3) Siguiendo un principio general del derecho (todo acuerdo de voluntades es ley para las partes, el art. 26 de la CV69
establece una norma fundamental de derecho internacional (la pacta sunt servanda): todo tratado en vigor obliga a
las partes y debe ser cumplido por ella de buena fe. La vigencia del tratado es la condición para la obligatoriedad de
lo acordado y constituye una de las fuentes principales del derecho internacional. También el artículo remarca otro
de los principios aplicables en materia internacional: el de la buena fe (siguiendo en este sentido lo dispuesto por la
Carta de las Naciones Unidas, la Resolución 2625 (XXV) y el propio preámbulo de la Convención).

4) El art. 27 de la CV69 establece que una parte no podrá invocar disposiciones de su derecho interno como
justificación del incumplimiento de las disposiciones del tratado.

5) El paso de un sistema dualista a uno monista implica una mayor flexibilidad y apertura del orden jurídico interno
para con el orden internacional.

6) En general, a todas las clases de tratados se les confiere solo primacía con relación a las leyes nacionales (en
principio se encuentra en contradicción con lo dispuesto por el art. 27 de la CV69, la cual está incorporada al
derecho interno argentino).

7) La cuestión que debe dilucidarse es si la primacía del derecho internacional comprende a la propia CN. Si la
respuesta es positiva, el derecho internacional prevalecerá sobre el derecho interno del país, consagrándose el
monismo extremo.

8) Que en concordancia con el art. 27 CN, se reconoce actualmente lo que se denomina un margen nacional de
apreciación, por la cual cada estado tiene reservado un margen de decisión en la introducción al ámbito interno de
las normas que proviene del ámbito internacional.

9) Cualquier interpretación que se asigne al art. 27 de la CV69 que implique hacer prevalecer al derecho internacional
sobre el interno, seria violatoria del art. 27 de la CN. Con base a esta norma, es el poder judicial a quien le
corresponde, mediante el control de constitucionalidad, evaluar, si un tratado internacional guarda “conformidad
con los principios de derecho público establecidos en la constitución”

10) De conformidad con esta postura, la jerarquía del orden jurídico argentino quedaría conformado de la siguiente
forma:

 La Constitución Nacional se erige sobre la totalidad del orden normativo

 En segundo término, se ubican los tratados sobre derechos humanos (2º párrafo del art. 75 inc. 22)

 Los demás tratados, concordatos y normas dictadas a propósito de los tratados de integración

 Leyes del congreso

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