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Identidad c

roceso glob
Biblioteca de sociología
Cultural Identity & Global Process, Jonathan Friedman
O Jonathan Friedman, 1994 (publicado simultáneamente
por Sage Publications de Londres, Thousand Oaks y Nueva
Delhi, colección «Theory, Culture & Societp)
Traducción, Eduardo Sinnott

Unica edición en castellano autorizada por Sage Publications,


Londres, Reino Unido, y debidamente protegida en todos los
países. Queda hecho el depósito que previene la ley no11.723. 9 Prefacio
@ Todos los derechos de la edición en castellano resepados
por Amorrortu editores S.A., Paraguay 1225,7"piso (1057)
Buenos Aires.
~13 15
35
1.Hacia una antropología global
2. Propiedades históricas generales y culturalmente
j especíñcas de los sistemas globales
La reproducción total o parcial de este libro en forma idénti-
ca o modificada por cualquier medio mecánico o electrónico,
1 75 3. Los ciclos civilizacionales y la historia del
3
incluyendofotocopia, grabación o cualquier sistema de alma-
cenamiento y recuperación de información, no autorizada
i primitivismo

por los editores, viola derechos reservados. Cualquier utili- 48 110 4. La emergencia del concepto de cultura en
antropología
zación debe ser previamente solicitada.
a5 127 5. Cultura, identidad y proceso mundial
Industria argentina. Made in Argentina 146 6. Lógica cultural del sistema global
ISBN 950-518-185-X 1 162 7. Globalización y localización
ISBN 0-8039-8638-6,Londres, edición original 44 184 8. Historia y política de la identidad
- 227 9. La economía política de la elegancia
? 256 10. Narcisismo, raíces y posmodernidad
4
f 297 11.Sistema global, globalización y parámetros de la
4 modernidad
1
i1
352 12. Orden y desorden en los sistemas globales
4
4
'J
381 Referencias bibliográficas

Impreso en los Talleres Gráficos Color Efe, Paso 192,Avella-


neda, provincia de Buenos Aires, en junio de 2001.
Prefacio

La colección de ensayos que integran este volumen fue


producida durante un período de quince años. En parte co-
mo resultado de esa circunstancia, hay una importante su-
perposición en varios de los capítulos. Ello se debe a que es-
tos se centran en un número limitado de ejemplos, basados
en el trabajo de campo y en la investigación histórica. Los
ejemplos incluyen Hawai, el Congo, Papúa Nueva Guinea y
Europa occidental, y se concentran en temas relacionados
con la práctica de la identidad y la construcción de formas
culturales en tanto se refieren a las formas sociales de la ex-
periencia que arraigan en procesos sociales de escala cada
vez mayor. Algunos fenómenos, como l a práctica de Africa
Central conocida como la sape y el movimiento hawaiano, se
examinan varias veces, pero me concentré en aspectos dife-
rentes de los fenómenos, ya se vinculen con la etnicidad, el
consumo, el narcisismo o los modelos de la individualidad
personal. En los últimos capítulos abordo en especial distin-

sarrollo de una antropología global. Por lo pronto, una pers-


pectiva sistémica global exige la deconstrucción de nuestras
categorías más comunes. Esto vale sobre todo para el propio
concepto de cultura, puesto que en las discusiones más re-
cientes en el terreno de los estudios culturales y la antropo-
logía ese concepto se h a convertido en una herramienta y
hasta en un arma sumamente popular. Uno de mis blancos
primarios es la noción misma de globalización cultural. El
concepto de mezcla cultural - q u e abarca desde la hibrida-
ción hasta la transetnicidad- h a sido esgrimido por muchí-
simos intelectuales en u n discurso que, en este período de
balcanización global, se está volviendo cada vez más promi-
nente y hasta agresivo. Gran parte del lenguaje se refiere a
la música, las comidas y las formas culturales populares, y estamos ingresando en una era de tribalismo, en la que el
expresa, a mi modo de ver, una política de identificación ca- individualismo declina y es sustituido por presiones colecti-
da vez más nítida de parte de esos intelectuales. Culpar al vas cada vez más poderosas. Alain Minc se ha referido a to-
poder por la etnicidad, al mismo tiempo que se exalta la do ello en términos de una Nueva Edad Media (Minc, 1993).
creatividad de los desheredados en su espectacular bricolaje Este libro presenta un modelo predictivamente exacto
de elementos culturales heterogéneos, es, a mi juicio, no so- del tipo de preocupaciones que muchos investigadores co-
lamente interpretar de manera muy errónea el mundo real, mienzan hoy a considerar obvias. En sí mismo, esto podría
sino participar en una puja por el poder. Este es el poder del entenderse como un argumento en favor de una perspectiva
especialista cosmopolita -no tanto modernista- en otre- global a la que no le asuste encarar los procesos macroeco-
dades concretas, ahora reunidas por la moderna tecnología nómicos y políticos que moldean nuestro mundo y los proce-
de la información. sos culturales que están tan íntimamente entretejidos con
La cultura como producto, como cosa, como sustancia, es ellos. La certeza con que muchos simplemente rechazan co-
cultura desencarnada de l a experiencia. Es cultura neutra- mo absurda l a posibilidad de que esta (<civilización» o, más
lizada y convertida en objetos de consumo. Esta cultura, bien, la civilización de esta parte del mundo, pueda hallarse
identiñcada, clasiñcada, estudiada y gozada por los nuevos en una grave crisis de desintegración y de declinación es en
intelectuales culturalistas, se ha transformado en base po- realidad tan iluminadora como alentadora. Al finy al cabo,
tencial de poder, por insignificante que pueda resultar en son fundamentalmente algunos de nuestros especialistas
definitiva. Al identificar el mundo en tales términos, esos en la cultura y posmodernistas quienes han sostenido una
nuevos simuladores se identifican también a sí mismos. . . visión evolutiva de la sociedad occidental o global, y ello
una vaga red, por cierto, de gente de los medios de comuni- frente a l a situación manifiestamente desordenada y vio-
cación, las galerías de arte, el periodismo y las «ciencias de lenta del mundo. ¿Son ellos los pretendientes a los lofts ur-
la cultura,,. Cabe notar aquí que esos intelectuales, al lobo- banos del futuro, a los Bunker Hills del cielo, donde podrían
tomizar la experiencia separándola de lo cultural, también contemplar la barata creatividad bladerunner a la que, al
han creado para sí mismos un mundo plácido y hasta en- parecer, nos acercamos rápidamente?
cantador, u n verdadero cóctel de diferencias mezcladas. La posición adoptada a lo largo de gran parte de este li-
Una antropología global adecuada tiene que entender la bro se opone diametralmente a la imagen antes presentada.
aparición de esa forma de identificación y autoidentifica- A mi modo de ver, esta no es una imagen testaferro, por más
ción, y también del grupo social latente que parece salir a la que me he esforzado por purificarla en este breve espacio.
superficie en ese proceso. Esto sólo puede darse si se sostie- Es una estrategia central, creo, alimentada hasta determi-
ne una perspectiva en la que los procesos culturales se con- nado punto por cierto temor a las realidades sociales con-
ciben insertos en mundos vividos, en espacios vitales, en ex- temporáneas, pero es también el tipo de huida ideológica
periencias sociales que son, a su vez, susceptibles de análi- que encubre pretensiones de dominación. Es de suma im-
sis. Por esa razón me he concentrado en la manera como las portancia que nos adentremos en los problemas que se nos
condiciones de la existencia social se distribuyen en la are- presentan, en lugar de escondernos de ellos, o de ignorarlos
n a global y los procesos que intervienen en su formación y o traducirlos en golosinas más apetitosas de consumo in-
reproducción en el curso del tiempo. telectual. Es necesario, creo, argumentar en favor de una
En esos términos, puede tener importancia preguntarse perspectiva en la cual se vea con claridad que los grandes
por qué los estudios culturales se han vuelto tan populares centros de la civilización, como productos sistémicos globa-
hoy en día, por qué la identidad étnica, las raíces, la religión les, han tendido al derrumbe, y que no sería raro que otra
y los movimientos indígenas han estado simultáneamente vez ocurriera lo mismo. Es necesario estudiar los procesos
en alza. Varios especialistas en ciencias sociales de distintos en juego -desde la economía hasta la psicología- en la
paises (Berger, MafYesoli) han sugerido recientemente que centralización de los sistemas globales y en su fragmenta-
ción. Es necesario explorar las conexiones entre la desinte- ge, h a sido un asociado y colaborador fundamental del pro-
gración de una hegemonía, el surgimiento de nuevas clases yecto de la antropología global, y él y Susan Frankenstein
y la caída de las antiguas, los procesos de lumpenización, abrieron muchas de las puertas teóricas y antropológicas
etnificación e indigenización en cuanto se relacionan con la que han hecho de ese proyecto un éxito. También el Centro
multinacionalización,la emergencia de nuevas hegemonías de Investigación en Humanidades de Copenhague fue es-
y la aparición de nuevas regiones centrales. Ahora bien, la cenario de muchas de las ideas y proyectos que se incorpo-
música mundial, la comida mundial y cosas por el estilo son raron a este libro; agradezco a todos los concurrentes y al
parte integrante de todo esto, pero no deberíamos concen- «jefe»Mogens Trolle Larsen por haber proporcionado u n lu-
trarnos meramente en ellas con exclusión de las realidades gar de reunión de jerarquía poco común para la investiga-
más desagradables que les son indisociables. ción y la discusión.
Los ensayos reunidos aquí son reelaboraciones parciales
de artículos y trabajos publicados e inéditos. En buena me-
dida son el producto colateral de un trabajo que se inició en
los primeros años de la década de 1970y que ha comenzado
a dar sus fkutos. Como se señala en el capítulo 1, gran parte
de ese trabajo fue iniciado por mi esposa, Kajsa Ekholm
Friedman, y los últimos veinte años de colaboración de am-
bos han sido tan intensos que veo en esta antología ante to-
do el testimonio de esas dos décadas de interacción. Muchos
otros colegas y discípulos han desempeñado, en todos esos
años, u n papel muy importante en el desarrollo de una an-
tropología sistémica global. Además de mi esposa, son tan-
tas las personas que en el transcurso de los años han inter-
venido en la producción de estos ensayos, que sólo puedo
mencionar aquí a algunas. En las discusiones críticas en
torno de la historia, la arqueología y la antropología toma-
ron parte, entre muchos otros, Mike Rowlands, Mathew
Spriggs, Kristian Kristiansen, Lotte Hedeager, Mogens
Larsen, Chris Tilley, Nick Thomas y Johnny Persson. El
trabajo sobre la historia, la cultura y la identidad tiene mu-
cho que agradecer a Michael Harbsmeier, Poul Pedersen,
Steen Bergendorff, Ulla Hasager y Andrew Gray. Los semi-
narios de nuestro instituto de Lund resultaron ser suelo fér-
til para el desarrolloy la elaboración de muchas de las ideas
expuestas aquí. Entre los participantes estuvieron Kata-
rina Sjoberg,Anders Hyden, Jan Sjokvist y Melcher Ekstro-
. mer. El difunto Roger Keesing, de la McGill University, me
proporcionó, durante muchos años, tanto crítica como sos-
tén, y Bruce Kapferer, del University College de Londres,
ha sido fuente de inspiración, de acaloradas discusiones y
de muchos buenos seminarios en lugares exóticos a lo largo
de los años. Mike Rowlands, también del University Colle-
Hacia una antropología global
l.

A muchos investigadores de las ciencias humanas y so-


ciales les parece ya evidente que existe un sistema mundial
muy amplio y virtualmente incontrolable del que somos
parte inseparable. Cuando Kajsa Ekholm Friedman sugirió
por primera vez, a principios de la década de 1970, que ese
era el caso, encontró en la reacción de los antropólogos y de
los sociólogos todos los matices que van de la indiferencia al
desprecio (Ekholm Friedman, 1975,1976).Sólo unos pocos
historiadores y arqueólogos se interesaron en cooperar en el
estudio de las relaciones históricas globales. Los estudios
globales y, sobre todo, los estudios acerca de la globaliza-
ción, se han convertido hoy en algo así como un tren al que
todos quieren subirse. Mucho de lo que contiene este libro
procede del período que va desde 1974 hasta el presente.
Hoy, cuando el mundo parece hallarse en un estado de de-
sorden y de crisis, para muchos lo global se ha convertido en
una segunda naturaleza. Pero este no es un libro acerca de
la globalización. Es un libro acerca de procesos sistémicos
globales. No aborda la difusión de ideas, recetas, pautas de
la vestimenta, esto es, de objetos culturales. Aborda la es-
tructura de las condiciones en que tales cosas acontecen. En
cierto sentido, se ocupa de la manera como los objetos se
mueven, pero, más esencialmente, de la manera como se
identifican, se asimilan,se marginan o se rechazan los obje-
tos y las personas en movimiento. En él se procura demos-
trar la profundidad histórica de la actual fascinación por la

Este capítulo es una versión profundamente revisada y reducida de <4b-


wards a global anthropology~,escrito en colaboración con Kajsa Ekholm
Friedman y aparecido por primera vez en L. Blussé, H. Wesseling y G. D.
Winius, eds. (1980), History and Underdeuelopment, Leiden: Center for
the History of European Expansion. En una segunda versión, publicada
en 1987 en Critique of Anthropology, 5 (l), págs. 97-119, se agregó una
nueva introducción.
propia globalización, la profundidad histórica de las relacio- central de la formación del estado nación como unidad polí-
nes globales y su capacidad formativa. Cuando sugerimos tica fundamental del sistema mundial moderno. Ricardo,
que Occidente se encaminaba hacia una crisis generada por Marx, Keynes y gran parte de la teoría moderna del desa-
la descentralización de la acumulación en el mundo, los más rrollo limitan su campo de indagación a la sociedadper se,
consideraron que ese pronóstico era enteramente improba- onsideran presentes todas las condiciones nece-
ble, una mera fantasía. A fines de la década de 1980, a mu- a reproducción y, por tanto, de la explicación
chas de esas mismas personas les resultó bastante claro que (F'riedman, 1976, 1978). Ni siquiera fue así en la época de
en efecto había una crisis en Occidente, aunque algunos Adam Smith, y ya no lo es hoy, cuando el mismo estado na-
aún se rehusaban a aceptar que t.uviesealgo que ver con los ción es u n elemento cada vez más débil del proceso económi-
procesos sistémicos globales. Hoy, con la desuitegación del co y político mundial. Desde mediados de la década de 1950,
bloque oriental y la violenta fragmentación en curso en el un modelo de imperialismo de centro y periferia y, más tar-
antiguo imperio soviético,junto con la continua crisis de Oc- de, una comprensión más dinámica del sistema mundial
cidente, la comprensión sistémica global del mundo contem- occidental, han demostrado que el desarrollo no es mera
poráneo puede haberse convertido en algo necesario. Pero cuestión de iniciativa local sino de posicionamiento global.
en medio de esa crisis, gran parte de la actual literatura Sin discutir los méritos científicos de ningún marco teó-
erudita sobre la globalización ha eludido obstinadamente rico en particular, cabe sugerir que la aparición y la desapa-
las cuestiones sociales para concentrarse, en cambio, en los rición de las perspectivas globales en oposición a las locales
productos a menudo espectaculares de los procesos mismos estuvieron muy condicionadas por las circunstancias socia-
de globalización. les que enfrentaban las elites intelectuales de los centros, y
El desarrollo de una perspectiva global en la antropolo- no son resultado de un desarrollo puramente científico. En
gía es un fenómeno de una especie muy distinta de sus equi- otro lugar (F'riedman, 1978)he sugerido que el objeto de la
valentes en economía, historia o historia económica. En teoría económica en las décadas pasadas puede ser concebi-
estas últimas disciplinas, el campo de investigación es neu- do como la abstracción empírica de una situación histórica
tral con respecto a la dehición de la propia disciplina. Pue- dada, que producía una teoría apropiada para la descrip-
de centrarse en desarrollos locales o ampliarse hasta abar- ción de un .período»determinado, incapaz de trascender los
car todo el mundo o porciones de él lo bastante grandes para límites temporales de la situación en la que había sido ima-
que las relaciones sistémicas suprasocietales sean clara- ginada. El reciente desarrollo industrial de ciertas áreas de
mente discernibles. La aparición periódica de una corriente lo que antes fue periferia, como resultado de la exportación
intelectual orientada hacia las relaciones globales 4 e s d e masiva de capitales desde los centros (por parte de las cor-
los mercantilistas hasta los teóricos de la dependencia, des- poraciones multinacionales), ha perturbado el modelo de la
de los grandes esquemas civilizatorios de Ibn Jaldún hasta dependencia, que predecía únicamente un incremento de la
los de Spengler y lbynbee- es evidencia clara de que se dis- polarización e intentaba en vano interpretar todos los sig-
pone, en las circunstancias históricas debidas, de la pers- nos de una desindustrialización de Occidente como expre-
pectiva más amplia. En esas disciplinas, el localismo, la sión constante del imperialismo estadounidense. Ai adop-
concentración corriente en el estado nación o, por abstrac- tar una perspectiva de más largo plazo, sugerimos (Ekholm
ción, en la «sociedad»,como lugar de análisis y de explica- Friedman, 1977)que el sistema mundial occidental (el capi-
ción, es reflejo, en gran medida, del surgimiento de los ciclos talismo), en lugar de llevar a un orden internacional cada
nacionales de reproducción económica en el siglo XM. Las vez más jerárquico, tiende, lo mismo que las anteriores civi-
políticas de la nacionalidad, de la formación de políticas eco- lizaciones mercantiles, a hacerse más descentralizado y
nómicas nacionales y de las economías nacionales son, en más competitivo. Es probable que el centro, debilitado y
gran parte, elaboraciones suscitadas por la aparición de agobiado por las crisis, decline y pierda su poder hegemóni-
esos ciclos y el intento de controlarlos. Estos son un aspecto co en favor de nuevos centros ascendentes de acumulación
imperialista. La actual declinación se refleja en los análisis E l objeto de la antropología como producto global
del mercado mundial desde la década de 1970 (Busch, 1974;
S c h d e r , 1976; Frobel et al., 1977),que sugieren que la es- Desde el punto de vista de la práctica antropológica, la
tructura de centro y periferia no es inherente a la reproduc- aparición de la perspectiva global está contenida en la auto-
ción del capital, y que en el presente está ya en marcha una conciencia del acto etnográfico. Esta prise de conscience
significativa descentralización de la producción industrial equivale a un saber de la relación del sujeto que es el antro-
en el mercado mundial. Fr6be1, Heinrichs y Kreye sugieren pólogo con su objeto etnográfico. Exige que el antropólogo
que la actual crisis económica no es simplemente una rece- comprenda su posición objetiva en el sistema mayor, y eso
sión cíclica más, sino que podría comparársela con la gran no es en modo alguno una tarea sencilla. La propia estruc-
crisis europea del siglo XVII, cuando el centro de la acumu- tura del discurso «cientifico»reclama que el objeto siga sien-
lación pasó de la Europa meridional a la Europa septentrio- do distinto, estable y externo al sujeto. Si el sujeto es de he-
nal. Esto es lo que se da a entender en un modelo más gene- cho parte del mundo que analiza, tal comprensión no es, por
ral de ciclos de centro y periferia (Ekholm F'riedman, 1977). cierto, parte de su realidad inmediata. Pero ¿qué es la etno-
Como lo señalaré, se trata de un rasgo de todas las civiliza- grafía sino la actividad consistente en que miembros del
ciones y no la expresión de una forma particular de desamo- centro viajen a periferias ya pacificadas a fin de examinar la
Ilo capitalista industrial. vida del «otro»?El antropólogo,por así decirlo, da la espalda
Podría parecer ahora que nos hemos alejado mucho de al centro y fija inocentemente su mirada en una periferia
las preocupaciones antropológicas. Por el contrario: es mu- cautiva y ya clasificada. Si el objeto etnográñco es en sí un
cho lo que puede ganar la antropología si comprende por producto de su integración transformadora en el sistema
qué lo global aparece y desaparece en el discurso, especial- mundial, cuyos pueblos dominantes forman su sujeto colec-
mente si no es eso lo que ocurre en la realidad. La formación tivo, una comprensión apropiada de ese objeto requiere en-
de los estados naciones en Europa fue un fenómeno regional tonces un conocimiento previo y a la vez simultáneo del sis-
sistémico, y el estado nación pudo fijar los límites de cierto tema más amplio en que tanto el sujeto cuanto el objeto son
tipo de reflexión sobre el proceso social. Conceptos como los por igual partes activas.
de sociedad, economía nacional y pueblo están modelados Sin detallar las discusiones más recientes de la tradición
sobre la existencia de una entidad nacional homogeneizan- y la autoridad etnográfícas, debe apreciarse que muchos de
te. El mundo de Ricardo no era menos globalizado que el del los primeros antropólogos fueron conscientes, al menos en
siglo XVI o el del siglo XX,pero Ricardo podía representarlo parte, de hasta qué punto sus objetos, las tribus y los seño-
en términos de unidades sociales autónomas en razón de las ríos, eran productos del sistema colonial. Investigadores no-
unidades de identidad local en que consistía. Mi planteo se- tables como Schapera y sobre todo Gluckrnan destacaron
rá que lo global es el verdadero estado de cosas y el único años atrás que muchas de las sociedades locales que pare-
marco apropiado para el análisis de cualquier parte del cían aborígenes, eran en realidad estructuras del propio
mundo, al menos desde el surgimiento de las primeras ci- régimen colonial, en el que solían crearse entidades tribales
vilizaciones comerciales. Pero mientras que otras discipli- mediante un decreto administrativo y se las conservaba en
nas mantienen, por definición, una cierta distancia respecto razón de sus funciones administrativas. Esas constatacio-
de sus objetos, la antropología se halla enteramente cir- nes -pese a que fueron muchas y difundidas- no llevaron
cunscripta por el otro etnográfico. En tanto que las prime- a una reformulación del objeto antropológico. Se sitúan en
ras pueden oscilar entre las perspectivas local y global, al los márgenes de una tradición cuyo objeto ha sido firme-
optar por unas u otras comprometemos de inmediato el or- mente limitado a la sociedad por sí sola o, mejor, a la comu-
den conceptual de la segunda. nidad local. Sólo muy pocos antropólogos,claramenteinflui-
dos por los historiadores y los economistas de la expansión
occidental, fueron conscientes de la naturaleza general del
objeto antropológico. Lévi-Strauss, aunque totalmente in- exotismo, relacionado con la prolongada existencia de gran-
mune a las implicaciones de lo que advertía, 1 lar des culturas fuera de Europa, pronto pasó a ser dominio de
la cuestión con elegancia al escribir: los amantes del arte y del culto del «magníficopasados, a
medida que esas áreas se desindustrializabany se reducían
«la colonización precede, histórica y lógicamente, al capita- a periferias económicas y culturales de Europa. Las zonas
lismo, y el régimen capitalista consiste en tratar a los pue- de Africa, Asia, las Américas y el Pacífico que fueron someti-
blos occidentales tal como estos habían tratado previa- das a un subdesarrollo más devastador se transformaron,
mente a las poblaciones nativas (. . .) En primer lugar, las junto con las áreas que ya se habían vuelto periféricas en
sociedades que hoy llamamos "subdesarrolladas" no son sistemas globales anteriores, en tema del primitivismo, el
tales por su propio obrar, y uno se equivocaría si las conci- evolucionismo y, por último, de la antropología. El primiti-
biera como externas al desarrollooccidental o indiferentes a vismo, que apareció antes que el evolucionismopero un poco
él. En realidad, son las mismas sociedades cuya destrucción después que el exotismo, fue una respuesta a la rápida co-
directa o indirecta entre los siglos XVI y XM hizo posible el mercialización de Europa, que utilizó a los ~primitivos~ re-
desarrollo del mundo occidental. Hay entre ellos una rela- cientemente descubiertos como material comparativo. La
ción complementaria» (Lévi-Strauss, 1973, pág. 315). tendencia se expresa con claridad en las obras de Montaig-
ne, Dryden, Pope y, hasta cierto punto, en la de Rousseau
El estructuralismo, como estudio de sociedades &rías», es (Lovejoy, 1948). El evolucionismo apareció con más fuer-
en verdad la celebración de esa situación. Los sistemas so- za en Inglaterra y Francia en el siglo XVIII, y se desarrolló a
ciales vaciados de su fluido vital se vuelven efectivamente lo largo de todo el siglo XIX como ideología dominante de
fríos y ahistóricos, y cualquiera sea la dinámica que reste, la identidad europea. Es esencial en las obras de Locke,
puede congelarse fácilmente mediante un análisis ulterior. Smith,Ferguson, Millar y Hume y en algunos de los enciclo-
Las diversas sociedades estudiadas por los antropólogos pedistas franceses, quienes, sin embargo, se centran exclu-
pertenecieron tradicionalmente a una categoría más am- sivamente en la evolución del intelecto. Tanto el primitivis-
plia, lo primitivo, que ha sido un rasgo distintivo de la iden- mo como el evolucionismo se h d a n en una idéntica visión
tidad de la disciplina. Pero esa categoría no es creación cien- jerárquica del mundo, dividido en civilización/ primitividad
tífica de la antropología, ni el resultado de una investiga- y nosotros / ellos. La diferencia entre ambos reside en la va-
ción empírica o más especulativa. Por el contrario, ya exis- loración, respectivamente negativa o positiva, de esa rela-
tía como categoría ideológica de un mundo en expansión ción temporal, un continuum imaginario. El núcleo del evo-
dominado por Occidente. En gran medida, la antropología lucionismo es una jerarquía que ordena las diferentes áreas
se desarrolló en Europa occidental como consecuencia de del globo según una escala de progreso que conduce a la civi-
una visión del mundo que por primera vez puso al alcance lización industrial de Europa. Los primitivistas y, más re-
del discurso intelectual las áreas periféricas del mundo do- cientemente,los relativistas, tienden a subrayar la superio-
minado. La hegemonía mundial europea comenzó a emer- ridad del primitivo, en oposición al evolucionismo progresi-
ger en el sigloXV,la «épocade la exploración,,, del mercanti- vo que ve el mundo en términos diametralmente opuestos.
lismo, de la formación de un mercado mundial centrado en Lo decisivo es aquí el hecho de que la antropología nació
Europa. El exotismo y el primitivismo fueron dos de sus fru- de la representación ideológica de la estructura centro / pe-
tos cosmológicos. El primero traduce el encuentro de Occi- riferia / márgenes de nuestra civilización como relación evo-
dente con civilizaciones muy desarrolladas de otros lugares lutiva entre la civilizacióny sus precursores menos desarro-
del mundo: Persia, India, China, etc. Es significativo que llados, lo que constituye una errónea traducción del espacio
áreas del Africa que más tarde fueron tratadas en términos al tiempo. La temporalización del espacio es, sin duda, una
de salvajismo, en los períodos de contacto inicial fueran poderosa fuerza que actúa en ese período: «Aunqueprogre-
muy respetadas y consideradas en términos igualitarios. El sivistas ulteriores del siglo XVIII a menudo reconocieron
una gran deuda con Montesquieu, entre este y aquellos el cial, pero la imagen resultante es bastante distinta de la
eje primario de l a comparación cultural se había desplazado que presentan los neoevolucionistas. En un primer artículo,
noventa grados, de la horizontal (o espacial) a la vertical (o Friedman y Rowlands (1977)intentaron encarar las estruc-
temporal)»(Stocking, 1987,pág. 14).En el proceso de repre- turas transformacionales de sistemas regionales prees-
sentación sólo uno de los términos de la oposición nosotros / tatales y la aparición de los primeros imperios basados en el
ellos se convirtió en objeto antropológico, lo que excluyó las comercio. En el mismo volumen, Ekholm Friedman presen-
relaciones sistémicas envueltas en la constitución de ese ob- tó un modelo del sistema de «bienes de prestigio» en el que
jeto. No podía haber, por tanto, conciencia general de la opo- la estructura social, la jerarquía política y el simbolismo de
sición como tal o del hecho de que integraba una totalidad la diarquía se vinculaban con el comercio regional, y señaló
más amplia cuyas partes sólo podían ser entendidas en tér- que su transformación podría explicarse como resultado de
minos del conjunto. su integración en el sistema mundial europeo. Ese modelo
Vigente esa situación, no es sorprendente entonces que sirvió ulteriormente como base de muchos otros análisis
los antropólogos se preocuparan por la clasiñcación funcio- (Frankenstein y Rowlands, 1978; Ekholm y Friedman,
nal o evolutiva de los tipos sociales primitivos. Los prime- 1979; Rowlands, 1979,1980; Friedman, 1981, 1982; Pers-
ros no están menos moldeados por criterios evolutivos, esto son, 1983; Liep, 1991). Gran parte de los trabajos iniciales
es, organizaciones políticas estatales versus no estatales, se ocupan de aspectos estructurales de sistemas más am-
colectivismo versus individualismo, etc. Los antropólogos plios. Hedeager (1978) demostró que las estructuras de las
evolucionistas y no evolucionistas hicieron muchísimo por sociedades danesas de la Edad de Hierro podían vincularse
organizar las etnografias del mundo en un esquema cohe- a su relación periférica con el Imperio Romano. Kristiansen
rente que va de las bandas a las tribus, de estas a los seño- (1978, 1982) analizó la dinámica y el contexto regional de
ríos, de los señoríos a los estados, para culminar en noso- las sociedades de la Edad de Bronce en Escandinavia. En
tros. La antropología inspirada en el materialismo histórico un contexto antropológico más limitado (desde el punto de
h a seguido el mismo juego. Ya sean unilineales o multilinea- vista geográñco), Persson (1983) demostró que las estruc-
les, las categorías son del mismo tipo: un conjunto de formas turas sociales locales del comercio de los kula de Malinows-
sociales determinadas por su adaptación individual a ki eran funciones de su posición en el sistema más general.
entornos tecnológicos particulares. La «nueva arqueología>>, También los primeros imperios comerciales fueron objeto de
que en gran medida fue una aplicación de la teoría neoevo- muchas discusiones en términos de la dinámica interna de
lucionista a los datos arqueológicos, encontró obstáculos acumulación de riquezas y los ciclos de hegemonía (Larsen,
cada vez más grandes para mantener las clasificaciones y 1976, 1987; Frankenstein, 1979). Durante l a década de
formas de explicación originales. Por ejemplo, es dificil si- 1980, una serie de seminarios internacionales arrojaron co-
tuar a Jericó, que tenía un primer modo de subsistencia ba- mo resultado varias publicaciones interesantes, como Cen-
sado en la recolección intensiva unido a una sociedad urba- ter and Periphery in the Ancient World (Rowlands et al.,
n a compleja. Del mismo modo, los complejos sistemas de 1987). Más recientemente, A. G. Frank, que anta50 incitó a
irrigación de las Filipinas no encajan, en términos evoluti- los antropólogos a considerar hasta qué punto sus objetos
vos, con las organizaciones tribales igualitaristas en las que etnográñcos eran productos de una economía imperialista
se encuentran. Ningún ordenamiento de las tecnologías de mundial (Frank, 1967), se dedicó también a remontar la
subsistencia puede explicar la variación de los tipos socia- historia del sistema global o «el sistema global» hasta el
les. Desde mediados de la década de 1970, algunos arqueó- neolítico tardío (1990). Con la aparición de este punto de
logos, en lugar de limitarse a las instituciones sociales, co- vista, los esquemas progresivos producidos por los antropó-
. menzaron a reconstruir los sistemas. Descubrieron así la logos evolutivos y hasta por los funcionalistas ya no pue-
importancia de los sistemas regionales de producción e den aceptarse como posiciones fijas dentro de un universo
intercambio para la comprensión de la transformación so- estable de formas.
El esquema banda-tribu-señorío-estado se construyó a ble indagar las condiciones de existencia y el funcionamien-
partir de los datos etnográficos de una periferia colonizada, to de los mundos sociales que enfrentamos. Los ciclos de re-
al igual que las versiones dualistas más simples de los tipos producción no se limitan necesariamente a sociedades par-
políticos estatales y no estatales. Se trata de clasificaciones ticulares, y como sólo se los puede definir en relación con el
de formas institucionales. La teoría evolutiva intentó e h- tiempo, suministran el marco total para el análisis del pro-
tenta ligar esas formas por medio de factores externos, ceso social acumulativo y la transformación social. Cuando
puesto que las conexiones que las unen no son visibles en la un señorío se reproduce en una estructura administrativa
situación colonial, donde su funcionamiento, si lo hay, está que recauda impuestos de «comuneros»dedicados al cultivo
completamente alterado. Y en definitiva la teoría choca con comercial y es consolidada por una fuerza militar colonial,
el mismo obstáculo que los modelos de crecimiento interno entonces, por más que los términos empleados para deno-
de la teoría del desarrollo económico. ¿Por qué las socieda- minar la categoría social sean precoloniales, el nuevo proce-
des primitivas y tradicionales no evolucionaron? ¿Por qué so de reproducción determina una conexión significativaen-
algunas civilizaciones desarrolladas regresaron al estado tre las categorías sociales. Si el cultivo comercial depende
primitivo? La teoría evolutiva no ha sido capaz de explicar a su vez del mercado mundial, la reproducción permanente
ni el hecho de la ausencia de evolución ni el de la involu- de la estructura local es una cuestión supralocal.
ción.l Los antropólogos, confrontados tan a menudo con insti-
tuciones «tradicionales»depuradas de su dinámica interna,
no han atendido a los procesos de reproducción social, sino
que se han limitado a tratar de comprender los elementos
Fundamentos teóricos: la reproducción social institucionales como tales en su existencia estática. El fun-
cionalismo, que es todavía la modalidad de discurso domi-
La impasse etnográñca es producto de la relación lineal nante tanto entre materialistas como entre no materialis-
entre el antropólogo procedente del centro y su objeto, que tas, se adecua más a una situación en la cual las condiciones
se halla en la periferia; una relación que tiende a aislar, tan- sociales reales de existencia son de índole no tradicional. La
to en el tiempo cuanto en el espacio, a las personas estudia- necesidad de recuperar lo que se cree tradicional puede
das, dado las objetiva en términos de categorías ya in- impedir con facilidad que el antropólogovea los procesos re-
sertas en la relación etnográfica. Una salida posible de esa productivos más amplios.
impasse consiste en tomar como punto de partida concep- Mientras trabajaba en Australia a mediados de la déca-
tual la reproducción social y no las instituciones sociales. El da de 1970, cuando aún descollaba mucho la noción de la
primero de esos conceptos rastrea los ciclos que llevan de la autonomía de lo local, leí algo sobre los mekeo, un extraño y
producción al consumo y a una nueva producción en cual- -al parecer- aún existente señorio en la costa meridional
quier forma social,y proporciona el marco en el cual es posi- de Papúa Nueva Guinea, y decidí hacer un peregrinaje a
esa maravilla evolutiva en una isla que se ha hecho famosa
1Algunas versiones primitivistas del evolucionismosostienen, por ejem-
plo, que las sociedades primitivas aún existentes no evolucionan a causa
por la proliferación de centenares de sociedades del tipo del
de las estructuras políticas antiestatales que les son inherentes; por lo «granhombre»,esto es, más o menos igualitarias y situadas
tanto, esas sociedades se oponen activamente a la evolución. Existen di- en un lugar más bien bajo dentro de la escala general de de-
versas variantes de este enfoque (Clactres, 1977; Rappaport, 19791, pero sarrollo progresivo. Según se desprendía de los informes et-
todas ellas se apoyan en factores externos, como la presión demográfica, nográficos, algunos de ellos muy recientes y por entonces
para sostener que el incremento de las luchas entre grupos permitió la
aparición de jefes y reyes. Y como la presión demográfica es quizás el me-
aún inéditos, los mekeo parecían ser una sociedad tradicio-
canismo explicativo más común de la teoría evolutiva, las teorías antiesta- nal relativamente autónoma. Las fotografías de sus enor-
tales y las teorias «verdes»(ambientalistas)del estado regular son, en últi- mes casas tradicionales de techumbre de paja, ñnamente
ma instancia, variantes del mismo enfoque general. decoradas, reforzaban esa impresión. Era en verdad una
sorpresa hallar partes de un tractor, motocicletas y hasta globo donde los llamados grupos primitivos parecen seguir
motores de avión amontonados bajo los pilares (pilotes) de . dedicados a la caza y la recolección o la horticultura en un
las casas elevadas. Los mekeo residían en el extremo del aislamiento casi total. Para abordar el supuesto ~prirnitivis-
camino costero que nace en Port Moresby, junto con una mo* de esos casos, no basta únicamente con observar la re-
misión católica que había sido responsable, décadas atrás, producción social en el presente. Por el contrario, debemos
del agrupamiento de ocho aldeas en un denso complejo, cu- tomar en consideraciónel efecto «etnográfico»de largo plazo
yo centro era la misma sede misional. Al parecer tenían (y de las expansiones y contracciones globales. Los desplaza-
todavía tienen) el virtual monopolio del mercado de la nuez mientos y despoblaciones masivas de grandes áreas, la tra-
de la areca en la capital, producto que suelen transportar a ta de esclavos y la desintegración de sistemas de comercio
la ciudad en sus propios aeroplanos. También experimenta- más antiguos son factores que, aun antes de la colonización
ron, tras haber recibido alguna ayuda inicial, con el cultivo directa, alteraron de tal manera las condiciones de existen-
mecanizado de arroz irrigado: «No (. . .) somos demasiado cia de tantas sociedades que el presente etnográfico no pue-
atrasados para aprender esas técnicas modernas»,dijeron a de comprenderse en ninguna parte sin un conocimiento de
los australianos (entrevista, 1975). Pero al día siguiente de esos procesos. Lo que debe considerarse no son solamente
la partida de estos comenzaron a aplicar la tecnología. Se- los ciclos reales que vinculan a las poblaciones locales con
gún parece, el ingreso obtenido fue suficientepara que man- procesos globales de reproducción, sino también la distribu-
tuvieran sus maquinarias y sus importacionesoccidentales, ción y la reproducción de las condiciones de existencia y de
sus &os vestidos d o d g u e r o s y sus transistores, lo mismo reproducción.
que la costosa arquitectura tradicional. Los mekeo «de los
matorrales*, que vivían tierra adentro y carecían de acceso
al mercado urbano, usaban en cambio techos de chapa. Mu- Ejemplos
chos de ellos eran jornaleros asalariados en el pueblo o en-
tre sus parientes más prósperos de la costa. Podría sugerir- En el siglo XX la etnografía de la región del bajo Congo
se, paradójicamente, que el vínculo entre la producción local describe cientos de sociedades aldeanas, escasamente po-
y el mercado más amplio preservaba los adornos tradicio- bladas, con organización matrilineal y fuertes tendencias
nales, que en las áreas más remotas habían desaparecido. patrilocales. La gran mayoría de esas pequeñas sociedades
Con una típica terminología evolutiva, podría decirse que practica variadas formas de intercambio recíproco, algunas
estas se habían desarrollado más que las primeras. de ellas más bien complejas. Sin embargo, muchos siglos
Las sociedades de áreas aún más lejanas, que sólo pare- atrás esta zona estaba organizada en varios grandes reinos.
cen tener su relación con el medio ambiente natural, han La etnograña reciente representa la última transformación
llegado a ser lo que son a causa del derrumbe del intercam- de los disueltos reinos, que se organizaban anteriormente
bio más amplio entre grupos y las redes guerreras que pro- en vastas jerarquías matrilineales ligadas por un sinter-
porcionaban las condiciones más originarias de su dinámica cambio generalizado»2asirnétricoque formaba líneas pater-
interna. Por etnográficos que puedan parecer los elementos nas políticas. En esos reinos, el poder central monopolizaba
tradicionales resultantes, el sistema que los une sólo puede el comercio exterior, cuyas importaciones funcionaban con-
ser entendido como una transformación del «original»pro- forme una suerte de moneda conocida en la bibliograña an-
ducida por la incorporación del área a un sistema más am- tropológica como «bienes de prestigio* (Ekholm Friedman,
plio o por la desintegración del anterior. 19771, cuyo control era la principal fuente de poder en el
Si partimos de la reproducción como totalidad signifi- ámbito más general indispensable para las dotes y otros pa-
cante, podemos descubrir en qué medida una sociedad se z El intercambio generalizado (Lévi-Strauss, 1949) es el movimiento
perpetúa a sí misma o depende de un sistema mayor. Desde asimétrico de hombres o de mujeres de un grupo a otro mediante el ca-
ya, eso no nos lleva muy lejos, porque hay muchas áreas del samiento:A- > B ----> C- >x---- > A.
gos socialmente necesarios, además de intercambiable por occidental, que parece haber sido un reino unificado con
esclavos. La articulación del sistema regional congolés con fuertes tendencias matrilineales, el comercio europeo de la
el poder mercantil europeo en expansión fue la causa de su madera de sándalo condujo a la fragmentacióny la transfor-
caída (Ekholm Friedman, 1972).Tras una expansión inicial rnación de las estructuras políticas locales, pero aquí sin ex-
debida al monopolio real del comercio portugués (telas y portación masiva de habitantes. Las estructuras semies-
cuentas de vidrio por marfil, cobre y esclavos),comenzó a es- tatales, lo mismo que algunos aspectos de los ciclos repro-
tablecerse a lo largo de la costa una cantidad creciente de ductivos locales y regionales (que incluían la producción de
mercaderes europeos que trataban directamente con los je- bienes de prestigio), se mantuvieron hasta hace muy poco
fes locales. En la jerarquía del KongoY3 los bienes locales as- tiempo, pero en una escala mucho menor. Para comprender
cendían a los puntos centrales de distribución y los bienes la situación plenamente debemos advertir que Indonesia y
de prestigio importados se movían hacia abajo. La asime- el resto del sudeste asiático estaban organizados en un sis-
tría de la estructura radicaba en el monopolio en los puntos tema comercial amplio y bien integrado, y que ya en el siglo
nodales del flujo de bienes socialmente esenciales. El esta- XII el centro político de Timor acumulaba oro de la China y
blecimiento de un comercio costero eludía con eficacia el mo- de otros sitios gracias al intercambio de madera de sándalo.
nopolio real, de manera que los niveles locales tenían acceso Los primeros visitantes holandeses se convencieron de que
directo a los bienes de prestigio de producción europea. El en la isla había minas de oro. Timor pudo haber funcionado
resultado fue la desintegración de la jerarquía más antigua como periferia de los imperios comerciales de Java y de Chi-
y la aparición de la trata de esclavos. Como en el sistema na antes de su integración en el sistema europeo. La com-
«tradicional»estos eran intercambiables por bienes de pres- plejidad estructural de algunas de las sociedades de Timor
tigio, los europeos pudieron simplemente inundar el mer- es en gran medida producto de la ruptura y la transforma-
cado con telas baratas y cuentas de vidrio, y marcharse con ción de estructuras anteriores.
grandes cantidades de esclavos. El resultado final fue una En estos dos casos, la etnografia moderna se inclinó a
situación en que los caudillejos y sus bandas de vasallos in- tratar sus hallazgos como estructuras intemporales sin una
cursionaban cada vez más los unos contra los otros en busca historia.
de cautivos que intercambiaban en la costa por bienes euro- Cuando los primeros europeos llegaron al área del mon-
peos, entre los cuales ahora se contaba un creciente número te Hagen en las tierras altas de Nueva Guinea (Vicedom y
de armas. La anterior circulación interna de esclavos en la Tischner, 1943-1948)hallaron, según sus propios informes,
cuenca del Congo se transformó en una exportación masiva una sociedad más bien «estratificada»en la cual las perso-
de millones de esclavos: tantos que la propia base de subsis- nas con la categoría de jefes basaban su posición, según pa-
tencia se derrumbó, y la vasta y bastante homogénea área rece, en el monopolio del tráfico de conchas desde la costa y,
cultural se fragmentó en gran número de pequeñas unida- con ello, en el intercambio local entre los grupos. Hay prue-
des en regiones tan despobladas que muchos historiado- bas que indican que la introducción europea de bienes y de
res, geógrafos y antropólogos creyeron erróneamente que la conchas que hacían las veces de moneda en el área rompió
gran sabana del Congo era una zona natural y no un pro- los monopolios y condujo al derrumbe de la jerarquía y la
ducto humano (Ekholm Friedman, 1972,1977;Rey, 1972). consiguiente aparición de sistemas competitivos del «gran
Exactamente el mismo tipo de articulación estructural hombre». Sin embargo, es probable que estos sistemas ha-
se daba en Indonesia oriental (Friedberg, 1977). En Timor yan existido antes, pero, dada la perturbación general del
tráfico entre la costa y las tierras altas en el período de con-
tacto, es posible que el sistema del «granhombre»,que se ha
«Kongo» alude al grupo lingüístico o cultural o al antiguo reino del
Kongo, mientras que *Congo»se refie& a toda el área geográfica que convertido en un arquetipo en la antropología moderna, sea
I
1
puede incluir la totalidad de la cuenca del río Congo o a la República Popu- también un producto de interacciones incluidas en el siste-
I lar del Congo. ma mundial moderno y no en uno anterior.
Si la fragmentación y la declinación sociales han sido los abantúes. circundantes, a los que antes estaban incorpora-
resultados últimos de la integración en sistemas más am- dos. Turnbull, el principal etnógrafo moderno de los pig-
plios, no son los únicos. El tráfico de armas y la intervención meos de la selva de Ituri, pasó mucho tiempo en cierto Hotel
directa de los europeos fiieron instrumentos de la formación Putnam que se hallaba en medio de la selva. De hecho, su
de estados en lugares como Madagascar y Hawai, por más tesis doctoral se basó casi por entero en material reunido
que esos estados subsistiesen relativamente poco tiempo. por Putnam. En un entretenido librito, la señora Putnam
En Africa Occidental y Central se desarrolló toda una serie relata la vida del hotel, que en la década de 1930 hospedó a
de estados militares que ocuparon posiciones intersticiales muchos europeos prósperos en busca de aventuras. «Quere-
durante la trata de esclavos. Esas formas jerárquicas cons- mos ir a la selva»,insistía un visitante. «Perolos pigmeos vi-
tituyen productos de la articulación entre lo local y lo global ven cerca del hotel», contestaba la señora Putnam. Final-
en igual medida que las sociedades más fragmentadas ya mente se organizaba una excursión al interior de la selva,
mencionadas. que en realidad sólo consistía en una vuelta alrededor del
Aun las famosas sociedades recoledoras, las llamadas hotel.
sociedades de banda, a las que con tanta frecuencia se ha re- Los trabajos recientes sobre los bosquimanos dieron por
currido para presentarlas como remanentes del paleolítico, tierra explícitamente con el sello de cazadores-recolectores
pueden volver a analizarse en términos globales. En coinci- que llevaron durante tanto tiempo. Al parecer, mantuvieron
dencia con la obra de Steward y sus colaboradores, coauto- relaciones con el mundo por lo menos durante siglos y, de
res del famoso Handbook of the South American Indians acuerdo con un análisis, es mejor considerarlos como algo
(1963), los indios amazónicos se clasi6icaban antaño como que se aproxima a una clase regional y no como un tipo so-
grupos en los que se combinaba la recolección y una horti- cial distinto (Wilmsen). Examinadas con más detenimiento
cultura rudimentaria que se adaptaba bien al ecosistema de otras sociedades clásicas de cazadores-recolectores, como
la cuenca del Amazonas. Pero hay pruebas de que en otro los ainu, resultan mucho más complejas tanto en sus histo-
tiempo esta área estuvo organizada en extensos señoríos rias cuanto en sus formas sociales. Los ainu tuvieron proba-
que practicaban una agricultura ribereña intensiva y se co- blemente una división del trabajo bastante desarrollada, se
nectaban mediante el comercio con los sistemas estatales de dedicaban al comercio extensivo y estaban jerárquicamente
los Andes. Se estima que en el 1500la población guaraní era organizados. Su imagen actual es parte de su marginación
de un millón y medio de personas, con una densidad que dentro del contexto japonés más general.
ascendía a los diez habitantes por kilómetro cuadrado. Los Los pigmeos, los indios de América del Sur, los bosqui-
pocos míles restantes de este grupoviven en pequeños asen- manos: todos ellos se entrelazaron en el drama evolutivo de
tamiento~y aldeas temporarias. la identidad de Occidente, y todos ellos tienen en realidad
Los pigmeos del Congo, a los que a menudo se cita como historias muy diferentes de las que se les atribuyeron. Ha-
uno de los mejores ejemplos de una sociedad realmente pri- llazgos similares con respecto a las demás categorías esta-
mitiva, han sido descriptos por los antropólogos modernos blecidas de la antropología funcional evolutiva y estructural
como si formaran una economía aislada (Turnbull, 1965; demuestran con claridad hasta qué punto esas categorías
Gadelier, 1973). Un excelente análisis ha destacado que po- son forzadas y extrañas. Esas comunidades no pueden ser
seen su propio modo de producción, determinado por la eco- tratadas como meros fósiles de la Edad de Piedra. Aun en lo
logía (Gadelier, 1973). Pero los pigmeos fueron oficialmente que pueda ser un aislamiento social real, forman parte en
caracterizados como cazadores en el reino del Kongo, y pa- gran medida de nuestro propio sistema y del mundo que ha
recen haber formado parte en gran medida de las economías creado.
regionales más amplias basadas en la agricultura. El hecho
de que en muchos casos hoy parezcan más autónomos es
el resultado de la desintegración de los sistemas políticos
La antropología global no se refierea la invención algo inauténtico, una invención moderna que, en virtud de
las circunstancias de su creación, debida a motivos políticos,
de la cultura se aparta del verdadero pasado (Hobsbawmy Ranger, 1983;
~innekin,1983; Thomas, 1989).El mismo argumento pue-
La antropología está literalmente llena de multitudes de
de aplicarse a los enfoques de la mezcla global, la hibrida-
descripciones y análisis de sociedades a las que se juzgaba ción y la criollización, en la medida en que se fundan en defi-
expresiones relativamente estables de tipos sociales especí-
niciones mínimas de aboriginalidad, tradición real o cultura
ficos,se tratase de bandas, tribus, señoríos o sociedades acé-
pura que, aun cuando se les niega existencia, siguen sien-
falas. Se suponía que tenían formas definidas de organiza-
do el fundamento de sus descripciones de las realidades mo-
ción social y clanes exogámicos, patrilineales, matrilinea- dernas. Los fundadores de la antropología cultural (Boas) y
les, bilineales, cognáticos, etc., que practicaban uno u otro
las principales tradiciones de esta escuela jamás se sintie-
tipo de matrimonio entre primos o que tenían otros hábitos
ron atraídos por esos problemas, es decir, los de la natura-
más estadísticos (mal que le pesara a Lévi-Strauss);pero
leza adulterada de la cultura. Por el contrario, para ellos la
nunca se consideró con seriedad la posibilidad de que toda
cultura era una cuestión de estructura, de coherencia inter-
esa organización pudiera entenderse en términos de una
na, de integración, y no de orígenes. En cambio, este nuevo
transformación social amplia y como un aspecto de procesos
discurso vuelve a la preocupación del difusionismo alemán
globales de gran escala. Uno de los propósitos de los próxi-
por los orígenes raciales o, al menos, étnicos. Se trata, en
mos capítulos es desvanecer la idea del mundo de «ahíafue-
realidad, de una extraña preocupación para espíritus que se
ra», que se acepta con demasiada ligereza. Pero también
llaman progresistas. Y, como intentaré mostrarlo en el ca-
nos esforzaremos por rechazar la idea opuesta de que el
pítulo 3, una preocupación muy sintomática de la actual
mundo está occidentali izado^ y que, en algún sentido, re- transformación del sistema mundial.
presenta un campo homogéneo. En lugar de ello, describire-
En términos sistémicos globales, la invención y la mez-
mos el presente como una articulación permanente de pro-
cla cultural son problemas bastante irrelevantes.Toda crea-
cesos globales y locales. Según lo ha señalado recientemen- ción cultural está motivada. Y los motivos radican en las
te Marshall Sahlins a propósito de la escuela de la globali-
existencias contemporáneas de los sujetos que crean. La
zación: «Lospueblos occidentales no tienen el monopolio de
invención se funda, pues, en condiciones históricas y, por
las prácticas de englobamiento cultural ni enfrentan a afi-
fuerza, en una continuidad social y existencial. Esa conti-
cionados en el juego de "construir al otron»(Sahlins, 1993,
nuidad es sistemáticamente desatendida en un discurso
pág. 387). Y, a renglón seguido,debe apreciarse debidamen-
propenso a acentuar la discontinuidad.La combinaciónpar-
te su crítica del enfoque de la «invenciónde la tradición* en
ticular de elementos que se integran en un culto cargo, un
el sentido de que «hacen en la teoría exactamente lo mismo
movimiento kastom, una secta religiosa o una rebelión na-
que el imperialismo intenta hacer en la práctica»(ibid.,pág.
cionalista o étnica, sólo puede funcionar si armoniza con las
381). Ese argumento es una consideración de importancia
experiencias de los sujetos que participan en ellos. Este es,
para cualquier antropología global, pero, como intentamos en sí mismo, un argumento de fuerza en favor de una conti-
mostrar en las páginas siguientes, aunque sin d u d a hay nuidad significativa de la experiencia, un sustrato de carn-
una tendencia a una incorporación local de lo global en tér-
pos motivacionales e interpretativos compartidos esencial
minos culturales, existe al mismo tiempo una incorporación
para comprender algo que, visto superficialmente, puede
de lo local por lo global en términos materiales. Y, por últi-
presentarse como si fuera toda una novedad. Lo global se re-
mo, hay una constante articulación entre los dos procesos.
fiere a las estructuras y los procesos del ámbito donde se
Ahora bien, esto es muy distinto del enfoque que se expresa
dan las prácticas culturales. No es equivalente a la cultura
en lo que caracterizo como la retracción modernista de los
como tal. No hay aquí contradicción entre el reordenamien-
antropólogos y teóricos de la cultura (véanse las págs. 207-
to global de las realidades sociales y lo que podría caracteri-
261, que han tendido a ver el tradicionalismo moderno como
zarse como continuidad cultural. La formación de cazado- 2. Propiedades históricas generales y
res-recoledores modernos, de sistemas modernos de clanes ~dturalmenteespecíficas de los sistzmas
y de la brujería moderna no puede ser entendida como mera
invención, si seguimos interesados en la comprensión de globales
procesos históricos concretos. No son más inventados que
los estados naciones afkícanos, organizados, en la práctica si
no en la teoría, sobre la base del principio tradicional de la
politique du ventre, o que las gobernaciones provinciales de
la Melanesia, ejercidas según las cualidades del sistema del
«granhombre.. La modernización cultural o la casilla inter- Una historia local de un marco global
media de la hibridación no son un resultado necesario del
sistema mundial. Pero pueden ser un modo de reclasificar El enfoque que he llamado y seguiré llamando antropo-
un mundo que se ha vuelto más dificil de controlar en témi- logía sistémica global es en buena medida un producto de
nos culturales.Y es en verdad paradójico que, en un período debates y análisis desarrollados en Lund, Copenhague y
de fragmentación sistémica global, los teóricos de la cultura Londres a mediados de la década de 1970. El análisis que si-
se debatan por sostener una visión de la globalización: <<Es gue se refiere a la manera en que se construyó la red y a los
irónico (. . .) que los científicos sociales occidentales tengan resultados generales que surgieron en los años transcurri-
que elaborar teorías de la integración global en el preciso dos. En sus grandes lineamientos, este enfoque puede pare-
momento en que ese "nuevo orden mundial" se deshace en cer muy alejado de las preocupaciones etnográficas habi-
muchos movimientos separatistas de pequeña escala, que tuales de la antropología social. Tiene una orientación ma-
avanzan bajo el estandarte de la autonomía cultural,, (Sah- crohistórica y aborda las llamadas «grandes estructuras y
lins, 1993,pág. 3). enormes procesos» que están decididamente «alejadosde la
experiencia».Sin embargo, este tipo de análisis no es incom-
patible con la investigación «cercanaa la experiencia*basa-
da en la etnografia. Por el contrario, según sostengo aquí y
en otros capítulos, la manera en que trabajamos en el terre-
no e interpretamos nuestros resultados debe estar siempre
informada y a veces hasta organizada por una visión siste-
mica global.
Durante 1972 y 1973, Kasja Ekholm Friedman, de re-
greso de su trabajo de campo en Madagascar, advirtió que
no podía comprender su material acerca de los mundos so-
ciales locales de la isla de Nosi Be, al norte del país, sin en-
tender el papel constitutivo que desempeñaron los procesos
y actores globales en el océano Indico a lo largo de varios
cientos de años. La autora redadó varios trabajos con argu-
mentos contrarios al paradigma entonces dominante en ca-
si todas las formas de la antropología social, según el cual
las explicaciones y otras formas de comprensión debían

Con pequeñas modificaciones, este capítulo reproduce un artículo del


mismo título aparecido en Reuiew, 15 (3),1992,págs. 335-71.
hallarse en el seno de la sociedad particular (Ekholm Fried- pués, y que se relaciona, más específicamente, con el ca-
man, 1975, 1976). Desde luego, eso era verdad a propósito rácter ilimitado de los flujos económicos y con las propieda-
de los funcionalistas estructurales y representaba, por cier- des culturales de los sistemas globales.
to, el límite del análisis estructuralista. Pero también los El argumento de la continuidad histórica de los procesos
evolucionistas y los marxistas de distintas convicciones es- sistémicos globales es un argumento en favor de una pers-
taban encerrados en la misma tradición, donde la causali- pectiva, de un marco de referencia a partir del cual se puede
dad era intrasocietal. Kasja Ekholm Friedman descubrió comprender mejor tanto la generalidad cuanto la especifi-
que no podía entender ni las estructuras de las sociedades cidad del presente. Una vez establecida la realidad de esos
malgaches ni la situación actual sin tomar en consideración procesos, no se la puede volver a ignorar.
las relaciones sistémicas que conectaban a las potencias
centrales de Europa y Asia en el océano Indico, de acuerdo
con las cuales era muy posible, después de todo, que Mada-
gascar hubiese sido colonizada por malayos dedicados al El argumento general contra el concepto de modo
comercio en ese océano, que buscaban oro y finalmente ha- de producción
bían establecido un tráñco de esclavos en el continente afri-
cano. Después de varios años de debate interno y mucho an- Sin detenernos a discutir todas las increíbles variaciones
tagonismo externo, el enfoque de los sistemas globales cobró y malentendidos que han surgido a propósito del concepto
fuerzas y llevó al establecimiento de algunos seminarios de modo de producción, podemos limitarnos a dos formas de
muy interesantes en Copenhague y Lund, donde se unieron reduccionismo predominantes. La obra de Marx se desen-
arqueólogos; asiriólogos, historiadores y antropólogos. Se volvió en un mundo de estados naciones donde la idea mis-
desarrolló también en Londres y Cambridge, sobre todo en- ma de producción y las nociones anteriores de reproducción
tre antropólogos y arqueólogos. social estaban comprimidas en el marco del estado territo-
Ya se ha señalado en el capítulo 1que la antropología rial, esencialmente como reflejo de la propia identidad na-
global emergente colocaba lo histórico en el centro de aten- cional. Aunque a menudo vio más allá de esos límites, Marx
ción y tenía un trasfondo interdisciplinario. El reciente y sucumbió a esa ideología dominante (por ejemplo, en El ca-
bastante fervoroso interés de André G. Frank y otros au- pital, vol. II). Tal como concebía la lógica de las relaciones
tores en la longevidad histórica de un único sistema mun- capitalistas, le resultaba fácil sostener un modelo determi-
dial (Frank, 1993; Frank y Gills, 1993)- e s t o es, cómo ha- nista local, pero ese es un argumento puramente formal. La
cer remontar el concepto de sistema mundial a varios miles especificidad de la determinación toma la siguiente forma:
de años atrás- nunca se presentó como un problema para C (el valor real del capital en términos de su costo de repro-
la investigación a la que estábamos dedicados. Sencilla- ducción), V (el costo de la reproducción de la fuerza de tra-
mente dimos por sentado que, al menos en términos estruc- bajo) y S (la plusvalía -lo que queda después de deducir el
turales, esos sistemas, si acaso no un solo sistema, habían costo de reproducción del capital y la fuerza de trabaj- en
existido siempre, mucho antes de la aparición de las civili- sus variadas formas) son formas sociales de control del pro-
zaciones del mundo antiguo. Y como el núcleo de nuestro ceso de producción y formas de ingreso (Friedman, 1976).El
grupo estaba formado por arqueólogos y antropólogos, ja- consumo de los individuos en el capitalismo está directa-
más hubo razones para dudar de la existencia de sistemas mente determinado por los aspectos cuantitativos y forma-
globales antes del 1500. En lo que sigue, intentaré presen- les de las relaciones de producción, lo que aquí quiere decir
tar los que considerolos argumentos generales que explican relaciones directas con el proceso de producción. Esto es, el
por qué tiene sentido una estructura conceptual basada en ingreso se determina dentro del proceso mismo de produc-
un marco global, con independencia de que aceptemos o re- ción. Un salario constituye un costo de producción que, me-
chacemos el argumento de la continuidad que adoptaré des- tamorfoseado en una fracción del valor del producto total,
determina la parte del productor en ese producto. De igual brían sido posibles sin la previa existencia de un sistema
manera, las relaciones económicas que unen a los capitalis- más amplio de intercambio, puesto que sencillamentefalta-
tas industriales, los capitalistas financieros y los terrate- ban casi todas las materias primas. No hay forma razonable
nientes son al mismo tiempo relaciones con el proceso inme- de sostener que la combinación de las fuerzas productivas y
diato de producción que determinan automáticamente s u las relaciones de explotación y apropiación deban formar un
control respectivo del total producido. Es ese el sentido en sistema, si no se demuestra que hay una relación necesaria
que Marx analiza dos nociones de la distribución: una, su- entre las segundas y una población cerrada. Agréguese a
perficial, la distribución del producto, y la otra, más fun- ello la ausencia de una causalidad demostrable entre fuer-
damental, la «distribución de los miembros de la sociedad zas productivas y relaciones sociales (esto es, el rnaterialis-
entre los diversos tipos de producción (la subsunción de los mo mecanicista; Friedman, 1974), y nada quedará del con-
individuos en relaciones definidas de producción)» (Marx, cepto de modo de producción aparte de la descripción de sus
1971, pág. 201). elementos.'
Este tipo de argumento asimila la clase trabajadora La idea de una reproducción social total nos libera de
a la sociedad junto con los capitalistas, y luego demuestra este problema y abre la puerta a un marco sistémico global
simplemente que el producto de parte de la población se di- general en el que la globalidad no es una cuestión hisMrica
vide entre la totalidad de esta de acuerdo con un conjunto de sino estructural.
categorías sociales que se definen como relaciones de pro-
ducción. La naturaleza cerrada de la reproducción puede
deducirse de la premisa de una única población productora.
Ahora bien: se podría argumentar que un modelo reproduc- Sistemas globales
tivo debe ser siempre cerrado, pero que puede incluir una
cantidad cualquiera de unidades sociales. Eso es correcto, Podemos estar de acuerdo en que entre las poblaciones
pero lo cierto es que de todos modos se supone que el modelo del Viejo Mundo hay conexiones que se remontan a cinco
es equivalente a «sociedad». mil años y entre ellas existe una continuidad tal que podría-
El esquema de modo de producción más habitual se basa mos trazar una serie de diferenciaciones y de transforma-
en una generalización de esa lógica, donde la producción se ciones desde los sistemas prehistóricos - e s decir, los siste-
convierte en equivalente de la producción en general, que se mas comerciales paleolítico y mesolítico-, pasando por los
transforma entonces en determinante en general de todos grandes imperios interconectados, hasta el sistema mun-
los demás fenómenos sociales. Ese es el denominador co- dial moderno. Es asimismo posible la existencia de otras co-
mún de todas las formas de materialismo histórico, inclui- nexiones con el Nuevo Mundo antes de la expansión euro-
dos modelos tan refinados de determinación estructural co- pea, y que de todos modos las Américas muestren el mismo
mo los que pueden hallarse en el marxismo estructural de la tipo de sistematicidad global que el Viejo Mundo. Bien po-
década de 1970. dría aducirse que la historia del sistema mundial tiene más
En otro lugar he sostenido que esos enfoques consis- Eso quiere decir que si bien s e pueden describir, desde luego, di-
ten en reducir la reproducción a la producción (Friedman, ferentes modos de producción wmo estrategias de la organización del pro-
1976). Si, en cambio, nos concentramos en la reproducción ceso económico en general, no hay en los procesos inmediatos de produc-
misma, pronto se pone de manifiesto que los procesos de ción nada que nos permita predecir la naturaleza de las propiedades so-
producción y la reproducción local pueden depender de pro- ciales de la producción. Las formas capitalistas de acumulación son per-
fectamente compatibles con muchas organizaciones de la producción y, co-
cesos reproductivos más amplios, no meramente para su su- mo sostendrían hoy los más, las primeras preceden y acaso sucedan a lo
pervivencia sino para su constitución. Desde luego, fenóme- que comúnmente s e conoce como producción capitalista. En otras pala-
nos como el de Mesopotamia en la Edad de Bronce - e s de- bras, la producción no es el origen de la reproducción, sino que bien puede
cir, las estructuras urbanas y los templos del área- no ha- ocurrir lo contrario.
de cinco mil años. A partir de la distribución de herramien- política bilineal (líneas maternas locales y líneas pater-
tas de piedra en Europa podríamos extender nuestro siste- nas regionales). La forma local de esta estructura es un
ma hasta veinte mil años antes de Cristo. ¿Por qué no? Hay dualismo asimétrico: afuera / adentro; nobles / comunes;
cada vez más pruebas de sistemas muy dinámicos a partir político / ritual; varón / mujer.
de esos períodos, por dificil que pueda ser la interpretación c. Diarquía política en todos los niveles.
de los datos arqueológicos. Pero aquí de inmediato se pone d. Una jerarquía regional ligada a puntos de monopolio co-
en evidencia que la idea de continuidad está íntimamente mercial que pueden alcanzar grandes proporciones y ex-
relacionada con el tipo de propiedades que se consideren o pandirse rápidamente.
con su grado de generalidad. Conexión, intercambio, comer-
cio, comercio mediado simbólicamente, valores acumula- Esos sistemas están muy difundidos en la literatura. He-
bles, riqueza abstracta, capital: esta cadena representa un mos sostenido su existencia en los reinos de Africa Central,
orden de especificidad creciente. Si bien tal vez haya habido en partes de Melanesia y Polinesia, en la Europa septen-
conexiones desde el comienzo mismo, su naturaleza puede trional de la Edad de Bronce y de la Edad de Hierro, en el
haber cambiado drásticamente.Ahora bien, este podría pa- Jemdet Nasr de la prehistoria mesopotámica, en
recer un argumento en favor de diversos sistemas mundia- el período Chou occidental de China y en los imperios prein-
les, pero en realidad no es así. Se trata de una cuestión em- caico e incaico. Hay incluso algunos indicios de que los anti-
pírica, pero no puede ser resuelta mediante supuestos cada guos reinos egipcios eran formas complejas de este tipo de
vez más generales. En nuestro trabajo nos hemos ocupado modelo. El hecho de que Egipto exportara su oro a cambio
de varios tipos diferentes de estructuras globales a las cua- de plata anatolia sugiere ese tipo de estructura. Es también
les intentamos generalizar lo más posible sobre la base de bastante evidente que Egipto había desarrollado una com-
los datos de que disponíamos. pleja estructura de clases y una economía controlada por el
estado de una índole muy distina de la hallada en materia-
les históricos y etnográficos más recientes. Los sistemas de
bienes de prestigio son muy flexibles y parecen darse en di-
Sistemas de bienes de prestigio ferentes lugares y épocas en la historia mundial, como orga-
nizaciones periféricas y como partícipes de los centros. Esos
Los sistemas de bienes de prestigio se caracterizan por sistemas no originan el tipo de estructuras de centro y peri-
feria encontradas en los sistemas comerciales. Antes bien,
las siguientes propiedades:
parecen expandirse por segmentación, transformando su
a. Monopolio relativo de la importación de objetos de valor medio ambiente en una extensión de sí mismos. En tales
especializados, necesarios para la reproducción social de sistemas, la esclavitud puede darse en una escala conside-
grupos locales a través de la dote y otros pagos. Esos ob- rable y tiene su origen en procesos de endeudamiento y de
jetos de valor forman parte de un sistema de bienes de conflicto dentro del sistema. Los esclavos pueden obtenerse
prestigio jerárquicamente ordenados. internamente o capturarse en la guerra, pero tienden a re-
b . Esa situación estructura las relaciones intergrupales en integrarse a la estructura de parentesco aun cuando que-
términos de alianzas matrimoniales asimétricas que den en una posición explotable y, a menudo, explotada.
pueden asumir una serie de formas diferentes de acuer- La dinámica de esos sistemas gira en torno de la estrate-
do con las condiciones locales. Una versión clásica con- gia de intensificación de los monopolios de intercambio y de
siste en el movimiento de hombres de alto rango, de cen- la consiguiente inestabilidad del control político que puede
tros monopólicos a grupos de rango inferior (por defini- resultar del incremento de la densidad del comercio regio-
nal. Podría sostenerse que las sociedades de Melanesia sep-
ción), donde los bienes de prestigio se usan para casarse
tentrional, muy diferenciadas y competitivas, con produc-
con las mujeres locales. El resultado es una organización
ción intensiva y economías de *granhombre»,son producto lineal de Africa Central o en la configuración semejante que
del efecto descentralizador del incremento del comercio en ~aracteriza la zona que vincula a Sumatra y partes de Mala-
un sistema de bienes de prestigio que antes era más jerár- sia con Indonesia oriental (salvo Java, que se convirtió en
quico y que siguió existiendo en la Polinesia occidental has- un centro comercial en el período que va del 1000 al 1200).
t a la expansión europea. La implosión que caracteriza la Esas áreas se caracterizan por poseer propiedades sociales
formación de las ciudades estado mesopotámicas bien pue- notablemente similares: diarqm'a, intercambio generaliza-
de ser resultado del mismo tipo de fragmentación en la red do, monopolio de bienes de prestigio, parentesco bilineal con
comercial más amplia. En esos sistemas el proceso de acu- inclinación matriiineal, comercio con lugares distantes y es-
mulación depende de la conservación del monopolio del co- tructuras candillescas o similares a las estatales, con débi-
mercio exterior, pero la riqueza suele desviarse hacia la in- les rasgos de clase, incluidas considerables poblaciones es-
versión interna en templos, palacios y cosas semejantes, así clavas. Esas estructuras son también específicas de deter-
como en el desarrollo de la producción monopólica centra- minadas épocas en las áreas centrales clásicas de los perío-
lizada, como la de telas especiales, bronce y artefactos. La dos Jemdet Nasr mesopotámico, Chou occidental chino e in-
naturaleza centralizada de dichos sistemas tiene como efec- caico del Pení.
to la concentración desproporcionada de las actividades eco-
nómicas en las capitales políticas. En términos culturales,
esos sistemas se muestran como difusiones concéntricas,
por las que se establecen rasgos homogéneos en un territo- Transición a las civilizaciones comerciales
rio más amplio, comúnmente en grado decreciente a medida
que nos alejamos del centro. La transición a la que dedicamos muchos análisis en una
En análisis anteriores no he considerado los sistemas de obra anterior fue la aparición de sistemas comerciales urba-
bienes de prestigio como fenómenos centrales en la catego- nos, que caracterizamos de la siguiente manera:
ría más general de las civilizaciones sistémicas globales. No
tienen eltipo habitual de estructuras de clase policéntricas, a. La descentralización de la acumulación dentro de los sis-
de economías comerciales o de verdaderas estructuras de temas de bienes de prestigio, conducente a la competen-
centro y periferia. En nuestros análisis anteriores (Fried- cia, las guerras y la implosión urbana.
man y Rowlands, 1977) hemos sugerido que esos sistemas b. La consiguiente transformación creciente de los bienes
tienden a hacer implosión y transformarse en sistemas co- de prestigio en una forma de dinero más abstracta que
merciales de carácter urbano, como resultado de tendencias por último aparece como riqueza abstracta o capital en el
regionales a la descentralización del control del comercio. sentido más general.
Sin embargo, Ekholm y Friedman (1979) sí sugirieron que c. La separación de diferentes formas de control en el sis-
Egipto y tal vez Minos (¿su extensión?) representaron for-
tema más general: clase estatal, mercaderes (monopo-
mas hipertrofiadas de tales sistemas, donde las antiguas
lizadores del comercioy del capital), aristócratas terrate-
elites se convirtieron en verdaderas clases y la jerarquía del
nientes.
intercambio puede haberse transformado en una estructu-
d. La aparición de la propiedad privada en escala cada vez
ra burocrática más rígida, en la que el poder del estado im-
pedía la descentralización y el anterior pago de servicios más amplia: de los bienes muebles a la tierra y los me-
mediante bienes de prestigio pasaba a ser un sistema mone- dios de producción.
tario de salarios. En la civilización inca pueden hallarse es- e. La combinación resultante de diversos modos de explo-
tructuras similares. tación: estatal, privado, ilota, esclavo, donde el sector es-
También hemos sugerido que esos sistemas dejan sus tatal debe entenderse como sector de clase cuyos ingre-
huellas en fenómenos tales como el llamado cinturón matri- sos se basan en impuestos y en empresas privadas, la
privatización de la recaudación impositiva y cosas se- triales locales. Ello también podría ser el resultado de
una posición ventajosa dentro de los sistemas de comer-
mejantes.
cio existentes.
f: Diferenciación ñnal de las funciones económicas, como
c. La competencia entre los estados centrales conduce a l a
en la banca y las finanzas, en oposición al control de la
producción y el comercio. Con el tiempo, esa diferencia-
1
i
formación de un imperio y la aparición de un poder hege-
ción puede llevar a una separación de la clase estatal 1 mónico. Este es imposible en ausencia de un poder mili-
respecto de las funciones de gobierno, como en Atenas y, 1
t
tar y político. La hegemonía es, desde luego, muy inesta-
ble en la medida en que la asimilación cultural es débil y
hasta cierto punto, en la Mesopotamia meridional en el tI
mismo período. resulta virtualmente imposible mantener flujos centra-
I
g. La explotación de la mano de obra, común al mundo lizados de acumulación (véase a continuación).
moderno y al mundo antiguo, surge en sistemas de ese d. Con el establecimiento de un imperio, hay un crecimien-
tipo: asalariado, esclavo, siervo, campesino libre. to de la actividad económica. Cuando la acumulación de
h. Organización de la reproducción en centro y periferia, riqueza en el centro sobrepasa en mucho la producción
idéntica en su forma a la que se encuentra en el capita- real, se suscitan una acelerada inflación y costos crecien-
lismo moderno. tes. E n combinación con el incremento de las oportuni-
dades en el imperio, esto lleva a flujo externo de merca-
En ese sistema el control de la clase estatal varía en más o deres y productores y/o capital, es decir, a una descentra-
en menos de acuerdo con el grado en que la reproducción lo- lización de la acumulación dentro del campo político más
cal se liga al sector agrícola, donde el templo ocupa una deci- general del imperio. Cuando la acumulación total es más
siva posición cosmológica y económica. Tanto en las formas grande que la parte de la cual se apropia el centro, se
de clase estatal como en las formas más oligárquico-demo- produce una declinación gradual de la hegemonía y un
cráticas, el capital, como riqueza abstracta, desempeña un incremento de la competencia. Ese desarrollo puede lle-
papel dominante, porque es esencial para financiar todas gar entonces a caracterizar la relación entre el centro y
las demás actividades. La tesis de que las economías an- la periferia en su conjunto.
tiguas se centraban en la conservación del status presti- e. En ese ciclo se refleja el del propio centro hegemónico,
gioso o aristocrático, como en las liturgias, no contradice el del centro en general: desde la elevada producción inicial
hecho de que esas actividades eran tan dependientes de local y la exportación de bienes manufacturados hasta la
la acumulación de capital como lo son la construcción del baja producción ñnal y la exportación de capitales, altos
Rockefeller Center o el sostén de las universidades privadas niveles de consumo y estratificación en aumento, soste-
en el mundo moderno. nidos por crecientes déficit estatales. El primer signo de
El ciclo evolutivo de esos sistemas es como sigue (Ek- la declinación es la crisis económica del estado. No es,
holm y Friedman, 1980, pág. 70): desde ya, una declinación del sistema, sino de una hege-
monía. La siguen la fragmentacióny la recentralización.
a. Expansión inicial y por lo común violenta de los centros:
el comercio, la guerra, la piratería y actividades simila- Este tipo de ciclo2 es específico de sistemas globales ba-
res desempeñan un papel decisivo en la acumulación sados en la acumulación de capital: no en el sentido en que
primaria de riqueza. Son en sí mismas un producto de la lo definen los marxistas, sino en un sentido más próximo a
naturaleza expansionista y competitiva del sistema más la noción weberiana de riqueza abstracta, independiente de
amplio. formas particulares de producción y de explotación y, de
b. Formación de periferias y de relaciones entre ellas y el hecho, unificadora de todas ellas. La forma particular que
centro. Al amparo de la importación masiva de riqueza,
hay un desarrollo de las economías comerciales e indus- Estos ciclos incluyen otros ciclos mds breves.
asume dicho ciclo varía de acuerdo con las estructuras par- producción material están determinados por el control y la
ticulares de acumulación y con la estructura política y otras acumulación de riqueza abstracta o capital, con prescinden-
estructuras de explotación. Si, por ejemplo, la descentrali- cia del surgimiento de lo que podría presentarse como una
zación del capital a través de la exportación es común en el estiuctura monolítica de clase estatal, esclavitud u organi-
sistema capitalista moderno, en épocas anteriores esa des- zación feudal.
centralización se produjo mediante la emigración de merca- En segundo lugar, hay periferias que son zonas de abas-
deres y productores. Y mientras el poder de consumo del tecimiento: señoríos o estados más pequeños con una orga-
«tercer mundo»también puede ser hoy el efecto de la expor- nización jerárquica, que intercambian productos locales por
tación del poder adquisitivo de Occidente en la forma de cré- artículos manufacturados importados, donde el monopolio
dito, en épocas anteriores fue a menudo el resultado parcial de las relaciones externas es un instrumento para definir
de la existencia de vastas poblaciones de personal militar las posiciones de la elite.
pago, esto es, de la exportación de consumidores (poder ad- Entre esas estructuras de centro y periferia hay una se-
quisitivo). Las diferencias son, a este respecto, producto de rie de posiciones funcionales, algunas de las cuales depen-
grados diversos de capitalización de la sociedad, de distin- den, para su reproducción, de la existencia de centros, y
tas estructuras políticas, etc. Pero podría decirse que perte- otras no.
necen a una familia más general de procesos sociales.

Estructuras dependientes
Estructuras regionales de sistemas globales Estructuras dependientes son las que dependen, para su
reproducción, del sistema más amplio, pero no son ni cen-
En el siguiente esbozo presento lo que antes intenté mo- tros que dominen sus propias periferias ni periferias que de-
delizar como un sistema global generalizado, cuyas propie- pendan de un centro:
dades podrían considerarse aplicables en teoría a todos los
sistemas globales basados en el comercio, a lo largo de los a. Las economías semiperiféricas podrían ser clasificadas
cinco mil años de historia del Viejo Mundo a que se refieren así en el capitalismo moderno.
Frank y otros autores (Frank, 1990; Frank y Gills, 1993). b. Productores especialistas: grupos enteramente dedica-
No se puede encarar la cuestión de la continuidad en térmi- dos a tipos específicos de manufacturas, materias pri-
nos de un modelo estático, pero cabría notar que en un mo- mas y productos agrícolas especializados para una re-
delo de ese tipo no se da a entender ningún cierre temporal gión vasta que contiene varios centros. No se vinculan a
ni espacial, aun cuando la estructura de las subunidades un centro específico, sino a rutas comerciales entre cen-
pueda variar sustancialmente a lo largo del tiempo y del tros o, en términos modernos, al mercado mundial en ge-
espacio (Ekholm y Friedman, 1980). neral.
c. Estados comerciales: grupos cuya existencia depende de
su posición como intermediarios. Los estados comercia-
Estructuras de centro y periferia les suelen ser también productores especializados. Am-
bas categorías no se excluyen entre sí.
En estas estructuras, los centros de acumulación y de
producción crean productos terminados para el sistema Ni en lo social ni en lo económico las estructuras dependien-
más amplio, donde hay una demanda elevada de materias tes son autosuñcientes, aunque a menudo pueden ser polí-
primas y de fuerza de trabajo. Existe un alto grado de dife- ticamente autónomas y extraordinariamente ricas. Suelen
renciación y de especialización social, y los procesos de re- depender de la importación de bienes de subsistencia,y con
frecuencia sus estructuras sociales se apoyan íntegramente posible. Suelen crecer hasta convertirse en estados y en los
en una participación mínima necesaria en el flujo total de llamados «imperios bárbaros», sobre todo en períodos de
riquezas en el sistema más amplio. Estas estructuras tie- declinación de las economías centrales. Este proceso consis-
nen la posibilidad de u n crecimiento rápido y pueden con- te por lo común en la transformación de los conquistadores
vertirse en centros cuando las condiciones de rentabilidad e en clases altas dentro del antiguo sistema, esto es, un caso
inversión local son las apropiadas. de movilidad sistémica más que de cambio estructural. Es-
tos últimos desarrollos pasan a depender cada vez más de
su capacidad de explotar al resto del sistema.
Estructuras independientes
Estructuras <<primitivas».Estas estructuras están bloquea-
La operación de las estructuras independientes se carac- das por su posición dentro del sistema más general. Suelen
teriza por ciclos internos de reproducción que no están co- ser presa de centros, periferias y sociedades tribales pre-
nectados con los ciclos globales. Con todo, es claro que tales datorias. Tienden a perder, por la violencia, el control de su
estructuras no son independientes respecto de sus condicio- base de recursos y de su trabajo. Como resultado de ello,
nes de reproducción, que dependen de su ubicación en el sis- pueden existir sólo como grupos de refugiados, que huyen a
tema más amplio. áreas remotas, o como estructuras políticamente acéfhlas
que, cuando no son víctimas del sistema, están de todos mo-
Estructuras tribales expansionistas - estructuras predato- dos tan bloqueados en su propia expansión que sufren de-
rias. Son estructuras que contienen ciclos internos de acu- sintegraciones, guerras internas y la declinación de los re-
mulación y de reproducción, y que se expanden en detri- cursos.
mento tanto de las estructuras de centro y periferia cuanto
de las estructuras dependientes, explotando el flujo de ri-
aueza en el sistema. mediante la extorsión cuando ello es
Propiedades culturales de los sistemas globales
La razón fundamental de la división de la historia mun-
dial en sistemas mundiales separados reside en el concepto
mismo de civilización. Este término contiene un núcleo de
especificidad cultural que puede desalentar un intento más
coherente de análisis estructural. Entre los historiadores
generales y los historiadores de la economía, la noción de di-
ferencia cultural arraiga en gran medida en la relación en-
tre la escritura de la historia y el establecimiento de la iden-
tidad cultural. La singularidad de Occidente se opuso y se
\ .IL\~eAt.ro Semiperiferia, estados comerciales, prgd&tores es#ecialistas
opone a la de Oriente, lo primitivo, lo tradicional. La histo-
ría económica sustantivísta de Polanyi, en sí misma here-
dera de los «primitivistas»del cambio de siglo, se basa en la
división histórica mundial entre el mercado y las llamadas
economías incorporadas de las edades anteriores. Aun es-
pecialistas como 1. M. FinIey (1973)parecen haber estado
por completo ciegos a las continuidades esenciales a causa
Figura 2.1. Estructum regional del sistema global. de esta imagen marcadamente ideológica del mundo. Por
ejemplo, la tesis de Finley de que la economía de la Grecia lismo, posmodernismo (cinismo); (ii) etnicidad y nacio-
clásica no pertenecía a la familia de las estructuras capita- nalismo.
listas se basa en la desacumulaciónelaborada en grandes li-
turgia~de la riqueza acumulada y, de manera más general, El uso de la palabra «cultura»remite aquí meramente a
en la conversión de la riqueza en status y posición política. las especificidades sociales de los sistemas que hemos exa-
Hemos sostenido que, si bien es indudable que aquí hay di- minado, especificidades concernientes a la persona, a la ex-
ferencias en la manera en que se emplea la riqueza, en tér- periencia y a la manera como se conectan con la producción
minos más generales la existencia de gastos públicos y la de representaciones del mundo y con la formación de estra-
conversión de la riqueza en status están en realidad muy tegias de práctica. Este enfoque de la cultura pone más én-
difundidas en el capitalismo industrial. Parte del problema fasis en la construcción y la práctica de modelos culturales
es la absurda concepción de la sociedad moderna como un que en su naturaleza determinante aparente. Las propieda-
mercado capitalista puro en el que sólo hay trabajadores, des de los procesos de construcción y práctica culturales no
capitalistas y una cerrada lógica de «leyde Say>>* de la pro- pueden entenderse como ideológicas en el sentido de secun-
ducción y el consumo. Los procesos reproductivos totales de darias o determinadas. Son aspectos constitutivos de una
los centros modernos son mucho más complejos. realidad total de la cual las propiedades materiales, de ma-
En el siguiente esbozo presentaré una línea de argumen- nera similar, sólo son aspectos. Intentaré explorar aquí al-
tación que pasa de las similitudes (o, quizá, continuidades) gunas de las lógicas de tales sistemas.
de estructura a la generación de una forma cultural; en la
discusión sugiero el modo en que las diferenciasy las simili-
tudes pueden entenderse también en términos culturales. La modernidad como estructura emergente
En los sistemas globales el proceso cultural no puede ser
entendido si no se consideran los fenómenos de la hegemo- Uno de los efectos más poderosos de los procesos de co-
nía, las identidades contrapuestas y los discursos dorninan- mercialización es la disolución del parentesco y de otras re-
tes y subalternos. Nuestro punto de partida, en términos des adscriptivas de obligación personal. Ello se produce a
globales, debe ser el centro mismo, puesto que sus propieda- través de la reasignación o, más bien, la descentralización
des culturales surgen en la expansión geograca del siste- del acceso a la riqueza y al capital, que potencialmente libe-
ma. El complejo cultural que se muestra más estrechamen- ran a los individuos de otras formas de obligación y acre-
te vinculado a la emergencia de centros basados en el co- cientan su independencia, esto es, su capacidad de reprodu-
mercio podría caracterizarse en términos de modernidad: cirse en lo económico. Las consecuencias de esos fenóme-
nos han sido estudiadas sobre todo en el contexto europeo
a. Modernidad-modernismo: individualismo, desarrollis- (Sennett, 1977; Campbell, 1987). La declinación del orden
mo, la sociedad como colección de unidades atómicas, de- aristocrático condujo a una situación de liberación de los ro-
mocracia, alienación, vacío existencial. les respecto de las marcas sociales. Esto se expresa en la in-
b . Transformación integradora de periferias e identidades seguridad creativa de la cultura de café del siglo XVIII, don-
de dependencia. de se mezclaban clases diferentes y solía disfrazarse la iden-
c. Fluctuaciones de formas de identidad y movimientos so- tidad social. La aparición del teatro de clase media, y de la
ciales: (i) modernismo (incluyendo la clase), tradiciona- novela, que permitían al individuo fantasear privadamente
identidades alternativas, son aspectos importantes de esa
transformación social. El derecho a leer en silencio y en
* Alusión a la ley formulada por el economista francés Jean Baptiste privado fue en el siglo XVIII una cuestión muy debatida. La
Say, según la cual en una economía competitiva la oferta tiende a crear su
propia demanda, susceptible de satisfacerse mientras existan trabajo hu- revolución del consumo enlaza directamente la separación
mano y recursos naturales aplicables a la producción. (N.del T.) emergente del yo respecto de la posición social con el cre-
cimiento de un mercado interno. A fines del siglo XVII la crisis que se inicia en el siglo TV hacen su aparición el pri-
abundan las ilustraciones de los problemas que esto plan- mitivismo, la filosofia cínica (posmodernismo temprano),
teaba para la identidad de las clases altas. El dilema de las religiones mistéricas y el resurgimiento de autores como
Chesterñeld sobre la separación de la esfera privada res- Hesíodo. Una reacción modernista a todo ello se encarna fi-
pecto de la esfera pública señala claramente la aparición de nalmente en la ideología del helenismo; la acumulación ca-
una experiencia de la individualidad en la que el sujeto se pitalista controlada por el estado, la ciencia y la tecnología
distinguía de su rol social y su proyecto personal consistía pasan a ser dominantes a lo largo de todo este período y du-
en establecer identidades temporarias que a la larga no rante la decadencia del Imperio Romano: en cierto modo, la
eran satisfactorias ni podían serlo nunca. Este breve esbozo última oleada de la empresa helenística.
de los parámetros de la individualidad moderna es un as- La especificidad de los sistemas capitalistas comerciales
pecto fundamental de la cultura de la modernidad. Existe en expansión es la combinación de un poder colonial violen-
además una lógica que conecta la experiencia del yo y la to y un proceso social desintegrador-reintegradormotoriza-
construcción desarrollista y evolucionista del mundo. Cuan- do por las propiedades mismas del capital, una tendencia de
do la adscripción social declina, la posición es producto del extensión variable a arrancar a las personas de su inserción
logro, de la acumulación de status, conocimiento, riqueza, o en relaciones «tradicionales»y a reintegrarlas como suje-
sea, del desarrollo de sí mismo. Este tipo de espacio de iden- tos individuales en un conjunto más abstracto de relaciones
tidad moldea profundamente los desarrollos de una ciencia contractuales y monetarias en las que las relaciones perso-
y una filosofia naturales emergentes. Halla u n buen ejem- nales y de parentesco quedan cada vez más marginadas y
plo en la imagen de Fausto, cuyo proyecto se funda en la atrofiadas y se convierten a menudo en mecanismo de su-
necesidad de trascender el presente. En el siglo XVII la ab- pervivencia en el mundo.3 Esta tendencia es, desde ya, par-
solutista «gran cadena del ser» se temporaliza y a fines del cial, y más fuerte en los propios centros comerciales, donde
siglo XVIII la naturaleza emerge como un proceso evolutivo la relación salarial puede llegar a ser dominante. Otras va-
trasladado al dominio de lo social. riaciones de este proceso conectan a poblaciones con el im-
Desde el principio hay, por supuesto, opositores, primiti- perio en expansión, a través de l o que se nos presenta como
vistas, relativistas y tradicionalistas. Las protestas contra sincretismos religiosos y otras prácticas que asumen una
la modernidad emergente provienen de todos los sectores de naturaleza semejante a la de los cultos cargo, para absorber
la sociedad, pero sólo pueden tener su día cuando las crisis lo .moderno* en estrategias tradicionales de acumulación.
sistémicas ponen en peligro el desarrollo real. Esas protes- La formación de identidades periféricas consiste en el esta-
tas se extienden en los aspectos negativos de lo moderno, el blecimiento de identidades activamente subordinadas que
individuo alienado y despojado de una identidad cosmoló- son parte integrante de la cultura de las jerarquías clien-
gica más amplia, la falta de raíces ñrmes, la destrucción del telistas. Esto puede parecerse a la difusión de las religiones
tejido social y el desastre de la pobreza. centrales, pero la situación es más complicada, porque no es
Ahora bien, nada de ello es sencillamente el producto de una mera cuestión de cambio de creencias.
una cultura occidental específica. Hemos sugerido que se
trata de un fenómeno estructural y que, como tal, debió de
existir en formas conexas en similares circunstancias an-
teriores (Friedman, 1983).La Atenas clásica es, quizás, el
ejemplo más claro: individualismo, evolucionismo progre-
sivo, filosoña atomística, declinación del ritual y desarrollo
del teatro, un discurso de roles y de la diferencia entre el yo El progresismo de fines del siglo XM es en gran medida un producto de
la fusión de la comercialización con la evolución en general, el movimiento
privado y los roles sociales: todo eso está presente en el pe- del status al contrato, del animismo a la racionalidad científica, de la Ge-
ríodo clásico de la primacía ateniense. Del mismo modo, en minschaft a la Gesellschaft, etcétera.
Identidad y procesos culturales en los sistemas teractúan, puesto que, como he sostenido, estas, como tales,
globales no interactúan. Se trata, antes bien, de la manera como se
constituye la identidad. Por ejemplo, aun cuando las igle-
En esta sección analizaré fenómenos que no pueden en- sias africanas tengan un profundo conocimiento de la Bi-
tenderse en términos globales. La construcción de la iden- blia, la forma en que la emplean es muy congruente con sus
tidad en relación con la creatividad cultural implica me- propias cosmologías. Así, si bien desde el punto de vista de
canismos sociales e individuales locales que es necesario los objetos -la Biblia, los edificios eclesiásticos y todo el
entender a fin de captar plenamente la importancia de la conjunto de símbolos- podría parecer que han sido asimi-
articulación de lo global y lo local en la producción de cultu- lados a la cristiandad, en otro sentido asimilaron la cristian-
ra. Como material ilustrativo, me referiré al período hele- dad a su propio mundo. Su propio dios supremo se identifica
nístico, con el propósito de destacar la naturaleza estructu- con el Dios cristiano; a menudo se emplea la misma palabra
ral - e n oposición a la naturaleza específicamente históri- o se la combina con palabras europeas. Ese dios preside el
ca- de las modernidades. cosmos genealógicamente organizado, con todos sus espíri-
En otro contexto (Friedman, 1991b) sostuve la necesidad tus ancestrales y las fuerzas de la naturaleza, y la relación
de repensar la noción de cultura y su recaracterización co- entre el individuo y lo sobrenatural sigue siendo en esencia
mo un fenómeno por explicar, antes que como un fenómeno la misma, aunque transformada en sus detalles.
explicativo. Nos vimos en la obligación de considerar el pro- Podemos continuar empleando el período helenístico co-
ceso activo de constitución cultural, un proceso en el que la mo punto de referencia de nuestro análisis de lo que supon-
identidad posicional desempeña un papel crucial. Si este dré un fenómeno más general.
análisis tiene pertinencia para la comprensión de fenóme- El helenismo no se refiere simplemente a la difusión de
nos tales como el helenismo - e s t o es, las culturas de la ex- las formas culturales griegas en Asia. Se refiere a la con-
pansión imperial-, la tiene por la vía del cuestionamiento quista, el establecimiento y la transformación de estructu-
más básico de las relaciones entre cultura e identidad en ras políticas y económicas en una vasta región. Se refiere,
sistemas plurisocietales. Si pasamos de la discusión de la en medida no menor, al establecimientocolonial de los grie-
cultura al problema de la atribución de significado, pode- gos en Asia y a las consecuencias de ese fenómeno para el
mos empezar a plantear varias preguntas concretas acerca cambio cultural. Las nociones de aculturación y de asimi-
del modo en que, por así decirlo, una cultura se difunde en el lación son comunes en la antigua literatura antropológica,
proceso de expansión imperial y en que las culturas -las fiindamentalmente dedicada a las relaciones coloniales in-
identidades- locales se reafirman en períodos de declina- ternas y externas y a los inmigrantes. Ahora bien: esos tér-
ción. Aquí, las relaciones entre poder, identidad y la cons- minos designan aspectos significativos de la realidad, pero
trucción de cultura forman una matriz mediante la cual se tienden a reducir una realidad social compleja a una cues-
pueden comenzar a atacar los problemas en cuestión. Hay tión relativamente neutra de aprendizaje. Desde luego, este
pruebas de la formación de una vasta red de colonias grie- último es en sí mismo un problema de relaciones asimétri-
gas en Asia durante el período helenístico, resultado inme- cas de poder en las cuales los fenómenos de decisión, control
diato de la emergencia del imperio. La conservación de la y sumisión desempeñan papeles de importancia. Pero aun
identidad griega y el ejercicio de su superioridad tomaron la si admitimos tal cosa, el problema principal consiste en que
forma de la gran construcción arquitectónicay la implanta- la aculturación es primariamente un proceso de cambio en
ción de la lengua, la religión y los códigos legales griegos. la identidad, y no sólo una cuestión de aprendizaje de códi-
Hay aquí muchas variaciones que pueden documentarse en gos. Dicho de otra manera, el contexto social del cambio cul-
la literatura etnográfica e histórica, y que van de la asimila- tural contribuye a la comprensión de la naturaleza de ese
ción forzada a las tácticas más liberales. Pero tales variacio- cambio. El período helenístico abarca la formación del im-
nes no son ejemplos de la manera en que las culturas in- perio alejandrino, la rápida colonización de Medio Oriente,
el consiguiente aumento de la demanda de productos grie- Formas de identidad cultural
gos entre los expatriados del imperio, la casi inmediata des-
centralización de este y la declinación de la patria griega, Las condiciones del establecimiento y la conservación de
desplazada por la aparición de producción industrial en las la identidad cultural o la etnicidad están estrechamente li-
nuevas zonas. El fenómeno colonial es suficiente de por sí gadas a la manera como se constituye la identidad personal.
para dar cuenta de la temprana importación de mercancías Algunos tipos de identidad están marcados en el cuerpo o se
griegas, la construcción de templos griegos y la arquitectu- los lleva en él. Se definen como internos a la persona. Otros
r a griega de las capitales coloniales. El registro arqueológi- son externos a ella y se señalan en las formas de práctica so-
co puede dar testimonio de la colonización tanto como de la cial o en los símbolos empleados por una población. Hay,
aculturación. Pero el surgimiento de una organización colo- desde luego, cierto grado de superposición, sobre todo en el
nial es un fenómeno cultural y social complejo que puede dominio de los símbolos externos, pero es más importante la
asumir variadas formas. Sin pretender ser completamente diferencia. Para ser preciso, hay que emplear las palabras
sistemáticos, podríamos comenzar por sugerir los tipos de con cuidado. Si cidentidad cultural»es el concepto genérico,
relación que deben tomarse en cuenta al comprender los referido a la atribución de un conjunto de cualidades a una
procesos culturales en sistemas globales. población dada, podemos decir que la identidad cultural que
He sugerido al comienzo de esta exposición que una com- el individuo siente como si la llevara en sí mismo, en la san-
prensión de los caprichos del concepto de cultura podría
gre, por así decirlo, es lo que se conoce comúnmente como et-
echar mucha luz sobre el fenómeno del helenismo. Si toma-
nicidad. No se la ejerce, es inherente; y no se la adquiere, es
mos como punto de partida el carácter construido de la cul-
atribuida. En su sentido más fuerte, esto se expresa en el
tura, podemos comenzar a plantear también varias pregun-
tas en relación con la naturaleza del helenismo. En los tér- concepto de raza o de descendencia biológica. En un sentido
minos más generales, el helenismo es el fenómeno cultural más débil se expresa como herencia o como descendencia
que acompañó la expansión y la conquista de Asia y Egipto y cultural, aprendida por todos y cada uno de los individuos y
la aparición resultante de una organización más descentra- distintiva justamente en el nivel de la conducta individual.
lizada de estados rivales. El elemento griego de la situación La segunda es la noción occidental más general de etnici-
colonial debe de haber desempeñado un papel crucial, en la dad. La referencia a la forma más débil de esa atribución se
medida en que la identidad griega tenía que mantenerse en hace en términos de «estilo de vida* o modo de vida, que
suelo extranjero y en forma masiva. Sabemos que la len- puede tener o no tener una base en la tradición.
gua, la escritura, la escultura, la arquitectura y la educa-
Identidad cultural
ción griegas fueron exportadas por lo menos a los enclaves
griegos de Asia. Pero jcuál era la relación entre la población
griega y su %cultura»?Los colonos tendieron a desarrollar
una fuerte identidad cultural, ante todo como medio de dis-
tinción: soy griego porque vivo así, tengo estos símbolos,
practico tal religión, etc. Pero ese tipo de identidad expresa I I I I
una separación de la persona respecto de aquello con lo cual Raza Etnicidad occidental Etnicidad tradicional Estilo
se identifica. E l contenido de su yo social puede distanciarse (moderna) de vida
de su subjetividad inmediata: soy griego porque hago esto, Figura 2.2. Variacionesde la identidad cultural.
eso y aquello, no implica la inversa, o sea, que hago esto, eso
y aquello porque soy griego. La etnicidad tradicional es un tipo muy distinto de iden-
tidad cultural. Se basa en la condición de miembro, definida
por la practica de determinadas actividades que incluyen
las relacionadas con la descendencia. La afiliación étnica particularidad concreta y no tiene ningún papel institucio-
puede modificarse o complementarse fácilmente con la mo- nal en la sociedad moderna.
vilidad geográfica o con el cambio de referencia. Cuando un El contraste entre las dos formas de etnicidad a que nos
miembro de un gmpo cambia de residencia, adopta a los an- hemos referido aquí halla su ilustración en la excelente
cestros y dioses locales o es adoptado por ellos y se convier- comparación de Kapferer entre el nacionalismo en Sri Lan-
te en miembro practicante de la nueva comunidad. Aquí el ka y en Australia. En el primer caso, la identidad nacional
grupo social se parece más a una congregación que a una está inmersa en la estructura jerárquica del estado budista.
unidad biológica. Esto no quiere decir que la identidad sea La identidad cingalesa no puede existir independienternen-
una mera cuestión de roles O de pertenencia social tal como te del estado en el cual todos los grupos, como castas, se de-
nosotros la entendemos, esto es, como una exterioridad que finen por su posición en el orden jerárquico general. De tal
no toca nuestro yo interno. Por el contrario, en esas socieda- modo, la violenta reacción al movimiento de liberación ta-
des la identidad personal no es independiente del contexto mil se vincula con un desesperado intento por impedir la
social, sino que se define casi enteramente por él. La perso- fragmentación de la totalidad jerárquica. Los tamiles deben
na se divide en varios componentes (por ejemplo, almas) estar subordinados y comprendidos dentro del orden cinga-
directamente ligados a fuerzas de orden superior que se ha- lés si este ha de mantener su integridad. Son parte de la de-
finición misma de una identidad nacional: «En sus distur-
llan más allá del control del individuo. En las sociedades ba-
sadas en el parentesco, la red de conexiones de parentesco bios, matanzas y tumultos civiles, los cingaleses que inter-
vienen tal vez insistan activamente en la restauración de
es al mismo tiempo una red de fuerzas espirituales distin-
un poder jerarquizador cósmico y estatal en el que su perso-
tivas, la cual, en combinacionesespecíficas, forman a la per-
na misma puede liberarse del sufrimiento y ser devuelta a
sona, que es, en este sentido, u n lugar de actividad cosmoló-
la integridad» (Kapferer, 1988, pág. 186). En cambio, el na-
gica antes que u n centro de autodefinición. En los estados cionalismo australiano se basa en la separación absoluta
arcaicos puede haber complejos espirituales más abstractos entre la identidad cultural y el estado. La nación se deñne
que otorguen al individuo u n mayor grado de libertad, pero por los lazos de sangre entre las personas, los lazos de sus-
aun así engloban su existencia en un sistema de reglas cos- tancia común, esto es, lo que queda cuando se quitan todas
mológicas cuya transgresión se expresa en la enfermedad y las estructuras institucionales. Mientras en los sistemas
la catástrofe natural, todo lo cual demuestra que la persona tradicionales la identidad se distribuye en la red social más
está ligada orgánicamente (en el sentido físico del término) general, en los sistemas modernos se concentra en el cuer-
aI cosmos en general. En esos sistemas, diferentes grupos po. Es inevitable que esas diferencias produzcan diferen-
culturales se integran en una totalidad más amplia que tie- cias en la manera como se desenvuelve la identificación cul-
ne la forma de u n mosaico (por lo común jerárquico). En los tural.
sistemas sociales modernos, muchos grupos definidos cul- La expansión de regímenes tradicionales y de paren-
turalmente existen en un vacío definido por el espacio de la tesco tendió a producir versiones del original en mayor es-
nación, constituida a su vez por la suma total de individuos cala. La expansión del reino Kongo en el período del primer
definidos de idéntica manera. La nación no está compuesta contacto, en el siglo XV, parece haber producido más kon-
por las relaciones entre los grupos élmicos. La identidad cul- gos, y no u n sistema colonial multiétnico. La expansión de
tural es algo que los individuos tienen y constituye la base los sistemas políticos segmentarios a las áreas vecinas ori-
de cierto tipo de identidad social, pero esta nunca es el con- gina formas homólogas mfis amplias en las cuales los meca-
tenido de las instituciones sociales de la sociedad. Estas ú1- nismos comunes de matrimonio y de parentesco desempe-
timas son tan abstractas y neutras como el individuo abs- ñan u n papel crucial. La expansión de los reinos hindúes
tracto. Están constituidas por los roles asumidos por el indi- hacia el sudeste asiático, lo mismo que la expansión del sis-
viduo abstracto. La identidad cultural, por el contrario, es la tema de castas a nuevas áreas del subcontinente, parece
haberse desarrollado mediante la formación de alianzas y segmentos del imperio más grande en una estructura en la
el establecimiento de redes de vasallaje a menudo basadas que la etnicidad es idéntica a la posición social. Hay varian-
en las posibilidades de comerciar bienes de prestigio. La tes más fuertes y más débiles de dichos sistemas. En las ver-
formación de reinos en el oeste africano durante l a Edad siones más fuertes, la etnicidad se reduce a algo semejante
Media, y acaso mucho antes, depende de su posición en el al orden de la casta; esto es, la especificidad cultural se tra-
tráfico de oro y de esclavos a través del Sahara. En esta rela- duce en pureza relativa o simplemente en un rango respecto
ción, las elites locales se identificaban como árabes con raí- de otras poblaciones. Esto tiende a suceder cuando las po-
ces en La Meca, y asumían en grado variable una identidad blaciones locales están estrechamente integradas en una
extranjera, importando los símbolos, la vestimenta y la re- red económica y política más amplia en la cual pierden su
ligión de una posición más elevada dentro del universo so- identidad como sociedades. En las variantes más débiles,
cial general. La islamización de Africa no fue resultado de la los grupos locales constituyentes mantienen su identidad
imposición de una cultura por una elite colonial, sino la aso- como sociedades, de manera que el conjunto general se pa-
ciación deliberada de una elite local con una cultura extran- rece más a una federación jerárquica de sociedades separa-
jera. das que a una entidad política más homogénea.*
Al menos en la superficie, en todos los procesos expan- La expansión de sistemas segmentarios hacia otros sis-
sionistas o imperiales se producen fenómenos del mismo temas segmentarios se produce en la forma de una réplica
tipo. La expansión europea originó idealizados estilos de de estructuras similares: una especie de expansión estereo-
vida modernos en todo el mundo. Pero la occidentalización, típica. La expansión de sistemas segmentarios hacia siste-
fuera cual fuese su atractivo, no fue la misma en civilizacio- mas comerciales parecería implicar la inclusión de la esfera
nes que ya habían desarrollado el comercio y en sociedades comercial por la segmentaria, de manera que esta vive pa-
más tradicionales. La diferencia se resume en la existente rasitariamente de aquella. Las sociedades organizadas co-
entre la imitación de estilos de vida y valores occidentales mercialmente llegan a formar enclaves dentro de «imperios
como metas que deben alcanzarse a íin de ser modernos, y burocráticos>> más amplios. En este sentido, cabe conside-
los cultos cargo y otras expresiones religiosas de dependen- rarlos como u n grupo étnico social más dentro del conjunto
cia respecto de «fuerzas vitales. externas en las cuales los más amplio. Pero tanto la dinámica de la acumulación co-
objetos occidentales quedan sumidos en estrategias indí- mercial cuanto los tipos de identidad cultural que surgen en
genas. En este último caso, el interés en Occidente no es esas sociedades pueden llevar a un conflicto con la estruc-
tanto una cuestión de cambio de identidad cuanto de forta- tura imperial.
lecimiento de un aspecto determinado del modelo local de En segundo lugar, en los sistemas comerciales la expan-
existencia. El ejemplo de los reinos africanos occidentales sión imperial muestra una tendencia a integrar de manera
del medioevo y el comercio árabe exhibe una lógica en la que más completa a las poblaciones subordinadas en un sector
la identificación con La Meca define la posesión de una fuer- de mercado en crecimiento, como individuos o como unida-
za vital superior, un estado espiritual más elevado del ser, des familiares. Cuando la acumulación y la posesión de ri-
que es la definición misma del poder político. queza abstracta desempeñan un papel central en la defini-
La cuestión de la helenización, la cuestión de la ~ d i f u - ción de la posición social, las categorías étnicas atribuidas
sión. de cultura desde el centro hacia los márgenes de un no son directamente constitutivas del orden social, como lo
sistema imperial, debe ser entendida en términos de la for-
ma como diferentes estrategias culturales se articulan en- No debe entenderse que suponemos que todas las sociedades son pací-
tre sí en estructuras jerárquicas. Hasta ahora hemos suge- ficamente absorbidas en sistemas coloniales más amplios. La reacción red
a la conquista es mucho más variada y a menudo incluye la resistencia vio-
rido las siguientes categorías para entender esos procesos: lenta, así como el virtual genocidio. Sólo subrayamos aquí el carácter je-
Primero, en sistemas organizados por parentesco y seg- rárquico común en la relación en que el poder superior parece ocupar una
mentarios, las poblaciones subordinadas se convierten en posición cosmológica definida en el universo local.
son en los sistemas segmentarios.Las categorías étnicas no t a d o r e ~Un
. ~ miembro de la elite local puede esforzarse por
pueden funcionar como categorías de la estructura social en definirse como miembro del grupo conquistador. La litera-
un sistema en el cual la posición social no se asigna en tér- tura etnográfica e histórica acerca del colonialismo euro-
minos étnicos, sino que se conquista económica y política- peo ofrece muchos ejemplos de tales estrategias de movili-
mente. En esas circunstancias, la etnicidad o identidad cul- dad cosmológica. Lo que aparece como religión para noso-
tural cobra preponderancia, pues está claramente separada tros -y acaso también para las poblaciones secularizadas
de la posición social. De ahí en adelante se puede recurrir de antiguos centros comerciales-, en los sistemas tradicio-
a ella para explicar por qué algunas personas tienen más nales es al mismo tiempo política y medicina. E n esas pobla-
éxito que otras en el sistema. Se la puede usar para definir ciones subordinadas aparece cierta centralidad, de modo
la otredad de una población y, con ello, para definir la espe- que la vida social pasa a organizarse en torno del ingreso de
cificidad propia y utilizarla como forma de rebelión política. una «fuerza»externa a la sociedad local.
Sin embargo, son muchas las relaciones que pueden dar-
se en todo momento entre los centros en expansión y sus su-
bordinados. La formación de sistemas coloniales en ámbitos
antaño comerciales puede llevar a una combinación de re- La relación entre el individuo y la identidad
belión nacionalista y asimilación, lo cual depende, como se social
verá más adelante, de coyunturas sistémicamente determi-
nadas. En tales relaciones, a ambos lados de la barrera colo- La relación entre el sujeto individual y la identidad so-
nial predominan los mismos tipos de formación de identi- cial ha sido en general muy escasamente investigada, sobre
dad cultural. Tradicionalmente fue dificil que esos imperios todo con respecto a cuestiones de similitudes y diferencias
comerciales-comerciales se mantuvieran durante períodos de largo plazo en el tiempo y en el espacio. He sugerido,aun-
prolongados, y ello sencillamente porque es arduo desman- que sólo fuese por implicación, que la manera como se cons-
telar la dinámica económica del grupo subordinado. Los im- tituyen las identidades culturales depende de la manera co-
perios europeos continentales no condujeron a una difusión mo se construye la individualidad singular. Las diferencias
cultural sustentable. Otra razón, tan importante como la entre los sistemas más tradicionales y basados en el paren-
precedente, es la forma más vigorosa de identidad cultural tesco y los sistemas cada vez más comercializados guardan
que tiende a desarrollarse en los sistemas comerciales, en- una relación muy estrecha con las diferencias en la situa-
carnada en principio en el individuo y, por tanto, indepen- ción existencial del sujeto: la relación entre la identidad so-
diente del cambio económico y político. La difusión cultural cial y el cuerpo, entre el individuoy la categoría social. En la
se produce más fácilmente cuando el orden social subordi- figura 2.3 esbozo los tipos de relaciones que hemos mencio-
nado se disuelve y resulta de ello un proceso de integración nado.
social en la «cultura»de mercado dominante. La expansión
colonial en regiones tradicionales o donde la base es el pa-
rentesco tiene una naturaleza diferente. Podría decirse que
en este caso la respuesta es de carácter segmentario o cóni-
co. Se asocia al colonizador con poderosas fuerzas externas
y, si bien puede haber resistencia, esta cobra además las
proporciones cosmológicas de una lucha contra poderosos
seres mágicos. En cualquier caso, se coloca al conquistador Cabe observar que muchas sociedadesjerárquicas definen el liderazgo
justamente en términos de un conquistador extranjero: los fenómenos del
. en una posición más elevada dentro del cosmos: el poder que *rey extranjero» del pensamiento hindú e indoeuropeo, de los soberanos
una vez estuvo únicamente en manos de los ancestros y las polinesios que llegan desde tierras lejanas y de los mismos conquistadores
deidades, ahora también incluye la categoría de los conquis- foráneos en las filas de los reyes africanos.
Identidad social Identidad individual mercialización ha desempeñado un papel decisivo en la for-
mación de ese sujeto. Dentro de ese universo señalé dos ti-
Ltura Hornopequalis + Cultura Horno pos amplios de identidad cultural. La primera y más rnoder-
e s t a es la del .estilo de vida*, que es la menos adscriptiva
en cuanto remite a la práctica de un esquema cultural espe-
I
Ciudadanía ~stiío
de vida 1denGdad ~denbdad cífico que no pretende legitimidad histórica y puede ser ele-
I 1 sustantiva segmentaria gido libremente por el sujeto individual. Es modernista, en-
I I I I tonces, en cuanto mantiene la autonomía del sujeto respec-
Estado Individualista Nacionalista
nación abierto étnico to de la cultura en la que este participa. Por tanto, también
I
I
I I ,O1i,, es necesariamente relativista, puesto que no hay criterios
Grupos de ~1ur;lismo ~lurhismo ~lurilismo culturales de orden superior mediante los cuales puedan
interés cultural étnico social
de clase (excluyente) (incluyente) compararse diferentes estilos de vida. Se trata, por ende, de
Capitalista comercial Civilización de un tipo de identidad cultural minimalista que permite un
parentesco y amplio pluralismo cultural dentro del dominio más amplio
~holísticm
de la ciudadanía no cultural del estado nación.
Figura 2.3. Identidad social e individual.
El segundo tipo de identidad se designa habitualmente
Estas categorías son, desde ya, tipos ideales. Su propósi- como étnica. Es por fuerza sustantiva en cuanto debe crear
to es representar posiciones en un continuum antes que rea- una subdivisión dentro de la población general de ciuda-
lidades concretas. Expresan tendencias y no absolutos. Se danos culturalmente idénticos, que sólo puede realizarse a
señalan los dos polos de la identidad social en términos de través de la redefinición del individuo, al hacerlo cultural-
presencia o ausencia de criterios culturales de clasificación. mente especíñco. En el mundo del Homo aequalis,la etnici-
No pretendo sugerir que la «ciudadanía»no sea en modo al- dad se logra mediante la diferenciación de un segmento de
guno un fenómeno cultural, puesto que es manifiestamente la población de acuerdo con las propiedades atribuidas a ca-
un tipo específico de organización con un contenido semán- da uno de sus miembros. Podría decirse, con más exactitud,
tico definido. En este sentido, la cultura es sencillamente el que la especificidad cultural se inscribe en el individuo. A
contenido específico de la forma social. Lo que busco desta- eso se alude con «identidad sustantiva», esto es, una identi-
car aquí es el contraste entre categorías definidas de acuer- dad que está «enla sangre».Esto puede interpretarse de dos
do con criterios universalistas abstractos en tanto opuestos maneras: como tradición, historia y ascendencia comunes o
a los criterios particularistas concretos. La ciudadanía es como raza. Ambas se superponen, desde luego, en la medida
vacía respecto de la etniciaad, la religión y la tradición en en que la endogamia cultural tiende a producir cierto grado
general. Corresponde sólo al hecho de ser miembro de una de endogamia real así wmo una imagen endogámica de sí
unidad política más amplia. Como tipo puro, esta organiza- mismo, expresada en la idea de una sustancia compartida.
ción estatal nacional comprende sólo miembros individua- La identidad de este tipo contrasta con el estilo de vida por
les, que no necesitan de otra identidad social que su ciuda- su carácter adscriptivo y su pretensión de historicidad, pero
danía. Ello correspondería lógicamente al individuo moder- sobre todo por su definición de la identidad como una pro-
no como tipo estructural, un sujeto vacío que desempeña piedad sustantiva del cuerpo. La etnicidad es aquí del mis-
roles, una persona siempre distinta y distanciada de su yo mo orden que la nación, no como estado formal abstracto,
social. sino como una comunidad de sustancia compartida. En el
Utilicé la categoría Homo aequalis, de Louis Dumont, dominio del estado nación, la etnicidad múltiple toma la for-
para denominar al tipo de sujeto implicado en el mundo de ma del pluralismo étnico, que se define por una pertenencia
la modernidad, y di a entender que tanto en las civilizacio- excluyente o/o. Hay intentos extremistas de hacer de ese
nes antiguas como en los tiempos modernos el proceso de co- pluralismo la organización misma de la sociedad, como en
los casos de Sudáfricay la Alemania nazi. Para que ello ocu- dual y no puede elegirla libremente, ya que es primaria-
rra, el grupo identificado con el estado debe ante todo etni- mente posicional. La identidad está determinada por la po-
sición que se ocupa en una red más amplia de relaciones. La
cizarse, de manera que la nación sea equivalente al estado.
Sobre esa base, necesariamente de carácter racial, pueden movilidad no modifica ese hecho. Pasar de A a B, geográfica
clasificarseen la debida forma otros grupos. Como identida- o socialmente, es pasar de una posición definida de antema-
des culturales, la etnicidad y el pluralismo étnico se inclu- no a otra. El hombre que es adoptado por otro grupo debe
yen por lo común como identidades alternativas dentro del iniciarse en él, y se transforma en virtud de ese procedi-
estado nación, y las categorías culturales sólo parecen fusio- miento en una «nuevapersona* con nuevos ancestros y dio-
narse con las categorías sociales en las circunstancias que ses. En la literatura antropológica hay ejemplos famosos de
permiten la imposición de categorías étnicas a la población ello. Los kachin de la alta Birmania, bien conocidos a partir
en general. Además, en esas circunstancias la identidad ét- de los estudios de Edmund Leach (19541,cambian de iden-
nica siempre se representa como la realidad primordial de tidad <<étnica» cuando pasan de sus regiones montañosas a
Blut und Boden que el estado moderno habitualmente su- los valles vecinos y se dedican al cultivo del arroz en terre-
prime. De este modo, la estrategia que eleva la identidad nos pantanosos. Se convierten en shan, se integran a los es-
cultural al nivel del estado, es una estrategia que define tados budistas shan y practican formas shan de vida social.
una sociedad culturalmente organizada en oposición al or- Esto no sucede porque para ellos la etnicidad sea sólo u n es-
den civil de la modernidad. Pero una situación así es sin du- tilo de vida; la razón es que la identidad no se define en tér-
da dificil de mantener en un sistema social empapado por minos de sustancia sino de un conjunto de relaciones socia-
una dinámica comercial indi~idualizadora.~ les y cosmológicas que superan el cuerpo. El término «holís-
La categoría de Horno hierarchicus remite a las socieda- ticov se refiere a este aspecto abarcador de la identidad. La
des en las cuales la identidad, sea individual o social, es je- práctica holística también hace posible una organización
rárquica en el sentido de que todas las identidades se defi- segmentaria que permite a los grupos locales insertarse en
nen por su inclusión en categorías de rango superior. Lo que unidades de orden sucesivamente más elevado. De esa ma-
a lo sumo puede convertirse en una jerarquía de grupos de- nera, los dioses locales se convierten en aspectos o subcon-
finidos de manera excluyente en el mundo del Horno aequa- juntos de dioses superiores, los dioses de los grupos domi-
lis, resulta aquí, desde el principio, una estructura holística nantes, así como la organización segmentaria local se ajus-
incluyente donde las diferentes categorías socioculturales ta limpiamente al ámbito más amplio. Hemos caracterizado
sólo pueden definirse recíprocamentey en términos de rela- esa organización más amplia como pluralismo social porque
ciones de complementariedad. La identidad segmentaria es las categorías culturales son directamente sociales y la aet-
una identidad íntegramente posicional y relativa. Se la de- nicidadn es el contenido mismo del orden social. Y este tipo
fine en términos de la relación entre la persona, los ances- de pluralismo es más incluyente que excluyente, en tanto
tros y los dioses que presiden determinadoterritorio o entre las identidades sociales se insertan en segmentos incluyen-
subcastas o jati definidos por una división complementaria tes más amplios. Las relaciones étnicas no son relaciones
de funciones. El sujeto no es portador de la identidad indivi- externas entre grupos definidos de modo excluyente, sino
relaciones internas entre grupos cuyas identidades se defi-
nen posicionalmente entre sí.
En el caso de Sudáfrica ha podido mantenerse cierta estabilidad gra-
El propósito de esta clasificación es esbozar los contornos
cias a que un amplio sector de la población quedó excluido en gran medida de un continuurn antes que de= una serie de tipos. Cual-
del proceso de comercialización predominante en los centros urbanos y quier situación social particular puede exhibir una varie-
agroindustriales. El sistema de «naciones»produce una orgariización que dad de tendencias. Es indudable que el modelo puro del es-
se parece más a una federaciónjerárquica en la cual por lo menos algunos tado nación nunca vio la luz del día y siempre hay confiictos
de los grupos étnicos son a la vez sociedades y unidades políticas. En esas
circunstancias,la etnicidad tiene un carácter diferente.
entre las identidades étnicas y las no étnicas.
Si bien podría ser realmente dificil evaluar la naturaleza nales que sin duda han revertido lo que parecía ser una cre-
de las identidades culturales en el mundo helenístico, por ciente homogeneización cultural en escala mundial. En sis-
ejemplo, hay algunas pruebas muy interesantes del grado temas civilizatorios anteriores pueden encontrarse procesos
en que la cultura había asumido una existencia objetiva- similares.
da, externalizada. Por cierto, podría sostenerse que para los Hay pruebas de una tendencia similar a la recién des-
propios griegos todo el «proyecto. helenístico, por así decir- cripta entre las poblaciones integradas a los imperios hele-
lo, expresaba una relación con la cultura como un conjunto n í s t i ~ En
~ ~su
. examen del culto sirio de Atargatis, Bilde
de reglas de comportamiento, una literatura y una lengua (1991) defiende la tesis de que, tras haber sido originaria-
que se debían aprender a fin de mantener la identidad grie- mente un culto de fertilidad que tal vez se organizó en el
ga. Podría considerarse esto como el mero resultado de un marco de la estructura política, se transformó en una reli-
proceso de colonización en el cual los griegos se hallaban en gión individual de salvación y trascendencia del mundo
enclaves rodeados por una vasta mayoría de extranjeros, secular. Sugiere también que el establecimiento de un mer-
aun cuando esa objetivación era parte integrante del ante- cado «mundial»de bienes e ideas y la transformación social
rior proceso de comercialización que formó la sociedad grie- que conllevó la nueva economía política erosionaron el anti-
ga ateniense. La etnicidad se funda, desde ya, en la oposi- guo orden tradicional y causaron la crisis que adoptó la for-
ción, pero no asume necesariamente la forma de un cuerpo ma de la helenización:
objetivado de conocimientos y tradiciones que puede trans-
mitirse en una academia institucionalizada. La noción mis- <<Esa nueva civilización dinámica representaba una amena-
ma depaideia, de un corpus de sidentidad»,aparentemente za de destrucción para todos los tipos de estructuras, actitu-
hizo que la cultura griega urbana fuese accesible a muchísi- des e ideas tradicionales, locales y estáticas. Y a través de
mos asiáticos. Pero es más dífícil aseverar si fue cuestión de esa "destrucción" la civilización helenística suscitó una cri-
estilo de vida, de etnicidad o meramente de un cuerpo de sis, sobre todo en el individuo urbano, porque erosionó la
textos de alta cultura. Hemos sostenido que una relación se- base tradicional de su identidad y de su universo simbólico.
mejante con la identidad cultural está ligada a la aparición Fue ante todo esa crisis la que puso al alcance de todos los
de un tipo particular de individualidad, un sujeto individua- nuevos y radicales desarrollos "helenísticos" en la cultura,
lizado que siente que sus proyectos de vida se originan en su la filosofía, la literatura, el arte y la religión, que se produje-
interior. Sally Humphreys ha hecho un análisis interesante ron especialmente en las ciudades durante ese período>>
del individualismo griego en varios artículos en los cuales (Bilde, 1991, pág. 21).
-
correlaciona la a~aricióndel teatro, la filosofia secular y la I
noción de roles sociales con la transformación de la sociedad El análisis evoca con mucha intensidad los argumentos con-
ateniense en una potencia comercial (Humphreys, 1978). cernientes a la modernización de Europa. Yo sugeriría una
Ese proceso que, como muchos han sostenido, continuó y i
1
vez más que esa transformación fue un cataclismo general
hasta se amplió en el período helenístico, estaba ya bien es- motorizado por el crecimiento económico comercial. En una
tablecido en la era clásica.
línea parecida, Cohen (1991) afírma que en ese período la
identidad judía se volvió culturalmente étnica; que en el pe-
ríodo macabeo la noción de cultura judía, como código de le-
Ciclos civilizacionales e identidad cult'ural yes y modelo de vida, se convirtió en un comus abstracto
A --
que permitía distinguir entre judíos practicantes y judíos
Una de las características llamativas de la actual decli- por nacimiento y, por tanto, entre judíos por adquisición
nación de la hegemonía occidental y la descentralización del (conversos)y adscriptos. Lo decisivo aquí es que en los dos
sistema mundial es el surgimiento concomitante de movi- casos la identidad en cierto modo puede ser elegida: la iden-
mientos culturales, nuevas identidades y entidades nacio-
tidad del individuo preexiste y es exterior a su condición de Identidad
miembro de un grupo social o, mejor, cultural.
Otro aspecto llamativo del examen del helenismo es lo Hegemonía
que parece ser un explosivo incremento de la identificación
étnica y el misticismo religioso en la última parte del perío- Centralización Descentralización
Resistenci
do. Esta fase se caracterizó por las guerras, las refkiegas y la
inestabilidad, y por la fragmentación de las unidades políti-
cas más amplias antes de su reconstitución bajo el dominio
de Roma. Bilde sugiere que la autocastración del culto de
Atargatis es un fenómeno tardío, un acto vehemente y vio- ccHomogenicv)
lento de sacrificio y una interesante negación de la fertili- Ciclo
dad: el deseo de una ultramundanidad ascética capaz de civilizacional
trascender el mundo impuro. Las propias elites coloniales
griegas estaban implicadas en ese proceso: Figura 2.4. Ciclos culturales y ciuilizacionales.

<<La época de mediados del siglo 11, a la que acabamos de re- pueden encontrarse en las tradiciones culturales reprimi-
ferirnos, es importante también en otro aspecto: parecería das o sustituidas por la modernidad dominante. Las fuerzas
que la disolución de las estructuras políticas del período he- que disuelven y reintegran las identidades culturales ac-
lenístico y la desaparición de la vida política en las ciuda- túan con independencia de la naturaleza de esa identidad.
des empujó al helenismo, más que nunca antes, a la conser- Dentro de la esfera de la modernidad cultural, u Horno ae-
vación y el mantenimiento de su herencia cultural» (Will, qualis, la expansión de la hegemonía modernista se corre-
1975, pág. 581). laciona con el paso de una identidad culturalmente fuerte
-etnicidad- a formas más débiles: los estilos de vida y la
Si el fenómeno al cual aludimos aquí es afin a la moder- misma identidad modernista. Esto último se resume en la
nidad occidental, creo que puede sostenerse entonces que idea del individuo que se desarrolla por sí mismo, sin raíces,
es muy comprensible en esos términos: de la pérdida de la pero que evoluciona constantemente a nuevas alturas. El
identidad tradicional como resultado de un proceso ~capita- mismo modelo puede aplicarse a la sociedad en general. Las
lista» de desarrollo, a una reaparición de la identidad cultu- identidades culturales se acentúan cada vez más en los pe-
ral, sea religiosa o étnica, en el período de declinación. He ríodos de una hegemonía declinante. Dentro de la esfera del
sostenido en otro lugar que hay una relación inversa entre holismo, las sociedades atraídas como periferias hacia siste-
la formación de sistemas imperialistas centralizados y la mas comerciales más amplios pueden tender a desarrollar
constitución y el mantenimiento de identidades culturales. una variedad de relaciones similares a los cultos cargo con
Este modelo puede representarse como en la figura 2.4. el poder impuesto desde &era. En casos extremos, un seg-
El diagrama expresa la relación explícita entre una he- mento importante de la población puede integrarse con ca-
gemonía que se expande y se contrae, y la disolución e inte- rácter individual en el sector dominante, y la comercializa-
gración culturales. Sugiere que, al desarrollarse, los impe- ción siempre muestra una tendencia a desintegrar la orga-
rios tienden a conducir a una creciente homogeneidad cul- nización segmentaria y de parentesco del orden social holís-
tural a través de la relación entre la identidad de la elite y tico. Las más de las veces es de este último sector de la po-
su efecto sobre las poblaciones subordinadas. En períodos blación que cabe esperar movimientos de restablecimiento
de declinación se inicia el proceso inverso. Una identidad ci- de la tradición y un renacimiento de la identidad cultural en
vilizada o moderna dominante ya no satisface sus propias períodos de crisis local. En períodos de inestabilidad relacio-
exigencias y la gente busca identidades alternativas que nados con la declinación de la hegemonía, el sector holístico
y esclavos. Es indudable que esta afirmación po-
tenderá a experimentar la devoción a un culto y acaso a la dría ampliarse a una región más grande, y las implicaciones
brujería en grandes o en epidémicas proporciones. en cuestión podrían ser todavía más complejas. El arqueólo-
Puede ser dificultoso, si no imposible, situar esos distin- go Makham Lal sugirió una vez que la expansión lapita, por
tos tipos de procesos o prácticas en la historia del helenismo, 10 común considerada como característica del proceso de
aunque el renacimiento de la cultura, lo mismo que la cre- asentamiento melanesio y polinesio, podría relacionarse
ciente actividad de las religiones mistéricas y los resurgi- con una ruptura más amplia en el sistema del Viejo Mundo,
mientos étnicos en la declinación previa a la expansión ro- en la cual se combinaron la declinación del sur de la Meso-
mana, parecen suministrar pruebas interesantes. potamia y el movimiento hacia las rutas comerciales del
norte (Assur,Asiria), la declinación concomitante de la civi-
lización harapa y la lenta aparición de u n nuevo sistema co-
Conclusión mercial que enlazaba la costa oriental de la India con el su-
deste asiático, Indonesia y la China meridional, diferente de
He intentado presentar aquí en forma esquemática una la red comercial que unía el Mediterráneo y Medio Oriente
argumentación en favor de un enfoque específico de los sis- con el norte de China. Todo ello ocurrió entre el 2000 y el
temas globales. Como se ha manifestado, dado nuestro pun- 1500 a. C.y corresponde a los inicios de la expansión hacia
to de partida en la antropología, la prehistoria y la histo- el Pacífico de los llamados pueblos lapitas, que al parecer te-
ria antigua, nunca nos enfrentamos a la cuestión de cómo nían una organización muy jerárquica y una economía ba-
extender el sistema mundial unos cinco mil años o más en sada en el comercio con regiones distantes.
el pasado. Con todo, la naturaleza de la continuidad sigue He sostenido que la diversidad de estructuras socia-
siendo un problema. Al sugerir modelos estructurales de les documentadas en la literatura antropológica puede en-
sistemas globales, tal vez sea posible comprender mejor las tenderse como transformación de uno o dos tipos básicos de
similitudes y diferencias temporales y espaciales significa- organización en condiciones cambiantes de marginalidad
tivas. Se podría sostener, por ejemplo, que en algunos pro- dentro de sistemas más amplios, y que el predominio de es-
cesos gigantescos de reproducción material o, al menos, de tructuras de bienes de prestigio (cuya forma también varía)
y de estructuras patrimoniales en general puede entender-
interdependencia, todas las formas históricamente espe-
se en términos sistémicos globales, no como funciones de po-
cíficas de organización económica, política y cultural que
sición sino como productos históricos. En todo momento
hayan existido pueden entenderse como transformaciones
subrayé, desde luego, que los sistemas globales son articu-
producidas en un campo unitario. Para ello es necesario laciones jerárquicas de diferentes estructuras y diferentes
prestar a las interconexiones sistémicas a lo largo del tiem- estrategias de reproducción.
po mucha más atención que la que se deduce de la mera Por último, consideré cómo podría comprenderse la iden-
constatación de la existencia de intercambios. Mi hipótesis tidad cultural con referencia a la dinámica de las relacio-
de trabajo fue la siguiente: hay un número notablemente re- nes globales y sostuve que hay ciclos culturales inversos que
ducido de familias de estructuras surgidas con una articula- acompañan a los ciclos de hegemonía global. Hemos inten-
ción recíproca en los sistemas globales; en lo fundamental, tado documentar, y estamos en proceso de hacerlo, ese tipo
las propiedades esenciales de la expansión y la retracción de ciclos en la crisis actual. Hay pruebas, además, de un
siguieron siendo las mismas, y bien puede sostenerse que proceso semejante en la aparición de nuevas unidades na-
un único proceso dinámico caraderiza la acumulación cam- cionales en anteriores períodos de deshegemonización. Hoy
biante, primero del Viejo Mundo y después de la mayor par- existe una literatura en aumento sobre el aparente proceso
te del mundo. Lombard añrmó que podían seguirse las hue- de criollización del sistema mundial, cosa que ha sido expli-
llas del cambio de hegemonía en el Viejo Mundo entre Me- cada en términos de la globalización de la propia cultura,
dio Oriente y el Mediterráneo en el movimiento de metales
entendida como fenómeno enteramente moderno y hasta 3. Los ciclos civilizacionales y la historia del
posmoderno. Mi concepción destacaría la deshomogenei- primitivismo
zación que acompaña a la deshegemonización y encierra
marcadas tendencias no a la criollización sino a la balcani-
zación.
La importancia de entender la continuidad y la invaria-
bilidad del sistema global tiene más significación académi-
ca, ya que apunta a una cuestión más seria y peligrosa que
cualquier modo particular de producción, de civilización o
de sistema social. La capacidad de concebir siquiera la mo- Este capítulo se escribió poco tiempo antes de la consa-
dificación consciente del mundo para mejorar las relaciones gración de la hoy común crítica de la autoridad etnográñca
tal vez consista en cambiar el sistema en su conjunto, un y del distanciamiento antropológico respecto del otro (Fa-
sistema cuyas propiedades más generales han eludido las bian, 1983). Se lo concibió como una sugerencia a propósito
tormentas de innumerables revoluciones y cataclismos. de los tipos de procesos que habría que investigar a fin de
establecer una antropología autorreflexiva. En él se intenta
expresamente determinar hasta qué punto ciertos concep-
tos y categorías antropológicos fundamentales de la otredad
son constantes de un tipo determinado de civilización y có-
mo cambian sistémicamente a través del tiempo. Este capí-
tulo nos convoca a considerar las formas de nuestro pensa-
miento y su derivación como parte de un proceso de posicio-
namiento social en el mundo.
En años recientes (comienzos de la década de 1980)hubo
un renacimiento del interés por el primitivismo y el cultura-
lismo que, según propondré, no es un desarrollomeramente
casual o la simple constatación de la importancia de esas
cuestiones. No es inusual hallar a los evolucionistas de ayer
convertidos en los primitivistas de hoy. La transición de
Marshall Sahljns desde el evolucionismo y el materialismo
hasta el culturalismo y el primitivismo es paradigmática en
ese sentido. Hasta los materialistas culturales contumaces
se han visto obligados a adoptar una visión escéptica de la
evolución. Marvin Harris, que alguna vez proclamó que las
sociedades estratificadas evolucionaban «porque eran más

Una versión anterior de este capítulo se presentó en el seminario inaugu-


ral del Centro SammenlignendeKulturstudier, de Copenhague, en el oto-
ño de 1982. Pretendía y aún pretende ser una exposición preliminar y he-
cha en gran medida de sugerencias. Deseo agradecer a los miembros del
Centro sus discusiones críticas. Agradezco en especial a Michael Harbs-
meier por sus valiosos comentarios y referencias. El texto se publicó ori-
ginalmente como un artículo con el mismo título en Social Analysis, 14
(19831, pfigs. 31-52. Se han introducido pequeños cambios.
eficientes que sus predecesoras para satisfacer las necesi- nes.*Esa realidad está penetrada por dos parámetros esen-
dades metabólicas de poblaciones más numerosas»(Harris, ciales:
1963, pág. 304), se ve ahora obligado a reconocer que «gran
parte de lo que hoy concebimos como progreso contemporá- 1. Expansión, conquista, formación de una estructura de
neo es en realidad la recuperación de niveles de los que se centro/periferia /margen.
2. La transformación del propio centro:
había disfrutado holgadamente en los tiempos prehistóri-
a. Ruptura de las relaciones de parentesco en grados va-
cos»(Harris, 1977,pág. x).
riables y establecimiento de nuevas formas de depen-
Pero hasta quienes han hecho un replanteamiento radi-
dencia al margen del parentesco, mediadas por abs-
cal están perdidos en el espacio ideológico de esta civiliza-
tracciones burocráticas, la propiedad y el dinero.
ción, y no hicieron ningún esfuerzo por comprender las con- b . Aparición de una nueva elite heterogénea cuya rique-
diciones históricas de su propia existencia. Es posible que za, como base de su poder, está separada de su deñni-
en general eso sea pedir demasiado, pero para una ciencia ción como elite.
de la sociedad es una cuestión de vida o muerte. La antropo- c. A los fines de la siguiente tesis podemos dividir la so-
logía, en especial, con sus pretensiones de generalidad his- ciedad civilizada en dos tipos generales que son en
tórica, no puede darse el lujo de no ser reflexiva en períodos realidad los polos de un continuum. El primero y más
de crisis ideológica. común en la historia mundial es la variedad de la cla-
¿Qué hacemos cuando especializamos o generalizamos se estatal, en la que una clase burocrática centraliza-
en rápida sucesión, cuando alternamos entre el evolucionis- da constituye la fuerza social dominante, y los mer-
mo y el primitivismo? ¿Pueden comprendersetales fenóme- caderes y aristócratas privados dependen mucho del
nos en términos de desarrollo teórico? El propósito de este poder político del estado, vale decir, fiincionan como
capítulo es presentar algunas sugerencias encaminadas a agentes de este. El segundo tipo, que se limita a pe-
alcanzar esa comprensión. La antropología necesita su pro- riodos más o menos breves de la historia mundial y a
pia antropología si quiere ser algo más que un mero epifenó- la civilización capitalista europea mediterránea y oc-
meno de procesos societales más vastos. cidental, se caracterizapor la reducción de la clase es-
tatal a un mero gobierno: a un órgano de la sociedad
más que a una clase en sí. En tales casos, la clase alta
se compone de un conglomerado heterogéneo de aris-
Discusión tócratas terratenientes y/o mercaderes capitalistas.
Esta distinción es importante puesto que, como vere-
La antropología deriva de una categoría que existe en mos, se asocia a diferentes formas de organización del
todas las sociedades y es instrumental en la constitución de mundo espacio-temporal.
la identidad social: el «otro. ámbito - e s decir, el ámbito ex- d. Combinadas, 2a y b implican el desarrollo necesario
t e r n e , los aliados o los enemigos sobrenaturales y distan- de la conducta «civilizada»y de una identidad civiliza-
tes, los monstruos, etc., que definen y legitiman la existen- da, un conjunto de usanzas y costumbres, una forma
cia del yo social e individual. de socialidad que surge de las nuevas condiciones de
Como tal, la antropología arraiga en Última instancia en existencia, que especiñca la superioridad de la clase
el modo en que las sociedades primitivas clasifican a sus ve- dominante.
cinos, cercanos y lejanos, incluyendo tanto lo natural como
lo sobrenatural.
La imaginación específicamente antropológica es un Se hallará una discusión más completa de la civilización como estruc-
producto de los sistemas sociales reales de las civilizacio- tura en Ekholm y Fnedman (1979).
quienes tienen el verdadero poder biológico en la sociedad,
La oposición civilizado/incivilizadoha sido presentada a
en tanto reproducen a sus miembros, y que los hombres
menudo como específica de la expansión occidental que data
sean biológicamente impotentes una vez que han cumplido
del Renacimiento. Hasta u n sociólogo tan perceptivo como
su función sexual. Los ancianos son cceconómicamente»im-
Norbert Elias, del que proceden muchas de las ideas expre-
potentes dado que no pueden sobrevivir sin la ayuda de los
sadas aquí, omite ver la universalidad del .proceso civiliza-
don, como una ideología de la identidad social. demás. Resulta sorprendente entonces, o acaso sospechoso,
Las sociedades dominadas por las relaciones de paren- que sean los viejos quienes tan a menudo representan el
tesco y personales tienden a representar el mundo en círcu- centro o el ápice de la sociedad primitiva. El hecho de que la
los concéntricos que expresan la oposición naturaleza/cul- distinción entre cultura y naturaleza se exprese de una ma-
tura. Los mitos de origen de los indios americanos estudia- nera que superficialmente es análoga a la distinción entre
dos sistemáticamente por Lévi-Strauss ponen de manifiesto el civilizado y el salvaje es, quizá, u n reflejo de su función co-
que l a manera de definir la identidad social depende de ex- mún en una relación de poder. La definición de sí mismo
plicar cómo se obtuvieron complejos culturales como la ves- como creación de una distancia social dentro de los límites
timenta, el fuego, las herramientas, la cocina, las amaneras de un espacio jerárquico es un aspecto instrumental del es-
de mesa» y cosas semejantes. Esas señales visibles de &vi- tablecimiento del control social.
lizaciónn rudimentaria son las que señalan la superioridad Un rasgo central de la clasiñcación primitiva del mundo
de sus poseedores respecto de sus parientes lejanos y de sus externo, sea cual fuere la variedad, es el hecho de ser espa-
enemigos, que todavía viven como .cerdos salvajes., revol- cial y no temporal e histórica. El tiempo histórico no se su-
cados en el fango y caníbales de sus vecinos o de sí mismos. prime, sino que se integra en un espacio más amplio. Los
El modelo de la identificación social en la situación primi- muertos están ahí afuera: el más allá es un espacio real cu-
tiva, que es también la construcción del mundo, puede re- yos seres tienen grandes poderes y cuyos atributos son fa-
presentarse esquemáticamente como lo muestra la figura bulosos: monstruos, en parte humanos y en parte animales;
3.1. En ella se señalan por lo menos tres círculos para sub- animales que hablan, vuelan, se casan con seres humanos y
rayar el hecho de que aquí estamos fiente a un continuum y pasan de una especie a otra. El eje vertical y el eje horizon-
no a una oposición o un conjunto fijo de categorías. tal de la sociedad convergen a medida que aumenta la dis-
tancia desde el centro de la cultura. Pero la cultura no es su-
perior a la naturaleza, como en la ideología civilizada. No
hay una gradación jerárquica como tal, o por lo menos no
existe una gradación unívoca. Las mujeres pueden ser dm-
puras*, pero esa misma impureza es un signo de su poder
último.2
Los rasgos de la clasificación .primitiva» que hemos con-
siderado se aplican a una amplia gama de sociedades en las
que predominan las relaciones personales, aun cuando ha-
Figura 3.1. Espacios identitarios basados en el parentesco.

Se podría sugerir que, así como los procesos civilizadores


son parte de la definición de relaciones de poder, del mismo La naturaleza es también subrepticiamente poderosa en la identidad
modo en la sociedad primitiva la definición de la «cultura» civilizada, pero su modo de existencia es diferente, puesto que se la repri-
como masculina expresa una situación de poder primaria. me y no se la reconoce como legítima. La descripción que Herbert hace de la
¿Por qué, podríamos preguntarnos, la cultura se asocia tan experiencia de los misioneros puritanos entre los marquesanos (Herbert,
a menudo con los ancianos? Es llamativo en este sentido, co- 1980) es una excelente ilustración de la lucha entre la «naturaleza»repri-
mida y la identidad cultural.
mo se h a observado con frecuencia, que sean las mujeres
ya jerarquía y explotación. Sus propiedades esenciales son El desarrollo de «estructuras del mundo» o cosniologías
las siguientes: que sigue a la transición de una sociedad basada en las rela-
ciones personales y de parentesco a un imperio burocrático
1. La integración del tiempo en el espacio. centralizado y a sistemas mundiales de tipo capitalista co-
2. La caracterización de lo crecientemente no local como mercial, puede representarse como en la figura 3.2.
crecientemente no humano.

<-
Pro civilización Evolucionism~
3. La finitud y el cierre del universo.

Estas propiedades son comunes a los indios del Amazonas,


-
Modelo concéntrico Jerarquía del ser,

I
«la gran cadena
del sen)
Evolucionismo
Pro primitivismo
progresivo

Primitivismo
Modelo de
los señoríos africanos y la Europa feudal, y ofrecen el puen- «la edad de oro))
te que necesitamos para volver al tema de la historia de la
antropología. Figura 3.2. Desarrollo lógico de las <.estructurasdel mundo».
Hay dos tipos de fenómenos cuyos lineamientos genera-
les quisiera trazar aquí: ciclos de civilización y tendencias a Ese desarrollorepresenta uncontinuum lógico de comer-
la alienación. Combinados, pueden decirnos muchas cosas cialización creciente, pero no corresponde a ningún movi-
sobre la aparición, la desaparición y la reaparición del pen- miento o evolución macrohistórica real en el sentido habi-
samiento antsopológico. Los ciclos de civilización remiten a tual. Es decir, no hay aquí un progreso necesario de una fase
la aparición, el crecimiento y la declinación de centros de ci- a otra. El proceso de la civilización comercial es inestable y
vilización según los definimos al comienzo de este análisis. reversible. Aunque en el siguiente análisis consideraremos
Las tendencias a la alienación remiten al grado en que los las categorías individuales, puede decirse en forma prelirni-
vínculos y las dependencias interpersonales directas se de- nar que hay una correspondencia entre las tres cosmologías
sintegran y son sustituidos por otras mediaciones. Hay un y los modos de organización de las relaciones personales y
largo trecho desde el mercantilismo basado en la compañía de parentesco de la clase estatal y de la *burguesía».
familiar de las civilizaciones más tempranas hasta la indi- La transformación esencial del espacio ideológico supra-
vidualización total del capitalismo corporativo moderno. Si local que se produce con la aparición de las pautas civiliza-
bien el grado de alienación es función directa del ciclo, indi- cionales consiste en un reemplazo de figuras míticas o so-
brenaturales por poblaciones reales periféricas, <cperiferiza-
rectamente depende del nivel general de acumulación y de
das»o marginales, y por la traducción del modelo de círculos
circulación de la riqueza, que depende a su vez del nivel ge-
concPntricos en un modelo temporaljerárquico o lineal. Si el
neral de productividad del sistema en su conjunto. Así, aun-
hombre precivilizado da razón de su identidad especílica en
que en las civilizaciones anteriores el grado de penetración términos de recibir los dones de la «cultura»de los dioses de
comercial y contractual de las redes personales y familia- la naturaleza, el hombre civilizado explica su identidad por
res podía variar cíclicamente, esas redes nunca se transfor- medio de su diferenciación, ascenso o evolución a partir de
maron en meros puntos de consumo. un estado más primitivo o natural de existencia.
Puede sugerirse aquí tentativamente que el ciclo de cre-
cimiento y declinación de los centros civilizados produce si-
tuaciones sociales en las que tienden a darse fenómenos
ideológicos similares. El marco antr~~ológico'de referencia, El desarrollo occidental
la objetivación de las márgenes de la civilización, hizo su
aparición varias veces en la historia. El concepto de un es- En la construcción medieval, el mundo externo es un as-
tudio sistemático de la sociedad no está limitado n i en el pecto intrínseco de la estructura del universo tal como Dios
tiempo ni en el espacio. lo creó. Es una organización espacial en la que el pasado se
resitúa en algún lugar distante. Es un espacio finito y cerra- cientemente marcada por el espaciojerárquico de la Iglesia.
do. Hay muchísimos ejemplos de viajes de ida y vuelta al Si bien este modelo se situó a menudo en la jerarquización
mundo de los muertos, y en la época de Dante es posible des- general de la sociedad que caracteriza la aparición de los es-
cribir el más allá como un paisaje fantástico a través del tados feudales, también se ha sugerido que la ideología de la
cual el alma puede viajar tanto antes como después de la jerarquía feudal es una extensión de la propia estructura
muerte. Las características de la geografía del mundo se eclesiástica: «El orden de la Iglesia. El único orden. En su
funden con el mapa concéntico y sobrenatural del univer- manifestación terrenal, es el modelo de toda organización
so: de ahí la visión de los húngaros como «horribles ogros social» (Duby, 1978, pág. 78).
con colmillos de jabalí devoradores de niños» (Hodgen, A fínes de la Edad Media aparece la visión de Dante, la
1964, pág. 362) o la de la India como una tierra casi mítica del purgatorio (Le Goff, 1981)y, cada vez más, la de la <<gran
de monstruos y seres sobrenaturales (Le Goff, 1980). La cadena del ser»(Lovejoy, 19361,en la que todas las criaturas
topología del espacio medieval es tal que en él se fusionan vivientes se sitúan en una jerarquía que se extiende desde
las cualidades de lugares reales y distantes con las del otro los seres más insignificantes hasta Dios, y en la que sus po-
mundo o más allá. Si bien hay, por cierto, ejemplos de primi- siciones respectivas están en función de la proximidad espi-
tivismo, se expresan en términos de una «edad de oro» ori- ritual con la divinidad.
ginaria o un Jardín del Edén en el que la inocencia primige- Es esta estructura la que llega a ser dominante a fines de
nia del hombre subsiste en algún lejano rincón del mundo; la Edad Media y durante el Renacimiento. Es un modelo de
aquí, una vez más, el tiempo se traduce en el espacio. La una jerarquía absolutamente fija, en la que el .hombre»
apariencia común de motivos procedentes de la antigüedad ocupa un escalón intermedio entre el ángel y la bestia. En
clásica y de elementos específicos de la visión bíblica se debe oposición a la construcción espacial del período anterior, se
a l a particular complejidad hist6rica de l a situación euro- da ahora una tendencia a clasificar el mundo externo en
pea, la existencia de una Iglesia no localizada que expresa términos de su correcta posición dentro de la gran cadena
una continuidad ideológica con el pasado clásico, una Igle-
del ser.
sia que es al mismo tiempo repositorio de conocimientos y el
El Renacimiento representa la culminación de la prirne-
principal vínculo con los centros civilizados de Oriente. La
r a comercialización de Europa, la formación de una socie-
posición de la Iglesia y la doctrina eclesiástica en la sociedad
dad mercantil urbana: una civilización tal como la hemos
medieval es una poderosa fuerza que contrarresta el pleno
establecimiento del tipo de modelo precivilizado antes deli- definido, pero dominada por una clase estatal absolutista.
neado. El resultado es una especie de compromiso. Así, el Esta es también la época de la expansión europea en la que
primitivismo descripto no es el primitivismo habitual que se el espacio externo del continente adquiere una nueva reali-
halla en la sociedad «civilizada»: dad: «El hombre del Nuevo Mundo o el salvaje desnudo y
amenazante ocuparon en el pensamiento el lugar que en la
«Seobservará que el hombre medieval no tenía el mismo in- Edad Media se había reservado a los monstruos humanos»
terés que los antiguos en los salvajes, probablemente por- (Hodgen, 1964, pág. 363). La construcción emergente de la
que era el salvaje a quien aquellos habían considerado dig- civilización renacentista es una construcción que transfor-
no de elogio (. . .) Pero se observará también que si bien los ma el anterior modelo concéntrico en una forma jerárquica
salvajes no eran en general causa de asombro por su ad- de centro civilizado contra periferia salvaje: un modelo em-
mirable moralidad, sus países eran con mucha frecuencia papado del modo de clasificación propio de la «gran cadena
tierras de maravillas naturales- (Boas, 1948, pág. 153). del ser».El poder de este esquema es manifiesto en su gene-
ralización al espacio interno. Así, en un panfleto inglés de
Aunque en su mayor parte parezca dominada por u n mo- 1652 se proclama: «Tenemos indios aquí, indios en Corn-
delo concéntrico del mundo externo, la Edad Media está cre- wall, indios en Irlanda» (citado en Parker, 1979).
La especificidad de l a clasificación civílizacional en tanto los recién descubiertos indios sudamericanos. Para los «ci-
opuesta al esquema primitivo consiste en: vilizacionistas~(como Palacios Rubio o Sepúlveda) los in-
dios eran, a lo sumo, humanos sólo en parte. Se sostenía
1. La jerarquía. que eran más (naturalmente) aptos para la esclavitud, con
2. La equiparación de la naturaleza en el país y la natura- lo que se les asignaba una posición fija en la gran cadena
leza en el extranjero: socialización = integración nacio- del ser:
nal = integración imperial.
«Los indios que, según lo pone de manifiesto su conducta,
El modelo civilizacional es un producto de la transforma- parecerían pertenecer al escalón más bajo de la jerarquía
ción fundamental que la sociedad experimentó en el centro: social, son "tan ineptos y necios que no saben gobernarse a
una rápida desorganización y reorganización que desinte- sí mismos". Por tanto, "hablando en general, se los puede
gró los antiguos vínculos personales, familiares y comunita- llamar esclavos, ya que prácticamente han nacido para ser-
rios y los reemplazó por las relaciones contractuales, mone- 10". (Palacios Rubio, citado en Padgen, 1982, pág. 54).
tarias y burocráticas, y una violenta expansión e integra-
ción de una futura periferia. Esta situación se expresa en Para los ~primitivistasnlos indios eran tan humanos co-
una oposiciónjerárquica: civilizado /no civilizado = cultura/ mo los europeos y les correspondían, por tanto, los mismos
naturaleza, donde el poder de la naturaleza se niega o tal derechos. Por otra parte, no estaban viciados por los estra-
vez, más precisamente, se reprime, así como en el proceso gos del pecado civilizado y vivían en un estado de pureza
de socializacióncivilizada se reprime la naturaleza humana inocente (Las Casas). El más ilustre primitivista de la época
en bruto. Vale la pena señalar que, si bien la oposición natu- es sin duda Montaigne, que no vio al salvaje como un orden
raleza/cultura podría parecer similar al modelo primiti- inferior de la jeraquía del ser sino como un absoluto contras-
vo, l a relación entre los términos es de un tipo diferente. En te con las maneras hipócritas de la civilización. Asumir una
el mundo primitivo, los términos de la oposición están en un actitud en contra de la civilización no implica, desde ya, un
equilibrio precario. El «otro mundo» está constituido por marco evolucionista, sino sólo un enfoque que clasifica a las
fuerzas que son parte de l a construcción misma de este diferentes sociedades en un espacio absolutamente ordena-
mundo y que desempeñan u n papel intrínseco en la forma- do. Con todo, vale la pena señalar que a mediados del siglo
ción del individuo, no por represión sino por integración e XVI había aparecido una actitud preculturalista que consti-
incorporación (Augé, 1975,1982; Héritier, 1977).Por exten- tuye la base última para el ulterior desarrollo del evolucio-
sión, la socialización, de manera similar, no niega las fases nismo. En la Relectio de I d i s de Vitoria (1557) se añrmaba
sucesivas de la experiencia infantil como algo que hay que que algunos indios eran en verdad capaces de las proezas de
superar. Antes bien, se apropia de ellas en la estructuración la civilización, como lo ponían de manifiesto los aztecas, y
misma de la historia personal del sujeto, una historia que es que podían aprender con facilidad los modales europeos. De
en sí u n fenómeno público constitutivo de la identidad de la acuerdo con la lógica de la unidad del género humano, Vito-
sociedad. ria sugería que los bárbaros simplemente estaban menos
La definición que se asigna la sociedad civilizada se con- educados que los europeos en las formas de la civilización,lo
vierte de inmediato en u n campo de batalla que expresa las mismo que los niños europeos. Podía afirmarse entonces,
contradicciones reales inherentes a la transformación del mediante la invocación explícita de la tradición aristotélica,
nuevo centro. Esto se traduce en una evaluación dicotómica que el hombre natural era sencillamente el hombre en esta-
de la relación jerárquica entre civilizado y primitivo. Así, a do de naturaleza y que la civilización era el resultado de un
lo largo de los siglos XVI y XVII se desarrolla u n debate desarrollo del conocimientoy la técnica al alcance de todos.
constante entre los partidos que están en favor y en contra Sin embargo, las implicaciones evolucionistasde esa formu-
de la humanidad y, por tanto, de los .derechos humanos de lación no fueron aprovechadas hasta la Ilustración.
La gran cadena del ser es más que una jerarquía de órde- La transformación final que da origen al enfoque evolu-
nes. Corresponde también a un modelo concéntrico, finito y cionista de la civilización capitalista moderna supone una
cerrado del universo. Este modelo de las esferas, perfeccio- traducción completa del espacio al tiempo. La conversión de
nado desde la alta Edad Media, fue atacado con éxito por la distancia espacial en temporal se resume en la afamada
Copérnico y Kepler. Había nacido la mueva cosmogrda~. exclamación de Locke de que «enel comienzo, todo el mundo
Lovejoy (1936) señala cinco innovaciones fiindamentales era América» (1952). La jerarquía del ser se transforma así
que se encuentran en contradicción directa con la doctrina en una escala de progreso. La Ilustración, lo mismo que el
de la Iglesia: Renacimiento, presenta evaluaciones tanto positivas cuan-
to negativas del esquema del mundo: la oposición entre pri-
1. Otros planetas del sistema solar están habitados por mitivismo y evolucionismo progresivo. La oscilación entre
criaturas vivientes racionales. esos dos polos fue uno de los temas h d a m e n t a l e s del pen-
samiento de los siglos XM y XX.La transformación de los
2. El «derrumbe» de las murallas externas del universo
órdenes mundiales desde el Renacimiento hasta el siglo
medieval. La esfera externa se concebía antes como una
XVIII puede enunciarse en la siguiente forma:
sustancia cristalina en l a que estaban firmemente en-
castradas las estrellas.
espacio + tiempo
3. El concepto de «estrellas fijas» como soles similares al no local + periférico
nuestro, rodeadas por sistemas planetarios como el periférico + anterior
nuestro. universo finito + universo infinito
4. Los planetas de esos otros mundos también tienen habi-
tantes con conciencia.
con centro + sin centro
5. La afirmación de la inñnitud real del universo fisico. La evolución no es una doctrina opuesta al primitivismo,
sino una ideología entre muchas. La evolución es el espacio
Esas innovaciones no conllevaron el paso de u n univer- teórico de la civilización industrial moderna. El primitivis-
so antropocéntrico a un universo meramente heliocéntrico, mo no es otra cosa que una valoración negativa de la evolu-
sino a u n universo sin centro que contenía muchos equiva- ción, no su rechazo. De manera similar, el hcionalismo y el
lentes de la Tierra. La separación del universo material de relativismo son enunciados axiológicos o metodológicos so-
sus fundamentos teológicos entrañó la ruptura del modelo bre el carácter comparable de las sociedades, pero no un re-
concéntrico, que señaló a su vez la declinación de la gran ca- chazo del «dato»de la evolución social.
dena del ser como orden general de las cosas. Anterionnen- La aparición de un marco evolucionista parecería corres-
te, esto había ocurrido sólo una vez en el mundo occidental: ponder a la transición a una civilización comercial sin una
«Era muy sabido, en efecto, que la "infhitud de los mundos" clase estatal dominante. Pero aquí hay, desde luego, una se-
había sido un tema de Demócrito y los epicúreos~(Lovejoy, rie de procesos entrelazados. La aparición de la filosofía
1936, pág. 117). secular y de la ciencia también forma parte de una única
Por último, a fines del Renacimiento se inició una ten- tendencia que subsiste a lo largo de los siglos XM y XX.
dencia que sólo hallaría plena expresión en el siglo XVIII. El primitivismo es muy fuerte en el período de aparición
E s lo que Lovejoy llamó la «temporalizaciónde la gran cade- del nuevo marco (en oposición al evolucionismo de Turgot,
n a del ser»:«Elsalvaje que en el contexto de la esquematiza- Montesquieu y otros). El «noble salvaje», la filosofia rous-
ción medieval del universo había tenido una precedencia seauniana, la teoría de la «edadde oro»y el utopismo forjan
meramente lógica y espacial respecto del hombre europeo, una tradición que perdura hasta bien entrado el siglo XM y
recibía ahora la prioridad temporal o histórica» (Hodgen, sólo es eclipsada por el evolucionismo progresivo cuando la
1964, pág. 451). Revolución Industrial alcanza s u primer clímax. Por otra
parte, no es extraño que este desarrollo se produzca e n el co- de clasificación común a más de una sociedad llamada civi-
razón industrial del norte de Inglaterra, donde Hurne, Mi- lizada.
llar, Ferguson y Adam Smith son figuras dominantes.
El primer evolucionismo es materialista en la medida en
que sitúa el origen del desarrollo e n el crecimiento económi-
co y tecnológico. Ese primer materialismo llega a s u madu- La aparición de la antropología académica
rez e n el siglo XM cuando, motorizado por el ideal de pro-
greso, reemplaza al primitivismo por una visión optimista
Por lo común se piensa que la antropología tiene su ori-
de la sociedad occidental como el estadio más elevado de l a
gen en los evolucionistas de fines del siglo XM que combi-
civilización mundial. Sólo unos pocos utopistas como Proud-
naron elementos de los esquemas tecnológico y racionalista
hon y Sismondi siguen añorando al «hombre natural» de la
del desarrollo. E n s u mayor parte, el evolucionismo clásico
filosofia del siglo XVIII.
suponía un ejercicio de clasificación de l a mezcla de datos
El desarrollo de una teoría económica en el siglo XVIII
históricos y etnográficos disponibles e n la época. Sólo e n
y comienzos del siglo XM es un aspecto decisivo del nuevo
unos pocos casos, como los de Morgan y Spencer, se intentó
evolucionismo. Los fisiócratas ya habían descubierto la na-
dar cuenta de los mecanismos de desarrollo. Recién en l a
turaleza sistémica de l a reproducción social de la existencia
reformulación que Engels hace de Morgan, l a <<lógica de las
material, y Smith y Ricardo desarrollaron l a teoría clásica fuerzas productivas» se asoció deñnitivamente con la histo-
de la riqueza económica fundada en l a producción. Todo ello ria mundial para producir, por primera vez, una explicación
culminó e n l a obra de Marx, cuyo modelo de reproducción mecánica y materialista de l a evolución, que se constituiría
nacional autónoma redujo la cuestión del desarrollo econó-
en l a base del materialismo histórico y en fuente de inspi-
mico y, por tanto, social, a una dinámica autoalimentadora ración del desarrollo tanto del neoevolucionismo como del
de acumulación de capital. Si bien es indudable que se debe materialismo cultural en los Estados Unidos.
acreditar a Marx el descubrimiento de la determinación so- E l primer evolucionismo nunca fue elevado a l a jerar-
cial de la historia en contra de s u determinación natural, y quía de disciplina académica. El establecimiento de esta,
aunque es evidente que estaba interesado en l a alienación por producirse en medio de la primera crisis sostenida de la
originada por el desarrollo histórico, la abstracción de la civilización capitalista, reflejó e n cambio u n a profunda
dinámica productiva y s u universalización son e n buena reacción a todas las formas de pensamiento evolucionista.
medida u n a reiñcación alienada de la estructura capitalista E n los Estados Unidos, donde Boas fundó la antropología
que él procuraba relativizar históricamente. Marx fue el cultural, hubo una violenta reacción contra los esquemas
fundador de una teoría del progreso social que reduce l a his- evolucionistas decimonónicos, sólo considerados, en buena
toria a u n a emanación de la lógica del desarrollo de las fuer- medida con razón, como otras tantas especulaciones aloca-
zas productivas. das. La propuesta alternativa fue el estudio meticuloso de
La otra forma de evolucionismo que acompaña al modelo culturas primitivas particulares y sus historias específicas.
de la producción se basa en l a noción del progreso de la ra- Unida a ello estaba l a concepción de un relativismo cultu-
cionalidad humana, una noción que domina l a filosofia ilu- ral, e n l a que se eliminaba la idea de un progreso evolutivo
minista y que se sistematiza en la obra de Comte y los evo- general, sobre todo a causa de su implícita evaluación mo-
lucionistas posteriores del siglo XM. Aunque uno y otro en- ral, e incluso racista, de las sociedades no europeas. Como el
foque hacen hincapié e n factores en apariencia opuestos, el Horno sapiens era una única especie con una única base ge-
intelectual versus el material, el modelo del crecimiento tec- nética, las culturas no podían clasificarse en superiores e in-
nológico puede reducirse en última instancia a la raciona- feriores; sólo eran diferentes. E l relativismo cultural fue en
lidad de l a eficiencia creciente. No es necesario insistir en gran parte una reafirmación del viejo humanismo de los si-
que el concepto de racionalidad proporciona u n instrumento
glos XVII y XVIII; no es insólito que muchos de los dis-
cípulos de Boas afirmaran la superioridad de las culturas ciedad no estaba tan bien integrada, su funcionalismo no
primitivas respecto de nuestra alienada sociedad industrial fue en modo alguno tan extremo como el que se desarrolló
(por ejemplo, Sapir, 1924). En algunos aspectos el desarrollo en Inglaterra en conjunción con el estudio de las sociedades
estadounidense era paralelo al de Alemania y Austria, y en del imperio, integradas con un mayor uso de la fuerza.
parte había sido importado de esos países. Boas, Lowie, La abstracción que Durkheim hacía de la vida social co-
Kroeber y Kluckholn eran inmigrantes o descendían direc- mo fenómeno autónomo permitía estudiarla en términos
tamente de inmigrantes, y existen indicios claros de la in- más puramente estructurales. Su obra sobre la religión y la
fluencia de la tradición científica alemana en un país donde, deldnnée Sociologique establecieron las bases del posterior
salvo individualidades aisladas como Morgan, no había una desarrollo del estructuralismo. Pero este no fue un mero lo-
escuela de antropología establecida. Si bien las escuelas gro intelectual.
alemanas exhibían elementos del evolucionismo biológico y De hecho, el desarrollo más significativo tanto en Euro-
racial que Boas rechazaba firmemente y daban muy pocas pa como en los Estados Unidos en ese período fue el estable-
muestras del humanismo de este, su difusionismo estricta- cimiento de un objeto científico social como nivel adecuado
mente histórico y sus métodos de reconstrucción cultural del análisis y de la teoría. La noción de «hecho social,, de
son claramente añnes a los de Boas. Cabe señalar también Durkheim y el concepto de lo asupraorgánico»de Kroeber
que la escuela histórico-cultural de Alemania y Austria definieron categorialmente la autonomía del nivel social
adoptó muchas de las características del evolucionismo respecto tanto de la biología cuanto de la psicología indi-
(Schmidt),puesto que los llamados Kulturkreise llegaron, vidual. Si bien la existencia de lo social como nivel indepen-
en gran medida, a ordenarse cronológicamente de acuerdo diente se encontraba presente en Marx, no sucedía de igual
con el tipo de tecnología. Este desarrollo resulta llamativa- manera en los autores de fines del siglo XM, que tendían a
mente similar al de la experiencia estadounidense (véase confundir psicología individual, biología racial y estructura
más adelante). social. De tal modo, el establecimiento formal del nivel orga-
En el centro imperial de Europa se produjo un desarrollo nizacional social como objeto independiente fue un punto de
antievolucionista parecido en la emergente disciplina britá- partida necesario para el desarrollo de las ciencias sociales.
nica. La escuela británica recibió una fuerte influencia de Ahora bien, podría sostenerse que la aparición de lo social
desarrollos anteriores producidos en Francia. Durkheim, como campo autónomo es parte de la desnaturalización ge-
uno de los fundadores tanto de la sociología como de la an- neral de la sociedad que es característica del capitalismo en
tropología, sostenía un funcionalismo que veía la sociedad avance. Lo cual se expresa de manera similar en la abstrac-
como una totalidad orgánica en la cual la explicación de los ción que, en la misma época, hace Saussure del signo lin-
fenómenos o las instituciones podía buscarse en el papel güístico como entidad autónoma respecto de un significado
que desempeñaban en el conjunto social más amplio. Ese particular, esto es, como arbitrario. Un rasgo fundamental
funcionalismo se ligó a una ideología política (le parti radi- de la «capitalización»de las relaciones sociales es la sepa-
cal) que pretendía curar a una Francia envuelta en crisis co- ración de los sujetos de los status y de los signos de los signi-
mo se curaría a una persona enferma, y cuya meta última ficados. La sociedad tiende a convertirse en una estructura
era la construcción de un organismo social perfectamente de roles gobernada por relaciones abstractas entre posicio-
integrado y exento de conflictos. Si bien podría parecer que nes, así como el significado,incluido aquí el significado de la
en su primera obra (La división del trabajo social) Durk- vida, se separa de su expresión simbólica. De modo que no
heim era un evolucionista común y corriente, en ella su es una mera casualidad que los fundamentos de la ciencia
principal propósito era establecer un continuum abstracto social aparezcan al mismo tiempo que la literatura de la
desde la solidaridad mecánica hasta la orgánica, una expre- alienación y de la falta de sentido (Proust, Kafka, Mallar-
sión de la tesis funcionalista, y no describir la evolución real mé, etc.) y que el arte y la música abstractos (véanse las
de la sociedad. Como Durkheim era consciente de que la so- págs. 110-13).
El evolucionismo regresó a la antropología entre fines de esencialmente estético, abstracto y antihumanista, el pri-
la década de 1930 y la de 1940. Pero ello sólo en los Estados mitivismo estructuralista revela una insatisfacción con la
Unidos, que estaban alcanzando un poder hegemónico en la civilización moderna que es típica de la decadencia.
economía mundial a lo largo de este período de crisis. La 1í- La década de 1960es en Europa un período de rápida ex-
nea genealógica que va de Boas a Kroeber y a Steward es un pansión económica (debidaprincipalmente a las exportacio-
paso de la microhistoria a la macrohistoria y al neoevolucio- nes de capital estadounidense). E n ese período, el marxis-
nismo. El evolucionismo general de Leslie White, que apa- mo, en la forma del marxismo estructuralista, hace un im-
rece en forma paralela al de Steward, precipita el estableci- portante avance en Francia y más tarde en Gran Bretaña,
miento de un nuevo paradigma. La sistematización de una donde el funcionalismo ya está en decadencia antes de la
nueva teoría de estadios se produce a comienzos de l a dé- embestida del estructuralismo. El materialismo y el evo-
cada de 1950 (Service, Sahlins, Fried), y hacia fines de esa lucionismo reaparecen y adquieren creciente importancia
misma década el neoevolucionismo y el materialismo cultu- hasta mediados de la década de 1970, cuando una declina-
ral son enfoques dominantes tanto en antropología como en ción económica más seria baja los humos del progresismo.
arqueología. La expresión más extrema y más clara de esta En la actualidad, Europa está cada vez más dominada por
corriente es la obra de Marvin Harris. el ascenso del primitivismo (Clastres, Deleuze y Guattari) y
Podría sugerirse que la declinación del evolucionismo en el simbolismo culturalista (Augé, Ardener, Needham, etc.).
Europa y s u ascenso en los Estados Unidos son aspec- Aun quienes fueron materialistas hasta hace algunos años
tos complementarios del mismo fenómeno, cuya explicación trasladaron su interés a las cuestiones relacionadas con el
última es el cambio de hegemonía dentro del sistema mun- significado, la identidad y la creencia (Bloch, Godelier).
dial dominado por Occidente. Ese alejamiento del materialismo y del evolucionismo y
La aparición del estructuralismo en Francia es un desa- el regreso al primitivismo y el culturalismo se habían inicia-
rrollo más bien tardío que no puede entenderse correcta- do ya un poco antes en los Estados Unidos, cuyos ciclos de
mente como un simple paralelo a los desarrollos en Gran expansión son el contrapunto de los de Europa. El espacio
Bretaña y los Estados Unidos. Hay que tener en cuenta que curvo del pensamiento antropológico se refleja con más cla-
Francia nunca alcanzó la hegemonía en el sistema mundial, ridad en la obra de Marshall Sahlins, que comenzó como
porque fue a la zaga de Gran Bretaña, y luego de Alemania materialista y evolucionista (1958,1963) y después rechazó
y los Estados Unidos. También resulta significativo que la de manera creciente y sucesivamente la detenninación ma-
cultura francesa, forjada por una estructura de clase estatal terialista (1965,19721, más tarde el evolucionismo y por úl-
centralizada, se inclinara tanto a «civilizar»y a integrar los timo el determinismo social (1976), de modo que hoy es me-
pueblos de su imperio reservando un papel menor para el jor caracterizar10 como primitivista y culturalista. La ten-
observador antropológico. El estructuralismo, lo mismo que dencia general de la antropología estadounidense muestra
sus predecesores etnológicos del Année Sociologique, se ins- con evidencia de sobra que no se trata de un desarrollo inte-
cribe en una tradición filosófica interesada en el hombre y la lectual puramente interno. También Rappaport, aunque de
sociedad en general, y no se organiza en torno de la confron- manera menos marcada, pasó de una postura materialista
tación directa con la realidad etnográñca. Como marco teó- y evolucionista a una posición decididamente primitivista y
rico, continúa la tendencia de abstracción de lo social inicia- cada vez más culturalista: ve la evolución como un fenóme-
da en el cambio de siglo, lo mismo que el creciente refina- no esencialmente negativo, si no malo, y en sus obras más
miento científico que la acompaña de manera ineludible. recientes (1979; s. f.) explora la estructura interna del ritual
Ese es el poder del estructuralismo y la razón de su rápida en lugar de concentrarse en sus funciones externas. Aun
difusión. Con todo, en la obra de Lévi-Strauss hay signos materialistas más firmes, como Marvin Harris, han comen-
inequívocos de primitivismo, desde fiistes tropiques hasta zado a adoptar una actitud más negativa respecto de la evo-
el evolucionismo pesimista de L'homme nu. Aun cuando sea lución (véanse págs. 75-6).
Ese movimiento se h a acompañado de la creciente popu- del espacio ideológico más extenso de la civilización occiden-
laridad del ecologismo batesoniano y de un renacimiento de tal. El conjunto de ejes tiene el objetivo de describir el espa-
distintas formas de culturalismo, desde la cultura como tex- cio ideológico de autodefinición de la civilización comercial.
to de Geertz hasta las antropologías de la acción simbólica La oscilación representada aparece como un movimiento
(Turner) y otros simbolismos (Schneider). dominante, aunque se producen otras variaciones. Así, co-
Los desarrollos más recientes en Europa y los Estados mo hemos indicado, el eje individualista-colectivista no de-
Unidos muestan un amplio cambio de posición que puede pende tan estrechamente de los otros dos. Por cierto, este
esquematizarse de la siguiente forma: eje no remite al individualismo economicista habitual, que
es también una abstracción colectivista, sino a la importan-
evolucionismo + primitivismo cia relativa atribuida al sujeto. Sahlins y Lévi-Strauss son
materialismo + culturalismo tanto primitivistas cuanto culturalistas, pero han manteni-
colectivismo + individualismo do una posición colectivista. Ello puede ser efecto de la ten-
dencia secular de la alienación que permite a lo social abs-
Este último cambio es, en el mejor de los casos, sólo par- traerse cada vez más de la definición y de la actividad del
cial. Expresa una renovada atención a la situación del su- sujeto, para convertirse en una cosa en sí.
jeto, que en el período colectivista era sistemáticamente ig-
norada y hasta declarada irrelevante. Autores como Augé,
Bourdieu y Diamond han roto, cada uno a su manera, con la
tradición colectivista. Con todo, habría que señalar que la Sumario
tendencia colectivista general se ve reforzada por l a inclina-
ción alienante y reificante presente en los fundamentos de El objeto antropológico no es el producto autónomo del
la ciencia social desde Durkheim y Boas. Su opuesto sólo pensamiento antropológico. Es un dato ideológico: el resul-
aparece con energía en períodos de verdadera declinación tado de un prolongado proceso transformacional que, en ú1-
de la civilización, cuando el retorno a una comunidad basa- tima instancia, nos remonta a los maravillosos seres sobre-
da en las relaciones personales directas parece una alterna- naturales de la sociedad primitiva. En el caso de la civiliza-
tiva necesaria. ción europea, he esbozado un proceso que lleva de un mode-
El cambio esbozado en la figura 3.3 es en realidad un lo concéntrico del universo a un modelo espacial jerárquico
movimiento reversible, una oscilación entre dos regiones (concéntrico)--es decir, cónic- y a un modelo evolucionis-
Materialismo
ta. La aparición de la civilización comercial en Europa occi-
dental se acompaña del desarrollo y el perfeccionamientosi-
I0 Colectivismo
multáneos de un modelo cónico. Corresponde a los comien-
zos de la expansión occidental y de la transformación inter-
na de la propia Europa, su comercialización primaria bajo
la égida del estado absolutista. Poblaciones reales penetran
en los espacios antes colmados por las fantásticas criaturas
de la Edad Media. Y surge por primera vez la dicotomiza-
ción entre los proponentes y los oponentes de la disyuntiva
Individualismo w salvajismo/civilización. No h a de confundirse esta oposi-
(concentración Porción
específica ción con la verdadera distinción primitivista/evolucionista,
en el sujeto) Culturalismo de un espacio que sólo puede surgir una vez temporalizada la jerarquía
universal. Tras los pasos de esta última transformación, la
Figura 3.3. Oscilación e n el espacio ideológico de la civilización comercial. ideología civilizada se caracteriza por una oscilación entre

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primitivismo y evolucionismo que corre paralela a la perio- mero reflejo del desarrollo capitalista moderno ni repre-
dicidad del crecimiento y la declinación de los centros he- sentan un auténtico desarrollo intelectual. Nuestro análisis
gemónico~.Esa variación cíclica es desplazada a su vez a lo da a entender que todos los sistemas sociales civilizaciona-
largo del vector de alienación, que toma la forma de una se- les generan una organización jerárquica del mundo espa-
rie de separaciones y reificaciones. Hay una separación de cial más vasto, diferenciando un primitivo estado de natu-
la sociedad de su lugar en un esquema sobrenatural y uni- raleza de un estado civilizado más elevado, representado
versal más amplio. Hay además una separación de la na- por el centro ejemplar de la cultura. Un marco evolucionista
turaleza respecto de Dios. Combinadas, ambas ofrecen las procura surgir entonces en las condiciones en que la clase
condiciones para la aparición de la noción de leyes natura- estatal burocrática resigna su predominio a manos de una
les y/o sociales y para un análisis de la sociedad y su histo- oligarquía mercantil. El Mediterráneo antiguo exhibe un
ria independientementede las fuerzas cósmicas. Más tarde, patrón que es llamativamente similar al de la Europa mo-
la separación de la sociedad respecto de los individuos que derna y confirma, según creo, la naturaleza estructural de
la componen crea la posibilidad de una ciencia social autó- nuestro modelo, en oposición a la naturaleza culturalmente
noma, al mismo tiempo que surge en la historia el puro suje- específica.
to individual. Esos dos grupos de separaciones señalan dos
umbrales críticos del pensamiento occidental: la aparición
de la teoría evolucionista y del pensamiento evolucionista
social, y el surgimiento de la sociedad como entidad abstrac- El Mediterráneo antiguo
ta, esto es, el «hechosocial»,lo supraorgánico.
El proceso de desarrollo intelectual occidental es al mis- El desarrollo de la cosmovisión griega clásica revela no-
mo tiempo un proceso real de desintegración de una totali- tables paralelos con la cosmovisión moderna. No es fácil re-
dad significativa más amplia, un proceso que lleva en últi- construir la estructura del mundo de la Edad Oscura grie-
ma instancia a la alienación/liberación total del individuo ga, pero si es posible atenerse a las obras homéricas, hay in-
moderno. dicios claros de una organización concéntrica. En la época
El contenido del ciclo parecería ser el siguiente: el primi- de Hesíodo nos enfrentamos con una articulación entre
tivismo aparece al principio y al final del ciclo y el evolucio- aquel mundo y la penetración comercial que hacia el siglo
nismo es dominante en el medio, sobre todo en el tramo de VI a. C. iba a transformarlo por completo.
ascenso. El primitivismo 1 es una protesta contra la ruptura El modelo hesiódico del universo (véase la figura 3.4) es
de los lazos personales de la sociedad tradicional y contra la imagen de una serie de creaciones dispuestas en orden de
las nuevas condiciones, frías e inseguras, de la sociedad ci- jerarquía descendente: las edades de oro, plata, bronce y
vilizada. El primitivismo 11 es una visión de la Utopía primi- hierro. Los órdenes más elevados están poblados por dioses,
tiva, un retorno a la naturaleza, a la igualdad, a la comuni- ylos más bajos, por humanos. La edad de oro es unverdade-
dad. Las concepciones cíclicas de la historia parecerían re- ro paraíso en el que no existe el trabajo, en contraste con la
presentar la comprensión de la naturaleza limitada del de- edad de hierro, una era de trabajo y su&imiento. La cons-
sarrollo social y de la restringida capacidad evolutiva de la trucción de Hesíodo combina una visión pesimista de la caí-
sociedad y el hombre. Hay una elaboración pesimista del da del paraíso con una organización espacial en la que los
tema evolucionista que también se produce en períodos de dioses y los héroes de las diferentes edades no existen en un
declinación, pero que encarna una posición más contempla- pasado abstracto, sino que siguen presentes <<ahí afuera».
tiva y distanciada respecto de la historia; en pocas palabras, La estructura del mundo es entoncesjerárquica y concéntri-
. una postura más «civilizada»que el primitivismo. ca, vale decir, cónica.
La sucesión y el movimiento cíclico de las construcciones Este autor del siglo VI11 a. C. es también el primer primi-
imaginarias recién esbozadas no son, según lo he sugerido, tivista documentado del mundo griego. Hesíodo condena el
aumento de las desigualdades de la edad .moderna. en la ciedad, es claramente comparable al posterior desarrollo
cual prevalecen el trabajo y el sufrimiento, el rico oprime al europeo occidental. Vernant (1974) demuestra que en la
pobre, los hijos desobedecen a sus padres, etc. Esta actitud Grecia del siglo VI a. C. la naturaleza se separa de los dio-
respecto del presente no se traduce en una añoranza del pa- ses, y la sociedad, de la naturaleza. El mismo autor mues-
sado sino en un deseo de dejar este mundo y buscar la mora- tra la relación de ese hecho con la comercialización de la
da de los dioses. sociedad griega.
En el siglo V a. C . emerge un desarrollismo plenamente
Edades

Oro
t Aparecen tratados de historia y de prehistoria grie-
gas, y hasta teorías generales sobre temas tales como el ori-
gen de la creencia religiosa. Empédocles puede exclamar:
«iDichosoel que ha logrado el conocimiento de la ciencia!,,
Plata
(citado en Edelstein, 1969, pág. 491, y las principales obras
Bronce de Demócrito y de Hipócrates resumen el desarrollo de un
(Héroes) evolucionismo progresivo antiprimitivista basado en la cau-
Hierro salidad materialista. En oposición a la imagen de la edad de
oro, Demócrito describe al hombre primitivo como indisci-
espacial plinado y de conducta cuasi animal, carente de vestimenta,
refugio y fuego, ignorante de la agricultura y del alrnacena-
miento de alimentos. La organización social como tal se de-
sarrolló a partir de la necesidad de protección (funcionalis-
Figura 3.4. Esquema hesiódico de la nestructura del mundo*. mo materialista) y representa la primera fase del desarrollo
humano. El lenguaje, definido como una construcción ente-
En el siglo V I a. C. ese mundo comenzó a cambiar. Es ver- ramente convencional (jantes de Saussure!), es una varia-
dad que la «épica homérica y hesiódica representada en las ble decisiva en la diferenciación temprana de las culturas.
principales tradiciones de Jonia y de la patria todavía era Una vez satisfechas finalmente las necesidades básicas, el
muy poderosa,, (Edelstein, 1969, pág. 17), y la idealización hombre pudo empezar a desarrollar las artes y la «cultura».
de lo primitivo está presente en autores como Aristeas La fuerza motriz del desarrollo se concibe en lo esencial co-
(ibid.). Pero en la segunda mitad del siglo encontramos a Je- mo una combinación de pericia tecnológica y de la facultad
nófanes, quien sostiene que «los dioses no revelan al hom- de la razón, entendida en términos más instrwnentalistas
bre todas las cosas desde el principio, sino que los hombres, que intelectualistas.
a través de su propia búsqueda, hallan en el curso del tiem- El evolucionismo progresivo de la Grecia clásica es
po lo que es mejor» (citado en Edelstein, 1969, pág. 3, de asombrosamente similar a los desarrollos europeos poste-
Diels y Kranz, Die Fragmente der Vorsokratiker, Berlín, riores. Lovejoy y Boas resumen la visión dominante de la
1951-1952). Los filósofos presocráticos en general empeza- siguiente manera: «Elbien del hombre no está en la inge-
ron a centrar su atención en la invención humana, y la re- nuidad de una edad primigenia ni en la vida simple del sal-
lación entre el pasado mítico y el presente «setransformó en vaje o del rústico, sino en la mejora de las técnicas, la inven-
un proceso en el que los dioses ya no desempeñaban ningún ción de nuevos dispositivos y el consiguiente incremento de
papel,, (ibid., pág. 6). la complejidad de la civilización»(Lovejoyy Boas, 1935,pág.
Debe señalarse que la aparición de una mentalidad cien- 195). La sitúan, además, en una coyuntura histórica espe-
tífica, de una filosofia secular, la abstracción de la natura- cífica: *La orientación antiprimitivista no sólo fue notoria
leza en general (physis), un discurso que se refiere a la vez tempranamente, sino cada vez más conspicua. Se puso de
a la naturaleza de la naturaleza y a la naturaleza de la so- manifiesto de manera plena y agresiva en la Atenas de la
miten entre ellos a amas de leche o maestros de escuela de
Ilustración de fines del siglo V y comienzos del siglo IV»
mala índole?» (citado en ibid., pág. 289). Esos sentimien-
(ibid.).
tos son los mismos que reverberan en obras como el Emilio
El mundo del materialismo y del evolucionismo progre-
de Rousseau, en las cuales se defiende al hombre natural
sivo es también la edad del imperialismo ateniense clásico,
frente al «hombre»civilizado. Ese núcleo de primitivismo
de la total comercialización de la sociedad griega, cuando
también es esencial en versiones más recientes.
esta importaba más de la mitad de sus alimentos y cuando
los aristócratas y capitalistas ricos que la dominaban lo ha- El primitivismo avanza a lo largo de todo el siglo 111a. C .
cían de una forma que se parecía a un gobierno democrático. en la zona de influencia de Atenas, junto con un constante
florecimiento de cultos místicos que se había iniciado en el
El siglo IV a. C., señalado por la declinación de la hege-
monía imperial ateniense, también está marcado por el re- IV: «Nos enfrentamos con un despertar de formas ar-
nacimiento del primitivismo. Con todo, el proceso social en &cas de misticismo que nunca habían desaparecido del to-
juego aquí es complicado. Pues si bien la hegemonía de la do tras la fachada de la religión civil. Al mismo tiempo, la
ciudad estado puede estar declinando, la tendencia hacia filosofia abandona sus reflexiones acerca de la naturaleza
una creciente comercialización continúa. Pero este desarro- y se centra cada vez más en la cuestión del destino humano,,
llo de doble filo es u n mero preludio a la verdadera derrota (trad. de Will, 1975, pág. 222). La decadencia de la consti-
de la constitución griega. tución ateniense en la transición al período helenístico se
Aunque Platón y Aristóteles todavía sostengan una posi- caracteriza además por el conflicto entre una vieja ideolo-
gía democrática y una nueva ideología estatal centralista
ción evolucionista,la discusión se traslada entonces del pro-
greso tecnológico y la creatividad humana a la cuestión más
(Fuks,1974). El período helenístico, que combina el poder
orgánica de la integración de la sociedad. La evolución es de la clase estatal con un nuevo auge de la acumulación y el
ahora la evolución de la complejidad social. El contraste en- crecimiento del capital, efimero pero rápido, es testigo una
tre las ideologías de los siglos V y IV parece paralelo al que vez más de un paso a una ideología acientííican, aunque no
completamente progresiva: «En la era helenística, el cientí-
se produce entre el materialismo de la Ilustración europea y
el fwicionalismo de fines del siglo XM (Spencer,Durkheim). fico se convirtió en el experto que debía ser consultado hasta
Lo cierto es que, después de todo, Platón y Aristóteles, lo por el filósofo» (Edelstein, 1969, pág. 155). En esa época de
mismo que Durkheim, trataron a la sociedad como un orga- creciente especialización, la inestabilidad económica y polí-
nismo exterior a sí mismos, un organismo susceptible de tica es ubicua y la filosoña del momento es todavía el primi-
cambio y hasta de perfección. tivismo de los estoicos. Sólo con la primera expansión de la
república romana y la conquista del mundo helenístico revi-
Con todo, en el mismo siglo asistimos al surgimiento de
la filosofia cínica, «la primera y más vigorosa rebelión del ven nuevamente el evolucionismo y el materialismo, esta
civilizado contra la civilización en casi todos sus elementos vez en Roma. En el período que va del siglo 1a. C. hasta el
siglo 1d. C., autores como Lucrecio, Ovidio, Vlrgilio, Estra-
esenciales»(Lovejoyy Boas, 1935, pág. 118). Con argumen-
tos muy parecidos a los de Sahlins en «The original affluent bón y mtrubio expresan, en grados variables, una nueva vi-
sión progresista de la historia, aunque también esta vez
societp (19721, estos filósofos afirman que «Puesto que los
deseos "naturales" son pocos y dado que uno de los rasgos efímera.
distintivos es que pueden aplacarse con escaso esfuerzo, la La historia del mundo mediterráneo clásico muestra
teoría moral cínica tendía por un lado a una glorificación de una sucesión de mentalidades notablemente parecidas a las
la pereza» (ibid., pág. 122). En sus argumentaciones, este de Europa occidental en su etapa de expansión. Una vez
nuevo primitivismo recurría a los pueblos periféricos del más encontramos aquí un movimiento que va de un modelo
mundo conocido, tradición que se remonta al menos a Aris- espacial del mundo a un modelo jerárquico dominado por
una perspectiva primitivista. Hacia fines del siglo VI a. C.
tófanes: .¿No son muy sabios los escitas cuando dan de be-
esa perspectiva es reemplazada por el evolucionismo y el
ber a los recién nacidos leche de yegua y de vaca, pero no ad-
materialismo, que vuelven a desvanecerse ante la reapari- que organiza la ciudad, el estado y el universo en una única
ción del primitivismo a mediados del siglo IV a. C. En un totalidad (Wheatley, 1971; Müller, 1980).En ese modelo, el
primer momento el espacio concéntrico del universo se je- rango social está absolutamente determinado por la posi-
rarquiza, para luego temporalizarse. En las dos segundas ción geográfica respecto del centro. De manera similar, l a
fases, el valor atribuido a las diferentes posiciones relativas visión árabe medieval del mundo, tal como se representa en
puede ser positivo o negativo: la obra de los geógrafos de la corte, es una construcción con-
céntrica, aunque menos nítida en su clasificación: el modelo
Modelojerárquico Modelo evolucionista árabe reconoce también otros centros de civilización que
pro-civilizado (cultura) evolucionismo progresivo considera como más o menos iguales aunque diferentes, al-
pro-primitivo (naturaleza) primitivismo go que es inadmisible en el modelo chino.
La primera cosmología árabe, que debe mucho a la meta-
ñsica de Ptolomeo, divide el mundo en siete zonas, seis de
las cuales se ubican alrededor del centro árabe. Cada zona
tiene un monopolio de atributos específicos:
Discusión
La aparición de un marco evolucionista, con las varia- &os chinos son el pueblo de la tecnología y el artesanado; la
India es la tierra de la ciencia teórica (. . .) A Irán se le asig-
ciones que lo acompañan, se limita, según hemos sugerido,
naban l a ética y la política; y el arte de la guerra, finalmen-
a condiciones sociales específicas: las de las civilizaciones
comerciales descentralizadas del Mediterráneo y Europa te, correspondía a los turcos. ¿Y los árabes? Ellos se arroga-
ban el auténtico don de la poesía, que nadie niega, y, pre-
occidental. En otras áreas del mundo ha prevalecido el mo-
delojerárquico. Pero en esas áreas la historia de las civiliza- sagiada por Sem, que recibió la profecía en exclusividad, la
ciones es esencialmente el relato de imperios burocráticos verdadera religión. En ese aspecto sitúan la conciencia de
su superioridad» (trad. de Miquel, 1975,II, pág. 66).
centralizados, en los cuales los procesos comerciales y las
clases que los acompañan se enmarcan en el rígido aparato
de clase estatal. Esta construcción comprende una clasificación explícita
De la lógica de nuestra presentación, si no de una demos- de otras civilizaciones aceptadas. El tratamiento de áreas
tración empírica, resulta que la especificidad del modelo je- menos *desarrolladas» del mundo es por cierto diferente.
rárquico se relaciona con la presencia de un núcleo de clase «LosNegros son más en número que los Blancos, y ese es sin
estatal que debe definir simultáneamente su identidad co- duda su único titulo de glorian (trad. de Ibn al-Faqih, citado
mo clase separada y la identidad de la sociedad imperial en ibid., pág. 1411, o «la imperfecta organización de su cere-
que representa. El estado, como símbolo de la civilización, bro, que acarrea una inteligencia inferior»(trad. de Mas'u-
es el centro del mundo, la culminación última del desarrollo di, citado en ibid., pág. 64, n. 3 y 4). Y sólo hace falta leer el
cultural. Está rodeado por un continuum de pueblos cada diario del recorrido de Ibn Fadlan por Europa oriental y sep-
vez más cercanos a la naturaleza, cuyo rango depende de su tentrional en el siglo X para tener una clara imagen del via-
relación con el centro. La estructura del mundo de la clase jero ilustrado y civilizado que se enfrenta a las costumbres
estatal centralizada combina la organización espacial de la de los bárbaros.
oposición naturaleza /cultura de los modelos primitivos con Sin embargo, en ninguno de esos escritos hay rastros de
una clasificaciónjerárquica absoluta en que la transición de evolucionismo.Antes bien, la civilización se concibe, de ma-
la primera a la segunda es una escala de superioridad cre- nera acaso más precisa de lo que cabría esperar, como un
conjunto de artes, costumbres y técnicas que en realidad
ciente.
La construcción china del universo de los pueblos del pueden ser adquiridas por cualquier grupo que disponga de
mundo es una aplicación simple de la visión cuatripartita capacidades mentales y emocionales suficientes. El factor
limitativo importante de este enfoque es el racismo, que de- Las civilizaciones declinan porque se debilitan interna-
termina que un pueblo específico deba necesariamente ocu- mente y decaen. Al final, ceden ante la aparición de nuevas
par el lugar asignado. Ese racismo es, desde luego, de la va- potencias en ascenso. Esta visión pesimista de la historia de
riedad no evolucionista. la civilización surgejustamente, claro está, en el período de
Ahora bien: esa imagen estática es sólo una parte de un la declinación árabe. Eso es de esperar, lo mismo que la ten-
campo discursivo más amplio, probablemente restringido a dencia de Ibn Jaldún al primitivismo, y la nostalgia por la
intelectuales cortesanos que cumplen funciones ideológicas vida dura, honesta y comunitariamente sólida del desierto.
bien definidas. Puesto que, si bien no hay nada comparable Las cosmovisiones árabes medievales no son quizá tan
al evolucionismo griego o europeoper se, tenemos, al menos extrañas a nuestras construcciones occidentales. La estruc-
en fbentes árabes tardías, la colosal macrohistoria de Ibn tura tradicional es el modelo concéntricojerárquico que nos
Jaldún, el Muqaddimah. No me resulta claro hasta qué es tan conocido desde el Renacimiento y la aparición ulte-
punto Ibn Jaldún, que escribe en el siglo XIV, representa rior de la teoría macrohistórica de los ciclos y la postura pri-
una tradición erudita más extensa, pero en su obrsl se com- mitivista, todo lo cual puede encontrarse en circunstancias
bina un tipo de abstracción y objetivación de la sociedad que parecidas de nuestra propia historia. En el mundo árabe
es, por cierto, muy moderno. Si no más, su visión cíclica de medieval hay una refinada tradición histórica e historiográ-
la historia civilizacional es por lo menos tan científica como fica que, si bien no divide el mundo en categorías evolutivas,
las obras de Spengler o Kroeber, que se basan en una vaga contiene sin duda las bases para comprender la aparición
noción de fatiga cultural. Para Ibn Jaldún, el desarrollo de de la civilización como un proceso temporal. Ello implica,
la civilización es un proceso de crecimientoy de integración sin embargo, que las clases estatales tenían que admitir sus
de los individuos en unidades cada vez más grandes. Sus ni- propios límites históricos o aceptar al menos que otros gru-
veles de integración, que vale la pena comparar con los de pos de la sociedad los concibieran. Eso restringía presunta-
Steward, son los siguientes: mente su capacidad de representarse como el centro univer-
sal de un orden eterno, como en el ejemplo de los grandes
familia y parentesco local imperios chinos. En el caso de estos, nos vemos ante u n apa-
comunidad religiosa rato de estado que es objeto de un control mucho más es-
reino tricto y en el cual las elites no estatales tienen menor impor-
civilización tancia.
El modelo chino, vigente muy probablemente desde el
El último de estos niveles se define como una situación período de los Estados Guerreros (Chou oriental), divide el
donde los cargos existen como categorías abstractas, esto es, mundo en un centro constituido por nueve provincias y ro-
donde una estructura de roles se ha separado de las perso- deado por dos cuadrángulos concéntricos que contienen,
nas que ocupan sus posiciones. Si bien la civilización, con respectivamente, a los bárbaros del interior y del exterior,
todas sus riquezas y oportunidades, es indudablemente de- los bárbaros domesticados y los bárbaros salvajes. Los bár-
seable, en ella se contienen además las semillas de su pro- baros del interior se subdividen a su vez en civilizados e in-
pia destrucción. En la abstracción misma de su naturaleza civilizado~, con lo cual se completa un continuum que va de
elimina la asabiyya o fuerza cohesiva tribal originaria: .A la cultura a la naturaleza.
medida que adoptan nuevos lujos y reñnamientos, y se hun- La civilización se identifica con el centro chino. No es al-
den de manera creciente en la comodidad, la molicie y la go que se desarrolle en la forma de un proceso, sino que es el
paz, los hombres se alejan cada vez más de la vida y la dure- don del «héroecivilizador».«Elbárbaro se concibe ante todo
za del desierto. Por último, terminan por confiar su protec- como una parte integrante del medio ambiente natural que
ción a alguna fuerza armada distinta de la propia»(Ibn Jal- el héroe cultural chino puso en su lugar correspondiente al
dún, 1958,111, págs. 341-2). crear el orden y estructurar el mundo (todo lo que está bajo
que niega la permanencia de una jerarquía política deter-
los cielos),, (trad. de Müller, 1980, pág. 63). Los bárbaros y minada. El evolucionismo es compatible con una clase eli-
los chinos no son dos especies diferentes, aunque se diga
tista que se reproduce mediante una dinámica insegura co-
que los primeros están más cerca de la naturaleza. Los une
mo la representada por el capital mercantil o industrial. La
en realidad un parentesco lejano,y sólo la presencia del «hé-
penn&encia de grupos particulares y una jerarquía fija no
roe civilizador,, hizo posible que el núcleo territorial de Chi-
forma parte de la definición del poder capitalista. La única
na se convirtiese en lo que es. Desde luego, este modelo es
constante de la identidad capitalista es la acumulación mis-
muy parecido al del héroe cultural, común a gran parte de la
ma, que puede traducirse fácilmente en «desarrollo,,o «evo-
mitología primitiva. No obstante, los bárbaros también se
lución*.En sociedades de clases estatales en las que la clase
equiparan a los niños, es decir, son pueblos que aún no han
mercantil ha llegado a ocupar una posición de importancia,
aprendido las costumbres de la civilización. La socialización
como es el caso de la civilización árabe de la Edad Media,
y la aculturación son procesos equivalentes. Los individuos
debería haber tendencias favorables a la aparición de algún
y hasta sociedades enteras pueden, según parece, ascender
tipo de conciencia histórica o evolucionista. En las socieda-
dentro de este espacio jerárquico, pero las posiciones mis-
des en que la clase estatal domina por completo la acumu-
mas son absolutamente fijas.
lación de la riqueza comercial, su poder político, que se iden-
Pel Ti tiñca con su poder económico, vale decir, con su capacidad
de sobrevivir, se ve directamente amenazado por cualquier
Nei forma de conciencia histórica. Por el contrario, sus exigen-
cias son de naturaleza más mitológica: una conciencia que
haga atemporal su posición en el cosmos. Cuanto más teo-
crático es un estado, más depende su poder de su función
«religiosa»y más mitológica es su identidad.
Nuestro muy elemental continuum de civilización pasa
ahora de los sistemas burocráticos de clase estatal a los sis-
temas de clase estatal dominados por la burguesía y a los
'..
,/ x.
sistemas también dominados por esta que no son de clase
estatal y donde el estado se reduce a una mera función de
gobierno. Las respectivas estructuras del mundo parece-
Nan Man rían corresponderse con el continuum que se extiende de la
Chiu chou: las nueve provincias China cosmovisión china antigua a la árabe medieval y la occiden-
Shu = bárbaros civilizados, cocidos tal mediterránea.
Sheng = bárbaros incivilizados, crudos Pero nuestro modelo del conflicto entre primitivismo y
Nei = bárbaros del interior
Wai = bárbaros del exterior
civilizacionalismo ni siquiera desaparece en la relativa ri-
gidez de la cosmología china. El primitivismohizo su apari-
Figura 3.5.Esquema chino de la «estructura del mundo>>
(período tardío de ción en el crítico período de los Estados Guerreros, cuando
los Estados Guerreros). en el mundo chino se produjeron cambios drásticos que
arrancarían al parentesco de la estructura de poder y lo
La ausencia de un marco histórico o evolutivo en la anti- reemplazarían por el Leviatán puramente burocrático que
gua China puede entenderse, a mi modo de ver, en términos en definitiva tomó la forma del imperio Han. El debate en-
de la naturaleza de su clase estatal en relación con otras cla- tre el confucianismo y el taoísmo que surge en ese momento
. ses dominantes de la sociedad. El marco evolucionista, que recuerda sin duda debates similares de la Grecia clásica y la
está tendencialmentepresente aun en la «edadde oro»ára- «querelle des anciens et des modernesn del renacimiento
be, parece depender de una conciencia histórica del cambio
y corren al agua a pescar bremas y truchas.
francés. No hace falta tener una perspectiva evolucionista
Sus placeres son los mismos de las bestias y los %fiaros:
para desaprobar la civilización. no refrenan ni el cuerpo ni la mente.
Nuestro propósito ha sido establecer la existencia de Mucho erré por las Nueve Tierras;
ciertos patrones similares en la historia de las ideologías ci- y dondequiera que fiiera, esas costumbres ya no estaban.
vilizadas, patrones que parecerían ser cíclicos en el orden de Me detengo y, perplejo, me pregunto
su aparición y desaparición, de acuerdo con la dinámica de si los Santos y los Sabios realmente nos han favorecido.
expansión y contracción de los sistemas civilizados. Hemos
sugerido, pues, que las ideas examinadas no se desarrolla- («Civilización»,poema Tang [taoísta],citado en Levenson y
ron internamente, sino que son, en lo esencial, parte de los Schurmann, 1969, pág. 114.)
cambios de la estructura identitaria de la sociedad civili-
zada. Así, nuestra posición se opone diametralmente a la
orientación evolucionista común en la historia de las ideas
antropológicas tal como se expresa en las siguientes líneas:

«Demócritose yergue como una figura descollante en el pri-


mer pensamiento antropológico por más razones que la de
haber reemplazado la imagen hesiódica de la degeneración
moral de la humanidad por una imagen más moderna del
crecimiento del ingenio humano. Tiene el mérito de haber
fundado la cultura en los atributos biológicos de la especie
humana, a saber, la capacidad de prensión y las aptitudes
para el pensamiento racional y el lenguaje» (Honigman,
1976, pág. 21).

Es justamente este enfoque continuista de la historia de las


ideas el que omite reconocer el condicionamiento social del
saber antropológico. Honigman sólo está interesado en el
grado de concordancia entre Demócrito y la antropología
moderna. Pero no le interesa en absoluto descubrir hasta
qué punto el materialismo y el evolucionismo son construc-
ciones ideológicas y no invenciones intelectuales. En lo que
nos concierne, el evolucionismo de Demócrito no es sólo una
buena idea del pasado distante. Si así fuera, cabría esperar
que un historiador con inclinaciones menos racionalistas
buscara «precursores»de Bateson en el siguiente texto an-
tiguo:

Hacia el sudeste -a tres mil leguas-


el Yuan y el Hsiang forman un magnífico lago;
profundos valles montañosos por encima del lago,
y moradas de hombres en cuyos corazones no hay engaño;
alegres como niños, pululan en las copas de los árboles;
4. La emergencia del concepto de cultura ción con quienes la poseen. Por así decirlo, se la reubicó <<ahí
en antropología afuera»,en el sentido de un esquema, un código o un guión,
como una especie de texto que tenía vida propia y podía es-
tudiarse en sí mismo, sin referencia a las personas que lo
practicaban. Ahora bien, me gustaría sugerir aquí que esa
ruptura no fue un mero golpe de genio intelectual de Boas.
De hecho, el cambio estaba en gran medida .en el aire».En
ese mismo período, el sociólogo y antropólogo Emile Durk-
heim añrmaba la primacía de lo que él llamaba <<el hecho
El concepto de cultura tiene en la antropología una larga social*: lo social como fenómeno colectivo que constriñe y
y confusa historia, oscurecida por su uso en el siglo XM, su organiza el comportamientosocial y puede ser estudiado en
asociación con la raza en la forma de Volkgeist, o con la civi- sí mismo sin referencia a la psicología individual.Así como
lización o <<alta cultura», en cierto modo concebida como lo en Nueva York la cultura se convertía en una abstracción
opuesto del concepto de Kultur de los filósofos nacionalistas autónoma, en París la sociedad se convertía en un organis-
alemanes. En esa primera antropología, se lo asociaba, por mo abstracto independiente.Y en Ginebra Saussure,padre
lo común de manera muy estrecha, a la totaiidad del reper- de la lingüística moderna, <<descubría. la arbitrariedad del
torio de un <<pueblo», vale decir, a las características deñni- signo, esto es, que el lenguaje es un sistema de convenciones
torias de ese «pueblo».Estas incluían todo, desde la tecno- cuya organización interna puede estudiarse haciendo caso
logía hasta la religión. En otras palabras, la cultura era sen- omiso a las referencias hechas por aquel. Al parecer, nos en-
cillamente lo que distinguía a los otros. Si bien una de las contrábamos en una época en que los hombres eran cada
tendencias dentro de esos debates, sobre todo entre algunos vez más conscientes de que la vida social y cultural estaba
evolucionistas británicos, apunta con claridad a una noción alienada de la existencia personal. Eso es evidente no sólo
de la cultura como todo lo que se aprende o puede aprender- en el discurso permanente de la alienación en los escritos de
se - e s decir, algo no necesariamente determinado por la ra- W. Tonnies sobre Gemeinschaft und Gesellschaft,sino tam-
za-, nunca hay una -ación clara en cuanto a la condi- bién en las obras literarias de Thomas Mann que deploran
ción de los repertorios aprendidos en la comprensión de los la corrupción del Viejo Mundo, y de Kafka sobre los horro-
rasgos característicos de una población. Y hay una idea im- res del poder anónimo moderno, y hasta en la nostalgia de
plícita de la cultura como un fenómeno unitario en el que los Proust. Y sin duda las doctrinas de Mallarmé y los simbolis-
diferentes pueblos del mundo ocupan un escalón particular tas sobre la carencia de significado del lenguaje, y la apari-
de acuerdo con el mayor o menor desarrollo de aquella. Con ción de la música dodecafónica y el arte abstracto, son ex-
el cambio de siglo se produjo un cambio radical en el uso de presiones suficientementevigorosas de una ruptura social
la palabra «cultura»,al aparecer en los Estados Unidos la subyacente a la ruptura intelectual producida en la antro-
antropología explícitamente relativista de Franz Boas. Ese pología.
cambio consistió en la abstracción de la cultura respecto de La noción de cultura como un paquete susceptible de
su base demográfica o, en el peor de los casos, racial. La cul- abstraerse de signos, símbolos, herramientas y creencias
tura pasó a ser <<supraorgánica», es decir, arbitraria en rela- fue objeto de una creciente sistematización en las primeras
décadas del siglo XX. Un discípulo de Boas, Alfred Kroeber,
Este capítulo s e basa en el extracto de un trabajo presentado ante historia-
dores y otros especialistas en la civilización helenística. Fue publicado ori-
desempeñó un papel instrumental en esta elaboración de
ginalmente con el título <<Notes on culture and identity in imperial worlds* una «teoría»de los patrones culturales. Y en la obra de
en P. Bilde, P. Engberg-Pedersen, L. Hannestad y J. Zahle, eds. (1991)Re- Julian Steward, discípulo de Kroeber, lo mismo que en la
ligion and Religious Practice in Seleucid Kingdom, Aarhus: Aarhus Uni- obra paralela de Leslie White, la cultura pasó a ser un siste-
versity Press. ma en el que los dominios ecológico, económico, socioestruc-
tural e ideológico tomaban parte en la totalidad dinámica de redeñnirse como estructura conceptual; hablamos del mo-
un proceso evolutivo. Aquí los conceptos de cultura y socie- delo conceptual o popular IfoLkl de las relaciones sociales,
dad resultaban en gran medida indiscernibles.Y en los neo- independiente de lo que «realmente ocurre sobre el terre-
evolucionistas y materialistas culturales que dominaron la no*. Aunque la palabra «cultura»no fue de uso común sino
antropología estadounidense desde la década de 1950hasta hasta hace muy poco, la orientación es similar: se tiende
la de 1970, las cosas siguieron siendo iguales. Esa noción de a abstraer los aspectos ideacionales del proceso social y a
cultura puede resumirse en la idea de que se trata del com- convertirlos en un objeto autónomo de investigación. Esa
plejo o sistema de relaciones mediante las cuales el Homo transición en el uso del concepto de cultura está amplia-
sapiens se adapta al mundo, reemplazando el anterior sis- mente reflejada en el paso de esta cultura como todo lo que
tema biológico de los instint0s.l se aprende y se produce a su comprensión como sistemas,
E n los Estados Unidos hay otro desarrollo del concepto códigos y programas de significado.
de cultura que ha llevado al uso popular contemporáneo del
ténnino como una construcción esencialmente simbólica y
cognitiva (esto es, ideacional o semántica). Esta situación
fue, en gran medida, el resultado de la colaboración entre Las vicisitudes del concepto de cultura
Kroeber, Clyde Kiuckholn y el sociólogo de Harvard Talcott
Parsons, quien, en su intento de combinar el verstehen de E n el uso del concepto de cultura hay algunas vigorosas
Weber con el funcionalismode Durkheim, dividió la investi- tendencias que cabría consignar aquí. Acomienzos del siglo
gación social en el estudio de la estructura social y el de la XX predominó en la antropología estadounidense la idea de
cultura o el significado socialmente atribuido, entre otras relativismo cultural, así como en Gran Bretaña se tendía en
cosas. Este esfuerzo dio lugar a la antropología de Harvard, general a un relativismo socioestructural, esto es, la ambi-
que se especializó cada vez más en el estudio de sistemas de ción de clasificar las diferentes formas de organización so-
significado, simbolismo, categorías cognitivas, etc. CliíTord cial en un esquema tipológico. La idea de relativismo, es de-
Geertz, uno de los principales representantes de la versión cir, de que toda sociedad o cultura debe ser comprendida en
más limitada del concepto de cultura, fue un producto de ese sus propios términos, fue un sello distintivo de ese período,
medio intelectual. Para Geertz, la cultura es el texto públi- así como la noción implícita de que las sociedades y las cul-
camente accesible de un pueblo, un programa simbólicoins- turas no se pueden clasificarjerárquicamente, sobre todo en
cripto en el tiempo y el espacio de la vida social y su verda- una escala evolutiva. Poco a poco ese enfoque fue despla-
dera esencia. zado, aunque no del todo, por modelos mas evolucionistasy
Sin querer aburrir a los lectores con más historia de la universalistas en los cuales la «cultura» o la especificidad
antropología, habría que añadir que un proceso parecido de era sencillamente el material empírico que había que orde-
abstracción de la cultura y de su reducción a sistemas de nar según modelos universalistas que lo colocaban en su de-
significado se produjo en la antropología social británica, bida posición en el tiempo o en el espacio más enrarecido de
sobre todo en lo que se conoció como estructuralismo inglés, las permutaciones estructuralistas. En este período de evo-
en el cual, tras los pasos de Durkheim, el estudio de la rela- lucionismo y estructuralismo, el mundo social era visto en
ción entre estructura social y estructuras simbólicas se cen- términos de una perspectiva más amplia de la historia o la
tró cada vez más en estas últimas y hasta la primera llegó a evolución o bien, en el caso de Lévi-Strauss, del sistema
transforrnacional de la humanidad. Esa visión general del
Debe advertirse que fue White, conocido como uno de los fundadores
del neoevolucionismomaterialista, quien insistió en la naturaleza simbó-
mundo, que Geertz asocia con la Ilustración, con la noción
lica de la cultura, esto es, como una especie de sistema cognitivo o semán- aparentemente falaz de que existe la humanidad y no sim-
tic0 para la orientación humana que reemplazó las respuestas automáti- plemente las formas especíñcas de vida que el etnólogo pu-
cas de los instintos biológicos. do recoger en sus cuadernos, retrocedió en la década de
entre otros marxismos, invadió las playas de un bastión
1980. Esta oscilación cíclica no es inherente a las ideas mis- funcionalista en retirada. En Francia, el marxismo estnic-
mas, sino que se corresponde con movimientos bastante tural, en sus distintas formas listas para la batalla, estaba
amplios del contexto social general. Así, los modelos univer- en su plenitud, y Lévi-Strauss aplaudía los nuevos desarro-
salistas y evolucionistas reaparecieron en los Estados Uni- llos como extensiones adecuadas de su propio estructura-
dos durante la década de 1940 y se desarrollaron hasta me- lismo ahistórico. El análisis de las estructuras de poder y de
diados de la década de 1960. Ese fue el período de expansión práctica también hizo su aparición en este período (p. ej.,
de la hegemonía norteamericana: un período de modernis- Bourdieu), y la semiótica y hasta el psicoanálisis estructu-
mo en el que la fe en el futuro era inexpugnable. Mientras ralista se sumaron al vasto proyecto antropológico de com-
los británicos seguían dedicados en gran medida al particu- prender las trayectorias sociohistóricas de la humanidad.
larismo -«mi sociedad., apero ¿qué ocurre en este caso?», Entonces, entre mediados de la década de 1970 y la de
etc.-, muchos antropólogos estadounidenses estaban en 1980, ese proyecto esencialmente modernista se derrumbó
busca de amplias generalizaciones que pudieran encajar en de improviso. No fue por razones intelectuales, sino porque
un esquema histórico monumental. Ni a los británicos ni a el futuro de las sociedades intelectuales comenzó a perder
los franceses les importaba mucho la noción de cultura. Los color y la misma identidad modernista empezó a disolverse
primeros simplemente la veían como un término vago que en un posmodernismo cínico o una búsqueda de las raíces.
remitía a un vasto conjunto de valores y de estructuras sim- E n otro lugar he sostenido que esto fue en gran medida un
bólicas que era posible analizar apropiadamente sin invocar reflejo de la decadencia real de la hegemonía occidentaly la
el concepto general de cultura, que tendía a fundir la identi- creciente fragmentación del sistema mundial, la descentra-
dad social y étnica con las más accesibles estructuras de re- lización de la acumulación de capikai o, más en general, de
presentaciones. Los franceses parecen no haber considera- la «riqueza» (en términos weberianos), una segmentación
do jamás l a noción, quizás a causa de la particular jerarquía política y la afirmación de nuevas identidades y autonomías
de su organización interna y colonial, en la que cultura sig- políticas locales y regionales. En un período similar al de la
nificaba francés en el sentido mínimo, y París, en el sentido fragmentación de comienzos del siglo XX, la cultura apa-
máximo. El vigor de esa jerarquía h a sido examinado por recía en un lugar destacado de la agenda intelectual y, sobre
Bourdieu, pero también es visible de manera empírica en la todo, emocional. Los proyectos universales en gran escala
práctica extravagantemente jerárquica de la identidad que de una historia social y una vasta indagación estructuralis-
puede constatarse en las posesiones francesas de ultramar. ta de las variaciones sociales humanas perdieron su ímpe-
Esto puede parecer irrelevante para los problemas pura- tu, y el relativismo y la obsesión anteriores por la cultura en
mente intelectuales, pero yo sugeriría que las condiciones sí misma ocuparon otra vez el primer plano. En los Esta-
sociales de identificación desempeñan un papel decisivojus- dos Unidos, los ecologistas culturales dirigieron su atención
tamente en esas formulaciones de los programas académi- al simbolismo ritual; los evolucionistas se desengañaron de
cos dominantes. E n todo caso, hemos subrayado que la idea la historia; el desarrollo se consideró un desastre, y la cul-
de entidades discretas analizables que pueden compren- tura como texto, código y esquema empezó a dominar las
derse por derecho propio y compararse con otras entidades discusiones. En algunos casos extremos, el determinismo
discretas fue un tema dominante en la antropología de los cultural se convirtió en un programa explícito (como en el
primeros años. La tendencia hacia una reflexión más gene- caso del ex materialista, ex evolucionista y ex estructuralis-
ralista se inició en los Estados Unidos y se difundió por Eu- t a Marshall Sahlins).En Europa, la situación era más com-
ropa a raíz del Plan Marshall y la reindustrialización del pleja, pero en Gran Bretaña había un mayor interés general
continente. Esta situación se hizo sentir con más fuerza en por el estudio de los sistemas simbólicos y semánticos, y en
las décadas de 1960y 1970, cuando los funcionalistas britá- Francia los ex marxistas estructurales se centraban ahora
nicos se volcaron cada vez más hacia los modelos históricos en lo que llamaban idéologiques (Augé, 1975, 1977).
y evolutivos (Southall, Gaody), y el marxismo estructural,
Ahora bien, como he sugerido, ese cambio quedó englo- rés que hemos señalado. Los cánones de la teoría y la falsa-
bado en una transformación más general de Occidente en la bilización no han desempeñado ningún papel en los cam-
que los grandes proyectos de transformación social cedieron bios a los que nos referimos. Por el contrario, las causas pri-
su lugar a una búsqueda de las raíces y la identidad, un re- meras parecerían ser los intereses originados en las cam-
nacimiento de la cultura, al mismo tiempo que en gran par- biantes condiciones de la existencia personal corriente: la
te del «tercer mundo» la ideología del desarrollo sufría un gente -mis alumnos de fines de la década de 1970, por
duro ataque y el proyecto de supervivencia cultural del ejempl* sencillamente no tenía interés en el estructura-
«cuarto mundo» comenzaba a calar hondo. No debería ser lismo, el desarrollo y ni siquiera en las cuestiones teóricas
una sorpresa, entonces, que la antropología, y sobre todo la en general, pero sí, y mucho, en las cuestiones de la cultura,
antropología centrada en la cultura, ganara en popula- la etnicidad y la identidad. El segundo punto es que se ha
ridad. vuelto cada vez más evidente que el proyecto antropológico
Así, el uso del concepto de cultura, en cualquiera de sus consiste en atribuir culturas a otros como parte de nuestra
formas, ha tenido una historia cíclica que no es indepen- propia identificación.La creciente incertidumbre del antro-
diente de los sucesos del mundo en general. Eso no implica pólogo en la hegemonía en fragmentación del sistema mun-
que todo el mundo haya tenido las mismas concepciones, dial ha conducido al derrumbe de lo que hoy se caracteriza
sino que en la distribución de los intereses intelectuales ha como una ex «autoridad etnograca». La cultura se entien-
habido tendencias estadísticas. de ahora como nuestro texto, a menudo una reificación de
otro «modode vida»,que debe comprenderse como un resul-
tado negociado y no como un reflejo de una realidad objetiva
o descripta. Este aspecto suele verse subrayado por el he-
Salida: repensar la cultura después de la cho de que aquellos a quienes el antropólogo estudia ahora
contracción hablan por sí mismos, representan sus propias vidas y no
aceptan fácilmente que aquel los «hable»o los «escriba».El
Todo lo esbozado hasta aquí tenía el objetivo de montar tercer punto, y el más general, es que las categorías mismas
el escenario para otro tipo de comprensión, una compren- de la antropología deben ser entendidas como productos de
sión que sin duda también está hoy «en el aire» y que en la una posición social particular en un tipo particular de siste-
actualidad afecta una vez más el proyecto antropológico. La ma mundial en el que vivimos. La noción central de cultura
decadencia del modernismo en la década de 1970, la decli- no es la menor de sus categorías. Estas nuevas cuestiones,
nación de la fe en el futuro, en el desarrollo, en los modelos que también son un resultado del proceso de deshegemoni-
universales, que se anunciaban en el renacimiento del cul- zación al que antes nos hemos referido, representan la al-
turalismo, han ingresado hoy en una fase más reflexiva en ternativa crítica al retorno más defensivo a la cultura y a su
la que se cuestionan las nociones mismas de cultura y de reificación, que es igualmente parte de la invención de una
identidad. El especialista de la cultura seguro de sí se ha falsa elite de especialistas de la cultura que buscan mante-
visto hoy obligado a examinar su propia actividad; a veces, ner su autoridad etnográfica a toda costa (Geertz, 1988).
como en el caso de Geertz, sus mismos discípulos lo forzaron Para la reformulación de las ideas básicas, no hay nada me-
a ello. Algunos de los principales argumentos dicen lo si- jor que la honesta incertidumbre. Ese será nuestro punto de
guiente. El primer punto es que el pensamiento antropoló- partida en la discusión que sigue.
gico está muy inmerso en los procesos del mundo real y no
es posible comprenderlo como un dominio autónomo y ce-
rrado con sus propias leyes «científicas»de desarrollo. Este
aspecto resulta absolutamente claro en la falta de una argu-
mentación que tienda un puente entre los cambios de inte-
Deconstrucción de la cultura anteriores ejercicios de identidad cultural, sobre todo la va-
riedad occidental, en la cual al menos desde el siglo XVII se
El término «cultura»ha sido empleado en dos sentidos supuso que la cultura de un pueblo, su etnicidad o su nacio-
muy distintos en la antropología. La cultura genérica remi- nalidad, era en cierto sentido su esencia, reducible a un con-
te a la cualidad del Homo sapiens específ?ca de la conducta junto de propiedades inherentes. Esta concepción podía
humana, es decir, su organización en esquemas significati- asumir fácilmente la figura del racismo (Kahn, 1989),y su
vos o, más bien, en esquemas de significado atribuido, en forma siempre era: «X es miembro de la población Y; por
oposición a la mera reacción visceral y al instinto. Los seres consiguiente, tiene el conjunto característico de rasgos de
humanos tienen planes, modelos que orientan sus intencio- esa población».Una cultura es idéntica, pues, a las propie-
nes y que se formulan en términos de construcciones se- dades expresadas en todos y cada uno de sus integrantes:
mántica~, por lo común en el medio lingüístico. La noción de como un fondo genético, tenemos aquí un fondo cultural.
cultura genérica se refiere a ese carácter producido y arbi- Hacen lo que hacen porque son lo que son. Aquí, el término
trario de la conducta y la organizaciónhumanas, una cuali- clave es esencialismo.
dad que en principio permite que los seres humanos modiñ- Si bien la cultura diferencial tiene sus raíces en el pri-
quen la manera en que van por la vida, cosa imposible para mer relativismo de la antropología, también se puede decir
una especie cuya organización esté biológicamente progra- que está relacionada con la noción genérica como un nivel
mada. Como señalamos antes, el neoevolucionista Leslie inferior de especificidad dentro de lo que es específico de la
White dio mucha importancia a esta definición «supraorgá- humanidad. La capacidad de tener una cultura incluye na-
nica»,y aun Geertz se refirió a ella al analizar el hecho de turalmente la de tener culturas específicas, que es, al fin y
que la cultura es la naturaleza humana, esto es, que la bio- al cabo, la única manera como la cultura en general puede
logía humana requiere el insumo de un programa cultural a aparecer en la realidad. Geertz llega a afirmar que no hay
ñn de que el organismo pueda funcionar. Geertz plantea cultura en general sino únicamente culturas específicas.
otros supuestos sobre la sistematicidad de la cultura como Estas no son manifestaciones de la cultura. Antes bien, la
programa, a los que volveremos en breve. No hace falta de- cultura es una falsa abstracción de la suma de las culturas
cir que hay una reificación y hasta una sustancialización específicas.3 Esa afirmación es un sinsentido, desde luego,
implícitas de la cultura que son inherentes al supuesto de pues la cultura genérica se refiere a la competencia, al modo
que esta es en cierto modo equivalente a un sistema de ins- en que se organiza la conducta humana. Aunque sea cierto
tintos o un programa biológico. que ninguna población puede exhibir una cultura genéri-
El segundo y más común uso del término alude a la cul- ca, si arrojamos por la borda ese concepto, no podemos dar
tura diferencial, que consiste en la atribución de un conjun- razón de la capacidad de transformar la cultura. Dicho de
to de propiedades comportamentales y representacionales
sociales a una población dada. Este uso se aplica a la identi-
ficación de la otredad. La fuente de esta noción es sencilla- conjunto y no a grupos sociales específicos. En este sentido, es parte de la
mente la relación de identidad diferencial, común al nacio- identificación de nosotros mismos como especie, nuestra conciencia de la
nalismo y a la etnicidad mucho antes de su apropiación por especie, nuestra etnicidad biológica. Con todo, en la práctica el contenido
de «cultura gen6ric.a. no es meramente una diferencia, sino que consiste
la antropología. La primera de estas ideas de la cultura se en una indagación de los mecanismos de la conducta humana en general.
basa en una problemática completamente diferente: el in- Ello es parte de la lucha permanente de Geertz contra las nociones ilu-
tento de comprender la naturaleza de la naturaleza huma- ministas de una humanidad universal, un proyecto que encubre una cu-
na, lo que distingue a nuestra especie de otras, «biológica- riosa recaida en un esencialismo racista según el cual pueblos diferentes
mente» determinada^.^ El concepto diferencial se asemeja a equivalen a culturas diferentes, dentro de un mundo de exoticidades ma-
ravillosas que podemos observar y recoger para nuestras colecciones et-
Podría decirse, desde luego, que también la cultura genérica es un con- nográficas, que son, según Geertz (1984),el único proyecto antropológico
cepto diferencial, pero se trata de un concepto aplicable a la especie en su interesante.
otra manera, hay propiedades de la cultura humana que palabra la que ahora se ha convertido en la manzana de la
son comunes a todas las culturas específicas, así como hay discordia para los antropólogos: quienes buscan el diálogo
propiedades del lenguaje que son comunes a todas las len- contra quienes, a cualquier precio y a todo trance, quieren
guas, razón por la cual podemos decir que el lenguaje existe. mantener la autoridad etnográíica.
La cultura genérica es la fuente de la variación, de la creati- Frederik Barth (1989)ha hecho un significativo aporte a
vidad en las poblaciones humanas, en la medida en que de- esa discusión al defender de manera convincente unavisión
fine el lugar de la productividad social y la otredad, o la posi- interpretativa abierta de lo que normalmente se denomina
bilidad de ser distinto de sí mismo. Así entendida, la cultura <<cultura». Este autor hace cuatro observaciones de impor-
diferencial es meramente la realización de la cultura gené- tancia a propósito de la reconceptualización del término: el
rica en su especificidad histórica y espacial. significado es una relación de otorgamiento; el significado
En ambos usos hay un supuesto común, a saber, que la es atribuido y no está meramente presente en el mundo; el
cultura es en cierto modo una entidad, un objeto, un sistema significado cultural está distribuido de manera desigual en
de relaciones con existencia real, delimitado de alguna ma- las poblaciones y no es un marco o paradigma compartido;
nera. Si bien la idea de cultura genérica podría aclararse in- la distribución del significado cultural depende de la posi-
telectualmente insistiendo en la noción de capacidad 4 s ción social. Los hechos «sonel resultado de infiuencias recí-
decir, el complejo de procesos lingüísticos y no lingüísticos procas entre la causalidad material y la interacción social, y
que intervienen en la formación de esquemas representa- por tanto están siempre en discrepancia con las intenciones
cionales e interpretativos, sin implicar totalización o siste- de los actores individuales*(ibid., pág. 134). Nuestra pará-
maticidad-, el uso diferencial más común de la cultura no frasis del argumento de Barth tiene el propósito de destacar
puede escapar al esencialismo que es su fundamento. Esa la situación en la que se generan las construcciones cultura-
noción es el producto de una relación entre el observador oc- les. E n ella hay muchas voces ya presentes en la sociedad,
cidental (u otro) y el pueblo al que observa. Se inculca a tra- posicionadas de acuerdo con relaciones de poder y de autori-
vés de muchas expresiones lingüísticas prefabricadas; por dad, donde hay coherencia cuando el significado atribuido
ejemplo: las personas observadas son «un objeto etnográñ- puede sostenerse hegemónicamente, y donde esa autoridad
con con límites definidos; mediante un código de significados es complementada o contradicha por la autoridad más alta
que hemos descubierto, leído, interpretado o lo que fuere, (en la realidad social) del antropólogo, lector oficial de la
podemos explicar lo que ocurre dentro de esos límites; en cultura. Barth subraya la necesidad de volver a la influen-
otras palabras, hay un contenido semántica objetivo que co- cia recíproca y comprender el modo en que las interaccio-
rresponde a una población descripta dada. Todo ello es pro- nes interpretativas se tornan más o menos monolíticas, es-
ducto de la institucionalización de la cultura como realidad tables y homogéneas, si ese llega a ser alguna vez el caso.
objetiva y contribuye a ella, y la idea central del análisis cul- Desde ese punto de vista, la cultura no es algo que esté ahí
tural ha sido fortalecer ese proceso. afuera y que procuremos captar, un texto o un código ocul-
Pero la reciente disolución de la autoridad etnográíica to. Constituye un producto relativamente inestable de la
ha comenzado a trastornar los fimdamentos de todo ese pro- práctica de significado, de actos múltiples y socialmente si-
yecto. Nuestra construcción y reificación de otras culturas tuados de atribución de significado al mundo, de una plura-
es un proyecto altamente reduccionista, cuya racionaliza- lidad de interpretaciones tanto dentro de la sociedad como
ción es el concepto mismo de cultura: el supuesto de que el entre sus miembros y los antropólogos, esto es, entre socie-
mundo está formado por culturas y que la cultura es una dades. La sustancializaciónde la cultura es un tipo específi-
unidad fundamental de comprensión y hasta de análisis. La co de práctica de identificación de los otros, una esencia&
cultura, en cambio, podría ser vista como una enorme inter- zación de la otredad en la que el producto de las múltiples
acción de interpretaciones de una realidad social dada, en la prácticas de interpretación tiene precedencia sobre las
que el antropólogo tuvo la última palabra. Es esta última prácticas mismas.
Lo que hemos señalado hasta aquí es que la cultura no ma unidad cultural se separan. Algunos sobreviven, otros
es una categoría obvia de por sí y ciertamente nunca puede mueren, y en lo que se refiere a los rasgos objetivos, la forma
usarse para explicar ningún otro aspecto de la realidad, cultural puede convertirse en una imagen calidoscópica de
puesto que, en el mejor de los casos, puede ser una abstrac- trazos diversos que sin embargo se remodelan de acuerdo
ción de esa realidad, una tipificación o acaso una estereoti- con el cambiante marco espiritual que empapa la cultura y
pifícación, falsamente representada como gramática o códi- transforma el mosaico en una totalidad orgánica» (Boas,
go. Esto es aristotelisrno en su peor forma. Es cierto que con 1927, pág. 7).
respecto a la noción de cultura se ha expresado una insatis-
facción general. El artículo de Barth al que aquí nos referi- Si la cultura es siempre u n producto practicado, no es po-
mos apareció en una revista dedicada al estudio de socieda- sible entenderla como un objeto autónomo que de algún mo-
des complejas, en la que varios autores señalaban la inade- do se haya vuelto heterogéneo. Boas lo sabe, aun cuando su
cuación del concepto de cultura para comprenderlas (por modelo de integración sea fundamentalmente psicológico.
ejemplo, Hannerz, 1989): Lo que cambia es el juego de interpretacioneso de atribucio-
nes de significado, que debe ser entendido en términos de
«En un mundo poscolonial ya no parece sosteniblela visión contextos sociales cambiantes. El flujo de la cultura, sus
de una cultura auténtica como universo autónomo e inter- préstamos y apropiaciones, es, entonces, una denominación
namente coherente. Ni "nosotros" ni "ellos" somos tan in- inapropiada que depende de la sustancialización previa del
dependientes y homogéneos como alguna vez lo creímos. To- concepto. Los productos pueden atravesar las fronteras, pe-
dos habitamos en el mundo interdependiente de fines del ro para que la cultura lo haga también debe desplazarse la
siglo XX, que está marcado por préstamos y apropiaciones a práctica de la significación, lo cual constituye un fenómeno
través de fronteras culturales permeables, y saturado a la más complejo. La cultura no ha cambiado, pues, a causa de
vez de desigualdad, poder y dominación» (Rosaldo, 1988, la creciente complejidad del mundo. Lo que cambió es la for-
pág. 87). ma en que se atribuyen la identidad y el signiñcado dentro
de y entre poblaciones que de hecho interactuaron duran-
Pero también esto es una expresión de nostalgia por la te un período muy prolongado. Advertir que una «cultura»
cultura, la pureza y la autenticidad, que queda enteramen- cualquiera contiene elementos de muchas otras no es descu-
te eliminada en el examen que hace Barth de la cultura en brir algo nuevo, pero advertir que los elementos importados
general. Y no debemos olvidar que Franz Boas, padre del ya no se absorben y asimilan en una totalidad homogénea
relativismo cultural en la antropología, sabía muy bien has- más amplia, es un claro indicio de la falta de procesos inte-
t a qué punto los elementos que forman cualquier cultura gradores. Esta es una cuestión de identidad y no de oríge-
son importaciones. Porque las culturas en otro tiempo pu- nes, como sostenemos de manera más extensa al examinar
ras que ahora interactúan a través de los límites nunca la diferencia entre globalización y sistemas globales.
existieron como tales. La naturaleza híírida de la cultura
definida en términos de los orígenes de sus elementos no es
nada reciente, y en la obra de Boas lo esencial es la manera El sustrato existencial y la producción de cultura
en que se integran esos elementos y no sus fuentes histó-
ricas: Durante toda su historia antropológica, el concepto de
cultura ha sido en gran medida un asunto cognitivo: la iden-
«Vemosformas de objetos y costumbres en flujo constante, a tificación que hacemos de ellos, la identificación que ellos
'
veces estables durante un período para después experimen- hacen del mundo, la capacidad en general de dar un signifi-
tar rápidos cambios. A lo largo de ese proceso, los elemen- cado al mundo. Aun la reciente crítica hecha por Barth,Wi-
tos que en determinado momento pertenecían a una mis- kan, Abu Lughod y otros autores mantuvo un marco cogniti-
vo o, al menos, orientado hacia el significado. La crítica que nuestro descubrimiento de la especificidad de su forma de
el último de los mencionados hace del modelo textual ho- vida. De acuerdo con cierta interpretación, la cultura se re-
lístico de la cultura nos deja una visión del significado como fiere a esa especificidad más que a sus productos; es decir,
un campo de batalla donde se lucha por la hegemonía cultu- se refiere a la manera en que se producen mundos signifi-
ral, y no como un punto de partida compartido. Hemos suge- cativos. O bien, para emplear el concepto convencional, la
rido que mucho de lo que puede considerarse homogéneo es cultura se refiere a los productos de un sustrato más com-
efecto de la hegemonía, de la socialización en su sentido más plejo y especSco de los espacios identitarios emocionalmen-
amplio, sea en la familia o en la organizaciónpolítica, según te investidos que están inmersos en procesos jerárquicos de
la cual una política de homogeneización establece los ele- socialización. Los espacios identitarios, a los que nos refe-
mentos comunes. La homogeneización no se puede reducir rimos explícitamente en varios de los capítulos de este li-
a una pura y simple clonación; se refiere, en cambio, a la bro, tienen que ver con la construcción de la individualidad
constitución de marcos de referencia, de espacios de identi- y del carácter del mundo. Ambos son aspectos del mismo
ficación en los que cobra forma la motivación. Los últimos proceso.
son el fundamento de la posibilidad de identificar o descu- La mayoría de los análisis de la cultura, incluida la críti-
brir aires de familia entre prácticas superficialmente diver- ca del concepto mismo, están penetrados por un sesgo meto-
sas. A mi modo de ver, los análisis que hace Lévi-Strauss de dológico individualista, para el cual la cultura es un objeto
la variación mítica podrían aplicarse a una empresa seme- de esta o aquella especie: artefacto, código, paradigma, sig-
jante. También el concepto de habitus de Bourdieu es un nificado atribuido, interpretación como texto. La relación
intento de comprender la unidad de las prácticas sociales a del sujeto con esas «cosas»es siempre una relación externa.
través de la producción de series claramente diferenciadas Esa es la experiencia modernista de la otredad con respec-
de disposiciones a la acción y de interpretaciones del mundo
to al mundo, una otredad que se expresa en la objetivación.
en distintos sectores de una población.
Recientemente, los antropólogos cognitivos comenzaron a
De acuerdo con esta forma de ver, la cultura no es un al-
plantear el problema de la motivación, cosa que sin duda
tercado general sólo contenido por el poder. Es un producto
llevará a corregir el sesgo anterior en el análisis de la cultu-
de propiedades estabilizadoras en la misma reproducción
social, tendencias a la producción de tipos similares de ex- ra (D'Andrade y Strauss, 1992).Los «esquemasicónicosn de
periencia del mundo o los mundos sociales, a la producción la ciencia cognitiva y de la lingüística han sido aplicados
de marcos similares de interpretación del mundo y estruc- provechosamente para comprender la forma en que la expe-
turas similares de deseo y motivación. No es esta una cues- riencia se impregna de sus formas específicas. Pero todavía
tión de simple absorción de modelos o de definiciones cultu- subsiste una tendencia modernista «natural»a suponer que
rales explícitas de la realidad, sino de una interacción social esos mismos «esquemas»tienen una suerte de existencia
en la que esos modelos explícitos hacen eco a la experien- independiente y que se imprimen en la experiencia, en lu-
cia subjetiva. Esta última crea condiciones en que los indivi- gar de ser abstracciones de esa experiencia. Este es un te-
duos captan implícitamente las representaciones de su so- rreno muy dificultoso. Una cosa es poder aislar la corres-
ciedad, donde estas suscitan tipos similares de respuestas pondencia entre la metáfora «eltiempo es dinero»y la socie-
o por lo menos respuestas que son mutuamente comprensi- dad capitalista en que vivimos. Y una cosa completamente
bles si no forzosamente compatibles. Esos sujetos pueden diferente es entender los procesos a través de los cuales lle-
producir una gran variedad de modelos del mundo, una ga a ser relevante para la experiencia de los miembros de to-
multitud de modelos culturales, y puede haber muchos con- das las clases. Ese sustrato de experiencia es, a mi modo de
flictos en torno de la «naturaleza de las cosas,,, pero en la ver, la fuente de la producción cultural, cuyas estructuras
totalidad de los modelos también deberá haber, según este y dinámica generan lo que caracterizamos como «cultural-
enfoque, una coherencia más profunda que corresponda a mente específico».Como no es mi propósito añadir un enfo-
que más al concepto de cultura, sugeriría que las cuestiones
5. Cultura, identidad y proceso mundial
referidas a las estructuras fundacionales de la experiencia
y las formas de representación no deben confundirse con
textos y productos culturales específicos.

La década de 1975 a 1985ha sido testigo de un marcado


cambio en el estado cultural del mundo, que en los a ñ o s
progresistas* de la década de 1960 no podría haberse pre-
visto. En los centros del sistema mundial, cada vez más ago-
biados por las crisis, hubo una implosiva pérdida de la fe en
el progreso de la «civilización»y, en correspondencia con
ello, una explosión de nuevos movimientos culturales que
abarcan desde el renacimiento de cultos y religiones hasta
el primitivismo, un nuevo tradicionalismo, un esfuerzo por
restablecer una nueva identidad, definida en términos cul-
turales. Toda esa actividad se acompaña de una creciente
fragmentación «nacional»y étnica en el centro - d e s d e los
vascos y los catalanes hasta los irlandeses y los escoceses-
y un crecimiento exponencial de los movimientos políticos
con una base cultural a los que se alude genéricamente co-
mo «cuarto mundo»: amerindios, hawaianos, el movimiento
melanesio kastom, etc. En las consideraciones que siguen,
espero llegar a sugerir algunas de las maneras como podría
encararse la comprensión de este fenómeno verdaderamen-
te global. Esa comprensión es indispensable si queremos
abordar un proceso que no sólo afectó seriamente nuestras
condiciones de existencia, sino inclusive nuestros intereses,
valores y deseos.
Mi primer encuentro con el fenómeno se produjo dentro
de la propia antropología. En trabajos anteriores (Fried-
man, 1977,1983)analicé lo que parecía ser un patrón cíclico
de oscilación en las cosmologías civilizadas entre el evolu-
cionismo, el materialismo y el colectivismo por una parte, y
el primitivismo, el culturalismo y el individualismo (centra-
miento en el sujeto, y no individualismo metodológico o eco-

Este capítulo se publicó originalmente en Friedman (1989~)


Reuiew, 12
(11,págs. 51-69.
nómico) por la otra. Al parecer, el proceso corresponde a un culturales es^ del capitalismo, Bell captó brillantemente, tan-
ciclo de expansión y contracción de mayor escala en los sis- to en su carrera como en sus análisis, el cambio que hemos
temas mundiales, no sólo el nuestro sino también los ante- discutido. Este autor expresa hoy la necesidad de recupe-
riores. Lo que estimuló esta investigación fue la conciencia rar un pasado cultural y una identidad tradicional que en la
de que durante las décadas de 1970 y 1980 se había produ- «posmodernidad»emergente del capitalismo actual están
cido en la antropología un importante paso del desarrollis- perdidos, si no son imposibles. El punto de mira pasó de la
mo y el materialismo - q u e desde la década de 1950 eran clase a la etnicidad, de la clase a la cultura, de la racionali-
cada vez más dominantes- a un culturalismoy un primiti- dad a la necesidad de religión.
vismo crecientes. Ese paso no era un mero desarrollo inte- La historia, como lo demuestran los acontecimientos de
lectual ni un avance teórico, sino un cambio general de enfo- Europa y los Estados Unidos, se encamina hacia una antro-
que. Antropólogos como Marshall Sahlins, que se habían pología histórica: un intento de recrear y10 penetrar en la
interesado en las cuestiones de la evolución del estado y de sociedad y las culturas de nuestro pasado. Se ha publicado
la jerarquía política en general, y cuya postura era, genéri- una multitud de libros acerca de la historia de la muerte, el
camente, la de un determinismo tecnológico o ecológico, se sexo, la familia, y hasta de temas como la honestidad, el ori-
han convertido hoy en deterministas culturales que no ven gen de la monarquía, el origen de la identidad francesa y el
una continuidad en el desarrollo social. Se ha producido una individualismo inglés. Hace poco, cuando en una entrevista
pérdida general de la fe en el progreso, en el desarrollo con- televisiva se le preguntó al historiador francés Jacques Le
tinuo de nuestra civilización. Si la segunda mitad de la dé- Goff por qué en la actualidad los libros sobre la sociedad y
cada de 1950y la década de 1960 se caracterizaron por el de- la cultura francesas medievales eran tan populares entre la
sarrollo de un materialismo cultural dominante, una «nue- gente común, él respondió con toda candidez que había tres
va arqueología»,una antropología marxista y una antropo- grandes razones: la aparición de un nuevo primitivismo, la
logía del desarrollo, los temas que hoy emergen son la cul- inquietud por descubrir las raíces culturales y un renovado
tura como texto, la cultura y la identidad, las ideologías, interés por lo exótico. Se expresa en ello una búsqueda de
la cultura y la historia, etc., todos ellos penetrados por una significados primordiales, un intento de hallar en el pasado
perspectiva relativista y hasta primitivista. La antropo- lo que la antropología encuentra en lo geográñcamente dis-
logía, materia que se define como conocimiento del «otro»de tante. El descubrimiento de que también nosotros tenemos
la civilización, parecería ser la superficie reflexiva ideal una cultura auténtica, tan exótica y primitiva como la de
para calibrar las transformaciones de nuestra propia iden- cualquier sociedad tribal de la literatura antropológica, que
tidad, si suponemos que nuestra construcción de lo primiti- también tenemos brujas, rituales, cuentos susceptibles de
vo y lo tradicional refleja en un aspecto fundamental nues- un análisis estructuralista, todo lo cual puede encontrarse
tra autoconstrucción. Pero los cambios del objeto de la an- en la vida corriente de nuestros ancestros, representa un
tropología son idénticos a los que de una manera u otra verdadero cuestionamiento del modernismo y del desarro-
atravesaron no sólo las ciencias sociales en general sino llismo de antaño: «La voluntad autoconsciente del hom-
también las humanidades, la literatura, el arte, la cultura bre de destruir su pasado y controlar su futuro»(Bell, 1976,
popular, los movimientos juveniles, etcétera. pág. 4). Además se nos recuerda que la posición actual re-
Daniel Bell, decano actual de los sociólogos estadouni- presenta la inversión de una antropología anterior para
denses, exhibe un patrón notablemente parecido al de Mar- normalizar lo foráneo. La fina etnografia de Condominas,
shall Sahlins y la antropología norteamericana en general. L'exotique est quotidien, se ha convertido hoy en le quotidien
Tras haber comenzado como notorio defensor del desarrollo est exotique.
social, pasando poco a poco de la izquierda a la derecha polí- En las humanidades en general, en filosofia, literatura y
ticas, de la política clasista a la ideología del «finde las ideo- arte, hemos presenciado la aparición del llamado posmoder-
logías», la sociedad «posindustrial»y las contradicciones nismo, expresado en numerosas formas y medios: directa-
mente en la obra de Foucault, Lyotard y Deleuze, y en el ar- racterizada, algunas veces de manera peyorativa pero otras
te de Klossowskiy Artaud, todos demostrativos de una rebe- de manera positiva, como la rebelión de las clases medias.
lión nietzscheana contra la letal represión de una cultura y También la cultura juvenil ha sufrido transformaciones
un lenguaje civilizados, y analizada en la obra de muchos que reflejan las tendencias que antes analizamos. Aunque
sociólogos (Berman, 1982;Hirsch, 1983),antropólogos y crí- la escuela de Birmingham hizo mucho por popularizar la
ticos. Un antropólogo, Paul Friedrich (1979, 1982), es un idea de culturas de oposición, el advenimiento del punk h a
posmodernista autoproclamadoque, al esforzarse por crear desbaratado l a noción de una expresión cultural de clase,
una antropología poética (Tyler, 1984), busca el sustrato puesto que su contenido es una rebelión general contra la ci-
primitivo subyacente de la cultura y el lenguaje, negando vilización, que a menudo recurre a un simbolismo particu-
enfáticamente la posibilidad de «queel discurso de una tra- larmente posmodernista, con frecuencia se identifica de
dición cultural pueda abarcar analíticamente el discurso de manera explícita con una primitividad perdida y suele aso-
otra tradición cultural» (Tyler, 1984, pág. 328) y afirmando ciarse estrechamente con movimientos como los de los «in-
que sólo una comprensión más profunda, de índole poética, dios urbanos» de Italia, los usurpadores de casas de las
puede captar la verdad de la cultura como «obra de arte» principales ciudades europeas, etc. Volvemos a encontrar
(Friedrich, 1982, pág. 2). Este posmodernismo .progresista» aquí dos tipos de primitividad: una es un tradicionalismo
se opone directamente, por su contenido, al revivalismo y cultural, una búsqueda de las raíces en el pasado o de mode-
neotradicionalismo culturales antes discutidos, y podría los en la periferia, y otra es la de un alma humana más libi-
dinosa y agresiva que espera liberarse de las cadenas de la
asociárselo con facilidad a los experimentos conceptuales en
civilización, pero que también haila sus raíces en algún pa-
materia de perversidad polimorfa (Brown) y «pornotopían
sado precapitalista distante (Foucault, Elias) o en socieda-
de la cultura pop. La oposición entre las respuestas cultura-
des primitivas más contemporáneas.
lista y posmodernista a la crisis tiene sus raíces en la natu-
raleza dual de la definición que la civilización proporciona
de sí misma.
Estos cambios en la cultura intelectual no son fenóme-
nos aislados, sino que coinciden con la muy difundida apa-
La crisis y la estructura de la identidad civilizada
rición de una política cultural, una política de la autonomía
local, una reafirmación de la autonomía del individuo y de
A fin de comenzar a entender ciertas reacciones a la cri-
sis actual que en algunos aspectos parecen ser diametral-
los valores tradicionales, una protesta contra la homogenei-
mente opuestas - e l posmodernismo y el tradicionalismo-,
zación del capitalismo burocrático de estado y contra la me- es necesario captar algo de la estructura o matriz de la auto-
diocridad solapada, la cultura de masas y la sociedad unise- definición en que se producen, lo cual también podría expli-
xual. Hasta el movimiento de las mujeres ha padecido un car su oposición a u n modernismo fortalecido, caracterizado
cambio semejante, por el que dos de sus figuras principales, por un superracionalismoy un desarrollismo.
una conservadora, Betty Friedan, la otra radical, Germaine Desde el punto de vista de la cultura, es posible concep-
Greer, destacaron por igual la necesidad de volver a una or- tualizar la identidad civilizada como un repertorio o estruc-
ganización doméstica más tradicional. Greer (1984)llega a tura de comportamiento, modales, reglas e ideas que defi-
sugerir que la especie seguramente desaparecerá si en el fu- nen las propiedades de un centro por oposición a una perife-
turo persiste nuestra actual libertad antirreproductiva. Su ria, temporal y/o espacial, que presenta un carácter más
modelo ideal es la familia extensa tradicional, tomada de «primordial».La especificidad de la cultura civilizada radica
una India cuyos programas de desarrollo están dirigidos a en su formalidad y abstracción: la existencia de un sistema
su extinción en nombre del progreso y la libertad, en espe- de roles, contratos, salarios, mercados o puestos burocráti-
cial de las mujeres. A menudo toda esta actitud ha sido ca- cos, definidos de manera impersonal. Ese sistema contiene
un modelo de la persona como actor de roles, agente inde- ra auténtica sino como un represor de la naturaleza, más o
pendiente y autónomo centrado en el fiituro y sin interés en menos definido en los términos freudianos clásicos de El
el pasado, un espíritu goetheano, u n modernista (Berman, malestar en la cultura. Para el posmodernista, lo primordial
1982). El repertorio del que hablamos se imagina como un es el primitivo, el no civilizado, el no reprimido, el no adul-
baño que reprime, si no emulsiona, u n estrato más primor- to. Cuando la cultura se identifica con el poder, se convierte
dial de cultura tradicional humana existente en unos pocos en sinónimo del superyó del hombre civilizado. En algunas
enclaves que perduran en la periferia del mundo civilizado variantes de la sociología de inspiración freudiana, como en
y en el pasado histórico de nuestro propio mundo (una cul- las obras de Elias y de Foucault, hay una nítida tendencia a
tura a la que a menudo se alude en términos de «lazospri- identificar aprecapitalista~con «precivilizado»y con «pre-
mordiales~,Gemeinschaft: un modo de vida exclusivamen- cultural». La libido feudal de Elias y la dualización foucaul-
te organizado por relaciones personales directas, donde el tiana de la historia del mundo en una etapa prerrenacen-
mundo social y el cosmos sólo pueden arraigar en una comu- tista y otra posrenacentista, ilustran con claridad una vi-
nidad de relaciones personales). De tal modo, esa cultura sión de la cultura basada en la oposición entre el superyó y
puede aparecer como un anhelo e incluso como u n movi- el ello elevada a la escala de la historia universal. Basta,
miento político por el restablecimientode la autodetermina- desde luego, un conocimiento sumario de la literatura an-
ción de la comunidad local, la autonomía étnica, los valores tropológica para desacreditar cualquiera de esas visiones: el
tradicionales o la religión fundamental. En este modelo, la aproceso civilizador»es una preocupación central de la mito-
civilización - s o b r e todo la civilización capitalista- es la logía primitiva (por ejemplo, El origen de las maneras de
negación de la cultura, puesto que esta se define como la for- mesa, de Lévi-Strauss 119681).
ma de vida concreta, cara a cara, comunitaria y simbólica- Aquí lo aprimordialn vuelve a situarse «allíafuera*o «en
mente dominada de la sociedad primitiva y (en menor gra- aquel entonces»:esta vez la naturaleza en lugar de la cultu-
do) tradicional. La estructura inmanente de esta definición ra. Se funda nuevamente en las necesidades humanas bá-
de la identidad puede representarse como en la figura 5.1. sicas: no, empero, en las de comunidad, significado, lo perso-
nal directo, sino en la de expresión y elaboración plenas del
deseo humano básico, de lo concreto, en el sentido de lo pre-
Tiempo lingui'stico o lo prelógico, del trabajo onírico; en la necesidad

-
de comunión (no de comunidad) en el sentido de la elimi-
nación de los límites individuales. La estructura posmoder-
nista de la identidad puede representarse en forma análoga
a la estructura tradicionalista, según se ve en la figura 5.2.
Espacio 1
Cultura (civilizada)
Cultura
Espacio 7
Figura 5.1. Estructura tradicionalista de la identidad.

La imagen posmodernista de la identidad civilizada es


en buena medida similar a la construcción tradicionalista.
El estado civilizado se define de manera semejante como un Tiempo
repertorio de reglas abstractas, de etiqueta formal, etc., pe- Naturaleza
ro se lo identifica claramente con la cultura y no con su au-
sencia.Aquí no se lo concibe como un eliminador de la cultu- Figura 5.2. Estructura posmodernista Iprimitivista) de la identidad.
Las estructuras tradicionalista y posmodernista de la 11. Posmodernista
identidad se oponen por igual a la posición modernista, que Cultura como civilización:
corresponde a la definición clásica de la identidad civiliza-
da. En ella, lo abstracto, el estado y el autocontrol se resuel- a. Cultura elitista (originalmente) burguesa - producción1
ven en lo racional y progresista. La cultura auténtica tiende represión.
a verse como obstáculo y superstición, y se la agrupa junto b. Control por el estado, las instituciones y el yo.
con lo natural, lo irracional, lo salvaje y lo juvenil, relegados c. Organización del significado en torno del individuo au-
también a la periferia espacial y temporal de la identidad ci- tónomo, una moralidad .de clase media», esferas inde-
vilizada. pendientes de la actividad social y cultural (el trabajo, la
Las tres variantes de la estructura de la identidad civili- casa, el ocio, el arte, etc.); modelo freudiano de control,
zada pueden resumirse de la siguiente manera: basado en las nociones de yo y superyó, como modelo del
orden social; la racionalidad como valor dominante; la
forma predomina sobre el contenido.
1. ll-adicionalista-culturaLista d. Mentalidad de autodesarrollo, éxito, competencia y
Civilización: «búsqueda de status individuales (sociales)».
e. Abstracta: en lo social, como dominación de un sistema
a. Abstracción. de roles abstractos y relaciones impersonales vinculadas
b . Atomización-individualización- disolución de los lazos por una etiqueta formal; en lo cultural, como dominación
primordiales. de la forma y las relaciones formales, la racionalidad y la
c. Desintegración de la existencia significativamente orga- estructura, esto es, del control.
nizada.
d. Definición del «modernismo»como aniquilación conti- Naturaleza:
nua del pasado en un proceso de desarrollo o autocrea-
ción permanentes. a. Liberación de lo primitivo (primordial), el ámbito del
«deseo»;cultura basada en la creatividad de la libido hu-
Cultura auténtica: mana.
b. Ausencia de control, libertad de expresión total.
a . Concreta: categorías sociales, elaboraciones acerca de c. Desvanecimiento de los límites individuales, predominio
la «sangren,el sexo, la edad, las categorías de la natura- del contenido sobre la forma, ausencia de una jerarquía
leza, el «pensamiento concreto» en el sentido de Lévi- superyó-ello, desvanecimiento de los límites de las acti-
Strauss. vidades, dominadas por el «deseo del otro., orientación
b. Predominio de las relaciones interpersonales directas; axiológica no racional o arracional.
dependencia de la identidad individual respecto de un d. Mentalidad centrada en la comunión con el otro, el yo co-
grupo más amplio o, al menos, de su esquema moral. mo fusión de la mente y el cuerpo, distinciones polimor-
c. Esquema significativoestructurado de la existencia hu- fas de sexo, edad y personalidad dado que el individuo se
mana. confunde con su medio ambiente.
d. Proceso social limitado por la tradición; mentalidad es- e. Concreta: lo social se basa en la relación holística y recí-
tereotipada basada en la autorreproducción de valores proca de todos los hombres; los aspectos concretos de la
fijos. naturaleza humana y física y las cualidades primordia-
les básicas del mundo son el tema de la elaboración cul-
tural y de la creación de identidades; dominan los aspec-
tos prelógicos y oníricos del pensamiento.
111. Modernista versas formas de marxismo y otros desarrollismos, podría
Civilización: interpretarse también como el inicio de la disolución de la
mentalidad modernista. Al negar la identidad de la raciona-
a. La racionalidad y el desarrollo como principios domi- lidad, del desarrollo y del estado civilizado, abre las puertas
nantes. al relativismo cultural. Al negar la diferencia, comienza a
b. La cultura como cultura burguesa basada en el código de negarse a sí mismo.
la libertad individual y la capacidad de autorrealización. Los tres tipos de autodefinición (incluyendo la variante
c. El sentido reside en el movimiento (como en el progreso) del modernismo a la que se acaba se aludir) forman una es-
mismo, el futuro de una autorrealización liberada. tructura coherente de oposiciones. En términos estructura-
d. Mentalidad de praxis racional aplicada a todas las esfe- listas, pueden reducirse a transformaciones de una cosmo-
ras particulares de la vida, equiparadas con los valores logía civilizada común. Así, la oposición del tradicionalista
al posmodernista se basa en una oposición entre la necesi-
de la justicia, la igualdad fundamental y la democracia,
dad de volver a la cultura y la de retornar a la naturaleza.
la meta de la autorrealización a través del desarrollo.
La oposición tiene muchas implicaciones; el posmodernista
e. La modernidad como cultivo de lo nuevo, de lo refinado y
bien podría definirse como orientado hacia el futuro; su «pri-
de la capacidad de cambiar. mitividad. se encontraría en una psique aún por liberar, así
como en el tiempo y el espacio distantes, mientras que el
tradicionalista tiene en vista un pasado más definido. Al
igual que el tradicionalismo y el posmodernismo son reac-
a. Estado bárbaro o salvaje: irracional, limitado por la tra- ciones contra el modernismo, la autodefinición del moder-
dición y estancado. nismo se opone tanto a la cultura cuanto a la naturaleza.
b. Equiparación de la cultura tradicional con el estado na- Las tres posiciones forman de este modo una estructura
tural, dominado por los lazos personales, con toda su simple como la representada en la figura 5.3.
opresión y falta de libertad para el individuo; sociedad
dominada por su pasado. Modernismo
c. El significado como comprensión religiosa y supersticio- - Cultura - Naturaleza
sa del mundo; irracional. I
d. Concreta: mentalidad juvenil (a la manera de Piaget),
bricolaje, consagración a la reproducción estereotípica.

Hay otra versión puramente tecnológica del modelo mo- + Cultura + Naturaleza
dernista, que considera lo tradicional y primitivo como tan Tradicionalismo Posmodernismo
racional y, en cierto sentido, tan moderno como lo civilizado. Figura 5.3. D-espolaridades de la modernidad como estructura.
En este modelo, la diferencia entre los dos estados de la
existencia es sencillamenteuna cuestión de grado de desa- La estructura que muestra la figura representa, desde
rrollo técnico y económico. Existe, pues, un continuum evo- luego, un conjunto de extremos. En realidad, hay muchas
lutivo que liga lo primitivo con lo moderno por medio de una áreas de superposición entre los tres polos. La naturaleza
dinámica modernista de adaptación y desarrollo racionales trifurcada de la estructura se torna saliente en los períodos
de las condiciones tecnoambientales. Este modelo, que nie- de crisis.Así, si entendemos que la combinación estructura-
ga la diferencia fundamental entre nosotros y ellos, que con- da de los tres polos demarca un espacio identitario, la emer-
tiene un humanismo universalista compatible con el libera- gencia del tradicionalismo y del posmodernismo puede com-
lismo de posguerra y que proporciona el terreno común a di- prenderse como expresión de la disolución de la identidad
civilizada, en tanto el modernismo se fortalece cada vez más terminal. Como ya hemos investigado en otro lugar los pro-
y hasta se ritualiza por obra de quienes procuran mantener cesos de expansión y contracción cíclicas de los sistemasglo-
una identidad anterior. En lugar de hablar de identidad, bales, es innecesario que entremos en más detalles aquí
quizá sería mejor referirse aquí a orientación identitaria. (Ekholm Friedman, 1975, 1976, 1977, 1984; Friedman,
Lo esencial en este punto es que la identidad civilizada 1976,1978,1982; E k h o h y Friedman, 1978,1980).No ha-
tiene una construcción específica, que se basa en una oposi- ce falta decir que el concepto de sociedad posindustrial es
ción entre un yo situado en el centro y una periferia definida esencial para la ideología del posmodernismo, sea cual
como naturaleza, cultura tradicional, lo salvaje, la libido: fuere la explicación del fenómeno (Bell, 1973, 1976; Lyo-
una periferia que está «ahíafuera»y10 una periferia que es- tard, 1979).
tá en nosotros. La crisis de identidad consiste en la salida Los procesos de fragmentacióntomaron la forma de mo-
a la superficie de lo que está periferizado en nosotros, un vimientos por la autonomía cultural, movimientos naciona-
encierro de lo que está periferizado fuera de nosotros, una listas, movimientos étnicos, pero también la de una orien-
búsqueda del significado y las «raíces. en el sentido más tación general hacia todas las formas de autonomía local y
amplio. autogobierno comunitario. En el nivel más alto de segmen-
tación, por debajo de la que corresponde a la del estado na-
cional, están los movimientos nacionalistas étnicos, étnicos
y de autonomía cultural.
Fragmentación del sistema mundial y formación La política nacionalista o, mejor, subnacionalista, se ha
de la identidad cultural vuelto cada vez más perturbadora en el mismísirno centro
del sistema. En 1957 Karl Deutch, con un talante de opti-
Como hemos dicho, la crisis de identidad en el centro ex- mismo progresista, b a b a que <<en lo que concierne a los
presa una crisis m8s general. Esta consiste en el debilita- grupos minoritarios dentro de los estados, no parecen ser en
miento de identidades nacionales anteriores y la aparición modo alguno peligrosos»(Deutch, 1957,pág. 159).La creen-
de nuevas identidades; en especial, la disolución de un tipo cia en una sociedad paneuropea está hoy casi desvanecida a
de pertenencia conocida como <<ciudadanía>,, en el sentido raíz de los confiictosnacionales de intereses y los movimien-
abstracto de pertenencia a una sociedad definida por un te- tos internos de escoceses, bretones, flamencos, etc., a los que
rritorio y gobernada por un estado, y su reemplazo por una un destacado investigador se refiere, asombrado, en los si-
identidad basada en <<lealtades primordiales,,, la etnicidad, guientes términos: «La reciente reaparición e intensiíica-
la .raza>>,la comunidad local, la lengua y otras formas cul- ción del conflictoétnico subnacional en Europa occidental y
turalmente concretas. Norteamérica ha sido sorpresiva para la mayoría de los ob-
Según esta concepción, la tendencia a la fragmentación servadores académicos»(Lijphart, 1977, pág. 46). Así pues,
cultural no es parte de un proceso de desarrollo, de surgi- un desarrollo que hace algunos años fue caracterizadocomo
miento de un orden posindustrial o de una sociedad de in- la «revoluciónintegradora»(Geertz, 1973) con referencia al
formación en escala global. Se trata, antes bien, de una llamado proceso de <<modernización» de los nuevos estados
cuestión de fragmentación económica real, una descentrali- poscoloniales del <<tercer mundo»,podría describirsehoy con
zación de la acumulación de capital, un incremento conco- igual propiedad como la .revolución desintegradora»en re-
mitante de la competencia, una tendencia a que nuevos cen- lación con el sistema en su conjunto.
tros de acumulación concentren en sus manos poder político Tanto en el centro como en la periferia del sistema mun-
y económico; vale decir, el inicio de un cambio fundamental dial se produjo un rápido incremento de los movimientos de
en la hegemonía del sistema mundial. La posindustrializa- base étnica por la autonomía nacional. La situación puede
ción de Occidente es más una desindustrialización que una resumirse como sigue.
reindustrialización: el comienzo de una decadencia acaso
En primer lugar, allí donde la población en cuestión sólo procesos de la vida, incluida la reproducción material, que
está débilmente integrada a un estado nacional más amplio se convierte a su vez en un aspecto central del movimiento.
y al sistema mundial, un movimiento nacional puede im- Esto puede ocurrir en situaciones de continuidad o discon-
plicar sencillamente la autonomía política y económica, en tinuidad cultural, esto es, allí donde una identidad cultural
una situación en que la cultura local forme parte, con todas se preservó en la transformación o se reprimió en beneficio
las de la ley, de una organización total de las actividades de de una identidad alternativa «importada»desde el centro.
la vida. Esta consideración es válida para los shans y los &í, no hay un modelo vasco de una forma total de vida ni
kachin de Birmania, los kurdos iraníes, los naga de la India un modelo bretón de existencia material, pero sí un modelo
y algunos grupos indígenas de las tierras bajas de América hawaiano de una sociedad total y una variedad de modelos
del Sur, etc. Lo más probable es que en su mayoría esos gru- indígenas norteamericanos de modos de vida totales. Un
pos estén en la periferia del sistema mundial, donde algu- movimiento organizado en torno de uno de esos modelos
nas áreas más marginales conservan una suerte de organi- sólo puede darse donde el modelo mismo puede recuperarse
zación tribal moderna, mientras que otras pueden tener ni- o reconstruirse. Una situación semejante es de esperar en
chos más tradicionales dentro de sistemas regionales más áreas periféricas donde suele persistir un pasado precolo-
amplios, que se remontan a una época preoccidental o al nial o precivilizado en la forma de tradiciones locales y de
primer período colonial. En esos movimientos, la cultura y una historia y una antropología de construcción europea,
la identidad locales se dan en gran medida por supuestas, a todo lo cual se puede recurrir en el momento oportuno. Es
sencillamente porque no hay una discontinuidad histórica posible que nacionalismos como los surgidos aquí no sean
entre el presente y el pasado «cultural». comparables a la idea de estado nación, dado que su modelo
En segundo lugar, donde el grupo en cuestión está ple- cultural específico implica una organización política de una
namente integrado en el sistema más amplio, su identidad naturaleza completamente distinta.
depende en esencia de un conjunto de símbolos grupales ge- Los movimientos nacionalistas son muy letales para la
néricamente definidos como étnicos: elementos tan varia- integridad de las actuales organizaciones estatales del sis-
dos como el color, la lengua, un origen común o una serie de tema mayor, porque su existencia misma implica la desin-
prácticas, objetos o creencias culturales compartidos. En tegración de las unidades políticas de las que son parte. Re-
ese caso, el nacionalismo implica el establecimiento de una presentan, pues, la forma más fuerte que puede asumir la
sociedad estatal nacional culturalmente distinta que, en lo crisis cultural, y expresan, como mínimo, la reforma de la
esencial, es idéntica a otras sociedades estatales salvo por identidad sociopolítica de acuerdo con lealtades primordia-
su singularidad étnica. La cultura desempeña aquí un pa- les y, como máximo, la tendencia a apartarse del sistema
pel decisivo en muchas actividades,pero no interviene en el mayor (la tercera de las variantes antes señaladas).
proceso de reproducción material del grupo. Este tipo de na-
cionalismo étnico, al que suele llamarse «subnacional»,es
característico de la situación europea, centro del sistema
mundial donde la totalidad de la población está integrada La cultura, dentro y fiiera del sistema
en un proceso económico más o menos homogéneo de acu-
mulación de capital. Pero puede producirse, por supuesto, A fin de entender el papel que la cultura desempeña en
en cualquier lugar del sistema en que la esfera cultural esté
el proceso de construcción y deconstrucción de la identidad
separada del proceso de reproducción.
que hemos examinado, es necesario, de manera preliminar,
En tercer lugar, donde el grupo en cuestión está plena o
diferenciar las tres formas en que la cultura está implica-
parcialmente integrado al sistema mayor y su identidad
depende de un conjunto de símbolos comunes, puede poseer da en el sistema mayor. Por ahora nos referiremos a ellas
al mismo tiempo un modelo cultural de la totalidad de los simplemente como cultura 1, 11y 111.
La cultura 1 corresponde al más vago de todos los con- como de contracción. En los primeros, es decisiva para la
ceptos de cultura, aquel que han discutido y por el que han formación de bloques étnicos o de minorías más amplios que
batallado los antropólogos desde los inicios de la disciplina. puedan defender o promover sus intereses dentro del siste-
El hecho de que se refiera a todo, desde la agricultura has- ma mayor, pero el éxito económico tiende sin duda a debili-
t a la ñlosoña o las orientaciones simbólicas o mentales de la tar marcadamente la identidad étnica cuando los indivi-
sociedad, no es en este contexto tan importante como la re- duos encuentran nuevas y gratificantes identidades en la
lación fundamental entre el antropólogo como represen- expansión de las posibilidades profesionales en una socie-
tante del centro y su objeto, una relación que define la «ob- dad nacional en crecimiento. En períodos de contracción, la
jetividad,, de la descripción antropológica. Formulada en identidad étnica o de minoría es algo a lo que se puede ape-
muchos aspectos como la posición privilegiada del observa- lar, una vez más, tanto en la búsqueda de protección y ven-
dor científico exterior, la cultura 1 remite a la descripción ob- tajas económicas como de seguridad cultural y psicológica.
jetiva (en el sentido de objetivada)del contenido de las vidas La característica definitoria de la cultura 11 es que se limita
de la población que está «ahíafuera., definida por la distan- a la función de la identidad, y la convierte en fundamental-
cia que la separa de «nosotros».Ahora bien, esta noción de mente adaptable a los procesos reproductivos nacionales o
cultura es sin duda un producto del propio sistema mayor, mundiales.
en la medida en que puede entendérsela como la observa- La cultura 111 es la cultura como organizadora de la tota-
ción que el centro hace de la periferia. La objetividad es, lidad de los procesos de la vida, incluida la reproducción
pues, el producto potencial de una relación política. El grado material. Se define en oposición fundamental al sistema
en que la relación entre el centro y la periferia da forma al mayor. Así, aunque contiene los elementos esenciales de la
contenido de nuestra comprensión de otras culturas es sin identidad cultural de la cultura 11, también incluye el mode-
duda relevante, sobre todo en la crisis actual. Sin embargo, lo de una sociedad diferente, «anterior»,que sólo puede exis-
lo que aquí nos proponemos es sencillamente deslindar la tir fuera del sistema presente. Como tales, los movimientos
noción de cultura 1 como cultura .objetiva», la cultura del organizados según los lineamientos de la cultura 111 no su-
análisis social. Como tal, se refiere a las propiedades especí- brayan la necesidad de empleos, seguridad social, igualdad
ficas del sistema de repertorios significativamente organi- de derechos. En lugar de ello, piden una base territorial
zados de la acción social de otra sociedad. Lo cual puede in- donde restablecer y practicar su cultura. La cultura 111 no
cluir desde el dialecto, los gestos y los estilos de producción se organiza para lograr ventajas dentro del sistema, sino
y de consumo hasta la conducta religiosa, los símbolos de para salir de él. Como ideología política, combina la identi-
identidad y los valores sociales. dad cultural con una resistencia culturalmente definida a
La cultura 11 corresponde al conjunto de elementos em- la «civilización».Prospera en períodos de contracción. Puede
pleados por una población para su autoidentificación. Más encenderse en fases de expansión, que para las poblaciones
que a nuestra identificación de ellos, se refiere a su identifi- en cuestión son etapas de marginación, «etnocidio»y de-
cación de sí mismos. La especificidad de la cultura 11 consis- rrumbe cultural, pero sólo en períodos de decadencia civili-
te en que se trata de una estructura de identidad en circuns- zacional puede presentarse como una ideología superior a la
tancias en que las condiciones como la población se repro- del propio centro y reunir apoyo masivo para sus propósitos.
duce a sí misma son esencialmente iguales a las del resto de Como la ideología de esos movimientos encarna ideas cerca-
una población soberana más amplia. La cultura 11 corres- nas a las ideas de los culturalistas (tradicionalistas)-una
ponde, pues, a lo conocido por lo común se conoce como acul- visión de la comunidad local próxima a la naturaleza, fun-
tura de identidad étnica,,. Se basa exclusivamente en ideas dada en el control de sus condiciones de existencia y en las
de comunidad de lengua, sangre y origen, al margen de la relaciones personales directas, de la familia extensa y/o las
naturaleza de las condiciones sociales en que se la halle. La redes de parentesco, con ausencia del capital y hasta del di-
cultura 11 se destaca tanto en períodos de expansión global nero, del estado y de formas abstractas de contratos y sala-
n o s , ejerce un gran atractivo entre los posmodernistas y Pero esos análisis no aparecieron en el comienzo del proceso
los tradicionalistas del centro, muchos de los cuales toman sino en el momento de su agotamiento.
parte activa en las luchas de esos grupos. La declinación cultural característica de la periferia se
produce al mismo tiempo que el fortalecimientode la identi-
dad modernista en el centro. Este proceso se invierte en pe-
ríodos de contracción. Cuando el modernismo se derrumba
La cultura y el sistema global en el centro, hay un incremento exponencial de las identi-
dades culturales tanto domésticamente como en el exterior.
En el plano doméstico existe una búsqueda de lo que se ha
En las páginas anteriores hemos analizado implícita- perdido, y en la periferia, una búsqueda de una autonomía
mente los procesos de desintegración de la civilización. Esos cultural e incluso nacional antes reprimida por el centro. La
procesos no dejan tras de sí un vacío sino que, por el contra- identidad cultural, desde la etnicidad hasta el «modode vi-
rio, parecerían acarrear un florecimiento de la cultura, de da*, florece a expensas del sistema.
nuevas identidades y de la búsqueda de un conjunto más El análisis del complejo de fenómenos en el centro y la
concreto de signiñcados para la existencia. En síntesis, en- periferia, la interacción de las tres culturas en el proceso de
tonces, la identidad de base cultural parece variar en rela- construcción de la identidad cultural y la relación entre to-
ción inversa con la «modernidad»,esto es, con la expansión dos esos procesos y los procesos materiales de un sistema
civilizacional (véase la figura 2.4). global en crisis son, creo, una aproximación fecunda y nece-
En períodos de expansión que en el nivel más elevado saria a la comprensión de una realidad que - hasta ahora ha
pueden caracterizar al centro en su totalidad pero que in- sido bastante elusiva.
cluyen muchos procesos de expansión específicamente lo-
cales, incluso en momentos en que los centros se contraen
-especialmente en áreas caracterizadas de diversas mane-
ras como semiperiferias-, los sistemas autorreproductivos
locales tienden a desintegrarse y a incorporarse a los siste-
mas coloniales e internacionales más amplios. Ello conduce
inevitablemente al derrumbe de la cultura en el sentido de
la cultura 111,y a menudo a su transformación en una cultu-
ra 11.En última instancia hay una fuerte tendencia a la asi-
milación, una creciente identificación de los individuos de
poblaciones aborígenes con el modelo del centro, un moder-
nismo que aparece asociado con el éxito y que es en sí mismo
exitoso. Sin embargo, la naturaleza catastrófica del ~ d e s a -
rrollo~mundial garantiza que una gran parte de la pobla-
ción del sistema quede ~lumpenizadan,en condiciones de
pobreza extrema en un estado en que la cultura 11mantiene
su predominio, si no por elección, como estigma. Esos proce-
sos parciales de integración en el marco del estado nacional
de la civilización capitalista moderna fueron analizados en
forma optimista durante mucho tiempo bajo la rúbrica de
«modernización»,la «defunción de la sociedad tradicional»
(Lerner, 1958)o la «revoluciónintegradoran (Geertz, 1973).
tario capitalista. Digo «capitalista»con cautela, por las si-
6. Lógica cultural del sistema global guientes razones. El espacio identitario representado aquí
está tendencialmente presente en todas las civilizaciones
comerciales considerando que en ellas el mundo social está
atomizado en individuos que no pueden concebirse ni expe-
rimentarse como partes de un marco cosmológico más gran-
de sin el auxilio de drogas o de movimientos opositores de
carácter religioso.
A finde captar la lógica de esa estructura, podemos resu-
mir brevemente el contenido de esos tres términos en su re-
El propósito de la siguiente discusión es trasladar la ac- lación recíproca. Antes es necesario admitir que definimos
tual visión desde dentro de la cultura capitalista sobre la esos términos reduciendo en gran medida su contenido,
cuestión de la modernidad y la posmodernidad, a una pers- puesto que se los usa en relación con un espectro muy am-
pectiva externa acerca de las transformaciones de la estruc- plio de fenómenos.
tura identitaria de nuestra civilización y sus efectos en la Es posible definir el modernismo en términos goethea-
producción de cultura. Presentaré mi argumentación en la nos como un proceso continuo de acumulación del yo en la
forma de una serie de proposiciones, comenzando con el tipo forma de riqueza, conocimiento, experiencia. Es un estado
de observacionesjustificatorias que hacen posible el discur- peligroso en el que la persona, a fin de sobrevivir, debe estar
so que sigue. en movimiento constante. Se trata de una identidad sin otro
En capítulos anteriores describimos el modernismo, el contenido fijo que la capacidad de desarrollarse: el movi-
posmodernismo y el tradicionalismo como los polos del es- miento y el crecimiento como un principio de la individua-
pacio cultural de la identidad capitalista, un sistema de opo- lidad. Esta individualidad se resume en la deñnición del yo
siciones -xaminado en la pág. 137- dominado por el mo- en términos freudianos y sobre todo marcusianos: una su-
dernismo (Friedman, 1987d),como se ve en la figura 6.1. blimación de la libido, la transferencia del deseo primitivo a
la construcción de la civilización (cultura), la fuerza impul-
Modernismo sora de la evolución social. Así, los ámbitos del control y la
- Cultura - Naturaleza formación del yo se fusionan en la esfera del autocontrol. Y
más allá del yo no hay un universo de significado en el que
podamos sumergirnos. Sólo hay descubrimiento,crecimien-
to, control cada vez mayor de la naturaleza, esto es, desarro-
1
lio. Pero entonces el prerrequisito cosmológico de la acumu-
+ Cultura + Naturaleza lación idbita es un campo infinito de acumulación, un uni-
Tradicionalismo Posmodernismo verso infinito tanto temporal como espacialmente. El uni-
verso es, pues, el ruedo de la expansión que permite al yo
Figura 6.1.D e s polaridades de la modernidad como estructura. autocontroladorealizarsejustamente como capital. El espa-
cio de crecimiento es el espacio de control. Ese espacio se
Esta estructura de oposiciones pretende ,representar, a opone al reino de lo primitivo, el reino del deseo infantil.
la manera estructuralista, los tres polos del espacio identi- Este alberga todo lo que carece de control: la confusión del
comer, la sexualidad, la agresión y el placer, resumida en la
fantasía canibalística, pero también la impulsiva y compul-
Este capitulo reproduce, con cambios menores, u n artículo aparecido e n siva relación supersticiosa con la realidad; el fetichismo re-
Friedman (1988)Theory, Culture & Society, 5 (2-3),págs. 447-60.El volu- ligioso, la creencia fanática, la regla compulsiva de conduc-
m e n estaba dedicado a discusiones sobre la posmodernidad.
ta, la necesidad de construir sistemas de significado totali- Una versión más completa de la posic dernista
zantes, etc. Esos aspectos de lo reprimido corresponden a la es la que se opone de manera más simétrica al modernismo,
especificidad del modernismo en cuanto niega tanto la tra- una posición que es tanto +cultura como +naturaleza, dedi-
dición como la naturaleza, tanto el deseo inmundo como la cada tanto a la libido como a la <Gagesse»,al perverso poli-
superstición neurótica: tanto la naturaleza como la cultura. modo lo mismo que a la sabiduría más pr
Esa versión de la cultura no es la cultura antropológica sino tivo. Pone enfáticamente en tela de jui
la civilización, es decir, la modernidad. de la modernidad en la cultura a la vez
El tradicionalismo,el neotradicionalismoy el neoconser- relativismo absoluto, elogia el valor de
vadurismo expresan una reacción específica al polo moder- naturaleza. Desde esta posición, el mod
nista dentro del mismo universo de significado. La tradición tiempo desnaturalizado y desculturado
es un aspecto de la existencia moderna que debe ser repri- representa un retorno a ambas, un retorno a lo concreto.
mido y hasta disuelto a fin de que el proceso civilizatorio Ello nos proporciona una serie más c
avance. Ese es el aspecto que representa la cultura, definida como se observa en la figura 6.2.
como un sistema de reglas y etiqueta fijado a una cosmolo-
gía totalizadora que proporciona el significado último a la
existencia, al defínir el puesto del hombre en el universo así
como la significación de todas sus actividades. La tradición
encarna una estructura de autoridad legítima o de creencia,
un sistema de valores concretos que pertenecen a un mundo
de relaciones personales. Se opone a la modernidad, que se
define, desde esa perspectiva, como un universo vaciado de Tradicionalismo
significado, poblado por individuos alienados y dominados
por la estructura de la Gesellschaft, un sistema de roles y
funciones abstractos. Este punto devista se opone al posmo-
dernismo como resultado último del asalto modernista a la
cultura, la disipación completa del valor y del significado. + Cultura + Natural
El polo posmodernista es sólo una de dos posibilidades, Posmodernismo
que acentúa aquí la oposición de la naturaleza, la fuerza na- Figura 6.2. La es Zar del espacio identit
tural, la libido, la creatividad humana desencadenada,a las
trabas de la modernidad, vista como una estructura de po- El posmodernismo no debe confund
der y de control, el yo en gran escala. Define lo primitivo co- m,''
una actitud nacida de la disolución de cualquier forma de
mo todo lo que ha de resultar de la liberación del control ci- identidad. Aunque suele asociárselo al desencanto posmo-
vilizado: la confusión de los sexos, la liberación del deseo in- derno ante la modernidad, y expresarse en una especie de
fantil y su capacidad de fundirse con el otro, la expresión del blasé-faire combinatorio, es un producto de la naturaleza
sentimiento inmediato, una existencia social basada en la autocontradictoria del posmodernismo como forma de iden-
comunión y no en la distancia social. La concepción de lo tidad social. Como el posmodernismo suprime la oposición
moderno es aquí la de la cultura como un conjunto de coac- naturaleza/cultura, no por negar a ambas sino al fusionar-
ciones que aprisionan, la cultura opuesta a la naturaleza y las, elimina cualquier forma de identificación determinada,
represora de esta. Como tal, esta posición se opone también
al tradicionalismo, que se concibe como la expresión de un
mayor control, una reacción a la fal enerada por
la modernidad. ello; la cultura, a la naturaleza.
mo total, la .edificación mutua»,milita contra toda forma de luego, donde se mantiene el modernismo tiende a volverse
compromiso con una identidad particular y encierra por eso más extremo y hasta histérico ante la embestida de lo «inci-
un profundo cinismo potencial. vilizado~.Hay, pues, un encadenamiento entre ciclos de he-
Lo que aquí sostengo es que esas polaridades señalan los gemonía, ciclos de cambio de los centros de acumulación en
extremos de un campo de estrategias culturales en la civili- el sistema mundial y ciclos de identidad cultural.
zación capitalista. No corresponden a estrategias particu- En los capítulos 2 y 3 hemos analizado la oscilación en-
lares como tales sino a las tendencias que muestran. Los in- tre los polos del espacio identitario capitalista (Friedman,
dividuos, desde luego, pueden combinar hasta cierto punto 1983,1987d).Hubo declinaciones anteriores de la identidad
diversos aspectos de los diferentes polos; uno puede ser modernista, como se expresa en los debates de fines del siglo
modernista en educación y tradicionalista en relación con XM, la disolución del evolucionismo progresista y la apari-
su hija adolescente. El problema es sólo de coherencia. Y el ción del culturalismo, del relativismo y hasta del primitivis-
esfuerzo por alcanzarla es función de la existencia de situa- mo. Esto es manifiesto en gran parte del debate intelectual
ciones de crisis que afectan la identidad. Es importante su- académico: desde el nacimiento de la antropología cultural
brayar que los cuatro polos delimitan un espacio único defi- hasta el paso del evolucionismo al funcionalismo y el relati-
nido por la identidad modernista, de modo que el tradicio- vismo, y las discusiones en torno de Gemeinschaft y Gesell-
nalismo, el primitivismo y el posmodernismo se incluyen co- schaft. La declinación actual del modernismo es quizá más
mo marcadores lógicos del modernismo, que es la identidad definitiva que las crisis anteriores, pero su perfil es en gran
dominante o anormaln de la civilización capitalista. medida el mismo.
La coherencia lógica es suscitada por la crisis de identi- Si bien podría parecer estar sosteniendo que la disolu-
dad, y conduce a la polarización. La identidad modernista ción de la identidad modernista se trifurca en tradicionalis-
depende de la expansión de los horizontes, de la posibilidad mo, primitivismo y verdadero posmodernismo, hay en la
de desarrollo individual y social, movilidad y liberación de constitución de las identidades sociales cierta proporción de
las estructuras fijas y concretas de las formas no capitalis- «chasquidos. que tuercen el espacio que hemos esbozado en
tas sobrevivientes: la familia, la comunidad, la religión. Es- forma tal que este adquiere las cualidades de una cinta de
to depende a su vez de que en el sistema global haya un sec- Moebius. Así, algunas versiones de la profecía marxista co-
tor moderno en expansión, es decir, un centro hegemónico nectarían el modernismo con el tradicionalismo, en tanto el
expansivo. Cuando esa expansión cesa o se convierte en de- comunismo se entiende como un retorno dialéctico a la co-
clinación, la identidad moderna se hace cada vez más difícil munidad primitiva en un nivel superior. En ciertas formas
de mantener. En esas circunstancias esperamos una bifur- de la ideología socialista hay una gran concentración de Ge-
cación y trifurcación del espacio, polarizado por los sectores meinschaft. El ejemplo más sorprendente de la torsión del
no modernistas en lo que, a falta de mejor denominación, espacio identitario moderno se produce en el llamado «mo-
podríamos llamar espacio identitario capitalistaa2Y, desde dernismo reaccionario. (Herf, 1984) de Weimar y la Alema-
nia nazi, pero ya estaba manifiestamente presente en la
mayor parte de Europa septentrional durante las décadas
tural se torna imposible. No pueden constituirse un modo específico de ser de 1920 y 1930. En 61, los polos modernista y posmodernis-
opuesto a los otros modos de ser, un estilo de vida, una etiqueta, una mora-
lidad específicos. Lo no cultural, no culturizado o incivilizado deja de exis- ta se conectan en una «singularidad»en la cual el proyecto
tir como categoría identificable. moderno se subsume en una Gemeinschaft racializada, don-
Si bien empleo muy a menudo la palabra «capitalista,,para a1udir.aun de lo que impulsa el desarrollo tecnológico es la propia cul-
universo particular de identidades, estaría de acuerdo con Simmel(1978)
en que gran parte de la modernidad, como organización de la experiencia,
depende del proceso de monetizacióny mercantilización, esto es. de la pe- están estrechamente ligados entre sí, sobre todo si se tiene en cuenta que
netración de la riqueza abstracta en la red de relaciones personales. Este sólo la economía canitalista brinda las nosibilidades de la mercantiliza-
es un fenómeno más general que la reproducción capitalista, pero ambos ción total de la vida social.
tura alemana, que encarna una voluntad primitiva de po- mo esas regiones están integradas en el sistema mundial,
der (Spengler, 1931),y que en última instancia podía hacer es preciso comprender cómo toman parte en él.
del automóvil una expresión del carácter nacional: el Volks- Esbocemos rápidamente los flujos de capital esenciales
wagen y 1aAutobahn como opu las expresiones de la en un sistema mundial que sufre una crisis de hegemonía.
alienación tecnológica. El aprieto estructural de Occidente y, en medida creciente,
E n otras palabras, los cuat e de acio de Japón, expresa la descentralizaciónde la acumulaciónde
identitario no definen las identidades particulares que pue- capitales en el mundo. Pues, si bien una porción cada vez
dan tender a aparecer en él. más grande de esa acumulación total está en manos de mul-
He sostenido que si bien el espacio es una constante que tinacionales, el ciclo de producción y de reinversión del capi-
define las características de la civilización capitalista, el tal se fragmenta más y más. Podemos verlo en el incremen-
movimiento dentro de él depende en gran medida de proce- to de la proporción de la exportación de capitales respecto de
sos políticos y económicos específicos del sistema mundial. la exportación de bienes manufacturados en todas las nacio-
Sostuve en particular que la identidad modernista domina nes centrales. Esta es una situación que lleva a una desin-
en períodos de expansión hegemónica y se trifurca en perío- dustrialización del centro combinada con una compleja con-
dos de contracción o crisis. También podría sugerirse que la figuración de la acumulación en el resto del mundo, donde
trifurcación gravita mucho en favor del tradicionalismo,da- hay muchos lugares de importación intensiva de capitales y
do que este aporta las raíces y los valores que son indispen- crecimiento económico,como la India, Brasil, gran parte del
sables para mantener la identidad en ausencia del moder- sudeste asiático y el sudeste de China, con la aparición con-
nismo sin exigir u n rechazo liso y llano del mundo. comitante de nuevos patrones de periferización en niveles
específicos y regionales. Al mismo tiempo hay áreas cuya
condición periférica se consolida cada vez más, como gran
parte deAfrica. Ello implica que si bien los ciclos largos de la
Configuraciones de la identidad moderna en el economía mundial afectan a todos, lo hacen de manera dife-
sistema mundial rente. Mientras determinados sectores y regiones declinan,
otros ascienden.Y si bien las bolsas de valores están ligadas
entre sí y se derrumban juntas, sus economías locales están
Para que se establezca una identidad modernista, deben
modificando sus posiciones recíprocas.
satisfacerse ciertos prerrequisitos críticos. La sociedad tie-
Esta conñguración de cambio propone la lógica material
ne que individualizarse en forma tal que los sujetos puedan
en la cual la lógica cultural mundial halla sus expresiones
imaginar sus vidas en términos de un esquema de desarro-
variables. Mientras que el modernismo declina en Occiden-
llo. Debe haber, entonces, un individuo moderno, no sólo se-
te y da lugar a innumerables expresiones de distintas etni-
gún la descripción de Dumont (19831, sino una persona que
cidades, cultos religiosos y variados tradicionalismos, en el
experimenta su yo como una totalidad autónoma y delimi-
sudeste de Asia se produce al parecer el surgimiento de una
tada. Se trata de una persona que no está atada o integrada
variante oriental del modernismo, una de cuyas formas es
a una red más amplia que le confiera una identidad perso-
el neoconfucianismo. La muy reciente declinación de la eco-
nal. Esperamos encontrar ese tipo de individuos en regiones
nomía austríaca, la crisis fiscal del estado, el incremento del
del sistema mundial en las que la penetración del sector ca-
desempleo, etc., están disolviendo la modernidad socialde-
pitalista ha disuelto en gran parte las redes comunitarias
mócrata de esa sociedad, donde el regreso a las raíces ha
de parentesco y de familia.
reavivado un tradicionalismo teñido de racismo. Austria,
La misma naturaleza heterogénea e incompleta del pro-
como tal, se incorpora al patrón que ha aparecido ya con
ceso de capitalización, mercantilización y/o comercializa-
tanto vigor en Francia y Alemania. Si hay en Europa un
ción del mundo da lugar a más de una situación en que el
renacimiento de la etnicidad como fenómeno subnacional,
espacio identitario antes señalado no es aplicable. Pero co-
también hay, de acuerdo con la misma lógica, una creciente unidades políticas más grandes, conservan estructuras
etnificación de las identidades nacionales. de reproducción distintivamente locales que el sistema
El lugar que uno ocupa en el espacio identitario capita- más vasto subsume pero no elimina.
lista no es una función de la riqueza y ni siquiera de la posi- 3. Esto implica, por último, la existencia de distintos mode-
ción en el sistema mundial, sino más bien de la dirección del los de identidad y estrategias culturales específicas que
cambio de posición. Brasil, pese a sus extremos de empobre- están fuera y difieren del espacio capitalista antes des-
cimiento, tiene una perspectiva marcadamente modernista, cripto.
en tanto que el próspero Japón, en medio de una gran crisis
de acumulación, ya está lleno de movimientos culturales Estos criterios definen un continuum abierto más que una
antimodernos. serie cerrada. Pero un continuum forma un eje de variación,
Todas esas observaciones atañen a los sectores moder- algunas de cuyas propiedades exploraremos aquí.
nos del sistema mundial. Esos sectores no son idénticos co- Para simplificar, pueden sugerirse varias poblaciones tí-
mo espacios sociales y ni siquiera como espacios identita- picas ideales o varias posiciones críticas en el continuum
rios, aun cuando podría sostenerse que están constituidos mencionado:
por polaridades de la misma especie. Si bien el individuo
atómico y autónomo es específico de Occidente, a diferencia 1. Grupos que están integrados como regiones políticas y
de la orientación más familiar y grupal de Asia, también es- cuyos recursos o territorios pueden ser ambicionados por
ta tiene una esfera pública de roles abstractos y una estra- la entidad política mayor, pero cuyos procesos de repro-
tegia competitiva de acumulación de riqueza y poder, así co- ducción local no están articulados directamente con una
mo una perspectiva orientada en gran medida hacia el futu- red social más grande. Entre ellos se cuentan unas esca-
ro y el desarrollo que organiza el mundo en una jerarquía de sas sociedades indígenas amazónicas y algunas de las
rangos (Nakane, 1970; Smith, 1983;Chu, 1985;De Vos, llamadas minorías tribales de Assam b d i a ] , Birmania
1985;Wei-Ming, 1985). y otros estados del sudeste asiático, e incluso China.
2. Grupos cuyos procesos de reproducción local se subsu-
men en el proceso político y económico mayor a través de
los cultivos comerciales o la especialización, el comercio
sistemático de bienes esenciales socialmen1;e valiosos, la
Los sectores no modernos y la crisis de la mano de obra, etc., pero en los que la reproducción o las
modernidad estrategias sociales locales siguen estando bastante in-
tactas. Esa es la situación en grandes regiones de e c a ,
Podemos definir tentativamente los sectores no moder- Melanesia, Polinesia occidental y Asia.
nos de los sistemas mundiales de acuerdo con los siguientes 3. Grupos cuya reproducción social interna se disolvió debi-
criterios: do a una integración más intensa de la región en el siste-
ma mayor. Esas poblaciones viven en el sector modernoy
1. Las poblaciones que no están plena y en algunos casos ni se reproducen enteramente por medio de su conjunto de
siquiera parcialmente integradas a los procesos repro- relaciones. Pero en la medida en que su capitalización o
ductivos sistémicos mundiales. Por integración plena se su integración son incompletas, conservan muchos ele-
entiende una integración tal que las anteriores formas mentos de una cultura no moderna, si bien profunda-
de reproducción comunitarias y de parentesco han desa- mente transformados. La socialización,la guetificacióny
parecido. Integración implica, pues, desintegración. el estigma se combinan para fortalecer una estructura
2. Como elemento concomitante con el anterior podemos reticular de relaciones interpersonales creadoras de su-
sugerir que esas poblaciones, aunque se reproduzcan a jetos que se diferencian del ego modernista por su depen-
través de la economía mundial y estén integradas en
dencia respecto del grupo local, pero sin una estrategia Detrás de la casa hay un garaje atestado de refrigeradoras y
viable o siquiera concebible de repr repuestos, motores de avión, equipamientos eléctricos, tele-
visores, radios, etc., todo lo cual define su poder, su capaci-
Los tipos de estrategias culturales c dad de alimentar la red de parentesco y alianza, su fecundi-
poblaciones periféricas están estrechamente relacionados dad social y, desde luego, la fuente de su autoridad y control
con sus posiciones o la naturaleza y el alcance de su integra- sobre los «clientes».
ción en el sistema global. En el primero de los ejemplos an- de prestigio y dote.
tes señalados,nos vemos frente a una situación en la que no El tercer tipo de
hay una integración social real, sino una relación de control, formadora, del modelo del «cuartomundo». La practican
conquista e integración potencial. En términos de sistemas personas que están en los márgenes de su propia cultura,
mundiales, muchas de esas poblaciones se encuentran en quienes han perdido su identidad cultural a tal punto que
áreas que han recibido y acumulado capitales y que en la ac- pueden representársela a sí mismos. Los habitantes de
tualidad se expanden con rapidez: Brasil, India. Son pobla- áreas que se han integrado en la economía política mundial,
ciones en peligro de ser absorbidas. Su identidad cultural es donde los esquemas locales de reproducción social quedaron
el resultado de la identificación por parte de poderes más destruidos y las poblaciones han sido marginadas y estig-
grandes. Ello se logra a través de la internalización de la matizadas, como los indios norteamericanos o los hawaia-
identificación hecha por otros. Es posible que sus líderes se nos, constituyen pueblos que pueden conservar elementos
hayan asimilado en parte al sector moderno o bien estas de una cultura anterior en la forma de conocimiento o en los
poblaciones pueden, simplemente, ser representadas por valores impartidos en la socialización. Pero sus miembros
organizaciones occidentales. Por lo general, sus luchas se están muy integrados, como individuos, en el sistema ma-
caracterizan como «cuartomundo»,en la medida en que sus yor. No obstante, su status marginal, que es en sí el resul-
intereses estén representados por dichas organizaciones. tado de un proceso de capitalización incompleto, los coloca
Su estrategia respecto del sistema más amplio consiste en una posición en que los valores de la lealtad familiar y co-
esencialmente en mantener su base de recursos y seguir munitaria, «elprincipio del cangrejo*, parecen impedir la
practicando sus modos de vida de manera independiente. movilidad individual en una situación en la cual justamente
La estrategia implicada en el segundo ejemplo es la que esas cualidades de la «cultura»local se destacan por su bajo
clásicamente podría llamarse de <<tercer mundo» en el sen- rango.
tido más ((negativo». Algunos la han llamado, con desdén, la L,a cuarta estrategia mundial alternativa consiste en
«economía del afecto,, (Hyden, 1983).Se centra en el sector restablecer un modo de vida culturalmente unificado, para
moderno pero está dominada por metas «tradicionales».Lo lo cual hay que concertar los esfuerzos de quienes lo perdie-
ejemplifica una estrategia en que los objetos de la moderni- ron: la reconstrucción de una totalidad sociocultural y la re-
dad son símbolos de poder, un poder definido en términos constitución de un pueblo (tales grupos «étnicos»suelen
tradicionales como una cosa siempre procedente de una exhibir un dramático crecimiento numérico). Pero cuando
fuente externa, mana del otro mundo, «cargamento»,signo esa cultura existe en forma de texto y de representación ob-
de la fertilidad del poseedor de las mercancías «exóticas., la jetivada para ese pueblo, podríamos decir que la estrategia
definición misma del bienestar social. Aquí la modernidad consiste en apropiarse de la «tradición»de acuerdo con pre-
se subsume en la propia estrategia tradicional que expre- misas modernas. Como tipo ideal, una estrategia semejante
sa una red clánica o de parentesco. La lógica cultural es una sería equivalente al tradicionalismo. Pero hay entre ambas
lógica que se apropia de la modernidad conforme a premisas cosas una gran diferencia. Como esas poblaciones no están
«tradicionales».El «hombrefuerte»se para frente a.su mo- plenamente integradas al sistema mundial, sus identidades
derna casa de estilo occidental. Sin embargo, los enseres y y estrategias culturales no son por entero «modernas».Yo
los muebles están afuera, porque es allí donde vive la gente. diría que, a causa de su integración parcial, hay en su socia-
lización y en sus formas comunitarias locales suficientes He sostenido que la crisis de la modernidad es un fenó-
elementos para situarlos en un punto intermedio, capaces meno específico de los centros declinantes del sistema mun-
de participar como individuos en el sector capitalista u obli- dial, sea o no reversible esa declinación. Dicha crisis se de-
gados a ello, pero psicológicamente limitados por la estrate- sató como un efecto liminal de la descentralización de la
gia del afecto de .parentescon, cuya meta es la conservación acumulación global de capitales. Este último proceso origi-
de la «igualdad. y la solidaridad en el grupo local. na condiciones contradictorias en distintas partes del mun-
Esa cuarta estrategia mundial encaja con la anterior en do. En las áreas de nueva concentración de capitales espe-
la siguiente forma. La primera estrategia es una defensa ramos encontrar centros de modernismo, nuevas expansio-
contra la intrusión del sistema más amplio por parte de po- nes hacia hinterlands anteriores que suscitan la resistencia
blaciones que mantienen modos distintivos de vida y de re- o la adaptación de pueblos «tribales~ y su integración final,
producción social. La segunda estrategia es un intento de como periferias, en nuevas esferas hegemónicas. En las zo-
nas en que la periferización continuó siendo el curso fijo de
recrear ese modo distintivo de vida por parte de poblaciones
las cosas, lo que entraña la ausencia de acumulación de ca-
que lo han perdido. En términos formales, la primera estra-
~ i t a l eys la existencia constante de una matriz de relaciones
tegia se plantea en las fases expansivas de crecimiento he- no capitalistas (modernas), siguieron prevaleciendo las es-
gemónico, en tanto que la segunda aparece en períodos de trategias tercermundistas antes consideradas, aun mando
contracción. Pero como la declinación de la hegemonía de un se hayan vuelto extremadamente complicadas, como en los
poder central conlleva lógicamente la expansión de nuevos casos de Uganda o la República Centroafricana.No es S e -
centros más pequeños, las dos formas de la cuarta estrate- mente que en esas sociedades las crisis todavía adopten la
gia mundial están destinadas a coexistir en el tiempo, si no forma de epidemias de brujería y reacciones milenaristas.
en el espacio. Y como la arena sistémica mundial incluye los En las zonas que han sido más completamente capitaliza-
dos procesos, ambas estrategias pueden unirse en una sola das, la declinación de la identidad moderna suscitó la elabo-
identidad política, por problemática que sea, tal como el ración y el restablecimiento de identidades culturales an-
Concejo Mundial de Pueblos Indígenas. teriores. Cuando esas identidades contienen modelos de la
totalidad de la existencia social, incluida la reproducción
material, se las puede identificar como estrategias cuarto-
mundistas dirigidas a mantener o a establecer una existen-
Discusión cia separada. Cuando esos modelos sociales no existen, las
estrategias en cuestión son ~étnicas* y establecen identida-
Durante unos cuantos años se ha debatido en torno de des culturales con el carácter de límites sociales, y derechos
las cuestiones de la modernidad y la posmodernidad, y so- de acceso a los bienes y servicios del sistema mayor.
bre la transformación o acaso la desintegración de la identi- Desde cierta perspectiva es verdad, por supuesto, que so-
dad moderna. En general, la discusión se expresó en tér- mos testigos de una pluralización cultural del mundo, y
minos morales y políticos, a menudo polarizada en el eje también de lo que algunos han caracterizado como la globa-
izquierda-derecha. He abogado aquí por una comprensión lización de la cultura: la formación de una única cultura
más objetivista de la crisis de la modernidad, que pone las mundial. Es verdad que la Coca-Cola, las remeras para tu-
transformaciones actuales de las culturas e identidades del ristas y los transistores se han vuelto universales, esto es,
mundo en el contexto de las transformaciones del siste- que las cosas y los símbolos de la cultura occidental han pe-
ma mundial, no entendido como una totalidad evolutiva en netrado en la vida diaria de muchos de los pueblos del mun-
marcha hacia un mundo socialista o posindustrial, sino co- do, aunque se los fabrique en Hong Kong. Pero así y todo su
mo una historia más cíclicamente siniestra de los sistemas manera de apropiarse de esas cosas es muy diferente de la
civilizacionales. nuestra. Y este tipo de mezcla cultural no es un producto del
actual estado del sistema mundial. En realidad, ies mucho pende de la comprensión de la cambiante constitución de los
más antiguo que los spaghetti, identitarios y las estrategias que los acompañan.y
mezcolanza dialectal y criolla que la construcción de la identidad, según hemos intentado
El uso anterior de las nociones de mostrar, forma parte en gran medida de la dinámica históri-
lacionaba con situaciones de d ca del sistema global.
por el colonialismo, mantenidas por una política de exclu-
sión, a ñn de que las identidades impuestas por Europa se
convirtieran en realidades sociales locales. Aunque virtual-
mente todas las culturas son plurales y criollas según. los
orígenes de sus componentes, no se mu
perimenta como tales, a menos que ellas
fiquen de ese modo. De hecho, bien podría d
concepción pluralista del mundo es un modo característi-
camente occidental de aprehender la actual fragmentación
del sistema, una confusión de nuestro propio espacio identi-
tario. Cuando la hegemonía es vigorosa o creciente, también
el espacio cultural se hegemoniza; los spaghetti se vuelven
italianos; una pluralidad de dialectos se convierten en una
lengua nacional que traduce las diferencias culturales en
un continuum que va de lo correcto a lo incorrecto, de lo au-
torizado a lo desautorizado. Ese es el contenido cultural del
poder emergente que, en escala mundial, hace que las telas
baratas y las cuentas de vidrio occidentales, y después las
latas y los transistores, pasen a ser puntos centrales de po-
der en la periferia. Ese poder ha alcanzado extremos tales
que determinados símbolos clave de la identidad local de la
periferia se produjeron en el centro. Las telas africanas se
fabricaban, casi en su totalidad, en ciertos países europeos
como Holanda, un corte distinto para cada grupo y ninguno
de ellos en venta en Europa: suficiente,por cierto, para em-
baucar a cualquier turista desprevenido. Desde luego, hoy
todo eso ha cambiado. En gran parte, la ropa occidental se
importa de las nuevas zonas industrializadas de la perife-
ria, y ni hablar de nuestros transistores. El pluralismo cul-
tural es la experiencia occidental de la verdadera posmoder-
nización del mundo, la etnización y la pluralización cultural
de un mundo deshegemonizante y deshomogeneizante, in-
capaz de implementar una política antes impuesta de asi-
milación o jerarquía cultural.
En oposición a una visión puramente culturalista de los
objetos mundiales, hemos sugerido que la manera de com-
prender la producción y la reproducción de la cultura de-
occidental) hasta representaciones tradicionalistas más
7. Globalización y localización siniestras de la decadencia de la civilización occidental, que
hablan de un narcisismo abyecto, de ruina moral, etc. Du-
rante años los intelectuales libraron una furiosa batalla con
respecto a los pros y los contras de la posmodernidad, mien-
tras los teóricos del imperialismo se convertían en fervien-
tes admiradores de toda suerte de movimientos sociales y
las elites desarrollistas trasladaban su interés de las cues-
tiones del desarrollo a aquellas de los derechos humanos y
iSalman Rushdie pasó a la clandestinidad! Entre 1970 y la democracia. Y si bien el Centro Fernand Braudel sigue
1980 la población indígena norteamericana creció de sete- analizando las ondas largas, se ha acrecentado el interés
cientas mil a un millón cuatrocientas mil personas, y se han por las civilizaciones anteriores, su ascenso y su caída, y por
creado varias tribus nuevas. La red mundial de mercados la cultura y la identidad. La práctica intensiva de la identi-
de valores está capitalizada en exceso y en el fluctuante bor- dad es el sello distintivo del presente período. El enfrenta-
de de la amenazadora bancarrota de 1990. Y ahí están los miento de Rushdie con el fundamentalismo destaca la natu-
gobiernos para hacer frente al desastre mediante el crédito raleza volátil de esa desesperada negociación de la indivi-
masivo, sea cual fuere el problema por resolver. En el bloque dualidad; el consumo mismo de literatura modernista es,
oriental, la movilización étnica en gran escala amenaza el de improviso, un acto peligroso. La descentralización global
monolítico rostro del imperio y plantea a la vez nuevos pro- es equivalente al renacimiento cultural. La liberación y la
blemas, aún menos manejables. Los mismos diseños para autodeterminación, el fanatismo histérico y los crecientes
las remeras de Acapulco, Mallorca o Hawai; los mismos clo- conflictos fronterizos, van de la mano con una multinacio-
nes de relojes y computadoras con diferentes nombres, in- nalización siempre en aumento de los productos del merca-
cluso clones Gucci; el cariz nostálgico del tráfico turístico, do mundial. La interacción entre el mercado mundial y la
que alimenta una búsqueda de las raíces, aun cuando en identidad cultural, entre los procesos locales y globales, en-
gran medida sean simulacros, y la búsqueda occidental de tre las estrategias de consumo y las estrategias culturales,
la experiencia de la otredad. La fragmentación étnica y cul- es parte de un intento de descubrir la lógica en juego en este
tural y la homogeneización modernista no son dos tesis, dos caos aparente.
visiones opuestas de lo que ocurre hoy en el mundo, sino dos
tendencias constitutivas de la realidad global. El mundo
dualista centralizado de la doble hegemonía del este y el
oeste se está fragmentando política y culturalmente, pero La negociación de la individualidad y el consumo
l a homogeneidad del capitalismo sigue tan intacta y sis- de deseos
temática como siempre. La fragmentación cultural y, por
consiguiente,intelectual del mundo ha socavado todo inten- El propósito de este análisis es explorar el consumo como
to de interpretación única de la situación actual. Nos propu- un aspecto de estrategias culturales más generales de auto-
sieron de todo, desde el posindustrialismo, el capitalismo definición y autosostén. Mi uso de la palabra «cultural»
tardío y el posmodernismo (como fenómeno puramente cul- equivale a «especificidad»,como una estructura de deseo es-
tural que expresa una evolución de la sociedad capitalista pecífica expresada en una estrategia específica de consumo
que define los contornos de un espacio identitario específico:
Este capítulo se publicó originalmente con el título de «Being in the world: tales y cuales Z (a,.. . n),una suma de productos dispuestos
localization and globalization~,en M. Featherstone, ed. (1990)Global C d - en un ordenamiento que expresa lo que soy. Se debe tener
ture, Londres: Sage. presente que el uso hoy convencional del concepto de cultu-
r a para referirse a mapas, par Pero un modelo de este tipo no puede explicar los aspec-
arrojaría resultados que S tos más espectaculares del consumo capitalista en gene-
propósitos que he expuesto, ral, basado en el deseo de nuevas identidades y estrategias
una realidad cuasi textual, concomitantes que vuelven obsoleto cualquier conjunto par-
la organización de la vida ticular de distinciones basadas en el consumo tras períodos
contrario, desde esta perspectiv relativamente breves de estabi1idad.l El penetrante análi-
mas y los códigos semiótico sis que hace Campbell de la relación entre individualismo
sociales, ya se trate de las modas en el vestir o de las formas moderno, romanticismoy consumismo proporciona un mar-
de discurso. Como tales, tan sólo reflejan los productos de co más amplio, necesario para comprender las estrategias
los que han sido abstraídos, pero no pueden originarlos. Só- de consumo que exhiben una inestabilidad que no puede en-
lo es posible captar verdaderamente las estrategias de con- tenderse en los términos expuestos por Bourdieu: «La dia-
sumo cuando se comprende la forma específica en que está léctica de la convencionalización y la romantización es la ex-
presión personalmente concreta de la dialéctica de clase y
constituido el deseo. Y por el momento supondremos que el
de la reproducción capitalista en general, una contradicción
deseo es un aspecto dinámico de la formación de la persona
dinámica entre distinción y revolución, entre imágenes diñ-
o individualidad.
gidas por otros e imágenes dirigidas por uno mi
Esta tesis corre pareja con l a modelización que hace dandy y bohemio» (Friedrnan, 19893, pág. 129).
Bourdieu de la relación entre el habitus y la práctica, entre El terreno común a estos enfoques del consumo es la co-
el «principio generativo de improvisación regulada estable- nexión explícita entre autoidentificación y consumo. La
cido en forma duradera» (1977, pág. 78) y las estrategias es- primera puede ser un acto consciente, una afirmación sobre
pecíficas de consumo. Pero mientras que Bourdieu parece la relación entre el yo y el mundo, o bien un aspecto sobren-
sostener un punto de vista racionalista acerca de la prácti- tendido de la vida cotidiana, esto es, de una identidad pre-
ca, según el cual esta puede reducirse en última instancia a deñnida. Con este punto de partida es posible considerar el
la acumulación de capital cultural, esto es, de poder, noso- consumo como un aspecto de una estrategia o conjunto de
tros hemos sugerido que esta postura equivale a un econo- estrategias más generales para el establecimiento y10 la
rnicismo y omite tomar en cuenta la constitución no racioaal conservación de la individualidad. Otras prácticas de auto-
del deseo. Así, el modelo (no tan) explícitamente vebleniano constitución cultural -étnicas, de clase, de género y religio-
de La distinction puede decirnos mucho sobre el papel de la sas; pintar y vestir cuerpos- consumen objetos específicos
diferenciación cultural en la definición de la posición social, y construyen espacios de vida. Estos son modos de orden su-
un proceso a través del cual un habitus particular, deter- perior de orientar el consumo hacia fines específicos. El con-
minado por la .clase», se distingue en el mercado cultural sumo es un medio de identificación.
a l identificarse con un conjunto claramente definido de
productos y actividades, un estilo de vida:

«Toda condición se define, inseparablemente, por sus pro-


Se podna incluso poner seriamente en tela de juicio la validez del mo-
piedades relacionales, que son funciones de su posición den- delo diferencial de Bourdieu en su aplicación a los propios datos empíricos
tro de u n sistema de condiciones que es, también, un siste- del autor, en los que categorías diametralmente opuestas suelen represen--
ma de diferencias, de posiciones diferenciales; vale decir, de- tarse mediante diferencias estadísticas de una naturaleza más indetermi-
signada en términos de todo lo que la distingue de lo que nada 4 9 % versus 42 7 4 y la mayoría de las categorías definidas de esti-
lo correlacionadas con la *clase>,alcanzan a lo sumo el nivel del 50%.¿Po-
ella no es, y más en particular de aquello a lo que se opone: dría ser que la identificación cultural no se vinculara tan claramente con
la identidad social se define y se afirma en la diferencian la posición social y que cualquier vinculación existente resultara de otros
(Bourdieu, 1979, pág. 191). tipos de procesos sistémicos?
La lucha por la autenticidad ville y en la segunda ciudad del país, Pointe Noire. El grupo
étnico dominante es el bakongo, lo cual es significativo ya
Todo movimiento social y cultural es consumidor o, por lo que estos sureños, que antaño eran el sector gobernante y
menos, debe definirse como no consumidor en relación con que se consideran el grupo más civilizado- e s decir, más oc-
el mundo de los bienes. Dentro de los límites del sistema cidental- del Congo, han sido políticamente desplazados
mundial, el consumo es siempre un consumo de identidad, por los mbochi del norte. Estos representan a una región
canalizado por una negociación entre la autodefinición y el que en gran medida estuvo al margen de la administración
conjunto de posibilidades que ofrece el mercado capitalista. francesa directa y no fue afectada por la comercialización y
El viejo dicho «se es lo que se come»,que antes era la carac- la intensa actividad misionera del sur. Por eso los bakongo
terización de una visión ecológica vulgar de la humanidad, los consideran atrasados, si no bárbaros, al menos en cierto
resulta notablemente exacto cuando se entiende como un nivel discursivo, porque en realidad las relaciones entre el
acto por entero social. Pues el comer es un acto de autoiden- norte y el sur son más complejas. Los sapeurs progresan a
tificación, como lo es todo consumo. Proteínas y calorías al través de un sistema de jerarquías de edad que se inicia en
margen, el consumo -la mitad libidinosa de la reproduc- Brazzaville con la adquisiciónde importaciones europeas de
ción social- es una parte significativa de la definición di- confección y que los lleva después a París, donde, por cual-
ferencial de los grupos sociales y los individuos. El acto de quier medio que esté a su alcance, acumulan ropa de famo-
identificación, el compromiso de la persona en u n proyecto sos diseñadores de Francia y del primer nivel de Italia a ele-
superior, es en cierto sentido un acto de pura autenticidad vadísimo~costos. Luego regresan ocasionalmente a Braz-
existencial, pero, en la medida en que implica el consumo de zaville - e l París del Congo, el centro en la periferia, el úni-
símbolos que nos definen pero que no producimos sino que co endroit cuyo nombre no ha sido africanizado por el go-
obtenemos en el mercado, la autenticidad se ve socavada bierno nacional revolucionario- para representar la danse
por la objetivación y la descontextualizaciónpotencial.2Por des griffes, con las etiquetas de grandes marcas cosidas en
tanto, si bien el compromiso da autenticidad, su consumo las solapas de una chaqueta y exhibidas por consiguiente
la quita. El único acto auténtico dentro de un sistema se- como parte del ritual de status.
mejante es un acto que englobe tanto lo auténtico como su Hay que tener presente aquí que esas actividades son la
mercantilización, esto es, un cinismo comprometido, un dis- forma extrema de una estrategia cultural más general. En
tanciamiento que simultáneamente está de acuerdo con el Brazzaville hay dos tipos de Coca-Cola, una de producción
mundo. local, fabricada con licencia y consumida en botellas, y otra
variedad más cara importada en latas desde Holanda. iEl
consumo de Coca-Cola en Brazzaville es importante desde
el punto de vista local! Ser alguien o expresar la posición
que uno ocupa consiste en exhibir la lata importada en el
Los sapeurs de la República Popular del Congo y otros parabrisas del auto. La distinción no simplemente se mues-
grupos similares reclutan a sus miembros fundamental- tra, sino que es un verdadero «cargamento»,que siempre
mente en los niveles más bajos de los subocupados -si no viene de afuera, fuente de bienestar y fertilidad y signo de
integrantes del lumpenproletariado- que viven en Brazza- poder. Así, de acuerdo con las categorías occidentales podría
parecer que se trata del tipo ideal de la forma de jerarquía
vebleniana que se presenta en La distinction de Bourdieu,
pero en realidad es mucho más que eso. Un congolés puede
Los ejemplos más comunes son los de la capacidad de la industria tu- identificar el rango social de cualquiera en medio de una
rística de mercantilizar la etnicidad, lo que permite al mercado interna- multitud por su apariencia externa. Sólo si se discierne un
cional tener acceso a lo que antes fueron poderosos símbolos de identidad
cultural. tanto la relación entre las estructuras locales de deseo e
identidad y el contexto político y económico, puede enten- tanciamiento respecto de la mercancía como tal, puesto que
derse por qué una profesora europea de física lamentaba en ese tipo de estrategia la mercancía no está «comotal,,. ~1
haber llegado a ser prestigiosa no por su posición académica consumo es'una lucha de vida y muerte por la supeMvenCia
sino por el hecho de haber todos SUS ahorros en psíquica y social, y consume a la persona en su totalidad. Si
una flota de taxímetros. en el fondo de esa actividad hay una desesperación funda-
En cierto nivel, la sape parece ser un comentario acerca mental, se relaciona quizá con un estado de no-ser narci-
del consumismo moderno. Esa palabra francesa deriva del sista generado por una crisis social de autoconstitución:
verbo se super, que alude al arte de vestirse con elegancia, y
connota al flaneur de nuestra sociedad, al dandy dirigido ¿Cómo puedo llegar a Francia?
por otros (Campbell, 1987;Friedman, 198923).En su versión ¿Cómo puedo llegar allí?
congoleña, la SAPE es una institución, Société des Ambian- Rancia, tierra de felicidad.
¿Cómo puedo llegar allí?
ceurs et Personnes Elégantes. Pero no se trata de una afir-
Quizá pueda llegar si Dios lo quiere.
mación cínica sobre el hiperconsumismo ni de una parodia ¿Podré acaso llegar a ella?
punk de los ideales de la clase media. Si bien el dandy puede Iré calladamente,
haberse guiado por otros, su práctica de autoidentificación ¿Cómo puedo llegar allí?
tenía que ver en gran medida con una manipulación de las
apariencias. Y si bien el narcisismo fronterizo en juego en (<<Kua
Kulan, de J. Missamou, traducido en Gandoulou,1984,
ello puede haber sido tal que el dandy estaba relativamente 195)
atado a «lamirada del otro»con respecto a su propio bienes-
tar, todo ese mundo de actividades se daba y vuelve a darse Hay cierto aire de familia entre esta forma de viva iden-
hoy en un universo más vasto donde la apariencia y el ser tificación con el éxito definido en téminos europeos, cuya
son muy diferentes entre sí, esto es, donde hay, al menos en mejor interpretación, como hemos añrmado, es la de un es-
principio, una «personare& debajo de la supeficie. No su- fuerzo por lograr el bienestar en un sentido más genera y
cede así con el congoleño, en quien la apariencia y el ser 10sllamados cultos cargo y cualquier milenarismo cuya me-
ta sea superar una carencia presente a través de la impor-
tienden a ser idénticos: iuno es lo que lleva puesto! No por-
tación de fuerza vital desde el exterior. L'aventure, como se
que «elhábito haga al monje»,sino porque la ropa es la ex-
la denomina, gran mudanza a París, que inicia al sapeur en
presión inmediata del grado de fuerza vital que una perso- la categoría superior de parisien, podría entenderse como
na posee, y esa fuerza vital se encuentra en todas partes y la expresión de un deseo milenarista, según lo indican los
siempre es externa. El consumo de ropa se incluye en una versos recién citados. Pero las realidades de París para el
estrategia global de vinculación con la fuerza que no sólo congoleñodestruyen de inmediato ese sueño. Aunque viven
proporciona riqueza sino también salud y poder político. La en la mugre, y apenas ganan lo suficiente para una pobre
medicina congoleña se centra especialmente en los métodos subsistencia, todo el efectivo se destina a la compra en cuo-
para conservar o acrecentar los flujos de fuerza cósmica en- tas de las grandes marcas de vestimenta masculina, desde
cauzados hacia el cuerpo a fin de mantener la buena salud y camisas y medias hasta pantalones, trajes y zapatos. Mien-
defender a la persona contra la brujería. Las medicinas occi- tras que para nosotros el consumo consiste en la construc-
dentales, como cualquier otra sustancia poderosa, no son ción de nuestros propios espacios de vida, para la supe con-
símbolos sino aspectos de Dios. De la misma manera, la ro- siste en la creación de prestigio, justamente sin el estilo de
pa no es un símbolo de la posición social sino una manifesta- vida que esas prendas están destinadas a poner de mani-
ción concreta de esa posición. fiesto.Así, la satisfacciónalcanzada no debe de radicar en la
En la sape, la estrategia de autodefinición no es en modo experiencia de un estilo de vida, sino en la constitución del
alguno cínica y tampoco hay, en quienes participan, un dis- yo para los otros, la apariencia de les grands, las elites pode-
vados que, como tal, afecta desde el fondo de la sociedad el
rosas. Y esta estrategia de adquisición no es sencillamente meollo del status elitista:
una manipulación racional de las apariencias: «Es como si
nos drogáramos y no fuéramos capaces de renunciar a todo «El escándalo estalla tan pronto como los jóvenes sin em-
eso» (Gandoulou, 1984, pág. 61). pleo, aventureros, desañan en la extravagancia de su este-
La organización de la sape es tal que los in ticismo y dandysmo al verdaderamente poderoso y se ponen
parisiens, intentan acumular la gamme, el equipo de haute hors catégorie. Imitan al exitoso, y podrían esperar que por
couture de marcas famosas indispensable para hacer la des- hacerlo se los aceptara e integrara a sus legítimas posi-
cente a Brazzaville, donde hay que bailar la danse desgriffes ciones dentro de la sociedad congoleña. (Gandoulou, 1984,
con el objeto de mostrar las etiquetas famosas que se han pág. 188).
adquirido. Para lograrlo, esas etiquetas se cosen en las sola-
pas de la chaqueta, donde quedan a la vista de los otros. De- La revolución europea del consumo representó una im-
bemos señalar que la palabra gamme significa escala, lo portante amenaza para un sistema de status de clase que
cual indica la naturaleza jerárquica del consumo de pres- antes era impermeable a la imitación, pero arrojó como re-
tigio. Esa estrategia enormemente cosmopolita tiene sus sultado un vasto sistema de escalas jerárquicas donde los
efectos inmediatos en la producción de una clara demarca- Koriginales», la haute couture, son el centro inexpugnable en
ción de status: «Cuando el aventurero habla del "campesi- la vestimenta de la posición social. La sape, por otra parte,
no", el ngaya, se refiere a un habitante de Brazzaville que es así un ataque muy costoso al orden de rangos de la socie-
no adhiere al sistema de valores de los sapeursn (Gandou- dad, y no sólo a su simbolismo. El dandysmo europeo fue un
lou, 1984, pág. 152). asunto individualista, una manipulación práctica de los
La sape no es una invención congoleña en discrepancia símbolos de status y las reglas de etiqueta. La estrategia del
con la trama misma de esa sociedad. Por el contrario, es una dandy consistía en ascender sutilmente a los rangos su-
mera exageración de una estrategia de acumulación de periores. La sape, en su gradación sistemática por edad y su
prestigio, pero que niega fundamentalmente su lógica in- explícito discurso del prestigio, es una subversión de la cla-
terna. Es, pues, una fórmula para lograr el éxito y una ame- sificación cultural de un orden político. Y resulta lógico que
naza potencial a la real estructura de poder. Si bien las ver- no sea el producto de un alzamiento occidental contra la mo-
daderas estrategias de consumo, como hemos sostenido, son da, sino de una hipermodernidad tercermundista donde la
generadas por una forma de identidad muy distinta de la moda no es meramente representativa sino constitutiva de
que puede hallarse en el Occidente moderno, las implicacio- la identidad social. El tipo especial de consumo que hemos
nes políticas tienen un claro paralelo histórico en la historia descripto aquí no puede aislarse como una esfera de activi-
europea: «losdistintos rangos de personas están demasiado dad distinta de las estrategias más generales que caracteri-
confiindidos: los órdenes inferiores pisan tanto los talones zan a la sociedad congoleña moderna como fenómeno in-
de los superiores que, si no se aplica algún remedio, el Señor ternacional. El sapeur no es unflaneur porque es, en térmi-
correrá el riesgo de convertirse en el servidor de su Caballe- nos estructurales, auténtico, vale decir que su identidad es
ro» (Hanway, 1756, págs. 282-3). unívoca. La apariencia externa de la que se apropia no es un
Pero si el resultado de esa confrontación favoreció a los mero proyecto para embaucar al público y mostrarse como
nuevos consumidores y produjo una democratización del algo distinto de lo que es. Es su esencia misma. Esta cua-
consumo, en el Congo la misma clase de actividad plantea lidad lo hace exótico para el occidental, para quien ese nar-
una amenaza más estructural, puesto que no se avizora una cisismo aparente debería ser fiancamente cínico, aun en su
democratización semejante. Por el contrario, el dandysmo desesperación. Pero la cuestión es que el narcisista cuya
del lumpenproletariado no es una imitación barata de la identidad participa en una cosmología más amplia de fuer-
realidad, sino un consumo de los órdenes de status más ele-
porcentaje de la población no está «bien»y necesita de la
zas vitales es un auténtico extravagante en el vestir, y no un
fuente de fuerza vital y protección contra la brujería que
embustero.
pueden proporcionarle los grupos culturales.
Hasta las empresas comerciales rec
En busca de un amo
«Usan el feti tra mí para quitarme los clientes,
En l a oficina de correos me encontré con un joven que asistía sobre todo X.Yo hago lo mismo contra ellos: es perfectamen-
al Lycée Technique de Brazzaville. Era de la región de Teke, te normal» (agente naviero, citado en ibid., pág. 150).
e n el norte, y vivía en la ciudad con s u tío materno. Mani-
festó u n interés insólitamente vivo en establecer conmigo «Para tener éxito aquí, se necesitan algunos medios para
una relación estable y después de unos pocos minutos de atraer a los clientes (fetiches). Saber hacer el trabajo no es
conversación me expresó sus esperanzas de poder llegar a suficiente» (sastre, citado en ibid.).
Suecia. En términos bien claros indicó s u interés en conver-
tirse e n mi cliente o subordinado, un depediente de quien yo «Yo solamente uso fetiches para protegerme y proteger mi
sería responsable. La estrategia no puede reducirse a la su- negocio. Nunca los usé contra mi tío (aunque su familia me
bordinación. Implica, para un estudiante con una posible ca- acusa de hechicería)»(propietariode un bar, citado en ibid.).
rrera, una conexión que podría permitirle establecer s u pro-
pia clientela. Abrevar en una fuente de fuerza vital social es Hay un núcleo común en estos diferentes dominios de
decisivo: eso explica por qué los automóviles suecos y aun los práctica. Se produce una apropiación de la modernidad por
estadounidenses se clasifican bien por encima de los más medio de un conjunto de prácticas tradicionales transfor-
accesibles productos franceses, y por qué Suecia, origen de madas por la integración del Congo a la mancomunidad
la principal misión protestante, está asociada con .cielo>>. &ancesa de la economía mundial. En todo ello está presente
I I un núcleo invariante por el que la conservación y la acumu-
lación del yo dependen del acceso a una fuerza v i i d externa
Si la sape es una expresión específica de una praxis de procedente de los dioses, de los ancestros (también dioses)y
consumo más general, esta es, a su turno, la expresión de de Europa, la fuente «celestial»de esa fuerza. Si el flujo de
una praxis de autoidentificación y autosostén que define la fuerza se reparte, sobreviene la fragmentación, abundan la
naturaleza del poder, el bienestar y la enfermedad.Además brujería y el conflicto, y el .fetichismo» y la proliferación de
de las siete iglesias oficiales, hay en Brazzaville noventa y cultos alcanzan proporciones epidémicas, en un intento ma-
cinco sectas cuyas principales funciones son terapéuticas. sivo y desesperado por sobrevivir.
Incluso las iglesias están muy dedicadas a lo que se llama
«medicina tradicional».Y no hay, por cierto, escasez de pa-
cientes. Tampoco es insólito que los practicantes vistan el
atuendo blanco de los médicos occidentales y hagan osten- Los ainu y los hawaianos
tación de instrumental y hasta de medicamentos occidenta-
les si es posible. No se trata de una simple búsqueda de sta- Los ainu son una conocida minoría étnica de Japón, tra-
tus ni de reconocimiento de una supuesta superioridad (en dicionalmente descripta por los antropólogos mediante la
sentido científíco) de la técnica occidental, sino de una ver- categoría general de cazadores y recolectores, que viven
dadera identificación con formas y sustancias superiores y, principalmente en la isla norteña de H ~ k k a i d oCuando
.~ se
por tanto, más poderosas. Al parecer, los cultos se incremen- El material acerca de los ainu se basa en la obra de K. Sjoberg (1993),
taron de manera dramática en la década de 1970, después que se ocupa de la identidad cultural de ese pueblo en la actualidad y pre-
de haber declinado durante la oleada de modernismo de la senta un brillante análisis de las relaciones históricas entre ellos y los ja-
década anterior. Por cierto, hay pruebas de que un amplio poneses.
analiza su situación presente, suele afirmarse que la cul- mente, a sus hijos. Pero hacen mucho más que eso. En va-
tura ainu prácticamente ha desaparecido y que este pueblo rias zonas establecieron estructuras aldeanas tradicionales
existe como minoría apenas aculturada, y económica y polí- con el propósito explícito de producir artesanías propias y
ticamente marginal. Con todo, los trabajos históricos re- para que los turistas los visiten y vean su estilo de vida.
cientes indicarían que los ainu fueron en otro tiempo una Aunque los ainu viven hoy en casas japonesas, construye-
sociedad jerárquica con una economía mixta y que su condi- ron sus viviendas tradicionales, chise, donde semanalmen-
ción actual, incluyendo su imagen como cazadores y recolec- te se desarrollan importantes actividades aldeanas, como la
tores, es producto de la larga y penosa integración de Hok- enseñanza de la historia y la lengua, danzas tradicionales,
kaido al estado Meiji. Para los japoneses, los ainu no tienen el tejido y la talla en madera. También se realizan muchas
status étnico, simplemente porque ese status no existe. To- actividades rituales, que suelen publicitarse a ñnde que ha-
dos los habitantes del territorio de Japón, nihonjin, son va- ya asistencia de turistas y cobertura periodística. Los turis-
riaciones del pueblo wajin, algunos más desarrollados que tas no sólo son invitados a comprar productos ainu sino que
otros. Los ainu, como otros grupos desposeídos, son sencilla- también se les muestra cómo se hacen, e incluso se les ense-
mente parias, una categoría social y no una definición. Su ña a hacerlos y a intentar su fabricación. Además pueden
posición sólo puede modificarse en la ideología japonesa ofi- informarse sobre la mitología, el ritual y la historia ainu,
cial a través de una integración más plena a la economía y probar comida ainu y vivir en casas ainu, sobre todo cuando
la sociedad generales. En otras palabras, tienen que entrar las pocas casas de huéspedes están llenas.
a la modernidad según la deñnen los japoneses. Hay mu- La producción y la exhibición turísticas se han converti-
chos ainu que lo intentan, que niegan su identidad ainu y do en un proceso fundamental para la reconstrucción cons-
procuran convertirse en japoneses, lo cual, desde luego, M- ciente de la identidad ainu. Esas actividades destacan ante
plicaría consumir en japonés. En general, esta estrategia no los turistas japoneses el contenido distintivo de la etnicidad
ha sido exitosa, ante todo a causa de la discriminación de ainu, en un contexto dentro del cual esa especificidad se in-
que son objeto los ainu; puesto que, si bien oficialmente son terpreta oficialmente como una mera variación de la cul-
tan wajin como cualquier otro japonés, siguen siendo pa- tura japonesa y no como una identidad independiente. La
rias; esto es, su posición social, su condición de japoneses presentación de la individualidad ainu es un instrumento
aborígenes, funciona tan eficazmente como cualquier estig- político en la constitución de esa misma individualidad:
ma étnico. El 60 % de los ainu depende, en mayor o menor
grado, de la seguridad social. Como sus tierras cayeron en aMi opinión personal es que el pueblo ainu ha llegado a dar-
poder de los japoneses, en la mayoría de los casos deben tra- se cuenta de que para convertirse en un ser humano com-
bajar para otros, en la agricultura y las industrias conexas, pleto, en un "ainu", uno no puede reprimir sus orígenes.An-
y en los sectores de turismo y servicios. Su tasa de desem- tes bien, hay que hacerlos públicos, y eso es justamente lo
pleo es del 15,2%. que ocurre hoy entre los ainu. Están ávidos de conocer los
En la década de 1970 se creó un movimiento cultural viejos tiempos, los valores, las cosas, todo. Hace ya tantos
ainu, cuyo propósito era lograr el reconocimiento como gru- años que están mentalmente hambreados. . .Ahora no hay
po étnico separado. No les interesa la autonomía política, nada que pueda frenar su entusiasmo» (dirigente ainu, ci-
sino más bien que los acepten en u n pie de igualdad con la tado en Sjoberg, 1993, pág. 175).
población mayoritaria. Aunque esto podría parecer simple
para el observador occidental, es u n problema muy serio pa- Se podría suponer que el hecho de colocar esa identidad
ra un estado cuya legitimidad se ve amenazada por la exis- en el mercado tiene como efecto la pérdida de la autentici-
tencia de una multietnicidad. La estrategia ainu es decidi- dad, pero también aquí, lo mismo que en el caso inverso de
damente étnica. Han creado escuelas para enseñar la len- los congoleños, la mercantilización queda comprendida en
gua y las tradiciones a quienes las perdieron y, principal- el proyecto de autentificación más amplio: «Todo hombre
ainu es un "hombre kibori". Hacemos tallas porque no pode- En su estrategia, los ainu parecerían ser tan extremos
mos parar. Lo llevamos en la sangre. Si podemos conseguir como los sapeurs en la suya, aun cuando sus contenidos se
una ganancia, bueno, no creemos que tenga nada de malo» opongan diametralmente entre sí. Tal como podríamos su-
(entrevista en Sjoberg, 1993, pág. 168). ponerlo del aparente hiperconsumismo de los segundos, la
La totalidad del proyecto turístico de un ainu puede ver- orientación de los primeros hacia el mercado turístico no pa-
se, desde esa perspectiva, como una manifestación, median- recería estar lejos del suicidio cultural. Y esto no es tan sólo
te la forma de una mercancía, de un proceso constitutivo =a posición intelectual occidental
más amplio de identidad cultural que, desde luego, debe ser El movimiento cultural hawai plo, se opone
visible para otros si se pretende que tenga existencia real. obstinadamente al turismo. La lucha de los hawaianos por
Los ainu establecen su especificidad al definirse para los ja- el resurgimiento de un modo tradicional de vida es parte de
poneses, sus otros significativos: una lucha por la soberanía que podría hacer que la cultura
hawaiana se concretara sobre el terreno. El movimiento se
«Están organizando festivales de comida ainu donde la gen- inició en la década de 1970 como un intento de restaurar la
te puede probar nuestra comida. Tenemos nuestras especia- identidad cultural y los derechos a la tierra, lo que permiti-
lidades, como usted sabe. La comida se cocina en una forma ría a los hawaianos practicar esa cultura después de más de
tradicional y la gente usa utensilios tradicionales para pre- un siglo de desintegración social y genocidio cultural resul-
pararla. Pero para poder comer comida ainu no podemos tantes de la integración forzada de las islas a una hegemo-
usar nuestras tierras para cultivar sólo productos impor- nía estadounidense en expansión. Tras la declinación de la
tados. Debemos tener áreas en las cuales podamos cultivar autonomía de la monarquía hawaiana, en 1892 un golpe de
.
nuestro propio cereal (. .) Nuestros festivales de comida estado traspasó las islas a la clase de plantadores y misione-
son muy populares y llega gente de todo Nihon para visitar- ros estadounidenses. La importación masiva de trabajado-
los y comer. Dicen que nuestra comida es muy sabrosa y que res asiáticos para las plantaciones hizo de la ya menguante
aconsejarán a sus amigos que vengan y coman. De hecho, ya población hawaiana una minoría en su propia tierra. Su
tenemos restaurantes en Sapporo, Asahikawa y Hakodaten cultura y su lengua fueron prohibidas y estigmatizadas. Co-
(dirigente ainu citado en Sjoberg, 1993, pág. 175). mo a mediados del siglo XX la mayoría de los hawaianos só-
lo lo eran «enparte»,s o h optar por identificarse como par-
Los festivales de comida, los rituales publicitados, los cialmente chinos, filipinos o blancos. Cuando Hawai se nor-
cursos de artesanías y la venta de productos ainu en aldeas teamericanizó por completo, la identidad cultural hawaia-
deliberadamente organizadas para turistas, a la vez que na prácticamente desapareció hasta fínes de la década de
crean una imagen pública de los ainu, sirven también para 1960, cuando, como lo sostuvimos en otra parte, la declina-
recrear o acaso crear una cultura tradicional. La demanda ción de la hegemonía estadounidense y occidental en el
de tierras para los cultivos ainu, la resurrección de muchos sistema mundial condujo a una declinación de la identidad
rituales y otras actividades, y el renacimiento de la historia modernista en general. Uno de los niveles en que se expresa
y de la lengua ainu no son aspectos que puedan separarse la fragmentación del sistema mundial es el resurgimiento
de la estrategia basada en el turista: alas aldeas turísticas de las identidades culturales locales, las etnicidades y los
funcionarán inmediatamente como centros de estudio para subnacionalismos. El movimiento hawaiano es parte en
la investigación de las variedades tradicionales y cultura- buena medida de ese proceso. Y como la industria turística
les del modo de vida ainu. La perspectiva es que las aldeas ha sido la fuerza absolutamente dominante en Hawai tras
sirvan como centros de información, con posibilidades de la muerte de la economía de las plantaciones -una indus-
ofiecer conferencias acerca de distintas actividades funda- tria que no expresa las estrategias hawaianas, pero que ha
das en la tradición»(entrevista en ibid., pág. 175). hecho más por su desplazamiento que cualquiera de las eco-
nomías coloniales anteriores-, el movimiento se define en de al uso de blanqueador para aclararse la piel, pero tam-
fuerte oposición a ella. bién se refiere al efecto de blanqueo más general de l a movi-
Los hawaianos de hoy no sienten necesidad de publicitar lidad de status. Para el congoleño, la identidad está en gran
su cultura local. Ya ha sido muy publicitada y se la sigue re- medida fuera del cuerpo, fuera de la sociedad. Realizarse es
tratando en los medios, controlada por una colosal industria llegar a ser un grand, cuya forma de manifestación más ele-
especializada en poner en imágenes y mercantilizar todos vada es lo mejor de Occidente, el diseño más moderno y más
los aspectos de la tradición hawaiana. Los hawaianos tie- reciente, y el menos accesible. Conseguir un Volvo o un Saab
nen una conciencia muy clara del virtual poder de desau- en este monopolio de la mancomunidad francesa sería real-
tentificación que tiene la mercantilización. La constitución mente un golpe de status. Aquí la práctica de la identidad
de la identidad hawaiana excluye el turismo y, sobre todo, la es, en efecto, acumulación de otredad.
transformación de la condición hawaiana en objeto, implí- Los ainu, a diferencia de los congoleños, no tienen sobe-
cita en la comercialización turística. Las simpatías intelec- ranía, sino que son una minoría oprimida cuya etnicidad es
tuales occidentales son congruentes con las actitudes ha- oficialmentenegada. Se los describe como descendientes ab-
waianas. Los hawaianos no desean que se los consuma co- yectos de un pueblo protowajin que desde entonces evolucio-
mo objetos exóticos domesticados, y Occidente ha producido nó hasta convertirse en una gran nación moderna. Mien-
una enorme cantidad de literatura crítica sobre la llamada tras que ciertos bakongo están resueltos a serparisiens, sus
cultura de consumo. Parecería que los hawaianos y nosotros contrapartes ainu hacen todo lo posible por ser ainu. Si en
compartimos un cinismo parecido respecto del producto co- la sape se trata de volverse «moderno»para la propia gente,
mercial. Pero, a la sazón, tanto ellos como nosotros enfren- en el movimiento ainu se trata de volverse ainu para los mo-
tamos esos productos como exterioridades.Los ainu contro- dernos japoneses. El contraste consiste en una inversión si-
lan la producción de su «culturapara los otros».Su propósi- métrica: consumo de modernidad versus producción de tra-
to no es sencillamente vender mercancías, sino presentar su dición; centramiento en el otro versus centramiento en sí
identidad tal como ellos la conciben, a ñn de que el resto del mismo; peregrinaje a París versus lucha por los derechos de
mundo la reconozca. Experimentan sus productos como ex- propiedad de la tierra. El contraste en las estrategias de
tensiones de sí mismos. identidad no es, diría yo, sencillamente una cuestión de di-
ferencia cultural, sino de posición global. Acaso pueda invo-
carse aquí a Bourdieu, cuando señala que diferentes condi-
ciones de existencia generan diferentes estructuras de habi-
ai.ansformaciones del ser-en-el-mundoy proceso tus. Las propiedades específicas de esas distintas estrate-
global gias se invisten, desde luego, en la especificidad cultural,
pero creo que bien podría sostenerse que las estrategias
Los congoleños consumen modernidad para fortalecer- mismas pueden explicarse por las articulaciones locales o
se. Los ainu producen bienes tradicionales para crearse a sí globales particulares en las cuales emergen. Esto no impli-
mismos. Los primeros se apropian de la otredad, en tanto ca que las estrategias culturales locales no sean decisivas,
que los segundos producen individualidad para los otros. sino que para comprender las estrategias mismas es nece-
Los hawaianos producen individualidadpara sí mismos. En sario explicar su surgimientohistórico. Como sistema ya je-
términos más concretos, los sapeurs, en el.fondo de una rárquico basado en el monopolio de los bienes de prestigio
jerarquía de niveles de bienestar definido como fuerza vital importados, la sociedad congoleña estaba integrada por
importada, luchan desesperadamente por apropiarse de completo a un sistema colonial que era enteramente com-
esta por medio de la acumulación de lo que nosotros cree- patible con aquel, a la vez que se convertía en la principal
mos signos de status, pero que para ellos es la sustancia de fuente de riqueza y bienestar locales.Es importanteseñalar
la vida. El verbo sejaunir suele aplicarse a los sapeurs y alu- aquí que si bien la sociedad congoleña se transformó radi-
calmente a través del contacto y la colonización, el producto Las listas de artículos importados incluyen paños %os,
resultante contiene aspectos esenciales de l a organización sedas chinas, cachemires y vestidos de mujer, y hay una es-
clánica y la índole individual que representan una continui- calada en materia de «calidades»:«Quienes vienen traen
dad con el pasado y generan estrategias expresivas de una cada vez mejores productos, y los que ellos no hayan visto
organización ano moderna. de la existencia. Los ainu fueron se venderán cuando no se vendan los comunes» (Bullard,
derrotados, y sus tierras, expropiadas, como resultado de la 1821-1823,4 de julio). Si bien esos productos son en buena
unificación de los sistemas políticos antes fragmentados de parte monopolizados por los jefes en lo que parece una es-
ese grupo insular. Perdieron su autonomía política cuando pecie de competencia de status, una serie de bienes occi-
se los integró como casta inferior estigmatizada en el nuevo dentales y chinos se abren paso hacia los rangos inferiores
estado «nación».Los hawaianos también heron derrotados (Morgan, 1948,pág. 68). La imagen de la entusiasta acumu-
-cultural, social y demográficamente- por la expansión lación de productos occidentales y chinos hace pensar en
colonial británica y, sobre todo, estadounidense.Aunque es- &ca Central. Hasta l a adopción de nombres europeos, la
te proceso no puede compararse con el de los ainu, los resul- identificación con lo que se concibe como la fuente del poder
tados fueron tales que los hawaianos se convirtieron en una o mana, es común a los dos casos. Así, la descripción d.e los
minoría estigmatizada en su propia tierra, el acceso a la hombres del rey hawaiano entre 1817 y 1819podría ser vá-
cual casi perdieron, junto con sus tradiciones y su lengua. Al lida para muchas otras partes del mundo: «Lossoldados que
contrario de los congoleños, tanto los ainu como los hawaia- rodeaban la casa del Rey tenían espadas y mosquetes con
nos sienten la cultura .tradicional» como una cultura exter- bayonetas. Algunos de ellos vestían camisas blancas; otros,
na, un pasado que se ha perdido y que debe recuperarse. chalecos, y algunos estaban desnudos* (ibid., pág. 68).
Unos y otros están integrados en una sociedad moderna El Hawai del primer contacto proporciona un modelo de
más grande, que no es la suya. Esa ruptura fundamental no la acumulación de identidad occidental a través de actos de
se h a producido en el Congo. consumo de bienes y nombres. Los jefes intentan identifi-
Yo diría, pues, que las diferencias entre las estrategias carse lo más íntimamente posible con el mana encarnado en
antes señaladas no pueden explicarse w n una mera refe- esas importaciones y que, como tal, es al mismo tiempo una
rencia a diferentes paradigmas culturales estables, como acumulación de status (según nuestros términos). Pero la
acostumbró hacerlo Sahlins. Al contrario, la consideración desintegración de la organización política hawaiana y la
del material histórico parecería dar a entender que en reali- marginación de los hawaianos en el contexto colonial produ-
dad se han producido cambios radicales. La primera litera- cen esa forma de ruptura, mencionada antes, por la que, en
tura sobre el contacto con Hawai indica que el consumo de condiciones de pobreza estigmatizada, surge una identidad
bienes occidentalespor la clase de los jefes era un pasatiem- independiente:
po que hacía estragos. Antes de 1820, mercaderes estado-
«La familia está viviendo en un nivel de pobreza (. . .) En
unidenses dedicados al comercio con China
comparación con este presupuesto medio, el hawaiano gas-
t a mucho en comida, sobre todo si se suma el pago de deudas
«invadieron las islas en tropel, llevando consigo toda clase atrasadas; gasta poco en el funcionamiento de la casa, y por
de cosas, desde alfileres, tijeras, ropas y utensilios de cocina fortuna no tiene que pagar alquiler. La tienda donde se al-
hasta carruajes, mesas de billar, estructuras de casas y ve- berga, en medio de un mar de desperdicios, es una choza
leros, e hicieron lo posible por mantener un febril espíritu que no es bella y probablemente tampoco muy sana. Las ro-
especulativo entre los jefes hawaianos. Y los jefes no fueron pas amontonadas en el vaciadero pueden no ser de buena
lerdos para comprar; si no tenían madera de sándalo .a ma- calidad, pero al menos son gratis y permiten que quienes las
no para pagar los bienes, entregaban pagarés* (Kuyken- usan estén convencionalmente vestidos en su mayor parten
dall, 1968, pág. 89). (Beaglehole, 1939, pág. 31).
«Hace muchos años que el informante no se compra ropa.
Conclusión
Cuando necesita vestirse bien, se pone trajes que mandó a
confeccionar veinte años antes, cuyas telas son tan buenas Desde hace algunos años ha habido una reconceptuali-
que simplemente no se gastan. En este vecindario, el presti- zación constante de los procesos de producción y, sobre todo,
gio se adquiere haciendo que la camioneta de la lavandería de consumo, en los cuales ahora se ve algo más que simples
pase todos los lunes por la mañana. (ibid., págs. 32-3). materiales de la subsistencia. De acuerdo con una
línea de argumentación iniciada con el reconocimiento de
«Todos los sombreros y vestidos de las mujeres son de con- que los bienes son unidades de construcción de los mundos
fección casera» (ibid.). vividos, he sugerido, tal como lo han hecho otros autores,
que puede entendérselos también como constituyentes de
En la primera parte del siglo XX los hawaianos, que son la individualidad, de la identidad social. Desde este punto
una minoría en una sociedad multiétnica, elaboran una de vista, la práctica de la identidad engloba una práctica del
idea de su cultura de generosidad, de agasajos mutuos, de consumo y hasta de la producción. Si suponemos además un
igualitarismo y de familia extensa, a medida que se inte- marco de referencia histórica global, es posible identscar y
gran más y más a la sociedad en su conjunto. Entre ellos, la hasta explicar las diferencias entre clases generales de es-
comida, como sustancia de las relaciones sociales, adquiere trategias de identidad y, por tanto, de consumo y produc-
un valor especial, en tanto las cosas importadas y los ador-
ción, además de sus transformaciones en el tiempo. Ese es
nos de la modernidad pierden gran parte de su función: el caso, al menos, si se tiene en cuenta que las diferentes
estrategias de identidad, siempre locales, así como sus for-
& l
mermar su uso, las comidas hawaianas han ido envol- mas subsumidas de producción y consumo, han surgido en
viéndose cada vez más con esa vaguedad exquisita que so- interacción mutua dentro de la arena global.
brevuela la edad de oro de la gloria hawaiana. Así, en una
familia hawaiana pobre en la que hay poca comida para
muchas bocas, cuando los alimentos no alcanzan para to-
dos, la anciana madre pide a sus hijos que finjan estar co-
miendo las exquisiteces que hacían las delicias de los anti-
guos hawaianos. La familia se llena entonces el estómago
con la edad de oro, si no con doradas comidas. A otro viejo
hawaiano le gusta atribuir la degeneración de los hawaia-
nos modernos a su afíción por las comidas extrañas y exó-
ticas (. . .)Este informante adjudica su vigor al hecho de que
él mismo se prepara la comida»(Beaglehole, 1939, pág. 38).

Descubrimos aquí el núcleo de una etnicidad en de-


sarrollo, una estrategia de autoproducción y consumo que
parece ser el fbndamento de la identidad hawaiana moder-
na y una estrategia de renacimiento cultural. Esa orien-
tación hacia sí mismo no es algo intrínsecamente hawaiano
sino el producto específico de la transformación global de la
sociedad local.
8. Historia y política de la identidad Los argumentos que expondré son de dos tipos. El p b e -
ro atañe a las relaciones generales entre la identidad y la
política de construcción histórica. El segundo concierne a la
actual situación de impugnación de las representaciones de
las realidades de otros pueblos. El argumento preponderan-
te es que las realidades culturales siempre son producidas
en contextos sociohistóricos específicos y que, para explicar
la naturaleza de la práctica de la identidad y de la produc-
ción de esquemas históricos, es necesario dar razón de los
Identificación del pasado procesos que generan esos contextos. Esto incluye tanto las
identificaciones «inventadas»por los antropólogos como las
La siguiente discusión se refiere a la relación entre la de los sujetos con quienes tratamos ''ahí afuera».Sostendré
práctica de la identidad como proceso y la constitución de además que los procesos que dan origen a los contextos en
mundos significativos; específicamente, de esquemas histó- que se practica la identidad constituyen un marco global de
ricos. La autodefinición no se produce en un vacío, sino en formación identitaria potencial. Ese marco está informado
un mundo ya definido. Como tal, fragmenta invariablemen- por la interacción entre prácticas localmente específicas de
te el espacio identitario más grande del que sus sujetos an- la individualidad y la dinámica del posicionamiento global.
tes formaban parte. Ello es tan válido para los sujetos indi-
viduales como para las sociedades o cualquier actor colecti-
vo. La construcción de un pasado en esos términos es un
proyecto que organiza de modo selectivo los acontecirnien- Posicionamiento del yo y construcción del pasado
tos en una relación de continuidad con un sujeto contempo-
ráneo, con lo que crea una representación apropiada de una Hacer historia es una forma de producir identidad, en la
vida que conduce hasta el presente, esto es, una historia de medida en que crea una relación entre lo que supuestamen-
vida modelada en el acto de la autodefinición. En este caso, te ocurrió en el pasado y el estado de cosas presente. La
la identidad tiene que ver decisivamentecon el hecho de ad- construcción de una historia es la construcción de un uni-
quirir poder. De esta forma se considera que los pueblos sin verso de acontecimientos y narraciones que es significativo
historia son pueblos que se vieron impedidos de lograr una para un sujeto individual o definido colectivamente.Y como
identidad ante los otros. Igualmente, el desafío actual a la la motivación de ese proceso de construcción emana de un
identidad y la historia occidentales, y el rápido incremen- sujeto que habita un mundo social específico, podemos decir
to de identidades alternativas, étnicas y subnacionales son que la historia es la impresión de una huella del presente en
una expresión del deterioro de las condiciones que dieron el pasado. En ese sentido, toda la historia, incluyendo la his-
poder a la identidad modernista dominante. Ese deterioro toriografía moderna, es mitología. Uno de los temas centra-
entraña la liberación de identidades antes subordinadas o les de esta discusión gira en torno del inevitable enfrenta-
desplazadas. Mi argumento será que la deshegemonización miento entre las prácticas intelectuales occidentales de una
del mundo dominado por Occidente es al mismo tiempo su historia con valor de verdad y las prácticas de grupos o mo-
deshomogeneización. vimientos sociales que, al hacer historia, se construyen a sí
mismos. Este último no es en modo alguno un proceso uni-
tario u homogéneo, puesto que depende de cómo están si-
Este capítulo es una versión revisada de d!he past in the future:'history tuados los agentes en un contexto social más amplio. El si-
and the politics of identityn, publicada en American Anthropologist, 94 (41, guiente contraste entre la identificación cultural griega y la
1992, págs. 837-59. hawaiana es una exploración de los parámetros de aquel
proceso, en la cual procuramos ligar la práctica de la identi- la identidad griega parece haber desaparecido. Es induda-
ficación en condiciones sociales específicas con la manera en ble que la sociedad griega prácticamente se deshizo en una
que se constituye activamente el pasado. serie de estructuras imperiales que transformaron la com-
posición demográfica y las formas políticas de las socieda-
des de la Grecia geográfica. La economía griega ya se había
EL pasado en el presente: la formación de la derrumbado durante el período de la expansión romana y se
identidad griega incorporó a ese imperio. Al declinar este, el establecimiento
de un imperio cristiano oriental conllevó la reorganización
La identidad griega parece ser de interés para los antro- de gran parte de la región. «Griegos»terminó por aludir a
pólogos dedicados a la construcción étnica porque se trata 10s paganos, los no cristianos, y tenía por eso un rango infe-
manifiestamente de una fabricación reciente, cuya conti- rior. La denominación de «romano»se extendió a todo el Me-
nuidad puede cuestionarse con facilidad (Herzfeld, 1987). diterráneo cristiano, y Oriente no fue diferente en este as-
Desde la formación de la nación griega moderna, iniciada pecto. Para identificar a esas poblaciones, se empleó el tér-
en el siglo XVIII, la identidad griega ha sido representada mino Romoioi. Y es probable que en esto no haya habido
como verdaderamente antigua. Pero esa imagen es una una contradicción con una identidad étnica más antigua,
representación europea que data del Renacimiento, esto es, sencillamente porque esta última no era étnica en el sentido
del resurgimiento de las .raíces» occidentales en la civiliza- occidental moderno, esto es, no se definía en términos de
ción clásica, donde la Grecia antigua desempeñó un papel sangre o de sustancia. Así pues, no resulta del todo claro
fundamental como fuente de la filosofía, la ciencia, la liber- hasta qué punto se trata de una transformación de la etnici-
tad y la democracia, que se convirtieron a su vez en los sellos dad en un sentido más profundo. Para develar esos interro-
g a n t e ~habría
, que comprender mejor la naturaleza de la
ideológicos distintivos de la aparición de la sociedad euro-
pea moderna. Pero si bien muchos análisis recientes se pro- identidad cultural en esa época y ese lugar. De acuerdo con
pusieron deconstruir la identidad nacional griega, no ha ha- las clasificaciones impuestas por las clases estatales y las
bido el mismo interés por comprender el contexto social en elites culturales de los imperios, durante ese período el Me-
el cual se produjo y que la hizo posible. diterráneo fue objeto de una nueva identificación, cuyos tér-
En el período clásico, al que se remontan la mayoría de minos asumieron valores diferentes. .Romano» pasó a alu-
los análisis, no había una clara identidad griega en general, dir esencialmente al dominio bizantino, un mundo y un or-
porque esa identidad se centraba en cada una de las ciuda- den religioso cristianos. «Griego»todavía subsistía como ca-
des estado. Existía, de todos modos, una distinción entre tegoría, pero ahora se refería al estado del paganismo, a lo
pueblo y estado, entre éthnos y krátos, que desempeñó un que era marginal con respecto a la civilización cristiana.
Esa transformación fue producto del triunfo de un orden
papel de importancia en la filosofía política. La idea de una
cristiano basado en el estado. En los cuentos populares de
paideia griega, un cuerpo de conocimiento cultural, surgió
con mucha claridad en el período helenístico, cuando parece ese período, los helenos se representan como figuras míti-
cas, una raza anterior extinguida por Dios como castigo por
haber surgido también la idea de la cultura como algo dis-
tinto del pueblo. E n otras palabras, hay interesantes pa- su arrogancia (Michas, 1977, pág. 20). El discurso local es-
ralelos entre la autorrepresentación de la civilización griega tablece aquí una clara discontinuidad. Con la llegada del
clásica y helenística, y la de la primera modernidad euro- Imperio Otomano, la división entre el islam y la cristiandad
se organizó como una diferenciación cuasi étnica instituida
pea. La afirmación de que no hubo una identidad griega es,
desde luego, una grosera exageración, pero existen abun- por la estructura regional del mismo imperio, en una situa-
dantes pruebas de una violenta discontinuidad que signo ción en la que el cristianismo se había difundido a tal punto
a la expansión romana, el establecimiento de Bizancio y que todos los griegos eran Romoioi [popo~o~]. Al mismo tiem-
la posterior instalación del poder otomano. En ese período, po surgió una oposición entre la Iglesia Oriental y la Iglesia
Occidental, en l a cual la ortodoxia representaba el verdade- de Roma. Su lengua, que en realidad era griego demótico,
ro cristianismo y Occidente era el espacio de los herejes y los llamaba Romaiki.
«cismáticos)),las poblaciones de francos y latinos, una oposi- La aparición de la nacionalidad griega se produjo en opo-
ción que bajo el poder otomano se institucionalizó: sición a esa identidad de Romoioi. Fue en sí misma un pro-
ducto de la integración del área geográfica de Grecia a l a
«Lo que debe tenerse en cuenta aquí es el hecho de que las economía mundial europea e n expansión (Michas, 1977).
disputas teológicas, que siempre habían existido entre la Ese hecho h a sido implícitamente reconocido en otros análi-
Iglesia Oriental y la Iglesia de Roma, cobraron una signifi- sis, pero no se lo comprendió en términos sistémicos. La dis-
cación enteramente nueva como resultado de los cambios posición de los espejos en este complejo proceso de identifi-
producidos e n l a redefinición del papel de l a Iglesia tras la cación es la siguiente:
conquista otomana: las anteriores discusiones teológicas se En primer lugar, el ascenso de Europa occidental a una
elevaron entonces a l carácter de diferencias nacionales,) posición hegemónica mundial supuso en gran medida una
(Michas, 1977, pág. 20). autoidentificación y una redefinición del resto del mundo.
Históricamente, el Renacimiento desempeñó u n papel sig-
Se h a sostenido que la nacionalización de la ortodoxia nificativo en la promoción de Europa al status de civiliza-
oriental fue la única base posible para una identidad griega ción cuyas raíces estaban en el mundo antiguo y, en última
e n el sistema otomano, tanopuesta al catolicismo occidental instancia, e n Grecia. E n el transcurso del desarrollo euro-
como al islam, si no más (Michas, 1977, pág. 21). Pero tam- peo, Grecia se incorporó cada vez más a una identidad eu-
bién podría sostenerse que l a propia organización del impe- ropea emergente como antepasado legítimo y contrapuesto
rio descansaba e n la división en unidades territoriales basa- a todo lo que fuera oriental. Esa fue la Europa de l a Ciencia,
das principalmente en la clasificación religiosa: «Los millet- el Progreso, l a Democracia, el Comercio, todo lo cual podía
Rum, los "millet romanos", todos los súbditos cristianos or- remontarse como si fuera u n conjunto de atributos raciales
todoxos del Imperio, reciben una identidad colectiva y se los hasta la Grecia clásica. Eran los signos de l a modernidad y
pone bajo la jurisdicción del Patriarca griego de Constanti- se oponían al «imperio oscuro» del Oriente. Para caracteri-
nopla como millet bashi o "etnarca7'»(Just, 1989, pág. 78). zar a este se recurría al misticismo, el estancamiento, el
Esta forma de «etnicidad)),según he sostenido e n otra despotismo y los tributos asfixiantes. La Grecia clásica es,
parte (Friedman, 1991b), es de un orden diferente del que pues, un aspecto decisivo de la identidad emergente de Eu-
caracteriza a la modernidad occidental. La etnicidad moder- ropa.
n a se sitúa e n el cuerpo como vehículo o continente de l a E n segundo lugar, en el siglo XVlI Grecia se integró cada
vez más como periferia en la economía europea en expan-
identidad. Pertenecemos a un grupo porque somos portado-
sión, lo que se expresó ante todo e n el desarrollo de planta-
res de u n a sustancia común a otros miembros, independien-
ciones de algodón e n la zona meridional. Esta situación
temente de cómo vivamos. Esta es una matriz del modelo de
formaba parte de un desplazamiento general del comercio
identidad racial, que en realidad tenía poco que ver con la
desde el este hacia el oeste, en el que Francia era el socio
biología antes del siglo XX.La etnicidad del imperio se aso- principal, con un 50% del tráfico total. E n el siglo XVIII se
cia a propiedades externamente definidas de la vida social, inició l a explotación de olivares e n el Peloponeso, cuyas
el territorio, la colectividad y la religión, esto es, prácticas cosechas se destinaban principalmente a la producción de
comunes aglutinadas por una organización política que de- jabón e n Marsella. A cambio de esas materias primas, Gre-
fine la región como segmento de una totalidad más amplia. cia recibía oro y paños de Lyon, y café. E n esa relación, la
Así, las poblaciones de Grecia tendían a identificarse como ascendente clase mercantil griega del Imperio Otomano co-
Christiani, equivalente a la categoría religiosa y política de menzó a poblar las capitales comerciales de Europa occi-
Romii, que se remontaba a la continuidad bizantina respec- dental. Eso era factible porque los griegos, como mercaderes
Romii, constituían una categoría institucional de la estruc- se cuenta que en 1800, en una escuela de Cidonia, los estu-
tura imperial. Pero, en esa coyuntura histórica, las conse- diantes acordaron cambiar sus nombres por nombres helé-
cuencias de su desplazamiento eran incompatibles con la nico~y hablar sólo griego clásico; en 1813, en Atenas, du-
simple reproducción del imperio. En Europa occidental esos rante una fiesta escolar el maestro llamó a los alumnos uno
Romii se familiarizaron con su imagen como descendientes por u n o para decirles mientras sostenían sendas ramas de
de la civilización fundadora de Occidente. El surgimiento olivo: "A partir de ahora ya no te llamas Juan o Pedro, sino
del nacionalismo neohelénico es, pues, la materialización de Pericles, Temístocles o Jenofonte"»(Dimaras, 1977, pág. 59;
la visión europea de la Grecia clásica en una nueva elite citado en Michas, 1977, pág. 64).
periférica.
En tercer lugar, se produjo el retorno a la patria de la «Una extraña manía parece haberse apoderado de los grie-
nueva identidad y el desarrollo de un nacionalismo basado gos: la de ponerse y poner a su descendencia nombres he-
en el neohelenismo, opuesto tanto al cristianismo oriental lénico~(. . .) nuestros curas, en lugar de bautizar a los niños
como al islam, un modernismo europeo autoconfigurado cu- dándoles nombres de santos, les ponen nombres helénicos.
ya identidad se fundaba en la continuidad de la esencia de Uno se entera de que hasta los peones se llaman Sócrates~
la cultura occidental en la población griega. El movimiento (Dimaras, 1977, pág. 60).
nacionalista fue, en gran medida, obra de estudiantes que
regresaban del oeste con los nuevos ideales, y recibió el apo- La posición de la Hélade moderna se concibió en términos
yo de los europeos filohelénicos. El movimiento cobró la for- de descendencia del período clásico y de colateralidad con la
ma de un renacimiento de la historia griega, una práctica de Europa moderna, de la cual los griegos recibieron el conoci-
la continuidad con el pasado, la lengua y el folklore. Duran- miento de su verdadera estirpe de europeos primordiales,
te el siglo XVIII, se generalizó la práctica de poner nombres portadores de civilización (Michas, 1977, págs. 67-8): «No-
griegos a los niños Romii; la mayoría de las veces, esos nom- sotros, los descendientes de los gloriosos helenos, recibimos
bres eran de origen clásico, como Pericles, Temístocles y Je- de ellos nuestro antiguo legadon (ibid., 67).
nofonte (Michas, 1977, pág. 64). En Europa, esto se acompa- Para difundir esa identidad en la población, convertirla,
ñ ó de una virtual explosión del interés por las cosas griegas, por primera vez, en nacional griega, se emplearon los me-
una fantasía de cultura clásica en medio de una naturaleza canismos habituales. Además de la práctica de rebautizar a
elegante: «La moda de las cosas griegas no conoció límites: los niños, el folklore y la educación general desempeñaron
odas griegas, piezas griegas, trajes griegos, alas griegas, un papel central: «Se sabe que en la antigüedad homérica
cuadros griegos, muebles griegos»(Mango, 1965, pág. 36). (. . .) el alimento básico era, según Homero, la harina de ce-
bada horneada. Del mismo modo, hoy el alimento básico del
pueblo griego es el pan» (Kyriakides, 1968, pág. 77).
La historia como descendencia La anterior caracterización que el heleno -convertido
ahora en el súmmum de la civilización- se asignaba como
Michas (1977, pág. 64) ha estudiado el enorme incre- bárbaro y pagano sólo podía explicarse en términos de la
mento en la cantidad de gramáticas de griego antiguo, que opresión oriental: «Pero si los griegos estaban degradados,
pasaron de diez a comienzos del siglo XVIII a ciento cuatro a era sin duda a causa de la tiranía y la superstición. No ten-
ñnes de ese mismo siglo, así como la nueva costumbre de drían más que liberarse del turco y de su lamentable clero
coleccionar antigüedades. (. . .)para recuperar de inmediato toda su pureza y su virtud
ancestrales~(Mango, 1965, pág. 37). La práctica de la iden-
«El aspecto más importante en que se manifiesta es la prác- tidad griega, la continuidad con el período clásico y la esen-
tica de "bautizar", esto es, poner nombres helénicos a los re- cia indoeuropea y sobre todo occidental de este último eran
cién nacidos o cambiar el propio por uno de ese origen. Así, la agenda de una Europa ascendente y hegemónica en el
mundo. Hoy, con la declinación de esa hegemonía, resulta otidiana de la gente. La continuidad que hace posi-
repentinamente evidente hasta qué punto el orientalismo aboración de una identidad social se enmarca, como
es un producto de la práctica de la autoidentificación occi- n un proceso global que vincula la
dental en un espacio hegemónico en el que el otro guardaba cioeconómica con la constitución de
silencio. Aun la sacralidad de la ascendencia griega ha sido as y las naciones y 1 n del mapa de
puesta en tela de juicio en la obra de Berna1 (19871, quien
planteó serias dudas respecto de los orígenes europeos de la
civilización griega. Si bien incluso estos autores de nuestros
días trabajan en nombre del valor de verdad, es indiscuti-
blemente cierto que hay un vínculo entre la multiplicación
1 presente en el pasado: el mo
de tales trabajos y la disolución de la identidad hegemónica susceptible de
Tal vez Hawai no parezca un can
occidental. Un paso más es el que dan, desde luego, los eru- o, aun en su po-
comparación con el nacionalismo grie
ditos tercermundistas educados en Occidente que hoy, tras
sición diferente, arroja una luz considerable sobre los pro-
años de compromiso con la modernidad, abogan por el resta-
blemas tratados aquí, la relación entre la construcción de la
blecimiento de otras formas de producción del conocimiento
identidad y los procesos globales más amplios. También Ha-
y las reglas discursivas (Abaza y Stauth, 1990). La consti-
wai estuvo integrado en una estructura imperial mayor,
tución de la identidad nacional griega no puede entenderse
aun cuando las condiciones de su integración fueron muy
como una evolución local. Es el resultado de una compleja
diferentes y esta abarcó un lapso mucho más breve. Tras la
interacción de identificaciones en un ámbito donde las re-
consolidación y centralización del poder, las islas se incorpo-
giones sufrían un proceso de transformación recíproca y, en
raron al comercio de madera de sándalo en el Pacíñco, que
consecuencia, de transformación interna. Como macropro-
trastornó por completo la economía local con el traslado de
ceso, esa situación implicó el reposicionamiento cosmológi-
multitudes de comuneros a las montañas para recolectar la
co de la población de la península helénica, su integración y
madera en lugar de producir alimentos, al mismo tiempo
periferización en la organización política y económica en ex-
que los jefes se reunían cada vez más en el puerto de Hono-
pansión de Europa occidental, que identificó esa área como
lulú para entregarse al consumo ostensible de artículos im-
su generalizado ancestro. Al transferirse a la península, esa
portados, en medio de una creciente deuda que, por último,
identificación produjo la transformación de los «romanos»
los condujo a la bancarrota. Las enfermedades y la crisis
en griegos y forjó una continuidad histórica entre esas po-
económica finalmente hundieron al pueblo hawaiano en la
blaciones y la imagen de la Grecia clásica como personifica-
miseria abyecta y el desastre. Bajo el creciente control de
ción de la esencia de la modernidad europea.
misioneros estadounidenses, Hawai se transformó poco a
¿Debemos reírnos de ello como cínicos antropólogos
poco en una monarquía constitucional colonial en momen-
modernos? A la mayoría de nosotros nos costaría hacerlo.
tos en que la población disminuía catastróficamente y au-
Otros, los cínicos orgullosos y libres, no vacilarían en insis-
mentaban la explotación ballenera, la experimentación con
tir en la mistificación universal de todas las identidades na-
plantaciones de azúcar y el interés en hacer de las islas una
cionales expresadas en este tipo de proceso histórico. Yo se-
propiedad de los Estados Unidos. La conversión del archi-
ñalaría que, en cierto sentido, ninguna identidad es, como
piélago en una economía azucarera -dirigida por misione-
también podrían proclamarlo los cínicos, más que eso. Y
ros congregacionalistas providencialmente reorientados a
agregaría que todo ese proceso histórico no es un simplejue-
la necesidad del lucro económice arrojó como resultado la
go de nombres y clasificaciones, sino un proceso íntima-
pérdida de los derechos civiles de la población hawaiana, la
mente ligado al contexto, en el que las continuidades reales
importación masiva de trabajadores asiáticos para las plan-
están presentes en la forma de identidades que se interpre-
taciones y, por último, el coup d'état dirigido por residentes
tan en relación con las condiciones inmediatas y la exis-
estadounidenses que derrocó a la monarquía hawaiana y
provocó l a rápida integración de las islas como territorio cos, que emplea su talento y sus energías en beneficio de
norteamericano. Los hawaianos desaparecieron del mapa Hawai, es un hawaiano tan auténtico como si sus padres
cultural entre fines del siglo XIX y fines de la década de fueran rojos o uno rojo y otro blanco. Los verdaderos ha-
1960, cuando varios procesos globales comenzaron a rever- waianos son quienes benefician a este país por su buen ca-
tirse y aquellos empezaron a hacer valer sus derechos. rácter, su ejemplo y su vidan (Judd, 1880).
E n el siglo XM, la historia de Hawai fue fundamental-
mente obra de hawaianos formados por los misioneros y de La doble minoría hawaiana (clasificada ahora en dos
residentes blancos. Consistió en la creación de un pasado, grupos: una población hawaiana pura, en rápido decreci-
presentado en oposición al mundo cristiano de la moderni- iaiento, y una población parcialmente hawaiana, más nu-
dad. Esa historia es lo que podríamos identificar como mito: rnerosa) se convirtió en objeto de muchos estudios pesimis-
la genealogía de los jefes y sus hazañas, que se vuelve cada tas de aculturación en medio de escandalosos programas
vez más pormenorizada cuando se combina con los recuer- para proporcionarles tierras en áreas marginales. Aunque
dos recientes de la corte del último soberano precristiano, en las novelas, la música y las representaciones mediáticas
Kamehameha. En términos occidentales, se trata de una aún aparece la imagen del buen salvaje, los propios hawaia-
obra de folklore y folklorización, cuyos contornos definen la nos se ocuparon de desmentir esa identificación. Muchas
demarcación de lo tradicional respecto de lo moderno. Algu- entrevistas hechas a viejos hawaianos ponen de manifiesto
nos de esos hábiles historiadores también intervenían en que esta fue una práctica común.
el debate social. Malo, por ejemplo, expresó en artículos pe- Tras la Segunda Guerra Mundial, la declinante indus-
riodísticos su consternación ante el poder que los europeos tria del azúcar fue reemplazada cada vez más por el turismo
tenían en el gobierno y la sociedad hawaianos (Malo, 1837, masivo, que pasó a ser el nuevo renglón principal de la eco-
1839). Si bien estaba claramente orientado hacia lo moder- nomía. En 1959, Hawai se incorporó como un nuevo estado
no y condenaba gran parte de su propia tradición, también de la Unión. Los demócratas instalados en los sindicatos y
subrayaba los logros tecnológicos de su pueblo. En la década los norteamericanos de origen japonés alcanzaron cada vez
de 1850, cuando la enfermedad diezmaba a una población más preponderancia en los asuntos de Hawai. Los hawaia-
que había caído de unos ochocientos mil habitantes a ape- nos estaban por entonces completamente marginados en
nas cincuenta mil al cabo de medio siglo (Stannard, 19891, ese paraíso multiétnico del Pacíñco, lleno de simulacros de
Malo expresaba los rudimentos de una identidad hawaia- fantasías tropicales: un hula a menudo ejecutado por tahi-
na en oposición a la dominante presencia estadounidense, tianos y otros isleños, luaus montados en hoteles, cruceros
aunque era una identidad fragmentada por su ambivalen- nocturnos, estatuillas hawaianas de los dioses Lono y Ku
cia ante las maneras de los blancos. No hay una imagen fabricadas en talleres filipinos, y toda la demás paraferna-
nítida de una totalidad social antes en funcionamiento,pero lia de la imaginería turística. Los hawaianos, lurnpenizados
sí u n claro proceso de autodefinición que se desenvuelve y marcados por el estigma de clase, llenaban las filas de la
hasta el período del derrocamiento. mano de obra no especializada de los hoteles y, sobre todo,
El gobierno territorial hizo cuanto pudo por prohibir la de una masa en aumento de beneficiarios de la seguridad
práctica de la cultura y la lengua hawaianas en la nueva social.
minoría. Y avanzó mucho en el ejercicio de una identidad de La industria turística comenzó a estancarse a mediados
clase coloiiizadora blanca al intentar deñnirse como la ver- de la década de 1970, cuando Estados Unidos en su conjun-
dadera población hawaiana: to, tras la derrota en Vietnam y enfrentado a la creciente
competencia de Europa y Japón, ingresó en una marcada
«Se h a causado la errónea impresión de que sólo quienes declinación, proceso que antes analicé en términos de una
han nacido aquí y pertenecen a la estirpe aborigen son ver- descentralización general de la acumulación de capital en la
daderos hawaianos. Un hombre nacido aquí de padres blan- economía mundial y el consiguiente derrumbe de la hege-
monía norteamericana. Fue ese un período de movimientos La posición de los espejos en juego en la recuperación de
estudiantiles y del explosivo surgimiento del poder negro y la identidad hawaiana por los hawaianos expresa una re-
el poder rojo. Fue también el período de la resurrección cul- lación de conflicto en torno del derecho de apropiarse del
tural hawaiana, que culminó con la formación de una orga- pasado en nombre de la identidad contemporánea.
nización nacionalista que logró el creciente apoyo de una po-
blación local que paulatinamente comenzó a identificarse o
a reidentificarse como hawaiana (Friedman, 1992~). Construccionesmodernistas versus construcciones
En otro lugar (Friedman, 1992a, b ) he analizado el de- hawaianas de la identidad hawaiana
sarrollo del movimiento hawaiano, de modo que me limitaré
aquí a hacer algunas observaciones acerca de la relación en- Desde el punto de vista modernista, la cultura hawaia-
tre la reconstitución de la identidad hawaiana y la recons- na ya está académicamente definida como el orden social
trucción y repatriación del pasado de las islas. Gran parte previo al contacto con los británicos.A lo largo del siglo XM
de la identidad surgida se plantea como oposición a la so- se escribió sobre ella y se le dio forma, y hoy se conserva
ciedad occidental, y arraiga en una distinción histórica en- como una reliquia en una serie de obras clásicas y coleccio-
tre las formas de vida hawaianas y las que llegaron a predo- nes de museos. La sociedad hawaiana se desintegró y su
minar en el archipiélago. En términos culturales, se trata población prácticamente desapareció como realidad política
de una cuestión de vida o muerte, puesto que la población al integrarse a la hegemonía de los Estados Unidos. En esos
hawaiana, tras ser diezmada, se integró por completo en los términos, la cultura hawaiana auténtica dejó de existir poco
márgenes de una sociedad de plantaciones, y después en el después de comienzos del siglo XX.Hay, entonces, un hiato
capitalismo moderno del quincuagésimo estado. Muchos, no absoluto e insalvable entre la cultura autodesignada de los
pocos de los cuales son antropólogos en busca de entidades hawaianos modernos y su verdadera cultura, que han per-
globales exóticas, han supuesto que no hay hawaianos en dido. Su único acceso a ella es a través de los textos hawaia-
absoluto. Visitaron bibliotecas y archivos, y están sospecho- nos occidentales y misioneros del pasado, o las obras de sín-
samente perplejos ante los signos de continuidad cultural: tesis de los antropólogos o arqueólogos modernos.
«¿Y dónde aprendió usted su hawaiano? ¿En la universi- El movimiento hawaiano alberga sus propias construc-
dad?,,. La continuidad de la cultura hawaiana que puede ciones del pasado, que están fundamentalmente en pugna
observarse entre los hawaianos urbanos, semiurbanos y ru- con aquellas de las representaciones oficiales. Aunque para
rales que forman muchos enclaves a lo largo de las islas, no algunos se trata de rehabilitar el pasado, para la mayoría
es el tipo de «cultura»en que piensan los antropólogos o los hay una continuidad esencial recogida gradualmente de bo-
turistas. La oposición occidental define a Hawai como el an- ca de los ancianos, los kupunas, y que subraya tres comple-
terior a la llegada de Cook, un antiguo cacicazgo o reino jos conexos fundamentales:
soberano, con chozas de pasto, estanques con peces, campos
de taro, capotes de pluma y todos los artículos que pueden a. ohana, la familia extensa basada en un principio de co-
participación y solidaridad. Aquí no hay intercambio,
encontrarse en el Museo Episcopal. Hawai ya ha sido folklo-
pues cada uno se da a los otros y espera que estos hagan
rizado por los eruditos occidentales: u n proyecto que, tanto
lo mismo. Se trata de una fusión de los «yo»en un proyec-
en el siglo XM como en el XX,incluyó a muchos intelectua-
to colectivo de vida más amplio y no de una reciprocidad
les nativos. Pero ese es el pasado definido y controlado por equilibrada;
Occidente, el pasado objetivo. Y para el especialista infor- b . aloha es el principio del compromiso con las necesidades
mado, los hawaianos modernos y los simulacros turísticos de los otros y el principio de organización del ohana, pero
son igualmente inauténticos. Esto es así aun para quienes también se lo puede interpretar como una estrategia
han apoyado los derechos de los hawaianos. general de vinculación personal;
c. aloha aina expresa el principio cuando se lo aplica a la jefes tradicionales y quienes se vendieron. El gran jefe Ka-
tierra. El amor a la tierra es la relación del hombre con rnehameha se representa con frecuencia como un soberano
una naturaleza sagrada de la que depende por completo moderno prototípico o como una figura más ambivalente,
y que tiene que cuidar: el concepto de malama o cuidado que huyó atemorizado de las consecuencias del régimen oc-
como en la asistencia es central para este aloha aina.l cidental usurpador.
Una reformulación indígena del pasado hawaiano con-
Estos complejos son aspectos instrumentales de la identi- siste en la proyección de la esencia de la cultura del lugar en
dad hawaiana actual, y tienen una continuidad evidente el período anterior al contacto. Ello se combina con relatos
con lo que podría describirse como las tendencias a la colec- de migración para acentuar la diferenciación de la historia
tividad cerrada que habrían aparecido en el siglo XM y que hawaiana a ñnde que se ajuste al hecho innegable de que el
podrían explicarse como mecanismos de defensa social fren- Hawai del siglo XVIII no era una simple expresión de los
te a una sociedad de plantaciones intrusa. Es dificil esta- o complejos antes señalados. La sociedad origi-
blecer si el ohana precede al período colonial. Podría soste- nal, basada en esos principios, que no tenía imágenes de di-
nerse que esa misma cultura colectiva cerrada genera los vinidades y poseía solamente dos dioses, Hina y Ku, y en la
principios de la coparticipación, el amor a la tierra y la fami- que había jefes que practicaban el verdadero aloha, es ante-
lia extensa, aunque por mi parte diría que hay aquí mucha rior a la primera invasión desde «Kahiki»o Tahití. Los inva-
más continuidad histórica. Pero esto no implica necesaria- sores establecieron los principios de la guerra, el poder de
mente una oposición entre los hawaianos anteriores y pos- clase y el sacrificio humano, así como muchos tiki o imáge-
teriores al contacto con Occidente. Es más probable que en nes de los dioses. Los sucesivos asaltos de británicos, esta-
el proceso de transformación social y de reacción a la crisis y dounidenses y, ahora, japoneses, son nuevas representa-
la opresión esos complejos simplemente se hayan acentua- ciones del mismo libreto. Esto no es una mera invención, co-
do y desarrollado. Un discurso basado en la oposición entre mo podrían suponerlo algunos antropólogos e historiadores.
lo prístino y lo colonial, tan poderosa como la que hay entre Expresa lo que podría considerarse una profunda división
lo tradicional y lo moderno, no hace más que quitarles au- de la sociedad hawaiana, que tal vez haya existido en la eta-
tenticidad. Mientras que los académicos debaten hasta qué pa precolonial tardía, si no antes.
punto los jefes hawaianos eran asesinos despóticos, y es- Vale la pena comparar la representación de la relación
tán convencidos de que los militantes hawaianos tienen una entre el pueblo y los gobernantes en la mitología hawaiana
representación enteramente idílica de su pasado (Linnekin, con estructuras similares que se encuentran en muchas
1992, pág. 22), mi experiencia es que los nativos conocen otras partes del mundo. El mito de la soberanía basada en
muy bien, desde luego, la naturaleza del poder de los jefes, la invasión de jóvenes jefes extranjeros procedentes de ul-
que constituye un tema de discusión habitual entre ellos. tramar o de un país lejano no es un fenómeno inusual. El ar-
Algunos se oponen a ese poder por ser contrario a los ideales gumento, registrado en la Polinesia occidental, Fidji, In-
de ohana. Suele establecerse una oposición entre los jefes donesia y Africa Central, para mencionar sólo unos pocos
buenos y malos, entre los que tienen aloha y los que no lo ejemplos, contrapone un pueblo indígena gobernado por ge-
tienen. A menudo, esto se combina con una oposición entre nerosos jefes rituales, a jefes políticos conquistadores que
el Hawai previo al contacto y el Hawai posterior, entre los representan el poder mágico y político y la violencia militar,
y están asociados con relaciones externas. En estos casos,
Existe un estrecho parentesco entre otros conceptos muy conocidos el mito parece corresponder en forma coherente a una es-
-como kapu, lo sagrado y prohibido, mana, la fuerza vital, y ho'okipa, la tructura política organizada sobre la base de aristocracias
hospitalidad- y los recién señalados. El mana de la tierra y el mar, los jerárquicas exogámicas, una relativa falta de explotación
kapus que se deben observar en relación con él y el ho'okipa que funda la
comunidad están íntimamente emparentados con las relaciones de englo-
entre linajes y el libre intercambio de bienes de prestigio en-
bamiento, dependencia y unidad expresadas en ohana y aloha. tre rangos ligados por el matrimonio. La elite hawaiana de
la última etapa anterior al contacto era, en cambio, marca- m u (. . .) Por esa razón algunos de los antiguos reyes te-
damente endogámica, explotadora y acérrima enemiga del dan un saludable temor al pueblo. (Malo, 1971, pág. 195).
intercambio regular entre los rangos. Es razonable suponer
que la imagen del «reyextranjero))corresponde a un conflic- Algunos distritos de las áreas más pobres, como Ka'u, en
to real en tales circunstancias. En Polinesia occidental, la la isla de Hawai, fueron famosos porque no toleraban a los
noción de soberanía se basaba en una alianza entre los jefes aristócratas. Esa intolerancia es todavía muy manifiesta.
de la tierra, representantes del pueblo, y los jefes extranje- Este antiguo centro de insubordinación de los plebeyos es
ros del mar. Esa alianza es ambivalente, y opone el status también uno de los bastiones actuales del movimiento ha-
ritual englobador de la *tierra»al agresivo poder conquista- waiano, que mediante el bloqueo de caminos y una firme
dor del mar. En Hawai, en cambio, no hubo jefes de la tierra oposición ha impedido la implementación de la insensatez
y el pueblo; no, al menos, en el período tardío. Antes bien, los del desarrollo que destruyó muchas de las otras islas. E n
jefes guerreros incorporaban literalmente, por medio del sa- nuestros días es el centro del Fondo de Defensa de Pele, un
crificio, la imagen del eterno retorno, de Lono, el dios de la grupo que lucha contra el establecimiento de estaciones de
tierra y el «pueblo,,.Si en Fidji, por ejemplo, el ritual de la energía geotérmica en l a región argumentando que profa-
jefatura incluye la derrota del jefe del mar por represen- narían el cuerpo de Pele, la diosa volcán.
tantes de la tierra, en Hawai sucede lo contrario. Si en el Existe pues una tradición de conceptualización de un an-
primer caso el poder político es englobado por el status ri- tagonismo entre los plebeyos y los aristócratas que no es
tual, en el segundo, este se incorpora al ser del jefe guerrero una mera declaración simbólica del origen del poder de los
(Friedman, 1983, 1985). jefes, sino un discurso políticamente activo. Muchos ejem-
En algunos informes se hace constar que los hawaianos plos reales de con.£licto y de explotación ponen de manifiesto
plebeyos, los maka'ainana, no participaban de los rituales que la sociedad hawaiana quedó efectivamente dividida en
del templo, que eran para ellos actividades ajenas desempe- clases como resultado del contacto. Hay descripciones de la
ñadas por la elite gobernante. Se decía que los gobernantes década de 1820 que revelan el alcance del poder arístocráti-
originarios de Hawai, en oposición a la aristocracia tahitia- co en la situación que siguió al contacto: «Amenos que actúe
na, habían gobernado a través del parentesco con el pueblo a hurtadillas, un nativo debe entregar a su jefe dos terceras
y por medio del aloha, y no por el sacrificio humano. Hay partes de las ganancias de lo que lleve al mercado, y no es
aquí una serie de oposiciones entre aloha y violencia, la reci- raro que se le quite sin vacilar la totalidad» (Stewart, 1830,
procidad o, mejor, la coparticipación (que no es en absoluto pág. 151). O también:
lo mismo) versus la apropiación, la fertilidad versus la des-
trucción y la guerra, el dios del «pueblo,,y de la paz y la fer- «Lapobreza de muchos de los hombres del pueblo es tal que
tilidad, Lono, versus el dios de la guerra y el sacrificio hu- rara vez consiguen saborear alimentos de origen animal y
mano, Ku. viven casi exclusivamente de taro y de sal. Uno de estos po-
Las tradiciones hawaianas hablan de conflictos reales bres logró de alguna forma tener un cerdo, aunque dema-
entre los plebeyos y sus jefes, y de casos de jefes opresores siado pequeño para hacer con él una comida para toda su fa-
que fueron sencillamente eliminados por sus súbditos: milia. Lo ocultó a cierta distancia de su casa y lo alimentó
hasta que el animal engordó lo suficiente como para propor-
«Elpueblo dio muerte a muchos reyes porque oprimían a los cionarle la deseada comida. Entonces lo sacrificó y lo puso
maka'ainana (plebeyos). Los reyes que les sucedieron per- en un horno, con las mismas precauciones y secretos; pero
dieron la vida en razón de las crueles exacciones a que so- cuando estaba casi listo para satisfacer los apetitos, aguza-
metían a los plebeyos: Kaihala fue muerto en Ka'u, por lo dos por la larga espera y el anhelo de una exquisitez, desdi-
que este distrito se llamó Vertedero (Makaha). Kuka-i-ka- chadamente un proveedor de la casa real pasó por las cerca-
lani era u n alii (jefe) que fue eliminado violentamente en nías y, atraído por las sabrosas emanaciones de la fogata, to-
mó asiento deliberadamente hasta que el animal estuvo co- dra]. También trajo dioses que estaban en contra de los
cinado, y luego se llevó el ansiado banquete sin ceremonias dioses hawaianos~(dirigente hawaiano de Ka'u, 1985).
ni disculpas. (ibid., pág. 152).
Una famosa revelación del último profeta del reino, Ka- Y a propósito de la relación de Kamehameha con el rebelde
pihe, anuncia el derrocamiento de la organización política distrito de Ka'u en la isla de Hawai:
hawaiana, el fin de los kapus de los dioses, la caída de los
ali'i y el ascenso de los maka'ainana, los plebeyos: «Hemos matado a tres reyes en Ka'u (. . .) en nuestra histo-
ria, y no sé de nadie más que haya matado a ninguno de sus
E hui ana na moku Las islas se unirán ali'is, ipero nosotros matamos a tres para embromar!
e hiolo ana na kapu akua el tabú de los dioses caerá »Y en todo Hawai usted va a encontrar que sólo en Ka'u
e iho mai ana ko ka lani quienes están en los cielos mataron a tres de sus ali'is porque tenían coraje. Por eso
(los jefes) serán derribados Kamehameha no puede venir aquí. Kamehameha nunca
a e pi'i aku ana ko ka honua. y quienes están en la tierra conquistó Ka'u (. . .)nunca ganó este lugar (. . .) lo matamos
, (los plebeyos) se elevarán. si viene aquí. No lo querían (. . .)era un fiasco. Uno no puede
decir que es un rey si no tiene alohan (idem).
(Kamakau, 1964, pág. 7)
Ahora bien, esto no es la prueba de una visión edénica de
Este aspecto se trasladó a la identidad hawaiana actual en un pasado precolonial, aun cuando sea parte de una estra-
una declaración oficial de Protejan Kaho'olawe Ohana con tegia de la oposición hawaiana a Occidente. Es una ilustra-
respecto al conflicto sobre el derecho de los militares a con- ción más elaborada de un discurso subordinado que, me pa-
trolar y bombardear la isla de Kaho'olawe. La oposición per- rece, puede rastrearse en el pasado, un discurso que fue y es
siste en la actual situación hawaiana y en la construcción generado por una relación de clase sistemática. La oposi-
en nuestros días del pasado de Hawai. En las entrevistas a ción del complejo de ohana y aloha a la opresión impuesta
miembros de base del movimiento se pone de manifiesto por los proyectos de elites dominantes parecería ser una
una visión histórica que sitúa al paraíso mucho antes de la práctica inmersa en la historia, y no una mera invención de
llegada de los europeos. En el mito actual del origen de la so- la década pasada.
ciedad hawaiana autocrática clásica, la totalidad de la or-
ganización política se ve como una importación de Kahiki,
palabra que en términos fonémicos es idéntica al nombre de Los origenes del paraíso
la isla de Tahití, pero que significa o quizá llegó a significar
«tierra más allá del horizonte.. Si los jefes extranjeros de Kahiki trajeron a Hawai un
En relación con el primer sacerdote que llegó de Kahiki, reino de terror, de sacrificios humanos y de guerra, jcómo
u n militante declara: eran las islas antes del diluvio? No hay aquí un modelo per-
fectamente claro de una sociedad indígena, pero ciertos tér-
«Pa'ao lo modificó. Pa'ao vino de Kahiki (. . .) Kahiki está minos fundamentales, como aloha (la fusión general de
más allá del horizonte (. . .) podría estar en cualquier parte. amor y generosidad que caracteriza las relaciones familia-
La palabra no tiene que significar "Tahiti" (. . .) El hawaiano res íntimas, el principio fundador) u ohana (la familia ex-
abre los ojos y hasta donde alcanza la vista, todo el mundo tensa, forma básica de la organización social), indican una
viene de allí, de Kahiki.Trajo a los ali'i, trajo el sistema de asociación recíproca «igualitaria».No hay tiki o ídolos a los
clases. Trajo el culto a los ídolos, trajo los tikis [ídolos],trajo que se deba rendir culto, ni grupo alguno de divinidades he-
el sacrificio. Trajo el sacerdocio -la separación del hombre roicas. Hay sólo dos seres: Ku e Hina (o, para algunos, Ka-
y la mujer-, trajo la guerra y los heiaus [templos de pie- naloa e Hina), los principios masculino y femenino repre-
sentados respectivamentepor una piedra erguida (fálica)y jefes sagrados se confundían con su pueblo y no eran seño-
una piedra lisa. Ambos encarnan una unidad de lo mascu- res supremos, y por una religión que estaba completamente
lino y lo femenino que expresa la fertilidad de la tierra y el inmersa en una comunicación directa con un mundo na-
mar. Los hombres se confundían con la naturaleza, se dice, tural sagrado. Tras esta etapa tenemos el período migrato-
y no había necesidad de tiki o de ningún tipo de represen- rio, cuando llegaron los nuevos jefes de Tahití o Kahiki, con
tación de los dioses, porque aquellos estaban en contacto sus dioses de la guerra y los sacrificios humanos. La llegada
directo con la fuerza divina. Había jefes, pero gobernaban de los europeos y, después, la de los estadounidenses son
mediante el aloha; eran los padres de su pueblo y no consti- meras reiteraciones del mismo tema de la conquista extran-
tuían una clase social con un proyecto independiente. jera. Al igual que los conquistadores polinesios, también los
Ahora bien, los orígenes propuestos son en sí mismos un europeos y los norteamericanos trajeron consigo nuevos
problema, en la medida en que no pueden basarse en ningu- dioses. Los conquistadores más recientes parecerían ser los
na experiencia directa de una sociedad que precediera a la japoneses. Cada oleada extranjera es una nueva represen-
organización política aristocrática de la época de contacto. tación de la migración y la conquista originarias.
La imagen de una organización política anterior a Kahiki La construcción del pasado hawaiano por los hawaianos
armoniza mucho más con el nexo social y cultural que sur- es uno de los aspectos de un proyecto de desvinculación del
gió en el siglo XIX tras la desintegración del reino hawaiano mundo más vasto que borró a una población y absorbió su
como consecuencia de su integración consiguiente al sis- historia en los proyectos de historiadores y antropólogos
tema mundial. Como antes lo sugerimos (pág. 194), el si- académicos occidentales. En tanto que los antropólogos afir-
glo XM fue testigo de un verdadero derrumbe demográñ- man una oposición entre un prístino sistema precolonial de
co, de la invasión de una economía y una sociedad de plan- jefes y una modernidad impuesta por Occidente, los ha-
taciones, y de la completa caída de la monarquía en manos waianos interpretan su historia como una serie de usurpa-
de una elite colonial estadounidense. Los hawaianos plebe- ciones por parte de conquistadores extranjeros, opuestos a
yos, cuyo número decrecía rápidamente, se congregaron en la unidad originaria de amor y generosidad, hombre y natu-
áreas rurales en grupos corporativos cada vez más cerrados, raleza, que caracterizaba a la era pretahitiana. Y esa uni-
un proceso documentado durante ese período en otros lu- dad originaria es el núcleo de su identidad contemporánea,
gares del globo (Wolf, 1957).La estructura interna de esas el núcleo de la comunidad hawaiana y la antítesis de la re-
corporaciones subrayaba los valores de la comunidad, una ciprocidad negativa de la modernidad en la que están su-
«reciprocidadgeneralizadan de ohana y aloha, en su oposi- midos:
ción al mundo externo, el mundo de la explotación y la reci-
procidad negativa. Esa cultura de la generosidad interna, «El hawaiano se yergue con firmeza en el presente, con la
una economía de la coparticipación y la ideología y la prácti- espalda vuelta al futuroy los ojos fijos en el pasado, en bus-
ca de aloha aina (amor a la tierra), apareció con su mayor ca de respuestas históricas para los dilemas de hoy. Esa
claridad en el siglo XM, pero se plantea hoy como el sistema orientación es para los hawaianos eminentemente práctica,
de valores hawaiano indígena. No obstante, como se verá porque el futuro es siempre desconocido, en tanto que el pa-
más adelante, el hecho de que hoy esos valores se represen- sado es rico en gloria y en conocimiento»(Kahme'eleihiwa,
ten como los del Hawai indígena no puede desestimarse 1986, págs. 28-9).
! como la mera «invenciónde la cultura. de alguna época pos-
i
t
, tenor.
Esos relatos hawaianos del pasado se dividen en dos pe- Comparación de construcciones de identidad
ríodos genéricos. Uno está caracterizado por una especie de
solidaridad clánica y de unidad con la naturaleza, por un En el caso de Grecia, se utiliza un pasado definido por
escenario político localizado pero no anárquico, en el que los personas exteriores para forjar una identidad cultural via-
ble en el presente. En el caso de Hawai, se niega el pasado dos pueblos. El nacionalismo griego fue un aspecto de la in-
definido por los de afuera y se utiliza una identidad cultural corporación de Grecia a un Occidente en expansión y a un
del presente para forjar un pasado viable. En determinado mundo de valores occidentales modernos, de los que la Gre-
nivel, esta es sencillamente una cuestión de posicionamien- cia clásica era el antepasado señalado. La identidad griega
to y estrategia. La elite griega se abría camino hacia Occi- fue, al mismo tiempo, un producto de su separación del Im-
dente y se separaba del Imperio Otomano. El movimiento perio Otomano. El proceso consistió en una reorganización
hawaiano representa un intento por separarse de Occidente global del mapa económico y político de Europa. La identi-
y establecer una autonomía centrada en Hawai. Tenemos dad hawaiana resurgió en un período de declinación de la
aquí una diferencia entre una política de integración y una hegemonía occidental. No participa en el establecimiento
política de desintegración. Mientras que el neohelenismo del modernismo, sino que se opone a este por completo.
descubría su identidad en la mirada del otro, los nacionalis- Ideológicamente, Grecia tenía una posición ventajosa en la
tas hawaianos buscan la suya dentro de sí mismos, como emergencia de un nuevo sistema imperial que al mismo
reacción contra la mirada del otro. A manera de un juego de tiempo eliminó de la superficie del mapa muchas identida-
espejos, las dos estrategias parecen oponerse entre sí: la pri- des culturales anteriores. En la actual era de raíces, Danza
mera asimila la imagen que el otro tiene de su pasado para con lobos y etnificación de los programas universitarios, las
convertirse en lo que no es; la segunda proyecta lo que es en identidades culturales emergentes representan alternati-
un pasado cuya imagen pertenece a otro. Pero, como hemos vas a un modernismo que al parecer ha fracasado. Si de
destacado, no es este un juego en oposición a la vida real. Es Grecia puede decirse que representó el futuro en el pasado,
sumamente serio, como tal vez podría haberlo comprobado para muchos Hawai ha llegado a representar el pasado en
cierto psicoanalista francés, acaso mítico, que se complacía el futuro.
en carcomer la identidad de sus pacientes hasta que estos El propósito del contraste no era simplementeestablecer
descubrían, correctamente, en el sentido intelectual, que no una comparación interesante, sino sugerir una vinculación
existían y se suicidaban. Es sabido que no sólo individuos sistémica global, una articulación entre procesos locales y
sino también poblaciones han desaparecidomisteriosamen- globales en una dimensión temporal definida. La misma
te de la faz de la tierra tras haber perdido sus fundamentos vinculación proporciona un marco para examinar la crisis
ontológicos. De modo que no es una cuestión de semiótica, actual de la antropología. La confrontación de los antropólo-
de sustitución de signos, del juego intelectual del valor de gos con grupos nativos que se definen a sí mismos no es un
verdad y la autenticidad museológica. Se trata, antes bien, azar de la empresa etnográfica, sino el reflejo de una trans-
de la autenticidad existencia1 del compromiso del sujeto en formación más profunda del mundo en que vivimos. En las
un proyecto de autodefinición. El pasado constituido autén- páginas siguientes sugeriré brevemente que esta situación
ticamente gira siempre en torno de la transición del hoy al actual, en la cual se ve amenazada la autoridad para repre-
mañana. sentar a otros, es un producto sistémico de movimientos cí-
clicos y tendenciales del sistema mundial.

El espacio de la modernidad Reacciones a la crisis actual


El contraste entre las construcciones griega y hawaiana La práctica antropológica, en su formato etnográfico,
de la identidad cultural y las historias correspondientes consistía en la clasificación de los «pueblosx del mundo, la
precisa la relación entre diferentes tipos de formación iden- atribución de una especificidad a poblaciones delimitadas.
titaria. Un aspecto importante de la distinción entre los dos Ese tipo de actividad h a dejado de ser aproblemática. La
casos reside en las posiciones históricas y sistémicas de los afectan una explosión desde adentro y una implosión desde
afuera (Friedman, 1991 tisfacción. Ambas se perfilan cada vez más grandes a medi-
escepticismo, si no descre da que el futuro comienza a apoderarse del presente y el pa-
identificaciones, mientras sado adopta el aura nostálgica de un santuario.
tificarse y hacer sus propias as reacciones a esa Voy a suponer que los antropólogos, como sujetos reales
situación y los discursos resultantes son de distintas espe- en el mundo, forman parte de esa cuádruple polarización
cies. La reacción posmodernista autorreflexiva parece ha- en la misma medida que cualquier otro miembro de nues-
ber consistido en una coordinación de los intentos de captar tra «declinanten civilización, por más que, como disciplina
la experiencia etnográfica, si no lo que se suponía que esta «científica»,la antropología se empeñe por mantener una
misma había captado en una época anterior. Esto suscitó distancia objetiva respecto de su realidad etnográfica. Las
diversas críticas por narcisismo y por ser un intento subrep- reacciones antes consideradas pueden distribuirse dentro
ticio de mantener la autoridad etnográñca sin el beneficio de ese espacio. El primitivismo y el tradicionalismo han sido
de un objeto etnográfico dócil. Otro intento más serio de evidentes por igual a lo largo de la historia de la antmpolo-
abordar el problema consistió en una etnología delibera- gía. El tradicionalismo puede asociarse a la primera reac-
damente dialógica e incluso en proponer métodos de trabajo ción al evolucionismo clásico, según se manifiesta en el es-
en las realidades globales contemporáneas (Marcus, 1989, quema boasiano. El relativismo cultural albergó a menudo
1991). Una tercera reacción, de tono más modernista, con- una crítica de la civilización moderna y a veces se orientó
sistió en una especie de contracción negativa. Si antes los hacia el primitivismo (Sapir, 1924). Pero también tendió a
antropólogos definían el mundo de acuerdo con categorías considerar la modernidad como una cultura más, la mayo-
culturales occidentales, ahora estas pueden atacarse al mis- ría de las veces como cultura nacional y en ocasiones como
mo tiempo que se demuestra que la modernidad etnográfica cultura capitalista (Sahlins, 1976). En el primitivismo, lo
es verdaderamente moderna y sólo tiene un parecido super- moderno se presenta como el poder estructurado y discipli-
ficial con un pasado que muchos <<objetos» etnográficos ante- nario del estado (Clastres, 1977), como la ausencia de una
riores intentan revivir en una subjetividad de origen re- relación holística con la naturaleza (Bateson, 1972)y como
ciente. La «invenciónde la tradición))es un cuchillo de doble la pérdida de significado y autenticidad (Sapir, 1924; Dia-
filo que critica los supuestos de una continuidad cultural al mond, 1974). En contraste con el tradicionalismo, la tesis
mismo tiempo que censura implícitamente a quienes hoy se primitivista tiende a interpretar la cultura primitiva como
identifiquen con esas fantasías culturales. un instrumento de las necesidades básicas del hombre o
El espacio identitario de la modernidad analizado en los una expresión de una esencia humana (natural). Parte del
capítulos 5 y 6 se describió en términos de dos conjuntos de discurso que se declara posmoderno es en muchos aspec-
relaciones polares: modernismolposmodernismo y tradicio- tos un tímido primitivismo (Friedrich, 1982; Tyler, 1984).El
nalismolprimitivismo. El propósito del esquema no es cate- tradicionalismo se expresa en la forma de un relativismo
gorizar a las personas sino delimitar un campo de identi- cargado de valores que subraya el mérito especial de la dife-
ficaciones accesibles que es específico de la modernidad oc- rencia cultural y la defiende contra el poder homogeneiza-
cidental, y permitir comprender con más claridad que las dor de la modernidad. Su expresión intelectual toma la for-
aparentes reacciones contra la modernidad son internas a ma del determinismo cultural y de un relativismo cultural
ella (véanse págs. 146-51y la figura 6.2). Señalé que mien- decididamente prendado de la reducción de las diferencias a
tras el modernismo es hegemónico en períodos de verda- esencias culturales.
dera expansión hegemónica, en períodos de crisis hay una Quizá la mejor expresión del posmodernismo como tal es
tendencia a la trifurcación. En esos casos, el modernismo la obra de Clifford, quien se h a distanciado sistemáticamen-
tiende a extremos de desarrollismo racionalista, en un in- te de toda forma de significado fijo, aunque hay señales de
tento desesperado de mantener a raya a los dos grandes una nostalgia por un orden anterior disuelto por una mo-
enemigos del progreso humano, la superstición y la autosa- dernidad globalizante. Este autor encuentra un esperanza-
do refugio en la noción de «criollización»[creolization]que la Como señalamos antes, ningún individuo ni escuela puede
difusión homogeneizadora de la cultura occidental articula clasificarse simplemente en términos de los cuatro tipos
con el resto del mundo en la producción de una nueva gene- polares. Estos representan puntos significativos en un es-
ración de diferencias culturales: «Los occidentales no son pacio mayor, un espacio que nos permite relevar las varia-
los únicos que llegan lejos en el mundo moderno»(Clifford, ciones de la identidad y aclarar el contenido lógico de la mo-
1988, pág. 17). Su nostalgia se refiere a la declinación de las dernidad como construcción cultural. Tanto los tradiciona-
culturas puras, si alguna vez hubo animales así, y se refleja lismos, en la forma antropológica del culturalismo, como el
en su afirmación de que «los productos puros enloquecen» modernismo participan de la autoridad etnográñca hoy ata-
(ibid.,pág. 1).También sabe muy bien que la situación ac- cada, mientras que el primitivismo y el posmodernismo de-
tual concierne a la declinación de la autoridad para repre- ponen, al menos en principio, esa autoridad, al aceptar la le-
sentar en el mundo poscolonial (iba.,pág. 8). gitimidad de la voz o el texto del otro. Esto puede represen-
Clifford es notoriamente conocedor del contexto más tarse como en la figura 8.1.
amplio (en parte, una función del distanciamiento) de la
Invención de tradición
empresa antropológica en el mundo de hoy. No hay una (demistificación modernista)
/
resolución clara de ese problema. No se propone ninguna,
desde luego, y ni siquiera el atisbo de una posibilidad. Si
caracterizo el análisis de Clifford como esencialmente pos-
moderno, lo hago porque este autor presenta su situación en
términos de la decadencia de una modernidad de discursos
Culturalismo Primitivismo
con autoridad y admite, y hasta promueve, la multivocidad culturas inaccesibles
de las identificaciones y autoidentificaciones que han co- como código) desde la modernidad)
menzado a atestar un campo de representación antes hege-
mónico y homogéneo. No hay aquí soluciones a mano: sólo el -Autoridad
distanciamiento contemplativo del observador de observa- l
dores de actores que se observan entre sí y actúan en conse- Posmodernismo
cuencia. CliSord sobrevive a la crisis retirándose a la con- (constitución polifónica de la realidad)
templación de actos de representación, y al mismo tiempo
se cuida de no proponer ninguna representación propia al Figura 8.1.Polaridades de la identidad antropológica.
margen de la polifonía de las representaciones de los otros.
Pero la situación habitual en la cual el antropólogo tiene
que encontrarse es la impasse modernista antes descripta.
Ello es así porque el modernismo es la condición dominante Modernismo versus construcción de la
de la praxis académica. Corresponde a la naturaleza de la individualidad social
investigación erudita que el sabio se convenza de los resul-
tados sin ser del todo consciente de los presupuestos de las La especificidad del discurso modernista con respecto a
estrategias académicas o investigativas en juego. Pero ¿qué la construcción de la historia se basa en el objetivismo, esto
hacen, después de todo, los antropólogos cuando escriben la es, en la convicción de que hay una historia factica real, do-
historia de X? ¿Qué tipo de significado construyen, y para cumentada o no, que constituye la fuente última de cual-
quién? Esto debe ser investigado si queremos escapar de la quier discurso histórico al que el sujeto científico tengaacce-
soberbia de la certeza manifiesta que caracteriza gran parte so. La estrategia modernista se funda en una división clara
del discurso antropológico en torno de la confrontación con del espacio entre lo real y lo representado. Esto implica que
las visiones que el «nativo»tiene de su cultura y su historia. los enunciados acerca de la realidad se pueden estimar de
acuerdo con su veracidad, su grado de correspondencia con sujeto que conoce científicamen or tanto, auto-
hechos reales. En ese tipo de enfoque, la idea de tradición, ridad. Segundo, sobre esa base
cultura o historia inventadas es sencillamente la aplicación sentación en verdad obje
de este modelo a nuestras representaciones, esto es, la des- ideológicos del mundo.
mistificación de nuestra propia historia. Sea cual fuere la la obra del erudito es,
forma que tome ese ejercicio, su resultado es siempre la de- rente, mientras que toda
mostración del carácter construido de las representaciones transfiguradas y, por implica
y, por tanto, la afirmación de su falsedad y, por implicación, de funcionar en períodos de h
de su carácter mistificador. Cuando se la aplica a una forma logos pueden hablar o es
cualquiera de identidad humana, es una vigorosa medicina. disolución de la hegemonía, cuando los otros comienzan a
Marx la ejerció a propósito de la representación de la rique- autoidentificarse, resulta forzoso que se plantee un conflicto
za en el capitalismo. Freud lo hizo con los mitos de la iden- con respecto a la autoridad para d e e , desmistificar y de-
tidad individual, y más recientemente Lacan ha erigido la l
senmascarar las construcciones que los otros hacen de sí
desmistificación de cualquier identidad del yo en la piedra mismos.3
angular de su obra.2 Los enfoques modernistas de la identi-
l
dad social y cultural han hecho otro tanto. Además de Hobs-
bawm y Ranger (19831, hay posiciones tan claras como la de El modernismo en el campo
Sellner (1983), para quien la identidad cultural es una es-
pecie de falsa conciencia que no puede sobrevivir a la secu- Un etnógrafo rnodernista consigna, con cierto desa-
larización y la racionalización de la modernidad. En una liento, el cambio de actitudes que se ha producido en Occi-
línea distinta, Anderson (1983) interpreta la nación moder- dente: «Quienes acostumbraban burlarse, en nombre del
na como una comunidad imaginada, una organización sim- Progreso y la Civilización, del atraso de los "salvajes", son
bólica que crea una colectividad para la que no hay ninguna hoy (verbalmente) los más acérrimos defensores de la
base social concreta. El torrente de artículos y compilacio- primitividad y los valores arcaicos» (Babadzan, 1988, pág.
nes sobre la etnicidad publicados en los últimos años refleja 206). Ese discurso invertido es el que, según Babadzan,
no sólo el incremento logarítmico de nuevas y resucitadas constituye la raíz del movimiento kastom en Melanesia,
identidades culturales, sino también el deconstruccionismo
modernista de intelectuales que han reaccionado a la ma- Los antropólogos han realizado grandes esfuerzos por distanciarse
rejada de etnicidad y raíces que sepultó sus existencias sin del proyecto de desautentificación implicado en su discurso (Linnekin,
identidad, si no alienadas. Debemos aprehender este aspec- 1991~).Pero no hay desautorización que repare los efectos de la desmisti-
ficaci6n. El hecho de que todas las sociedades y casi todos los individuos
to como una realidad social, a fin de entender por qué cobra tiendan a mistificarse al construir pasados basados en las condiciones, las
tanto interés. El hecho mismo de que la postura intelectual motivaciones y los deseos del presente, debena implicar que la verdad de
modernista haya sido objeto de un ataque tan severo es una representación particular del pasado sólo es importante en relación
prueba suficiente de que no todos adhieren a un enfoque con una línea de referencia claramente definida, una realidad «objetiva».
semejante de la realidad. Antes señalé que sólo se trata de El universo modernista es un universo en el que la impugnación resulta
fundamental para la acumulación de conocimiento acerca del mundo,
una de las tres estrategias polares en una modernidad en conocimiento objetivo e n el sentido popperiano (Popper, 1972). Pero si las
crisis. Pero su lógica interna parece albergar dos caracte- representaciones tienen otras funciones aparte de la de representar, el mo-
rísticas muy definidas. Primero, se atribuye a sí mismo, el dernista tiene que aparecer forzosamente como un aguafiestas. La verdad
de las historias sólo es relevante en un universo discursivo basado en la
Fue Hegel, desde luego, el primero en proponérselo al intentar demos- comparación con versiones alternativas.
trar la alienación de cualquier identidad específica o concreta; pero su ho- Al adoptar un paradigma modernista, esto es, de falsabilización, tam-
lismo desmiente un proyecto que es todo lo contrario de l a desmistificación bién intervenimos en la política de las representaciones que otros tienen
objetivista. de s í mismos.
una inversión maniquea de los signos de la dominación colo- 2. El pasado consiste en un segmento arbitrariamente se-
nial que los propios nativos internalizan. Y como la repre- leccionado de un continuum temporal que finaliza en el
sentación occidental de las identidades locales se organiza momento presente.
según esas estructuras, también debe ser falsa. Así, desde
3. La estructura atribuida a ese pasado es el producto de
- ese punto de vista, la crítica de los valores occidentales no
un tipo específico de investigación llevada a cabo por
tiene objeto, puesto que «hace de la crítica de la occidentali-
quienes son competentes en el campo.
zación y de la apología de la primitividad nada más que una
falsa crítica y una falsa apología>,(ibid., pág. 206). Y ello es 4. Esa estructura es objetiva y se corresponde con la pro-
así sencillamente porque consiste en una crítica occidental posición 1,o sea, es única.
de la occidentaliación (ibid.). Esas poblaciones moderniza- 5. Todas las demás estructuras o interpretaciones atribui-
das, que provienen «de las clases sociales más occidentali- das al pasado son, por implicación, ideológicas, en el
zadas, las que más se han apartado del estilo de vida y los sentido de representaciones falsas. El «punto de vista
valores tradicionales,, (ibid.), no podrían saber de ningu- del nativo» es, pues, un mero modelo folklórico que cons-
na manera a qué se refieren sus culturas y sus tradiciones tituye, quizás, el camino real que conduce al inconscien-
reales. Babadzan consolida su posición invocándonos no so- te nativo, a las estructuras profundas de la cultura aje-
lamente a nosotros, los modernos, sino invocando incluso a na, pero jamás posee un valor científico definido en tér-
los «verdaderos»nativos: «Esa paradoja, sorprendente para I minos del paradigma antes indicado.
un observador externo, lo es todavía más desde el punto de
vista de las poblaciones tradicionales que aún no han aban- No es esta una mera cuestión de punto de vista personal,
donado su cultura y a las que se refiere el discurso filoarcai- sino de u n discurso posicionado estructuralmente. Mientras
con (ibid.). que Babadzan representa en parte una forma pura de ese
He ahí la expresión más clara de la idea de que los movi- discurso, las variantes menos endurecidas a las que nos
mientos que tienen como meta la reconstrucción y el resta- referiremos pertenecen claramente a la misma familia.
blecimiento de modelos culturales son necesariamente la Keesing, por ejemplo, en su compromiso con las condicio-
obra de charlatanes modernizados que seleccionan y folklo- nes políticas de los melanesios, trató de recoger los aspectos
rizan la verdadera cultura de acuerdo con interpretaciones positivos de las luchas de poder definidas culturalmente,
erróneas generadas por sus intereses modernos. Y cuando destacando el aspecto específicamente político de movi-
esos ideólogos neotradicionalistas hunden sus contamina- mientos culturales como el kastom. AZ analizar esos movi-
das garras en su propio pasado, producen u n mitológico pa- mientos como fenómenos subalternos que conllevan la in-
raíso perdido y no la verdadera historia del «pueblosin his- versión de signos atribuidos a un único esquema clasifica-
torian: «Más que una negación de la historia o una súbita e torio impuesto por un poder colonial antes dominante,
incomprensible (por ser completa) amnesia cultural, es un alude tanto a Gramsci como a Guha (1982-1987).Lo mismo
rechazo a captar la dimensión histórica de la relación que que Babadzan, subraya el origen clasiñcatorio colonial de
las sociedades nativas mantuvieron con Occidente desde el las categorías de identidad a las que se atienen los melane-
contacto cultural* (Babadzan, 1988, págs. 208-9). Esta es, sios en su lucha actual. Pero al mismo tiempo que busca en-
quizás, una posición extrema, pero ilustra los rasgos funda- tender los términos de la lucha, también aboga por una pos-
mentales de la visión modernista occidental del conocimien- tura más puramente modernista por parte de quienes están
to, que podría resumirse en una serie de proposiciones acer- embarcados en ella: «Un discurso profundamente radical
ca del mundo: (que ponga en tela de juicio los supuestos básicos) aspiraría
a liberarnos de los pasados, tanto los de nuestros ancestros
1. La verdad es única. Hay una sola versión verdadera del como aquellos de la dominación (colonial o de otro tipo), y a
pasado. usarlos como símbolos políticos» (Keesing, 1989, pág. 25).
También aquí se halla la idea de que, para ser provecho- una «sustitución de signos»(Hanson, 1989, pág. 899). Este
sas en términos políticos, las representaciones del mundo, autor adopta explícitamentela orientación posmodernista a
tanto pasadas como actuales, deben ser transparente^.^ En la que nos hemos referido antes, es decir, se niega a admitir,
ello hay, desde luego, una verdad, la verdad que nos ruega al menos en principio, un criterio fijo de valor de verdad, co-
que, en una época de crisis de origen colonial o poscolonial, sa que, tras los pasos de Derrida (1967; Tyler, 1991),inter-
en lugar de embarcarnos en acusaciones de brujería, nos en- preta como un ~logocentrismo». Si bien su argumentación
frentemos a los verdaderos enemigos: los problemas reales. subraya expresamente la falta de una base fáctica en las in-
Pero este es también un compromiso normativo, que se pre- venciones, que él considera equivalente al curso normal del
senta como racional porque se basa enteramente en la pre- cambio cultural, la parte esencial de la discusión no puede
misa de una racionalidad libre de contextos, en un universo interpretarse sino como una demostración del hecho de que
que no existe ni siquiera en nuestro propio rincón del mun- diversas tradiciones - e l relato de la .gran flotan de la inmi-
do. Las personas comprometidas en la reconstitución (o en gración a Nueva Zelanda, y el culto de 10como dios supre-
la constitución)de sí mismas no quieren que se las libere de mo- son vestigios dejados por misioneros occidentales y
su pasado (Trask, 1991, pág. 1641, y podría decirse que la que el lugar que hoy ocupan en la autoidentificación maorí
transparencia reclamada por Keesing ( 1 9 9 1 b~)~es total- no es de alguna manera más que la internalización de re-
mente incompatible con la fabricación de una identidad cul- presentaciones extranjeras de los maoríes. En cierto senti-
tural. En todo caso, tiene que llevar a la confrontación, dado do, la tarea del antropólogo consiste en demostrar que las
el ineludible surgimiento de definiciones encontradas de la categorías que dan forma a nuestra etnografia no se basan
realidad en que el antropólogo, le guste o no, representa el en datos empíricos, sino que son impuestas por nuestra cla-
centro de la autoridad en comparación con quienes están sificación ideológica del mundo en general. Pero el texto
comprometidos en la construcción de sus propias identida- mismo no puede' interpretarse sino como una falsificación
des: «Pues los antropólogos hawaianos en general forman de las construcciones de la autoidentificación maorí. Se ba-
parte de la horda colonizadora, dado que procuran quitar- sa en una distinción absoluta entre algo aborigen y algo im-
nos el poder de definir quiénes y qué somos y cómo debería- puro, mezclado, occidentalizado, y si bien la tesis general es
mos conducirnos política y culturalmente» (Trask, 1991, que no hay diferencia, el efecto del artículo consiste preci-
pág. 163). samente en reforzarla. Una de las razones de ello es que el
La importancia de este conflicto reside en sus propie- proceso de invención jamás se cuestiona, es decir, si las re-
dades estructurales, no en las característicaspersonales de presentaciones extranjeras se asimilan a la autoidentifica-
quienes intervienen en él. Keesing estuvo comprometido ción maorí, el tema no es el proceso por el que ello ocurre,
durante años en la lucha por los derechos de los pueblos in- sino tan sólo el producto, como si un relato como el de Ha-
dígenas del Pacífico, y fue uno de los pocos que hicieron de la wciiki, o una migración del antiguo Israel, fuera un objeto
cuestión de la transformación colonial de las sociedades tra- independiente, lo mismo que cualquier otro objeto etnográ-
dicionales una parte central de la antropología general. Nos fico. No hay ni motivaciones, ni una estrategia de apropia-
parece, no obstante, que hay una incompatibilidad absoluta ción y transformación, ni un proceso de identificación que
entre la desautentificación de la cultura que está implícita puedan dar sentido a ese proceso aparentemente neutral
en la desmistificación de las construcciones históricas cul- que al propio tiempo tiene una connotación de falsedad. Co-
turales, y la identidad de quienes hacen esa~construcción. mo era de prever, el artículo de Hanson provocó una reac-
También F. Allen Hanson, al escribir sobre la «fabrica- ción que llegó a las páginas del New York Zmes, para no
ción* de los maoríes, intentó demostrar que la construcción mencionar muchos diarios locales de la región.5
del mito o la historia es una invención o, en sus palabras, Tras la publicación del artículo de Hanson (1989) prosperaron una
La noción de transparencia alude aquí a una ausencia implícita de serie de debates entre los mismos antropólogos con respecto a la natura.
distorsión en la relación entre lo que representa y lo representado. leza y la significación política de la identificación de las tradiciones inven-
Linnekin representa un caso interesante de confronta- cultura anterior al contacto»(Linnekin, 1990, pág. 23). Pero
ción de más largo plazo con los activistas nativos. En un pri- representar lo que uno es en la negociación de la cultura de
mer artículo (1983), la posición de esta autora se sitúa con otro pueblo «conlleva probablemente cierto desasosiego»
claridad en el campo de la escuela invencionista (Handler y (ibid.).
Linnekin, 1984). En ella la tradición se considera como un Como tal, esto representa un compromiso (para Lin-
producto constantemente cambiante de las circunstancias nekin) en el cual algunas categorías pueden ser decons-
actuales, lo que implicaría que es necesariamente «falsa», truidas y otras no o, al menos, cabe esperar que, a causa de
puesto que se trata de una proyección socialmente organi- nuestras interpretaciones, nos ataquen algunos militantes,
zada de un presente siempre cambiante en un pasado su- si no todos. Pero en los ejemplos de la autora reaparece la
puesto. Pero, en su examen de los hawaianos, la autora primera y al parecer todavía dominante visión de la oposi-
sugiere otra definición de la tradición en la que esta «sere- ción entre el académico informado y el estudiante o el mili-
fiere propiamente a la etapa anterior al contacto» (Linne- tante acalorados, como cuando los antiguos yelmos de cala-
kin, 1983, pág. 242). El criterio tácito de falsabilización la baza, que muy diñcilmente se hayan asociado a la guerra,
empuja a una crítica sostenida del contenido cultural del se muestran hoy como parte de una imagen de la «tradición»
movimiento hawaiano. Recientemente ha comenzado a vinculada al fisicoculturista con cuerpo de héroe guerrero,
cuestionar, aunque de manera inadvertida, este razona- dueño de perros de pelea, al menos como se suele represen-
miento contradictorio: «¿cómodefendemos el "pasado real" tar en las remeras (Linnekin, 1990, pág. 24). Se discuten
(Keesing, 1989, pág. 37) y las tradiciones "genuinas" (véase igualmente los méritos y las culpas de los soberanos ha-
Babadzan, 1988; Hobsbawm y Ranger, 1983) si admitimos
waianos, y Linnekin nos asegura que presenta a sus alum-
que todas las representaciones culturales -incluso las aca-
nos una imagen que no es eufórica ni condenatoria, aunque
démicas- son contingentes y se enmarcan en un contexto
la autora sí «seinclina a lo edénico»(ibid., pág. 22),y ello sin
social y político particular (véase Haraway, 1989)?»(Linne-
duda como producto de la investigación objetiva. Así, pese a
kin, 1992, pág. 250).
A l parecer, Linnekin es ahora consciente de la plurali- las cautelas y a cierta intranquilidad respecto de todo el pro-
dad de interpretaciones que intervienen en la represen- yecto académico, este discurso está todavía modelado por
tación de la «tradición»y de la diferencia entre la posición parámetros autoritarios.Y no estamos frente a un problema
del antropólogo y la del nativo que se define a sí mismo; &- de actitudes sino de estructura. Si uno está comprometido
ma que los realistas u objetivistas con autoridad, como Kee- en la «negociación de la cultura,,, o sea, dedicado a la cons-
sing, no han comprendido que en el controvertido mundo de trucción y la interpretación de realidades etnográficas o his-
las realidades de hoy «esirrazonable pretender asignar una tóricas, es inevitable que se encamine hacia un choque con
posición definitiva a una representación particular de una otros, para quienes esas realidades son definitivas. La cul-
tura es sumamente negociable para los especialistas profe-
sionales de la cultura, pero no sucede lo mismo para aque-
tadas de otros pueblos. El hecho de que en esas discusiones esté verdade- llos cuya identidad depende de una configuración particu-
ramente en riesgo la identidad o la autoridad etnográfica avala nuestra lar. La identidad no es negociable. De lo contrario, no existe.
tesis (Hanson, 1991,págs. 449-50;Levine, 1991,págs. 444-6;Linnekin,
1991b,págs. 446-8;Jolly, 1992).Quienes apoyen la posición de Hanson só- En todos esos casos, el modernismo ha entrado en un
lo podrán hacerlo conforme al saber especializado del antropólogo como et- enfrentamiento directo con la construcción que los otros ha-
nógrafo o historiador. El problema con la defensa de la tesis de la inven- cen de sus identidades. Lo cual no es un error, una interpre-
ción es que resulta autocontradictoria. Si toda cultura es invención, no tación equivocada hecha por los medios de comunicación o
hay nada con que comparar un producto cultural determinado, ningún
fundamento genuino. Hay unaseria contradicción entre el carácter común
por los propios «nativos».Es una relación estructural nece-
-
a menudo adjudicado a la creatividad cultural y un discurso que coheren- saria entre la identidad antropológica profesional y los seg-
temente atribuye inautenticidad a los productos culturales modernos. mentos del mundo que están interesados en producir sus
propias identidades. No argumento aquí en contra de la 155). Nuestra tesis se apoyó en la añrmación de que el pa-
ciencia, sino en contra de una postura inconsecuente que es sado siempre se practica en el presente, no porque aquel se
en sí misma un resultado de la confusión de la política aca- imponga, sino porque en el presente los sujetos le dan forma
démica y la política real. Para los otros, el enfrentamiento en la práctica de su identidad social.Así, «laorganización de
toma la forma de un conflicto entre la academia y la calle. El la situación actual en términos de un pasado- sólo puede
modernista académico está más interesado en preservar darse en el presente. El pasado que afecta el presente es un
la autoridad del erudito, el monopolio de la verdad sobre pasado construido y/o reproducido en este último. En esos
el mundo en beneficio del conocimiento mismo. Reciente- términos, la práctica del mito no es la realización de este en
mente, un antropólogo crítico ha respondido preguntando: la práctica, sino la práctica de su fabricación.Además, nada
«¿Hay alguien ahí afuera?. (Sutton, 1991, pág. 91). Me de ello debe fusionarse con el proceso histórico, esto es, el
preocupó especialmente mostrar que la crisis de la moderni- proceso continuo y transformacional de la reproducción so-
dad generó una serie de variaciones de esa identidad -pos- cial a lo largo del tiempo. La imposición de un modelo del
modernismo, tradicionalismo, primitivismo- que no son pasado al presente se produce como un acto deliberado en la
externas al espacio identitario occidental, sino las polarida- socialización y los movimientos sociales, y en ambos casos
des que lo definen. La cuestión de la autoridad alcanza su la relación entre la constitución de la identidad y la identifi-
mayor trascendencia entre los modernistas y los culturalis- cación del pasado es marcadamente sistémica (Alberoni,
tas (neotradicionalistas),profesionales entre los cuales el 1984).
interrogante de quién tiene derecho a representar el pasado La constitución de la identidad es un juego de espejos
se convirtió en un problema de suma importancia. Como lo elaborado y absolutamente serio. Es una compleja interac-
he dado a entender, la cuestión de la propiedad se refiere a ción temporal de muchas prácticas de identificación exter-
quién tiene derecho a definir la cultura de otra persona o de na e interna con un sujeto o una población. Para entender el
otro pueblo. En una perspectiva global, esta cuestión ha proceso constitutivo es necesario, entonces, poder situar los
surgido porque la estructura hegemónica del mundo ya no espejos en el espacio y su movimiento en el tiempo. Hemos
es una realidad, y con ella también se disuelve la homoge- sostenido que hace falta una perspectiva histórica global a
neidad que era su forma cultural. Este es un fenómeno sis- fin de captar la formación de las identidades griega y ha-
témico mundial y no el resultado de un desarrollo interno de waiana. Es posible que hasta hace poco hayamos estado
la antropología o de la cultura occidental como tal. más familiarizados con la disolución de identidades cultu-
rales causada por expansiones imperiales. La historia de la
expansión occidental está sembrada de ejemplos de la des-
trucción combinada de la identidad cultural y sus secuelas
La identidad y la construcción de la historia psicológicas. Pero la construcción o reconstrucción de la
identidad es un proceso igualmente violento y peligroso
En Islands of History (1985), Sahlins desestima, con para todos los que toman parte en él. Vimos aquí que la apa-
buen instinto, la aserción de Hindess y Hirst -marxistas rición de una identidad cultural implica la fragmentación
estructurales autorreformados- según la cual «los aconte- de una unidad mayor, y que siempre se experimenta como
cimientos históricos no existen en el presente ni pueden ser una amenaza. A menudo se la criminaliza y castiga. Hemos
materialmente eficaces en él. Las condiciones de existencia sostenido que esas explosiones de identificación cultural se
de las relaciones sociales actuales existen necesariamente y convierten en una posibilidad genuina fundamentalmente
se reproducen constantemente en el presente» (Hindess y en períodos de declinación de la hegemonía. Las condiciones
Hirst, 1975, pág. 312), apelando a la aserción opuesta de políticas del proceso global son tales que la heterogeneidad
que «la cultura es justamente la organización de la situa- cultural se halla en relación inversa con la hegemonía polí-
ción actual en términos de un pasadon (Sahlins, 1985, pág. tica a lo largo del tiempo. Y como la historia es el discurso de
la identidad, la cuestión de quién «posee»o se apropia del del Pacífico, ni siquiera sus versionespapalagi (. . .) Con to-
pasado tiene que ver con quién es capaz de identificarse a sí do, mis hijos y yo recibimos una sobredosis de historia de
mismo e identificar al otro en cualquier momento y espacio Europa, Estados Unidos e Inglaterra, como lo prescribían el
dados. Si la fragmentación de un orden mundial implica la diploma escolar y el ingreso en la Universidad» (Wendt,
multiplicación de identidades culturales (F'riedman, 1989a, 1987, págs. 86-7).
pág. 67), esta se expresa en la proliferación de historias.
Muchas identidades implican muchas historias. ¿Es ese el modelo de «Europay la gente sin historia»?Si
El autor samoano Albert Wendt planteó este argumento lo es, se trata de la práctica de hablar y escribir sobre el otro
de manera aguda: «Unasociedad es lo que ella recuerda; no- desde el lado del hegemónico. En la ruptura de la autoridad
sotros somos lo que recordamos; yo soy lo que recuerdo; el yo que provoca esa posibilidad aparece una nueva voz. No es la
es un ardid de la memoria» (Wendt, 1987, pág. 79). Y aun- voz de la inversión y ni siquiera, forzosamente, de un poder
que sin duda es consciente de la manipulación que una cla- subordinado, sino una comprensión compleja relacionada
se o una elite hace de la tradición, tomó la decisión estraté- con la internalización de un discurso occidental que ahora
gica de hacerse cargo de ello en su propio terreno. Para ha- puede ponerse en una perspectiva que abarca y reemplaza
cerlo tiene que localizar y criticar los efectos de espejo que la situación anterior:
fácilmente podrían afectar su autoconstrucción:
«No sostengo que los de afuera no deben escribir acerca de
«Para la mayoría de nosotros, los recuerdos no son una mal- nosotros, sino que no deben fingir que pueden hacerlo des-
dición porque la memoria los reordena y nos libra de la ma- de nuestro interior (. . .) Nunca intentaría contar una no-
yor parte del dolor y el sufrimiento (. . .) Como samoanos, la vela desde el punto de vista de un papalagi. Si mi persona-
Samoa de Margaret Mead sigue estereotipándonos y causa je principal es un papalagi, lo veré en la novela a través de
guerras sin sentido entre ególatras académicos no samoa- los ojos de un personaje narrador samoano»(Wendt, 1987,
nos; tengo la esperanza de que algunas de mis criaturas me pág. 89X6
sobrevivan para alimentar a las máquinas pensantes que
salvaráIi a mis bisnietos de sí mismos»(ibid., pág. 81).
Para Wendt, el problema es cómo salir del campo discur- Conclusión
sivo de un otro dominante. Uno ha sido descripto, caracte-
rizado y representado para el mundo -cierto mundo, al me- Como lo señalamos desde el comienzo, hemos investi-
nos-, un mundo que existe como una imagen, un mundo gado dos aspectos de la relación entre la identificación social
imaginario de información o desinformación, que vuelve a y la fabricación de la historia. El primero concernía a la re-
nosotros acrecentado y nos obliga reiteradamente a plan-
tear cuestiones que tal vez nunca hayan existido en esos tér-
minos: En un sentido más profundo, nuestra meta última como seres huma-
nos debería ser la de captar precisamente la producción cultural desde
«Podemos decir, pues, que la historia es una historia papa- adentro, sobre la base de un proyecto de unificación de la humanidad en su
lagi [exteriod de ellos mismos y de sus actividades en nues- diversidad, al menos en el nivel de la comprensión. Pero esto sólo tendría
sentido para quienes intentan comprender, no para quienes se convierten
tra región; es una concreción de sus recuerdos, percepciones
en objeto de esa comprensión y cuyos problemas pueden ser totalmente
e interpretaciones del Pacífico. Y cuando en nuestras escue- irrelevantes para ese proyecto antropológico.Por otra parte, lo que se debe
las enseñamos esa historia, transmitimos esos recuerdos a eliminar, como dice Wendt, es la pretensión de una comprensión semejan-
nuestros niños y, por lo tanto, reordenamos los recueraos de te sin el beneficio del diálogo. En última instancia, sólo las otras personas
estos. Acaso haya sido una suerte que en nuestros sistemas pueden saber qué ocurre dentro de ellas. Sería absurdo suponer otra cosa,
tan absurdo cuanto implícito en el propio discurso con autoridad.
coloniales de educación no se nos enseñara ninguna historia
son meramente un product
lación entre las condiciones sociales de la formación identi- defensa de sí misma.7
taria y la producción de pasados culturalmente viables. El Del mismo modo, las raí
segundo introducía en el mismo marco argumental las cons- y hasta el racis-
mo contemporáneos son diversas formas de reacción tradi-
trucciones modernas, presuntamente científicas, de los pa- cionalista a la actitud recién señalada. No h a sido mi propó-
sados de otro pueblo. De acuerdo con nuestro examen, la sito ni mi interés juzgar el valor relativo de los discursos en
historia .objetiva» es una construcción social en la misma juego, aunque mi posición objetivista debería ser evidente
medida que cualquier otra historia, y no puede aceptársela en el esfuerzo por abordar la confrontación entre los antro-
simplemente según su valor nominal. Si todas las construc- pólogos modernistas y sus sujetos desde afuera, por así de-
ciones del pasado, como hemos sugerido, están socialmente cirlo. Esa posición, como estoy rápidamente dispuesto a ad-
motivadas y hay que entenderlas, por tanto, en términos mitirlo, es producto de un contexto social occidental especí-
posicionales, podemos empezar a abordar la relación hoy fico. La perspectiva global encarna una evitación delibera-
agonística de la antropología con las discutidas realidades da de las identificaciones polares que hemos examinado. Al
de otros que antes estaban en silencio. Para ello es necesa- mantener una posición de estricta falta de identidad, hace
ria una comprensión de la lógica específicamente local de la también lo posible por comprender los procesos constituti-
construcción de sí y también la interacción y hasta la consti- vos de la identidad social y las estructuras culturales que
tución de esta en un ámbito más vasto. Como la atribución esta genera. Ello debe incluir el intento simultáneo de com-
de significado y l a construcción de modelos culturales es prender la identidad moderna que produce nuestros propios
una práctica motivada, nuestra propia visión de la historia discursos. En un mundo donde la fragmentación cultural
y la etnografla, con un presunto valor de verdad, h a de ser ha llegado a extremos que podrían considerarse alarman-
entendida de acuerdo con la manera en que se produce, si tes, los fenómenos de los tipos abordados aquí deberían ser
pretendemos colocarla junto a la forma en que otro pueblo de crucial importancia. El actual alzamiento de los campus
produce sus propias visiones. La idea de que la cultura pue- universitarios contra lo que se ve como representaciones he-
de negociarse, y que la invención es una cuestión de susti- gemónicas occidentales del mundo es una prueba del tipo de
tución de signos, una especie de ejercicio cognitivo de pura proceso global detallado en este análisis: «Apesar de la opo-
creatividad textual, se vincula con una estructura del yo y sición del historiador Carl Degler y de algunos más, la Jun-
de la cultura que acaso sea específica de la modernidad ca- t a del Cuerpo Docente de Stanford decidió en 1988, por
pitalista. En otro lugar, y lo mismo que muchos otros auto- treinta y nueve votos contra cuatro, excluir el término "occi-
l
res, he sostenido que esos conceptos dependen de una expe- dental" y establecer el requisito de una secuencia de tres
riencia anterior de la división entre sujeto y rol (identidad), cursos de mezclas culturales» (Woodward, 1991, pág. 33).
reflejada en la división entre lo privado y lo público, y expre-
sada en nociones como la de representatividad, en la que los Hemos dado a entender que hay diferentes maneras de atribuir signi-
ficado, fundadas en diferentes prácticas de autoconstitución. La identifi-
símbolos «están en lugar de» algo distinto de ellos mismos, cación con las Tribus Perdidas de Israel, por ejemplo, que se produjo en
al contrario de una situación en la que son realidades inme- muchas sociedades bajo la influencia de ciertas sectas misioneras, no pue-
diatas (Sennett, 1977; Carnpbell, 1987; Friedman, 198927). de desecharse sobre la base de nuestras concepciones de la historia mun-
Esa es la diferencia entre la máscara ritual que contiene el dial o la Biblia. Es preciso entenderla en términos de actos específicosde
poder del dios y la máscara teatral que es una mera repre- atribución de significado en contextos históricos definidos. El poder y el
status de los misioneros en muchas sociedades los convirtió, lo mismo que
sentación, un símbolo o una imagen de lo que representa. a sus libros sagrados, en fuentes de fuerza vital y bienestar para comuni-
La modernidad implica la separación del símbolo de aquello dades en trance de desintegración, las más de las veces como resultado di-
a lo que se refiere. La noción de cultura como código, para- recto e indirecto de su presencia. Proceder de la Tierra Santa y descender
digma o semiótica es en buena medida un producto de la del pueblo del Libro es una fuente de identidad sagrada en una situación
identidad moderna. Algunas de las descalificaciones cínicas en la que el Libro mismo es una expresión de la fuerza o mana del poder
colonial superior.
de las construcciones que otros pueblos hacen de su pasado
Algunos han lamentado la implementación de los pro-
gramas de acción afirmativa en las universidades y el ma- 9. La economía política de la elegancia
yor poder general de las voces de las minorías por represen-
tar «la fragmentación de nuestra cultura en una conflictiva
dispersión de enclaves, guetos y tribus. (Schlesinger, en
Woodward, 1991, pág. 37). Otros investigadores ven la frag-
mentación como un regreso positivo a lo local y hasta a una
nueva Gemeinschaft tribal (Maffesoli, 1986). He procurado
sugerir que esos conflictos deben colocarse en una perspec-
tiva más amplia. Más específicamente, señalé aquí que son No puede haber una teoria del consumo
una expresión de la fragmentación real de un sistema mun-
dial antes hegemónico. En los últimos años, la literatura sobre el consumo ha
El establecimiento o, como dirían los nacionalistas, el crecido considerablemente. Desde que se comprendió que
restablecimiento de la identidad y la historia griegas fue un en cierto modo los economistas habían ignorado el tema, se
aspecto inmediato y necesario de la fragmentación del Im- hicieron muchos intentos de teorizar el fenómeno, dentro de
perio Otomano y de la integración de la península helénica la economía misma y, más recientemente, en la antropolo-
a una naciente hegemonía occidental. La actual fragmenta- gía. Durante años hubo una creciente insatisfacción respec-
ción del sistema mundial es un fenómeno de mayor escala. to de la elegante pero vacía teoría de la utilidad del compor-
También podría representar la transición a una nueva es- tamiento del consumidor. En la economía, los intentos de
tructura hegemónica. En cualquier caso, creo que para com- enriquecerla se enredaron en los problemas de la formaliza-
prender procesos como estos es preciso que adoptemos la ción. La teoría del ingreso permanente formulada por Mil-
perspectiva global más amplia, que he propuesto. La mos- ton Friedrnan (1957) procuró explicar las decisiones indivi-
tración de este enfoque es la aspiración a comprender de duales de consumo dentro de un esquema racional más ela-
dónde venimos y hacia dónde vamos. Y al parecer todos so- borado, pero no abordó la naturaleza de la demanda sino
mos actores de ese proceso, nos guste o no. A falta de una únicamente su distribución cuantitativa entre diferentes ti-
perspectiva semejante, bien podría ser que nos sumergiéra- pos de mercancías predefinidas (necesarias-habitualesver-
mos en las mismas luchas identitarias que con más urgen- sus nuevas-suntuarias). Lancaster (1971)intentó atacar el
cia tenemos que empezar a entender. problema directamente, para lo cual investigó los bienes
Construir el pasado es un acto de autoidentificación y mismos, esto es, procuró elaborar una teoría de las necesi-
debe interpretarse en su autenticidad, esto es, en términos dades basada en las propiedades concretas de las mercan-
de la relación existencial entre los sujetos y la constitución cías, como la velocidad y la seguridad de los automóviles, el
de un mundo significativo. Esta relación puede ser enorme- sabor de los cereales, la eficacia de los polvos jabonosos, el
mente diferente en diferentes tipos de orden social. Tam- contenido de calorías y proteínas. Pero era inevitable que
bién es una práctica que tiene su motivación en circunstan- un enfoque semejante chocara con problemas de tautología,
cias histórica, espacial y socialmente determinadas. A su puesto que las propiedades preferidas no pueden definirse
vez, esas circunstancias se generan sistémicamente en un independientemente de los sujetos consumido re^.^ En la
proceso global más amplio que podría ayudarnos a explicar
las vicisitudes de las disputas de identidad que en este pe- Este capítulo es una versión revisada de ~ T h political
e economy of elegan-
riodo de crisis y reestructuración globales han llegado a ser ce: a n M c a n cult of beauty., Culture and History, 7 (1990), págs. 101-25.
tan generalizadas. Otra versión aparece en J. Friedman, ed. (1994) Consumption and Iden-
ti& Chur (Suiza): Harwood Academic Publishers.
Como la utilidad se deduce de las preferencias reales, la gente siem-
pre compra lo que quiere, por definición. Los economistas, desde luego, no
economía moderna, los problemas de la teoría del consumo la manera en que los bienes se definen y se marcan so-
son dobles. Las teorías de la utilidad de la demanda tendie- ente como medios para defmir relaciones sociales.
ron a la tautología: la gente compra lo que quiere y, como los ién Appadurai y sus colaboradores se preocuparon por
productores producen en general lo que se demanda, el con- demostrar la relatividad cultural de la definición de los bie-
sumo es una función asintótica de la producción. Al mismo nes, En un brillante análisis de la génesis histórica del con-
tiempo, la fuente de la demanda está íntegramente en el sumismo moderno, Campbell sostuvo que, para explicar la
sujeto individual y no se ve afectada por el contexto social y formación de la demanda, debemos entender cómo se cons-
cultural. Esto implica un curioso determinismo individua- tituyen los deseos humanos. Por su parte, también Miller,
lista metodológico en el que el consumo queda reducido a en una importante comparación analítica de los enfoques
ser un reflejo de la oferta (o a la inversa), lo cual es parte de del consumo desde Hegel hasta Bourdieu, ha subrayado la
la racionalidad general de la economía de mercado, a la vez necesidad de conceptualizar el consumo como la expresión
como un producto, en su totalidad, de la suma de esquemas de un «procesode autocreación social» (1987, pág. 215) que
de demanda individual e independiente. La mano invisible es siempre específico desde el punto de vista social. llustra
de la macroeconomía opera aquí a través de las microecono- este aspecto mediante la obra de Simmel sobre la Filosofia
mías de la utilidad individual. Completa el círculo vicioso el del dinero, en donde la forma moderna de consumo se anali-
hecho de que la utilidad es meramente una abstracción de za como producto de la separación y objetivación provocada
la demanda real, o sea, de lo que la gente compra. El origen por la fragmentación de un universo social que antes era
de la demanda -una explicación de qué quiere la gente y más holístico. La formación del individuo moderno, libre
cómo se constituyen esas necesidades y/o deseos- está más gracias a su ingreso personal, la formación de la mercancía,
allá del ámbito de la economía. Sólo recientemente se han liberada de esquemas significativos de producción; la abs-
hecho intentos de encarar el consumo en términos de estilos tracción del dinero como equivalente general sin otro valor
de vida, en los cuales se toma explícitamente en considera- intrínseco que el de su representatividad, y las abstrac-
ción una gama de factores que abarcan desde la organiza- ciones del estado, la ciencia y la democracia, son aspectos
ción emocional hasta las formas de identidad social (Earl, interrelacionados de la aparición de la modernidad como
1986). Pero también en este caso se plantea el problema de forma cultural -individuación; fragmentación; objetiva-
que las propiedades sociales y culturales de la existencia no ción; autonomización-. Con su tratamiento de las vincula-
pueden integrarse apropiadamente a la teoría económica ciones formales de la mercantilización, Simmei llega a re-
tal como está. sultados que complementan muy bien los de Campbell.
Los sociólogos y los antropólogos han enfocado el consu- En todos estos trabajos el si@cado del consumo se en-
mo en términos más concretos, si no menos teóricos. La obra cuentra en procesos sociales de carácter más general. Los
inicial de Veblen sobre consumo ostentoso -acaso más rele- mejores análisis muestran que esos procesos son propios de
vante para el potlatch que al parecer la inspiró que para el culturas específicas antes que universales.
mundo modern- influyó en muchísimos especialistas en
ciencias sociales. La teoría del consumo como distinción so-
cial formulada por Bourciieu constituye la versión más ela-
borada de ese enfoque. Eii términos más generales, Mary La negociación de la individualidad y los deseos
Douglas intentó orientar la polémica hacia l a comprensión de consumo de la modernidad

están extremadamente interesados en explicar la demanda, por lo que no


El propósito de la presente discusión es, en parte, di-
. sería justo acusarlos de no dar debida razón de ella. Pero de todos modos solver la categoría del consumo en las estrategias más gene-
cabe poner en tela de juicio la adecuación empírica del tipo de teoría que rales de la autodefinición y el autosostén. Gran parte de los
proponen. estudios acerca del consumo se expresan en un lenguaje que
depende de los axiomas de la modernidad, el supuesto de un bién un sistema de diferencias, de posiciones diferenciales, o
individuo racional autónomo situado en un espacio vacío en sea, se define por todo lo que la distingue de lo que no es y,
el que el significado se construye externamente, a través de especialmente, de aquello a lo que se opone: la identidad so-
códigos y esquemas y paradigmas culturales, que definen al cial se define y se afirma en un campo de diferencia (tra-
mundo como un tipo particular de escenario donde un indi- ducido de Bourdieu, 1979, pág. 191).
viduo universal desempeña diferentes papeles. El consumo
puede generarse así por la acción de un sistema de valores No pretendo neg a de diferencia implicada en
sociales, preferencias, utilidades, etc., categorías que se im- el consumo distintivo en el capitalismo,pero el hecho mismo
ponen desde &era a un conjunto en principio vacío o alea- de que la correlación entre clase, consumo y estilo persista
torio de objetos potenciales. Los modelos culturales contem- de manera uniforme en un nivel del 50 % debería llevarnos
poráneos compendiaron esa concepción del tipo recetario de a desear saber de qué depende la otra mitad. Aun cuando
la realidad social, dado que en todos sus elementos esencia- admitamos que la distinción desempeña un papel en la
les se basan en abstracciones de productos sociales, ya se defkición de la individualidad y por lo tanto del consumo,
trate de las modas en el vestir o de las formas discursivas. hay aspectos más espectaculares del consumo capitalista en
Como tales, reflejan meramente los productos a partir de general que no pueden aprehenderse en un enfoque de ese
los cuales fueron abstraídos, pero no pueden generarlos. tipo, el cual supone que la única identidad es la identidad de
Las estrategias de consumo sólo pueden entenderse cuando clase, relativamente estática. Como tal, la distinción no es
se comprende la forma específica en que se constituye el de- ni característicamente moderna ni capitalista. Todo el es-
seo. Y este es, desde luego, un aspecto esencial de la consti- quema vebleniano se inspiró en gran medida en materiales
tución de la individualidad. que Veblen tomó del antropólogo Franz Boas, relacionados
Esta tesis es paralela a la modelización que hace Bour- con elpotlatch indio de la costa noroeste y otros modelos de
dieu de la relación entre habitus y práctica, entre el «princi- consumo ostentoso y de clasifkaciones defkidas por los bie-
pio generativo de improvisación regulada establecido en for- nes suntuarios, y que él generalizó a la sociedad industrial
ma duradera» (1977, pág. 78) y las estrategias de consumo moderna. Tal vez Veblen no comprendió que, en sociedades
específicas. Con todo, la perspectiva de Bourdieu es raciona- organizadas por el parentesco, la competencia por el presti-
lista y economicista en tanto reduce toda práctica a la acu- gio no se trataba únicamente de una cuestión de status, co-
mulación de capital cultural, esto es, de formas específicas mo algo separable de la identidad de una persona, sino de
de poder. Como tal, no logra explicar la constitución esen- un asunto de vida o muerte. La forma de existencia social
cialmente no racional del deseo. De este modo, aunque po- que hace posible un discurso vebleniano es aquella donde la
dría ser un camino para evitar el determinismo cultural, el individualidad de la persona no es idéntica a su status so-
concepto de habitus está fuertemente circunscripto por la cial, con lo que implica un concepto de rol. Se trata de un
imposición de criterios praxiológicos a su propia construc- ámbito de la experiencia en el cual todo prestigio alcanzado
ción. Esto se manifiesta con toda evidencia en el encorseta- socialmente puede con facilidad comprenderse como falso e
miento de su análisis del consumo en una estrategia de dis- incluso alienado. Es inevitable que la práctica de las distin-
tinción social. En un desarrollo teórico de Veblen, a quien no ciones sea más coherente y absoluta en las sociedades en
se otorga el debido reconocimiento, Bourdieu comprime el que el prestigio expresado en el consumo ostentoso consti-
habitus en una posición de clase, donde produce de manera tuye la totalidad de la identidad social, esto es, donde el su-
muy mecánica la definición cultural de la posición social: jeto equivale al status que manifiesta.
El análisis recientemente hecho por Campbell sobre la
«Cada condición se define, inseparablemente, por sus pro- relación entre el individualismo moderno, el romanticismo
piedades relacionales, que dependen a su vez de su posición y el consumismo acomete la naturaleza más general del
dentro del sistema de condiciones, que de tal modo es tam- consumo moderno, en el que es instrumental el cambio de
identidad por su intermedio. Esto parecería oponerse al én- sumo no es la diferencia como tal, sino alcanzar la satisfac-
fasis de Bourdieu en el mantenimiento de la diferencia, y ción mediante la creación de un espacio de vida. Si la distin-
sin embargo nos dice mucho más sobre la característica cen- ción desempeña aquí un papel, lo hace como parte de la es-
tral del consumo capitalista: su continua transformación. trategia de autorrealización. Vivir como un rey no es parte
Aquí, el consumo es motorizado por una pulsión, alimenta- de una estrategia depotlatch, una declaración política de un
da por la fantasía, a establecer un espacio identitario, un es- status relativo, sino el goce de los lujos altamente valorados
tilo de vida, el cumplimiento de la ilusión de la buena vida, que se asocian a ese status. En ese modelo, la práctica de la
que siempre termina en un desengaño y en la búsqueda de distinción se refiere a estrategias de posicionamiento social
otros estilos y otros bienes. Ese proceso tiene sus raíces en la y convencionalización del status dirigidas por los otros, que
disolución de las identidades sociales fijas y la formación de se oponen y están contenidas en la estrategia más general
un complejo de fenómenos conocido como modernidad, y en de identificación autodirigida con un conjunto particular de
relación con el consumo depende del surgimiento del suje- mercancías que forman un espacio de vida.
to individualizado moderno, desprovisto de una cosmología El terreno común de estos enfoques es la conexión explí-
mayor o una autodefinición fija. Las peculiaridades de ese cita entre autoidentificación y consumo. La primera puede
yo son su división en una esfera privada = natural y una es- ser un acto consciente, una declaración sobre la relación en-
fera pública = cultural o social, división que crea una ambi- tre el yo y el mundo, o bien un aspecto autoevidente de la vi-
valencia fimdamental entre el deseo de hallar una expre- da cotidiana, esto es, de una identidad predefinida y entera-
sión adecuada del propio yo y l a comprensión de que toda mente socializada.Desde este punto de partida se puede en-
identidad se constituye arbitrariamente y, por tanto, jamás carar el consumo como un aspecto de una estrategia o con-
es auténtica. Esa comprensión es fundamental. El principio junto de estrategias más generales dirigidas al estableci-
de la ilusión, el principio de Walter Mitty* y el principio de ento y el sostén de la individualidad. E n su sentido más
la otredad, de la construcción de un yo social, son específicos general, el consumo es, pues, un medio particular de crea-
del individuo moderno y no se los puede universalizar: «La ción de una identidad, que se realiza en una reorganización
dialéctica de la convencionalizacióny la romantización es la material del tiempo y el espacio. Como tal, es un instrumen-
expresión personalmente concreta de la dialéctica de clase y de l a autoconstrucción que en sí mismo depende de for-
de la reproducción capitalista en general, una contradicción as superiores de encauzar objetos disponibles hacia una
dinámica entre distinción y revolución, entre imágenes diri- elación específica con una persona o con varias de ellas.
gidas por otros e imágenes dirigidas por uno mismo, entre
dandy y bohemio» (Friedman, 1989b, pág. 128).
Los actos de consumo representan formas de realizar
deseos identificados con estilos de vida muy valorados. El ud, riqueza y apariencia: breve historia de la
consumo es una realización material, o un intento de reali- rza vital en el Congo
zación, de la imagen de l a buena vida. El consumidor de
Bourdieu deñne una identidad cultural construyendo un ni-
Mientras que se aplica sólo de manera muy parcial a las
cho en el mundo de bienes. Pero es lícito preguntarse si en
iedades europeas modernas, La distinction se ajusta a la
verdad el propósito del consumo consiste meramente en de-
al Africa Central y, en especial, al Congo. Aquí, la
finir la posición social que ocupamos. En su crítica de Ve-
a es decisiva en la práctica de la diferenciación
blen, Carnpbell parece dar a entender que la meta del con-
t a con visitar la iglesia, el cementerio o la mor-
* Alusión al protagonista del cuento «The secret life of Walter Mitty* del hospital, donde yacen los cuerpos de los muertos a
(1942),del escritor y caricaturista norteamericano James Grover Thurber. spera de ser entregados a sus deudos, para quedarse
Mitty es un hombre común y corriente que en su fantasía se convierte en asmado por un nivel de elegancia en el atavío y de exquisi-
un h6roe. (N. del T.)
z en el gusto que no se encuentran en ninguna otra parte.

233
Esa región de Africa tiene una larga historia de tráfico de La violenta historia del reino Kongo, la trata de esclavos,
telas y ropa, y la vestimenta parece haber desempeñado desintegracion de la sociedad congoleña y la colonización
siempre un papel importante: la región por los belgas y los franceses condujeron a san-
grientas rebeliones y a transformaciones
«Enépocas antiguas, el rey y sus cortesanos (. . .) vestían ro- bargo, durante todo ese infierno, deter
pas hechas de palma, que colgaban de la faja y se sujetaban fvndamentalesjamás se disolvieron. Si bien
con correas del mismo material, de bella hechura. Por de- política poco menos que se derrumbó, el orden basado en el
lante vestían también un ornamento y hacían, a manera de parentesco se mantuvo intacto aunque muy transformado,
delantal, delicados cueros de gatos de algalia, martas y ce- ya que pasó de un sistema de linajes ligadosjerárquicamen-
bellinas, y también lucían una capa sobre los hombros. Jun- te y basado en un intercambio generalizado, a una organi-
to a la piel desnuda usaban una prenda circular parecida a
un roquete, que llegaba hasta las rodillas y estaba tejida co- ' zación clánica dominada por concejos de ancianos. A través
de los siglos se conservó incólume un patrón básico de socia-
mo una red, con las hebras de finas telas de palma, y borlas lización fundado en el fortalecimiento de la dependencia del
que pendían de la trama. Echaban hacia atrás, sobre el individuo respecto del grupo. Ese patrón combinaba el des-
hombro derecho, esos roquetes, llamados incutto, para dejar tete abrupto con las angustias que lo acompañaban, y la ul-
la mano libre, y sobre el mismo hombro llevaban una cola de terior educación bajo el poder de parientes más viejos y de
cebra atada a un mango, de acuerdo con una antigua usan- los espíritus de los muertos, en la que el sujeto aprendía a
za de aquellos lugares» (Pigafetta, 1970,pág. 108). sentirse compuesto por elementos o «almas»originariamen-
te conectadas con la red política y de parentesco por la cual
Los primeros visitantes de la región informan de la mar- se encauzaba la fuerza vital de la que dependía su existen-
cada estratificaciónallí existente, que permitía practicar tal
cia. Ese tipo de socialización estaba destinada a producir un
elegancia sólo a los rangos superiores:
sujeto dependiente de su entorno social, a fin de mantener
un estado de bienestar. Si hay una lógica interna en este
«Lamayoría de la gente andaba descalza, pero el rey y algu-
nos de sus nobles calzaban sandalias, a la manera antigua, campo de estrategias, podríamos describirla de la siguiente
como las que se ven en las estatuas romanas, y también he- manera:
chas con hojas de palma. La clase más pobre y la gente co-
mún usaban el mismo tipo de atuendo de la cintura para l. Toda fuerza vital ímakindangolo, en kikongo) viene de
abajo, pero de una tela más ordinaria, y llevaban desnudo el afuera y se canaliza hacia la persona a través de la jerar-
resto del cuerpo* (Pigafetta, 1970, pág. 109). quía política y de parentesco cuya existencia misma no
es sino una manifestación de grados de proximidad a su
Y la introducción de bienes europeos produjo enseguida ma- fuente.
yores distinciones: 2. Esa fuerza vital se expresa en un nivel de bienestar aso-
ciado al rango de la persona en la jerarquía cosmológica
«Pero desde que este reino recibió la fe cristiana, los nobles más general. Bienestar es tanto riqueza como salud.
de la corte comenzaron a vestir a la usanza portuguesa, lle- 3. Las estrategias de vida consisten en asegurar la afiuen-
vando mantos, esclavinas, cotas escarlatas y túnicas de se- cia de fuerza vital. Tradicionalmente, esta era garanti-
da, cada uno según sus recursos. También usaban caperu- zada por el propio sistema social, un sistema de bienes
zas y capas, aletas de terciopelo y cuero, borceguíes y espa- de prestigio en que los bienes monopolizados en la cúspi-
dines en los flancos. Quienes no eran lo bastante ricos para de se canalizaban hacia los rangos inferiores como dotes
imitar a los portugueses, seguían usando su antigua vesti- matrimoniales. Cuando ese sistema se derrumbó, se
menta* (ibid., pág. 109). suscitó una crisis no s61o política sino también personal,
por la interrupción del flujo de fuerza.Las f mativos es el ofrecimiento espontáneo del vasallo a su prín-
sicas para la escasez de fuerza vital son 1
acanibalismo)~, es decir, la apropiación de la
de otros y la formación de grupos culturales cuyo propó- (Esun hecho notable de la historia de este pueblo que cual-
sito es establecer un vínculo directo con la fuente, Nzabi, que esté cansado de vivir o desee mostrarse animoso
el dios supremo, que puede canalizar esa fuerza hacia el nte, considere un gran honor exponerse a la muerte
individuo, especialmente a fin de protegerlo contra la on un acto que revelará su desprecio por la vida. Se ofrece
brujería y la hechicería. El cristianismo es uno de 10s entonces al sacrificio como fiel vasallo de los príncipes, de-
cultos más importantes en tanto promete dar al indivi- seoso de servirlos; y no sólo se entrega a él para que lo co-
man; también sus esclavos, una vez engordados, son muer-
duo acceso a la fuerza vital sin la mediación de la jerar-
tos y devorados»(Pigafetta, 1970, pág. 28).
quía política. Hay aquí una ambigüedad no explorada,
dado que los cultos religiosos parecen estar dedicados al
Lo más significativo de esa representación es el acto de
mantenimiento del bienestar y la protección contra el
abnegación del vasallo, el honor de convertirse, literalmen-
mal, mientras que el éxito político o económico se asocia te, en parte de su superior. Con independencia de que este
cada vez más, justamente, con esos poderes ilegítimos: canibalismohaya existido realmente o no en ese período -y
la brujería, la hechicería y el uso de la magia en general. su mención, por cierto, es rara, salvo a propósito de la con-
4. Al restablecerse la jerarquía política en la forma de un ducta de enemigos vecinos-, la lógica de la imagen es do-
régimen colonial, la fuerza vital puede volver a obtener- ble: príncipes poderosos que regulan el flujo de fuerza vital
se mediante la estrategia del clientelismo.Y la verdade- hacia sus subordinados, a los que sin embargo pueden con-
ra jerarquía, lo mismo que la verdadera riqueza, es la sumir de vez en cuando. La fuerza de esa lógica sólo se ma-
manifestación de la propia fuerza vital, pero, como he- nifestó en su plenitud inmediatamente después de la diso-
mos sugerido, una fuerza vital que la mayoría de las ve- lución de la organización política de los kongos (Ekholm
ces se asocia con la magia inusual y hasta ilegítima. Friedman, 1991).
Con la desintegración de los vínculos cosmológicos que
aseguraban aquel flujo, con la descentralización de la acu-
Apropiado para un rey: comida por pensamiento mulación de riqueza y con las guerras y la anarquía política
que sucedieron a la caída del reino Kongo, y la trata de es-
Un elemento central de la distribución de la fuerza vital clavos y la inte~encióncolonial resultantes, el poder - e n
es la ambigüedad tácita de la riqueza, el poder y la autori- el sentido de cualquier forma de superioridad social- pasó
dad efectivos. Hemos sugerido que el rango manifiesto es, a asociarse cada vez más con la apropiación de fuerza vital
potencialmente, el resultado de una actividad mágica ilegí- por medios violentos, más demostrativos del mundo de inse-
tima. Esto es válido para todas las relaciones, ya se trate del guridad y desastre que se convirtió en el destino de esa re-
poder de un tío materno o del poder de un ministro de esta- gión. La pérdida de legitimidad de la autoridad sólo podía
do. Es posible vincular este aspecto a la catastrófica historia asumir una cualidad ambivalente, puesto que la fuerza se-
de la jerarquía política en la región del Congo. La autoridad guía siendo fuerza, al margen de cómo se la obtuviera. El
legítima de la jerarquía de jefes y reyes se basaba original- hecho de que una persona fuera un brujo no desmerecía su
mente en la idea de que la fertilidad y el bienestar general poder, esto es, la capacidad de destruir a sus enemigos. La
fluían a través del orden de rangos. Con todo, aun en ese circunstancia de que se diga que el actual presidente del
primer período la representación del poder político contiene país come corazones de niños y se baña en sangre humana
la metáfora del consumo. En los documentos más antiguos es una caracterización de la fuente de su poder, e implica un
hay informes de canibalismo real, uno de cuyos rasgos lla- saludable respeto por la habilidad sobrenatural. Los brujos
no se avergonzaban de su poder. ¡MUYpor el contrario! Y en tes que expresan, empera, una estructura unitaria de deseo.
las regiones norteñas de la cuenca del Congo, unos famosos En este punto podemos hablar de una continuidad con el
caníbales bangala confundían la sensibilidad de sus hués- pasado; no una continuidad de significados o categorías cul-
pedes europeos: «Cuandole preguntaron si había comido turales, sino de las condiciones de constitución de la expe-
carne humana, el hijo del gran jefe bangala, Mata Buíke, riencia personal. Si en lo que sigue nos centramos en la ves-
respondió: "jAh, ojalá pudiera comerme a todos los hombres timenta, es porque constituye la forma generalizada que
de la tierra!". (Johnston, 1908, pág. 399, citado en Ekhoh asumen las estrategias analizadas y porque, a causa de su
Friedman, 1991, pág. 221). naturaleza potencialmente simbólica, esto es, su capacidad
Ekholm F'riedman (1991) ha sostenido que los violentos de representar otra cosa que sí misma, ha llegado a desem-
desórdenes de mediados y fines del siglo XM, en los que peñar un inesperado papel político y acaso transformador
tuvieron un papel destacado tanto una brujería desatada en en la sociedad congoleña.
el sur del Congo como el canibalismo en el norte, pueden
explicarse por las variaciones de una estrategia unitaria cu-
ya meta es la apropiación de fuerza vital en una situación
en que los canales acostumbrados están destruidos. Y el ca- La r o p a como culto «cargo.
nibalismo parece ser un medio convincente, si no tal vez sa-
tisfactorio, de resolver el problema: «Nunca vi nativos que El régimen colonial francés, lo mismo que la dominación
manifestasen una ternura y un afecto recíprocos tan gran- política y económica que se prolongó en la mancomunidad
des como los que se veían entre estos antiguos cani%ales»
francesa poscolonial, reforzó las estructuras que acabamos
(Weeks, 1913, pág. 78). En este marco, comer no es el consu-
de considerar. Mientras que el canibalismo, en sí un mero
mo, tal como lo conocemos, de carne o de proteínas anima-
episodio histórico, ha desaparecido -aunque no en teo-
les, y ni siquiera de un plato sabroso, sino la ingestión del
ría-, el sistema de la fuerza vital se desarrolló a lo largo de
poder que anima el universo viviente, esto es, la fuente de la
todo el período. París como centro ejemplar y Brazzaville, su
salud y el bienestar que está constantemente en peligro de extensión en el Congo, son dos niveles de un modelo concén-
desaparecer.
trico y jerárquico del mundo. La capital congoleña es un tí-
Incluso en otro aspecto podríamos sostener, de igual mo- pico espacio colonial de poder, con un antiguo centro colo-
do, que los movimientos milenaristas que se opusieron al ré-
nial, Ea ville des blancs, provista de toda la parafernalia de
gimen colonial entre comienzos y mediados del siglo XX no
la modernidad, rodeada por bidonviEEes negras, gigantes-
sólo estaban interesados en la expulsión de los blancos, sino cas aldeas atestadas. La organización del espacio es alavez
también en la apropiación de su fuerza vital. La naturaleza
producto y expresión de la jerarquía social y su distribución
de esos movimientos, similar a la de los cultos «cargo»,es
de fuerza vital. Los franceses, por su parte, hicieron mucho
meramente un desplazamiento de la estrategia general ha-
por cultivar un modelo de continuum cultural del negro al
cia un nuevo ámbito. Tales movimientos se transformaron
blanco, llamando évolués a los más integrados en el sector
hoy en un vasto conjunto de cultos terapéuticos cuya meta
moderno.
es justamente la transferencia de la force vivante de Dios
Los bakongo son la principal población que se desenvol-
a quienes la necesiten. Esto es consumo en el sentido más
vió en el marco del desarrollo comercial y administrativo de
profundo de la palabra.
la colonia; y como «desenvuelto»implica evolucionado, este
Nos hemos movido, en síntesis, entre la vestimenta y los grupo étnico emergente dominó el orden de rangos del pro-
cultos religiosos, entre el ritual «cargos y el canibalismo,
ceso de civilización: «Mientraslos grupos que pertenecen a
sosteniendo que entre esas diferentes formas de consumo
los teke conservaron su estilo ancestral de vestimenta de ra-
existe una conexión o, quizá, más que una simple conexión:
fia, basado en retazos cuadrados cosidos entre sí y usado co-
una identidad de demanda distribuida en campos diferen-
mo una "toga" por los hombres y como un "pagne" por las
mujeres, los kongo abandonaron muy pronto el pob-pato, cuyos habitantes eran fundamentalmente del
rte y no pertenecían a los bakongo, era sólo un tercio de la
stente entre la elite cultural de Bacongo.
plementa con toda una gama de bienes europeos importa- podríamos experimentar la tentación de interpretar ese
dos: «En el país bakongo hay una fachada de modernismo onsumo de modernidad como una CzqX'eSión del com~lejo
que en la mayoría de las otras regiones de Congoy Gabón no olonial analizado por Fanon, Manoni y otros (Gandoulou7
es en modo alguno tan notoria» (traducido de 1989, págs. 27-8), pero, al menos en el caso del Congo7 se
1955, pág. 43). trata más bien de una ~om~lementariedad en la que un 1-6-
No hace falta decir que esa transformación de 10sb e o n - *en colofial caka una praxis jerárquica ya existente. Así7
go creó también una &visión étnica entre el sur y el norte de la forma específica de la estrategia de consumo se organiza
la región. En esta Última zona, más conservadora y cultu- de acuerdo con la jerarquía racial, esto es, una apropiación
ralmente a la defensiva, llaman a los bakongo, no sin cierta de todo lo que se asocia al status del blanco, Pero no puede
admiración, k6g0 mindele, congoleños blancos. El arte de la reducírsela a alguna forma de cultura colonial o del com~le-
vestimenta, como hemos señalado, fue y es el instrumento jo de inferioridad del colonizado.
último de la autodefinición, y las estrategias de vestir el
cuerpo tienen un efecto generalizado en los congoleños, ya
documentado con toda claridad en la década de 1950: Existentialisme 5 la mode

«El habitante de la ciudad aparece como un nuevo tipo de En la década de 1950 aparecieron muchos clubes juve-
personaje, representado y claramente señalado por su vesti- niles cuya identidad estaba ligada a las instituciones fran-
menta muy europea; ese es el signo reconocido por los blan- cesas introducidas en Brazzaville, la capital colonial. Ya
cos y convalidado, en términos no demasiado peyorativos, tenían cine, y a él concurrían habitualmente les évolués; a
por la denominación de evolucionado (évolué) o destriba- través de los nuevos medios de comunicación, también aso-
lizado. Aún dependiente de la exclusividad de su aparien- ciados al nuevo estilo de vida, se difimdían imágenes de la
cia, el centi-oafricanoinvierte una parte significativa de su vida moderna a la manera parisina. Los nuevos grupos, for-
ingreso en ella: en promedio, el 20%, según estimaciones mados sobre todo, pero no exclusivamente, en el quartier
hechas por M. Soret en 1951.El lugar destacado de las telas de Bacongo, llegaron a ser conocidos como existentialistes o
importadas de algodón (el segundo, detrás de "máquinas y «existas.. Ello no se debía a ninguna adhesión explícita a la
repuestos", en 1950, y el primero por amplio margen en filosofía de Sartre, sino al hecho de que esta se asociaba
1938)y la gran cantidad de sastres establecidos en centros al talante y l a moda dominantes en París después de la
urbanos (uno cada trescientos habitantes en Poto-Poto y guerra:
uno cada noventa y cinco en Bacongo) son una clara indica-
ción del interés por las telas y la ropa» (traducido de Balan- «Los clubes congoleños adoptaron, entre otros, el negro y el
dier, 1955, pág. 22). rojo, que ellos suponían los colores de sus pares parisinos.
De hecho, no se trataba sino de la construcción de una ima-
gen a distancia de lo que se consideraba el existencialista
La importancia de las telas importadas, que en la década de parisino, puesto que no había una correlación entre este y la
1950 eran convertidas en vestimenta por sastres que repre- ropa negra y roja» (traducido de Gandoulou, 1989, pág. 33).
sentaban una proporción significativa de la población de la
ciudad, tuvo una poderosa incidencia en las estadísticas co- Esos clubes juveniles, con una edad promedio de diecio-
merciales de la colonia. También la densidad de sastres te- cho años, también eran asociaciones de ayuda mutua por-
nía un carácter distintivo,puesto que su cantidadper capita que los miembros contribuían a solventar los gastos de los
demás y a promover las metas del grupo. La identificación
con un estilo de vida parisino era parte de una estrategia de
distinciones jerárquicas en la que diferentes clubes compe- Si bien eran muy añcionados a la ropa, los «exis
tían entre sí por el status, íntegramente expresado en el también hombres de familia que tenían su trabajo
ámbito del vestir: ~Bacongoera al mismo tiempo temido y ban bien integrados a la cultura urbana en desarrollo del
admirado por su ropa. Había una especie de reverencia por país. La de 1950 fue una década de expansión económica en
ese barrio. (traducción de información citada en Gandou- la que los salarios aumentaban más rápido que los precios.
lou, 1989, pág. 34). Los clubes tenían sus propios diseñado- Esa década llevó también al movimiento independentista
res, que eran figuras fundamentales en la conformación del y al establecimiento de un estado nacional, todo ello en el
status. A pesar de la falta de interés en los problemas exis- marco de una creciente ideología socialista. Durante la dé-
tenciales, toda lavida de los «existas» se basaba en ellos, y la cada de 1960 los clubes declinaron, lo mismo que la activi-
moda como proyecto era una solución evidente por sí misma dad de los cultos religiosos. Muchos voceros de los movi-
para la supervivencia personal en una población colonizada mientos socialistas atacaron los cultos de la ropa por consi-
en la cual la individualidad se identificaba con la apropia- derar que ofendían la identidad &cana y la nueva revolu-
ción de la otredad. ción social. En su lugar, comenzaron a prevalecer el compro-
La estrategia de la vestimenta en la década de 1950 tam- miso político con el futuro y el simultáneo renacimiento de
bién podría contextualizarse en términos de la transforma- la cultura tradicional como espectáculo nacionalista. Los
ción general de la sociedad congoleña: rápida urbanización, antiguos «existas» desaparecieron, y desde 1964hasta 1968
crecimiento del sector asalariado y monetarización de la sólo hubo una diseminación de organizaciones juveniles,
economía, creación y difusión de nuevas formas de sociabili- llamadas clubs desjeunes premkrs, que continuaron la tra-
dad: muchas asociaciones de ayuda mutua, proyectos comu- dición de la vestimenta que se había convertido en símbolo
nes y mantenimiento de la identidad étnica emergente. Con de la identidad kongo en una nueva luch tiétnica por el
todo, esas transformaciones no lograron disolver las redes poder político.
de parentesco que vinculaban las áreas urbanas y rurales y El nuevo estado congoleño, así como otros estados afi-ica-
absorbían gran parte de los nuevos ingresos urbanos, ni ali- nos, había surgido como una estructura de clase en la que,
mentar a los habitantes de la ciudad faltos de recursos. La en lugar de los blancos coloniales, quienes ocupaban la mis-
oposición entre el sur desarrollado, dominado por los kongo, ma jerarquía eran políticos locales, imbuidos de iguales va-
y el norte subdesarrollado, representado principalmente lores. En un sistema en el que el consumo define la identi-
por los mbochi, ocupó cada vez más el primer plano. Tal co- dad y la parafernalia de la modernidad no sólo representa
mo la imaginan los kongo, la jerarquía concéntrica puede sino que constituye la esencia misma del poder social, la es-
representarse así: París > Kongo > Mbochi > Pigmeos > Na- tructura de la sociedad tiende a adoptar los atributos de un
turaleza. Otro grupo, el de los teke, los tramposos del siste- escalograma perfecto de consumo ostentoso:
ma, tiene un pie en el norte y otro en el sur, y establece «Mientrasque en Occidente el signzcado del adjetivo "rico"
alianzas con los dos. Los teke suelen ser considerados trai- califica a los individuos en términos de su posesión de gran-
dores, pues ellos hicieron el tratado original con De Brazza, des propiedades, medios de producción, puestos muy bien
que entregó la región a los franceses.A s í , la estrategia de la remunerados, en el Congo (. . .) la idea de riqueza se mide
vestimenta participa en una serie de distinciones «tribales» según el poder de consumo, cuyo único valor deriva del gra-
o étnicas que animan la historia política del Congo, y hasta do en que se identifica con el consumo occidental))(traduci-
las deslinda. do de Gandoulou, 1984, pág. 41).
1 En 1968, como resultado de un golpe militar, los kongo
l fueron desplazados por los mbochi. Desde el punto de vista
de la ideología kongo, la situación equivalía a una invasión La práctica de la elegancia y la producción de
bárbara. A l mismo tiempo, la economía comenzó a est
carse en forma tal que, pese al auge del petróleo a fines de
estructura
década de 1970 y comienzos de la década de 1980, las pers-
pectivas de un crecimiento hturo quedaron marcadas por La supe es un programa ritu ara la transformación
una debilidad permanente. En ese período apareció una se- del joven común y sin rango en un gran hombre. Comienza y
gunda y más intensa ola de consumo elegante, principal- termina en Bacongo, con una fase «liminal»en París. Con-
mente situada, una vez más, en los grupos sueños de Ba- siste en la acumulación continua de un vestuario y su exhi-
congo que por entonces habían sido despojados de manera bición ritual en fiestas organizadas y bares danzantes. En
sucesiva de sus posiciones políticas y burocráticas, así como Brazzaville se puede comenzar acumulando ropa de nivel
de su papel ideológico rector en el país. inferior, «nogriffés», copias y prendas comunes de confec-
La supe, derivado del verbo se super, que significa «ves- ción. El traslado a Par's, E'aventure, es el inicio de la verda-
tirse con elegancia»y que connota al flaneur de nuestra so- dera transformación del sapeur ordinario en una persona de
ciedad, cobra un significado particularmente vigoroso al status superior, unparisien. Como en la fase liminal de mu-
aparecer en los clubes juveniles de Bacongo. Como institu- chos rituales, París es un tiempo y un espacio de ordalías,
ción, la SAPE alude a la Société des Ambianceurs et Person- donde la vida consiste en tirar de la manga para obtener,
nes Elégantes. Mientras que los anteriores aexistos~eran por las buenas o por las malas, el dinero contante y sonante
jefes de familia empleados que tenían sus propios sastres y y el crédito necesarios para acumular un verdadero guarda-
competían como grupos o equipos, los sapeurs son, en bue- rropa de haute couture, llamado lagamrne, esto es, la escala
na parte, jóvenes desocupados y solteros que colocan a los de los grandes nombres del vestir. En cierto sentido, París,
diseñadores locales en el nivel inferior de una escala que como centro de la sape, es una especie de cielo, pero en tér-
asciende desde la ropa importada de confección hasta los es- minos de privaciones se acerca al infierno. Esa contradic-
calones de la haute couture, y que compiten individualmen- ción se entiende como resultado del rango inferior de los
te en sus esfuerzos por alcanzar la posición de un grund. La negros en la sagrada morada del poder blanco. El orden je-
sape es una red de individuos que forman escalas jerárqui- rárquico de la vestimenta prolonga en gran medida la ante-
cas al ganarse una reputación y una clientela en el marco rior escala local de los «existas»; desde la ropa de menor
más general de los lugares nocturnos de la ciudad. Pero las nivel hasta la de mayor nivel, se organiza como lo indica la
escalas jerárquicas que son los propios clubes constituyen figura 9.1.
un espejo perfecto de la organización clánica: «No es infre- El mismo tipo de jerarquía se da en todos los dominios
cuente que los sapeurs usen la palabra "familia" cuando se del adorno corporal. Las etiquetas desempeñan un papel
refieren al club; tienden a ver a los demás miembros como decisivo. Los zapatos Weston, por ejemplo, se clasifican en-
verdaderos parientes» (traducido de Gandoulou, 1989, pág. tre los de mayor nivel. Hay otras marcas inglesas o france-
90). E n general, cada club tiene un nombre, un territorio, sas menos conocidas y hasta copias, etc., en una escala des-
un conjunto de subgrupos jerárquicos, denominaciones es- cendente que llega a las sandalias locales. El rango es esen-
pecializadas y una división del trabajo. Existen reglas y re- cial, y por tanto no hay sustitución posible. Ese es el prin-
glamentos especiales que establecen cómo deben dirigirse cipio fundamental de la sape.
los miembros unos a otros, usos lingüísticos especiales y ri- Encontramos un excelente ejemplo del rigor de esa coac-
tuales que simbolizan la identidad del grupo.
ción en el caso de una fábrica que manufacturaba irnitacio-
nes de zapatos de cocodrilo Capo Bianco, cuyos originales
costaban en 1984 cinco mil doscientos francos franceses.
Las copias, que eran muy buenas, costaban solamente no-
vecientos francos, lo que incitó a algunos parkiens a com-
prarlos. Cuando se corrió la voz, se produjo una reacción difundidas prácticas, pero también signi
verdaderamente terrible: poderoso, o sea, volverse más blanco.
las actividades menos onerosas del a
Paris
tos usados son variables también
escala de elegancia de acuerdo con su eficacia. El término
lari (un dialecto kongo) kilongo, que tiene una fuerte conno-
tación de «medicinan,es el vocablo general para ese «maqui-
llaje~.Aunque no disponemos aquí de espacio para anali-
zar este ámbito muy elaborado, cabe notar que su lógica es
idéntica a la encontrada en otros dominios, o sea, el uso de
No griff6s:
ropa de confección la «medicinan en la acumulación
Congo tanto en la verdadera belleza de
Confeccionada por un elegancia en el vestir.
sastre de Brazzaville
, ( con tela importada / l
El parisien mantiene un contado cons
peurs de su país, a quienes pone al corriente de sus aventu-
Confeccionada por u n / Los existos
sastre de Brazzaville ~ ~ t ~ ~ ras y, lo más
~ importante, l de sus adquisi
~ ~ determi-~
con tela local nado momento de ese proceso hace una descente, un regreso
a Brazzaville para exhibir su nivel de status. Por lo general,
la descente se hace varias veces y con conjuntos siempre re-
Figura 9.1. Jerarquía de «la supe>>. novados, hasta el regreso snal y el intento de reintegración
a la sociedad congoleña. Ese es el proceso de formación de
'<Ah non, za fua zé (. . .) tienes que comprar zapatos auténti- u n gran hombre o ungrand, un verdaderoparisien, la cate-
cos. Aunque el artículo sea de mucha calidad, ni bien se sabe goría más elevada en el orden jerárquico. Culmina con una
que es una imitación está todo perdido, affaires zi fuidi. El gala ritual, u n asunto costoso al que todo el club hace s u
par de zapatos de coco(dri10)más barato cuesta dos mil fian- aporte para alquilar un restaurante bailable y una banda, y
cos. Za fue zé, alisto, se terminó»,affaires zi fuidi (. . .) qa ne comprar comida y bebida. Se hacen invitaciones y la noche
va pas, affaires zi fuidi. La paire croco la moins chkre cofite de la prueba es un verdaderopotlatch de elegancia en el que
2.000 francsn (traducido de Gandoulou, 1984, pág. 75). los candidatos deben, como se dice, se super ti mort. U n
panegirista oficial presenta a cada astro o héroe, enume-
La acumulación de la gamme no es simplemente cuestión rando escrupulosamente sus cualidades y la totalidad de
de apariencia, tal como nosotros la entendemos. No basta su atuendo: ropa, zapatos y maquillaje. Su novia, también
con tener cierto aspecto, porque este debe ser auténtico y el vestida de punta en blanco, lo abraza públicamente y le en-
único signo seguro de autenticidad es la etiqueta. Las copias trega un regalo, tras lo cual se presentan otros con obse-
no son inaceptables, pero les corresponde un rango inferior quios parecidos. Sigue a ello una señal del panegirista a la
en el sistema. La elegancia, entonces, no tiene que ver me- orquesta que ejecuta varios compases intensamente rítmi-
ramente con lucir elegante, mostrarse con ropa que parece cos, durante los cuales el sapeur se exhibe ante el público.
de haute couture. Tkne que ver con usar logenuino y, en este Se presenta al siguiente sapeur, y el procedimiento se repite
sentido, ser lo genuino. hasta terminar con todas las presentaciones. La función de
Otro ámbito relacionado con la transformación del cuer- esta fase es la fiime o afectación inicial, aquí en el sentido de
. po es la práctica del rnaquillage a outrance, el uso de una ostentación. Tras la presentación comienza el baile propia-
mezcla de fuertes sustancias químicas, incluida la lavandi- mente dicho y se abren formalmente los festejos. Lo que se
na, para aclarar la piel. La expresión sejaunir alude a esas denomina la danse des griffes consiste en una meticulosa
exhibición de todo el conj re la propia de la aventura parisina. Y su punto final revela el precario
persona durante el baile. E e realizarse destino de los sapeurs cuando vuelven definitivamente a
con el mayor refinamiento. Como en toda celebración están Brazzaville, puesto que la paradoja última de todo el pro-
presentes varios grandes sapeurs, es inevitable que haya yecto es que se inicia y termina en consumo, pero no gene-
.
conflictos de status. Estos se expresan en el intercambio de ra ingresos fijos. La cuestión es más complicada de lo que
elaborados gestos de desdén, superioridad y estudiada indi- podría parecer desde un simple punto de vista económico.
ferencia. Gandoulou (1989, pág. 115) ha descripto un acto Pues en la medida en que la acumulación de etiquetas origi-
específico de humillación, en el que un hombre pisa la punta na redes de patrones y clientes, a menudo existen medios de
de los zapatos Weston de su adversario y dice: «Ngé za fua convertir esas redes en operaciones generadoras de ingre-
zén, que significa: qMira, así no va!»,con el sentido de «Aquí sos en el intrincado sector informal, caracterizado por lar-
no hay lugar para ti».Un sapeur tiene que estar muy seguro gas cadenas que combinan la venta y el alquiler de práctica-
de su superioridad antes de participar en algo semejante. mente todo. Mientras que muchos antiguos sapeurs caen en
Además, no deja de ser común que su adversario se escabu- el olvido, otros se las arreglan para transformar su elegan-
lla, se cambie de ropa y/o de zapatos y regrese a desafiar a cia en verdaderos beneficios económicos. Pueden señalarse
su oponente (ibid.). Esas celebraciones de la belleza susci- incluso ejemplos extremos de reconocimiento internacional
tan toda una mitología de los grandes hombres, y son la con- del refinamiento de la sape, lo que posibilitó que algunos as-
dición intergrupal de la jerarquía intragrupal de los clubes. cendieran a las sagradas alturas del Olimpo francés de la
En la estructura de relaciones producidas por esas acti- moda, donde se convirtieron en verdaderos dioses del movi-
vidades, un conjunto de líderes o grandes hombres fiincio- miento. En marzo de 1990un sacerdote recientemente con-
na como equivalente de jefes de linaje en una vasta red de sagrado descendió a Brazzaville, donde montó un verdadero
clientelismo e intercambio. Un gran hombre atrae depen- bal des sapeurs en el Hotel hlbamou Palace, frecuentado
dientes ansiosos por trabajar como sus esclavos a fin de te- sólo por la elite verdaderamente acaudalada de la clase es-
ner acceso, aunque sea temporario, a sus bienes de presti- tatal y por sus huéspedes europeos. Ese acontecimiento,
gio, cuyos rangos inferiores bastan para formar jerarquías pues, señaló en términos bien claros la capacidad de trans-
menores. La organización de los clubes se convierte en una formar la imagen en realidad. Si bien sólo la «verdadera»
jerarquía de grandes hombres, miembros mayores y miem- elite podía permitirse el lujo de estar presente, el acto mis-
bros menores. Un sapeur suele tener lo que se llama un ma- mo legitima todo el proyecto de acumulación de prestigio en
zarin, nombre tomado del famoso ministro de Luis XIV, que su contexto moderno.
actúa como sirviente y mensajero personal. Del prestigio
acumulado mediante la aventura de la sape surge una red
de clientes. Estos, novicios con grandes aspiraciones, pue-
den llegar a tener acceso a relaciones sociales y a recibir en La individualidad y el yo social: la elegancia como
préstamo las ropas del gran hombre para usarlas en sus política
propias hazañas. También hay intercambio y préstamo de
ropa entre los grandes hombres: una verdadera circulación Hasta aquí hemos sostenido la existencia de cierta uni-
de bienes de prestigio que evoca las organizaciones políticas dad en las estrategias congoleñas de la individualidad. La
congoleñas tradicionales. ropa es más que una propiedad, la expresión de un yo pre-
Esta estructura sólo puede mantenerse mediante la existente o la realización de un yo imaginado. Es la consti-
circulación constante de personas entre París y Brazzaville, tución del yo, de un yo que es enteramente social. No hay un
con la acumulación continua de haute couture que define el «verdadero yo» debajo de la superfície, y no se desempeña
orden de rangos de la elegancia. Los límites objetivos de ese ningún rol que pueda contrastar con un sujeto subyacente
proceso están determinados por las condiciones económicas verdadero. Uno de los elementos de continuidad en la natu-
raleza del consumo congoleño -sea este de personas, del naza al orden una amenaza a la
poder de Dios o de ropa- es el efecto de realización que pro- poder y la ap e comenzar a caer
duce en el individuo. Los sapeurs suelen describir su estado de la diferencia que hay entre él como sujeto y su imagen
como el que producen las drogas o un encantamiento. To- elegante.Ala inversa, el flaneur cínico puede llegar a absor-
man parte en un proyecto omnicomprensivoque los absorbe berse tanto en su propia imagen, que pierde todo contacto
por entero: «Soyel hombre más feliz del mundo. Me impulsa con su realidad como sujeto. La unión
un complejo de superioridad. Aunque usted pase frente a una caracterizada por el individuo mod
mí, yo no lo veo. Lo ignoro, sin importar cuál sea la expecta- yo holístico, se produce en el ámbito de una condición narci-
tiva de su rango social si usted es mi pariente, por supuesto» sista más fun estro análisis de la individua-
(traducido de Gandoulou, 1989, pág. 162). lidad congole do que un tipo específico de so-
La experiencia del sapeur no equivale a la del flaneur, se- cialización, en el cual la iniciativa individual es contrariada
gún lo sugerí al comienzo de este examen, por la sencilla ra- por doquier y el niño se empapa de una cosmología en la que
zón de que es completamente auténtica. No se le hacen él aparece representado como un conjunto de elementos co-
trampas a la realidad. La estrategia no consiste en embau- nectados con una estructura familiar de fuerza vital más
car al público, en emplear la apariencia como instrumento amplia, tiende a generar una experiencia del yo como total-
para alcanzar un status por medios ilegítimos. En un mun- mente dependiente del grupo de pertenencia. Esta es una
do donde la apariencia tiende a fundirse con la esencia, en situación social que refuerza el estado narcisista de la in-
lugar de simplemente representarla, vestirse con elegancia fancia con una identidad cosmológica segura que funciona
no es un medio sino un fin en sí. Con todo, en la experiencia en lugar de lo que en la sociedad capitalista moderna se de-
misma hay cierta superposición. Por una parte, sabemos signan como fiinciones del yo. El individuo moderno, sociali-
por experiencia propia que el consumo puede usarse para zado para sentirse como organismo autodirigido, controlado
superar la depresión, y que quien concurre a un solárium por los proyectos de su yo, sólo puede regresar a un estado
quizás explique que lo hace por la sensación de bienestar narcisista cuando esos proyectos fracasan por completo. Pe-
que le procura. Si el blanco es hermoso para ellos, el bron- ro ese no es el narcisismo confiado de un universo interpre-
ceado puede ser hermoso para nosotros, y en el caso de algu- tado. Es un estado de completa inseguridad, la angustia de
nos lo es en una forma que parece similar en la superficie. no existir, que sólo puede resolverse si captamos la mirada
Varios estudios acerca de la cultura juvenil de clase obrera del otro, que pueda afirmar nuestro ser. En cambio, podría
en Inglaterra también han subrayado lo que parecería ser decirse que el sujeto holístico siempre tiene sobre sí la «mi-
la sensación más fuerte de identificación con los productos rada del otro.; Dios nunca deja de vigilar.
consumidos: ((Elchico mod veía las mercancías como exten- El narcisista occidental que se viste a fin de conñrmar
siones de sí mismo, y no como cosas totalmente indepen- desesperadamente su ser y su valor a través de los otros es,
dientes de su fabricante o su usuario y envueltas en un con- desde este punto de vista, el extremo anormal del flaneur,
junto de reglas para su uso» (Herman, 1971, pág. 51). Lo normalmente más inhibido, que ha perdido su yo y depende
cierto es que el consumidor occidental, sea cual fuere la cla- del otro. Por su parte, la conducta del sapeur es una varie-
se social a la que pertenece, parece estar embarcado ante to- dad extrema del adorno normal orientado por otros del con-
do en la construcción de un espacio identitario que en gene- goleño, una conducta que puede suscitar inadvertidamente
ral es su producto, su proyecto. Pero podría sostenerse que la sensación de una individualidad autónoma, aun cuando
hay una correlación entre el debilitamiento del yo, el au- se inicie como un intento de acumular la fuerza vital encar-
mento del narcisismo y la mayor depen nada en la elegancia. Aunque parcial, esa tendencia está
consumo dirigido por otros. presente en la autocomprensión,y hasta en el cinismo de los
El sapeur, al enfrentarse a la realida sapeurs, como se expresa en los textos de sus invitaciones a
estatal que considera que su actividad misma es una ame- las fiestas (véase el texto en el recuadro).
«Desdeel momento en que, dentro del terreno de la aparien-
cia fisica, de su estética, en otras palabras, en el ámbito de
la "máscara social", se alcanza un ajuste perfecto, casi de- La parodia de la elegancia convierte al sapeur en un de-
masiado perfecto, una conjunción absoluta, con el grand lincuente, un sociópata intolerable, un peligro para los fun-
monsieur, se produce una ruptura: la exageración, el exceso, damentos mismos de la sociedad. La cantidad de propagan-
el ~?iiperconformismo",terminan por subvertir la norma da dirigida a destruir un grupo de jóvenes que no hacen más
misma que pretenden alcanzar* (traducido de Gandoulou, que vestirse de manera elegante es indicativa de la verdade-
1989, pág. 170). ra amenaza que plantean a la clase estatal. El peligroso éxi-
to de su proyecto consiste en la demostración de que se pue-
de alcanzar la «cima»sin pasar por los canales aceptados de
la educación y el «trabajo».Ese es el gran delito contra la
Invitaciones a fiestas
identidad de prestigio y poder. Pero para las autoridades no
El siguiente texto indica el grado de autoconocimiento es en modo alguno fácil hacerle frente. Simplemente, no
cínico expresado en la sape: pueden ignorar esa elegancia ilegítima más de lo que ellas
mismas pueden renunciar a ella, con la idea implícita de
«La Galia fue una provincia romana durante más de cuatro- que, después de todo, el hábito no hace al monje. En esa sub-
cientos años. Los galos imitaban a los romanos: se vestían y versión de la jerarquía simbólica actúa, pues, una lógica
vivían como ellos, aprendieron su lengua, el latín; poco a po- aún más terrible.
co ya no se pudo distinguir a unos de otros y todos los habi- Uno de los cantantes más populares entre los jóvenes
tantes de la Galia fueron conocidos como galorromanos». congoleños es Boundzéki Rapha, conocido por dos cancio-
LES AZURIENS
[«Pueblode la Riviera, Rivieranos>>]
En Extasis

P.D.G. Parnphil Yarnamoto Mwana Modé na Motété na yé,


V.P.D.G. Ostinct Yarota, P.D.H. Jeff Sayre de Vespucci, que
siembra la sape y cosecha éxito.

Con motivo de su primera aparición en la resonante mara-


villa [una gran fiesta deslumbrante], los tres sicilianos de la
Riviera invitan al señor o la señorita . . . a la súper jarana
que organizan el 19 de m a n o en el Cottage [choza] C1, del narcisista
Bacongo moderno, a las 14:30.
Figura 9.2. Convergencia de los espacios identitarios individualista y ho-
Nota: No se permitirá la entrada de los indígenas, porque la lístico. Esta figum representa un continuum que va desde una situación
Société des Arnbianceurs et Personnes Elégantes (SAPE) los holística, donde la persona está totalmente integrada a un campo social y
detesta. Venga y vea las bellas etiquetas de la más fina hau- cosmológico mds amplio, hasta una situacidn individualista, donde laper-
te couture (Zibélé). sona tiene un yo autónomo internalizado. La condición narcisista repre-
sentada en la parte media es una situación en la que la persona no tiene ni
un yo interno ni un campo ~osmológicomds amplio como protección. La f -
gura representa dos movimientos opuestos, uno hacia la progresiva disolu-
ción del campo holístico y la aparición áel individuo en un estado narcisis-
ta, y el otro hacia la disolución gradual del yo autónomo.
nes; l a primera es Le parisien refoulé, y la otra, aparecida diferencia esencial entre l a sape y otras técnicas de acumu-
u n año después, Le parisien retenu. La primera se refiere a lación. En esa lógica, la réplica del sapeur a la acusación de
l a fracasada aventura parisina del héroe, que termina e n la delincuencia es sencillamente: «No somos diferentes de us-
tedes, si bien nuestros métodos son menos violentos». Así,
cárcel y es repatriado; ya en s u país, decide dedicarse a vivir
en un sentido más profundo l a sape es lo único que hay.
como sus ancestros, es decir, atrabqjar en el campo».La can-
ción concluye con un tono claramente religioso, subrayado
por l a música. La segunda canción retoma la cuestión del
regreso a las viejas costumbres. Comienza también con un
tono religioso, en el que el hombre juicioso instruye a s u hijo
acerca de los modos correctos de vida. El héroe sigue sus in-
dicaciones, pero no cree en ellas. A continuación se enuncia
u n a serie de antiguos proverbios lari: «Buscasa tu hijo, pero
se h a echado a perder», «Buscas hierba [un campo que se
pueda sembrar], pero ha desaparecido»,un conjunto de ale-
gorías que expresan la desesperada imposibilidad de super-
vivencia. Irrumpe entonces de improviso el coro principal:
«Pero soy bello y la gente me ama por eso, y lo soy porque
uso kilongon (es decir, me blanqueo la piel); y el estribillo:
akilongo c'est bon, kilongo c'est bon».E l culto de la elegancia,
como en otros sitios los cultos «cargo»,rehabilita el yo y, al
mismo tiempo, invierte la estructura de poder. Absorbe por
completo a l sujeto e n el proyecto del grupo, pero tiende a
producir una imagen del individuo sin ataduras.
A lo largo de nuestro análisis hemos supuesto que la
práctica de la sape era en cierto modo un intento de captu-
rar poder a través de la acumulación de sus símbolos. Sos-
tuvimos, en efecto, que esos símbolos, la haute couture,
no eran expresiones sino definiciones del poder, de la fuerza
vital cuya forma son la riqueza, la salud, la blancura y el
status, todo ello englobado en una imagen de belleza. Pero,
a l comprender el mundo en términos modernos, omitimos
rastrear l a lógica hasta su conclusión. El propio discurso del
simbolismo legitima l a materialidad del poder y l a riqueza.
Pero la lógica de la economía política de la elegancia implica
lo inverso, al socavar l a significación de esos emblemas. Los
miembros de l a clase estatal se transforman en grandes
hombres de la elegancia por medio de la violencia política y
mantienen esa elegancia gracias al saqueo de las arcas del
estado, y aun esto sólo puede entenderse en última instan-
cia en términos de brujería y magia del mal. Como la acu-
mulación de fuerza vital es el principio del sistema, no hay
10. Narcisismo, raíces y posmodernidad adelanto respecto de la etnograña del Barón de Munchau-
sen, el cambio producido en nuestro ánimo no es un acto de
puro altruismo o de suplantación metodológica o aun episte-
mológica, y tampoco, por tanto, un proceso de desarrollo in-
telectual. La declinación de la autoridad etnográfica es una
expresión inmediata de la fragmentación de la estructura
hegemónica del sistema mundial. Esta es una cuestión de
política, tanto de la política de la etnografia como de la polí-
tica de la identidad en un sentido más general que la mera
¿Hay una relación entre el sistema mundial, las raíces y «escriturade la cultura».Como la descripción etnográfica es
la cultura posmoderna? ¿Se puede plantear una pregunta la práctica de poner por escrito al otro para nosotros, aquí,
tan descabellada? ¡Para un antropólogo esto no es nada, sin en casa, excluye por deíinición la voz y la pluma de ese otro.
duda! Sin duda que no, al parecer, en el actual mundo de La etnograña encarna, pues, la autoridad para representar
«escritura de la cultura-. En varias ocasiones alegué pre- al otro y, por implicación lógica, para mantenerlo en silen-
cisamente en favor de un ejercicio semejante (Friedman, cio. Ahora bien: ese es un acto político serio, puesto que
1987b, c, 1988, 1989a)y en lo que sigue insistiré en entre- identiñca al otro para nosotros. Además, en última instan-
garme a esa actitud. cia, a través de los aparatos coloniales y poscoloniales, de-
Como reflejo de cambios en la relación especular entre vuelve esa identidad al otro, de modo que, por las buenas o
Occidente y el Resto [the West and the Restl, la antropología por las malas, se convierte en su identidad. El problema, por
ha pasado, en términos generales, de una posición que era ende, no concierne meramente a la disciplina, sino que afec-
explícitamente teórica y etnográficamente arealista-, a otra ta el núcleo de la relación general entre poder y represen-
que se limitó cada vez más a un discurso restringido al acto tación:
etnográfico mismo. Este viraje se explicó de manera muy
general aduciendo una declinación de la «autoridad etno- «Las luchas por la identidad étnica o regional, las atinen-
gráfica,, (Clifford, 1983) y mediante una crítica general de tes a las propiedades (estigmáticas o emblemáticas) rela-
muchas de las categorías autoevidentes de la descripción cionadas con el origen, y a través del lugar de origen y todas
antropológica. Ahora bien, es indudable que esa crítica in- las manifestaciones persistentes correlativas, tales como la
terna h e positiva para la comprensión de las cuestiones de inflexión del habla, son ejemplos de luchas clasiñcatorias,
la traducción, la escritura y el contexto social de la repre- luchas por el monopolio para hacer visibles, hacer creí-
sentación del otro, antes apenas discutidas. Pero es poco lo es, dar a conocer y hacer reconocibles las divisiones del
que se ha dicho acerca del contexto mismo, sobre la circuns- undo social, esto es, para imponerles una definición legíti-
tancia histórica en que esas cuestiones aparecen como de- a y, en consecuencia, para hacer y deshacer grupos socia-
cisivas. En otro lugar (Ekholm y Friedman, 1980; Fried- s. Esas luchas tienen, de hecho, la capacidad de imponer
man, 1987b) señalé que el contexto es efectivamente perti- una visión del mundo social a través de sus principios de di-
nente, porque lo que origina las cuestiones debatidas por los visión que, una vez impuestos al grupo, crean sentidoy con-
antropólogos son los problemas de la identidad antropológi- senso a propósito del sentido y, más particularmente,a pro-
ca. Así, tal como se podría admitir que un enfoque más dia- pósito de la identidad y la unidad del grupo»(traducido de
lógico de la representación de los otros es potencialmente un Bourdieu, 1980, pág. 65).
Este capítulo se basa en '~Narcissism,roots and postmodernity:the consti-
tution of selfhood in the global crisis»,publicado en S. Lash y J. Friedman,
La identificación consiste en otorgar a alguien una iden-
eds. (1992) Modernity and Identity, Oxford: Blackwell. ad. La etnograña nos da la identidad del otro y, a través
El capítulo apareció en forma levemente distinta como Friedman (1992~). las condiciones en que se ejerce, se la devuelve.Al hablar-

257
le, o hablar por él, en Última instancia lo forzamos a hablar meno de mayor escala, la autorreflexión antropológica de-
por medio de nuestras categorías. Esto funciona bien en la bería conducirnos a una perspectiva más amplia.
situación de un imperio o una hegemonía estable y una
jerarquía clara de identidades. Pero cuando esa situación
comienza a desintegrarse, sus discursos correlativos pier-
den autoridad, no sólo porque nosotros mismos nos damos Las vicisitudes del sistema global
cuenta de que ya no podemos sencillamenterepresentarlos,
sino también porque ellos no nos dejarán hacerlo. Su auto- Postularé que en el tipo de sistema en que vivimos -un
identificación perturba la que nosotros les asignamos. sistema basado en la reproducción de riqueza abstracta a
El problema de los antropólogos es trivial en compara- través de la generación de medios de producción y de consu-
ción con la cuestión más amplia de la que no es más que un mo, que en su forma más pura es el capitalismoindustrial-
indicio. Los académicos argumentan y contraargumentan existe una marcada relación funcional entre los cambios
sobre la forma de resolver el problema, y hay una fuerte que se dan en los flujos y la acumulación de capital en la
tendencia a intentar restaurar la autoridad etnográfica, arena mundial, y los que se advierten en la construcción
ya sea subsumiendo el diálogo en el monólogo occidental o identitaria y la producción cultural. Esas relaciones pueden
recurriendo a otras tácticas, como la poesía y las autopro- subsumirse en la que existe entre los procesos materiales y
clamadas formas posmodernas de representación (Tyler, el espacio cultural de la modernidad, y en las dinámicas y
1991).l Pero al no concebirse a sí mismos como objetos an- cambiantes relaciones entre las modernidades de distinta
tropológicos en el mundo, pierden toda perspectiva y corren constitución que componen la arena global.
el peligro de sumirse en la contemplación autista de su pro- Las fases hegemónicas estables de los sistemas globales
pia experiencia. se caracterizan por la existencia de relaciones fuertemente
Y el problema parecería ser el siguiente: el espacio etno- jerárquicas entre los centros dominantes y sus periferias.
gráfico de la antropología ha sufrido una implosión. Su rea- Se distinguen por una acumulación centralizada del capital
lidad de centro y periferia se desmorona,y erosiona con ello y la división del trabajo resultante, que tiende a tomar la
el fundamento de la capacidad de Occidente de representar forma de zonas de oferta de materias primas y mano de obra
al resto.2 La metáfora del autismo, de la retirada narcisista en la periferia y de manufactura industrial de bienes ter-
desde el objetivismo y la teoría hacia la exclusiva contem- minados en el centro, esto es, el síndrome del «taller del
plación de la experiencia de campo, el encuentro con la mundo».
otredad y la tenaz identificación con la etnografía, son parte En contrapunto con esas fases hay períodos de descen-
de una transformación concreta del mundo que resulta evi- tralización de la acumulación de capital, cuando los centros
dente en vastos dominios de nuestra existencia social. Si la que se han enriquecido y encarecido, desde el punto de vista
situación de la antropología es un mero síntoma de un fenó- de la producción, exportan grandes cantidades de capital a
áreas específicas del sistema. Aparecen entonces nuevos y
Desde luego, ello supone una correspondencia más bien -anticuada» pequeños centros que se expanden rápidamente, comienzan
entre nuestra modalidad poética moderna y una presunta <<mentalidad a competir con la producción central y llevan por último a
primitiva».
En un reciente congreso académico sobre el Medio Oriente celebrado
una situación en que el centro pasa a ser poco a poco el con-
en Copenhague, la exposición hecha por un eminente especialista acerca sumidor de los productos de su propio capital exportado. La
de la tradición y la identidad en Irán fue refutada por un miembro de la declinación del centro es un proceso complejo y desparejo.
Cofradía Musulmana que, vestido con el atuendo tradicional, participaba Mientras que las áreas industriales tienden a declinar, las
en el seminario sentado en las últimas filas del salón. Esta persona habló grandes sumas de capitales que se liberan de la producción
un buen rato y era claro que estaba muy informado sobre su cultura, pero
desde un punto de vista interpretativo muy diferente. Es muy interesante y se repatrian de la exportación se invierten en proyectos de
que su discurso provocara un completo silencio. carácter más mercantil: bienes raíces, acciones, objetos de
arte, artículos suntuarios, etc. Esa fase cobra una paradóji- flación y su problema de liquidez inherente.3 Esto ocurrió
ca apariencia en la que se combinan la desindustrialización en otras épocas: antes de la década de 1920, antes del capi-
y la renovación edilicia, el crecimiento de la riqueza y el talismo industrial, antes de la declinación del Mediterrá-
crecimiento de l a pobreza, la formación de barrios bajos y el neo, quizás antes de la decadencia de Roma e incluso antes
auge de los yuppies, en tanto que la estratificacióncreciente de la desintegración de la a ateniense.
de los centros «realmente declinantesn constituye un único
proceso sistémico. Lo que se presenta como el surgimiento Y
de una sociedad «posindustrial»,caracterizada por el predo- Tendencias del sistema: 1 F
minio de la producción y el control de la información, es en
gran medida, o acaso en su totalidad, el producto de la des-
industrialización y de los cambios que la acompañan en la
estructura de clases. En ese período existen en el centro
nuevos grupos en ascenso y una apariencia de progreso, a
causa del crecimiento de la mercantilización y de una esca-
lada del lujo en los bienes y los espacios de consumo:
F: capital ficticio
C: capital real
«Desdelas viviendas para artistas que "viven pobremente" y: capital total
al margen de la corriente principal de la sociedad hasta las t.tiempo
residencias lujosas para una burguesía urbana "artística",
la vida en los lofts refleja una interesante expansión de la Figura 10.1. Capital ficticio y posmodernidad. Esta ecuacidn indica que el
capital ficticio crece más rápidamente que el real, esto es, el capitalproduc-
cultura de clase media. En este momento del siglo XX, el es- tivo, y en una proporción creciente. Esto ocurre en períodos de descentrali-
tilo cultural que se asocia a los lofts - e l estilo de vida del zación de la acumulación de capital en el sistema, acompañada en el cen-
loft- pone de manifiesto una preferencia de clase media tro por la inversión en sectores no productivos. El espacio posmoderno de la
por el espacio abierto y las formas artísticas de producción, inversión se sitúa en el intervalo entre las curvas de crecimiento real y fic-
así como una nostalgia más general por el "pasado más ticio.
pequeño" de la gran era industrial (. . .) La integración de
una estética industrial al nuevo culto de la domesticidad re-
fleja también la comercialización del cambio cultural, ade- La descentralización de la acumulación hegemónica im-
más de cambios sociales obvios, como el fin de la "edad me- plica una creciente competencia de capitales y un potencial
cánica" de la sociedad industrial, la profesionalización de desplazamiento de la hegemonía. En el antiguo centro en-
las actividades de tiempo libre y el apartamiento de muchas traña un movimiento de la riqueza hacia el consumo y la
mujeres de clase media de las tareas domésticas* (Zukin, acumulación especulativa, con los cambios concomitantes
1982, pág. 81). en l a estructura social y, como veremos, en la cultura.
Hay una relación entre los procesos económicos y los pro-
cesos culturales, al menos en un sistema basado en la acu-
Si los principales mercados para la inversión de capital mulación de riqueza abstracta, que en última instancia de-
son la tierra, la vivienda, el arte y las acciones, hay un claro pende del proceso de producción material. La organización
paso de la acumulación real a la acumulación ficticia - e n misma del consumo y, por tanto, de la demanda, depende de
términos de Marx-, es decir, a la acumulación de valores
en papel cuyo único efecto es el incremento de la estratifica- El crecimiento de la acumulacidn ficticia respecto de la real implica el
ción a través de la diferenciación de la riqueza y la mayor crecimiento de la deuda en comparación con los medios de pago, esto es,
presión sobre la acumulación en general por medio de la in- una declinación de la liquidez.
la distribución de la acumulación de capital en el tiempo y el Es la fuente del deseo y, por tanto, de las motivaciones espe-
espacio. La demanda no está determinada por un código de cíficas que generan esquemas representacionales.
consumo claramente definido, sino que la impulsa el espíri- No es indispensable ser un defensor de Freud para apro-
tu goetheano de la modernidad. Por consiguiente, es varia- piarse de un concepto tan básico como el de narcisismo. Di-
ble y, en principio, está sujeta a una variación infinita. Para cho de otro modo, no es necesario suponer que hay una es-
captar esa relación es indispensable comprender la natura- tructura universal de la psique humana que comprende el
leza del yo moderno sobre una base comparativa, tema al ello, el yo y el superyó. Puede aceptarse la existencia de los
que volveremos. Si pretendemos mantenernos dentro de la tipos de actividad a los que se refieren esos tópoi, sin dar por
rúbrica definida anteriormente, debemos limitarnos a las sentado que deban tener necesariamente una relación fija
tendencias de la acumulación de capital, caracterizadaspor entre sí dentro del individuo humano. La expresión «narci-
los siguientes procesos, en apariencia contradictorios: sismo primarion alude a un estado en el cual los actos de
autodefinición dependen del otro durante la primera in-
1. La descentralización de la acumulación de capital en el fancia. Este punto de partida básico del hombre ha sido ob-
espacio y la aparición concomitante de nuevos centros jeto de muchos debates y examinado de manera más siste-
de acumulación, así como de cambios en las relaciones mática por el psicoanalista estructuralista Jacques Lacan
entre centro y periferia. cuando se refirió a lo que él llama estadio del espejo. Existen
la. Rápido «desarrollo>> selectivo en algunas áreas y apari- desde luego claros paralelos con la obra de G. H. Mead, de
ción de «modernidades>> y centros de consurno del mer- sesgo más cognitivo, así como con gran parte de la primera
cado mundial. psicología fenomenológica de Sartre, que es sin duda una
2. Intensificación de la mercantilización en el centro: eca- fuente -aun cuando sea a través de una crítica del sujeto
pitalización,, de las relaciones sociales y creciente trans- existencialista- de un sector considerable de la obra de
formación de los aspectos del mundo social en mercan- Lacan.
cías, que produce así lo que se considera una evolución Desde un punto de vista freudiano, el estado narcisista
posindustrial o posmoderna. se caracteriza por la ausencia de experiencia interna o, me-
3. En el centro, desplazamiento general del capital desde jor dicho, del tipo de experiencia que deñne al yo como ser
la producción industrial hacia la acumulación ficticia, autónomo. El sujeto está aquí totalmente integrado a una
los bienes raíces y las industrias de la «cultura.. unidad mayor,primariamente en relación con la madre, y la
constitución del yo es la internalización paulatina del refle-
jo narcisista con el objeto de producir un yo autónomo. En
otras palabras, consiste en la formación de una identidad
Narcisismo y constitución del yo capaz de realizarse a sí misma, es decir, que tiene su propio
proyecto. Este desarrollo, natural en apariencia, se encuen-
No hay en este proceso material nada que pueda asus- tra, de acuerdo con nuestros términos, muy ligado a la cul-
tarnos si, como posmodernos, somos fieles a la práctica del tura. Es la descripción de un tipo particular de socialización
~desdibujamientode los géneros. (Geertz, 1980). La eco- característica de la formación del individuo moderno. Esa
nomía de los sistemas globales es meramente un aspecto especificidad cultural es la que suscita la posibilidad de un
material de un proceso que tiene asimismouna constitución «narcisismosecundarion definido como el fracaso de la indi-
cultural, esto es, que está compuesto de cultura, pero nopor viduación, «elduelo incompleto a raíz de la individuación, la
la cultura. Nuestro propósito es descubrir las coriexiones separación y el abandono inevitables* (Levin, 1987, pág.
entre los aspectos, no disolver el uno en el otro. 502). En muchas formas sociales <momodernas. y no capita-
La construcción de un espacio identitario es el operador listas, la combinación de dependencia y reciprocidad se ex-
dinámico que vincula los procesos culturales y económicos. plica como núcleo cultural. En Oedipe Africain (1966), los
Ortigues muestran la manera como lo que se internaliza tras que en esas periferias las jerarquías locales tienden a
normalmente en el proceso de individuación occidental es quedar englobadas en el orden superior de lo moderno.
allí un marco de referencia constantemente externo para el E n la situación cultural estable de hegemonía, las áreas
sujeto, que sigue siendo dependiente de la autoridad y el incorporadas al sistema conservan una jerarquía de valores
proyecto de vida de los ancestros, esto es, de los muertos. En comúnmente descripta en términos de la desvalorización de.
la modernidad prevalece la situación inversa: al eliminarse la cultura local y la necesidad de identificación, allí donde
la organización ancestral, el establecimiento y la conserva- posible, con el modelo occidental dominante que se de
ción de los proyectos personales sólo pueden tener una fuen- como moderno. La mentalidad colonial y la concienci
te interna, y s u carencia de una fijación socialmente esta- colonizado se forman en ese contexto.
blecida descentra el proyecto y lo desliga de sus fundamen-
tos cosmológicos. El resultado es la transformación constan-
te de los proyectos y la competencia entre ellos, de manera
que al final el proyecto mismo se convierte en el plan princi- La posmodernización de Hawai
pal, la abstracción del movimiento en y por sí mismo.
Mientras que el moderno tiene en su yo o ego el lugar de l 1
la autoridad de su proyecto de vida, en las sociedades tradi- Los nuevos rancheros
cionales la tendencia es que el proyecto y su autoridad sean
externos al sujeto humano, situados en la red social más ge- Un informe reciente acerca de la subdivisión del ran-
neral y en sus principios cosmológicos. Pero en ambos casos cho más grande de Hawai (el rancho privado más
esas instancias abarcadoras pueden desintegrarse y poner grande de los Estados Unidos) dice así:
al desnudo u n común fundamento humano narcisista. La
desintegración depende de condiciones externas que se pro- «NuevosJinetes de la Pradera del Arco Iris: lospanwlos [va-
ducen en diferentes momentos y sectores del sistema ma- queros] urbanos de Hawai dejan las ciudades para vagar
yor. Así, la expansión de un centro hegemónico puede oca- libremente entre el ganado y las casas de cuatro dormito-
sionar la crisis de una estructura &adicional» del yo en el rios. Nueva York y Filadelfia jamás fueron así. Tampoco
centro, con reacciones concomitantes de carácter religioso, Waikiki, y ni siquiera Maui. Para David Kahn, neoyorquino
como también una crisis similar puede darse más tarde en nativo, que tuvo que abrirse camino en Filadelfia, Waikiki y
las áreas que se incorporan sucesivamente a una estructura Kaanapali antes de llegar a la casa de sus sueños e n la isla
formativa de centro y periferia. La desintegración de las re- de Hawai, los vaqueros, los caballos y el ganado eran cosas
des comunitarias y de parentesco puede suscitar reaccio- que uno sólo veía en las películas de John Wayne.
>AhoraKahn es parte de todo eso: vive la vida de los am-
nes milenaristas en el centro, si bien en el caso de Europa se plios espacios abiertos, con ganado cariblanco que pasta en
trata del contexto de una sociedad campesina plenamente s u corral o e n el del vecino; saluda con la mano desde su ca-
desarrollada donde los órdenes «políticos»superiores de pa- ballo mientras vaqueros auténticos aguijonean al ganado
rentesco desaparecieron por completo, reemplazados por la (. . .>
Iglesia y el Estado. E n muchos lugares de la periferia donde *Lo mejor es que Kahn puede gozar de todas esas cosas
hay una organización política basada en el parentesco, exis- sin tener que hacerse cargo de ninguna.
te la tendencia a orientarse hacia lo moderno .en forma tal »Estos son los nuevos reseros de l a pradera hawaiana,
que la fortaleza o el vigor, el mana, que reproduce la socie- jinetes ejecutivos en el cielo que salen e n tropel de las ciuda-
dad parece proceder en última instancia de los conquistado- des para establecerse en la pradera, donde jamás se escu-
res, de los «reyes extranjeros» y foráneos que vienen de la cha una palabra desalentadora, salvo que caiga el Dow Jo-
.
fuente misma de poder. A medida que la individualización nes o se descomponga el teléfono del Jeep Cherokeem Woha
Islandair, rero de 1989).
avanza en el centro, genera una cosmología moderna, mien-
Hawai es un lugar especial del mundo y del sistema que un gobierno y un aparato educativo controlados por los
integra el mundo. Hoy está dominado por una economía de norteamericano-japoneses se combinaron para marginar a
turismo muy saturada de capitales. Además, a causa de la los hawaianos aún más que en épocas de la antigua econo-
inversión japonesa, sus ciclos son inversos a los del conti- mía azucarera, que sólo les había dejado un pequeño espa-
nente. La historia de las islas refleja un ciclo de creciente cio. Durante el siglo XX, ese proceso de integración condujo
hegemonía hoy convertida en una deshegemonización, com- a una pérdida de la identidad hawaiana: &al, cásate con un
pensada en parte por la inversión japonesa. Cabe seña- haole (blanco); no hables hawaiano. Nuestra antigua reli-
lar que esta última no es una mera perturbación de una gión está llena de magia mala. El único camino correcto es
tendencia más general, sino un aspecto central del proceso ser un buen cristiano. No, la religión hawaiana es peligrosa
mismo de deshegemonización. Para que no se suponga que (. . .) por eso no la practico».Desde luego, dada la situación
el actual desequilibrio es de alguna manera el resultado de económica y política, salir no era tarea fácil. Pero quienes lo
una estrategia económica particular informada por la cultu- hicieron se encuentran hoy en una situación curiosa: «Esa
ra, y no un proceso sistémico verdaderamente mundial, ha- gente, los cocos, usted sabe (. . .) marrones por fuera pero
bría que recordar que el 40% del excedente comercial del Ja- blancos por dentro». Esas personas, buenos dirigentes co-
pón con los Estados Unidos se debe a las empresas de pro- munitarios, podrían haberlo imaginado, pero son traidores
piedad estadounidense que compran o fabrican artículos en al renacimiento de la identidad hawaiana que se inició a
el Japón y después los exportan a los Estados Unidos. Del mediados de la década de 1970.
mismo modo, hasta el 60% de las importaciones norteame- En la actualidad, Hawai es en muchos sentidos una en-
ricanas de Singapur y Malasia proceden de firmas con casas crucijada. Aquí los turistas estadounidenses y japoneses tu-
matrices en los Estados Unidos. Además, en 1985 las com- vieron hoteles separados, aun cuando los capitales japone-
pañías estadounidenses que producen en el Japón vendie- ses sean hoy dueños del 80%. Durante la década de 1960,
ron en este país por un monto superior al total del déficit co- Waikiki se convirtió en el centro del turismo masivo del
mercial de los Estados Unidos. En otras palabras, el ascen- Pacífico. Hoy, tras la crisis de la década de 1970, cuando
so del Japón y el sudeste asiático es una expresión orgánica el turismo declinó, se elevó el desempleo y los hawaianos
de la descentralización de la acumulación del capital nor- empezaron a organizarse, los viejos hoteles se renuevan
teamericano. para convertirlos en lujosas réplicas de la arquitectura ñni-
Con la creciente integración de Hawai a la economía de secular o de una mezcla de épocas más posmoderna, teñido
los Estados Unidos durante los siglos XM y XX, la men- todo con la nostalgia por un pasado más aristocrático. Ran-
guante población nativa se halló en una situación en la que chos de rentistas coexisten con versiones Disney del Viejo
su lengua estaba prohibida, y su danza y gran parte de su Hawai, vendidas a quienes pueden darse el lujo, y con la
cultura se consideraban una expresión de barbarie entera- afluencia masiva de japoneses, principalmente los miem-
mente incompatible con la civilización.Una combinación de bros de la Y b a , la mafia japonesa, que figuran entre los
estigmatización y desintegración social llevó a la formación grandes compradores de edificios y terrenos hawaianos.
de las comunidades hawaianas modernas, escasas en nú- Hawai es el mayor productor de marihuana de los Estados
mero, rodeadas por comunidades multiétnicas más grandes Unidos, con toda la actividad corporativa que ello supone, y
generadas por la economía azucarera y, desde fines de la dé- las islas todavía están salpicadas de pequeñas comunidades
cada de 1950, una industria turística en rápida expansión locales hawaianas, esto es, semihawaianas, que luchan por
que en el espacio de dos décadas transformó el estilo Gran subsistir mientras se dedican a todas las actividades recién
Gatsby de Hawai en el de División Miami. Con el ingreso de señaladas. Tampoco puede pasarse por alto que Hawai es el
las islas en la Unión como un estado dominado por el grupo gran arsenal de armas atómicas del Pacíñco y centro de ope-
étnico más numeroso, los japoneses, los hawaianos que- raciones de todo un hemisferio. Y en medio de todo ello exis-
daron reducidos a la insignificancia. El turismo masivo y ten uno o varios movimientos hawaianos cada vez más con-
solidados en torno de la cuestión de la soberanía, la recu- habían opuesto a la destrucción invasora producida por un
peración de las tierras perdidas en el golpe de estado anti- desarrollo de estilo estadounidense. A pesar de esas claras
constitucionalde 1893- c u y a superficie equivale a la mitad raíces hawaianas, lo que mejor caracteriza al movimiento
de las islas- y el restablecimiento de la cultura hawaiana en sus primeros años es su incorporación a la izquierda polí-
en el archipiélago. Para el occidental cínico, un fabuloso tica, hegemonizada por los estudiantes. Su ideología ligó los
pastiche de posmodernidad; para los hawaianos locales, derechos hawaianos a la cuestión de la paz, la ecología y la
una cuestión de vida o muerte social. oposición a la destrucción de las islas por el capital turístico.
Hubo muchas acciones, desde la oposición a la construcción
de centros vacacionales hasta la ocupación de tierras que
Historia hawaiana formalmente pertenecían al estado pero que los hawaianos
reclamaban como legítima h e r e n ~ i aCuando
.~ la izquierda
Hawai se integró rápidamente a la economía mundial declinó, se produjo una separación. Los hawaianos alcanza-
tras la memorable llegada y muerte del capitán Cook a ma- ron merecido renombre. Su identidad se estableció con soli-
nos de un jefe local. Puerto de aprovisionamiento primero, dez y su actividad se concentró en cuestiones exclusivamen-
se convirtió en un gran proveedor de madera de sándalo en te hawaianas, el control de la tierra, el restablecimiento de
el comercio con China. Después de expandirse hasta abar- la cultura hawaiana. Afines de la década de 1970 comenza-
car todo el archipiélago, para lo que contó con ayuda inglesa, ron a consolidarse una serie de tendencias nacionalistas,
el sistema político tradicional se desintegró, como respues-
que cobraron más fuerza en la década siguiente. Uno de los
t a interna a la rápida transformación económica: el trasla-
do de la aristocracia a Honolulú, la desarticulación en gran
grupos reclamó la independencia respecto de los Estados
escala de los ordenamientos sociales, las epidemias, el de- Unidos, emitió documentos de identidad hawaianos para
rrumbe demográfico y la virtual bancarrota de los jefes go- sus miembros e intentó restaurar la antigua organización
bernantes tras la que sufrió el comercio del sándalo. El sis- monárquica del territorio. Estaba encabezado por una mu-
tema kapu, fundamento religioso del poder de los jefes, se jer que decía estar estrechamente emparentada con el li-
derrumbó al ligarse estos cada vez más a los comerciantes naje real. Pero como sus miembros eran sólo unos centena-
europeos y estadounidenses y su fiierza militar de apoyo. La res, fue poco lo que lograron.
llegada de los misioneros congregacionalistas, el tráfico ba- Si bien las acciones locales y las ocupaciones de tierras
llenero, el desarrollo de las plantaciones de azúcar,la impor- continuaron a lo largo de la década de 1980, las dirigencias
tación de mano de obra china, japonesa, filipina y de otros de los diversos grupos coincidieron en la cuestión de la sobe-
lugares, la introducción por la fuerza de la propiedad priva-
ranía, con la tierra como base para la solución de los proble-
da, y la expulsión final de la monarquía hawaiana y la incor-
poración al imperio norteamericano sentaron las bases del
mas hawaianos. Los dos grandes sectores que participan en
Hawai multiétnico de hoy, donde los hawaianos, cuyo núme- esta estrategia emergente son la Oficina de Asuntos Ha-
ro mermó enormemente durante los primeros cien años de waianos, que en la actualidad es un ministerio estadual que
contacto (de seiscientos mil a cuarenta mil), se convirtieron se ocupa de las cuestiones hawaianas y cuyos miembros son
en una minoría de rango inferior en su propio país. elegidos directamente por hawaianos y semihawaianos, y el

Hay en este aspecto una interesante complicación en cuanto puede


El movimiento hawaiano se inició a comienzos de la decirse -y se dice- que gran parte de las tierras de Hawai pertenecen le-
década de 1970, en coincidencia con gran parte de la activi- galmente a los hawaianos aunque en la actualidad estén arrendadas para
centros vacacionales, aeropuertos, usos militares, etc. La suma total de las
dad política en otros lugares del mundo occidental. Algunos tierras cedidas por la realeza al gobierno temtorial, más las llamadas tie-
dicen que tomó muchas de sus ideas del movimiento del rras nativas, reservadas para los hawaianos en 1920, equivale casi a la mi-
Poder Negro, pero hay pruebas abundantes de que tenía sus tad de la superficie de las islas. Se trata de una situación legal bastante
raíces en las áreas rurales hawaianas que durante años se singular por sus implicaciones políticas.
Kalahui Hawai, la «Naciónde Hawain, un conglomerado de gió a lo largo del último siglo y medio. El reconocimiento de
partidos que intervinieron en las luchas cotidianas de los una identidad indígena cumplió un papel decisivo en la
nativos. Esta alianza ha abogado por la devolución de las aparición del movimiento hawaiano. En el período que me-
tierras cedidas y los temtorios nativos y el establecimien- dia entre los censos de 1970y 1980,el número de hawaianos
to de una nación soberana. Entre la Nación y la Oficina de que se identificaban como tales se incrementó significativa-
Asuntos Hawaianos hay conflictos, desde luego; la Oficina mente, de ciento treinta mil a más de ciento noventa miL5
ha adoptado muchas de las ideas de la primera y se consi- Pero en el mismo período la población de indios norteameri-
dera el aparato de estado lógico de un eventual gobierno ha- canos pasó de setecientos mil a un millón cuatrocientos mil.
waiano. Quienes participan en el movimiento se muestran Este no es u n hecho biológico. Muchos hawaianos y gran
escépticos por las constantes escisiones, pero de todos mo- cantidad de indios, antes lo bastante mezclad os» para po-
dos lo cierto es que la estrategia cambió de nivel. Ya no se der identificarse como otra cosa, comienzan ahora a afirmar
trata meramente de luchas locales para defender a los ha- sus identidades como pueblos indígenas. La identidad ha-
waianos contra el desarrollo moderno: se imagina una «so- waiana se consolidó durante la década de 1980.Ya no es ne-
lución final», la autonomía política. Y el gobierno nacional cesario ocultarla o decirse chino o coreano, como hizo la gen-
ha reconocido en principio esta meta, lo cual constituye un te durante la década de 1950 y aun la de 1960.
gran adelanto para u n pueblo cuya existencia apenas era Entre los miembros del movimiento hay jóvenes y viejos.
reconocida dos décadas atrás. Hasta la configuración de la Los mayores, menos numerosos, lucharon por la identidad
política estadual se h a visto afectada. El gobernador actual, hawaiana durante toda s u vida. Se cuentan entre los más
John Waihee, es el primer hawaiano que ocupa ese cargo, y radicales del movimiento. «Nobasta con hacer como los na-
su elección, si no su política, es la clara expresión de u n cam- vajos. Es siempre igual. Si nos federalizarnos,vamos a tener
bio ideológico, por el que se reconocen los derechos de los ha- el mismo tipo de problemas con el poder del estado. Para
waianos y se repudian los efectos más extremos del desarro- nosotros, la única solución real es la independencia».Estas
llo turístico. son las palabras de un miembro de 75 años del movimiento
Turismo
de soberanía, opuesto a la solución federal defendida por la
Ciclo de hegemonía Nación. Los miembros jóvenes tienen un perfil definido. La
Etapa estatal mayor parte, sobre todo los más activos, siguieron u n itine-
jndustria turística rario típico. Se alistaron en el ejército relativamente jóve-
Golp + anexion
2
'
Inmigració de mano de obra
P 1
Mahele (economía de plantación) Esta"camiento,
nes y estuvieron en Europa y10 Víetnam. Regresaron decep-
cionados con la sociedad en general y adhirieron al movi-
~lantacio&sazucareras contrapesado en parte por miento en busca de algo diferente. Están en contra de la so-

I ~ráti~o/ballenero
LlegaSfa de misioneros
Comercio de madera de sándalo
r/"da de Cook
los capitales japoneses
\ hawaiano
Movimiento
\
ciedad estadounidense moderna y a menudo en contra del
cristianismo. Luchan por tener tierras que les permitan
subsistir y por abrir escuelas en lengua hawaiana para ellos
y para sus hijos. Han comenzado a restablecer los antiguos
Tiempo templos hawaianos, los heiaus. Se quejan del cristianismo
Figura 10.2. La historia de Hawai en e2 sistema global.

Ese cambio general está moldeado por la dedinación de


la identidad modernista y la apertura de la opción de bús- En 1984, la población hawaiana se calculaba en unos doscientos ocho
mil habitantes, se estimaba que el 30%de todos los nacimientos en las is-
queda de las raíces. Los hawaianos, como pueblo indígena las correspondían a ella. Cabe señalar también que por lo menos setenta
de las islas, aun cuando están mezclados con otros grupos mil hawaianos viven en el territorio continental de los Estados Unidos,
inmigrantes -japoneses, chinos, í3ipinos7coreanos-, son sea en forma temporal o permanente. Se trata de un cálculo bastante bajo,
los representantes de una cultura hawaiana local que emer- como cabe esperar del censo federal.
de sus padres y de la visión negativa que estos tienen Este hotel de la tierra de las fantasías, donde los huéspe-
propia religión y su propia cultura. des pueden nadar con delfines y comer platos exclusivos en
El movimiento hawaiano, nacido en la recesión ec un paraíso tropical artificial construido en lo que antes era
ca, tiene que enfrentar ahora una nueva ola de inve una planicie de lava, en el extremo más remoto del rancho
esta vez de los japoneses. Estas consistieron en la compra privado más grande de los Estados Unidos, hoy a punto de
masiva de hoteles y centros vacacionales, la renovación de subdivirse para inversores yuppies, evoca sin duda la reno-
viejos complejos turísticos y la construcción de otros nuevos, vación edilicia en mayor escala que ha sido característica de
la creación de canchas de golf con exorbitantes tarifas de los centros occidentales en los últimos años. Y hace alarde
ingreso (de cincuenta mil dólares, por ejemplo), la inflación del atractivo complementario de la nostalgia y la tradición
de los valores e impuestos de la tierra, un superávit esta- que, separadas de sus procesos vitales, pueden llenar la vi-
dual y la eliminación del requisito de la visa para los visi- da de los ejecutivos con las ricas experiencias de la existen-
tantes japoneses. cia del vaquero ípaniolo) hawaiano, una comida en lo que
antes fue un palacio real o la excitación de un volcán en ac-
tividad. Se han planificado otros hoteles y complejos. Está
previsto que uno de ellos, en el sur de esta isla en apariencia
Dos caminos hacia los medios d e comunicación subexplotada,se convierta en un complejo de Mco hoteles y
nacionales mil hectáreas de réplicas del Viejo Hawai y la Vieja Europa,
destinados a atraer a las capas superiores y los nouveaw ri-
Los contrastes son intensos. En la revista Time pode- ches de Europa. «Riviera hawaiana»,tal el nombre que se
mos leer lo siguiente acerca de un centro vacacional de tres- ha propuesto: un verdadero simulacro de un mundo que ja-
cientos sesenta millones de dólares, el Hyatt Waikoloa: más existió, el paisaje imaginario de la nueva riqueza igno-
rante de la historia.
«Lostiempos deben de ser duros para los viajeros saciados. Al mismo tiempo, en los medios de comunicación nacio-
Ahora, cuando Katmandú tiene tantos paquetes turísticos nales de los Estados Unidos se ha suscitado un gran alboro-
como Atlantic City y lo más oscuro de Africa brilla con la luz to en torno de la exhumación masiva de un cementerio ha-
de los flashes, no quedan en esta tierra muchos lugares de waiano en la isla de Maui en el momento de la construcción
los que todavía sea lícito jactarse. De modo que es oportuna de un complejo vacacional:
la llegada del extraordinariamente nuevo Haytt Regency
Waikoloa en la costa de sotavento de la Gran Isla de Hawai «El descubrimiento de novecientos esqueletos en un anti-
(. . .) Para llegar a sus habitaciones, los huéspedes pueden
guo cementerio ha hecho que se interrumpiera momentá-
neamente la construcción de un hotel playero de ochenta
subir a un tranvía monorriel con perfil de bala o navegar en
millones en la isla de Maui y se pidiera un cambio en las le-
bote por el canal que corre a lo largo de la milla de extensión
del centro vacacional (. . .) "Disneylandia cambió la forma yes del estado para poder detener el frenesí edilicio en Ha-
como la gente ve el entretenimiento", reflexiona Amy Ka- wai (. . .) Los residentes no están en absoluto de acuerdo en
toh, que ha venido de visita desde Tokio con su esposo Yichi. cuanto a la manera de equilibrar el desarrolloy la preserva-
'Y este lugar cambiará lo que la gente piensa respecto de los ción (. . .) "Para nosotros es una cuestión religiosa y espiri-
complejos de vacaciones" (. . .) La corazonada del Hyatt es tual", dice Edward Kanahele, vocero de una organización
que los viajeros de hoy buscan desesperadamente una Ex- llamada Malama Na Kapuna o Protección de Nuestros An-
periencia, un recuerdo hecho a pedido, y, para encontrarlo, cestros. "En nuestra cultura creemos que exhibir huesos es
una de las peores cosas que un ser humano puede hacer. Es
están dispuestos a pagar desde $265 por una noche en una
peor que el asesinato, porque se inmiscuye en la vida des-
habitación común hasta $2.500 por una suite presidencial»
pués de la muerte de la persona, la cual se extiende mucho
(Gillis, 1989, pág. 49).
más que la vida en la tierra7'»(New York Times, 4 de enero familia» sea casi literalmente cierta. Hay una atmósfera de
de 1989, pág. A. 11). aislamiento y serenidad que sólo alteran los ocasionales
turistas y la invasión de las compañías cinematográficas (se
Los hawaianos del lugar que protestaron contra las acti- rodaron otros dos filmes educativos sobre la aldea). Para los
vidades del arqueólogo contratado ganaron el pleito. Los activistas urbanos, la idilica aldea pesquera es un símbolo
agentes inmobiliarios dieron marcha atrás y aceptaron de todo lo que se ha perdido. Pero aquí hay gato encerrado.
trasladar la construcción a otro sitio, mientras el condado se Se acusa a los aldeanos de tráfico de drogas y de juego ilegal;
vio obligado a comprar la tierra a fin de garantizar la pre- son asediados por los agentes de bienes raíces, quienes pre-
servación histórica, una actividad que ha de estar por en- tenden convertirlos en réplicas de sí mismos o, más bien, de
tero en manos de hawaianos. lo que supuestamente son los hawaianos tradicionales, pin-
torescos vendedores de chucherías, mientras sus tierras se
venden al mejor postor.
A l respecto se ha escrito incluso una novela, The Last
Pescar en el paraíso Village in Kom, aparecida en 1986 y obra de uno de los pe-
riodistas más conocidos de Hawai, quien en la sobrecubier-
En la costa occidental de la isla de Hawai hay una pe- ta del libro se presenta como descendiente auténtico de una
queña aldea pesquera considerada a menudo por propios y estirpe francohawaiana y uno de los radicales que apoyaron
extraños como la última aldea de la isla y la última aldea el movimiento hawaiano. La «última aldeas sólo tiene un
pesquera del estado. Queda en el extremo de un sinuoso ca- parecido indirecto con la aldea real:
mino, un tanto traicionero, que desciende unos cuatrocien-
tos cincuenta metros desde la ruta principal hasta la costa «Una ruta de coral blanco zigzaguea a lo largo del irregular
cubierta de lava. La aldea, un oasis de palmeras y verdor en bosquecillo de palmeras entre los bajos muros de rocas de
un desierto de calor atroz, puede verse a la distancia desde lava construidos piedra sobre piedra por antiguos aldeanos
uno de los muchos puntos panorámicos que hay a lo largo que vivieron aquí hace siglos. Como el camino fue trazado
del camino. Los isleños que no residen en ella creen que es en aquellos antiguos tiempos, el plano general de la aldea es
peligrosa. Se cuentan historias de hawaianos malvados, y el prácticamente igual al de entonces. Las casas de madera se
famoso caso del asesinato de un turista da a la imagen un levantan en los mismos claros entre las palmeras donde en
carácter real. Sin embargo,justo en el medio de esa aldea de otro tiempo se levantaban chozas de techos de paja sobre
a lo sumo doscientos habitantes existe un parque público, al plataformas de piedra» (Altieri, 1986, pág. 8).
que llegan constantemente visitantes para acampar y ver el
«otro»Hawai. La aldea propiamente dicha consiste en una El autor se refiere seguramente al camino pavimentado por
hilera de cabañas de madera y dos casas muy modernas los estudios Paramount que zigzaguea a través de las caba-
pertenecientes a dos de las familias más prósperas. No hay ñas construidas allí por quienes en 1926huyeron del río de
electricidad, salvo la que producen los generadores priva- lava que sepultó la aldea vecina, y cuyos derechos de propie-
dos, ni agua corriente. Una de las cabañas, encaramada so- dad recién se reconocieron pocos años atrás, luego de déca-
bre el desembarcadero, fue la casa de Elvis Presley en la pe- das de esporádica agitación hawaiana.
lícula Girls, Girls, Girls, y si el camino está pavimentado es La obra en cuestión es una novela que se propone descri-
sin duda porque el estudio cinematográfico necesitaba un bir la lucha de los hawaianos por restablecer una identi-
traslado rápido y más o menos seguro desde y hacia la al- dad cultural, y esta última aldea, un símbolo medular de
dea. La actividad visible de esta es la pesca de caballa y muchas como ella, desempeña un papel clave en la constitu-
atún de aletas amarillas. La proporción de endogamia es lo ción de una tradición viviente. La lucha entre el mundo mo-
bastante elevada para que la expresión «aquí somos una derno del delito, la marihuana y el turismo virulento, y la
idflica vida de un pasado hawaiano, es la dinám' como tradicionales a la vez que están metidos hasta el cue-
mueve a la obra: llo en actividades modernas. Con el derrumbe del modelo
homogéneo de identidad hegemónica, el continuum que
«Solomonlo contempló largo rato en silencio y después dijo partía de unos hawaianos atrasados, aunque exóticos en la
con calma: "Kawika cree que puede regresar. Al menos base de una sociedad moderna progresista que se esfuerza
parte del camino. Cree que puede regresar al menos lo bas- por asimilarlos, cedió su lugar a un sistema policéntrico de
tante para recuperar algo de la cultura, algo del sentimien- formación identitaria. Los dos principales factores de atrac-
to de ser hawaiano, de ese sentimiento de ser verdadera- ción en ese proceso son la industria turística, piedra angu-
mente parte de la tierra y el mar, parte de toda la vida y el lar del Hawai moderno, y el movimiento cultural hawaiano
espíritu del lugar. Eso es lo que perdimos, sabes. Eso signifi- que se opone a ese desarrollo.
caba ser hawaiano"n (Altieri, 1986, pág. 7). En el proceso de identificación generado por la indus-
tria turística se representa a Hawai y a los hawaianos como
Durante años se ha dicho que no hay vuelta atrás, <<no se objetos culturales con contornos definidos a los que se exhi-
puede detener el progreso»,etc. Pero lo esencial en el movi- be en los luaus del hotel, las representaciones de hula, las
miento hawaiano es justamente el sentimiento interno de carreras de embarcaciones,etc. Los hawaianos reales no fi-
que este es el momento: «Entoncesquizá no haya nacido en guran a menudo en los acontecimientos culturales, aunque
la época equivocada (. . .) quizás sea perfecto para este mo- su presencia ha ido en aumento. Antes eran tahitianos y
nienton (ibid.) otros isleños quienes solían desempeñar el papel de hawaia-
Ahora los habitantes de esta pequeña aldea pesquera nos. Este aspecto se combina con la vigorosa representación
tienen su propia y muy dinámica vida social, la cual se pa- de los hawaianos de hoy, planteada por promotores inmobi-
rece muy poco a la arcádica imagen del movimiento, puesto liarios y los visitantes y residentes que comparten su ideo-
que es parte de cierta modernidad que no puede compren- logía, como una raza criminal, holgazana y mestiza que no
derse en términos de oposiciones simples. Pero el discurso tiene nada en común con sus predecesores.6 Todas estas
de la identidad es un discurso de tradición versus moderni- imágenes interadúan con la autoidentificación de los al-
dad, y los aldeanos son tan versados en él como los hawaia- deanos. Y el nuevo turismo está empeñado en crear o re-
nos sin tierra que habitan en la ciudad. crear realmente una visión nostálgica de los antiguos ha-
Aquí tenemos una realidad de muchos niveles que se in- waianos, el aspecto propio de la plantación, para comodidad
terpenetran unos a otros: una aldea con una forma especí- del nuevo turista de lujo, y la réplica de las formas hawaia-
fica de vida y las estrategias que la acompañan, inserta en nas e incluso europeas que se asocian con gloriosos pasados
un discurso de la identidad hawaiana que identifica la al- de consumo. En esta forma de identidad, los hawaianos son
dea con una tradición que debe servir como modelo, rodeada definidos por la imagen que proyecta el sector moderno.
por una agresiva industria turística que pretende convertir Hay demanda de una cultura o de la imagen de una cultura
a toda la población local en empleados de hotel y «hawaia- que no guarda relación con las realidades hawaianas actua-
nos para visitantes», una agonizante industria azucarera, les. Si los hawaianos pretenden tener un papel en ese de-
cultivos de nueces macadamias, café, marihuana, un vasto sarrollo, es como representantes de «símismos., como por-
mundo de peligros y oportunidades. tadores de pasados culturales auténticos. El movimiento
La posmodernización de Hawai remite a la manera como hawaiano también está en busca de un pasado y, si hay al- ,
la fragmentación de la identidad modernista occidental se guna coincidencia entre él y el giro nostálgico del turismo,
expresa en procesos simultáneos que incluyen el cariz reside en el hecho de centrarse en las raíces, en la autentici-
nostálgico de la renovación edilicia turística, la influencia
creciente de la hawaianidad y las nuevas identificaciones Un agente inmobiliario, libanés en este caso, nos preguntaba burlona-
potenciales que surgen para aldeanos a los que se clasifica mente si en Miloli'i habíamos encontrado a alguien <<deraza pura».
dad. Pero para el movimiento, esa autenticidad es inconci- tencial. El visitante que se toma el trabajo de llegar hasta
liable con el turismo, puesto que no está destinada a ser una los hawaianos se halla en una situación de sospechosa
imagen para que otros la contemplen, sino un modo de vida, igualdad. Para los hawaianos, la identidad hawaiana está
una solución material para los apremios sociales de hoy: la en el centro, mientras que la identidad congoleña está ínti-
falta de un futuro en el mundo moderno y el hecho de verse mamente ligada a París.
limitado a desempeñar un papel en la imagen que otro tiene En el capítulo 7 y en especial en el 9 documenté el fenó-
del pasado. meno congoleño conocido como la sape. Los clubs desjeunes
premiers crecieron en la década de 1970. Como vimos, sus
miembros procedían fundamentalmente de la clase baja,
pero eran también productos de un sistema de educación hi-
La hipermodernización de la identidad congoleña perdesarrollado, de manera que conocían el mundo y ansia-
ban sus mercaderías más valiosas, sobre todo la ropa. Sin
Un aspecto particular de Hawai, en términos de estruc- reiterar nuestro análisis anterior, sólo diré que es importan-
tura global, es que los hawaianos se centran en su propia in- te, a mi modo de ver, subrayar uno de sus temas principales.
dividualidad cultural y no ven el mundo externo como fuen- Pese a la vasta organización en grupos de edad o status, la
te de fuerza o de identidad. Esta caracterización vale en aventura parisina, el despliegue potlatch de haute couture,
especial para los miembros del movimiento, y es acaso un la sape como proyecto no es un simplejuego de roles, de dan-
resultado lógico de la estrategia de construcción de una dies que intentan «pasarse»a otras arenas sociales.
identidad cultural específica. Pero aun en una aldea como Podríamos sentir la tentación, desde luego, de ver en esa
Miloli, donde el mundo externo se invoca como una fuente actividad una afirmación cínica acerca de la relación entre
de poder, se lo representa en términos estrictamente moder- ropa y poder, y de hecho hay, como antes señalamos, tenden-
nos, como poder político y dinero. Y si los hawaianos deben cias que van en ese sentido. Una explicación indica que el
identificarse con ese exterior, es porque representa el pro- Congo se integró demasiado rápidamente al sector moder-
greso con respecto a las condiciones hawaianas. no, lo que provocó reacciones extremas tales como la sape
El caso africano es todo lo opuesto. Allí el exterior no sólo
(Gandoulou, 1989).Debemos tener la precaución de no in-
es una fuente de poder sino la condición misma de la exis-
terpretar los aspectos del movimiento que lo asemejan a los
tencia del interior. El dinero, la medicina y el desarrollo, se-
gún se manifiestan a través del estado que los encauza ha- cultos «cargo»,como declaraciones deliberadas sobre el con-
cia abajo, son fuerza vital, y en el Congo su fuente es comiín- sumo y una relación general con las cosas occidentales.Pue-
mente París. den representar en cambio estrategias no mediadas que de-
Los turistas que van al Congo, no muchos en realidad, se sarrollan un lenguaje de poder en el cual los atavíos moder-
enfi-entan con una sociedad congoleña real, aunque trans- nos quedan englobados en prácticas locales. La margina-
formada, en la que tienen que vivir durante su estancia. Só- ción de importantes sectores de la población puede resultar
lo en el vesti'bulo del hotel y en determinados sitios noc- fácilmente en el tipo de estrategia de sape que antes esboza-
turnos se sienten verdaderamente en su casa. La sociedad mos. En la superficie, bien podría parecerse a la clásica es-
blanca poscolonial es de hecho un enclave en el mundo ne- trategia del flaneur, pero en este caso hay una estrategia
gro más general. En Hawai el turista no deja su casa. Son subyacente de otra índole: la acumulación de la fuerza vital,
los hawaianos quienes forman el enclave, rodeado por un del bienestar que emana de un centro y fluye hacia abajo a
mundo blanco saturado de imágenes de aquellos. Para lle- través de los representantes escogidos del centro. El hábito
gar hasta los hawaianos, es preciso abandonar el mundo no hace al monje, suele decirse, pero probablemente haya
circundante e ingresar en uno de los enclaves. El visitante pocos lugares en que la expresión sea menos valedera que
del Congo es un ser superior, en la posición de un patrón po- en el Congo.
Si hay un área gris de superposición aquí, ha de asociados en su mayoría al sistema colonial y la comerciali-
sela en las tendencias narcisistas del fltineur europ zación que lo acompañó y más tarde al primer gobierno in-
depender de le regard de Z'autre. Campbell ha señalado una dependiente, que por su parte se vinculó directamente con
importante diferencia entre el romántico europeo conven- Francia. Los norteños fueron asociados a las áreas externas
cional y el dandy: y la barbarie. Su conquista del poder, que consistió en un
movimiento desde el norte hacia el centro de Brazzaville
«El esfuerzo del dandy no derivaba de una instalación ima- - d o n d e se erigió un nuevo palacio enfrentado, en el estilo
ginativa en modelos ideales, con una consiguiente dinámica de las mitades tribales, a la antigua construcción colonial
impulsada por la culpa, sino de la dinámica impulsada por donde residía el anterior gobierno sudiste-, ha forzado a la
la vergüenza, que emana del hecho de ser dirigido por los identidad kongo a buscar soluciones alternativas. Para de-
otros. Esa ética, con sus ecos veblenianos, facilitó la difusión cirlo tal vez con más exactitud, la metáfora de sudiste se ha
de la moda, pero no puede considerarse que en ella se en- convertido en símbolo de fuentes alternativas de ~ t a t u s : ~
cuentren los orígenes intelectuales del patrón moderno de «Somosla población más civilizada del país. Nuestro aspec-
la moda en su conjunto»(Campbell, 1987, pág. 212). to debiera atestiguarlo».
El sapeur no es un flaneur porque, desde el punto de vis-
En la superficie, la dependencia respecto de las exterio- ta estructural, es auténtico, o sea, su identidad es unívoca.
ridades y la competencia weblenescan por el status a través La apariencia externa de la que se apropia no obedece a un
de la ostentación efectivamente coinciden. Pero, en el mate- mero proyecto de embaucar al público, mostrarse como algo
rial africano, la segunda no es una variación individual. Es distinto de lo que es. Es su esencia misma. El narcisista sin
una estructura social. El flaneur era reconocido como tal, una cosmología es un cínico, aunque desesperado. El nar-
como algo diferente. El dandy no era como la gente común. cisista cuya identidad se integra a un sistema mayor de sig-
No d i s h t a b a de su consumo por sí mismo, sino únicamente nificado, es un auténtico fenómeno de la vestimenta. Esa di-
por la manera como se mostraba ante los otros. En realidad, ferencia tiene una gran importancia si queremos compren-
podría decirse que la condición posmoderna está motoriza- der la relación entre las formas premoderna y posmoderna
da básicamente por deseos narcisistas, en un período en el de narcisismo. La primera es parte de la constitución del
cual los principios abstractos de las metas del yo se están universo de un tipo especial de vida social; la segunda es el
desintegrando. Pero el narcisista de la civilización occiden- efecto de la desintegración de una experiencia individua-
tal vive en un vacío, mientras que el narcisita premoderno lista cuyo único significado fue el proyecto de la moderni-
está envuelto en un universo que tiene un significado defi- dad, el autodesarrollo. En la condición narcisista del mundo
nido. Así, para el sapeur la ropa no es tan sólo un medio de de la modernidad, el sujeto se esfuerza constantemente pa-
gratificación a través del reconocimiento del otro. Es tam- ra que los otros creen y apoyen su existencia. En el caso con-
bién la definición del poder político y de un lugar en la jerar- goleño, ese apoyo y una estructura estable de significados
quía social. son los fundamentos de la existencia social.
En este sentido es, para nosotros, una declaración sobre La acentuada declinación que recientemente sufrió la
el consumo con referencia a la posición política. El sapeur economía petrolera del Congo hizo que se ejerciera una pre-
representa un desafio al orden político en tanto invade el sión excesiva sobre la red de parentesco que domina la vida
campo de expresión del poder, con lo que pone eri tela de jui-
La identidad étnica o regional no es, sin embargo, un factor fuertemen-
cio la legitimidad de la clase estatal o, al menos, su monopo-
te determinante de esas fuentes alternativas. Mientras que los sapeurs
lio de la esfera suntuaria. Ahora bien, es evidente que la his- empezaron a aparecer entre los hablantes de bakongo, el movimiento, en
toria específica del Congo cumple aquí su papel. cuanto base de la identidad social, atraviesa las fronteras étnicas, como
La oposición entre el norte y el sur es la que existe entre expresión que es de una estrategia más general de acumulación, ligada
los grupos kongohablantes, que en un principio estuvieron más estrechamente a la clase que a la etnicidad.
social y sobre la estrategia de acumulacióny distribución de trodujeron paulatinamente los cultivos comerciales: café,
prestigio que es la pieza clave del sistema local. El resultado arroz, maní, cacao y ganado. Se expandió el reclutamiento
fue una verdadera avalancha de movimientos religiosos, la de mano de obra, tal vez el 40% de la población era absentis-
mayoría de los cuales, si no todos, consisten en intentos de ta. Para la gente del lugar sólo hubo un incremento mínimo
reforzar o restablecer relaciones eficaces con la fuente de ri- de los beneficios sociales y económicos, y muchas nuevas pe-
queza y salud.8 La amenaza de la declinación narcisista se nurias:
enfrenta por medio de un nuevo compromiso o de un refor-
zamiento de la estrategia abarcadora del grupo y su víncu- «Sinembargo, cualquiera haya sido el desarrollo que se pro-
lo esencial con la fuente de fuerza vital que por definición dujo en la zona deYangoru (y ello vale también para las pro-
siempre es externa. vincias del S e p a en general), estuvo muy por debajo de las
expectativas de la gente. La decepción se reflejó en los índi-
ces siempre altos de emigración, la recurrencia de los cultos
cargo (. . .) y en mucha antipatía hacia el gobierno local.
Comparación con los cultos «cargo» También contribuyó, tal vez, a la popularidad de la Bonanza
Australiana y otros tipos de cadenas epistolares que prome-
Si en lugar de entender la noción de «cargo»en su sen- tían riqueza fácil y florecieron entre fines de la década de
tido etnográfico formal, la tomamos en relación con cierta 1960y comienzos de la década de 1970, antes de ser prohibi-
esencia de la exterioridad de la individualidad social, descu- das por el gobierno* (May, 1982, pág. 35).
brimos similitudes subyacentes entre la manía sistemática
Dadas esas condiciones, cabía esperar que la reacción fuese
de los sapeurs por la ropa como expresión cultural de una
como la antes descripta. Como ocurre en muchos cultos de
estrategia social más convencional, y los tipos de fenómenos
que se observan hoy en las regiones menos «modernas»de la ese tipo, hay una ambigüedad intrínseca. Se admite que el
Melanesia, donde «seconcibió»por primera vez la noción de poder colonial o la elite nacional no benefician al pueblo y
«cargo».En muchas áreas encontramos un fenómeno que que habría que desalojarlos y reemplazarlos por hombres
podría caracterizarse como «poscargo».En la región del río del lugar cuyo interés fuera el mismo de quienes represen-
Sepik, donde hay una montaña llamada Hurun, en las es- tan. Uno de los dirigentes de la secta negó públicamente
que fuera un culto cargo, e insistió en que toda la riqueza
tribaciones de la cordillera del PríncipeAlejandro -un área
era el resultado del trabajo. Pero hay al mismo tiempo una
conocida como Yangoro-, apareció un culto denominado
estrategia de autodefinición ligada en forma muy estrecha
Asociación Peli: «el culto hurun parece remontarse más o
al poder externo. La posición inferior de los papúas se expli-
menos a 1969, cuando dos hombres, Matias Yaliwan y
ca diciendo que los misioneros los indujeron engañosamen-
Daniel Hawina, se convencieron de que un grupo de indica-
te a no hacer caso de la palabra de Dios. En consecuencia, se
dores de planimetría de cemento instalados en la cima del
les rehusó el bienestar de los europeos:
Hurun impedía que los beneficios materiales fluyeran hacia
la gente» (May, 1982, pág. 35).
«En las primeras etapas de las actividades culturales tam-
Ahora bien, esta es una zona que ha estado en contacto
bién se informó de personas que quemaban dinero y se fro-
con Occidente desde los primeros años del siglo XX. Des-
taban las cenizas en el rostro o en tajos hechos en las muñe-
de 1914 hubo en ella una misión católica. El descubrimiento
cas, a fin de que su dinero se incrementara, y de otras que
de oro atrajo a colonos blancos y en la década de 1950 se in-
limpiaban a fondo cementerios y enterraban maletas que
suponían haber llenado de dinero. En la época de las cere-
En 1985, las sectas religiosas que solicitaron permiso oficial Para rea- monias de Hurun, en la aldea Marambanja había una "casa
lizar su trabajo públicamente fueron setenta y siete. En la actualidad su
número, al parecer, se acerca a la centena. de poder" (paua haus) en la cual se almacenaban ciertos ob-
jetos mágicos de los jefes del culto y el dinero que habían universales de la naturaleza del hombre. El atractivo de las
reunido. Después se difundió el rumor de que el dinero se soluciones colectivistas es inherente a la construcción del
creaba en esas paua haus, o "bancos", y hubo un movimien- individualismo occidental. Sin embargo, esas soluciones no
to para establecer esas casas en muchas aldeas. En laspaua son, por cierto, trascendentes. Participan plenamente del
haus los "trabajadores" y las "flores" realizaban una activi- universo de la modernidad, que contiene, por definición,
dad que llamaban 'lavar dinero" o 'luchar con los platos", todos de identidad concebibles (en términos moder-
durante la cual las sumas de dinero reunidas por los miem- nista
bros de la Peli se ponían una y otra vez en dos grandes pa- La situación de los hawaianos, cuya identidad oficial fue
langanas esmaltadas; se decía que la tarea, si se realizaba destruida y hasta legalmente prohibida, presenta similitu-
correctamente, provocaría el aumento de la cantidad de des tanto con la occidental cuanto con la congoleña. La iden-
dinero que había en las palanganas»(May, 1982, pág. 46). tidad cultural es algo que tiene que restablecerse, de modo
que se organiza, al igual que en Occidente, como una bús-
Y aunque el movimiento está muy centrado en sus raíces queda de raíces, no como un fortalecimiento del flujo de sa-
locales, no hay dudas en cuanto a la fuente de la fuerza vital lud y riqueza desde Occidente por medio de controles «so-
que sostiene la sociedad: «sibien la asociación está orgullo- brenaturales». Por otra parte, no hay necesidad de experi-
sa de su naturaleza indígena, parece haber un deseo común mentar con situaciones colectivas, porque en la experiencia
de tener miembros europeos» (ibid., pág. 44). inmediata de la mayoría de los hawaianos el individuo está
No hay en ello una verdadera contradicción. La práctica integrado a un grupo mayor en términos sociales, si no cul-
de la autoidentificación y la del autosostén pertenecen a dos turales, puesto que no hay una cosmología colectiva que
dominios diferentes. La primera es un acto de autoobjetiva- corresponda a los agrupamientos sociales hawaianos mo-
ción, y la segunda, expresión del yo objetivo. Si hay entre dernos. Como tal, el movimiento hawaiano es la búsqueda
ambas un potencial enfrentamientointelectual, no hay sín- de un marco sociocultural adecuado para institucionalizar
tesis o solución posible. La misma situación se observó an- la experiencia colectiva que ya está presente en la existen-
tes entre los aldeanos de Hawai, cuya existencia es objetiva- cia cotidiana hawaiana, una existencia estigmatizada y ma-
da por el movimiento, pero cuya existencia cultural objetiva terialmente marginada en el mundo moderno que la en-
no es en modo alguno coextensa con esa identidad. Aunque globa. Para los hawaianos, esta situación implica una solu-
es un modelo de individualidad y una realidad política, la ción social de proporciones radicales, una base territorial y
cultura hawaiana tradicionalista no se delinea sobre la cul- un estilo de vida que hagan posible la implementación de
tura aldeana moderna tal como la practican las mismas per- una identidad colectivista u holística. Entre los occidenta-
sonas. les, los movimientos superficialmente similares apuntan
más bien a la integración de los individuos a comunidades
de experiencia y no a la formación de nuevas sociedades.

Las estrategias culturales en una perspectiva


global
Modelos de cambio cultural
En Occidente, la declinación de la identidad modernista
condujo a una nueva búsqueda de salvación. Hay aquí una En lo que precede he intentado esbozar los contornos de
búsqueda de raíces, de permanencia y de paz interior que !as variaciones de las estrategias identitarias en un con-
son completamente ajenas al congoleño o al papúa. Las re- tinuum, aunque curvado y puntuado, que va de las socieda-
ligiones, aun cuando se importen de Oriente, son la clave de des en que los individuos están integrados a unidades socia-
la salvación humana en general porque encarnan verdades les mas amplias y cuentan con un conjunto bien claro de sig-
nificados atribuidos a la individualidad, a una sociedad en oriental, con su individuo más débil, si acaso está presente
la cual el individuo tiene un yo genuinamente autónomo, con claridad, y totalmente orientado hacia el proyecto del
separado de todas las totalidades sociales y culturales de grupo, esa desintegración no debería ser posible. No sería
ese tipo, y cuyo universo está ordenado por el principio mis- prudente pasar por alto, frente a todo este filosofar sobre la
mo del cambio, el principio de todas las culturas, de la cultu- supremacía cultural, que en una época Inglaterra hizo alar-
ra genérica. Pasamos a considerar ahora la forma de captar de de una moralidad afk de superioridad de la raza y del ca-
la simultaneidad de estrategias diversas y cambiantes. rácter autoevidente del imperio. Al respecto, podría decirse
Los tipos de fenómenos considerados en este análisis que el neoconfucianismo se presenta como un movimiento
abarcan: la aparición de tendencias culturales posmoder- cultural, y lo es desde el punto de vista del poder hegemóni-
nas, la reaparición de fundamentalismos religiosos, el sur- co declinante, pero en el mismo sentido en que la Europa re-
gimiento de movimientos religiosos internacionalistas (si nacentista fue un movimiento cultural en relación con la
tal expresión es apropiada), movimientos étnicos y movi- declinación de los centros orientales,y en que aquella angli-
mientos subnacionalistas:todo ello es característico de Oc- cidad surgió como un culto particular de la modernidad en
cidente. En las áreas de Oriente caracterizadas por un rá- oposición al resto del mundo y, especialmente, al resto de
pido crecimiento económico hay formas nuevas de moder- Europa. Pero en esos términos el neoconfucianismoperte-
nismo. Para comprender la diferencia entre su carácter cul- nece a la familia de las cosmologías modernistas. Para noso-
tural particularista y el evolucionismo universalista que en- tros, los occidentales, la diferencia fundamental estriba en
carnan, es preciso verlas en relación con la decadencia de la que, si bien subraya todas las propiedades de la orientación
dominación de Occidente. Por una parte, han subrayado el hacia un desarrollo racionalista, lo hace sin invocar el indi-
núcleo moral del orden confuciano,expresado en el neocon- vidualismo típico de Occidente. Pero yo diría que sigue sien-
fucianismo, que es un orden que destaca la ética de la esfera do una diferencia de grado y no de especie. La moralidad pú-
pública burocrática, una moralidad abstracta pero extraída blica del apogeo de la dominación británica, que destacaba
de los ideales de la familia y promovida a la condición de la lealtad a la compañía o a la unidad social más amplia en
principios sociales generales. Este aspecto se ha vinculado general, es sin duda comparable al neoconfucianismo, aun
a la idea de que los países recientemente industrializados, cuando Occidente ponga el mismo acento en la relación en-
por ejemplo, tienen cierta cultura especial que conduce al tre el individuo y los principios superiores de la moralidad,
desarrollo y que es superior incluso al individualismo occi- de los que se dice que trascienden todas las inquietudes so-
dental. Por otra parte, ha habido muchos debates en torno ciales (pero también en este punto existen claros paralelos
de la relación entre el desarrollismo confucianista y los mo- en Oriente).Cabe señalar que hay incluso exposiciones aca-
delos occidentales. La ideología neoconfucianista destaca démicas que sostienen que existe una profunda afinidad en-
las metas de la democracia y el desarrollo racionalista por tre la filosofía de Confucio y la de un archirnodernista como
encima de prácticamente todo lo demás. La índole particu- Habermas (Tran Van Doan, 1985).
larista de este programa deliberado de modernidad se rela- Los movimientos religiosos, que en el oeste crecieron lo-
ciona con su fundamento étnico en la civilización china. Hay garítmicamente, han sido analizados desde el punto de vis-
en este nuevo modernismo una lógica interesante. Podría ta del sistema mundial por autores como Wuthnow y Ro-
decirse que el problema que plantea la modernidad occiden- bertson. Robertson destacó los procesos de relativización del
tal es que su individualismo tiende a erosionar los valores yo y la sociedad en la arena mundial, que producen un nue-
morales que hacen de todo el proyecto de modernidad una vo tipo de identidad y conciencia en el que se subraya la hu-
posibilidad genuina. Tal visión armonizaría con el análisis manidad como totalidad ilimitada y la palmaria necesidad
hecho por Bell de las contradicciones dialécticas de la mo- de integración. Se dice que este proceso de verdadera inte-
dernidad, que generan por sí solas la disipación posmoder- gración internacional genera una experiencia religiosa que
na que hoy ha cobrado forma en Occidente. En el modelo trasciende el contexto nacional local y empieza a insti-
tucionalizar el género humano como un todo, en un uni- das estas divergencias es la disolución del yo. Y si bien este
versalismo sin jerarquías. Pero esos movimientos no deben proceso M e r e de acuerdo con la manera como el yo se cons-
confundirse con el universalismo modernista. Como movi- tituye culturalmente, conduce de todos modos a un núcleo
mientos religiosos, hacen hincapié en la identificación del universal de experiencia narcisista en la cual la dependen-
individuo con la humanidad: una forma de conciencia de la cia respecto de la mirada definidora del otro se convierte en
especie que en sus rasgos esenciales es tan concreta como el recurso vital de la supervivencia personal. Las reacciones
las identificaciones religiosas o étnicas de carácter más lo- a ese estado dependen de igual modo del contexto cultural
cal. Es indudable que hay tendencias a una formación iden- en que se producen. En ese sentido, he intentado señalar al-
titaria de base más amplia pero concreta. Incluso más allá gunas posiciones dentro de un continuum sugerido de prác-
del ámbito de la experiencia religiosa, la fiebre europea que ticas sociales resultantes.
se ha difundido a lo largo de todo el continente es prueba de Las diferencias que aquí son pertinentes se originan en
la misma tendencia. Hay intentos claros de establecer una la articulación entre la dinámica local de los procesos sis-
identidad específicamente europea recurriendo a los instru- témicos mundiales y las constituciones culturales específi-
mentos de la arqueología, la historia y la lingüística anti- cas de la individualidad, tal como se distribuyen entre las
guos pero de todos modos dignos de confianza. Pero el desa- distintas posiciones dentro de las estructuras sociales lo-
rrollo más vigoroso se dirige a lo local, lo nacional y lo fun- cales. Así, el efecto individualizador de la intensificacióndel
damentalista. La característica principal de la reciente ex- comercio, en un sistema caracterizado por la fuerte inser-
plosión de sentimiento religioso es su efecto fragmentador ción del sujeto en un esquema social y cultural más amplio
sobre la hegemonía nacional o interna~ional.~ Y hay una que desarrolla una dependencia narcisista, bien puede con-
base común a esas diferentes formas de identidad, en la me- ducir a una explosión de brujería en la que esa dependencia
dida en que todas ellas, ya se trate de la «humanidad»,Eu- se define desde el punto de vista de una jerarquía de espíri-
ropa, Alemania o Hawai, están en busca de autenticidad, de tus ancestrales conectados con el sujeto mediante líneas de
raíces, de una identidad concreta que sea absolutamente fi- fuerza que constituyen el cuerpo en todos sus aspectos visi-
ja frente al flujo de la modernidad. Y si los modernistas in- bles e invisibles. AUí donde esas estructuras se mantienen
transigentes consideran que esto es una «concreción fuera intactas, penetran en las estrategias y en quienes las ejer-
de lugar,, no lo es más que su propia y muy complementaria cen, de modo tal que cobran preponderancia los fenómenos
«abstracción». que enlazan la salud y la riqueza con fuentes externas e im-
Este mundo de cambiantes lugares de acumulación de periales de poder sobrenatural. Prevalece la brujería, y la
capital, cambiantes hegemonías políticas, formación de
respuesta a la crisis toma la forma de intentos de mejorar
nuevas periferias, creciente integración y desvinculación y
los flujos por medio de actividades de culto, magia del dine-
autonomizaciónpolítica, no produce un revoltijo de culturas
ro, etcétera.
antes puras en unpot-pourri sistémico mundial. Genera un
En las áreas donde la individualización ha sido más exi-
conjunto de situaciones y autoidentificaciones contrastan-
tes. Y estas, a su vez, dan origen a estrategias culturales tosa o h a triunfado por completo, se asocia casi inevitable-
contrapuestas y discursos que no pueden comunicarse en- mente con la estigmatización de las estructuras étnicas y de
tre sí porque arraigan en condiciones de existencia muy di- clase coloniales y poscoloniales. Con frecuencia, la integra-
ferentes. Hemos señalado que el denominador común de to- ción del sujeto al grupo mayor no se acompaña en este caso
de una integración a un esquema cultural operativo, puesto
que los esquemas hegemónicos de las elites dominantes
Y bien podría sostenerse que el intento de fusión de Europa es en sí tienden a desmembrar, cuando no a reprimir, los proyectos
mismo un aspecto de la fragmentación de una hegemonía mundial ante- políticos subordinados, mediante la educación, el derecho y
rior, la formación de una nueva esfera económica y política, y una fuerza
colectiva en la competencia mundial. el uso cotidiano de esquemas culturales que naturalizan
un ordenamiento social determinado. En situaciones seme- tificación cultural, para aquellos la identidad cultural es en-
jantes, el individuo puede exhibir muchas de las tendencias globada por la praxis política y religiosa.
emocionales que dependen del otro, pero hay una falta total
de estrategias culturales que tengan como meta la acumu-
lación de fuerza vital proveniente del exterior. Para la sacie-
dad en general, la crisis implica un debilitamiento del po- Conclusión
der y la identidad de los grupos dominantes y, por tanto, un
fortalecimiento potencial de identidades culturales antes Podría parecer difícil, cuando no erróneo, intentar en-
reprimidas. En ese caso, la respuesta son los movimientos contrar una unidad en un mundo que se describe cada vez
culturales emancipatorios, el intento de restablecer formas más en términos de fragmentación, desintegración, insig-
previas de existencia, y no la consolidación de los flujos de nificación y mezcla cultural. De todos modos, he intentado
riqueza en el sistema. Esa estrategia acuartomundistan se identificar las tendencias de lo que parece ser un único pro-
opone en esencia a la opuesta a la estrategia ~tercermun- ceso complejo de transformación global. Ello no equivale a
distan anteriormente descripta. decir, desde luego, que no hay estructuras locales ni esque-
Las dos estrategias pueden combinarse,y de hecho lo ha- mas culturales autónomos, sino que su orquestación se da a
cen a menudo, como cabría esperarlo en las situaciones través de una partitura cuyo tema principal es la declina-
complejas que los procesos mundiales provocan en ámbitos ción de la hegemonía occidental, que adopta diferentes for-
locales. Melanesia combina estrategias tercermundistas y mas en diferentes partes de la arena mundial. La moderni-
cuartomundistas en formas políticamente explosivas. No es dad se traslada a Oriente y deja a la posmodernidad en s u
infrecuente que la formación de elites nacionales cree con- estela; el reanimamiento religioso, el renacimiento étnico,
diciones perfectas para la redefinición de ideologías origi- las raíces y el nacionalismo resurgen a medida que en Occi-
nalmente cuartomundistas como desarrollismo tercermun- dente la identidad modernista se vuelve cada vez más fútil.
dista. Esta área de la producción cultural merece mucha En la confusión estructural que caracteriza a este período,
más atención de la que ha recibido. Con todo, la variación y la periferia y los márgenes del sistema también reaccionan,
combinación de esas estrategias sólo pueden aparecer en de una manera que hemos considerado como una compleja
un sustrato caracterizado por la integración relativamente combinación de estrategias tercermundistas y cuartomun-
fuerte del sujeto al grupo. En lugares como Melanesia, don- distas. E n una era transicional en la cual el individuo, sea
de las dinámicas sociales locales todavía son vitales, los mo- donde fuere que esté, se halla empeñado en salvarse, sería
vimientos en pro del establecimiento de una identidad cul- provechoso reducir las diferentes configuraciones descrip-
tural son a menudo, si no siempre, obra de quienes dejaron tas a un conjunto de grandes estrategias culturales que se
sus sociedades y se integraron como individuos al sector mo- diferencian y se recombinan de acuerdo con la especificidad
derno. Esos movimientos no tienen la misma fuerza que los de la posición social global y local. Son estrategias de vida,
movimientos político-religiosos que son tan comunes en Pa- modelos para satisfacer las estructuras de deseo que apare-
púa Nueva Guinea. En realidad, los movimientos cultura- cen en los diferentes nichos del sistema global.
les aparecen invariablemente como aspectos de movimien-
tos político-religiosos, es decir, como el rasgo inmediata-
mente político de estos. En Hawai, por el contrario, donde la
Panorama de las estrategias culturales
mayoría de los hawaianos ocupa una posición comparable a Modernista. Evolucionista progresista, desarrollo del yo, la
la pequeña minoría de los activistas melanesios, el mismo sociedad y el mundo. Las desviaciones respecto de esta es-
tipo de movimiento tiene una mayor signiñcación. Si para trategia de vida se clasifican como patológicas o como fran-
estos lo religioso está comprendido en la práctica de la iden- camente subdesarrolladas o infantiles, en el sentido de que
todos los estados no modernos pueden reducirse, en última diente de la movilidad, el éxito y otros cambios externos en
instancia, a la falta de los medios necesarios para alcanzar las condiciones sociales:
la modernidad, desde los puntos de vista intelectual,
lógico y motivacional: 1. tradicionalista^ se refiere al aspecto general de esta es-
trategia, el énfasis en los valores concretos y la morali-
1. El modernismo puede expresarse en términos culturales dad, las reglas sociales y las prácticas culturales. «Re-
generales, en términos de instituciones políticas condu- ligioso~:por lo común tradicional; fundamentalista en
centes a soluciones democráticas y a un gobierno moral su forma algunas veces ligada a la etnicidad: localista,
eficaz, en términos de crecimiento económico y en la mo- orientada hacia la comunidad; o internacional, orienta-
dernización social, es decir, las instituciones modernas. da hacia la humanidad, antiétnica pero concreta, o sea,
En el discurso modernista, los debates políticos se cen- orientada hacia la especie. "Etnicidadn: la constitución
tran en interpretaciones variables de la implementación de una identidad concreta regional o basada en la his-
de la estrategia modernista; por ejemplo, si la socialde- toria y la lengua; no tan vinculada a un sistema de valo-
mocracia es más eficaz y justa que el liberalismo, el pa- res como a un conjunto de prácticas y creencias cultura-
pel del sector público versus el sector privado, el enfoque les distintivas.
marxista versus otros enfoques. 2. En estrecha conexión con la estrategia tradicionalista se
2. El modernismo asiático exhibe la mayoría de los rasgos encuentra la estrategia ecológica o «verde».Mientras
básicos del modelo occidental; la principal diferencia es- que la primera se basa en la cultura, la segunda se basa
t á en el papel del individuo como instrumento del grupo en la naturaleza, en la relación correcta entre el hombre
antes que como agente autónomo. y el ecosistema. La superposición es clara y se produce
en la cosmología evolucionista, donde tradicional = pró-
ximo a la naturaleza = adaptado a la naturaleza (esto es,
ecológicamente seguro).
E n Za declinación de Za identidad modernista
l2rcermundista. Estrategia de atracción de flujos de rique-
za, estrategia de adhesión y dependencia:

l. Sistema de clasificación de clase estatal con cadenas de


Distanciamiento cínico de cualquier identificación, pero clientes en el cual el consumo suntuario desempeña un
con lúcida conciencia de la falta de identidad. papel central en la definición de las posiciones.
Consurnista: dependencia narcisista de la presentación 2. La estrategia está inequívocamente orientada hacia el
de sí a través de la construcción de la identidad como centro como fuente de riqueza y hacia lo moderno como
mercancía. Es muy inestable, y puede desviarse fácil- forma de poder de la cual hay que apropiarse dentro de
mente hacia soluciones religiosas o étnicas. Una varian- la estrategia de rangos antes descripta.
te es el consumo de las raíces como mercancías, la crea- 3. La estrategia favorece, entonces, el desarrollo, entendi-
ción de un espacio de vida que evoca una visión nostálgi- do no en términos de crecimiento de la infraestructura
ca o un pastiche de épocas basado en ella. sino de consumo de modernidad o de sus productos, que
funcionan como símbolos de prestigio y, como tales, de
Dadicionalista-religiosa-étnica. Solución a la falta de iden- poder.
tidad, el fracaso del proyecto moderno. El individuo siente
l a viva necesidad de comprometerse en un proyecto más Cuartomundista. Estrategia de salida del sistema, de for-
amplio en el que la identidad es concreta y fija, indepen- mación y10 mantenimiento de comunidades culturalmente
organizadas que son autosuficientes y políticamente autó- gico es el aliado natural del cuartomundista;y ello con inde-
nomas: pendencia de los resultados de tal alianza. El posmodernis-
ta está solo, en la medida en que todos sus aliados potencia-
1. Por lo común, las estrategias adoptan la forma de movi- les son fantasías, «primitivospara nosotros»,llenos de sabi-
mientos culturales por el restablecimiento de una iden- duría y próximos a la naturaleza en una forma que los des-
tidad y un estilo de vida antes reprimidos. poja de su humanidad, excepto como una «humanidadpara
2. Las estrategias rechazan habitualmente todas las for- nosotros.. Y la forma de estrategia posmoderna que consiste
mas de modernidad y, en especial, la idea de desarrollo en construir mundos a partir de imágenes de épocas pasa-
universal. Son de carácter tradicionalista, pero también das y lugares exóticos, para que los nouveaux riches y los
intentan establecer un orden social eficaz basado en vi- buscadores de aventuras adinerados, faltos unos y otros de
siones del mundo y/o esquemas religiosos particulares. identidad, los hagan suyos, sólo necesita los productos del
3. Tendencia al igualitarismo, puesto que en esos movi- mundo y de la historia mundial. Tal estrategia se consume a
mientos no hay fimdamentos para una escala jerárqui- sí misma y no necesita ni busca aliados.
ca: a menudo se reconsidera la historia local, a fin de La fragmentación del sistema mundial implica una in-
postular en el comienzo de los tiempos un estado origi- tensificación de la actividad social - d e búsqueda, hallaz-
nario de existencia sin ninguna forma de jerarquía so- go, oposición- y una frenética creatividad para adaptarse
cial. Si se plantea un liderazgo, tiene invariablemente la al cambio de las condiciones. Mientras se escriben estas 1í-
forma del líder carismático que es el salvador, el padre o neas, la Unión Soviética está suEendo el golpe más grande
la madre de su pueblo y la encarnación de sus valores. de su historia; China intenta recuperarse después de haber
abatido por la violencia una gran rebelión, no sólo de estu-
Si bien estas son las estrategias conscientes que emer- diantes sino de un amplio sector de intelectuales urbanos y
gen en las diferentes zonas del sistema mundial, con ello no jóvenes trabajadores. La rebelión tenía como meta el derro-
se ha dicho todo, desde luego. No son las estrategias de la vi- camiento de la organización del poder de la clase estatal
da cotidiana, aun cuando muestren cierto aire de familia. frente a la creciente estratificación, debida a su vez a la in-
Pero se originan en las mismas condiciones de existencia, y troducción masiva de inversiones de capital extranjero y la
por eso son homólogas y toman parte en un conjunto más posibilidad de una acumulación de riqueza en gran escala.
grande de posibilidades lógicas. La estrategia cultural cuar- He sostenido que todos esos impulsos, prácticas, movimien-
tomundista suele ser producida por comunidades que ya tos y estrategias locales están implicados en procesos globa-
han dado la espalda al mundo y cuentan con un conjunto de les que distribuyen campos de identificación inmanente en
estrategias locales que se oponen conscientemente a las de la arena mundial.1°
instancias políticas y económicas superiores. Esta situación Quienes caracterizan el presente como la cultura del
puede plantearse con independencia de que surja o no un narcisismo, posmodernidad, capitalismo tardío, posindus-
movimiento cultural en lugar de una simple adaptación. trialismo, sociedad de la información, destacan por igual,
Las estrategias tercermundistas, por su lado, se dan en si- diría yo, aspectos particulares de un proceso unitario en el
tuaciones en que las estructuras locales están englobadas nivel del sistema global, un proceso que, si abandonamos
en órdenes sociales superiores. Las situaciones tercermun-
distas producen identidades locales débiles. Las situaciones A través, desde luego, de los procesos de articulación entre los pro-
cuartomundistas producen identidades locales fiiertes. Pe- cesos locales y globales. Un enfoque global no supone, por cierto, que los
únicos procesos sociales relevantes son a su vez globales, sino que las múl-
ro las situaciones pueden transformarse en lo contrario, y tiples praxis sociales locales se integran a dichos procesos más amplios.
las identidades y estrategias hacen otro tanto. Tampoco las propiedades de estos eliminan las de aquellos. Por el con-
Así, el modernista es el aliado natural del tercermun- trario, los procesos sociales globales están constituidos en gran parte por
dista, tal como el tradicionalista o el fundamentalista ecoló- estrategias locales y sus propiedades locales y globales no intencionales.
nuestro ensimismamiento occidental, incluye el crecimien- 11.Sistema global, globali
to de los fundamentalismos,las etnicidades, los nacionalis-
mos culturales, los cultos tercermundistas y los liberacio- etros de la mode
nismos cuartomundistas. Si juegan al rummy por muchos
dólares en alguna aldea hawaiana que se aísla mientras a
su alrededor los turistas exploran sus terrenos domésticos
eii busca de otra autenticidad que puedan capturar para
exhibirla en sus salas de estar del condominio, ello no debe
entenderse como signo del enloquecimiento del mundo o de
criollización cultural, sino como una realidad que debemos
intentar captar sin las defensas cínicas de nuestros esque-
mas culturalesintelectuales,que clasificarían esto como ba- Hay en la actualidad muchas versiones de la teorización
sura y aquello como sopa de arvejas cultural. Sólo enloque- y el análisis globales, y con demasiada frecuencia se tiende
cen las personas, no las culturas ni las sociedades. Aun el a fusionarlas aun allí donde representan visiones virtual-
caos de identidades y estrategias del mundo de hoy es el mente opuestas de la naturaleza de lo «global».En lo que
efecto de fuerzas reales y muy estructuradas que se hacen sigue querría distinguir dos enfoques muy diferentes del
sentir constantemente en la vida de quienes tratan de lle- proceso global. El primero es una elaboración más bien re-
gar al día siguiente. ciente que combina intereses procedentes de los estudios li-
terarios y la sociología cultural inspirada en ~ i r m i n g h a m , ~
que se concentró en la globalización como reconocimiento
de lo que se concibe como un crecimiento mundial de las in-
terrelaciones, los intercambios y los movimientos de perso-
nas, imágenes y mercancías.Al segundo lo caracterizaré co-
mo enfoque de los sistemas globales, que se desarrolló algo
antes como una especie de economía política histórica global
y que más recientemente empezó a abordar cuestiones de
cultura e identidad desde el punto de vista sistémico global.
Entre esos dos enfoques tan amplios hay algunas superpo-
siciones, pero a menudo el primero elevó contra el segundo
una crítica con menos argumentaciones que aseveraciones.
Investigadores como Robertson y Hannerz, este en menor
medida, han deplorado la ausencia de la cultura en los aná-
lisis de los estudiosos del sistema mundial, con frecuencia
como si quisieran dar a entender que el punto de partida de
esos análisis era de algún modo erróneo. Aunque sin duda
es cierto que los teóricos del siste dial se interesaron
Este capitulo se basa en un trabajo pres arias conferencias y se-
minarios en 1992 y 1993. En una versión más breve apareció en M. Fea-
therstone, S. Lash y R. Robertson, eds. (en prensa) GZobaZ Modernities,
Londres: Sage.
En el caso de Robertson, Wuthnow y varios otros investigadores tam-
bién habría que incluir a Parsons.
podrían intervenir, y Robertson está casi exclusivamente
fundamentalmente en los fenómenos de la economía políti- interesado en el problema de la conciencia y la cultura. La
ca, esto no excluye un enfoque adecuado de las llamadas noción de estrechamiento remite a la disminución de la dis-
cuestiones culturales en ese marco, y ni siquiera un enfoque
tancia entre las partes, a la implosión, a fenómenos del tipo
unitario en el que la especificidad cultural sea un aspecto de
de los detallados por quienes proponen la «aldea global».
otros fenómenos sociales. Defenderemos esta segunda pers-
Esos mecanismos se vinculan a la aceleración tecnológica y
pectiva e intentaremos ejemplificarla, en parte, en un análi-
a lo que Harvey, con una expresión más precisa, ha llamado
sis de la <<modernidad» como producto localizado y específico
«compresión espaciotemporal»,aludiendo a la velocidad del
del sistema global.
transporte de personas, sonidos, imágenes y cualquier otro
modo de información, incluido, desde luego, el dinero. De
acuerdo con su análisis, esos mecanismos no surgen sólo a
causa del desarrollo científico o de una evolución tecnológi-
ca neutral. Son motorizados por el proceso de acumulación
En los últimos años se ha producido una literatura rela-
de capital, o sea, la forma social específica de las estrategias
tivamente amplia acerca de la globalización. Gran parte de
que organizan la economía mundial. El hecho de que el gra-
las discusiones se concentraron en lo que al principio pare-
do de interdependencia global sea el único aspedo del siste-
cía ser un aspecto de la naturaleza jerárquica del imperia-
ma global relevante para su tesis, le permite relegarlo a los
lismo, esto es, la creciente hegemonía de culturas centrales
márgenes de su interés más restringido en la globalización
particulares, la difusión de los valores, bienes de consumo y
como conciencia de que esa interdependencia existe.
estilos de vida estadounidenses. En algunos de los primeros El carácter esencial de la globalización reside aquí en la
trabajos esta situación se calificó como «imperialismocultu- conciencia de lo global, es decir, en la conciencia que los indi-
ral», y suscitó gran alarma la supresión de las diferencias viduos tienen de la situación global, específicamentela refe-
culturales en el mundo, no sólo en la periferia «económica» rida al mundo como un ruedo en el que todos participamos.
oficial sino en Europa occidental, donde a fines de la década Esa conciencia tiene muchos aspectos. El que Robertson
de 1950 y en la de 1960 se sentía verdadero temor, al menos aborda es simplemente lo universal como representación
en las elites culturales, ante el défi americain y la hegemo-
experimentada en forma más o menos concreta, la com-
nía de la cultura de la Coca-Cola. En nuestros días, ese te-
prensión de que todos somos parte de algo más grande. Des-
ma se desarrolló en un primer momento en la obra de los so-
de luego, este podría ser tanto Dios o el Espíritu Absoluto co-
ciólogos y, más recientemente, entre los antropólogos, para mo el mundo de la especie humana. Tras los pasos de Par-
alcanzar una comprensión más compleja de los procesos
sons, el análisis de Robertson se centra en la interacción de
culturales que abarcan grandes regiones del mundo. particularismo y universalismo, contrastando una globali-
Recientemente, Robertson planteó la cuestión de la glo- zación en sentido total, la idea de humanidad como tal, con
balidad como una dualidad de procesos objetivos y subjeti-
una universalizaciónde los particularismos, como ocurre en
, vos: «La globalización se refiere tanto al estrechamiento del el nacionalismo. Este fenómeno no es entendido como frag-
i mundo como a la mayor conciencia que se tiene de este como mentación sino como difusión de una idea; es decir, las cir-
I
un todo» (1992, pág. 8).Remite con ello a un aumento de la
cunstancias sociales de la emergencia de identidades loca-
interdependencia global y del saber que se tiene de esa in- les se tratan en gran parte como una globalización intelec-
'' ;: terdependencia. Llega a sugerir, en oposición a lo que había
tual o cognitiva.
afirmado en sus artículos anteriores (1991), que ese estre-
Robertson plantea cuatro elementos distintos pero rela-
15 chamiento se inició antes del siglo XIX e incluso que tiene cionados que forman el marco de los procesos globales. Esos
ii- un milenio o más de antigüedad, aunque no siempre con el elementos son: los «yo»(los individuos), los estados nacio-
mismo carácter. Pero en realidad la referencia al estrecha-
E nes, la humanidad y el sistema mundial de estados nacio-
ni5
b
miento no se descifra en relación con los procesos reales que
'1
nes. Esas formas emergentes se vinculan en el período que manidad no es tanto una conciencia del mundo en general
va de 1870 a 1920mediante una serie de relaciones que Ro- como una visión universalizada de ese mundo que depende
bertson representa en la figura 11.1. del proceso mismo de individualización. La organización del
mundo en etnoespecies o razas es otra forma de identifica-
Sociedades
nacionales . Helativización de las sociedades
+
Sistema mundial
de sociedades
ción del «otro»en el mismo sistema. El reconocimiento de
una arena más amplia de política y economía entre unida-
des estatales puede asumir, desde luego, varias formas dife-
rentes, desde la jerarquía imperial hasta la competencia
mundial. El diagrama de Robertson nada dice de la natura-
leza del proceso de relativización ni del modo como podría
cambiar a través del tiempo. Por el contrario, detalla un me-
ro reconocimiento, que no se descubre en el mundo sino que
simplemente se postula: el reconocimiento del propio Ro-
bertson del estado globalizado del mundo.
Como lo he subrayado, este autor no sostiene que nos es-
.-
Los ((yo» Relativización de lns autoidentidades Humanidad
temos volviendo idénticos unos a otros. Por el contrario, se
del yo refiere a dos procesos que se interpenetran: la universaliza-
ción del particularismo (como en el estado nación) y la par-
Figura 11.1. Modelo de la globalización de RobeTtson. ticularización del universalismo (la apropiación de lo uni-
versal en contextos locales, como el modernismo nacionali-
Este diagrama procura ilustrar los procesos esenciales zado o el budismo japonés). Esta dinámica cultural funda-
de relativización que intervienen en la progresión hacia la mental de lo global tiene su paralelo en otros análisis de la
experiencia de la globalidad. A mi entender, la parte supe- globalización (Hannerz, Appadurai, Friedman) con leves
rior del diagrama, la relativización de las sociedades, es la diferencias. En este caso hay también otro tipo de razona-
conciencia del campo más amplio de interacción entre los miento, que no es fácil reducir a cuestiones de signiñcado e
estados, mientras que la parte inferior se refiere a la expan- interpretación. En un análisis más reciente, Robertson des-
sión de la identidad individual hasta incluir a toda la huma- taca lo local como un producto global en el cual lo particular
nidad. En todo caso, la hipótesis es que el mundo se convier- es un aspecto de la globalización más que su opuesto com-
te cada vez más en una sola unidad. Robertson no predice la plementario. Toda una serie de fenómenos locales y localiza-
extinción del estado, desde luego, y subraya que la apari- dores -etnicidad, nacionalismo, movimientos indígenas-
ción misma del estado nación es un producto de la difusión pueden entenderse como productos globales. Las mismas
global que organiza el campo mundial. Todos los lazos entre estrategias localizadoras son intrínsecamente globales.
los términos son de naturaleza cognitiva o discursiva. Por Creo que aquí Robertson puede haber subrayado en exce-
mi parte, situaría esos términos en el marco de lo que más so el aspecto mental o semántica de tales fenómenos. Hace
adelante caracterizaré como el espacio identitario de la mo- hincapié, por ejemplo, en la «estandarización»de la loca-
dernidad, que es en sí mismo un producto del desarrollo de lidad, como si esta fuera un plan antes que una situación o
sistemas globales, pero no equivale a lo global como tal. Las un contexto social, mientras en mi enfoque los procesos lo-
relativizaciones son expresiones de procesos de diferencia- cales son aspectos del proceso global más amplio. Y si bien
ción y separación producidos en la rn~dernidad.~Así, la hu-
En el siguiente análisis de la modernidad como espacio identitario,
destaco la conexión implícita entre la individualización, la alteridad y la una noción de humanidad generalizada, despojada de sus elementos
abstracción de la identidad social. Ese proceso da origen a la posibilidad de históricos y culturales particulares.
Robertson no siempre es claro, parece que la cultura global ciedad que produce la serie. Pero el verdadero representan-
es la base de la difusión de los estados naciones en el siglo te de la globalización es el cosmopolita que ríe entre dientes
X X «Laproliferación de los estados naciones -similares en ante ese hecho, puesto que el significado que atribuye a la
muchos aspectos- en el siglo XX tiene que explicarse, se- aparición de Dallas en Africa es de naturaleza global: el sig-
gún esta concepción, con referencia a la cristalización de la nificado de lo cosmopolita, equivalente, como veremos, al
cultura política global. (Robertson, 1992, pág. 69). significado de lo moderno. Diría que, aunque producto glo-
Robertson también parece sostener que lo global es en bal, la formación de etnicidades y naciones no puede enten-
gran medida una cuestión de interpretaciones rivales de las derse en términos de difusión cultural. Si bien Robertson
«circunstancias globales>>, y que estas son aspectos consti- está aparentemente de acuerdo con la caracterización de
tutivos del sistema mismo, pero no ofrece alternativas a los Wallerstein acerca del nacionalismo como fenómeno global,
modelos de economía política en su propio terreno. La con- este último autor lo ve en términos de fuerzas y relaciones
ciencia del planeta, la comunicación entre sus regiones y las globales, y no como difusión de una idea. Sostendré que la
interpretaciones rivales del mundo no son suficientemente particularización es un producto del sistema global en de-
específicas, a mi modo de ver, para proponer una compren- terminadas fases de su «desarrollo»,y no una característica
sión dinámica de los procesos globales. El hecho de que los general del «campoglobal».Por ejemplo, la aparición, entre
fundamentalismos, por ejemplo, ofrezcan visiones alterna- los pueblos indígenas, de movimientos «cuartomundistas»
tivas de la situación global no explica su aparición y su po- en favor del restablecimiento de la autonomía cultural y po-
der, como tampoco lo hace el más interesante paralelo entre lítica es en términos sociales un proceso global. Se trata de
esos movimientos y otros movimientos étnicos, indígenas y un cambio de identificación que acompañó la declinación de
comunitarios. la identidad modernista en los centros hegemónicos del sis-
En mis propios términos, la globalización tiene que ver tema mundial. No obstante, el foro ofrecido por el Concejo
en gran medida con las conciencias globales, pero también Mundial de Pueblos Indígenas, la gran cantidad de infor-
con la manera como se establecen en períodos definidos de mes por los medios de comunicación y películas de Holly-
la historia de sistemas globales ya existentes. La globaliza- wood, como Danza con lobos, han fortalecido la represen-
ción se refiere a procesos de atribución de significado que tabilidad de los pueblos del cuarto mundo como tales. Este
son de naturaleza global. No se los debe fusionar con los pro- fenómeno es globalización, pero también en este caso su
cesos globales de atribución que son locales, como los nacio- aparición en nuestros días es un producto determinado del
nalismos, las etnicidades y las balcanizaciones, los cuales sistema global en una fase de descentralización y deshege-
son en realidad localizaciones más que globalizaciones. Las monización.
religiones universales de que habla Robertson establecen
identidades transnacionales, pero sólo pueden hacerlo si
quienes toman parte en ellas en efecto se identifican así. El Sistema global
budismo, por ejemplo, es marcadamente local en Sri Lanka,
donde está fuertemente ligado a la constitución del propio La globalización alude a procesos caracterizados por lo
estado. Como movimientos globales, sus versiones más ecu- común como culturales, es decir, atinentes a la atribución de
ménicas de California y otros lugares tienen un punto de significado en la arena global. Esta arena global es la con-
mira muy diferente. El hecho de que los nigerianos vean dición previa de la globalización. Es precondición, por ejem-
Dallas podría ser un fenómeno muy localizado entre los te- plo, de la formación de identidades locales como los estados
lespectadores reales, quienes, aun cuando sepan del carác- naciones, el tercer y el cuarto mundos, las etnicidades y los
ter importado (es decir, global) del programa, pueden apro- movimientos religiosos. Si bien estas son estrategias locali-
vechar ese carácter para definir un conjunto de relaciones zadoras, se originan globalmente. La arena global es el pro-
jerárquicas locales que guarda poca semejanza con la so- ducto de un conjunto determinado de propiedades dinámi-
cas entre las que figu formación de estru redes institucionales regulares. La caída y la transforma-
centro y periferia y su expansión, contracción, fragrnenta- ción de grandes imperios tanto en el Viejo como en el Nuevo
ción y restablecimiento a lo largo de ciclos de hegemonías Mundo, la metamorfosis de los sistemas sociales «tribales»
cambiantes. Ese conjunto de propiedades dinámicas, que como resultado de la reorientación del comercio, la forma-
se analizaron con cierto detalle en otras publicaciones (Ek- ción de sociedades coloniales, la producción de cazadores,
holm Friedman; Ekholm y Friedman; Friedman), son lo que recolectores y cacicazgos, lo mismo que el pluralismo, los
llamamos sistema global o proceso global. Existen muchos lumpenproletariados y las clases estatales, son por igual
procesos culturales originados directamente en los sistemas parte integrante del sistema global, generados por procesos
globales. Son los procesos de formación identitaria y frag- globales. Durante años he sostenido que el mundo investi-
mentación ya mencionados. Hay otros fenómenos de carác- gado por los antropólogos es un mundo ya transformado es-
ter menos sistémico, como el hecho de que Marco Polo tra- tructuralmente por su integración al sistema global (Ek-
jera consigo las pastas de la China. Los viajes de Marco Polo holm y Friedman, 1980).La mayor parte de nuestra investi-
eran, por cierto, parte de un proceso sistémico, pero es más gación en lo que hemos llamado antropología sistémica glo-
diñcil explicar en términos globales la presencia de las pas- bal se concentró en los procesos transformacionales inte-
tas en oposición a otros productos. Su introducción en la co- gradores que han originado el «presente etnográfico~que la
cina de l a península itálica es un proceso de globalización,y etnograña, también un producto del sistema global, tradujo
la elaboración final de una cocina italiana basada en ellas en discursos sobre la identidad occidental, los discursos del
es, en términos metafóricos, un proceso de sincretismo cul- evolucionismo, del relativismo, de la sociedad como organis-
tural o, quizá, de criollización. Pero esa mezcla sólo es inte- mo autónomo, de la cultura como sustancia. El sistema glo-
resante desde el punto de vista de la práctica de la identidad bal h a penetrado tanto en la transformación real de las so-
local, y no de la identificación que el cosmopolita hace del ciedades del mundo como en las representaciones que el
origen de elementos específicos.Así, el hecho de que las pas- centro se hace de los resultados de esa transformación. No
tas se italianizaran y su origen chino quedara en la irrele- debería ser necesario insistir en que la transformación so-
vancia, es, en este caso, el proceso esencial productor de cul- cial es también transformación cultural. La aparición del
tura. Que los orígenes se conserven o se borren es una cues- canibalismo, la brujería en gran escala, los reyes sagrados
tión de l a práctica identitaria. La naturaleza de la cultura fi-azerianos y nuevas estructuras clánicas en el Africa Cen-
de u n territorio puede reducirse a la cuestión de l a identifi- tral de fines del siglo XIX, es el producto de una catastrófi-
cación y, por tanto, de la identidad. Yo diría, en ese sentido, ca transformación de toda la región. Los recién menciona-
que l a práctica de l a identificación es, propiamente, una dos constituyen cambios culturales cruciales, innovaciones
cuestión de sistemas globales y no de globalización. Esta es en aspectos de importancia, discontinuidades, aun cuando
producto de aquellos. La práctica identitaria constituye y existan claras continuidades transformacionales (Ekholm
transforma a los actores del sistema y es la dinámica que Friedman, 1991).
subyace a l a creación de configuraciones de significado es- El sistema global comprende la articulación entre los
pecíficas. Esto implica que el anterior análisis de la globa- «sectores»centrales en expansión o contracción y sus perife-
lización se refiere, más exactamente, a los mecanismos de rias emergentes o en desaparición. Se trata de la articula-
globalización del sistema global. ción de una decisiva transformación de las formas de vida
Los sistemas globales incluyen procesos de globaliza- en el sentido más amplio de la expresión. Es, además, un
ción. Comprenden el establecimiento de formas institucio- proceso histórico de largo plazo que sólo puede entenderse
nales globales y procesos globales de identificación y sus adecuadamente como tal. Los procesos históricos de los sis-
productos culturales. Pero los procesos globales también temas globales tienen propiedades específicas, como la ex-
fueron las fuerzas principales de la transformación social pansión o la contracción y la hegemonización o la fragmen-
en grandes sectores del mundo aun sin que se estableciesen tación, que dan forma e imponen límites a las condiciones
de existencia, las reacciones y las estrategias culturales de es globalización, pero se trata sin duda de u n fenómeno glo-
quienes participan en ellos.Ami entender, hay una relación bal. Su dinámica no apunta al establecimiento de organiza-
inmediata entre las condiciones de vida que tienden a apa- ciones que abarquen regiones más grandes o aun el mundo,
recer con rasgos diferenciales en esos sistemas y la genera- sino a una transformación de las relaciones de autoidentifi-
ción de lo que más adelante caracterizaré como «espacios cación en el mundo en una coyuntura histórica específica.
identitariosn, a partir de los cuales se producen formas ins-
titucionales y representacionales culturalmente específi-
cas. Entre esas formas se cuentan la manera como las po- La globalización en los sistemas globales: proceso
tencias centrales clasifican el mundo, cómo cambian esas institucional
clasificaciones a lo largo del tiempo, cómo, cuándo y dónde
aparecen nociones tales como las de modernismo, primiti- Siempre ha sido más fácil identificar las relaciones glo-
vismo y tradicionalismo, y también la variedad de regíme- bales en términos de instituciones visibles como las admi-
nes coloniales, estados poscoloniales y movimientos sociales nistraciones coloniales, las corporaciones transnacionales,
y culturales. Desde este punto de vista, los espacios identi- la banca mundial y las organizaciones sindicales, pero tam-
tarios del sistema global son la fuente de gran parte del con- bién las estructuras religiosas internacionales del cristia-
tenido de la globalización. nismo y el islamismo, las corporaciones de medios de comu-
En este contexto, la globalización alude a la formación de nicación, etc. Podríamos referirnos a esos fenómenos como
estructuras institucionales globales, es decir, estructuras globalización en tanto se oponen a los procesos sistérnicos
que organizan el campo global ya existente, y de formas cul- globales, porque se construyen dentro de campos globales
turales globales, esto es, formas que son producidas por o ya existentes. Las administraciones coloniales refuerzan e
transformadas en objetos y representaciones globalmente institucionalizan una jerarquía global ya existente. Las
accesibles. El hecho de que los intelectuales occidentales in- multinacionales son u n producto históricamente generado
terpreten el mundo como un lugar único no es en sí mismo de una determinada fase de las relaciones globales. La ban-
un dato de la globalización, a no ser que se convierta en una ca mundial, las organizaciones sindicales, las estructuras
interpretación prevaleciente para el resto del sistema mun- religiosas, etc., son productos de proyectos de consolidación
dial. La circunstancia de que el estado nación se haya con-
en órdenes mundiales ya existentes. Para aclarar lo que
vertido en un fenómeno global no es u n dato de la globaliza-
queremos decir aquí, podemos tomar el ejemplo de la indus-
ción, sino un fenómeno sistémico global.3 Balcanización no
tria turística, una de las actividades económicas multina-
cionales más grandes del mundo, si no la más grande. La
El uso de la expresión *estado nación>)oculta el hecho de que muchos existencia de un turismo en gran escala se relaciona con
estados naciones del tercer mundo, aunque emplean el vocabulario de las
tendencias emergentes en el consumo. Podría decirse que
instituciones occidentales, se organizan de maneras completamente dife-
rentes. La terminología del estado nación se relaciona en su totalidad con surgió en la interacción de estructuras cambiantes de ingre-
la organización del poder económico y político en la arena global. Podemos so en el centro del sistema, así como del cambio de las condi-
hablar aquí de una tendencia institucional a la globalización, pero no son ciones de transporte. En ese carácter, es u n fenómeno sisté-
los estados naciones concretos los que se globalizan, sino meramente la mico global. Pero la elaboración de la industria turística co-
terminología y la retórica. Se globalizan también las relaciones de acce-
so al capital en escala mundial, aunque en este aspecto ha habido una mo tal, la construcción de mundos de fantasía lejos de casa,
creciente descentralización. La relación entre la terminología del estado la forma de la publicidad, la misma estructura organizativa
nación, la retórica del desarrollo o la modernización y el deseo de financia- del turismo son, según nuestros términos, una cuestión de
ción y apoyo internacionales son elementos de la formación de nuevas eli- globalización, la creación expresa de estructuras sociales
tes e identidades elitistas. Pero, diría yo, dependen claramente de los per-
files del propio sistema mundial. En otras palabras, la globalización es un
globales. Las estructuras globalizadas no constituyen una
aspecto dependiente del sistema mundial. novedad del sistema global actual. Desde el siglo XV hasta
el siglo XVIII las compañías mercantiles fueron estructu- echar más luz sobre las estructuras que intervienen en esos
ras globalmente institucionalizadas. La existencia de tales procesos. Como los escritos acerca de la globalización fueron
estructuras, incluyendo virtuales diásporas de colonias deliberadamente culturalistas, la distinción es aún más im-
comerciales empleadas por compañías individuales, es ade- portante, puesto que he sostenido que la globalización es un
más una característica de la mayoría de las civilizaciones subconjunto de procesos sistémicos mundiales.
comerciales que se remonta al mundo antiguo. Los grandes El saber de lo global, la conciencia de un mundo en im-
imperios del pasado fueron poderosas organizaciones glo- plosión, una aldea global y todas las representaciones de lo
balizadas y al mismo tiempo poderosas culturas globaliza- global, sea en fragmentos o totalidades, desde l a música
doras. Aun en ausencia de estructuras imperiales manifies- mundial hasta los mapas mundiales, son productos glo-
tas, los sistemas de comercio del océano Indico y el sudeste balizados y no meramente nuestras representaciones del
asiático produjeron una enorme globalización institucional mundo más general, sólo si participan en una arena global
y cultural en lo que por lo común se denomina la hinduiza- de identificación o son parte de ella de alguna otra manera.
ción del sudeste de Asia e Indonesia y la islamización del Podemos intentar ahora especificar el dominio en el que
océano Indico. La CNN (Cable News Network) es una orga- podría aplicarse el término «globalización»en sentido cul-
nización global que produce realidad para espectadores de tural:
la mayoría del mundo actual. Uno de sus anuncios presen- 1. Lo que se requiere aquí es un marco de referencia global
ta, en tono romántico, ejemplos de su público en diversas estable, que posibilite el acceso desde diferentes partes
partes del mundo: sus diferentes culturas y aspectos fí- del sistema global al mismo conjunto de expresiones o
sicos, en un argumento imaginario en favor de la unidad de representaciones. Ello puede aplicarse a cualquier tipo
la humanidad bajo la CNN. El genero humano de Robert- de expresiones o representaciones, tengan la forma de
son también es la identidad subyacente de la propia red u n objeto o de un atributo.
mundial de noticias. La socialización de la arena global en 2. Para que la globalización sea homogeneizadora, tam-
términos de una praxis regularmente reproducida es el nú- bién es necesario que los marcos de atribución de signifi-
cleo del proceso institucional de la globalización. cado correspondan al mismo marco del lugar donde la
«cosa»se produjo por primera vez.

La globalizacwn en los sistemas globales: proceso El primero de estos requisitos se refiere a la globalización
débil. Alude meramente a la existencia de u n campo global
cultural de referencia, para acceder, más allá de las comunidades
locales, los territorios, los estados y las regiones, a una are-
No es correcto, desde luego, distinguir de manera cate- n a más vasta. El segundo corresponde a la forma más fuer-
górica entre procesos institucionales y procesos culturales, te. Implica que los mecanismos de apropiación de lo global
puesto que son aspectos simultáneos de lo global, que se en- se han globalizado a su vez y que todos entendemos de l a
trelazan e interpenetran exhaustivamente. La representa- misma manera los objetos y las representaciones que circu-
ción de otros mundos, otras escenas, las fantasías primige- lan en la arena más amplia. La base de la primera forma
nias del viaje por el mundo, están inmersas en la organiza- consiste en todos los medios que comunican y concilian re-
ción institucional de la industria turística y motivan gran presentaciones en el sistema global y garantizan la recep-
parte de su actividad. Las representaciones mercantilistas ción de lo que se produce y transporta. La base de la segun-
saturan 1;anto la práctica como la autointerpretación de las da reside en la creación, en escala global, de sujetos que in-
grandes compañías comerciales. Creo, sin embargo, que es terpreten el mundo de manera similar, Hay aquí un conti-
necesario establecer aquí una distinción analítica, más en- nuum de posibilidades, algunos de cuyos puntos pueden
tre aspectos que entre niveles de la realidad. El objetivo es ilustrarse de manera concreta recurriendo, como ejemplo, a
la existencia de aparatos como las radios y los televisores, l a práctica local de la identidad y el status, que los te-
capaces de recoger ondas procedentes de diversos puntos de mas de la historia se vuelven irrelevantes.
transmisión:
El requisito previo para la globalización fuerte es la ho-
1. No es necesario emplear esos aparatos como medios de mogeneización de los contextos locales, de modo que sujetos
comunicación del contenido de la señal que vehiculizan, que ocupan posiciones diferentes en el sistema se inclinen a
sino que pueden ser simplemente artículos de prestigio atribuir el mismo significado a los mismos objetos, imáge-
para intercambiar en casamientos y funerales o regalar nes, representaciones y otros elementos globalizados. La
a los clientes. globalización débil implica que lo local asimile lo global a su
2. Esos aparatos pueden usarse en el contexto de la comu- propio ámbito de significados puestos en práctica. La globa-
nicación, pero de manera restringida, como se indica a lización fuerte requiere la producción de tipos similares de
continuación: sujetos en escala global. A fin de entender las diferencias
a. El lenguaje de la comunicación puede no entenderse. entre las clases de globalización, es necesario volver a l a na-
b. Las imágenes podrían entenderse, pero interpretarse turaleza del proceso global mismo, esto es, como proceso so-
en términos del contexto local. cial que transforma las condiciones sociales de la produc-
c. Las imágenes podrían entenderse en términos de ga- ción de atribución de significado.
mas más conocidas de atribución de significado, esto
es, tipos identificables de ropa, vehículos, casas, etc.;
y también las actividades de las personas representa- Globalización y cosmopolitismo desilusionado
das podrían interpretarse sobre la base de estas imá-
genes significativas de acceso más general; pero en la
¿Puede haber casos transculturales o transnacionales
medida en que no se entiende el lenguaje, una gama
de identidad, de cultura o de atribución de significado? De
muy grande de interpretaciones sobre la base de re-
acuerdo con este enfoque, ello sólo es posible cuando el pro-
sonancias locales puede tener poco o nada que ver con
ceso de identificación es explícitamente transcultural, esto
el significado original atribuido al conjunto de imá-
es, mixto o supranacional, no en el medio sino por encima.
genes.
E n términos globales, yo diría que ese tipo de identificación
3. Esos aparatos pueden utilizarse en el contexto de la co-
es posicional, y típico de la misma posición cosmopolita. En
municación, pero de manera restringida, como se indica
términos identitarios, lo cosmopolita no es ni una cosa ni la
a continuación:
otra, sin ser liminal. Es cambiante, participa en muchos
a. El lenguaje de la comunicación puede entenderse, pe-
mundos sin llegar a ser parte de ellos. Es la posición y la
ro el contexto de atribución de significados podría ser
identidad de un yo intelectual situado al margen de las are-
diferente: el síndrome de <<Shakespeare entre la male-
nas locales entre las que se desplaza. La práctica del cosmo-
za» [«Shakespearein the bush», artículo de Laura Bo-
politismo, común al autodenominado etnógrafo global de la
hannan en N a t u r d History, 19661.
cultura, se basa en la distancia, y a menudo en una superio-
b. Las imágenes podrían entenderse en relación con el
ridad, respecto de lo local. Por definirse así, el cosmopolita
lenguaje empleado y la gama local de significado atri-
es inauténtico y esencialmente «moderno», como se verá
buible, pero esa gama también podría ser significati-
más adelante. Al establecer constantemente una otredad en
va sólo en términos de contextos locales. X puede en-
relación con las demás identidades, el cosmopolita sólo pue-
tender que el tema de DaZZas son los millonarios y sus
de representar roles, tomar parte de manera superficial en
problemas con las relaciones familiares y las ambi-
ciones personales, y ver analogías con su propia situa- las realidades de los otros, pero no puede tener otra realidad
ción, pero el lujo podría llegar a ser tan decisivo para propia que la misma otredad. Así, la oposición entre lo cos-
mopolita y lo local es una mera deducción del significado del
primero, una noción que presupone la existencia de por lo de carácter transestatal. Esas organizaciones suelen ser
menos dos culturas locales. El antropólogo de la globaliza- de naturaleza política. Entre ellas se cu
ción se identifica a sí mismo al identificar a su objeto. Pero ciones de alianzas -sean políticas o milit
hubo un tiempo en que el cosmopolita, como el antropólogo, ciones culturales, los medios de comuni
podía hacerse pasar por maestro de la otredad. Esto sucedía nes diplomáticas y asistenciales, etc. En el nivel de base
en un mundo de culturas separadas, el clásico mosaico del están las organizaciones económicas multinacionales,
relativismo. Desde el punto de vista del sistema global, se maquinarias de inversión y especulación global. Hemos su-
trataba de una ilusión, el producto del orden imperial de la gerido que esas estructuras no son nuevas y que tampoco
hegemonía de Occidente. Como ese orden se derrumbó, la producen necesariamente un proceso de globalización cul-
distintividad de las fronteras culturales se disolvió. Para el turaI. Este exige el desarrollo de una conciencia global, es-
exoticista cansado, el mundo se convirtió en «un espectro pecialmente entre el personal que actúa en instituciones
gradual de diferencias revueltas» (Geertz, 1988, pág. 147). globalizadas o globalizadoras, desde los economistas del
Como ya lo señalé, esta situación es un síntoma de desorden Banco Mundial y los diplomáticos hasta los antropólogos.
en las relaciones de poder y no la emergencia de una nueva Se trata de una conciencia que se produce bastante general-
verdad. El antropólogo puede sobrevivir en su antigua iden- mente en algunas zonas del sistema mundial donde la de-
tidad si redefine su «objeto».Mediante la identificación de clinación de la hegemonía y el desorden, unida a la creciente
productos globalizados, se transforma en el gran lugar de la intensidad de las comunicaciones, introdujo lo global a la
identificación global, un experto en cultura global. Los an- fuerza en la conciencia cotidiana. Pero también podría suge-
tropólogos culturales globales se unen a las filas de los cura- rirse que ha surgido una estructura de clase global, una
dores de arte global y los críticos artísticos y literarios, anta- elite internacional compuesta por diplomáticos de primera
ño monopolistas de la otredad, que hoy recuperan ese mono- línea, jefes de estado, funcionarios auxiliares y represen-
polio mediante la redefinición del objeto como otredad crio- tantes de organizacionesinternacionales como las Naciones
llizada y revuelta, otredad en casa y hogar entre los otros. El Unidas, que juegan al golf, comen y toman cocteles juntos
carácter autorreflexivo del antropólogo podría ser ya la ex- y constituyen una especie de cohorte cultural. Esos grupos
presión de un cosmopolitismo que allana el camino a una se superponen a una elite cultural internacional de mar-
comprensión de las condiciones de la globalización, puesto chands, representantes de editoriales y medios de comu-
que el lugar de lo transcultural son las estructuras y organi- nicación, los VIPs de la industria cultural que intervienen
zaciones transnacionales mismas. Con todo, la cuestión es directamente en las representaciones y los acontecimien-
por qué y cuándo aparece esa autorreflexividad, ya que es tos mediáticos, y producen imágenes del mundo y para el
evidente que la conciencia no es una mera respuesta a la mundo. Las noticias son producidas por ellos, se refieren en
existencia de instituciones globales, y menos aún a la exis- gran medida a ellos y comunican sus visiones de la realidad.
tencia de procesos globales que siempre estuvieron presen- Esto no implica una homogeneidad hegemónica. Y tampoco
tes. Por el contrario, como lo sugeriré más adelante, tiene que sus identidades sean por entero el producto del lugar
todo que ver con las condiciones de la autoidentificación de que ocupan en el sistema.Al contrario, las visiones son pro-
quienes ocupan esas instituciones. ductos del estado más general de los procesos globales de
identificación y autoidentificación, que no deben confundir-
se con la existencia de instituciones y redes globales. La
fragmentación global implica, entonces, una proliferación
Sistema global, institución global, globalización de interpretaciones del mundo, proliferación que es el con-
tenido históricamente específico de los discursos globales.
Mi argumento ha sido que existe una relación de inclu- El Banco Mundial puede pasar de un desarrollismo absolu-
sión entre los sistemas globales y los procesos de globaliza- to al apoyo serio a alternativas tribales y la conservación de
ción. Los sistemas globales crean organizaciones internas
ecosistemas. No es el Banco mismo la fuente de ninguna de Reformulación de la cultura: regreso al verbo
esas dos posiciones, que deben rastrearse, a mi entender,
hasta el espacio identitario específico de la «modernidad»y Si la globalización cultural es, según he afirmado, u n
sus vacilaciones históricas (véase inpa).Pero también exis- producto del sistema global, también se podría sugerir que
ten en este caso ciertas propiedades compartidas que son el concepto de cultura se origina a su vez en la transforma-
atribuibles a las posiciones comunes de esas elites. De esos ción de los centros de esos sistemas. Desde el punto de vista
sectores surgió gran parte de la discusión en torno de la glo- global, la cultura es un producto típico de la modernidad oc-
balización, desde el «alcanceglobal. económico hasta la «al- cidental, consistente en transformar la diferencia en esen-
dea global* cultural. cia (Friedman, 19873,1988,1991~). Su punto de partida es
Los procesos globales refrenan y transforman sus lími- la conciencia de la especificidad, o sea, de la diferencia, de
tes internos y se articulan dialécticamente con las estructu- las diferentes formas de hacer cosas similares. Cuando la
ras locales que al mismo tiempo los constituyen. Desde este diferencia se puede atribuir a poblaciones delimitadas, te-
punto de vista, es poco viable la sugerencia de que esos pro- nemos cultura o culturas. A partir de ahí es bastante fácil
cesos son en cierto modo organizados por los estados, los convertir la diferencia en esencia, raza, texto, paradigma,
mercados, los movimientos y la vida cotidiana (Hannerz), código, estructura, sin que jamás sea necesario examinar el
en la medida en que estos últimos se generan, y de muy va- proceso real a través del cual se genera la especificidad y se
riadas maneras, dentro del proceso global más general. Los reproduce. La cultura, una herramienta moderna, aplicada
estados aficanos no «manejan el significado* como los es- al contexto global en el cual emergió, origina una esenciali-
tados del sudeste asiático o los europeos. Los cultos cargo zación del mundo, la formación de una configuración de di-
organizan sus mundos de muy diferente manera que el mo- ferentes culturas, grupos étnicos o razas, de acuerdo con el
vimiento verde en Occidente. Podría sugerirse, por el con- período histórico y las identidades profesionales de los iden-
trario, que el análisis de los fenómenos globales debe con- tificadores.
centrarse justamente en el modo como esas formas institu- Las personas hacen cosas específicas y atribuyen signi-
cionales y culturales, los estados, los mercados, los movi- ficados específicos, también una práctica de una índole es-
mientos y la vida cotidiana, se producen y se reproducen en pecífica. Ahora bien: si en una población pueden hallarse
las articulaciones locales globales del sistema m ~ n d i a l . ~ esas especificidades, hay que preguntarse cómo son posi-
* Es cierto que los estados realizan numerosas actividades que po- bles. ¿Cómo se vuelven más o menos homogéneos la prácti-
drían parecer bastante comunes, sin duda en lo que se refiere al uso de
la violencia y a la retórica del poder y la democracia. Incluso se puede mos-
ca o el significado específicos en una población, y hasta qué
trar que ciertos aspectos del proyecto nacional de crear una historia co- punto? Aquí desempeñan un papel decisivo las funciones de
mún son bastante globales. Pero no creo que esos elementos comunes sean la socialización, la autoridad y la identidad.
el resultado de una receta común que haya circulado por el mundo. Antes Desde este punto de vista, la cultura es siempre proble-
bien, me parece que sería más provechoso considerar las relaciones de mática. Siempre se trata de su constitución y reproducción,
fuerza que están en juego, las condicionesde legitimación y las similitudes
históricas que suelen ser el resultado de estructuras globalizadas previas,
o su reconstitución. Estamos dispuestos a admitir, desde
como los regímenes coloniales. Para ejemplificar esto de manera más con- luego, que gran parte de la especificidadde la práctica es re-
creta: el estado nación de Papúa Nueva Guinea tiene toda la parafernalia lativamente automática y/o habitual, pero también aquí se
de un estado moderno y lleva adelante muchas actividades semejantes a nos plantea la cuestión de cómo se organiza lo habitual en el
las que se observan en otras partes del mundo, incluido un proyecto de ho- contexto social más amplio, y cómo se neutraliza. Debemos
mogeneización nacional llamado spanmelanesianismo~.Pero la relación
real entre las categorías gubernamentales y las estrategias para alcanzar
dar razón de su papel. Todo ello pone de relieve el hecho de
y conservar el poder, la comprensión inmediata de la función del estado y que la especificidad cultural nunca puede explicarse en sus
de la democracia, difieren ampliamente de todo lo que podría autorizarnos propios términos. Nunca se la puede entender como un
a clasificar este estado junto con otros por la nueva razón de que se hace dominio autónomo que explique la organización de la con-
referencia a él como estado nación. ducta.
Si la práctica del significado y la práctica de la interac- do y lo ordenan de acuerdo con un esquema central de cosas.
ción se elaboran a partir de condiciones históricamente es- La siguiente nota sobre la «criollización»es justamente un
pecíficas (objetivas) de la existencia subjetiva, como podría ejemplo de esa textualización, en el contexto antes señala-
entenderlo Bourdieu, disponemos entonces de un modelo do del cosmopolitismo desilusionado. La criollización era
para la producción de especificidad que no necesita descan- antaño algo que afecta otros coloniales del mun-
sar en una noción previa de la cultura como organización do, mientras que hoy, poca de fragmentación de
del significado. las jerarquías, cuand un centro paradigmático
Dicho de otro modo, la cultura se ejerce y se constituye desde el cual mirar al mos asumir literalmente
a partir de la práctica. No es un código o un paradigma, sal- una perspectiva a vis situarnos por encima del
vo que se lo emplee socialmente como tal, para socializar o mundo o, quizás, en el espacio del avión de reacción. Pero
transmitir de algún otro modo u n conjunto de reglas abs- lógicamente el concepto sigue basándose en la noción de
traídas del contexto de su producción. La fuerza de la cul- cultura como texto, como sustancia, esto es, tiene propieda-
tura es la fuerza de las relaciones sociales que transfieren des que pueden mezclarse o combinarse con otras culturas.
proposiciones acerca del mundo de una persona o posición
a otra.
La cualidad de la noción de cultura que puede llevar a La criollización como esencialismo confuso
equívocos más peligrosos radica en que literalmente aplana
las muy variadas formas en que la producción de significado La criollización es una consecuencia ineludible del yo de
se da en el disputado campo de la existencia social. Lo más la noción de cultura que hemos criticado en lo que precede.
terrible es que fusiona la identificación de la especificidad Alude al encuentro y la mezcla de significados de fuentes
por parte del antropólogo con la creación e institucionali- dispares en un mismo lugar, situación que al parecer sólo
zación de esquemas semánticos por parte de quienes son ob- surgió en escala global bastante recientemente:
jeto de estudio. Confunde nuestra identificación con la de
ellos y trivializa la experiencia de otras personas al reducir- «La noción de criollización (. . .) resume con bastante clari-
la a nuestras categorías cognitivas. Geertz es explícito a dad un proceso cultural de un tipo difundido en el mundo
este respecto al insistir en que los rituales, las formaciones actual. El concepto alude a u n proceso en el que significados
sociales y las estructuras de poder son del mismo orden, o y'formas significativas procedentes de fuentes históricas
sea, textos culturales, especificidades para nuestros catálo- diversas, originalmente separados entre sí en el espacio, lle-
gos culturales. gan a entremezclarse en amplias proporciones. Las cultu-
Para decirlo de otra manera, la cultura como textualiza- ras criollas en su forma pura [sic] son, para expresarlo de
ción antropológica de la otredad no representa correcta- manera paradójica, intrínsecamente impuras; lo señalo co-
mente la forma en que se genera y mantiene la especificidad mo una cuestión etnográfica de hecho, sin intención peyora-
de esta. Consiste meramente en la traducción de la iden- tiva, por cierto. El contexto típico de la criollización es una
tificación de la especificidad en la especificación de la iden- estructura social en la cual los portadores de alguna de esas
tidad y, en última instancia, en su especiación. Su utilidad tradiciones importan en cierto modo más que los otros, lo
reside por entero en sus propiedades clasificatorias, que son mismo que, por consiguiente, sus respectivas tradiciones»
sospechosas en extremo. Su debilidad radica en el hecho de (Hannerz, 1992, pág. 96).
que no dice virtualmente nada acerca de lo que se clasifica,
y es una suerte de metacomunicación de la diferencia mis- Esa mezcla de culturas, la fusión que conduce a produc-
. ma. En términos globales, la culturización del mundo'se re- tos supuestamente nuevos, es una metáfora que sólo puede
fiere al modo como determinado grupo de profesionales, si- resultar eficaz en términos de una metáfora previa, la de la
tuados en posiciones centrales, identifican al resto del mun- cultura como una materia; en este caso, según parece, un
india pura. Pero en realidad esa clasificación de los otros es
fluido. En términos estrictamente formales, esta sustancia-
un producto de contextos coloniales de trabajo en las planta-
lización de la cultura también lleva a entenderla más como
ciones, basado en diversas combinaciones de mano de obra
productos que como producción. Así, mientras se alude a la
«organización social del significadon, la organización social importada e «indígena».Por otra parte, esas clasificaciones
como tal poco menos que desaparece en las referencias a los fueron emprendidas por las elites dominantes y, sólo en
flujos de significado desde el centro hasta la periferia, y vi- condiciones especiales de socialización, el créole se convirtió
ceversa. Pero la metáfora de la sustancia se agrava aún más en una forma de autocaracterización.
por las connotaciones políticas implícitas en la noción de Mi tesis aquí es que el créole es una forma de identifica-
criollización, connotaciones que el lenguaje objetivista del ción de los otros, una forma estabilizada por ordenarnientos
culturalismo ignora. El empleo del concepto de créole en lin- hegemónicos que surgieron en el sistema global. Sólo es po-
güística es, en cambio, bastante claro aunque muy debati- sible hacer real la naturaleza mixta de las culturas de otros
do. Por lo común se considera que se refiere a una situación pueblos por medio del establecimiento y hasta la institucio-
o, a veces, a una fase, en la que una lengua secundaria y a nalización de identidades sociales.Así, no sería sencillo con-
menudo rudimentaria, usada por grupos diferentes para co- vencer a los ingleses y franceses de que también ellos fueron
municarse entre sí, sea en el comercio o en circunstancias hablantes de créoles o de que tuvieron culturas criollizadas.
coloniales, es asimilada con el status de primera lengua por No hace falta decir que los italianos discutieron los orígenes
una nueva generación de hablantes. La lengua secundaria de las pastas, y algunos han sostenido que son anteriores a
más rudimentaria suele denominarsepidgin. Esta incorpo- los viajes de Marco Polo. Pero para la mayoría la conexión
con China es completamente irrelevante respecto de la defi-
r a elementos de por lo menos otras dos, y es en este punto
donde podría introducirse el concepto de mezcla. La criolli- nición cultural de los spaghetti. El establecimientoy la con-
servación de la identidad criolla son actos sociales más que
zación es, pues, el proceso por el que los pidgins conquis-
datos culturales. Esto es, la definición de criollo implica el
tan hablantes nativos, con una complejización implícita de
reconocimiento de orígenes dispares, un reconocimiento
los componentes gramaticales y léxicos. Recientemente, las
categorías depidgin y créole sufrieron fuertes ataques y al- que debe conservarse como parte de la identidad de los por-
gunos han sugerido que son términos sin utilidad teórica. tadores de esa cultura «objetivamente»mixta a fin de que la
categoría de criollo tenga alguna validez a lo largo del tiem-
Se h a argumentado convincentemente que muchas de las
El uso del concepto de criollo en contextos coloniales fue
grandes lenguas «naturales»del mundo son a su vez pro-
ducto de procesos similares, lo que reduce mucho la especifi- un mecanismo estable de identificación basado en una con-
cepción esencializada de la cultura. Si hoy se entiende que
cidad de aquellas categorías. Mientras que hay nítidas dife-
el mundo está ampliamente criollizado, ello expresa la iden-
rencias estructurales entre las llamadas lenguas naturales
tidad del clasificador, que experimenta la transgresión de
y los pidgins, al menos allí donde estos se definen más o me-
las fronteras culturales, esto es, étnicas y nacionales, como
nos formalmente como modalidades secundarias de comu-
un fenómeno global. El problema no es que de pronto nos
nicación, no existen criterios lingüísticos apropiados para
distinguir entre créoles y lenguas «naturales».Al contrario,
lo que queda de la categoría créole es su status puramente Para empeorar aún más las cosas, el trabajo de lingúistas como Labov
cultural en comparación con las lenguas más «primarias»o h a demostrado que las variaciones dialectales extremas pueden ser el
resultado d e una diferenciación social inmediata sin la introducción de
naturales. E n el sentido de la mezcla, podría sostenerse
otras lenguas, esto es, sin mezcla, lo que produce de tal modo, por ejemplo,
además que todas las lenguas son créoles, lo que implica que una divergencia lingüística (Labov y Harris, 1986)que más tarde puede
el concepto carece de valor linmístico distintivo. Cuando el ser l a fuente de nuevas recombinaciones que, e n términos formales, pue-
término créole se transfiere a la noción esencialista de cul- den aparecer como créoles. Muchos lingüistas han sostenido que la crio-
tura, sólo puede expresar la idea de mezcla, la mezcla de dos llización e s un aspecto general de todo cambio lingüístico, y no u n fenóme-
o más culturas «puras»,esto es, negra pura + blanca pura + no histórico más específico.
hayamos visto ante flujos culturales en escala mundial demás: la India exporta especialist
comparables a los producidos de manera más limitada en Estados Unidos y camareros a Dubai. En el fl
los sectores de plantaciones del Caribe o el sudeste asiático. las diásporas étnicas a lo largo del
El problema es que las condiciones de identificación de sí y fuente de los nuevos fund
del otro han cambiado. Las culturas no confluyen y se mez- torialización es también la fuente de
clan entre sí. Antes bien, determinados actores, con frecuen- consumidores de la India y de tem
cia en una posición estratégica,identifican el mundo en esos japonesa de empresas en Los
términos como parte de su propia identificación. La mezcla del análisis de Appadurai es que la globalización co
cultural es el efecto de la práctica de los orígenes mixto^.^ una dialéctica canííal entre tendencias a la homogeneidad
y tendencias a la heterogeneidad, c
cusiones sobre las oposiciones partic
La globalización como dislocamiento lización y localización/globalización.
mucho de lo que dice el autor, pero no logro ver los disloca-
El enfoque de lo global sostenido por Appadurai es más mientos que él señala. En ténninos de sistema global, hay
parecido al que he propuesto, en la medida en que procura una conexión lógica entre la descentralización de la acumu-
mántener una visión del sistema global dentro del cual se lación mundial y la fragmentación de las identidades, el
dan los procesos culturales. Pero se introduce en él una surgimiento de nuevas condiciones de acumulación local
visión sustancializada de la cultura y hasta de un sistema y de supervivencia en la arena mundial. El hecho de que la
cultural global, que produce una imagen de confusión e in- India pueda producir ingenieros de alta tecnología y de que
cluso de caos cultural (Appadurai, 1990, pág. 20) que afecta durante la década de 1980 gran parte del sur de California
posibilidades mucho más fecundas presentes en su obra. haya sido comprado por inversores japoneses, no son tanto
Appadurai divide el mundo, de manera un tanto arbitraria, cuestiones de dislocamiento como de un proceso muy siste-
en paisajes étnicos, mediáticos, técnicos, financieros e ideo- mático de descentralización en la arena mundial. La globa-
lógicos. Aquí estamos libres de los enredos del concepto de lización de los fundamentalismos y de fuertes nacionalis-
cultura. En lugar de ello, tenemos una serie de flujos o topii mos forma parte del mismo proceso: la violenta eclosión de
en que las personas, el dinero, la tecnología, las representa- identidades culturales en la estela de la declinación de la
ciones y las identidades políticas giran alrededor del mun- identidad modernista. El concepto de dislocamiento parece
do, congelándose en determinados puntos en configuracio- destacar cierto tumulto atribuido a un mundo antes más
nes específicas de estructuras regionales, nacionales y loca- sistemático. Pero lo que se presenta como desorganización y
les. Lo característico del presente es la creciente dislocación a menudo como verdadero desorden no es menos sistémico y
de esos flujos, que produce el revoltijo de diferencias que sistemático. Me aventuraría a sugerir que el desorden no se
otros describirían como criollización. En este caso, el revolti- refiere a la introducción del azar o el caos en la arena global,
jo no afecta sólo a la cultura, sino a prácticamente todo lo sino a la combinación de dos procesos: primero, una frag-
mentación del sistema global y la consiguiente multiplica-
Ahora bien, la práctica de la identidad mixta no es, desde luego, privi-
ción de proyectos locales y estrategias localizadoras; segun-
legio de los antropólogos o de otros clasificadores culturales. A veces llega do, una globalización simultánea de instituciones políticas,
a ser central para las representaciones locales de la identidad transétnica asociaciones de clase y medios comunes de representación.
de los barrios lumpenizados de <<ciudades mundiales*, a menudo expresa- Si bailarines polinesios nacidos en Brooklyn representan el
da en el arte, la música y la literatura mundiales, donde también se trans- hula hawaiano para turistas mediante la puesta de una
forma en representaciones globales de los medios de comunicación del
planeta. Pero la identidad transétnica suele ser una identidad débil, sos-
danza tahitiana del fuego en un escenario de Waikiki (aun-
tenida por clasificadores culturales, en un contexto más serio de conflicto que esto ya no suceda en el actual mundo de autenticidad
entre etnicidades individuales más fuertes. controlada), no hay por qué entenderlo como un ejemplo del
caos posmoderno. Por el contrario, es sin duda una de las des limitadas bien definidas, todas de igual valor o tal vez
constantes de la historia cultural global. Unicamente es hasta inconmensurables. La visión globalizada del univer-
caótico para el especialista en cultura cuya identificación de so etnográfico, que constituye el mapa de los «pueblos»del
los orígenes se ve perturbada por los procesos globales de mundo, es conocedora de las mezclas existentes en cual-
cambio de identidades, perturbación que se traduce de ma- quier punto del globo y sabe que ninguna cultura es pura,
nera consecuente en una desautentificación de las culturas que todas contienen elementos de otros lugares del sistema
arealmente existentes* de otros pueblos. El problema sólo más general (si «sistema»es la palabra correcta). En otras
puede surgir si se parte de la noción de cultura como esencia palabras, es la visión de un mosaico agrietado, en el que las
o sustancia. culturas pasan por encima de sus límites y fluyen unas ha-
cia otras, encauzadas, hasta cierto punto, por las jerarquías
políticas y económicas que subsisten en el sistema mundial.
232 mosaico agrietado La popularidad de esta forma de entender el mundo se rela-
ciona justamente, según creo, con la continuidad que expre-
sa respecto de un relativismo cultural más antiguo. Pero si
La idea de que la cultura es en cierto modo el primer ac-
tor en la arena global es común a la visión antropológica y el mosaico jamás existió, como lo he sostenido, y si la cultu-
r a es verdaderamente la organización social del significado,
al esencialismo occidental en general. Como lo he señalado,
lo que se presenta como globalización no puede explicarse
se trata de un reflejo de la propia modernidad occidental.
Aun entre quienes más se dedican a criticar la idea de que el entonces en términos de desbordamientos culturales en un
mundo se compone de culturas separadas, aun allí donde la mapa etnocultural del mundo antes bien constituido.
cultura se define como la organización social del significado,
se considera no obstante que fluye de un área geográfica a
otra en la forma de migración étnica, transmisiones de los
medios de comunicación o movimiento global de productos y Los parámetros de la modernidad
servicios. Para esos antropólogos de la globalización, este es
un proceso bastante reciente, relacionado, al parecer, con la Hasta ahora, los debates en torno de la modernidad se
globalización general del capital producida en las últimas refirieron sólo escasamente a cuestiones vinculadas con lo
dos décadas y con el notorio conocimiento que tiene la gente global, si bien algunos autores, como Jameson y más recien-
de que puede acceder a los sucesos del resto del mundo. En temente Giddens, han sugerido que existe una conexión.
términos de la anterior visión antropológica, el resultado de Por cierto, el término no forma parte del equipo habitual de
esta situación puede expresarse mediante una categoriza- la antropología, que por lo comiín insistió en un tipo más es-
ción clásica de los enfoques de la realidad etnográfica. Por lo pecífico de caracterización de las sociedades y las culturas.
kmún, se han distinguido en esos enfoques dos grupos, el Hasta hace muy poco, los antropólogos tendieron a apreciar
de la «escalera»y el del «mosaico».El primero alude a la idea más nociones tales como las de cultura nacional, regional y
de que las culturas (en este caso, los tipos sociales) pueden étnica. Donde la antropología tradicional más se acercó a la
ordenarse en el tiempo evolutivo, un tiempo en que la distri- modernidad fue en el estudio de la ciudad, punto en el cual
bución de las sociedades en el espacio se traduce en una pro- coincide con la sociología urbana, en la que aquella es el lu-
gresión temporal. Esta es la antropología de la hegemonía: gar de la complejidad moderna, de la disolución de la tradi-
en un primer momento, el evolucionismo clásico de la hege- ción, y el individuo es libre de ir y venir en un mar de anoni-
monía británica, y después, el neoevolucionismo de la he- mato y hasta se ve obligado a ello, y donde la mayoría de las
. gemonía estadounidense. El mosaico es la versión relativis- interacc3pnes son individuales, insignificantes en sí mismas
ta de la idea anterior: vuelve a transponer lo temporal en lo pero importantes para el establecimiento de la identidad
espacial y sostiene la visión de un mundo dividido en unida- del sujeto como habitante de la ciudad. No hay allí una «cul-
urbana como tal. Por el contrario, la ciudad se ve como el principio de la otredad, en virtud del cual todas las for-
una especie de disolvente universal de tradiciones cultu- mas y prácticas específicas son necesariamente arbi'trarias
rales anteriores. Lo urbano se define como una falta, en es- y transitorias. Por lo demás, la otredad, lo mismo que las
pecial una falta de lo que podría llamarse Gemeinschaft en restantes formas que examinaremos, son claramente dis-
un mar de Gesellschaft, donde el primero de estos dos térmi- tintivas y, según sosten temáticas en la forma como
nos es el que por lo común se asocia con la cultura. Ahora organizan el mundo.
bien, esa complejidad implica, por así decirlo, la otredad del La base esencial para arición de la modernidad co-
sujeto, que tiene que andar a tientas en medio de aparien- mo forma de producción cultural reside en el cruce de de-
cias más o menos superficiales, a fin de mantenerse econó- terminado umbral en el que el sujeto individual tiende, en
mica, política y socialmente. Pero esa relegación de la mo- algunas situaciones (o clases) sociales, a aparecer como un
dernidad a la ciudad es empíricamente incorrecta. La ima- sujeto autónomo que representa su yo como un ser auto-
gen de la muchedumbre solitaria no es inherente a la situa- organizador y automotivado. Esto exige cierta disolución de
ción urbana como tal. El mundo ha estado y está todavía lle- estructuras previas a las que cabría caracterizar como je-
no de centros urbanos organizados en términos de redes de rárquicas y holísticas, adscriptas y totalizadoras en relación
parentesco y de otras asociaciones que son muy poco xmo- con el sujeto individual. Esa disolución es un proceso com-
dernas~.Con todo, podemos adherir a la descripción general plejo que puede asumir toda una variedad de formas, pero
de la condición moderna expresada en los trabajos clásicos su representación histórica más clara es el proceso de co-
sobre la ciudad sin suponer la fuerza causal de lo urbano en mercialización como penetración, históricamente variable y
sí mismo. Sostendremos que la modernidad es un producto por lo común incompleta, de la red de obligaciones y expec-
local de los sistemas globales comerciales, es decir, una for- tativas que es típica de las sociedades cuyo orden se basa en
ma de identiñcación, o quizás un habitus, que nace en deter- el parentesco, la casta o los «estados».7La versión europea
minadas transformaciones locales de las condiciones de la de ese proceso histórico h a sido objeto de un elegante aná-
existencia. Pero es también un componente decisivo de la lisis en la obra de Sennett y Campbell. La individualización
organización de lo global porque proporciona el modelo de estuvo ligada a la creciente descentralización del acceso a la
clasiñcación en el sistema más amplio, y las imágenes y las riqueza, a la capacidad de las personas de representarse a sí
cosas que corporiza informan procesos de formación identi- mismas para los otros en formas que podían elegirse libre-
taria a lo largo de todo el mundo. mente, y al consiguiente derrumbe de las jerarquías de sta-
E n el enfoque sugerido aquí, la modernidad es el espacio tus adscriptas. A su turno, esto fomentó una lógica de la in-
identitario emergente de los centros de los sistemas globa- dividualidad en la que el yo y su representación se convirtie-
les que produce una serie de construcciones que desde el ron en dos cosas muy diferentes, lo que a su vez originó la
siglo XVIII han sido consideradas paradigmáticas de la so- distinción entre lo privado y lo público, el teatro, una revolu-
ciedad occidental, pero que, a mi modo de ver, son una cues- ción o una serie de revoluciones explosivas del consumo y la
tión de estructura antes que una «cultura»específica. Me
referiré a la modernidad como un tipo de situación, un mar-
La penetración es, desde luego, variable, según la naturaleza de las
co de la existencia personal dentro del cual se genera un condiciones de la propia comercialización.En grandes regiones de Asia y
conjunto de familias representacionales específicas que del Mediterráneo, la comercialización se basó en la .empresa familiar*,
suelen caracterizarse como las formas culturales de la mo- donde la unidad de parentesco conservó su carácter corporativo. Por otra
dernidad. Esta no es, por cierto, una cultura en sentido sus- parte, el ingreso de las transacciones monetarias en las relaciones inter-
tantivo. No puede fluir ni reducirse a la idea de un conjunto personales no implica la impersonalización de estas. Es posible que susci-
te, en rigor, lo que cabe llamar «individuación»,esto es, una situación en la
o colección de diferencias, mediante la cual a menudo se que el sujeto es un cuerpo autoidentificadocon gran autonomía, perola in-
describieron las tradiciones. Ello es así sobre todo porque dividualización en el sentido en que la entiende Dumont exigiría una
uno de sus rasgos centrales es precisamente, como veremos, transformación más radical de los procesos de socialización.
formación de un mundo privado y de fantasía de la otredad: pecíficos de la era moderna. A continuación enumeramos en
otras identidades, otras formas de vida, otros status y cla- forma no sistemática algunos de los más importantes:
ses, que abundan en las nuevas novelas de fines del siglo
XVIII y del siglo XIX. Esa modernidad produjo también la 1. Individualismo.
«temporalizaciónde la "gran cadena del ser'», creando el do- 2. La transformación de la esfera pública y de la distinción
minio de representaciones del yo y de la sociedad, al que se entre lo público y lo privado.
alude en términos de desarrollismo y evolución, movilidad 3. Democracia.
de marca mayor. 4. Etnicidad y nacionalismo; surgimiento del «pueblo».
En el siguiente análisis intentaré esbozar las caracterís- 5. Capitalismo industrial y/o industrialismo.
ticas .esenciales de la modernidad como estructura, para 6. Transformación del estado; surgimiento de institucio-
volver después a su relación con lo global y la cuestión de la nes gubernamentales abstractas.
cultura, esto es, a cuestiones de sistema global versus globa- 7. Alienación y movimientos sociales suscitados por ella.
lización. 8. Secularizacióny desencanto.
Habría que señalar, en primer lugar, que «modernidad» 9. La abstracción como forma de poder y control institucio-
es un término autorreferencial, empleado para caracterizar nales del sujeto.
algo esencial de nuestra sociedad en un período histórico 10. Desarrollismo o evolucionismo, del que es producto el
particular. Se lo opone a «tradición»,entendida como lo que concepto mismo de modernidad.
precedió al actual estado de cosas. «Modernidad*es, pues, 11.El modernismo como identidad y estrategia especííicas
un ténnino de identidad, la identidad de los intelectuales, al de autodesarrollo y rebelión contra la inmovilidad.
menos, que experimentan en su presente algo específico y
sienten la necesidad de definirlo, es decir, de oponerlo a otro Dada la fragmentación de la actividad intelectual en el am-
tipo de existencia. Como se lo ha utilizado, el concepto de biente académico, la mayoría de las veces esos aspectos han
modernidad es esencialmente histórico, una afirmación de sido tratados como dominios de investigación por entero au-
la posición temporal del presente como forma cultural o for- tónomos. En lo que sigue señalaré, brevemente, por medio
ma de vida. Por eso podría parecer que no es comparable a de aproximaciones sucesivas, cómo se entrelazan de mane-
la etnicidad; no es una identidad culturalmente definida ra más sistemática.
con un contenido fijo. Es más bien una condición, un estado
de cosas, la definición de un período, pero que siempre se
asoció a alguna autodefinición especíñcapiente occidental.
Algunos de sus contenidos son el capitalismo, el industria-
lismo, la democracia, el individualismo y la ciencia, que se El surgimiento del individuo moderno ha sido tema de
identifican consecuentemente como parte integrante de la más de una obra teórica. Tal surgimiento desempeña un pa-
civilización occidental. De modo que, en cierto sentido, es pel central en las obras de Weber y Simmel. Para el prime-
parte de una identificación más amplia de esa civilización. ro, la aparición del individuo moderno autocontrolado, con
Habría que subrayar también que la definición misma de la una orientación hacia metas o, quizás, una «motivaciónvo-
modernidad es un terreno polémico que es parte esencial de cacional~internamente motorizadas, es una piedra angular
las identidades rivales de aquellos intelectuales para quie- del .espíritu del capitalismo»,en el que la Reforma protes-
nes la naturaleza cultural de la existencia contemporánea tante desempeñó un papel decisivo. Para Simmel, el indivi-
h a sido un problema fundamental. duo está implicado en la fragmentación global de un univer-
Existe una amplia literatura que se ocupa de los diver- so holístico anterior provocada por la generalización del di-
sos aspectos del fenómeno o fenómenos clasiñcados como es- nero y la mercantilización.
Toda la cuestión de una identidad específicamente mo- sión inmediata del cuerpo, son y Lakoff y los traba-
derna h a sido examinada en numerosas obras. La idea de jos de antropólogos psicoló O Levy analizan en ~ r -
un sujeto atomizado en un mundo de relaciones posibles minos de la elaboración de esquemas y metáforas icónicas.
que pueden iniciarse y concluirse a voluntad y que en prin- Pero no es forzoso que ese potencial se realice si se hace una
cipio no afectan la constitución del individuo es un tipo ideal fuerte interpretación holística de la experiencia subjetiva
en el cual la persona se convierte en una sociedad en mi- del yo. Se da aquí toda la gama de cuestiones relacionadas
niatura. La desincorporación del individuo de las relaciones con las diferencias, o quizás el continuum, entre lo que po-
sociales fue descripta por Simmel en términos precisos: dría llamarse individuación, la institucionalización de una
personalidad independiente, e individualización,el estable-
«Puesto que el interés del individuo que participa en una cimiento de una persona completa autónoma.
asociación es expresable, directa o indirectamente, en el di- Es obvio, pues, que el dinero no es simplemente un disol-
nero, este se ha deslizado como una capa aislante entre la vente universal que desintegra esas totalidades sociales.
totalidad objetiva de la asociación y la totalidad subjetiva Por otra parte, todos sabemos de las variaciones que existen
de la personalidad, así como se situó entre el propietario y a lo largo del cuasi continuum que se extiende entre la expe-
la propiedad. Esto generó tanto una nueva posibilidad de riencia holística y la experiencia individualista. Todos cono-
desarro110 como una nueva independencia recíproca» (Sim- cemos la presión del grupo, la vergüenza, la experiencia de
mel, 1991, pág. 19). ser vigilados y juzgados. Pero lo característico de la moder-
nidad es que todas esas experiencias holísticas estén some-
En cambio, el sujeto de un universo ordenado por el paren- tidas a la crítica, a la revisión y, en última instancia, a la ne-
tesco no sólo está coaccionado por un orden cosmológico. Su gación. En el orden basado en el parentesco, están más fir-
propia constitución está estrechamente unida a fuerzas que memente afianzadas en las estructuras institucionales de
se extienden más allá de los límites de su cuerpo. Esa situa- la sociedad.
ción indujo a algunos antropólogos a proclamar la inexis-
tencia del individuo en las sociedades primitivas (Léen- Algunos aspectos fundamentales del surgimiento de la
hardt, 1937). Este aspecto se expresa con vigor en la obra de modernidad han sido estudiados desde el punto de vista de
Ortígues y Ortígues (1966) basada en estudios clínicos he- las transformaciones de la sociabilidad durante el siglo
chos en Dañrar; en ella se llega a la conclusión de que nunca XVIII: la importancia de la caída de una estructura de sta-
se da el equivalente de una transición edípica. La mirada tus aristocrática en que la apariencia era idéntica a la posi-
del otro, del padre, de la autoridad, está siempre presente e ción, y con ello permitía al sujeto aparecer como algo distin-
institucionalizada en el calco del parentesco sobre la jerar- to de lo que era, llevó a una situación de incertidumbre en
quía de la autoridad ancestral. El sujeto nunca internaliza cuanto a la presentación del yo. De ahí, como se señaló en el
una autoridad personal que pueda servir como fuerza im- capítulo 2, el surgimiento y la popularidad del teatro, del cai
pulsara de su proyecto individual, y permanece por tanto fé, de las muchas situaciones en las cuales podían tener tra-
comprometido en el proyecto del grupo al que pertenece y to personas de diferentes condiciones. Las cartas de Lord
cuya identidad comparte. Esto no significa sugerir que en el Chester6eld reflejan las consecuencias de esta situación en
orden que opone al primitivo y el moderno hay una simple la necesidad de ocultarse, esto es, de ocultar de la mirada
distinción categorial. La diferencia puesta de relieve es una pública el yo real o privado. Las distinciones entre el yo real
diferencia en la situación de la persona, el contexto de la ex- y el yo aparente, entre lo privado y lo público, entre el yo y
periencia de la individualidad que se estabiliza socialmente el rol, se desarrollan en ese período. El surgimiento de la
en torno de una configuración diferente de las identificacio- novela fue parte esencial del conflicto entre lo público y lo
nes y las inversiones de energía psíquica. El potencial de la privado. Al comienzo era socialmente inaceptable leer en
experiencia del yo parecería estar arraigado en la aprehen- privado, para sí mismo, por así decirlo. Los libros sólo esta-
ban destinados a la lectura pública. Los fantaseos sobre vi- concurre a espectáculos de representaciones públicas. El
das alternativas no eran admisibles. Y el contenido mismo teatro, la ópera y la sala de conciertos se convierten en cen-
de la novela se orienta en el sentido que halla su mejor ex- tros de atracción que gozan del mayor prestigio, en contras-
presión en Jane Austen, en quien hay una constante refle- te con la baja condición servil que tenían en el siglo anterior.
xión consciente del sujeto sobre la situación; una reflexión La mirada pública se desvanecía, de modo que podía bus-
que explora todas las posibilidades de la elección personal, carse privacidad tanto en el bar cuanto en casa. Alo largo de
la incertidumbre psicológica y los mundos alternativos. los siglos XM y XX los límites perdieron su función oposicio-
Así pues, lo que tenemos aquí es una íntima conexión en- nal en términos de actuación social. Pero la imagen ideal de
tre la individualización, las oposiciones esfera pública/es- lo público como arena de la discusión y la argumentación
fera privada y roles sociales/yo privado, y la fantasía de la objetivas, preservada en teoría en los tribunales y el gobier-
otredad. Lo cual tiene su continuación lógica en los proble- no, así como en las comunidades científicas, se ha manteni-
mas de la alienación, la búsqueda de la identidad, la expe- do en buena medida intacta hasta hace muy poco. La tesis
rienciá del movimiento histórico, esto es, el cambio continuo de Habermas acerca de la relación entre evolución y desa-
-aunque discontinu- de identidad. rrollo cognitivo, que depende de una ontogenia piagetiana
de arenas cada vez más abstractasy liberadas del contexto,
constituye en esencia una propuesta normativa en favor de
La transformación de la distinción entre lo la instauración de un órgano de gobierno ligado a la esfera
público y lo privado pública, mediante el cual la sociedad pueda reorganizarse
en forma reflexiva y continua. En este caso se dota a lo pú-
Una serie de estudios acerca de la esfera pública (Sen- blico de racionalidad, en oposición a las inclinaciones emo-
nett, Habermas) han puesto de relieve la conexión entre la cionales inferiores que es mejor dejar «en casan. Si Semett
modernidad en general y la metamorfosis de aquella. Estos deplora la Caída, Habermas lucha por la resurrección.
trabajos demostraron hasta qué punto esa transformación Nuestra tesis es que la distinción está profundamente
dependió del contexto más amplio en el que se produjo la de- arraigada en la constitución de la experiencia moderna y
clinación del orden aristocrático, lo que llevó a una serie de que la idea misma de la caída de la esfera pública forma par-
separaciones por las que lo público se asoció cada vez más te de su definición. La experiencia de la diferencia entre el
con el escenario y lo irreal, esto es, con lo presentacional o lo rol en su carácter impersonal y un yo más real es una cons-
representacional en cuanto opuestos a la esfera directa- tante de la modernidad.
mente experimentada de la existencia cotidiana. La trans-
formación de la esfera pública gira en torno de la privati-
zación de la vida personal. Esta se asocia con el atuendo Democracia
négligé? lo informal, lo que está oculto a la vista pública,
una esfera de libertad personal. Se asociaba también con la Del mismo modo, la democracia puede deducirse de las
intimidad en el sentido de los seres queridos o los amigos ín- características del sujeto moderno antes señaladas. La
timos, que hacen a un lado las formalidades en la manera declinación del orden aristocráticoimplica la separación del
de presentarse. La tesis de Semett sobre la «caídadel hom- yo de la apariencia. El orden anterior se fundaba en la adhe-
bre público»se refiere a la declinación de una esfera pública sión de derechos y deberes a posiciones que eran atribuidas
ordenada, reemplazada por una audiencia apaciguada que socialmente, lo que definía una situación social de una
asimetría fundamental. En este sentido, la democracia es
*En el siglo XVIII, el concepto de négligé aludía al relajamiento de las un producto de la disolución de la relación de esencia y apa-
reglas sociales cuando uno se retiraba a la esfera privada, y carecía de las riencia entre la posición y la persona. Las posiciones se re-
connotaciones m& específicamente femeninas que tiene en la actualidad. definen como alcanzables, porque quienes las ocupan no
r
tienen atributos que les sean inherentes. El fundamento de etnicidad se transformó en la base de los nuevos naciona-
la revolución democrática no está en el igualitarismo sino lismos, en cuanto estos se oponían a la definición formal de
en la negación de la atribución, una atribución basada en la ciudadanía. En última instancia, la única atribución que
cualidades supuestamente inherentes a los ocupantes de se reconoce en el régimen de la modernidad es biológica, co-
posiciones dadas. Como los roles sociales se reducen a ac- mo lo sostuvo brillantemente Dumont (1983).No se trata de
tuaciones impersonales separables basadas en un libreto, la realidad de los orígenes, desde luego, sino de su modo de
las personas que los desempeñan se convierten en iguales construcción social. La creación de «comunidadesimagina-
potenciales. La igualdad es, pues, el producto de este proce- das» nacionales da testimonio de la arbitrariedad de las
so más intrincado. La separación de la persona respedo del identidades más vigorosamente sentidas.Así, los prerrequi-
rol social implica que ya no hay ningún derecho intrínseco a sitos estructurales de la etnicidad y el nacionalismo en sus
gobernar. La posición debe entonces conquistarse, y de ello formas modernas son muy generales y parecidos en la ma-
se sigue lógicamente la democracia. yoría de los países con potencial amodernizador~,y es esta
muy moderna modernidad abstracta la que busca sistemá-
ticamente arroparse con la especificidad de la identidad ét-
Etnicidud y nacionalismo nica o nacional. En su forma más extrema, todo el proyecto
de la modernidad puede reducirse a una empresa étnica, co-
Un tipo específico de etnicidad es una extensión lógica mo en el «modernismo reaccionarion (Herf) del nacionalso-
del proceso de individualización de la modernidad. Cuando cialismo, donde 1aAutobahny el Volkswagen no son ya pro-
el yo privado experimentado inmediatamente se convierte ductos de la tecnología moderna sino la expresión del genio
en la única realidad y la esfera pública se representa como «racial».
una especie de falso juego de roles, el único tipo de atribu-
ción posible corresponde a lo que puede asignarse directa-
mente al cuerpo. La diferencia se inscribe como fenotipo, y Alienación y movimientos sociales
la cultura se reduce a la naturaleza o, más bien, a las natu-
ralezas. Mlentras en el proceso de industrialización preva- La alienación pertenece al núcleo lógico de la moderni-
leció la tendencia a representar las diferentes clases de la dad. La separación del sujeto de cualquier identidad fija es
sociedad como especies diferentes, una suerte de capitaliza- en sí misma la definición del problema. La búsqueda de
ción (modernización)continua de la sociedad destruyó toda identidad, de una construcción significativa de la indivi-
continuidad en la estructura de clases, poniendo de relieve dualidad en una existencia significativa, se basa en la ar-
de ese modo la naturaleza fundamentalmente conquistada bitrariedad última de la identidad moderna. A su vez, los
e inestable de la posición social. La identidad cultural, la movimientos sociales son resultados previsibles del dilema
lengua, la religión, la historia y los orígenes comunes, esto de la alienación. En ese concepto de alienación está impli-
es, las raíces, podían convertirse fácilmente en una podero- cada la pérdida general de control sobre las propias condi-
sa fuerza, puesto que era posible reducir esa identidad a la ciones de existencia, la alienación del productor respecto de
sangre, a la raza, a la diferencia absoluta, sin tener en cuen- su producto material o cultural. Los movimientos proporcio-
ta los caprichos de la movilidad social. Esa nueva etnicidad nan una solución sintética tanto al desencanto como a la
es un fenómeno específicamente moderno, en cuanto a que alienación del sujeto moderno. La identidad del miembro
el grupo étnico se define como la suma de los individuos que del movimiento consiste en el reemplazo voluntario de su
llevan las marcas de identidad. No sucedía así, por cierto, proyecto personal por el del grupo, la fusión activa del yo
en el antiguo régimen, en el cual la etnicidad tenía que ver con la empresa social más general y la reconstitución de la
básicamente con la posición regional y era una resultante realidad social que conlleva. En un sentido estructural, la
de la división del trabajo y las formas de vida. Esa forma de alienación es entonces típicamente moderna, puesto que en
la modernidad la constitución misma de la individualidad mo representacionales. De esa manera acentúa la separa-
se h d a en la separación del yo de cualquier esquema supe- ción entre esencia y apariencia, entre la cosa y su forma so-
rior de significado atribuido a la posición social o a la forma cial, entre el valor de uso y el valor de cambio, etc. El dinero
de vida. Los movimientos sociales expresan asimismo la re- también es, desde luego, el fundamento de las relaciones
lación de otredad con el mundo existente.Este es una exten- abstractas de intercambio, de la relación contractual y10 sa-
sión de la experiencia personal y, desde luego, no sería con- larial, en la que cualquier vínculo entre las partes más allá
cebible sin ella. Son los individuos quienes hacen los movi- de la transacción real es puramente gratuito.
mientos, quienes alimentan visiones de realidades alter-
nativas. Y es en el campo social de la modernidad donde esa
otredad es posible, puesto que no hay una relación unívoca El modernismo como una estrategia central y sus
entre persona e identidad. De manera similar, toda la lite- implicaciones evolutivas
ratura sobre el desencanto y la secularización puede verse
en términos análogos, aun cuando este sea un problema Por último, el aspecto particular de la modernidad cono-
más complejo que se relaciona con la desintegración de una cido como modernismo -una identidad basada en el impul-
cosmología holística. El orden basado en lo que se ha llama- so constante a la destrucción creativa del presente, una sus-
do ala gran cadena del ser»comenzó a vacilar en parte como titución generalizada que es la base de las ideologías de la
resultado de la arremetida de nuevas ideologías, pero tam- evolución y el desarrollismcl- se liga también muy estre-
bién porque el proceso mismo de individualización hacía di- chamente a la lógica que hemos examinado. Si la gran cade-
ficilmantener cualquier noción de inmovilidad cosmológica na del ser fue un enorme esquema espacial en el que to-
y determinismo divino. Ello se expresa con claridad en el das las especies y formas de vida tenían su lugar dentro de
protestantismo, en el que el sujeto es cada vez más un cen- una jerarquía universal única, la modernidad consiste en la
tro moral con una libertad existencial que vuelve completa- temporalización de esa cadena en una evolución mundial.
mente absurdo cualquier diagrama cosmológico fijo. Lo que anteriormente estaba <<ahí afuera» se resitúa en el
pasado. La traducción del espacio en tiempo no es una in-
vención, sino una transformación de las relaciones espacio-
La abstracción como forma cultural temporales. No se la puede reducir al estrechamiento de
tiempo y espacio provocado por la(s) Revolución(es)Indus-
La separación de la persona respecto del rol implica que trial(es) (Harvey, 1990), sino que es una temporalización
las instituciones se convierten en redes de roles indepen- más general de las relaciones espaciales acontecida en los
dientes de quienes los desempeñan: Por tanto, la genera- universos pluralistas de los sistemas globales. Uno de sus
ción de redes sociales de categorías posicionadas es una en- aspectos es puramente negativo. La declinación del holismo
tre una serie de separaciones equivalentes que son típicas supone la quiebra de la relación entre el sujeto y cualquier
de la modernidad. El propio capital suele caracterizarse co- localización trascendental fija en el universo. Esto se expre-
mo una «abstracción real»en tanto encarna en forma con- sa tarito en fenómenos temporales como la acumulación y
creta el valor o la equivalencia abstracta de todas las mer- desacumulación de riqueza y en los cambios de fortuna polí-
cancías. Es concreto como forma de poder y de acumulación, tica y económica en el mundo real, como en la secularización
un derecho fluido a los productos de la sociedad, a la vez que del conocimiento que pone de relieve la capacidad de los se-
una medida del valor de estos. La comercialización es una res humanos de reorganizar sus entornos naturales y cons-
poderosa herramienta de abstracción que, como mercantili- truidos. En términos de personalidad, el desarrollismo en-
zación, reconñgura el mundo en términos de uno de sus as- cuentra una firme base empírica en la experiencia misma
pectos, esto es, su precio. Este puede transformar el paisaje de la otredad, es decir, la experiencia de que esto no es todo
en una imagen comercializabletanto en términos fisicos co- lo que existe. El desarrollismo es simplementela temporali-
zación del cambio personal expresado en un movimiento
hacia algo mejor que el presente. El poder del evolucionismo
reside en su repercusión en el nivel de la experiencia per- No es inhabitual que todos estos fenómenos se asocien al
sonal. Para el sujeto individualizado y alienado, despojado capitalismo, el industrialismo o una combinación de ambos.
de raíces y de un dios trascendente, la salvación última está Pero las verdaderas con
en el futuro, en su propio devenir. Ese desarrollo, ligado a la la finalidad expresa de capt
creciente racionalidad, a las crecientes facultades intelec- fenómenos interrelacionad
tuales o al desarrollo tecnológico, también arraiga clara- nos estructurales, es decir, a un lugar en par-
mente en la naturaleza del yo moderno. La capacidad cogni- ticular, Europa occidental, mento determinado,
tiva se asocia al autocontrol, a la sublimación de la energía la época del capitalismo industrial. Ello nos permite inves-
primitiva en bruto y a su canalización hacia la construcción tigar similitudes transhistóricas e interculturales de una
de la civilización. Puede decirse que el modelo mismo de la manera que supuestamente promete perfeccionar nuestra
persona que surge en la obra de Freud encarna las estructu- comprensión del fenómeno de la modernidad. De acuerdo
ras de la modernidad. A su vez, esto da lugar a la categoriza- con la interpretación que he formulado, los aspectos de la
ción del primitivo interno en términos del primitivo de &e- modernidad antes señalados deben entenderse como fenó-
ra y el primitivo de entonces,todo ello en contraste con la in- menos tendenciales más o menos desarrollados con el carác-
teligencia central del yo, la influencia civilizadora de la ra- ter de partes de un proceso de capitalización definido en tér-
cionalidad. El «procesocivilizador»es el mito modernista de minos más cercanos a Weber que a muchos intérpretes de
la modernidad. La elaboración de ese núcleo de experiencia Marx que suelen entender el capital como un representan-
se funda en los diversos modelos evolutivos que dominaron te del trabajo o el valor incorporados. Por el contrario, noso-
el pensamiento occidental desde el siglo XM. Y la elabora- tros interpretaremos el capital esencialmente como capital
ción es verdaderamente una ampliación metafórica del mo- «ficticio»,riqueza abstracta, pero una «abstracciónreal» en
dernismo, el movimiento continuo de estadios inferiores a la medida en que es un derecho a todas las demás formas de
estadios superiores, revoluciones en las fuerzas producti- riqueza, incluyendo las que incorporan un valor real, esto
vas, la racionalidad y la inteligencia, de la superstición a la es, que tienen un costo real de producción. En ese sentido, el
ciencia, de lo primitivo a lo civilizado, esto es, de la naturale- capital es una propiedad definitoria de todas las civiliza-
za a la cultura, del salvajismoal autocontrol, del atrasado al ciones comerciales. Y cuando la riqueza abstracta penetró y
desarrollado. Todas estas imágenes son tropos en torno de desintegró, en medidas variables, formas holísticas de orga-
una única experiencia básica de la vida misma. La psicolo- nización, más de una vez generó condiciones conducentes al
gía y el psicoanálisis no son diferentes a este respecto y em- surgimiento de la modernidad: individualización, aparición
plean igual artillería de conceptos para describir el desarro- de una distinción entre lo público y lo privado, ideologías de-
llo normativo del individuo. Y corrientes filosóficas ente- mocráticas, desarrollismo/evolucionismo, secularización/
ras, como el existencialismo, son en gran medida reflejos del desencanto, formas estatales funcionales y abstractas, y
impulso hacia una mayor libertad del yo, la huida del <<sin hasta una forma moderna de etnicidad basada en la cor-
salida» y del peso muerto de la existencia cotidiana. El mo- poreidad. El capitalismo industrial es sólo una forma ~ A u
dernismo puro, como se expresa en parte de la obra de Ha- pura y desarrollada de tendencias que han estado presen-
bermas, identificaría todas las instituciones sociales como tes desde el surgimiento de las ciudades estados mesopo-
formas neuróticas que obstaculizan el avance hacia la uto- támicas.
pía de la racionalidad comunicativa, liberada del contexto. ¿Por qué existen esas tendencias? Como lo señalé, a cau-
sa de la generación de ciertos tipos de experiencias funda-
cionales condensadas en torno de algunos parárnetros que
asociamos a lo moderno. En ese sentido, la individualiza-
ción es instrumental para todos los demás fenómenos. Se El punto de partida del análisis de Giddens es lo carac-
trata de un proceso social complejo en el que se producen al terizado por muchos como posmodernidad y descripto aquí
mismo tiempo la disolución social y cosmológica, y la inte- como modernidad tras la declinación de los grandes para-
gración del yo. El individuo moderno, un estado en el cuer- digma~.La modernidad se define, literalmente, como la
po, es el portador de nuevos discursos y potenciales repre- combinación de tres fenómenos:
sentaciones que llenan el espacio del pensamiento moderno.
Sin el individuo moderno no serían posibles la etnicidad y el 1. La separación del tiempo y el espacio.
racismo, la alienación, la naturaleza abstracta de las insti- 2. La desincorporación del sistema social.
tuciones sociales, l a secularización y el desencanto, y el de- 3. El proceso de ordenamiento y reordenamiento refle-
sarrollismo modernista. xivos.

Pero mientras nosotros nos inclinaríamos a intentar des-


cubrir las conexiones genéricas entre esos tres fenómenos,
Versiones atomistas de la modernidad: una crítica Giddens parece querer mantenerlos separados y, hasta cier-
antropológica to punto, como elementos autónomos dentro de una esfera
más amplia de interacción. Esa actitud recuerda un rasgo
E n su muy concisa obra The Consequences ofModernity común a los funcionalistas estructurales, que no es, por cier-
(1990), Giddens, con su acostumbrado olfato para los más to, una identidad a la que Giddens haya adherido. Según
recientes intereses y preocupaciones de sus colegas, se pro- aquellos, los fenómenos sociales pueden analizarse en tér-
pone brindar una exposición general sobre la naturaleza y minos de elementos básicos, como los roles, las instituciones
los efectos de la modernidad. Aunque en él encontramos el o las personas, y la red de relaciones entre ellos. Más próxi-
habitual desdén por los estudios empíricos, el libro resume mos a Lévi-Strauss,hemos sostenido que los que se presen-
con claridad, a la manera de un manual y como una minuta, tan como elementos son generados en y por conjuntos de
algunos de los grandes temas de las discusiones y los deba- relaciones fundamentales. Así, la separación del tiempo y
tes contemporáneos desde una perspectiva decididamente el espacio y l a desincorporación del sistema social no son
sociológica, sin pretender, sin embargo, llegar a una com- mecanismos independientes sino aspectos de un proceso
prensión más sistémica de una realidad que simplemente más general de abstracción y separación que en última ins-
toma como un hecho. Digo esto porque me parece que Gid- tancia arraiga en una reorientación fundamental de la ex-
dens intenta hacer lo opuesto de lo propuesto por mí. En periencia personal: la formación del sujeto individual, sepa-
lugar de buscar la unidad de los fenómenos, ya sea hipotéti- rado de un anterior cosmos holístico, en el que lo concreto y
camente o por algún medio más empírico, está más intere- lo personal están excluidos de un campo social cada vez más
sado en establecer una lista de fenómenos relevantes que basado en relaciones abstractas o, mejor dicho, reales-abs-
puedan asociarse con una concepción de la modernidad, que tractas, mediadas por sistemas de roles y relaciones mone-
aparecen, por tanto, como fenómenos más o menos indepen- tarias. El hecho de que aquí sucedan una serie de cosas no
diente~.~ implica que sean autónomas. Por el contrario, su simulta-
neidad o sus propiedades del tipo de los «procesosparalelos»
La extraordinaria receptividad de Giddens a las críticas reales o po-
tenciales a su obra lo llevó más recientemente a escribir lo que en cierto
modo podría caracterizarse como un apéndice de la obra considerada aquí desde la seguridad ontológica hasta la vergüenza y la culpa, y otros as-
(19911, en el cual se refiere expresamente a la «dialéctica de lo local y lo pectos de la individualidad, sin intentar siquiera reconstruir la relación
global. como *el énfasis fundamental de los argumentos de este libro* más amplia que hay entre ellos. El libro, excelente a su manera, y más sis-
(Giddens, 1991, pág. 22). Pero a continuación la obra se dedica a tratar, en temático que lo habitual en su análisis de la individualidady la experien-
la forma habitual de las reseñas de libros, una lista de fenómenos, que van cia en la modernidad, no va más allá que The Consequences of Modernity.
señalan la necesidad de comprender la relación entre ellas, que difícilmente teng una eradicalización de l a
una relación que convierte las cosas en aspectos y no en fe- modernidad».
nómenos autónomos en interacción recíproca como en u n Giddens pasa a un análisis institucional que repite el
organismo biológico. E n términos parecidos, sostendría que mismo tipo de pensamiento atomista. Desde el comienzo se-
el ordenamiento y el reordenamiento reflexivos o, al menos, para dos haces de fenómenos: el capitalismo y el industria-
la autorrepresentación de la modernidad en una jerga t a n lismo. E l segundo remite al «empleode fuentes inanimadas
halagadora, se fiuidan en los mismos tipos de separaciones de energía material en la producción de bienes, junto con el
y abstracciones. Como lo sugerí antes, la individualización y papel central de las máquinas en el proceso de producción»
la disolución del holismo arrojan al sujeto al campo inñnito (Giddens, 1990, págs. 55-60). El capitalismo es la combina-
de las identificaciones alternas. ción de la producción de mercancías con la fuerza de trabajo
La desincorporación implica para Giddens la tríada adi- asalariada carente de propiedades. Pero como el capital no
cional de confianza, riesgo y peligro, que son productos de la tiene límites ni fronteras, nada garantiza que pueda existir
pérdida de certidumbre cosmológica. Esto podría trasladar- u n a sociedad capitalista. Para explicar l a sociedad como
se a la comprensión del conocimiento moderno en general estructura local, necesitamos la institución del estado na-
como fundamentalmente incierto; es este aspecto, desde ción, el gran aparato de vigilancia e identidad local. La cuar-
luego, el que hace de la ciencia lo que es: idealmente, u n pro- ta institución señalada por Giddens, el poder militar, el con-
ceso incesante de teoría-falsabilización-nueva teoría. Pero trol de los medios de violencia, se convierte e n parte necesa-
el propio Giddens no afirma esa transferencia de efectos de ria de las relaciones interestatales, opuesta a la diplomacia
una esfera a otra porque la reflexividad es un dominio inde- normal. Sigue siendo completamente imposible entender
pendiente de la desincorporación. cómo pueden analizarse todas esas instituciones indepen-
Uno de los argumentos expuestos es interesante: lo que dientes sin referirlas unas a otras. Por cierto, la forma de la
comúnmente se considera posmoderno es un producto de la producción y la dinámica industriales no es independiente
reflexividad moderna. Aun la declinación de la hegemonía de las formas sociales en que está inmersa, esto es, que de-
occidental se interpreta como una globalización de la mo- terminan las metas y estrategias de la actividad industrial.
dernidad y no como una declinación. Esos dos productos de Y el estado nación moderno es inconcebible sin la forma par-
la modernidad son, desde luego, lo bastante perturbadores ticular de ciudadanía en la que se basa: la separación de los
para estimular la escritura del ensayo en cuestión: sujetos de las formas comunitarias más locales y su reinte-
gración a una entidad nacional más amplia, el surgimiento
«Según este análisis, es fácil ver por qué la radicalización de del «pueblo» como forma de identidad, la naturaleza abs-
la modernidad es t a n inquietante y tan significativa. Sus tracta del gobierno, etc. Del mismo modo, el poder militar
rasgos más salientes -la disolución del evolucionismo, l a toma e n la modernidad una forma específica, en especial al
desaparición de la teleologia histórica, el reconocimiento de integrarse cada vez más al sistema económico. La caracteri-
la reflexividad total y constitutiva, junto con la evaporación zación de esas instituciones como entidades separadas en-
de la posición privilegiada de Occidente- nos llevan a un cubre el proceso más amplio del que forman parte y al que
nuevo y perturbador universo de la experiencia. Si el "no- deben muchas de sus propiedades internas. De igual ma-
sotros" todavía se refiere aquí básicamente a quienes viven nera, al criticar el economicismo de Wallerstein, Giddens
e n el propio Occidente -o, con más justeza, e n los sectores reincide e n el mismo tipo de divisiones, sin analizar la na-
individualizados del m u n d e , es algo cuyas implicaciones turaleza de sus interrelaciones. El problema se resume en
se perciben e n todas partes» (Giddens, 1990, págs. 52-3). expresiones como las siguientes:
. Me inclino a coincidir en general con una sugerencia de ese
tipo, aunque no se base en un análisis sustancial de la natu- «Si el capitalismo fue uno de los grandes elementos institu-
raleza de la «globalización»n i de la posición posmodernista, cionales que promovieron la aceleración y la expansión de
las instituciones modernas, el otro fue el estado nación (. . .) presan normalmente en la «desatención cortés»,una afk-
El sistema de los estados naciones fue forjado por una infi- mación tácita del reconocimiento de la existencia del otro
nidad de acontecimientos contingentes a partir del orden agente. Esta implica el señalamiento de u n estado de cosas
vagamente disperso de los reinos y principados posfeudales, en el que siempre está presente la posibilidad de relaciones
cuya existencia distinguió a Europa de los imperios agrarios más íntimas. La confianza en las cosas, la confianza en los
centralizados»(ibid., pág. 62). expertos, una avalancha de situaciones de confianza y de
la naturaleza autoevidentede la vida moderna, se debilitan
Tenemos aquí un ejemplo paradigmático de la manera como en determinados períodos, especialmente en los de crisis
un discurso atomista separa y realza aspectos de un todo social.
complejo y los convierte en fenómenos autónomos. El estado Todo el estudio de Giddens gira aquí en torno de aspectos
nación puede describirse como u n fenómeno específico, por de la vida moderna que han sido analizados a menudo por
supuesto, pero el proceso que interviene en su surgimiento otros autores: desincorporación y reinserción, intimidad e
lo coloca en un contexto que no es un simple elemento exter- impersonalidad, conocimiento especializado y reapropia-
no. Elias sugirió que el sistema de los estados naciones mo- ción, privatismo y compromiso (Giddens, 1990, pág. 140).
dernos fue el resultado de una transformación global o re- Pero las relaciones entre esas oposiciones separadas no se
gional de las relaciones entre reinos soberanos, un aspecto elaboran y ni siquiera se postulan. No surge una compren-
esencial del proceso «civilizador».La formación del estado sión clara, tan sólo listas y oposiciones. Pero es fácil ver que
nación fue una transformación en gran escala de formas es- desincorporación, impersonalidad, conocimiento especiali-
tatales anteriores en las cuales la desincorporación de las zado y privatismo son metáforas de separación y aspectos
funciones de gobierno con respecto a la posición hereditaria del mismo fenómeno general, así como los términos opues-
no puede separarse de la comercialización y mercantiliza- tos a ellos son metáforas de reintegración y fusión. Desde
ción, en sí mismas generadoras de separaciones de espacio y este punto de vista, no estamos lejos del tipo de análisis que
tiempo, y reflexividad (separación y objetivación),todo ello he propuesto, de acuerdo con el cual esos fenómenos po-
dentro de un contexto global de expansión y competencia, drían estar enraizados en algún proceso o rasgo más fiinda-
sin el cual la transformación posiblemente jamás habría mental de la estructura civilizacional en que vivirnos.lo
resultado factible. Desde una perspectiva global, el estado
nación no es un producto de acontecimientos contingentes
sino, antes bien, de procesos marcadamente sistémicos.
La última parte del ensayo de Giddens se centra en la
confianza y el riesgo como productos de la modernidad, en la
que las relaciones estables y seguras insertadas en una cos-
mología se disuelven. Todas estas consideraciones se hallan lo En un enfoque muy diferente de la modernidad, Bauman procura
muy inspiradas en Simmel y siguen muy de cerca la lógica demostrar que el Holocausto fue específicamente moderno: la encarnación
de su argumento. La desincorporación conlleva la disolu- de una visión particular de la destrucción productiva, disponible para po-
ción de un marco más amplio u holístico y el consiguiente ner de manifiesto el contenido moderno del sistema concentracionario de
exterminio humano, en contraste con las explicaciones basadas en los ras-
aislamiento social del individuo respecto de cualquier re- gos específicos de la cultura alemana, un racismo universal, etc. Si bien el
lación estable, socialmente segura y consolidada en térmi- alcance del trabajo de Bauman es muy limitado en comparación con el de
nos de un vínculo cara a cara. La confianza puede invertirse Giddens, su enfoque consiste en relacionar un fenómeno específico con un
en las instituciones abstractas de la modernidad, en sus sis- complejo mas amplio y muy estructurado que se utiliza entonces para ex-
temas especializados y en sus funciones mismas. Hay tam- plicar la ocurrencia de aquel. Bauman vincula la especificidad del genoci-
dio con la naturaleza de la práctica en la modernidady con la relación exis-
bién una compleja interacción de los diferentes tipos de re- tente entre el sujeto y la realidad. Aunque se puede discrepar con sus re-
laciones de confianza. Las relaciones con los extraños se ex- sultados, su análisis es más penetrante que el de Giddens.
La modernidad como espacio identitario cias de sí y del medio ambiente que tiene la coherencia su-
emergente ficiente para poder servir a su vez como base para la crea-
ción de las formas culturale s a la modemi-
En la primera parte de este análisis intenté mostrar que dad o las modernidades.
los elementos aparentemente dispares asociados a la mo- La formación del sujet
dernidad eran en realidad aspectos muy interconectados tura del cuerpo en toda un e dependencias respecto
y no componentes separados y autónomos de aquel fenó- del grupo, con lo que aquel se autocontrola y se autopropul-
meno. En vez de vincular todo por igual con la modernidad, sa, pero es también responsable de sus acciones. El yo se
prefiero reservar el término para lo que podría caracterizar- transforma en una especie de sociedad en el cuerpo, con su
se como el dominio cultural de las civilizaciones capitalis- propia estructura estatal. El modelo del autocontrol alcanza
tas. El capitalismo se toma aquí en un sentido particular, la su expresión más clara en la obra de Freud, cuya construc-
acumulación de riqueza abstracta como proceso dominante ción es un desarrollo evidente de la experiencia occidental
de la reproducción social. Así definido, el capitalismo indus- de la mente en el cuerpo. Es sabido que la privatización de
trial moderno es un subconjunto de una familia más amplia la lectura, a fines del siglo XVIII, consistió en una lucha por
de sistemas de acumulación basados en el control de la ri- el derecho a fantasear la otredad, la facultad de imaginarse
queza comercial. como otro o dejarse llevar por la imaginación de un autor
La relación comercial como instrumento de control de la hacia el mundo de otro. La regla de la lectura oral pública de
fuerza de trabajo conlleva claras tendencias a la individua- la palabra habría restringido sin duda esa actividad, pero
lización, ya que proporciona un medio de reproducción del esta llegó a ser dominante, ayudada e incitada por el surgi-
individuo con completa independencia de otras series de re- miento de la novela. Cabe señalar que algunas de las prime-
laciones. Esto no implica de por sí la destrucción final de to- ras obras de este género consisten en la exploración de la
das las formas de sociabilidad local. Durante milenios, Me- conciencia de los sujetos. Las obras de Jane Austen presen-
dio Oriente y el Mediterráneo se basaron en economías co- tan descripcionesrealmente muy densas de las condiciones
merciales que tenían a la familia como unidad fundamen- de la individualidad moderna. El psicoanalista S. Kalrar,
tal, esto es, el negocio familiar, y la mercantilización de las formado en Occidente, destaca en términos comparativos la
relaciones sociales en general estaba limitada al dominio naturaleza de la práctica moderna de la individualidad en
extrafamiliar. La intervención de la riqueza abstracta en contraste con la situación de la India. Sostiene que una de
formas de organización basadas en estructuras «religiosas» las grandes dificultades de la práctica del análisis con pa-
y de parentesco tiende a desinsertarlas y a convertirlas en cientes indios es su virtual falta de historias de vida. Como
estructuras de roles, en las que la relación entre quienes su contexto interpretativo inmediato es de carácter socio-
ocupan las posiciones es en principio arbitraria y, por tanto, cosmológico, es muy natural que busquen explicaciones en
la experiencia del rol debe aparecer. Esa misma relación el campo circundante de las personas, espíritus y fuerzas
tiene también la propiedad de establecer cierta distancia pertinentes. La práctica de la historia de vida es la práctica
entre el sujeto y el mundo de los bienes, que se dirime en la del mito del sujeto individual, en el que cadenas de aconteci-
transacción monetaria, el poder adquisitivo y las posibili- mientos significantes (signif3cados)conducen a la situación
dades alternativas de consumo. La mercaritilización es la presente y la explican. Un yo que está encerrado en un uni-
Cagmentación en objetos discretos con un valor económico verso jerárquico de significados es un yo cuyas circunstan-
definido del sector de la realidad del que es posible apro- cias particulares son siempre susceptibles de interpretarse
piarse. La relación mercantil es, además, socialmente auto- directamente en términos de los componentes del espacio
suficiente y por lo tanto autonomiza y deñne una esfera eco- más amplio al que está integrado. La disolución de ese uni-
nómica separada de las otras: la política, la social, la religio- verso deja un conjunto de sujetos similares, sólo conectados
sa, etc. Ese proceso genera un amplio conjunto de experien- entre sí por su interacción. La desintegración de un univer-
so en el que todo el mundo estaba en principio ontológica- el desarrollismo y el evolucionismose modelan sobre la base
mente posicionado -lo que se documenta y discute en la similar de la experiencia moderna.
obra de autores como Sennett, Campbell, McKendrick, Bre-
wer y Plumb- origina una explosiva creatividad cultural,
impulsada por el deseo de establecer una identidad en un
mundo repentinamente despojado de posiciones fijas. Sus Esquemas derivados: la modernidad como
efectos en el consumo, el teatro, la filosofia y la imagen de sí estructura histórica global
misma y la cosmovisión de la sociedad civil son enormes.
Como señalé antes, la forma particular del carácter étni- La separación del yo respecto de la identidad social im-
co y nacional en la modernidad se basa en la idea de una plica, como ya dij'e, la posibilidad de identificaciones alter-
sustancia compartida por iguales, así como la idea del esta- nativas, y como esta es una forma de practicarla, implica, a
do y la ciudadanía se h d a en la relación de ejercicio abs- su vez, el autocontrol. La mente en el cuerpo es el estado en
tracto del gobierno y pertenencia abstracta a una unidad el sujeto. El yo civilizado de la modernidad es u n yo que ha
política. La ideología de la democracia se deduce fielmente dominado su naturaleza y sublimado sus energías primiti-
de este aspecto. Del mismo modo, la idea de reflexiyidad de vas en actividades productivas de autodesarrollo. La ima-
Giddens puede reducirse a la alienación o la otredad produ- gen freudiana del sujeto es una excelente réplica de esa ex-
cidas por la separación del yo respecto del rol o, para decirlo periencia fundamental. Al combinarse aquí con el desarro-
de manera más contundente, respecto de cualquier identi- llismo que hemos señalado, surge una serie coherente de
dad particular. Dicha separación crea las distancias necesa- oposiciones: civilizado-desarrollado-sublimadoversus pri-
rias para postular realidades sociales alternativas, y de esto mitivo-no desarrollado-descontrolado. La socialización, el
se sigue el potencial del movimiento social que combina la «proceso civilizador» y la evolución social comparten por
identificación alternativa con la práctica transformadora de igual la misma familia de similitudes.
la sociedad en busca de otras realidades. La secularización La experiencia del éxito en la modernidad es la expe-
o, para decirlo con una palabra más cargada de valor, el de- riencia del modernista, desde Einstein hasta Henry Ford,
sencantamiento, es también una expresión de igual tipo de desde el socialismo hasta los récords olímpicos. Sin embar-
separación. Y el predominio mismo de formas abstractas se go, no es ese todo el espacio identitario de la modernidad,
funda en una organización de la sociedad basada en estruc- puesto que este implica lógicamente otras posibilidades
turas de roles que la gente simplemente cumple y que nun- (figura 11.2). El autocontrol evolutivo del modernista que
ca son idénticos a ella. El propio modernismo combina ese sublima define al tradicionalista inflexible que huye de la
nuevo espacio subjetivo con la temporalización y la Lineari- destrucción de los valores y modos de vida anteriores. Defi-
zación experimentadas cuando la duración se convierte en
la forma dominante del tiempo. El tiempo de la otredad, del
devenir, de la transformación en lo que no somos, el tiempo Modernismo
- Cultura - Naturaleza
de la movilidad, el tiempo de la acumulación, se proyectan
en el espacio del mundo y metaforizan la relación entre sus
distintos segmentos y sus diferentes especies en un esque-
ma evolucionista. La historia del yo y de la sociedad es tam-
bién una extensión metafórica del mismo tipo. Impulso ha-
cia adelante y hacia arriba por las kerzas del yo o de la so-
ciedad. El modernismo no es más que una práctica tempo-
ralizada de la otredad expresada en términos de un cons-
4 Cultura ' + Naturaleza
Posmodernismo
tante «desplazarse más allá del presenten. El modernismo, Figura 11.2.La modernidad como espacio identitario.
I
ne asimismo al primitivista que querría liberar a la libido y rados a la libido, la energía sexual descontrolada y la SU-
al espíritu humanos de las cadenas de la energía controlada perstición y el pensamiento mágico, y en la asociación con la
y dar cabida a la creatividad natural del ho racionalidad de un desarrollo progresivo. El modernismo
define a su opuesto simétrico,el posmodernis racionalista rechaza tanto la cultura como la naturaleza.
defender tanto la «tradición acompañada de sabiduría» co- He sugerido, de manera acaso demasiado implícita, que
mo el aprimitivismo acompañado de la verdad de la natura- las condiciones del surgimiento de la modernidad como es-
l e z a ~contra la férrea cárcel de la racionalidad modernista. pacio identitario residen en el establecimiento de un siste-
Si aceptamos por ahora este espacio tetrapolar, según se ma imperial comercial. Si bien el propósito de este trabajo
representa en la figura 11.2, como el espacio identitario de no es la discusión de ese tema, podríamos sugerir que el gra-
la modernidad, podemos sugerir también que entre los po- do de comercialización necesario para disolver las comuni-
los hay relaciones $emporales e históricas determinadas dades de parentesco y otras asociaciones de base ~holísti-
que dependen mucho de factores socioeconómicos. En pe- ca»dependió históricamente de la formación de un mercado
riodos de expansión de la hegemonía, hay una tendencia a mundial sustancialmentemás grande que la zona donde en
la dominación del modernismo, mientras en los períodos en efecto se produce la modernización,la constitución de un es-
que aquella declina se produce una trifurcación que se aleja pacio identitario «moderno».
del modernismo en dirección de los otros tres polos. La dis- Los parámetros de la modernidad aparecieron varias
tribución estadística de esa trifiircación depende de factores veces en la historia del mundo. La Grecia de los siglos V y IV
de clase, en el sentido que Bourdieu da a esa expresión. Por a. C . parece ejemplificar ese desarrollo, que se prolonga
ejemplo, el posmodernismo es esencialmente un fenómeno fragmentariamente a través del período helenístico hasta
intelectual limitado a académicos, artistas y otros intelec- Roma y su imperio. Un teatro basado en una separación ab-
tuales profesionales. El tradicionalismo es, con mucho, la soluta del actor respecto de la máscara o el rol, la transfor-
alternativa más popular, puesto que propone raíces e iden- mación de la filosofia y la introducción de los discursos inde-
tidades fijas a quienes no pueden tolerar el fracaso en un pendientes de la lógica, la matemática y las ciencias, una
modernismo en el cual la única seguridad ontológica reside ideología racionalista dominante, un materialismo y un
en desplazarse hacia nuevas alturas. El primitivismo, una
evolucionismo de fundamentos materialistas que incluye
rebelión contra el orden de la civilización racional y cam-
un evolucionismosocial: todo ello aparece en ese período. Se
peón de la libido como energía creativa natural de la huma-
trata de la etapa consecutiva a la declinación de las tiranías,
nidad, se manifiesta bajo muchos disfraces: en movimientos
juveniles, en el simbolismo de los «indiosurbanos»,en cier- el surgimiento de un régimen democrático oligárquicoy una
tas orientaciones del movimiento ecológico, y en lo «salvaje» comercialización bastante avanzada del imperio ateniense.
de la música y la cultura pop en general. En ella se entabla inclusive un debate entre los antiguos y
Si bien coincidimos en que la modernidad contiene el los modernos que se parece al futuro debate renacentista
tipo de identificaciones alternativas que acabo de esbozar, sobre el mismo tema.
también señalamos que una de sus peculiaridades estriba Tipos similares de tendencias hacia modernidades emer-
en la relación dinámica entre los procesos reales de acu- gentes se producen a lo largo del período entre el 600 a. C . y
mulación y desacumulación y centralización y descentrali- el año 1de nuestra era en algunas regiones del Viejo Mun-
zación hegemónicas en las civilizaciones capitalistas y los do, aun cuando están menos documentadas y acaso tam-
cambios de identidad correspondientes (figura 2.4). Si en su bién sean más parciales. La China del periodo de los Esta-
período de expansión hegemónica, que corresponde a l esta- dos Guerreros hasta el imperio Han y los que lo siguieron
blecimiento del imperio, la modernidad suscita una-fuerte exhibe tendencias parecidas, más fuertes quizás en las ciu-
identidad modernista, esta se basa en la represión o la ne- dades comerciales de la costa sur. La India medieval y espe-
gación tanto de lo primitivo como de lo tradicional, equipa- cialmente los imperios árabes de la Edad Media son claros
ejemplos de una relación sistémica entre la construcción de ser en realidad muy Similar. Por otra parte, he sostenido
un imperio comercial y los procesos seculares de individua- que la apropiación de la ropa occidental en el Congo se ajus-
lización comunes a la formación de las modernidades. t a a principios muy diferentes de los originados en el espa-
Estos son también casos de sistemas imperiales que cio de la modernidad, y que hay una congruencia en la rela-
produjeron fundamentalismos y fragmentación étnica en ción entre el consumo de ropa, el tratamiento del cuerpo, la
sus períodos de decadencia, renacimientos culturales, tra- salud, la riqueza y el poder político. Yo diría que en Japón
dicionalismo~ y balcanizaciones, primitivismos y posmoder- hay tendencias muy marcadas hacia la formación de un es-
nismos. pacio identitario muy parecido al de Occidente, y que las si-
La modernidad es, en este sentido, sólo una tradición militudes entre los distintos países occidentales son parte
más, lábil y frágil, que apareció, aunque parcialmente, y de- de una historia común de transformación social y,no se de-
sapareció muchas veces de la escena de la historia humana, ben a orígenes culturales comunes. Ese fue el afgumento
como para dar prueba de la verdad de la compulsión de re- esencial al discutir la diferencia entre globalización débil y
petición. Si me hago eco aquí de los modelos de Ibn Jaldún, globalización fuerte. Esta última solamente puede darse si
es con sumo respeto, aun cuando mis explicaciones sean en la producción cultural hay tendencias similares, o sea,
muy diferentes. La enorme capacidad de distanciarse de los espacios identitarios semejantes, y estos sólo aparecen si la
progresos del mundo es una poderosa herramienta de mo- arena más general se transforma socialmente de modo que
dernidad que a menudo ha proporcionado importantes in- se producen tipos similares de sujetos sociales. Estos son
tuiciones sobre los sucesos de las civilizaciones. No obstan- sujetos que tienden a experimentar el mundo de maneras
te, esas intuiciones son, las más de las veces, y en forma sis- análogas, a través de la interpretación no mediada de la
temática, las revelaciones de civilizaciones en decadencia y realidad. Los parámetros de la modernidad, como los de
virtualmente nunca han sido aplicadas. Si en la organiza- cualquier cultura, tienen su sitio en las prácticas identifica-
ción de los procesos cíclicos de las civilizaciones hay algún torias de sus sujetos socialmente posicionados. Y las propie-
cambio, tiene que estar en última instancia en el potencial dades de los espacios identitarios proporcionan la aparien-
político de la autorreflexividad. cia generativa pero coherente de las estructuras culturales.
Las primeras se forjan a su vez en las condiciones sociales
originadas por los procesos globales de reproducción, de ma-
nera tal que en la explicación de la cultura el movimien-
Conclusión: los espacios identitarios y la matriz to general nos lleva del proceso global11 a las condiciones
de la cultura sociales generadas localmente, a la formación de espacios
identitarios y, por último, a la construcción de productos es-
Hace un momento me referí a la modernidad como una pecíficos, sean textos, reglas o cosmologías. Desde este pun-
tradición. Ello equivale meramente a subrayar su historici- to de vista, Dallas, el detergente para lavar los platos y las
dad. La modernidad no es un producto, un texto, un código comisiones de derechos humanos pueden globalizarse den-
o un paradigma que pueda analizarse en componentes se- tro de u n sistema global muy diferenciado, pero la moder-
mánticos o discursos particulares. Genera, de dichos códi- nidad sólo puede expandirse por medio de la desdiferen-
gos, textos y discursos. Es un campo de identiñcaciones que ciación de ese mismo sistema global.
deriva históricamente de las transformaciones sociales en
que incurrieron los procesos de comercialización, tal como
antes los esbozamos. Los productos culturales particulares l1 Sería innecesario vo1ver.a subrayar que el proceso global incluye, por
pueden diferir en muchos aspectos, dado que son el resulta- definición, la articulación entre las estructuras locales y globales, y está
do de la transformación de productos culturales de historias incluso constituido por ella. Las primeras nunca se deducen de las se-
particulares, pero el proceso de producción cultural puede gundas.
12. Orden y desorden en los sistemas caron una creciente etnificación del espacio social nacional
y una intensificación de los conflictos étnicos. Esa etnxca-
globales ción global es un manto echado sobre el desorden general
que ha sido evidente en los sectores urbanos declinantes de
Occidente y los mundos otrora soviéticos. En estos, un lum-
penproletariado emergente, una rápida criminalización y la
desesperación general de grandes sectores de las poblacio-
nes «nacionales»h do su tributo en muchas demos-
traciones de violenci
Esta es una era de desorden, y hasta de desorden cada Desde el punto de e se expondrá aquí, ese desor-
vez más grande. El desorden es de naturaleza global, pero den es marcadamente sistémico, o sea, tiene un orden pro-
la manera de experimentarlo es, para la mayoría de la gen- pio que puede entenderse y, me animaría a añrmar, es pre-
te, marcadamente personal: creciente violencia e imagina- decible. En lo que sigue esbozaré una serie de relaciones que
ción de la violencia, cada vez más temor a la catástrofe, a las voy a postular como necesarias para explicar tanto el actual
enfermedades peligrosas, al sida, a los asesinos seriales, a desorden global como los discursos que reflexionan sobre él.
la desocupación, a la bancarrota y a la pérdida de la propie- El desorden mundial no puede ser interpretado como un
dad. Se trata de una era de creciente movilidad descenden- caos o una creciente entropía global. Esas metáforas ilumi-
te, un mar cada vez más grande de pobreza que rodea pe- nan muy poco este estado de cosas. El modelo simple de la
queñas islas de lujo yuppy. Se escriben libros y artículos so- relación entre entropía y orden que acaso subsista en algu-
bre el capitalismo desorganizado, y las desarticulaciones nas de las ciencias sociales ha sido más o menos reemplaza-
entre los procesos globales y las fragmentadas y fractura- do en las ciencias naturales por una visión más compleja de
das modernidades. los sistemas dinámicos, la física de los sistemas de no equi-
El interés por el desorden se encuentra, pues, bastante librio en que las estructuras surgen de la interacción de la
en orden. Y está claro que aquel no se identificó meramente estabilidad y la inestabilidad. Podemos ilustrarlo con varios
en el nivel de las experiencias individuales. Entre mediados ejemplos.
y íines de la década de 1980 hubo una inquietud crecien- A lo largo de las últimas dos décadas hubo una descen-
te por la estabilidad de, por lo menos, el mundo occidental tralización generalizada y bastante masiva de la acumula-
y sus periferias. A ñnes de esa década se produjo una crisis ción de capital en escala mundial. Desde ñnes de la década
financiera muy grave que nos llevó al borde de una serie de 1950, cuando las exportaciones de capitales estadouni-
de quiebras bursátiles que podrían haber sido desastrosas. denses a Europa y Japón provocaron nuevos despegues eco-
Con la retracción del poder militar occidental, aparecieron nómicos, hasta fines de la década de 1960 y la de 1970,
una serie de nuevas naciones y se multiplicó significativa- cuando todo Occidente se dedicó a hacer exportaciones ma-
mente la cantidad de guerras en el mundo. El imperio sovié- sivas de capitales al sur y al sudeste de Asia y a algunas re-
tico se desintegró, lo que condujo a un tumulto de conflictos giones de América del Sur, aparecieron varios nuevos cen-
armados entre nuevas unidades nacionales y a un desas- tros de expansión económica, a la vez que los centros más
tre económico generalizado. La mayor desorganización en antiguos declinaban. Se produjo de manera sistemática una
la relación entre las unidades regionales suscitó.migracio- desindustrializacióngradual de los antiguos centros, que se
nes en masa. A su vez, estas, en las circunstancias de decli- convirtieron en importadores netos de los productos de su
nación de una identidad moderna homogeneizadora, provo- propio capital exportado. El resultado es una competencia y
una inestabilidad crecientes. Pero esta situación no puede
Este capítulo es una versión ligeramente revisada de eOrder and disorder
in global systems: a sketch», publicado en Social Research, 60 (2),1993, plantearse en términos de grados crecientes de aleatoriedad
págs. 205-34. debidos a un enfriamiento de la economía mundial, como
comunismo fue el más devoto, vigoroso y gallardo paladín
metafóricamente lo expresaría el modelo termodinámico. El de la modernidad: piadoso al extremo de la simplicidad.
sistema, en cambio, se ha vuelto más complejo a causa del También pretendía ser su único verdadero paladín (. . .)
aumento de los puntos de acumulación y del crecimiento grandes designios, ingeniería social ilimitada, vasta y vo-
concomitante de la densidad de la red de flujos de capital. luminosa tecnología, transformación total de la naturaleza*
Además, el incremento de esos puntos conlleva una nueva (Bauman, 1992, pág. 179). Como ocurrió las más de las ve-
diferenciación de la economía mundial, por la que algunas ces en la formación de los imperios, las nacionalidades com-
regiones se desarrollan mientras otras declinan. ponentes nunca fueron asimiladas con buen éxito a una
Desde mediados de 1970,y un poco antes en los Estados identidad imperial central.Así, la disolución del imperio y el
Unidos, hubo un incremento de la política cultural, un pasa- surgimiento de las <<nuevas.naciones fueron dos aspectos
je general de una política modernista basada en los ideales del mismo fenómeno.
del progreso y el desarrollo universales -ya fuera dentro En todos esos casos, el desorden se relaciona con la diso-
del orden capitalista e industrialista o más allá de él, en lución de estructuras más abarcadoras, y también en todos
algún orden socialista definido como «superior»- a una los casos el resultado es la creciente integración de unida-
política de la identidad cultural, fuera de género, local o des inferiores, la aparición de nuevas asociaciones y nuevas
étnica. Este cambio adoptó la forma de una proliferación de unidades políticas y, como consecuencia,un nuevo y crecien-
«nuevas»identidades, nuevas categorías sociales y, a menu- te alcance de los conflictos. No hay en ese proceso ninguna
do, nuevos grupos políticos. La nación se fragmentó en las pérdida general de energía, aun cuandopodría argüirse que
etnicidades que la componían o en otras completamente se incrementa la velocidad de disipación. Por el contrario,
nuevas, y hasta el propio estado nación se etnificó. Las polí- con la acentuación de la inestabilidad, se intensifican en ge-
ticas oficiales respecto de las minorías pasaron de la asimi- neral el rendimiento de la energía y la estructuración,es de-
lación al multiculturalismo. Un mayor número de etnici- cir, la constitución de nuevas formas y la creación de nuevas
dades implica una mayor cantidad de proyectos sociales y prácticas e instituciones.
políticos reconocidos en la esfera pública. Las nuevas identi-
dades fueron de los siguientes tipos:

1.Etnico.
2. Nacionalista.
Niveles de estructura en los sistemas globales
3. Religioso 1fundamentalista.
4. Indígena. Las entidades de las que habitualmente se habla como
constituyentes de la realidad social global -estados nacio-
Con la desintegración del imperio soviético, el proceso de nes, regiones, grupos étnicos, etc.- se entienden por regla
fragmentación étnica se convirtió en un proceso de balcani- general como aspectos socialmente construidos de los pro-
zación, en el que predomina el conflicto armado naciona- cesos sociales totales. Se ejercen, y es preciso hacerlo cons-
lista. Considerado superficialmente, este es un fenómeno tantemente para que tengan existencia. La institucionali-
independiente de los recién enumerados, en la medida en zación y la culturización (la creación de reglas, códigos, umo-
que estos parecen ser reacciones a una identidad modernis- delos de.) son las prácticas fundamentales que intervienen
ta fracasada.Yo diría, sin embargo, que los regímenes sovié- en la estabilización del proceso social, en cuanto suponen
ticos representaron otra versión, aún más pura, del moder- necesariamente una reproducción consciente de la estruc-
nismo, puesto que se basaban en una ideología desarrolista tura. Desde esta perspectiva, los sistemas globales deben
totalizadora. Bauman ha llegado a ver en la ideología comu- concebirse en términos referenciales que dan razón de los
nista el destilado más puro del modernismo (o de la moder- sujetos en su práctica de las diversas organizaciones que
componen el proceso global. En los sistemas globales, el or-
nidad, como él la llama): <Alo largo de toda su historia, el
den liga al sujeto individual a los mamoprocesos dominan- pueden distinguirse con claridad de las del estado en Papúa
tes del mundo en general, de manera que el desorden en el Nueva Guinea. La idea en sí de que el estado nación es un
nivel global causa desorden en niveles inferiores, sin que, fenómeno global que se difundió desde el centro europeo ha-
no obstante, suceda lo inverso. Por el contrario, el estableci- cia la periferia pasa por alto las enormes diferencias estruc-
miento de un orden global o regional puede generar mucho turales cualitativas que hay entre los «estadosnaciones» en
desorden local. El tráfico europeo de esclavos creó una rela- distintas partes del sistema global, a tal punto que el uso de
ción de orden que enlazaba al Africa, las Américas y Euro- la misma palabra sólo puede tener sentido en términos de la
pa, que a su vez creó un desorden considerable y hasta ca- participación en organizaciones internacionales como las
tastrófico en las regiones locales afectadas. En Africa Cen- Naciones Unidas. Esto debería acentuar el hecho de que lo
tral los reinos se derrumbaron, y tras ello hubo guerras y global está constituido por la articulación de muchos proce-
despoblamientos masivos. En América del Sur se organizó sos locales y regionales. No es, como a menudo se repre-
una economía de plantaciones, un nuevo orden que, a su senta, una capa que desciende desde lo alto para extenderse
turno, hizo estragos en las poblaciones indígenas. En Euro- sobre la suma total de las localidades del mundo.
pa, el proceso llevó a una expansión económica que, al mis-
mo tiempo que creaba un orden industrial, provocó un des-
plazamiento y desorganización masivos del anterior sector
rural. La integración a un sector del sistema global h a im- La modernidad como el espacio identitario del
plicado por lo común desplazamientos, la desarticulación de hegemónico
las estructuras locales y el crecimiento de los niveles de con-
ficto. Pero como esos procesos son temporales, nuevas esta-
E n las siguientes consideraciones intentaré detallar la
bilidades se impusieron & donde una vez reinó la catástro- formación, la expansión y la declinación del espacio identi-
fe. En general, la integración global en la forma de la impo- tario de la modernidad. Mi propósito es analizar la conexión
sición de una hegemonía tiene al principio un efecto desin-
entre el crecimiento del desorden y la deshomogeneización
tegrador en los niveles inferiores, pero después el efecto es de una forma «cultural»dominante, en cuanto se relaciona
integrador. Cuando los sistemas locales o regionales se de-
con la deshegemonización de la arena global. El empleo del
rrumban, el desorden se incrementa, y sigue a ello una fase
término «homogenia»como correlato de «hegemonía»pre-
de reintegración al sistema mayor como subunidad de una
tende indicar una tendencia a la asimilación a una identi-
jerarquía global. La reintegración es al mismo tiempo una
dad dominante. La homogeneización real siempre es limita-
transformación de la estmctura local en una forma cuyo or-
da, sin embargo, y el producto de ese proceso es una clasifi-
den interno depende del orden del sistema más general. El
cación de identidades en relación con la dominante. La des-
desorden en el nivel global transforma las condiciones de
homogeneización es, en este sentido, la disolución de esa
existencia a lo largo de todo el sistema. Pero, como hemos
jerarquía.
señalado, el desorden global muy bien puede significar or-
den nacional, orden étnico y orden religioso.
Niveles como los del estado, la provincia, la ciudad, el
pueblo, la aldea y la casa -o el reino, la provincia, el clan
regional, el linaje máximo, el linaje mínimo y 1a.familia li- El pérfido presente: la modernidad en declinación
neal- son variables de los procesos constitutivos del campo (1992)
social. No se los puede declarar externos a esos procesos,
porque los procesos mismos son muy diferentes. En Euro- En buena medida, la celebración del descubrimiento del
pa occidental, el estado contemporáneo, a pesar de sus va- Nuevo Mundo por Colón en 1492 se convirtió muy rápida-
riaciones, tiene ciertas características fundamentales que mente en una celebración de la fragmentación local y étnica
no occidental del sistema cuyo surgimiento se simboliza en Esta eclosión mundial de movimientos indígenas recibió
los viajes de descubrimiento. El siguiente esbozo se concen- un reconocimiento oficialglobal cuando la ONU declaró que
tra en el aspecto cultural e identitario de la centralización y 1993 es el año de los pueblos indígenas.
la descentralización en el sistema global moderno. Al mismo tiempo, como ya señalé, y en forma paralela al
Mil novecientos noventa y tres se convierte rápidamente proceso antes mencionado, hubo un enorme incremento en
en el año y quizás en el comienzo de la década del indio nor- el número de movimientos religiosos fundamentalistas y de
teamericano, centroamericano y sudamericano, el hawaia- formas de nacionalismo étnico y guerra local en los intersti-
no, el aborigen australiano, el micronesio, etc. En Hawai, cios de un debilitado orden mundial. Ese proceso ha sido
donde he realizado trabajo de campo, hay en la actualidad instrumental en la etnificación de grandes poblaciones de
un fuerte movimiento en favor del restablecimiento de la inmigrantes en los principales centros del sistema global.
nación hawaiana como entidad políticamente autónoma Para comprender lo que está sucediendo, es necesario
dentro de un estado saturado de turistas, en el que los ha- considerar la situación desde la perspectiva de un fenómeno
waianos prácticamente han desaparecido bajo el peso de la global. Los subnacionalismos, las etnicidades y el surgi-
norteamericanización económica,política y «cultural)). En el miento de movimientos indígenas forman parte de un pro-
ceso que abarca la fi-agmentacióntanto del imperio soviéti-
continente (los Estados Unidos), hay en las universidades
co como de la hegemonía occidental en asociaciones de ca-
un vigoroso movimiento en favor de la eliminación de los
rácter local que tienen fuertes identidades culturales y bus-
cursos corrientes de civilización occidental. En muchos es-
can autonomizarse de los ámbitos más generales de los que
tados, esos cursos fueron eliminados de los planes de estu-
antes fueron parte. Es importante notar que, mientras las
dio, mientras se los complementa o sencillamente se los su-
antiguas estructuras imperiales se hacen trizas, otras, en
planta por cursos sobre la cultura y la sociedad no occiden- Asia, están en proceso de formación y expansión.Ese trasla-
tales. do de la acumulación hacia el este asiático provocó el surgi-
En Canadá, enormes aun cuando áridas extensiones de miento de nuevos modernismos en formas como el neocon-
tierras se devuelven a los concejos tribales indios. En Nueva fucianismo. Esta gran transformación del orden mundial
Zelanda se discute hoy si los maoríes deben recuperar una incluye el surgimiento de clases financieras y políticas glo-
gran porción de ese estado isleño. bales, así como un generalizado desplazamientoy empobre-
Este es el año de Danza con lobos. Kevin Costner agrade- cimiento de grandes poblaciones.
ció públicamente a todos sus hermanos indios en la entrega La identidad cultural es un aspecto nuclear de la multi-
de premios de la Academia, ante los aplausos de la concu- tud de fenómenos que tenemos frente a nosotros. La expre-
rrencia. Los indios hablantes de lakota, algunos de los cua- sión alude a una identidad social basada en una conñgura-
les intervinieron en el filme, intentan hoy acrecentar sus ción cultural específica de carácter consciente. La historia,
manadas de búfalos para llegar a ser económicamente auto- la lengua y la raza son fimdamentos posibles de la identidad
suficientes y, de ese modo, independientes de los Estados cultural y realidades construidas socialmente. Ese hecho no
Unidos. las hace falsas o ideológicas si advertimos hasta qué punto
Y en un país que es la quintaesencia del modernismo, toda identidad es construida. La identidad sólo es falsa para
Suecia, los pueblos indígenas irrumpieron en la pantalla quienes no tienen ninguna o se sienten tan alienados de
televisiva con un fuerte relato histórico de la situación de los cualquier identidad particular, que nunca podrían soñar
sami, una «nación)> potencial dentro del estado nación más con participar en esa mistificación cuasi religiosa. Pero mu-
grande. Esa aparición, completamente improbable en una chísimas personas han abandonado el modernismo extre-
nación que se identiñca como «homogénea»,ha sido acom- mo y la actitud cínica respecto de la etnicidad para volver
pañada por un torrente de nuevos regionaiismos y una po- con toda su alma a las raíces étnicas. Negar la autentici-
lítica oficial de multiculturalismo. dad de la identidad cultural como un poderoso fenómeno
existencial es tan absurdo como peligroso. En la situación cocktail-party de las nuevas clases políticas y económicas
actual están en juego tres procesos relacionados de identifi- internacionales gracias a las grandes cantidades de capital
cación cultural: líquido que circulan de manera tan exclusiva en medio de
océanos de miseria abyecta.
1. En Occidente, la identidad de los inmigrantes gana en Hay otro aspecto de este problema que ha sido analizado
fortaleza al propio tiempo que sus anfitriones se vuelven bajo el título de <<globalización».Algunos equipararon esta
más étnicos, lo que provoca confrontaciones directas co- última con la homogeneización cultural por medio de algu-
nocidas como racismo. na forma de imperialismo tecnológico occidental. Todo el
2. Los pueblos indígenas que viven en los márgenes de los mundo mira Dallas (salvo, quizá, los Estados Unidos), toma
estados nacionales, como los sami, los indios norteameri- Coca-Cola y Pepsi, y usa remeras con los mismos diseños y
canos, los maoríes y las minorías tribales del sur y el su- fabricadas en los mismos talleres negreros, que represen-
deste asiático, comprueban que sus derechos a la tierra y tan a Acapulco, Río, Waikiki o Mauricio; todo el mundo lleva
a la autonomía tanto política como cultural se incluyen clones Gucci, así como usa clones IBM y Mac, etc. Esta si-
en la agenda de las Naciones Unidas. tuación, desde luego, no ha producido homogeneidad, sino
3. Las antiguas subdivisiones étnicas de Europa, tanto oc- que proporcionó materias primas para nuevas variaciones
cidental como oriental, han renacido. Un fenómeno que locales. Hay también mezclas deliberadas, como en la mú-
en Europa occidental -Bretaña, Occitania, Lombardía, sica mundial, pero estas formas nunca se experimentan en
Cornwall, Irlanda, Escocia, Gales, Cataluña, el País términos de su significación global. El fenómeno mismo de
Vasco, Córcega- se desarrolla desde hace casi una déca- la globalización es a veces exagerado por las elites intelec-
da ha sido relegado a las sombras en los medios de comu- tuales de Occidente, que por finhan caído en la cuenta de
nicación por la explosión étnica producida a causa del que esos procesos globales existen, en parte, porque ellas
desmembramiento del imperio en el este. también se globalizaron.Es verdad que la descentralización
de la acumulación de capital y el proceso de multinacionali-
La etnificación es L& proceso global y no una mera coin- zación fomentaron una globalización de los productos, los
cidencia. No se refiere a la red de comunicación televisiva, servicios y hasta de las clases que probablemente no tenga
por más que esta cumpla algún papel. Tampoco a las meras precedentes en términos cuantitativos. Pero suele no adver-
políticas oficiales multiculturales, aunque estas hayan sido tirse que los procesos globales, incluyendo transferencias
instrumentales en la reificación y, a veces, en la creación de culturales como los spaghetti, los sistemas médicos, la cien-
etnicidades entre los inmigrantes. Es mucho más general y cia, la matemática y la vestimenta, han estado presentes
más poderosa, porque informa y hasta forma las ideologías durante mucho tiempo y fueron elementos esenciales de la
multiculturales que han cobrado tanto poder en Occidente, historia mundial desde las primeras civilizaciones comer-
y actúa desde abajo inflamando y politizando las identida- ciales del Viejo Mundo. Del mismo modo, y con una mayor
des culturales en las minorías de inmigrantes, y las regio- importancia, los fenómenos en los que hoy estamos tan en-
nes subnacionales y los pueblos indígenas. Tiene que ver vueltos se produjeron incontables veces en el pasado, susci-
con la declinación de la hegemonía, con la desintegración tados por procesos similares. Tanto la integración de gran-
del modelo de identidad y modernismo del centro, y con la des sectores de la población mundial a sistemas imperiales
proliferación global de identidades arraigadas en un lugar y sus culturas hegemónicas como la desintegración ulterior
y aparentemente impermeables a las condiciones de movi- de esos sistemas y la fragmentación cultural, experimen-
lidad en la arena social más general. Digo aparentemente tada como un renacimiento local, en los imperios declinan-
porque la consolidación étnica también entraña la forma: t e ~son
, fenómenos antiguos y a menudo violentos. La glo-
ción de nuevas elites: líderes y representantes de los nuevos balización no se refiere tanto a los cambios en el movimiento
grupos, que pueden integrarse con facilidad al síndrome del de cosas y personas como a la manera en que esos fenóme-
nos relativamente constantes son identificados por los par- El surgimiento y la declinación de la modernidad
ticipantes en el sistema mundial en períodos específicos. como espacio identitario
Muchos experimentan la actual descentralización del
sistema global como terriblemente peligrosa, una amenaza La estructura de la modernidad como espacio identitario
a la continuidad de la existencia, mientras que otros la vi- constituye el fundamento para cualquier comprensión del
ven como una bocanada de aire fresco, una oportunidad pa- presente estado de cosas. La estructura dominante de este
ra la expresión cultural antes reprimida: posiciones diferen- espacio es el modernismo, fundado en la desintegración de
tes, perspectivas diferentes. La delgada línea que separa la anteriores estructuras holísticas de identidad en las cuales
balcanización del renacimiento cultural es característica de el sujeto estaba integrado a un campo más amplio de fuer-
la situación contemporánea, una situación inmersa en un zas estructuradas que eran constitutivas de la individuali-
mundo en crisis económica y política. dad. El yo se separa en la modernidad de esas estructuras
Podría apuntarse con rapidez que la imagen que aquí se cosmológicas más generales. Se trata de una modernidad
ofiece de la declinación de la hegemonía occidental resulta que sin duda se ha dado en civilizaciones comerciales ante-
exagerada en algunos aspectos, puesto que es indudable riores, pero que en nuestra era aparece en el sigloXVIII, con
que su poderío militar en el mundo de hoy no ha disminui- el desmoronamiento de las antiguas jerarquías adscriptivas
do. En realidad, algunos estarían dispuestos a afirmar que, de la Europa aristocrática, y se expresa en una serie de pro-
con el derrumbe de la Unión Soviética, los Estados Unidos, cesos paralelos:
o acaso Occidente en su conjunto, han alcanzado la hegemo-
nía total. Esto se ve claramente expresado en la Guerra del 1. La primera revolución comercial se basó en gran medida
Golfo, el ingente y creciente poder de algunas corporaciones en la emancipación de la apariencia del status fijo, de
multinacionales estadounidenses y europeas, y la manipu- manera que, en teoría, cualquiera podía mostrarse como
lación aparentemente exitosa de lo local por parte de corpo- una baronesa, un rey o un carnicero. Y en las quejas del
raciones de alcance global, en relación con el consumo de siglo abundan las referencias a semejante anarquía en
bienes e imágenes. Es verdad que en los últimos años los la identificación. Lord Chesterñeld le escribe a su hijo
Estados Unidos se mostraron más activos en ciertas opera- advirtiéndole que no debe mostrar toda su personalidad
ciones militares internacionales, sin que el vacilante bloque en público sino conservar una esfera privada, una cre-
oriental se les opusiera. Pero este aspecto debe ser conside- ciente necesidad cuando nadie sabe realmente de dónde
rado desde la perspectiva de una situación hegemónica que venimos.
se desintegra. No se han establecido nuevas o expansivas 2. El café se convierte en el ámbito donde pueden interac-
jerarquías internacionales. Por el contrario, y a pesar del tuar personas cuyos antecedentes y posición social no
ejercicio del poderío militar combinado de los Estados Uni- están marcados con claridad. Se trata de un lugar donde
dos y las Naciones Unidas, la fragmentación continúa en pueden ponerse en práctica identidades alternativas y la
Medio Oriente, el sur de Europa, el este de Africa. La des- adscripción es reemplazada por el logro. Crea el escena-
centralización del tráfíco de armas es un excelente indica- rio donde ya no hay una relación unívoca entre yo e iden-
dor de ese proceso. En el modelo que propusimos, la declina- tidad social.
ción de la hegemonía adopta la forma de un crecimiento del 3. El teatro se libera de su anterior función circense y se
multinacionalismo, sobre todo económico. Así, el poder de transforma en una verdadera escena para la representa-
los medios de comunicación multinacionales y de otras acti- ción de piezas, dominada por un cuerpo de actores cada
vidades económicas no es un contraargumento,sino una ex- vez más profesionalizados. El teatro es el lugar adonde
presión del fenómeno que estamos analizando. Con todo, pueden ir nuevas multitudes, socialmente no muy defi-
ese poder no es del tipo político clásico, y tal vez sólo perdure nidas, y vivir experiencias distintas de las propias. Expe-
mientras esté vigente esta fase particular del ciclo. rimentan así la otredad. Las crónicas de ese período se-
ñalan el extremo compromiso emocional del público en bien, si la tomáramos por un extremo para convertirla en
esos espectáculos. una cadena horizontal llamada «flecha del tiempo»,trans-
4. Aparece la novela como forma popular de cultura. La lec- formaríamos la gran cadena del ser en un esquema evoluti-
tura se limitaba en un principio a la arena pública. Las vo. La evolución es en esencia el resultado de la temporali-
novelas se leían en voz alta y se consideraba incorrecto zación de la «grancadena del sers. Se produce cuando la po-
leer en forma privada. Finalmente, la novela se convirtió sición biológica y social en el mundo ya no es definible de
en la salida de la fantasía privada. Con ella era posible acuerdo con la cercanía relativa a Dios. Esa transformación
introducirse por completo en otra vida. También esto es es también una temporalización del espacio. Lo que está allí
un experimento con la otredad, pero, en cuanto a las po- afuera, desde los reptiles hasta los simios (Rousseau estaba
sibilidades que brinda al sujeto, la novela es más extre- convencido de que los monos descubiertos poco antes eran
ma que el teatro. en realidad hombres que habían sido degradados por un ac-
to de racismo), desde los bosquimanos hasta los incas, eran
La modernidad es fundamentalmente el surgimiento de precursores del estado moderno y civilizado del mundo.
la «otredad»como situación permanente, en la cual el yo Como ya señalé, la separación del sujeto respecto de su
nunca se defíne y siempre hay otras posibilidades de identi- expresión social, el surgimiento de una esfera privada, el
dad y existencia. Este es un mundo donde lo privado se con- «verdaderoyo»es fundamental para la posición modernista.
vierte en lo real, y lo público, en lo artificial o construido, Esta se asocia a la bohemia, a la revolución del estilo, la au-
y donde la noción de civilización equivale a artificio. La pa- tosuficiencia y la orientación introspectiva que niegan el or-
labra «néglig&», como lo señalé en el capítulo 11,se utilizó den existente a fin de ir más allá. La ruptura constante con
en un principio para aludir a cualquier atuendo usado en la convención, la abstracción de la forma respecto del conte-
la privacidad doméstica, ~négligénporque era natural, no nido en el arte, la música y la poesía, son parte de un mismo
construido. La oposición entre lo privado y lo público asume movimiento. Y es sorprendente su paralelismo con la sepa-
su forma específica en ese período. ración de la persona respecto del rol en la formación de la
A su vez, la otredad implica que el yo social no es ni natu- sociología de Durkheim, o sea, el «hecho social»;con la abs-
ral, ni necesario, ni adscripto. Es, antes bien, un yo alcan- tracción del signo lingüístico arbitrario en la obra de Saus-
zado, desarrollado, construido. La otredad abriga, entonces, sure y la fundación de la lingüística moderna; y con la abs-
una tendencia a cambiar, a «desarrollarse»,cabría decir. tracción de la psique del sustrato biológico y fisiológico del
Combinada con el principio del ensayo y el error, la otredad ser humano en el psicoanálisis. Esta transformación gene-
acarrea progreso o evolución: seguir adelante, aprender ralizada de la identidad europea no puede considerarse me-
más, llegar a ser mejor, más eficiente, más sabio o lo que r a coincidencia. Se corresponde con otros grandes cambios:
fuere. Aquí tenemos la clave de lo que podría llamarse emo- el debate acerca de la Gemeinschaf?y la Gesellschaft,la nos-
dernismo~. La segunda parte del Fausto de Goethe contiene talgia proustiana, el relato de Mann sobre la declinación de
la esencia de la estrategia del modernismo: el principio del los valores occidentales en Los Buddenbrook y las terribles
movimiento en sí y para sí. Fausto combina la angustia de imágenes kafkianas del futuro del poder. Toda esa tumul-
la soledad con el deseo que lo impulsa a alcanzar mayores tuosa explosión de modernismo es una vigorosa expresión
alturas. La cosmología del modernismo es el evolucionismo. de la separación del sujeto del significado socialmente de-
La cosmología del holismo que le precedió encuentra su me- terminado que comenzó más de un siglo antes. El resultado
jor expresión en la idea de la .gran cadena del ser»,una je- es el sujeto vacío, capaz de todo pero que no se satisface con
rarquía universal que se extiende desde Dios, pasando por nada, el «corredorde fondo. de la modernidad.
los.ángeles, hasta el hombre, los animales y, en algunas verL El modernismo es la forma dominante de lo moderno,
siones, el Diablo; una jerarquía en la que cada forma inde- pero depende de un contexto externo. Tiene que haber una
pendiente de existencia tiene su lugar establecido. Ahora fe en el futuro. Tiene que haber un lugar adonde ir, tal como
hay un pasado del cual venimos. Todo ese desarrollo fue en ras más lucrativas. Mientras tanto, en el centro el capital se
gran parte una consecuencia de la expansión de Occidente encauza cada vez más hacia diversas formas de acumula-
desde f k e s del siglo XV. La expansión consistió en: ción ficticia: la especulación con la tierra, con las deudas de
otras personas y otros países, con acciones y títulos. En ella
1. La exploración y dominio de grandes regiones del mundo
se incluyen las llamadas <industriasculturales*, la enorme
y su integración al centro europeo emergente, es decir, la
especulación en obras de arte y no-arte. Todo ello sigue has-
formación de periferias; las más de las veces esa trans-
t a el crujido y la contracción financiera, las bancarrotas y
formación conllevó la desintegración de las estructuras
el derrumbe de todos esos mercados ficticios, el «crash de
políticas y sociales anteriores de las nuevas periferias y/
1990»,que pueden adoptar una diversidad de formas, más o
o su adaptación a la condición periférica. menos violentas.
2. La comercializacióny transformación industrial del pro-
Es con ocasión de dichas crisis cuando abundan los ata-
pio centro, el surgimiento del complejo de la «fábrica del
ques al modernismo. El modelo al que tantas veces nos he-
mundo*, cuando el centro se convierte en el principal
mos referido aquí, el espacio tetrapolar de la modernidad
proveedor de bienes de consumo para el resto del globo. (véase la figura 11.2), puede servir como base para com-
3. La desintegración de las anteriores formas de vida &a-
prender la crisis. Como ya lo sugerimos en repetidas oca-
dicionales~en el centro, una creciente individualización
siones, en esos períodos hay una tendencia estadística al
y urbanización, experimentadas a menudo como libera-
neotradicionalismo. Ello se debe a la seguridad y hasta la
ción y alienación.
salvación que la identidad tradicionalista aporta en épocas
Esa es la formación de las estructuras hegemónicas de de crisis. Esa identidad es fija y adscripta, y proporciona un
centro y periferia que caracterizan el mundo social y econó- medio para comprometerse en una colectividad más amplia
mico de la era moderna. Este dinámico sistema global no es y un conjunto de pautas, valores y reglas para la vida. En
nuevo. Es la prolongación de un sistema anterior y de Medio esos períodos, el tradicionalismo se expresa en el deseo de
Oriente, a través de un cambio de hegemonía, y no algo que raíces, la etnificación del mundo, el surgimiento del «cuarto
haya crecido en el suelo de Europa. El modernismo depende mundo», el regreso a la religión y los valores estables. Pero
de una expansión real para mantenerse como estrategia. en tiempos como esos, todas las polaridades se polarizan.
Necesita u n futuro. Necesita movilidad, tanto individual Los modernistas pueden ponerse histéricos, y disciplinas
como social. Cuando las condiciones económicas y políticas deliberadamente racionalistas, como la economía, pueden
del modernismo se debilitan, este entra en crisis. Junto con cobrar preponderancia en los cuerpos gobernantes del esta-
la movilidad desaparece el futuro. El desarrollo se presenta do nación. Los primitivistas se dedican a la destrucción to-
más bien como desastre y se inicia una búsqueda de iden- tal de la civilización tal como la conocen. Hemos aludido a
tidades alternativas. La crisis actual del sistema mundial los «indios urbanos* de las zonas céntricas deprimidas [in-
moderno es una crisis de acumulación en el centro como ner cities] de algunas ciudades europeas. Podríamos añadir
producto de la descentralización de la riqueza en el siste- aquí la proliferación de cultos new age y primitivistas, inclu-
ma en su conjunto. La multinacionalización, la exportación yendo el rápido crecimiento de la adoración diabólica, los
de capitales y la consiguiente generación de nuevas zonas cultos de brujería y la magia negra. Los posmodernistas ali-
industriales son la consecuencia del aumento de la riqueza mentan sus carreras con la fragmentación del universo mo-
en el centro, que lo convirtió en un productor demasiado dernista del discurso y la inestabilidad general de la iden-
caro en comparación con su periferia subdesarrollada. La tidad intelectual. Pueden regocijarse con la disolución de lo
descentralización es el recurso mediante el cual el capital que caracterizan como discursos del amo en un equivalente
resuelve el problema de la competencia, al trasladar la pro- intelectual y negador de la angustia del ajuste estructural.
ducción, de la manera más eficaz posible, a áreas de mano Por extraiio que parezca, no es infrecuente verlos adoptar
de obra barata, menores impuestos y condiciones fhancie- una suerte de evolucionismo intelectual en virtud del cual
consideran la posmodernidad como un desarrollo de la mo- se quedó en el lugar donde creció tiene una cultura más
dernidad. grande (. . .) Bueno, ni siquiera la tengo en casa, donde vive
Pero si bien las tres reacciones al moderni mi madre. Sencillamente tenido nunca* (Waters,
cen tener, vistas superficialmente,nada en común con él, to- 1990, pág. 152).
das forman parte, como he sostenido, del mismo espacio de
identificación potencial. En realidad, están contenidas en la La declinación del modernismo en el centro se acompaña
identidad moderna como lo específicamente reprimido. Es de la fragmentación de las identidades sociales más am-
esta lógica la que produce la equiparación del salvaje inter- plias. Como ya he señalado, la población de indios norte-
no y el primitivo en la periferia. Los márgenes de la perso- americanos pasó de setecientos mil en 1970 a un millón cua-
na, l o que se supera mediante la socialización,son idénticos trocientos mil en 1980. No se trata de un dato de la biología
a los márgenes del mundo civilizado «allí afuera», que han sino de la identidad. Hay, además, cinco nuevas tribus. De
sido reemplazados por el desarrollo social. La crisis de la he- modo que el anhelo de raíces se satisface rápidamente con
gemonía occidental es la crisis del modernismo, la implosión su proliferación como secuela de la decadencia del moder-
del espacio identitario moderno. Lo primitivo ha comenzado nismo. En la década pasada hubo un renacimiento verda-
a cercarnos, desde adentro y desde afuera. Puede expresar- deramente notable de las identidades culturales. La deshe-
se en la cultura del horror y el miedo, que adoptó diversas gemonización del mundo ha Llevado, al menos temporaria-
formas en el arte popular, pero también en el temor real al mente, a su deshomogeneización. En cierto sentido, esto
Otro. La inmigración masiva a los declinantes centros de puede apreciarse como una estimulante liberación de la
Europa fusiona la implosión real y simbólica que se seña- diferencia cultural, una verdadera sinfonía de la variación
la en la decadencia de la hegemonía modernista. Pero esto humana. Esa fue la reacción de algunos antropólogos y de
puede expresarse, al mismo tiempo, en un anhelo inverso las clases medias y altas con inclinaciones museológicas.
por «lo que hemos perdido)): Pero aquí están en juego cuestiones más profundas, la prin-
cipal de las cuales es el hecho de que la identidad cultural
«Me gustaría ser miembro de un grupo que vive una cul- no es sólo un juego para quienes se encuentran implicados
tura, como en una reservación india norteamericana o un en ella, sino una estrategia sumamente seria de supervi-
campamento gitano (. . .) o un barrio italiano. Donde hay vencia psíquica y social. En su forma étnica, la identidad
algo de carne en la cultura. La mía era muy insípida. No te- cultural no es una mera cuestión de estilo de vida indefini-
nía mucho que la hiciera fuerte y atractiva. Se suponía que damente intercambiable. Esta última postura expresa al
era ese delgado bastoncillo en la parte de atrás de mi espina modernista, que puede y debe mantenerse a distancia de to-
dorsal. Irlandés escocés. Era tenue. Diluida. Habría querido das las identidades potenciales, que a la larga jamás pue-
pertenecer a una sociedad cultural rica. No sé cuál podría den ser satisfactorias. Por el contrario, la identidad étnica
ser. La que sea más rica (. . .) Donde tengan una apretada es una cuestión de sacrificio del yo en favor de un proyecto
estructura familiar de tíos, tías y primos. Y donde todos co- social más grande.
nozcan íntimamente a sus primos segundos y se involucren La recreación de la identidad es una exploración de los
en la vida de los demás. Cosa que no me ocurría. Aunque fundamentos mismos de la experiencia humana, y es fácil
mis primos vivían cerca, no teníamos mucha relación. Ni si- que se enrede en las poderosas emociones del mundo narci-
quiera sabíamos si estaban en la ciudad. No sabíamos de sista primario, en el que el yo lleva una existencia verda-
ellos como creo que saben otros grupos étnicos, los que son deramente precaria. La noción de renacimiento no está en
ricos y los que son compactos. Podría ser un esquimal de modo alguno fuera de lugar en la descripción de tales proce-
Alaska. Quiero decir, aquí no cuento con nadie. No tengo sos. No se trata, entonces, de una mera cuestión de cultura,
tantos amigos. Hago mi trabajo. Toco mi instrumento. Viajo sino del compromiso del yo en proyectos de individualidad
mucho. Pero no tengo una gran cultura (. . .) La gente que social que no pueden ser fácilmente gobernados.
En todo ello la posición del intelectual es la del cosmo- xis científica y evolución de la teoría. En última instancia,
polita que observa la creación activa de identificaciones se apoya en la separación del hacedor individual de teorías
culturales: al moverse entre continentes y modos de vida, a respecto del producto de su actividad, aun cuando esa se-
menudo en el exilio, con frecuencia entre otros, en un mun- paración raramente se alcance salvo en el caso de algunas
do de diásporas, puede surgir una identidad que se esfuerce ciencias naturales. Lo que resulta claro en la crisis de la mo-
por abarcar toda esta variación y aparente mezcla. Esta es dernidad es hasta qué punto la actividad científica es un
una identidad fundada en formas cambiantes de acceso al proyecto social y no una facultad natural o un procedimien-
mundo, un inseguro modernismo sin raíces. Las diasporas, to autoevidente para la producción de verdad. La disolución
la mezcla cultural, los movimientos de pueblos, etc., no son del paradigma científico racional es el derrumbe de la esfera
nuevos, pero no siempre fueron conocidos de igual manera. pública de la actividad científica, el ámbito de la teoría y la
En la actualidad, los medios de comunicación coinciden en falsabilización, y de la evolución del conocimiento. En su
acentuar la conciencia del estado fragmentario del mundo y lugar se coloca la sabiduría, la conversación edificante y un
la intensidad de las conexiones que hay entre sus partes. La pluralismo de mundos culturales, una completa relativiza-
música, la televisión y la literatura con el calificativo de ción de los discursos que proponen mundos posibles. Si hay
«mundial»se convierten en cosa de todos los días para los aquí un desorden, reside en la falta de todo principio de or-
consumidores globales. Se produjo una acentuación de las den que enlace proposiciones y discursos, esto es, en la au-
representaciones globales, que las más de las veces son obra sencia de criterios de discriminación. Los criterios de discri-
de las nuevas elites cosmopolitas y los intermediarios y, no minación inherentes a la esfera pública del modernismo cla-
hace falta decirlo, un elemento central de su identidad, así siñcan las proposiciones en términos de su valor de verdad.
como una pretensión de poder. Pero también aseguran el reemplazo de las proposiciones de
I más alto rango por proposiciones más adecuadas. Cuando
esos criterios se eliminan, el espacio antes organizadojerár-
quicamente se aplana y todas sus voces adquieren un valor
Desorden y posmodeniismo equivalente. Esa proliferación de voces potenciales es, pues,
paralela a la proliferación de identidades a que nos referi-
El modernismo, como figura dominante del poder hege- mos anteriormente. otras medicinas, otras sabidurías ho-
j
mónico en el sistema mundial, ordena el mundo en una je- lísticas, otras formas de comprender la naturaleza, otras
rarquía de etapas de desarrollo. Ordena la esfera pública de Gerneinschaften: todas invaden el campo antes autolim-
acuerdo con los dictados de la autoridad civilizacional. Si piante del pensamiento racional y la identidad desarrollista
bien no homogeneiza realmente el.mundo, sus pretensiones modernista.
en ese sentido originan una jerarquía de más/menos que es La conexión global pone aquí en relación la crisis de la
la esencia del pensamiento evolutivo. La declinación de la hegemonía con la crisis del modernismo, que es su ideología
centralidad hegemónica es al mismo tiempo el renacimien- dominante, y con el surgimiento del posmodernismo, que
to de las autonomías culturales, una liberación general de es la fragmentación de aquel y su multiculturalización. En
identidades antes contenidasy englobadas. La disgregación términos de las representaciones de la ciencia, el posmo-
de la modernidad es la disolución de sus principios organi- I dernismo es una relativización del conocimiento científico,
zativos. Su componente individualista, la separación del su- i
interna y externamente: internamente, una neutralización
jeto de cualquier identidad particular, es también la autono- ! del procedimiento de falsabilización; externamente, una re-
I
mización de la actividad de comprensión como discurso pú- lativización del conocimiento científico con respecto a otras
blico y la capacidad consiguiente de reemplazar un conjunto formas de conocimiento. Todo conocimiento se traduce así
de proposiciones acerca del mundo por otro. Ese paradigma en uno u otro cuerpo de proposiciones culturalmente especí-
se puri£íca en el modelo popperiano y otros conexos de pra- ficas sobre el mundo, cuerpos que en Última instancia son
inconmensurablesy para los que no hay, por tanto, criterios cuando fallan los mecanismos de apoyo de la existencia mo-
de comparación o de evaluación. derna.
El desordenamiento del mundo puede verse como una La lógica que acabo de esbozar conduce de la deshegemo-
fragmentación sistemática en una serie de procesos pa- nización en el nivel global a la declinación económica en el
ralelos: centro. Siguen a ello una disolución del proyecto modernista
y una crisis de la persona en general. Esto provoca la apari-
conocimiento científico cuerpos culturales ción de la depresión, puesto que el mundo ya no se ajusta a
inconmensurables la estructura de deseos del sujeto. En última instancia,la si-
identidad modernista identidad con raíces tuación se transforma en una intolerable «sobrecarga de-
multiculturales presiva,, (Alberoni, 1984, págs. 52-83) que amenaza la su-
hegemonía política y política multicéntrica pervivencia psíquica. En este estado cobra gran importan-
económica y acumulación económica cia el narcisismo clínico, una situación en que la persona de-
formación del yo moderno disoluci6n narcisista pende cada vez más de la ((miradadel otro* para asegurar
su propia existencia.Varias son las soluciones que aparecen
en esos estados:

La fragmentación de la persona y la declinación 1. El estado narcisista puede volverse relativamente es-


del modernismo table, aunque cargado de conflictos.
2. La depresión puede convertirse en desesperación y co-
Según la descripción que he propuesto del surgimiento lapso mental, esta tendencia también está presente en la
de la modernidad, el establecimiento de una forma específi- situación que acabamos de mencionar.
ca de experiencia individualizada desempeña en ella un pa- 3. El estado naciente: la salvación psíquica mediante el so-
pel fundamental. Es una experiencia en la que el cuerpo se metimiento de sí mismo a un proyecto más amplio, «más
convierte en el continente de una persona que se organiza grande que uno». Ese es el núcleo del «enamoramiento»
a sí misma y cuyo proyecto está, en principio, desvinculado del que habla Alberoni y de su visión de los movímientos
de cualquier proyecto más general; vale decir, es un estado sociales en general (ibid.).
en el cuerpo. El proyecto de esa persona individualizada se
cristaliza en el propio modernismo, la esencia del movi- El estado naciente describe a un equivalente de la per-
miento y el autodesarrollo continuos. Es una identidad frá- sona «nomoderna» (véase infra),un sujeto cuyo proyecto es
gil, construida según el principio de la alienación respecto un mero aspecto de un proyecto social más amplio y cuya ex-
de todo lo alcanzado anteriormente, y según la posibilidad periencia es un narcisismo invertido en el sentido de que la
siempre sentida de ser otros y no lo que ahora somos. Se dependencia se reemplaza por una identificación total con
h d a , pues, en la separación absoluta del yo respecto de la la mirada del otro. Un aspecto central de las nuevas identi-
identidad social. Como lo ha sugerido Dumont, esta situa- dades sociales emergentes son sus cualidades movimientis-
ción sólo puede superarse mediante la práctica de la ads- tas o su naturaleza religiosa, el compromiso existencia1 del
cripción cultural, que en la modernidad puede adoptar úni- sujeto individual con el proyecto social más general. Es in-
camente la forma de un racismo esencializante. Sostendré dudable que este aspecto resulta decisivo para comprender
aquí que la esencialización de la individualidad no tiene por las identidades agresivamente balcanizadas que se desa-
qué tomar la forma de un racismo explícito o de un reduccio- rrollaron hace poco con la declinación del imperio soviético,
nismo biológico. En realidad, tanto esta última como otras y su intensa elaboración de historias y sacrificioshechos por
formas de identificación adscriptiva surgen cuando la es- «elpueblo.. Es igualmente importante para cualquier com-
tructura del yo se ve amenazada por la disolución, esto es, prensión del explosivo crecimiento de los fundamentalis-
mos y hasta del núcleo marcadamente religioso de muchos el narcisista clínico está totalmente solo en la búsqueda de
movimientos «cuartomundistas»y el papel central del holis- identidad y reconocimiento.En una estructura de este tipo,
mo en su autoconstrucción. Y también ayuda a explicar la el eslabón débil de la cadena no está en la persona sino en
intensificación simultánea de la etnicidad entre los inmi- las condiciones externas. Las perturbaciones y crisis del
grante~ y del nacionalismo en las poblaciones aníitrionas. mundo social también implican la crisis total del individuo.
La fragmentación del sujeto ha sido tema ubicuo en las La solución inmediata es el reforzamiento de los eslabones
discusiones en torno de la posmodernidad. Frederick Jame- debilitados en el cosmos, a fin de asegurar la supervivencia
son apeló al análisis lacaniano de la esquizofrenia para ca- personal.
racterizar la condición posmoderna del sujeto, descripta co- Segundo, cuando el yo se inviste en su propio proyecto
mo un derrumbe de la cadena significante. En vez de ser personal, situado dentro de los límites del cuerpo, el sujeto
portadores de significado, los significantes se convierten en es autónomo respecto del campo social más amplio. Esa se-
entidades concretas de experiencia. En esta situación, el paración de lo social respecto de lo personal introduce una
sujeto pierde el rumbo, los apuntalamientos simbólicos de indeterminación en la relación más general. Las crisis so-
la identidad. Si bien Jameson se vale de la discusión laca- ciales no implican necesariamente una fiagmentación auto-
niana de la significación para poder intervenir en los desa- mática del yo. Cuando la identidad modernista ya no es via-
rrollos de la literatura y las artes, cabe notar que hay otra ble en tales crisis, las tendencias narcisistas son contrarres-
interpretación que puede iluminar toda la cuestión de la ex- tadas mediante la formación de nuevas identidades más
periencia de la fragmentación que es central en los deba- que en el fortalecimientoy la intensificación de la vieja cos-
tes actuales. De acuerdo con ella, la degeneración narcisista mología.
corresponde a una situación en la cual el sujeto pierde su Desintegración del campo social
<<yo»,por así decirlo; esto es, pierde su proyecto de vida per-
sonal y se vuelve cada vez más dependiente de los otros sig- J
,--'
\
Basada en,el parentesco zod7rnidad
ntñcativos para sobrevivir existencialmente. Esta situación 4 RegresióA narcisista
Disolución de l a identidad
puede estudiarse al revés, como lo hacen Ortigues y Orti- /"-Fortalecimiento
gues en Oedipe Africain, donde muestran que sus sujetos Degeneración / ' - /Estay n 7

del Africa occidental jamás llegan a tener un proyecto au- 1


Bajería, 1
cultos Narcisismo Formaciones
todirigido, esto es, nunca trascienden la etapa preedípica, canibalismo terapéuticos clinico de violencia Revigonzacion
de
Aquí, la autoridad, el Nom du P2re lacaniano, siempre está identidades inferiores
en el campo externo. Esto no quiere decir que en esas socie- Figura 12.1. La desintegración social y el yo.
dades no pueda producirse una fiagmentación, sino tan sólo
que se da en el campo externo de la identificación y no den- En el primer caso, la crisis puede llevar a una exacerba-
tro del sujeto mismo. Permítaseme simplificarloen extremo ción de la actividad cultural, el surgimiento de cultos cargo,
con dos situaciones típicas ideales: acusaciones de brujería y «fetichismo».Esas relaciones ata-
Primero, cuando el yo se inviste en un conjunto más am- ñen a la conservación de un yo dependiente de un flujo de
plio de relaciones sociales y una cosmología concordante, el fuerza vital que proviene del exterior, y de la mirada fir-
sujeto se deñne constantemente por las miradas externas me del otro poseedor de autoridad. Desde la perspectiva del
producidas por un discurso cosmológico. El proyecto del yo moderno, ello equivale al fortalecimiento de una relación
se define fuera del cuerpo. Reside en la red social más am- fundamentalmentenarcisista. En el segundo caso, la crisis
plia y en sus representaciones. Hay entre este narcisismo y puede provocar o bien una degeneración narcisista o bien
el narcisismo clínico moderno una diferencia crucial, que una reidentificación del sujeto con un proyecto más amplio,
resulta del hecho de que en el primero la persondidad se es- esto es, a través del «estadonaciente. de Alberoni. Aquí, la
tabiliza gracias a la red social y su cosmología, mientras que dependencia del individuo se mantiene gracias a su subor-
dinación voluntaria a un proyecto colectivo. La reidentifica-
ción del sujeto con el proyecto más general, aunque elimina En la obra de autores franceses recient
el proyecto del yo y sumerge al individuo en los dictados del ne, Dubet y Bourdieu, se ha subrayado un
grupo, proporciona al mismo tiempo un nuevo significado portancia de considerar las condiciones subjetivas de la ac-
en la vida y una seguridad ontológica. Esa relación es el nú- ción. Dubet, en particular, en un estudio de la clase muy po-
cleo de la organización de un movimiento. Consiste en la for- pulosa y relativamente nueva de jóvenes marginados en
mación de nuevas asociaciones donde antes había desinte- Francia (1987), demostró que la desintegración social y la
gración social y la consiguiente regresión individual. En personal están ligadas entre sí y que la segunda produce un
ambos casos, el desorden en el campo social más general conjunto especíñco de posibles cursos de acción. El trabajo
suscita un intento de restablecer o crear unidades interper- se centra en la formación de lo que podría llamarse una cul-
sonales. Estas nuevas unidades expresan y son instrumen- tura de la violencia, una <<violencia sin objeto»,y en el modo
tos de una reorganización del campo social en las condicio- en que se ha estabilizado a través de la reproducción de
nes de la modernidad, esto es, donde prevalece el individua- idénticas condiciones de existencia a lo largo de dos déca-
lismo. En las formas llamadas <<tradicionales» y organiza- das. Si bien su estudio se concentra esencialmente en los
das por el parentesco, que en la terminología de Dumont se jóvenes afectados por la desocupación estructural en el nor-
denominan sociedades holísticas, el campo social no se reor- te de Francia, que sufre un proceso de desindustrialización,
ganiza tanto como se reactiva, por medio de la intensiñca- otros estudios hicieron hincapié en las estrategias étnicas y
ción de los rituales, el desarrollo de la magia y la aparición el explosivo crecimiento de la identidad islámica entre los
de nuevos cultos, todo lo cual está motivado por un deseo de norafricanos antes secularizados.Dubet insiste en el carác-
retener lo que se desintegra. ter no étnico de los agrupamientosjuveniles que ha estudia-
do: no en su carácter transétnico, sino en su carácter no ét-
nico. Estos criterios parecen ser irrelevantes para la mane-
ra en que los jóvenes se identiñlcan. Pero, al mismo tiempo y
en igual período, la cantidad de mezquitas en París pasó de
El proceso de desordenamiento y reordenamiento unas diez a más de mil (Kepel, 1987)y se produjo gran alar-
del campo social ma ante una nueva militancia religiosa en el país. El reclu-
tamiento para esa reidentificación emergente se nutre en lo
En los sistemas globales, el proceso de desordenamiento fundamental de los jóvenes estructuralmente marginados
no tiene que ver con la aleatorización o una entropía cre- que describeDubet. Las dos descripciones no se contradicen
ciente. Como ya lo señalé, se trata de un proceso de descen- entre sí, sino que registran fases o quizás aspectos diferen-
tralización que es muy intensivo y hasta explosivo por mo- tes del mismo proceso de desordenamiento y reordenamien-
mentos, y que abriga una tendencia a la reorganización o, al to. Un aspecto sistémico de ese proceso es, como lo sugerí,
menos, al fortalecimiento de las formas sociales en los ni- que el desorden en un campo social puede producir un orden
veles más 1ocales.l El sujeto individual y sus estrategias y creciente entre sus componentes. Es lo que sucede precisa-
prácticas emergentes cumplen un papel decisivo en la com- mente en la fragmentación. Y desde el punto de vista del su-
prensión de ese proceso. Es el sujeto quien sostiene las con- jeto es muy razonable que la reidentificación y el compro-
diciones de la desintegración social, y su deseo de autosos- miso existencial sean más satisfactorios que la desespera-
tén e integración es la fuerza que impulsa el proceso de reor- ción y la angustia constantes. Ese proceso refuerza la frag-
denamiento. mentación al originar un conjunto de fronteras y proyectos
A lo largo de la mayor parte de este capítulo, las consideraciones se viables que aumentan gradualmente su independencia de
centran en los llamados sectores modernos del sistema global y no pueden los proyectos del sistema más general. En términos forma-
aplicarse del mismo modo a los sectores organizados dentro de lineamien- les, este tipo de situaciones puede ser asemejado a una e a -
tos más eholísticosn. tástrofe., un campo donde varias soluciones descriptas en
términos teóricos como puntos de bifurcación, trifurcación, personal de vida. Ambos se definen fuera del sujeto, de ma-
etc., pueden restablecer el equilibrio. nera que este ejerce una forma de individualidad quees una
expresión de la totalidad más general. Pero la existencia de
Desorden global a través la identidad, esto es, de personas identificables - s e a n cua-
les fueren los criterios de identificación-, la experiencia de
Declinación del modernismo
la fragmentación y de pérdida de poder, la desesperación, la
Identificación alternativa C . angustia, etc., son comunes a esa situación y a la moderni-
Incremento de
1" PO",\ 7 Emigración
1 nacional dad occidental. En Occidente, la etnicidad se mantiene den-
tro del cuerpo, definida como una sustancia transmitida de
generación en generación y reducible, en última instancia,
Formación de barrios bajos,
al concepto biológico de raza. En este sentido, podría argu-
lumpe 'zación
'r
Desorden social mentarse que la etnicidad, aun cuando sea de extremada
violencia, no se da en la misma forma en el sur y el sudeste
L D y + p T l
de Asia. Pero, como construcción social de la identidad, es
Crisis psíquica Identidad criminal sumamente variable. La migración dentro de y hacia Euro-
pa, convertida en los últimos años en un fenómeno masivo,
figura 12.2. Orden y desordenglobales en el centro del sistema. no es, desde luego, un fenómeno novedoso. Pero en períodos
de expansión o, al menos, en períodos en los cuales la identi-
Los lineamientos generales de los procesos que hemos dad modernísta funciona apropiadamente, los inmigrantes
analizado aquí pueden representarse como en la figura se integran a través de un proceso de asimilación o de clasi-
12.2. Este diagrama se refiere únicamente al centro de un ficación que de una manera u otra los sitúa en una posición
sistema global moderno en momentos de descentralización inequívoca. Sólo en los períodos en los cuales la hegemonía
y declinación. En los sectores periféricos, los procesos tienen de la identidad central declina, surge el multiculturalismo
necesariamente un carácter diferente, en tanto allí la iden- y, como consecuencia, se destaca la etnicidad, no sólo de los
tidad se construye de una manera diferente y produce en inmigrantes sino también de las poblaciones indígenas, re-
consecuencia un conjunto distinto de motivos y estrategias. gionales y nacionales.
Si hay una similitud muy genérica en los procesos paralelos
de desorganización,conflicto étnico, desarrollos religiosos y
balcanización, esto tiene que ver con las propiedades más Conclusión
generales del desorden socialy hasta del desorden personal.
Así,se ha sostenido convincentemente que lo presentado en El desorden en los sistemas globales es un proceso mar-
Sri Lanka como guerra étnica no se basa en los mismos ti- cadamente sistémico consistente en l a declinación de la he-
pos de estrategia que el conflicto étnico occidental (Kapfe- gemonía y el consiguiente proceso de f?agmentación. El de-
rer, 1988).Según Kapferer, la etnicidad no se construye en sorden en el sistema produce al mismo tiempo una era de
términos del mismo tipo, sino que se halla estrechamente creatividad cultural y reorganización social. Incluye la de-
relacionada con un yo cuya identidad está atada al estado presión económica y personal como condición desencade-
budista. Los cingaleses atacan a los tamiles porque estos nante, que puede llevar al regocijo de la individualidad re-
quiebran el orden jerárquico del estado y por tanto del indi- cién descubierta e incluso a m a violencia generalizada ali-
viduo, cuya existencia se funda por entero en el manteni- mentada por elia. Sin embargo, ese proceso, a menudo fre-
miento de ese estado como entidad cosmológica. Para los nético, no conduce a una nueva expansión hegemónica. Es
cingaleses la identidad cultural no nace con el cuerpo, de parte integrante del proceso de declinación. Y, si bien las
igual modo que el individuo no es portador de su proyecto dislocaciones que se producen como resultado del proceso de
descentralización pueden afectar a todas las partes de la Referencias bibliográfkas
arena global, hay una tendencia a que las nuevas zonas he-
gemónicas en ascenso experimenten un rápido crecimien-
to del orden, un proceso de integración y la formación de
unidades regionales más amplias o de zonas de transacción.
Ese es el caso del este asiático y el surgimiento de la costa
del Pacífico como centro de la economía mundial. Como ya
he señalado, sus efectos culturales consisten en una tenden-
cia al establecimiento de la modernidad con u n modernismo
dominante en el plano local (y tal vez en el regional). El or- Abaza, M. y Stauth, G. (1990)«Orientalreason, orientdism, Isla-
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subordinación de una multitud de proyectos locales y regio- Alberoni, F. (1984)Movement and Institution, Nueva York: Co-
nales al proyecto dominante del elemento hegemónico. Esto lumbia University Press.
no significa necesariamente que aquellos se asimilen a este, Alexander, J. (1987)Twenty Lectures: Sociological Theory since
es decir, que desaparezca su distintividad, sino que se adap- World War 11, Nueva York: Columbia University Press.
tan de tal manera que se vuelven inofensivos para el pro- Altieri, M. (1986)The Last Village in Kona, Honolulu Topgallant.
yecto central. La declinación de la hegemonía es entonces, Anderson, B. (1983)Imagined Communities: Reflections on the
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con toda lógica, una liberación de la arena mundial al libre
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juego de proyectos ya existentes pero eliminados y proyec- litics of value*,en A. Appadurai, ed., The Social Life of Things:
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dencia a la anarquía, pero también es bastante previsible University Press.
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