toma de notas y posterior entrevistas a un determinado grupo de personas en Nueva York, que
laboran en bancos de inversión, sirve para establecer una conexión con el comportamiento
de expansión o declive de corporaciones empresariales en todo Estados Unidos, y en el
mundo. La clave de esta cadena de “hecho y consecuencia” se halla en el espacio de
influencia que simboliza Wall Street, por un lado, como la bolsa de valores de la principal
economía del mundo y punto de referencia y, por otro, la conectividad con el sistema
financiero mundial de manera real y simultánea. De esta manera, en términos simples, basta
con analizar los referentes culturales y de pensamiento de un grupo pequeño de personas
(menor de cien) para situarse en la lógica de operación de múltiples espacios humanos
(financieros) en el mundo.
Este efecto de partir de un punto etnográfico “local” para proyectar y entender una escala
mayor de comportamiento global es lo que se podría denominar efecto “zoom”; una especie
de acto etnográfico en el cual uno pasa de un grupo de observación específico hacia una escala
mundial de entendimiento, y viceversa.
Esta capacidad de poder situarse en una escala multilocal a partir de establecer contacto con
un punto de una red mundial de relaciones financieras (económicas), sociales, políticas, entre
otros, se debe ante todo a la naturaleza conductual homogénea que inculca la globalización
desde estos distintos ámbitos. En el caso que describe Ho, los valores laborales de un
trabajador de Wall Street trascienden las fronteras de Estados Unidos y es aleccionador de lo
que pasa en otras bolsas del mundo.
Una manera de conducirse hacia lo global, hacia la escala mayor, es plateada por Anna Tsing
(2005) en su libro Friction: an ethnography of global connection. Señala un mundo de
relaciones y encuentros en el cual se definen distintos tipos de universalidad consensuada. A
su vez, esta reunión de pareceres centra el camino o ámbito de acción, lo cual no está exento
de fricciones. Tising nos da un ejemplo. El sendero de la universalidad global y no de
universalidades locales, puede compararse a la dinámica de la rueda de un auto, transita por
una carretera en un camino definido, pero no deja de tener un contacto o fricción con el
asfalto. Finalmente, la construcción de una cultura global se trata de encuentros que cruza a
culturas locales (diferencias) y largas distancias, que a la vez (estos encuentros) son inestables,
creativos, inequitativos lo que origina fricciones. Estos espacios son también de colaboración
global y tienen que ver, por ejemplo, con áreas de derechos humanos, políticas de identidad
étnica o políticas ambientalistas.
Estos conocimientos universales están en movimiento, viajan por el planeta y la fricción que
originan contribuye a su vez a mantener el poder global en constante definición; igualmente
redireccionan la senda historia. Esta autora toma como temas de análisis el capitalismo como
fenómeno de hegemonía global, interconexión y resistencia (por ejemplo, considera las áreas
rurales y sus luchas anti-globales); la naturaleza como conocimiento, en el cual juegan un rol
importante los procesos ambientalistas en la producción de conocimiento, activismo y
acuerdos globales, y la justicia social en la cual las políticas de coalición y objetivos que se
deben negociar son cruciales.
Tising resalta en mayor detalle un conjunto de ejemplos vinculados a la naturaleza y la relación
del ser humano con ésta para explicar esta manera de universalizar conceptos de manera
global. Se refiere entonces a la construcción de modelos sobre el cambio climático mundial,
que se alimentan de data local y, a su vez, desde una estructura de predicción mundial pueden
ayudar a predecir el clima en regiones específicas (reaparece el efecto zoom, de ida y vuelta).
También describe el proceso de intercambio que ayudó a construir un sistema de clasificación
de la ciencia botánica actual, este es universal, frente a los conocimientos locales indígenas,
por ejemplo. O se refiere a la negociación de un acuerdo mundial para la explotación forestal
en la cual los diferentes actores, principalmente productores y consumidores y, en menor
grado los conservacionistas, interactúan en roles de poder alrededor de esta organización
(International Tropical Timber Organization).
Una última área de la etnografía de redes corresponde etnografía de los medios digitales. Si
bien en el artículo revisado -Coleman (2010)- no se enfatizan los fenómenos de escala de
manera explícita, este rubro (blogs, chats, redes sociales, webs, etc) genera una comunicación
a escala global que se maneja generalmente por códigos homogéneos. Desde la prácticas
vernaculares en los medios digitales, se da en la construcción de actores globales que existen
únicamente desde la web (por ejemplo, hackers) o la construcción de plataformas de
conocimiento globales como Wikipedia. También se construyen redes de luchas sociales,
colectivas e internacionales, contra el sistema económico global o prácticas empresariales
abusivas, entre otros. Otro ámbito es el microanálisis de aspectos subjetivos como la
informalidad verbal, moralidad, juego o pánico en determinados contextos digitales. Desde el
ámbito de lo prosaico como lo define la autora, se examina el impacto de las tecnologías
digitales en el afianzamiento del capitalismo neoliberal, transformaciones en los medios de
comunicación periodística, entre otros. Ciertamente, son fenómenos que forman parte del
sistema global de conocimiento y de expresión que permiten una proyección de la escala
etnográfica hacia ámbitos de análisis interconectados, poli-situados, de espectro mundial.
Como en los textos citados anteriormente, el espacio de observación puede situarse desde un
punto “local” que transporta al etnógrafo a regímenes conceptuales globales.
Bibliografía
Ho, K.Z. (2009). Liquidated: an ethnography of Wall Street. Durham: Duke University Press.