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PROYECTAR LA COMUNICACIÓN

JESÚS MARTIN BARBERO – ARMANDO SILVA (Compiladores)

Los nuevos modelos de sociedad, han configurado de un modo


diferente la información y la comunicación. Hoy día existen nuevos
desafíos ante la novedad de los procesos, las prácticas, los discursos
y los medios de comunicación, es por esta razón que Jesús Martín-
Barbero y Armando Silva, docentes e investigadores de amplio
reconocimiento en América Latina, presentan una compilación de
autores que durante este siglo han contribuido a construir
teóricamente el campo de comunicación: desde la teoría de la
información, la sociología, la lingüística y la semiótica, o desde la
estética, el psicoanálisis y últimamente desde los estudios culturales.

El objetivo de esta compilación es recoger las huellas que han dejado


ciertos textos fundamentales en la construcción de una teoría de la
sensibilidad, de sus modos y medios de expresión, a partir de
preguntas, réplicas y sospechas acerca de la comunicación.

La compilación es presentada en dos grandes ejes: de los medios a


las culturas y de los lenguajes a las estéticas. En el primero se
incluyen textos de autores que iniciaron el trayecto y cuyas ideas
siguen alentando la conformación de este campo de estudios tan vital
y vigente de la comunicación: N. Wiener, Th. Adorno, W. Benjamín, M.
McLuhan, D. Mac Cannel, R. Williams, A. y M. Matterlart, R. Grubern,
M. Martin Serrano, G. Vattimo y Ph. Schlesinger; en el Segundo se
recorren textos de autores que sin ser protagonistas directos de las
teorías de comunicación, desde terrenos afines han enriquecido y
redimensionado el campo: E. Benveniste, J. MuMukarovsky, U. Eco, E.
Garrón, Ch. Metz, A.J. Greimas, P. Restany, F. Jameson y J. Flower
MacCannel. Muchos quedaron por fuera, pero los hitos fundantes
quedan consignados.

Se trata de uno de los primeros ejercicios en América Latina para


poner a dialogar en un mismo libro a significativos pensadores del
siglo XX sobre su visión de la modernidad y la contemporaneidad
proyectada desde la comunicación. La lectura de no pocos de estos
textos proporciona a estudiosos de las ciencias sociales una
comprensión densa de cómo se formo este fértil y arriesgado campo
del pensamiento actual, que comenzó pidiendo vía libre desde otras
disciplinas y regresa hoy como escenario estratégico de las ciencias
sociales, de la filosofía y del pensamiento crítico.

Los Autores comienzan con los efectos que los medios de


comunicación constituyen en el eje de la industria cultural ya que es
en ellos donde las mayorías son conformadas culturalmente. Por eso
las masas y/o consumidores se han venido transformando a través
de los mensajes que los medios les han estado transmitiendo,
ocasionando una reconfiguración del mundo, de la modernidad y la
pérdida de identidad nacional.

En la modernidad, la distancia espacial ya no supone la distancia


temporal. Con la llegada de la modernidad el tiempo pierde su
contenido espacial y el espacio se hace independiente de lugares o
regiones. La modernidad crecientemente desconecta el espacio de lo
local al poner en contacto lugares muy alejados a través de los
medios de comunicación y los medios de transporte. Esto determina
el surgimiento de nuevas relaciones sociales. Durante la mayor parte
de la historia de la humanidad las formas de interacción fueron cara a
cara y acontecían dentro de los confines de un lugar físicamente
compartido por los participantes. Al separar el espacio de lo local, la
modernidad crea relaciones sociales con otros ausentes, ubicados en
lugares alejados de los contextos locales de interacción. De este
modo la gente puede ahora interactuar sin compartir el mismo
espacio o tiempo. (Jorge Larraín)

Para los autores, la pertenencia e identidad se están viendo


trastornados por la densificación de los intercambios y el desarraigo
de los referentes que producen los nuevos medios y modos de
comunicación. La apertura al mundo, se está convirtiendo en una
constante invasión del espacio simbólico del nosotros por parte de
ellos, amenazada, la identidad tiende a redefinirse por contraste, por
negación del otro. Es el caso de Colombia con los extranjerismos y
costumbres aprehendidas de Estados Unidos y Europa.

Uno de los autores copilados es Theodor W. Adorno, como los otros


filósofos, pertenece a una tradición de pensamiento crítico que ha
hecho del principio de corporalidad y el recuerdo de las víctimas uno
de los nódulos centrales de su aparato teórico-conceptual. Durante su
desarrollo histórico, la actividad cultural (tanto para los espectadores
como los actores) devino en una actividad continuada que se
consolidó como esfera propia separada de la del trabajo. Pero, al igual
que le sucedió a ésta, la cultura comenzó a revestir cada vez más las
formas del mercado y la producción industrial, pasando de actores-
espectadores a productores-consumidores. Esta lógica de mercado y
su dinámica es, en la generalidad de los casos, la que establece esa
oferta objetiva. Todo objeto cultural es concebido como un producto,
por lo que tiene un valor monetario además de un valor estético o
moral, y es en función de aquel, que el mercado selecciona la oferta
objetiva de productos culturales, así como también la posibilidad de
producirlos.

Desde una perspectiva que parte el homo o economicus racional, esa


oferta se encuentra en relación con la demanda, con lo cual la
decisión del consumidor la que influye de igual manera en la
constitución de la oferta de productos culturales. Sin embargo, quedó
establecido que partir de la decisión individual no daba cuenta de las
regularidades observadas por las que se caracteriza. Esos motivos y
deseos sufren influencias que van más allá del individuo. De hecho,
puede decirse, al modo de la Ley de Say/Mill que toda oferta genera
su propia demanda. Lo que da cuenta de esto es el concepto de
Industria Cultural desarrollado por Theodor Adorno y Max Horkheimer
en su ensayo "La industria cultural".

Seguido de Adorno, Walter Benjamín se interesa profundamente por


la moda, asegurando que en cada moda hay un contenido
ásperamente satírico respecto al amor, en cada moda están
virtualmente presentes perversiones increíblemente audaces. Toda
Moda está en conflicto con lo orgánico. Toda moda acopla al cuerpo
viviente al mundo inorgánico. Frente a lo vivo, la moda hace valer los
derechos del cadáver.

Ante las apariciones de las nuevas tecnologías para comunicar,


Marshall McLuhan precisó: “El medio es el mensaje” es decir, que las
consecuencias personales y sociales de cualquier medio resultan de
la nueva escala que se introduce en nuestros asuntos, debido a cada
prolongación de nuestro propio ser o debido a cada nueva técnica.
Román Gubern asegura que vivimos en una sociedad que propicia la
mentira y la simulación, donde la frontera entre lo real y lo virtual es
más difusa.

En la segunda parte del copilado, los autores se interesan por los


lenguajes, los cuales conllevan a las estéticas: Armando Silva dice
que el estudio contemporáneo del lenguaje como disciplina busca
descifrar de manera más precisa y sistemática los modos en los que
los humanos nos comunicamos y producimos significación, ha
conducido, junto con otras intensas motivaciones filosóficas del siglo
XX, a una crisis del sistema clásico de la razón; nos ha llevado al fin
de una ilusión de poder condensar la multiplicidad de lenguajes en
uno único (que solo variaba por la diferencia de lenguas ) que
estuviese en capacidad de dar cuenta de la pluralidad de la vida y la
diversidad de opciones que trae nombrar y construir la realidad.

Se puede pensar que el terreno de las transformaciones proviene de


triple fuente: investigativa, cultural, pero también política. La lucha
por la recuperación o conquista de zonas desconocidas para la
reflexión en las expresiones del hombre ha señalado una liberación
del saber a su vez que ha planteado nuevos enigmas en la
comprensión del ser humano. Por tanto las investigaciones sobre
lenguaje han estremecido las bases del modo de entender las
sociedades abriéndose más hacia la pluralidad de las culturas y de los
lenguajes, ejercicio que también conlleva una dimensión política
pues asumir las diferencias irreconciliables (de expresiones, de
culturas, de géneros, etcétera), conlleva a aceptar distintos modos de
comprendernos y representarnos. Es posible entonces que en la base
de los estudios de comunicación flote el cuestionamiento a la verdad
o hasta su comunicación misma. Quizá sea esta una de las nuevas
motivaciones para que del estudio del lenguaje se haya avanzado
hacia las sentires y pasiones del ser humano y que este mismo siglo
sea testigo de estos dos poderosos paradigmas fundamentados en el
estudio de la comunicación: el de los lenguajes y de las estéticas, por
momentos confundidos en un solo proyecto, alimentado por la misma
sospecha: que el lenguaje no dice lo que dice y que ni siquiera la
intención del que lo pronuncia es suficiente.

La definición de que la naturaleza del signo lingüístico es arbitraria, es


motivada por enunciados muy sencillos, se llama signo al resultante
de la asociación de un significante que es la imagen acústica, y de un
significado que es el concepto, el nexo que une el significante al
significado es arbitrario. Por arbitrario el autor entiende que es
inmotivado, es decir arbitrario en relación con el significado, con el
cual no tiene algún nexo natural en la realidad. Así pues uno de los
componentes del signo lingüístico constituye su significante y el otro
concepto es el significado, entre el significante y el significado el nexo
no es arbitrario al contrario es necesario. El concepto significado es
por fuerza idéntico al conjunto fónico signi-ficante. En si el
significante y el significado, la representación mental y la imagen
acústica, son en realidad las dos caras de una misma noción y se
compone como incorporante e incorporado. Se ve ahora y se puede
deslindar la zona de lo arbitrario, lo que es arbitrario es arbitra-rio es
que tal signo y no a tal otro sea aplicado a tal elemento de la realidad
y no al otro. La arbitrariedad no existe tampoco aquí sino en relación
con el fenómeno o el objeto material y no interviene en la
constitución propia del signo. Puede hablarse de inmutabilidad y
mutabilidad del signo, inmutabilidad porque siendo arbitrario no
puede ser puesto en tela de juicio, en nombre de una norma
razonable, mutabilidad porque siendo arbitrario siempre es
susceptible de alterarse. Esto quiere decir que entre significado y
significante no permanece inmutable la relación entre ellos sino entre
signo y objeto. Pero el signo, que es el elemento primordial del
sistema lingüístico encierra un significante y un significado, cuyo nexo
debe ser reconocido como necesario por ser estos dos componentes
consustanciales uno del otro. Hacemos en la lengua usos variados
uno de ellos es que la realidad de la lengua permanece por regla
general inconsciente aparte del caso del estudio propiamente
lingüístico, apenas tenemos conciencia débil y fugaz de las
operaciones que usamos para hablar. El otro uso es que por
abstractas o particulares que sean las operaciones del pensamiento
reciben expresión en la lengua. Así pues el lenguaje que es hablado
es empleado para transportar lo que queremos decir. Las categorías
nos presentan igual aspecto según sean categorías de pensamiento o
categorías de lengua, el pensamiento pues puede pretender
establecer categorías universales pero que las lingüísticas son
siempre categorías de una lengua particular.

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