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Yo quiero ahora soltar

todo el cariño guardado,


para brindar mi homenaje
a la esposa del soldado.
La compañera ejemplar
de sentimiento abnegado,
que tolera nuestra vida
a través de tantos años,
sufriendo las ansiedades
de esta lucha sin descanso,
con caridad en el alma
y la sonrisa en los labios.
Si yo fuera gobernante,
decretaría un mandato
para hacer un monumento
a la esposa del soldado.
Milagros para comer
con sueldo siempre precario;
milagros para adornar
un hogar que es visitado;
milagros para tener
los hijos bien presentados;
milagros para cumplir
vida social a destajo,
con desayunos, almuerzos
y fiestas de traje largo.
Por eso, y otras razones
al monumento citado,
yo le pondría por título:
´LA VIRGEN DE LOS MILAGROS´
Paciencia para empacar
su casa cada dos años;
paciencia para amoldarse
a mil ambientes extraños;
paciencia para aceptar
que el marido esté encerrado,
porque le toca la guardia
el día menos pensado,
sin excluir de su ausencia
ni domingos ni feriados;
paciencia si esta semana
se levantará a las cuatro,
para servir el desayuno,
al esposo complicado
que debe estar a la diana
de los nuevos reclutados;
paciencia porque en octubre
con mil flores en los prados
parte el marido a campaña,
por dos meses prolongados,
dejándola en primavera,
anhelosa y suspirando«.
Si yo fuera buen pintor;
le pondría nombre a un cuadro:
´MADONA DE LA PACIENCIA´
a la esposa del soldado.
Si el marido es capitán
ya tendrá que ir pensando
en entrar a la academia
por espacio de dos años,
y si los hados son pródigos
y consigue ser nombrado,
dice adiós a la familia
por todo ese largo lapso,
porque es una tarea muy seria
el poder salir laureado
y hay que pasar día y noche,
estudiando y estudiando.
Talismán de la ilusión,
acuarela del milagro,
antorcha de la paciencia,
atalaya del quebranto,
yo te quisiera decir
en estas coplas mi canto,
con mi reconocimiento
por poder resistir tanto.
Luciérnaga del silencio,
guirnalda de risa y llanto,
capullo de la esperanza
vencedora del descanso,
manojo de privaciones,
muñeca de mil encantos,
ven« que ahora disponemos
de un rato desocupado,
y tenemos tantas cosas
que decirnos, lado a lado,
en ti mi mujer querida,
que me soportas veinte años,
¡yo veo toda la gloria
de la ESPOSA DEL SOLDADO!
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