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Rawlings
Los inmigrantes
-Poesías completas-
BIBLIOTECA
DIGITAL DE
AQUILES
JULIÁN
Muestrario de
Biblioteca Digital
Poesía 68 1
Coeditores:
MÉXICO
Fernando Ruiz Granados
ARGENTINA
Francisco A. Chiroleu
Los inmigrantes
Patricia del Carmen Oroño
Ángel Balzarino
Poesías Completas
Fernando Sorrentino
Claudia Martin Trazar
ESTADOS UNIDOS
Norberto James, Rep.
José Acosta Dominicana
Aníbal Rosario
José Alejandro Peña
César Sánchez Beras
ESPAÑA
Henriette Wiese
Giulia De Sarlo
Edición Digital Gratuita
María Caballero
Elena Guichot
Teresa Sánchez Carmona
distribuida por Internet
Losu Moracho
Rocío Parada
HONDURAS Editor:
Dardo Justino Rodríguez
VENEZUELA
Aquiles Julián,
Milagros Hernández República Dominicana.
URUGUAY
Marta de Arévalo
APLA Uruguay
COLOMBIA
Primera edición: Abril 2011
Ernesto Franco Gómez Santo Domingo, República Dominicana
Julio Cuervo Escobar
PERU
Luis Daniel Gutiérrez Muestrario de Poesía es una colección digital gratuita que se envía
Nicolás Hidrogo Navarro por la Internet y se dedica a promocionar la obra poética de los grandes
Juan C. Paredes Azañero creadores, difundiéndola y fomentando nuevos lectores para ella. Los
REPÚBLICA DOMINICANA derechos de autor de cada libro pertenecen a quienes han escrito los
Eduardo Gautreau de Windt
Félix Villalona
textos publicados o sus herederos, así como a los traductores y quienes
Cándida Figuereo calzan con su firma los artículos. Agradecemos la benevolencia de
Enrique Eusebio permitirnos reproducir estos textos para promover e interesar a un mayor
Efraím Castillo número de lectores en la riqueza de la obra del autor al que
Oscar Holguín-Veras Tabar homenajeamos en la edición.
Carmen Rosa Estrada
Roberto Adames
Valentín Amaro Este e-libro es cortesía de:
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NICARAGUA
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CHILE
Claudio Vidal
Libros de
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Astrid Fugellie Gezan
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HOLANDA
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PUERTO RICO
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EL SALVADOR Escríbenos al e-mail libros.regalados@gmail.com
Manuel Sigarán
2
COSTA RICA
Ramón Mena Moya
Los
inmigrantes
Poesías completas
Muestrario de
Poesía 68
3
© 2011 Libros de Regalo, editorial digital sin fines de lucro.
Colección Muestrario de Poesía.
Edición a cargo de Aquiles Julián.
1ª edición, abril 2011
Editado en Rep. Dominicana
Se autoriza la reproducción parcial o total de esta obra y su difusión.
4
A Beth y a mis herederos Malva, Ruth, Tito y mi
nieto Rey
5
6
Índice
Las Poesías Completas de Norberto
James Rawlings / Aquiles Julián 8
SOBRE LA MARCHA 23
Sobre la marcha 25
II 26
III 27
IV 28
V 29
VI 30
VII 31
VIII 32
IX 33
X 34
XI 35
XII 36
XIII 37
XIV 38
XV 39
XVI 40
Poema 1 42
7
II 44
Poema 2 45
Poema 3 46
Poema 4 47
Retorno inesperado 49
Si me ves llegar 50
Te sentí venir 51
Tendrás derecho 53
Silencio para el canto 55
Canto para ahuyentar el miedo 57
Los vencidos 59
El precio 60
Uno a uno 61
II 62
Los inmigrantes 64
Quien no recuerde 68
LA PROVINCIA SUBLEVADA 70
I 72
II 73
III 74
IV 75
V 76
VI 77
VII 78
VIII 79
IX 80
X 81
XI 82
XII 83
XIII 84
XIV 85
XV 86
XVI 87
8
XVII 88
XVIII 89
XIX 90
I 91
II 92
III 93
IV 94
V 95
VIVIR 96
Recién llegados 98
Lo recuperable del pasado 99
Quién ha de rescatar el grito 100
Noviembre 101
Ejercicio de ternura 102
A orillas del Sena 103
Pavesas 104
Bandada 105
No sé quién sea 106
Vedado 107
A un niño vietnamita 108
Fuego en que ardemos 109
Hábito de sueños 110
Tu ciudad 111
Ozama 112
Deja caer una flor 113
Aire propicio 114
Flor de fuego 115
Pequeña elegía a Joe Bass 116
Pasajera 118
9
Historia propia 121
Cada noche 122
Postdata 123
Primera carta 124
Amuleto 126
De tu pelo 127
Nosotros 128
Tu habitación 129
Guardo cielo en los ojos 130
Las nostalgias también cambian de lugar 131
Oscuro mapa es mi espalda 132
Ganancias y pérdidas 133
Domingo 134
Mirada seca 135
La casa 136
De tarde en tarde 138
Imagen lejana 139
Prioridades 143
Sparks street 144
Voluntad de luz 145
Vía Crucis 146
No olvido nada 147
Torre del deseo 148
Señal de identidad 149
En estas aguas 150
¿Quién desvía nuestra columna de luz? 151
Asta de vientos 152
Pugna interna 153
Extranjero 154
¿Qué tedios (re)cubren las rendijas de tu casa? 155
Mano derecha 156
Apuntes para el poema 157
10
Árbol 158
Beechwood road 159
Pensar la rosa 161
Retrato 162
Esbozo de tu tristeza 163
Simple recuerdo 164
Sin título 165
Estatuas 166
Piedra de la noche 167
Genealogía 168
II 169
III 170
Árbol de mis juegos 171
Ejercicio de jardinería 173
Pike 174
Antonio Álvarez 175
Sello de agua 176
Cansancio visible 177
Jardinera 178
Siempre cercanas 180
En tus cabellos 182
(Re)posesión 183
Algo en mí 184
Conocía el mar 185
La urdimbre del silencio 186
Ante la puerta 188
Impromptu 189
II, III, IV 190
Giraldilla 192
Invierto 194
Toda mano 195
Aire verde 197
Chichigua 198
¿What do I do now? 199
Transeúnte 200
11
Si se miran los espejos 201
Negros espejos 203
Álbum familiar 204
Paisaje 205
Aire anclado 206
Mi almohada 207
12
Reclamo 238
Excúseme señora 239
Sobrevives 240
Mitad de semana 241
Tu retrato 242
Ventana 243
Segunda ventana 245
For ever you 246
Ceremonia 247
Despedida 248
Habitar los pronombres 249
Parquecito del Cacán 250
Al principio 251
Casi haikú 252
La otra mujer 253
Nota al pie 255
La distancia 256
Estado de reposo 257
Presente 258
Valle de tus brazos 261
Mía 262
Muchacha triste 263
Como un país anclado 264
Tenue luz 265
Ahora 266
Domingo por la mañana 267
Lección 270
Encuentro 271
Bardo 272
Testamento 273
Sintaxis del olvido 274
Palabras en desuso 275
13
Da igual 276
Confesión 277
Casi biografía 278
Compañera 279
Mi calma 280
Las casas 281
Cuando hablas 282
Opción 283
Repatriado 284
Definición del miedo 285
Anécdota 286
Patría portátil 287
Animal acorralado 289
Naufrago 290
¿Qué hago? 291
En el Callejón de Regina 292
Viejo patio 293
Mambrú no fue a la guerra 294
Los primeros desterrados 295
No mienten los árboles 296
Destino final 297
Siempre tú 298
El peso del recuerdo 299
Puerta trasera 300
14
Las Poesías Completas
de Norberto James
Rawlings
“…aferrados a la esperanza
de recibir algún mensaje
que anuncie que en el país
algo ha cambiado.”
Noberto James Rawlings
15
enloquecido, atrapado en los discursos delirantes, en
la exaltación de la frivolidad y el vicio, en siniestras
matanzas y los mismos abusos de siempre?
16
Tuve la bendición, vía la mano amiga de Alexis
Gómez Rosa, de arrancar con una antología del poeta
mayor de Honduras, Roberto Sosa, quien aprobó
nuestra iniciativa. Y he recibido un desprendido
apoyo de los poetas dominicanos radicados en los
Estados Unidos y otros países. Y para más regocijo, el
gran poeta argentino Carlos Barbarito nos concedió
la primicia de un libro inédito para que lo diéramos a
conocer por este medio, que es el próximo a editar.
17
Estábamos convencidos de marchar del lado
luminoso de la Historia. Hoy sabemos que no había
lado luminoso alguno, ningún sendero luminoso,
sino crimen de un lado y del otro. Cuando no eran los
cinco clubistas del “Héctor J. Díaz” asesinados por
una patrulla de la Policía Nacional, era Miriam
Pinedo descuartizada por sus propios camaradas. O
el billetero de la esquina. Fuimos más que ingenuos,
más que comparsa, de aquella orgía de sangre.
18
echaron raíces y construyeron una identidad: los
cocolos, y una historia de decoro humilde, de
paciente trabajo, de modestia y respeto que les
distinguió y apartó de la cultura local tan dada a la
molicie, los vicios y el jolgorio.
19
Su poesía posee un tono lírico que alcanza, en
ocasiones, la fuerza épica de un poema como Los
emigrantes, oda a la raza de humildes braceros que
cruzaron el mar para fundar familia en nuestras
costas y hoy son tan dominicanos como el que más.
En otras se hace íntimo. Y en muchas otras cosas
escarba entre los trastos y fotos de la añoranza y la
rememoración y nos atrapa en ella.
20
magras libertades que la acción viril de los héroes del
30 de Mayo nos legaron.
21
22
Sobre la
marcha
Santo Domingo, 1969
23
Escribo para el pueblo
aunque no pueda leer mi
poesía
con sus ojos rurales.
Pablo Neruda
24
Sobre la marcha
Sobre la marcha
Vamos construyendo el canto
articulando lentamente
los pesados peldaños de nuestra
sangre.
(En cada caída que acontece
hay un imperceptible pero seguro
ascenso).
25
II
Sobre la marcha
vamos venciendo la angustia
derrotando pausadamente la tristeza
que antecede
la tierna
dulce
ingenua
carcajada juvenil
reprimida aun antes de nacer.
26
III
Sobre la marcha
propiciamos el hundimiento
de las oscuras rutas de la derrota.
Las persistentes posibilidades del
llanto
más allá de nosotros mismos
más acá del sueño
concluido.
27
IV
28
V
29
VI
30
VII
31
VIII
32
IX
En realidad
no es sólo una palabra. No es
sólo
la agredida y mínima geografía
de talada luz que nos sostiene
que nos recibe
es: abierto portón hacia la vida
hacia la desconocida estación del
amor
el sosiego que forjamos
a cada paso
en cada caída
en cada grito desatándose
y
esta fijo amargor.
33
X
34
XI
35
XII
Al final
nadie echará de menos el rumbo de
las mariposas
ni la exigua alegría del niño.
Junto al hombre
liberado de la angustia
poblarán una misma estación
todos dulcemente
apaciblemente
llenaremos
la interminable estación del amor.
36
XIII
No es culpa nuestra
-Maggy-
que los niños ignoren
la casi inexplicable ternura de la flor
la ida constante de los ríos
que nuestras casas
tengamos que numerarlas
con
la vencida savia de los ausentes
para distinguirnos de los demás
porque la verdad Maggy
no es sólo la tristeza
nuestro signo.
37
XIV
Yo sé y lo sabes tú también
que no es culpa nuestra
el que nadie en el barrio
ahora
hoy
pregunte con justificada precaución:
-¿Qué tal...cómo te va?
-Ahí ahí...
Y sé como lo sabes tú también
que es justa esta ira
que no es posible la alegría
mientras exista tanta pena por
vencer
mientras no sean cumplidos
los estatutos del amor
y en el amplio e invencible corazón
del hombre
se instaure
la definitiva morada de la paz.
38
XV
39
XVI
40
41
Poema 1
Qué difícil se me hace
permanecer en calma
estar alegre
sabiéndote flagelada
por la severidad del exilio.
-Tu autoexilio-,
En este instante
- mujer -
detenido ante esta puerta
despojada de tu inalterable mirada
me propongo a entrar
a permanecer solo
con la fija presencia de
la melomanía
y
estas penas lancinantes
que casi no me advertiste.
42
Me dispongo a entrar
y sé que estará todo en orden.
Lleno de tu ausencia
repleto de tu preocupación
por nosotros
por esta ruda lucha que libramos
por esta brega que por momentos
crees
inútil.
43
II
Espera
persistente forjadora
de nuestra primitiva alegría.
Espera
que pronto iremos juntos
hombro con hombro.
Marcharemos sobre la noche
aplastaremos su oscuridad
sus innombrables bestias.
Espera.
Pronto el sosiego en toda su
amplitud será nuestro
aprenderás a amar sabiamente esta
Patria
porque
otra no conoces.
44
Poema 2
- Aquí -
nos levantamos
en obligado apoyo
de estas simientes
ante la amenaza del enemigo
que pretende excluir de ruta
a los seguros continuadores de la
jornada.
Nos levantamos
contra quienes te piden
que mates
el natural producto de nuestra sangre
que sumes indiferencia
a la oscuridad que combatimos
que des la espalda a nuestro grito
que es el tuyo propio.
45
Poema 3
Después
- cada mañana -
la ardorosa alegría de los niños
la apacible dulzura de la amada
todo el oro del alba.
46
Poema 4
Yo soy dolor y
primavera abierta. Contra
mí
están los viejos
cuchillos levantados.
Andrés L. Mateo
Si a mitad de camino
me pierdes de vista
sientes que mi voz la sepulta el dolor
- amargo gajo que no he procurado -
vuelve presurosa por el tiempo
reinventa para los dos
aquella vieja alegría que
compartimos.
Busca en la amarga penumbra
de las cárceles solitarias
en los pasillos
en el escaso silencio de las aulas
en cada libro subrayado.
47
en el origen de la triste calma de las
provincias.
Busca en la abulia misma
quizá allí encuentres
la razón de este silencio repentino.
48
Retorno inesperado
49
Si me ves llegar
Si me ves llegar
-sonriente-
con un libro bajo el brazo
beso tu niña
te pido me cuentes de tus viajes
y sonrío mientras hablas alegremente
de la primera vez que te perdiste
en Riverside
no me creas.
-Aquí-
junto a estos cuadros
y la sonora presencia de Für Elise
te siento ligada a cada objeto
y por momentos me veo obligado a
aceptar
que te he perdido
y que realmente
no eres la misma colegiala del amor
breve
que no supe buscar a tiempo.
50
Te sentí venir
Te sentí venir
con tu lento acopio de luz
cargada de alegrías
quise compartirlas
ignorando quizás tu brevedad en mi
tiempo.
51
-levemente siquiera-
o sentir la discreta seda de tu cabello
anudándose a mis dedos
siento la extraña alegría
de tener la continuidad de tu afecto
que por momentos confundo con tu
amor mismo.
52
Tendrás derecho
53
de un tormentoso amanecer.
Tendrás derecho
-lo sé-
a interrogarnos
a interrogarte
no importe nuestra ausencia
no importen los años pasados
Cuando la inquietud de conocernos
en nuestra distancia
se torne preguntas en tu voz
este triste acento que nos distingue
de los demás
se habrá tornado alegre
Este odio necesario que poseemos
perderá toda su razón de ser
y el hombre no será más enemigo
de sí mismo.
54
Silencio para el canto
55
precisamente cuando nacíamos
Hoy nos sobran las palabras
y nos piden que bajemos la voz
Que callen
Es hora de iniciar el canto
y lo haremos por esta generación
irrenunciable.
56
Canto para ahuyentar el miedo
Ya no tendrás esperanza
la dulce esperanza
de ver el día del triunfo
No la tendrás
no podrás tenerla
la muerte te ha cerrado el paso
57
y mi corazón abarrotado de
interrogantes
te sufre
mis labios
-poblados de dolor-
te nombran.
58
Los vencidos
59
El precio
60
Uno a uno
A Juancho Lamouth*
Uno a uno
han silenciado los perros.
Una a una se han apagado
las lámparas amargas amargas
lámparas
que rodearon tu borrascosa
existencia.
61
II
No descanses hermano
esa que ahora tienes
no es la paz que mereces.
62
63
Los inmigrantes
Aún no se ha escrito
la historia de su congoja.
Su viejo dolor unido al nuestro.
No tuvieron tiempo
-de niños-
para asir entre sus dedos
los múltiples colores de las
mariposas
atar en la mirada los paisajes del
archipiélago
conocer el canto húmedo de los ríos.
Hubo un tiempo
-no lo conocí-
en que la caña
los millones
y la provincia de nombre indígena
de salobre y húmedo apellido
tenían música propia
64
y desde los más remotos lugares
llegaban los danzantes.
Por la caña.
Por la mar.
Por el raíl ondulante y frío
muchos quedaron atrapados.
65
donde crece y arde furioso
el odio antiguo a la corona
a la mar
a esta horrible oscuridad
plagada de monstruos.
66
esta Patria mía y vuestra
porque os la ganáis
junto a nosotros
en la brega diaria
por el pan y la paz
por la luz y el amor.
67
Quien no recuerde
(Hablo de nosotros:
Los identificados por el silencio
los tatuados por la angustia).
68
que no hemos perdido
que es imposible llegar
desunidos.
69
La provincia
sublevada
Santo Domingo, 1972
70
A Marino*
Porque casi al mismo tiempo
nos fueron cerradas las puertas
hacia la infancia.
71
I
En la honda ternura
de manos lavanderas.
En el insomnio
a la temprana edad
de mis noches.
Por el crecido amor a la vida.
No morirá la lumbre
que disminuye las sombras.
72
II
73
III
Aquí
se levantan los cimientos más puros
con que te fundó la sangre
se renueva
-a cada momento-
la herida de la piedra
del hierro
se agiganta el dolor
crece la ausencia
de quienes preservaron tu pureza
con su sangre.
Aquí
se multiplican los metales
que defienden tu heredad.
Se alza la decidida voluntad
de fundar
-aquí-
la arrebatada paz del hombre.
74
IV
A partir de ti
empieza la vida.
A partir de ti
la inconmensurable extensión de la
patria
se encienden
los ondeantes colores de las banderas
se comprende
el amplio idioma
de tantos gestos reprobatorios.
75
V
76
VI
77
VII
Si pudieras percibir
-como yo-
el casi invisible polvo ígneo
que riega el sol sobre la ciudad
la repentina dulzura de unos ojos
de mirada huidiza.
Si pudieras sentir aún
la tibieza de unas manos en tus
hombros
en momentos en que todo parece
inútil
será
porque heredas
lo puro del amor que defendemos.
78
VIII
Es como si regresaras
cansado.
Es como si al llegar
no te esperara nadie
y creyeras encontrarlo todo en orden
todo trastornado
todo deshecho.
Y ahora
cuando justamente buscas la salida
-el escape mejor-
te encuentras como atrapado
en la vieja foto.
Ahí permaneces.
Ahí te quedas para siempre.
Ahí te quedas por cuanto dure
por todo el tiempo que resistas verla.
Ahí estás con partituras de viejas
músicas
que casi olvidas.
¿Quién hubiera pensado
que este verdísimo césped
serviría como alfombra a la derrota
en tantos días?
Así es -muchacho-.
79
IX
Si conocierais
el reverso de nuestros toscos escudos
si tan sólo poseyéramos lo nuestro
-lo que nos arrebatáis-
algo de alegría
el sosiego que por siglos
reclamamos
pudierais compartir
la pureza de la luz que construimos
aprehender la música de los días.
Toda la tibieza de estas sonrisas
retenidas.
Si pudierais
si tan sólo pudierais
-como nosotros-
asir la dulce mano de la victoria
vuestro no sería este final
que os espera.
80
X
81
XI
Yo no tuve libros
ni bicicleta.
Toda la poesía de los días
logré captarla
en difusos colores
de lápices ajenos
sólo fue mía
la temprana edad de lo triste
la antiquísima soledad del hombre
las tibias noches del puerto
la sal marina
la brisa
y un incansable amor a la vida
y a la música que la hace posible.
82
XII
83
XIII
El tiempo pasa
y no sé por qué tendrán mis manos
este permanente gesto de supinación
si me llega tu luz
si conservo lo que has podido darme
si no pido más de lo que me has
dado.
84
XIV
85
XV
86
XVI
87
XVII
88
XVIII
Entonces
viene el recuerdo de la Biblia abierta
de la vieja piedra que reposaba en
ella
como antiguo e inmóvil corazón.
El antiquísimo pañuelo de madrás
el delantal impecable
las continuas lecturas
de aquel salmo de martilleante
número
y raudas sentencias:
“Dios de las
venganzas
muéstrate”
la mansedumbre del hombre es
pisoteada.
89
XIX
Ventana sur
flexible forma geométrica
por donde penetran lentos
la fría brisa
el gris de los días, el aroma
de la yerba recién cortada del parque
la agridulce risa
de la muchedumbre
que tu amor ató a mis pasos.
Altas columnas de garzas
noche cayendo
ventanas que se cierran con cuidado.
90
I
Cuando
un hombre
cercano a tu corazón
cae
pierde su sombra
es inútil que escondas
-presuroso-
entre papeles viejos
tu tristeza
o salgas a mostrarla
por la calle
como ropa recién estrenada.
91
II
Cuando
un hombre
que crecido en tu amor
se aleja
-sientes el vacío-
no lo llores
la tarea que en él termina
en nosotros
apenas
comienza.
92
III
Yo sé
que esta breve
lenta historia
podría resumirse
en una sola pregunta.
Sé que ningún ángel
puede detener la diestra sangrante.
¿Pero qué ángel da estas señales de
exterminio
cuando apenas es botón
la flor de fuego que encarnamos?
93
IV
94
V
95
Vivir
Santo Domingo, 1982
96
…quien quiera que seas
y en cualquier circunstancia
prepárate a vivir
como si nunca tuvieras que morir.
Nazim Hikmet
97
Recién llegados
98
Lo recuperable del
pasado
99
Quién ha de rescatar
el grito
100
Noviembre
101
Ejercicio de ternura
102
A orillas del Sena
103
Pavesas
104
Bandada
Cualquiera diría
que las aves
tienen deseos
de transparencia
y que por eso
vuelan contra el sol.
105
No sé quién sea
Carezco de historia
y cuento la de abril
y su crueldad. Le hablo
de mi media isla
que no es media sino
una
con la sola demarcación
de un orden en declive
y otro que emerge amorosamente.
106
Vedado
Calles
escalonadas cifras
como golpeándose.
Calles
como inmensas cintas de agua.
Luz desparramándose sobre las
casas.
Andamios que se levantan
contra el cielo.
Aquí y allá la violencia
de los colores. Aquí y allá
el aire jugueteando
brindando canciones.
Aquí y allá
-de manos con la alegría-
hombre que se tutean con la muerte
por el asfaltado alfabeto de las calles
camino a casa
cargado del blanco sosiego
de la única estrella.
107
A un niño vietnamita
Tú no tienes cielo.
Tu parcela azul
tu pedazo
lo ocupan
en constante descenso
rudos emisarios de la muerte.
Tú no tienes cielo.
Tu cielo lo harás tú mismo
-aquí-
sin la risible condena al infierno
que ya conoces
porque
no tienes cielo.
108
Fuego en que
ardemos
¿Cuál es el secreto de
tu limpia armonía?
¿Cuál la que sólo yo
encuentro?
Aterra
la inexactitud de las cosas
antes de ti. La preestablecida forma
de los días en su discurrir.
Si de repente te fueras
si de pronto no estuvieras
te buscaría primero
en la ondulante y azul llama
de este fuego en que ardemos
casi sin advertirlo.
109
Hábito de sueños
Después de todo
la obediencia será siempre
norma deleznable para nuestras
almas.
110
Tu ciudad
A Antonio Lockward
111
Ozama
112
Deja caer una flor
113
Aire propicio
114
Flor de fuego
El apagado hueco
que en el aire se establece
por cada flor derribada
es espacio propicio
a ser llenado de amor
-hecho piedra o plomo-
para romper los cercos del odio.
¿En cuáles circunstancias
puede ser útil una flor
en tantas y tan amargas rutas del
hombre?
La sal de los caminos hemos sido
hoy somos flor de fuego
para las más puras sombras.
115
Pequeña elegía a Joe
Bass
116
por donde ascenderá la dignidad del
hombre.
¿En qué inexistente lugar estaría
el Ángel de la Guarda
a la hora de tu muerte?
A lo mejor Dios no tuvo tiempo
para crear un ángel de la guarda
para los niños de Newark y Harlem
de Little Rock y Biafra.
117
Pasajera
Queda tu aliento.
Mueve las hojas del recuerdo
ya caídas.
118
Lecciones para
una ausencia
Santo Domingo, 1999
119
Las márgenes del
sueño
120
Historia propia
121
Cada noche
122
Postdata
123
Primera carta
124
No reniegues tus debilidades.
Reconócelas.
Combátelas. Véncelas.
No seas como estos abuelos estériles
y conformes con su inmundicia
que muy orondos proclaman la
bondad de su tiempo
“aquel tiempo.”
No te descuides de la codicia. Yo
si tu nombre brilla entre mis cosas
lo bajaré
no sea que nos descubran el amor.
Haz tú lo mismo.
125
Amuleto
Jane Norling
126
De tu pelo
127
Nosotros
Tú y yo no somos
los únicos habitantes de la tierra
aunque así me parezca
cada vez que pecho a pecho
nuestros corazones
parecen iniciar el primer y único
diálogo
hasta entonces posible.
Lo cierto es que no somos los únicos
porque los relojes marcan el tiempo
y tu tardanza o la mía
en algún lugar del mundo
llena de impaciencia
salas de espera
sobresalta corazones
funda – por así decirlo-
funda la angustia.
Amiga tú y yo
-evidentemente-
no somos os únicos habitantes de la
tierra.
128
Tu habitación
129
Guardo cielo en los
ojos
130
Las nostalgias
también cambian de
lugar
131
Oscuro mapa mi
espalda
132
Ganancias y pérdidas
133
Domingo
134
Mirada seca
135
La casa
136
en la misma luz.
Esta casa entristece. No quiero
evocar sus antiguos ruidos
no sea que me empujen el recuerdo
hacia la infancia.
137
De tarde en tarde
138
Imagen lejana
139
La urdimbre
del silencio
Santo Domingo, 2000
140
NO AMO mi patria. ( ... )
Pero (aunque suene mal) daría la vida
por diez lugares suyos, ciertas gentes, ( ... )
varias figuras de su historia,
montañas
(y tres o cuatro ríos).
José Emilio Pacheco
141
142
Prioridades
143
Sparks street
144
Voluntad de luz
145
Vía Crucis
146
No olvido nada
147
Torre del deseo
148
Señal de identidad
149
En estas aguas
150
¿Quién desvía nuestra
columna de luz?
151
Asta de vientos
Al fondo de mi patio
se alza un tierno abedul,
asta de pájaros y ardillas
que se extiende entre las sedosas
cortinas.
Si llueve,
el abedul renueva la textura de su
corteza,
reinventa su blancura.
Al fondo de mi patio,
entre la seda de los días,
hay un bejuco que se mece,
allí octubre iza su amplia corona de
hojarasca
y aves migratorias
y el invierno indiscreto y voraz se
anuncia.
152
Pugna interna
153
Extranjero
154
¿Qué tedios
(re)cubren las
rendijas de tu casa?
155
Mano derecha
156
Apuntes para el
poema
Hice apuntes
para escribir un poema a la
primavera,
y de tanto (re)escribirlo,
sólo quedó de las flores,
el recuerdo de su aroma,
y mi asombro ante tanto verdor.
157
Árbol
158
Beechwood road
159
risas no acontecidas,
planes por establecer,
citas incumplidas.
Sientes el atardecer
que asoma su húmedo y frío hocico,
con pronóstico de nieve,
“algunos chubascos dispersos a
ratos tornándose hielo que hará
peligroso el tránsito en las grandes
autopistas.”
Wellesley, Massachusetts
por las breves aceras de Beechwood
Road divagas,
desandando en el pensamiento los
restos de la tarde.
160
Pensar la rosa
En la mesa de trabajo
con todo el instrumental necesario,
planeo la rosa,
capto al vuelo sus formas,
a vuelo de pluma,
a vuelo de mano,
a mano libre,
a vistazo leve.
161
Retrato
162
Esbozos de tu tristeza
Trepidación, monotonía,
sombra de luz que no alumbra.
Tu orilla está repleta de invisibles
puentes.
Como diminuto y opaco sol,
la soledad brilla en el horizonte,
la tristeza es eclipsada por la alegría
de la multitud,
el ruido, la música.
Ocurre que estás sola.
Ocurre que tu alrededor es de
soledad,
tumulto, follaje, paz y fiera guerra.
Torres y estiradas sombras,
que a la vez se disputan el poco
espacio
y reconstruyen el paisaje,
edades,
ecos que se anulan,
triunfos que relegan la importancia
de ciertas alturas, sin importar
la presencia de flores o pájaros y,
pese a todo
siguen importando los callejones,
el maíz tierno, un buen trago,
un paseo por Juan Dolio.
163
Simple recuerdo
164
Sin título
Nadie se mira
en unos ojos,
dos veces,
con igual deseo.
165
Estatuas
Las estatuas,
mueren también,
si nadie las mira.
166
Piedra de la noche
Piedra de la noche.
Luz compartida.
167
Genealogía
168
II
169
III
170
Árbol de mis juegos
No da frutos
que satisfagan a los golosos.
Percute sus frágiles y acompasadas
castañuelas,
en la fragante bruma del mediodía de
febrero.
171
y domeñan la fogosa voracidad del
día.
172
Ejercicio de jardinería
Manotazo invisible,
descuelga el recuerdo un antiguo
refrán:
“Yerba mala nunca muere.”
Descansa y advierte
que, lo que hace es eco visible de
anteriores esfuerzos,
y que pese al estival abrazo del día
no es ese su espacio definitivo,
tierra que puede amorosamente
nombrar
suya, sin embargo, cuida su jardín,
corta el césped.
173
Pike
174
Antonio Álvarez
Atrapado
en el estrecho círculo de luz
de la lámpara, juegas con la
proyectada sombra
de tus dedos,
mientras el pensamiento
empozado en el recuerdo,
atina sólo a reconstruir tu imagen
de hombre ante sí,
lleno de interrogantes.
¿Por cuáles calles de La Habana vieja
vagas,
rumiando versos,
o tratando de escribir
lo que crees será tu mejor poema?
175
Sello de agua
Inadvertida presencia,
tu mudez embriaga la página.
Creces a lo largo de ti misma
y en tu propio reflejo
te estableces.
En breve espacio fundas
tu discreto imperio
y soberano reinas,
sobre tu propio confín.
Sello de agua,
inadvertida presencia.
176
Cansancio visible
177
Jardinera
178
que se alumbra con la luz
que un día sembró esa dulce y
callada mujer.
Su nombre no recuerdo
pero poco importa.
179
Siempre cercanas
Siempre cercanas,
inexplicablemente misteriosas,
mis hijas irán a jugar entre mis
libros,
hasta el momento exacto
en que empiece yo a leer
y a descubrir que las subrayo,
como cada idea releída
o palabra memorizada,
rebuscada
en los más conspicuos diccionarios.
Tiempo vendrá
en que no tendrán que entrar al mar,
tomadas de mi mano,
como quien se aferra al más sólido
suspiro,
o como quien ata grave,
reverente,
los nudos de la driza,
con tal que su bandera dé al viento
sus colores,
los mejores estallidos de su lienzo,
sobre el invisible lomo del día
y en los fríos truenos de su ondear
180
deje perplejos los ecos de las capillas
del aire.
Tiempo vendrá,
en que se revertirá este inenarrable
cariño,
que, más que flor, es semilla.
181
En tus cabellos
En tus cabellos
anida un silencio no previsto.
Si salgo a contemplar las estrellas,
a otear con el índice
la cruz del sur...
Si en la más densa oscuridad
navego tratando de verificar
los murientes brazos
de tu lejano y leve corazón,
el ulular de la brisa
entre los abandonados anillos de la
noche,
en cenizas se anulan tus huellas,
y me pierdo en mi propia bruma.
182
(Re)posesión
183
Algo en mí
184
Conocía el mar
Conocía el mar.
De sus sales conocía
los amargos acentos,
el tintineo de sus espumas
escurridizas y breves.
No conocía la melancolía hasta
perderte.
185
La urdimbre del
silencio
186
En su voz oteo viejas interrogantes.
En el eco de sus porqués, habitan los
míos,
sin respuestas posibles,
y tolerante espero.
187
Ante la puerta
188
Impromptu
189
II
III
IV
190
atrapadas, como dilatadas velas,
mis manos esparcen
las cálidas sombras de su ámbar.
191
Giraldilla
La noche despliega
sus espesas y frías sombras
sobre todas las cosas.
192
diluyen la desdibujada sonrisa de la
Giraldilla.
Por las alfabéticas cintas de asfalto y
números,
discurren nuestros amigos, sin
advertir
nuestro palpable deseo de presencia.
¡Cuánto quisiéramos no anhelar esta
ciudad,
sino poseerla!
193
Invierno
194
Toda mano
195
y los veloces y borrosos árboles
ignoran
el húmedo brillo del día, de nada
sirven mensajes y códigos secretos,
al paso de estos trenes sin rumbo.
196
Aire verde
En el aire verde,
la sombra de cuerpo entero del
recuerdo
se extiende sobre los días.
Como cantando en la ciudad,
a oscuras,
la noche orbita y desanda.
Inspecciona jardines,
cuestiona de los edificios nuevos el
contorno.
Inadvertido desciende un oscuro
rumor,
que entre las rendijas resecas,
se cuela y se establece.
197
Chichigua
198
¿What do I do now?
199
Transeúnte
200
Si se miran los espejos
201
en nuestra propia perplejidad.
202
Negros espejos
203
Álbum familiar
Sucesión de sollozos,
el viento piel de todo,
transcurre con los años.
204
Paisaje
La noche desanda,
el oscuro viento del sur
cabalga el agresivo cacto del
mediodía.
Bayahondas, chivos, iguanas,
engañosamente sedientos,
repiten nombres,
señalan osamentas blanqueadas
a puro sol,
descoloridas
a olvido puro.
205
Aire anclado
206
Mi almohada
De alguna manera,
sé que ese suave aleteo que a veces
escucho,
no es más que las alas desperdigadas
de difuntas aves
en su afán de (re)estrenar vuelo,
y gráciles planear en los cielos de mis
sueños.
207
Oscuro
amor
208
Te amo como se aman ciertas cosas obscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma.
Pablo Neruda
209
Para Beth,
que me ha carimbado*
con el fuiego de su amor.
210
Llamas de la noche
211
Retorno
MEDIODÍA
puño de luz
sopor extendido
golpean como quien salda cuentas
Mediodía
luz desparramada en invisibles paredes
pospone sombras de sí misma
y anuncia tu retorno.
212
Lo que no sabe el
cuchillo
NO sabe el cuchillo
la profundidad de la herida
en que navega su filo
las oleadas de dolor
que a su paso (des)encadena
Nada sabe el dolor
de las tinieblas que lo engendran
ni de los alcoholes que destilan
sus propias sombras.
213
Silencio
SILENCIO de ataúd
Oscuridad de ataúd
El silencio diseña su propia distancia
la distancia su singular sombra
la sombra la espesura de su propia noche
No hay aguas que desemboquen
en estas rampas
No hay soledad que defina
y justifique esta angustia
La angustia florece
aunque los niños salgan a jugar
conmoviendo al día.
214
Premonición
215
(Re)encuentro
216
Creencias de la rosa
217
Cuando te alcance
218
Otra manera
219
Desatado fervor
DESATADO fervor
Oscuro amor que me corroe la vida
Amor distante que fortalece y agrieta
los cansados cristales del día
Amor más triste que el llanto de la lluvia gris
Amor desenterrado salvaje y loco
perpetua flor de días medio acaecidos
Apodérate de cuanto queda
es tuyo
sólo tuyo.
220
Oscuro amor
OSCURO amor
que desde luminosas ventanas
deleitas y renuevas mi arrebatado corazón
Ahora que regresas a mí de distante viaje
ahora que te deshaces de las furtivas huellas
sin dejar rastro visible
ningún dios posible podrá doblegar
ni trocar mis sueños como te he soñado
mía sin límites ni ataduras
Ya no será abril el mes triste
del que hablan algunos poetas
Para nosotros será mes
de tiernos recuerdos
a puro corazón forjado
Amor en tu sangre en la mía
arden los mismos fuegos
se derraman iguales luces
El viento que guía tus naves
es el mismo que se despliega
en las sedientas sombras diurnas
de mi desfasado anhelo.
221
Lugar incierto
YA no quedan silencios
No quedan más banderas por desplegar
centros
límites por alcanzar
ni dioses celosos o neutros
Se han ausentado todos
y las indeclinables aves del adiós
no baten alas y ya no hieren inclementes
los puñales de la despedida
Adiós lugar incierto
deshabitada luz.
222
Oscura transparencia
Lo mejor
no es la caricia en sí misma
sino su continuación.
Mario Benedetti
223
Ternura salvaje
sedienta de entrega.
224
Descubrimiento
225
Esos que arrastran
226
Trueque
TÚ me das tu corazón
yo en cambio te doy las mieles
de mi alma
de poeta errante
sin singladuras (pre)establecidas
sin anclas
sin ataduras.
227
Cartografía sentimental
228
Ausencia
EL sonido
alma y cáscara de lo palpable
forma que asume su dureza
repite los días y sus nombres
Repite tu agresivo y silente adiós
el eco de tu abrupta partida
Hoy lo que queda
es tu imagen de mujer herida
como empedrada orilla de mar
como el centro mismo de una estrella
de corta vida
y en lo profundo de tu mirada
leo el mapa de agua seca
que desvía tu camino
En mí pervives a tu pesar.
229
Como beso fresco
230
Recuerdos que no fueron
231
Tu partida
232
Beso a beso
BESO a beso
por los invencibles andamios del encuentro
fuimos edificando las que son ahora
ruinas del recuerdo
discreto camino que desemboca
en furiosas aguas
de amor no consumido.
233
Mañana
234
Nada
NADA tengo
Nada te puedo dar
Nada puedo contra
los turbios lienzos de tu pasado
El amor que te ofrezco
nada tiene que ver
con los valores del mercado.
235
Escudo
236
Mis manos
237
Reclamo
MITAD ruego
mitad demanda
esta mujer
reclama lugar
en mi vida.
238
Excúseme señora
239
Sobrevives
SOBREVIVES la transformación
de tus propias sombras
la cascada de angustia sin fin
el cataclismo de amor no correspondido
Oscuro amor en derroche
sobrevives la inundación
de tu propia luz
el vendaval despierto de tus días
la negación de ti misma
Fruta madura
pueblas de aromas la noche
del transeúnte
Fruta jugosa
te espero junto a la flor
arraigada en soledad.
240
Mitad de semana
241
Tu retrato
242
Ventana
243
de tus desatados placeres
sumergidos en el albor de imparciales sábanas
sus lentos y audaces salmos
el enriquecido ámbar de tus ojos
las tardías aguas de su firme y pedagógica
mirada
y tu agridulce admonición
hundida en mi silencio
“no quiero irme pero me tengo que ir.”
244
Segunda ventana
245
For ever you
Yo vivo […]
con tus ojos, tu cuerpo,
tus besos, sí, con todo
lo tuyo menos tú.
Pedro Salinas
MIENTRAS vivas
viviré yo por tu implicado y voraz cariño
porque yo no sólo soy
lo sabes tú
lo sé yo
tu hombre
sino tu hombre múltiple
todos los hombres habidos y por haber
en tu vida.
246
Ceremonia
SOLEMNEMENTE arrodillado
unjo de oscuros besos
los azules riachuelos de tus pies
y mientras avanzo
las invertidas campanas
anuncian la próxima estación
el centro
el núcleo mismo del placer
el ámbito breve de mi momentánea muerte
abrevadero
donde desata mi lengua
una y otra vez
sus tibias y húmedas oleadas de caricias
hasta derretir la medianoche
de tu apasionado sol.
247
Despedida
APENAS te marchas
y no es posible librarme
de tu presencia
espesa nube que sobre el día se erige
Te marchas
y se descompone mi celular
y ya no me es posible verificar la temperatura
del día siguiente
hacer cosas simples
sin que la ausencia de tu aroma
como fruta fresca
lo sobrecoja todo
neutro hibisco de mi alba
Apenas cesas de florecer en mis días
y los mellados bordes de luz
retoñan en tristes campanadas
¿Dónde estás mujer
que no me escuchas?
¿Será que “mi voz no te toca”?
248
Habitar los pronombres
249
Parquecito del Cacán
1
Indio americano que en la época de la conquista habitaban el
noroeste de la Argentina
250
Al principio
251
Casi haikú
Y te escapas
como puño de agua
así mi alegría.
252
La otra mujer
253
sabría reconocerse
en el poema
tú no
porque no eres no podrías ser ella
eres única irrepetible
Aquella podría descifrar sin esfuerzo
nuestra madeja de códigos
DR LIB T K M/ T E M/ M H M F M A
Esa otra mujer sabría la duración
exacta de un beso
la extensión de una caricia
tú no.
254
Nota al pie
255
La distancia
256
Estado de reposo
PLANO
denso
como la abismal
y engañosa profundidad
de un espejo
en mi más reciente tiniebla
tus ojos se niegan a alumbrar
extienden la ancha y honda tristeza
que habita el azucarado ámbar
de tu mirada
No se dejan oír
los alegres cascabeles de tu risa
ni estremece el rock las paredes de la casa
De repente todo parece haber silenciado.
257
Presente
Ahora confirmo
sé
que estas calles
me vuelven nostálgico
que el enfermizo cuidado
del césped
de los perros
del vecindario me enternecen
y que es hermoso releer cartas viejas
recortes,
notas
sobre todo aquellas
en las que dices que te hago falta
que tus días ya no son iguales
sin mí
sin mi risa
que no es igual la amarga penumbra
de tus noches
Ahora que sé el origen
de mis nostalgias puedo adivinar
el de las tuyas
puedo descifrar esta loca
caravana de detalles incorregibles
que pudieran ser parte
de la conquista de tus suelos
258
Recuerdo tus primeros besos
tus tímidas caricias anochecidas
tus pactos con la luz moribunda de noviembre
la acentuada exhibición de colores del otoño
los inhibidos atletas del río
y los alegres e indiscretos amantes del parque
Son demasiadas las cosas
que puedo enumerar
como causantes de esta nostalgia
Es un mundo
tu mundo atropelladamente tierno
dulce
¿o es la timidez del sol de Nueva Inglaterra
que me hace alucinar?
Te apetezco y no estás
Si estuvieras ese sonido
metálico que se desprende de la noche
sería menos hosco,
menos acre
No estás y te apetezco
Me apetece un trago
de single malt pero no puedo tomar alcohol
Me queda no obstante
el alivio de rastrear
entre mis discos
las aciagas baladas que interpretan
259
Ben Webster
Keith Jarret
o Stan Getz
que podrían menguar esta sed
colmar este vacío.
260
Valle de tus brazos
EN el tibio, diminuto
valle de tus brazos
dejé volar los ariscos pájaros
de mi imaginación y así
ha nacido el poema
Palabra a palabra
he tendido los puentes
que ahora llegan hasta ti
y que por faltarme valor
tesón
no intento cruzar.
261
Mía
262
Muchacha triste
MUCHACHA triste
yo soy el extranjero que
locamente te amó
El que bajo tu techo
ante igual espejo nombró hogar
tu casa
Hoy te invoco como poeta
que frente a las olas
adivina los múltiples
azules que crea el mar
para en profundidad igualarse
al cielo y ser
Ahora soy yo mismo
y otro a la vez.
263
Como un país anclado
264
Tenue luz
265
Ahora
AHORA habitas
los sueños que aun no he soñado
como luz que se enredada
entre las ramas de la tarde
Ahora voy excavando
poco a poco
con honda ternura
los vericuetos
más sencillos de la ausencia
de tu cuerpo impalpable eres
ahora oscura sílaba que navega
el cielo de mi memoria
negándose a formar palabras
Palabras que edifican tu imagen
que se deshace
en el horizonte del recuerdo.
266
Domingo por la
mañana
267
Patria portátil
268
Todo país es patria para un
hombre y exilio para otro.
Donde un hombre muere
valientemente en unidad con
su destino) ese suelo es suyo.
Que lo recuerde su aldea.
T. S. Eliot
W. H. Auden
Quizá mi única
noción de patria sea esta
urgencia de decir nosotros.
Mario Benedetti
269
Lección
270
Encuentro
271
Bardo
272
Testamento
273
Sintaxis del olvido
274
Palabras en desuso
275
Da igual
276
Confesión
*Pintora dominicana
277
Casi biografía
278
Compañera
279
Mi calma
280
Las casas
La casa roja
la de ladrillos la solitaria
aguarda nuestra llegada
e1 peculiar ruido de nuestra presencia
Aquella casa
la que hunde el maderamen de sus pies en el
agua perfora los espejos del lago
se mofa de su propia imagen
La casa vieja
amarilla y
centenaria
que atesora recuerdos y retratos
la huella de algún diamante
travieso en el cristal de la
ventana
alguna fecha memorable
ruidos familiares
también
es mi casa
Las casas
cualesquiera nos
aguardan con calor
porque más que casas son para mi hogar.
281
Cuando hablas
Cuando hablas
es otro tipo de silencio el
que agobia al día
Si hablas de nosotros
cada palabra es piedra angular de
lo que será nuestra historia
Si cuentas el transcurrir de las horas
los días se estremecen de asombro Se
prolongan las noches
y el verano a la mañana cede su ardor
Nada permanece
igual después que tú lo hayas nombrado
con el oro de tus palabras
Nada.
282
Opción
283
Repatriado
284
Definición del miedo
285
Anécdota
Ya no hay ángeles
que habiten en la punta de los alfileres
Sobreviven todos en el destierro nostálgicos
insomnes canosos
obesos pendientes
de las pantallas de sus computadoras
aferrados a la esperanza
de recibir algún mensaje
que anuncie que en el país
algo ha cambiado.
286
Patria portátil
287
Mi hijo
aunque desconoce del sol sus ardores y de la caña
la dulzura
que veneraban sus abuelos la reverencia
al pargo
a la ciguapa
la majestuosidad del framboyán es sacerdote de las
palmeras.
288
Animal acorralado
289
Naufrago
290
¿Qué hago?
291
En el Callejón de Regina
292
Viejo patio
293
Mambrú no fue a la guerra
294
Los primeros desterrados
295
No mienten los árboles
296
Destino final
297
Siempre tú
298
El peso del recuerdo
299
Puerta trasera
300
301
Norberto James Rawlings /
biografía
302
James el poeta dominicano que recoge el alma del
cocolo y lo lleva a la poesía en su poema Los
inmigrantes”, dice Orlando Inoa. Aparece incluido en
varias antologías.
OBRA:
303
304
Muestrario de
Poesía
1. La eternidad y un día y otros poemas / Roberto Sosa
2. El verbo nos ampare y otros poemas / Hugo Lindo
3. Canto de guerra de las cosas y otros poemas / Joaquín Pasos
4. Habitante del milagro y otros poemas / Eduardo Carranza
5. Propiedad del recuerdo y otros poemas / Franklin Mieses Burgos
6. Poesía vertical (selección) / Roberto Juarroz
7. Para vivir mañana y otros poemas / Washington Delgado.
8. Haikus / Matsuo Basho
9. La última tarde en esta tierra y otros poemas / Mahmud Darwish
10. Elegía sin nombre y otros poemas / Emilio Ballagas
11. Carta del exiliado y otros poemas / Ezra Pound
12. Unidos por las manos y otros poemas / Carlos Drummond de Andrade
13. Oda a nadie y otros poemas / Hans Magnus Enzersberger
14. Entender el rugido del tigre / Aimé Césaire
15. Poesía árabe / Antología de 16 poetas árabes contemporáneos
16. Voy a nombrar las cosas y otros poemas / Eliseo Diego
17. Muero de sed ante la fuente y otros poemas / Tom Raworth
18. Estoy de pie en un sueño y otros poemas / Ana Istarú
19. Señal de identidad y otros poemas / Norberto James Rawlings
20. Puedo sentirla viniendo de lejos / Derek Walcott
21. Epístola a los poetas que vendrán / Manuel Scorza
22. Antología de Spoon River / Edgar Lee Masters
23. Beso para la Mujer de Lot y otros poemas / Carlos Martínez Rivas
24. Antología esencial / Joseph Brodsky
25. El hombre al margen y otros poemas / Heberto Padilla
26. Réquiem y otros poemas / Ana Ajmátova
27. La novia mecánica y otros poemas / Jerome Rothenberg
28. La lengua de las cosas y otros poemas / José Emilio Pacheco
305
29. La tierra baldía y otros poemas / T.S. Eliot
30. El adivinador de hojas y otros poemas / Odysseas Elytis
31. Las ventajas de aprender y otros poemas / Kenneth Rexroth
32. Nunca de ti, ciudad y otros poemas / Czeslaw Milosz
33. El barco en llamas y otros poemas / Jaroslav Seifert
34. Uno escribe en el viento y otros poemas / Gonzalo Rojas
35. El animal que llora y otros poemas / Antonio Gamoneda
36. Los andamios del mundo y otros poemas / Ledo Ivo
37. Dominican Style y otros poemas / Alexis Gómez Rosa
38. Poesía francesa actual / Muestra de 40 autores
39. Número equivocado y otros poemas / Wislawa Szymborska
40. Desde la república de la conciencia y otros poemas / Seamus Heaney
41. La tierra giró para acercarnos y otros poemas / Eugenio Montejo
42. Secreto de familia y otros poemas / Blanca Varela
43. Tal vez no era pensar y otros poemas / Idea Vilariño
44. Bajo la alta luz inmerso y otros poemas / Mariano Brull
45. Las ocupaciones nocturnas / Jorge Enrique Adoum
46. La gruta de las palabras y otros poemas / Vladimir Holan
47. La vida nada más, la sola vida y otros poemas / Gastón Baquero
48. El futuro empezó ayer / Luis Cardoza y Aragón
49. Los errores necesarios y otros poemas / Joaquín Giannuzzi
50. Jardín de Piedra / Fernando Ruiz Granados
51. Hablar desde la inseguridad / Rafael Cadenas
52. El hombre acorralado y otros poemas / Luis Alfredo Torres
53. Territorios Extraños /José Acosta
54. Cuadernos de Voronezh / Osip Mandelstam
55. La traición de los sueños / Francisco de Asís Fernández
56. Quemaremos los días por venir / Radhamés Reyes-Vásquez
57. Sobre toda palabra / Rafael Guillén
58. Días de Carne / César Sánchez Beras
59. Bajo la noche enemiga y otros poemas / Ulises Varsovia
59ª. Elevación de los elementos / David Huerta
60. La imperfección es la cima / Yves Bonnefoy
61. Voluntad de la luz / Luis Armenta Malpica
62. Ciudad en llamas y otros poemas / Oscar Hahn
63. Iniciación final / José Alejandro Peña
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64. Gente desarraigada y otros poemas / Cesare Pavese
65. La luz interrumpida y otros poemas / Luis Rosales
66. Una raya larga y roja en el polvo de la historia / Pablo Antonio Cuadra
67. El poeta regañado por la musa / Héctor Carreto
68. Los inmigrantes, poesías completas / Norberto James Rawlings
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Colección
Muestrario de
Poesía
2011
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