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LA MUERTE DE LA GALLINITA

(J. y W. Grimm)

Un buen día fue la gallinita con el gallito fueron al monte de los nogales y acordaron que el que
encontrara una nuez la repartiría con el otro.
La gallinita encontró una muy grande, pero no dijo nada y quiso comérsela ella sola. La nuez era tan
gorda, que no la pudo tragar y se le quedó atragantada en el cuello, de tal manera que ella tuvo
miedo de ahogarse. Entonces la gallinita gritó:
- ¡Gallito, por favor, corre todo lo que puedas y tráeme agua, que si no, me ahogo!
El gallito corrió, todo lo que pudo al pozo y al llegar a ella, le dijo:
- Pozo, dame agua; gallinita se ha atragantado una nuez muy gorda y se está ahogando.
El pozo respondió:
- Corre antes a casa de la novia, y dile que te de seda roja.
El gallito corrió a la casa de la novia y dijo:
- Novia, dame seda roja, y la seda roja se la daré al pozo, y el pozo me dará agua para llevar a
la gallinita, que está en monte de las nueces, y se ha atragantado con una nuez gorda y si no,
se va a ahogar.
La novia le respondió:
- Corre primero y tráeme mi coronita que está colgada de una pradera.
Entonces el gallito corrió a la pradera, arrancó la coronita de la rama, y se la llevó a la novia; y la
novia le dio la seda roja, y, al entregarle la seda roja, le dio agua la fuente. Luego el gallito llevó
entonces el agua a gallinita, pero cuando llegó, la gallinita se habia ahogado y estaba allí sin
moverse.
El gallito se puso tan triste que gritó a voz en cuello, y vinieron todos los animales y lloraron por la
gallina. Seis ratones construyeron un carro para llevar a enterrar a la gallinita y el gallito conducía.
En el camino se encontraron con el zorro:
- ¿Adónde vas, gallito?
- Voy a enterrar a mi gallinita.
- ¿Puedo viajar contigo?
- Sí, pero siéntate detrás, porque delante de mis caballos no lo pueden soportar.
El zorro se sentó detrás en el carro y luego el lobo, el oso, el ciervo, el león y todos los animales del
bosque. Y así prosiguió el viaje hasta que llegaron a un arroyo.
- ¿Y cómo lo cruzaremos? – preguntó el gallito.
Había un tallo de paja en el arroyo, que dijo:
- Me tumbaré y así podréis pasar por encima de mí.
Pero cuando los seis ratones llegaron al puente, el tallo de paja resbaló y cayó al río, y, también los
seis ratones y se ahogaron. Entonces comenzó de nuevo la desgracia. Llegó un carbón que dijo:
- Soy lo suficientemente grande, me tumbaré y así podréis pasar por encima de mí.
El carbón se colocó también sobre el agua, pero tuvo la mala suerte de rozarla un poco, de manera
que siseó y se apagó y murió.
Cuando vio todo esto una piedra, se compadeció y, para ayudar al gallito, se colocó encima del
agua. El mismo gallito tiraba del carro; cuando estaba ya casi al otro lado con la gallinita muerta en
la orilla, quiso tirar de los que estaban sentados detrás, pero fueron demasiado para él, el carro se
cayó hacia atrás y se ahogaron. El gallito se quedó solo con la gallinita; le hizo una tumba, la
depositó dentro y le puso una colina encima; se sentó sobre ella y estuvo durante tanto tiempo tan
triste, que se murió también, y así estaban todos ya muertos.

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