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REVISTA DE EDUCACION.UNIVERSIDAD CATOLICA SANTA FE PUBLICADO AGOSTO/ 2005
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AUTONOMÍA O HETERONOMÍA: EDUCACIÓN Y MISIÓN DE LA ESCUELA
PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO
 
RESUMEN: La heteronomía y la autonomía son conceptos tradicionalmente asociados a los fundamentos éticos y morales, pero su funcionamiento es clave para definir asimismo la tarea educativa. El pasaje de la heteronomía a la autonomía representa un compromiso para la educación en general y particularmente para la educación formal y escolarizada, como garantía no sólo de la formación moral sino también de la adquisición y el uso de los códigos y costumbres que hacen posible la convivencia en la sociedad. ABSTRACT: Heteronomy and autonomy are concepts traditionally associated to ethical and moral foundations, but the way they function is crucial to define the educational work. The passage from heteronomy to autonomy is a commitment for education in general and specifically for formal education, and school education; as a guarantee, not only of moral education, but also of the acquisition and use of the customs and conventions that make, living together in society, possible.
FORMACIÓN MORAL
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 EDUCACIÓN Y SOCIEDAD - AUTONOMÍA
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 HETERONOMÍA
 –
 ESCUELA
1. LA EDUCACIÓN Y LOS MECANISMOS DE CONTROL:
Aunque la educación es fundamentalmente un proceso de desarrollo y de desenvolvimiento interior, y en definitiva es un proceso de autoconstrucción, poniendo en acto las potencialidades en cada ser humano, educar comporta y supone más un proceso de influencias intencionales que se producen en el marco de las relaciones intersubjetivas. Si bien las relaciones y las influencias pueden ser variadas y multiformes, y muchas de ellas representan una alternativa para estimular el crecimiento o despertar procesos latentes, la educación es sobre todo la presencia intencional de los adultos ante el desarrollo de las jóvenes generaciones. En cuanto tal la educación habilita diversas presencias y acciones complementarias: padres con respecto a hijos, maestros con respecto a discípulos, preceptores con respecto a sujetos a su cuidado, ministros con respecto a sus feligreses. Este esfuerzo deliberado por lograr que el otro produzca en sí mismo los aprendizajes y el crecimiento que lo acerquen a un cierto ser o deber ser ideal, no anula, ni acota la presencia y el poder del educando, pero potencia y privilegia el rol del educador. Los educadores aparecen como agentes subsidiarios pero necesarios en la construcción de la personalidad y de la subjetividad de los educandos en proceso de desarrollo. Se supone y se exige de ellos que combinen
la posesión de un deber ser ideal
y
la experiencia de un recorrido previo
 que los
 
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habilita para marcar el camino, urgir los crecimientos, indicar los procesos, crear las condiciones para los aprendizajes que siempre dependen de la determinación y el asentimiento de los educandos. Esta presencia de los educadores como acción externa y movilizadora reposa sobre una concepción pedagógica y antropológica que supone y exige los vínculos entre las personas, y habilita la posibilidad de que tales vínculos puedan influir en el otro, modelarlo, moldearlo, crearle condiciones propicias y hasta generarlo. La relación educativa no sólo se construye sobre la
antropología del encuentro y de la relación
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, sino sobre una concepción que articula al mismo tiempo y en el mismo acto educativo la educabilidad del educando y la educatividad del educador, ambas como verdaderas categorías antropológicas. Esta presencia activa y determinante del educador ha recibido diversos nombres, asignación de grados e interpretaciones a lo largo de la historia, acentuando diversas dimensiones del hecho educativo. En esta relación educativa que también refleja las prácticas educativas de la humanidad y de cada una de las culturas, mas allá de la transmisión espontánea o sistemática, articulada o desordenada, crítica o disciplinada, creativa o repetitiva, de la cultura vigente, se opera la transferencia de recursos procedimentales e instrumentales que operan en la comunidad y, sobre todo, existe particular empeño en
ordenar y controlar el obrar, la conducta individual y común de cada uno de los miembros de la sociedad.
 Se trata, en realidad, de imponer, en primer término una disciplina común, una categorización del obrar, una suscripción en el tiempo del contrato social que asegura responsabilidades y derechos por parte de cada uno de los miembros firmantes del pacto en vigencia. No queremos decir que solamente en eso radique el obrar correcto y recomendado - el buen obrar o el obrar moral - sino destacar que el primer intento que hace una comunidad es asegurar la vida común, marcando y distinguiendo las conductas deseables de las conductas censurables que facilitan o alteran la vida social. La educación pudo haber tenido
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 como primera manifestación
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 este fin privativo y específico: definir y transmitir el obrar necesario y vigente de una comunidad. A este suelo nutricio de la vida en común se le fueron sumando los recursos instrumentales para poder manejar y transformar la realidad circundante, al tiempo que se organizaba la supervivencia, y
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 finalmente
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 la transmisión del patrimonio cultural. Esta misión original quedó registrada en la estructura misma del hecho educativo y marcó una preeminencia que nunca fue desplazada, sino siempre confirmada. La educación, y de manera preeminente la educación escolarizada, se construyó sobre el presupuesto explícito de prevenir y controlar desde diversos lugares sociales la conducta y la vida de los educandos
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. Esta función disciplinadora fue vista siempre como una necesidad solidaria que beneficiaba al sujeto en crecimiento y favorecía la estructura social. Ni el control, ni la disciplina son referida con un sentido peyorativo o degradante; mas allá de las diversas tematizaciones que han sabido realizar distintos
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 BUBER Martín
Tu y yo.
Nueva Visión. Buenos Aires. 1994 LEVINAS Emmanuel (1987),
De otro modo de ser o más allá de la esencia.
Sígueme. Salamanca. 1987 y
Humanismo del otro hombre.
Siglo XXI. México. 1974 Al respecto DUSSEL Enrique, en
Para una ética de la liberación latinoamericana
(Siglo XXI. Buenos Aires. 1973) señala:
“Como distinto, el hijo [educando] es tabula rasa, y como tal nace indigente, menesteroso de todo lo
que será su historia, su vida. Es en este tiempo primero del pro-creado, pero todavía no plenariamente creador en otros, en el que la Alteridad cumple lo que podríamos llamar la función metafísica o ética de la pedagogía. El niño (el menesteroso de cualquier grado de perfección) debe ser conducido de la mano hacia su propio  proyecto. Este tiempo pedagógico en la vida de un hombre indica la continuidad de la historia humana pero, lo
que es mas todavía, indica la alteridad metafísica y ética del ser mismo del hombre”.
I. p. 137
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 Entre los antecedentes directos de la formación de la escuela moderna debemos destacar la presencia de los Colegios que albergaban como internos o externos a los estudiantes de la universidad o a sus postulantes con el sólo objeto de disciplinar sus hábitos, ofrecer garantías a las familias responsables y garantizar el orden en la ciudad. Cfr. ARIES Philip.,
El niño y la vida familiar en el antiguo régimen.
Trad. Naty Garcia Guadilla. Taurus. Madrid. 1987 Segunda parte: capítulo 2º y 5º,
 
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, se trata de formas culturales habilitadas para apropiarse de los nuevos sujetos sociales y lograr a través de un mismo acto dos efectos asociados: los instrumentos de disciplina, orientación y control permiten mantener viva y enriquecer a la sociedad librándola de las eventuales amenazas, y los sujetos - obedientes y disciplinados - pueden incorporarse como miembros activos, sujetos de derechos y obligaciones. Si, por el contrario, el pacto social se rompe, la sociedad se desarmaría y los individuos se transforman en un peligro mutuo. Pero si el pacto se mantiene vigente y los nuevos miembros se resisten a disciplinarse y a someterse a vigilancia, obediencia y control, representan un peligro permanente para la sociedad y se convierten en miembros inhábiles para poder incorporarse productivamente en la comunidad.
02. LA HETERONOMÍA NECESARIA Y PROVISORIA
 
Esta trama de obediencia y disciplinamiento, sujeción y control, instala el tema de la heteronomía
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: Aunque el concepto de heteronomía (como el de autonomía) tiene resonancia netamente filosóficas, particularmente modernas y kantianas,
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 queremos acentuar
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 en este análisis
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 los caracteres sociológicos y educativos, en la medida en que el término designa la condición del sujeto humano de regirse por una ley común que mora y obra desde el exterior o por una legislación que fuerza desde la letra y desde los controles que la sociedad y las estructuras ejercen. No obstante que al hablar de autonomía y heteronomía nos movemos en un territorio asociado a la formación y al funcionamiento de la moral, no queremos circunscribirnos a ella, sino que pretendemos incluirla en un concepto de obrar que se hace cargo también de la amplia gama de comportamientos personales y sociales, interiores y exteriores que caracterizan la vida de los seres humanos. La tarea de la educación consiste en hacerse cargo del
buen obrar
que involucra las cuestiones morales pero también compromete otras acciones que pueden no ser objeto de valoración específica. La relación que todo hombre establece consigo mismo y con los demás en los diversos contextos remite a una diversidad de conductas y comportamientos que pueden ser catalogados como buenos o malos, convenientes o desaconsejados, prudentes o temerarios, adecuados o improcedentes. La buena educación significó
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 principalmente desde los albores de la modernidad - más que una cuestión moral una forma de inserción social. No es de extrañar que los humanistas y los fundadores de la escuela moderna pusieran particular empeño en consolidar la formación moral de los alumnos (sostenida por los principios religiosos), pero también de crear en ellos hábitos saludables, adecuación a las normas de civilidad y de urbanidad.
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 Pretendemos apropiarnos de las categorías de análisis de la formación moral sin respetar rigurosamente sus límites, proyectándonos hacia todas las formas del buen obrar. Las diversas actividades y relaciones humanas funcionan en el marco de las instituciones sociales, entendidas
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 FOUCAULT Michel 1989),
Vigilar y castigar.
Trad. A. Garzón del Camino.
 
Siglo XXI. ;
Microfísica del poder.
Trad. Julia Varela y Alvarez Uría. La Piqueta. Madrid. 1992 BENTHAM Jeremy,
El panóptico.
La Piqueta. Madrid. 1990; VARELA Julia
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 ALVAREZ URIA Fernando (1991),
 Arqueología de la escuela.
La Piqueta. Madrid.
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 Etimológicamente significa
“dependiente de otro”, La heteronomía se produce cu
ando la voluntad no posee en sí misma la razón de obrar y ha de buscarla fuera de ella. Kant la atribuye a aquella moralidad no suficientemente basada en la racionalidad humana, por el hecho de que no se determina a sí misma, no se asume por sólo el respeto a la ley moral. CORTÉS MORATÓ - MARTÍNEZ RIU. (1996)
Diccionario de filosofía en CD-ROM
. Herder. Barcelona.
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 Cfr. KANT Inamanuel,
Fundamentación de la metafísica de las costumbres.
Trad. Manuel García Morente. Espasa Calpe. Madrid. 1967. P. 39, 72 y 101 - 106
 
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 Entre otros - (1) la obra de ERASMO de Rotterdam (1530),
De civilitate forum puerilium libellus.
 Cfr. REVEL Jacques,
Los usos de la civilidad,
en ARIES
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 DUBY,
Historia de la vida privada.
Trad. Ma. C. Martín Montero. Taurus. Madrid.
 
1995. V. p. 17; también (2) la de LA SALLE Juan Bautista de (1703),
Reglas de Cortesía y urbanidad cristiana.

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