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Definición
Se define como un trastorno neuromotor no
progresivo debido a una lesión o una
anomalía del desarrollo del cerebro
inmaduro. La Parálisis Cerebral no permite o
interrumpe los mensajes enviados por el
cerebro hacia los músculos, dificultando el
movimiento de éstos. Es un concepto
enormemente ambiguo ya que aunque sea un
trastorno motor también lleva asociados
otros de tipo sensorial, perceptivo y
psicológico. La Parálisis Cerebral no es
progresiva, lo que significa que no se agravará cuando el niño sea más mayor, pero
algunos problemas se pueden hacer más evidentes. La definición de PC más
ampliamente aceptada y más precisa es la de un "trastorno del tono postural y del
movimiento, de carácter persistente (pero no invariable), secundario a una
agresión no progresiva a un cerebro inmaduro". (Fernández, E., 1988). Existen
muchos tipos. Las vamos a clasificar clínicamente siguiendo cuatro criterios:
Según el tipo:
Causas
La Parálisis Cerebral no es una sola enfermedad con una sola causa, sino un grupo de
trastornos relacionados entre sí que tienen causas diferentes
Muchos de los casos de Parálisis Cerebral no tienen una causa conocida. El trastorno se
produce ante un desarrollo anormal o un daño en las regiones cerebrales que controlan
la función motora.
Se puede producir en el periodo prenatal, perinatal o postnatal (cinco primeros años de
vida).
Factor Causa
Familiar Predisposición genética
Prenatal 1- Anoxia prenatal. (circulares al cuello, patologías placentarias o del
cordón).
2- Hipoxia: falta de oxígeno.
3- Hemorragia cerebral prenatal.
4- Infección prenatal. (toxoplasmosis, rubéola, etc.).
5- Factor Rh (incompatibilidad madre-feto).
6- Exposición a radiaciones.
7- Ingestión de drogas o tóxicos durante el embarazo.
8- Desnutrición materna (anemia).
9- Amenaza de aborto.
10- Tomar medicamentos contraindicados por el médico.
11- Madre añosa o demasiado joven.
12- Exposición a rayos X.
13- Diabetes.
Perinatal Son las más conocidas y de mayor incidencia, afecta al 90 % de los
casos.
1- Prematuridad.
2- Bajo peso al nacer.
3- Hipoxia perinatal.
4- Trauma físico directo durante el parto.
5- Mal uso y aplicación de instrumentos (fórceps).
6- Placenta previa o desprendimiento.
7- Parto prolongado y/o difícil.
8- Presentación pelviana con retención de cabeza.
9- Asfixia por circulares al cuello (anoxia).
10-Cianosis al nacer.
11-Broncoaspiración.
Postnata 1- Traumatismos craneales.
l 2- Infecciones (meningitis, meningoencefalitis, etc.).
(10 – 3- Intoxicaciones (plomo, arsénico).
20%) 4- Accidentes vasculares.
5- Epilepsia.
6- Fiebres altas con convulsiones.
7- Accidentes por descargas eléctricas.
8- Encefalopatía por anoxia.
Epidemiología
Es la causa más frecuente de discapacidad física en los niños después de haberse
instaurado la vacuna de la poliomielitis.
Se presenta en dos de cada 1.000 nacidos vivos. En España, alrededor de 1.500 bebés
nacen o desarrollan una Parálisis Cerebral cada año. Puede afectar a niños y a niñas de
cualquier raza y condición social.
Síntomas
Los primeros síntomas comienzan antes de los tres años de edad y suele manifestarse
porque al niño le cuesta más trabajo voltearse, sentarse, gatear, sonreír o caminar. Los
síntomas varían de una persona a otra, pueden ser tan leves que apenas se perciban o
tan importantes que le imposibilite levantarse de la cama. Algunas personas pueden
tener trastornos médicos asociados como convulsiones o retraso mental, pero no siempre
ocasiona graves impedimentos.
Los síntomas más importantes son las alteraciones del tono muscular y el movimiento,
pero se pueden asociar otras manifestaciones:
Problemas visuales y auditivos.
Dificultades en el habla y el lenguaje.
lteraciones perceptivas:
Agnosias: Alteración del reconocimiento de los estímulos sensoriales.
Apraxias: Pérdida de la facultad de realizar movimientos coordinados para un fin
determinado o pérdida de la comprensión del uso de los objetos ordinarios, lo que da
lugar a comportamientos absurdos. Incapacidad para realizar movimientos útiles.
Distractibilidad.
Diskinesia: dificultad en los movimientos voluntarios.
Las contracturas musculares que se asocian con la Parálisis Cerebral conllevan a que sea
imposible que la articulación se mueva, pero también puede ocurrir que exista una falta
de tono muscular, por lo que las articulaciones pueden dislocarse ya que los músculos no
las estabilizan.
Nivel cognitivo
La Parálisis Cerebral Infantil (PCI) no tiene porqué suponer una afectación a nivel
cognitivo, como tradicionalmente se ha creído, lo que ha abierto el camino a
intervenciones psicológicas que lo han potenciado. Las personas que no son capaces de
controlar bien sus movimientos, o no pueden hablar, a menudo se da por supuesto que
tienen una discapacidad mental. Aunque algunas personas con Parálisis Cerebral tienen
problemas de aprendizaje, esto no es siempre así, incluso pueden tener un coeficiente de
inteligencia más alto de lo normal. Aproximadamente un tercio de los niños tienen un
retraso mental leve, un tercio tiene incapacidad moderada o grave y el otro tercio
restante es intelectualmente normal.
Alteraciones visuales
El problema visual más frecuente es el estrabismo (los ojos no están alineados) que
puede necesitar ser corregido con gafas o, en los casos más graves, mediante una
operación quirúrgica.
Los problemas visuales más serios son menos frecuentes. Algunos niños pueden tener un
defecto que provoca que la parte del cerebro que es responsable de la interpretación de
las imágenes que el niño ve no funciona con normalidad. En pocos casos, el niño se
puede quedar ciego pero en la mayoría de los casos los niños con este defecto sólo
tienen dificultad para descifrar los mensajes que reciben desde sus ojos, por ejemplo,
cuando aprenden a leer.
Comunicación
La capacidad de comunicarse de un niño afectado por Parálisis Cerebral va a depender
fundamentalmente de su desarrollo intelectual, que hay que estimular desde el principio.
Su capacidad de hablar también dependerá de la habilidad que adquiera para controlar
los músculos de la boca, la lengua, el paladar y la cavidad bucal. Las dificultades para
hablar que tienen los paralíticos cerebrales suelen ir asociadas a las de tragar y masticar.
Epilepsia
Afecta a uno de cada tres niños, es impredecible cuando puede ocurrir, pero puede ser
controlada mediante medicación. Normalmente causan que los niños griten y
seguidamente hay pérdida de la conciencia, sacudidas de las piernas y brazos,
movimientos corpóreos convulsivos y pérdida del control de la vejiga. En el caso de
convulsiones parciales simples hay sacudidas musculares, entumecimiento u hormigueo
y en el caso de que sean complejas, la persona puede alucinar, tambalear o realizar
movimientos automáticos y sin propósito, o manifestar una conciencia limitada.
Diagnóstico
La identificación temprana de los bebés con Parálisis Cerebral, les da la oportunidad de
desarrollar al máximo sus capacidades. Gracias a la investigación biomédica existen
técnicas diagnósticas mejores, más precisas.
Normalmente, las primeras señales de la Parálisis Cerebral aparecen antes de los 3 años
de edad, y a menudo los padres son las primeras personas que sospechan que su niño no
está desarrollando las destrezas motores normalmente. Con frecuencia, los niños con
Parálisis Cerebral alcanzan con mayor lentitud las etapas del desarrollo como el aprender
a rodar, sentarse, gatear, sonreír o caminar. Los padres que por alguna razón estén
preocupados por el desarrollo de su hijo deben ponerse en contacto con su médico, que
podrá ayudarles a distinguir las variaciones normales en el desarrollo de un trastorno del
desarrollo.
El médico debe realizar un examen de la capacidad motora y los reflejos del paciente.
Para poder realizar un diagnóstico correcto es necesario realizar:
Examen físico
Gracias a él, el médico obtiene los datos sobre los antecedentes prenatales y nacimiento
del bebé. Normalmente, el diagnóstico no puede realizarse hasta que el niño tiene entre
6 y 12 meses, en el que el niño debería haber alcanzado ciertas etapas de desarrollo,
como iniciar el andar, controlar las manos y la cabeza.
El médico debe verificar los síntomas descritos (desarrollo lento, tono muscular anormal y
postura irregular), poner a prueba los reflejos del niño y observar la tendencia inicial en
cuanto a la preferencia de mano.
Exámenes diagnósticos
Examen neurológico: evaluación de los reflejos y las funciones cerebrales y motoras.
Los reflejos son movimientos que el cuerpo hace de manera automática en respuesta a
un estímulo específico. Por ejemplo, si se pone al recién nacido de espaldas y con las
piernas sobre la cabeza, el bebé extenderá automáticamente sus brazos y hará un gesto
que se llama el reflejo Moro (parecido a un abrazo). Normalmente, los bebés pierden este
reflejo después de los 6 meses, pero aquellos con Parálisis Cerebral lo mantienen por
períodos anormalmente largos. Este es sólo uno de los distintos reflejos que el médico
puede verificar.
Otras pruebas:
Resonancia magnética (RM). Está alcanzando, rápidamente, un uso
generalizado en la identificación de trastornos cerebrales. Esta técnica utiliza un campo
magnético y ondas de radio en lugar de rayos X. La RM da mejores imágenes de
estructuras o áreas anormales localizadas cerca de los huesos que el TAC.
Tomografía computarizada (TAC): utiliza una combinación de radiografías y
tecnología computerizada para obtener imágenes de cortes transversales del cuerpo,
tanto horizontales como verticales. Se obtienen imágenes detalladas de cualquier parte
del cuerpo, huesos, músculos, tejido adiposo y de los órganos.
Ultrasonido. Esta técnica envía ondas de sonido al cerebro y utiliza el patrón de
ecos para formar una imagen, o sonograma, de sus estructuras. El ultrasonido se puede
utilizar en los niños antes de que los huesos del cráneo se endurezcan y se cierren. A
pesar de que es menos precisa que el TAC y la RM, esta técnica puede detectar quistes y
estructuras en el cerebro, es más barata y no requiere de períodos largos de inmovilidad.
Radiografía.
Estudios sobre la alimentación del bebé.
Electroencefalograma: se registra la actividad eléctrica cerebral mediante unos
electrodos que se adhieren al cuero cabelludo.
Análisis de sangre.
Evaluación de la marcha.
Estudios genéticos.
Estudios metabólicos: se utilizan para evaluar la ausencia o falta de una enzima
específica necesaria para mantener la función química normal del cuerpo.
Pronóstico
La Parálisis Cerebral es un trastorno de por vida que requerirá cuidado a largo
plazo, pero no afecta la expectativa de vida.
Tratamiento
La Parálisis Cerebral no tiene tratamiento pero, con una atención adecuada que le
permita mejorar sus movimientos, que le estimule su desarrollo intelectual y le permita
alcanzar el mejor nivel de comunicación posible y que estimule su relación social, podrá
llevar una vida plena y enteramente satisfactoria.
Los niños con Parálisis Cerebral y sus familias o ayudantes son miembros importantes del
equipo de tratamiento y deben involucrarse íntimamente en todos los pasos de la
planificación, toma de decisiones y la administración de los tratamientos. Diversos
estudios han demostrado que el apoyo familiar y la determinación personal son dos de
los factores más importantes que predicen cuáles de los individuos con Parálisis Cerebral
lograrán alcanzar las metas propuestas a largo plazo. El dominar habilidades específicas,
como el caminar correctamente, es un enfoque importante del tratamiento diario, pero la
meta final debería ser ayudar a las personas a evolucionar a la edad adulta de manera
satisfactoria y conseguir la máxima independencia en la sociedad.
El niño debe ser controlado por un médico especialista en rehabilitación y tiene que ser
valorado en forma periódica:
Inicialmente cada mes hasta que cumpla los 6 meses de edad.
De los seis a los doce meses: cada dos meses.
Semestralmente hasta los 2 años de edad ó en caso de presentar alteraciones
neurológicas hasta que sea necesario y de acuerdo a su programa establecido.
Los padres deben de estar entrenados en cómo realizar los ejercicios y además
deben de:
Conocer el desarrollo psicomotor normal del niño.
Aprender a observar las conductas del niño.
Conocer las técnicas de higiene y alimentación.
Conocer el programa de tratamiento domiciliario.
Los pilares del tratamiento de la Parálisis cerebral son cuatro:
Terapia física.
Terapia ocupacional.
Psicomotricista.
Logopedia.
Escuela (o educación compensatoria).
Terapia física
Normalmente, la terapia física comienza en los primeros años de vida, inmediatamente
después de haber realizado el diagnóstico. Se utilizan combinaciones específicas de
ejercicios para conseguir tres metas fundamentales:
Prevenir el deterioro o debilidad de los músculos por la falta de uso (atrofia).
Evitar la contractura, en la que los músculos de inmovilizan en una postura rígida y
anormal.
Mejorar el desarrollo motor del niño.
La contractura muscular es una de las complicaciones más frecuentes y graves de la
Parálisis cerebral y se produce cuando los músculos se encogen debido a un tono
muscular anormal y a la debilidad asociada a la enfermedad. Se encuentra limitado el
movimiento de las articulaciones y puede causar la pérdida de las habilidades motoras
adquiridas previamente. La terapia física sola o combinada con aparatos especiales
(aparatos ortopédicos) puede prevenir esta complicación mediante el estiramiento de los
músculos afectados. Si el niño tiene tendones espásticos en la corva (tendones en la
parte posterior de la rodilla) el terapeuta y los padres deben animar al niño a sentarse
con las piernas extendidas.
Un programa que se utiliza normalmente en la terapia física, que logra mejorar el
desarrollo motor del niño, es la técnica Bobath. Este programa consiste en inhibir los
esquemas de movimiento patológico e influir en el tono muscular para facilitar el
movimiento. Otro método de terapia física es la realización de "patrones", que se basa en
el principio de que las destrezas motoras deben enseñarse en la misma secuencia que se
desarrollan normalmente. Sin considerar la edad del niño, al niño se le enseña
movimientos elementales como impulsarse para ponerse de pie y gatear antes de
enseñarle a caminar. Realmente no hay estudios que demuestren la eficacia de este
método.
La terapia física debe ser sólo uno de los elementos de un programa de desarrollo infantil
en el que se tienen que incorporar auténticos esfuerzos para conseguir un ambiente
estimulante, variado y rico, ya que el niño con Parálisis Infantil, al igual que cualquier
niño, necesita de nuevas experiencias e interacción con el mundo exterior para poder
aprender. Cuando el niño alcanza la edad escolar, la terapia se distancia del desarrollo
motor temprano y se concentra en preparar al niño para la asistencia a las clases,
ayudándole a dominar las actividades de la vida diaria y aumentar al máximo su
capacidad de comunicación.
Hay que preparar al niño para la asistencia al colegio a base de mejorar su capacidad de
sentarse, moverse independientemente o en silla de rueda y prepararle para poder
realizar tareas específicas como puede ser el escribir.
Terapia ocupacional
El terapeuta ocupacional debe enseñarle a realizar destrezas tales como comer, vestirse
o usar el baño, que aumenta la confianza en sí mismos y la autoestima.
Logopedia
Si existen problemas para comunicarse, el logopeda debe identificar las dificultades
específicas y trabajar para superarlas mediante un programa de ejercicios.
Terapia de conducta
Utiliza teoría y técnicas psicológicas para aumentar las habilidades del niño. Sirve de
complemento a la terapia física, ocupacional y del habla. En muchas ocasiones se utilizan
métodos de premios, elogios, etc.
Los principales profesionales que deben atender a una persona con PC desde el principio
son:
Médico neonatólogo.
Pediatra.
Fisioterapeuta. Suelen utilizar métodos como el ejercicio, la manipulación y el calor
para ayudar a que el niño desarrolle pautas correctas de movimiento. También pueden
aconsejarle sobre la mejor manera de llevar, alzar o colocar a al pequeño, y de cómo
aprender a sentarse, permanecer de pie o caminar. Mediante la fisioterapia se fortalecen
los músculos, facilita el caminar y evita las contracturas en las articulaciones. Mediante la
terapia ocupacional el niño aprende actividades cotidianas como comer, vestirse, etc.
Psicomotricidad
El niño necesita adquirir ciertas habilidades psicomotoras que le permitan un desarrollo
integral. Se consideran las siguientes áreas:
Motora gruesa: favorece el desarrollo motor y el equilibrio, fortaleciendo los
músculos del cuello, espalda y miembros superiores. Se debe conseguir que sujete bien
la cabeza, que camine solo, subir y bajar escaleras, saltar, agacharse, etc.
Motora fina: favorecer la coordinación viso – motora, los movimientos de las manos
se tienen que transformar en punto de atención, un objeto se debe convertir en algo para
mirar, intentar cogerlo y posteriormente manipularlo. El niño debe ir adquiriendo
habilidades según su etapa de desarrollo.
Esquema corporal: el niño debe conocer su propio cuerpo y conocer la situación de
las diferentes partes.
Lenguaje.
En Psicomotricidad atenderemos los aspectos psico-afectivos como los de ejercitación de
los músculos, facilitación de la marcha y control o manejo de las contracturas en las
articulaciones y al mismo tiempo, desde el juego y mediada por el cuerpo,
contemplaremos los intereses de cada sujeto, la comunicación oral u alternativa y sus los
vínculos sociales, laborales y familiares tanto en la infancia como en la adultez.
Trabajador social.
Más adelante, será necesaria la participación de otros profesionales como los
pertenecientes a los Equipos de Orientación Psicopedagógica, que se encuentra
compuesto por:
Psicólogos y Pedagogos. Ambos se encargan de la evaluación psicopedagógica de
los niños para saber sus necesidades educativas especiales y orientarles hacia la
modalidad de escolarización más adecuada, así como proponerles los centros en los que
podrían escolarizarse.
Logopedas. Durante los primeros meses de vida puede tratar a su hijo si tiene
problemas para comer o beber y más adelante para hablar, del uso del lenguaje o de
comprensión, tanto del lenguaje escrito como del hablado.
Asistentes Sociales.
Objetivos
Los objetivos del tratamiento deben ir encaminados a:
Normalizar el tono muscular, por lo que se deben realizar movimientos
terapéuticos específicos y no sólo ejercicios, para poder lograr el control de puntos clave:
cabeza, cuello, gateo, caminar, etc.
Inhibir los patrones de postura refleja anormal. Facilitar las reacciones de
enderezamiento y equilibrio, así como el uso de férulas y aditamentos inhibitorios.
Facilitar las posturas adecuadas y los movimientos normales.
Cirugía ortopédica:
Puede ajustar la posición de los tendones o fusionar las articulaciones. En caso de
presentar complicaciones ortopédicas se deben de valorar en forma individual y una vez
detectadas las secuelas se debe de canalizar al servicio de ortopedia pediátrica para la
evaluación correspondiente.
Se recomienda cuando las contracturas son lo suficientemente severas como para causar
problemas de movilidad. Se alargan los músculos y tendones que están
proporcionalmente demasiado cortos, pero primero hay que identificarlos y no siempre
es fácil. Piense que para dar dos pasos es necesario la coordinación de más de 30
músculos principales trabajando en el momento adecuado y con la fuerza correcta. Los
médicos tienen una nueva herramienta llamada "análisis de la manera de andar", que
permite reconocer las anormalidades en el paso, localizar los músculos implicados y
distinguir los problemas reales de los ajustes que realiza la persona para compensar el
paso defectuoso. Se combinan cámaras que graban al paciente caminando,
computadoras que lo analizan, unas planchas que detectan cuándo los pies tocan el suelo
y una técnica especial que detecta la actividad muscular llamada electromiografía.
El alargar el músculo lo convierte en más débil, por lo que la cirugía para corregir
contracturas requiere muchos meses de recuperación y se intenta reparar el mayor
número de músculos afectados en la misma intervención y, si es necesaria más de una,
acortarlas en el tiempo lo más posible.
Rizotomía selectiva
Con esta técnica se intenta reducir la espasticidad en las piernas reduciendo la cantidad
de estímulo que llega a los músculos a través de los nervios. Los médicos tratan de
localizar y cortar selectivamente algunas de las fibras nerviosas "sobreactivadas".
Recientes investigaciones estudian la eficacia de esta técnica.
Otras técnicas
Están en estudio diferentes técnicas quirúrgicas, como la talatomía estereotáctica, para
comprobar su eficacia.
Ayudas mecánicas
Desde un calzado especial hasta computadoras para comunicarse, los artefactos y
máquinas especiales en el hogar, la escuela y el lugar de trabajo, pueden ayudar al niño
o al adulto con Parálisis Cerebral a superar sus limitaciones.
Incontinencia
La incontinencia urinaria es un problema frecuente en la Parálisis Cerebral, debido a la
falta de control de los músculos que controlan la vejiga. La incontinencia puede
presentarse como:
Micción involuntaria después de acostarse (enuresis).
Micción incontrolada durante las actividades físicas (incontinencia del estrés).
Goteo lento.
Existen diferentes tratamientos como ejercicios especiales, bioretroalimentación,
fármacos, cirugía o aparatos que se implantan quirúrgicamente para reemplazar a
ayudar a los músculos afectados.
Terapia farmacéutica
Control convulsiones
Existen medicamentos que se muestran muy eficaces para el tratamiento de las
convulsiones que con cierta frecuencia se asocian a la Parálisis Cerebral. Estos fármacos
se indican dependiendo del tipo de convulsión, no hay uno que controle todos los tipos de
convulsiones e incluso distintas personas con el mismo tipo de convulsión pueden
requerir diferentes medicamentos. Su médico le indicará cual es el más indicado en su
caso.
Espasticidad
En determinadas ocasiones, sobre todo después de una cirugía, se utilizan medicamentos
para el control de la espasticidad. Los tres utilizados más habitualmente son:
Diacepan: actúa como relajante muscular y del sistema nervioso.
Baclofen: bloquea las señales transmitidas desde la médula espinal para contraer
la musculatura.
Dantrolina: interfiere con el proceso de contracción muscular.
Administrados por vía oral pueden reducir la espasticidad durante periodos cortos de
tiempo, pero no han demostrado su efectividad a largo plazo y, además, pueden producir
efectos secundarios significativos como adormecimiento.
En algunas ocasiones se inyecta alcohol en el músculo para reducir la espasticidad por un
periodo corto de tiempo. Esta técnica se utiliza cuando el médico necesita corregir una
contractura que se está desarrollando; el músculo se debilita durante varias semanas y
puede dar tiempo a alargar el músculo mediante refuerzos metálicos, terapia, etc. Si la
contractura se detecta con suficiente antelación se puede evitar la cirugía.
Existen diferentes vías de investigación con fármacos que pueden ser útiles para el
control de la espasticidad.
Programa en domicilio
A los padres hay que informarles y asesorarles sobre el tipo de ejercicios y actividades
que tiene que realizar el niño y debe adecuarse a las necesidades de cada uno.
El programa se puede dividir en tres fases:
Primera fase
Consiste en la estimulación perceptiva múltiple de las áreas visual, auditiva, gustativa y
olfativa, estimulación de movimientos activos de los cuatro miembros, estimulación de
reacciones de enderezamiento de cuello, posiciones de supino (con el dorso hacia abajo)
y prono (dorso hacia arriba), estimulación de cambios de supino a prono.
Segunda fase
Estimulación senso – perceptiva múltiple, estimulación cinestésica en pelota,
estimulación de la coordinación ojo – mano, mano – boca, estimulación de equilibrio de
cuello y tronco e inicio de cambios de prono a supino.
Tercera fase
Continuar con la estimulación senso – perceptiva múltiple, estimulación de equilibrio de
tronco en posición de sentado, estimulación de las reacciones de equilibrio, esquema
corporal, integración de reflejos de defensa, estimulación de la presión consciente y
coordinación viso - motriz.
Sin entrar en consideración en la edad del paciente o tipo de terapia utilizada, el
tratamiento no finaliza cuando el paciente sale de la consulta o del centro de
tratamiento. El terapeuta debe ser el entrenador que enseña a los padres y a los niños la
estrategia y los ejercicios que pueden ayudar a desenvolverse en la casa, en la escuela y
en la sociedad en general. Según avanza la investigación, los médicos y los padres
pueden tener la esperanza de conseguir nuevas formas de tratamiento y mejor
información sobre qué terapia es la más eficaz en cada caso en particular.
Deglución
Los problemas motores en la boca pueden provocar dificultades para comer y tragar,
conduciendo a una desnutrición, que los hace más vulnerables a las infecciones y a un
posible retraso en el crecimiento y desarrollo. Cuando comer resulta realmente difícil, le
puede ayudar el terapeuta estableciendo dietas especiales y adiestrándole con nuevas
técnicas.
En casos graves le pueden recomendar un tubo de alimentación que lleva los alimentos y
nutrientes a través de la garganta hacia el estómago o una gastrostomía en la que una
abertura quirúrgica conduce un tubo directamente al estómago.
Se encuentran en marcha diferentes y prometedoras líneas de investigación para la
prevención y tratamiento de la Parálisis Cerebral que tiene que hacernos sentir
optimistas.
El principal objetivo en el tratamiento de la parálisis cerebral es conseguir que la persona
alcance el máximo grado de independencia de acuerdo a la potencialidad individual.
Aunque las personas con discapacidad se enfrentan a limitaciones de los espacios físicos
o barreras de la vida social, pueden llegar a tener una vida plena, si la sociedad invierte
en crear el ambiente y la cultura de aceptación para lograr su integración. Un paso
importante tiene que ser la educación de la población para conseguir solucionar un
problema que, por desgracia, se da con mucha frecuencia, la integración social de la
persona.
Medidas preventivas
El riesgo de que su hijo padezca de Parálisis Cerebral disminuye cuando:
Ha existido un buen cuidado prenatal, ya que se puede evitar los partos
prematuros, bajo peso al nacer y las infecciones en la madre.
La madre debe estar vacunada de la rubéola.
Trauma en la cabeza. Se puede evitar el daño a la cabeza con la utilización de
asientos infantiles de seguridad en el automóvil y casco cuando manejen bicicletas.
Además, el sentido común en el hogar, como supervisar a los niños al bañarse y guardar
productos tóxicos fuera de su alcance, puede reducir el riesgo de lesiones accidentales.
Ictericia. Se puede tratar la ictericia del recién nacido con fototerapia. En la
fototerapia, los bebes son expuestos a luces azules especiales que descomponen los
pigmentos biliares, previniendo su aumento y su amenaza al cerebro. En los pocos casos
donde este tratamiento no es suficiente, los médicos pueden corregir la anomalía con
una transfusión de sangre.
Incompatibilidad Rh. Se puede identificar fácilmente la incompatibilidad Rh con un
sencillo análisis de sangre a las madres y, si es necesario, a los padres. Esta
incompatibilidad sanguínea no suele producir ningún problema durante el primer
embarazo ya que el cuerpo de la madre generalmente no produce los anticuerpos
indeseables hasta después del parto. En la mayoría de los casos, un suero especial
administrado después de cada parto puede prevenir la producción indeseable de estos
anticuerpos. En casos poco frecuentes, como cuando una mujer embarazada desarrolla
los anticuerpos durante su primer embarazo o la producción de anticuerpos no se evita,
los médicos pueden minimizar los problemas observando de cerca al niño en desarrollo y,
cuando sea necesario, administrar una transfusión al niño todavía se encuentra en el
vientre o una transfusión de intercambio después del parto (en la que se reemplaza una
gran cantidad de la sangre del recién nacido).
Como en la mayoría de los casos la causa de la parálisis cerebral se desconoce, poco
puede hacerse actualmente para prevenirla. A medida que los investigadores conozcan
más sobre las causas de la parálisis cerebral a través de la investigación básica y clínica,
los médicos y padres estarán mejor preparados para prevenir este trastorno.
Rehabilitación
Un adecuado plan de rehabilitación debe incluir un programa de estimulación temprana
múltiple, desde el nacimiento hasta los dos años de edad y debe proporcionar al niño la
experiencia necesaria para desarrollar al máximo su potencial psicomotor. Se debe
elaborar un programa de estimulación especializada y correctiva adecuado a su lesión. Si
un niño no recibe los estímulos necesarios, sufrirá graves retrasos en su desarrollo
psicomotor. No debe consistir en un entrenamiento para realizar funciones específicas,
sino una interrelación con todas las áreas donde se va a desenvolver el niño y mejorar
sus habilidades motoras y estimular la conducta adecuada a su edad, propiciando la
interacción personal y social.
Áreas a estimular
Cada área se debe estimular de manera adecuada, sin llegar al exceso, y estimularlo
constantemente, por lo que es muy importante la ayuda de los padres para poder
continuar el tratamiento en su casa.
Socialización
Proceso sociocultural permanente en el que la persona aprende los diferentes papeles,
hábitos y comportamientos necesarios para hacer frente a las responsabilidades
cotidianas.