Los sistemas citados y sus correspondientes funciones están
estrechamente relacionados mediante el sistema nervioso y el
medio interno. Gracias, sobre todo, a la parte del sistema nervioso que denominamos sistema neurovegetativo el funcionamiento de un órgano puede, por vía nerviosa, repercutir sobre el de los otros y viceversa. Por ejemplo, una fuerte actividad muscular determina, por el intermediario de los centros nervioLa unidad del organismo ORGANIZACIÓN FUNC os, una aceleración de los ritmos cardíaco y respiratorio, un aumento de la presión sanguínea y del aporte de sangre que irriga los músculos, permitiéndoles una mayor actividad. El medio interno comprende no sólo la sangre y la linfa, sino también el líquido intersticial que baña directamente los elementos funcionales de los órganos, las células. La sangre transporta, además de substancias nutritivas, gases respiratorios y productos de desecho, una serie de productos químicos (hormonas) elaborados en ciertos lugares del organismo como el tiroides y las glándulas suprarrenales. Estas hormonas, al igual que el sistema nervioso y en relación con él, modifican el funcionamiento de numerosos órganos para adaptarlos a las necesidades y a los requerimientos momentáneos. En resumen, el cuerpo humano está organizado de tal forma que ningún aparato o sistema trabaja aisladamente sino bajo la supervisión y control del resto, integrándose en una unidad cuyo funcionamiento está a su vez influenciado por las variaciones, físicas y biológicas, del reflejos de la vida de relación pueden ser de dos clases: reflejos de extensión, cuya finalidad es la de mantener el tono muscular, y reflejos de flexión o de defensa (retirar la mano del fuego, cerrar los ojos ante la proximidad de un objeto...). Los reflejos de la vida vegetativa están al servicio de las funciones de nutrición y de las de reproducción: regulan actos como la micción, la defecación, la erección y la eyaculación. En el cerebro se integran y elaboran todas las funciones motoras, sensitivas y de relación. Él recibe la información que le llega de los órganos de los sentidos y la traduce en sensaciones (ver, oler, oír). Envía a los músculos órdenes explícitas a través de los nervios motores, que se convierten en movimientos voluntarios (andar, escribir). Es el lugar donde se encuentran funciones como la memoria y las emociones. La función esencial del cerebelo es la de regulación. Para cumplir este cometido se halla en derivación sobre las grandes vías sensitivas y motoras. El cerebelo controla tanto la vertiente estática como la dinámica de nuestro cuerpo: regula el equilibrio, el tono postural y coordina los movimientos voluntarios en el espacio y en el tiempo. Las lesiones en el cerebelo provocan alteraciones del equilibrio, vértigos, falta de tono muscular y movimientos voluntarios aberrantes los nervios son tres: • Fibras motoras, que transmiten las órdenes del SNC a los músculos del esqueleto y controlan los movimientos voluntarios. • Fibras sensitivas, que transmiten al SNC los impulsos generados en la periferia. • Fibras neurovegetativas, que inervan los músculos de las estructuras internas de nuestro organismo (vasos, vísceras, pelos) y controlan la secreción de las glándulas y el funcionamiento de las LAS BASES BIOLÓGICAS DE LA PERCEPCIÓN SENSORIAL El ser humano, como todos los animales, desarrolla sus actuaciones en el medio donde vive a partir de las informaciones que recogen y analizan ciertos sistemas especializados llamados órganos de los sentidos. Los diferentes órganos de los sentidos son: la vista, el oído, el tacto, el olfato y el gusto Todos estos órganos se estructuran en tres partes, principalmente: • Un receptor periférico, compuesto por células nerviosas o como mínimo de sus prolongaciones, sensibles a ciertos estímulos. • Una vía de comunicación, el nervio sensitivo. • Un centro nervioso, que suele hallarse en el cerebro y cuya función no es tan sólo analizar los mensajes que le son enviados, sino también sintetizar dichos mensajes, es decir, asociar y comparar las informaciones actuales y pasadas dando lugar a la identificación del estímulo. Esta identificación constituye lo que llamamos percepción: el cerebro no sólo ve, sino que reconoce lo que ve. De entre los distintos órganos de los sentidos hablaremos más detalladamente de dos de ellos que consideramos más importantes, por ser los más utilizados tanto en la ejecución de un trabajo como, en general, en nuestra relación con el entorno. Son la vista y el oído. La percepción visual es posible gracias a un complejo sistema compuesto por el ojo, en el que se forman las imágenes de los objetos, y las vías ópticas (células retinianas y nervio óptico) que conducen la información recibida hasta el cerebro, donde radican los centros de visión. El ojo dispone de varios medios transparentes que actúan a modo de lentes ópticas: la córnea, el humor acuoso, el cristalino y el humor vítreo. El cristalino actúa como una lente óptica que puede modificar su curvatura mediante la acción de los músculos ciliares, de tal modo que la imagen se forma siempre nítida, sea cual sea la distancia a que se encuentre el objeto. El iris es un disco muscular pigmentado que presenta un orificio denominad