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8ª Pregunta.-
Aunque los israelitas vieron cómo Jehová, con su gran poder los libró de Egipto, ¿qué mostraron
después? ¿Qué lección podemos aprender de eso? (Éxodo 14:30,31.)
[14 de Abril., w12 15/3 págs. 26,27 párrs.8-10.]
w12 15/3 págs. 26-27 párrs. 8-10 No mire “a las cosas que deja atrás”
7-9. a) ¿Qué les ocurrió a los israelitas en Egipto? b) ¿Qué motivos tenían para sentir gozo? c) ¿De
qué se quejaron los israelitas?
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¡Qué inmensa alegría debieron de sentir al ser liberados de su esclavitud! Pensemos en todas las
manifestaciones del poder de Jehová de que fueron testigos. Para empezar, habían visto cómo Jehová empleó su
poder de forma espectacular y envió diez plagas contra el altivo faraón y su pueblo (léase Éxodo 6:1, 6, 7).
En segundo lugar, los egipcios no solo los dejaron salir de Egipto, sino que se lo rogaron, y hasta les entregaron
una gran cantidad de oro y plata. Tanto es así que la Biblia afirma que los israelitas “despojaron a los egipcios” de
muchas de sus riquezas (Éxo. 12:33-36). Finalmente, tuvieron la alegría de presenciar el fin del faraón y
sus soldados en el mar Rojo (Éxo. 14:30, 31). Sin duda, ser testigos presenciales de aquellos emocionantes
sucesos fortaleció mucho su fe.
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Por eso es tan sorprendente que, poco después de su milagrosa liberación, los israelitas comenzaran a
murmurar. ¿De qué? ¡De la comida! Descontentos con lo que Jehová les proporcionaba, exclamaron en son de
queja: “¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, de los pepinos y las sandías y los
puerros y las cebollas y el ajo! Pero ahora nuestra alma se halla seca. Nuestros ojos no se posan en cosa alguna
sino en el maná” (Núm. 11:5, 6). Se habían vuelto tan miopes que pretendían volver al mismo lugar donde antes
habían sido esclavos (Núm. 14:2-4). Su obsesión por las cosas que habían dejado atrás los llevó a perder la
aprobación de Jehová (Núm. 11:10).
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¿Qué nos enseña todo esto? Cuando afrontamos problemas, no debemos idealizar el pasado pensando que
la vida que llevábamos, incluso antes de conocer la verdad, era mejor. Claro, no hay nada de malo en que
meditemos en nuestros actos para aprender de ellos o que reflexionemos con cariño en los buenos recuerdos.
Pero es importante que mantengamos una perspectiva realista. Si perdiéramos el equilibrio, podríamos llegar a
sentirnos tan descontentos con nuestras circunstancias que deseáramos volver a nuestra vida anterior (léase
2 Pedro 2:20-22).
Capítulo 11:
w03 1/5 pág. 15 párr. 6 ¿Dónde hallar verdadero consuelo?
6. ¿Qué indicaciones ofreció Jehová sobre el momento en que liberaría a su pueblo?
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Para confortar a su pueblo, Jehová indicó a veces cuándo lo liberaría, fuera en un momento próximo o
lejano. Por ejemplo, al acercarse el éxodo, dijo a los israelitas oprimidos: “Una plaga más voy a traer sobre
Faraón y Egipto. Después de eso él los enviará de aquí” (Éxodo 11:1). Y, durante el reinado de Jehosafat, al ser
invadida Judá por una liga de tres naciones, Jehová les indicó que acudiría al rescate al día siguiente (2 Crónicas
20:1-4, 14-17). Por otro lado, con cerca de dos siglos de antelación, Isaías puso por escrito que los exiliados
saldrían de Babilonia, y Jeremías aportó más detalles casi cien años antes del suceso. Al irse avecinando la
liberación de los siervos de Dios, ¡cuánto los alentaron dichas profecías! (Isaías 44:26–45:3; Jeremías 25:11-14.)
Capítulo 12:
w07 15/12 págs. 17-18 párrs. 8-9 “Estén firmes y vean la salvación de Jehová”
8. ¿Qué instrucciones se dieron a los israelitas para sobrevivir, y qué sucedió?
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A continuación, Jehová le revela a Moisés que asestará un golpe final a aquella nación. El 14 de abib (nisán),
el primogénito de todo hombre egipcio y de todo animal tendrá que morir. Sin embargo, las familias israelitas se
librarán de esa plaga si obedecen al pie de la letra las instrucciones que Dios le da a Moisés. Deben salpicar la
sangre de un cordero sobre los postes y la viga superior de la puerta de sus casas, y quedarse dentro de ellas.
¿Qué ocurre esa noche? Dejemos que Moisés mismo conteste: “Sucedió que a medianoche Jehová hirió a todo
primogénito en la tierra de Egipto”. Inmediatamente, el faraón llama a Moisés y Aarón, y les dice: “Levántense,
salgan de en medio de mi pueblo, [...] y vayan, sirvan a Jehová, tal como han declarado”. Los israelitas parten
enseguida, probablemente más de tres millones de personas junto con “una vasta compañía mixta” de
no israelitas, cuyo número no se declara (Éxodo 12:1-7, 29, 31, 37, 38).
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La ruta más corta que pueden tomar es la que bordea el mar Mediterráneo y cruza la tierra de los filisteos.
Pero ese es territorio enemigo. Por lo tanto, quizá para que su pueblo no tenga que pelear, Jehová lo conduce a
través del desierto del mar Rojo. Aunque son millones de personas, no avanzan de manera desordenada.
De hecho, la Biblia informa que “fue en orden de batalla como subieron los hijos de Israel de la tierra de Egipto”
(Éxodo 13:17, 18).
w13 15/11 págs. 24-25 párrs. 14-15 Obedezcamos a los pastores nombrados por Jehová
14, 15. ¿Qué aprendemos de la manera en que Jehová se comunicaba con su pueblo en el pasado?
14
Es vital que obedezcamos a quienes hoy nos dirigen. Pensemos en el conducto que empleó Jehová para
comunicarse con su pueblo en momentos trascendentales. Cuando los israelitas salieron de Egipto, recibieron
instrucciones de Jehová por medio de Moisés y Aarón. Para sobrevivir a la décima plaga, tenían que celebrar una
cena especial y salpicar sobre el marco de la puerta de su casa algo de la sangre de una oveja degollada. No fue
una voz del cielo la que les dijo lo que debían hacer. Más bien, tuvieron que escuchar a los ancianos de Israel, los
cuales, a su vez, habían recibido instrucciones específicas de Moisés (Éx. 12:1-7, 21-23, 29). En aquellas
circunstancias, Moisés y los ancianos fueron los portadores de los mandatos divinos. Y hoy los ancianos cristianos
cumplen una función igualmente vital.
15
Lo más seguro es que recordemos muchas otras ocasiones registradas en la Biblia en las que Jehová envió
representantes angélicos o humanos con instrucciones para la salvación de sus siervos. En todos esos casos, a
Dios le pareció bien delegar algo de su autoridad. Los mensajeros hablaron en su nombre y le dijeron al pueblo lo
que tenía que hacer para no perder la vida. ¿Acaso Jehová no podría hacer algo parecido cuando llegue el
Armagedón? Claro está, todo anciano a quien hoy se le concede el honor de representar a Jehová o a su
organización debe tener muchísimo cuidado de no abusar de la autoridad que se le ha confiado.
w13 15/3 págs. 25-26 párrs. 6-7 Honremos el gran nombre de Jehová
6, 7. ¿Cómo fue Jehová completamente fiel a su gran nombre?
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Poco después de dar su comisión a Moisés, Jehová fue completamente fiel a su gran nombre “resultando
ser” el Libertador de Israel. Humilló a Egipto con 10 terribles plagas, con las que puso al descubierto la
impotencia de los dioses egipcios, incluido el faraón (Éx. 12:12). Entonces dividió el mar Rojo, condujo a
Israel a través de él y ahogó en sus aguas al faraón y su ejército (Sal. 136:13-15). En “el desierto grande
e inspirador de temor”, “resultó ser” el gran Conservador de la vida: le dio alimento y agua a su pueblo,
que se componía de dos o tres millones de personas o hasta más. Y no solo eso. Durante todo ese tiempo, las
prendas de vestir y las sandalias no se les gastaron (Deut. 1:19; 29:5). Como vemos, nada puede impedirle a
Jehová ser fiel a su incomparable nombre. Más adelante le declaró a Isaías: “Yo... yo soy Jehová, y fuera
de mí no hay salvador” (Is. 43:11).
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Josué, el sucesor de Moisés, también presenció los impresionantes actos de Jehová en Egipto y en el
desierto. Por eso, hacia el fin de su vida, pudo decir con plena convicción a sus hermanos israelitas:
“Ustedes bien saben con todo su corazón y con toda su alma que ni una sola palabra de todas las buenas
palabras que Jehová su Dios les ha hablado ha fallado. Todas se han realizado para ustedes. Ni una
sola palabra de ellas ha fallado” (Jos. 23:14). En efecto, de manera muy clara, Jehová cumplió su
palabra, “resultó ser” lo que había prometido.
w90 1/5 pág. 20 párr. 13 Su opinión sobre el alma tiene efecto en su vida
13. ¿De qué maneras se usa en la Biblia la palabra “alma”?
13
En la Biblia se usa la palabra “alma” de muchas otras maneras. Génesis 9:5 dice: “Su sangre de sus
almas la reclamaré”. Aquí se señala que el alma tiene sangre. Éxodo 12:16 dice: “Solo lo que cada alma
necesite comer, solo eso puede hacerse para ustedes”. En este caso se indica que el alma come. Deuteronomio
24:7 habla de un hombre que ‘secuestre a un alma de sus hermanos’. Obviamente no se secuestraba a un
alma inmortal. Salmo 119:28 dice: “Mi alma se ha desvelado de desconsuelo ”. Así que el alma hasta puede
perder el sueño. La Biblia muestra también que el alma es mortal. Muere. “Esa alma tiene que ser cortada de
su pueblo.” (Levítico 7:20.) “No podrá venir hacia ninguna alma muerta. ” (Números 6:6.) “Nuestras almas
han de morir.” (Josué 2:14.) “Cualquier alma que no escuche a ese Profeta será completamente destruida. ”
(Hechos 3:23.) “Toda alma viviente murió.” (Revelación 16:3.)
w94 1/12 pág. 13 párr. 2 “Háganse amigos por medio de las riquezas injustas”
2. ¿Qué se llevó el pueblo de Jehová cuando salió de Egipto?
2
¡Cuánto difería la libertad recién adquirida de Israel de su situación en Egipto! Ahora podía adorar a
Jehová sin obstáculos. Y no salió de Egipto con las manos vacías. Moisés relata: “Los hijos de
Israel [...] fueron pidiendo a los egipcios objetos de plata y objetos de oro y mantos. Y Jehová dio favor
al pueblo a los ojos de los egipcios, de modo que estos les concedieron lo que se pidió; y ellos despojaron
a los egipcios”. (Éxodo 12:35, 36.) Ahora bien, ¿cómo emplearon estas riquezas de Egipto? ¿Las usaron para
‘enaltecer a Jehová’? ¿Qué aprendemos de su ejemplo? (Compárese con 1 Corintios 10:11.)
w04 15/3 págs. 25-26 Puntos sobresalientes del libro de Éxodo
Lecciones para nosotros:
Éxodo 12:36. Jehová bendice a su pueblo. Parece que se estaba asegurando de que a los israelitas se les
recompensara por su trabajo en Egipto. Habían entrado en esa tierra como un pueblo libre, no como
prisioneros de guerra sometidos a esclavitud.
w92 15/4 pág. 8 párr. 7 Sea ciudadano o extranjero, ¡Dios lo recibe con gusto!
7. ¿Qué indicación temprana hubo de que Dios recibía con gusto a los extraños?
7
Aun mientras la Ley estaba en vigor y Dios consideraba a Israel como un pueblo especial, él mostró
misericordia a no israelitas. Su buena disposición a obrar así se había manifestado cuando Israel salió
del cautiverio egipcio hacia su propia tierra. “También subió con ellos una vasta compañía mixta. ” ( Éxodo
12:38.) El profesor C. F. Keil identifica a esa compañía como “una multitud de extranjeros [...] una mezcla, o
muchedumbre de personas de diferentes naciones”. (Levítico 24:10; Números 11:4.) Es probable que muchos de
ellos fueran egipcios que aceptaron al Dios verdadero.
w95 1/7 pág. 20 párrs. 1-2 Moradores que viven juntos en una “tierra” restaurada
1, 2. a) ¿En qué situación se hallaban los prosélitos de Israel? b) ¿Qué espíritu han manifestado en
nuestros tiempos los miembros de la “gran muchedumbre”?
EN TIEMPOS antiguos, cuando Israel era fiel, constituía un testimonio de la gloria de Jehová en el
panorama mundial. (Isaías 41:8, 9; 43:10.) Muchos extranjeros respondieron y adoraron a Jehová junto con
su pueblo escogido. En realidad, dijeron a Israel lo que Rut dijo a Noemí: “Tu pueblo será mi pueblo, y tu
Dios mi Dios”. (Rut 1:16.) Se sometieron a las condiciones del pacto de la Ley, y los hombres se
circuncidaron. (Éxodo 12:43-48.) Algunas de las mujeres se casaron con israelitas. Rahab de Jericó y Rut
la moabita llegaron a ser antepasadas de Jesucristo. (Mateo 1:5.) Estos prosélitos formaron parte de la
congregación de Israel. (Deuteronomio 23:7, 8.)
2
Al igual que los prosélitos de Israel, la “gran muchedumbre ” actual ha dicho al resto ungido:
“Ciertamente iremos con ustedes, porque hemos oído que Dios está con ustedes ”. (Revelación 7:9; Zacarías
8:23.) Reconocen que estos cristianos ungidos son el “esclavo fiel y discreto ” de Jehová, y trabajan tan
estrechamente con ellos que los ungidos y las “otras ovejas ” forman “un solo rebaño, [con] un solo
pastor”. (Mateo 24:45-47; Juan 10:16.) ¿Qué le sucederá a la gran muchedumbre cuando todos sus hermanos
ungidos reciban su recompensa celestial? No tienen nada que temer. Jehová ha hecho preparativos para ese
tiempo durante estos “últimos días”. (2 Timoteo 3:1.)
w95 1/7 pág. 12 párrs. 12-13 Los Testigos cristianos con ciudadanía celestial
12, 13. ¿Cómo se hizo evidente que el nuevo Israel no era sencillamente una secta del judaísmo?
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En el antiguo Israel, los no judíos que se hacían prosélitos tenían que someterse a la Ley de Moisés,
y los varones tenían que simbolizarlo mediante la circuncisión. (Éxodo 12:48, 49.) Algunos judíos
cristianos creían que los no judíos del Israel de Dios debían hacer lo mismo. Sin embargo, Jehová
no pensaba igual. El espíritu santo dirigió al apóstol Pedro al hogar de un gentil llamado Cornelio.
Cuando este y su familia respondieron a la predicación de Pedro, recibieron espíritu santo aun antes de
bautizarse en agua. Esto mostró claramente que Jehová había aceptado a estos gentiles como miembros del
Israel de Dios sin exigirles que se sometieran a la Ley de Moisés. (Hechos 10:21-48.)
13
Para algunos creyentes fue difícil aceptar este hecho, y pronto tuvo que llevarse el asunto ante
los apóstoles y los ancianos de Jerusalén. Este cuerpo autorizado escuchó el testimonio que indicaba
que el espíritu santo estaba actuando en los creyentes no judíos. Repasó las Escrituras y entendió que
este suceso cumplía la profecía inspirada. (Isaías 55:5; Amós 9:11, 12.) Luego tomó la siguiente decisión
correcta: los cristianos no judíos no tenían que someterse a la Ley de Moisés. (Hechos 15:1, 6-29.) De modo
que el Israel espiritual era en realidad una nueva nación, y no sencillamente una secta del judaísmo.
w12 15/1 pág. 5 párrs. 6-7 Los verdaderos cristianos respetan la Palabra de Dios
6, 7. ¿De qué manera se emplearon las Escrituras para resolver el conflicto sobre la circuncisión?
6
El pasaje clave para resolver el problema fue Amós 9:11, 12, que aparece citado en Hechos 15:16, 17
con estas palabras: “Volveré y reedificaré la cabaña de David que está caída; y reedificaré sus ruinas y
la erigiré de nuevo, para que los que queden de los hombres busquen solícitamente a Jehová, junto con gente
de todas las naciones, personas que son llamadas por mi nombre, dice Jehová”.
7
Es cierto que este pasaje no señala directamente que los creyentes gentiles no estuvieran obligados a
circuncidarse. Pero eso es lo que entenderían los cristianos de origen judío al leerlo. ¿Por qué? Porque
cuando un gentil se circuncidaba, dejaba de ser considerado “gente de [...] las naciones” y pasaba a verse
como hermano judío (Éxo. 12:48, 49). Este hecho se refleja en Ester 8:17, que según la Septuaginta dice:
“Muchos de entre los pueblos de la tierra fueron circuncidados y se hicieron judíos” (Biblia Textual,
nota; cursivas nuestras). Por consiguiente, ¿qué se predijo en el texto de Amós? Allí se indicó que
surgiría un nuevo pueblo, llamado por el nombre de Dios. Los primeros que formarían este pueblo serían
quienes quedaran de la casa de Israel —hombres y mujeres que habían sido judíos, así
como prosélitos circuncisos—. Pero junto con ellos habría “gente de todas las naciones”, o sea, gentiles
incircuncisos. La idea estaba clara: los gentiles no tenían que circuncidarse para hacerse cristianos.
Capítulo 13:
w03 15/2 pág. 14 párr. 13 ¿Por qué debemos observar la Cena del Señor?
13. ¿Qué tipo de pan usó Jesús al instituir la Cena del Señor?
13
Cuando Jesús instituyó la Conmemoración, “tomó un pan, y habiendo dicho una bendición, lo partió y
se lo dio a [los apóstoles]” (Marcos 14:22). El pan del que disponían en aquella ocasión era el mismo que
acababan de usar en la cena pascual (Éxodo 13:6-10). Cocido al horno y sin levadura, era plano y
quebradizo, y había que partirlo con el fin de distribuirlo. Cuando Jesús multiplicó milagrosamente los
panes para alimentar a millares de personas, estos también eran en forma de tortas delgadas y duras,
pues él los partió para distribuirlos (Mateo 14:19; 15:36). Así pues, parece que el acto de partir el pan de
la Conmemoración carece de significado espiritual.
w95 1/5 págs. 11-12 párr. 15 Acepte la Biblia como lo que verdaderamente es
15. ¿Cómo muestran las instrucciones de Deuteronomio 6:6-9 que la enseñanza de la Palabra de Dios que
se impartía a la familia no debía ser un simple formalismo
15
La enseñanza de las Escrituras que se impartía a la familia tampoco debía ser un simple formalismo.
Como ya se señaló, en Deuteronomio 6:6-9 se dijo al pueblo que, en sentido figurado, ‘atara las palabras
de Dios como señal sobre su mano’, demostrando así por su ejemplo y su acción que amaba los caminos de
Jehová. Además, tenía que poner las palabras de Dios como “venda frontal entre los ojos ”, es decir, debía
tener presentes constantemente los principios de las Escrituras y basar sus decisiones en estos.
(Compárese con la terminología que se utiliza en Éxodo 13:9, 14-16.) Los israelitas habían de ‘escribirlas
sobre las jambas de las puertas de sus casas y sobre sus puertas ’, y así identificar sus hogares y
comunidades como lugares donde se respetaba y obedecía la palabra de Dios. Dicho de otro modo: su vida
tenía que dar prueba abundante de que amaban y obedecían los justos preceptos de Jehová. ¡Qué
provechoso resultaría para ellos! ¿Ocupa la Palabra de Dios ese lugar preeminente en la vida
cotidiana de nuestra familia? Lamentablemente, los judíos convirtieron estos asuntos en un simple
formalismo, hasta el extremo de llevar puestas cajitas que contenían textos escritos como si fueran
amuletos. Su adoración ya no provenía del corazón, y Jehová la rechazó. (Isaías 29:13, 14; Mateo 15:7-9.)
w07 1/6 pág. 28 párr. 11 Los mayores: una bendición para los jóvenes
11. ¿Qué influencia debió de tener en Josué el anciano Moisés?
11
Entre los que se sintieron fortalecidos por la demostración de fe de José estuvo Moisés. A la edad de
80 años, él tuvo el privilegio de sacar aquellos huesos fuera de la tierra de Egipto (Éxodo 13:19). Para
aquel tiempo conoció a Josué, un hombre mucho más joven que por los siguientes cuarenta años fue su
servidor personal (Números 11:28). Josué lo acompañó al monte Sinaí y lo esperó hasta que descendió con
las tablas del Testimonio (Éxodo 24:12-18; 32:15-17). ¡Qué gran caudal de buenos consejos y sabiduría
debió hallar Josué en el anciano Moisés!
w87 1/10 pág. 11 párr. 5 ¿Está usted satisfecho con las provisiones espirituales de Jehová?
5. ¿Con qué bendijo Jehová a los israelitas, y cómo reaccionaron ellos?
5
Los israelitas imitaron su mal ejemplo. Dios los libró de la esclavitud en Egipto, los constituyó en
nación, les dio una Ley perfecta, los guió en sus viajes por el desierto, les proveyó ropa que nunca se
gastó, y los sostuvo milagrosamente con maná que caía del cielo y agua que brotaba de una roca. Pero
ellos no quedaron satisfechos con las provisiones de Jehová. (1 Corintios 10:1-5.) Vez tras vez se
quejaron mientras viajaban por el desierto. (Éxodo 13:21, 22; Números 11:1-6; Deuteronomio 29:5.)
w93 1/4 pág. 17 párr. 13 ¿Quiénes siguen a “la luz del mundo”?
13. ¿Con qué pudiéramos comparar la luz procedente de Jehová?
13
Podemos comparar la iluminación que ahora procede de Jehová con lo que sucedió cuando el pueblo de
Dios de tiempos antiguos salió de Egipto: “Jehová iba delante de ellos durante el día en una columna de nube
para guiarlos por el camino, y durante la noche en una columna de fuego para darles luz, para ir de día y
de noche”. (Éxodo 13:21, 22.) La nube durante el día y el fuego durante la noche eran guías fiables
procedentes de Dios. Eran tan confiables como el Sol que Dios creó para proveernos las horas de luz
diurna. De igual manera, podemos confiar en que Jehová seguirá alumbrando espiritualmente el camino de los
que buscan la verdad en estos últimos días inicuos. Proverbios 4:18 nos asegura: “La senda de los justos
es como la luz brillante que va haciéndose más y más clara hasta que el día queda firmemente establecido ”.
Capítulo 14:
w02 1/10 pág. 16 párrs. 19-20 Jehová bendice y protege a quienes le obedecen
19, 20. a) ¿Por qué fue de vital importancia que Israel obedeciera en el mar Rojo? b) ¿Cómo nos beneficia
hoy reflexionar con oración sobre el relato del mar Rojo?
19
Esta situación nos recuerda el éxodo de Egipto de los israelitas. Después de castigar a la nación
egipcia con diez plagas devastadoras, Jehová no condujo a su pueblo por el camino más corto a la Tierra
Prometida, sino en dirección sur hacia el mar Rojo, donde se le podía acorralar y atacar fácilmente. Desde
una óptica militar, parecía una decisión desastrosa. Si usted hubiese estado allí, ¿habría obedecido la
palabra de Jehová mediante Moisés y se habría encaminado hacia el mar Rojo con absoluta confianza,
sabiendo que la Tierra Prometida quedaba en otra dirección? (Éxodo 14:1-4.)
20
Al seguir leyendo el capítulo 14 de Éxodo, vemos la imponente manifestación de poder con que Jehová
liberó a su pueblo. ¡Cuánto nos fortalecen la fe estos relatos cuando dedicamos tiempo a estudiarlos y
reflexionar sobre ellos! (2 Pedro 2:9.) La fe fuerte, a su vez, nos da vigor para obedecer a Jehová, aunque
sus mandatos parezcan ir en contra del razonamiento humano (Proverbios 3:5, 6). Por ello, pregúntese:
“¿Hago todo lo posible para robustecer mi fe aplicándome al estudio de la Biblia, la oración y la
meditación, así como relacionándome regularmente con el pueblo de Dios? ” (Hebreos 10:24, 25; 12:1-3).
w95 15/10 págs. 10-11 párr. 10 Por qué temer hoy al Dios verdadero
10. ¿Por qué aniquiló Dios el ejército de Egipto?
10
El relato de cómo libró Jehová a Israel de Egipto es mundialmente conocido. Mandó plagas sobre
aquella poderosa potencia mundial hasta que por fin Faraón permitió que los israelitas se marcharan.
Pero luego los ejércitos de Faraón salieron tras este pueblo indefenso y lo atraparon, o al menos eso
creyeron, a orillas del mar Rojo. Aunque todo parecía indicar que los hijos de Israel pronto perderían
la libertad que acababan de adquirir, ese no era el propósito de Jehová. Abrió milagrosamente un camino
en medio del mar y condujo a su pueblo a la salvación. Cuando los egipcios siguieron a los israelitas,
Jehová hizo que las aguas del mar Rojo cayeran sobre aquellos y ahogaran a Faraón y a sus fuerzas
militares. (Éxodo 14:1-31.)
w11 15/10 pág. 24 párr. 9 Confiemos en Jehová, “el Dios de todo consuelo ”
9. ¿Cómo podemos enfrentarnos a las emociones negativas?
9
Cuando nos sentimos muy desanimados, corremos el peligro de dejarnos dominar por las emociones
negativas. Quizás pensemos que no podemos cumplir con algún mandato bíblico o con determinada
responsabilidad en la congregación. En tales casos, Jehová también nos socorre y consuela. Notemos que,
cuando Josué recibió el encargo de dirigir a los israelitas en la lucha contra naciones poderosas, Moisés
hizo esta exhortación al pueblo: “Sean animosos y fuertes. No tengan miedo ni sufran un sobresalto
delante de ellos, porque Jehová tu Dios es el que marcha contigo. No te desamparará ni te dejará
enteramente” (Deu. 31:6). Gracias al apoyo de Jehová, Josué logró introducir en la Tierra Prometida al
pueblo elegido y obtener la victoria sobre sus enemigos. Años antes, Moisés había visto el mismo respaldo
divino en el mar Rojo (Éxo. 14:13, 14, 29-31).
w90 1/7 pág. 18 párrs. 1-2 El final próximo del “libro de las Guerras de Jehová ”
1, 2. ¿En qué ocasión de la antigüedad demostró Jehová a los egipcios que era un Dios guerrero, y cómo lo
hizo?
LOS hombres de la actualidad apenas comprenden que el Dios de la Biblia, Jehová, es un guerrero, una
persona varonil de guerra. Este hecho se representó gráficamente cuando él libertó de la opresión en
Egipto a su pueblo de tiempos antiguos. El enemigo invisible de aquel pueblo, Satanás el Diablo, había
incitado a Faraón a tratar de acabar con los israelitas mediante trabajo pesado. Ahora bien, cuando
Faraón se dio cuenta de lo que iba a perder por dejar que los israelitas partieran libremente, salió con
sus fuerzas militares a perseguirlos.
2
Sin embargo, Faraón no percibió que el Dios de los israelitas podía hacerse un Dios guerrero para
libertar a Su pueblo. Cuando aquellas fuerzas egipcias los siguieron de cerca por el lecho seco del mar
Rojo con intención de vengarse, el Dios de aquellos israelitas en peligro entró en acción y ahogó a los
conductores de carros y los jinetes al hacer que las aguas que se habían mantenido aguantadas a los
lados cayeran sobre el pasillo de escape que había sido abierto milagrosamente para los israelitas.
(Éxodo 14:14, 24-28.)
w12 15/4 págs. 24-25 párrs. 11-12 Jehová sabe librar a su pueblo
11, 12. a) ¿Cómo intervino Jehová a favor de su pueblo? b) ¿Qué sucedió al final, y qué nos enseña acerca
de Jehová este relato?
11
“La columna de nube” que iba delante de los israelitas indicándoles por dónde ir se colocó detrás de
ellos, impidiendo que el ejército de Faraón los atacara y dejándolo a oscuras. En cambio, para los
israelitas fue una fuente de luz nocturna (léase Éxodo 14:19, 20). Entonces Jehová dividió el mar
valiéndose de un poderoso viento del este que llevó a que “la cuenca del mar se convirtiera en suelo
seco”. Seguramente, el proceso tomó su tiempo, pues el relato señala que el viento sopló “durante toda la
noche” y que “por fin los hijos de Israel fueron por en medio del mar sobre tierra seca”. En comparación
con los soldados de Faraón y sus carros de guerra, los israelitas se movían a paso lento. Pero era
imposible que los alcanzara aquel ejército, pues Jehová peleaba a favor de ellos. De hecho, “empezó a
poner en confusión el campamento de los egipcios. Y siguió quitándoles ruedas a sus carros, de modo que
los conducían con dificultad” (Éxo. 14:21-25).
12
Una vez que todos los israelitas se encontraron a salvo en la otra orilla, Moisés recibió esta
orden: “Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas se vuelvan sobre los egipcios, sus carros de
guerra y sus soldados de caballería”. Aunque trataron de escapar del muro de agua que se les venía
encima, “Jehová sacudió a los egipcios, echándolos en medio del mar”. La huida fue imposible. “No se dejó
que quedara ni siquiera uno solo de entre ellos.” (Éxo. 14:26-28.) De este modo, Dios dejó muy claro que
posee el poder necesario para librar a su pueblo de cualquier amenaza.
w08 15/9 pág. 4 párr. 6 Jehová, el “Libertador”, protege a sus siervos de tiempos bíblicos
6. ¿Qué relatos convencieron a David de que Jehová puede librar a los justos?
6
Por lo que había leído en las Escrituras que estaban disponibles en su tiempo, David sabía que los
justos pueden contar con la ayuda divina. Por ejemplo, cuando Jehová trajo un diluvio para destruir a
la gente malvada, protegió a Noé y a su devota familia (Gén. 7:23). Cuando hizo que cayera del cielo fuego y
azufre sobre los pervertidos habitantes de Sodoma y Gomorra, ayudó a escapar al justo Lot y a sus dos
hijas (Gén. 19:12-26). Y cuando destruyó al orgulloso faraón y a su ejército en el mar Rojo, protegió a
su pueblo y lo libró de un fin terrible (Éxo. 14:19-28). Con razón dijo David en otro salmo que Jehová es
“un Dios de hechos salvadores” (Sal. 68:20).
w97 1/4 pág. 15 párrs. 6-7 Liberados para entrar en un nuevo mundo justo
6, 7. ¿Por qué pueden tener confianza los siervos de Jehová cuando se les ataque durante la “gran
tribulación”?
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Una vez que hayan acabado con la religión falsa, los elementos políticos arremeterán contra los
siervos de Jehová. Satanás, “Gog de la tierra de Magog” en la profecía, dice: “Vendré sobre los que están sin
disturbio, que moran en seguridad”. Pensando que son una presa fácil, los atacará con “una numerosa
fuerza militar [...], como nubes para cubrir el país”. (Ezequiel 38:2, 10-16.) El pueblo de Jehová sabe que
este ataque fracasará, pues confía en Él.
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Cuando Faraón y sus ejércitos pensaron que tenían atrapados a los siervos de Dios en el mar Rojo,
Jehová liberó milagrosamente a su pueblo y aniquiló a los ejércitos egipcios. (Éxodo 14:26-28.) Durante la
“gran tribulación”, cuando las naciones piensen que tienen atrapado al pueblo de Jehová, Él de nuevo
acudirá al rescate milagrosamente: “En aquel día [...] mi furia subirá a mi nariz. Y en mi ardor, en el fuego de
mi furor, tendré que hablar”. (Ezequiel 38:18, 19.) El clímax de la “gran tribulación” será entonces inminente.
w12 15/3 págs. 26-27 párrs. 7-9 No mire “a las cosas que deja atrás”
7-9. a) ¿Qué les ocurrió a los israelitas en Egipto? b) ¿Qué motivos tenían para sentir gozo? c) ¿De qué se
quejaron los israelitas?
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Pensemos en lo que les sucedió a los israelitas en tiempos de Moisés. Aunque al principio los egipcios
los trataban como invitados, tras la muerte de José “pusieron sobre ellos jefes de trabajos forzados
con el propósito de oprimirlos mientras llevaban sus cargas” (Éxo. 1:11). De hecho, el faraón ordenó una
forma de genocidio (una horrible matanza de niños) para impedir que el pueblo de Dios siguiera aumentando
(Éxo. 1:15, 16, 22). Tan grave era su situación que Jehová le dijo a Moisés: “He visto la aflicción de mi
pueblo que está en Egipto, y he oído el clamor de ellos a causa de los que los obligan a trabajar; porque
conozco bien los dolores que sufren” (Éxo. 3:7).
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¡Qué inmensa alegría debieron de sentir al ser liberados de su esclavitud! Pensemos en todas las
manifestaciones del poder de Jehová de que fueron testigos. Para empezar, habían visto cómo Jehová
empleó su poder de forma espectacular y envió diez plagas contra el altivo faraón y su pueblo (léase
Éxodo 6:1, 6, 7). En segundo lugar, los egipcios no solo los dejaron salir de Egipto, sino que se lo rogaron, y
hasta les entregaron una gran cantidad de oro y plata. Tanto es así que la Biblia afirma que los
israelitas “despojaron a los egipcios” de muchas de sus riquezas (Éxo. 12:33-36). Finalmente, tuvieron la
alegría de presenciar el fin del faraón y sus soldados en el mar Rojo (Éxo. 14:30, 31). Sin duda, ser
testigos presenciales de aquellos emocionantes sucesos fortaleció mucho su fe.
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Por eso es tan sorprendente que, poco después de su milagrosa liberación, los israelitas comenzaran
a murmurar. ¿De qué? ¡De la comida! Descontentos con lo que Jehová les proporcionaba, exclamaron en son
de queja: “¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos de balde en Egipto, de los pepinos y las
sandías y los puerros y las cebollas y el ajo! Pero ahora nuestra alma se halla seca. Nuestros ojos
no se posan en cosa alguna sino en el maná” (Núm. 11:5, 6). Se habían vuelto tan miopes que pretendían
volver al mismo lugar donde antes habían sido esclavos (Núm. 14:2-4). Su obsesión por las cosas que
habían dejado atrás los llevó a perder la aprobación de Jehová (Núm. 11:10).
Este archivo, es simplemente una ayuda para nuestra preparación, el propósito principal de esto,
es que investiguemos más nosotros. (km 9-2006)