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UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE LOS ANDES

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS, CONTABLES Y SOCIALES


FACULTAD DE DERECHO

LEY 26572
Y EL DECRETO LEGISLATIVO 1071
CURSO: Mecanismos alternativos de solución de conflictos
DOCENTE: Florencio Apaza Apaza
ALUMNA: Marleni Quispe Atao
Artículo 33.- Libertad de regulación del
proceso
• Las partes pueden pactar el lugar y las reglas a las que se
sujeta el proceso correspondiente. Pueden también disponer
la aplicación del reglamento que tenga establecido la
institución arbitral a quien encomiendan su organización. A
falta de acuerdo, dentro de los diez (10) días siguientes a la
aceptación del árbitro único o del último de los árbitros,
éstos deciden el lugar y las reglas del proceso del modo que
consideren más apropiado, atendiendo la conveniencia de
las partes. La decisión será notificada a las partes. Durante
el proceso arbitral deberá tratarse a las partes con igualdad
y darle a cada una de ellas plena oportunidad de hacer valer
sus derechos.
• El Artículo 33º se refiere al inicio del arbitraje. Es
un asunto aparentemente irrelevante y sencillo,
pero en realidad es de suma importancia. Permite
establecer objetivamente cuando es que estamos
ante un arbitraje en curso. Esto es necesario, por
ejemplo, para el cómputo y definición de los
plazos de prescripción y caducidad.
• Con este artículo se refuerza la seguridad jurídica para
las partes respecto de la gama de derechos que pueden
ser afectados en forma directa o indirecta como
consecuencia de un arbitraje.
• Del mismo modo, en lo referido a la tramitación del
arbitraje, resulta de suma importancia precisar cuándo
es que el mismo se ha iniciado, pues así podemos llevar
un registro cronológico de las actuaciones arbitrales y de
los plazos respectivos, con miras a la emisión del laudo
arbitral y otras resoluciones.
• De donde fluye que la precisión en la
determinación del inicio del arbitraje contribuye a
la seguridad jurídica de las partes y del propio
arbitraje. Es un artículo que tiene un doble efecto.
Lo que se traduce en aspectos sustantivos y en
aspectos referidos a la tramitación de las
actuaciones arbitrales.
• De otro lado, como demuestra la práctica arbitral
peruana, la determinación de cuándo es que comienza
un arbitraje, es un asunto que puede llegar a ser
discutible y que en la época de vigencia de la norma
derogada así como en la de la norma anterior a la
derogada, generó múltiples complicaciones y motivó el
uso de argucias procedimentales en las partes litigantes
con la finalidad de intentar impugnar el laudo.
• En efecto, esta incertidumbre sirvió de base para que las
partes intenten plantear la nulidad del laudo arbitral por
presunto vencimiento del plazo para laudar.
Evidentemente, si no había claridad en cuanto al inicio,
tampoco la había en cuanto al final del arbitraje.
• Concluye Carbonneau que el simple y sencillo “sentido
común de carácter comercial” constituye un argumento
poderoso en contra de la posibilidad de someter
controversias de carácter económico-comercial a la
autoridad jurisdiccional estatal y de ahí el también
poderoso efecto transformador que tiene el arbitraje.
La perspectiva de este autor merece especial atención y en
gran medida contribuye a entender con mayor claridad
porqué la actual ley se refiere preferentemente a las
actuaciones arbitrales antes que al proceso o
procedimiento arbitral.
Artículo 34.- Procedimiento supletorio
• Salvo disposición distinta de las partes o de los
árbitros, el procedimiento arbitral se sujetará
a las siguientes reglas:
• 1. La parte que formula su pretensión ante los árbitros
deberá hacerlo dentro de los ocho (8) días de notificada
de la instalación del tribunal arbitral, debiendo ofrecer al
mismo tiempo las pruebas que la sustenten. Luego de
recibida la pretensión, se citará al demandado para que
en el plazo de ocho (8) días manifieste lo que convenga a
su derecho y ofrezca las pruebas correspondientes. Si se
formula reconvención, los árbitros correrán traslado a la
otra parte por igual plazo.
• 2. Si la parte no cumple con formular su pretensión con
arreglo al primer párrafo del inciso anterior, los árbitros
procederán a notificar a la otra parte para que dentro de
igual plazo proceda a formular su pretensión con arreglo
al párrafo anterior. Vencido el plazo sin que la otra parte
formule su pretensión, los árbitros darán por terminadas
las actuaciones arbitrales.
• En caso la otra parte formule su pretensión a que se hace
referencia en el párrafo anterior, será de aplicación en
segundo párrafo del inciso anterior, no siendo
procedente en este caso la reconvención.
• 3. Si alguna de las partes no cumpliera con absolver los trámites
que le corresponden dentro de los plazos previstos en los incisos 1
y 2, los árbitros continuarán las actuaciones, sin que dicha omisión
se considere como una aceptación de las alegaciones de la otra
parte.
• 4. Vencidos los plazos indicados en los párrafos anteriores, los
árbitros citarán a las partes a una audiencia de conciliación dentro
de los diez (10) días siguientes. La audiencia tendrá por finalidad
propiciar un arreglo entre las partes o esclarecer, entre otros
aspectos, las pretensiones de las partes, la existencia de hechos
controvertidos y toda otra cuestión que sea necesario precisar
para un mejor desarrollo del arbitraje. En defecto de lo anterior,
corresponderá resolver la oposición a que se refiere el Artículo 39,
si los árbitros lo consideran pertinente. Lo actuado constará en un
acta.
• 5. Los medios probatorios se actúan en una o más audiencias
dentro de un plazo que no podrá exceder de quince (15) días.
• 6. Actuados los medios probatorios, los árbitros pueden
solicitar a las partes un resumen escrito de sus
alegaciones.
• 7. Como directores del proceso los árbitros deben velar
para que el mismo se desarrolle bajo los principios de
celeridad, inmediación, privacidad, concentración y
economía procesal, posibilitando la adecuada defensa de
las partes. CONCORDANCIAS: LEY Nº 26572 Art. 17
párrafo 3; 31 párrafo 4; 73 Inc. 2; 79 A 87.
• El artículo se basa en el principio de la autonomía e
igualdad de las partes para establecer libremente las
reglas del arbitraje, otorgando un amplio campo de acción
a éstas y estableciendo un orden para la determinación de
dichas reglas.
La libertad de las partes es inherente a las libertades
individuales reconocidas y protegidas constitucionalmente
en el ordenamiento jurídico, siendo éste justamente el
espacio de regulación inherente al arbitraje, a lo que se
suma la necesidad, tal como está normado en la norma
constitucional peruana, de regular el arbitraje del Estado.
• El primer inciso del artículo objeto de comentario hace
mención al acuerdo entre las partes para la definición de
las reglas arbitrales. En principio, dependiendo de lo que
establezca la ley o la normativa que corresponda a una
competencia arbitral especializada, el arbitraje suele ser
producto de una negociación entre las partes, basándose
así en el ejercicio de la voluntad, a partir de la libertad
inherente al individuo en el sentido kantiano.

• De donde es lógico que una ley general sobre la materia


se encuentre orientada por el principio de la autonomía
y de la libertad de las partes para pactar el arbitraje. Y,
por ende, también es lógico que ello se refleje en la
posibilidad de pactar libremente las reglas que regirán el
arbitraje.
• El elemento de lo razonable, recogido en el
artículo objeto de comentario, surge en el caso
que los árbitros deban determinar las reglas del
arbitraje, ante la falta de acuerdo entre las partes
o si éstas no lo pactaron. Es en este sentido que se
entiende la mención a las “reglas más apropiadas”,
teniendo en cuenta las “circunstancias del caso”.
CONCLUSIÓN
• La inclusión de la figura del convenio arbitral dentro del marco
legal dispuesto por la nueva LGA implica un cambio cualitativo
de suma importancia para el desarrollo de la práctica arbitral
en nuestro país, por cuanto elimina el nefasto
intervencionismo del Poder Judicial que se generaba con el
otorgamiento del compromiso arbitral (Código de
Procedimientos Civiles y Código Civil) o con la «integración» del
convenio arbitral (LGA derogada), reservando la participación
judicial únicamente para que auxilie en la designación de los
árbitros faltantes. De esta manera, el Poder Judicial actuará, de
ahora en adelante, en favor del arbitraje.
• Esperamos que este cambio cualitativo, conjuntamente con
otros que contiene la nueva LGA, posibiliten la consolidación
de la práctica arbitral en nuestro país.
GRACIAS

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