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Teoría del

Estado
N AT U R A L E Z A D E L
E S TA D O
Naturaleza y Origen del Estado
La naturaleza del Estado implica una relación social y un conjunto de órganos políticos que articulan
un sistema de dominación política-jurídica. En los tiempos modernos, la estructura y el ordenamiento
jurídico de un Estado son resultantes de una actividad política en la que el derecho se limita a expresar
en normas los efectos y consecuencias de esta relación.

La existencia del Estado proviene de un proceso formativo a través del cual este va adquiriendo un
complejo de atributos que, en cada momento histórico, presenta distinto nivel desarrollo. La naturaleza
del Estado se deriva de la sociabilidad humana, es decir, implica una relación social y la creación de un
poder o sistema de dominación.
Naturaleza y Origen del Estado
La ausencia de la noción de soberanía era lo que había hecho perdurar las viejas estructuras medievales
en Oriente. En Occidente, especialmente en Francia, la idea de monarquía, al estar sólidamente unida a
la noción de soberanía, requirió casi de inmediato la subordinación, la reducción de derechos y
privilegios y el sometimiento de la Iglesia.

El Estado no tiene una forma corpórea, se manifiesta a través de su relación con el pueblo,
funcionarios y autoridades, cuando se pone en marcha la administración del aparato estatal.
Naturaleza y Origen del Estado
Toda unidad de fines en los hombres necesita la dirección de una voluntad llamada poder. Así
distinguimos entre poder dominante y poder no dominante o simple. El poder simple es la acción de
dar órdenes, pero carece de fuerza para la ejecución de este.

En el Estado se halla el poder como la facultad de gobernar, dirigir, dictar normas de conducta. Bajo
esta consideración, el Estado es la institucionalización del poder. El poder de dominación o dominante
es un poder irresistible, es mandar de un modo incondicionado y ejercitar la coacción para que se
cumplan los mandatos. La dominación es la cualidad que diferencia al poder del Estado de todos los
demás poderes. El poder comporta dominio y competencia.
El Estado Medieval
El pensamiento político medieval es básicamente teórico y abstracto, desvinculado de las
circunstancias políticas de su época.

La fundamentación divina del poder político unida al carácter divino del soberano provoca que durante
este periodo aumenten las potestades de la iglesia y que todos los autores que reflexionan sobre el
ordenamiento de la sociedad lo hagan destacando el origen divino de este orden.
El Estado Moderno
El Estado Moderno surgió entre los siglos XIV y XV, cuando los reyes aprovecharon la crisis del
feudalismo para retomar su poder, y su proceso de surgimiento se aceleró en el Renacimiento, con profundas
transformaciones en los mecanismos del gobierno y en el ejercicio del poder. Este proceso estuvo respaldado por
la burguesía, clase social que se fue fortaleciendo con este tipo de Estado. El Estado moderno poseía identidad,
estaba organizado, estructurado y era formal; era reconocido políticamente por esto y el poder estaba
centralizado. Su formación tuvo varias consecuencias a nivel político y económico.

A partir de los siglos XIV y XV, los reyes europeos iniciaron el proceso de formación del Estado moderno, a
comenzar a concentrar y centralizar el dominio sobre sus tierras. Aprovechando la crisis que enfrentaban los
señoríos tras la guerra, hicieron pactos con los señores feudales para recibir sus tierras a cambio de algún
privilegio, aunque también existe la posibilidad de una reconquista a través de una sangrienta guerra. Los reyes
fueron "ayudados" en este proceso por los burgueses que deseaban desprenderse de los señores feudales, ya que
se veían perjudicados por la condición de vasallos de estos y la economía feudal.
El estado Moderno
La mayoría de los Estados modernos se desarrollaron según el proceso enunciado, pero algunos se
vieron afectados por las élites locales, que dificultaron su formación al ver su constante pérdida de
poder. En estos casos el Estado resultante se vio mal o poco estructurado, tornándose débil en relación
con los que lograron constituirse más satisfactoriamente. En aquellos donde el proceso se desarrolló
con menos problemas, el rey se convirtió en la máxima autoridad y se crearon instituciones políticas,
económicas y militares.
Los reyes y barrocos trataron de legitimar su poder monárquico mediante fundamentos legales. Es así
que se fue estableciendo que el poder absoluto de los monarcas descansaba en su carácter sagrado
como representantes de Dios en el mundo terrenal. De esta manera se consideraba que reyes y
príncipes poseían un derecho divino de gobernar debido a que su autoridad provenía directamente de
Dios.
Teoría Marxista del Estado
La concepción marxista del Estado se puede dividir en tres áreas temáticas: estados precapitalistas, estados
en la era capitalista (es decir, presente) y el estado (o la ausencia del mismo) en la sociedad poscapitalista (
comunista). Este hecho se superpone al de que sus propias ideas sobre el Estado cambiaron a medida que
crecía, diferenciándose en su primera fase precomunista, la fase joven de Marx que es anterior a los
levantamientos de 1848 en Europa y en su trabajo maduro y más matizado.
El Estado es siempre el Estado de la clase dominante,​y el gobierno "es el órgano de la sociedad para el
mantenimiento del orden social; detrás de él, vienen las distintas clases de propiedad privada".3​Luego la
abolición de la propiedad privada lleva a la desaparición del Estado, y por consiguiente las clases sociales.
Teoría Marxista del Estado
Para los marxistas, el Estado no ha existido siempre. Hubo un tiempo en donde no existía el
Estado, donde los vínculos generales, la sociedad misma y la organización del trabajo se
mantenían gracias a la fuerza de la costumbre o debido al respeto que ejercían sobre la
comunidad los jefes de las gens, o las mujeres, que con frecuencia tenían los mismos
derechos y obligaciones que los hombres. Asimismo, no existía una categoría especial de
personas que se encargasen de gobernar.
Teoría Marxista del Estado
Marx desarrolló gran parte de su pensamiento a través de la crítica al concepto de propiedad burguesa, como
elemento básico para la explotación del proletariado, mediante la obtención de la plusvalía por parte del
empresario capitalista con la mercantilización de la fuerza de trabajo. Por lo tanto, el concepto de plusvalía
se puede definir, de forma general, como el beneficio que obtiene el capitalista por la venta de
la mercancía producida por el poseedor de la fuerza de trabajo. En la mercancía, hay que diferenciar el valor
de uso y el de cambio. Mientras que con el valor de uso se refiere a la utilidad que se puede obtener con la
utilización de un bien; el valor de cambio, desde una perspectiva cuantitativa, es la cantidad dineraria que se
puede conseguir por la venta de la mercancía en el mercado.
Teoría Marxista del Estado
En la sociedad capitalista la fuerza de trabajo se constituye como una mercancía, la cual tiene un valor de
cambio (el salario) y un valor de uso, que no es la satisfacción de necesidades humanas sino la creación de
otras mercancías. Del mismo modo, las mercancías creadas mediante la fuerza de trabajo poseen un valor de
uso y valor de cambio, siendo el valor de cambio siempre mayor que el salario (como valor de cambio de la
fuerza de trabajo) y la diferencia resultante es la plusvalía.
Para la doctrina marxista, los conceptos de propiedad y Estado están íntimamente relacionados, pues
según Marx y Engels, «el gobierno del estado no es más que la junta que administra los negocios comunes
de la clase burguesa. En correspondencia con Conrado Schmidt, Engels explica que debido a la división del
trabajo dentro de la producción surgen ramas independientes que "en términos generales al movimiento de
la producción", como el comercio de mercancías y de dinero.
Teoría Marxista del Estado
El Estado, para los marxistas, aparece como un producto del carácter irreconciliable de las contradicciones
de clase, en palabras de Marx: «La anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en la economía política.
Señalan que por regla general pertenece a la clase más poderosa, la clase económicamente dominante. Por
excepción, en algunos períodos las clases en lucha están tan equilibradas que el poder del Estado, como
mediador aparente, adquiere cierta independencia momentánea respecto a una y otra.
Tipos de Estado
Los Estados no son todos iguales, y pueden darse de acuerdo a diferentes formas que permiten su clasificación. Cuando
hablamos aquí de “formas”, nos referimos a su organización interna: su modelo de organización territorial, su modelo de
organización política o incluso su sistema de gobierno. Dependiendo del criterio que elijamos, tendremos unas u otras formas de
Estado, de la siguiente manera:
Según su organización territorial, podemos distinguir entre Estados unitarios, Estados regionalizados, Estados federales, Estados
dependientes y Confederaciones o uniones.

Según su organización política, podemos diferenciar entre Repúblicas parlamentarias, Repúblicas presidencialistas, Repúblicas
semipresidencialistas, Repúblicas unipartidistas y Monarquías parlamentarias y absolutas.

Según su sistema de gobierno, podemos hablar de democracias, autocracias y dictaduras.


Tipos de Estado según su organización
territorial
Estados unitarios, en los que existe un gobierno único y central, ubicado en la capital del país, que
rige sobre el territorio todo de manera homogénea. Aun así, este tipo de Estados pueden
ser centralistas, en los que el gobierno único es rígido y total, o pueden ser descentralizados, en los que
existe un cierto margen de autonomía regional concedido por la autoridad central. Por ejemplo:
Colombia, Perú, Nueva Zelanda.

Estados regionalizados, que son antiguos estados unitarios descentralizados que paulatinamente
fueron cediendo mayor y mayor soberanía a sus regiones o provincias, hasta reconocerles un estatuto
político de autonomía, pasándose a llamar así “regiones autónomas”. Por ejemplo: España, Italia o
Serbia.
Tipos de Estado según su organización
territorial
Estados federales o federaciones, que consisten en la unión de Estados de menor rango, que ceden a
un gobierno centralizado (llamado federal) una cuota importante de su autoridad y sus funciones
políticas, pero retienen buena parte de su autonomía y sus disposiciones legales. Por ende, en estos
Estados existen dos instancias de ley: las locales o regionales, y las federales o comunes.

Estados dependientes, que carecen de autonomía y soberanía plena sobre sus territorios, ya que la han
otorgado (o se las ha arrebatado) un Estado más grande y poderoso. En estos casos, los Estados operan
como satélites del principal, acatando sus leyes y obteniendo a cambio ciertos beneficios. Por ejemplo:
Puerto Rico.
Tipos de Estado según su organización
política
Las repúblicas son sistemas políticos en los que el poder público está repartido entre instituciones que
componen tres ramas diferentes, autónomas y encargadas de sostener un equilibrio interno:
el ejecutivo (el gobierno), el legislativo (la asamblea o congreso) y el judicial (la justicia).

A su vez, existen diferentes tipos de repúblicas y monarquías:

Repúblicas presidencialistas, aquellas en las que la rama del poder ejecutivo recae sobre un
presidente electo democráticamente, encargado de dirigir el país políticamente, y cuyos poderes son
delimitados por los otros dos poderes públicos. Este es el caso de países como Venezuela, Argentina,
Brasil o Filipinas.
Tipos de Estado según su organización
política
Repúblicas unipartidistas, aquellas en las que la totalidad del gobierno está en manos de un mismo y
único partido político. Estas repúblicas no suelen ser democráticas y la estructura de gobierno suele ser
la misma del Estado, es decir, Estado y gobierno son una sola y misma cosa. Es el caso de Cuba,
China, Vietnam, Eritrea o Corea del Norte.

Monarquías constitucionales, aquellas en las que el Rey o Monarca se ocupa de la Jefatura de


Gobierno, es decir, del poder ejecutivo en pleno, pero su poder está siempre sometido y restringido, de
modo que su autoridad no es absoluta ni está por encima de la ley. De hecho, el poder legislativo y el
judicial existen y son autónomos. Se considera un paso intermedio en la historia entre la monarquía
absoluta y la parlamentaria.
Tipos de Estado según su organización
política
Monarquías parlamentarias, similares a las constitucionales, con la salvedad de que el Rey o Monarca
ocupa más bien un papel ceremonial, y el poder ejecutivo recae en cambio en manos de un Primer Ministro
electo entre los partidos que integran el parlamento, aunque al mismo tiempo avalado por el Rey. Es el caso
de Gran Bretaña, Japón, Suecia, Bélgica o Malasia.

Monarquías absolutas, aquellas en las que el poder político y la soberanía recaen enteramente en la figura
del Rey o Monarca, sin que existan poderes públicos ni leyes que puedan limitarlo o contradecirlo. Es decir,
el Rey es la autoridad política absoluta en materias ejecutivas, legislativas y/o judiciales, aunque también es
posible que existan instituciones públicas encargadas de cada una de dichas ramas, pero su poder jamás
puede contradecir ni sobrepasar al del rey. Este es el caso de Catar, Omán, Suazilandia o Arabia Saudita.
Tipos de Estado según su sistema de
gobierno
Democracias, en las que la soberanía reside en la voluntad popular, o sea, en la decisión de las
mayorías, quienes ejercen su derecho al voto para decidir o influir en los asuntos de importancia
pública. Además, en la actualidad, para poder ser una democracia, en un país deben respetarse los
derechos humanos universales y respetarse el imperio de la ley (o sea, el Estado de derecho).

Dictaduras, formas de gobierno no democráticas, en las que un pequeño grupo ejerce el poder político
a su antojo y mediante la fuerza, imposibilitando el cambio político y social, y a menudo imponiendo
de manera sangrienta un orden establecido, sin importar ni derechos humanos, ni imperio de la ley, ni
otra cosa que los intereses del grupo en el poder.
Tipos de Estado según su sistema de
gobierno
Autocracias, formas de gobierno más o menos intermedias entre democracia y dictadura, en las que se
sostiene una fachada democrática pero las instituciones propias de una democracia son socavadas,
penetradas y manipuladas a su antojo por los sectores poderosos de la sociedad. Este tipo de regímenes
suelen degenerar rápidamente en dictaduras.

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