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En 1900
con su libro "Introducción a la geografía sueca" expuso los rudimentos básicos de la
misma. En 1916 produjo su libro más importante: "El Estado como organismo viviente"
("Der Staat als Lebensform"), donde el término geopolítica fue utilizado por primera
vez. Los principios de dicha ciencia en el pensamiento geoestratégico habían sido
tratados por el también geógrafo alemán Friedrich Ratzel. Según éste, los Estados tienen
muchas de las características de los organismos vivientes. También introdujo la idea de
que un estado tenía que crecer, extender o morirse dentro de "fronteras vivientes", por
ello tales fronteras son dinámicas y sujetas al cambio.
La geopolítica tuvo gran interés en la Alemania de principos del siglo ** y alcanzó una
gran difusión durante el nazismo. El general alemán Karl Haushofer modernizó la
geografía política, utilizándola como instrumento que justificaba la expansión territorial
de Alemania durante el Tercer Reich y desarrollando las teorías de Ratzel del espacio
vital (Lebensraum). De todas formas, existen ciertas actuaciones del régimen nazi que
no se corresponden con las teorías de Ratzel y Haushofer, como la cesión del Tirol del
Sur a los italianos, zona poblada en su mayoría población germana.
Países como Rusia, China y Japón dieron también gran importancia a esta ciencia
durante los años 1930 y 1940 como camino para alcanzar un poder global. La
utilización propagandística de la geopolítica acarreó, tras la derrota alemana, su
descrédito y olvido, sobre todo en el ámbito académico. No obstante, otras personas,
como militares o diplomáticos, siguieron interesándose por esta rama de la geografía. A
partir de los años 1970 la geopolítica recuperó el interés perdido y ha vuelto a crecer
actualmente al amparo de las tensiones internacionales surgidas. Conceptos como eje,
estado tapón, países aliados, área comercial, etc., son términos geopolíticos
comúnmente utilizados.
ESCUELA DETERMINISTA
Niega que los Estados estén subordinados o sometidos a la geografía ya que esto
significaría una negación de los pueblos y de su voluntad. Lo innovador en esta teoría es
incluir al factor humano como actor sobre la geografía.
Remitiéndose a la herencia intelectual del Iluminismo los estudiosos franceses
sugirieron que el entorno natural podía ser modificado diciendo que la voluntad libre del
hombre en última instancia determina las opciones disponibles.
Para Mackinder la geopolítica estudia los hechos políticos y la influencia de los factores
geográficos en los mismos, a los que considera de gran importancia. Éstos deben ser
tenidos en cuenta para orientar la política exterior.
Itamaratí piensa de manera distinta a sus vecinos: no globaliza, y en sus relaciones con
la realidad no media una ideología. Existe el hábito de aislar los problemas, y en el
análisis no se desparrama, siendo acaso el país más pragmático de América Latina. En
su día tenía el contrapeso de Argentina. Hoy su competidor es Venezuela.
Su presencia naval en el Pacífico Sur es inevitable, pues compite con Perú –que hace
reivindicaciones marítimas–, y hay un antecedente en su historia: en la guerra que
mantuvo contra Bolivia y Perú, derrotó en el mar al almirante peruano Miguel Grau.
Es posible que sus intereses energéticos le lleven a conceder una salida al mar a Bolivia,
aunque en la solución a ese problema está implicado también el Perú.
Y otro centro de su atención es, obviamente, Argentina, con la que ha tenido problemas
de límites antes de la guerra de las Malvinas. Hoy los datos del problema han cambiado.
CUBA (como Malta hace unos años) es un caso claro de una desmesura, de una
desproporción entre su extensión, su poder económico, su lugar en el mapa y su
geopolítica. Sin embargo, tuvo la osadía de querer influir, no desde un paradigma
económico y global, sino puramente ideológico: su visión geopolítica era hacer la
Revolución. En ese contexto, la aventura del Che en Bolivia parece una excursión de
aficionados: más voluntarismo que estrategia, más racionalismo (ideología) que sentido
de la realidad.
Pero lo cierto es que su influencia fue mayor que la de México, Argentina y Brasil.
En los planes del presidente venezolano, Bolivia aparece como cabecera de puente de
una política económica basada en la riqueza energética de ambas repúblicas (petróleo
venezolano más gas boliviano), cuya fuerza mancomunada le permitiría influir hasta los
países de la cuenca del Plata.