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Ken Robinson
Introducción
• En este libro quiero exponer cómo la cultura de la normalización está perjudicando a
los alumnos y a las escuelas, y presentar una forma distinta de entender la educación.
También quiero mostrar que, sea quien sea y esté donde esté, usted tiene poder para
cambiar el sistema. Los cambios ya han empezado. En todo el mundo hay muchas
escuelas magníficas, profesores maravillosos y líderes inspiradores que están trabajando
de forma creativa para brindar a los alumnos la clase de educación personalizada,
compasiva y orientada a la comunidad que necesitan.
• La premisa de la educación reglada es que los niños necesitan saber, entender y hacer cosas que jamás podrían aprender solos. Cuáles son
estas y cómo debería articularse la educación para ayudar a los alumnos a aprenderlas son temas centrales a este respecto. «Formación» es
un tipo de educación que se centra en aprender destrezas específicas. Cuando yo estudiaba, recuerdo acaloradas discusiones sobre la
dificultad para distinguir entre «educación» y «formación». La diferencia quedaba patente cuando abordábamos la sexualidad. La mayoría
de padres agradecen que sus hijos adolescentes reciban clase de educación sexual en la escuela; pero, probablemente, no aprobarían que
les dieran formación sexual. Con «escuelas» no me refiero únicamente a los centros convencionales para niños y adolescentes a los que
estamos habituados, sino a cualquier comunidad de personas que se reúnen para aprender juntas. «Escuela», en mi acepción del término,
comprende la educación en casa, la no escolarización y los encuentros informales tanto en persona como en línea desde la guardería hasta
finalizada la universidad. Algunas características de las escuelas convencionales no fomentan el aprendizaje; es más, pueden entorpecerlo
de forma activa. Necesitamos un cambio drástico, y para ello es necesario recapacitar sobre cómo funcionan las escuelas y qué se
El desgaste que sufre el profesorado es tan elevado que resulta alarmante. Cada año, en Estados Unidos,
más de doscientos cincuenta mil profesores dejan de ejercer la profesión, y se estima que más del 40 por
ciento de aquellos que están recién titulados la abandona en el transcurso de los cinco primeros años
De la escuela a la cárcel
• Digo «supuestos desertores escolares» porque la expresión da a entender que estos jóvenes han
abandonado el sistema; aunque, a veces, sería más exacto decir que es el sistema quien les ha
fallado. Todos los alumnos que dejan los estudios durante la enseñanza secundaria lo hacen
por razones personales: problemas familiares, acoso escolar o, sencillamente, no les apetece
seguir estudiando. Sea cual sea la razón, dejar los estudios es un síntoma de un problema más
profundo que afecta al sistema en su conjunto, no el problema en sí. Si tuviéramos una
empresa y todos los años perdiéramos a más de la tercera parte de nuestros clientes, quizá nos
preguntaríamos si el verdadero problema son ellos o tal vez nosotros
VOLVER A LO BÁSICO
El movimiento de normalización surgió de una preocupación legítima por los niveles
académicos en las escuelas. Hay muchos factores que influyen en el rendimiento escolar
de los alumnos: falta de motivación, pobreza, marginación social, circunstancias
familiares, ausencia de infraestructura y de financiación en las escuelas, la presión que
suponen los exámenes y las evaluaciones, y un largo etcétera. Estos factores no pueden
ignorarse, y cualquier intento de mejorar el rendimiento escolar debe tenerlos muy en
cuenta. Pero existen otras razones, además de estas últimas. Hay escuelas con grandes
recursos de zonas prósperas cuyos alumnos también están descontentos y no rinden lo
suficiente. Las circunstancias no son, pues, determinantes
Cambiar de metáfora
EDUCACIÓN ALTERNATIVA
• Hace unos años me invitaron a un encuentro en Los Ángeles sobre programas de
educación alternativa. Su propósito es volver a motivar a jóvenes que van mal en los
estudios o que ya los han dejado. El encuentro abarcaba toda clase de programas
basados en la tecnología, en las artes, en la ingeniería, en iniciativas comunitarias y en
proyectos empresariales y técnico-profesionales. Pese a sus diferentes contenidos, estos
programas tienen una característica en común, y es que van dirigidos a los alumnos que
tienen un bajo rendimiento escolar en el sistema educativo convencional: aquellos que
no alcanzan el nivel exigido, los marginados, o bien los que carecen de autoestima y de
expectativas de futuro. Y también ofrecen a estos jóvenes descontentos una experiencia
de aprendizaje distint
PAGAR EL VERDADERO PRECIO
• Los procesos industriales a menudo subestiman el valor de las materias primas que no guardan
relación con el producto que se está fabricando. Lo mismo ocurre en el ámbito educativo. El
excesivo interés por ciertas asignaturas y capacidades acarrea la marginación casi sistemática
de otras competencias e intereses de los alumnos. Inevitablemente, muchos de ellos
desconocen cuáles son sus auténticas capacidades y, en consecuencia, sus vidas pueden ser
menos plenas. Casi todos los procesos industriales generan grandes cantidades de residuos de
escaso valor. Y lo mismo ocurre en la educación. Como ya hemos visto, son, entre otros, el
abandono escolar, el desinterés, la falta de autoestima y salidas profesionales limitadas para los
que no prosperan en el modelo educativo o tienen talentos que este no valora.
La educación debe capacitar a los
alumnos para convertirse en personas
responsables e independientes
económicamente.
• Temas interdisciplinarios aprendizaje • Competencias para la vida y el
trabajo
• • conciencia planetaria • • creatividad e innovación
• • flexibilidad y adaptabilidad
• • cultura financiera, económica, • • pensamiento crítico y
comercial y empresarial resolución de problemas • • iniciativa y autonomía
• • capacidad de liderazgo y
responsabilidad
Competencias para el
Cambiar las escuelas