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EL JUEGO DE LOS

DESEOS
Jean Claude Filloux

Mtro. Jesús Antonio Moya López


¿Cómo juegan y se articulan los deseos
de aprender y la intención de instruir?
■ El deseo del maestro, se cruza con el deseo del alumno.
■ La escuela es un campo de deseos.
■ Alianza pedagógica – alianza terapéutica.
■ Deseo o rechazo de aprender.
El deseo de saber

■ El deseo de saber aparece muy temprano en la vida psíquica del niño (a), que está
vinculada al desarrollo de la libido. ¿De dónde vienen los niños? 5-años.
■ Toda pulsión: reprime, se inhibe o se sublima. (Pulsión: empuje cuya fuente es un
estado de tensión y cuya meta es la satisfacción)
■ Deseo de saber sobre el deseo del otro. Otro y otro.
■ Pulsión de investigación sobre los orígenes. El niño (a) forja sus propias teorías.
■ Pulsión de saber, es independiente de la sexual. Placer esópico, auditivo, sensorial.
■ “No puede mantenerse siempre en el deseo, sino es por transgresión de lo sabido en lo
búsqueda de lo no sabido, que es inagotable”
¿Qué sucede en la escuela con el destino
de la pulsión de saber?
■ La pulsión de saber se instaura por las mnémicas, los recuerdos primitivos, incluso de la
experiencia de nacer.
■ Los destinos del deseo de saber, dependen del empuje de represión en la etapa de
latencia, permanece inhibido y la libre actividad de la inteligencia restringida, quizás de
por vida.
■ También puede permanecer libre.
■ La sublimación, puede ser el camino y el destino de la pulsión en la escuela. Las
fantasías que orientan lo vivido familiar, se esfuman en lo vivido escolar, pero usado
con otros fines su energía, así el camino escolar, puede canalizar energías pulsiones para
desplazarse a la actividad de tareas escolares.
EL DESEO DE ENSEÑAR
■ Daniel Hameline, cuestiona la “intención de instruir” ¿Por qué se elige una profesión
que instruye una relación con la infancia? Elegir vivir y trabajar con niños y
adolescentes es un acto peligroso.
■ No basta con la respuesta por el empleo, debe cuestionarse el docente su “vocación”, su
“separación” de otros oficios para dedicarse a éste. Amor. “Voto pedagógico”. Implica
recibir los deseos ambivalentes de los niños “la idealización que provoca defensa y
reencontrarlo al final del camino”
■ El maestro reactiva sus huellas mnémicas, su relación con imagos paternales.
■ Deseo de enseñar “Invertir en el saber, para ejercer un poder sobre el niño”. Aunque es
más que esto. “Es obrar por el bien del alumno”. El poder de engendrar en el saber.
Reproducir la imagen propia que uno ama, imponer una marca. Una paternidad
intelectual vinculada al deseo de poder-saber y de inmortalidad.
¿Una relación conflictiva?
Deseo de saber: violencia
■ El deseo de saber no puede separarse en su destino de lo que se juega en el nivel de la
necesidad de amar y de ser amado y reconocido: el deseo del maestro implica también,
demanda de amor.
■ El maestro escuchará las demandas, pero no las satisfacerá. Abrirá espacio para el saber.
■ Todo educador, está tentado por un complejo de Casandra que oscurece el examen de
las posibilidades, que desvaloriza, como dice el poeta, el oro de lo posible.
■ Relación originaria asimétrica.
La transferencia

■ Para la terapia analítica, es la transferencia el motor o palanca de la cura, es una relación


de repetición de afectos originarios, de deseos, de reacciones vividas en la vida infantil,
que el analizando vuelva sobre el analista.
■ El objeto al que se vuelca el amor en la escuela, debe ser el saber. El maestro es el
mediador de la enseñanza, es el señuelo.
■ Provocar transferencias al saber.

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