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Autoras: Julia Braun y María Lucila

Pelento

“Las vicisitudes de la pulsión


de
saber en
ciertos duelos especiales”
1
Duelos y su procesamiento
ligados al fenómeno de la
“desaparición”

 El término “desaparición” remite en la


Argentina a una metodología del asesinato de
personas ocurrido en el contexto del
terrorismo de Estado (1976-1983).
 Empleada como método de represión
ideológica implicó el secuestro, detención
clandestina y posterior asesinato de adultos,
adolescentes y niños de distinta extracción
sociocultural y política (podían ser o no
militantes políticos. 2
Duelos y su procesamiento
ligados al fenómeno de la
“desaparición”
 Estos secuestros fueron realizados mediante
procedimientos, muchas veces cruentos, por
personas uniformadas o de civil que podían
identificarse o no como pertenecientes a
fuerzas de seguridad, llevándose a cabo en las
casa, lugares de trabajo o en la vía pública.
 La característica esencial fue la pérdida, después
del secuestro, de toda referencia acerca del
secuestrado y del secuestrador. Ninguna
autoridad competente daba cuenta del hecho, ni lo
reconocía ni se hacía responsable.
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El discurso autoritario
implementado por el t. de Estado
El discurso oficial se expresó mediante los
siguientes enunciados:
 “Los desaparecidos son autodesaparecidos o
autoexiliados”.
 “Han sido asesinados por sus propios
correligionarios o se han suicidado”
 “Están siendo rehabilitados en
establecimientos especiales para ser reinsertos
en la sociedad”
 “Se ha vivido una guerra y como en toda
guerra hay desaparecidos”. 4
¿Cuál fue la reacción de la
sociedad?
 Una parte, por razones de
supervivencia y para evitar el dolor que
provoca percibir y pensar el sistema
social represivo en el que se está
inmerso, optó por adosarse al discurso
dicho por el poder, alienándose en él
(Piera Aulagnier, 1979).
 Otro sector formó parte del mismo
sistema represivo. 5
¿Cuál fue la reacción de la
sociedad?
 Otros grupos sociales advirtieron con
mayor claridad la política implantada por el
terrorismo de Estado, a veces por razones
fácticas (fueron bruscamente sacados del
estado de alienación).
 Estos dos últimos grupos abarcan a los
testigos y a las víctimas directas o
indirectas. Entre ellos se encuentran las
familias de los desparecidos. 6
El proceso de duelo en
familiares de desaparecidos: un
duelo especial.
 Se impidió el cumplimiento de ciertas
premisas que damos por sentadas en duelos
habituales y que son las que permiten que
el proceso de duelo se ponga en marcha:
 a) conocimiento directo o información
adecuada de la muerte de la persona y su
causa.
 b) La existencia de ciertos elementos
simbólicos: los rituales funerarios, las
prácticas comunitarias y una adecuada
respuesta social. 7
Duelos habituales: premisa a)

 Se vincula con lo que Freud denominó


examen de realidad. En “Inhibición, síntoma y
angustia” dice: “ El duelo se genera bajo el
influjo del examen de realidad que exige
categóricamente separarse del objeto porque
éste ya no existe más”. Primero el yo tiende a
negar una parcela significativa de la realidad,
renuencia del yo a seguir lo que le indica el
examen de realidad, que exige quitar la libido del
objeto porque éste no existe más.
 Es una especie de moratoria que da tiempo al
aparato psíquico para acercarse a un saber
doloroso. 8
Duelos habituales: premisa a)

 Pero en el duelo de los familiares de


desaparecidos el examen de realidad sólo
puede dar cuenta de que el objeto fue
secuestrado, si los familiares fueron testigos, o
que desapareció si no lo presenciaron. Pero no
pueden afirmar si la ausencia es momentánea
o irreversible, si es secuestro o asesinato. En
Derecho “ausente” significa “persona de quien
se ignora si está viva o muerta”.
Incertidumbre.
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Duelos habituales: premisa a)

 Sin el sostén de lo simbólico, el objeto


desaparecido adquiere en el psiquismo una
representación fantasmática (figuras sin
rostros).
 Deslizan las vivencias al campo de lo siniestro
(Freud, 1919). El carácter obsedante de ellas
revela que el funcionamiento psíquico se
mueve en el sentido de la repetición. Se
representa en la mente como un tormento al
cual no se puede poner fin. 10
Duelos habituales: premisa b)
 Los rituales funerarios implican el cuidado por
el cadáver (más la prohibición del incesto y del
canibalismo, constituyen los tres hechos que
posibilitan el acceso a la cultura). Su
significado inconsciente fue estudiado por
Freud en Tótem y Tabú, los deudos se
benefician por su efecto catártico y ordenador
de las cargas de amor, odio y culpa.
 Las prácticas comunitarias como las
condolencias y las ceremonias recordatorias,
al exteriorizar la situación de duelo ayudan a
su elaboración. 11
Pero en estos duelos
especiales

 estos elementos no pueden estar


presentes. Los deudos deben tolerar en
el espacio de la mente un muerto sin
sepultura.
 El vacío de función social impide las
prácticas comunitarias habituales.
 Este vacío de función social se produce
tanto en el microgrupo de referencia
como en el macrogrupo social. 12
En el microgrupo

 Se observa la disgregación de los grupos de


pertenencia y referencia al sucumbir las
personas al pánico y al terror al contagio.
 Para el deudo significa la pérdida de lo que
J. Puget denomina “representación mental
de lo social”, que sostiene la identidad e
incluye el discurso social, portador de las
normas de interacción y de los valores e
ideales sociales.
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El macrogrupo

 También pierde su función de sostén en la


medida en que queda sometido a una función
de irracionalidad.
 Surgen reglas enigmáticas, no enunciadas, que
impiden la comprensión de los derechos y
deberes de las personas.
 Se pierde el referente de la culpa (¿Somos
todos culpables?). Conspiración de silencio y
se apela a la renegación. Esto conduce a un
estado de alienación. 14
Doble efecto

 1) al prevalecer la renegación no hay


lugar para las prácticas sociales para
procesar los secuestros, detenciones y
asesinatos.
 2) el enmascaramiento de los hechos
desestructura aún más el aparato
psíquico del deudo al ser atacado su
pensamiento y obturado su saber.

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El problema del saber en la
filosofía

 En el campo filosófico (y desde


Parménides) se definió como aquello que
permite discernir las cosas que hay en el
mundo, distinguir o separar una cosa de
otra.
 Al discernimiento Aristóteles le une la
definición: saber es definir, pesquisar la
esencia de una cosa.
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El sentido particular del saber en
la teoría psicoanalítica
 Freud postula que el inconsciente constituye
un saber no sabido (Interpretación de los
sueños), que el sujeto puede recobrar
mediante el trabajo de interpretación.
 Pero también delimita (Cap. VII) una zona de
mayor densidad que no admite interpretación.
El ombligo del sueño como lo incognoscible o
impensable (representaciones sofocadas que
jamás se volverán concientes). 17
La pulsión de saber
 En Tres ensayos para una teoría sexual, Freud
señala que el deseo de saber nace en el niño
entre los 3 y 5 años, y comienza a investigar
acerca de su origen.
 La actividad de la pulsión de saber
corresponde por una parte a una sublimación
de la pulsión de dominio y, por otra, actúa
con la energía del placer de contemplación.
 En algunos desarrollos posfreudianos, el
deseo de saber nace con la entrada del niño
en el lenguaje. 18
Para Piera Auglanier

 A la pregunta sobre el origen le sigue “un


querer saber sobre el fin”: ¿Qué es morir?; a
dónde van las personas muertas?; ¿quién se va
a morir primero?; ¿yo también me voy a morir?
 A lo largo de la vida se repite esta exploración
sobre la muerte en una doble posición:
reconocimiento de la mortalidad propia y de
los otros y un rechazo profundo del yo a
admitir este destino.
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La cuestión del saber en los
duelos especiales
 En la metodología de la desaparición se trata
de borrar todo rastro de las acciones
genocidas. Se crea un dispositivo que impida el
acceso a cualquier tipo de información
verdadera sobre estas acciones.
 En los familiares de los desaparecidos se
intensifica el deseo de saber como producto
del efecto traumático, que exacerba la pulsión
de dominio (componente de la pulsión de
saber)
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La búsqueda de un saber
 Opera rescatando mínimamente al sujeto de la
desestructuración y lo ayuda a rescatarse del
discurso renegador y mentiroso del poder.
 La búsqueda de certezas – que ocupa el lugar
del examen de realidad-, a pesar de los
elementos traumáticos que contiene, va
dejando como residuo ciertos indicios y datos
que al ser organizados y sistematizados por el
sujeto le permiten construir cierta
escenificación imaginaria de los hechos.
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Momento clave: la admisión
de la posibilidad de la tortura
 Puede instalarse en este segundo tiempo un rechazo
defensivo a “querer saber”, apareciendo síntomas
sexuales (inhibiciones y otros) por identificación
inconsciente con el objeto torturado.
 Surgen, en algunos casos, deseos de muerte ligados al
deseo de evitarle sufrimiento a la víctima.
 Los sentimientos de culpa se intensifican a partir de
rumores contradictorios: ejemplo del habeas corpus.
 Si el sujeto logra sostener esta idea acerca del
sufrimiento del familiar, cambia la representación de
objeto y esto prepara al aparato psíquico para admitir
la idea de objeto asesinado.
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La idea de objeto asesinado
 Este juicio de realidad conduce a la persona a
experimentar sentimientos de culpa muy
intensos, ya que darlo por muerto es como
haberlo matado, vivenciado como haberlo
abandonado o desamparado.
 Se moviliza nuevamente la pulsión de saber:
conocer las últimas circunstancias y vivencias
del objeto perdido.
 Pulsión intensificada por un asesinato sin
muerto y sin sepultura. Necesidad de saber
acerca de la ubicación del cadáver.
 Pensar el tema de la identificación de restos.
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Magia, regresión, omnipotencia
 Necesidad ilusoria y regresiva de obtener
información a través de la magia: consultas a
videntes efectuadas dentro y fuera del país por
los familiares de desaparecidos.
 Dar dinero, como fantasía o como hecho, a
cambio de información sobre la víctima.
Vivencias traumáticas por la significación de
corrupción implícita en el concepto jurídico y
social de soborno.
 Esperanza ilusoria que cae bruscamente cuando
el sujeto descubre el engaño, que exige un nuevo
duelo por las partes perdidas de su propio yo.
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Los duelos especiales en la
desaparición
 Deben desarrollarse bajo el peso de un saber
distorsionado impuesto por el poder genocida.
 Cuando es rescatada la capacidad de pensar,
que implica renunciar a la búsqueda de
certezas, se abre un camino que puede
conducir a la elaboración y al encuentro con
una verdad singular.
 Como condición necesaria pero no suficiente,
el yo debe contener en el espacio de su mente
la idea de asesinato y de muerte sin cadáver y
sin sepultura.
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Destinos posibles de este
encuentro con la verdad
dolorosa
 a) la verdad resulta intolerable al yo, con el
riesgo psíquico consiguiente (apelar a la
renegación o búsqueda compulsiva de
certezas).
 b) la búsqueda de la verdad puede llevar a un
saber culpable, elaboración melancólica del
duelo (suicidio de la víctima u homicidio por
parte del familiar). Culpa inducida por el poder
genocida.
 c) La búsqueda de la verdad puede también
asumir formas paranoides (el yo se amuralla
en certezas o no puede cesar en la búsqueda).
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Los duelos especiales en la
desaparición
 d) El yo puede tolerar la verdad
construyendo representaciones de lo
sucedido. Primero mediante elaboración
de fantasías y luego con la “puesta en
sentido”, a la significación singular que
para el deudo tiene una muerte de cuyo
sentimiento había sido despojada.
 El yo quiere y necesita creer que la
existencia y la muerte del ser querido
tiene un sentido. 27
 El impulso a saber, cuyo laberíntico
proceso de búsqueda y de renuncia
describieron las autoras, permite
que el yo atraviese el demencial
fantasma de la desaparición y se
enfrente con el asesinato del ser
querido y con su duelo.
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