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INICIACIÓN BÍBLICA

VII Parte

Programa Cada Católico con su Biblia


de la Conferencia Episcopal de
Colombia y la Sociedad Bíblica
Colombiana
Textos tomados de los anexos de la Biblia Dios Habla Hoy
NUEVO TESTAMENTO

LIBROS QUE LO COMPONEN


INTRODUCCIÓN AL NUEVO TESTAMENTO

SAN MATEO

SAN MARCOS

SAN LUCAS
SAN JUAN
HECHOS DE LOS APÓSTOLES

PARA EL DIÁLOGO
LIBROS DEL NUEVO TESTAMENTO
( 27 LIBROS )

LOS EVANGELIOS (4)

- Evangelio según San Mateo


- Evangelio según San Marcos
- Evangelio según San Lucas
- Evangelio según San Juan
 
- Hechos de los Apóstoles
 
CARTAS DE SAN PABLO (13)
 
- A los Romanos
- I a los Corintios
- II a los Corintios
- A los Gálatas
- A los Efesios
- A los Filipenses
- A los Colosenses
- I a los Tesalonicenses
- II a los Tesalonicenses
- I a Timoteo
- II a Timoteo
- A Tito
- A Filemón
 
- Carta a los Hebreos
 
CARTAS CATÓLICAS

 
- Epístola de Santiago
- Epístola I de San Pedro
- Epístola II de San Pedro
- Epístola I de San Juan
- Epístola II de San Juan
- Epístola III de San Juan
- Epístola de San Judas

- Apocalipsis
INTRODUCCIÓN AL NUEVO
TESTAMENTO

Compuesto por 27 libros, redactados en griego durante


los primeros tiempos de la Iglesia cristiana. Son escritos
de dimensiones y formas literarias muy diferentes y están
agrupados según algunos aspectos comunes.

En primer lugar están los Evangelios que narran los


principales acontecimientos de la vida, pasión, muerte y
resurrección de Jesús, interpretados desde el contexto
particular de cada autor y de su respectiva comunidad.
Después se encuentra el libro de los Hechos de los Apóstoles,
que es la continuación del Evangelio de san Lucas y se refiere
a la difusión del mensaje cristiano durante los primeros años
de la vida de la Iglesia.

En el segundo grupo se encuentran las cartas. Primero están


las de Pablo, después la carta a los Hebreos, la de Santiago,
las de Pedro y Juan y una de Judas. Muchas de estas cartas
están dirigidas a comunidades o personas particulares, otras
tienen un carácter mas general. Finalmente está el libro del
Apocalipsis.
SAN MATEO (Mt)
San Mateo antes se llamaba Leví. Era
publicano, es decir, recaudador de tributos, en
Cafarnaúm, hasta que un día Jesús lo llamó al
apostolado diciéndole simplemente: “Sígueme”;
y Leví “levantándose le siguió” (Mt 9, 9).

Su vida apostólica se desarrolló primero en Palestina, al lado de los


otros Apóstoles; más tarde predicó probablemente en Etiopía (África),
donde al parecer también padeció el martirio. Su cuerpo se venera en la
Catedral de Salerno (Italia); su fiesta se celebra el 21 de septiembre.
 
San Mateo fue el primero en escribir la Buena Nueva en forma de libro,
entre los años 40 y 50 de la era cristiana.
 
El fin que San Mateo se propuso fue demostrar que Jesús es el Mesías
prometido, porque en Él se han cumplido los predicciones de los
Profetas.
Dado el carácter de los destinatarios, Mateo cita con
frecuencia textos del Antiguo Testamento y se apoya
en ellos para mostrar que el designio de Dios
anunciado por los Profetas alcanza su pleno
cumplimiento en la persona y la obra de Jesús. Él es el
"Hijo de David", el "Enviado" para salvar a su Pueblo,
el "Hijo del hombre" el "Hijo de Dios“.
Mateo también aplica a Jesús en forma explícita los
oráculos de Isaías sobre el "Servidor sufriente", que
carga sobre sí nuestras debilidades y dolencias. Y al
darle el título de "Señor", reservado sólo a Dios en el
Antiguo Testamento, afirma implícitamente su
condición divina.
El Evangelio de Mateo ha sido llamado con razón "el
Evangelio de la Iglesia", por el papel importante que
ocupa en él la vida y la organización de la comunidad
congregada en nombre de Jesús. Esta comunidad es
el nuevo Pueblo de Dios, el lugar donde el Señor
resucitado manifiesta su presencia y la irradia a
todos los hombres. Por eso ella está llamada a vivir
en el amor fraterno y el servicio mutuo, como
condiciones indispensables para hacer visible el
verdadero rostro de Jesucristo.
SAN MARCOS (Mc)
Marcos, que antes se llamaba Juan, fue hijo de
aquella María en cuya casa se solían reunir los
discípulos del Señor (Hch 12,12). Es muy probable
que la misma casa sirviera de escenario para otros
acontecimientos sagrados, como la última Cena y
la venida del Espíritu Santo.

Con su primo Bernabé acompañó Marcos a San Pablo en el primer


viaje apostólico, hasta la ciudad de Perge de Panfilia (Hch 13,13).
Más tarde, entre los años 61-63, está de nuevo al lado del Apóstol de
los gentiles cuando éste estaba preso en Roma.
 
San Pedro llama a Marcos su "hijo" (I Pd 5,13). La tradición más
antigua confirma por unanimidad que Marcos en Roma transmitía a la
gente las enseñanzas de su padre espiritual, escribiendo allí, en los
años 50-60, su Evangelio, que es por consiguiente, el de San Pedro.
El fin que el segundo Evangelista se propone, es
demostrar que Jesucristo es Hijo de Dios y que todas las
cosas de la naturaleza y aun los demonios le están
sujetos. Por lo cual relata principalmente los milagros y la
expulsión de los espíritus inmundos.
 
El Evangelio de Marcos contiene pocos discursos, y se
interesa más por las acciones que por las palabras de
Jesús. En cambio, los relatos se desarrollan con
abundancia de detalles, y en ellos Jesús aparece con las
reacciones propias de un ser humano. Marcos destaca
especialmente la humanidad de Jesús y, a partir de ella,
lleva progresivamente a descubrir en él al Hijo de Dios.
Porque detrás de su Persona se esconde un gran
"secreto", el secreto "mesiánico", que sólo se revela en su
Muerte y su Resurrección.
SAN LUCAS (Lc)

El autor del tercer Evangelio, "Lucas, el médico" (Col 4,14), era un sirio
nacido en Antioquía, de familia pagana. Tuvo la suerte de convertirse a
la fe de Jesucristo y encontrarse con San Pablo, que fue compañero y
discípulo por muchos años, compartiendo con él hasta la prisión en
Roma.
 
Según su propio testimonio, Lucas se informó "de todo exactamente
desde su primer origen" y escribió para dejar grabada la tradición oral.
Una de sus principales fuentes de información fue el mismo Pablo, y
es muy probable que recibiera informes también de la virgen María,
especialmente sobre la infancia del Señor, que Lucas es el único en
referirnos con cierto detalle. Por sus noticias sobre el Niño y su Madre,
se le llamó el Evangelista de la Virgen. De ahí que la leyenda le
atribuya el haber pintado el primer retrato de María.
Lucas es llamado también el Evangelista de la
misericordia, por ser el único que trae las parábolas del
Hijo Pródigo, de la Dracma Perdida, del Buen
Samaritano, etc. su objetivo está encaminado a
presentar a Jesús como el gran amigo de los pecadores,
como el más misericordioso y amable de los seres que
han existido.
 
Este tercer Evangelio fue escrito en Roma a fines de la
primera cautividad de San Pablo, o sea entre los años
62 y 63. Sus destinatarios son los cristianos de las
iglesias fundadas por el Apóstol de los Gentiles, así
como Mateo se dedicó más especialmente a mostrar a
los judíos el cumplimiento de las profecías realizadas en
Cristo.
SAN JUAN (Jn)

San Juan, natural de Betsaida de Galilea, fue hermano de Santiago el


Mayor, hijos ambos de Zebedeo, y de Salomé, hermana de la Virgen
Santísima. Siendo primeramente discípulo de San Juan Bautista y
buscando con todo corazón el reino de Dios, siguió después a Jesús, y
llegó a ser pronto su discípulo predilecto.

Desde la Cruz, el Señor le confió su Santísima Madre, de la cual Juan,


en adelante, cuidó como de la propia.
 
Juan era aquel discípulo "al cual Jesús amaba" y que en la última Cena
estaba "recostado sobre el pecho de Jesús" (Jn 13, 23), como amigo de
su corazón y testigo íntimo de su amor y de sus penas.
Después de la Resurrección se quedó Juan en Jerusalén
como una de las "columnas de la Iglesia" (Gál. 2, 9), y más
tarde se trasladó a Éfeso. Desterrado por el emperador
Domiciano (81-95) a la isla de Patmos, escribió allí el
Apocalipsis. A la muerte del tirano pudo regresar a Éfeso,
ignorándose la fecha y todo detalle de su muerte.
 
Además del Apocalipsis y tres Epístolas, compuso a fines del
primer siglo, es decir, unos 30 años después de los Sinópticos
y de la caída del Templo, este Evangelio, que tiene por objeto
robustecer la fe en la mesianidad y divinidad de Jesucristo, a
la par que sirve para completar los Evangelios anteriores,
principalmente desde el punto de vista espiritual, pues ha sido
llamado el Evangelista del amor.
 
El Evangelio de Juan gira en torno a un tema
fundamental: Jesús es el Enviado de Dios, su Palabra
por excelencia, que vino a este mundo para hacernos
conocer al Padre. Él no habla por sí mismo, sino que
"da testimonio" de la Verdad que escuchó del Padre
(3,11-13, 31-34), y toda su vida es una revelación de la
"gloria" que recibió de su mismo Padre antes de la
creación del mundo (17, 1-5).

Con más insistencia que los otros evangelistas, Juan


acentúa la oposición entre Jesús – la "Luz", el
"Camino", la "Verdad" y la "Vida"– y los que se niegan
a creer en él.
A diferencia de los Evangelios sinópticos, que
mencionan una sola "subida" de Jesús a Jerusalén,
este Evangelio habla de tres Pascuas celebradas
en la Ciudad santa. Más aún, casi toda la actividad
pública del Señor, se desarrolla dentro del marco
litúrgico de alguna festividad judía. En lugar de las
parábolas del Reino utilizadas a manera de
comparaciones, tan características de los otros
Evangelios, Juan se vale de breves y expresivas
alegorías, como por ejemplo, la de la vid y los
sarmientos y la del buen Pastor.
HECHOS DE LOS APÓSTOLES
El libro de los Hechos no pretende narrar lo
que hizo cada uno de los apóstoles, sino
que toma, como lo hicieron los evangelistas,
los hechos principales que el Espíritu Santo
ha sugerido al autor para alimento de la fe.
 
Dios muestra aquí, con un interés histórico
y dramático lo que fue la vida y el
apostolado de la Iglesia en los primeros
años y el papel que en ellos desempeñaron
los apóstoles, San Pedro y San Pablo. La
parte más extensa se dedica, a los viajes,
trabajos y triunfos de este Apóstol de los
gentiles, hasta su primer cautiverio en
Roma.
No hay duda de que ese autor es la misma persona que escribió el
tercer Evangelio. Terminado éste, San Lucas retoma el hilo de la
narración y compone el libro de los Hechos que dedica al mismo
Teófilo. Escribió, en griego, pero su lenguaje contiene también
arameismos que denuncian la nacionalidad del autor.
 
La composición data de Roma hacia el año 63, poco antes del fin de la
primera prisión romana de S. Pablo, es decir cinco años antes de su
muerte y también antes de la terrible destrucción de Jerusalén (70
d.C.), o sea cuando la vida y el culto de Israel continuaban
normalmente.
 
El objeto de S. Lucas en este escrito es, como en su Evangelio (Lc
1,4), confirmarnos en la fe y enseñar la universalidad de la salud traída
por Cristo, la cual se manifiesta primero entre los judíos de Jerusalén,
después de Palestina y por fin entre los gentiles.
Los "hechos" relatados en el Libro muestran cómo los
Apóstoles dieron cumplimiento al programa que el
Señor resucitado les fijó antes de su partida: "Recibirán
la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre
ustedes, y serán mis testigos en Jerusalén, en toda
Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra". En
el Evangelio de Lucas, el ministerio terreno de Jesús
comienza en Nazaret (Lc 4,16-21) y culmina en
Jerusalén con la Pascua del Señor (Lc 9,51). Y es
precisamente de Jerusalén, de donde el mismo Lucas
hace partir la acción evangelizadora de la Iglesia
narrada en el libro de los Hechos.
PARA EL DIÁLOGO

San Lucas no conoció a Jesús, ¿por qué cree que tiene esa
imagen de Jesús si no lo conoció en persona?

¿Cuál es el objetivo del Evangelio de San Marcos?

¿Cuál fue el primer Evangelio que se escribió?

¿Por qué el Evangelio de Juan es diferente a los tres


primeros?

¿Cuál de los evangelistas era recaudador de impuestos?


“Toda la historia de la salvación demuestra que la Palabra
de Dios es viva. Quien tiene la iniciativa en comunicarse es
Dios, fuente de la vida (cf. Lc 20,38). Su Palabra es dirigida
al hombre, obra de sus manos (cf. Jb 10, 3), creado
precisamente para ser capaz de responderle entrando en
comunicación con su Creador. Por lo tanto, la Palabra de
Dios acompaña al hombre desde la creación hasta el fin de
su peregrinación en la tierra. Ella se ha manifestado en
varios modos alcanzando el punto culminante en el misterio
de la Encarnación cuando, por obra del Espíritu Santo, el
Verbo, que estaba con Dios, se hizo carne (cf. Jn 1, 1.14).
Jesucristo, muerto y resucitado, es «el Viviente» (Ap 1, 18),
aquel que tiene palabras de vida eterna (cf. Jn 6, 68).”

Prefacio LINEAMENTA del Sínodo de la PALABRA. 2007


INICIACIÓN BÍBLICA
VIII Parte

Programa Cada Católico con su Biblia de la


Conferencia Episcopal de Colombia y la Sociedad
Bíblica Colombiana

Textos tomados de los anexos de la Biblia Dios Habla Hoy


CARTAS PAULINAS
SAN PABLO CARTA A FILEMÓN

CARTA A LOS ROMANOS CARTA A TITO

1 Y 2 CARTA A LOS CORINTIOS HEBREOS

CARTA A LOS GÁLATAS PARA EL DIÁLOGO


CARTA A LOS EFESIOS

CARTA A LOS FILIPENSES

CARTA A LOS COLOSENSES

1 Y 2 TESALONICENSES

1 y 2 TIMOTEO
Saulo, que después de convertido se llamó
Pablo (pequeño), nació en Tarso de Cilicia, tal
vez en el mismo año que Jesús, aunque no lo
SAN conoció mientras vivía el Señor.

PABLO Sus padres, judíos de la tribu de Benjamín, le


educaron en la afición a la Ley, entregándolo a
uno de los más célebres doctores, Gamaliel, en
cuya escuela el fervoroso discípulo se
compenetró de las doctrinas de los escribas y
fariseos, cuyos ideales defendió con sincera
pasión mientras ignoraba el misterio de Cristo.
No contento con su formación en las disciplinas
de la Ley, aprendió también el oficio de tejedor,
para ganarse la vida con sus propias manos. El
Libro de los "Hechos" relata cómo, durante sus
viajes apostólicos, trabajaba en eso "de día y de
noche", según él mismo lo proclama varias
veces como ejemplo y constancia de que no era
una carga para las iglesias.
Las tradiciones humanas de su casa y su escuela, y el celo
farisaico por la Ley, hicieron de Pablo un apasionado
sectario, que se creía obligado a entregarse en persona a
perseguir a los discípulos de Jesús.

No sólo presenció activamente la lapidación de San


Esteban, sino que, se encaminó a Damasco, para
organizar allí la persecución contra los cristianos. Mas en
el camino de Damasco lo esperaba la gracia divina. Fue en
Jesús mismo, el Perseguido, quien mostrándole que era
más fuerte que él, domó su celo y lo transformó en un
instrumento sin igual para la predicación del Evangelio y la
propagación del Reino de Dios como "Luz revelada a los
gentiles”.
 
Desde Damasco fue Pablo al desierto de Arabia (Gl 1,17) a fin de
prepararse, en la soledad, para esa misión apostólica. Volvió a
Damasco, y después de haber tomado contacto en Jerusalén con el
Príncipe de los Apóstoles, regresó a su patria hasta que su compañero
Bernabé le condujo a Antioquía, donde tuvo oportunidad para mostrar
su fervor en la causa de los gentiles y la doctrina de la Nueva Ley "del
Espíritu de vida" que trajo Jesucristo para librar de la esclavitud de la
antigua Ley. Hizo en adelante tres grandes viajes apostólicos, que su
discípulo San Lucas refiere en los "Hechos" y que sirvieron de base
para la conquista de todo un mundo.

Terminado el tercer viaje, fue preso y conducido a Roma, donde sin


duda recobró la libertad hacia el año 63, aunque desde entonces los
últimos cuatro años de su vida están en la penumbra. Según parece,
viajó a España e hizo otro viaje a Oriente. Murió en Roma, decapitado
por los verdugos de Nerón, el año 67, en el mismo día del martirio de
San Pedro. Sus restos descansan en la basílica de San Pablo en
Roma.
 
Los escritos paulinos son exclusivamente cartas, pero de tanto
valor doctrinal y tanta profundidad sobrenatural como un
Evangelio. Las enseñanzas de las Epístolas a los Romanos, a los
Corintios, a los Efesios, constituyen una mina inagotable de oro,
a la cual hemos de acudir en todas las circunstancias de la vida.

San Pablo nos da a través de sus cartas un inmenso


conocimiento de Cristo. No un conocimiento sistemático, sino un
conocimiento espiritual que es lo que importa.

Él es ante todo el Doctor de la Gracia, el que trata los temas


siempre actuales del pecado y la justificación, del Cuerpo Místico,
de la Ley y de la libertad, de la fe y de las obras, de la carne y del
espíritu, de la predestinación y de la reprobación, del Reino de
Cristo y su segunda Venida.
 
El canon contiene 14 Epístolas que llevan el nombre
del gran apóstol de los gentiles, incluso las
destinada a los Hebreos. Algunas otras parecen
haberse perdido (1 Co 5,9; Col 4,16).
 
La sucesión de las Epístolas paulinas en el canon,
no obedece al orden cronológico, sino más bien a la
importancia y al prestigio de sus destinatarios. La de
los Hebreos, como dice Chaine, si fue agregada al
final de Pablo y no entre las "católicas", fue a causa
de su origen, pero ello no implica necesariamente
que sea posterior a las otras.
 
CARTA A LOS ROMANOS
(Rm)

San Pablo escribió esta Carta desde Corinto, a principios del año
58, con el ánimo de preparar su viaje a Roma, acreditando sus
títulos ante esos fieles, que no lo conocían aún.

El Apóstol explica en la primera parte, el misterio de la justificación


mediante la fe que Jesucristo nos mereció gratuitamente, igualando
en ella a judíos y gentiles y revela el misterio de la conversión final
de Israel según los anuncios del Antiguo Testamento, confirmados
por Jesús en el Evangelio.

En la segunda parte trata otras cuestiones de vida espiritual, y


añade, en la doxología final, una referencia al "misterio oculto
desde tiempos eternos" que expondrá especialmente en las Cartas
a los Efesios y a los Colosenses.
1 CARTA A LOS CORINTIOS (1 Co)

El Apóstol escribió esta carta durante su tercer viaje


apostólico, en Efeso, a principios del año 57. Entre los
cristianos de Corinto se habían producido diferencias y
creado algunos partidos que se combatían mutuamente: uno
de Apolo, otros de Pedro y de Pablo, y hasta uno que se
proclamaba partido de Cristo.

Además, cundían entre ellos grandes abusos y escándalos,


procesos y pleitos, desórdenes en los ágapes, ciertas
libertades de las mujeres en la Iglesia, y otras cuestiones que
llamaban la atención de San Pablo. Ningún otro documento
apostólico pinta tan clásicamente las dificultades de la Iglesia
en medio de un mundo pagano.
2 CARTA A LOS CORINTIOS (2 Co)
Esta segunda epístola fue escrita poco
después de la primera, a fines del año 57,
en Macedonia, durante el viaje del Apóstol
de Efeso a Corinto. Tito, colaborador de
San Pablo, le trajo buenas noticias de
Corinto, donde la primera carta había
producido excelentes resultados. La
mayoría acataba las amonestaciones de
Pablo. No obstante, existían todavía
intrigas que procedían de judíos y judío-
cristianos. Para deshacerlas les escribió
el Apóstol por segunda vez antes de
llegar personalmente a visitarlos.
CARTA A LOS GÁLATAS (Gl)
Los habitantes de Galacia, provincia del Asia Menor, fueron ganados al
Evangelio por Pablo en su segundo y tercer viaje apostólico. Poco
después llegaron judíos o judío-cristianos que se les enseñaban "otro
Evangelio", es decir, un Jesucristo deformado y estéril, exigiendo que
se circuncidasen y cumpliesen la Ley mosaica y pretendiendo que el
hombre es capaz de salvarse por sus obras, sin la gracia de Cristo.

Además sembraban desconfianza contra el Apóstol, diciendo que él no


había sido autorizado por los primeros apóstoles y que su doctrina no
estaba en armonía con la fe de aquéllos.

Para combatir la confusión causada por esos doctores judaizantes,


Pablo, escribió esta carta probablemente desde Éfeso, según suele
creerse, entre los años 49 y 55. Su doctrina principal es: El cristiano se
salva por la fe en Jesucristo, y no por la Ley mosaica.
CARTA A LOS EFESIOS (Ef)
Toda esta epístola es un insondable
abismo de misterios divinos que
revelan el plan de Dios sobre nuestro
destino, e influyen de un modo decisivo
en la vida espiritual situándonos en la
felicidad, que nos corresponde gracias
a la Redención de Cristo.
Éfeso, capital de Asia Menor, donde
más tarde tuvo su sede el Apóstol san
Juan, es la ciudad en la que Pablo, en
su tercer viaje apostólico, predicó el
Evangelio durante casi tres años.
El centro de la carta es una reflexión sobre la unidad de
la Iglesia en cuanto cuerpo de Cristo, subrayando
especialmente que el plan de Dios en la historia tiene
precisamente como objetivo la unión de toda la
humanidad en Cristo y por Cristo.
Dios para conseguir ese objetivo ha reservado a la
Iglesia un papel universal. Es la Iglesia el lugar donde
desaparece toda discriminación, donde no hay
privilegios raciales, religiosos, sociales o culturales,
donde "unidad" no significa "uniformidad" ni "pasividad",
sino dinamismo y colaboración. Es deber de todo
cristiano contribuir al crecimiento de este cuerpo de
Cristo, poniéndose a disposición del Espíritu.
CARTA A LOS FILIPENSES (Flp)

La cristiandad de Filipos, ciudad principal de Macedonia,


y donde Pablo inició su predicación en Europa, había
enviado una pequeña colaboración para aliviar la vida del
Apóstol durante su prisión en Roma.

Conmovido por el gran cariño de sus hijos en Cristo, el


Apóstol, desde lo que él llama sus cadenas por el
Evangelio, les manda una carta de agradecimiento, que
es, a la vez, un modelo y un testimonio de la ternura con
que abrazaba a cada una de las Iglesias por él fundadas.
La Epístola fue escrita en Roma hacia el año 63.
Los principales temas de la carta son:
• La constante invitación a la alegría.
• Alegría incluso ante la perspectiva de la muerte.
• La preocupación por el crecimiento de la
comunidad.
• La preocupación por la armonía de la comunidad.
• El papel central de cristo en la historia de la
salvación.
• Cristo es el modelo supremo del cristiano.
CARTA A LOS COLOSENSES (Col)

El Apóstol escribe esta carta desde Roma donde


estaba preso, hacia el año 62, con el fin de ampliar,
como a los Efesios, aspectos siempre nuevos del
Misterio de Cristo, y de paso desenmascarar a los
herejes que se habían introducido en la comunidad
cristiana, "con apariencia de piedad" (II Tim 3,5),
inquietándola con doctrina falsas tomadas del judaísmo
y paganismo (necesidad de la Ley, de la observancia
de los novilunios y de la circuncisión, culto exagerado
de ángeles, gnosticismo, falsa piedad).
En el primer capítulo aparece un himno cristológico
(1,15-20) que ha hecho que esta carta sea muy
conocida y citada. En este himno se concentra el
núcleo teológico de la carta.
Jesucristo aparece como Señor de toda la creación y
único salvador del mundo, como revelación plena y
perfecta de la sabiduría de Dios, como la única fuente
de la vida espiritual del hombre. La plena madurez y el
verdadero conocimiento, sólo puede ser alcanzado por
el hombre cuando libremente acepte esta primacía total
y absoluta de Cristo.
1 CARTA A LOS TESALONICENSES
(1 Ts)

 
Tesalónica, capital de Macedonia, recibió la luz del
Evangelio en el segundo viaje apostólico de Pablo. No
pudiendo detenerse allí a causa de la rebelión de los
judíos, el Apóstol se dirige a ellos mediante esta carta,
escrita en Corinto hacia el año 52 - es decir, que es la
primera de todas las epístolas - para confirmarlos en
los fundamentos de la fe y la vocación de la santidad.
Preocupado por la suerte de los cristianos, Pablo les
envió a Timoteo, desde Atenas (3,1-5). A su regreso,
este trajo al apóstol noticias muy alentadoras: la
comunidad se había mantenido firme en la fe y
recordaba a Pablo con afecto. Sin embargo, algunos
esperaban con impaciencia la Venida del Señor y se
negaban a trabajar, resultando una carga para sus
hermanos. Otros estaban preocupados, porque
suponían erróneamente que los cristianos que ya habían
muerto no iban a estar presentes cuando viniera el
Señor.
2 CARTA A LOS TESALONICENSES
(2 Ts)
Esta segunda carta fue también escrita en Corinto, poco después de la anterior,
como lo acredita la permanencia de Silvano y Timoteo (Ts 1,1), para tranquilizar
a los tesalonicenses que eran engañados por algunos sobre el alcance de
aquella carta, cuyo contenido, lejos de rectificarlo, confirma el apóstol. Porque
no faltaban quienes descuidaban sus deberes cotidianos, creyendo que el día
de Cristo había pasado ya, y que por consiguiente, el trabajo no tenía valor o
que las persecuciones que sufrían pudiesen ser ya las del "día grande y terrible
del Señor" sin que ellos hubiesen sido librados por la venida de Cristo y la
reunión con El.

Pablo los confirma en su esperanza y les da las aclaraciones necesarias


refiriéndose en forma breve a lo que largamente les había conversado en su
visita.
1 CARTA A TIMOTEO (1 Ti)

Timoteo, hijo de padre pagano y madre judía, era el discípulo más


querido de Pablo, socio en su segundo viaje apostólico y compañero
durante el primer cautiverio en Roma. Después de ser puesto en
libertad, Pablo le llevó al Asia Menor, donde le confió la dirección de la
Iglesia de Efeso.

Esta primera carta, escrita probablemente hacia el año 65, quiere


alentar al Obispo Timoteo en su lucha contra las falsas doctrinas y
darle instrucciones referentes al culto y a las cualidades de los
ministros de la Iglesia, por lo cual constituye una lección permanente
de espíritu pastoral, dada por el mismo Espíritu Santo, junto con la
segunda a Timoteo, que es un doloroso cuadro de la apostasía, y la de
Tito, análoga a la presente y que contempla más el ordenamiento
particular de cada Iglesia, que hoy llamaríamos diócesis.
2 CARTA A TIMOTEO (2 Ti)

El entrañable amor de Pablo a su "hijo carísimo" es el móvil


ocasional de esta segunda carta, escrita en Roma en el año 66 ó
67, que contiene, podemos decir, el testamento espiritual de
Pablo como apóstol y mártir. Estaba de nuevo en cadenas, esta
vez en la cárcel mamertina, y sentía la proximidad del martirio,
por lo cual pide a Timoteo que llegue a Roma tan pronto como le
fuese posible, y con tal motivo exhorta a sus discípulos a la
constancia en la fe, les anuncia la apostasía y los previene contra
las deformaciones de la doctrina y la defección de muchos
pretendidos apóstoles.
 
Desilusionado al ver que "todos buscan sus propios intereses,
Pablo se complace en destacar que al menos en Timoteo la fe no
es fingida. A nadie tenía tan unido en espíritu como a él.
 
CARTA A TITO (Tit)
La presente carta, contemporánea de la primera a Timoteo, fue dirigida,
hacia el año 65, a Tito compañero apostólico de Pablo en varios viajes
y más tarde obispo de la Isla de Creta. Tito, nacido de padres paganos,
era "hijo querido según la fe", lo que quiere decir que el apóstol mismo
lo había ganado para Cristo.

La situación religiosa en la isla era muy triste: los cretenses se


entregaban a muchos vicios, eran mentirosos, perezosos, inmorales;
sin hablar de los herejes que allí se habían infiltrado. Por lo cual Pablo
escribe aquí otra de sus Epístolas llamadas pastorales, para consolar a
su hijo en la fe, dándole a la vez instrucciones para el ejercicio del
ministerio episcopal. Vemos una vez más cómo el apóstol relaciona
íntimamente, desde el principio, la piedad con el exacto conocimiento
de la verdad, porque una cosa depende de la otra.
CARTA A FILEMÓN (Flm)

Es una joya de la Sagrada Escritura. Tal es esta Epístola,


escrita por Pablo en Roma, por el año 63. Su objeto es
interceder por el esclavo Onésimo que había huido de la
casa de su amo Filemón de Colosas. La huida contribuyó a
salvar el alma del fugitivo que se hizo esclavo de Jesucristo
y entonces volvió voluntariamente a su dueño, sin
preocuparse de la servidumbre material pues ya era libre en
el alma, según lo que Pablo enseña.
La carta es un documento clásico para demostrar la
posición de la Iglesia primitiva respecto de los esclavos.
"Filemón", el destinatario de la epístola, parece haber
sido uno de los principales cristianos de la ciudad, dado
que en su casa tenían los fieles sus reuniones; por otra
parte, es llamado colaborador del apóstol, es decir, uno
de aquellos que le prestaron ayuda en la difusión del
Evangelio. Seguidamente son nombrados: Apia y
Arquipo. La primera es llamada hermana, en la acepción
cristiana de la palabra; el segundo, compañero de armas
en el trabajo del apostolado y la predicación y parece
haber sido uno de los jefes de la comunidad que tenía
sus habituales reuniones en casa de Filemón.
CARTA A LOS HEBREOS (He)
Si bien el final de la carta muestra que fue para una colectividad
determinada, su doctrina era para los judío-cristianos en general.
También Santiago y Pedro se dirigen epistolarmente, y en varios
discursos de los Hechos, a todos los Hebreos de la dispersión,
muchos de los cuales se hallaban en peligro de perder la fe y
volver al judaísmo, no sólo por las persecuciones a que estaban
expuestos, sino más bien por la lentitud de su progreso espiritual
y la atracción que ejercía sobre ellos la suntuosidad del Templo y
el culto de sus tradiciones.

El amor que el apóstol tiene a sus compatriotas le hace insistir


aquí en predicarles una vez más como lo hacía en sus discursos
de los Hechos, no obstante su reiterada declaración de pasarse
a los gentiles.
Para exhortar a los cristianos a seguir el camino que
conduce de este mundo perecedero al mundo celestial,
el autor presenta a Jesucristo como el Sumo Sacerdote
que con su muerte selló la Nueva Alianza entre Dios y
los hombres, y que ahora ejerce en el cielo una
mediación eterna. A la vez, describe el itinerario del
nuevo Pueblo de Dios en marcha hacia la Tierra
prometida, bajo la guía del mismo Jesucristo. La
comparación con los personajes e instituciones del
Antiguo Testamento destaca la suprema grandeza de
Cristo y la superioridad de la Nueva Alianza con
respecto a la Antigua.
PARA EL DIÁLOGO

¿Cuál fue la primer carta que escribió Pablo y cuál era su


objetivo?

¿Cuántas son las cartas paulinas?

¿Cuáles son los temas de la carta a los FILIPENSES ?

¿Quién era Timoteo y a qué lo invita Pablo?

¿Cuántas cartas escribió Pablo a los GÁLATAS?

¿Cómo era Pablo antes de conocer a Jesús?


“La Palabra de Dios es también cortante. Ella ilumina la vida del
hombre, indicándole el camino a seguir especialmente a través del
Decálogo (cf. Es 20, 1-21), que Jesús ha sintetizado en el mandamiento
del amor a Dios y al prójimo (cf. Mt 22,37-40). Las Bienaventuranzas
(cf. Lc 6, 20-26) constituyen el ideal de la vida cristiana vivida en la
escucha de la Palabra de Dios, que escruta los sentimientos de los
corazones, inclinándolos hacia el bien y purificándolos de aquello que
es pecaminoso. Comunicándose al hombre pecador, que sin embargo
está llamado a la santidad, Dios lo exhorta a cambiar la mala conducta:
«Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y
mis preceptos conforme a la Ley que ordené a vuestros padres y que
les envié por mano de mis siervos los profetas» (2 Re 17, 13). También
el Señor Jesús hace la llamada en el Evangelio: «Convertíos, porque el
Reino de los Cielos está cerca» (Mt 3, 2).”
Prefacio de los Lineamenta para el Sínodo de la Palabra. 2007
INICIACIÓN BÍBLICA
IX Parte

Programa Cada Católico con su Biblia de la


Conferencia Episcopal de Colombia y la Sociedad
Bíblica Colombiana

Textos tomados de los anexos de la Biblia Dios Habla Hoy


CARTAS CATÓLICAS
INTRODUCCIÓN A LAS CARTAS CATÓLICAS

CARTA DEL APÓSTOL SANTIAGO

1 y 2 CARTA DEL APÓSTOL PEDRO

1,2 y 3 CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN

CARTA DEL APÓSTOL SAN JUDAS

APOCALIPSIS

PARA EL DIÁLOGO
LAS CARTAS CATÓLICAS

La carta de Santiago es la primera entre las siete Epístolas


no paulinas que, por no señalar varias de ellas un
destinatario especial, han sido llamadas genéricamente
católicas o universales, aunque en rigor la mayoría de ellas
se dirige a la cristiandad de origen judío, y las dos últimas
de San Juan tienen un encabezamiento aún más limitado.

Estas cartas son como breves exposiciones y sentencias


doctrinales acompañadas de algunas normas prácticas,
con el objeto de defender la pureza de la fe, amenazada
por herejías propagadas al interior de las comunidades
cristianas por falsos maestros, como ya lo había
anunciado san Pablo.
CARTA DEL APÓSTOL SANTIAGO
(Stg)
El autor, que se da a sí mismo el nombre de
"Santiago, siervo de Dios y de nuestro Señor
Jesucristo", es el Apóstol que solemos llamar
Santiago el Menor, hijo de Alfeo o Cleofás (Mt 10,
3) y de María (Mt 27, 56), "hermana" (o pariente)
de la Virgen. Es, pues, de la familia de Jesús.
 
Santiago es mencionado por Pablo entre las
"columnas" o apóstoles que gozaban de mayor
autoridad en la Iglesia (Gál 2,9). Por su fiel
observancia de la Ley tuvo grandísima influencia,
especialmente sobre los judíos, pues entre ellos
ejerció el ministerio como Obispo de Jerusalén.
Murió mártir el año 62 d. C.
Escribió esta carta no mucho antes de padecer el
martirio y con el objeto especial de fortalecer a los
cristianos del judaísmo que a causa de la
persecución estaban en peligro de perder la fe. Se
dirige por tanto a "las doce tribus que están en la
dispersión" , esto es, a todos los hebreo-cristianos
dentro y fuera de Palestina.

Ellos son de profesión cristiana, pues creen en el


Señor Jesucristo de la Gloria, esperan la Parusía en
que recibirán el premio ya que han sido engendrados
a la nueva vida bajo la nueva ley de libertad.
El estilo es conciso, sentencioso y extraordinariamente
rico en imágenes, siendo clásicas por su elocuencia las
que dedica a la lengua en el capítulo 3 y a los ricos en el
capítulo 5 y el paralelo de éstos con los humildes en el
capítulo 2.

El apóstol utiliza a fondo el legado de las tradiciones


proféticas y sapienciales del Antiguo Testamento,
tratando de conservar dentro de la corriente cristiana
algunos valores tradicionales que él consideraba
peligrosamente amenazados.
1 CARTA DEL APÓSTOL PEDRO
(1Pd)

Simón (hijo de Jonás), el que había de ser


San Pedro (Hech. 15, 14; 2 Pedro 1, 1),
fue llamado al apostolado en los primeros
días de la vida pública del Señor, quien le
dio el nombre de Cefas, que quiere decir
"piedra”. San Pablo hace saber que a él
mismo, como apóstol de los gentiles,
Jesús le había encomendado directamente
el evangelizar a éstos, mientras que a
Pedro, como a Santiago y a Juan, la
evangelización de los circuncisos o
israelitas.
Desde Pentecostés predicó Pedro en Jerusalén y
Palestina, pero hacia el año 42 se trasladó a "otro lugar“,
no sin haber antes admitido al bautismo al pagano
Cornelio, como el diácono Felipe lo había hecho con el
"prosélito" etíope. Pocos años más tarde lo encontramos
nuevamente en Jerusalén, presidiendo el Concilio de los
Apóstoles (Hch 15) y luego en Antioquía. La Escritura no
da más datos sobre él, pero la tradición nos asegura que
murió mártir en Roma el año 67, el mismo día que san
Pablo.
Su primera Carta se considera escrita poco antes de estallar
la persecución de Nerón, es decir, cerca del año 63, desde
Roma a la que llama Babilonia por la corrupción de su
ambiente pagano.
Su fin es consolar principalmente a los hebreos cristianos
dispersos que, viviendo también en un mundo pagano, corrían
el riesgo de perder la fe. A los mismos destinatarios, pero
extendiéndola "a todos los que han alcanzado fe" va dirigida la
segunda Carta.
En las comunidades cristianas desamparadas se habían
introducido ya falsos doctores que despreciaban las
Escrituras, abusaban del pueblo y, sosteniendo un concepto
perverso de la libertad cristiana, decían también que Jesús
nunca volvería. Contra ésos y contra los muchos imitadores
que tendrán en todos los tiempos hasta el fin, levanta su voz
el Jefe de los doce, para prevenir a las Iglesias presentes y
futuras, siendo de notar que mientras Pedro usa generalmente
los verbos en futuro, Judas, su paralelo, se refiere ya a ese
problema como actual y apremiante (Judas 3 s; cf. II Pedro 3,
17).
Aquel ignorante, inquieto y cobarde pescador y negador de
Cristo que el Espíritu Santo, transformó después de
Pentecostés es aquí el apóstol lleno de caridad, de
suavidad y de humilde sabiduría, que, nos anuncia la
proximidad de su propia muerte que el mismo Cristo le
había pronosticado. San Pedro nos pone por delante,
desde el principio de la primera Epístola hasta el fin de la
segunda, el misterio del futuro retorno de Jesucristo como
el tema de meditación por excelencia para transformar
almas en la fe, el amor y la esperanza. Las garantías de
esta fe son: los oráculos de los profetas, conservados en la
vieja Biblia inspirada, y la enseñanza de los apóstoles
testigos de Dios y mensajeros de Cristo.
2 CARTA DEL APÓSTOL PEDRO (2Pd)

 
Esta segunda carta de San Pedro es (como lo fue la
segunda de Pablo a Timoteo) el testamento del Príncipe
de los Apóstoles, pues fue escrita poco antes de su
martirio probablemente desde la cárcel de Roma entre los
años 64 y 67. Los destinatarios son todas las
comunidades cristianas del Asia Menor o sea que su
auditorio no es tan limitado a los judío-cristianos como el
de Santiago.
 
1 CARTA DEL APÓSTOL JUAN (1Jn)
Las tres Cartas que llevan el nombre de San Juan, han sido escritas
por el mismo autor del cuarto Evangelio.
 
La primera Epístola carece de encabezamiento, lo que dio lugar a que
algunos dudasen de su autenticidad. Mas, a pesar de faltar el nombre
del autor, existe una unánime y constante tradición en el sentido de que
esta carta incomparablemente sublime ha de atribuirse, como las dos
que le siguen y el Apocalipsis, al apóstol San Juan, hijo de Zebedeo y
hermano de Santiago el Mayor, y así lo confirmó el Concilio Tridentino
al señalar el canon de las Sagradas Escrituras. La falta de título al
comienzo y de saludo al final se explicaría, según la opinión común,
por su íntima relación con el cuarto Evangelio, al cual sirve de
introducción, y también de conclusión, pues se ha dicho con razón que
si el Evangelio de San Juan nos hace traspasar los umbrales de la
casa del Padre, esta carta íntimamente familiar hace que nos sintamos
allí como "hijitos" en la propia casa.
Según lo dicho se calcula que data de fines del primer siglo y se la considera
dirigida, como el Apocalipsis, a las iglesias del Asia proconsular y no sólo a
aquellas siete del Apocalipsis de las cuales, aunque no eran fundadas por él
se habría hecho cargo el apóstol después de su destierro en Patmos, donde
escribiera su gran visión profética. El motivo de esta Carta fue adoctrinar a
los fieles en los secretos de la vida espiritual para prevenirlos principalmente
contra el pregnosticismo y los avances de los nicolaítas que contaminaban la
viña de Cristo.

No se nota en la Epístola división marcada; pero sí, como en el Evangelio de


San Juan, las grandes ideas directrices: "luz, vida y amor", presentadas una
y otra vez bajo los más nuevos y ricos aspectos, constituyendo sin duda el
documento más alto de espiritualidad que ha sido dado a los hombres.
Insiste sobre la divinidad de Jesucristo como Hijo del Padre y sobre la
realidad de la Redención y de la Parusía, atacada por los herejes. Previene
además contra esos "anticristos" e inculca de una manera singular la
distinción entre las divinas Personas, la filiación divina del creyente, la vida
de fe y confianza fundada en el amor con que Dios nos ama, y la caridad
fraterna como inseparable del amor de Dios. 
2 CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN
(2 Jn)
Es mucho más breve y con un contenido muy afín a la primera, tiene
emisario y destinatarios. El autor se denomina “El Presbítero” que es
un título que en la época se reservaba a los jefes o responsables de
las comunidades de creyentes. Se dirige a una “noble dama y a sus
hijos” que puede ser un artificio literario para designar una comunidad
cristiana. Su finalidad es poner en guardia a los fieles contra las falsas
y nefastas doctrinas de los gnósticos que abundaban por Asia
causando estragos.

Podría sintetizarse así:


• Saludos iniciales y exhortación a vivir en la Verdad, que es pura
gracia y misericordia de Dios, y que obtiene el don de la paz
• Exhortación a vivir el mandamiento del amor
• Guardarse de los seductores y del Anticristo
3 CARTA DEL APÓSTOL SAN JUAN
(3Jn)

También muy breve, aunque con un contenido distinto de


la segunda, guarda con ella muchas semejanzas de
expresiones y de estilo. Su remitente es también el
Presbítero y el destinatario un tal Gayo, al que el Apóstol
elogia por su celo pastoral y su entrega en bien de los
demás. La finalidad de la carta es sobre todo reprobar y
condenar la conducta improcedente de un cierto
Diótrefes, un jefe de comunidad, que no recibía a los
enviados de los apóstoles y expulsaba a los que los
acogían.
La intervención de Juan al respecto es clara y
enérgica. Tal conducta no debe ser imitada. Pero, a
parte de esta nota discordante, hay alabanzas y
encomios para otro fervoroso creyente de nombre
Demetrio y para todos los que le apoyan. Este podría
ser el esquema de la carta:

• Saludo personal
• Elogio de Gayo
• Conducta indigna de Diótrefes
• Testimonio en favor de Demetrio
SAN JUDAS (Jud)

San Judas, hermano de Santiago el


Menor, compuso la carta entre los
años 62 y 67, con el fin de
fortalecer en la fe a los judío-
cristianos y prevenirlos contra la
doctrina de los falsos doctores.
Dado que esta es una
preocupación común en todos los
escritos apostólicos, en muchos
pasajes tiene esta Carta notoria
semejanza con la II de Pedro.
APOCALIPSIS (Ap)

Apocalipsis, esto es, Revelación de Jesucristo, se llama


este Libro, porque en él domina la idea de la segunda
Venida de Cristo. Es el último de toda la Biblia y su lectura
es objeto de una bienaventuranza especial y de ahí la gran
veneración en que le tuvo la Iglesia.
 
Su autor es Juan, siervo de Dios y desterrado por causa del
Evangelio a la isla de Patmos. No existe hoy duda alguna
de que este Juan es el mismo que nos dejó también el
Cuarto Evangelio y las tres Cartas que en el Canon llevan
su nombre.
El Apocalipsis tiene un especial
género literario: su género es
apocalíptico. Es un género usado
en tiempos de persecuciones. Es
una literatura de resistencia que
busca proporcionar esperanza a
los perseguidos. En el momento
que se escribió el Apocalipsis, el
pueblo cristiano sufría tremendas
persecuciones. De allí que esté
lleno de muchos simbolismos,
imágenes, números, utilizados
para mantener a los
perseguidores en la ignorancia.
La profecía básica y constante del Apocalipsis
es que siempre habrá persecuciones de los
buenos por parte del Mal. Pero el Mal será
castigado y los buenos triunfarán al final. Dios
vencerá el Mal.

Vendrá el Cielo nuevo y la tierra nueva. El


mundo anterior en el que Dios ha sido
rechazado, ya no será más. Dios vendrá a
establecer su morada entre nosotros. Será un
Reino de justicia y de gracia, un Reino de amor
y de paz.
PARA EL DIÁLOGO

¿Por qué estas cartas reciben el nombre de católicas?

¿Cuál es el tema de las cartas de San Pedro?

¿Quién es el autor del Apocalipsis?

Los temas principales de la primer carta de San Juan


¿cuáles son?

¿Cuál es el objetivo de la carta de Santiago?


“La Sagrada Escritura es la Palabra de Dios en cuanto
escrita por inspiración del Espíritu Santo. Ella es
cualificada con dos nombres en particular: Escritura
(sagrada) y Biblia, títulos que son significativos, ya de
por sí, como el Texto y el Libro por excelencia, con una
difusión que va más allá de los confines de la Iglesia. No.
15 Lineamenta del Sínodo de la Palabra. 2007

… De la Iglesia el cristiano recibe la Biblia, con la


Iglesia la lee y comparte su espíritu y los objetivos,
mirando así a la finalidad suprema de cada encuentro
con la Palabra, como Jesús nos ha enseñado: el
cumplimiento de la voluntad de Dios en una vida de fe,
de esperanza y de caridad en el seguimiento del
Maestro (cf. Lc 8,19-21).”
18 Lineamenta del Sínodo de la Palabra. 2007

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