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Son autores:
El autor directo, individual o material (fracción I)
El coautor y, (fracción II)
El autor mediato (fracción III)
Autor directo, individual o material.
Así las cosas, la coautoría exige que los intervinientes se
vinculen recíprocamente mediante un acuerdo en
común para realizar el hecho (decisión de acción
conjuntamente resuelta por todos) «codominio
funcional del hecho», en el que cada uno de ellos tenga
un cometido parcial necesario para la totalidad del plan,
que les haga aparecer como titulares de la
responsabilidad por la ejecución del hecho; así, el
acuerdo, puede ser previo o concomitante y es
precisamente esta decisión común, lo que determina la
cooperación consciente y querida que exige la coautoría
para que la responsabilidad gravite sobre todos los
intervinientes.
Por tanto, la existencia del acuerdo previo, expreso o
tácito para producir el resultado típico, implica una
participación consciente y voluntaria de los coautores, es
decir, la existencia de una acción de índole dolosa que
consiste en conocer y querer la realización del tipo
objetivo de un delito, toda vez que tal figura requiere
necesariamente la demostración de que el sujeto activo,
tenga conocimiento de los elementos objetivos y
normativos del tipo penal y quiere la realización del
hecho descrito por la ley (dolo).
En ese tenor, el aspecto decisivo en la coautoría es que
el dominio del hecho, lo tienen dos o más personas que,
en virtud del reparto funcional de tareas (principio de
división del trabajo), asumen por igual la responsabilidad
de su realización; de tal manera, que las distintas
contribuciones deben considerarse, por consiguiente,
como un todo, y el resultado total debe atribuirse a cada
autor (principio de imputación recíproca de las
contribuciones).
Consecuentemente, en la coautoría ejecutiva es
necesario, además del acuerdo previo de voluntades,
que se contribuya de algún modo en la realización del
delito, de tal modo que dicha contribución pueda
estimarse de acuerdo al plan común, como un eslabón
indispensable de todo el acontecer delictivo.
En ese contexto, es de suma importancia establecer, que
la teoría del codominio funcional del hecho parte de una
contemplación de la contribución del interviniente.
Siendo necesario que se de:
•Un acuerdo de voluntades;
•Una realización conjunta.
Así, los dos requisitos indispensables para la acreditación
de la coautoría ejecutiva, de acuerdo a la teoría del
“codominio funcional del hecho”, están representados
por:
1. Una decisión común al hecho, que implique, con
anterioridad al delito, la realización conjunta del
evento delictivo a través de aportaciones de carácter
esencial.
2. La realización común del hecho, a través de la
concreción del tipo penal o de actos no ejecutivos
de este.
Al tenor de las consideraciones precedentes, se puede
concluir que para que se actualice la coautoría ejecutiva,
de acuerdo a la teoría del codominio del hecho
funcional, por ejemplo: en el delito de homicidio, deben
actualizarse los siguientes supuestos:
a) Un acuerdo previo, expreso o tácito para cometer el
delito, es decir, plena conciencia de la cooperación
esencial del sujeto en la obra conjunta representada
previamente y querida (codominio funcional del
hecho);
b) b) La actuación de varios sujetos en la realización de
la conducta típica, a través de actos ejecutivos
pertenecientes al tipo penal o al hecho delictivo;
c) La intervención dolosa (consciente y voluntaria) de los
coautores, porque el acuerdo de voluntades, implica
conocer y querer el resultado típico (animus autoris);
d) La existencia del resultado material (muerte del
sujeto pasivo);
e) La demostración de un nexo causal entre la conducta
y el resultado mortal conjunto.
La fracción II del artículo 22 del Código Penal para el
Distrito Federal (ahora Ciudad de México), regula los
casos de coautoría, como sigue:
Autor mediato
El dominio de voluntad por organización solo es posible
en una organización que está estructurada de modo
jerárquico lineal, y que consiste en un número
suficientemente grande de ejecutores intercambiables
de tal manera que en el dominio de voluntad por
organización se presentan las siguientes peculiaridades:
1) existe un aparato organizado de poder a disposición
del hombre de atrás (autor mediato); 2) las órdenes del
hombre de atrás serán cumplidas por las personas a él
subordinadas; y 3) la libertad de decisión de quienes
reciben la orden (subordinados) no afecta al dominio del
hecho del hombre de atrás.
Por presupuesto, atendiendo a estas disposiciones un
tanto descriptivas, se debe considerar mayor grado de
responsabilidad, según quien posea mayor rango de
dominabilidad. Para el caso de autoría mediata en los
organismos organizados de poder, es un criterio
adecuado de Winfried Bottke, cuando dice que en estos
casos el autor mediato es el “jefe” (superior jerárquico)
quien adopta el dominio de custodia sobre las personas
que le están subordinadas y que además causa
directamente el delito por infringir su deber de garante
al no utilizar su poder de configuración que es
jerárquicamente superior.
Igualmente, como se ha dicho, la siguiente es una
característica de la autoría mediata en los organismos
organizados de poder: en tales casos el instrumento (la
persona) de que se vale el autor mediato es fungible, de
tal manera que, al decir de Kai, ambos el dominio no es
sobre una voluntad concreta, sino una voluntad
indeterminada, ya que cualquiera que sea el ejecutor
(autor inmediato), el hecho igualmente se produciría).
• Valiéndose de un inimputable o menor de edad.
Formas de participación
Son participes:
Participe inductor (fracción IV)
Participe cómplice (fracciones V y VI)
Participe Inductor
Participe cómplice
Es participe cómplice la persona que ayuda o auxilia a
otra a realizar un hecho típico.