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TEMA:
AUTORIA Y PARTICIPACIÓN
Presentado por:
LIZARSABURU COCA ANA PIERINA
MANRIQUE CERNA PEDRO
RUDDY ANGELA MARTINEZ BARRERA
HUACHO – PERÚ
2022
INTRODUCCIÓN
En principio, podemos afirmar que el concepto de autor no es algo tan simple como el que
realiza el hecho, pues el ser humano es un ser social y en consecuencia cuando actú a en los
má s de los casos lo hace en colaboració n con otros, tampoco se limita a la autoría individual
de propia mano, sino que también alcanza a los siguientes casos: a) cuando una persona se
vale de otra para cometer un delito (autoría mediata); b) cuando varias personas se ponen de
acuerdo para cometer un delito y colaboran en su realizació n (coautoría), y c) cuando se
induce a otra a cometer un delito (inductor).
La teoría de la participació n alude a los sujetos que se encuentran en una posició n secundaria
con respecto del autor, razó n por la que éste realiza no el hecho principal, sino un tipo
dependiente de aquél. La diferencia de las formas de intervenció n procede de la Edad Media,
época en la cual se gestó la distinció n objetiva entre autoría y participació n con base en el
criterio de la realizació n de una acció n ejecutiva (causa physica) o de una acció n de mero
auxilio (causa moralis) se impuso hasta que tuvo lugar la influencia de Bö hmers. La
delimitació n actual entre autoría, inducció n y complicidad procede del Có digo Penal francés
(artículo 60.)
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AUTORÍA Y PARTICIPACIÓN
I. LA AUTORÍA
El autor es quien realiza el hecho y del que se puede afirmar que es suyo. La noció n
de autor se cobija en el art. 23° de nuestro Có digo Penal, esbozando una idea general
de la autoría con la expresió n “el que realiza por sí”, queriendo de este modo
individualizar al sujeto sobre quien recaerá el título de la imputació n.130 De tal
afirmació n resulta que el autor debe obrar con dominio en la realizació n del hecho, lo
cual supone una acció n típica y antijurídica como mínimo; la sola realizació n de los
elementos objetivos y subjetivos de la descripció n típica fundamenta ú nicamente el
título de “sujeto activo”. En sentido parecido, los presupuestos generales que
solventan la participació n pueden extraerse de los numerales 24° y 25° del mismo
cuerpo normativo; cabe precisar que el concepto de autor y el de sujeto activo del
delito no son conceptos estrictamente equiparables. Así, la noció n de autor contiene
la responsabilidad criminal por el hecho cometido, en tanto que el sujeto activo es
exclusivamente la persona que realiza la conducta típica; persona, que como anota el
profesor Quintero Olivares, puede ser o no ser catalogada como autor en el sentido
indicado. Desde esta perspectiva, al no existir un concepto específico de autor, será n
las descripciones de los hechos punibles de los tipos penales de la Parte Especial del
Có digo Penal los que ayudará n a dilucidar, caso por caso, cuá ndo nos encontramos
ante la presencia del autor en cada uno de ellos, para la diferenciació n de los sujetos
partícipes, en sentido estricto, las diferentes teorías que abordan su diferenciació n.
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Analizar el tema de la autoría implica diversas aristas que la doctrina ha tratado de
abordar en el transcurso de la historia, en tal virtud, es factible distinguir entre
posturas ontoló gicas, legales, unitarias, extensivas y restrictivas.
Las posturas ontoló gicas aluden a la persona que realiza el hecho descrito por el tipo
penal, el autor se traduce en el sujeto a quien se le puede imputar uno de tales
hechos como suyo. Para Welzel, es autor el anó nimo contenido en los tipos penales,
pero tal afirmació n nos remite a considerar que los tipos penales son tipos de
autoría, sin embargo, tal conceptualizació n dejaría fuera a los autores intelectuales,
mediato e inductores que también intervienen en la concreció n de un tipo penal aun
cuando no de manera directa.
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tipo.
d) Conduce a la ampliació n de manera indeseable de la punibilidad.
e) Impide la aplicació n de penas atenuadas para los có mplices e inductores.
B.-La concepción restrictiva
El concepto restrictivo de autor supone como autor só lo a quien comete por sí
mismo la acció n típica, mientras que la sola contribució n a la causació n del
resultado mediante acciones no típicas no puede fundamentar teoría alguna. Este
concepto va ligado a la teoría objetiva de la participació n, la cual trata de demostrar
desde el aspecto formal y el material que só lo deben ser responsabilizados
penalmente las personas que por sí mismas concretan el tipo penal.
La teoría objetivo material, a fin de dar respuesta a la problemá tica planteada por la
teoría objetivo formal, nos remite a un criterio material que supera la mera
descripció n típica. Por lo que será autor el sujeto que aporte la contribució n objetiva
má s importante.
En esta línea se sitú an las concepciones que distinguen expresa o tácita- mente,
entre condició n y causa, considerando, en el sentido de las viejas teorías restrictivas
de la causalidad como causa a ciertas condiciones especialmente importantes.
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realiza el tipo.
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II.2. TEORÍA OBJETIVO MATERIAL
Esta teoría intenta evitar los defectos de la teoría objetivo formal, yendo má s allá de
la descripció n típica, al basarse en un criterio material, que es la importancia objetiva
de la contribució n. En consecuencia, considera como autor a quien tuvo la
contribució n má s importante en el hecho delictivo. Así, en el ejemplo anterior será
autor quien realiza el disparo a la víctima, pues es la contribució n má s importante y
determinante del resultado. Sin embargo, esta teoría también está sujeta a críticas,
puesto que resulta cuestionable abordar la contribució n má s importante en aquellos
casos en que concurre autoría mediata.
Es comú n clasificar a esta teoría como objetivo material, pues la realizació n del tipo
está basada en un criterio material y carece de criterios formales, siendo ese
elemento material el control del suceso típico por parte del autor. Por lo tanto, será
autor quien tiene el dominio del hecho; esto es, aquél que consciente y dolosamente
controla el curso del hecho (quien tiene señ orío). En igual sentido se pronuncia la
Corte Suprema; un ejemplo de ello es el R.N. Nº 23-2004- Lambayeque, al establecer
que:
“En la teoría del dominio del hecho, que sirve para determinar la diferenciació n entre
autores y partícipes, el criterio diferenciador sería justamente del dominio del hecho.
Autor, segú n esta teoría, sería el que tenga el dominio del hecho, aquél que pueda
decidir los aspectos esenciales de la ejecució n [...], por lo que somos de la opinió n que
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respecto al antes citado procesado, se ha dado la coautoría ejecutiva directa, que
surge cuando los autores realizan los actos ejecutivos, ya que el procesado tuvo
dominio respecto de hacer, continuar o impedir el hecho, la posibilidad de dar al
suceso el giro decisivo, el poder sobre el hecho”. En esta línea se pueden distinguir
dos elementos: uno subjetivo (que consiste en la orientació n del dominio del hecho) y
otro objetivo (que consiste en la posibilidad real de cortar el curso causal del hecho).
Ejemplo: El caso del terrorista A B C (Terrorista, ordena a B) (entrega bomba a C)
(Explota la bomba) A ordena a B que entregue a C una bomba, para que éste a su vez
la explote. A sería considerado autor, pues podría en cualquier momento cortar el
curso causal del hecho. Por consiguiente, el dominio del hecho se expresa de tres
maneras, que se manifiestan en las clases de autor:
Ejemplo: El caso en que un sujeto, que compra un arma y con esta amenaza al
encargado de una tienda, tomando el dinero de la caja. Ademá s, la autoría directa
posee elementos. El siguiente fallo se pronuncia en igual sentido: “En el proceso
ejecutivo del delito, es autor aquél que ha realizado de propia mano todos los
elementos objetivos y subjetivos que configuran el tipo, lo que permite afirmar, a la
luz de la moderna teoría del dominio del hecho, que el sentenciado ha sostenido las
riendas del acontecer típico o la direcció n final del acontecer, habiendo tenido a la
vez la posibilidad de evitar el resultado”.
A) Requisito:
a. Dominio del hecho: La autoría directa o inmediata, tiene como ú nico requisito la
posibilidad que tiene el agente de decidir el inicio, desarrollo, interrupció n o
finalizació n de la conducta delictiva. El autor tendrá dominio del hecho, cuando sea
aquél que realiza el hecho en forma final, en razó n de su decisió n volitiva. En
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consecuencia, la conformació n del hecho mediante la voluntad de ejecució n que
dirige en forma planificada es lo que transforma al autor en señ or del hecho. Por esta
razó n, la voluntad final de realizació n (el dolo de tipo) es el momento general del
dominio sobre el hecho. Sin embargo, no debe confundirse “dolo” con “dominio del
hecho”. El dominio del hecho es expresió n de la finalidad dolosa del autor; por esa
razó n es solo un criterio de imputació n objetiva al autor en los delitos dolosos; de allí
que los partícipes, si bien actú an dolosamente, sin embargo no alcanzan a dominar el
hecho.
Delitos de propia mano: Son aquellos delitos en los que la ley exige, ademá s del
dominio del hecho, la realizació n física y corporal de la conducta prohibida por parte
del propio sujeto activo. Ejemplo: En el delito de violació n de la libertad sexual, se
exige que el sujeto activo sea quien mediante amenaza o violencia tenga acceso
carnal con la víctima.
Delitos que poseen un especial elemento subjetivo: Son los ilícitos penales que,
ademá s del dominio del hecho, requieren un propó sito especial y trascendente que
se encuentra prescrito en el tipo penal. Ejemplo: En el art. 108º. 2 CP., se requiere
que el que mata a otro lo realice con la finalidad de facilitar otro delito.
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III.2. AUTORÍA MEDIATA:
El concepto de la autoría mediata aparece por primera vez con la obra de Stü bel,
sobre la participació n de varias personas en un delito, publicada en 1828. La
evolució n de este concepto se enfocó a tratar de colmar las lagunas existentes entre
la autoría inmediata y la inducció n. La enfermera que, ignorante de que mata, inyecta
el veneno mortal con que previamente se ha sustituido el medicamento que había de
inyectar, es quien materialmente realiza la acció n de matar, es autor inmediato, pero
no ha sido inducida a dar muerte a su paciente y, por otra parte, quien verifica el
cambio del inyectable se ha limitado a esto: no ha causado personalmente la muerte.
Afirmar en tales casos la impunidad sería contrario a toda ló gica. Cierta- mente que
con la limitació n de la accesoriedad se pueden construir muchos de estos supuestos a
base de la inducció n o del auxilio necesario, pero no todos, por lo que sigue
sosteniéndose por los escritores que hay una serie de casos en los que el sujeto
responde como autor aunque no realice materialmente por sí mismo la acció n
tipificada por la ley.
La doctrina indica que el autor mediato lo constituye la persona que ese vale de otro
dolosamente para realizar un delito, es decir el que utiliza a otro como instrumento o
medio para lograr la concreció n de un tipo penal.
A diferencia del autor directo, en la autoría mediata el agente se vale de otro para la
realizació n del tipo. Equivale a decir que el agente tiene el dominio de la voluntad de
ese otro, instrumentando a esa otra persona que ejecuta la acció n; es decir, el
ejecutor actú a sin voluntad propia del dolo.
Se encuentra prescrito en el art. 23º del CP, cuando señ ala que: “...el que realiza...por
medio de otro el hecho punible...”. En este sentido, en los casos de autoría mediata, el
dominio del hecho requiere que todo el proceso se desenvuelva como obra de la
voluntad rectora del “hombre de atrá s”.
A) CARACTERÍSTICAS:
La conducta se realiza a través de una tercera persona o intermediario, que
actú a como instrumento. El accionar de este ú ltimo está subordinado a la
voluntad y dominio del autor mediato.
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La ley se aplica al autor real (el que tiene el dominio del hecho) y no a quien
actuó como instrumento.
Dominio del hecho por parte del autor mediato.
Subordinació n del instrumento: Dependencia material entre el ejecutor
material y el autor mediato. Las características típicas deben concurrir
ú nicamente en el “hombre de atrá s”.
Solo está presente en delitos dolosos: en figuras culposas no existe dominio
del hecho.
La autoría mediata se da ú nicamente en los delitos que no requieran la
realizació n personal o corporal del agente; esto es que, en el caso de los
denominados delitos especiales y delitos de propia mano, donde la calidad
especial del sujeto activo o su necesaria actuació n física, respectivamente, es
imposible la presencia de un sujeto intermediario. Por ejemplo, no hay
autoría mediata en los delitos de violació n sexual en el supuesto de acceso
carnal por vía vaginal utilizando a otro como intermediario.
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que tiene el autor mediato de las circunstancias del tipo con respecto al
instrumento.
Ejemplo: El medico que prepara una inyecció n mortal para su enemigo y se la
entrega a la enfermera para que la aplique sin que ésta conozca el contenido
letal. El medico es autor mediato pues tiene el dominio del hecho. Pero
cuando ambos individuos conocen las circunstancias, en igual medida, no hay
posibilidad de dominio de la voluntad del otro.
Cuando el instrumento actú a con causa de justificació n real: Es una condició n
bá sica que en estos supuestos el instrumento de la voluntad de otro actú e
amparado por una causa de justificació n real y no solo putativa. Ejemplo:
Actú a en una causa de justificació n real el policía que detiene, en perjuicio de
otro, por orden de su superior jerá rquico (art. 376º CP.). Es evidente que la
orden de cometer un delito no tiene que obedecerse, pero si dicha orden
viene cubierta de todos los requisitos necesarios —de tal forma que genere la
apariencia de que debe ser obedecida— entonces no queda otra opció n que
ejecutarla. En tal sentido, el instrumento actú a mediante obediencia debida
(art. 20º, inc. 9 CP.); por lo tanto, justificadamente, ya que en caso contrario
cometería delito de desobediencia o resistencia (art. 368º CP.), resultando
autor mediato el superior que ordena la detenció n arbitraria (art. 376º CP.).
Cuando el instrumento obra coaccionado: Se admite la autoría mediata
cuando la intensidad del efecto de la coacció n que ejerce el autor mediato
sobre el instrumento es decisiva para reducir la libertad de éste hasta el
extremo de perder la posibilidad objetiva de dominar su propia acció n. Por el
contrario, cuando el efecto de la coacció n no es decisivo permitiendo
entonces al coaccionado tener la “posibilidad de obrar de otra manera”, la
acció n del coaccionador será la de un instigador.
Ejemplo: Caso de la secretaria particular que, amenazada de muerte por
parte del gerente, destruye unos documentos reveladores de fraude en la
administració n de una persona jurídica (art. 198º CP.). Los efectos prá cticos
de la cuestió n planteada se asemejan a los del caso en que el instrumento
actú a dentro de una causa de justificació n.
Cuando el instrumento obra mediante error de prohibició n: Se presenta
cuando el hombre de atrá s se vale de un instrumento que obra en error de
prohibició n invencible. Es autor mediato sí crea o aprovecha del estado de
error invencible sobre la prohibició n del instrumento. Mientras éste ú ltimo,
por carecer de una capacidad de determinació n para responder por su
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actuació n, resultaría excluido de responsabilidad penal (art. 14º, segundo
pá rrafo).
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Consumació n: En este caso, la consumació n del hecho delictivo se dará con la
realizació n de la conducta delictiva por parte del instrumento, la misma que
incide en la obtenció n del resultado delictivo.
Ejemplo: En el caso anterior, la autoría mediata se consumará cuando Benito
envenene a Carlos causando su muerte.
III.3. COAUTORÍA
Se encuentra regulada en el artículo 23º del CP. que señ ala: “...los que lo
cometan conjuntamente...”. Se requiere un reparto de funciones (principio de
reparto funcional de roles) entre los que intervienen en la realizació n del
delito (dominio funcional del hecho), dá ndose casos en que algunos coautores
no está n presentes al momento de la ejecució n, hecho que no los descalifica
como autores.
Ejemplo: El caso de la banda que asalta un banco, donde uno abre la caja
fuerte, otro saca el dinero, otro resguarda la puerta, otro desactiva las alarmas
y otro conduce el vehículo de escape. Desde el plano subjetivo, la coautoría
implica una comunidad de intencionalidad y, desde el plano objetivo, supone
una distribució n de roles en el momento de la comisió n del delito.
En esas líneas, señ ala Quintero Olivares que: “La coejecució n implica tomar
parte ‘material’, y por eso no puede bastar un mero concurso de voluntades,
sino que se requiere una intervenció n ‘objetiva’, aunque “parcial”, en la
realizació n del tipo”.
A) Elementos:
El acuerdo comú n: Implica una decisió n y un planeamiento en conjunto;
en los que previamente al hecho, cada interviniente se compromete a
asumir determinada tarea o a desarrollar una parte del hecho delictivo,
asumiendo por ello la responsabilidad del acuerdo comú n. Este elemento
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subjetivo, caracterizado por el previo acuerdo, hace que la coautoría esté
presente ú nicamente en los delitos dolosos de comisió n, no siendo posible
su presencia en los delitos culposos. Asimismo, a efectos de diferenciar la
decisió n conjunta que fundamenta la co autoría de la divisió n de tareas
acordadas entre el autor y el có mplice, se opta por el criterio de la
subordinació n segú n el cual existe coautoría si no hay subordinació n.
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Ejemplo: En ese sentido deben ser considerados como coautores en el
caso de un secuestro el que retiene a la víctima, el que resguarda el local
donde ésta se encuentra, el que hace los contactos con la familia con el fin
de obtener el dinero a cambio de la liberació n, así como el que acude a
recibir el dinero exigido
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