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TRANSCRIPCIÓN ÍNTEGRA DE SENTENCIA DE LA CSJ EN RELACIÓN CON

LOS APELLIDOS DE DETERMINADA PERSONA

CERTIFICACION

La Infrascrita Secretaria General de la Corte Suprema de Justicia CERTIFICA: La


sentencia que literalmente dice: “CORTE SUPREMA DE JUSTICIA.-SALA DE LO
CONSTITUCIONAL. Tegucigalpa, Municipio del Distrito Central, trece de noviembre de
dos mil siete.- VISTA: Para dictar Sentencia los Recursos de Inconstitucionalidad
Acumulados que por Vía de Acción y por razón de contenido interpusieron los
Abogados ROBERTO CARLOS GUZMAN VARELA, JOSE LUIS VALLADARES
GUIFARRO y la Licenciada KAREN JOHANA PORTILLO RIVERA, todos mayores
de edad, casados, hondureños y de este domicilio; contra el Artículo 52 de la Ley del
Registro Nacional de las Personas. A N T E C E D E N T E S 1) Que los
Abogados ROBERTO CARLOS GUZMAN VARELA y JOSE LUIS VALLADARES
GUIFARRO, en fecha veintiséis de enero de dos mil siete, comparecieron ante esta
Honorable Sala interponiendo Recurso de Inconstitucionalidad contra el artículo 52 de la
Ley del Registro Nacional de las Personas, contenido en el Decreto No. 62-2004, el cual fue
publicado en el Diario Oficial La Gaceta No.30,390 el 15 de mayo de 2004, alegando que el
mismo es inconstitucional parcialmente, por razón de contenido, porque infringe los artículos
59, 60, 61, 111 y 112 de la Constitución de la República. 2) Que la
Licenciada KAREN JOHANA PORTILLO RIVERA, en fecha siete de febrero de dos mil
siete, compareció ante esta Honorable Sala interponiendo Recurso de Inconstitucionalidad
contra el mismo artículo 52 de la Ley del Registro Nacional de las Personas, contenido en el
Decreto No. 62-2004, publicado en el Diario Oficial La Gaceta No.30,390 el 15 de mayo de
2004, alegando también que el mismo es inconstitucional parcialmente, por razón de
contenido, ya que infringe los artículos 59, 60, 61, 111 y 112 de la Constitución de la
República. 3) Que el siete de febrero de dos mil siete, esta Sala ordenó que se acumularan
los recursos que se dejan relacionados en los incisos que anteceden, por dirigirse ambos
contra el primer presupuesto del artículo 52 de la Ley del Registro Nacional de las Personas,
y así mantener la contingencia y unidad de la causa.- Cita la Sala como fundamento legal de
su decisión los artículos 56 y 57 del Código de Procedimientos Civiles. CONSIDERANDO:
Que en fecha 30 de enero de 2007, los Abogados ROBERTO CARLOS GUZMAN
VARELA y JOSE LUIS VALLADARES GUIFARRO, actuando por sí, comparecieron ante
ésta Sala promoviendo por vía de acción, recurso de inconstitucionalidad parcial del artículo
52 de la Ley del Registro Nacional de las Personas. CONSIDERANDO: Que en fecha 7 de
febrero de 2007, la Abogada KAREN JOHANNA PORTILLO RIVERA, actuando por sí,
compareció ante la Corte Suprema de Justicia, interponiendo por vía de acción, un recurso
de inconstitucionalidad parcial del artículo 52 de la Ley del Registro Nacional de las
Personas. CONSIDERANDO: Que en auto de fecha 7 de febrero de 2007, ésta Sala, en aras
de mantener la continencia y unidad de la causa por tratarse de acciones que tienen el mismo
objeto y que por lo tanto habrán de concluir con una misma sentencia, ordenó la acumulación
de los expedientes antes referidos. CONSIDERANDO: Que un estudio detenido de los
recursos interpuestos revela, que en los mismos se pide la inconstitucionalidad parcial y por
razones de fondo o de contenido, del artículo 52 de la Ley del Registro Nacional de las
Personas, sin embargo, de la lectura de tal precepto legal se desprende que ésta no es la norma
impugnada, sino que el artículo 45 de la mencionada ley. En este sentido, y aunque los
recurrentes han incurrido en un error al señalar e identificar de manera incorrecta el precepto
legal cuya inconstitucionalidad se pide, resulta evidente a que norma se refieren, y tomando
en cuenta que en esta materia, al tenor de lo previsto en el artículo 4 No. 5) de la
Ley Sobre Justicia Constitucional prevalecerá el fondo sobre la forma, debemos continuar
con el estudio y resolución del caso sometido a nuestra consideración. CONSIDERANDO:
Que el artículo 45 de la Ley del Registro Nacional de las Personas establece que “….el
primer apellido de una persona que se deberá inscribir en el registro de nacimiento, será el
primero del padre, y el segundo, el primero de la madre….” CONSIDERANDO: Que según
exponen los recurrentes, la disposición tachada de inconstitucional, vulnera o quebranta la
proclamación del carácter inviolable de la dignidad humana, el principio de igualdad en y
ante la ley, el mandato que se impone al Estado en orden a la protección que merecen la
familia, el matrimonio y la infancia y el principio de igualdad jurídica entre los cónyuges,
que consagran respectivamente, los artículos 59, 60, 61, 111 y 112 de la Constitución de la
República. CONSIDERANDO: Que por otro lado, los recurrentes sostienen que la
disposición legal impugnada también se opone a preceptos contenidos en la
Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la mujer, la
Convención Americana de Derechos Humanos, la Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre, el Protocolo de San Salvador, Pacto Internacional de Derechos Civiles
y Políticos y la Declaración Universal de los Derechos Humanos. CONSIDERANDO: Que
de acuerdo a lo expuesto por los recurrentes, el precepto legal cuestionado se opone a lo
dispuesto en las normas constitucionales e internacionales antes mencionadas, en tanto en
cuanto que al establecer como una regla inflexible de que los hijos llevarán como primer
apellido el primero del padre, y como segundo, el primero de su madre, se quebranta el
principio de igualdad, al dispensar un trato discriminatorio negativo para la mujer frente al
hombre, ya que solamente éste último transmite sus apellidos por generaciones, mientras que
los de la mujer deberán desparecer obligatoriamente con el paso del tiempo, impidiendo a los
padres elegir en igualdad de condiciones los apellidos de sus hijos, siendo inadmisible que
por razones de carácter meramente histórico o cultural, perdure tal situación discriminatoria
en perjuicio de la mujer. CONSIDERANDO: Que la forma de identificación y designación
de las personas actualmente vigente en nuestro país, y en virtud de la cual se da preeminencia
al apellido paterno frente al materno, es producto de una arraigada, larga y compleja tradición
que hunde sus raíces en la historia de España, como antigua potencia colonial cuya influencia
en la construcción del tejido sociocultural de la mayoría de los países de nuestro entorno
geográfico, perdura hasta nuestro días. CONSIDERANDO: Que en este sentido, y con la
excepción de algunos períodos de los siglos IV y V antes de Cristo, en los que, como reflejo
del régimen matriarcal de los cántabros antiguos, tenía preferencia la designación materna
sobre la paterna, se fue consolidando en España un Derecho consuetudinario, que utilizaba
para facilitar la identificación de las personas o de las familias o de las casas, según la época
y la clase social, la unión al nombre individual del hombre, siempre del hombre o del padre,
un apodo o sobrenombre alusivo bien a los rasgos físicos de éste, como aquellos que hacían
referencia a rubio, moreno, calvo, delgado, feo o viejo o a atributos morales, también siempre
del hombre (bueno, gallardo, valiente, bravo) o a su profesión u oficio, siempre masculinos
(escribano, carretero, sastre, herrero) o al lugar geográfico de origen o de la procedencia del
padre, que a partir de la baja Edad Media comienzan a vincularse a cada familia y a
transmitirse de generación en generación. CONSIDERANDO: Que de este modo nace en
España, y luego posteriormente como producto de la colonización en la América Hispana, la
utilización de los apellidos como instrumento de identificación e individualización social,
cuya regulación no ha sido ajena a los principios de la sociedad y de la familia patriarcal en
la que se ha utilizado, cuya única cabeza visible socialmente de poder y de representación
del poder, era y ha sido la del varón. CONSIDERANDO: Que de acuerdo con lo que
exponen los recurrentes, el artículo 45 de la Ley del Registro Nacional de las Personas, al
establecer de manera imperativa y por ende obligatoria, que el primer apellido de una persona
sea el primero de su padre, y el segundo, el primero de su madre, vulnera el principio-derecho
de igualdad reconocido en la Constitución de la República y en diversos instrumentos
jurídicos internacionales suscritos por el Estado de Honduras. CONSIDERANDO: Que el
principio de igualdad encuentra reconocimiento expreso en varias disposiciones
constitucionales, así tenemos que el artículo 60 de nuestro Texto Fundamental establece que
todos los hombres nacen libres e iguales en derechos, que en Honduras no hay clases
privilegiadas, que todos los hondureños son iguales ante la ley, y que se declara punible toda
discriminación por motivo de sexo, raza, clase y cualquier otra lesiva a la dignidad humana;
por su parte, el artículo 61 de nuestra Carta Magna expresa que “…..la Constitución garantiza
a los hondureños y extranjeros en el país,…el derecho...a la igualdad ante la
ley…”.CONSIDERANDO: Que el mandato de igualdad es obligatorio para todos los
Poderes e instituciones del Estado. En este sentido, podemos hablar de igualdad “ante” la ley
por un lado, y de igualdad “en” la ley por el otro. CONSIDERANDO: Que el principio-
derecho de igualdad “ante” la ley o de “igualdad en la aplicación de la ley”, resulta
particularmente obligatorio para los Poderes Ejecutivo y Judicial, cuando aplican las leyes
en casos concretos. En éste supuesto, ya sea en el ámbito jurisdiccional o administrativo, el
principio de igualdad determina que un mismo órgano no puede cambiar arbitrariamente el
sentido de sus decisiones en casos sustancialmente iguales, con lo cual, el órgano que
considere necesario apartarse de sus precedentes deberá ofrecer para ello una fundamentación
razonable y suficiente. CONSIDERANDO: Que en lo que concierne al principio-derecho
de igualdad “en” la ley, podemos decir que éste es obligatorio para el legislador, quien en el
ejercicio de la potestad legislativa no puede establecer discriminaciones negativas en
perjuicio de los destinatarios de las normas; es por ello que el Constituyente declara punible
toda discriminación por razones de sexo, raza, clase y cualquier otra lesiva a la dignidad
humana. CONSIDERANDO: Que no obstante lo anterior, resulta pertinente señalar, que el
mandato de igualdad no impone que todos los sujetos de derecho o destinatarios de las
normas, tengan los mismos derechos y las mismas obligaciones, o lo que es lo mismo, no
impide que en modo alguno, se puedan enlazar o anudar a situaciones distintas,
consecuencias jurídicas diferentes. El principio de igualdad impide por ejemplo, que a efectos
de la atribución del derecho al voto se puedan establecer entre los ciudadanos diferencias
basadas en su titulación académica, pero no que éstas se utilicen como tertium
comparationis o criterios de selección para el acceso a determinados cargos públicos,
(ejemplo para ser candidato a Magistrado de la Corte Suprema de Justicia, a Procurador
General de la República, etc…), de este modo podemos afirmar, que la igualdad resultará
violada o quebrantada cuando el trato diferenciador está desprovisto de una justificación
objetiva y razonable. CONSIDERANDO: Que para la resolución del caso que ahora nos
ocupa, es necesario entonces, que efectuemos un juicio de razonabilidad, que no se limita a
constatar que el precepto legal cuestionado, prevé consecuencias jurídicas diferentes para dos
o más personas, sino también verificar si esas consecuencias distintas resultan o no
razonables. CONSIDERANDO: Que una lectura detenida del precepto legal cuestionado,
revela que el mismo incorpora un trato diferenciador para la mujer, ya que en el tratamiento
jurídico que se da a los apellidos, como instrumento social de designación, individualización
e identificación de las personas, se establece claramente la preeminencia del apellido del
hombre sobre el de la mujer. Sentado lo anterior, debemos analizar si ese trato diferente
resulta o no razonable, o lo que es lo mismo, si comporta o no un tratamiento discriminatorio
negativo en atención a tales circunstancias. CONSIDERANDO: Que el artículo 15 de la
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer,
establece que los Estados parte reconocerán a la mujer la igualdad con el hombre ante la ley.
Por su parte, el artículo 16 del mismo instrumento jurídico internacional prevé que los
Estados parte adoptarán todas las medidas adecuadas para eliminar la discriminación contra
la mujer en todos los puntos relacionados con las relaciones familiares, de tal modo que
deberán asegurar en condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, los mismos derechos
y responsabilidades como progenitores, cualquiera que sea su estado civil, en materia
relacionadas con sus hijos. CONSIDERANDO: Que una confrontación entre el artículo 45
de la Ley del Registro Nacional de las Personas, con las normas constituciones e
internacionales antes mencionadas, e invocadas por los recurrentes, nos lleva a concluir que
si bien es cierto que la preeminencia del apellido paterno sobre el materno al momento de
inscribir el nacimiento y con ello el nombre de cualquier persona, se corresponde con una
tradición cultural que tiene una gran raigambre histórica, no es menos cierto, que dicha
tradición, al igual que en su momento lo fueron el del ejercicio exclusivo de la patria potestad
por el hombre, la obligatoriedad que tenía la mujer de seguir el domicilio del marido, la falta
o carencia de capacidad civil de la mujer para celebrar por sí misma una serie de actos y
contratos, etc…, no es compatible con el principio de igualdad en cuanto que establece un
trato discriminatorio negativo para la mujer, ya que al no poder perpetuar su apellido, en
iguales condiciones que el hombre, desaparece, se diluye o se pierde la posibilidad de una
constancia social transmisible de generación en generación. De este modo, se impone la
necesidad de una norma que permita a los progenitores, cualquiera que sea su estado civil, la
posibilidad de elegir en igualdad de condiciones los apellidos que llevarán sus hijos, de
tal modo que la actual regulación prevista en el artículo cuestionado establece un trato
diferenciador que está desprovisto de una justificación objetiva y razonable. No es posible
pues, apelar a razones históricas y culturales para mantener la vigencia de un precepto legal
que se opone de manera manifiesta al principio de igualdad expresado de manera general, y
en el caso del matrimonio entre los cónyuges, en particular, así como también a la prohibición
de mantener formas o tratos discriminatorios para la mujer frente al
hombre. CONSIDERANDO: Que de conformidad a lo previsto por el artículo 2 párrafo
segundo de la Ley Sobre Justicia Constitucional, las disposiciones de dicha ley se
interpretarán y aplicarán de conformidad con los tratados, convenciones y otros instrumentos
internacionales sobre derechos humanos vigentes en la República de Honduras, disposición
que es compatible con lo dispuesto en el artículo 76 del mismo texto normativo, donde se
prevé que procede la acción de inconstitucionalidad cuando la ley ordinaria contraríe lo
dispuesto en un tratado o convención internacional del que Honduras forme parte. El artículo
18 de la Carta Magna establece, que los tratados y convenciones internacionales, ratificados
por Honduras, tienen un rango superior a la ley, de tal manera que su contravención por una
ley secundaria u ordinaria, comporta la violación de la norma constitucional que establece su
preeminencia, lo que por otra parte nos conduce a estimar que tal y como se desprende de lo
dispuesto por el artículo 76 No. 4) de la Ley Sobre Justicia Constitucional, los tratados y
convenciones internacionales ratificados por el Estado de Honduras forman parte del
denominado bloque de constitucionalidad. CONSIDERANDO: Que a modo de conclusión
podemos afirmar, que el artículo 45 de la Ley del Registro Nacional de las Personas, en lo
que se refiere a la parte del mismo que ha sido cuestionada por los recurrentes, contraviene
los artículos 18, 60, 112 de la Constitución de la República, así como también los artículos
15 No. 1) , 16 No. 1 literal d) de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, 1 No. 1), 17 No. 4), 24 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, 1, 2 No. 1), 7 y 16 No. 1) de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, y que por lo tanto, deben declararse con lugar los recursos de inconstitucionalidad
que por vía de acción y por razones de fondo o de contenido han promovido los
recurrentes. POR TANTO: La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, como
intérprete último y definitivo de la Constitución de la República, oído el parecer del Fiscal,
por UNANIMIDAD de votos, en nombre del Estado de Honduras y con fundamento en los
artículos 1, 18, 60, 112, 184, 185 No. 1), 303, 304, 313 No. 5, 316 No. 1 de la
Constitución de la República, 15 No. 1) , 16 No. 1 literal d) de la Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, 1 No. 1), 17 No. 4), 24
de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1, 2 No. 1), 7 y 16 No. 1) de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1, 2, 3 No. 3), 5, 74, 75, 76 No. 1), 77 No.
1), 78, 81 y 94 de la Ley Sobre Justicia Constitucional, FALLA: I) Declarar con lugar el
recurso de inconstitucionalidad que por vía de acción y que por razones de fondo o de
contenido, han promovido los Abogados ROBERTO CARLOS GUZMAN VARELA, JOSE
LUIS VALLADARES GUIFARRO y KAREN JOHANNA PORTILLO RIVERA, contra el
artículo 45 de la Ley del Registro Nacional de las Personas, Y MANDA: Que se remita copia
certificada de este fallo al Congreso Nacional de la República, para que proceda a su
publicación en el Diario Oficial La Gaceta.- Redactó el Magistrado GOMEZ
MORENO.- NOTIFIQUESE.- Firmas y sello. JOSE ROLANDO ARRIAGA
MANCIA, COORDINADOR. CARLOS ALBERTO GOMEZ MORENO. CARLOS
ARMANDO FLORES CARIAS. SONIA MARLINA DUBON VILLEDA. SUYAPA
THUMANN CONDE. Firma y sello. LUCILA CRUZ MENENDEZ.- SECRETARIA
GENERAL.”

En la ciudad de Tegucigalpa, Municipio del Distrito Central, a los veinticuatro días del mes
de enero de dos mil ocho, se remite al CONGRESO NACIONAL para su publicación,
certificación de la sentencia de fecha trece de noviembre de dos mil siete, recaída en los
Recursos de Inconstitucionalidad con registro en este Tribunal Nos. 55 y 88=07.

LUCILA CRUZ MENENDEZ

SECRETARIA GENERAL

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