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1. ¿Qué es un trastorno alimenticio?

Los trastornos alimenticios enmarcan varias


enfermedades crónicas y progresivas, de carácter
psicosomático, y a pesar de que se manifiestan a
través de la conducta alimentaria, en realidad
consisten en una complejidad de síntomas entre los
que prevalece una alteración o distorsión de la auto-
imagen corporal, un gran temor a subir de peso y
otros problemas relacionados con la aceptación por
parte de otras personas

3. ¿Cuáles son las causas de los trastornos


alimenticios?
Existen varios factores, entre los cuales se
destacan los psicológicos que pueden contribuir
a los trastornos alimenticios, como la baja
J

autoestima, los sentimientos de insuficiencia o


falta de control de su vida, la depresión,
ansiedad, enojo y/o soledad, las dificultades en
las relaciones personales y familiares, la
dificultad para expresar sentimientos y
emociones, el haber recibido rechazo por el
peso, algún antecedente de abuso físico o
sexual, presiones culturales que enaltecen la
figura delgada y rechazan el sobrepeso,
definiciones muy concretas de belleza que
incluyen solamente mujeres y hombres con
ciertos pesos y figuras y normas culturales que
valorizan a la gente en base a su apariencia física
y no a sus cualidades y virtudes internas
7. ¿Qué tratamiento hay?
El tratamiento se centra primero en mejorar los
hábitos alimenticios y tratar que la persona tenga la
ingesta necesaria en su alimentación, provocando el
buen funcionamiento de las funciones vitales,
centrado este aspecto en medicina y nutrición.
En segundo lugar, con el trabajo desde el área de
psiquiatría y psicología se tratan los problemas
relacionados con la ansiedad, la depresión, la baja
autoestima y la pérdida de control

8. ¿Cómo se puede prevenir que ocurran este tipo de


enfermedades?
En primer lugar hay que enseñar desde muy pequeños a
los niños de la importancia de seguir hábitos saludables:
que establezcan horarios de comida regulares, evitando
saltarse las comidas y no comer a deshoras y que los
padres estén presentes en dos comidas mínimo. De igual
forma se debe rescatar que la dieta sea sana, equilibrada y
variada, incluyendo todos los alimentos necesarios,
evitando el dulce en exceso y las grasas saturadas. Es
fundamental ofrecer verduras y frutas de forma variada.
También se previene este tipo de enfermedades generando
en los niños confianza, seguridad y amor propio, ya que
estos son factores protectores de la autoestima. Por otro
lado, se debe fomentar una buena comunicación dentro
del ámbito familiar, para que el niño se sienta seguro y, de
esta manera, sea capaz de buscar opinión y la ayuda de su
propia familia cuando se enfrente a situaciones que le
resulten difíciles o estresantes. Otro consejo es adoptar y
mantener unos hábitos saludables que incluyen la práctica
de actividad física y tiempos de descanso que favorezcan
los hábitos de sueño y distracción, para el manejo de otros
factores como son la ansiedad y el estrés.

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