CONTRATO DE SEGUROS LA SUBROGACIÓN EN EL CONTRATO DE SEGUROS
El código de comercio expedido en 1971 introduce en
Colombia, la figura de la subrogación proveniente del contrato de seguro propio de esta disciplina, pero inexistente hasta la época, debido a que en el estatuto comercial derogado, el denominado código de comercio terrestre de 1887, se indicaba en el artículo 677 que “el asegurador que pagare la cantidad asegurada, podrá exigir del asegurado cesión de derechos que por razón de siniestro tenga contra terceros; y el asegurado será responsable de todos los actos que puedan perjudicar el ejercicio de las acciones cedidas” Subrogar es sinónimo de cambio, de sustitución y ese es el sentido con el que se le desarrolla en el inciso primero del artículo 1096 del Código de Comercio que establece que “el asegurador que pague una indemnización se subrogará, por ministerio de la ley y hasta concurrencia de su importe, en los derechos del asegurado contra las personas responsables del siniestro; pero estás podrán oponer al asegurador las mismas excepciones que pudieran hacer valer contra el damnificado”
En virtud del pago de la indemnización el asegurador, hasta
concurrencia del importe de lo pagado, sustituye al asegurado en los derechos y acciones contra los responsables del siniestro, la que obra por ministerio de la ley y sin que sea menester declaración alguna por parte del asegurado o beneficiario, pues basta que se indemnice a la luz del respectivo contrato de seguro, para que se produzca la subrogación . La subrogación de qué trata el artículo 1096 del Código de Comercio, no es una especie de las dos clases de subrogación legal tipificadas en el Código civil, debido a que no se adecua a ninguno de los eventos señalados en el artículo 1668 de dicha codificación, que se refiere al acreedor que paga por otro de mejor derecho (numeral 1), a quién compra un inmueble hipotecado (numeral 2), al qué es deudor solidario o fiador y paga (numeral 3), al heredero beneficiario que con su dinero paga deudas de la sucesión (numeral 4), del que paga deuda ajena (numeral 5) y del que ha prestado dinero al deudor para el pago (numeral 6). Cuando la aseguradora paga, no cancela una deuda ajena sino una propia la proveniente del contrato del seguro, de la cual no es responsable el tercero autor del perjuicio, ya que, por ejemplo, cuando se indemniza por un seguro de transporte el asegurador no paga por el transportador que incumplió, sino personal y directamente por la obligación indemnizatoria que tiene como asegurador, proveniente del contrato de seguro y no del de transporte. REQUISITOS PARA LA SUBROGACIÓN Del análisis sistemático de las diversas disposiciones que regulan la subrogación proveniente del contrato de seguro se determina que los requisitos para que opere son los siguientes:
1. Que exista un contrato de seguro válido.
2. Que el asegurador realice el pago de la
indemnización.
3. Que el pago sea válido.
4. Que no esté prohibida la subrogación.
Si por algún motivo el contrato de seguro no es válido, el pago que se realice no generará jamás una subrogación por carecer de asidero legal, debido a que su base para tener vida jurídica es la existencia de un contrato de seguro y que se indemnice en cumplimiento del deber emanado del mismo .
El hecho de que el contrato sea válido no implica que necesariamente todo
pago que se efectúe en relación con aquel sea eficaz, pues bien puede suceder que éste se realice para indemnizar una eventualidad que no estaban amparada por el seguro contratado, o que se pague una suma mayor del límite al que llegaba la obligación del asegurador, en fin, que exista una liberalidad del asegurador para indemnizar sin estar obligado, casos en los cuales el pago no es válido porque con respecto a él no existía la obligación de hacerlo, por encontrar su base en otras instituciones legales que no incluyen el beneficio de la subrogación legal. Debido a que las compañías de seguro no acostumbran a señalar que realizan el pago con tales características, será ya el demandado, caso de que se ejercite la acción con base en la subrogación quien debe probar la ausencia de alguno de los requisitos para que sea eficaz la subrogación.
Tampoco quedan cubiertas por la posibilidad de la subrogación el
reintegro de las sumas que tuvo que cancelar el asegurador, adicionalmente al monto mismo de la indemnización y proveniente de los intereses moratorios o los perjuicios a que fue condenado, debido a que no tienen su origen en un pago proveniente directamente del contrato de seguro sino que se causaron por su actitud negligente al no indemnizar oportunamente. El responsable del siniestro y obligado a indemnizar tendría derecho a proponer la falta de legitimación en la causa al asegurador que invocando una subrogación legal basada en un pago no válido de acuerdo con el contrato de seguro, pretenda que se le resarza lo que pagó sin estar obligado a hacerlo o, estándolo incurrió en mora y por las sanciones adicionales provenientes de esta, canceló sumas distintas al monto de la indemnización propiamente dicha.
De igual manera sucedería si el contrato y el pago son válidos
pero expresamente la ley ha prohibido la subrogación, tal como sucede en los seguros de personas en alguno de los eventos previstos por el artículo 1099 del Código de Comercio respecto de los seguros de daños. CARACTERÍSTICAS DE LA SUBROGACIÓN
La subrogación en el contrato de seguro que como ya se dijo es
propia del contrato de seguro, tiene como característica esencial, la de que opera ope legis, por ministerio de la ley, de ahí que basta que se den los supuestos legales para que se radiquen en cabeza del asegurador los derechos del asegurado o beneficiario, pero tan sólo hasta concurrencia del importe de la indemnización, ya que si la subrogación no estuviera limitada si, podría generar un enriquecimiento sin causa para el asegurador Si bien es cierto que la aseguradora en los seguros de daños puede indemnizar pagando en dinero reparando o reponiendo; debido a que constituye requisito fundamental de la subrogación el pago de la indemnización cualquiera que sea la forma que se efectúe el pago, en los casos anteriores es procedente esta.
Corre a cargo del asegurador que emplea la acción
subrogatoria, demostrar dentro del correspondiente proceso el equivalente en dinero de la prestación cumplida en especie, pues ella lo que busca es resarcirse del demérito económico que sufrió con ocasión de la indemnización y, por ende, mal podría exigirse del responsable del siniestro nada diferente al equivalente pecuniario del gasto realizado para indemnizar reparando, recomiendo o sustituyendo junto con sus intereses o, al menos la actualización monetaria. LÍMITE DE LA SUBROGACIÓN
Aspecto de notable interés jurídico lo constituye la
limitación que establece la ley en cuanto a la posibilidad de subrogación, que no puede ir más allá del importe de la indemnización, por qué puede suceder por circunstancias diversas (infraseguro, coaseguro pactado, franquicias, deducible o seguro a primer riesgo), que la indemnización no se represente un pleno resarcimiento de los derechos del asegurado o el beneficiario, proveniente del contrato o de la conducta dañosa imputable al autor del perjuicio. Si el asegurador paga indemnización de $30.000.000 porque el automóvil asegurado se incendió, siniestro ocasionado por la actividad de una tercera persona y el valor real del automóvil era de $40.000.000 suma Total que no se canceló debido a que estaba pactado un deducible $10.000.000, es decir, que aquel fue el perjuicio efectivamente sufrido por el propietario, nada impide que el asegurador busque del responsable el resarcimiento del daño hasta concurrencia de lo que pagó y que el propietario lo haga por la diferencia o que también por esta última cantidad vaya la aseguradora si se le cedieron los derechos. CASOS EN QUE NO SE PERMITE LA SUBROGACIÓN
La subrogación está prohibida en los seguros de
personas, por mandato expreso del artículo 1139 del Código de Comercio donde se advierte que la subrogación a qué se refiere el artículo 1096 “no tendrá cabida en esta clase de seguros”, disposición que haya su razón de ser en que estos seguros no tiene carácter indemnizatorio. Tampoco se aplica la subrogación en seguros de daños en los casos en que el obligado a resarcir el perjuicio sea una de aquellas personas “cuyos actos u omisiones den origen a responsabilidad del asegurado, de acuerdo con las leyes, ni contra el causante del siniestro, que sea respecto del asegurado pariente en línea directa o colateral dentro del segundo grado civil de consanguinidad, padre adoptante, hijo adoptivo o cónyuge no divorciado”, dispone el código de comercio en su artículo 1099 inciso 2° adiciona: “pero esta norma no tendrá efecto si la responsabilidad proviene del dolo o culpa grave, ni en los seguros de manejo, cumplimiento y crédito o si está amparado mediante un contrato de seguro” PRUEBA DE LA SUBROGACIÓN
Si la subrogación tiene como requisitos el pago de una
indemnización, sobre los supuestos de un contrato de seguro válido y de un pago válido, resulta claro que para utilizar las acciones que aquella genera usualmente las propias del proceso declarativo, deberá demostrarse la existencia de tales supuestos, es decir, que se probará la existencia del contrato de seguro allegando un ejemplar de la póliza respectiva bien en copia o en original cuando está en poder del asegurador y además deberá probarse que se realizó un pago con lo que, de paso, se determina el monto exacto de la suma hasta por la cual quedó subrogado el asegurador. La aseguradora que demanda como subrogatoria por tener el carácter de parte actora en el proceso ordinario, debe demostrar el hecho dañoso y el monto del perjuicio, debido a que por haber indemnizado lo que supone que ante ella se probaron eso supuestos, no es legal asumir que, por la sola circunstancia de la subrogación el juez tiene que dar como establecidos estos aspectos CESIÓN DE CRÉDITOS Y SUBROGACIÓN
La subrogación prevista en el artículo 1096 del Código de Comercio se
produce por ministerio de la ley, es decir, que no se requiere documento alguno mediante el cual el asegurado o beneficiario la otorgue, ya que basta el pago de la indemnización para que ella se efectúe; la subrogación no le permite al asegurador reclamar más de lo que pagó con la debida actualización o intereses la subrogación obliga a la aseguradora a demostrar la existencia del contrato de seguro en que se funda y que realizó el pago de la indemnización; la subrogación en el contrato de seguro es ajena al concepto de convención por darse ope legis. Debe entonces quedar claro que cuando una aseguradora paga la indemnización a que está obligado para cumplir la prestación a su cargo originada en el contrato de seguros, no puede existir en lo que ese pago cubre, cesión de derechos, debido a que por ministerio de la ley al cancelar operó la subrogación y, por ende, mal podía realizar cesión de esos derechos el asegurado o beneficiario. La prohibición del artículo 1099 del Código de Comercio, establece para ciertos casos de subrogación impidiendo que esta obre, no tiene aplicación cuando de cesión de derechos se trata, en virtud de que las normas que la regulan no establecen esta clase de limitaciones. Así, por ejemplo, si el causante del siniestro es, respecto del asegurado, pariente en línea directa o colateral dentro del segundo grado civil de consanguinidad, nada impide que si el asegurado efectuó la cesión de derechos pueda la cesionaria (la empresa aseguradora) dirigirse contra aquel en orden a precisar su responsabilidad pecuniaria, conducta que no podría realizar, por estarle expresamente vedado si se tratara de subrogación legal. Están, pues, netamente determinadas en la ley las diferencias que existen entre la subrogación legal y la cesión de derechos: mientras que la primera obra por ministerio de la ley cuando se dan las condiciones necesarias para su existencia, la segunda requiere acuerdo entre las partes; en tanto que la cesión es negocio jurídico de carácter solemne.
La subrogación, por su forma de operar, no requiere ningún
documento o formalidad especial para que tenga vigor; la subrogación legal no traspasa, necesariamente, la totalidad de los derechos del asegurado, pues bien puede este mantener en su órbita jurídica parte de aquellos, ya que la aseguradora tan sólo se subroga hasta concurrencia de lo pagado, mientras que la cesión de derechos puede, salvo convención en contrario, traspasar la totalidad de los derechos. La subrogación tiene ciertas limitaciones legales que no se aplican respecto de la cesión y, por último, mientras que la subrogación de qué trata el artículo 1096 encuentra como única fuente el contrato de seguro, la cesión de derechos puede estar basada en este contrato o cualquier otro negocio jurídico.