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Lección 11 para el 15 de marzo de 2008

Los discípulos tuvieron temor en varias ocasiones. ¿Sabrías decir cuales fueron
estas ocasiones?

1. “¡Tened ánimo; yo soy, no temáis!” Jesús anuncia su muerte


(Mateo, 14: 27; Juan, 6: 19)
2. “Tuvieron gran temor… [Jesús dijo:] Jesús se aparece Jesús
«Levantaos, y no temáis»” (Mateo, resucitado
17: 6-7)
3. “Y le seguían con miedo” (Marcos,
10: 32) Jesús anda sobre el mar

4. “Y atemorizados, se maravillaban”
(Lucas, 8: 25) Jesús calma la tempestad
5. “Espantados y atemorizados
pensaban que veían un espíritu”
(Lucas, 24: 37) La transfiguración
“El perfecto amor echa fuera el temor” (1ª de Juan, 4: 18) El amor de Dios,
manifestado en la vida, muerte y resurrección de Jesús tiene suficiente poder en
nuestras vidas para echar fuera cualquier temor [miedo]
Cuando nos
encontramos en
situaciones
angustiosas,
tendemos a
pensar que Dios
no se preocupa
por nosotros y,
por tanto,
tenemos miedo
porque nos
sentimos solos.
Pero Jesús
siempre está
con nosotros.

“Acerquémonos, pues,
confiadamente al trono de la
gracia, para alcanzar
misericordia y hallar gracia
para el oportuno socorro”
(Hebreos, 4: 16)
“Cuando las tempestades de la tentación nos rodean y fulguran los
fieros rayos y las olas nos cubren, batallamos solos con la
tempestad, olvidándonos de que hay Uno que puede ayudarnos.
Confiamos en nuestra propia fuerza hasta que perdemos nuestra
esperanza y estamos a punto de perecer. Entonces nos acordamos
de Jesús, y si clamamos a él para que nos salve, no clamaremos en
vano. Aunque él con tristeza reprende nuestra incredulidad y
confianza propia, nunca deja de darnos la ayuda que necesitamos.
En la tierra o en el mar, si tenemos al Salvador en nuestro corazón,
no necesitamos temer. La fe viva en el Redentor serenará el mar de la
vida y de la manera que él reconoce como la mejor nos librará del
peligro”

E.G.W. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 303)


¡Tened ánimo; yo Cuando no comprendemos
soy, no temáis! el poder de Dios actuando
en nuestras vidas tenemos
temor, pero cuando
llegamos a darnos cuenta
de lo que Él está haciendo
en nosotros, llegamos a
sentir un gozo ilimitado
Guardaos de la levadura
de los fariseos
“La hipocresía de los fariseos era resultado de su
egoísmo. La glorificación propia era el objeto de su
vida. Esto era lo que los inducía a pervertir y aplicar
mal las Escrituras, y los cegaba en cuanto al propósito
de la misión de Cristo. Aun los discípulos de Cristo
estaban en peligro de albergar este mal sutil. Los que
decían seguir a Cristo, pero no lo habían dejado todo
para ser sus discípulos, sentían profundamente la
influencia del raciocinio de los fariseos. Con frecuencia
vacilaban entre la fe y la incredulidad, y no discernían
los tesoros de sabiduría escondidos en Cristo… Así
como la levadura, si se la deja completar su obra,
ocasionará corrupción y descomposición, el espíritu
egoísta, si se lo alberga, produce la contaminación y la
ruina del alma”

E.G.W. (El Deseado de Todas las Gentes, pág. 376)


Por la tarde la Hna. White habló de la
importancia de predicar la Palabra y el peligro
de cubrir y mantener semiocultos los rasgos
distintivos de nuestra fe, con la idea de que de
esta manera podrían evitarse prejuicios. Si hay
un mensaje especial que nos fue encomendado,
como creemos, ese mensaje debe presentarse
sin temor a las costumbres y a los prejuicios del
mundo, y no debiera restringirse por directivas
que obedecieran a temor o favor. Aunque
multitudes se opondrán y lo rechazarán,
algunos lo recibirán y serán santificados por él.

Notas biográficas de Elena G. de White


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