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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

Después de un tiempo de confianza irracional en


el progreso y en la capacidad humana, una
parte de la sociedad está entrando en una
etapa de mayor conciencia. Se advierte una
creciente sensibilidad con respecto al
ambiente y al cuidado de la naturaleza, y
crece una sincera y dolorosa preocupación por
lo que está ocurriendo con nuestro planeta.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

El clima es un bien común, de todos y para


todos. A nivel global, es un sistema complejo
relacionado con muchas condiciones
esenciales para la vida humana. Hay un
consenso científico muy consistente que
indica que nos encontramos ante un
preocupante calentamiento del sistema
climático. (…)
La humanidad está llamada a tomar
conciencia de la necesidad de realizar cambios
de estilos de vida, de producción y de
consumo, para combatir este calentamiento o,
al menos, las causas humanas que lo
producen o acentúan.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

Lamentablemente, hay una general indiferencia


ante estas tragedias, que suceden ahora
mismo en distintas partes del mundo. La falta
de reacciones ante estos dramas de nuestros
hermanos y hermanas es un signo de la
pérdida de aquel sentido de responsabilidad
por nuestros semejantes sobre el cual se
funda toda sociedad civil.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

Pero no basta pensar en las distintas especies


sólo como eventuales «recursos» explotables,
olvidando que tienen un valor en sí mismas.
Cada año desaparecen miles de especies
vegetales y animales que ya no podremos
conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver,
perdidas para siempre. La inmensa mayoría se
extinguen por razones que tienen que ver con
alguna acción humana. Por nuestra causa,
miles de especies ya no darán gloria a Dios con
su existencia ni podrán comunicarnos su
propio mensaje. No tenemos derecho.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

Es necesario invertir mucho más en


investigación para entender mejor el
comportamiento de los ecosistemas y analizar
adecuadamente las diversas variables de
impacto de cualquier modificación importante
del ambiente. Porque todas las criaturas están
conectadas, cada una debe ser valorada con
afecto y admiración, y todos los seres nos
necesitamos unos a otros.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

Muchas ciudades son grandes estructuras


ineficientes que gastan energía y agua en
exceso. Hay barrios que, aunque hayan sido
construidos recientemente, están
congestionados y desordenados, sin
espacios verdes suficientes. No es propio de
habitantes de este planeta vivir cada vez
más inundados de cemento, asfalto, vidrio y
metales, privados del contacto físico con la
naturaleza.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

El ambiente humano y el ambiente natural se


degradan juntos, y no podremos afrontar
adecuadamente la degradación ambiental si
no prestamos atención a causas que tienen
que ver con la degradación humana y social.
De hecho, el deterioro del ambiente y el de la
sociedad afectan de un modo especial a los
más débiles del planeta.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

Quisiera advertir que no suele haber conciencia


clara de los problemas que afectan
particularmente a los excluidos. Ellos son la
mayor parte del planeta, miles de millones de
personas. Hoy están presentes en los debates
políticos y económicos internacionales, pero
frecuentemente parece que sus problemas se
plantean como un apéndice, como una
cuestión que se añade casi por obligación o de
manera periférica, si es que no se los
considera un mero daño colateral.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

Estas situaciones provocan el gemido de la


hermana tierra, que se une al gemido de los
abandonados del mundo, con un clamor que
nos reclama otro rumbo. Nunca hemos
maltratado y lastimado nuestra casa común
como en los últimos dos siglos. Pero estamos
llamados a ser los instrumentos del Padre
Dios para que nuestro planeta sea lo que él
soñó al crearlo y responda a su proyecto de
paz, belleza y plenitud.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

Hay más sensibilidad ecológica en las


poblaciones, aunque no alcanza para
modificar los hábitos dañinos de consumo,
que no parecen ceder sino que se amplían y
desarrollan. Es lo que sucede, para dar sólo un
sencillo ejemplo, con el creciente aumento del
uso y de la intensidad de los acondicionadores
de aire. Los mercados, procurando un
beneficio inmediato, estimulan todavía más la
demanda. Si alguien observara desde afuera la
sociedad planetaria, se asombraría ante
semejante comportamiento que a veces
parece suicida.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

En algunos países hay ejemplos positivos de


logros en la mejora del ambiente (…) Estas
acciones no resuelven los problemas globales,
pero confirman que el ser humano todavía es
capaz de intervenir positivamente. Como ha
sido creado para amar, en medio de sus
límites brotan inevitablemente gestos de
generosidad, solidaridad y cuidado.
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LAUDATO SI

Capítulo I:
Lo que le está pasando a nuestra casa

Sobre muchas cuestiones concretas la Iglesia no


tiene por qué proponer una palabra definitiva
y entiende que debe escuchar y promover el
debate honesto entre los científicos,
respetando la diversidad de opiniones. Pero
basta mirar la realidad con sinceridad para ver
que hay un gran deterioro de nuestra casa
común. La esperanza nos invita a reconocer
que siempre hay una salida, que siempre
podemos reorientar el rumbo, que siempre
podemos hacer algo para resolver los
problemas.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

Si tenemos en cuenta la complejidad de la crisis


ecológica y sus múltiples causas, deberíamos
reconocer que las soluciones no pueden llegar
desde un único modo de interpretar y
transformar la realidad. También es necesario
acudir a las diversas riquezas culturales de los
pueblos, al arte y a la poesía, a la vida interior
y a la espiritualidad.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha


sido dada. (...) Esto implica una relación de
reciprocidad responsable entre el ser humano
y la naturaleza. Cada comunidad puede tomar
de la bondad de la tierra lo que necesita para
su supervivencia, pero también tiene el deber
de protegerla y de garantizar la continuidad
de su fertilidad para las generaciones futuras.
Porque, en definitiva, «la tierra es del Señor».
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

De ahí que la legislación bíblica se detenga a


proponer al ser humano varias normas, no
sólo en relación con los demás seres
humanos, sino también en relación con los
demás seres vivos. (...) De este modo
advertimos que la Biblia no da lugar a un
antropocentrismo despótico que se
desentienda de las demás criaturas.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

El descuido en el empeño de cultivar y mantener


una relación adecuada con el vecino, hacia el
cual tengo el deber del cuidado y de la
custodia, destruye mi relación interior
conmigo mismo, con los demás, con Dios y con
la tierra. Cuando todas estas relaciones son
descuidadas, cuando la justicia ya no habita
en la tierra, la Biblia nos dice que toda la vida
está en peligro.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

La tradición bíblica establece claramente que


esta rehabilitación implica el
redescubrimiento y el respeto de los ritmos
inscritos en la naturaleza por la mano del
Creador. (...) El desarrollo de esta legislación
trató de asegurar el equilibrio y la equidad en
las relaciones del ser humano con los demás y
con la tierra donde vivía y trabajaba. Pero al
mismo tiempo era un reconocimiento de que
el regalo de la tierra con sus frutos pertenece
a todo el pueblo.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

La mejor manera de poner en su lugar al ser


humano, y de acabar con su pretensión de ser
un dominador absoluto de la tierra, es volver a
proponer la figura de un Padre creador y único
dueño del mundo, porque de otro modo el ser
humano tenderá siempre a querer imponer a
la realidad sus propias leyes e intereses.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

Si reconocemos el valor y la fragilidad de la


naturaleza, y al mismo tiempo las capacidades
que el Creador nos otorgó, esto nos permite
terminar hoy con el mito moderno del
progreso material sin límites. Un mundo frágil,
con un ser humano a quien Dios le confía su
cuidado, interpela nuestra inteligencia para
reconocer cómo deberíamos orientar, cultivar
y limitar nuestro poder.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

Todo el universo material es un lenguaje del


amor de Dios, de su desmesurado cariño hacia
nosotros. El suelo, el agua, las montañas, todo
es caricia de Dios. La historia de la propia
amistad con Dios siempre se desarrolla en un
espacio geográfico que se convierte en un
signo personalísimo, y cada uno de nosotros
guarda en la memoria lugares cuyo recuerdo
le hace mucho bien.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

Cuando tomamos conciencia del reflejo de Dios


que hay en todo lo que existe, el corazón
experimenta el deseo de adorar al Señor por
todas sus criaturas y junto con ellas.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

Dios nos ha unido tan estrechamente al mundo


que nos rodea, que la desertificación del suelo
es como una enfermedad para cada uno, y
podemos lamentar la extinción de una especie
como si fuera una mutilación.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

No puede ser real un sentimiento de íntima


unión con los demás seres de la naturaleza si
al mismo tiempo en el corazón no hay ternura,
compasión y preocupación por los seres
humanos.
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LAUDATO SI

Capítulo II:
El Evangelio de la Creación

No podemos considerarnos grandes amantes si


excluimos de nuestros intereses alguna parte
de la realidad (...). Todo está relacionado, y
todos los seres humanos estamos juntos como
hermanos y hermanas en una maravillosa
peregrinación, entrelazados por el amor que
Dios tiene a cada una de sus criaturas y que
nos une también, con tierno cariño, al
hermano sol, a la hermana luna, al hermano
río y a la
madre tierra.
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LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

No nos servirá describir los síntomas, si no


reconocemos la raíz humana de la crisis
ecológica. Hay un modo de entender la vida
y la acción humana que se ha desviado y
que contradice la realidad hasta dañarla.
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LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

El hecho es que «el hombre moderno no está


preparado para utilizar el poder con acierto»,
porque el inmenso crecimiento tecnológico no
estuvo acompañado de un desarrollo del ser
humano en responsabilidad, valores,
conciencia.
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LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

En cambio ahora lo que interesa es extraer todo


lo posible de las cosas por la imposición de la
mano humana, que tiende a ignorar u olvidar
la realidad misma de lo que tiene delante. Por
eso, el ser humano y las cosas han dejado de
tenderse amigablemente la mano para pasar a
estar enfrentados. De aquí se pasa fácilmente
a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado,
que ha entusiasmado tanto a economistas,
financieros y tecnólogos.
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LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

La cultura ecológica no se puede reducir a una


serie de respuestas urgentes y parciales a los
problemas que van apareciendo en torno a la
degradación del ambiente, al agotamiento de
las reservas naturales y a la contaminación.
Debería ser una mirada distinta, un
pensamiento, una política, un programa
educativo, un estilo de vida y una
espiritualidad que conformen una resistencia
ante el avance del paradigma tecnocrático.
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LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

Por otra parte, la gente ya no parece creer en un


futuro feliz, no confía ciegamente en un
mañana mejor a partir de las condiciones
actuales del mundo y de las capacidades
técnicas. Toma conciencia de que el avance de
la ciencia y de la técnica no equivale al avance
de la humanidad y de la historia, y vislumbra
que son otros los caminos fundamentales para
un futuro feliz.
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LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

Lo que está ocurriendo nos pone ante la


urgencia de avanzar en una valiente
revolución cultural. (...) Nadie pretende volver
a la época de las cavernas, pero sí es
indispensable aminorar la marcha para mirar
la realidad de otra manera, recoger los
avances positivos y sostenibles, y a la vez
recuperar los valores y los grandes fines
arrasados por un desenfreno megalómano.
117
LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

La falta de preocupación por medir el daño


a la naturaleza y el impacto ambiental de
las decisiones es sólo el reflejo muy visible
de un desinterés por reconocer el mensaje
que la naturaleza lleva inscrito en sus mismas
estructuras. Cuando no se reconoce en la
realidad misma el valor de un pobre, de un
embrión humano, de una persona con
discapacidad –por poner sólo algunos
ejemplos–, difícilmente se escucharán los
gritos de la misma naturaleza. Todo está
conectado.
119
LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

La crítica al antropocentrismo desviado


tampoco debería colocar en un segundo plano
el valor de las relaciones entre las personas.
Si la crisis ecológica es una eclosión o una
manifestación externa de la crisis ética,
cultural y espiritual de la modernidad, no
podemos pretender sanar nuestra relación con
la naturaleza y el ambiente sin sanar todas
las relaciones básicas del ser humano.
122
LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

Un antropocentrismo desviado da lugar a un


estilo de vida desviado. (…) Cuando el ser
humano se coloca a sí mismo en el centro,
termina dando prioridad absoluta a sus
conveniencias circunstanciales, y todo lo
demás se vuelve relativo. (…) Hay en esto una
lógica que permite comprender cómo se
alimentan mutuamente diversas actitudes que
provocan al mismo tiempo la degradación
ambiental y la degradación social.
124
LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

En cualquier planteo sobre una ecología


integral, que no excluya al ser humano, es
indispensable incorporar el valor del trabajo
(…). Recordemos que, según el relato bíblico
de la creación, Dios colocó al ser humano en el
jardín recién creado no sólo para preservar lo
existente (cuidar), sino para trabajar sobre
ello de manera que produzca frutos (labrar).
125
LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

Si hablamos sobre la relación del ser humano con


las cosas, aparece la pregunta por el sentido y la
finalidad de la acción humana sobre la realidad.
No hablamos sólo del trabajo manual o del
trabajo con la tierra, sino de cualquier actividad
que implique alguna transformación de lo
existente, desde la elaboración de un informe
social hasta el diseño de un desarrollo
tecnológico. Cualquier forma de trabajo tiene
detrás una idea sobre la relación que el ser
humano puede o debe establecer con lo otro de
sí.
127
LAUDATO SI

Capítulo III:
Raíz humana de la crisis ecológica

El trabajo debería ser el ámbito de este


múltiple desarrollo personal, donde se ponen
en juego muchas dimensiones de la vida: la
creatividad, la proyección del futuro, el
desarrollo de capacidades, el ejercicio de los
valores, la comunicación con los demás, una
actitud de adoración.
138
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

La ecología estudia las relaciones entre los


organismos vivientes y el ambiente donde se
desarrollan. También exige sentarse a pensar
y a discutir acerca de las condiciones de vida y
de supervivencia de una sociedad, con la
honestidad para poner en duda modelos de
desarrollo, producción y consumo. No está de
más insistir en que todo está conectado.
139
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

Cuando se habla de «medio ambiente», se


indica particularmente una relación, la que
existe entre la naturaleza y la sociedad que la
habita. Esto nos impide entender la naturaleza
como algo separado de nosotros o como un
mero marco de nuestra vida. Estamos
incluidos en ella, somos parte de ella y
estamos interpenetrados.
140
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

Así como cada organismo es bueno y admirable


en sí mismo por ser una criatura de Dios, lo
mismo ocurre con el conjunto armonioso de
organismos en un espacio determinado,
funcionando como un sistema. Aunque no
tengamos conciencia de ello, dependemos de
ese conjunto para nuestra propia existencia.
141
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

Hoy el análisis de los problemas ambientales


es inseparable del análisis de los contextos
humanos, familiares, laborales, urbanos, y de
la relación de cada persona consigo misma,
que genera un determinado modo de
relacionarse con los demás y con el
ambiente. Hay una interacción entre los
ecosistemas y entre los diversos mundos de
referencia social, y así se muestra una vez
más que «el todo es superior a la parte».
143
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

La ecología también supone el cuidado de las


riquezas culturales de la humanidad en su
sentido más amplio. De manera más directa,
reclama prestar atención a las culturas locales
a la hora de analizar cuestiones relacionadas
con el medio ambiente, poniendo en diálogo el
lenguaje científico-técnico con el lenguaje
popular.
144
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

Así como la vida y el mundo son dinámicos, el


cuidado del mundo debe ser flexible y
dinámico. Las soluciones meramente técnicas
corren el riesgo de atender a síntomas que no
responden a las problemáticas más profundas.
145
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

La desaparición de una cultura puede ser tanto


o más grave que la desaparición de una
especie animal o vegetal. La imposición de un
estilo hegemónico de vida ligado a un modo de
producción puede ser tan dañina como la
alteración de los ecosistemas.
147
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

Para que pueda hablarse de un auténtico


desarrollo, habrá que asegurar que se
produzca una mejora integral en la calidad
de vida humana, y esto implica analizar el
espacio donde transcurre la existencia de las
personas. Los escenarios que nos rodean
influyen en nuestro modo de ver la vida,
de sentir y de actuar.
155
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

Aprender a recibir el propio cuerpo (…) también


la valoración del propio cuerpo en su
femineidad o masculinidad es necesaria para
reconocerse a sí mismo en el encuentro con el
diferente. De este modo es posible aceptar
gozosamente el don específico del otro o de la
otra, obra del Dios creador, y enriquecerse
recíprocamente.
159
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

Si la tierra nos es donada, ya no podemos


pensar sólo desde un criterio utilitarista de
eficiencia y productividad para el beneficio
individual. No estamos hablando de una
actitud opcional, sino de una cuestión básica
de justicia, ya que la tierra que recibimos
pertenece también a los que vendrán.
160
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes


nos sucedan, a los niños que están creciendo?
Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de
manera aislada, porque no se puede plantear la
cuestión de modo fragmentario. Cuando nos
interrogamos por el mundo que queremos
dejar, entendemos sobre todo su orientación
general, su sentido, sus valores. Si no está
latiendo esta pregunta de fondo, no creo que
nuestras preocupaciones ecológicas puedan
lograr
efectos importantes.
161
LAUDATO SI

Capítulo IV:
Una ecología integral

Las predicciones catastróficas ya no pueden ser


miradas con desprecio e ironía. A las próximas
generaciones podríamos dejarles demasiados
escombros, desiertos y suciedad. El ritmo de
consumo, de desperdicio y de alteración del
medio ambiente ha superado las posibilidades
del planeta, de tal manera que el estilo de vida
actual, por ser insostenible, sólo puede
terminar en catástrofes, como de hecho ya está
ocurriendo periódicamente en diversas
regiones.
165
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

En este sentido se puede decir que, mientras


la humanidad del período post-industrial
quizás sea recordada como una de las más
irresponsables de la historia, es de esperar
que la humanidad de comienzos del siglo XXI
pueda ser recordada por haber asumido con
generosidad sus graves responsabilidades.
169
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

Las negociaciones internacionales no pueden


avanzar significativamente por las posiciones
de los países que privilegian sus intereses
nacionales sobre el bien común global.
Quienes sufrirán las consecuencias que
nosotros intentamos disimular recordarán
esta falta de conciencia y de responsabilidad.
175
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

En este contexto, se vuelve indispensable


la maduración de instituciones internacionales
más fuertes y eficazmente organizadas,
con autoridades designadas equitativamente
por acuerdo entre los gobiernos nacionales,
y dotadas de poder para sancionar.
178
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

Se olvida así que «el tiempo es superior al


espacio», que siempre somos más fecundos
cuando nos preocupamos por generar
procesos más que por dominar espacios de
poder.
179
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

Dado que el derecho a veces se muestra


insuficiente debido a la corrupción, se requiere
una decisión política presionada por la
población. La sociedad, a través de organismos
no gubernamentales y asociaciones
intermedias, debe obligar a los gobiernos a
desarrollar normativas, procedimientos y
controles más rigurosos. Si los ciudadanos no
controlan al poder político –nacional, regional y
municipal–, tampoco es posible un control de
los daños ambientales.
186
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

En la Declaración de Río de 1992, se sostiene


que, «cuando haya peligro de daño grave o
irreversible, la falta de certeza científica
absoluta no deberá utilizarse como razón para
postergar la adopción de medidas eficaces»
que impidan la degradación del medio
ambiente.
189
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

La política no debe someterse a la economía y


ésta no debe someterse a los dictámenes y al
paradigma eficientista de la tecnocracia. Hoy,
pensando en el bien común, necesitamos
imperiosamente que la política y la economía,
en diálogo, se coloquen decididamente al
servicio de la vida, especialmente de la vida
humana.
191
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

Cuando se plantean estas cuestiones, algunos


reaccionan acusando a los demás de pretender
detener irracionalmente el progreso y el
desarrollo humano. Pero tenemos que
convencernos de que desacelerar un
determinado ritmo de producción y de consumo
puede dar lugar a otro modo de progreso y
desarrollo. (…) Se trata de abrir camino a
oportunidades diferentes, que no implican
detener la creatividad humana y su sueño de
progreso, sino orientar esa energía con cauces
nuevos.
193
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

Frente al crecimiento voraz e irresponsable que


se produjo durante muchas décadas, hay que
pensar también en detener un poco la marcha,
en poner algunos límites racionales e incluso
en volver atrás antes que sea tarde. Sabemos
que es insostenible el comportamiento de
aquellos que consumen y destruyen más y
más, mientras otros todavía no pueden vivir de
acuerdo con su dignidad humana. Por eso ha
llegado la hora de aceptar cierto decrecimiento
en algunas partes del mundo aportando
recursos para que se pueda crecer sanamente
en otras partes.
194
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

Para que surjan nuevos modelos de progreso,


necesitamos «cambiar el modelo de desarrollo
global», lo cual implica reflexionar
responsablemente «sobre el sentido de la
economía y su finalidad, para corregir sus
disfunciones y distorsiones». No basta
conciliar, en un término medio, el cuidado de la
naturaleza con la renta financiera, o la
preservación del ambiente con el progreso. En
este tema los términos medios son sólo una
pequeña demora en el derrumbe. Simplemente
se trata de redefinir el progreso.
195a
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

El principio de maximización de la ganancia,


que tiende a aislarse de toda otra consideración,
es una distorsión conceptual de la economía:
si aumenta la producción, interesa poco que
se produzca a costa de los recursos futuros o
de la salud del ambiente; si la tala de un
bosque aumenta la producción, nadie mide en
ese cálculo la pérdida que implica desertificar
un territorio, dañar la biodiversidad o aumentar
la contaminación.
195b
LAUDATO SI

Capítulo V:
Algunas líneas de orientación y acción

Sólo podría considerarse ético un


comportamiento en el cual «los costes
económicos y sociales que se derivan del uso
de los recursos ambientales comunes se
reconozcan de manera transparente y sean
sufragados totalmente por aquellos que se
benefician, y no por otros o por las futuras
generaciones».
202
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo,


pero ante todo la humanidad necesita
cambiar. Hace falta la conciencia de un origen
común, de una pertenencia mutua y de un
futuro compartido por todos. Esta conciencia
básica permitiría el desarrollo de nuevas
convicciones, actitudes y formas de vida. Se
destaca así un gran desafío cultural, espiritual
y educativo que supondrá largos procesos de
regeneración.
203
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

Dado que el mercado tiende a crear un


mecanismo consumista compulsivo para
colocar sus productos, las personas terminan
sumergidas en la vorágine de las compras y
los gastos innecesarios. El consumismo
obsesivo es el reflejo subjetivo del paradigma
tecnoeconómico. (...) Tenemos demasiados
medios para unos escasos y raquíticos fines.
204
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

no pensemos sólo en la posibilidad de terribles


fenómenos climáticos o en grandes desastres
naturales, sino también en catástrofes
derivadas de crisis sociales, porque la
obsesión por un estilo de vida consumista,
sobre todo cuando sólo unos pocos puedan
sostenerlo,
sólo podrá provocar violencia y destrucción
recíproca.
205
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

Sin embargo, no todo está perdido, porque los


seres humanos, capaces de degradarse hasta
el extremo, también pueden sobreponerse,
volver a optar por el bien y regenerarse, más
allá de todos los condicionamientos mentales
y sociales que les impongan. Son capaces de
mirarse a sí mismos con honestidad, de sacar
a la luz su propio hastío y de iniciar caminos
nuevos hacia la verdadera libertad.
206
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

Un cambio en los estilos de vida podría llegar a


ejercer una sana presión sobre los que tienen
poder político, económico y social. (…) Es un
hecho que, cuando los hábitos de la sociedad
afectan el rédito de las empresas, estas se ven
presionadas a producir de otra manera. Ello
nos recuerda la responsabilidad social de los
consumidores. «Comprar es siempre un acto
moral, y no sólo económico». Por eso, hoy «el
tema del deterioro ambiental cuestiona los
comportamientos de cada uno de nosotros».
207
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

La Carta de la Tierra nos invitaba a todos a


dejar atrás una etapa de autodestrucción y
a comenzar de nuevo, pero todavía no hemos
desarrollado una conciencia universal que lo
haga posible. Por eso me atrevo a proponer
nuevamente aquel precioso desafío: «[…] Que
el nuestro sea un tiempo que se recuerde por
el despertar de una nueva reverencia ante la
vida; por la firme resolución de alcanzar la
sostenibilidad; por el aceleramiento en la
lucha por la justicia y la paz y por la alegre
celebración de la vida».
208
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

La actitud básica de autotrascenderse,


rompiendo la conciencia aislada y la
autorreferencialidad, es la raíz que hace
posible todo cuidado de los demás y del medio
ambiente, y que hace brotar la reacción moral
de considerar el impacto que provoca cada
acción y cada decisión personal fuera de uno
mismo. Cuando somos capaces de superar el
individualismo, realmente se puede desarrollar
un estilo de vida alternativo y se vuelve posible
un cambio importante en la sociedad.
209
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

La conciencia de la gravedad de la crisis cultural


y ecológica necesita traducirse en nuevos
hábitos. (...) En los países que deberían
producir los mayores cambios de hábitos de
consumo, los jóvenes tienen una nueva
sensibilidad ecológica y un espíritu generoso,
y algunos de ellos luchan admirablemente por
la defensa del ambiente, pero han crecido en
un contexto de altísimo consumo y bienestar
que vuelve difícil el desarrollo de otros
hábitos. Por eso estamos ante un desafío
educativo.
210
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

La educación ambiental ha ido ampliando sus


objetivos (...). Ahora tiende a incluir una
crítica de los «mitos» de la modernidad
basados en la razón instrumental
(individualismo, progreso indefinido,
competencia, consumismo, mercado sin
reglas) y también a recuperar los distintos
niveles del equilibrio ecológico: el interno
con uno mismo, el solidario con los demás,
el natural con todos los seres vivos, el
espiritual con Dios.
211
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

Sin embargo, esta educación, llamada a crear


una «ciudadanía ecológica», a veces se
limita a informar y no logra desarrollar
hábitos.
La existencia de leyes y normas no es
suficiente a largo plazo para limitar los
malos comportamientos, aun cuando exista
un control efectivo.
212
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

No hay que pensar que esos esfuerzos no van a


cambiar el mundo. Esas acciones derraman un
bien en la sociedad que siempre produce
frutos más allá de lo que se pueda constatar,
porque provocan en el seno de esta tierra un
bien que siempre tiende a difundirse, a veces
invisiblemente. Además, el desarrollo de estos
comportamientos nos devuelve el sentimiento
de la propia dignidad, nos lleva a una mayor
profundidad vital, nos permite experimentar
que vale la pena pasar por este mundo.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

No hay que pensar que esos esfuerzos no van a


cambiar el mundo. Esas acciones derraman un
bien en la sociedad que siempre produce
frutos más allá de lo que se pueda constatar,
porque provocan en el seno de esta tierra un
bien que siempre tiende a difundirse, a veces
invisiblemente. Además, el desarrollo de estos
comportamientos nos devuelve el sentimiento
de la propia dignidad, nos lleva a una mayor
profundidad vital, nos permite experimentar
que vale la pena pasar por este mundo.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

aEn este contexto, «no debe descuidarse la


relación que hay entre una adecuada
educación estética y la preservación de un
ambiente sano». Prestar atención a la belleza
y amarla nos ayuda a salir del pragmatismo
utilitarista. Cuando alguien no aprende a
detenerse para percibir y valorar lo bello, no
es extraño que todo se convierta para él en
objeto de uso y abuso inescrupuloso.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

b
si se quiere conseguir cambios profundos, hay
que tener presente que los paradigmas de
pensamiento realmente influyen en los
comportamientos. La educación será ineficaz y
sus esfuerzos serán estériles si no procura
también difundir un nuevo paradigma acerca
del ser humano, la vida, la sociedad y la
relación con la naturaleza. De otro modo,
seguirá avanzando el paradigma consumista
que se transmite por los medios de
comunicación y a través de los eficaces
engranajes del mercado.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

No se trata de hablar tanto de ideas, sino sobre


todo de las motivaciones que surgen de la
espiritualidad para alimentar una pasión por
el cuidado del mundo. Porque no será posible
comprometerse en cosas grandes sólo con
doctrinas sin una mística que nos anime, sin
«unos móviles interiores que impulsan,
motivan, alientan y dan sentido a la acción
personal y comunitaria».
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

Sin embargo, no basta que cada uno sea mejor


para resolver una situación tan compleja como
la que afronta el mundo actual. (…)
A problemas sociales se responde con redes
comunitarias, no con la mera suma de bienes
individuales. (…) La conversión ecológica que
se requiere para crear un dinamismo de
cambio duradero es también una conversión
comunitaria.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

Esta conversión supone diversas actitudes


que se conjugan para movilizar un cuidado
generoso y lleno de ternura. En primer lugar
implica gratitud y gratuidad. (…) También
implica la amorosa conciencia de no estar
desconectados de las demás criaturas,
de formar con los demás seres del universo
una preciosa comunión universal.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

a
La espiritualidad cristiana propone un modo
alternativo de entender la calidad de vida,
y alienta un estilo de vida profético y
contemplativo, capaz de gozar profundamente
sin obsesionarse por el consumo. (…) La
constante acumulación de posibilidades para
consumir distrae el corazón e impide valorar
cada cosa y cada momento. En cambio, el
hacerse presente serenamente ante cada
realidad, por pequeña que sea, nos abre
muchas más posibilidades de comprensión y de
realización personal.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

b La espiritualidad cristiana propone un


crecimiento con sobriedad y una capacidad de
gozar con poco. Es un retorno a la simplicidad
que nos permite detenernos a valorar lo
pequeño, agradecer las posibilidades que
ofrece la vida sin apegarnos a lo que tenemos
ni entristecernos por lo que no poseemos.
Esto supone evitar la dinámica del dominio y
de la mera acumulación de placeres.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

La sobriedad que se vive con libertad y


conciencia es liberadora. No es menos vida,
no es una baja intensidad sino todo lo
contrario. En realidad, quienes disfrutan
más y viven mejor cada momento son los
que dejan de picotear aquí y allá, buscando
siempre lo que no tienen, y experimentan
lo que es valorar cada persona y cada cosa,
aprenden a tomar contacto y saben gozar
con lo más simple.
224
LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

La sobriedad y la humildad no han gozado de


una valoración positiva en el último siglo.
Pero cuando se debilita de manera
generalizada el ejercicio de alguna virtud en
la vida personal y social, ello termina
provocando múltiples desequilibrios,
también ambientales. Por eso, ya no basta
hablar sólo de la integridad de los
ecosistemas. Hay que atreverse a hablar de
la integridad de la vida humana, de la
necesidad de alentar y conjugar todos los
grandes valores.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

Hace falta volver a sentir que nos


necesitamos unos a otros, que tenemos una
responsabilidad por los demás y por el
mundo, que vale la pena ser buenos y
honestos. Ya hemos tenido mucho tiempo
de degradación moral, burlándonos de la
ética, de la bondad, de la fe, de la
honestidad, y llegó la hora de advertir que
esa alegre superficialidad nos ha servido de
poco.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

El amor social es la clave de un auténtico


desarrollo: «Para plasmar una sociedad más
humana, más digna de la persona, es
necesario revalorizar el amor en la vida social
–a nivel político, económico, cultural–,
haciéndolo la norma constante y suprema de la
acción». En este marco, junto con la
importancia de los pequeños gestos
cotidianos, el amor social nos mueve a pensar
en grandes estrategias que detengan
eficazmente la degradación ambiental y
alienten una cultura del cuidado que impregne
toda la sociedad.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

el mundo, creado según el modelo divino, es


una trama de relaciones. (…) Esto no sólo
nos invita a admirar las múltiples
conexiones que existen entre las criaturas,
sino que nos lleva a descubrir una clave de
nuestra propia realización. Porque la
persona humana más crece, más madura y
más se santifica a medida que entra en
relación, cuando sale
de sí misma para vivir en comunión con
Dios, con los demás y con todas las
criaturas.
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LAUDATO SI

Capítulo VI:
Educación y espiritualidad ecológica

Caminemos cantando. Que nuestras luchas y


nuestra preocupación por este planeta no
nos quiten el gozo de la esperanza.

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