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Domingo Segundo de Adviento

Acoge el Amor en tu vida


Invocación al Espíritu
Soplo de vida, que llevas a Ven y anima nuestros corazones
cumplimiento las promesas del con una caridad auténtica.
Dios Amor, ven e irrumpe en Ven, Espíritu, ilumina nuestras
nuestras vidas, ahora que nos mentes, serena nuestras entrañas
disponemos a esperar. para que te acojamos sin temor
Ven y haz que nuestra espera y nos abramos a la Palabra de la
sea ardiente. Vida, que quiere encender las
Ven y sostennos hasta que vuelva ascuas de nuestro espíritu
Aquel a quien anhelamos. para que ardamos
Ven y apasiona nuestras vidas en la vivencia de la fe. Amén
mientras Él llega.

1. LECTIO ¿Qué dice el texto?


a) Lectura del Evangelio San Marcos 1, 1-8

Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios. Conforme


está escrito en Isaías el profeta: Mira, envío mi mensajero delante de ti, el que
ha de preparar tu camino. Voz del que clama en el desierto: Preparad el
camino del Señor, enderezad sus sendas, apareció Juan bautizando en el
desierto, proclamando un bautismo de conversión para perdón de los
pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de
Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados.

Juan llevaba un vestido de piel de camello; y se alimentaba de


langostas y miel silvestre. Y proclamaba: «Detrás de mí viene el que es más
fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus
sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu
Santo.»

b) Momentos de silencio orante


2. MEDITATIO ¿Qué me dice?
a) Clave de lectura
Leemos los primeros versículos del Evangelio según san Marcos (Mc 1,
1-8). Se trata de la introducción del Evangelio (que en realidad abarca hasta el v.12).
En ella el evangelista nos hace la primera aproximación a la persona de Jesús,
quien está en el centro de todo lo que se va a narrar hasta el final.
Jesús no se presenta a sí mismo, es otro quien lo presenta. Por eso, los
primeros versículos le dan la presencia y la palabra a aquel que prepara la
entrada del protagonista principal: se trata de Juan, quien prepara la venida del
Señor.
Tengamos presente que, aunque Jesús no aparece todavía actuando
como tal en el pasaje de hoy, él es el foco de atención. La primera manera
como se realiza la evangelización acerca de Jesús es mediante el anuncio de su
venida, del descubrimiento de su identidad extraordinaria, de su relación
profunda con Dios y con nosotros, y lo que será capaz de hacer de aquí en
adelante por obra del Espíritu Santo.
Veamos los puntos principales de Mc 1, 1-8:
(1) El título y enunciado del evangelio según san Marcos (1,1)
(2) La introducción del ministerio de Juan en el ámbito del desierto, como realización
de las antiguas profecías (1,2-4)
(3) Un resumen de la respuesta de la gente ante la predicación de Juan (1,5)
(4) Una descripción de la persona de Juan: su atuendo y su alimento (1,6)
(5) El contenido de la proclamación del Mesías (1,7-8).

 ¿Qué desiertos encuentras a tu alrededor, en nuestro mundo, donde aparentemente Dios


no está, pero podríamos hacer algo para que estuviera: “construirle un camino”?
 ¿Qué hay sometido, hundido, humillado, olvidado... en tu persona, en tu vida y a tu
alrededor que necesita ser recuperado y levantado? ¿Qué puede hacer tú para sacar
esa realidad de su postración?
 ¿Qué descubres de arrogante y autosuficiente en ti, que necesita ser abajado?
 ¿Es el Evangelio una fuerza liberadora para ti, un consuelo y una buena noticia o
tienes dificultad para creer que la salvación que anuncia está afectando a tu
vida hoy?

 ¿Se podría decir de ti que eres un mensajero de buenas noticias, o más bien un
“pájaro de mal agüero”? ¿Eres profeta de parabienes o de desgracias?
3. ORATIO ¿Qué le digo?
a) Oramos la Palabra

Conviértenos a Ti, que tu llegada nos


cambie el corazón y trabajaremos a buscar las cosas que nos unen,
para hacer que florezca la justica, a construir tu Reino de igualdad
para tratarnos como hermanos, y fraternidad permanente.
para estar atentos a lo que necesita el
otro, Conviértenos a Ti, Señor,
para vivir centrados en los demás, no nos dejes seguir viviendo así,
para estar en escucha del que sufre. no permitas que la indiferencia nos
envuelva.
Conviértenos a Ti, Señor, Despiértanos la sensibilidad.
enseñándonos a construir la paz, Conviértenos el corazón,
a tratarnos con ternura, ese de piedra e indiferencia,
a frenar los enfrentamientos, para que amemos más,
a minimizar las diferencias, para que sintamos con el otro,
a utilizar expresiones cálidas, para que mejoremos su existencia.
(Inspirado en el Salmo 71, Orar en Adviento, ed. CCS)

b) Oración final
Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la
voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la
fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros como María,
tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. Tú
que vives y reinas...

4. CONTEMPLATIO ¿Cómo interiorizo el mensaje?

DEJA QUE EN EL SILENCIO LA PALABRA DE DIOS ENTRE A ILUMINAR TU


VIDA
5. REFLEXIÓN FRANCISCANA
En un momento de la historia en que, la vida se ha enclavado
en la desesperanza, surge un pregonero que con su vida anuncia algo
novedoso que la gente no entiende. Es Francisco, el hijo de aquel
vendedor de tejidos, hombre adinerado y distinguido.

Francisco es, como esa luz, que desde la altura grita que la
culpa tiene perdón, que Dios está ya en camino, que viene a salvarnos
y nos trae el anuncio gozoso de la liberación. Francisco, que ha hecho
de la Palabra de Dios su norma de vida, al acogerla en su corazón,
cumple a la perfección el mensaje que nos trae el profeta Isaías para
este segundo domingo de Adviento: “Consolad, consolad a mi pueblo”.
Qué mejor consuelo que San Francisco para los tristes y abatidos.

Una voz grita: En el desierto preparad un camino al Señor;


allanad la estepa, que los valles se levanten, que las colinas se
abajen, que lo torcido se enderece y lo escabroso se iguale.

Cuando Francisco lee estos versículos nota que su corazón


arde por dentro, nota que ese mensaje es para él y, sin dudarlo un
momento pronuncia el Sí a Dios y sale a ese mundo complicado, en el
que le había tocado vivir, a proclamar con su ejemplo que existía una
nueva manera de vivir.

Ora con San Francisco:

¡Oh alto y glorioso Dios!, ilumina las tinieblas de mi corazón


Y dame fe recta, esperanza cierta y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla tu santo y veraz mandamiento

6 – ACCIÓN ¿A qué me comprometo?

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