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LAUDATO SI
Papa Francisco
Nada de este mundo nos es indiferente. Frente al deterioro ambiental global, quiero dirigirme a
cada persona que habita esta planta, entrar en dialogo con todos acerca de nuestra casa común.
(Laudato Si, 3)
Capítulo 1
No es propio de habitantes de este plantea vivir cada vez mas individuos de cemento, asfalto,
vidrio y metales, privados del contacto físico con la naturaleza.
Esta situación provoca el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido los abandonados del
mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo.
Hay demasiados intereses particulares y muy fácilmente el interés económico llega a prevalecer
sobre el bien común.
Capitulo II
EL EVANGELIO DE LA CREACIÓN
Si de verdad queremos construir una ecología que nos permita sanar todo lo que hemos
destinado, entonces ninguna rama de las ciencias y ninguna forma de sabiduría puede ser dejada
de lado, tampoco la religión.
“labrar y cuidar” el jardín del mundo (Gn 2, 15); implica una relación de reciprocidad responsable
entre el ser humano y la naturaleza.
El regalo de la tierra con sus frutos pertenece a todo el pueblo el medio ambiento es un colectivo,
patrimonio de toda la humanidad y responsabilidad de todos.
No nos servirá describir los síntomas, si no reconocemos la raíz humana de la crisis ecológica.
La cultura del relativismo es la misma patología que empuja a una persona a aprovecharse de otra
y a tratarla como mero objeto … es la misma lógica del “usa y tira”, que genera tantos residuos
solo por el deseo desordenado de consumir.
Capitulo IV
No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-
ambiental.
Si no esta latiendo de fondo ¿Qué mundo queremos dejar a quienes nos suceden? No cree que
nuestras preocupaciones ecológicas puedan lograr efectos importantes.
Capítulo V
Un desarrollo tecnológico y económica que no deja un mundo mejor y una calidad de vida
integralmente superior calidad de vida integralmente superior no puede considerarse progreso.
Habrá que interpretar a los creyentes a ser coherentes con su propia fe y a no contradecirla con
sus acciones y a beber en lo más hondo de sus propias convicciones sobre amor, la justicia y la paz.
Las regiones deberán entrar en un dialogo entre ellas orientado al cuidado de la naturaleza, a la
defensa de los pobres, a la construcción de redes de respeto y de fraternidad.
Capítulo VI
Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar.
La conversión ecológica que se requiere para crear un dinamismo de cambio duradero es también
una conversión comunitaria.
Hace falta construir liderazgo que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las
generaciones actuales incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras.
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LAUDATO SI
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