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Las emociones que he experimentado como docente durante la

pandemia son muchas, desde miedo a contagiarme o que algún


miembro de mi familia se contagie. Cuando la fuerza de la
realidad se impone el miedo hace presencia y provoca otras
emociones. El enojo es la más común, molestarme tal vez de la
manera más absurda pero las emociones no se controlan al
instante.
Ansiedad, miedo y preocupación son las emociones más
comunes que he llegado a sentir. Como docente he desconfiado
de los padres de familia con los que he tenido comunicación en
el momento de llevar las copias de los trabajos de los alumnos,
pues muchos de ellos no usan cubrebocas ni realizan ninguna
medida de prevención contra COVID-19.
Como padre o madre es una situación muy frustrante pues la carga de trabajo aumento
considerablemente pues tengo que encargarme de mis alumnos y de mis hijos, con mis
niños pequeños desde vestirlos, alimentarlos y ayudarlos con sus labores educativas. De
la misma manera la preocupación que siento porque alguno de mis hijos se contagie.
Vivimos un encierro pues dentro de nuestro hogar nos sentimos seguros, pero a su vez el
aburrimiento y desesperación de mis hijos me provoca mucho estrés.

Todos los niños que viven en casa independientemente de su edad viven estas circunstancias de
distintas maneras desde el aburrimiento por estar encerrados y no poder convivir con sus
compañeros y amigos, tristeza por no poder ver a sus amigos y familiares de su edad. Los niños
reprimen sus impulsos de movimiento y exploración. Porque son quienes absorben las
incertidumbres del entorno y sin entender mucho qué es lo que pasa el dejar de ver a sus amigos, a
sus maestras. Se tuvieron que adaptar a hacer las tareas y aprender de otra manera.
Las emociones en la educación3 En la ciencia de la neurobiología, autores como Antonio Damasio, Humberto
.
Maturana y Francisco Varela se han dedicado al estudio del sistema neurológico y han establecido que los
aprendizajes dependen de las emociones. Apoyados en este dato, psiquiatras como Pekrum, Boegarts, Leduc,
Hadjy han estudiado cómo ciertas emociones abren las posibilidades de aprendizaje, mientras que otras las
cierran. Si miramos a los obstáculos, hay muchas emociones que inhiben y son amenazas para que pueda
ocurrir el aprendizaje en los niños. Por ejemplo, el miedo produce una concentración de la atención, pero por
solo unos instantes, muy rápidamente produce vacíos en la atención, produciendo así distracción.

. Sin emoción no hay curiosidad, no hay atención, no hay


aprendizaje, no hay memoria…
Las emociones positivas como la seguridad, la confianza, la alegría,
la pasión, el orgullo, la esperanza y la satisfacción de obtener
logros.
Las emociones que propician un mejor aprendizaje en nuestras NNA aprendan más son:
1. La curiosidad.
.2. La emoción.
3. La sorpresa.
4. La seguridad.
5. La alegría.
6. El trabajo en familia.

. Las emociones placenteras amplían las tendencias de pensamiento


y acción, como consecuencia de esa ampliación, se facilita la
construcción de recursos personales para afrontar los problemas o
situaciones que nos generan dificultad

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