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Recorriendo el camino
hacia los resultados
El proceso de la estrategia 13
Fases de la ejecución 17
Referencias 22
2. ¿Eres también parte del conjunto de organizaciones que fracasa no obteniendo los resultados
estratégicos esperados?
4. ¿Crees que la ejecución de la estrategia ha sido el talón de Aquiles que ha lastrado el no obtener
lo esperado?
Si has respondido sí a la cuarta pregunta, formas parte de un universo muchísimo mayor que los que
responden que sí a la tercera.
Muchas veces se ha focalizado la falta de éxito de las estrategias en las organizaciones en una mala
definición de las mismas. Actualmente, con una mayor disponibilidad de información sobre los
mercados y el contexto, con líderes de estrategia más formados y con herramientas de planeamien- to
estratégico mucho más perfeccionadas, el porcentaje de estrategias que fallan por un error en la definición
se ha visto considerablemente reducido. En cambio, la incorrecta o inexistente ejecución es una de las
principales causas que llevan a las empresas a fallar en su estrategia.
Si nos encontráramos en el contexto organizacional de hace 50 años, quizás existieran otras vías de
corregir estas ineficiencias y mantenernos en el mercado. Pero en el momento actual, con un merca- do
cada vez más global, competitivo hasta límites insospechados y, en el que la falta de eficiencia es un
hándicap que nos relega a la exterminación como organización, la ejecución de la estrategia es un
elemento crucial para la supervivencia y para alcanzar los objetivos del negocio de forma eficiente y sin
morir en el intento.
En 2000, Norton y Kaplan esbozaron el mapa de las principales razones por las que las organiza-
ciones fallan en la ejecución en su obra “The Strategy Focused Organization”. Con ello nos hablaron de 4
razones o carencias:
Falta de relación entre estrategia y presupuesto: un gran error que cometen el 60 % de las em-
presas es separar la estrategia de los recursos precisos para ejecutarla. De este modo nos encontra- mos con
situaciones en las que se puede estar destinando parte del presupuesto en actividades que no aportan valor ni
se alinean con los objetivos de la organización, mientras que lo que es prioritario para la misma se queda
relegado a un segundo plano por no contar con los medios y recursos que permitan su ejecución.
De forma resumida, de las aportaciones de Norton, Kaplan, Charan y Colvin puede deducirse que son
3 los elementos sobre los que recae el éxito de la ejecución de la estrategia:
» Liderazgo
» Personas
» Procesos
A lo largo de las siguientes páginas, se pretende dar una visión general sobre lo que supone ejecutar
la estrategia destacando algunos de los principales errores que se han identificado en ese proceso, así
como mencionando las actuaciones que han marcado la diferencia a la hora de abordar el difícil reto de
“lograr que las cosas ocurran”.
Una estrategia buena y clara es necesaria para tener éxito, pero no es suficiente para la supervivencia
de una organización.
Pero, realmente, la ejecución no es solo la parte táctica de la estrategia, es toda una disciplina y
un sistema que no puede separarse de la misma ni considerarse como secundaria. Además, la ejecución de
la estrategia no es algo que pueda delegarse en un tercero, en prestadores de servicios de consultoría. Es un
elemento que asume la organización, que forma parte de su cultura y que hay que llegar a comprenderla
en todos sus elementos.
Son procesos utilizados y considerados en todas las organizaciones, pero casi siempre son vistos de
forma separada. Para lograr la ejecución de la estrategia es necesario tender puentes entre cada uno de los
procesos y maximizar las sinergias resultantes.
Más adelante, se comentará el contexto en el que se sitúan estos procesos y la forma de imbricar
todos estos procesos como medio para la ejecución efectiva de la estrategia.
Un líder ha de actuar como ejemplo, siendo solo su presencia una poderosa influencia.
Debe involucrarse activamente en la ejecución aportando la cultura y los procesos para ello y
promocionando y recompensando a las personas que realizan lo que se espera de ellas de forma más
rápida y efectiva.
» Insiste en ser realista: hay que ser consciente de las fortalezas y de las debilidades de la
organización. En la mayoría de los casos, los líderes son capaces de identificar las fortalezas, pero
las debilidades son más difíciles de conocer, priorizar o determinar qué hacer frente a ellas.
» Fija metas y prioridades claras: los líderes no deben perder la perspectiva de focalizarse en
varias prioridades, tres o cuatro, que estén claras para el personal. Esto permite obtener mucho mejores
resultados que manejar 10 ideas para las cuales no es sabe cuál es la más importante ni cuál es la que
influenciará en mayor medida los logros de la organización. La simpleza del discurso y la forma directa
en la que se expresan los líderes que ejecutan no es nada más que una manera de simplificar las
cosas, hacerlas entender a otros, poder evaluarlas y actuar sobre ellas sin que sean vistas como algo que
exceda el sentido común.
» Sigue siempre adelante: esta es una de las claves de la ejecución. Un líder que es bueno en
ejecución, sigue delante de forma constante. Por ejemplo, nunca acaban una reunión si antes no se han
definido los siguientes pasos, quién los realizarán, cuándo y cómo, qué recursos empleará y cuándo se
realizará la revisión y quién estará implicado en ella. Tampoco se verá a un líder de ejecución de la
estrategia poner en marcha una iniciativa si no está comprometido con ella y preparado para verla
funcionar.
» Recompensa a quienes hacen las cosas: si quieres que tu equipo alcance unos determinados
resultados, has de recompensarlo de acuerdo a lo que esperas del mismo. Aunque este enunciado parezca
algo de sentido común, es más común de lo que se puede creer que los sistemas de recompensa y
reconocimiento del personal se alejan de los logros organizacionales suponiendo una falta de
alineación entre estrategia y personas. Esto repercute directamente siendo un lastre para la organización y
una inconsistencia a la hora de afrontar la consecución de los logros esperados.
» Amplía la capacidad de las personas: a pesar de que la educación es una de las principales
» Tiene control de si mismo/a: esto le permite mantener tu ego a raya, ser responsable de su
conducta, adaptarse al cambio, aceptar nuevas ideas y mantener su integridad y honestidad bajo
cualquier tipo de condiciones.
» Es humilde: cuanto más pueda contener su ego, podrá ser más realista sobre sus problemas,
y podrá aprender de cualquiera en cualquier momento.
Para crear esa cultura, el líder de negocio ha de poder concretar a sus empleados los resultados
que espera de ellos favoreciendo el que se pueda discutir el cómo alcanzarlos mediante un proceso de
coaching, premiando a los que se alineen en la obtención de los mismos y decidiendo de forma conjunta
qué hacer con aquellas personas cuyos resultados se alejan de lo esperado.
Ram Charan y Geoffrey Colvin pudieron resumir las 6 situaciones en las que un CEO (Chief
Executive Officer) de una organización puede verse rodeado por personas que no son las más
adecuadas para la ejecución de la estrategia. A continuación, se indican estos casos más comunes:
» El CEO se rodea de personas con gran talento para las que no concibe que le puedan llegar a
fallar y decepcionar. Es lo que Charan y Colvin definieron como “él/ella tiene que tener éxito”. Es el
caso de personas que proceden del mundo de la consultoría sin que se hayan podido comprobar
habilidades de alto nivel de ejecución de la estrategia.
» El Jefe y el subordinado han trabajado mucho tiempo juntos y existe una lealtad y confianza ciega
entre ambos. Estos autores lo denominaron como el caso de “¡Este es mi chico!”. El CEO cuenta con el
juicio nublado ante una relación con el subordinado que excede lo profesional.
» El caso de “Puedo entrenarle”. Muchos CEO se obcecan en apostar por una persona que no da
» “A los mercados y a los medios les gusta, debería mantenerlo cerca”. Es el caso del CEO que valora
en alta estima las relaciones institucionales y públicas que su subordinado ha ido cultivando con gran
esfuerzo y las ve como un aval de sus capacidades. El directivo se encuentra en la disyuntiva de
mantener al subordinado con lo que perjudica directamente a la empresa y despedirlo, lo cual dañaría a su
imagen. Se suele actuar tarde cuando se presenta este problema porque se espera hasta que ya es
demasiado grave.
» “Ya he despedido a muchas personas antes. A la junta no le gustará si despido a otro”. En estos
casos, el temor del CEO es infundado. La junta de accionistas de la organización está más temerosa de
que este directivo no esté desarrollando su labor como líder que del despido de una persona que no
aporta a la organización.
» “Pertenece al negocio y más vale malo conocido que bueno por conocer”. Este es el caso de
aquellos directivos que son recelosos de las habilidades de alguien de fuera y más si este no tiene
experiencia en el rubro de la organización. Este hecho aparece de forma habitual en las organizaciones
con una cultura de fuerte aislamiento respecto a las influencias de fuera en las que se busca siempre a
personas del sector perdiendo la oportunidad de las aportaciones que puede realizar alguien ajeno a él.
Los seis casos presentados tienen en común que el directivo debe abrir los ojos, ser consciente del
problema y actuar de forma rápida.
» Impulsar el cambio inmediato: hay que eliminar las barreras que impiden que se ejecute la
estrategia. En este sentido, Kotter habló en “Ocho pasos para transformar la organización” de
2000 de eliminar todos aquellos obstáculos que dificultan el cambio, trabajar sobre los sistemas
Los principios de alto nivel en los que se sustenta la labor de un líder de estrategia:
PERSONAS
PROCESOS ESTRATEGI
A
Los CEOs más efectivos son los que usan los procesos
para impulsar sus decisiones, no para retrasarlas.
Charan y Colvin (1999)
¿Cómo se puede lograr que el proceso de personas sea el adecuado para la ejecución de la estrategia?
» Alimentando los niveles inferiores de liderazgo para asegurar planes de sucesión sin fisuras.
Pocas organizaciones realizan el proceso de las personas de manera óptima, sobre todo por el sesgo
que se introduce al evaluar los logros de las personas hoy y no introducir la mirada hacia lo que las
personas pueden llegar a alcanzar en el futuro.
Las buenas prácticas para garantizar que el proceso de personas es adecuado incluyen:
» La vinculación de las personas a las metas estratégicas en todos los horizontes temporales y en
las metas operativas. Esto supone que las personas que han de ocuparse de lograr los objetivos
estratégicos han de contar con unas capacidades determinadas. Para saber si contamos con las personas
adecuadas en los lugares correctos, habrá que hacer una evaluación de estas personas en el cargo, trabajar
en el desarrollo de las capacidades en las que se presenten carencias o brechas respecto a lo deseado,
cambiar las personas a los puestos más adecuados a sus capacidades o contratar a nuevo personal.
» El desarrollo de los diferentes niveles de liderazgo, asegurando la retención del talento y una
cadena de sucesión natural y sin grandes impactos. Para ello, las personas han de contar con cierta
potencialidad para poder ser promocionados a otros niveles de gestión estratégica. Esa potencialidad
deberá acompañarse de una evaluación y definición de aquellas necesidades que han de cubrirse para
que las personas puedan asumir sus nuevas responsabilidades.
» La toma de decisiones respecto a las personas con bajo nivel de desempeño. Ante esta
situación se pueden afrontar dos decisiones: mover a estas personas a puestos de menor nivel o,
simplemente, optar por prescindir de ellas. Hay que saber distinguir entre los dos casos y dejar que los
líderes sean los que manejen estas decisiones.
» La transformación del área de Recursos Humanos en una parte más de la estrategia y su
operativa. La función de esta área dentro de la estrategia se debe centrar en reclutar a los mejores
1 2 3 4
GENERICAS No posee Esporádica- Frecuente-
mente A veces mente Siempre
Comunicación *
Orientación al cliente *
Colaboración *
1 2 3 4
Gestión de almacén *
Manejo máquina de plegado *
y más adecuados y en apoyar a la organización para lograr el avance hacia la estrategia. Son los
que ayudan a las personas a obtener las herramientas necesarias para afrontar los principales temas y de
problemas de negocios a los que se enfrenta la organización.
En este proceso se hace necesario contar con herramientas y modelos de gestión específicos que
nos ayuden a la maximización de la información sobre las personas y el análisis de las mismas. Aquí es
donde la conjunción con la evaluación por competencias del personal y la definición y puesta en marcha de
los planes de carrera cobran una vital importancia.
Si estas herramientas las ayudamos de un sistema de Dirección por Objetivos (DPO) alineado
con la estrategia de la organización, que potencie su autogestión y fomente la responsabilidad en los
logros del negocio, se obtendrá una mayor implicación del personal con mayores valores de
rendimiento y eficacia.
» Comunicar de forma clara la estrategia asegurando que se entienden la misión, visión, valores
y formas de actuar de la organización. Debe comunicarse a todos los miembros del equipo
implicados en la aplicación de la DPO (directivos y subordinados).
» Determinar por acuerdo entre directivo y subordinado qué metodología se va a seguir para fijar y
controlar los objetivos.
» Definir los objetivos y retos aplicables a cada miembro del equipo, estando estos alineados con los
objetivos estratégicos y del área a la que pertenece.
Prioridades bien
Atención dispersa
definidas
Enfoque estrecho
Organización flexible
y rígido
Decisiones Consistencia.
inconsistentes Coord.
Organiz.
Luchas internas: Búsqueda
defensa del logro del logro
El proceso de la estrategia
La estrategia define a dónde se quiere que se dirija el negocio y pone al servicio de la organización
las herramientas para avanzar en esa dirección.
El proceso de la estrategia, por lo tanto, aúna dos elementos, la definición y la ejecución, y ninguno
de las dos puede ser entendida sin la otra.
Entre las aportaciones más importante de Charan y Bossidy con su modelo destaca que plantean
que la estrategia se ha de definir desde el punto de vista de los cómo para poder verificar si se puede llegar
a lograr los qué. Además, ponen de manifiesto la conveniencia de que haya fijadas metas a corto,
medio y largo plazo, que aseguren un control y monitoreo de los resultados y un proceso de ajuste para
hacer frente a los cambios sobrevenidos en el mercado, el entorno, la competencia, los clientes, etc.
Por último, señalan que se han de tener en cuenta y valorar aquellos puntos más críticos que pueden
dañar de forma seria el negocio limitando la consecución de sus objetivos o el aprovechamiento de las
oportunidades detectadas.
En este punto, la integración con otros modelos de gestión de la estrategia, como es el caso
del Balanced Scorecard (BSC) de Norton y Kaplan permiten el despliegue y operativización de la
estrategia. Son modelos complementarios cuya integración permite trabajar desde el más alto nivel de la
organización (con una visión más estratégica y de largo plazo) hasta el despliegue más operativo (del día a
día y desde un punto de vista de ejecución).
Es habitual que el mismo se defina en función del presupuesto que está previamente definido,
cuando el presupuesto debería ser la traducción financiera del plan operativo, que a su vez responde
a las necesidades de recursos de los planes de cada elemento de negocio.
Muchas veces a las empresas les toma varias semanas elaborar un presupuesto con solo
el punto de vista contable. Desde la perspectiva de Charan y Bossidy, se puede establecer un
presupuesto en solo 3 días incluyendo una visión mucho más amplia y que tiene en cuenta las
aportaciones de cada uno de los elementos o componentes del negocio.
» De manera previa, envían a todas las personas que van a intervenir una serie de premisas generales
del entorno, del análisis de la competencia, de objetivos financieros.
» Se realiza una reunión en la que se tiene plantean unas 20 líneas que son las que generan el 80%
de los resultados. Los responsables de cada línea presentan su plan de acción viendo cómo encaja cada
una con el presupuesto que se propone.
» El líder de la reunión cuestiona cada uno de los supuestos o premisas que hayan tenido en cuenta
para comprobar su validez.
» El líder formula preguntas sobre cómo afectan a otros ámbitos del negocio recopilando la opinión
de todas las partes.
» Se forman grupos más pequeños en los que se debate la información obtenida y se buscan
diferentes alternativas estableciendo un diálogo y negociación entre los integrantes de cada grupo.
» El proceso de discusión en grupos y puesta en común puede llegar a repetirse unas cuatro o cinco
veces hasta que el presupuesto básico está desarrollado y los planes operativos casi listos.
La sincronización es un elemento esencial. Con ella se asegura que todas las partes tienen en mente
supuestos o premisas comunes, que se entiende los que otros ámbitos hacen, que los objetivos de cada
parte encajan con el resto y que las prioridades de una parte se vinculan con las de otras.
Con la discusión de las diferentes premisas y teniendo en cuenta que se llega a un consenso sobre
las mismas ya se puede definir el plan operativo para lo que es necesario:
» Desarrollar los planes de acción que contemplen los cambios precisos para combinar los objetivos
a corto plazo con las metas a largo plazo.
» Identificar aquellas áreas en las que las personas pueden desarrollar planes de contingencia
frente a los riesgos del negocio.
Con el plan operativo definido y la coordinación entre las partes, solo falta por definir el seguimiento
que se va a llevar a cabo y que se debe orientar a mantener los planes de acción siempre al día y a
reforzar la sincronización que se ha alcanzado.
En este punto es donde tienen cabida todas aquellas sistemáticas de gestión de los proyectos y
procesos con las que se puede visualizar lo que supone el desarrollo de planes y programas,
controlando su avance, viendo los recursos que consumen y midiendo la eficacia de la ejecución así como
relacionando la ejecución del plan o programa con la consecución de ciertos objetivos a través de la
medición de indicadores específicos.
» Despliegue de la estrategia
Definición de la estrategia
La estrategia es lo que la
organización quiere conseguir.
Aunque parezca que debe ser un
aspecto previo a la ejecución de la
estrategia, no hay que perder de vista
Diseñando desde el punto de vista de la ejecución aseguramos una definición más correcta y factible
lo que ya se ha mencionado: hay que
de abordar. Por ello, en la definición de la estrategia no se puede dejar de lado a las personas que
pensar en ejecución desde el primero
van a estar en la ejecución de la misma. Involucrar a estas personas puede marcar la diferencia.
momento en el que se diseña la
estrategia
El diseño dey conocer si la organización
la estrategia no va a estar completo hasta que se haya priorizado las ideas que la
está
organización va a desarrollar y,con
preparada y cuenta los no será de utilidad si no se expresa en términos entendibles por
asimismo,
medios para ejecutarla.
las personas de la organización y que aúne los esfuerzos y suponga un reto que todos tengan ganas de
alcanzar.
Esta fase se corresponde con la Etapa 1: “Desarrollar la estrategia” del modelo Executium Premium
de Norton y Kaplan.
Despliegue de la estrategia
El despliegue supone la transformación de las ideas de la estrategia en resultados tangibles para la
organización.
» Los planes de actuación: suponen explicitar el qué, cómo, cuándo, dónde, quién, es decir, entrar
en el detalle de las acciones a desarrollar y definir los hitos del cumplimiento de la estrategia y
cómo se van a medir.
» La gestión del cambio: la resistencia y la oposición a las grandes ideas, pueden ser la principal
razón de que éstas no funcionen. Un líder ha de trabajar para inculcar a las personas el deseo
Bajo Alto
Energía
» Las personas: aquí es donde tiene sentido que el líder se rodee de las personas más adecuadas
y que destine parte de su tiempo y energía en la selección, evaluación y desarrollo del personal.
» Una buena práctica en materia de comunicación es dar a conocer los éxitos conseguidos en cada
uno de los hitos marcados, de tal forma que se puedan compartir con el resto de la organización.
Esta fase se corresponde con la Etapa 2: “Planificar la estrategia”, Etapa 3: “Alinear la organización” y
Etapa 4: “Planificar las operaciones” del modelo Executium Premium de Norton y Kaplan.
Con los modelos de seguimiento se analiza si se está cumpliendo o no con la estrategia y se verifica
que la ejecución se ha convertido en algo sistemático. Con ello se detectan los posibles problemas y se
puede actuar de forma inmediata para solucionarlos. Es una forma de inculcar la mejora continua en la
organización.
Para ello, las organizaciones deberán definir indicadores clave, íntimamente ligados con los
resultados y que sean capaces de aportar información de si se están llevando a cabo las conductas
definidas por la organización como las más adecuadas. Es de interés que los indicadores se definan en
cascada para detectar mejoras en las relaciones causa-efecto que puedan existir en la aplicación de la
estrategia.
El seguimiento no debe focalizarse solo en un nivel estratégico, sino que es conveniente que también
observe iniciativas concretas que sean de gran impacto a la hora de la consecución de los resultados de la
organización.
Por lo tanto, el objetivo es que la cultura de la revisión forme parte de la organización como
un elemento más que asegure la ejecución de la estrategia.
Esta fase se corresponde con la Etapa 5: “Monitoreo y aprendizaje” y Etapa 6: “Evaluar y adaptar” del
modelo Executium Premium de Norton y Kaplan.
Como resultado a esta encuesta, se preguntó también cuál era la barrera principal para la ejecución
efectiva de la estrategia. El resultado del análisis de las respuestas supuso que la mayoría de las
barreras que mencionan los directivos consultados corresponden al ámbito interno de la organización y no a
elementos externos a ella.
4. CEO/Presidente (50%)
Robert Lepsinger, en su obra de 2010 “Closing the Execution Gap: How Great Leaders and their
Companies Get Results”, marcó los 5 factores diferenciales con los que las organizaciones han de contar
para garantizar la ejecución exitosa de la estrategia:
• El alineamiento entre las acciones del líder y los valores y prioridades de la organización.
Desde otro punto de vista y tras años de estudio de las organizaciones que han trabajado en la
puesta en marcha de su estrategia, Neilson, Martin y Powers en un artículo publicado Harvard Business
Review nos dieron una visión de cuáles son los 17 factores clave de la ejecución de la estrategia
con éxito agrupándolos en 4 grupos: información, responsabilidad de la decisión, incentivos y estructura.
EJECUCIÓN
ESTRATÉGICA
INCENTIVOS ESTRUCTURA
Este grupo de expertos destacó que, de los 4 grupos, los que tienen mayor peso en la implementación
efectiva de la estrategia son los de la información y la responsabilidad de la decisión. Es decir, las
empresas que tienen éxito en la ejecución son las que cuentan con la información adecuada y a tiempo
en todos los niveles de la organización y disponen de unas reglas definidas para la decisión y sobre
las responsabilidades ante cualquier circunstancia.
También resaltaron que atendiendo a estos dos grupos de factores de forma prioritaria, se puede
abordar a posteriori el cambio en los incentivos y en la estructura sirviendo de apoyo a los dos
principales.
Para poder llevar a cabo un cambio organizacional que repercuta en una mejora de la ejecución
de la estrategia, Neilson, Martin y Powers proponen trabajar en varios pasos. El primero, identificar las
fuentes del problema con la ejecución de la estrategia. Una vez conocidas, los directivos de la
organización entienden sus debilidades y pueden definir acciones concretas para cada una de ellas.
Cada una de las acciones o planes propuestos podrá dar lugar a mejoras en uno o más grupos de
factores asegurando que la ejecución de la estrategia se lleva a cabo.
Además, se debe tener en mente la interrelación entre cada uno de los procesos de ejecución
(estrategia, personas y procesos) y la necesidad de que todos ellos se coordinen de forma efectiva.
Por ello, las organizaciones que realmente quieran ser exitosas en el duro trabajo de ejecutar su
estrategia han de hacer una apuesta segura por aplicativos que permitan ver la situación global de la
organización y pensar en el largo plazo, a la vez que pueden entrar en el detalle de indicadores o
tareas específicas focalizándose en el más corto plazo.
Claramente, una organización que busque evitar dolores de cabeza al ejecutar su estrategia deberá
buscar una herramienta, software o plataforma con la que, al menos, aunar:
» una definición de su estructura integrada con los roles y responsabilidades de las personas de la
organización,
» elementos que le permitan gestionar los RRHH evaluando sus competencias y el grado de
alineamiento con los objetivos de la organización.
Aquellas compañías que trabajen en este sentido, simplificarán en gran medida la gestión de
la estrategia y podrán reducir esfuerzos en gestión focalizándose en lo realmente importante, la ejecución.
Referencias
Atwater, J. y Dittman, P. (2008) “We want to be Toyota”. Journal APICS (The Association for Operations
Management) (Edición Marzo-Abril 2008).
Charan, R. y Colvin, G. (1999) “Why CEOs Fail”. Revista Fortune (Edición Junio 1999).
Ismail, K (2014) “The Execution Gap: Does Your Organization Have One?”
Neilson, G. y Martin, K.; Powers, E. (2008) “The Secrets to Successful Strategy Execution”. Harvard
Business Review (Edición Junio 2008)
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(+34) 957 102 000