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THOMAS

HOBBES
Karen Daniela Vásquez

CETAP BARRANCABERMEJA
2022-2
Thomas Hobbes (1588 - 1679), fue un filósofo inglés, que se especializó en la
filosofía política, nacido el 5 de abril de 1588 en Westport, Inglaterra, y falleció
el 4 de diciembre de 1679 en Derbyshire, Inglaterra.
A Hobbes se le recuerda especialmente por ser considerado uno de los
fundadores de la filosofía política moderna. Una de sus más destacadas obras,
“Leviatán” (1651), fue la base de la filosofía política occidental, que se centró
en la teoría del contrato social. Así, en esta obra, Hobbes senta las bases de la
teoría contractualista.

¿Qué es el Contractualismo?

La teoría contractualista (o contractualismo) es una corriente de la filosofía


política moderna y del derecho, que establece que la sociedad disfruta de una
serie de derechos y ventajas sociales a cambio de la aceptación de que sus
libertades están limitadas por una serie de leyes que deben seguir y cumplir.
Derecho y política

Por otro lado, Hobbes también desarrolló algunos de los fundamentos del


pensamiento liberal europeo, y habló por ejemplo de la igualdad como un
derecho fundamental, de los derechos y del carácter artificial del orden político.
Así, aunque su pensamiento es absolutista, también realiza algunas
aportaciones sobre el pensamiento liberal.

Thomas Hobbes opinaba que el poder político legítimo debía ser


representativo y fundamentado en el consentimiento del pueblo, de las
personas. También habló de leyes; en este sentido, opinaba que todo aquello
que no se ha prohibido de forma explícita, está permitido.
Política
Hemos visto cómo en la obra de Leviatán se reflejan gran parte de las ideas de
Thomas Hobbes en relación a la política. Sus ideas políticas (y en relación a
la filosofía política), chocan contra las ideas descentralizadoras
(parlamentarias) del momento.

En esa época, la Reforma proponía una libertad ideológica y de conciencia que


Hobbes no apoyaba. Según Hobbes, estas ideas de la Reforma conducirían a la
anarquía, al caos y a la revolución.

Es por ello que Hobbes aboga, como ya hemos visto, por el absolutismo como
régimen político ideal; según él, este régimen combatiría todos estos “males”
que probablemente originarían la libertad ideológica y el parlamentarismo.
Leviatán, es seguramente la obra más importante y
trascendental del filósofo, político y pensador inglés
del siglo XVII, Thomas Hobbes.

Haciendo referencia y escribiendo con espléndida


maestría, el autor hace referencia al monstruo bíblico
más temido para explicar y justificar la existencia
de un Estado absolutista que subyuga a sus
ciudadanos. Escrito en el año 1651, su obra ha sido de
gran inspiración en las ciencias políticas y,
paradójicamente, en la evolución del derecho social
el Leviatán es un libro que está formado por 4 partes, donde explica la relación entre
el hombre y el Estado mediante un pacto consensuado en la relación de poder entre
mandado y mandatario.

1. El Hombre: En esta parte se analiza al hombre como individuo humano, ser del
conocimiento y la sabiduría. El hombre se hace y desarrolla mediante la
experiencia; experiencia que se define como la repetición de actos y vivencias que
darán forma a la sociedad. Éste hará uso de la palabra para llevar a cabo la
imposición de la verdad, mediante la oratoria y el discurso político.
El problema surge con los deseos mismos del hombre. Debido a los impulsos
materiales y pasionales de las personas, los intereses individuales siempre se
tornarán en contra de los otros, generando así un conflicto, especialmente por la
búsqueda de poder y riquezas.
2. El Estado: Es en este espacio de acción donde Hobbes introducirá el concepto de
“Pacto Social” o “Contrato Social”, manipulado y elaborado por los hombres para
asegurar la seguridad y protección individual para poder acabar así con los
conflictos enfrentados por los intereses individuales.
Es en el Estado donde priman las leyes morales por encima de las leyes naturales.
Esto es, que prevalecen los deseos colectivos versus los deseos pasionales de los
hombres. Para Hobbes, la única función del gobierno es establecer y asegurar la paz,
la estabilidad en la sociedad.
El autor solo defiende tres posibles modelos de gobierno: la monarquía (su
preferida), la aristocracia y la democracia, en este preciso orden. Tiene preferencia
por el absolutismo porque justifica el bien común, donde los intereses privados y
públicos son uno, admitiendo que “es imposible que si un Rey es rico, su pueblo sea
pobre”.
3. El Estado Cristiano
Thomas Hobbes era un creyente declarado, pero no por ello el destino de un pueblo
entero quedaba supeditado a la divinidad. Es más, llegó a poner en duda los Diez
Mandamientos de Moisés por una ausencia de pruebas que demuestren quién y por
qué propósito real se dictaron esas leyes.
Por consiguiente, el autor enfatizó mucho en la dependencia de la Iglesia con el
soberano, en este caso el monarca, para evitar interpretaciones pretenciosas que
perjudiquen al bien común, a la paz que tanto defendía.
Concluye atribuyendo un papel secundario a la Iglesia, subordinada por el jefe
supremo del Estado (los reyes católicos), y serán considerados los pastores
supremos de su propio pueblo, ostentando el poder único de legislar para sus
súbditos.
4. El Reino de la Oscuridad:
Siendo quizás el apartado más controvertido, Hobbes hace una clara y dura crítica a
las instituciones religiosas, a la Iglesia en particular. Nombra este capítulo “El Reino
de la Oscuridad” como parte del entramado corrupto y cínico que ha tenido la casa
de Dios a lo largo de la historia de los grandes imperios, como el Romano.
Acusa a las autoridades cristianas de haber faltado a la verdad, de querer imponer
la ignorancia en beneficio propio y teniendo así a la masa bien adoctrinada con
falsas prácticas, como serían la idolatría a Santos, figuras, imágenes o reliquias que
están prohibidas por la palabra de Dios.
Sin embargo, y salvando distancias con las maquinaciones de las que tanto rechaza,
Hobbes asevera que en algunos casos puntuales se puede callar o silenciar la
palabra de la verdad, si eso conlleva a la desestabilización del Estado por medio de
una rebelión que altere el orden y el statu quo establecidos.

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