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Los Contratos

Que se entiende por contrato:

Un contrato es el acuerdo de voluntades que


genera derechos, con sus obligaciones
correlativas.
El contrato es un tipo de acto jurídico de
carácter bilateral o multilateral, porque
intervienen dos o más personas (a diferencia
de los actos jurídicos unilaterales en que
interviene una sola persona), y está destinado
a crear derechos y obligaciones (a diferencia
de otras convenciones que están destinadas a
modificar o extinguir derechos y obligaciones).
Definición del Código Civil (C.C.):
“Artículo 1.133. El contrato es una convención
entre dos o más personas para constituir, reglar,
transmitir, modificar o extinguir entre ellas un
vinculo jurídico”.
Elementos del contrato

Capacidad

Consentimiento

• Elementos esenciales: Objeto

Causa

Forma

• Elementos naturales

• Elementos accidentales
• Elementos esenciales: son aquellos sin los cuales el contrato
no tiene valor, o degenera en otro diferente. En algunos
ordenamientos jurídicos y para algunos contratos puede
exigirse como validez también la forma.

– Capacidad: se subdivide en capacidad de goce (la aptitud


jurídica para ser titular de derechos subjetivos) y capacidad
de ejercicio (aptitud jurídica para ejercer derechos y contraer
obligaciones sin representación de terceros).
– Consentimiento: se manifiesta por la concurrencia de la
oferta y de la aceptación sobre la cosa y la causa que han
de constituir el contrato. Será nulo el consentimiento
prestado por error, violencia, intimidación o dolo.
– Objeto: pueden ser objeto de contratos todas las cosas que
no están fuera del comercio humano, aun las futuras.
Pueden ser igualmente objeto de contrato todos los
servicios que no sean contrarios a las leyes o a las
buenas costumbres. (Artículo 6 del C. C.)
Artículo 6°
No pueden renunciarse ni relajarse por convenios
particulares las leyes en cuya observancia están interesados
el orden público o las buenas costumbres.
– Causa: en los contratos onerosos (como la
compraventa), se entiende por causa, para cada
parte contratante, la entrega o promesa de una
cosa o servicio por la otra parte; en los de pura
beneficencia (ej. el de donación), la mera
liberalidad del bienhechor.
– Forma: en algunos contratos es posible que se
exija una forma específica de celebración. Por
ejemplo, puede ser necesaria la forma escrita, la
firma ante notario o ante testigos, etc.
• Elementos naturales: son aquellos que se
entienden incorporados en el contrato, pero
que las partes pueden libremente eliminar del
mismo, sin que éste deje de ser válido.
• Elementos accidentales: establecidos por las partes
como cláusulas especiales, que no sean contrarias a la
ley, la moral, las buenas costumbres o el orden público
. Por ejemplo: el plazo, la condición, el modo, la
solidaridad, la indivisibilidad, la representación, etc.
En consonancia con la autonomía de la voluntad, los
contratantes pueden establecer los pactos, cláusulas y
condiciones que tengan por convenientes, siempre que
no sean contrarios a la ley.
Clasificación de los contratos:
 Contratos unilaterales y bilaterales
 Contratos onerosos y gratuitos
 Contratos conmutativos y aleatorios
 Contratos principales y accesorios
 Contratos instantáneos y de tracto
sucesivo
 Contrato consensual y formales o
solemnes
 Contrato privado y público
 Contrato nominado o típico e
innominado o atípico
• Contratos unilaterales y bilaterales

Contrato unilateral: es un acuerdo de voluntades que engendra solo


obligaciones para una parte.
Contrato bilateral: es el acuerdo de voluntades que da nacimiento
obligaciones para ambas partes.

El Artículo 1.134 del Código Civil, establece lo siguiente:

“El contrato es unilateral, cuando una solo de las partes se obliga; y


bilateral, cuando se obliga recíprocamente”.

Los contratos sólo producen efectos entre las partes que los otorgan, y no
alcanzan a los terceros. Sin embargo, los herederos también resultan
obligados por los contratos del causante, porque son continuadores
jurídicos de éste, y los cesionarios también, por la misma razón.
Para el Derecho, el contrato tiene por finalidad "crear, modificar, transferir
y extinguir" obligaciones, derechos reales y derechos intelectuales.
• Contratos onerosos y gratuitos

Contrato oneroso: es aquél en el que existen beneficios y gravámenes


recíprocos, en éste hay un sacrificio equivalente que realizan las partes; por
ejemplo, la compraventa, porque el vendedor recibe el provecho del precio
y a la vez entrega la cosa, y viceversa, el comprador recibe el provecho de
recibir la cosa y el gravamen de pagar.

Contrato gratuito: en éste, el gravamen es para una sola de las partes y la


otra sólo tiene beneficios, lo que no implica que no haya obligación, puede
haber pero no representa un gravamen; por ejemplo, el contrato de
comodato es bilateral y gratuito, ya que el comodatario tiene la obligación
de devolver la cosa prestada, pero éste no asumió ningún sacrificio.

El Artículo 1.135 del C.C. define dicha clasificación:


“El contrato es a titulo oneroso cuando cada una de las partes trata
procurarse una ventaja mediante un equivalente; es a titulo gratuito o de
beneficiencia cuando una de las partes trata de procurar una ventaja a la
otra sin equivalente.
• Contratos conmutativos y aleatorios

Contrato conmutativo: es aquel contrato en el cual las


prestaciones que se deben las partes son ciertas desde el
momento que se celebra el acto jurídico, un ejemplo muy claro
es el contrato de compraventa de una casa.

Contratos aleatorio: es aquel que surge cuando la prestación


depende de un acontecimiento futuro e incierto y al momento
de contratar, no se saben las ganancias o pérdidas hasta el
momento que se realice este acontecimiento futuro. Ejemplos
son el contrato de compraventa de cosecha llamado de
"esperanza", apuestas, juegos, etc.

Artículo 1.136 del Código Civil.


“El contrato es aleatorio, cuando para ambos contratantes o
para uno de ellos, la ventaja depende de un hecho casual”.
• Contratos principales y accesorios

Contrato principal: es aquel que existe por sí mismo, en tanto


que los accesorios son los que dependen de un contrato
principal. Los accesorios siguen la suerte de lo principal porque
la nulidad o la inexistencia de los primeros origina a su vez, la
nulidad o la inexistencia del contrato accesorio.

Contratos accesorios: son también llamados "de garantía",


porque generalmente se constituyen para garantizar el
cumplimiento de una obligación que se reputa principal, y de
esta forma de garantía puede ser personal, como la fianza, en
que una persona se obliga a pagar por el deudor, si éste no lo
hace; o real, como el de hipoteca, el de prenda, en que se
constituye un derecho real sobre un bien enajenable, para
garantizar el cumplimiento de una obligación y su preferencia
en el pago.
• Contratos instantáneos y de tracto sucesivo

Contrato instantáneo: son aquellos que se


cumplen en el mismo momento en que se
celebran, es decir, su cumplimiento se lleva a
cabo en un solo acto.

Contrato de Tracto Sucesivo: es aquel en


que el cumplimiento de las prestaciones se
realiza en un periodo determinado, y que, por
deseo de las partes se puede extender para
satisfacer sus necesidades primordiales.
• Contrato consensual y formales o solemnes

Contrato consensual: Por regla general, el consentimiento de


las partes basta para formar el contrato; las obligaciones nacen
tan pronto como las partes se han puesto de acuerdo. El
consentimiento de las partes puede manifestarse de cualquier
manera. No obstante, es necesario que la voluntad de contratar
revista una forma particular, que permita por medio de ella
conocer su existencia.

Contrato formal o solemne: es aquel en que la ley ordena


que el consentimiento se manifieste por determinado medio
para que el contrato sea válido. En la legislación se acepta un
sistema ecléctico o mixto respecto a las formalidades, porque
en principio, se considera que el contrato es consensual, y sólo
cuando el legislador imponga determinada formalidad debe
cumplirse con ella, porque de lo contrario el acto estará
afectado de nulidad.
• Contrato privado y público
• Contrato nominado o típico e innominado o
atípico

Contrato nominado o típico: es aquel contrato


que se encuentra previsto y regulado en la ley.
Por ello, en ausencia de acuerdo entre las
partes, existen normas dispositivas a las que
acudir.

Contrato innominado o atípico: es aquel para


el que la ley no tiene previsto un nombre
específico, debido a que sus características no
se encuentran reguladas por ella. Puede ser un
híbrido entre varios contratos o incluso uno
completamente nuevo. Para completar las
lagunas o situaciones no previstas por las
partes en el contrato, es necesario acudir a la
regulación de contratos similares o análogos.
Contratos de adhesión:

Es un tipo de contrato donde las cláusulas


son redactadas por una sola de las partes,
con lo cual la otra solo se limita a aceptar
o rechazar el contrato en su integridad.
Sus cláusulas son inflexibles, no existe
discusión previa; no hay otra alternativa
que la aceptación total y la abstención. El
sistema es más frecuente cada día,
ejemplo, contratos laborales, bancarios,
internet, etc.
Principales Contratos

En principio la cantidad de contratos que puede


existir es casi infinita, como casi infinitos son los
derechos y obligaciones que pueden crear las
partes, incluyendo el hacerlo de manera pura y
simple, o sometida a alguna modalidad. Sin
embargo, la legislación civil de la mayoría de los
países ha regulado los más importantes de
éstos, bien sea en sus respectivos
Códigos Civiles, o bien en leyes especiales.
Contratos nominados o típicos
Mandato.
Acuerdo prenupcial
Matrimonio
(Capitulaciones
Opción.
matrimoniales).
Permuta
Arras
Prenda
Arrendamiento.
Promesa
Comodato.
(Precontrato o
Compraventa.
promesa de
Depósito.
contrato).
Donación.
Representación.
Fianza
Seguro
Franquicia
Sociedad
Hipoteca
Transporte
Trabajo
INTERCONEXIÓN
Interconexión:

Definida por el Reglamento de Interconexión


(RI) en su artículo 2, numeral 12, bajo los
siguientes términos.
“Interconexión: conexión física y lógica de redes
públicas de telecomunicaciones para el
intercambio y terminación de tráfico entre dos
(02) prestadores de servicios de
telecomunicaciones, permitiendo
comunicaciones interoperativas en el tiempo
entre usuarios”.
Por otro lado la LOTC, en su artículo 129
establece como una obligación para los
operadores el interconectarse con otras redes
públicas de telecomunicaciones.

“Artículo 129.- Los operadores de redes de


telecomunicaciones tienen la obligación de
interconectarse con otras redes públicas de
telecomunicaciones con el objetivo de
establecer entre los usuarios de sus servicios,
comunicaciones interoperativas y continuas en
el tiempo. La interconexión se hará de acuerdo
con los principios de neutralidad, buena fe, no
discriminación, e igualad de acceso entre
operadores conforme a los términos
establecidos en esta Ley, sus reglamentos y
demás normas aplicables”.
Igualmente el artículo 6° del RI, establece:

“Artículo 6°. Todo aquel operador que preste servicios


de telecomunicaciones al público, mediante una red
pública de telecomunicaciones, está obligado a permitir
la interconexión a aquellos operadores de la misma
naturaleza que la soliciten, de conformidad con lo
dispuesto en la Ley Orgánica de Telecomunicaciones y
en este Reglamento, garantizando el
interfuncionamiento de la redes, la interoperabilidad de
los servicios y que las comunicaciones iniciadas en los
equipos terminales de sus usuarios puedan dirigirse
hacia los equipos terminales de los usuarios de otros
prestadores de servicios de telecomunicaciones de la
misma naturaleza o recibir las comunicaciones de éstos,
en cumplimiento de su obligación de corresponsalía
pública…”.
En virtud de ello la obligación de
interconexión exige que todo operador
que preste servicios de
telecomunicaciones ésta obligado a
permitir en sus instalaciones la
coubicación física de equipos y medios de
transmisión de otro operador requeridos
para la interconexión, cuando la misma
haya sido solicitada.
La definición de coubicación artículo 2, numeral
6, del RI.

En cumplimiento de la referida obligación el


operador, a cambio del pago de una
contraprestación, debe poner a disposición el
espacio físico y todos los servicios auxiliares,
tales como suministro de energía, aire
acondicionado, y demás facilidades necesarias
para la adecuada operación de los equipos y
medios de transmisión requeridos para la
interconexión, en términos y condiciones no
discriminatorios, siempre y cuando no afecte en
forma grave sus intereses legítimos, artículo 14
del RI.
El artículo 2, numeral 16, define lo que es una
red pública de telecomunicaciones,
estableciendo al respecto:

“Conjunto de equipos, sistemas e


infraestructuras y las conexiones entre éstos
utilizados para la transmisión de información
ente puntos de terminación de la red,
destinados a la prestación de servicios de
telecomunicaciones al público en general,
haciendo uso del recurso limitado de
numeración…”.
Sujetos activos y sujetos pasivos de la
interconexión

Sujetos pasivos o sujetos “obligados a la


interconexiòn, son los titulares de la redes
públcias de telecomuniaciones, en tal
sentido el sujeto pasivo por excelencia
viene a ser el operador establecido,
establecido
CANTV.
En relación a los sujetos “activos de la
obligación” de interconexión son los
operadores de las redes públicas de
telecomuncaiciones que lo soliciten,
incluyendo a los operadores de redes
públcias extranjeras.
Ejercicio del derecho de interconexión:

El legislador ha previsto dos caminos para


conseguir el objetivo de la interconexión: uno
principal que busca fomentar la libre actuación
de los operadores en el mercado, que es el de la
negociación entre las partes, siendo éstas
quienes mediante acuerdos fijen las condiciones
y términos de la interconexión, y otro subsidiario,
aplicable en caso que el sujeto pasivo de la
interconexión no quiera negociar con el
sujeto activo, o que no se llegue a un acuerdo
satisfactorio entre las parte, en cuyo caso
CONATEL podrá imponer la interconexión,
señalando los términos en que esta se realizará.
En el primero de los casos la
interconexión será el resultado de un
contrato o acuerdo entre las partes, y en
el segundo de los casos será el resultado
de un Acto Administrativo que
corresponde dictar a CONATEL.
Del contrato de Interconexión:

El contrato de interconexión no es de tipo


administrativo sino es un contrato de derecho
privado, sujeto, no obstante a una fuerte
intervención de la administración pública a través
de CONATEL.

A pesar que el contrato de interconexión es


producto de la manifestación de la voluntad de las
partes, existen una serie de condicionantes o
normas de orden público que son impuestas por
CONATEL, mediante las cuales se exige que se
haga efectiva la interconexión, estableciendo las
condiciones mínimas para las mismas
En tal sentido el artículo 131 de la LOTC, presenta
normas de orden público, tales como lapso y
modalidades bajo las cuales se ejecutará el acuerdo;
obligaciones respecto a cada operador; la extinción del
término en que cualquiera de ellas podrá solicitar a la
otra la revisión del acuerdo respectivo, en el entendido
de que dicho término no podrá exceder de dos años.

Igualmente el artículo 133 de la LOTC, establece la


obligación de notificar a CONATEL, el haber suscrito el
acuerdo de interconexión dentro de los cinco días
hábiles siguientes a su celebración; facultando a
CONATEL, para efectuar los comentarios que a bien
tenga en relación al contrato de interconexión, estas
observaciones las formulará CONATEL durante los 45
días siguientes a la notificación del acuerdo de
interconexión.
Puede clasificarse el contrato de
interconexión como un contrato bilateral,
es un contrato sinalagmático (contiene
prestaciones reciprocas) y es un contrato
oneroso.
Contratos Informáticos y Electrónicos
Definidos los contratos como acuerdo de
voluntad con efectos de creación,
modificación o extinción de un vínculo
jurídico, el nacimiento de las
telecomunicaciones ha producido el
desarrollo de dos nuevas categorías
contractuales: Los contratos informáticos y
los contratos electrónicos.
En principio existía la tendencia a tratar los
términos contrato electrónico y contrato
informático como sinónimos, sin atender las
diferencias que existen entre ambas
categorías.
Los contratos informáticos tienen por
objeto un bien o un servicio informático,
a diferencia de los contratos electrónicos
que son contratos que versan sobre
cualquier prestación, pero que emplean
un sistema electrónico en su celebración,
tal es el caso de la venta de bienes en
Internet o través del EDI (electronic data
interchange).
Contratos Informáticos
Definición de contratos informáticos:

Los contratos informáticos se definen como


aquellas operaciones jurídicas por medio de las
cuales se crean, modifican o extinguen
relaciones u obligaciones sobre bienes o
servicios informáticos, entendiendo por bienes
informáticos los elementos que conforman el
sistema en cuanto al hardware y al software y
por servicios informáticos, todos aquellos que
sirven de apoyo y complemento a la actividad
informática, como los servicios de asistencia y
mantenimiento de programas y equipos.
El criterio fundamental para saber cuando
estamos en presencia de un contrato informático
es su objeto, diferenciándose claramente dos
tipos:

a) Los contratos sobre bienes informáticos


(compra, venta, o arrendamiento de hardware y
software) y
b) Los contratos sobre servicios informáticos
(asistencia y mantenimiento).

Si tomamos en cuenta el negocio jurídico, nos


encontramos con diversas categorías, la venta, el
arrendamiento, la prestación de servicios,
contratos de obras, etc.
Contrato Electrónico
Contrato Electrónico:

Definido como aquel que se realiza mediante la


utilización de algún elemento electrónico cuando
este tiene o puede tener una incidencia real
sobre la formación de la voluntad o el desarrollo
de una interpretación futura del acuerdo. La
esencia del contrato electrónico estriba en el
medio utilizado para la contratación,
independientemente del objeto cual recae el
acuerdo, pudiendo entonces en tal sentido
existir contratos informáticos por medios
electrónicos, como sucede en la ventana de un
software a través de la Internet.
Validez legal y regulación jurídica:

La celebración del contrato a través


de medios electrónicos, encuentra su
fuente y reconocimiento jurídico en el
texto de la Ley de Mensaje de Datos
y Firmas electrónicas (LMDFE),
específicamente en su artículo 15.
“Artículo 15.- En la formación de los contratos, las
partes podrán acordar que la oferta y la aceptación
se realicen por medio de un mensaje de datos”

Dicho artículo constituye sólo una expresión del


principio de equivalencia funcional, según el
cual los mismos efectos que surte la manifestación
de voluntad instrumentada a través de un
documento en papel, la debe cumplir el soporte
electrónico.
Principio consagrado en el artículo 5 de la Ley
Modelo de la Comisión de las Naciones Unidas
para el Derecho Mercantil Internacional
(LMCNUDMI).
“No se negaran efectos jurídicos, validez o fuerza
obligatoria a la información por la sola razón de
que esté en forma de mensaje de datos”.

Igualmente del artículo 1 de la (LMCNUDMI), se


desprende la definición de mensaje bajo los
siguientes términos:

“Por mensaje de datos se entenderá la


información generada, enviada, recibida,
archivada, o comunicada por medios electrónicos,
ópticos o similares, como pudieran ser, entre
otros, el intercambio electrónico de datos (EDI), el
correo electrónico, el telegrama, el télex o el
telefax”.
Del contenido del artículo 15 de la
LMDFE, todo contrato sería susceptible de
perfeccionamiento por medios
electrónicos, siempre que cumpla con los
requisitos de validez, obligando no sólo a
lo pactado sino también a las
consecuencias que de el se derivan.
Los contratos celebrados por vía
electrónica, producirán todos los efectos
previstos por el ordenamiento jurídico,
cuando concurran el consentimiento y los
demás requisitos necesarios para su
validez, rigiéndose por la normativa
especial contenida en la citada Ley y en la
normativa general aplicable a los
contratos civiles y mercantiles.
Caracterización:

No todos los contratos de interconexión son


objeto de caracterización uniforme, la diferencia
estriba en el medio electrónico de
comunicación utilizado para transmitir las
manifestaciones de voluntad de las partes,
así la contratación electrónica efectuada
mediante el uso del teléfono, es considerada
una contratación entre presentes, aún cuando
las partes no se encuentren “presentes”
físicamente en el mismo lugar.
Dicha clasificación tiene su fundamento en
la inmediatez del diálogo que ofrece la
comunicación telefónica, en tal sentido
podemos referenciar la doctrina acogida
por el Tribunal Supremo Español, cuando
al referirse al momento del
perfeccionamiento del contrato indica “…
no es la material ausencia de las partes,
sino el medio de comunicación empleado
la circunstancia a tener en cuenta para
fijar aquel momento…”.
Bajo el criterio de la Jurisprudencia Española, no
es la material ausencia de las partes sino el
medio de comunicación empleado, la
circunstancia que sirve para calificar un contrato
entre presentes y ausentes.
Si nos atenemos al criterio de la inmediatez del
medio utilizado en la comunicación, podemos
apreciar que se dificulta un poco mas la
caracterización uniforme de los contratos
electrónicos celebrados vía internet, ya que aún
cuando se trata de una misma red, la
caracterización dependerá del sistema utilizado
en la comunicación.
Si se trata de un contrato celebrado a través de
la web, en principio podría pensarse que se
trata de contrato efectuado entre presentes
debido a la interactividad que ofrece este
sistema de comunicación, donde las
operaciones son ejecutadas en tiempo real, de
manera que una vez que el aceptante pulsa el
botón de aceptación contenido en la oferta
contractual, el contrato se perfecciona en forma
instantánea según las reglas de la oferta y
aceptación que rigen la formación del contrato,
no obstante esta situación, la solución apuntada
podría variar dependiendo el caso concreto.
Ante la dificultad de subsumir una determinad
tipología contractual dentro de la clasificación
tradicional que diferencia la contratación entre
presentes de la contratación entre ausentes, la
doctrina alude a una nueva clasificación, refiriendo
en este caso, a la contratación en forma
instantánea y a la contratación en forma sucesiva,
que tiene lugar cuando el contrato se forma de
manera progresiva, siendo fundamental para
distinguir entre ambos tipos de contratación, el
intervalo de tiempo transcurrido entre la oferta
y la aceptación, si éste no es apreciable, el
contrato podrá calificarse como de formación
sucesiva, por el contrario, si hay coincidencia entre
estos momentos (oferta aceptación), estamos en
presencia de un contrato de formación
instantánea.
En la contratación por la Web, la determinación
del intervalo de tiempo apreciable es un tanto
difícil, ya que las ofertas se mantienen en la red.
Consideramos que la aceptación se produce de
forma coincidente con los términos de la oferta,
existe una comunicación instantánea y
coincidente en términos del TSE , dando lugar a
una contratación instantánea. Si el aceptante
modifica los términos de la oferta, se configura
una contra oferta en lugar de una aceptación,
entrando en juego las reglas que regirán la
formación sucesiva de los contratos.
En relación a los contratos celebrados vía e-
mail, la doctrina mayoritaria y la del TSE, opinan
que se trata de una contratación entre ausentes
(de formación sucesiva) en el entendido que no
es necesario que el receptor del mensaje esté
frente a la pantalla del computador para
recibirlo, no obstante esta afirmación, es
necesario analizar el caso en concreto que
podríamos llegar a la conclusión en el caso de
la contratación efectuada a través de la web,
dependiendo del intervalo de tiempo que medie
entre la oferta y la aceptación.
Si el contrato es efectuado mediante el
sistema de chat, donde las partes
interactúan entre si a través de
comunicaciones que se efectúan en
tiempo real, podríamos afirmar que se
trata de un contrato de formación
instantánea, el cual se perfecciona de
manera similar a los contratos efectuados
vía telefónica en virtud de la inmediatez
del medio utilizado en la comunicación , al
tratarse de una declaración de voluntad
comunicativa, instantánea y coincidente.
Uno de los principales problemas que se
suscitan en estos casos es la
identificación de la otra parte, quien podría
en todo caso estar utilizando un nombre
ficticio o no ser quien dice ser, si la
comunicación es efectuada con
dispositivos adicionales como micrófonos
y parlantes, la situación es comparable a
la contratación telefónica.
Otro de los sistemas a través de los
cuales puede contratarse es a través de
las videos conferencias, en dicho caso no
cabe duda que el contrato debe ser
considerado como un contrato entre
presentes, en el entendido que la
contratación efectuada por medio de una
video conferencia, es muy similar a la
contratación en el mundo real en tanto
que este medio facilita la visualización
física de las partes, quienes actúan de
forma simultánea y coincidente.
Formación del contrato a través de medios
electrónicos:

El estudio del perfeccionamiento del contrato es


de singular importancia por cuanto, pues es a
partir de este momento que las partes pueden
exigir el cumplimiento de las obligaciones
contractuales.

Distintas fases de un contrato en su formación y


ejecución
La fase de generación
La fase de formación
La fase de consumación
La fase de generación, fase previa a la
formación del contrato, referida al conjunto
de actos que reflejan la intención de las
partes de contratar, como sería la
distribución y búsqueda de información, la
selección del producto, o las
comunicaciones previas entre las partes.
La fase de formación, que coincide con
el momento de perfeccionamiento del
contrato, vinculando a las partes entre si,
dando origen a un negocio jurídico
determinado, que tiene lugar cuando
coinciden las manifestaciones de voluntad
de los contratantes.

La fase de consumación, durante la cual


las partes cumplen con las prestaciones
que se han obligado en virtud del contrato.
FIRMA ELECTRONICA
Firma Electrónica:
En un sentido amplio la firma electrónica
consiste en cualquier método o símbolo basado
en medios electrónicos, utilizando o adaptado
por una parte con la intención de vincularse o
autenticar un documento, cumpliendo todas o
algunas de las funciones características de una
firma manuscrita.
Bajo este concepto amplio tiene cabida técnicas
tan simples como un nombre u otro elemento
identificativo incluido al final de un documento
electrónico, insertando una imagen leída con un
escáner de una firma manuscrita, de muy
escasa seguridad.
En sentido estricto, la firma electrónica se
identifica con la denominación de firma
digital (basada en criptografía de clave
pública), firma electrónica avanzada o
firma electrónica, esta se relaciona con
una idea de transmisión de datos que
utiliza una especie de “sello digital”, el cual
permite al receptor verificar el origen del
mensaje y comprobar que el mismo no ha
sido alterado durante su transmisión.
En Venezuela La Ley de Mensajes de datos y
firmas electrónicas (LMDFE) reconoce la firma
electrónica en forma amplia, al adoptar esta
denominación con la finalidad de otorgar valor
jurídico a la firma electrónica
independientemente de las características
tecnológicas empleadas para firmar.

El artículo 2 define a la firma electrónica como


“Toda información creada o utilizada por el
signatario, asociada al mensaje de datos que
permita atribuirle su autoría bajo el contexto en
el cual ha sido empleado”.
No obstante la citada definición siendo de
carácter genérico y la terminología
empleada, el artículo 16 y siguientes de la
misma Ley establece una serie de
condiciones para equiparar los efectos de
la firma electrónica con la tradicional firma
manuscrita, donde resalta la necesidad de
garantizar que los datos empleados para
su generación puedan producirse una sola
vez, exigiendo además la certificación de
parte del prestador de servicios de
certificación.
Por otro parte dentro de las obligaciones
del signatario el artículo 19 de la citada
Ley alude a la necesidad de notificar al
prestador de servicios de certificación que
su firma electrónica ha sido controlada por
terceros no autorizados o indebidamente
utilizada.
De lo expuestos se deduce que dentro de la
categoría genérica de la firma electrónica
encontramos la firma digital, firma electrónica
avanzada, firma electrónica reconocida o firma
fiable, como la denominan los distintos textos
legales. La diferencia fundamental entre ambos
tipos radica en el sistema utilizado para la
generación de la firma y en el valor jurídico
atribuido, si se trata de una firma electrónica
simple, se utiliza cualquier procedimiento
electrónico, mientras que para la firma digital o
electrónica avanzada, el método utilizado en la
actualidad es la criptografía asimétrica o de calve
pública, siendo equiparable legalmente a la firma
manuscrita.
Objetivo de la firma electrónica

El objetivo básico de la firma electrónica es


aportar al mundo de los documentos
electrónicos la misma funcionalidad que aporta
la firma manuscrita a un documento impreso, es
decir, identificar al autor del mismo y, en el caso
de documentos compartidos entre diferentes
entidades o personas, fijar el contenido del
documento mediante el cruce de copias
firmadas por todas las partes implicadas.
Los retos que debe atender la firma
electrónica son el garantizar la
identidad del firmante y garantizar que
el documento no ha sido modificado
tras ser firmado.
Firmas electrónicas basadas en
criptografía de clave pública.

El uso de la firma digital mediante el


cifrado asimétrico, a diferencia de la firma
electrónica consignada de forma pura y
simple permite la autenticación del
documento, satisfaciendo las exigencias
de autoría e integridad necesarias para
que tanto el mensaje como la firma
electrónica sean vinculantes para el
firmante y exigible ante los tribunales.
Para lo cual debe existir un Prestador de
Servicio de Certificación, quien será la
“autoridad de certificación” o tercera parte
de confianza, como un intermediario entre
las partes a objeto de garantizar su
identidad, la emisión, recepción y
contenido de los mensajes. Los PSC,
fomentan el uso y desarrollo del comercio
electrónico sobre redes de
comunicaciones abiertas, aportando
garantías de seguridad, confidencialidad,
autenticidad y no repudio de las
comunicaciones electrónicas.
La ley de LMDFE y su reglamento parcial
regulan la figura del PSC, definido en
forma amplia en el artículo 2 de la ley.

“Proveedor de Servicio de Certificación:


Persona dedicada a proporcionar
Certificados Electrónicos y demás
actividades previstas en este Decreto
Ley”.
Podrá actuar como PSC, toda persona
natural o jurídica, de carácter público o
privado debidamente acreditado/habilitado
para ello por la Superintendencia de
Servicios de Certificación Electrónica,
(Servicio autónomo dependiente del
Ministerio de Ciencia y Tecnología), previo
cumplimiento de las exigencias de Ley.
No debe confundirse la actividad de los
PSC, con la función atribuida a jueces,
registradores y notarios como funcionarios
de dar fe pública a los documentos. Los
PSC no confieren fe pública a los
documentos por ellos emitidos, su función
se limita a certificar un producto de firma
electrónica o acreditar el momento exacto
del envío de un documento, artículo 38
LMDFE y 1357 C. C.
Articulo 38 LMDFE.

“El Certificado Electrónico garantiza la


autoría de la Firma Electrónica que
certifica así como la integridad del
Mensaje de Datos. El Certificado
Electrónico no confiere la autenticidad o fe
pública que conforme a la ley otorguen los
funcionarios públicos a los actos,
documentos y certificaciones que con tal
carácter suscriban”.
Artículo 1357. C. C.
“Instrumento público o autentico es el que
ha sido autorizado con las solemnidades
legales por un Registrador, por un Juez u
otro funcionario o empleado público que
tenga facultad para darle fe pública, en el
lugar donde el instrumento se haya
autorizado”.
Valor Jurídico de la firma
electrónica:

En general, todas las firmas electrónicas


independientemente del procedimiento
utilizado para generarlas, gozan de
reconocimiento legal y son admisibles
como medios de prueba en juicio, así lo
dispone la mayoría de los textos legales.
El artículo 17 de la Ley de Mensajes de datos y
firmas electrónicas (LMDFE), establece que la
firma electrónica que no cumpla con los
requisitos exigidos para su equiparación a la
firma autógrafa, podrá constituir un elemento de
convicción valorable en juicio conforme a las
reglas de la san crítica. No obstante esta
situación, para que se cumpla el principio de
equivalencia funcional que otorga a la firma
electrónica el mismo valor jurídico de la firma
manuscrita, el artículo 16 de la citada ley exige
que los siguientes presupuestos:
Que la firma permita:

a) garantizar que los datos empleados para su


generación puedan producirse un sola vez y
asegurar, razonablemente su confidencialidad;

b) ofrecer seguridad suficiente de que no pueda


ser falsificada con la tecnología existente en
cada momento y

c) no alterar la integridad del mensaje de datos,


presumiéndose que estos requisitos se cumplen
cuando la firma electrónica se encuentra
certificada por un prestador de servicios de
certificación (art. 18).
Como puede observarse, el legislador
venezolano en su intento de no favorecer
una tecnología sobre otra, enuncia de
manera general las condiciones de
equiparación, insistiendo en las garantías
mínimas de seguridad que debe ofrecer el
comercio en redes abiertas: la
confidencialidad, la autenticidad y la
integridad del mensaje.

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