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LOS CAMBIOS EN LA TECNICA DE LA CONSTRUCCION

En 1836 Brunel construye el puente sobre el Avon, en Bristol, de 214 metros, que es considerado una de las obras
de arte de la ingeniería del siglo XlX. La industria del vidrio realiza grandes progresos técnicos en la segunda
mitad del siglo XVlll, y en 1806 es capaz de producir paneles de vidrio de 2,50 por 1,70 metros. El consumo
ingles de vidrio en paneles pasa, entre 1816 y 1829, de 10,000 a 60,000 quintales aproximadamente, y los precios
bajan; el uso del vidrio en puertas y ventanas es universal, y se empiezan a experimentar aplicaciones de más
empeño, asociando el vidrio al hierro para obtener revestimiento que dejan pasar la luz.

LOS PROGESOS TECNICOS DE LA CONSTRUCCION COMUN.


Sobre las construcciones de mayor empeño existe mucha información, mientras que se carece de datos suficientes
para valorar los cambios de la técnica en la construcción común y en las viviendas que la revolución industrial esta
acumulando en torno a las ciudades. Normalmente se piensa que los métodos construcción no han variado.
LA INGENIERIA Y NEO-CLASISMO.

La relación entre los dos fenómenos necesita alguna ulterior explicación. Se observa justamente que
empieza en este periodo la separación entre la arquitectura y los problemas de la práctica de la
construcción. Estos caen en manos de una categoría especial de personas, los ingenieros, mientras los
arquitectos, perdido sus contactos con las exigencia concretas de la sociedad, se encierra en un
mundo de formas abstractas. Por tanto los dos fenómenos producen paralelamente, pero sin
encontrarse por el contrario se alejan poco a poco. Se produce como dice Gledion, la ruptura entre la
ciencia y su técnica de un lado, y el arte, del otro, es decir, entre arquitectura y construcción.
La tesis del clasicismo ideológico, a pesar de sus justificaciones rigurosas y elaboradas, duran en
realidad poco, porque pueden ser llevadas al mismo terreno filosófico y político de otras tesis y
sustituidas por estas.

En conclusión los proyectistas deberían usar las formas clásicas, pero preocupándose por ellas lo
menos posible. Uno y otros piensan que el proyecto hay que dar por conocidos ciertos aspectos
para poder concentrar la atención sobre otros, como en los cálculos se atribuye un valor
convencional a algunas variables para encontrar otras. La aplicación de perfeccionamientos de
estilo en particular el neo-clásico, que se utiliza tanto a más a gusto cuanto menos se sabe por
qué sirve, no para resolver, si no para disimular los problemas de composición.

Esto impide que de la repetida experiencia de nuevos procesos de construcción salga una
verdadera tradición. Los ingleses son los primeros en que han reconocido los valores
arquitectónicos de las construcciones utilitarias del siglo XlX, es exacto solo en partes. Estos
valores aparecen, puede decirse, solo cuando sus proyectistas piensan en otra cosa, y
preferiblemente en los particulares aislados de las composiciones de los conjuntos. Por tanto,
quedan como contribución fragmentaria. No pueden nunca sumarse entre sí y formar un sistema
unitario.
 
 
La unidad presupone una síntesis y una depuración consiente mientras que en este punto la costumbre
influye en la asociación estilística, imponiendo una síntesis exterior y convencional, a si los ingenieros
hacen prosperar, en el curso del siglo XlX, la técnica de las construcciones y preparan los medios que
servirán al movimiento moderno, pero al mismo tiempo ponen sobre estos medios una pesada hipoteca
cultural, con una especie de indiferencia por la calificación formal, ligando la costumbre de construir a
ciertas correspondencias habituales con los estilos pasados.

 
 

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