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Fiorella Méndez.

C.I: 28262783.

Historia de la Arquitectura Moderna – Leonardo Benévolo.

De acuerdo a lo que expresa Benévolo en su libro, la arquitectura del


Clasicismo establece una época a la que se le atribuye un carácter histórico, el
cual se puso en práctica en la mayoría de los países civilizados, y que se ajustó a
sus diferentes requerimientos prácticos y formales.

Se caracterizaba por un conjunto de reglas generales e inmutables, que


fueron interpretadas desde la antigüedad hasta el Renacimiento a partir de
monumentos, de tratados y de las experiencias de los grandes artistas. Estas
reglas lograban una efectiva transmisión de los resultados y garantizaban una
capacidad de adaptarse a cualquier situación.

Aunque, con la llegada de la Ilustración en el siglo XVIII, se da a entender lo


poco práctica que puede llegar a ser la existencia de estas reglas, y es ahí cuando
se presenta un cambio en la forma de producir arquitectura. Ya que, surge el
progreso en los estudios arqueológicos, por lo que la herencia de la antigüedad es
explorada de un modo minucioso, en donde no se limitaron con los hallazgos.

Ese material recolectado en la primera mitad del siglo, da inicios a los


estudios de J.J Winckelmann, el cual se encargó de presentar a las creaciones
antiguas como modelos dignos de imitar. Además, no los interpretó de acuerdo a
la moda de cada época, sino que se dedicó a estudiarlos objetivamente,
definiendo formalmente al Clasicismo, y a su vez convirtiéndose en el teórico de
un nuevo movimiento llamado: Neoclasicismo.

Por consiguiente, este es un movimiento en el que las reglas clásicas se


mantienen como modelos convencionales para artistas contemporáneos, en
donde no cambiaba nada ya que se seguían usando las mismas formas, con la
intención de rememorar la época clásica, pero, limitaban la creatividad de los
arquitectos al estricto empleo de las normas y órdenes clásicos.
Esta posición se extendió más allá de la antigüedad clásica, y se empezó a
aplicar a cualquier otra de las formas del pasado, produciendo así resurgimientos
renovados de los diferentes estilos históricos y dando lugar a una regeneración
cultural. Es entonces cuando a esto se le da el nombre de Historicismo, lo cual se
consideró como el cierre definitivo del Clasicismo y como el primer paso hacia el
movimiento moderno, precisamente por su intención de adaptar lo tradicional a
otros niveles de nuevas exigencias. Así mismo, es un tipo de arquitectura que se
preocupa esencialmente del aspecto exterior de los edificios sin que haya una
verdadera correspondencia con el interior o con su estructura.

En consecuencia, la industria y los talleres en este período son


conquistados por la máquina, la cual representa un método efectivo y menos
costoso para la producción de arquitectura. Los grandes cambios y
transformaciones en aspectos socio-económicos, tecnológicos y culturales
influyeron en la forma de construir edificios y se inventaron nuevos materiales
como el vidrio y el acero, que fueron utilizados dándoles una nueva estética.

También, surgieron ciertas contradicciones respecto a la unidad de lenguaje


y a la libertad individual. Se pensó que la unidad de lenguaje estaba garantizada,
debido a que ya se tenía un conocimiento mucho más preciso de los monumentos
históricos, el cual permitiría imitar con facilidad cualquier estilo en específico del
pasado, pero en realidad era algo mucho más disperso, debido a la presencia y
disponibilidad de tantos estilos en el registro antiguo. Se presentaron dos
ambigüedades en el caso de la libertad individual, la primera es que esta era nula
si se aplicaba el criterio de la fidelidad de cada estilo, independientemente de que
el artista pudiera aceptar, rechazar y manejar las referencias según le pareciera,
ya que seguía tratándose de modelos que solo podían conocerse
experimentalmente, y la segunda es que se podía considerar que la libertad
individual era ilimitada, porque el proyectista podía decidirse entre cualquier estilo
que quisiera.

Por otro lado, con el Historicismo surgió la primera aparición de una


dualidad que persiste hoy en día: la división entre proyecto y ejecución, en donde
al arquitecto se le otorgó la parte decorativa y estética, y a los técnicos la parte de
método y construcción, asegurando un progreso y una continuidad experimental.
Esto permitía que los artistas pudieran dedicarse a revisar el registro de la
antigüedad y planear nuevas formas idóneas para las necesidades de edificación
y distribución que no estuvieran del todo apegadas a lo tradicional; también les
permitía a los técnicos, enfrentar las consecuencias de la construcción,
desarrollando así la teoría y la práctica que los capacita.

A pesar de todo, los respectivos métodos de los técnicos y los artistas se


adaptan y complementan entre sí, permitiéndoles adquirir experiencias que serán
indispensables en el mundo moderno.

Para finalizar, se puede decir que la arquitectura se hallaba estancada en


una serie de normas extraídas de la antigüedad, las cuales en un principio se
consideraban efectivas en la ignorancia de no saber el propósito de las mismas.
Con el cambio de siglo, se empiezan a cuestionar que no necesariamente eran
funcionales o útiles, y gracias a los descubrimientos y a los avances de la época,
se pudo llegar a una definición precisa de esto, en donde se fijó que dichas reglas
debían ser utilizadas como referentes para futuros proyectos que tuvieran la
intención de revivir aquellos elementos del pasado, facilitando el recrear cualquier
estilo existente y dando una mayor libertad individual, lo cual dio lugar a un
progreso experimental que será clave en el paso hacia lo moderno.
Entre el arte y la ciencia. Vaivenes de la Arquitectura – Carlos Ríos Garza.

De lo que establece Ríos Garza, se entiende que la arquitectura ha ido


transmutando a lo largo del tiempo, adaptándose a las diferentes situaciones y
conocimientos. Es decir, la definición actual de la arquitectura no es la misma que
se tenía en la antigüedad, ya que en ese entonces se empleaban diferentes
técnicas y los arquitectos no ejercían ni adquirían los mismos conocimientos que
los de la actualidad.

En el pasado el arquitecto se encargaba de la construcción, pero en el siglo


XVIII surge un nuevo profesional en esta área, conocido como ingeniero. Esto
ocasionó una controversia entre arquitectos e ingenieros civiles, que hasta hoy en
día sigue presente.

Ahora bien, la definición de lo que era la arquitectura se adaptó al área que


quedaba para el desenvolvimiento de los arquitectos, causándoles cierta
confusión, ya que no encontraban un concepto que definiera con exactitud su
propósito. Pero, para los ingenieros civiles resultó fácil, porque estos se
adueñaron del campo que le pertenecía al arquitecto en la antigüedad.

Con el paso del tiempo se comenzaron a hablar de los arquitectos


definiéndolos como “una especie de ingenieros”, así que estos decidieron
defender su área de trabajo, y con ello provocaron que empezaran a llamar a la
obra arquitectónica como objeto artístico cuya característica principal era la
estética de la edificación. Es entonces cuando empezaron a referirse hacia los
arquitectos como artistas.

A raíz de esto, surgieron ciertas polémicas conceptuales, ya que al arte en


general lo consideraban una práctica inservible, así que a la arquitectura la
definieron como un arte distinto que no coincidía con lo que se le designaba, y lo
llamaron particularmente como un arte útil, en el que se enfatizaba en la belleza
de la edificación arquitectónica basándose en su carácter artístico, aunque
también se tomaban en cuenta el espacio y la calidad de los materiales, ya que se
seguían aplicando los principios que había establecido Vitruvio siglos antes, los
cuales se referían a la utilidad, solidez y belleza de la edificación.

No obstante, se estableció una confrontación entre la arquitectura como


construcción en general y la edificación como obra de arte. La primera fue
particular del ingeniero civil, ya que se apoyaba en el estudio de la resistencia y
proporción técnica de los materiales; la segunda fue particular del arquitecto, ya
que se basaba en el legado de la antigüedad de proporción y concordancia entre
el todo y las partes de la obra. Es decir, que estos dos profesionales construían de
acuerdo a estos principios.

A pesar de esto, surgió otro tipo de profesional cuyo propósito era unificar
tales fundamentos. Este era el ingeniero-arquitecto, el cual creía que el
conocimiento de la proporción arquitectónica era un aspecto añadido en la
edificación, por lo que se preparaba para concebir la arquitectura, de acuerdo a
dibujos, estilos y composición.

Sin embargo, la particularidad de la arquitectura era que la belleza se


sostenía de la proporción, la cual en un principio venia dada por lo impuesto en los
órdenes clásicos, y luego tras los estudios de las obras de la antigüedad se
obtuvieron en el ámbito de los diferentes estilos del pasado.

Esto se extendió a pesar de que ya se había empezado a desarrollar una


nueva idea de arquitectura, en la que se consideraba a la obra arquitectónica
como un espacio para habitar, y a su vez, incluía la premisa de la calidad de
edificación bella.

Es entonces cuando la arquitectura se empezó a desarrollar bajo el


concepto del hombre como centro de las ideas del arquitecto, y con esto cambió el
rol del arquitecto en la sociedad, se volvió indispensable debido a que su forma de
concebir la arquitectura no se hallaba condicionada solo por la belleza, sino que
también tomaba en cuenta la intención de ofrecer un espacio para vivir.
De esta manera, se comienza a producir una nueva lógica arquitectónica la
cual plantea que se debe considerar la efectividad de estos espacios habitables, la
belleza, la estructura y las dificultades generales de la edificación, además de
garantizar una importante adaptación de la construcción al entorno natural y
cultural. Esta definición de la arquitectura, exponía fundamentos mucho más
estables, además forma parte importante del concepto actual de la arquitectura.

Para concluir, se puede decir que la definición de arquitectura ha ido


variando a través del tiempo, sobre todo con la polémica entre arquitectos e
ingenieros civiles; la cual establece que los ingenieros acapararon toda la atención
de la época porque se estaban dedicando al área que le correspondía a los
arquitectos, y estos pasaron a un segundo plano en el que no le daban el valor a
su labor, además de que empezaron a referirse hacia ellos como artistas. Luego,
cuando se establece el cambio de rol del arquitecto, gracias a su nueva intención
de concebir la arquitectura bajo la premisa de espacio habitable y calidad estética
de la edificación, se volvió imprescindible en la sociedad. Esto provoco que se
tomara la iniciativa de adaptar y complementar los métodos de los ingenieros y
arquitectos, lo cual fue importante para lograr una estabilidad al momento de
edificar.

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