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LOS NOVÍSIMOS

NOV Í SIMOS
Etimología
Este vocablo procede del latín «novus» nuevo y del sufijo «isimo»
que indica grado de superlativo de los adjetivos, la forma latina
completa es «novissĭmus».

Significado de la palabra
Cada una de las cuatro situaciones que espera el individuo al final
de la vida que son: muerte, juicio, infierno y gloria, en la religión
católica.
POSTRIMERIAS
Etimología
Esta palabra en su etimología viene del adjetivo «postrimero» y del
sufijo «ía» que en los sustantivos femeninos hereda del latín que
indica cualidad o estado.

Significado de la palabra
Este vocabulario se define al periodo, lapso, tiempo, espacio, duración, época,
etapa o ciclo final de algo, esta acepción se puede usar en sentido plural.
Cada uno de los cuatro novísimos del ser humano que son:
muerte, juicio, infierno y gloria, aplicado en la iglesia católica.
ESCATOLOGIA

Es la rama de la teología que trata sobre


las doctrinas de las cosas finales (ta eschata).
El término griego es de introducción relativamente
reciente, pero en el uso moderno ha suplantado en
gran parte a su equivalente en latín De Novissimis. 
LOS NOV Í SIMOS
En los Libros Santos se llaman Novísimos a las cosas que
sucederán al hombre al final de su vida

1. MUERTE
2. JUICIO
3. INFIERNO
4. GLORIA
"La vida cristiana ... exige tener la mirada fija
en la meta, en las realidades últimas y, al
mismo tiempo, comprometerse en las
realidades 'penúltimas' ... para que la vida
cristiana sea como una gran peregrinación
hacia la casa del Padre".
JUAN PABLO II, AUDIENCIA GENERAL 11 AGOSTO 1999
EL
JUICIO
PARTICULAR
Es dogma de fe que todos los hombres son
juzgados inmediatamente después de la
muerte y que, también, inmediatamente,
reciben su sentencia y la ejecución de esta.
CEC 1021 
La muerte pone fin a la vida del hombre como
tiempo abierto a la aceptación o rechazo de la
gracia divina manifestada en Cristo (cf. 2 Tm 1, 9-
10).
El Nuevo Testamento habla del juicio
principalmente en la perspectiva del encuentro final
con Cristo en su segunda venida; pero también
asegura reiteradamente la existencia de la
retribución inmediata después de la muerte de
cada uno como consecuencia de sus obras y de su
fe.
La parábola del pobre Lázaro
(cf. Lc 16, 22) y la palabra de
Cristo en la Cruz al buen ladrón
(cf. Lc 23, 43), así como otros
textos del Nuevo Testamento (cf. 2
Co 5,8; Flp 1, 23; Hb 9, 27; 12, 23)
hablan de un último destino del
alma (cf.Mt 16, 26) que puede ser
diferente para unos y para otros.
CEC 1022
“Cada hombre después de morir, recibe en su alma
inmortal su retribución eterna en un juicio particular que
refiere su vida a Cristo.
• Bien a través de una purificación (cf. Concilio de Lyon II: DS
856; Concilio de Florencia: DS 1304; Concilio de Trento: DS
1820),
• Bien para entrar inmediatamente en la bienaventuranza del
cielo (cf. Concilio de Lyon II: DS 857; Juan XXII: DS 991;
Benedicto XII: DS 1000-1001; Concilio de Florencia: DS 1305)
• Bien para condenarse inmediatamente para siempre; (cf.
Concilio de Lyon II: DS 858; Benedicto XII: DS 1002; Concilio
de Florencia: DS 1306)”
Es así como en el momento mismo de la muerte el alma recibe
la sentencia de su destino para toda la eternidad. Al decir,
entonces, que alguien ha muerto, podría también afirmarse que
ese alguien también ha sido juzgado por Dios 
(cfr. Antonio Royo Marín, Teología de la Salvación).
“Ciertamente, el día del juicio no nos preguntarán qué leímos,
sino qué hicimos; ni lo bien que vivimos. Dime: ¿Dónde están
ahora todos aquellos señores y maestros que tú conociste
cuando florecían en los estudios? Ya poseen otros sus rentas y,
por ventura, de ellos no se tiene memoria; en su vida algo
parecían, más ya no hay de ellos memoria”.
Imitación de Cristo I, 3
¿EN QUÉ CONSISTE EL JUICIO
PARTICULAR?

“El juicio particular consistirá substancialmente en la


intimación de la sentencia divina al alma separada,
mediante un acto intelectual simplicísimo e instantáneo.
Una especie de radiograma espiritual que el alma recibirá
de parte de Dios y que se adecuará exactamente a los
méritos o deméritos que la propia alma descubrirá en sí
misma, instantáneamente con toda claridad y precisión”.
P. Royo Marín (op. Teologia de la salvacion, p. 284)
DEL JUICIO PARTICULAR,
POR SAN ALFONSO MARÍA DE
LIGORIO

Dame cuenta de tu administración» (Lc 16, 2)

De los bienes que hemos recibido de Dios, bien sean dones de la


naturaleza, o de la gracia, no somos dueños, de manera que podamos
dispones de ellos a nuestro antojo, sino solamente administradores; por
lo cual debemos emplearlos según la voluntad de Dios, que es el
verdadero dueño de ellos y de nosotros mismos. De donde resulta, que
hemos de darle cuenta de ellos a la hora de la muerte.
Como nos dice Jesucristo, por San Pablo:
Hemos de comparecer ante el tribunal de
Dios, para que cada uno reciba el pago
debido a las buenas o malas acciones ( II,
Cor. v, 10).

San Buenaventura comenta de este


modo:
 «No eres dueño o administrador de
las cosas que se te han confiado; y, por
lo mismo, has de dar cuenta de ellas.
CUANDO SE PRESENTE A SER
JUZGADA

Decretado está, dice San Pablo, que los hombres mueran sólo
una vez, y que después sean juzgados. (Heb. 9, 27). Es de fe que
hemos de morir, y que después de la muerte debemos ser
juzgados de todas las acciones de nuestra vida.
Entonces se decide la causa de nuestra muerte, o de nuestra
vida eterna; y al pasar el alma de esta vida terrena a la
eternidad, la consideración de los pecados cometidos, el rigor
del divino juicio, la incertidumbre de la salvación eterna, hacen
temblar a los mismos santos
Estando enferma Santa María Magdalena de
Pazis, temblaba de miedo al acordarse del día
del juicio; y animándola el confesor, le
respondió: «¡Ah padre! Es terrible cosa tener
que comparecer ante el tribunal de
Jesucristo».

También San Agatón, después de haber pasado


tantos años haciendo penitencia en el desierto,
temblaba diciendo: «¿Qué será de mi cuando
sea juzgado?».
TERROR QUE TENDRÁ EL ALMA
CUANDO SEA EXAMINADA

Luego que el alma e presenta al tribunal de


Jesucristo, le dice éste justísimo Señor: «Dame
ahora cuenta de todas las obras de tu vida»
• El Juez, ante todas las cosas, pedirá cuenta al
pecador de los beneficios y de las gracias que
le hizo para salvarle, de las cuales él no quiso
aprovecharse. Le pedirá cuenta de los años
que le concedió para servir a Dios: Vocabit
adversum me tempus (Threm. I, 15) y él los
gastó en ofenderle. 
El profeta Malaquías dice, que «así como
se purifica el oro, separándose de la
escoria, así el día del juicio se
examinarán todas nuestras acciones, y se
castigarán las que no sean buenas y
arregladas a la ley divina.

«Pesados están en fiel balanza los


Juicios del Señor». (Prov. XVI, 11). En
la balanza del Señor no se pesa la
nobleza, ni la ciencia, sino la vida y
las obras.
«¿Que será de mi, -decía Job-, cuando Dios habrá de venir a
juzgar?» «¿Ni que podré responderle cuando me pregunte?» «¿Y
que le responderé cuando me buscare?» ¿Que podrá
responderle a Jesucristo el pecador? ¿Que ha de poder contestar
cuando se vea convencido?
Callará confuso, como calló el hombre que según San Mateo
(22, 12) fue hallado sin el vestido nupcial. Toda iniquidad cerrará
su boca. Entonces dice Santo Tomás de Villanueva, no habrá
intercesores a quienes pueda recurrir. ¿Quién te salvará
entonces? ¿Dios? Más ¿cómo podrá salvarte Dios, dice San
basilio, si tú le despreciaste? El alma que sale de esta vida en
pecado se condena a sí misma, aún antes de que se pronuncie la
sentencia contra ella.
EL JUICIO PARTICULAR EN LAS SAGRADAS
ESCRITURAS

Hebr. 9, 27
“Y del mismo modo que está establecido que los hombres mueran una sola
vez, y luego el juicio,…”
2 Cor 5,10
“Porque es necesario que todos seamos puestos al descubierto ante el tribunal
de Cristo, para que cada cual reciba conforme a lo que hizo durante su vida
mortal, el bien o el mal”.
Ro 2, 15-16
“…como quienes muestran tener la realidad de esa Ley escrita en su corazón,
atestiguándolo su conciencia con sus juicios contrapuestos que les acusan y
también les defienden…en el día en que Dios juzgará las acciones secretas de
los hombres,…”.
(Ecclo 1,13)
“Para el que teme al Señor, toda ira bien al fin, en el día de su
muerte se le bendecirá”
(cf. Lc 16, 22s)
El pobre Lázaro es llevado al seno de Abraham inmediatamente
después de su muerte, mientras que el rico Epulón es
inmediatamente entregado a los tormentos del infierno
(Lc 23, 43)
Jesucristo en la cruz, le dice al buen ladrón: “Hoy estarás
conmigo en el paraíso”
FRASES DE SANTOS SOBRE EL JUICIO
PARTICULAR

• «A la tarde te examinarán en el amor» (San Juan de la


Cruz, Avisos y sentencias, 57).
• “Cada cual ha de ser juzgado en el estado en que salga de este
mundo; y por esto ha de velar todo cristiano, para que la llegada
del Señor no le encuentre desprevenido”. (San Agustín, “Cátena
Aurea” (vol III, p. 202)
• “Aunque tengas padres o hijos o amigos o alguien que pudiera
interceder por ti, sólo te aprovechan tus hechos. Así es este juicio:
se juzga sólo lo que has hecho”. (San Juan Crisóstomo (Homilía
sobre la Epístola a los Gálatas, 2-8)
¿EXISTEN LAS ALMAS ERRANTES?

Un alma errante sería el alma de un difunto que “vagaría”


por el mundo, a veces interactuando con seres humanos
vivos
Para que exista un alma errante es necesario que se
cumplan dos condiciones:
 Que el difunto no sea juzgado inmediatamente después
de su muerte
• Que este difunto pueda interactuar con el mundo físico
EXPLICACIÓN TEOLÓGICA DE LA
IMPOSIBILIDAD DE LA EXISTENCIA DE
ALMAS ERRANTES

DE PARTE DE DIOS

Santo Tomas de Aquino dice que si el alma no fuera juzgada


inmediatamente al separarse del cuerpo permanecería incierta su
muerte eterna durante un tiempo, esto parece contrario a la
sabiduría de Dios, lo mismo que a su misericordia y a su
justicia
DE PARTE DEL HOMBRE

Podría decir que Dios retrasa el juicio particular de alguien


como un tanto de misericordia para lograr después de su
muerte la conversión.
Si Dios omnipotente y misericordioso, quisiera darle a
alguien otra oportunidad, lo regresaría a la vida temporal.
Por lo tanto, no hay ningún motivo por el cual Dios,
pospondría el juicio particular de un alma.
EL
PURGATORIO
CEC 1030 
Los que mueren en la gracia y en la amistad de
Dios, pero imperfectamente purificados, aunque
están seguros de su eterna salvación, sufren
después de su muerte una purificación, a fin de
obtener la santidad necesaria para entrar en la
alegría del cielo.
¿QU É ES EL PURGATORIO?

CCE 1031 
La Iglesia llama purgatorio a esta
purificación final de los elegidos que es
completamente distinta del castigo de los
condenados. La Iglesia ha formulado la
doctrina de la fe relativa al purgatorio sobre
todo en los Concilios de Florencia (cf. DS
1304) y de Trento (cf. DS 1820; 1580).
EL PURGATORIO EN LAS
SAGRADAS ESCRITURAS

• 2 Macabeos 12, 43ss


"Después de haber reunido entre sus hombres cerca de 2.000 dracmas, las
mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado, obrando muy
hermosa y noblemente, pensando en la resurrección. Pues de no esperar
que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar
por los muertos; mas si consideraba que una magnífica recompensa está
reservada a los que duermen piadosamente, era un pensamiento santo y
piadoso. Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los
muertos, para que quedaran liberados del pecado.“
• 1Cor 3,13-15
"Un día se verá el trabajo de cada uno. Se
hará público en el día del juicio, cuando
todo sea probado por el fuego. El fuego,
pues, probará la obra de cada uno. Si lo
que has construido resiste el fuego, será
premiado. Pero si la obra se convierte en
cenizas, el obrero tendrá que pagar. Se
salvará pero no sin pasar por el fuego".
• Ap 21,27
"No entrará nada manchado (impuro)"
TRATADO DEL PURGATORIO,
SANTA CATALINA DE GENOVA

1 En la muerte, al verse el alma separada del


cuerpo, se arroja allí donde le corresponde
estar: cielo, infierno o purgatorio.
Concretamente, si todavía queda en ella algo
que purificar, experimenta la necesidad del
purgatorio, es decir, del purificatorio.
2 Al purgatorio va el alma que carece ya de
culpa, pero que todavía no ha eliminado
totalmente las huellas malas dejadas en su ser
por el pecado. Éstas, al no estar
suficientemente borradas en esta vida por la
penitencia, constituyen la pena temporal que
debe ser purgada, pues son el impedimento
que retarda, que hace aún imposible, la unión
con Dios en el cielo.
3 Aunque con relativa frecuencia alude Catalina
a la necesidad de que se cumpla la justicia
divina, el purgatorio, en su descripción, se
manifiesta más como una exigencia
ontológica del propio ser del alma, que como
una pena jurídica, merecida a causa de los
pecados.
4 El alma pierde toda atención de sí misma o
de sus compañeras de purificación, absorta
en el amor de Dios y, ajena a todo valor de
tiempo o espacio, vive abandonada a las
operaciones divinas que la van purificando.
Más abajo precisaremos este punto con
ayuda del Catecismo.
El fuego del amor de Dios es lo que precisamente va
5 consumiendo en el alma toda herrumbre o mancha de
pecado. El sufrimiento del purgatorio es, pues, ante todo la
pena de daño, mucho más que la pena de sentido, es decir,
mucho más que «cualesquiera otras penas que allí puedan
encontrarse» .
En efecto, lo más terrible para el alma es el desgarramiento
interior producido por un amor que, a causa de esos
impedimentos aún no del todo aniquilados, se ve retardado
en el ansia de su perfecta posesión de Dios. Y cuanta más
purificación, más intenso el amor y más cruel el dolor. Amor
y dolor parecen crecer así en el purgatorio en acelerada
progresión. El purgatorio es, pues, un crescendo de amor y
dolor que conduce al cielo, a la felicidad perfecta.
6 Hay en las almas del
purgatorio un gozo
inmenso, parecido al del
cielo, y un dolor
inmenso, semejante al
del infierno; y el uno no
quita el otro.
EL PURGATORIO: PURIFICACIÓN
NECESARIA PARA EL ENCUENTRO CON
DIOS

A partir de la opción definitiva por Dios o contra Dios, el hombre se


encuentra ante una alternativa: o vive con el Señor en la
bienaventuranza eterna, o permanece alejado de su presencia.
Para cuantos se encuentran en la condición de apertura a Dios, pero
de un modo imperfecto, el camino hacia la bienaventuranza plena
requiere una purificación, que la fe de la Iglesia ilustra mediante la
doctrina del «purgatorio
(JUAN PABLO II AUDIENCIA GENERAL, MIÉRCOLES 4 DE AGOSTO DE 1999)
LOS SANTOS Y LAS ALMAS DEL
PURGATORIO

A muchos santos se les aparecían


las almas del purgatorio y les
rogaban que intercedieran por ellas.
A los días, cuando iban gozosas en
su tránsito al Paraíso, pasaban para
agradecer esta ayuda maravillosa.
SANTOS QUE TUVIERON EXPERIENCIAS CON
ALMAS DEL PURGATORIO

 Santa Perpetua (siglo II-III)  Santa Francisca Cabrini (1850-


 Santa Brígida de Suecia (1303- 1917)
1373)  Santa Faustina Kowalska (1905-
 Santa Catalina de Siena (1347- 1938)
1380)  Sor Úrsula Benincasa (1547-1608)
 Santa Francisca Romana (1384-  San Pio de Pieltrelcina
1440)  Natuzza Evolo (1924-2009)
 Santa Teresa de Ávila (1515-1582)
 San Maria Magdalena de Pazzi
(1556-1607)
¿PORQUE LOS PROTESTANTES NO
ACEPTAN EL PURGATORIO?

El mundo protestante niega la realidad del


purgatorio básicamente por cuatro motivos:

Porque en la Biblia no aparece de manera explícita


la palabra ‘purgatorio’.
Consecuencia del punto anterior los protestantes están
convencidos de que en sagrada escritura sólo se hace
mención explícita de dos estados después de la muerte: la
vida eterna o la condenación eterna (al que ellos no irán por
el ‘una vez salvado salvo para siempre’. No hay otros
‘lugares’, o lo uno o lo otro.  

Los protestantes también niegan la existencia del Purgatorio


porque, por la errónea concepción de la justificación, Según ellos
el purgatorio no tiene razón de ser pues la purificación ya nos fue
alcanzada gracias al sacrificio de Jesús en la cruz, pues la sangre
de Jesús es la que purifica: “la sangre de Jesucristo, su hijo, nos
purifica de todo pecado” (1 Jn 1, 7). Y que “Jesucristo (…) el que
nos purificó de nuestros pecados por su sangre…” (Ap 1, 5).
Los protestantes dicen que el purgatorio tiene uno de sus
fundamentos en libros que no pertenecen a su biblia. Los
protestantes, como no aceptan 7 libros de la biblia niegan en
consecuencia lo que en esos libros está contenido. Uno de los
libros que ellos no aceptan es el libro de los Macabeos.

Hay quien dice además, dentro de los protestantes, que el purgatorio


es una incitación al pecado por la posibilidad de arreglar las cosas
con Dios después de la muerte; y que el purgatorio sería un invento
de la Iglesia, 
COMO AYUDAR A LOS
FIELES DIFUNTOS
Existen muchas maneras de
ayudar a las Benditas Almas
del Purgatorio, puesto que
hay muchas por las que
nadie reza
Muchos creen falsamente
que “cuando alguien fallece
ya está con Dios”
LA ORACI Ó N POR LOS FIELES
DIFUNTOS

CEC 958 
La comunión con los difuntos.
«La Iglesia peregrina, perfectamente consciente de esta comunión
de todo el cuerpo místico de Jesucristo, desde los primeros
tiempos del cristianismo honró con gran piedad el recuerdo de los
difuntos y también ofreció sufragios por ellos; "pues es una idea
santa y piadosa orar por los difuntos para que se vean libres de
sus pecados" (2 M 12, 46)"» (LG 50). Nuestra oración por ellos
puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su
intercesión en nuestro favor.
LOS SACRIFICIOS EUCAR Í STICOS

CEC 1371
El sacrificio eucarístico es también ofrecido por los fieles
difuntos «que han muerto en Cristo y que todavía no están
plenamente purificados» (Trento [1562]), para que puedan
entrar en la luz y la paz de Cristo: «Enterrad este cuerpo en
cualquier parte; no os preocupe más su cuidado.
Sólamente os ruego que, dondequiera que os halláreis, os
acordéis de mí ante el altar del Señor» (Santa Mónica,
antes de morir, a San Agustín [+430] y su hermano)
LAS MISAS GREGORIANAS

Son una serie de Santas Misas


que tradicionalmente se ofrecen
en 30 días consecutivos tan
pronto como sea posible después
del fallecimiento de una persona.
Estas Misas son ofrecidas
individualmente por el alma de
una persona.
LAS INDULGENCIAS

Las indulgencias tanto parciales como plenarias pueden ser


siempre aplicadas a los difuntos a modo de sufragio
En el momento de la muerte, cualquier fiel, debidamente
dispuesto espiritualmente, podrá ganar la indulgencia plenaria,
aunque carezca en aquel momento de un sacerdote que pueda
impartírsela, con tal que durante su vida haya rezado
habitualmente alguna oración.
Es una obra de caridad para con las almas del purgatorio el
ganar para ellas indulgencias plenarias.
EL VOTO DE ANIMAS
Lo llaman también «acto heroico de caridad».
No es voto, se llama así, pero no obliga bajo
pecado. Y puede uno rectificarlo cuando quiera.
¿Qué significa el voto de ánimas? Significa que
yo renuncio a todos los méritos renunciables
para ponerlos en manos del Señor y de la
Santísima Virgen, para que ellos los distribuyan
entre las almas del purgatorio más necesitadas.
LOS CEMENTERIOS
Cuando muere una persona es llevada para ser
enterrado en un lugar sagrado mientras espera la
resurrección de los muertos y la promesa de la vida
eterna.
Los cementerios guardan los restos terrenales de los
miembros de nuestras familias y amigos que han
compartido su amor, amistad y fe con nosotros. A pesar
de que una tumba en un cementerio genera tristeza,
una tumba en un cementerio católico también es una
señal de esperanza en Dios y Su promesa de vida
eterna.
No dejemos, pues, de hacer ahora por nuestros hermanos
difuntos lo que, cuando estemos nosotros en el purgatorio,
querremos que nuestros hermanos de la tierra hagan por
nosotros.
Tengamos verdadera devoción por los fieles difuntos, que ya
están confirmados en la gracia. Ellos han llegado ya en Cristo a la
certeza de la salvación. Nosotros, en cambio, aún estamos en
camino hacia ella...

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