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CASO CLINICO

Paciente varón de raza caucásica de 40 años de edad, fumador de unos 30 cigarrillos al día desde los 23 años y
bebedor de fin de semana. Niega el consumo de otros tóxicos y es alérgico a los ácaros y a las gramíneas, sin otras
patologías de interés. Fue apendicectomizado a los 17 años. No toma medicación habitual, sólo antihistamínicos de
forma muy ocasional. Su abuelo materno falleció a los 65 años por un infarto agudo de miocardio, sin otros
antecedentes familiares destacables. Acude a nuestra consulta de Digestivo por disfagia leve para sólidos y líquidos
desde hace un año, que ha empeorado en los últimos meses. No presenta sialorrea, ni vómitos, ni regurgitación,
aunque en ocasiones refiere dolor retroesternal con sensación de impactación de alimentos a ese nivel, que no
requiere asistencia médica, ya que se resuelve espontáneamente en minutos. Refiere pérdida ponderal de unos 4 kg
desde el empeoramiento de los síntomas, aunque reconoce haber disminuido la ingesta por la disfagia. Otros
síntomas previos a los actuales son pirosis y regurgitación no ácida desde hace años, que no han modificado de
forma importante su estilo de vida, pero que no mejoran con la toma de inhibidores de la bomba de protones (IBP).
Las deposiciones son normales, sin restos patológicos y sin modificación del hábito intestinal.
• Aporta un hemograma, bioquímica, estudio lipídico y hormonas tiroideas normales. A la
exploración física observamos a un hombre con buen estado general, bien nutrido, hidratado
y perfundido, con normocoloración de la piel y las mucosas. La exploración orofaríngea es
normal; no se palpa bocio ni adenopatías cervicales, supraclaviculares, retroauriculares ni
axilares. Asimismo, la auscultación cardiorrespiratoria es normal. El abdomen es blando y
depresible, no doloroso a la palpación y sin signos de irritación peritoneal; no se palpan
masas ni visceromegalias. Los ruidos hidroaéreos están conservados. Según algunos
estudios el 1-2% de la población adulta presenta disfagia, siendo un pequeño porcentaje de
ellos los que acuden a nuestras consultas y que pueden llegar a presentar una patología
grave1 . La disfagia debe considerarse un síntoma de alarma, y nos obliga a realizar una
serie de pruebas que nos permitan alcanzar el diagnóstico de la patología que la produce.

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