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ELOCUTIO

ELISA T. DI BIASE
DECORO

 Al tratar la elocución, la mayoría de los autores han tomado como modelo a Cicerón e
identificado, el menos en términos generales, tres estilos: el sublime o elevado, el medio y
el sencillo.
 Cuanto más “retórico” suena y más lleno de figuras literarias, metáforas extendidas,
tiempos verbales complejos y léxico extravagante está el discurso, más elevado el estilo.
 Un buen orador aspira a dominar los tres estilos y, cuando sea apropiado, será capaz de
mezclarlos en un mismo discurso.
 Una narración puede exigir la claridad y el estado de ánimo del estilo sencillo, por ejemplo,
mientras que la peroración –en la que típicamente intentas conmover a tu audiencia- da la
oportunidad de emplear un estilo más elevado.
 Al decidir qué estilo se ha de emplear en una circunstancia dada, el decoro es lo que
determina tu elección.
 Como concepto retórico, el decoro abarca no sólo los
rasgos más obvios de la elocución, sino el Kairós o la
pertinencia y oportunidad de un discurso, el tono y la
disposición del orador… Es un concepto a modo de
paraguas gigante que todo lo abarca y que significa
nada más y nada menos que adecuar el discurso a
las expectativas y al gusto de la audiencia.
 “Indecoroso” puede sonar a palabra que usan las
beatas en las iglesias, pero, en realidad, quiere decir
inapropiado.
 Todos tenemos un instinto del decoro estilístico.
Cuando escribimos una carta para pedir trabajo no
iniciamos con “¿Quiubo, wey?” ni ponemos
emoticonos; cuando nos presentan a nuestros suegros
no contamos chistes vulgares y, si estaos en un juicio,
no tuteamos al juez. Sin embargo, el lenguaje que
usamos en el tribunal haría que nuestros amigos se
burlaran de nosotros en una reunión.
 Así que el decoro significa hablar el lenguaje de la
audiencia. La pomposidad es una falta de decoro, lo
mismo que la vulgaridad.
 La retórica más eficaz
es, con frecuencia, la
menos obvia, así que
el decoro es difícil de
ejemplificar: cuando
está, no se nota; se
vuelve visible cuando
falta.
 Un buen orador,
además de preparar
su discurso en un
tono, va interpretando
el estado de ánimo de
sus oyentes en la
medida en la que
habla.
HUMOR

 El humor puede ser muy persuasivo. Incluso Aristóteles aconsejó, como Gorgias,
“utilizar la carcajada para anular la seriedad del otro y la seriedad para anular su
carcajada.”
 Es un elemento del pathos en la medida en que despierta las emociones de los oyentes
y los mueve a la risa. Pero, lo que es más importante, como la risa se basa en supuestos
comunes, también forma parte del ethos. Compartir el humor con alguien implica
compartir muchos valores.
 Cicerón escribió tres libros sobre el humor que se perdieron.
 Sin embargo, ninguno de los antiguos rétores parecía dispuesto a admitir que alguien
más era gracioso. Cicerón y Quintiliano, por ejemplo, consideraban a los oradores
griegos poco divertidos.
 Quintiliano admitió de Cicerón que “usó las chanzas con extraña gracia”, pero añadió
maliciosamente que “ojalá no hubiera hecho tantas”.
 No es de extrañar que los griegos no hicieran reír a los latinos. Las
bromas de Shakespeare ahora ya casi no se entienden (extrañamente,
las de Cervantes sí).
 La velocidad a la que el humor se vuelve anticuado es una
demostración de hasta qué punto está imbricado en un conjunto de
supuestos comunes, culturales y comunitarios.
 La carcajada pone a los oyentes de tu lado.
 Cicerón dice: “Así, pues, la consideración del momento, el control y el
comedimiento de las bromas y la moderación en las agudezas
diferenciarán al orador del bufón.”
 Una broma mal calibrada hace añicos tu relación con el público.
EFECTOS DE SONIDO

 Para la efectividad de una pieza retórica resulta decisiva la forma en la que suena. Y
esto es válido tanto si la escuchamos en voz alta como si la leemos.
 He aquí uno de los territorios que la poética y la retórica tienen en común.
 W.H. Auden define la poesía como “lenguaje memorable” y tiene razón, La poesía
proviene de la tradición oral y hay mucha gente que piensa que la mayoría de los
efectos de sonido y ritmo que caracterizan al verso –desde las formas aliterativas y
basadas en el acento hasta la rima- surgieron como recursos para memorizar largos
poemas.
 La repetición (pues la rima, la aliteración y el tic tac del ritmo no son más que formas
de repetición) hace que las cosas sean memorables (y, sí, hermosas).
 Para Aristóteles: “La forma de la
composición en prosa no debe ser en
verso, pero tampoco carente de ritmo, ya
que lo primero no resulta convincente
(pues parece artificial), además de que
distrae la atención[…]. Pero la forma
carente de ritmo es indefinida, y debe ser
definida, aunque no sea en verso, ya que
lo indefinido es desagradable y difícil de
entender […]. Por ello el discurso debe
tener ritmo pero no metro, pues sería un
poema, así que será un ritmo no
absolutamente riguroso.”
 En la prosa, no podemos formular las
reglas del sonido, pero sí sabemos cuando
una oración es eufónica o cacofónica.
LAS FIGURAS

 “Pues a todo lo que enseñan las reglas del retórico es a nombrar sus herramientas” se
quejó Samuel Butler sobre los manuales de retórica. El nombre de estas herramientas
–figuras y tropos- es el vocabulario técnico que da a la retórica un aspecto opaco.
Pero, en realidad, aunque muchas y muy variadas, las figuras retóricas son bastante
claras.
 Las distintas formas en las que el lenguaje se hace metafórico y las distintas formas
en las que se manifiesta tienen nombres especiales. Son como pasos de baile.
 Las listas de figuras –que a lo largo de los siglos han constituido buena parte de los
manuales de retórica- son un intento de categorizar o dotar de sistema a la
extraordinariamente amplia gama de cosas que se pueden hacer con el lenguaje.
 Así, como podrán imaginarse, después de siglos
y siglos de clasificaciones y enumeraciones, de
listas interminables de manuales retóricos, no
heredemos simplemente una hoja de Excel con
categorías claramente determinadas, sino una
gigantesca mezcolanza de términos y de ideas.
 Se han hecho intentos para distinguir entre
figuras y tropos: las primeras actuarían a nivel
de la frase o sentencia y las segundas de la
palabra individual. Pero esa frontera también es
resbalosa.
 A veces, también se ha intentado hacer una
distinción entre figuras del lenguaje y figuras
del pensamiento. Así, la reducción al absurdo se
clasificaría como figura del pensamiento,
mientras que el isocolon –una secuencia de
expresiones de la misma longitud- o la
aliteración serían figuras del lenguaje. Pero,
¿dónde quedaría la hipérbole, por ejemplo?
Pensamos con lenguaje, así que todo se solapa.
 Es un lugar común de la crítica literaria decir que no es posible separar
el estilo y el contenido. Todos los elementos estilísticos tienen una
finalidad y resuenan en el sentido del texto. Gracián nos enseñó que
las figuras literarias son figuras de pensamiento.
 La metáfora es una manera de analizar los elementos de un objeto y
relacionarlos con los de otro.
 Las figuras de antítesis o el paralelismo nos pueden servir para
presentar un argumento. La apoplanesis, para evitarlo. El apóstrofe, la
aporía, la comprobatio y el argumentum ad populum sirven para poner
al orador en una determinada relación con sus oyentes.
 La aposiopesis –una interrupción súbita, como si no se supiera qué
más ecir- puede despertar el pathos.
 Las figuras lo impregnan todo. Son la materia de la que está hecha la
retórica y configuran el discurso.
 Sé que se mueren por saber qué son
esas figuras que menciona la
diapositiva anterior. Por eso y porque
nos es imposible abarcarlas, les dejo en
la página el Diccionario de retórica y
poética de Helena Beristáin, que es uno
de los textos más prestigiosos de
nuestro tiempo. Explórenlo y ténganlo
cerca para aprenderse todos los
términos de figuras que puedan.
 Pero tampoco se angustien, las figuras
de lenguaje son cosas que usamos de
manera natural, que empatan con
nuestro pensamiento, y que se van
cultivando, también, con la lectura.
 Ahora sí, toca la parte de redactar el
discurso: ya teníamos el contenido y la
estructura, ahora falta el lenguaje en sí,
la elocutio.

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