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Ya lo sé, ya lo sé. Estás buscando un poema de amor para dedicar.

He estado ahí, créeme.

En algún momento de nuestras vidas todos hemos dedicado una canción o un poema de amor.
Incluso algunos nos hemos atrevido y hemos escrito un poema de amor a nuestra amada (los míos
eran horribles, pero eran con mucho amor… ¡no me juzguen!).

Pero seamos sinceros, no todos tenemos esa vena poética, ese ritmo, esas cadencias, esas
palabras precisas para expresar nuestros más grandes sentimientos en frases de amor que rimen,
que sean bonitas y que enamoren.

Afortunadamente, existen muchos escritores que sí la tienen y nosotros podemos inspirarnos en


ellos, o pedir prestadas sus palabras para dárselas a nuestros amores.

► El poema de amor más hermoso (y famoso) de Julio Cortázar.

Así que aquí te traigo en El Estante Literario® los siguientes poemas cortos de amor que están
entre mis favoritos de todos los que leído porque son diferentes, no son comunes, ni cursis, ni
melosos como la mayoría de los poemas de amor. Son en cambio sencillos, sin mucha rima pero
profundamente evocativos y tiernos como para mí es el amor.

Yo no soy un lector super asiduo de poesía, y de hecho la poesía de amor es la que menos leo:
prefiero la poesía de la vida, de lo cotidiano, de las cosas comunes. Sin embargo, últimamente he
leído más poesía que siempre y quería traerles algunos poemas para que se inspiren, los conozcan
y los dediquen, claro.
NERUDA

Este poema me gusta mucho. Me transmite imágenes muy claras y colores muy definidos. Tiene
una sonoridad magnífica pero no es de rima sino de un ritmo que vive al principio, en el centro y al
final de cada verso.

El poema fue escrito en 1952 y salió por primera vez en el libro Los versos del capitán. Yo lo tengo
en la Edición conmemorativa de Pablo Neruda hecha por la RAE y es, sin duda, uno de los poemas
que más me gustan del poeta chileno.

LA NOCHE EN LA ISLA

Toda la noche he dormido contigo

junto al mar, en la isla.

Salvaje y dulce eras entre el placer y el sueño,

entre el fuego y el agua.

Tal vez muy tarde

nuestros sueños se unieron

en lo alto o en el fondo,

arriba como ramas que un mismo viento mueve,

abajo como rojas raíces que se tocan.

Tal vez tu sueño

se separó del mío

y por el mar oscuro

me buscaba como antes

cuando aún no existías,

cuando sin divisarte

navegué por tu lado,

y tus ojos buscaban

lo que ahora—pan, vino, amor y cólera—


te doy a manos llenas

porque tú eres la copa

que esperaba los dones de mi vida.

He dormido contigo

toda la noche mientras

la oscura tierra gira

con vivos y con muertos,

y al despertar de pronto

en medio de la sombra

mi brazo rodeaba tu cintura.

Ni la noche, ni el sueño

pudieron separarnos.

He dormido contigo

y al despertar tu boca

salida de tu sueño

me dio el sabor de tierra,

de agua marina, de algas,

del fondo de tu vida,

y recibí tu beso

mojado por la aurora

como si me llegara

del mar que nos rodea.

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