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JUZGADO FEDERAL DE CATAMARCA 2

San Fernando del Valle de Catamarca, de mayo de 2024.-


AUTOS Y VISTOS: Los obrados, expediente número 1956
/2024, caratulados: “Sosa Luis Gustavo c. Vialidad Nacional s/
Amparo Ley 16.986”, en condiciones de ser resueltos, de los que
RESULTA:
Que en fecha 5/4/2024 se presentan: Luis Gustavo SOSA, DNI
28.456.120; Pablo Jesús Ramón LUCERO BACCARO, DNI
42.992.435; Lucas Nahuel FLORES, DNI 41.279.383; Gustavo
Adrián ORMEÑO, DNI 33.438.262; Darío Eduardo PAREDES, DNI
23.321.027; Matías Ezequiel VÉLIZ, DNI 32.576.696; Miguel
Hernán TOBIAS, DNI 26.274.569; Marcelo Gastón NIEVA, DNI
31.714.205 y Lianna Ruth MOYANO, DNI 30.353.734, quienes, con
el patrocinio letrado de la doctora Silvia Leonor Barrientos, inician
amparo colectivo contra la DIRECCIÓN NACIONAL DE
VIALIDAD y el ESTADO NACIONAL, procurando se declare la
inconstitucionalidad y nulidad absoluta del decreto PEN 84/2023; de
los actos administrativos que dispusieron su despido y toda norma
derivada de su vigencia o dictados en su cumplimiento; se dejen sin
efecto los mismos y se resuelva la continuidad de la prestación de sus
servicios.
Solicitan, asimismo, dictado de una medida cautelar por la que se
ordene su reincorporación; se abstenga la demandada de ejecutar
cualquier medida que resienta o ponga en riesgo la normal prestación
del servicio público y cesar los efectos del decreto 84/2023 el cual

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-afirman- podría provocar despidos masivos. Dicen de la
verosimilitud del derecho invocado y el peligro en la demora, y
ofrecen caución juratoria.
En cuanto a los hechos, relatan que son trabajadores de Vialidad
Nacional y prestaban servicios en el Distrito 11°; que el 26 de marzo
de 2024 llegaron a su lugar de trabajo cito en calle San Martín N°
871, de esta ciudad, registraron su ingreso y cumplieron su jornada de
trabajo normal de 6:00 a 14:00 hs. y que al pretender registrar su
salida el sistema (control biométrico) no los reconocía. Ante ello,
consultan a la Sección Recursos Humanos y les informan que ya no
pertenecían al organismo; ello -refieren- sin que les dieran
fundamentos o justificativos.
Hacen una cronología de lo que consideran un despido ilegal, y en
ese sentido remiten: al decreto PEN 84/2023, cuyo artículo 1° dispuso
la no renovación de las contrataciones del personal cuyos contratos
vencieron el 31 de diciembre de 2023, y el 4° la instrucción a las
autoridades competentes para que efectúen un relevamiento del
personal contratado con el fin de evaluar la renovación de ciertas
contrataciones; el expediente EX 2024-00289970 elaborado por el
Distrito 11° en cumplimiento de lo requerido por el PEN, que daría
cuenta de la esencialidad y eficiencia de sus servicios; a la Resolución
2024-100 dictada por el Administrador General de Vialidad por la
que se dispuso rescindir sus vínculos laborales; y a la Nota
2024-31782231 por la cual el titular del Distrito 11° solicitó, por
razones de servicio, exceptuar de la aplicación del decreto 84/2023 a
ciertos empleados.

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Citan el decreto PEN 280/2024 que modifica el presupuesto para
el ejercicio 2.024 e infieren, a propósito de la reducción
presupuestaria dispuesta, un inminente despido masivo de empleados.
Destacan que ninguno de los criterios tenidos en mira por el PEN
para el cese de los contratos, entre ellos, sanciones disciplinarias;
inasistencias injustificadas; sumarios etc., se verifican respecto de
ellos.
Consideran, en fin, luego de referir a la estabilidad en el empleo y
su distinta implicancia en el ámbito privado y el público, que la
interrupción del vínculo de trabajo en las condiciones señaladas
vulnera sus derechos adquiridos “a través de años, y con esfuerzo”
según sostienen.
Invocan la protección a sus derechos que deriva, entre otros
ordenamientos, de la Constitución Nacional (art. 14bis), los Tratados
y Convenciones internacionales (art. 23°, Declaración Universal de
DD.HH.; 26° de la Convención Americana de DD.HH.; 11° de la
Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer; y Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer; 6° y 7°
del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales) y las normas de derecho interno (Ley 20.744; Ley de
Empleo Público; Convenio Colectivo de Trabajo 874/07 y ley 26.485
de protección integral de la Mujer).
Sobre el proceso de amparo afirman que el mismo, además de
tempestivo, resulta la vía más idónea para el restablecimiento y
protección de sus derechos y garantías vulnerados con arbitrariedad e
ilegalidad manifiestas por la demandada.

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Agregan prueba documental y ofrecen informativa, e introducen
la Cuestión Federal.
Oído el Ministerio Público Fiscal, por remisión, en lo sustancial, a
su dictamen, se declara la competencia del tribunal; admisible
formalmente el amparo y se ordena la producción del informe
previsto por el artículo 8, ley 16.986, al cual se condicionó, por su
parte, el pronunciamiento sobre la medida cautelar solicitada.
Efectuado el traslado, en representación de la Dirección Nacional
de Vialidad la doctora Nadia Pereyra Salcedo plantea, de manera
previa, excepción de incompetencia. Esto así, con fundamento en la
cláusula décima de los contratos suscritos por las partes, por la que
acordaron someter todo diferendo a los Tribunales Federales con
asiento en la Capital Federal.
Seguidamente presenta el informe del artículo 8, ley 16.986; niega
los hechos afirmados en la demanda y, por las razones de hecho y
derecho que expone, pide el rechazo de la pretensión de los
amparistas.
En este sentido, alega que al ser la recisión -no renovación según
su postura- el ejercicio de una facultad conferida al Administrador por
el decreto 505/58, cuyo ejercicio encuentra sustento en la
reestructuración del Estado dispuesta por decreto PEN 84/2023, no se
advierten, por ello, graves irregularidades administrativas, ni
violación de derechos constitucionales que justifiquen el recurso a la
vía del amparo.
A su vez, que por tratarse de contratos de empleo sujetos a plazo
determinado, su no renovación fundada en la necesidad de
restructurar recursos materiales y humanos en virtud de necesidades
presupuestarias dentro del contexto económico vigente resulta,

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contrario a lo postulado por los amparistas, absolutamente legítima. A
ello agrega, desde el punto de vista adjetivo, y con cita a los recaudos
de la propia ley 16.986, que la pretensión de los actores debió ser
canalizada por otras vías, toda vez que la complejidad de la cuestión
debatida y, por lo tanto, la necesidad de un mayor debate y prueba,
exceden el estrecho marco del amparo, tornándolo, en esas
condiciones, lesivo de su derechos defensivos.
En lo sustancial, con cita de procedimientos vigentes para la
designación en la planta permanente (Leyes 27.198, 25.164; Decretos
491/2002, 227/2016; Circular 4/2002); el propio contrato suscrito con
los actores y doctrina del Máximo Tribunal (in re “Madorrán” y
“Ramos”), niega que estos gocen de estabilidad y, con ello, del
derecho a la reincorporación. Esto así -continúa- máximo si no se
acreditó que la desvinculación haya tenido por sustrato una
persecución u obrar discriminatorio de parte de la autoridad
administrativa.
Lo anterior -destaca- sin perjuicio de otras pretensiones, por caso,
indemnizatorias, que pudieran articular los actores en un proceso
ordinario.
Sostiene, por fin, que al ser fruto del ejercicio de facultades
expresamente conferidas a la entidad, la presunción de legitimidad de
la desvinculación de los actores no admite cuestionamiento, y que ese
acto reúne, sin vicios, todos y cada uno de los elementos que
condicionan su validez. Al respecto, afirma que habiendo sido dictado
por autoridad competente; en miras a prestar de manera eficiente un
servicio y con ello satisfacer el interés público implicado, el acto en
esas condiciones resulta plenamente válido.

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A su turno, impugna parte de los documentos acompañados por la
actora y adjunta los propios; ofrece prueba informativa; introduce la
Cuestión Federal y hace reserva del Recurso Extraordinario ante la
C.S.J.N.
Sustanciado el proceso, se llama autos para resolver en definitiva
y;
CONSIDERANDO: 1) Que conforme los términos de la
demanda y el informe presentado por la Dirección Nacional de
Vialidad, se controvierte en autos la validez de la Resolución
2024-100-APN-DNV del 26/3/2024, y lo propio respecto del Decreto
PEN 84/2023 al cual los actores reputan inconstitucional. En efecto,
mientras la actora opone la nulidad e inconstitucionalidad de esas
normas y de la rescisión fundada en ellas, la Dirección Nacional de
Vialidad, en sentido opuesto, concluye por su validez e
inadmisibilidad, en consecuencia, de la pretensión de los amparistas.
2) Que, esa la cuestión sustancial en debate, por razones de
método me pronuncio en primer lugar por la competencia del
tribunal, puesta en crisis por la demandada con sustento en su
prórroga a favor de los tribunales federales de la Capital Federal
acordada con las actoras.
Al respecto, si bien es cierto que las partes aceptaron someter
todo conflicto derivado de la celebración, ejecución y extinción del
vínculo contractual a la jurisdicción de los tribunales federales de la
Capital Federal, también lo es que esa prórroga -su vigencia y
oponibilidad- debe ser analizada con atención a las disposiciones de
la ley 16.986 y finalidad propia de este proceso urgente al que pueden
acudir los particulares ante amenazas o lesiones a sus derechos
fundamentales; ello, sin perder de vista, por cierto, el interés que, en

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general, encierra este tipo de acuerdos. Esto último, a fin de concluir
si un hipotético rechazo de la excepción tiene virtualidad para frustrar
ese propósito.
En ese orden, el artículo 4° de la ley de amparo establece, en lo
que interesa, que: “Será competente para conocer de la acción de
amparo el juez de Primera Instancia con jurisdicción en el lugar en
que el acto se exteriorice o tuviere o pudiere tener efecto. Se
observarán, en lo pertinente, las normas sobre competencia por razón
de la materia, salvo que aquellas engendraran dudas razonables al
respecto, en cuyo caso el juez requerido deberá conocer de la acción.
(…).
Conforme la norma, entonces, lo decisivo para determinar la
jurisdicción -y por extensión la competencia territorial- en materia de
amparo es el lugar donde el acto cuestionado se exterioriza o tiene o
puede tener efectos; y así, al encontrarse domiciliados los actores en
la jurisdicción de la Provincia de Catamarca donde, a su vez, se
desarrolló la relación jurídica entre las partes y sobre la que incide su
rescisión (Resolución 2024-100-DNV-APN), este tribunal sería
competente por razón del territorio.
Esa solución que ha dado el ordenamiento y su aplicación
concreta al caso no afecta, de todos modos, el interés que pudo tener
la demandada al introducir la cláusula de prórroga de jurisdicción. En
efecto, en la medida que con estos acuerdos se procura facilitar el
acceso a los tribunales en defensa de los derechos, no advierto de qué
modo ese propósito pudo verse comprometido sí, conforme las
constancias de autos, la comparecencia de la demandada no sólo ha
sido garantizada, sino que se ha materializado concretamente sin
haber denunciado ella restricción de ningún tipo al respecto.

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En estas condiciones, pues, y más allá de insinuarse predispuesta
antes que libremente concertada -adviértase en este sentido su
inclusión invariable en todos los contratos acompañados- la nuda cita,
en cualquier caso, de la cláusula que dispuso prorrogar competencia
debe necesariamente ceder ante la vigencia de la norma que sin
ambigüedad la atribuye a los jueces del lugar en el cual, por caso, el
acto impugnado despliega sus efectos; y así, insisto, por ser la
Provincia de Catamarca donde la extinción de la relación jurídica
surtió sus efectos y, a su vez, en la que residen y tienen su asiento,
respectivamente, los actores y la propia Dirección Nacional de
Vialidad a través de su distrito 11°, habré de desestimar la excepción
planteada y declarar la competencia del tribunal: esta vez, por razón
del territorio.
3) Que, sobre el fondo del asunto, tengo para mí que, con los
documentos agregados a la causa, se encuentra acreditado que los
actores se vincularon a la Dirección Nacional de Vialidad por sendos
contratos de empleo. En particular, del informe que acompaña la
demandada surge que Luis Gustavo Sosa ingresó a prestar servicios el
1/3/22; Pablo Jesús Ramón Lucero Baccaro el 14/3/22; Lucas Nahuel
Flores y Gustavo Adrián Ormeño, el 4/4/22; Darío Eduardo Paredes,
el 1/4/22; Matías Ezequiel Veliz, el 5/4/22; Hernán Miguel Tobías el
19/9/22; Marcelo Gastón Nieva, el 1/6/23; y Lianna Ruth Moyano el
15/3/21.
A su vez, que el vínculo entre las partes, conforme la literalidad
de esos contratos, respondió a la necesidad de atender particulares
requerimientos del organismo y se lo sujetó a un plazo fijo (arts. 90,
91, 92, 93 y 94, Ley 20.744; art. 7, CCT 874/07 “E”), a cuyo
vencimiento -se estimó- se habría superado dicha necesidad (cfr.

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cláusula primera); vencimiento que, por lo demás, las liberaba de toda
obligación recíproca, sin perjuicio de la facultad de la autoridad de
prorrogar la contratación (Cfr. cláusula novena).
Aquí un paréntesis. Si bien de los contratos que acompañan las
partes surge que el plazo de vigencia originariamente pactado feneció
antes incluso de dictarse la resolución rescisoria, esa declaración
extintiva del vínculo de empleo, no obstante, daría cuenta hasta aquí
-veremos luego con que consecuencias- de su continuidad más allá de
aquel plazo; extremo confirmado por el informe del 7/5/24 agregado
por la demandada, en el cual se deja sentada la fecha de su
finalización (1/4/24) y como motivo, en efecto, la rescisión
actualmente en crisis.
4) Que, así las cosas, en fecha 23/12/2023 (B.O. del 26/12/2023),
el Poder Ejecutivo Nacional dicta el Decreto 84/2023 relativo a
contrataciones de personal; ello, con la finalidad “…de lograr un
mejor funcionamiento de la Administración Pública” (Cfr. párrafo
8vo de sus considerandos).Dicha norma del PEN dispuso:
“Artículo 1°: Establécese que las contrataciones del personal para
la prestación de servicios efectuadas en el marco del artículo 9° de la
Ley Marco de Regulación de Empleo Público Nacional, del Decreto
N° 1109 del 28 de diciembre de 2017 y de toda otra modalidad de
contratación que concluya al 31 de diciembre de 2023, e iniciadas a
partir del 1° de enero de 2023 en los organismos comprendidos en los
incisos a) c) del artículo 8° de la le N° 24.156, no serán renovadas.
Artículo 2°: Exceptúanse de lo previsto en el artículo 1° de la
presente norma, las siguientes contrataciones: a. Las derivadas de
cupos regulados por ley u otro tipo de protecciones especiales; b.
Personal que haya estado prestando tareas con fecha previa al 1° de

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enero de 2023 y haya cambiado su modalidad de contratación; c.
Personal que el titular de cada jurisdicción evalúe que resulte
indispensable para el funcionamiento de la jurisdicción, de manera
restrictiva y fundada, y que su continuidad es necesaria por razones
impostergables de funcionamiento.
Artículo 3°: Establécese que las contrataciones efectuadas en el
marco del artículo 9° del Anexo de la ley N° 25.164 y del Decreto N°
1109 del 28 de diciembre de 2017, cuya fecha de ingreso a la
Administración sea previa al 1° de enero de 2023, no podrán ser
renovadas por un período mayor de noventa (90) días corridos.
Artículo 4°: Instrúyese a las autoridades competentes de cada
jurisdicción mencionada en el artículo 1° a que, en el plazo
establecido en el artículo precedente, realicen un relevamiento
exhaustivo del personal contratado cuya fecha de ingreso a la
Administración sea previa al 1° de enero de 2023 con el fin de
evaluar la renovación de las contrataciones mencionadas
precedentemente. En el caso de que las autoridades decidan renovar
dichos contratos, deberán fundar la decisión demostrando la
necesidad de continuar con la contratación.
Artículo 5°: Instrúyese a los titulares de las jurisdicciones
mencionadas en el artículo 1° de la presente medida a que en el plazo
establecido en el artículo 3° informen a la jefatura de gabinete de
ministros el cumplimiento de la presente medida”.
Luego, con fundamento en ese decreto la Dirección Nacional de
Vialidad dicta la Resolución 100/2024 que reza en lo pertinente:
“Artículo 1° Disponese la rescisión de los contratos de los agentes
que se consignan en el Anexo I… que forma parte de la presente, a
partir del 31 de marzo de 2024, todo ello de conformidad con lo

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dispuesto en el Decreto N° 84/2023, y lo que surge de los
considerandos. (…)”.
5) Que, como acertadamente lo señaló el Ministerio Público
Fiscal, los actores cuestionan de manera directa el acto administrativo
dictado por la Dirección Nacional de Vialidad e indirectamente el
Decreto 84/2023; y, al ser ello así, la materia litigiosa nos remite, en
definitiva, al análisis de la validez o eventual irregularidad de la
rescisión contractual. Esto marca, al mismo tiempo, el límite a la
revisión judicial de la que se encuentra exenta, como regla que
enraíza en el principio de la división del Poder, el acierto o error de
ese acto.
Por su parte, en punto al régimen jurídico bajo el cual llevar
adelante tan sensible tarea, este no es otro que el de la Ley 19.549 de
Procedimientos Administrativos (en lo sucesivo, LPA); de aplicación
al caso dado el carácter público de la relación, conforme la persona
igualmente pública de la demandada y el objeto de la contratación:
realización por los actores de tareas propias de la entidad y tributarias
al servicio público a su cargo (cfr. inciso f, artículo 7). En sentido
coincidente se ha pronunciado el Máximo Tribunal de la Nación
(Fallos: 318:441; 326:3700).
Con arreglo a ello analizaré, en particular, si la Resolución 100
/2024 fue dictada por autoridad debidamente facultada (competencia);
con sustento en hechos verdaderos y derecho vigente debidamente
exteriorizados y explicitados en el acto (causa y motivación), respecto
de los cuales la decisión debe ser su consecuente lógico (objeto); y si
esta, por fin, satisface el interés público previsto en la norma que para
sus satisfacción concreta otorgó competencia (artículo 7°, ley 19.549,
TO. 2017).

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Al respecto, si bien de estar lo dispuesto por Decreto 505/58 que
aprobó el Estatuto de la Dirección Nacional de Vialidad, y su
modificación por ley 16.920, no hay duda que su Administrador
resultaba competente para dictar la resolución; no sucede lo mismo,
en mi opinión, con la causa y el objeto del acto los cuales, al igual
que la competencia, deben concurrir sin vicios para que pueda
reputárselo válido.
En efecto, en cuanto a los antecedentes de hecho y derecho que
deben justificar el acto, si bien la rescisión del vínculo de empleo se
sostuvo en el Decreto 84/2023 que dispuso no se renueven los
contratos vigentes hasta el 31/12/2023, el hecho que los actores
continuaran prestando servicios lleva a afirmar que esa continuidad,
incluso en defecto de prórroga expresa, los excluyó de la vigencia del
Decreto 84/2023.
A esta conclusión arribo, por cierto, luego de descartar por
inadmisible la equivalencia de los términos “no renovación” previsto
por el Decreto 84/2023, y rescisión, que de manera estéril propone la
demandada. En este sentido, además de ser conceptos distintos y de
ningún modo intercambiables, en el particular contexto descrito,
marcado por la continuidad del vínculo contractual más allá de su
fecha de vigencia expresa, resulta ser la rescisión el instituto que con
el guarda coherencia; y así, tanto la literalidad de la resolución
impugnada, como su interpretación contextual confirman, pues, que
la relación jurídica se extinguió por la voluntad rescisoria expresada
por la Dirección Nacional de Vialidad.
De otro lado, esa continuidad del vínculo parece encontrar
justificativo en los propios contratos agregados por las partes. Digo,
en la medida que la contratación de los actores se justificó por

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requerimientos extraordinarios, el hecho de su extensión en el tiempo
sugiere que a la fecha expresa de vencimiento del contrato esas
necesidades extraordinarias continuaban presentes, y por esa razón,
antes que un contrato con plazo determinado, nos encontraríamos en
realidad ante uno de tipo condicionado, donde la condición
-resolutoria en la especie- para su extinción resultaba ser la
desaparición o cese de las razones de la contratación; extremo este
que, por lo demás, no se habría verificado conforme los reiterados
informes elevados por el Distrito 11° al Administrador General, que
darían cuenta, además de la permanencia de esas necesidades de
servicio, de la eficiencia igualmente de los actores en el cumplimiento
de tareas dispuestas para atenderlas.
Tales informes, por su parte, controvierten abiertamente la
supuesta ausencia de necesidad de los servicios de los actores a la que
hace referencia la autoridad, y ello, conforme se precisa en lo
sucesivo, comprometería igualmente la regularidad del acto
rescisorio.
Hasta aquí, sea porque la norma invocada (Decreto 84/2023) no
resultaba de aplicación a los actores, o bien porque las razones que
tuvo en mira la autoridad al contratarlos no habrían desaparecido, en
ambos supuestos se advierte un defecto en el elemento causa; ya por
error grave de derecho en el primer supuesto o inexistencia del hecho
en que se sostuvo el acto en el restante.
De otro lado vemos como detrás de supuestas razones de mérito u
oportunidad, subyace en realidad la ausencia de toda justificación
válida de la voluntad rescisoria por parte de la autoridad
administrativa.

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Por su parte, la inaplicabilidad del decreto 84/2023 a los actores e
inexistencia del supuesto de hecho invocado, forzosamente nos
coloca ante un nuevo vicio del acto: esta vez, en su objeto.
Ciertamente, entendido el objeto como la decisión concreta adoptada
por la autoridad, el cual debe necesariamente ser consecuencia de los
antecedentes de hecho y derecho que lo justifican, aquellos defectos
señalados, que comprometen su causa, tornan a la decisión
jurídicamente imposible -conforme los términos de la LPA-, en la
variante de ilicitud, como lo interpreta la doctrina: “La LNPA no
contiene mención expresa de este elemento como requisito cuya
afectación pueda originar la invalidez del acto. Sin embargo, habida
cuenta de que este vicio ha sido nominado tradicionalmente como
violación de la ley… cabe considerarlo mentado por la causal de
nulidad contemplada, en esos términos, por el art. 14, inc. b.”
(Comadira Julio Pablo, en Legislación usual comentada - Derecho
administrativo - procedimientos administrativos, Cicero Nidia Kaina
(dir.) Buenos Aires, La Ley, 2015; pp. 262 y ss.).
En suma, los defectos señalados en la causa y el objeto son de tal
magnitud, que tornan al acto nulo en términos absolutos lo que así
declararé. Ello, con sus consecuencias propias; en el caso, y por
virtud del carácter retroactivo de esta clase de nulidad, debiendo
continuar la relación contractual en las mismas condiciones en que se
desarrollaba antes de la Resolución 100/2024 (cfr. artículo 14, LPA).
Por cierto, resolver de este modo no implica conceder un derecho
mejor o más extenso del que gozaban los actores al tiempo de la
rescisión. En este sentido, la anulación del acto y sus efectos propios,

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entre ellos y de modo principal, el deber de la DNV de reintegrarlos
en sus funciones, no significa, ni puede ser interpretado, como
reconocimiento de derechos de los que carecen.
Contrario a ello, el reintegro a sus funciones lo será por virtud de
lo que aquí se decidirá con sustento en la estricta aplicación del
ordenamiento vigente en función de los extremos acreditado de la
causa, pero no porque gocen los amparistas de estabilidad. En otros
términos, su pretensión será acogida en razón de haberse violado a su
respecto el derecho a una decisión administrativa sostenida en hechos
verdaderos y derecho vigente.
Por lo mismo, resolver de este modo no significa un apartamiento
de la doctrina de la Corte Federal a los que remite la demandada,
sobre todo la sentada en materia de agentes sin estabilidad (in re
“Ramos”); contrario a ello, además de la ausencia de identidad entre
las pretensiones de los amparistas y la resuelta en dicho precedente, lo
que basta para descartar objeciones en ese sentido, la afirmación por
el Alto Tribunal en el precedente de cita, postulada de paso y a modo
de regla general se mantiene plenamente vinculante; claro que,
rectamente interpretada al punto de descartar, en lo inmediato,
implique ella la imposibilidad de articular, por la sola condición de
contratado, cuestionamientos al obrar arbitrario de la Administración;
y para esta última, una suerte de dispensa por sus conductas desviadas.
Por ello también, el derecho a una eventual indemnización -tal la
pretensión articulada en el precedente citado, resuelta favorablemente
por la Corte- si bien ensancha la situación jurídica de los contratados
en la relación con la Administración, no puede interpretarse como

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sustitutiva de otras pretensiones, menos de la propia y derivada de
manera directa de disposiciones vigentes, dispuestas como límite al
obrar arbitrario de la Administración (cfr. arts. 7 y 14, LPA).
En otros términos: aun cuando en virtud de lo previsto, entre otros
ordenamientos, por el CCT 874/07 “E”, y los contratos suscritos, los
amparistas carecen de estabilidad, y que esa condición no varía por el
solo hecho de la extensión en el tiempo de su prestación de servicios,
ello no impedía, de todos modos, reclamos fundados en la
ilegitimidad del acto rescisorio y, una vez anulado por esa razón, se
desplieguen los efectos propios de esa declaración, como es volver la
situación jurídica al estado en que se encontraba antes del dictado del
acto nulo, sin que de este decisorio -insisto- deriven innovaciones al
vínculo entre las partes, ni reconocimientos de otros derechos de los
que carecen los actores.
6) Que, por su parte, el vicio de que adolece el acto en sus
elementos esenciales y cuya gravedad determinará su anulación, torna
al proceso de amparo en la vía más apta para la protección de
derechos afectados de modo manifiesto por el obrar arbitrario de la
autoridad administrativa; cuanto más sí, en función de la situación de
precariedad en la que se encuentran los actores, todos ellos carentes
de estabilidad, la urgencia en la protección luce igualmente presente,
tornando inidónea todo otra vía de protección judicial, y muy
especialmente al proceso ordinario.
7) Que, a su turno, en la medida que la afectación a los derechos
de los actores deriva de una decisión gravemente viciada del
organismo demandado, y no, en este caso, de lo dispuesto por el
artículo 84/2023, el cual, conforme dejara sentado, no resulta
aplicable a los amparistas, radicando justamente allí los defectos

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Poder Judicial de la Nación

JUZGADO FEDERAL DE CATAMARCA 2


esenciales del acto, el planteo de inconstitucionalidad del decreto de
marras no va a prosperar.
8) Que, en cuanto a las costas, las mismas se imponen a la
demandada sustancialmente vencida (art. 68, CPCCN); y se regulan
honorarios de la doctora Silvia Leonor Barrientos en veinte Unidades
de Medida Arancelaria (20 UMA); ello, atento la calidad y extensión
de las labores desplegadas; la relevancia del asunto, como su
resultado (arts. 16 y 48, ley 27.423). Luego, en función de lo previsto
por el artículo 2, ley 27.423, no corresponde regular honorarios a la
representación letrada de la demandada.
Por ello;
RESUELVO: I) RECHAZAR, la excepción de incompetencia
opuesta por la demandada.-------------------------------------
II) HACER LUGAR a la acción de amparo interpuesta por los
actores en los términos en que fuera considerado.------------------------
III) DECLARAR la nulidad absoluta de la Resolución 100-2024
dictada por la Dirección Nacional de Vialidad.------------------
IV) ORDENAR, en consecuencia, la continuidad de la relación
entre las partes, en las condiciones en que lo hacía hasta el dictado de
la Resolución 100-2024, debiendo la demandada reintegrar a los
actores en el plazo de 48hs de dictada la presente.------------
V) RECHAZAR el planteo de inconstitucionalidad del Decreto
84/2023.--------------------------------------------------------------
VI) COSTAS a la demandada vencida, regulando honorarios a la
doctora Silvia Leonor Barrientos en la cantidad de veinte Unidades de
Medida Arancelaria (20 UMA).----------------------------

Protocolícese y notifíquese. -

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EB

Signature Not Verified


Digitally signed by GUILLERMO A
DIAZ MARTINEZ
Date: 2024.05.20 12:56:41 ART

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