Hoy quiero hablarte de María magdalena, la mujer que llegó al sepulcro
de Jesús, ella era la misma pecadora que lavó los pies de Jesús en la casa de simón el fariseo. Siguió en unión a otras mujeres desde el inicio de su ministerio hasta su sepulcro. En este pasaje, María Magdalena va al sepulcro de Jesús y encuentra que la piedra ha sido removida. Ella corre a contarle a Pedro y a Juan, quienes van al sepulcro y encuentran que el cuerpo de Jesús no está allí. Luego, los discípulos regresan a casa, pero María se queda llorando afuera del sepulcro. Mientras llora, se inclina y mira dentro del sepulcro, donde ve a dos ángeles vestidos de blanco. Los ángeles le preguntan por qué está llorando, y ella les responde que se han llevado el cuerpo de Jesús. Entonces, Jesús aparece ante ella y le pregunta por qué está llorando. María no lo reconoce al principio, pero cuando Jesús le habla, ella lo reconoce y se da cuenta de que ha resucitado. Jesús le dice que vaya y cuente a los discípulos que ha resucitado. María va y les dice a los discípulos que ha visto al Señor. Luego, Jesús se aparece a los discípulos y les muestra las heridas en sus manos y su costado. Tomás, uno de los discípulos, no estaba allí cuando Jesús se apareció, y dice que no creerá hasta que vea las heridas de Jesús por sí mismo. Ocho días después, Jesús se aparece de nuevo a los discípulos, y esta vez Tomás está allí. Jesús le muestra las heridas, y Tomás cree. Jesús dice que aquellos que creen en él sin haberlo visto son bienaventurados. NOTA: Bienaventuradas son las mujeres que han tenido un encuentro con Cristo, y les a perdonado todos sus pecados, creer en Cristo crucificado es una bendición, pero creer en un cristo resucitado es la mayor bendición. Porque el poder del cristo resucitado nos cambia, y no hace buscarlo en espíritu y en verdad. Llevemos las buenas nuevas de su resurrección.