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Dechand, Carla Yanela (2020) - Los Protocolos de La Igualdad. El Amor Racional, Utilitario y Laborioso
Dechand, Carla Yanela (2020) - Los Protocolos de La Igualdad. El Amor Racional, Utilitario y Laborioso
XXVII
Jornadas de Investigación. XVI Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR.
II Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. II Encuentro de Musicoterapia.
Facultad de Psicología - Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, 2020.
Cita:
Dechand, Carla Yanela (2020). Los protocolos de la igualdad. El amor
racional, utilitario y laborioso. XII Congreso Internacional de
Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXVII Jornadas de
Investigación. XVI Encuentro de Investigadores en Psicología del
MERCOSUR. II Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. II
Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología - Universidad de
Buenos Aires, Buenos Aires.
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nunca alcanzan a transformar profundamente la organización que debe “economizarse” (Jónasdóttir, 2011). Explotación sutil,
de la vida. Algunas teóricas y activistas feministas, llegan in- disfrazada siempre del “así lo queremos”, ya que, así como la
cluso a reclamar un pago por este trabajo en la búsqueda de fuerza de trabajo se vende “libremente” al explotador capitalis-
igualdad. Algo que resulta extraño, ya que, hasta nuestros días, ta, el amor se otorga “libremente” y siempre podemos “elegir”
el salario no nos brinda ejemplos de haber dignificado la vida darlo o no. Y si el amor nos devuelve violencia, será que nos
de ningún trabajador y mucho menos de haber dado solución al hemos equivocado en la elección y tendremos una cantidad casi
problema de la explotación humana. ilimitada de nuevas personas a quienes podremos elegir para
Numerosos son los esfuerzos constantemente realizados para “amar”. Amor y trabajo, energías creadoras, potencias capaces
mantener separados dos mundos, dos esferas, que se desen- de levantar un nuevo mundo, fuerzas que contienen la posibili-
vuelven en espacios diferentes, apartados entre sí por los muros dad de solidaridad y de reciprocidad genuina y que, sin embar-
del hogar: el mundo público y el mundo privado. Estos parecie- go, son constantemente puestas al servicio de la dominación de
ran conducirse por lógicas y modos de funcionamiento radical- unos sobre otros, sólo por la compulsión a la repetición de las
mente distintas y hasta opuestas. Por un lado, la frialdad de los formas ya existentes.
cálculos y la eficiencia, el mundo público de la política y el mer- Zelizer en “La negociación de la intimidad” (2009) indaga cómo
cado. Por el otro, la calidez de los sentimientos y la solidaridad, permanentemente mezclamos las relaciones “privadas” y las
el mundo privado, íntimo y sentimental. No sólo en el sentido actividades económicas, a pesar de la creencia ampliamente
común reina esta distinción. Numerosos teóricos y teóricas in- aceptada, de que intimidad y economía se hallan en contra-
sisten en la dicotomía entre racionalidad y sentimientos. Amor dicción. Muestra que, para sostener la coexistencia entre el
y trabajo se hallarían según estas concepciones y representa- intercambio económico y las relaciones íntimas, se realizan
ciones sociales, divididos. Sin embargo, si desviamos nuestra múltiples negociaciones y se establecen numerosas distincio-
atención de la barrera que nos separa y las múltiples diferencias nes. Constantemente se efectúan separaciones que operan a
que los distancian, encontraremos que, entre la esfera íntima modo de defensa, para evitar la contaminación entre los que
del amor y el mundo público del trabajo, existen variadas cone- serían mundos hostiles. Por una parte, la inclusión de cálculos
xiones y esas encrucijadas son las que me interesa examinar. A económicos corrompería las relaciones íntimas y el mundo de
pesar de los insistentes esfuerzos por conservarlo -para nuestro los afectos; por la otra, si la afectividad se introduce en las tran-
propio consuelo- incontaminado, divinizado y redentor, el amor sacciones racionales, produce amiguismos, favoritismos que
no llega a escapar de los despiadados juegos del poder y de la llevarían a la ineficiencia y a variadas formas de corrupción.
economía. Sin embargo, la vida concreta no se desenvuelve de manera
Jónasdóttir (2011) en un intento de explicar la persistencia del tan fragmentada. Insertas en el capitalismo, sería ilógico pensar
poder de los hombres en las sociedades “igualitarias”, reali- que las relaciones amorosas podrían escapar o mantenerse al
za un interesantísimo análisis del modo en que se intersectan margen del consumo, la producción y la distribución de bie-
estructuralmente amor y trabajo. Utilizando el método de Marx nes y servicios. La autora señala que abandonar la persistente
para repensar el campo de la sexualidad política, se propone empresa de interrumpir la continuidad entre lo impersonal y lo
indagar las relaciones a partir de lo que llama “poder del amor”, personal, nos ayuda a sortear algunas confusiones, impregna-
que incluye tanto el poder del cuidado, como el poder erótico. das de moralidad: “la intimidad como fenómeno sentimental, la
Concibe que al igual que la fuerza de trabajo, el amor es una intimidad como prestación de cuidados, la intimidad como au-
fuerza que puede ser alienada y explotada. La persistencia del tenticidad y la intimidad como un bien intrínseco” (p. 40).
patriarcado depende, entre otras causas ya más reconocidas, En la experiencia amorosa conviven de manera compleja sig-
de la explotación que hacen los hombres del “poder del amor” nificados contradictorios. Las nociones del amor como fuerza
de las mujeres. Explotación que se vuelve evidente, por el uso mágica que moviliza los corazones, coexisten, y cada vez más,
que realizan los primeros, de la capacidad de cuidado de las con representaciones del mismo como una práctica que requie-
segundas, sin que consideren necesario dar lo que reciben. Sin re esfuerzo y compromiso. Las vivencias amorosas también se
desconocer los beneficios que pueden obtener ambos integran- organizan en función del lenguaje del trabajo. Los integrantes
tes, reconoce las ventajas diferenciales y el mayor control que de la pareja conformarían una sociedad, caracterizada por el
posee una de las partes. Muestra cómo en la forma predomi- compañerismo, en la cual realizan un trabajo en equipo e invier-
nante de los encuentros entre los géneros, la mujer es llevada a ten sus tiempos y energías, para el logro de ciertos beneficios.
comprometerse al cuidado amoroso, para que el hombre pueda Estos últimos pueden verse obstaculizados por la llama descon-
vivenciar el éxtasis, como medio de reafirmarse, experimentar trolada de la pasión, que puede ser devastadora no sólo para el
una expansión personal y potenciar su poder sexual. Por el con- amor, sino para la salud e integridad psíquica de quienes aman.
trario, la práctica del cuidado amoroso en sus relaciones con las Por eso, en nuestras épocas es preferible cierto control racional
mujeres, tiende a ser concebida por el varón como una serie de en el despliegue e intensidad de las emociones, que aseguren
cargas y limitaciones, como una pérdida de tiempo y energía bienestar a los participantes del trabajo amoroso. Si bien el
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amor es un sentimiento (y como tal, sujeto a fluctuaciones), las bles. Depende principalmente de la capacidad que tengan los
relaciones de pareja se establecen a base de un contrato, en sujetos individuales de posicionarse adecuadamente, según una
el que se acuerdan los términos, las bases y las condiciones minuciosa evaluación de costos-beneficios de la relación con el
del vínculo amoroso. Generalmente, los integrantes sólo deciden otro, en función de las necesidades personales. De este modo,
formar parte de un contrato, cuyas reglas no estipulan. Es decir, se refuerzan los mismos valores que se requieren para ser una
eligen tener una relación de pareja, con normas que vienen de- persona exitosa en los negocios: independencia, seguridad, ca-
terminadas por los guiones culturales que establecen las mane- pacidad de proyectar los propios deseos para la autorrealiza-
ras en que deberían comportarse. Estos, lejos de ser mandatos ción. Las relaciones se vuelven transacciones, arreglos en fun-
claramente explícitos, constituyen organizadores implícitos del ción de los intereses individuales de las partes contratantes. Los
modo en que van a desenvolverse las relaciones. juegos del amor ya no dependen de los flechazos de Cupido, ni
Las necesarias críticas a los efectos devastadores del amor ro- de hilos mágicos que unen corazones, sino de la decisión con-
mántico -principalmente para la salud de las mujeres- suelen ir ciente y racional de la persona, que se vuelve responsable de los
acompañadas de ciertas nociones, concepciones y representa- beneficios o pérdidas del amor. Si juega bien, gana, y si no, pue-
ciones tácitas que establecen cómo deberían ser otras formas de volver a intentar hacer un nuevo negocio, con otra persona
de amor más “saludables”, más “racionales” y más “justas”. que se ajuste mejor a sus intereses. Los sujetos responsables
Ahora bien, ¿cómo se gestan las pautas de sensatez que ven- de sus propios éxitos o fracasos, continuarán echándose culpas
drían a ordenar los descontrolados juegos del amor? ¿Cuáles unos a otros si la cosa no funciona, adjudicando las desdichas a
son las nuevas fórmulas que circulan para vivir el amor de un las fallas personales, sin que sea necesario un cuestionamiento
modo racional, sin demasiados sobresaltos, ni sufrimientos? demasiado profundo de los guiones culturales que guían o en-
¿Cómo se juntan el trabajo y el amor, de manera que poda- torpecen los encuentros. Se afianza así la creencia en el indivi-
mos preservar a este último incontaminado, de modo que no duo, en que es él o el otro quien debe arreglarse, enmendarse
vayamos a considerarlo como otra forma más de explotación? o perfeccionarse para volver a intentarlo, siguiendo los mismos
Para ensayar respuestas a estas preguntas, intentaré examinar patrones o reglas de juego. La vida emocional se organiza si-
la expansión de una lógica, de una forma de racionalidad, que guiendo la lógica del intercambio y las relaciones económicas.
de manera insidiosa penetra en nuestras relaciones y orienta Ya no se amará por el amor mismo, porque amar sea una misión
nuestras vidas. sublime del ser humano. Se amará con miedo y medida, el amor
En este trabajo, procuro explorar brevemente algunas de las será controlado para no estar dando más de lo que el otro vaya
intersecciones entre el amor y el trabajo, a partir de la propa- a dar. Se amará un poquito para tener otro a mi lado, que me
gación de un tipo de racionalidad que promete la igualdad a permita autorrealizarme. Con otros, pero siempre autónomos.
modo de resguardar la desigualdad. En otras palabras, indagaré Con otros, pero separados.
la extensión de una lógica de Estado -siempre amigo del mer- Illouz (2007) analiza el modo en que el capitalismo llevó a las
cado- que con un creciente lenguaje democrático e inclusivo, emociones al centro de sus transacciones: “reorganizó las cul-
apunta a penetrar al “interior” de las relaciones, proponiendo turas emocionales e hizo que el individuo económico se volviera
el “molde de igualdad” que oculta las reales diferencias sobre emocional y que las emociones se vincularan de manera más
las que se posa. Examinaré los orígenes empresariales de la estrecha con la acción instrumental” (p. 60). El mundo público
ética comunicativa e igualitaria, para vislumbrar cómo responde “racional” de los hombres se sentimentaliza. Para que todos lo
a intereses que muy alejados están de quebrantar las jerarquías. aceptemos y queramos, ante todo es necesario que lo conside-
Por el contrario, operan de soporte y de apoyo ideológico al or- remos bueno. Nuestros gobernantes y empresarios serán perso-
den existente. nas de buen corazón y las fallas serán del pueblo, que no vota
En nuestros días, la búsqueda de la igualdad y la reciprocidad bien, o que no puede realizar bien su trabajo, que siempre ina-
en las relaciones -en la que los discursos de la psicología y del daptado nunca termina de aceptar de buen grado el “buen go-
feminismo han desempeñado un papel relevante- las reglas del bierno” y nuestra “santa democracia”. Por otra parte, nuestras
juego deben ser cada vez más explícitas y consensuadas, me- emociones y relaciones más íntimas comenzarán a ordenarse
diante acuerdos y controles racionales que se efectúan por me- en función del lenguaje del mercado. La vida se transformará en
dio del lenguaje. Como señala Illouz (2009), se desprenden dos un negocio y si queremos que sea exitosa, deberemos conver-
premisas de la metáfora del amor como trabajo: “1) que el amor tirnos en buenos negociantes. Para que sea posible una mayor
puede ser controlado con el pensamiento y, por lo tanto, noso- eficacia en el control y manejo de los cuerpos, sin demasiados
tros somos responsables del éxito o fracaso amoroso; y 2) que el cuestionamientos y con un consenso total de que “así es” y de
amor es una mercancía susceptible de ser negociada según las que “no se puede de otro modo”, el capital debe hacerse cargo
estrategias del mercado” (Illouz, 2009, p. 258). El éxito del amor, de las emociones. Debe provocarlas, incitarlas y administrarlas
ya no estriba en el encuentro solemne de los amantes que, por adecuadamente para sus propios intereses. Los cuerpos dóciles
su singularidad o cualidades especiales, no son intercambia- dirán: “así nos gusta”, “así lo deseamos”.
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El siglo XX llevó a los hombres y a las mujeres, principalmente a crear nuevos modelos de comunicación y de manejo de las
a los de clase media, a concentrarse fuertemente en su vida emociones, que alterarían profunda e insidiosamente las formas
emocional. Comenzaron a desarrollarse técnicas interactivas de sociabilidad. Si bien estos saberes buscaban -en teoría- el
científicas, para vislumbrar y manejar el caótico y muchas ve- bienestar de los trabajadores, mejorar las relaciones laborales y
ces perturbador mundo emocional. El psicoanálisis y la psicolo- propiciar la igualdad y la cooperación para hacer más eficiente
gía ofrecieron narrativas para la comprensión de estos asuntos, el trabajo, se adaptaban en gran medida, a los intereses empre-
para el entendimiento del yo y de sus sufrimientos y para la sariales. Illouz (2007) sostiene:
adecuada negociación de las relaciones. La sociedad enferma
deja de ser la causa principal de nuestras patologías. Todo se “…los psicólogos parecían prometer nada menos que aumen-
concentra en el reducido ámbito del yo y la familia. La rápida tar las ganancias, combatir los conflictos laborales, organizar
expansión de los discursos de la psicología estuvo íntimamente relaciones no confrontativas entre gerentes y trabajadores, así
ligada al vertiginoso crecimiento del mercado y de esta con- como neutralizar la lucha de clases mediante su incorporación
junción, comenzarían a forjarse nuevas formas de sociabilidad. al lenguaje benigno de la personalidad y las emociones. El len-
Illouz (2007) expresa: guaje de la psicología resultaba atractivo a los trabajadores por-
que era más democrático” (p. 46).
“El psicoanálisis y la psicología fueron minas de oro para esa
industria porque estaban envueltos en el aura de la ciencia, se Los nuevos modelos de comportamiento estaban centrados en la
les podía dar un alto grado de individualización (adaptarlos a idea terapéutica de la comunicación. Para ser un buen miembro
todas y cada una de las particularidades individuales), podían o gerente de una empresa es necesario poseer ciertas compe-
abordar un amplio espectro de problemas, permitiendo así una tencias comunicativas, que permitirían coordinar las relaciones y
diversificación del producto, y parecían ofrecer la mirada desa- emociones entre personas que se presumen iguales. Una buena
pasionada de la ciencia sobre temas tabú” (p. 31). administración de las relaciones supone el desarrollo de ciertas
habilidades comunicativas. Se requieren destrezas lingüísticas
Desde principios del siglo XX, las empresas recurrieron a los que permitan poner en palabras las emociones y coordinar las
psicólogos para potenciar la disciplina y aumentar la produc- relaciones. Es necesaria, además, una capacidad de auto-obser-
tividad. Los descubrimientos de Elton Mayo (1927), a partir de vación, que nos permita vernos como nos veríamos de afuera
sus experimentos con mujeres en Hawthorne, enseñaron que y comenzar a conducirnos de una manera adecuada, objetiva,
la productividad aumentaba si las relaciones laborales tenían racional, que no asuste ni provoque demasiados conflictos. Po-
en cuenta los sentimientos y las relaciones interpersonales de dremos desplegar así la imagen deseada de nosotros mismos.
los trabajadores. Los problemas que obstaculizaban una ma- Hay que aprender también, a reconocer las propias emociones y
yor eficiencia, tenían en gran medida una naturaleza emocio- las de los demás, para poder controlar los efectos e impresiones
nal y relacional. Este conocimiento contribuyó a desarrollar los que queremos producir y para poder solucionar los conflictos de
lineamientos para una mejor administración de las relaciones una manera óptima, que asegure el bienestar de los “iguales”,
humanas, en la cual los sentimientos serían un asunto de im- miembros de una empresa o institución. Es así, que si queremos
portancia. Illouz (2007) sostiene: “El lenguaje de la emoción y asegurarnos un buen puesto, es necesario primero aprender a
el de la eficiencia productiva se entrelazaban cada vez más; se auto-manejarse para provocar el efecto deseado.
configuraban mutuamente” (p. 40). Estos modelos comunicativos que pretenden la mejora en las re-
En esta articulación, la psicología tuvo y sigue teniendo un papel laciones humanas, hacen jugar un mecanismo de fundamental
fundamental. Su discurso tuvo una importancia decisiva en el importancia a la hora de zanjar conflictos, el del reconocimiento
establecimiento y consolidación del lenguaje de la individuali- social. Por naturaleza, los seres humanos somos seres sociales,
dad empresaria y exitosa en el ámbito del trabajo. Lo que antes vivimos gracias a otros y, a pesar de la hoy tan buscada auto-
podía llegar a ser percibido, lisa y llanamente, como dura ex- nomía, siempre viviremos con otros. El reconocimiento, que nos
plotación al servicio del capital, comenzará a verse por los pro- permite existir para los demás y para nosotros mismos, empieza
pios explotados, como desarrollo y crecimiento profesional. Este a operar de modo unilateral, asegurando el imparable funciona-
nuevo entendimiento contribuyó también a la naturalización de miento del sistema y otorgando algunos placeres efímeros y un
la jerarquía y a la potenciación de nuevas formas de competen- ligero y artificial sentimiento de existencia, para quien busca ser
cia. Todo sea por el desarrollo profesional, que es “saludable”, reconocido. Esto es, sólo seremos reconocidos si somos como
“está bien” y es “necesario” para la autorrealización. De a poco hay que ser. Seremos reconocidos en tanto tengamos un buen
se fue arraigando la convicción de que la personalidad -ya no el desempeño, nos adaptemos a las reglas del juego y desarrolle-
estatus o la clase social- era la clave del éxito. mos las destrezas requeridas para una armónica sociabilidad.
Los psicólogos desarrollarían los saberes, los métodos y las No se nos reconocerá como seres existentes, capaces de con-
técnicas para mejorar las relaciones humanas. Comenzaron ducir nuestras vidas, sino en tanto sepamos colocarnos como
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instrumento útil o en, como dice Savater (2005), “herramienta asegurarnos intercambios justos y equitativos, más que llevar-
autobastante, servomecanismo que se mantiene en funciona- nos a una igualdad, puede estar conduciéndonos a la aceptación
miento sin otro fin que mantenerse y funcionar” (p. 50). Supues- irreflexiva de ese imaginario que nos invita a todos a expre-
tamente el desarrollo de estas habilidades contribuye a alcan- sarnos, a escucharnos, a establecer relaciones de empatía, a
zar los propios objetivos, intereses y competencia profesional o desarrollarnos profesionalmente, a ser exitosos y, en síntesis, a
personal. Sin embargo, estos objetivos están entrelazados con sostener sin conflictos todas las jerarquías.
el éxito de la empresa o el adecuado funcionamiento de la ins- Si rechazamos las teorías de las esferas separadas, podemos
titución, mediante una compleja dinámica de reconocimiento. preguntarnos: ¿Cómo podrían tener lugar relaciones íntimas
Este será siempre tramposo, engañador, embustero y brindará igualitarias en el mundo político y económico de las jerarquías y
las escasas satisfacciones de las que se compone nuestra vida la explotación? Más bien, podríamos suponer que, de un modo
moderna. Pero no importa, siempre podremos esforzarnos y en- similar al que las desigualdades sociales pretenden disfrazarse
tregar nuestras vidas un poquito más para alcanzar el éxito. o volverse más tolerables a partir de ficciones democráticas de
Un ejemplo de este funcionamiento unilateral del reconocimien- igualdad y libertad, también las relaciones “íntimas” entre los
to, lo brindan algunos de los métodos empleados por los psicó- géneros, procuran asumir la fachada de los justos intercambios,
logos, para la creación de sus saberes sobre cómo mejorar las ocultando las reales asimetrías. Desigualdades que no se bo-
relaciones. Para sus investigaciones, Elton Mayo (1927) utilizó la rran con sólo intentar ordenar nuestros modales artificialmente,
entrevista terapéutica, a través de la cual incitaba a los obreros siguiendo manuales de cómo tener relaciones igualitarias. No
a expresar sus conflictos y emociones, en un ambiente confiable pretendo con ello negar la importancia de las necesarias formas
y sin censura. Pero los saberes obtenidos gracias a este valioso de resistencia micro-políticas (Suely, 2019), de modo de hacer
material, lejos estaban de interesarse en enriquecer la vida de frente a los devastadores efectos del capitalismo. Sólo conside-
los trabajadores o en intentar librarlos de la penosa explota- ro que esto no se realiza intentando acomodar nuestros vínculos
ción. Eran puestos al servicio del aumento de la producción. El a los discursos y formatos de relaciones igualitarias de moda
bienestar de los trabajadores importaba por el hecho de que así -moda que se devela por la sensación de artificialidad que tales
podían producir más. No está de más decir, que la situación no relaciones nos provocan-, sin una comprensión profunda de los
ha variado mucho hasta nuestros días. Otras técnicas, como la modos en que funciona el poder. Éste en nuestros días se afir-
de la escucha activa, determinan cuáles son los gestos, postu- ma, se potencia, se consolida y expande el control, apoyándose
ras o señales que debe emitir el oyente, para dar la sensación en ficciones igualitarias. Sin embargo, no llega a ser igualdad
de que escucha y así permitir a quien habla la expresión de que mujeres y hombres cobremos lo mismo, ni que podamos
sus emociones, sentirse escuchado y liberar su tensión (Illouz, gozar las mismas “libertades” de consumo -en sus variadas for-
2007). Conducir nuestras relaciones a una racional y funcional mas-, ni que sepamos comportarnos de la misma manera, ni
armonía, no es garantía de igualdad y reciprocidad. Lo que es que logremos acceder a altos puestos empresariales o cargos
más probable que suceda, es que quienes ya se hallan en una políticos, porque es precisamente allí, donde se encuentra el
posición ventajosa, debido a la clase social, el estatus, la raza germen de las diferencias.
o el género, puedan adquirir mejor estas habilidades comunica- Mientras haya Estado, las relaciones serán de comando- obe-
tivas y utilizarlas para el sostenimiento de sus privilegios. Por diencia. Pero ¿cómo disfrazar este hecho si somos todos igua-
más que aprendamos a relacionarnos “bien”, de una manera les? Instituyendo sentidos, organizando consensos, creando
“no conflictiva”, expresando todos nuestras emociones y sufri- significados que serán compartidos y aceptados por “todes”,
mientos “por igual”, quienes arriba están, arriba se quedan y porque son lo que “está bien”. ¿Acaso alguien se atreverá a
por más que den la sensación de escuchar, verdaderamente no cuestionar que lo deseable son las relaciones igualitarias? Las
escuchan. sociedades se regulan a partir de un complejo sistema simbó-
Los orígenes empresariales del modelo justo e igualitario de lico, a través de significados, representaciones, imágenes, va-
relación deberían alertarnos, ya que muy alejado está de eli- lores, códigos, normas, instituciones y creencias compartidas.
minar la jerarquía y las explotaciones que en ella se sustentan. Si la capacidad de crear significados es absorbida, envuelta y
Más bien, son normas de procedimiento, protocolo, formalidad, conducida por la lógica del Estado, que sostiene la estructura de
disfraz que permite reconciliar la estructura jerárquica y violen- la dominación, entonces se agota la posibilidad de crear nuevos
ta con la “democratización” de las relaciones. Pareciera que, sentidos y de poder pensar más allá de lo pensable y “racional”.
de un modo defensivo, a medida que aumentan más y más las Por eso, nos resulta tan difícil y hasta casi imposible poder pen-
desigualdades sociales, para dar lugar al “mundo de dueños” sar la vida sin Estado. Eduardo Colombo (2005), así lo expresa:
del que habla Rita Segato (2018), más necesitamos de un ima- “El pasaje a la forma Estado, etapa decisiva, se completa cuan-
ginario colectivo que nos proteja del horror, haciéndonos sentir do el sistema simbólico de legitimación del poder político estatal
iguales. Pero no por disimular las diferencias vamos a hacerlas logra captar, o atraer hacia sí, una parte fundamental de las
desaparecer. El formato “racional” de relaciones que pretende lealtades primitivas, identificaciones inconcientes que estaban
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