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PARROQUIA SANTA CRUZ DE MOMPOX

CANTO LITÚRGICO
¿Qué diferencia hay entre canto litúrgico y religioso?
La diferencia entre el canto litúrgico y otro tipo de canto, ya sea religioso o profano, estriba en
que el primero es un canto compuesto específicamente para el culto católico o Sagrada Liturgia.
Puesto que el sujeto del culto es Cristo Cabeza y su Cuerpo, que es la Iglesia de todo tiempo y
lugar, el canto litúrgico se debe ajustar a las normas que regulan la Liturgia y a tres principios
fundamentales: La preeminencia de la palabra sobre la música; la preeminencia de la voz sobre
los instrumentos; la música debe ser trascendente, es decir, debe elevar el espíritu antes que los
sentidos. En contraposición, el canto religioso expresa un sentimiento piadoso en forma personal,
en donde el sujeto es el compositor/intérprete. Este canto (al igual que el canto profano) no se
adecua a ningún tipo de normativa, y expresa libremente los sentimientos del autor.
¿Qué es el canto litúrgico?
El canto litúrgico es parte integrante de la Sagrada Liturgia y en virtud del sujeto litúrgico (el
Cristo total), es sacramental: es un signo sensible y eficaz de la Gracia, y permite dar el debido
culto a Dios y operar la santificación del hombre. San Pío X precisó tres cualidades del canto
litúrgico: santidad, bondad de formas y universalidad. En cuanto a la santidad, «la música
sagrada será tanto más santa cuanto más estrechamente esté vinculada a la acción litúrgica». Esto
implica que debe ser creada específicamente para el momento litúrgico que acompaña o realiza,
y por tanto debe estar en consonancia con la normativa que lo regula. La bondad de formas se
refiere, por un lado, a la belleza y al arte verdadero que excluye todo tipo de plagios o
características del arte profano. Pero principalmente esta cualidad se refiere a la sujeción a los
principios fundamentales, que implican: una plena adhesión a los textos que presenta, estar en
consonancia con el tiempo y el momento litúrgico al que está destinado, y buscar la adecuada
correspondencia a los gestos que el rito propone. La universalidad surge como consecuencia de
las dos cualidades anteriores. Esta cualidad se ve claramente plasmada en el canto oficial de la
Iglesia -el canto gregoriano- que tanto por su origen como por su idioma (latín) y su estrecha
vinculación con la Liturgia lo hacen independiente de toda cultura y por tanto universal. En
cuanto a los demás géneros musicales admitidos en la Liturgia, citamos a Juan Pablo II: «Aun
concediéndose a toda nación que admita en sus composiciones religiosas aquellas formas
particulares que constituyen el carácter específico de su propia música, este debe estar de tal
modo subordinado a los caracteres generales de la música sagrada, que ningún fiel procedente de
otra nación experimente al oírla una impresión que no sea buena».

¿Cómo selecciono un canto para la Misa?


En primer lugar, se deberá consultar el Misal Romano y el Leccionario, para comprender el eje
temático de cada celebración. El Misal nos propone para la entrada, ofertorio y comunión ciertas
antífonas que nos guiarán en la selección del canto apropiado para estos momentos. También las
lecturas, el salmo con su antífona y la antífona del Evangelio nos indican qué textos son más
apropiados para la comunión y poscomunión. En cuanto a los demás cantos (Salmo responsorial,
Secuencias, aclamaciones y cantos del ordinario) deberá respetarse lo indicado para cada
celebración. Los textos de los cantos del ordinario (Kyrie o Señor ten piedad, Gloria, Credo,
Santo, Cordero de Dios) deberán ser los oficiales, sin cambios, añadiduras o repeticiones. En
cuanto a la música, deberá respetar el género litúrgico del canto que acompaña (himno, salmo,
secuencia, aclamación) y el carácter del momento litúrgico (alabanza, penitencia, etc.). Un error
muy extendido es el uso de la canción (estrofas con estribillo) como reemplazo de los géneros
litúrgicos. Otro error es el uso de ritmos y melodías que no se adecuan al momento, como ciertos
"Corderos" que expresan musicalmente lo contrario al texto ("Cordero... ten piedad de nosotros")
y no permiten el recogimiento preparatorio a la Comunión.

¿Se puede usar la guitarra en Misa?


Ningún instrumento musical está expresamente excluido, siempre que se ajuste a los principios
fundamentales y las cualidades del canto litúrgico. Ya que los instrumentos son un apoyo para el
canto, un canto litúrgico debería poder cantarse a capella (sin acompañamiento instrumental).
Por ello, la Iglesia recomienda el órgano de tubos, ya que emula la voz humana y mantiene un
soporte armónico al canto, libre de ritmos. La guitarra arpegiada ('punteada') es también un
instrumento apropiado, pero la interpretación con rasguido introduce un ritmo que no siempre se
puede adecuar al ritmo libre del canto, o bien exige una forma musical con una métrica y ritmo
definidos. Siempre se debe tener en cuenta que la selección del instrumento apropiado depende
del género musical del canto y no al revés. Por ejemplo, una secuencia o un salmo no pueden ser
acompañados por guitarra rasgueada sin deformar el ritmo libre propio de estos géneros
litúrgicos. Un canto procesional bien puede ser acompañado por guitarra rasgueada, por cuanto
supone un ritmo pausado propio de la procesión. En resumen, el canto se elige de acuerdo al rito,
y el instrumento de acuerdo al género musical del canto seleccionado.

¿Cuáles son los instrumentos admitidos en la Liturgia?


Ningún instrumento musical está expresamente excluido, siempre que se ajuste a los principios
fundamentales y las cualidades del canto litúrgico. Existen sin embargo algunos que por su neta
identificación con géneros de música profana son menos aptos para el culto (batería, piano,
guitarra eléctrica). Más allá del instrumento, la interpretación del mismo puede hacerlo más o
menos apto para la Liturgia. Aun el mismo órgano de tubos puede ser interpretado de modo que
distraiga o dé indicios de ambientes profanos (ajenos al culto). Asimismo, el bombo podría
acompañar adecuadamente una letanía penitencial. En general, la Iglesia recomienda el órgano
de tubos, o sonidos similares (existen actualmente órganos litúrgicos electrónicos) ya que emula
la voz humana y mantiene un soporte armónico al canto. Cantos de ritmo libre, como los salmos
o himnos, pueden ser acompañados apropiadamente por el órgano, no así por instrumentos
armónico-rítmicos, como la guitarra rasgueada.
¿El salmo se debe cantar?
El salmo es una composición poética y musical. Por su misma naturaleza, debe ser cantado. Para
ello, se pueden utilizar distintos tonos salmódicos, que normalmente están en armonía con el
género del salmo (de alabanza, de súplica, de adoración, etc.). Existen muchos tonos salmódicos
que permiten salmodiar adecuadamente las estrofas de un salmo, aun cuando esté constituido por
dos, tres, cuatro o hasta seis versos. Para ello existe un ministerio específico: el salmista. Éste
debe ser capaz de conocer las diferentes formas de salmodiar, tener un conocimiento profundo
del complejo y mistérico lenguaje de los Salmos, y poseer dotes y conocimientos musicales.
¿Cuáles son los cantos más importantes en la Misa?
“La acción litúrgica adquiere una forma más noble cuando se realiza con canto: cada uno de los
ministros desempeña su función propia y el pueblo participa en ella" [Sacrosanctum Concilium,
113]. En la elección de las partes cantadas, se considerará el siguiente orden de importancia [cfr.
Musicam Sacram, 30‐31] [cfr. IGMR, 40]: Las partes presidenciales (Plegaria Eucarística y
oraciones presidenciales); Las aclamaciones y respuestas de los fieles al sacerdote; Las que
constituyen un rito en sí mismas (Gloria, salmo, Aleluya, versículo del Evangelio, Sanctus,
antífona pos Comunión); Las de carácter comunitario (Kyrie, Credo, oración universal,
Paternoster); Las que acompañan un rito (cantos procesionales de entrada y Comunión, canto de
ofrendas y Cordero de Dios); No está permitido sustituir por otros cantos los incluidos en el
Ordinario de la Misa (por ejemplo: Gloria, Credo, Santo, Padrenuestro, Cordero de Dios)
[IGMR, 366]. "En igualdad de circunstancias, dése el primer lugar al canto gregoriano, ya que es
propio de la Liturgia romana. De ninguna manera se excluyan otros géneros de música sacra,
especialmente la polifonía, con tal que sean conformes con el espíritu de la acción litúrgica y
favorezcan la participación de todos los fieles." [IGMR, 41].
¿Es lo mismo un “cancionero” que un “cantoral”?
La introducción de la canción dentro de la Liturgia se debe quizás, al abandono del órgano por la
guitarra ‘rasgada’ que, ejecutada de esa manera, se convierte en un instrumento armónico y
rítmico a la vez. Esto exige de los cantos una cierta simetría y rítmica que, con el órgano, o bien
sin ningún tipo de apoyo instrumental o a capella, no es necesaria. En cuanto a su forma, la
canción no es un género literario, poético y musical propio de la Liturgia Romana. Si bien puede
asemejarse a la forma de los Salmos ejecutados en forma responsorial (con una antífona
intercalada entre las estrofas) de ninguna manera podría reemplazar los otros géneros litúrgicos
(aclamaciones, himnos, letanías, etc.), y ni siquiera al mismo Salmo, por cuanto éste es ‘Palabra
inspirada’ y en donde la música debe estar al servicio del Texto, y no al revés. Lamentablemente
se observa cada vez más el abuso de la canción en la Liturgia, especialmente cuando se utiliza
para reemplazar cantos del Ordinario de la Misa (Kyrie, Gloria, Sanctus, Agnus Dei) o del
llamado Aleluya (que en realidad se trata de la aclamación antes del Evangelio, con su versículo
propio, y que no siempre es aleluiática). En efecto, la canción: subordina el texto a la música,
imponiendo alteraciones y repeticiones indebidas del texto litúrgico, y aun añadidos al mismo;
altera la significación sacramental del momento litúrgico, por cuanto no puede dar el carácter
simbólico y específico de una aclamación, himno o secuencia, por citar algunos ejemplos. No
obstante, la canción puede ser una forma apropiada para los cantos de entrada, ofertorio,
comunión y acción de gracias, que no exigen un determinado género musical o litúrgico. Por
todo lo anterior, lo apropiado para la celebración litúrgica es un "cantoral", y no un "cancionero",
ya que el cantoral incorpora -además de canciones- otros tipos de formas musicales apropiadas
para cada rito.

¿Cómo hago para que la gente cante en Misa?


El canto litúrgico impone a veces el canto de uno solo (celebrante, salmista, lector), otras veces
el canto de un grupo y la mayoría de las veces el canto de toda la asamblea. Por ello, no es
necesario que la asamblea participe siempre cantando, ya que la participación activa puede
lograrse escuchando (como sucede con la Liturgia de la Palabra). Pero cuando la asamblea debe
participar, será necesario que se tengan en cuenta ciertos puntos: el uso del micrófono por el
cantor o grupo de cantores no deberá ser tal que excluya a la asamblea, lo que normalmente
sucede cuando la amplificación es excesiva; el cantor o grupo de cantores debe apoyar a la
asamblea, y para ello es necesario que la asamblea pueda escucharse y no sentirse como un mero
espectador; por lo anterior, la altura (tonalidad) de los cantos y el ámbito (distancia entre la nota
más grave y la más aguda) deberán ser apropiadas para la asamblea; es recomendable ensayar
unos minutos con la asamblea los cantos de la celebración (antífona del salmo responsorial y
otros cantos propios de esa Misa), como también repasar y revisar el correcto aprendizaje de los
cantos del ordinario y las aclamaciones. Por último, es importante que el sacerdote sepa cantar y
efectivamente lo haga, ya que las partes más importantes que exigen canto requieren de la
invitación cantada del celebrante (aclamaciones y diálogos).
¿Qué significa “participación activa” de los fieles?
Dice el Concilio Vaticano II: "Para promover la participación activa se fomentarán las
aclamaciones del pueblo, las respuestas, la salmodia, las antífonas, los cantos y también las
acciones o gestos y posturas corporales. Guárdese, además, a su debido tiempo, un silencio
sagrado" (Constitución Conciliar Sacrosanctum Concilium, n.30). De lo anterior, se comprende
por participación activa ante todo la participación interior, que algunas veces exige participación
exterior con el canto (aclamaciones, respuestas), otras veces escucha atenta (lecturas, salmodia,
antífonas) y otras silencio y recogimiento.
¿Es realmente necesario cantar en Misa?
Cuando el hombre entra en contacto con Dios, las palabras se hacen insuficientes. Se despiertan
esos ámbitos de la existencia que se convierten espontáneamente en canto. Por esto, el Pueblo de
la Antigua Alianza elaboró por inspiración divina el Salterio, o Libro de los Salmos, en los que
resuena la voz de Cristo. En la Liturgia Romana, la liturgia de la Palabra fue tomada en su
totalidad del culto sinagogal basado en la lectura de la Torah, los Profetas y los Salmos, y en su
comentario contemplativo, reinterpretados con el significado cristológico del Verbo Encarnado
para nuestra salvación. Puesto que toda la liturgia es un conjunto de signos y símbolos
sacramentales, es necesario que todo aquello que exige canto sea efectivamente cantado. Esto
vale de forma especial para los himnos, salmos, secuencias y aclamaciones, entre otros géneros
litúrgicos. Pero también el canto es una forma de realzar y solemnizar ciertos ritos, como la
Lectura del Evangelio, la Plegaria Eucarística, la Consagración.
¿Qué se canta en la "acción de gracias"?
En la poscomunión (comunmente llamada "acción de gracias") podrá ser de mucho provecho el
silencio sagrado. También puede ser un momento para que la schola o coro interprete un salmo,
motete o canto meditativo en consonancia con el espíritu de las Lecturas que refuerce el eje
temático de la celebración. Podrá también haber un canto en el que participe la asamblea, en todo
o en parte. Para la selección del canto podrá ser de utilidad la antífona para después de la
Comunión que propone el Misal.

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