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Lo que todo

CORO
Debe saber

Formación de Coros
(Nociones Generales Básicas)

Parroquia San José Obrero


Lo que Todo Coro debe Saber

ANEXO 1
¿QUÉ SE PUEDE CANTAR EN MISA?

No cantamos en Misa; cantamos la Misa. Por eso, no puede


cantarse cualquier cosa durante una Celebración Eucarística.
Los textos que aparecen en el Misal Romano, ya sean del
ordinario de la Misa (Kyrie, Gloria, Santo, Padrenuestro, Cordero de
Dios) o del propio del día (oraciones colecta, sobre las ofrendas,
poscomunión, prefacio), pueden cantarse con diversos tonos o
melodías. Simplemente hay que respetar el texto y no cambiarlo.
Por ejemplo, al inicio del Rito de la Comunión no puede cantarse
“Padre nuestro, Tú que estás en los que aman la verdad...” porque
es el momento de rezar la Oración del Señor; no podemos cambiar
las palabras con las que el mismo Jesús nos enseñó a orar por otras.
Hay otros momentos en los que se puede cantar, pero en los
que no existe un texto dado por el Misal Romano. Es el caso de la
entrada, la preparación de los dones y la comunión. En estos casos,
la Instrucción General del Misal Romano dispone que se cante la
antífona que para cada celebración prevé el Gradual Romano o del
Gradual Simple (nn. 48, 74 y 87).
El Gradual Romano, cuya última versión es de 1974,
contempla los textos musicalizados para estas partes de la Misa. El
Concilio Vaticano II pidió que “se prepare una edición que contenga
modos más sencillos, para uso de las iglesias menores” (SC 117).
Por ello se editó una versión simplificada llamada Gradual Simple.
No obstante, la Instrucción General del Misal Romano
permite que, en lugar de las antífonas del Gradual, en la entrada,
en el la preparación de los dones, y en la comunión, se utilicen otros
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cantos, pero establece que los textos de esos cantos deben ser
aprobados por la Conferencia de los Obispos (nn. 48, 74, 87 y 390).
Es decir, no vale cualquier composición musical que se haga; debe
estar aprobada por la conferencia episcopal para asegurar que su
texto sea acorde con la fe.
Por ejemplo, suele cantarse “Jesús amigo” en la comunión.
En el texto se dice “en cada misa tú repites tu sacrificio”. Sin
embargo, en la Carta a los Hebreos (7, 27) se dice que Jesús ofreció
su sacrificio de una vez para siempre; es decir, en la Misa no se
repite el sacrificio como dice la canción; habría que decir que se
renueva el sacrificio (CEC 1364, Lumen Gentium 3)
Los textos de los graduales son, fundamentalmente,
versículos de la Sagrada Escritura, con lo que da una clave sobre los
cantos que han de componerse para estos momentos: deben tener
una base bíblica.
Además de ser aprobados por la Conferencia de Obispos,
debe cuidarse que los cantos sean adecuados con la índole de la
acción sagrada, con el día o con el tiempo litúrgico (IGMR 48). No
viene al caso, por ejemplo, cantar “Perdona a tu pueblo, Señor” en
Navidad; o “Ven, ven, Señor, no tardes” el Domingo de Pascua.

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ANEXO 2
TIPOS DE CANTO LITÚRGICO
Los salmos son los poemas religiosos compuestos, bajo la
inspiración de Dios, por David y por otros escritores hebreos. Se
contienen en el Libro de los Salmos. Habían tomado carácter
litúrgico en el templo y en las sinagogas, y fueron incorporados al
cristianismo desde los primeros tiempos, pues como el mismo
Jesús dijo, todos se refieren a él.

El cántico es un poema religioso que se encuentra en la Biblia,


pero en un libro distinto al de los Salmos. Los hay en el Antiguo
Testamento (los de Moisés, Isaías, Jeremías, el de los tres jóvenes,
etc.) en los Evangelios (Zacarías, Simeón, Magnificat), en las Cartas
de San Pablo y en el Apocalipsis.

Cantar un salmo o un cántico es salmodiar. Hay tres formas


de hacerlo.

 La primera es la salmodia responsorial, en donde la ejecuta


un solista y, en determinados momentos, todos responden
con una breve aclamación.
 La segunda es la salmodia antifónica, en la que dos coros
cantan alternadamente: el primero canta el salmo o el
cántico original, y a continuación el segundo una antífona,
antes, entre o después del salmo original. Y la salmodia
directa, en la que el salmo o el cántico completo se canta
continuamente sin adición de nuevos textos.

El himno es un canto o texto lírico que expresa sentimientos


positivos, de alegría y celebración. Desde los orígenes de la Iglesia
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se incorporaron los himnos, como indica San Pablo (Col 3,16; Eph
5,19).

Un tipo de himno es la secuencia. Las secuencias surgieron


alrededor del año 850, cuando se añade su texto al melisma final
del Aleluya, pero después se independizaron de éste. En la Edad
Media aparecieron muchas, pero el Concilio de Trento las eliminó
salvo cinco: el Victimae paschali laudes (para Pascua y su octava),
el Veni, Sancte Spiritus (para Pentecostés), el Lauda Sion
Salvatorem (para Corpus), el Stabat Mater (para la fiesta de la
Dolorosa) y el Dies irae (para las Misas de réquiem). La reforma
litúrgica posterior al Concilio Vaticano II abolió el Dies irae, y se
incorporaron textos en lenguas vernáculas que sustituyen a los
originales latinos, con el objeto de que rimen en cada lengua.

San Pablo recomienda a los primeros cristianos recitar


“salmos, himnos y cánticos espirituales” (Ef 5:18-19 y Col 3:16)

Las antífonas (en griego, voz que responde) son versos,


generalmente cortos y sencillas. Surgieron para preceder y
anunciar los salmos de la Liturgia de las Horas. De ahí pasaron a la
Misa, para introducir y acompañar algún rito, como la de entrada,
el de ofertorio y de la comunión. Después se añadieron al final de
cada salmo de la Liturgia de las Horas, y al final de la última hora
canónica, la de completas.

Las antífonas pueden ser:

a) salmódicas, si derivan de un salmo;


b) evangélicas, cuando reproducen versículos del Evangelio;
c) bíblicas, cuando se extraen de libros sagrados distintos a los
Salmos o a los Evangelios;
d) históricas, si proceden de las actas de los mártires; o
e) eclesiásticas, que son de inspiración poética particular, que
generalmente son autónomas de los salmos.
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ANEXO 3
ORIENTACIONES EN RELACIÓN CON EL
CANTO Y LA MÚSICA LITÚRGICA
Todos los textos que requieran canto, que sean cantadas
El canto es un elemento importante para lograr la
participación plena, consciente, activa, y fructuosa en las
celebraciones litúrgicas. Las acciones litúrgicas alcanzan la forma
más noble en el canto, comenzando por las más importantes, es
decir, las que el ministro de la asamblea debe cantar con las
respuestas de los fieles, luego las que son de los fieles y finalmente
las que correspondan al grupo de cantores.

Selección de Cantos
 Atender primero a la calidad de los textos teológico-
litúrgico, es decir, la letra que esté inspirada en la Sagrada
Escritura y en la liturgia.
 Atender el valor musical de la melodía, es decir, que sea
bella.
 Armonizar con el tiempo litúrgico, es decir, verificar el grado
de solemnidad del día. Ver si es adviento, navidad,
cuaresma o pascua. Para no caer en el error de cantar todo
el año litúrgico los mismos cantos.
 Mantener el equilibrio y ritmo de la celebración, a fin de
que no se produzcan desproporciones y contrastes entre los
distintos momentos de la celebración.
 Integrar a toda la asamblea en el canto, es importante que
la asamblea cante. Incluso como lo pide la IGMR No. 41, que

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los fieles canten algunas partes en latín como el Credo y el
Padre Nuestro. La participación de la asamblea en el canto
es un derecho que no puede ser suplantado por ningún
coro. Cantar las partes del ordinario de la misa sin cortar o
cambiar el texto.
 Que la música y el canto cumplan con el propósito de dar
Gloria a Dios y los files sean santificados. No se trata de
complacencias musicales o dar un concierto.
 Tomar conciencia que se participa en la realización del
misterio de Salvación.
 Eliminar del repertorio todos los cantos que tienen su
inspiración en música de moda, evitando las parodias, u
obras musicales que no hacen referencia a la salvación
como la onda a la alegría de Bethoven.
 Respetar los momentos de silencio, no se trata de llenar
todo el tiempo de cantos o con música de fondo.
 Que la música y los cantos seleccionados ayuden a la
asamblea a concentrarse en el misterio y le ayude a
expresar y a compartir el misterio de la fe.
 Considerar que es un verdadero ministerio y por lo tanto
manifiesta la vida de gracia y comunión con Dios.
 Ir ampliando el repertorio de cantos de tal manera que haya
un crecimiento del coro.

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Canto de Entrada
El canto de entrada acompaña el ingreso de la
celebración de los ministros pero no se reduce solo a ello. Lo
importante de este canto es que la asamblea se sienta unida
de una sola voz y en un único espíritu para celebrar a Cristo.
El canto de entra debe ser cantado en la medida de lo posible
por toda la asamblea. Este canto es un canto del pueblo, es un
canto de todos, pues todos vamos caminando hacia Él.
Este canto debe manifestar alegría, jubilo y
entusiasmo, ya que así lo exige el momento litúrgico que da
inicio. En resumen, el canto de entrada es un canto
procesional y gozoso que debe cantar toda la asamblea
reunida en la celebración eucarística.
Criterios:
1. De todos los cantos que tengamos, habremos de ver
los que tengan un carácter procesional y separarlos. Es
decir, los que hablen de: caminar, de peregrinar, subir,
andar juntos como Iglesia, en unidad, que hablen de ir
hacia la casa del Padre, de llegar al altar , de ponerse
en marcha, de avanzar, de levantarse y continuar.
2. Revisarlos para ver si tienen un toque de entusiasmo,
energía y júbilo para animar y cumplir con el fin de la
procesión. Claro está que aquí también debes revisar
tu corazón, si de verdad sientes gozo y ese deseo de
caminar en unidad.
3. Ver si todos esos cantos ya los conoce la comunidad,
para que puedan cantarlos todos los celebrantes. De lo
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contrario, debes preocuparte porque poco a poco se
los vayan aprendiendo. Para ello es conveniente que
antes de que inicie la celebración, ensayar con la
asamblea (si es posible); o repartir una hoja con los
cantos que se cantaran en la celebración, por lo menos
los más importantes.
4. Nunca cantes solo tú o el coro. No es un concierto.
5. También es conveniente ir de acuerdo con el tiempo
litúrgico que se está viviendo.
6. Si no hay canto de entrada se puede sustituir por la
antífona de entrada.

Nota: Si ya se ha recitado la antífona, se omite el canto. Esto


es conveniente en el tiempo de cuaresma en que debe
imperar un ambiente de austeridad. Además en el tiempo de
cuaresma es conveniente no emplear tantos instrumentos
para ayudar a dicho ambiente.

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Señor, ten piedad


Es una respuesta popular a una letanía que se
encuentra en la misa ya desarrollada en nueve invocaciones
(siglo VI, VII). Tiene un sentido de grito de petición, de
entusiasmo, aunque la letra sea sencilla y simple se puede
hacer una expresión viva y afectiva como aclamación a Cristo
Jesús implorando su misericordia y evitando cualquier
espejismo de monotonía.
No es un canto deprecatorio (suplica o ruego).
Este se puede cantar o recitar.
Criterios:
1. El texto debe ser una letanía corta. Hemos de cantar
solamente el texto: Señor, ten piedad. El “de nosotros”
ya no tiene caso decirlo, pues si lo hacemos, estamos
repitiendo algo que ya dijimos. En los cantos que ya se
han hecho populares, no hay problema, se pueden
seguir cantando así.
2. El arreglo musical o coral, debe ser breve y simple, a
fin de no dar una importancia indebida a este
momento. Por supuesto que no debe por ello de ser
bello y dulce.
3. El Señor, ten piedad, es un canto que debemos animar
a que la asamblea reunida lo cante, que responda y
aclame, que viva y goce.
4. Hay que procurar que aunque sea breve y
aparentemente simple, no se deje de cantar, por lo

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menos en las celebraciones dominicales y en todas las
festividades.
5. Es un canto de la asamblea, no elemento presidencial.
Nota: Cuando ya se ha dicho una oración litánica o los tropos
en la que respondemos con el “Señor, ten piedad” recitado,
se omite el canto.

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Gloria
Es un antiquísimo y venerable himno con el que la
Iglesia, reunida en el Espíritu Santo, alaba al Padre y suplica al
Hijo, Cordero y Mediador. Es una doxología o alabanza a Dios,
fruto de la inspiración poética de las comunidades cristianas.
Como es un himno laudativo, debe de ser cantado, sin
embargo, si no es posible debe de ser recitado. Se debe cantar
en los domingos, fuera del tiempo de Adviento y Cuaresma,
en las solemnidades y en algunas celebraciones peculiares.
Debe respetarse el texto oficial litúrgico. Las composiciones
“nuevas” deben presentarse a la Comisión de Música para ver
con el Ordinario su aprobación y autorización.

Criterios:

1. Hay que comprobar si la letra del gloria sea el texto


oficial litúrgico, es decir, el mismo que te sabes de
memoria y recitas en ocasiones. Si no lo es…
¡Deséchalo!
2. el arreglo musical debe ser alegre y festivo, para que
pueda sea cantado como himno de alabanza.
3. El arreglo debe ser sencillo y bello para que la asamblea
cante.

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Aleluya
Es una aclamación por la cual la asamblea expresa su
fe, alabando a Cristo que nos ha entregado su Palabra que
salva: ¡Aleluya!

Criterios:

1. El aleluya se canta en todos los tiempos litúrgicos fuera


de la cuaresma; acompañado por un versículo. No es
un canto con aleluya al final.
2. En la cuaresma se canta “Honor y Gloria”
3. Lo inicia todo el pueblo, el coro o sólo un cantor.
4. Esta aclamación es siempre cantada. Si no se canta
puede omitirse.
5. Hay cantos que tienen el versículo ya compuesto, este
debe cantarse siempre y cuando vaya en relación con
las lecturas propias de la celebración. De preferencia
debe leerse la que marca la liturgia del día, o
musicalizarla conforme al aleluya que se ha
proclamado.

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Ofertorio

El canto de ofertorio es el que acompaña la


presentación que los fieles hacen del pan y el vino que se
convertirán en el Cuerpo y la Sangre de Cristo.

Criterios:

1. El canto procesional de ofrendas se justifica cuando


precisamente dichas ofrendas son presentadas por los
fieles. Si no hay procesión, la asamblea guarda silencio.
2. Los cantos pueden expresar la entrega a Dios de
nuestra vida simbolizada en el pan y el vino, fruto de
nuestro esfuerzo, o en otros tipos de ofrenda que
hacemos.
3. También debe expresar la alegría de nuestra
fraternidad cristiana reunida en torno a Cristo, o bien
prolongar el contenido entregado por Dios en la
Palabra o el que se está viviendo en determinado
tiempo litúrgico.
4. No utilizar cantos de petición que repitan el contenido
de la oración universal, ni cantos sacrificiales que
expresen la ofrenda del sacrificio o Dios.
5. Existen cantos que expresan petición. Estos por el
hecho de ser ya populares, pueden cantarse siempre y
cuando no haya habido la oración universal.

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Santo
Es una aclamación con la que el pueblo responde el
prefacio que es un himno de acción de gracias al Padre por
habernos dado a Jesucristo, su Hijo amado.

Como el Santo es una aclamación al Señor, debe ser


entonado con entusiasmo, con alegría, con energía. Recuerda
que todo tu ser dándole alabanza a Dios. Al mismo tiempo no
pierdas de vista que es un canto celestial, que debe ser
acompañado musicalmente por una melodía bella, que invite
a cantar desde lo más profundo del alma. Pero no se te olvide
que es un canto que todos debemos entonar y por lo tanto es
un canto que debe tener una estructuras sencilla, fácil de
aprender y repetir pora la asamblea.

Criterios:

1. Es una aclamación propia de la asamblea.


2. Su composición varia manteniendo siempre el texto
litúrgico.

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Cordero de Dios
Es para acompañar el rito de la fracción, y las dos
primeras líneas se pueden repetir cuantas veces dure la
fracción. La primera parte de la invocación es esencialmente
una cita de Juan 1, 29, “Este es el Cordero de Dios, que quita
el pecado del mundo”. Éstas son las palabras de Juan Bautista
cuando vio pasar a Jesús y, mientras bautizaba a los pecadores
arrepentidos en el Río Jordán.

Esta oración litúrgica es uno de los muchos ejemplos en


el Rito Romano, donde el texto de la Escritura es
esencialmente copiado y puesto directamente en el libro
litúrgico. En las Escrituras, la terminología del cordero
también se refiere al Pueblo de Dios, al menos en el Evangelio
de San Juan, Capítulo 21, donde Jesús le dice a San Pedro que
alimente a sus ovejas y corderos. La naturaleza sacrificial de
este cordero es reforzada por el texto del Apocalipsis, en el
pasaje del Capítulo 5, “El Cordero que ha sido inmolado es
digno de recibir el poder y la riqueza, la sabiduría, la fuerza y
el honor, la gloria y la alabanza” (5, 11–12). Entonces, no es
cualquier cordero, ni los corderos de los villancicos de
Navidad, sino Cristo, el cordero inmolado, a quien damos
honor y gloria, reconociendo su poder, durante el rito de la
fracción.

Criterios:

1. Su composición varia manteniendo siempre el texto


litúrgico.

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Comunión
En el segundo de los cantos llamados procesionales
que existen en la liturgia de la Eucaristía. Es un canto que da
expresión al gozo que sentimos todos por la unidad en el
Cuerpo de Cristo y a la realización del misterio que se está
celebrando. Es el momento en el que nos debemos de sentires
verdaderamente unidos y hermanos. Es el momento en el que
todos comemos de un mismo Pan y bebemos una misma
Sangre. Es el momento en que celebramos la unidad de la
Iglesia. Esto nos da alegría y ánimo para continuar caminando.
Criterios:
1. Que sea un canto que manifieste la alegría de
sentirse hijo de Dios.
2. Que exprese ser comunidad.
3. Puede basarse o desarrollar la antífona de la
comunión.
4. Es propio de la asamblea.
5. El canto se acaba cuando termina la última persona
de comulgar. Por lo tanto, después de la comunión,
debe fomentarse el silencio.
6. Cuando se recita la antífona de la comunión, no hay
canto de comunión. Es muy recomendable en
tiempo de cuaresma.

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Salida
Acompaña la procesión de salida, si es que se ha
formado. Es un canto que manifiesta la alegría y el
compromiso de vivir el Misterio que se ha celebrado. Es
propio de la asamblea.
El canto de salida No forma parte de la liturgia. Nunca
ha sido parte oficial del rito. Es un canto que se llama “Ad
libitum”, es decir, en esta intervención musical, los músicos
son libres para planificar y escoger la música que proporcione
una determinación apropiada de la Misa. Aunque algunos
quieren omitirlo, es muy bueno que lo que ha iniciado bien
termine de igual forma.
En este momento podría ser cantado el tan solicitado
en las celebraciones matrimoniales: “Ave María”. Sin que sea
tan anti-litúrgicamente ejecutado en el momento de las
ofrendas o peor aún en la comunión. Tampoco es un canto de
entrada.
Aquí cabe también los cantos de evangelización o
marianos que forman parte de un evento o fiesta de la Virgen
María y/o tiempo litúrgico, etc., que se está viviendo. Ej. El
himno de pascua, etc.

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