Está en la página 1de 3

El Trastorno de Identidad Disociativo

El Trastorno de Identidad Disociativo se caracteriza por la presencia alternada de dos o más estados
de la personalidad bien diferenciados. Su etiología ha sido relacionada a una historia temprana de
traumas crónicos y severos.

El Trastorno de Identidad Disociativo (TID), antes conocido como Trastorno de


Personalidad Múltiple, es considerado como un trastorno del desarrollo,
postraumático, complejo y de inicio en la infancia, caracterizado por
perturbaciones en la memoria y la identidad Los pacientes con este diagnóstico se
caracterizan por presentar un perfil polisintomático, con episodios recurrentes de
alteración de la memoria, amnesia y/o amnesia de un período de memoria
autobiográfica no contemporánea
Los tratornos disociativos y el TID, específicamente, no son condiciones raras
dentro de la psicopatología
Los trastornos disociativos son definidos como un grupo de síndromes clínicos
que abarcan perturbaciones de uno o más de los siguientes dominios: memoria,
identidad, funciones de la consciencia y percepción del entorno
El TID suele diagnosticarse durante la infancia, y su emergencia suele ser en la
adolescencia y adultez temprana, con un curso crónico
En el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales en su quinta
edición (DSM- 5, Asociación Americana de Psiquiatría, 2014),
los criterios que describen las características principales del TID son: A.
Perturbación de la identidad que se caracteriza por dos o más estados de la
personalidad bien definidos; y B. Lapsos recurrentes en la memoria de
acontecimientos cotidianos, información personal importante, y/o sucesos
traumáticos incompatibles con el olvido ordinario.

En su momento, el DSM IV-TR indicaba los siguientes criterios para el diagnóstico del
TID (APA, 2012):
 Presencia de dos o más identidades o estados de personalidad (cada una con un
patrón propio y relativamente persistentes de percepción, interacción y
concepción del entorno y de sí mismo).
 Al menos dos de estas identidades, o estados de personalidad, controlan de
forma recurrente el comportamiento del individuo.
 Incapacidad para recordar información personal importante, demasiado amplia
como para ser explicada por el olvido ordinario.
 El trastorno no es debido a los efectos fisiológicos directos del consumo de
sustancias o a una enfermedad médica.
No obstante, la nueva clasificación establecida por el DSM-5, revisada desde los
criterios epidemiológicos a los que anteriormente se aludió, señala que los criterios
para el diagnóstico del TID son:
 Perturbación de la identidad que se caracteriza por dos o más estados de la
personalidad bien definidos y que se puede describir en algunas culturas como
una “experiencia de posesión”. La perturbación de la identidad implica una
discontinuidad importante del sentido del yo y del sentido de entidad,
acompañado de alteraciones relacionadas del afecto, el comportamiento, la
conciencia, la memoria, la percepción, el conocimiento y/o el funcionamiento
sensitivo-motor. Estos signos y síntomas pueden ser observados por otras
personas o bien comunicados por el individuo.
 Lapsos recurrentes en la memoria de acontecimientos cotidianos, información
personal importante y/o sucesos traumáticos que son demasiado amplios como
para ser compatibles con el olvido ordinario.
 Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,
laboral u otras áreas importantes del funcionamiento del sujeto.
 La alteración no es una parte normal de una práctica cultural o religiosa
ampliamente aceptada. Se anota que en los niños los síntomas no deben
confundirse con la presencia de “amigos imaginarios” u otros juegos de
fantasía.
 Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos del consumo de
sustancias (así por ejemplo los episodios de laguna mental o comportamiento
caótico durante la intoxicación alcohólica) u otra afección médica (como por
ejemplo la epilepsia parcial compleja).
El trastorno de identidad disociativo (TID) es uno de los diagnósticos más
controvertidos en psicopatología, frente al cual muchos profesionales se muestran
escépticos.
Tras los estudios realizados podemos dictaminar que dependiendo del nivel
traumatico que prsente el paciente será posible una integración completa
No es imposible lograr este cambio en el trastorno, es un proceso largo y de mucha
paciencia
Por lo tanto podemos decir que Si, es posible una integración, no en todos los casos,
pero se puede lograr
Briere, J. (2006). Dissociative symptoms and trauma exposure. Specificity, affect
dysregulation and postraumatic stress. The Journal of Nervous and Mental Disease,
194(2), 78-82. https://doi.org/10.1097/01.nmd.0000198139.47371.54
Chalavi, S., Vissia, E. M., Giesen, M. E., Nijenhuis, E., Draijer, N., Cole, J. H.,
Dazzan, P., Pariante, C. M., Madsen, S. K., Rajagopalan, P., Thompson, P. M.,
Toga, A. W., Veltman, D. J. y Reinders, A. (2015). Abnormal hippocampal
morphology in dissociative identity disorder and post-traumatic stress disorder
correlates with childhood trauma and dissociative symptoms. Human Brain
Mapping, 36(5), 1692-1704. https://doi.org/10.1002/hbm.22730.
Chlebowski, S. M. y Gregory, R. J. (2012). Three cases of dissociative identity
disorder and coocurring borderline personality disorder treated with dynamic
deconstructive psychotherapy. American Journal of Psychotherapy, 66(2), 165-180.
https://doi.org/10.1176/appi.psychotherapy.2012.66.2.165
Dorahy, M. J., Brand, B. L., Sar, V., Krüger, C., Stravropoulos, P., Martínez-
Taboas, A., LewisFernández, R. y Middleton, W. (2014). Dissociative identity
disorder: an empirical overview. Australian and New Zealand Journal of Psychiatry,
48(5), 402-417. https://doi.org/10.1177/0004867414527523
Spitzer, C., Barnow, S., Freyberger, H. J., & Grabe, H. J. (2006). Avances recientes en la teoría de
la disociación. World Psychiatry, 4(2), 82-86. Recuperado el 08 de febrero de 2019
de http://www.sonepsyn.cl/pdf/WP_Spanish_2_2006.pdf#page=20

También podría gustarte