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De hamacas y de periodistas

Graciela Pepún y Enrique Melantoni


Mi plaza está ocupada por gente extraña.
Hay chicos, como siempre. Pero también hay grandes que nunca vi, no paran de sacar fotos y
filmar.
¡Me da una rabia! ¡Están en la zona de juego!
No es que se hayan adueñado del lugar. Cuando uno de los chicos que están cerca les pide
permiso, le abren paso y se disculpan…, Saben muy bien que están donde no deben, ¡justo en
medio de nuestro camino!
¿Cuánto tiempo más se van a quedar?
Me acerco sin que lo noten. Están hablando entre ellos.
-¡Justo ahora no se mueve! ¿Tendremos que esperar mucho? –dice uno.
-Ojalá que no. Está empezando a cambiar el viento y de golpe se siente el fresquete, ¿no? –le
contesta el otro.
-Mirá allá, ahí, un poco más lejos, ¿ves? Ese es un buen lugar y no molestamos a nadie. Vamos a
estar más protegidos y podremos tener una visión panorámica. ¿Qué te parece? ¿Vamos?
Los veo alejarse, ¡por fin!
Tienen razón, el viento cambió, se siente. Arrastra hojas y acerca sus voces.
-¡Ya empezó! ¡Filmá, filmá! ¡Una se mueve!
-¡Es la del medio! ¿Es la que se mueve siempre? ¿Y las otras? ¿Vos sabés?
Yo no les presto atención. Me estoy empezando a sentir muy feliz. ¡No hay nada que me guste
más que hamacarme! Me hamaco hasta el cielo. Más rápido. Más lento. Giro en la hamaca. Hago
ochos. Cierro los ojos. Cuando los abro ya es de noche y en la plaza no queda casi nadie.
Los de las fotos y la filmación ya se fueron. Pero no sé cuando llegarán nuevos extraños. Están
mirando para mi lado con cara seria. Me asustan. Cierro los ojos de nuevo, no quiero verlos. Pero
aunque me hamaque más fuerte y el metal rechine, los oigo.
-Intendente, ¿usted piensa que esto tiene una explicación científica? –pregunta uno.
-La buscaremos, ¡por supuesto! Pero también tenemos que ser respetuosos con los que creen en
otra cosa.
Los hombres miran hacia donde estoy yo sin decir una palabra.
¡No sé que hacer! ¿tengo que bajarme o puedo seguir hamacándome un ratito más? Me balanceo
suavemente, con la vista fija en el piso, hasta que el intendente rompe el silencio.
-Hay que reconocer que es llamativo… parece como si alguien se columpiara – dice.
Me quedo quieto esperando que se vayan. Ahora que también ellos se quejan del frío, sé que
pronto se irán.
Yo leí el diario que los trajo hasta aquí. Lo dejaron abandonado ayer en un banco:
En una plaza en la ciudad de Firmat, en Santa Fe, sucede algo que los científicos no pueden
explicar. Un grupo de hamacas se mueven solas.
La noticia los hizo venir. Pero a esta hora de la noche solo quieren estar en sus casas. Ya no hay
periodistas, ni autoridades, ni curiosos.
Me quedo solo, hamacándome.
La plaza es toda para mí.
Actividades
1. Marquen con una X las afirmaciones verdaderas sobre «De hamacas y de periodistas»
__ El narrador cree ver fantasmas.
__ El narrador es un fantasma.
__ El fantasma quiere asustar a los periodistas.
__ Al fantasma le gusta estar en la plaza.
__ Los periodistas molestan al fantasma.
__ El intendente no cree que haya una explicación científica.
__ Los periodistas sienten miedo.
__ El intendente no respeta a los que ofrecen explicaciones paranormales.
2. Este relato permite “explicar” un fenómeno. ¿Cuál es ese fenómeno? ¿Dónde aparece
descripto?
3. Lee la siguiente información:
Las leyendas urbanas: son historias que se sitúan en un tiempo reciente o en la actualidad y que
circulan originalmente de boca en boca o a través de medios digitales. En ellas siempre hay un
elemento fantástico, como un fantasma o algún otro tipo de criatura sobrenatural. En muchos
casos, para hacer más creíble el relato, la persona que cuenta la historia afirma que le sucedió a
un conocido de un conocido.
Se les llama leyendas urbanas no porque siempre sucedan en una ciudad, sino para oponerlas a
las leyendas tradicionales, que expresan las creencias de un pueblo y suceden en un pasado
remoto.
4. Organiza la siguiente información en el cuadro:
CUENTOS DE AUTOR LEYENDAS

o Tienen una versión original.


o No tienen una versión original.
o Se sabe quién creó la historia.
o No se sabe quién creó la historia.
o Son de origen oral.
o Son de origen escrito.
5. Analicen la estructura narrativa de la leyenda a partir de las siguientes consignas:

a) ¿En qué consiste la situación inicial? ¿Está descripta en el texto o hay que inferirla?
b) ¿Cuál es el conflicto?
c) ¿Cómo se resuelve?
6. Escriban dos adjetivos que describan cómo se siente el narrador durante el conflicto y dos que describan
cómo se siente en la situación final.
7. Encierra entre llaves el fragmento del texto en que se menciona la imposibilidad de la ciencia de explicar
ciertos fenómenos. Luego, contesta: ¿el narrador está de acuerdo en que la ciencia no puede explicar el
fenómeno? ¿De dónde surge la idea?

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