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LITERATURA MEDIEVAL
LITERATURA MEDIEVAL
La Edad Media es un periodo cuya acotación precisa divide a los historiadores. Las principales
alternativas son:
Inicio:
Final:
Es habitual seleccionar a la Edad Media en dos grandes divisiones, la Alta Edad Media y la Baja Edad
Media, período de interés porque aparecen las lenguas romances y sus principales literaturas. En el
mundo occidental, el mundo es concebido desde una perspectiva teocéntrica y teocrática (Dios
como centro de todo).
La sociedad medieval estaba dividida en estamentos, cada uno con su función social y distintos ante
la ley. Además, está la existencia del feudalismo, una estructura de interrelación social entre un
señor y un vasallo.
Con respecto al sistema educativo, estaba constituido por siete disciplinas principales; el trívium
(gramática, retórica y lógica) y el quadrivium (aritmética, geometría, música y astronomía),
antecedentes de la división entre letras y ciencias.
Durante la Edad Media, las primeras instituciones educativas fueron las escuelas monásticas y
catedralicias (ámbito religioso) y la escuela palatina (en dominio laico).
Tras la desintegración del latín, la formación de los dominios lingüísticos originó una situación
dialectal muy compleja. Contaba con un conglomerado de las lenguas hermanas. El castellano se irá
imponiendo progresivamente, pero los restantes dialectos han dejado huellas menores en la lengua
actual.
La invención de la imprenta supondrá un cambio paulatino de esta situación. Así, a partir de 1472
comienzan a fundarse los primeros talleres en España. La reproducción mecánica a base de tipos
móviles y la imposición del papel abarata los costes de producción del libro, que se difunde más
fácilmente.
Mester de clerecía: designa la poesía culta de los juglares o cantores populares de la Edad Media,
cuyos caracteres destacados son la obra de cantores populares y laicos que se inspiran en fuentes
orales, la poesía de transmisión oral y la métrica irregular, verso anisosilábico y rima asonante.
Estos materiales están extraídos de la “edad heroica”, tiempo mítico en el que grandes hombres
forjaron los pueblos mediante hazañas dignas de imitación. La edad heroica en España se extiende
desde el s. V al s. XI.
- Métrica: verso anisosilábico, censura tras la séptima u octava, número indeterminado con
rima asonante.
- La oralidad y la música determinan en gran medida todas estas características.
Mester de clerecía: designa la poesía culta, cuyos cultores son los letrados o clérigos, término que
inicialmente no designa a los eclesiásticos, sino a los individuos con formación gramatical. Estamos
ante una tradición literaria de marcado afán didáctico y moralizante.
La métrica es uno de los elementos definitorios de esta tradición literaria, cuyas principales
manifestaciones son:
En la categoría de obras innovadoras entran sobre todo el Libro de Buen Amor de Juan Ruiz y el Libro
rimado del palacio de Pero López de Ayala.
ORÍGENES DE LA PROSA
La prosa romance se desarrolla con posterioridad a la poesía de tradición oral. Este se explica por el
público distinto al que se dirigen: el analfabeto, que oye literatura en lengua vulgar, y el letrado, que
lee textos de contenido más complejo y compuestos en latín. De esta forma, el castellano debe
abrirse camino como lengua para la prosa.
Esta prosa no surge con intención estética, sino con propósito práctico: se pretende compilar y
comunicar conocimientos, con afanes didácticos y adoctrinadores en un primer término. Pero en la
fase de orígenes, las principales modalidades son la historiografía, la didáctica moral y la prosa
técnica.
Las tradiciones poéticas características del s. XV son la lírica tradicional, el romancero y la poesía
cancioneril. En un grado u otro, estas modalidades nacen en centurias previas, pero alcanzan su
apogeo durante el Cuatrocientos.
Jarchas: canciones de mujer, entrocan con la cantiga de amigo galaico-portuguesa y también con la
poesía tradicional castellana, integrada por breves poemas cuyo discurso se pone a menudo en boca
de una muchacha.
Villancico: se hace referencia a una corriente literario-musical surgida en la Edad Media, que
arraigaría en una colectividad para permanecer viva en su acervo cultural.
Esto explica que la prosa del s. XV no suponga una ruptura radical con la ya rica tradición anterior;
pero también permite dar cuenta de nuevos desarrollos.
El Humanismo tiene por característica más destacada la recuperación de la cultura clásica y la vuelta
al estudio de los grandes autores del pasado. Tiene su cuna en Italia en el XIV de la mano de
Petrarca.
En el XV, la figura fundamental en el Humanismo italiano fue Lorenzo Valla, filólogo vinculado con
los reinos ibéricos, pues fue secretario de Alfonso V de Aragón en su corte de Nápoles.
Los primeros atisbos humanistas en España datan del XIV, primeras décadas del XV, momento en el
que se desarrolla un renovado interés hacia autores grecolatinos. Sin embargo, tiene una carencia,
pues no se leen sus obras desde la lengua original. Así, Pero López de Ayala traduce a Tito Livio
mediante una versión francesa y Juan de Mena traduce la Ilíada de Homero mediante un resumen
latino.
Los textos teatrales ibéricos están distribuidos geográficamente de modo muy irregular: si en el este
se documentan bastantes rastros, en el centro y el oeste, zonas de influjo castellano, se conserva
poco. Esta escasez de datos en Castilla tiene dos interpretaciones: o bien no hubo una tradición
teatral arraigada, o bien hemos perdido los textos.
Tras un aparente silencio secular, el s. XV vuelve a alumbrar textos de a mano de poetas como
Gómez Manrique; hacia el final de esta centuria se inicia la producción de Juan del Encina y Lucas
Fernández, ambos a caballo de Medievo y Renacimiento.