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TEMARIO REVISADO

Tema 44. La prosa medieval. La escuela de traductores de Toledo. Alfonso X el Sabio y


Don Juan Manuel.
*Introducción a la EDAD MEDIA:
Cronología Edad Media: s. V y XV. Caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476 y la
toma de Constantinopla por los turcos en 1453. En España por el final de la Reconquista el
1492. El inicio de la literatura en lenguas romances se produce entre los s. X y XI. Suele
dividirse en dos etapas: 1. Alta Edad Media (hasta el s. XI > Organización feudal)
2) Baja Edad Media (s. XI- XV > Reaparición de las ciudades. El s. XV Prerrenacimiento)
Inicio Edad Media s. V dC Pirenne señaló la expansión de los árabes por el Mediterráneo (s.
VII) hasta s. XV (descubrimiento de América, reforma protestante, caída Constantinopla).
Dividida en: Temprana (caída Imperio Romano a la desmembración del Imperio Carolingio s.
IX); Alta (s. IX- XII) y Baja (s. XII- s. XV) *s. XI muestra de creación literaria en lengua romance.
La función estética de lo épico consiste en hacer presente un mundo que ha sido, un personaje
que ha vivido en tiempos remotos y cuyo comportamiento haya sido ejemplar. La épica se
considera poesía narrativa, con carácter objetivo. Se apoya en una base histórica. Las
pasiones y los sentimientos de los personajes alcanzan el máximo de tensión, el valor y la
lealtad llegarán a cotas sobrehumanas.
1. El sentido religioso cristiano impregna la visión del mundo de la sociedad medieval.
2. Organización: a) nobleza b) clero c) la monarquía d) pueblo llano
3. Crisis del s. XIV: Descomposición de los feudos contribuyen a la consolidación de la
burguesía. Grandes epidemias. Aparece una literatura realista y satírica en la que dominan
las preocupaciones por lo cotidiano.
4. Situación política y social: Fragmentación. Tras la invasión de los árabes en el año 711 el
territorio se divide en reinos cristianos al norte y los musulmanes al sur. Durante ocho
siglos los cristianos dedican sus esfuerzos a la Reconquista que termina con la conquista
de Granada por los Reyes Católicos en 1492.
5. La literatura en la Edad Media: La lírica: en lengua vernácula. Se caracteriza por la
coexistencia de dos corrientes: la popular y la culta. En principio se cantaban por eso los
primeros poemas se llaman cantares o canciones. La estructura métrica que predomina en
estas canciones es el metro corto, versos de ocho, siete y seis sílabas. Organizados en
formas paralelísticas.
La prosa medieval. Los orígenes de la prosa: La poesía como genero domina la literatura en
lengua romance en la primera mitad del s. XIII. En la segunda mitad de la centuria la prosa
castellana avanza en cantidad y calidad. Destacan, en cada período de la literatura latina,
escritores nacidos en la península Ibérica: entre los prosistas del período clásico, mencionamos
a Séneca, y entre los poetas, a Marcial y Lucano. San Isidoro de Sevilla fue una de las figuras
más destacadas de la cultura hispano-visigótica. Sesenta años más tarde después de la caída
del reino visigótico, el monje español Beato de Liébana compuso un comentario sobre el
Apocalipsis. Ya en el siglo XII la literatura hispano-latina se hace más variada y más
conscientemente literaria.
La prosa de los siglos XIV y XV: prosa didáctica e histórica: El crecimiento de textos puede
aludirse a la demanda más fuerte por parte del público. La prosa y poemas más complejos
debieron ser dirigidos en primer término a un público capaz de leerlos. Su público quedaría
reducido a aquellos que eran capaces de leer y a aquellos otros que, aunque analfabetos,
poseían un cierto nivel de cultura y se hallaban en contacto regular con aquellos que sabían
leer. El lector privado y el pequeño grupo culto al que las obras eran leídas constituyen el factor
esencial en la expansión de la producción literaria. Una combinación de elementos técnicos y
educativos parece haber producido este cambio. Las reformas educacionales comenzaron a
llevarse a término a finales del s. XIII. Fue auxiliada por dos nuevos inventos: la difusión del uso
del papel y la construcción de las lentes. Todos los manuscritos habían sido confeccionados
anteriormente en pergamino o en vitela, mientras que el papel era barato y abundante. El
entusiasmo de Alfonso X por la lengua romance fomentó el hábito de lectura. El estilo, la
estructura y los géneros literarios se vieron afectados: el refinamiento de la lengua y la
complejidad de la estructurase vieron bien recibidos por los lectores privados y los grupos
reducidos, aunque habrían desconcertado y repugnado al auditorio de un juglar. El incremento
del público lector trajo consigo la composición de obras más conscientemente literarias.
Prosa didáctica: La prosa literaria de estos doscientos años forma parte de tres categorías:
didácticas, crónicas y ficciones. Un temprano escritor didáctico fue san Pedro Pascual fue
cautivo de los musulmanes y escribió Impunaçión de la seta de Mohamab.
Juan Manuel, 1282-1348, sobrino de Alfonso X, fue un autor con dos rasgos remarcables: la
devoción a la orden de los dominicos y su obsesiva y consciente ambición. Se han perdido seis
obras de Juan Manuel. Entre ellas el Libro de caballería que constituía un tratado didáctico y
Reglas de trovar que deberían proporcionarnos el más antiguo tratado de poesía referido a la
lengua. También Crónica conplida, el Libro de los sabios y el Libro de los engennos. El Conde
Lucanor es la obra más famosa del autor. Consta de 51 exempla encuadrados en el marco
consabido de un maestro que instruye a su discípulo. Lucanor plantea a su tutor Patronio un
determinado problema y él comienza narrando un cuento del que hace derivar la solución y es
resumido por una moraleja en un pareado.
Juan Fernández de Heredia escribió dos obras gnómicas difundidas bajo los títulos Secreto
secretorum y Libro de actoridades.
Otras obras didácticas del s. XIII se hallan dentro de la tradición de la prosa hagiográfica y
algunos más derivan de los sacramentos, del de la confesión en concreto: el Libro de la justicia
de la vida espiritual y el manual para confesores de Martín Pérez.
Una obra de muchísimo mérito literario lo constituye el designado bajo los múltiples títulos de
Corbacho. Dio término Alfonso Martínez al Corbacho en 1438, cuando tenía cuarenta años de
edad y tras haber alcanzado ya gran éxito dentro de la Iglesia. En los pocos años
inmediatamente posteriores compuso además otras obras ya históricas (Atalaya de las
corónicas, 1443) o bien hagriográficas (Vida de San Isidoro y Vida de San Ildefonso, 1444).
Murió en 1468. Constituye el Corbacho un tratado contra el pecado de la lujuria. Se sirve de los
recursos técnicos del sermón popular para lograr su objetivo. Se halla dividida en cuatro partes
que tratan de deletéreos efectos de la lujuria en el alma y en el cuerpo, los vicios de las
mujeres, los cuatro humores en relación con la lujuria y tópicos variados entre los que se
incluye la astrología. La intención del autor más bien parece consistir en producirnos la
impresión de que estamos presenciando un auténtico diálogo de gente del pueblo.
Otro tipo de obras didácticas que floreció en el s. XIII, pero que parece haber desaparecido en
el s. XIV, lo constituyen las colecciones de exempla. Vuelven a hacer su aparición en el s. XV,
pero dentro ya de una tradición diferente. Las más tempranas colecciones constituían
traducciones de obras orientales, o utilizaron en gran manera material de este origen, mientras
que dos al menos de las colecciones del s. XV se originan en fuentes latinas. Por ejemplo, el
Libro de los gatos que contiene exemplas de animales de variada procedencia o el Libro de los
exenplos de Clemente Sánchez, con un procedimiento estructural muy divulgado en la Edad
Media: la disposición alfabética.
La difusión del papel había resuelto la mitad del problema por lo que a la publicación de libros
baratos se refiere, la otra mitad se solucionó cuando entre 1440 y 1450 Johann Gutenberg
inventó la imprenta de tipos móviles, de modo que las mismas letras podían utilizarse
nuevamente para diferentes impresiones. Bajo los Reyes Católicos, una incipiente tradición de
influjo italiano y de entusiasmo educacional compensaron el empobrecimiento que España
misma se había infligido mediante la expulsión de los judíos y la persecución de los conversos.
En las décadas que cierran el s. XV existía poderoso apoyo para la cultura humanística,
aunque parece que la mayoría de los hombres la miraban todavía con profundo recelo. El más
destacado ejemplo quizá del autor que desafió las presiones antiintelectuales de su tiempo lo
tenemos en Enrique de Villena (1384-1434). Descendiente de las familias reales de Castilla y
de Aragón. Una de sus primeras obras fue Doze trabajos de Hércules, escrito en catalán y
traducida al castellano más tarde. Narra Villena la leyenda de cada empresa del héroe y
termina con una interpretación alegórica, la explicación objetiva desde el punto de vista
histórico de la leyenda.
Las crónicas: Cuando a mediados del s. XVI se produjo una fuerte demanda del público de una
obra histórica de amplias proporciones, Florían de Ocampo escribió Tercera crónica general el
1541. Durante el s. XIV aparecen una serie de crónicas de los reinados individuales,
empezando donde se termina la Estoria de España. Este nuevo tratamiento de un corto y
claramente definido sector de la historia hizo más fácil sacar conclusiones y deducir
consecuencias morales. Gracias a ello pudo también Ayala encubrir su propaganda en pro de
la casa de Trastámara en su Crónica del rey D. Pedro. Se dan también durante el s. XIV otras
historias generales: los escritos de fray García Eugui y la Crónica de San Juan de la Peña se
hallan principalmente en relación con los reinos orientales de la península.
La Biografía: Se dan tres tipos principales dentro del género biográfico de este período: la
biografía de un solo personaje, por ejemplo, la historia Roderici y la Chronica Adefonsi
imperatoris; la colección de retratos agrupados bajo la designación de semblanzas, por
ejemplo, Generaciones y semblanzas de Fernán Pérez de Guzmán, y, finalmente, mucho más
escasa, la memoria autobiográfica, por ejemplo, Memorias de Leonor López de Córdoba. Su
familia y la de su marido se encontraban del partido vencido en la guerra de Trastámara.
Los Libros de viajes: Son obras narradas en primera persona y que se basan generalmente en
la experiencia personal. Por ejemplo, el Libro del conoscimiento de todos los reinos e tierras e
señoríos que son por el mundo. La mayor parte de este libro la constituye un simple catálogo y
el valor literario es escaso. Otra obra diferente es Embajada a Tamorlán de Ruy González de
Clavijo donde escribe escrupulosamente por lo que a la exactitud de los hechos se refiere y
donde hay tantas descripciones de escenas orientales y de costumbres locales que hacen la
obra sumamente animada. Pero Tafur viajó por Europa y el Mediterráneo y escribe Andanças e
viajes.
La literatura artúrica: Los libros del ciclo artúrico fueron leídos o escuchados en toda la Europa
occidental durante los siglos que cierran la Edad Media. La primera referencia a dicha leyenda
en la literatura española data de finales del s. XII y ya en el s. XIV los poetas suponían
familiarizado a su público con los libros de aventuras. La forma en la que tales narraciones
llegaron a España pertenece al ciclo llamado Post-Vulgata (1230-1240) que hoy es conocido
como Roman du Graal. Se ha perdido la versión hispánica originaria del ciclo de la Post-
Vulgata aunque dio origen a textos y fragmentos que se conservan en castellano y portugués.
Dicha versión hispánica consta de tres ramas que contienen la primitiva historia del Grial (el
español Libro DE Josep Abarimatía), Merlín (Estoriade Merlín y Balando del sabio Merlín), y la
demanda del santo Grial y la muerte del rey Arturo (La demanda del Sancto Grial)
Zifar, Gran conquista de Ultramar y Amadís: Por el mismo tiempo que se estaban verificando
las traducciones de los libros de aventuras artúricas, tuvo lugar la creación de la primera
narración autóctona española de este tipo. El Libro del caballero Zifar, probablemente de
Ferrán Martínez. A causa de infortunios inmerecidos, Zifar tuvo que abandonar su país nativo
para viajar con su mujer e hijos. Al final, en cambio, la virtud, piedad y buen sentido conjugados
los vuelve a reunir en gran prosperidad. Incluye diversos elementos tales como exempla y
episodios sobrenaturales.
La Gran conquista de Ultramar fue compuesta probablemente años después del Zifar. Se trata
de una crónica muy anovelada de las cruzadas.
El Amadís de Gaula es el más famoso de los libros de aventuras caballerescas, se imprimió en
1508, es posible que hubiera una edición, perdida ahora, de fines del s. XV. Se trata de una
refundición llevada a cabo por Garci Rodríguez de Montalvo, pero ya encontramos referencias
al Amadís desde mediados del s. XIV en adelante. La primera referencia conocida se encuentra
en la glosa de Juan de Castrojeriz, De regimine principum, hacia 1345. La versión primitiva
debe de haberse escrito en los primeros decenios de la ficción en prosa conscientemente
literaria: el ambiente del que surgieron El Conde Lucanor, los libros artúricos hispánicos, el
Cavallero Zifar y la Gran conquista de Ultramar, produjo a su vez el Amadís. El héroe Amadís
es el fruto de un secreto matrimonio entre una princesa y el monarca de un reino vecino, por
consecuencia, se educa el héroe en una tierra extranjera, gana fama como caballero y se hace
acreedor al amor de Oriana. El amor es la fuerza motivadora del héroe. El argumento de la
obra consta de batallas, magia y un desenlace que deja a los amantes felices para siempre. La
estructura se refuerza con un sistema de referencias a episodios pasados y futuros, debido a la
tradición historiográfica. El Amadís contiene muchos trozos moralizadores. La religión, la
moralidad sexual y la teoría política se inculcan en los lectores por medio de los comentarios
sobre los episodios. En sus rasgos esenciales constituye el Amadís una leyenda artúrica
transpuesta a un nuevo entorno: la geografía, muchos de los nombres de los personajes,
motivos y las secuencias de episodios revelan reminiscencias de los libros de aventuras
artúricas.
La leyenda Troyana: El sitio y la destrucción de Troya fue otro de los temas que cautivaron la
imaginación de la Europa medieval. La versión homérica de la leyenda estaba al alcance de la
Edad Media en un pobre texto latino, la Ilias latina. De mayor influjo fue el Excidium Troiae. El
relato al respecto en la General estoria de Alfonso X combina a Dares, Dictys y Benoît. Las dos
próximas versiones españolas derivan de Benoît: se trata de una traducción en prosa del
Roman de Troiae ordenada por Alfonso XI y de una versión en prosa entreverada de poemas,
Historia troyana polimétrica (tres rasgos de los poemas ofrecen especial interés: su variado
repertorio métrico, la reproducción del combate de Troya y de la sociedad troyana en términos
medievales, el énfasis que se da al amor cortés en las relaciones entre Troilo y Criseida).
Libros de aventuras sentimentales: Los libros de aventuras sentimentales son mucho más
cortos que los de caballería. Concentran toda su fuerza en el análisis emocional. Abstraen sus
personajes del mundo real y el desenlace de todas estas obras es desdichado. Entre los
procedimientos de que se sirven para el análisis emocional tenemos el debate, Grisel y
Mirabella; la alegoría, Siervo libre de amor; y el intercambio de cartas, Cárcel de amor. La
ascendencia literaria viene constituida por los libros de caballería y se combina con la tradición
italiana de la ficción sentimental. La concentración de una fuerte emoción sexual dentro de las
convenciones extremadamente complejas y estilizadas del amor cortés en la tardía Edad Media
produjo inevitablemente conflicto y tensión. El prototipo del libro de aventuras sentimentales se
encuentra en el Siervo libre de amor e Juan Rodríguez del Padrón. Su producción en prosa y
en verso se relaciona con el amor y con la nobleza. Constituye una obra autobiográfica en gran
parte y nos narra el infortunio amoroso del propio autor. Los dos autores más destacados son
Diego de San Pedro y Juan de Flores. El primero compuso dos libros de aventuras
sentimentales, un sermón paródico acerca de las reglas del amor, dos poemas extensos y otros
más reducidos. El más temprano de sus libros de aventuras fue el Tractado de amores de
Arnalte e Lucenda. El ambiente y la estructura de la Cárcel de amor son distintos. El Autor es
un personaje en este libro, en vez de ser tan solo un testigo a quien se le cuenta la historia. Se
encuentra con Leriano en el camino hacia la cárcel alegórica y que representa la tensión sin
resolver entre la esperanza y la desesperación. El Autor reúne a Leriano y a la princesa
Laureloa. Un celoso rival acusa de incontinencia a los amantes y el rey condena a muerte a su
hija, siendo salvada por Leriano. El triunfo se convierte en desastre, ya que Laureola jamás
puede casarse con Leriano por miedo a que se confirme la acusación y el amante se suicida.
Juan de Flores es autor de Grisel y Mirabella y Grimalte y Gradissa. Ambas fueron impresas
hacia 1495. Grisel constituye la leyenda de una pareja de amantes que son sorprendidos.

La escuela de traductores de Toledo: Un campo en el que España sobresale es el de las


traducciones del árabe y, en menor cuantía, del hebreo. Este fenómeno de las traducciones
empezó en el siglo X en el monasterio catalán de Ripoll. La reconquista de Toledo en 108, con
la mezcla de su población y su rico tesoro de libros árabes, posibilitó el crecimiento de esta
actividad en el centro de la península. La figura clave dentro de todo este proceso es
Raimundo, arzobispo de Toledo desde 1126 a 1152. Convirtió una escuela organizada de
traductores que sería uno de los centros culturales de mayor importancia de la Europa
Medieval. El comienzo de las traducciones en castellano no significó el final de las versiones al
latín; al contrario, Toledo siguió siendo hasta el siglo XV uno de los centros más importantes de
traducciones.
Aunque se cree que las obras en prosa romance no aparecieron hasta el s. XIII hay un texto
anterior titulado Fazienda de Ultra mar, una especie de guía de peregrinos a Tierra Santa. La
primera crónica de importancia que se compuso fue la Crónica Najerense. Fue un modelo a
seguir para las crónicas latinas y para los historiadores alfonsíes.
La historiografía hispano-latina se hallaba consolidada mucho antes de la eclosión romance del
s. XIII. El segundo cuarto del s. XIII aparecieron dos amplias e importantes crónicas que
tuvieron influencia considerable. El Chronicon mundi de Lucas, obispo de Tuy en 1236. Se
contenta con aceptar lo que encuentra en las fuentes sin atreverse a formular un criterio
histórico independiente. De rebus Hispaniae de Rodrigo Ximénez de Rada, arzobispo de
Toledo, en 1243, desarrolló un método histórico crítico haciendo uso de documentos, fuentes
árabes y la inteligencia crítica sobre las fuentes. Ambos constituyeron fuentes de importancia
para la Estoria de España de Alfonso X.
Alfonso X El Sabio: A la edad de 30 años, en 1252, Alfonso heredó el trono de Castilla y León.
La causa principal de su fracaso la constituye la disputa en torno a la sucesión del trono; la
vacilación del rey provocó una rebelión a cuya cabeza se hallaba su hijo Sancho y aún duraba
la lucha cuando Alfonso murió en 1284. La formulación de un código legal enciclopédico, el de
las Siete Partidas, se vio profundamente afectado por sus luchas contra la nobleza. Los
documentos de la cancillería hasta su subida al trono habían sido redactados normalmente en
latín, pero Alfonso cambió inmediatamente esta práctica por el empleo del castellano en todos
los documentos dirigidos a sus súbditos.
Planeó, Alfonso, dos obras históricas de envergadura, la Estoria de España y la General estoria
o historia del mundo. Se discute la datación de la Estoria de España debido al número,
extensión y la desconcertante variedad de manuscritos. Fue comenzada la obra poco después
de que Alfonso subiese al trono, completándose, al menos en una primera versión provisional,
antes de su muerte. Sancho IV redujo o eliminó la paga a los colaboradores de Alfonso, por
eso, es casi imposible que la Estoria de España fuese completada durante el reinado de
Sancho. El primer borrador de la obra pudo terminarse a comienzos de los años 1270. La
Estoria de España se remonta a los comienzos mismos de la historia. Se sirve de la Biblia,
historiadores y poetas clásicos latinos, leyendas eclesiásticas, obras de épica romance y de
historiadores árabes. La General Estoria se concibió a su vez al modo de una ambiciosa
historia universal. Nunca fue, sim embargo, completada.
De las cuatro obras legales compiladas bajo su reinado, solamente una temprana, Fuero Real,
llegó a ver la promulgación como código legal en vida del propio monarca. El intento primordial
de Alfonso era sobre todo el de elaborar un código único para la totalidad de su reino, que
reemplazase a los fueros en vigor, logrando así una cierta uniformidad; este propósito lo
alcanzó mediante el Fuero real. El otro código legal de los primeros años de su reinado es el
Setenario, un tratamiento enciclopédico de los sacramentos, y una parte importante de él se
halla dedicada a dilucidar los varios tipos de culto pagano a la naturaleza. Una mezcla de
código legal, enciclopedia y manual para uso de los sacerdotes.
La obra más importante y más larga entre los tratados legales de Alfonso es las Siete partidas
que regulan todos los aspectos de la vida nacional, vista desde su vertiente eclesiástica y
profana, la ley civil y criminal, explicando ampliamente la materia con que se enfrenta. Se
compusieron entre 1256 y 1265, pero la fecha de la versión ampliada de la primera permanece
imprecisa.
Las numerosas obras de índole científica producidas bajo el reinado de Alfonso constituyen en
su mayor parte tratados de astronomía o de astrología. Las obras más importantes constituyen
las Tablas alfonsíes que hablan de los movimientos de los planetas. Hallamos tratados
astronómicos, Libros del saber de astronomía, tres obras astrológicas, El Libro de las cruzes,
Libro conplido en los judizios de las estrellas y Picatrix.
Entre las restantes obras existentes de Alfonso, considerar los tratados de naturaleza
recreativa, como el Libro de axedrez, dados e tablas, y sus composiciones religiosas.
En el desarrollo de la lengua y en la organización de un equipo de intelectuales, traductores,
escribas, artistas y músicos, logró otorgar duraderas ventajas al país.
Don Juan Manuel, Libro del Conde Lucanor: Juan Manuel nació el 5 de mayo de 1282, en el
castillo de Escalona. Su padre fue el infante Manuel, hijo menor de Fernando III y su madre,
Beatriz de Saboya, segunda mujer del infante Manuel. La vida de Juan Manuel consta de sus
relaciones con Alfonso XI, sus matrimonios y las vidas y muertes de sus hijos, así como su vida
religiosa y de gran importancia eran sus relaciones con la casa real aragonesa. Se casó tres
veces: con la infanta Isabel de Mallorca, con la infanta Constanza de Aragón y con doña Blanca
Núñez de la Cerda. Es muy probable que muriera el 13 de junio de 1348, trece años y un día
después de terminar El Conde Lucanor.
Diez obras de Juan Manuel han llegado hasta nuestros días. La primera etapa literaria consta
de tres o cuatro obras, por ejemplo, la Crónica abreviada o Libro de la caza. La tercera obra de
aquellos años, el Libro de la caballería, se puede reconstruir algo de su contenido por medio de
varias alusiones en el Libro de los estados. Es posible que hubiese una cuarta obra, una
traducción castellana del tratado latino sobre el Pater Noster. Las cartas existentes empiezan
en el año 1298, cuando Juan Manuel tenía dieciséis años, y la última es de 1347, un año antes
de su muerte. La mayoría de las obras existentes, y de las perdidas, fueron compuestas en su
forma definitiva durante los años de conflicto más intenso entre Juan Manuel y Alfonso XI.
El Conde Lucanor se terminó en junio de 1335. En el mismo año, redactó un Prólogo general y
gracias a este prólogo conocemos tres obras más de la segunda etapa literaria que se
perdieron. Una de ellas fue el Libro de los sabios, Libro de los engaños y Libro de los cantares.
Los aspectos ideológicos tratados extensa y repetidamente en las obras de Juan Manuel
reflejan sus motivaciones dominantes: la ambición política y el deseo de mantener prestigio, y,
al mismo tiempo, la preocupación constante por la salvación de su alma. Para Juan Manuel, los
rasgos distintivos de la sociedad son la jerarquía, la división en tres estados (reflejo de la
Trinidad) y el plan divino que ordena el mundo.
Génesis y estructura de El Conde Lucanor: Esta obra combina los dos géneros didácticos
predilectos de la literatura medieval castellana: la colección de ejemplos morales y la colección
de sententiae (máximas o proverbios filosóficos o morales). El empleo del ejemplo es un rasgo
característico de la obra de Juan Manuel, desde el Libro del caballero et del escudero. En la
mayoría de sus obras, los ejemplos están subordinados al argumento didáctico o
propagandístico. La historia-marco de conde y sabio consejero es una variante de la de
maestro y discípulo, bastante frecuente en las colecciones de ejemplos. El uso de una historia-
marco se inició en castellano con las primeras colecciones vernáculas, por ejemplo, Calila e
Dimna.
En El Conde Lucanor, Lucanor, dialogando con Patronio le plantea un problema que acaba de
surgir en su vida. Patronio le responde que la mejor respuesta se halla en lo que aconteció a
otra persona, o a unos animales, en una situación parecida; Lucanor le ruega que lo cuente.
Patronio formula el consejo indicado por la narrativa ejemplar, y Lucanor lo acepta, o sea, que
el consejo del ejemplo se refiere a la historia-marco (la vida de Lucanor) y de esta al marco
histórico de todo el libro, la vida de Juan Manuel. El primer ejemplo es un cuento de las capas
más altas de la sociedad con personajes anónimos y arquetípicos; el segundo, igual de
personajes anónimos, pero plebeyos o burgueses; el tercero, una anécdota seudo-histórica; el
cuarto, una historia religiosa de un hombre anónimo; el quinto y el sexto son dos fábulas de
animales; el séptimo, el cuento folklórico de doña Truhana. Hay once cuentos de animales.
Tres narran episodios de las Cruzadas. Siete tratan de incidentes ficticios o verdaderos de la
historia castellana. En cuanto a los temas, el primer ejemplo trata del engaño y de las
obligaciones sociales; el engaño aparece en los ejemplos 5, 6 y 11 y las obligaciones sociales
en el 3. Las consecuencias de aceptar los consejos necios constituyen el tema de los ejemplos
2 y 4, y el número 7 trata de las consecuencias de los proyectos irreflexivos. En el número 4, el
tema, además de los consejos necios, es la religión. La importancia de aliarse contra un
enemigo común se subraya en el número 9, y los números 8 y 11 tratan dos características que
dificultan la vida social: la impertinencia y la ingratitud.

Jiménez, F. B. P., & Cáceres, M. R. (1997). Las épocas de la literatura española. Ariel

Deyermond, A.D. (1985). Historia de la literatura española: La Edad Media. Ed. Ariel

Manuel D. J. (1985) Libro del Conde Lucanor. Ed. Alhambra

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